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A ti catequista
Por: María Luisa Valdéz Pereyda Laica comprometida
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María nuestra madre
¡Hola de nuevo a todos los Amigos de este boletín!, me alegra mucho poder compartir con ustedes este texto. dios como nuestro padre se ha valido de una mujer para dar vida a su muy amado hijo Jesús. dentro de la humildad, la sencillez la aceptación y el sí, María dio al mundo al salvador. en este mes celebramos a quienes con el amor más puro y sincero nos han traído al mundo, con un sí a la vida han cambiado el rumbo de la humanidad y son quienes se convierten en el motor e inspiración de muchos de nosotros, son quienes interceden y nos invitan a ser la mejor versión de nosotros mismos, aquellas que nos alientan y nos extienden su mano en momentos difíciles.
María como madre ha sido el modelo por excelencia para todas, su inmenso amor forjó a quien dio la vida por ti y por mí, ahora como madre del mundo ha intercedido y nos ha cuidado siempre, siendo nuestro auxilio y nuestro amparo, siendo nuestra compañera de vida y quien ha intercedido por nosotros ante nuestro Padre. Hoy también es preciso recordar a María en la advocación de nuestra Señora del Rosario de Fátima, es ella quien nos invita a orar por los pecadores, a rezar el rosario y a volver a dios por medio de ella, desde que se mostró ante tres pequeños, se nos ha dicho que nos ama y nos protege desde lo más profundo de su inmaculado corazón. Ya para finalizar me gustaría también que reflexionemos sobre la importancia de la docencia, Jesús como maestro nos ha enseñado que orientar y ser una guía para los demás es una gran oportunidad para evangelizar y compartir la bue-
na noticia. Como catequistas tenemos la bendición de llevar a los niños el amor de dios, es un don que no muchos poseen y es necesario tener un gran corazón para forjar el de los demás.
Que este mes sea de muchas bendiciones para ti y tu familia, no te olvides de rezar el rosario y orar por la conversión del mundo. las peticiones de nuestra Madre son especialmente atendidas por el Hijo y el Padre. Confía y sigue encomendándote a su amor y a su protección. Un abrazo y que dios y nuestra Madre te protejan. “oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. no se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿no estas bajo mi sobra? ¿no soy tu salud? ¿Qué más te falta?”