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Vocacional

DESDE EL INTRO

Sem. Alan Omar Gutiérrez Daniel, Curso Introductorio

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NUESTROS MAESTROS

“¿Qué es para mí? Una bendición”, comenta nuestra maestra de Formación en la fe, María del Socorro “Coqui” Solano, cuando le pregunto sobre su sentir en este año de formación que casi termina. “Siento una gran responsabilidad al colaborar en su formación. Ha sido una experiencia maravillosamente extraordinaria pues al enseñarles se fortalece mi fe, y al conocerlos un poquito descubro y aprendo sobre su vocación sacerdotal” Agrega.

Nuestros Maestros que tan generosamente nos han aportado su conocimiento y cariño a lo largo de este ciclo de formación, nos han dejado una gran enseñanza, no solo intelectual sino también espiritual y humana. En verdad vemos en ellos su preocupación por enseñar de la mejor manera posible, de forma que sepamos aprovechar este conocimiento en nuestra futura labor pastoral.

La hermana Rosa García, maestra de Catequética nos dice: “Mi 10 gratitud al equipo de sacerdotes formadores por permitirme compartir mi fe y experiencia en catequesis a estos jóvenes que aspiran al sacerdocio y mi sueño es la catequesis sea prioridad en la pastoral que realicen siempre donde se encuentren”. Con ello queda claro que no solo nos están formando para aprender solo algunos aspectos intelectuales, sino también en respuesta a una necesidad real en nuestras parroquias, pues, la evangelización, como actividad primordial del sacerdote, no siempre se le da la importancia que requiere.

“Para mí, ser docente del seminario católico de Hermosillo, es una de las mejores experiencias de mi vida” Nos responde amablemente la Doctora y Psicóloga Guadalupe Villegas. “Es una enorme responsabilidad, un reto, que con mucha Fe quise tomar porque

significa una gran oportunidad de ofrecer, con gratitud, un poco de lo mucho que he recibido por la infinita bondad de Dios. Es una gran emoción, es un regalo del cielo. Cuando me invitaron a participar, sentí que era un llamado del Señor a mi vocación, siempre he sentido un interés muy grande por contribuir al crecimiento integral de las personas, y me he preparado, y quiero continuar en ello mientras Dios lo permita, la medicina y la psicología me han enseñado a abordar dos aspectos humanos muy importantes, pero la Iglesia me ha enseñado a abordar también el lado espiritual y la filiación divina del hombre, pero ahora siento que esta oportunidad de dar es mucho más una oportunidad de recibir, en primer lugar una lección de Dios, y una muestra de su amor, y es un gran aprendizaje y crecimiento, cada alumno es un libro nuevo, muy apreciado por mí, para seguir aprendiendo y experimentando la bondad de la maravillosa obra de Dios que es el Hombre, y seguir agradeciendo a Dios todos sus Dones”.

En efecto, nosotros como seminaristas del curso introductorio también estamos agradecidos con Dios, con los formadores y maestros, por tener esta oportunidad de aprendizaje que pocos cristianos tienen. Agradecemos también la labor del Padre Jesús Juárez, quien es el encargado de buscar tan buenos elementos en nuestra formación y a toda la comunidad que está al pendiente de nuestros estudios. De nuestra parte queda poner todo nuestro empeño en prepararnos para ser los mejores pastores que podamos, como el pueblo de Dios merece.

¡Gracias!

INQUIETUD VOCACIONAL

Sem. Alan Gabriel de la Re Valenzuela I de Filosofía.

Hola, es un placer compartir con ustedes estimados lectores. Mucho gusto, soy el seminarista Alan Gabriel De La Re Valenzuela, actualmente estoy cursando mi segundo año de formación aquí en el seminario Mayor y por este medio me dirijo ante ustedes para compartirles mi experiencia vocacional. Yo era un muchacho como cualquier otro, confieso que nunca fui a los grupos juveniles ni a nada de eso, siempre estuve más enfocado a trabajar y a querer empezar a construir una vida desde muy joven. Soy proveniente de una familia muy unida, trabajadora y cercana a la iglesia, una familia que ha tenido una constante comunicación con Dios mediante la oración y la Fe.

Era el año 2013 durante la preparatoria y fue en ese mismo momento donde empecé a sentir que mi vida corría para otro rumbo, sin embargo, no le tomaba importancia y decía que eran cosas de mi cabeza y que no eran muy importantes.

Yo seguía adelante con mis estudios, tenia novia y al mismo tiempo trabajaba y estudiaba, era alguien que quería construir su vida desde joven para llegar a ser un excelente profesionista. Una vez terminando la preparatoria, decidí ingresar a la universidad y en ese momento mi llamado se intensificó a un nivel que uno de esos días había soñado que era sacerdote: Un hombre vestido en traje negro con clerical y parado al lado de una iglesia. Yo decía que era totalmente absurdo y ridículo que pudiera tener ese llamado, no sabia absolutamente de que se trataba. Ignoraba esos detalles y seguía adelante con mi vida. Mis metas eran ser un abogado y tener mi propio despacho o convertirme en un empresario en el sector restaurantero y trabajar en el extranjero en Canadá.

No volvieron a manifestarse esos momentos hasta que, en el culmen de mi carrera cuando estaba trabajando y estudiando en la ciudad de Toronto, Canadá, fue ahí donde comencé a visitar iglesias, comencé a formarme en grupos de oración y tenía contacto con personas religiosas, muchos eran sacerdotes, monjes franciscanos y misioneros. Fue en ese momento cuando abrí mis ojos y me di cuenta de que el Señor me estaba llamando. ¿Qué tiene que andar haciendo un joven de 23 años por aquellos lugares relacionándose con personas así? No tenía sentido, yo quería convertirme en el señor internacional, buscar un mejor futuro para mi familia y para mí, ser o planear convertirme en sacerdote no era absolutamente parte de mi plan.

Regreso en mayo de 2018 de Canadá, y procedí a llevar a cabo mis retiros vocacionales e ingresar al Curso Introductorio ese mismo año. Sin embargo, dejé la formación un año pensando que no tenia nada que hacer ahí. Me equivoqué, llevé a cabo mi vida como profesionista en el ámbito de la contaduría y mi llamado seguía persistiendo y como resultado, reingresé al Seminario Mayor este año, donde estoy feliz y contento, descubriendo el llamado que el Señor me ha hecho. Estoy a sus órdenes, Dios los bendiga.

EXPERIENCIA VOCACIONAL

Sem. Juan Teodoro Leyva Rivas Año de Pastoral

MI EXPERIENCIA EN AÑO DE PASTORAL

Que tal socios y socias, espero que el Amor de Dios reine cada uno de sus corazones. Este año tanto Jesús Samaniego y un servidor hemos tenido la oportunidad de vivir nuestro año pastoral, tiempo en el cual estamos en una comunidad parroquial sirviendo en lo que nos pida el Sacerdote o la necesidad de la comunidad, ha sido un año que por la pandemia poco a poco se ha abierto cada una de las actividades que hay en la parroquia.

La parroquia en la que he estado este tiempo es la parroquia Inmaculada Concepción de María, mi compañero solo estuvo hasta Diciembre y a partir de Enero le tocó estar con el Arzobispo Ruy Rendón, quizá por cómo ha ido fluyendo todo por la pandemia, este año pastoral es diferente a otros ya que no llegamos de lleno a muchas actividades, sino que poco a poco se han ido reactivando cada una de ellas. La verdad ha sido una alegría poder estar entre la comunidad, además de que el Pbro. Leobardo Romero ha 14 sido un buen guía en este año, la convivencia y conversación en la casa cural es muy buena y he aprendido mucho con él, también con el Pbro. José Carlos Martínez quien se ordenó en Diciembre y se incorporó a la parroquia en Enero ha sido guía en este caminar, es mi sexto año de formación en el Seminario y es muy gratificante estar sirviendo y aprendiendo en la práctica de lo que en el Seminario se nos enseña, en lo personal estar en medio de una comunidad me llena de mucha fe y alegría, no hay como conocer la fe de cada persona y poder convivir, reír, disfrutar de la plática y vivir la fe, es lo que me da más ganas de seguir en este camino y ser, si Dios lo quiere así un sacerdote para su pueblo.

El estar en la comunidad es una experiencia que si al principio da mucho nerviosismo pero la misma comunidad te va motivando a dar lo mejor que tienes, además enfrentarte a

hablar en la Eucaristía y decir lo que has reflexionado es algo maravilloso, se ve y se nota como se va dominando los nervios y puedes desarrollarte más, también el ir a acompañar a las familias en los momentos de despedir a un ser querido es una experiencia bastante fuerte y no sabe uno que decir para dar ánimo y consuelo en ese momento, ha sido un año que el pueblo de Dios va dando la dirección de como necesitan que sean los sacerdotes que los guían en su comunidad, también he podido acompañar a los grupos de jóvenes, grupo MFC y un grupo de catecismo y preparar reflexiones para adviento y cuaresma, es muy bonito ver como la misma comunidad te apoya y te dice en que puedes ir mejorando. Yo siempre he dicho que estoy chipilón por el Señor y este año lo he comprobado más de una vez, para empezar estoy en una comunidad que tiene una gran fe y muy buena formación, es muy buena en conducir a quienes llegan a ella, dan el corazón y permiten entrar en su corazón, realmente he disfrutado mucho este año a pesar de todas las adversidades que hay por los cuidados por el COVID, estoy muy agradecido con Dios por todo lo que he aprendido y vivido este año, también muy agradecido por su oración ya que sin ella, sin la oración de todos ustedes socios y socias gracias a todos los que oran por las vocaciones sacerdotales. Esperando que el Señor colme de bendiciones su vida y su familia.

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