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Meditación Evangelio

MEDITACIóN DEL EVANGELIO

Sem. Emmanuel A. Martínez Olmeda, I de Teología

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Los saludo con mucho gusto querida familia de la Obra de las Vocaciones por medio de este artículo. Deseo que Cristo Resucitado siga siendo la luz y fuerza en tu vida, familia y hogar. En esta ocasión me toca compartir contigo que lees esta edición del boletín unas pequeñas reflexiones para este mes de mayo.

DOMINGO V DE PASCUA JN. 15, 1-8

“Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante”. Jesús nos invita en este pasaje a: 1) Reconocer que el Padre es el viñador, quien tiene la iniciativa para que demos fruto. 2) Permanecer en Jesús, su espíritu que vivifica y nos mantiene unidos para así dar un fruto abundante. ¿Qué tanto estamos dispuestos a vivir unidos al Padre, en el espíritu de Cristo para dar y compartir un buen fruto?

DOMINGO VI DE PASCUA JN. 15, 9-17 “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor.” La medida que nos invita a hacer presente en nuestra vida es el Amor. Si analizamos el Amor que nos ha tenido Dios en nuestra vida, ¿cómo hemos correspondido ese Amor? Dar la vida a ejemplo de Cristo es una tarea por realizar en nuestro día a día para con quien nos rodea. SOLEMNIDAD DE LA ASENCIóN DEL SEÑOR MC. 16, 15-20 “Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y anunciaron el Evangelio por todas partes.” La tarea que encomienda Jesús a sus apóstoles es ir y predicar el Evangelio a todas las naciones, pero con una promesa y seguridad clara, que los acompañaría y confirmaría todas sus obras. Nuestra mirada ha de estar hacia el cielo como signo de

esperanza, pero también hacia los demás, signo del mandato de ser colaboradores en la construcción de su Reino.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS JN. 7, 37-39

“Sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo”. Este es uno de los dones que da Cristo Resucitado cuando se aparece a sus discípulos y que una vez que los envía, es el Espíritu la fuerza para predicar el Evangelio de Amor y reconciliación para todos. ¡Ven Espíritu Santo y llena los corazones de tus fieles…!

SOLEMNIDAD DE LA

SANTÍSIMA TRINIDAD MT. 28, 16-20

“Vayan, pues, y hagan discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” Nuestra experiencia cristiana es cimentada en la Trinidad donde el Padre que Ama, el Hijo que es Amado y el Espíritu que es Amor, abrazan nuestra condición humana, nos acompañan, dan fuerza y ejemplo claro de ser un signo de Amor para los demás. ¿Qué tanto hacemos presente este Amor para quienes nos rodean?

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