2 minute read

Un hombre justo

Next Article
Yo soy acólito

Yo soy acólito

San José:

Advertisement

Un hombre justo con corazon de padre

Por: Sem. Heriberto Perez Genesta

Hola a todos los queridos hermanos de nuestro Boletín “Amigos”; en este espacio compartiremos la vida de un hombre, el cual es de gran importancia en nuestra Historia de Salvación, pero al mismo tiempo, se encuentra un poco olvidado, frente a muchos otros santos muy procurados en la piedad popular. Hablamos de San José de Nazareth, al cual celebramos en este mes de Marzo.

¿Qué podemos decir de San José? Mientras en la misma Escritura, podemos leer grandes discursos proclamados por lo profetas, apóstoles, maravillosos escritos en las cartas de San Pablo, San Pedro, San Juan, etcétera, además de los escritos que en el transcurrir de los tiempos nos han dejado tantos intelectuales que ha ofrecido nuestra Iglesia, de este varón justo no tenemos registro de palabra alguna que haya dicho. Por un lado, la Escritura no nos indica palabra alguna pronunciada por él, por lo cual se le ha llamado el “santo del silencio”, pero por otro lado, el Evangelio nos indica acciones muy concretas, las cuales fueron importantes para el desarrollo de nuestra Historia de Salvación, lo cual debe invitarnos a cuestionarnos algo importante ¿Demuestro ser discípulo de Jesús no solo con palabras, sino con acciones? Más en este tiempo que el mundo nos exige a quienes nos hacemos llamar discípulo de Jesucristo, a que demos un testimonio digno de la fe que profesamos. Sin duda este gran hombre es un santo con el cual nos podemos identificar, ya que al enterarse de la situación de María, podemos imaginarnos, cuantas dudas lo habrán atacado, cuanta

incertidumbre, angustias y miedos no habrán invadido su corazón, lo mismo nosotros, ante las adversidades cuantos sentimientos de estos no se agolpan en nuestro interior, pero así como a José se le manifestó la verdad por medio de sus sueños, debemos reconocer cuantas veces el Señor se ha manifestado en nuestra vida de distintas maneras, llenando de dicha nuestro corazón, así como llenó el de este santo varón al tener en sus brazos a su hijo. Pidamos a Dios nuestro Señor que llene nuestro corazón de fortaleza y de fe, inspirados por el ejemplo que nos dejó este hombre en seguir, quizá con miedo y preguntas, pero con toda la disposición de seguir su voluntad confiando en su Providencia.

Agradezco su atención queridos hermanos, que Dios nos bendiga y San José interceda por nosotros.

This article is from: