MI MUNDO PEQUENO Pilar Fonseca Balmaceda
Ilustraciones
Florencia Madrigal OruĂŠ
MI MUNDO PEQUENO Pilar Fonseca Balmaceda
Ilustraciones
Florencia Madrigal OruĂŠ
Indice Prólogo
5
El colibrí
17
Sapo sapito
6
La liebre
18
En la laguna
7
El viento
19
Mariposa
8
Un ruego
20
La casita de la araña
9
El conejo comelón
21
Gusanito pequeñín
10
La joven cangrejita
22
La abejita
11
Los pericos
23
El grillito cantor
12
El pedacito de hielo
24
Oye hormiguita
13
Dame un tiempo, pescador
25
El burrito plateado
14
El sapito saltador
26
Tortuguita
15
El escarabajo
27
El conejito Delfín
16
La abejita cuidadosa
28
La lagartija
29
El frijolito
41
La lluvia
30
La tormenta
42
Desperté
31
La ranita roja
43
Ayer y hoy
32
La hierba sueña
44
Hilitos de plata
33
De fiesta
45
Llega el verano
34
Doña Rata
46
Estaba soñando
35
Lloviendo
47
Tilín
36
Los monitos
48
Un consejo
37
Las oropéndolas
49
El trompito
38
Paisaje guanacasteco
50
Mi mochila
39
El yigüirro
51
En el jardín
40
Gracias Señor
52
4
Prólogo MI MUNDO PEQUENO Mi mundo pequeño está orientado al mundo infantil que se alimenta de fantasías, sorpresas, música, juegos y poesía. Las lecturas cortas, sencillas y sugestivas, tienen como propósito llevar al niño a descubrir esa riqueza, esa armonía que envuelve la maravillosa Naturaleza en la que se halla inmerso. Se propone también cultivar a través de ellas, sensibilidad hacia los seres pequeños que por pequeños, no dejan de ser grandes en el conjunto de la Creación. Así viviendo y descubriendo sus múltiples encantos, van a cuidar y disfrutar ese mundo pequeño que vibra día a día. Pilar Fonseca Balmaceda
5
Sapo sapito Sapito tun tun Sapito salt贸n, t煤 que cantas al dormir 驴No te cansas de cantar sobre la laguna azul? Repites tu canci贸n una y mil veces, tu canto, siempre igual: croa, croa, croa, croa ... Siempre saltas por las piedras y te escondes en la hierba, Sapito, sapo tun, tun.
6
En la laguna El pato de la laguna nada con sus dos patitas, como si fueran dos remos de una pequeña barquita. Bate sus dos alitas y aligera su camino, mueve el agua del estanque como si fuera un pequeño molino. Hunde su cabeza buscando animalitos. ¡Eres un buen nadador! Este sí que es un campeón.
7
Mariposa Mariposa linda, bella te pareces a una estrella vestida de mil colores. 驴C贸mo vuelas tan a prisa a pesar de ser de seda tus primorosas alitas?
8
La casita de la araña Tiene mil ventanas y mil puertas la casita de la araña. El viento la mueve sin hacerle ningún daño, como si fuera una hoja. Ella engaña a los mosquitos que quedan pegados a los hilos de su casa tan curiosa. Ocho patas tiene esta tranquila arañita que caza sin hacer ruido en un rincón escondida.
9
Gusanito pequeñín Gusanito tan pequeño que come sin descansar. Te envuelves en tu casita y viviendo en un capullo, te vuelves mariposita. Mariposa tan hermosa, esa que vuela sobre la rosa que está aquí, en el jardín. ¿Acaso fuiste gusanito? ¡Ahora luces más hermosa!
10
La abejita Zumba zumba la abejita moviendo sus alitas. Sale siempre muy temprano a recoger la miel que le regalan las flores. Ella cruza por los aires y regresa al panal con la miel en sus patitas. ¡Qué trabajo tan bonito el que hace esta abejita! Ella trabaja en compañía de otras muchas amiguitas. Yo quiero ser como ella, trabajadora y buena compañera; chupar de esa rica miel cual si fuera un caramelo.
11
El grillito cantor Grillito que te escondes entre la hierba y cantas alegre con tu violín. ¿Dónde estás grillo travieso, que te busco y no te encuentro? Toca de nuevo tu canción a ver si te puedo hallar antes del anochecer. Tú le cantas a la luna que se asoma entre las nubes. Toca para mí tu canción, afina tu violín y guárdalo hasta mañana.
12
Oye hormiguita ¡Oye hormiguita golosa, no te comas esa rosa que es la reina del jardín! ¿No ves qué su lindo traje es de seda muy fina? No le hagas tanto daño a la pobre rosa fresca. Mira, corre y come de esas hojitas que cayeron ayer, al atardecer.
13
El burrito plateado Al burrito color plata le gusta la compañía de los animales de la finca: el caballo, el ternero y la cabrita Jacinta. Trota y juega como un niño y rebuzna de contento. Tiene su piel lisa y fina. Es manso, es trabajador. Cuando lo llevan al campo tira con fuerza el arado, para romper el terreno donde van a sembrar la semilla de frijol.
14
Tortuguita Tortuguita tortuguita, no te escondas en tu concha que yo te haré cosquillitas. Saca tus patitas y corre, aunque seas lenta, que por lenta que tú vayas, algún día llegarás a la cima. ¡Te aseguro que lo harás!
15
El conejito Delfín Brinca y salta como bola, como bola de algodón. Se encuentra muy cansado y se viene a descansar en una cueva tranquila duerme y duerme el dormilón. Y el conejito Delfín se restriega los ojitos y dando nuevos saltitos se dispone a corretear. Sube, baja, baja y sube por el prado y el vergel vive subiendo y bajando vive feliz, muy contento el conejito Delfín.
16
El colibrí Pajarito primoroso color verde, tornasol. Es como de mentirillas este pajarito, el colibrí. Se le ve en todo jardín chupando la miel de las flores con su agudo pico largo y su cuerpo pequeñito. ¡Qué belleza diminuta que mueve sus tiernas alitas y se suspende en el aire cual si fuera un avioncito! Va de flor en flor sin descansar ni un poquito el pequeño colibrí.
17
La liebre En una hermosa casita vive muy libre una liebre que contenta pasa comiendo las hojas verdes del campo. Brinca, brinca y salta la liebre detr谩s de ti. No corras tanto que esta liebre te gana a ti. Se esconde pronto en un agujero y sale luego de su escondite. Nadie la alcanza, ella es muy lista. S贸lo le gusta vivir muy libre.
18
El viento Sopla y sopla un viento fresco. Sopla y sopla mucho mรกs. Las nubes muy enojadas se han querido resfriar. Oye viento, no te atrevas a empujarme mรกs que muy pronto suelto el llanto y a todos voy a mojar.
19
Un ruego Oye amigo leñador, no me hieras con tu sierra. Deja caer tu cuchillo. Déjame levantarme hasta arriba, muy arriba. Que mis ramas se hagan fuertes y desafíen al viento. Yo quiero crecer y formar arboledas, bosques, montañas; entrelazar mis ramas tejiendo una alfombra verde y fresca, donde el viento cambie en brisa y nos pueda refrescar. Que los pájaros aniden y nos regalen sus cantos, que los cervatillos corran por senderos y quebradas. Que los ríos se renueven y recobren su corriente. ¡Déjame soñar amigo, que eres un leñador inteligente!
20
El conejo comelón Orejitas le llaman al conejito comelón. Sus orejas son largas, parecen dos pañuelitos. Tiene la piel blanca y fina como si fuera de seda. De color rojo son sus ojos grandes, muy grandes. Mueve su gracioso bigotito buscando hojitas tiernas de lechuga o de repollo. Es manso, no es juguetón. Se esconde entre la hierba cuando ve llegar a Rubio, mi perrito guardián.
21
La joven cangrejita Oh cangrejita pequeña, no te atrevas a salir, hay muchos peligros afuera, mejor espera un poquito. Hay muchas aves marinas que vuelan alrededor buscando buenos bocados, no las vayas a saciar. Mejor vas a ponerte tu enagüita de espuma con hilitos de plata y oro traídos de lejanas tierras. Cuando el peligro se acerque, echa una carrerita, rompe ligero la arena y en ese agujero nadie te va a descubrir. Así es mejor cangrejita, disfruta de las olas que te llevan dando vueltas por las orillas del mar.
22
Los pericos Una bandada de periquitos rompe el silencio de todo el bosque. Parecen unos chiquillos haciendo ruido en el recreo. ¿Hacia dónde van esos pericos? Vienen huyendo del temporal. Están buscando alimento, abrigo, seguridad. Son verdes, tan verdes que se confunden entre las hojas del naranjal. Cuando el tiempo cambie ya lo verán, alzan el vuelo, regresarán. ¿De dónde vienen, hacia dónde van? Te lo aseguro, no lo sabrás.
23
El pedacito de hielo Un pedacito de hielo del Polo se desprendió y rodando, rodando al fin se pudo parar. ¡Oye rayito de sol, dame un poquito de calor que vengo muerto de frío! Y el rayito lo escuchó. Bueno amigo, no vayas por sendas desconocidas, escoge tu caminito porque yo te voy a calentar y no sé donde terminará tu destino. Y el hielito se detuvo a mirar a aquel rayito y pronto, muy pronto, sintió que se quedaba dormido y dormidito se quedó a la orilla del camino.
24
Dame un tiempo, pescador Pescador, buen trabajador, sólo te pido un favor: déjame probar las aguas frías de los ríos y las tibias del océano. Que mi cuerpo poco a poco sea más grande, más carnoso. Que mis aletas se vuelvan fuertes y vigorosas; así podré remontar las cascadas, los riachuelos. Quiero saborear los golpecitos del agua contra las piedras del río, el ir y venir de las olas revolcando las arenas. Cuando yo sea un pez grandote tú verás lo que me haces, pero yo ya disfruté la alegría de vivir agua arriba, agua abajo.
25
El sapito saltador Tiene los ojos muy grandes, su piel con muchas arrugas. Parece que ríe este sapito bocón. Es un buen jardinero este sapito tun, tun. Salta y salta sin descanso por el jardín de mi casa. Le gusta comer arañitas, también caza los mosquitos. Limpia la huerta, el jardín y al caer la noche canta alegre su canción: croa, croa, croa...
26
El escarabajo Es hermoso este extraño animalito. Su belleza es sin igual, brilla como si fuera de vidrio su negro caparazón. Parece un buey pequeñito revolviendo la boñiga con sus cachitos muy finos. Su hogar está en el estiércol, no lo ponga a vivir en una caja encerrado. Déjelo libre vivir, allí donde él es muy feliz.
27
La abejita cuidadosa Rondando la paila un día estaban unas abejitas, que por tiernas y chiquitas se quieren chupar la miel que hierve y rechina de caliente. La madre, muy preocupada advierte a las abejas: no se acerquen mucho al fuego, mejor vayan a comer de aquel almendro su rica y sabrosa miel. Si se acercan al calor les va doler la cabeza y se queman sus alitas. ¡Vuelen, vuelen al jardín, aquí hay una gran fiesta, el limonero y el naranjo están llenitos de flores! ¡Aquí huele a rica miel!
28
La lagartija Como una cinta que camina esta lagartija vigila en la ventana, por si pasa un mosquito o una pequeña araña. Le gusta estar en el sol y disfruta del calor casi todo el día. Es verde como una rana y se oculta entre las hojas y así caza esta lista lagartija.
29
La lluvia Vienen cayendo finas y suaves las gotas de agua. ¿Vienen del cielo? ¿De dónde vienen esas gotitas? Es un humito, es el vapor que sube y sube y forma nubes blancas, muy blancas como algodón. Está lloviendo, suenan las gotas en el tejado. Bajan cantando por las canoas. Así es la lluvia: muy fina y buena. Riega los campos, las alamedas, refresca el aire. Ese regalo baja del cielo, nubla los vidrios, riega el jardín. Los pajarillos cantan y anuncian la cercanía del aguacero.
30
Desperté Ayer, cuando desperté, recordé que estuve soñando: soñaba descubriendo que el mundo es muy pequeñito si se recorre volando. ¡Dichosos los pajarillos que atraviesan por los campos y disfrutan revoloteando en los aires! Las aves de mil colores dan alegría al paisaje, desplegando su plumaje delicado como flores. El curioso gorrioncillo vuela cual si fuera avión, y se puede trasladar a una gran velocidad. Vi también la mariposa volando de rosa en rosa, despreocupada y tranquila, chupando la rica miel de las flores. ¡Quisiera ser pajarillo, ave de mil colores, veloz gorrioncillo, mariposita golosa!
31
Ayer y hoy Corre corre maquinita, corre corre sin cesar. Los rieles tiemblan del peso de ese trencito valiente que hace mucho tiempo dejó de caminar. Dicen los más viejitos que antes eran los burritos que los hacían avanzar. En esos valientes trencitos iban sacos de café hasta los países lejanos, las gallinas, las verduras a San José. ¡Cómo pasa el tiempo! Ahora vuelve a sonar la pitoreta que aturde a toda la gente y a quien se atreve a pasar. ¡Mucho cuidado señores, es un tren grandote que no es fácil de frenar!
32
Hilitos de plata ¡Cómo suenan los susurros bajo la hierba y las piedras! Son mil hilitos de plata que poco a poco se juntan y forman un arroyuelo. ¡Saltan por las piedras y se deslizan ligero! Todo lo van refrescando y llenándolo de vida. Belleza, hermosura y gracia se ven en las cascaditas que se escurren, corren, bajan, son hábiles bailarinas. Bulliciosos y traviesos van formando las lagunas. Es el agua cantarina que corre hacia los océanos. Es ella la bailarina que recorre nuestros campos.
33
Llega el verano Hojas que se lleva el viento, nubes que cruzan los cielos, aire fresco que despeina toda la hierba del campo. Es verano y la campiña se viste de mil colores. Vuelan los pájaros a sus nidos sustentando a sus polluelos. Todo es armonía que resuena en la cañada vecina. Las aves entonan sus cantos a la nueva temporada. El ciprés canta sacudiendo su ramaje, el roble luce orgulloso sus flores a raudales. Todo renace a la vida, cuando se acerca el verano.
34
Estaba soñando ¡Qué bellas son las montañas vestidas de hielo, todo se ve blanco, blanco, blanco! Qué frío hace entonces, no siento los dedos. Se ven muy sonrientes los niños sobre los trineos. Yo quiero escalar hasta esas montañas, resbalar por la nieve, caer y levantar. ¡Todo ha sido un sueño, vuelvo a despertar! Voy a la ventana contemplo los pastos, las flores, los árboles luciendo sus preciosas galas, moviendo sus ramas. Oigo al pajarillo cantándole al sol, pidiendo que extienda sus cálidos rayos. ¡Estaba soñando!
35
Tilín Es Tilín muy juguetón: brinca y salta de contento cuando vuelvo de la escuela. Yo lo cuido con esmero y no le pongo más comida, sólo la que él necesita. Lo llevo por la alameda y lo enseño a caminar, por senderos sin peligro que lo vayan a dañar. No le pongo nunca abrigo, ya tiene su protección: un pelito muy finito como hebritas de algodón. Cuando corre demasiado enseña su tierna lengüita, es pequeña y sonrosada. No lo quiero como si fuera un juguete. Es sólo un animalito querido. Tilín es mi mascotita.
36
Un consejo No corran mis arañitas, no corran hacia el peligro; conozcan bien la tela y todos sus mil secretos. No se les ocurra explorar el mundo muy tempranito. Oigan sólo esta historia. Sucedió que un día el gallito enano quiso conquistar cantando fuerte en el corral. El gallo grandote vino y sin piedad picó con fuerza la cresta de este pequeño gallito. Ahora el gallo enanito tiene miedo de cantar. Verán mis lindas arañas, escuchen siempre un consejo.
37
El trompito Este trompito sí es un bailarín de madera fina de guachipelín. Lo hizo mi abuelito para mi papá. Con una cuerda lo haces bailarín rin, rin, rin, se duerme al fin.
38
Mi mochila Mochila de mis amores, pequeño secreto escondido. Aquí guardo mis tesoros: dos llaves que ya no se usan, un teléfono que no timbra, un puñado de conchitas, un candado ya muy viejo, un carrito ya sin ruedas (fue un regalo de abuelito). También aquí caben unos cuantos confites, una sabrosa melcocha, y un librito de aventuras de dos gatitos traviesos. Este pequeño tesoro yo lo vigilo de día, y por la noche lo pongo debajo de la cama mía.
39
En el jardín Con la lluvia de la noche, de fiesta amaneció el jardín. Brotaron la rosa blanca, la rosada, la roja, la anaranjda. La hortensia luce graciosa abrazada a otra flor haciendo gala de sus colores lila, rosado, violeta. El jardín también nos dio su delicado perfume. El romero se coronó con pequeñas florecillas y con hojas como agujas verdes, muy verdecitas. Todo luce fresco, de belleza sin igual. La violeta entre sus hojas se asoma con gran cuidado para no ser descubierta. Los azahares del naranjo esparcieron sus aromas, agradeciéndole al cielo este pequeño aguacero.
40
El frijolito Frijolito estaba solo, muy triste de su destino y no sabía qué hacer. Un día rodó por una ladera y se encontró, de pronto, con un charquito muy fresco. Se metió a refrescarse y allí se quedó dormido, muy dormido se quedó. Pasaron los días y sintió unas cosquillitas, en su puro corazón le salió una plantulita. Luego, como por arte de magia, empezaron a brotar unas hojitas muy verdes, y salieron otras muchas, muchas más. Frijolito quiso un día, cambiarse a otro lugar pero sus tiernas raicitas le impidieron caminar. Ahora le brotaron unas bellas florecitas, y se vio convertido en un jardín, en los tallos suspendido. Al poco tiempo, sin darse cuenta siquiera, le salieron vainiquitas. Y así este negro frijolito dijo: ¡Mi misión está cumplida!
41
La tormenta Sopla un viento fuerte resuena en los techos, castiga los árboles, daña los sembrados. Los pájaros vuelan buscando sus nidos evitando al viento que viene como un león rugiente. La lluvia baja por los techos y se oyen las canoas advirtiendo a todos que viene la tormenta. Un trueno se oye allá, a lo lejos; se escucha otro estruendo, un rayó cayó. El cielo se ha puesto muy muy oscuro parece que un manto negro del cielo bajó. Cerramos las ventanas y todas las puertas, es una tormenta, se oye el vendaval que se acerca. De pronto deja de llover y la calma vuelve. Se ha ido el viento fuerte ¡Pasó la tormenta!
42
La ranita roja A la ranita caprichosa se le ocurrió vestirse de rojo vivo, color carmín y por eso la persiguen por linda y por vistosa. Para no estar al descubierto, se inventó esta respuesta: voy a salir con abrigo y se compró uno color verde muy oscuro. Ahora algunos extrañados dicen que la ranita roja desapareció. Lo que no saben es que esta ranita es muy lista, así como el camaleón. Sólo se quita su abrigo cuando ya se ha ido el sol y se mete a la laguna a darse un chapuzón. ¡Así me gusta ranita, no te dejes cazar y sigue siendo la reina de esa charca donde te he visto saltar!
43
La hierba sueña Yo me enredo entre los troncos y a las piedras doy cobijo; para sus juegos de alfombra a los niños yo les sirvo. Bajo mis tiernas hojitas juegan a las escondidas las hormiguitas amigas. Los grillos saltarines suenan sus mil violines bajo mis pobres hojitas. Estoy muy contenta de ser hierba verde de los campos. Sólo quisiera como la palmera ver los bellos atardeceres, las barquitas de los reyes que navegando se mecen. Duérmete hermosa pequeña, que en sueños sentirás, cómo crecen tus hojitas y tu tallo aumentarás; verás pronto a tu lado las palmeras, los castillos con sus reyes, los mares encrespados y marineros más allá.
44
De fiesta Don Lagarto se prepara para dar lucida fiesta. De invitados estarán el sapito don Remigio, la ranita del charcal, la perezosa tortuga, aquella que viene allá. Cuando salga la lunita y les sirva de lucero todos comerán zancudos, hojitas tiernas, racimitos de frutas servidos con elegancia en una mesa que don Lagarto adornó. Bailarán muy contentos con la orquesta de don Grillo, quien muy gustoso ha querido amenizarles la fiesta.
45
Doña Rata Doña Rata está ocupada ya no quiere remendar el pantalón que rompió su chiquito al juguetear. Ya se pone los anteojos, el hilo y su dedal, los busca por los rincones más no los puede encontrar. Aquí está el costurerito, madre, la aguja y tu dedal. ¡Corre, corre que me alisto! Remiéndame el calzoncito que quiero salir a jugar.
46
Lloviendo Lloviendo lloviendo se pasĂł toda la tarde. Los pajarillos cantaban, las gotitas de la lluvia en los alambres bailaban y cogidas de la mano poco a poco iban bajando hasta llegar a la tierra donde caĂan sonando: tis, tas, tip, tap. Como sapitos jugando las gotitas de la lluvia cantan en las aceras, cantan en los tejados y en las sombrillas resbalan como chiquillas contentas que van corriendo y cantando llueve, llueve, llueve ya, llueve, llueve, llueve mĂĄs.
47
Los monitos Como las hojas al viento se mecen estos monitos. Brincan de rama en rama con gran facilidad. Son graciosas sus piruetas cuando los están mirando. Salen al campo en el día en busca de su alimento. Con qué gracia les enseña su madre a comer la miel de las florecillas. Chupan y chupan la miel y luego se van saltando entre los ramales y la quebrada. Nunca se quedan quietos. Son esos monitos que van como jugando seguido. Aúllan, parecen que están bravos, pero ellos pasan muy contentos paseándose por la selva.
48
Las oropéndolas Aprovechando que el viento todo lo agita y despeina, las oropéndolas hacen sus nidos como cunas colgando en lo alto de los árboles. Son bolsas tejidas con gran cuidado y esmero. Así crecen los polluelos lejos del peligro. Estos pequeños divisan el pastizal, el vuelo de las gaviotas, el pájaro carpintero trabajando sin descanso, rompiendo el tronco de un árbol. Pueden ver también, a través de una cortina, los dorados rayos del sol cuando la tarde termina. Pronto tendrán su plumaje; ensayarán su vuelo, aprenderán a cruzar de un lado a otro los cielos. ¡Cómo se mecen al viento los nidos de las oropéndolas!
49
Paisaje guanacasteco Ríos, sabanas, piedras, cañas entrelazadas, sol que amanece brillando, alegrando a los zorzales. Primavera que se cuelga de los juncos y se mece. Pastos de verde esmeralda que apaciguan al mirarles. Las llanuras se requeman con el sol que no se cansa. Como sonrientes vigías las palmeras se levantan. Llanura bella y risueña, dulce calor tropical. En los manglares, loritos y papagayos cantan al amanecer. Las garzas cruzan veloces los cielos amarillentos. El ganado saborea la frescura, el encanto, lo salvaje del barranco. El renegrido, el valiente, el sabanero atrevido corre en su cabalgadura por zarzales, arboledas, potreros limpios y llanos, detrás de la res que huye de la rienda y de la soga que quieren aprisionarla. ¡Guanacaste, sol, simiente, alegría de la gente!
50
El yigüirro No lo veas tan humilde con su traje oscuro y sencillo, él es nuestro pajarillo, es un insigne cantor. Da gusto escuchar su canto en las frías madrugadas, antes de rayar el Sol Busca el borde de los techos o ramas donde afina sus gorjeos Por la mañana nos regala unos cantos muy variados, y por las tardes avisa que es la hora de dormir. Me encanta escuchar a los pichoncitos ensayando melodías en sus tiernitas gargantillas. ¡Oh pajarillo, yigüirro te ofrezco mi jardín para que anides y cantes por siempre, siempre, sin fin!
51
Gracias Señor Por mis padres, mis hermanos mis amigos y vecinos. Gracias por la luz de las estrellas por el brillo de la Luna por el Sol que me calienta. Te doy gracias, por el techo que me abriga, por el aire que respiro, por el sustento de cada día. Muchas gracias por los árboles, las flores por su perfume y mil colores que me alegran día a día. También te agradezco Señor por el cántico de las aves y el agua que me regalas. ¡Gracias, gracias mi Señor!
52
Mi mundo pequeño, escrito con enorme ternura por Pilar Fonseca Balmaceda, contiene lecturas cortas, sencillas y sugestivas, capaces de despertar y estimular la sensibilidad de los niños y las niñas hacia las cosas pequeñas de la naturaleza. Las ilustraciones de Florencia Madrigal Orué, joven artista que ha interpretado y complementado las lecturas, convierten este libro en una obra de gran belleza.