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El español de Puerto Rico Sofía Irene Cardona I. EL CONTEXTO AMERICANO •

Los hablantes del español en América El español se habla en más de 22 naciones del mundo moderno. En ninguno de estos

países se habla el español ideal, ni existe un modelo original del cual procedan los otros. Geográficamente, y sin tomar en cuenta otras divisiones más científicas y estrictas, podríamos decir que el español se divide en dos zonas principales: la península ibérica y el continente americano. Dentro de estas dos zonas hay diferencias entre los hablantes de país a país y aún dentro de cada nación. En América los factores que provocan estas diferencias son tres: (1) la diversidad de elementos culturales derivados de los distintos grupos indígenas que pueblan el continente antes de la colonización, (2) el aislamiento de muchas de las comunidades a lo largo de los siglos y (3) la variada procedencia de los colonizadores españoles. Las diferencias entre los dialectos son básicamente de pronunciación y léxico. Sin embargo, hay muchos rasgos de la pronunciación y palabras de nuestro vocabulario que comparte la gran mayoría de los hablantes americanos y que nos otorgan una identidad común, en contraste con los hablantes de la península, a pesar de que el habla andaluza tiene características muy parecidas al español americano. •

El español de Puerto Rico en el contexto americano Puerto Rico comparte muchos rasgos de la pronunciación y numerosos vocablos con

los hablantes de Cuba, la República Dominicana y las zonas costeras de Venezuela, Colombia y parte de América Central. Por esta razón se le considera parte de la zona dialectal del Caribe. Lo que tal vez nos distingue de estas otras naciones es lo que conocemos comúnmente como el acento. ¿Por qué Puerto Rico comparte estos rasgos con los caribeños? Veamos. En el siglo XVI, años después del descubrimiento de la Isla de Puerto Rico en 1493, comienza la colonización española. La mayoría de los colonos procedían del área sur de España, Andalucía, con los cuales, aún hoy día, compartimos rasgos de nuestra pronunciación. Cabe recordar aquí que en España hay variantes regionales de léxico y pronunciación y la influencia constante de otras lenguas con las cuales el castellano convive, como el gallego, el catalán y el vasco.

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Durante los siglos XVII y XVIII inmigran a la isla españoles procedentes de Islas Canarias. Los canarios hablan una forma dialectal secundaria del andaluz debido a que fueron colonizados mayormente por este grupo. De esta forma los canarios vienen a reforzar el carácter andaluz del habla puertorriqueña. Más tarde, en los siglos subsiguientes, inmigran españoles de otras regiones que no sólo hablan el castellano: gallegos, asturianos, vascos, navarros, catalanes, valencianos y mallorquines. Este patrón de inmigración es, poco más o menos, similar al de las otras naciones hispano-hablantes del Caribe. Otro rasgo característico de nuestro español es lo que ha llamado Amado Alonsola ruralización del español americano. Es decir, el español, en este lado del Atlántico, tiene léxico y rasgos de su pronunciación "vulgares o rústicos" para los oídos de un hablante peninsular. ¿Cuál es la explicación? El grueso de la población española que colonizó América pertenecía a clases populares: soldados, artesanos, campesinos, etc. Así pues, nuestra habla ha fijado palabras y rasgos tal vez "pueblerinos" para el hablante culto del siglo XVI, sin embargo, hoy día, carecen de toda estigmatización para el hablante americano. En el Caribe, la lengua española que hemos descrito funde en ella dos elementos importantísimos para su identidad: el indígena, en específico el taíno, y el africano. Sin embargo, no se les ha podido atribuir una gran influencia en la sintaxis o gramática ni en la pronunciación del español caribeño. Según los estudios que se han hecho hasta el momento, la contribución de las lenguas indígenas y africanas se limita al vocabulario. •

La convivencia del español y el inglés en Puerto Rico En este siglo, los pueblos hispanoamericanos compartimos otro factor que afecta

nuestra lengua: la presencia económica y política de los estadounidenses y, en consecuencia, la influencia del inglés en nuestro idioma. La influencia del inglés no es, por lo tanto, exclusiva de Puerto Rico. El mercado norteamericano y su eventual injerencia cultural puede palparse aun en una nación tan lejana y diferente como el Japón. La "americanización" es un fenómeno internacional y tiene, principalmente, una causa económica. La influencia del inglés irrumpe oficialmente en la historia de Puerto Rico en 1898. El carácter político y económico de la invasión norteamericana afectará la relación entre las dos lenguas que ahora entrarán en contacto. La convivencia de inglés y español y el intento de imposición del inglés provocarán una situación conflictiva que tendrá efectos extralingüísticos en el hablante. 2


En el caso de Puerto Rico debemos considerar que hasta la década del cuarenta el idioma que se utilizaba para la instrucción desde los niveles elementales hasta los estudios universitarios era el inglés. Por lo tanto, no fue hasta hace cuarenta años que el español adquirió mayor valor de uso en algunas de las esferas más importantes del país, esto es, en la educación y la administración gubernamental. A aquel esfuerzo de asimilación cultural de principios de siglo se le han sumado otros factores que afectan la convivencia de estos idiomas. El movimiento migratorio de una gran parte de nuestra población entre la Isla y los Estados Unidos, el servicio militar en el ejército norteamericano y la educación de muchos de nuestros profesionales en ese país son sólo algunas de las situaciones que contribuyen al contacto continuo del inglés y el español. En la isla estamos expuestos diariamente al inglés y a malas traducciones de este idioma al español a través de la televisión, la prensa, el cine, las películas de video, la música popular y últimamente los canales del "Cable-TV". Sin embargo, a pesar de casi un siglo de intervención lingüística, y por lo tanto cultural, el español ha prevalecido como lengua de los puertorriqueños. La presencia del inglés en nuestra comunidad es un hecho histórico que no podemos pasar por alto. Parte de la identidad del puertorriqueño es, de hecho, el conocimiento del conflicto. Podemos concluir entonces que la convivencia conflictiva de estas dos lenguas define el español del puertorriqueño actual.

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El español de Puerto Rico Sofía Irene Cardona ll. ASPECTOS FONÉTICOS La descripción de un idioma debe hacerse tomando en cuenta todos sus componentes: los sonidos, el léxico o vocabulario y el sistema morfosintáctico (esto es: la lógica que configura la articulación de palabras en ideas más complejas, las oraciones). La pregunta que contestaremos en esta sección es ¿cuál es el sistema de sonidos que utilizamos los puertorriqueños? Es importante aclarar que la descripción que hacemos del español de Puerto Rico es una generalización que no ha de confirmarse en todos y cada uno de sus hablantes. •

Rasgos fonéticos del español hispanoamericano Todos los hispanos usamos un sistema común de sonidos para comunicarnos. Sin

embargo, la lengua, que está en cambio continuo, presenta diversas variantes que van no sólo de país a país, sino de región a región y hasta de persona a persona. Muchos lingüistas afirman que hay tantos dialectos como hablantes, es decir, los sonidos con los que nos comunicamos nunca son idénticos a los de otro. A pesar de esto, se pueden delimitar varias zonas dialectales cuyos sistemas fonológicos guardan algún parentesco. Basta con observar las dimensiones del continente americano y su diversidad cultural para sospechar que las variantes del español en América deben ser tal vez más numerosas que las del español peninsular. Sin embargo, hay varios rasgos de amplia difusión en el territorio americano que caracterizan a grandes zonas dentro del continente y, por supuesto, también describen el español de Puerto Rico. Estos rasgos son: (1) el yeísmo, (2) el seseo y (3) la aspiración de la jota. El yeísmo es un caso de simplificación del sistema fonológico donde el sonido de la /y/ ha desplazado el lateral de la /ll/, por lo tanto no habrá diferencia entre Quiero que vaya al colmado, y El atleta saltó la valla. Este fenómeno, sin embargo, no se registra en algunas zonas de los países andinos debido al influjo de las lenguas indígenas. Por otro lado, hay indicios de que el yeísmo se está extendiendo hacia el centro y el norte de España. El seseo consiste en la pronunciación de /z/ y /c/ como /s/. Los americanos, en lugar de decir zapato pronuncian sapato y sielo en lugar de cielo. Es el rasgo más generalizado de Hispanoamérica y se acepta como pronunciación correcta. La aspiración de la jota se debe a que el hablante americano en lugar de obstruir la salida del aire como en Julia se fue a Jamaica permite su libre paso del sonido sin la fricción de

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la garganta: Julia se fue a Jamaica. Un sonido parecido al de la jota castellana es el que se produce en Puerto Rico con el sonido de la /r/ velar como en Ramón. Ninguno de estos rasgos es exclusivo del continente americano: se observan en otras zonas de España, especialmente en el sur y en Islas Canarias, y presentan numerosas variantes a lo largo y ancho del continente. Pero en Puerto Rico, además de ellos, se registran los rasgos propiamente caribeños que enumeramos más adelante. •

Rasgos fonéticos del español del Caribe El sistema fonético del español antillano está más próximo al meridional de España que

al de las otras regiones de América. Es decir, el habla de un puertorriqueño se parece más a la de un habitante de Islas Canarias o Andalucía que a la de un argentino. Este sistema se compone de cinco vocales y diecisiete consonantes. Las vocales tienen sólo un rasgo particular que las distingue de las que se pronuncian en otras zonas: su nasalización. Un puertorriqueño podría decir, por lo tanto: ¡Hola! en lugar de: ¡Hola! Las consonantes tienen como rasgo característico el desgaste fonético cuando se encuentran a final de sílaba. Es decir, el sonido se minimiza al punto de desaparecer en algunos casos. Las consonantes que se afectan con este fenómeno son /s/, /n/ y /d/. Éstas sufren un proceso de debilitamiento articulatorio en diferentes etapas. Veamos los casos. La /s/ final, en lugar de articularse, se aspira: ¿Dehde cuando ehtah ehperándome? y en algunos casos desaparece, como en loh caballo o se asimila a la consonante siguiente: Dedde la ddoh.

Este fenómeno, de origen andaluz, está muy generalizado en Puerto Rico y la

aspiración está considerada como un dialectalismo culto. Sin embargo hay quien considera vulgar la aspiración entre palabras: lah arboledah, loh ojoh, pero no existe otro fundamento que no sea el prejuicio social. Este caso de aspiración es menos frecuente cuando la palabra siguiente está acentuada en la primera sílaba, como en los árboleh. La /n/ debilita su articulación hasta convertirse en un sonido velarizado (esto es, pronunciado contra el velo del paladar) y puede casi desaparecer. La vocal que la precede quedará entonces fuertemente nasalizada: imagen o cantaban. La elisión o eliminación de la /d/ es un fenómeno mucho más frecuente y se observa también en hablantes peninsulares. Así, escuchamos con regularidad: ¿Qué tal está usté? ¿Verdá que sí?, donde se elimina la /d/ final, o frases como Ese tipo está quedao, donde se elimina la /d/ intervocálica. En algunos vocablos específicos, por ejemplo melao, asopao y recao, se acepta como normal la pérdida de la /d/.

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Rasgos que caracterizan el habla de Puerto Rico Hay dos rasgos que son particulares del habla puertorriqueña: (1) la lateralización de

la /r/, es decir, la igualación de /l/ y /r/, como en: verde, y (2) la pronunciación velarizada de la /r/, esto es, la articulación de la /r/ acercando el dorso de la lengua al velo del paladar, como en: el carro de Ramón. La lateralización de la /r/ se registra en toda la zona del Caribe y en otras regiones de Hispanoamérica y España, pero en Puerto Rico presenta mayor frecuencia. Las cifras más altas, de hecho, se obtienen en la zona metropolitana de San Juan. Importantes lingüistas han concluido de sus investigaciones que pocos isleños pronuncian claramente la /r/ implosiva (de final de sílaba). En cambio, los puertorriqueños pronuncian uno de dos sonidos: o una /l/ que sustituye nítidamente la /r/: verde, o un sonido intermedio entre /l/ y /r/ que muchas veces los extranjeros no distinguen: verde. A veces el sonido de la /r/ se asimila a la consonante siguiente: ¿No es verdad? En Puerto Rico también se da, con menor frecuencia, el fenómeno contrario, de herencia dialectal andaluza. Esto es la sustitución de /l/ por /r/: Me di un golpe en la cabeza. La pronunciación velarizada de la /r/, aunque existe en otras lenguas, como en el portugués moderno, es un fenómeno típico de Puerto Rico. Sobre sus orígenes hay por lo menos tres hipótesis, todas sin documentación suficiente: el origen indio, la influencia de lenguas africanas o la inmigración corsa. Sin embargo, se atestigua que se conservan rasgos de este fenómeno en algunas regiones del centro de España. Lo único que han podido documentar los lingüistas al respecto es que se usa en ciudades y campos en todos los niveles, aunque con una frecuencia que varía según la edad, el sexo y la estrata social, además de que su uso ha disminuido dramáticamente en los últimos cuarenta y cinco años. Esto tal vez se deba a la actitud negativa contra el sonido, percibido por muchos como índice de bajo refinamiento cultural. Dicha actitud, sin embargo, no tiene la menor validez científica. Otros fenómenos observables en el habla de Puerto Rico, pero con menor frecuencia, son: (1) la indecisión del timbre vocálico, es decir, la sustitución de vocales: ¡Dispués no te quejes!, (2) los apócopes: decir Mañana voy pa Vieques, (3) la metátesis: decir Grabiel por Gabriel y (4) la simplificación de grupos consonánticos: decir dotor por doctor. Estos fenómenos, que existen también en otras partes del mundo hispánico, son formas arcaicas conservadas en regiones rurales, aunque algunos, como los apócopes, se registran en Puerto Rico en zonas urbanas.

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Resumen La pronunciación del español de Puerto Rico corresponde entonces a los rasgos

generales del español caribeño, que además de mantener los fenómenos principales del español americano (el seseo, el yeísmo y la aspiración de la /j/) también presenta: (1) el desgaste fonético de las consonantes /s/, /n/ y /d/ y (2) el fenómeno de la realización lateral de la /r/. En el español de Puerto Rico, además, se registra una alta frecuencia del uso de la /r/ velar. Recordemos, finalmente, que la realidad de un idioma es mucho más heterogénea y fluctuante que lo que un lingüista pueda señalar, por lo tanto, es de esperar que los datos que aquí nos sirven para describir la lengua de Puerto Rico adquieran caducidad a través de los tiempos. III. EL LÉXICO DE PUERTO RICO El aspecto más variable y más externo de un idioma es su sistema léxico. Las palabras nacen, se transforman y caen en desuso a medida que el mundo del hablante se modifica. La historia del vocabulario de una región siempre reflejará la historia de sus habitantes. En Puerto Rico, como en el resto de América, el vocabulario se ha modificado según la situación histórica. Señalemos algunos temas que guardan relación con nuestro vocabulario: (1) la presencia de la lengua arahuaca antes de la llegada de los colonos españoles, (2) el fuerte andalucismo del español de Puerto Rico, (3) la importante influencia de Islas Canarias durante los siglos XVII y XVIII, (4) la estrecha convivencia de la población africana y española desde el siglo XVII, (5) el aislamiento de la isla durante la colonización y (6) la presencia del inglés desde 1898. Entre ellos se señalan factores que tendrán repercusiones en el español de Puerto Rico y, especialmente, en el vocabulario. Esta sección se ocupará de precisar cuáles han sido sus aportaciones. •

Particularidades del léxico español en Puerto Rico Una de las particularidades de nuestro sistema léxico es la supervivencia de muchas

voces que han caído en desuso en la península. Debido a su frecuencia en el español actual de Puerto Rico, resulta inapropiado el término de arcaísmo con el que a veces se les designa. Palabras como: cobija, compaña, lindo, angosto, antier, cuchilla (por cima de montaña), jalda y jacho, son de uso más común en Puerto Rico que en España. Algunos de los arcaísmos sólo se registran en zonas rurales de Puerto Rico, entre

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ellos: comparanza (comparación), aposento (cuarto), cuantinimás (cuanto más), alentarse (restablecerse de una enfermedad), a mediasto (a medias), naiden (nadie), agora (ahora). Con el tiempo, al disminuir el aislamiento de las comunidades rurales, muchos de estos vocablos desaparecerán. Otro de los rasgos principales del habla puertorriqueña es la influencia de los inmigrantes de las Islas Canarias. A ellos les debemos, de hecho, muchas voces antiguas conservadas hasta hoy. De ahí que aún se escuchen palabras como: pasmo, rehundido, amañarse, sancocho y zagalejo, entre otras. Muchas de las palabras que hoy reconocemos como muy puertorriqueñas (sanano, gofio, tirijala, pastel) son de origen canario, pero adquieren otro sentido en Puerto Rico. De igual modo llegarán a la Isla voces relacionadas con la fabricación del azúcar, durante el siglo XVI y con las riñas de gallos, durante el siglo XVIII, todas provenientes de esta misma zona. Encontramos incluso frases, usadas hoy con muchísima frecuencia, que provienen de engarces de palabras propios del habla canaria: Son una partida de sinvergüezas. ¡Llegó una de paquetes! ¡Qué cacho de político! María pega con Carlos, Marta viene siendo cuñada de Betina. El trabajo fue a tener a la basura. Su hijo está dando bandazos en la universidad. ¿Noverdá? A través de los colonos de Canarias también nos llegan términos de origen portugués y español occidental. Un puertorriqueño dirá que se formó un bochinche, o que va a caer un chubasco y se mojarán los matojos, hablará algunas veces de chola, en lugar de cabeza, o del cielo de la boca en lugar del paladar, botará la basura en lugar de tirarla, reconocerá fácilmente las referencias a gente fañosa, gaga y gambá, un niño podrá tildarse de jiribilla. Es sin duda sorprendente lo familiar que le resulta a cualquier puertorriqueño toda la contribución canaria a nuestro léxico. •

Patrimonio pre-hispánico: los indigenismos Antes de entrar en el tema de la creación de palabras nuevas debemos destacar otro

factor que particulariza el léxico puertorriqueño: los indigenismos. América cuenta con una amplia gama de lenguas indígenas que hicieron su aporte al léxico del Nuevo Mundo. Muchas de estas palabras han pasado al acervo común del idioma español, pero otras se han limitado a ciertas regiones solamente. La aportación al léxico general proviene de diversas fuentes: de las Antillas Menores (piragua, arepa, maní), de los aztecas de Méjico (cacao, tomate, aguacate), del quechua, lengua de los incas de Perú y

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Ecuador (papa, fotuto, jarana, cancha) y de otras lenguas indígenas de América del Sur (jaguar, quenepa, poncho). El porcentaje de la aportación léxica de indigenismos en Puerto Rico es muy bajo. Aún utilizando criterios muy amplios no llegaría al 4% del vocabulario básico de Puerto Rico. En estudios recientes se han contado 183 indigenismos, de los cuales 82 son desconocidos por la mitad de la población y sólo 44 los conoce la mayoría. Estos últimos, por otro lado, designan objetos muy específicos: achiote, bejuco, cabuya, y, por lo tanto, su uso depende de la presencia del objeto designado. Muchos de los términos designan la fauna y la flora autóctona de Puerto Rico: yuca, maíz, jobo, mamey, guanábana; juey, guaraguao, comején, nigua. Otros se refieren a aspectos de la domesticidad y la cultura de los antiguos pobladores que, de una forma u otra, subsisten en la vida puertorriqueña: bohío, batey, batea, hamaca, güiro, maraca, cacique, huracán. La mayoría de los indigenismos pertenece al habla campesina, aunque existen cerca de 200 topónimos de ciudades, pueblos, barrios, ríos, quebradas e islotes que atestiguan la presencia indígena en nuestra historia, así: Utuado, Mayagüez, Cibuco, Loíza, Vieques, Mona y Desecheo. Gran parte de las voces que subsisten de la lengua arahuaca taína se relaciona con la agricultura. Es de esperarse, por supuesto, que con el cambio a una sociedad industrial en Puerto Rico y la resultante decadencia de la sociedad agrícola, tales términos habrán de desaparecer. Esa parca contribución y el inicio de su decadencia se debe quizás a la desaparición, temprano en la colonización, de los taínos como comunidad - posiblemente desde antes de terminar el siglo XVI. •

Creación de palabras nuevas Se ha designado como criollismos las palabras hispanas que han adquirido otro sentido

en Puerto Rico. Por ejemplo, lo que en otras partes es la lana de una oveja que se esquila, vellón, aquí es una moneda de cinco centavos. Así sucede con: batida, pastel, china, sínsoras, brete y garata, entre otras muchas. También se han creado palabras nuevas mediante diferentes procedimientos; ya sea añadiendo sufijos: reguerete (de reguero), cuquero (de cuco), o prefijos: prematrícula, ajibararse, por composición: pisicorre, comivete o por invención: chischís, teque-que-teque.

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Así encontramos palabras puertorriqueñas como: aguaje, atrecho, changuería, emborujo, enfogonarse, fracatán, jaibería, majarete y revolú. La innovación del léxico cuenta entonces con los siguientes recursos: (1) el uso de palabras españolas de viejo cuño para designar la nueva realidad americana, gracias al cambio de sentido, (2) derivaciones de palabras hispanas, (3) creación de nuevas voces y (4) la asimilación y desarrollo de vocablos indígenas, africanos e ingleses. •

Los extranjerismos La adaptación de extranjerismos al español americano es un fenómeno común a todas

las naciones del continente. Las fuentes del léxico extranjero, son, además, muy variadas. Se adoptan extranjerismos de diferentes lenguas, según el grado de influencia, que corresponde a alguno de los siguientes factores: el prestigio de la cultura extranjera, razones económicas, la importancia del grupo migratorio. Así tendremos, por ejemplo, una gran cantidad de italianismos en Argentina. En Puerto Rico las principales lenguas extranjeras que han contribuido a nuestro léxico son las lenguas africanas y el inglés. •

Africanismos La influencia de las lenguas africanas se limita al léxico, y aun en este aspecto

contamos con escasos estudios que utilicen técnicas modernas de estadística. Hay varios factores que deben tomarse en consideración al evaluar esta influencia: (1) la entrada de esclavos se extendió hasta el siglo XIX, (2) los africanos procedían de una amplia zona geográfica de diversa formación cultural. Es decir, no hubo una lengua africana exclusiva en contacto con el español, ni un periodo regular y fijo para estas interferencias lingüísticas. Por otro lado, los africanos sufrieron una rápida hispanización, cosa que explica la desaparición de las lenguas africanas y su escasa influencia en el español de Puerto Rico. La hispanización rápida se debe a la limitación geográfica de la isla y a su aislamiento que, por otra parte, facilitó la "mulatización" de la población. A consecuencia de esto, en Puerto Rico, a diferencia de otras regiones americanas, no perduran las lenguas tribales de los esclavos ni la lengua mixta de los afroespañoles - el habla cangá. Sin embargo, un puertorriqueño de hoy dirá que su casa queda por el jurutungo, comerá gandules, ñame, malanga y quimbombó, hablará de animales como la guinea, el chango y el gongolí y usará con frecuencia los vocablos africanos: bemba, ñoco, cocoroco, dengue, candungo, motete, fufú y baquiné entre otros muchos. Este vocabulario ha carecido hasta hoy día de prestigio lingüístico como efecto de prejuicios raciales. Como decíamos al 10


principio, la importancia de la influencia de una lengua está determinada por su prestigio social. El caso contrario al del africanismo es el de la influencia del inglés en Puerto Rico. •

Anglicismos El inglés ha influido en la lengua de Puerto Rico desde 1898. En casi un siglo de

contacto, esta influencia no se ha limitado al léxico sino también a la morfosintaxis o gramática del habla puertorriqueña, interferencia menos frecuente pero de más preocupación. La influencia del inglés en el español es un fenómeno internacional, debido no sólo a la estrecha relación económica y política de Estados Unidos con Latinoamérica sino también a la importancia del inglés como una de las lenguas universales de ciencia y técnica. De hecho, podemos hablar de anglicismos de "uso general" que designan objetos para los cuales no hay ningún término en español. Así hablamos de ir a un bar o a un club en bermudas o bikini montados en un jeep, nos lavamos la cabeza con champú y hacemos cheques para pagar las cuentas. En estos casos, en los que el anglicismo designa nuevos conceptos o matiza los que tenemos, nos enfrentamos a anglicismos aceptables. Éstos se usan libremente en todo el mundo hispano y además se registran en prestigiosos diccionarios que garantizan su supervivencia. Muchos de nuestros anglicismos son generales. Otros, por el contrario, son particulares de Puerto Rico: brown, freezer, high (por escuela superior), panty, rush y size, son sólo algunos ejemplos. El uso de estas palabras corresponde tal vez al prestigio adquirido por el inglés en Puerto Rico, a mediados de este siglo, como lengua de la "modernidad," y a nuestra estrecha relación económica con Estados Unidos. La influencia de este idioma, pues, ha sido favorecida por los mismos hispanohablantes de la isla. En el afán por combatir la influencia del inglés, por otro lado, a veces se tildan de anglicismos palabras que provienen de otros idiomas, a través del inglés: control (del francés), emergencia (de origen latino), jungla (de la lengua indostánica), tráfico (un italianismo del siglo XVI), para sólo dar unos ejemplos. Sin embargo, no cabe duda de que es cierto que en el español de Puerto Rico hay numerosos casos de anglicismos innecesarios. Cuando existe un término español que designa cómodamente un objeto o concepto resulta superfluo el uso de la palabra inglesa. Este es el caso de liquor store (por licorería), laundry (por lavandería), cash (por al contado), binder (por cartapacio), entre otros. Hay algunos que caen en desuso, como lo sucedido con las palabras dean (decano), chuingó (chicle) y hearing (vista).

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Hay, además, una serie de palabras españolas que se usan con la significación del vocablo al cual se parecen en inglés - así escuchamos aplicación por solicitud, copia por ejemplar, forma por blancos o formulario. Si buscamos el significado de estas palabras encontramos que: aplicación es la dedicación a algo, principalmente al estudio, o un adorno que se sobrepone a un objeto, copia es la reproducción de un escrito, y forma es la figura exterior de la materia. Nos enfrentamos en estos casos a una seria confusión del valor semántico de las palabras que puede traer problemas de comunicación. El uso erróneo de estos términos es, desafortunadamente, muy frecuente. Así escuchamos a menudo que tal persona es agresiva, cuando queremos decir que es emprendedora, asumimos que no tenemos que venir a clase, cuando en realidad lo presumimos o suponemos, en los edificios tomamos equivocadamente el elevador, en lugar del ascensor y tenemos romances en lugar de idilios o aventuras amorosas. El español ha recibido influencias de lenguas extranjeras a lo largo de su historia - del griego, del árabe, del italiano, del francés, de las lenguas del Nuevo Mundo. Los extranjerismos, por lo tanto, no deben tomarse como un virus lingüístico contra el cual nos debemos vacunar. Debemos evaluar la necesidad de la incorporación de términos: ¿facilitan la comunicación? ¿diversifican el sentido original de la palabra? Una consecuencia más preocupante de la influencia del inglés, que apenas comienza a registrarse, es la interferencia en la estructura morfosintáctica del español de Puerto Rico. Mientras la interferencia se limita al vocabulario, ésta es superficial y, por lo tanto, pasajera y hasta enriquecedora. Por otra parte, cuando un idioma extranjero influye sobre la forma en la que articulamos nuestros pensamientos la injerencia de ese otro sistema lingüístico adquiere una relevancia mucho mayor. Éste es el caso de la influencia del inglés en el español de Puerto Rico, asunto que merece atenderse en una próxima lección.

OBRAS CONSULTADAS Alvarez Nazario, Manuel. Introducción al estudio de la lengua española. Madrid: Partenón, 1984. --- . "Manifestaciones antiguas de unidad en el léxico criollo hispanocaribeño." BAPLE 13 (1985): 83-89. Cardona, Segundo. "Puerto Rico: lengua y complejo de inferioridad." Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española 13 (1985): 153-60. 12


Lope Blanch, Juan M. "Fisonomía del español en América: unidad y diversidad" en Actas del I Congreso internacional sobre el español en América. San Juan: APLE, 1987. López Morales, Humberto. "El español de Puerto Rico" en Nueva antología de lecturas. Río Piedras: Universitaria, 1989. --- . "El fenómeno de lateralización de -/r/ en las Antillas y en Canarias." BAPLE 13 (1985): 247-61. Morales, Amparo. Gramáticas en contacto. Análisis sintácticos sobre el español de Puerto Rico. Madrid: Playor, 1986. Rosario, Rubén del. La lengua de Puerto Rico. Ensayos. 13a Ed. Río Piedras: Cultural, 1987. ---. "La reforma educativa" En Rojo, Supl. Claridad (16-22 de junio de 1989),15.

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