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Cambié y el mundo cambió: Miedo y amenaza, no educan

Miedo y amenaza, no educan

Distinguidos lectores del Boletín salesiano:

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Les presento el tercer artículo de la serie La fuerza educativa de la presencia. El que he titulado: Miedo y amenaza, no educan.

Continuamos en la profundización de lo que significa estar presentes para los hijos y para los educandos. Ello implica, básicamente, cuatro condiciones esenciales: que se sientan seguros, se sientan vistos, que se sientan consolados y que se sientan a salvo. Una de las primeras responsabilidades de los progenitores es brindar seguridad a sus vástagos. Esto podría parecer obvio, pero no lo es.

Si los padres y educadores efectúan un análisis concienzudo de sus comportamientos con los pequeños y adolescentes posiblemente descubrirán que experimentaron miedo, cuando tenían la misma edad que sus hijos, por algo que se dijo o se hizo y que en el sistema familiar actual se ha vuelto normalidad. El miedo genera inseguridad en los pequeños. De igual modo, los malos tratos, las negligencias y otras experiencias adversas, mueven en ellos el sentimiento del miedo. Cuando se tiene miedo no se está seguro.

La seguridad aquí tiene que ver tanto con lo físico y lo emocional, como con lo espiritual y lo relacional. Se ha de ser consciente de que un buen número de hogares presentan, vistos desde fuera, buenos niveles de seguridad. Sin embargo, internamente las relaciones familiares son un infierno. A los pequeños se les critica y grita por nimiedades. Incuso, injustamente. Los conflictos relacionales de los cónyuges tienen consecuencias nefastas en los chicos: viven en tensión, no se concentran, tienen miedo a perder uno de sus progenitores, se les dificulta conciliar el sueño y pueden tener sueños pesados o pesadillas.

Entre otras formas de maltratos que genera inseguridad en los infantes están: no permitirles manifestar sus sentimientos, como también prohibirles llorar en respuesta a la ira o las críticas de uno o ambos padres. Erróneamente, algunos progenitores están convencidos de que la dureza de carácter en la crianza forja el crecimiento maduro y equilibrado del infante, y no es así. Es todo lo contrario. Tales circunstancias hacen que los infantes se sientan amenazados e inseguros.

Seguridad es contrario a amenaza. Seguridad en lo que respecta al “apego seguro” comienza por la supervivencia básica y por atender las necesidades físicas de los hijos, como: alimento, cobijo y protección. También tiene que ver con la salud en general. Proteger la salud evitando los productos chatarra y educar para una nutrición sana. Eso es velar por la seguridad. En caso de que aconteciese una amenaza, el niño acude instintivamente a su progenitor. Así lo determinan sus genes y el cerebro; estos han evolucionado a lo largo de miles de años y llegan a la convicción profunda, perdurable y automática de que la misión de su cuidador es velar por su seguridad. El cuidador ayuda a sentirse seguro.

Esta sensación de sentirse seguro surge de la experien-

P. JoSé PaStor ramírez, SDb rjosepastor@gmail.com cia fisiológica de seguridad del sistema cias recurrentes pueden causar el apego nervioso y crea un profundo estado de desorganizado. Se genera entonces un confianza, permitiendo un desarrollo y sentido fragmentado del yo, dificultades una resiliencia óptima ante las dificulta- para regular las emociones, problemas des. Y todo esto empieza con un men- en las relaciones cercanas, disociación saje sistemático del cuidador: Estoy aquí o discontinuidades en la conciencia ante para ti. Yo te protegeré. Soy el nido, el circunstancias difíciles y situaciones hogar protector con el que puedes con- estresantes, y problemas para pensar tar, y cuando tengas miedo o estés en peligro, yo siempre estaré ahí. Cuenta A menudo, los padres con claridad ante el estrés. Realidades todas invalidantes. Un educador que con ello. Te protegeré y velaré por tu o educadores que acoge sin juzgar, que ofrece estabiliseguridad. Cuando se emite un mensa- maltratan o descui- dad, que ama y que permite la diversión je contrario, el infante crece en la inseguridad y desarrolla herramientas para dan a sus hijos o a puede constituirse en una tabla de salvación de un infante que esté pasando constituirse en su propio cuidador. Lo sus educandos po- por tales prácticas traumáticas. cual le acarrea un intenso estado de seen ellos mismos un Hay que cuidar a los pequeños de no alerta y ansiedad en previsión del peligro de intentar velar, él solo, por su sehistorial de traumas caer en experiencias adversas, como las siguientes: maltrato físico, emocional guridad. Tiene que emplear buena parte y maltrato conmove- y sexual; negligencia emocional y física; de sus recursos a mantenerse híper vi- dor, y es sustancial disfunciones familiares, tales como: viogilante, observar el entorno, o incluso, los rostros de sus cuidadores, por si se armarse de valor para lencia doméstica, drogodependencia, enfermedad mental, separación/divoracerca una amenaza. empezar a sanarse cio de los padres y parientes encarcela-

Pero cuando, por el contrario, se da uno mismo. dos. A mayor exposición a experiencias una sensación general de seguridad, como las exhibidas anteriormente, may no se preocupa de las amenazas ni yor será el conjunto global de dificultadel miedo, puede centrar la atención en des y las repercusiones en el desarrollo. actividades más productivas que contribuyan al estable- El apego seguro es la solución para todo este elenco de cimiento de las conexiones del cerebro; puede dedicar escenarios dramáticos. más tiempo y más recursos a aprender, a desarrollar ap- A menudo, los padres o educadores que maltratan o titudes y redes sociales, a atender sus pasiones y dones, descuidan a sus hijos o a sus educandos poseen ellos a aprender a resolver problemas y a regular emociones, mismos un historial de traumas y maltrato conmovedor, explorar el mundo con curiosidad. y es sustancial armarse de valor para empezar a sanarse

Cuando los niños se sienten seguros, se llena el depó- uno mismo. A fin de llegar a ser la clase de progenitor o sito de sus recursos internos. Cuando se sienten insegu- educador fuente de seguridad, nunca de terror. ros, tales recursos se agotan. El hecho de que se esté Otro modo de maltratar a los hijos o educandos es presente con los hijos y educandos, es sumamente be- cuando los padres escenifican experiencias conflictivas neficioso para ellos. La asistencia-presencia protectora delante de ellos, gritándose y recurriendo a agresiones es base para construir la personalidad equilibrada a nivel verbales, emocionales y físicas. Cuando un niño presenfísico, psicológico, emocional y espiritualmente. cia repetidamente ese tipo de conflicto, y sus padres son

Las tareas de los padres para proporcionar seguridad la fuente de su miedo, se afecta el desarrollo de su apego son básicamente dos: proteger de todo daño y evitar seguro. Lo mismo acontece cuando los niños son exconvertirse en una fuente de miedo y amenaza para los puestos a realidades para las que no están preparados niños. por su nivel de desarrollo. Como, por ejemplo: las pelícu-

Se maltrata a un infante cuando se les propician ex- las, los videojuegos, las fotografías y las redes sociales periencias traumáticas, como, por ejemplo: llegar ebrio causan daño al mostrar contenido o imágenes para los a casa y pegar a mamá y a ellos mismos. También los que no están preparados, porque sus jóvenes mentes malos tratos de la negligencia, especialmente si son con- aún no pueden procesarlos de manera saludable. tinuos. Daniel J. Siegel y T. Payne Bryson, en su libro El poder

Los peligros serios a los que se enfrenta un niño activan de la presencia, sugieren las siguientes estrategias para la respuesta a la amenaza y a la reacción lucha-huida- desarrollar la sensación de seguridad en los hijos y en parálisis-desvanecimiento, y el aspecto clave por lo que los educandos: No hagas daño; repara, repara, repara; se refiere al apego es cuando el progenitor es la fuente ayuda a los hijos o educandos a sentirse a gusto en un de ese miedo. Cuando esos peligros se repiten, si el niño puesto seguro. no recibe la protección de otro cuidador, las experien-

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