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La Voz del Inspector

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In memoriam

In memoriam

laicos Los cofundadores de la obra salesiana

Cada obra salesiana de la Inspectoría representa una antorcha que encendie-una antorcha que encendieron salesianos y laicos en ron salesianos y laicos en un momento determinado un momento determinado de la historia. de la historia.

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Don Bosco fundador quiso al frente de su obra una comunidad de consagrados, que dedicaran toda su vida como educadores y misioneros a los jóvenes.

Tal comunidad de consagrados se verifica en una casa y en una obra salesiana que se inserta en una realidad cultural para responder a las necesidades de los pobladores tal como lo hizo Don Bosco educador.

Consciente de la responsabilidad carismática que el Señor le había confiado, Don Bosco, se dedicó con prioridad a la formación de sus primeros discípulos. Por tal motivo, “Es imposible pensar en Don Bosco fundador sin pensarlo también como formador”. Es por tal motivo que cada salesiano ha de ser un formador primero de sí mismo y luego de la comunidad educativa a la que pertenece.

El Santo Turinés, no se limitó a buscar colaboradores: los llamó a ser, en cierto modo, contemporáneamente discípulos y maestros, a convertirse en “cofundadores” con él”. Cuando una comunidad salesiana se inserta en una realidad cultural dando como resultado una obra, ha de saber identificar laicos con alto sentido de pertenencia para que se conviertan en “cofundadores” de la obra y en miembros de la Familia Salesiana (FS).

Cuando una casa, un país, una inspectoría celebra momentos importantes de su historia lo hace junto a los laicos, a los llamados “cofundadores”. No es posible pensar el desarrollo de una obra en el tiempo sin tomar en cuenta a los laicos. Por tales motivos, invito a los Directores de las casas salesianas que en los próximos años celebrarán momentos importantes, que conviene plasmar una historia que haga justicia a los salesianos, a la Familia Salesiana, pero también, y, sobre todo, a los laicos “cofundadores”.

Cada obra salesiana de la Inspectoría representa una antorcha que encendieron salesianos y laicos en un momento determinado de la historia. Esta tea ha pasado de mano en mano y todos han ido asumiendo el compromiso, no solo de mantenerla encendida, sino, sobre todo, de incrementar la llama para iluminar y calentar desde el carisma salesiano la realidad familiar y juvenil de un determinado territorio.

En cada obra: el salesiano, la FS y los laicos tienen la gran responsabilidad de cuidar la identidad carismática, los primeros, los salesianos, la tienen por vocación; responder a la misión juvenil identificando sus necesidades más urgentes; proyectar la obra soñándola dentro de seis años. En tal labor es esencial contar con el Proyecto Orgánico Inspectorial (POI) que debe ser declinado a nivel local en el Proyecto Educativo Pastoral Salesiano (PEPS). Esta es la mejor forma de unir fuerzas para caminar juntos, alcanzando metas comunes. Todo ello se ha de realizar: viviendo la “paternidad carismática” desde el Sistema Preventivo como lo hizo don Bosco; haciendo realidad el sacramento salesiano de la presencia entre los jóvenes; creciendo en la convicción de que estamos llamados a formarnos en la misión; asegurando el acompañamiento personal y grupal de los jóvenes; ofreciendo un ambiente rico de valores y de relaciones, fundado sobre la confianza recíproca y sobre la libertad interior.

Se ha de tener muy presente que la vocación salesiana se manifiesta como una identidad dinámica que, aunque sea siempre la misma, es llamada a renovarse con fidelidad creativa y a encarnarse constantemente. El carisma salesiano es un fruto del Espíritu, y como tal, se renueva cuantas veces emite su profesión un candidato, porque este aporta su carisma personal al carisma de fundación.

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La asociación de los Salesianos Cooperadores fue fundada por el mismo Don Bosco. En un primer momento los concibió como «Salesianos Externos» de la congregación de San Francisco de Sales insertando un capítulo sobre «Los Externos» en las mismas Constituciones Salesianas. Pero el «no» de la Santa Sede lo indujo a fundar una Pía unión autónoma (hoy Asociación) con un Reglamento propio aprobado el 9 de mayo de 1876 por el Sumo Pontífice. Trabajan como los demás miembros de la familia salesiana: a favor de la juventud pobre y abandonada.

El pasado domingo 27 de junio de 2021 en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Villa Juana, Santo Domingo, realizaron sus promesas como salesianos cooperadores Astrid Corniel, Elizabeth Cruz, Junior Jiménez, Katherine Guzmán, Princesa Santana y Saoni Gullón.

Un día ellos sintieron la llamada a seguir el carisma salesiano bajo esta vocación de servicio.

Unos detalles de los nuevos Cooperadores:

Princesa es la esposa de Arismendy quien es el Coordinador Nacional de los Salesianos Cooperadores en República Dominicana. Es una mujer especial, con un ardor apostólico admirable.

Astrid, es la esposa del Salesiano Cooperador, Luis Mella. Una líder, trabaja en Instituto Técnico Salesiano.

Saoni, es la esposa del Salesiano Cooperador Juan Pablo, con una vocación salesiana muy firme.

Junior, es Coordinador del Centro Juvenil, un resultado del sistema preventivo desde bien pequeño.

Catherine, activa en el OCJ, una líder, entregada como pocos.

Elizabeth, el servicio hecho persona, siempre disponible para la misión.

A nosotros nos toca acompañarles con nuestro apoyo físico, emocional y sobre todo con la oración para que ellos den lo mejor de sí a favor de tantos niños, niñas, adolescentes y jóvenes que necesitan de una mano amiga.

Para ellos nuestra oración de acción de gracias y nuestras felicitaciones.

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