Editorial
De Largo Aliento / Periodismo cultural
JULIO 2014
Los tamaños de la pequeñez
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a imagen notificaba la propia consideración de lo pequeño: al final del partido contra Brasil, un empate a cero goles, los futbolistas mexicanos alzaron sus manos como signo de victoria. El cuadro hablaba por sí solo: somos tan diminutos que un empate lo convertimos en triunfo pírrico. Por supuesto, los anfitriones salieron con la cabeza baja porque, para ellos, un empate era, es, una derrota, así de grandes se identifican. Pero (casi) todo México celebró el empate. En Televisa, el emporio que ha ganado millones de dólares por transmitir los partidos (no todos, para que la gente pudiera contratar su servicio de cable), los comentaristas estaban agradecidos, e incluso lo subrayaron de la siguiente manera un poco antes del término del encuentro: “si ganamos, ganamos; si empatamos, ganamos; si perdemos, ganamos”. En Televisión Azteca la situación era similar, uno de sus locutores (que luego son comentaristas y al revés), bravo y exaltado, dijo: “No les tenemos miedo. Que venga el que sea. Holanda o Chile. Que sea lo que Dios quiera”, con lo cual también se estaba revelando el tamaño de nuestra pequeñez, porque ningún otro país muestra su menudencia arrostrando su valor: “No le tenemos miedo a nadie; finalmente Dios está de nuestra parte”. ¿Y quién asegura lo contrario? La prensa en general, al día siguiente, trató a la oncena representativa como si ya se hubiera coronado. Los halagos al portero Guillermo Ochoa no tuvieron límites. Dos periódicos, a ocho columnas, cabecearon: “Memorable”, exhibiendo su falta de originalidad. ¿Pero acaso ese cancerbero no gana millones de pesos justamente para proteger su valla? ¿No está obligado moralmente Lionel Messi a jugar de modo correcto e indefectuoso si obtiene alrededor de 25 millones de pesos cada quincena? ¿Desde cuándo a los héroes se los recompensa por lo que están obligados a hacer? El estado postrado en que se halla el futbol nacional es debido, sobre todo, a la industria mediática que lo alimenta, y lo humilla, y lo arrodilla frente al empresariado que lo sostiene con una soga en el cuello. Por supuesto, habría que observar que los “principales” “críticos” del futbol local, que son los comentaristas de los medios electrónicos, fueron futbolistas que, como sus actuales colegas, nunca pudieron hacer un buen papel en los Mundiales, sólo que hoy, del lado de la tribuna, sí saben cómo se deben hacer las cosas. Ahora Raúl Orvañanos, Luis García, Luis Hernández, Jared Borgetti, García Aspe, Zaguinho, Manuel Lapuente, Fabián Estay, Gabriel Caballero, Jorge Campos, Cuauhtémoc Blanco (ambos de corto lenguaje, tratando inútilmente de construir algunas frases que sopesen sus dudas o sus admiraciones), Javier Aguirre o el Ruso Brailovsky (incapaz de haber evitado el descenso a la segunda división del Necaxa cuando los entrenaba) saben, desde el micrófono, cómo se debe jugar, meter goles e incluso dirigir a un equipo. Siguen enriqueciéndose con el futbol, a pesar de no jugarlo ya en las canchas (los competentes egresados de las escuelas de comunicación en el género deportivo, mientras tanto, se hallan en el desempleo y la desesperación). Pero la realidad es más tangible que los sueños: de nuevo, México fue eliminado en los octavos de final por una poderosa Holanda, que, a diferencia de nuestro país, jamás bajó su rendimiento. Sin embargo, como el dinero continúa su curso en el caudaloso río revuelto de las oficinas de la FIFA, y sigue distribuyéndose con puntualidad en sus filiales las televisoras del planeta, el futbol persistirá en su consagración como el sedante idóneo de los desterrados y los desheredados de los cinco continentes, que miran los partidos como alicientes de vida, seguramente inconscientes del acertado paralelismo entre el futbol y la política: en ambas entidades las carcome la corrupción interna, en ambos estratos la teoría jamás reivindica a la práctica, sus protagonistas —todos— están al servicio exclusivo de sus intereses pecuniarios, ambas estrategias pertenecen al ámbito del voraz capitalismo donde el espectador y el votante quedan pertinentemente excluidos. No sabemos si en realidad el futbol es ahora el opio del pueblo, pero lo que sí se puede asegurar es que es la necesaria maquinaria para el control patriótico. Y aunque perdimos, según los contenedores y sopesadotes e influyentes de la opinión en México (es decir, los comentaristas ex futboleros), de todas maneras ganamos. Lo cierto es filosóficamente más triste —o deplorable—, pues, como decía Fernando Marcos (ése sí ilustre e ilustrado comentarista deportivo), “jugamos como nunca, perdimos como siempre”.
Me pregunto
¿Escribir cambia tu vida? En Morelos acaba de celebrarse el 5º Encuentro Estatal del Programa Mujer: escribir cambia tu vida, único en su tipo en el país. Ethel Krauze
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éxico no está a la zaga, sino en la punta de la lanza. Me pregunto por qué no visibilizamos lo suficiente estos momentos, por qué no los consolidamos y aprovechamos la experiencia que arrojan para planificar más y mejores programas que puedan convertirse en políticas públicas. En Morelos acaba de celebrarse el 5º Encuentro Estatal del Programa Mujer: escribir cambia tu vida, único en su tipo en el país por sus objetivos, su modo de operar, su metodología y sus resultados. Es un reconocimiento, una invitación, un impulso y una contribución. Reconoce las huellas que han dejado las mujeres en su paso por el mundo, sembrando la tierra desde sus múltiples trincheras: en la casa, en la familia, en el campo, en la cultura. Invita a todas las mujeres, sin excepción, a escribir su testimonio como legado para las nuevas generaciones de hombres y mujeres. Impulsa la escritura como vía de legitimación de su propia visión sobre ella misma y sobre el mundo que la rodea. Al escribir, se adueña de su vida: la escritura de la mujer se convierte, simbólica y materialmente, en “la escritura” de su propia vida. Contribuye al desarrollo de la sociedad al incorporar la equidad de género en las políticas públicas al convocar, instruir, difundir, publicar y compartir los manuscritos de las mujeres que transforman su vida desde el momento en que cobran conciencia de que tienen algo, mucho, que decir, decirse, decirnos. Mujer: escribir cambia tu vida es un modelo metodológico con una plataforma teórica y didáctica que he tenido la oportunidad de diseñar y proponer a las instituciones. Y se ha convertido en un programa pionero en crecimiento hacia otras latitudes gracias al aporte de todo un equipo operativo y un cuerpo de instructoras que han recorrido el territorio con un cuaderno en la mano, sus variados y valiosos talentos y su mucha enjundia. Se diferencia de otros programas en el sentido de que no se circunscribe al ámbito académico, no tiene fines explícitamente literarios y no es una intervención asistencialista. El único requisito es ser mujer y tener el deseo de descubrir qué pasa cuando ella toma la batuta de la pluma sobre el papel de su vida. Con este ejercicio quienes escriben y quienes leen contribuyen a completar la historia de la comunidad; finalmente, la Historia. Es una experiencia de equidad y de complementariedad. De manera paralela y coincidente, se prepara la Conferencia de la ONU 2015-2030, que planteará los nuevos objetivos del Milenio. Entre las propuestas de salud, educación, identidad cultural, alimentación, sustentabilidad, equidad de género y empoderamiento de la mujer, e inclusión en un entorno ético de justicia global, el Programa Mujer: escribir cambia tu vida contiene más de la mitad de estos objetivos, y está en línea con la agenda global para compartir infraestructura no sólo física, sino estructural y organizativa, hacer sinergia en la construcción comunitaria, y contribuir a la legitimidad de la participación ciudadana. Sobre todo, en el reconocimiento de que la mujer funciona como epicentro de una sociedad, y al favorecer su desarrollo con empoderamiento éste se potencializa en la familia, los hijos y la comunidad entera. Uno de los principales consensos de quienes participamos en este 5º Encuentro ha sido la petición de asignación de un presupuesto, que esperamos sea tomada en cuenta para trabajar en la elaboración de la memoria del Programa, el manual del Modelo y los instrumentos de diagnóstico y evaluación, y proponer los nuevos pasos a seguir con el concierto de todas las partes que han participado en esta construcción. Me pregunto, pues: ¿qué más se necesita para visibilizar, impulsar, consolidar, expandir, exportar experiencias mexicanas como ésta?
Comité directivo David Magaña Figueroa Felipe Reyes Ruiz Víctor Roura Director general Víctor Roura Director ejecutivo David Magaña Figueroa Director de relaciones institucionales Ricardo Magaña Figueroa Gerencia José Luis Díaz López Apoderado legal Alfonso Pérez Dominguez Jefa de relaciones públicas Viridiana Villegas Hernández Jefatura de información Ernesto Herrera Subjefatura de información Emmanuel Islas Reporteros Daniel Cisneros Karla Zanabria Carmen García Bermejo Silvina Espinosa de los Monteros Rossi Blengio Jefe de redacción Eusebio Ruvalcaba Zona fotográfica Arturo Talavera Pascual Borzelli Iglesias Mesa digital Elisa Aguilar Funes
Arte y diseño Josefina Larragoiti Cuidado de la edición Fatna Lazcano Consejo periodístico Federico Arana/ Jaime Avilés/ Alberto Chimal/ Fernando de Ita/ Juan Domingo Argüelles/ Armando González Torres/ Ethel Krauze/ Marco Lara Klahr/ Omar Raúl Martínez/ Eduardo Monteverde/ Humberto Musacchio/ David Ojeda/ Emiliano Pérez Cruz/ Agustín Ramos/ José Reveles/ José de Jesús Sampedro/ Ignacio Trejo Fuentes/ Gabriel Trujillo Muñoz.
/delargoaliento @LargoAliento
De Largo Aliento, fundado el 1 de marzo de 2014, aparece el primer lunes de cada mes. Este número 5 fue impreso el 5 de julio de 2014. Es una publicación editada y distribuida por Magaña, Reyes y Roura, SA de CV, con dirección en Luis González Obregón No. 25, piso 3, esquina con República de Argentina, Centro Histórico (Área 2), C. P. 06010, Delegación Cuauhtémoc, Distrito Federal, Tel. 57022252. www.delargoaliento.net. Editor responsable: Víctor Antonio Roura Pech. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo Nº 04-2014-021411235500-101, otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Impresa por Encuadernaciones Maguntis, SA de CV, Calle Batalla de Casa Blanca No. 1621-B, Colonia Leyes de Reforma, 3ra. Sección, C. P. 09310 en la Delegación Iztapalapa, Distrito Federal. Certificado de Licitud de Título y Contenido No. 16190 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Queda estrictamente prohibida la reproducción parcial o total de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Magaña, Reyes y Roura, SA de CV. La información, opinión y análisis contenido en esta publicación es responsabilidad de los autores, salvo error de apreciación de su parte.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
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El poder sobre el poder Cristiano Ronaldo, por Luy.
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Adrianelli Hernández Vega
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i se sumaran todos sus ingresos y su influencia económica, bien podría ser la economía 45 del mundo. No es un país, pero sí el monstruo regulador del deporte más popular del planeta. La Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) maneja los 210 mil 138 millones de dólares (mdd) que vale el futbol. Esta organización, presidida por Joseph Blatter, es tan poderosa que está por encima de cualquier gobierno. Está inscrita en el Registro Comercial de Suiza, con sede en Zúrich, la ciudad más poblada de ese país. Sus objetivos van desde el mejoramiento del futbol, la organización de competencias internacionales propias, el control de todas las formas de futbol, hasta la promoción del comportamiento ético y la deportividad para impedir la corrupción, el dopaje, la manipulación de partidos y los abusos en el deporte del futbol asociado. Eso dicen sus lineamientos. En 2012 la FIFA llevó a sus arcas unos mil 166 millones de dólares. Se ha convertido en un monstruo económico y sus miembros lo reconocen: “Ha experimentado un cambio impresionante a lo largo de su historia, pasando de ser una pequeña organización que originalmente regulaba el futbol hasta convertirse en el agente económico de peso que es hoy”, dijo Domenico Scala, presidente de la Comisión de Auditoría y Conformidad de la FIFA, en el informe de finanzas de 2012. Tiene 209 países afiliados, mientras que la ONU sólo 193; organiza sus confederaciones de manera geográfica, aunque puede aceptar que alguna se integre a otro continente, como el caso de Australia, que compite en la Confederación Asiática de Futbol (AFC), cuando, geográficamente, debería hacerlo en la Confederación de Futbol de Oceanía (OFC). Goza de los siguientes derechos: la FIFA, sus miembros y las confederaciones son los propietarios primigenios de todos los derechos de competencias y otros actos que emanen de sus respectivas jurisdicciones, sin ninguna restric-
En efecto, el futbol es un deporte que se juega con dinero. La FIFA tiene 209 países afiliados, mientras que la ONU sólo 193. Y los miles de millones de dólares que usted desee. ción en lo que respecta al contenido, el tiempo, el lugar o la legislación. Estos derechos incluyen, entre otros, todo tipo de derecho patrimonial, derechos de inscripción, de reproducción y difusiones audiovisuales, derechos multimedia, derechos promocionales y mercadotécnicos, así como derechos incorpóreos como el nombre y los derechos sobre las marcas distintivas y los derechos de autor. En este Mundial la FIFA es dueña de las frases “Brasil 2014” y “Copa 2014”, cualquiera que las use debe pagar regalías. No por nada, el 98 por ciento de su capital proviene de los Mundiales. El poder sobre el poder.
Los dueños del balón
En 1999 Joseph Blatter declaró que alrededor del futbol vivían más de mil millones de personas en el mundo. ¿Qué podría esperarse ahora? En 2011 la FIFA se permitió el lujo de dar a sus países afiliados 300 mil dólares extra —al año cada Federación recibe 250 mil dólares— por las ganancias que dejó el Mundial Sudáfrica 2010, así lo informó el diario Milenio en un artículo titulado “FIFA comparte sus ganancias”, publicado el 29 de enero de 2011. Hay 265 millones de personas que practican el futbol; ya sea de manera profesional, semiprofesional o amateur, considerando a hombres, mujeres, jóvenes y niños; lo que representa aproximadamente el 4 por ciento de la población mundial, pero deben sumarse también los cinco millones de árbitros y funcionarios. Además, se debe considerar a los que no gustan de practicarlo pero sí de seguirlo por televisión o asistir a los estadios. Anualmente el futbol hace circular alrededor de 500 mil millones de dólares. Es El Negocio.
Las claves del negocio
El futbol ha sabido involucrarse con la televisión y la publicidad. Según la agencia de noticias EFE, la final de la Champions League de 2013, disputada entre el Bayern Múnich y el Borussia Dortmund, fue vista por 150 millones de personas, y la final de este año, entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid, fue vista por 165 millones de personas; ambas se retransmitieron en 200 países; en el caso de la publicidad, y de acuerdo con un reporte del portal Expansión, Cristiano Ronaldo recibe de Nike seis millones de euros al año y David Beckham, gran figura de Adidas, a lo largo de su carrera ha
generado, entre camisetas y zapatos vendidos, más de mil 200 millones de euros. El futbol y la televisión han ido de la mano durante las últimas décadas. El Mundial de México 1970 fue el primero en ser transmitido íntegramente en colores; Corea-Japón 2002 el pionero en la transmisión HD, aunque sólo para unos cuantos partidos; Alemania 2006 fue visto íntegramente en HD; y en Sudáfrica 2010 algunos juegos se transmitieron en tercera dimensión: el partido inaugural (Sudáfrica contra México) y la final (España contra Holanda), además de otros 23 encuentros. La relación futbol-medios de comunicación es un punto clave en la explosión de este deporte como fenómeno de masas y generador de dinero: “Sin su tremenda capacidad de adaptación a todas las revoluciones mediáticas, este deporte no sería el extraordinario fenómeno global que es”, señala Jorge Valdano. El futbol es un deporte que se juega con dinero. Fernando Carrión, maestro de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales en Ecuador, destaca que “no es otra cosa que una competencia mercantil”.
Una sucursal del imperio: la Femexfut
La Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) es, como las otras 208 afiliadas a la FIFA, una sucursal más del imperio. Tiene en sus manos un negocio que no dejará perder llamado “selección nacional mexicana”. De acuerdo con un artículo de José Ángel Parra publicado en El Universal el 23 de abril de 2013, el Tri genera ingresos de 100 o 200 millones de dólares al año y es el representativo que más partidos amistosos juega al año. La revista Forbes, en su edición mayo-junio de este año, señala que “si sumamos todo lo que vale la Liga MX y lo que factura la selección mexicana, el futbol nacional tiene un precio de dos mil 460 mdd”. Esta publicación añade que la nómina anual de la liga mexicana alcanza los 84.1 millones de dólares entre 400 futbolistas; es decir, por mes la nómina asciende a siete millones de dólares. ¿Cuántos partidos recuerda por los que valga la pena el derroche millonario? ¿El Italia contra Alemania de México1970? ¿La final de la Champions de 1999 en la que Manchester United se coronó? ¿El milagro de Estambul en el que Liverpool ganó la Champions en 2005? ¿Vale tanto el futbol?
De Largo Aliento / Periodismo cultural
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Literatura y futbol
Fiesta, nacionalismo, hambre, goles El Mundial de Futbol va en su fase intermedia. Pronto habrá un nuevo campeón, aquí están los resultados. Ignacio Trejo Fuentes
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Maradona, por Luy.
n 1998 Juan José Reyes y yo coordinamos el libro Hambre de gol (crónicas y estampas del futbol), que Cal y Arena publicó justo antes del Campeonato Mundial que habría de celebrarse en Francia. La obra consta de 412 páginas, y dejamos fuera materiales que hubieran podido arrojar un número igual de folios: los ignoramos porque ya estaban demasiado vistos (de Valdano, Benedetti, Villoro, Samperio…). Lo notable es que los textos recogidos fueron escritos casi en su totalidad por escritores, dramaturgos, musicólogos (Alcaraz) y hasta por actores políticos (Woldenberg) y algún cineasta (Pasolini). ¿Puede usted creer que Albert Camus fue portero y que escribió al respecto, lo mismo que Evgueni Evtushenko? ¿Que Miguel Hernández concibió una elegía al guardameta, y que Rafael Alberti hizo una oda a Platko? Vinicius de Moraes (el de “La chica de Ipanema”) sabe mucho de futbol. Por los mexicanos alineamos a Efraín Huerta, a su hijo David, a Armando Ramírez, a Felipe Garrido, a Eduardo Langagne, a Antonio del Toro, a Luis Miguel Aguilar, a
Rafael Pérez Gay, a Fernando del Paso, a Vicente Leñero, a Eusebio Ruvalcaba, a Jaime Tubo Gómez y a medio centenar de bienquerientes y amantes del fut. Juan José Reyes escribió acerca de Diego Armando Maradona y Hugo Sánchez; yo, de Carlos Reinoso. Por si lo dicho hasta aquí no llamara la atención, agrego que en Hambre de gol hay entrevistas, crónicas, semblanzas, cédulas arbitrales, cuentos, fragmentos de novela, poemas y un par de obras de teatro en un acto. “El hincha”, cuento del argentino Mempo Giardinelli, es una obra maestra porque con el pretexto del “juego del hombre” nos muestra la fragilidad, la soledad y el deterioro interior de un pobre diablo que muere cuando, por fin, su equipo se corona campeón. Leo Mendoza nos cuenta de Santa Clos en el estadio. Y hay varias piezas magistrales más. Incluso algunas damas (Josefina Estrada, Ana Luisa Calvillo) mostraron su entusiasmo por la materia y entregaron un cuento y una crónica, respectivamente. ¿No que las mujeres odian ese deporte porque les roba la atención de los esposos,
padres, hermanos, hijos y amantes? A propósito, recuerdo que las francesas detestan el futbol, y cuando se enteraron que el Mundial se efectuaría en ese país hicieron marchas y manifestaciones para evitarlo; fracasaron. No obstante, a medida que el torneo progresaba y la selección local avanzaba, las damas empezaron a acercarse a las transmisiones televisivas, y cuando Francia obtuvo el título hasta las ancianitas salían a sus balcones, bandera en mano, para celebrar la victoria de sus guerreros: les brotó el nacionalismo; o el patrioterismo, si se quiere. Es lugar común alegar que los futbolistas son admirados y queridos porque son los guerreros de la tribu, son los que la defienden de hordas extrañas o lejanas: sus derrotas se traducen en lágrimas y hasta en suicidios y sus triunfos en manifestaciones de alegría (las celebraciones callejeras: en México alrededor del mal llamado Ángel de la Independencia, en Madrid en Las Cibeles, y así por el estilo). El asunto del futbol y la literatura no es nuevo. Mucho antes que nosotros hiciéramos nuestra selección, Xorge del Campo hizo su propio equipo. Luego, Juan Villoro publicó sendos libros sobre el asunto, Pedro Ángel Palou dio a conocer una novela (un hermano suyo fue portero en primera división y ahora es directivo de un club), lo mismo que el periodista Sergio Guzmán. Marcial Fernández realizó, en Editorial Ficticia, una antología de cuentos, por pedido: colaboré con la historia de un seminarista-futbolista-pederasta. Gonzalo Martré acaba de publicar ¡Goooooooooool (El día que México ganó el Mundial). Es una auténtica novela de ficción científica: en 2054 los ex Ratones Verdes derrotan en la final a Inglaterra por siete goles a cero, ni más ni menos que en Londres. Eso en México. En países como Inglaterra, Francia, España y Argentina no cantan mal las rancheras: a cada rato aparecen libros cuyo eje único es el fut, trátese de ensayos, historia o narrativa. Volviendo a nuestra cancha, sé que Enrique Krauze fue portero (como el español Julio Iglesias), que Felipe Garrido jugó con los Pumas y que el fallecido y magnífico poeta Guillermo Fernández alineó con el Atlas. Eusebio Ruvalcaba es sobrino del alguna vez famoso Príncipe (o Pipis) Ruvalcaba.
Cuando apenas era un jovencito jugué con el Pachuca, aunque sólo partidos de pretemporada. Cuando me pidieron ir al club para registrarme en la Federación Mexicana con el fin de poder estar en la banca del primer equipo me emocioné hasta el llanto, mas esa misma semana me llegó la carta de aceptación de la UNAM para estudiar periodismo: colgué los tacos y opté por la pluma. Si en aquellos tiempos (principios de los años setenta) el Pachuca hubiese sido no el pésimo equipo que era, sino el club poderoso de la actualidad; pero sobre todo si entonces hubiesen pagado los desaforados sueldos que se pagan ahora a los jugadores, no lo hubiese dudado y en consecuencia no estaría yo aquí hablando de futbol, sino tal vez dirigiendo a la selección nacional en Brasil. Que el futbol es una religión, es cierto. No hay en el mundo deporte alguno que suscite tanta pasión en tantas partes, que provoque desmanes (los hooligans ingleses, las barras sudamericanas y ahora las mexicanas) y aun guerras (recuérdese la de Honduras y El Salvador previa al Mundial de México en 1970). Que no hay mayor fiesta deportiva que los Mundiales, también es innegable: los empleados faltan a sus trabajos, en las escuelas hay deserción, las iglesias se ven vacías si todas esas actividades coinciden con un juego de la selección local. Cuando el lector tenga en las manos estas parrafadas, el Mundial de Brasil estará ya en su fase definitiva. Sin embargo, no hace falta ser adivino para saber que los anfitriones se llevarán la copa. ¿Sus oponentes? España, Alemania y Argentina. No habrá maracanazo. ¿Y México? Esa selección, que sólo gracias a la ayuda divina de los gringos pudo colarse a la gran fiesta, tiene alguna oportunidad de meterse entre los mejores por la sencilla razón de que no tiene nada que perder, casi todos lo dan por muerto de antemano; y no debe olvidarse que Brasil es nuestro cliente: ¿se acuerdan de los Juegos Olímpicos de Londres? Creo que en el enfrentamiento entre ambas selecciones los más nerviosos serán los brasileños. Por último, no debemos olvidar que en Brasil se vive una desigualdad pasmosa, abundan los pobres, los marginados, a los que la fiesta futbolera parece un insulto: “¡Queremos clínicas, no estadios!”, gritan enardecidos. Y, sí, parece desproporcionado sostener un Campeonato Mundial de Futbol mientras millones casi se mueren de hambre. La fiesta, sin embargo, se llevará a cabo sin contratiempos. Y que no se les olvide que pronto tendrán Juegos Olímpicos.
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Pelé, por Luy.
La Madre Favela
Neuza, campeona del mundo Neuza Nascimento mete goles con sus palabras. Esta mujer trabaja con los niños y jóvenes de las favelas empobrecidas, estas regiones desamparadas que ningún futbolista mira ni conoce. Luis Alberto González Arenas
Números complicados
Y otras complicaciones en Brasil Emmanuel Islas
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as protestas en Brasil comenzaron en junio del año pasado: 240 mil cariocas marcharon por las calles de Río de Janeiro, Sao Paulo, Brasilia, Porto Alegre y cuando menos otras cinco ciudades para mostrar su descontento ante los aumentos de precio en las tarifas del transporte público. Con el pasar (y pesar) de los días, los manifestantes exigieron a las autoridades una rendición de cuentas sobre el gasto público destinado a infraestructura para la Copa del Mundo 2014 (mil 100 millones de dólares sólo para la adecuación de estadios, según cifras del Comité Organizador). Las selecciones nacionales más destacadas jugaban en ese entonces la Copa FIFA Confederaciones, antesala del Mundial. Entre griteríos, marchas multitudinarias, huelgas de transportistas y protestas llegó la Copa del Mundo al país sudamericano presidido por Dilma Rousseff. Desde las favelas hasta los grupos étnicos, el grito estuvo en el mismo tono: inconformidad y reproche por el presupuesto destinado a la construcción de 12 estadios, que ascendió a tres mil 605 millones, tres veces más de lo estimado, que convierten a este Campeonato Mundial de Futbol en el más caro del siglo (superando al de Corea-Japón, Alemania y Sudáfrica). Por un lado, los requisitos de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) para la realización del Mundial fueron específicos: una eficiente red de transportes (aeropuertos, Metro, sistemas ferroviarios, portuarios y autobuses), estructura hotelera adecuada (para recibir un mínimo de 55 mil turistas), red de telecomunicaciones 4G, hospitales y sistemas de seguridad y de energía en las mejores condiciones. Así, las inversiones –pública y privada– ascendieron a 38 millones de dólares. Por el otro lado, las exigencias de un sector de la sociedad brasileña también fueron específicas: vivienda digna para personas de bajos ingresos, un sector de salud y un sistema educativo eficientes (los maestros acusaron que con la inversión destinada al futbol podrían construirse dos mil 200 nuevas escuelas). A decir del Ministerio de Deporte, la derrama económica en todos los sectores superará los 77 mil millones de dólares, de los cuales, por supuesto, no especifica qué porcentaje regresará a la arcas del gasto público para su inversión en obras que beneficien al grueso poblacional. Entre tanto, la FIFA obtendrá el 95 por ciento de los recursos generados en forma directa por el evento (estimados en cuatro mil 900 millones de dólares). Para Brasil existe una serie de expectativas de generación de riquezas que, de no concretarse, se convertiría en deuda pública. Y el 5 por ciento restante es incomparable con la cifra del presupuesto erogado. No obstante, un halo de optimismo rodea al gobierno de Rousseff: está seguro de que en los próximos tres años Brasil inyectará a su economía 180 mil millones de dólares, producto del “efecto rebote” de la inversión realizada para el Mundial. A la luz del caso más reciente (sin caer en determinismo), al igual que Brasil, Sudáfrica construyó diez estadios que estaban ubicados en ciudades sin grandes equipos profesionales para ocuparlos después de la Copa. Según Euroméricas Sport, agencia dedicada al marketing deportivo, en los últimos cuatro años Sudáfrica arrastra una deuda de 290 millones de dólares, causada por el no retorno de la inversión en los estadios que construyó. El panorama se complica para Rousseff y su partido en octubre, mes de elecciones presidenciales. Y se complicará también para Brasil en 2016, año de Juegos Olímpicos. Los números son complicados y se avecinan nuevas complicaciones (o retos) para la internacionalmente considera superpotencia emergente.
PARADA DE LUCAS, Brasil.— Aquí, una de las favelas no pacificadas al norte de Río de Janeiro, todo está a flor de piel: desde la violencia hasta el amor. Sus cosas no tienen orden, permanecen sin pulir; es como un niño pequeño que te dice lo que piensa a la cara y expresa con una sinceridad brutal sus emociones. La Copa Mundial de Futbol se degrada del verde y amarillo hasta una escala de grises. De un balón al aire a una bala perdida, de Neymar Jr. a Neuza Nascimento, la única escritora aún perdida por la periferia y que cuida todos los días un campo de palabras fértiles. Se dice que el Corcovado, el cristo Redentor, se ve desde todas partes de la llamada A Cidade Maravilhosa; no es cierto, hay lugares a los que les da la espalda y éste es uno de ellos. Sin embargo, la cultura lucha, no se rinde y Neuza Nascimento lo ha entendido así. Cincuenta y cuatro años, afrobrasileña, voz ronca, de risa que sigue a una tos crónica por el cigarro. Neuza trabaja sola, ha extendido su bandera autónoma desde que decidió tomar otro camino diferente al de sus nueve hermanos, de los cuales cuatro —mujeres— emigraron de Minas Gerais a Río de Janeiro, donde sólo podrían verse como empleadas domésticas. Para Neuza, integrarse a ese mismo patrón fue una experiencia que resultó humillante, y deseaba fervientemente protestar ante ciertas tareas denigrantes, pero no podía: “Me educaron para callarme la boca”. Nascimento juntó un poco de dinero y se mudó sola a la favela, allí rento una casita de madera, de esas que un lobo puede soplar y derrumbar en un instante. Fue en esa circunstancia en la que decidió ir en búsqueda de su primer gran deseo: leer. En una de las casas donde ella trabajaba rondaban las revistas de chismes. “Si-li-cón”, “en-ga-ño”, no había forma de interpretar esas palabras más que siguiendo las fotos de esos actores y actrices que aparecían operados, llorando o celebrando su décimo matrimonio. Neuza se aburría y sólo había cuatro paredes que la juzgaban. Veía el techo y la aliviaba que éste no tuviera estrellas, pues de tenerlas no podría evitar contarlas, y si eso pasaba, le saldrían verrugas en los ojos; al menos eso era lo que le decía su madre cuando veía que la curiosidad de su hija, puesta en el cielo, podía inspirar a una peor fortuna. Neuza debía creerle, no podía haber cuestionamientos porque no eran permitidos sino sancionados con golpes. ¡Pum! Despertaba, de nuevo las cuatro paredes, pero ahora hay un fuerte olor a celulosa en el aire, tan
Foto de Rafael Ramos.
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Neuza Nascimento.
fuerte que parece un banquete de páginas que se han añejado sutilmente. En ese momento Neuza descubrió un tímido estante que unas puertas de madera habían mantenido en secreto. Allí vio libros de Freud, Marx y Simone de Beauvoir; entonces los ojos no se detuvieron y repasaban sin poder entender esos nuevos “grafos”: “concep-to”, “pa-ra-dig-ma”, “es-tig-ma”. Fue hasta cuando llegó a trabajar para unos estudiantes de teatro de Salvador Bahía, quienes viendo tal interés por leer, la ayudaron. Explicaban para ella el significado de las palabras a través de sinónimos que pudiese entender. Neuza comenzaba a leer y sin punto final, así llegó con Cien años de soledad y Memoria de mis putas tristes, de Gabriel García Márquez. “No soporto un lugar donde no se pueda leer”, dice. Neuza se convertiría en maestra para enseñar a leer a muchos de los niños dentro de la favela, y su mayor logro, después de aprender a leer, fue saber que tenía talento para escribir, una virtud que en verdad posee y la posee. Crónicas, perfiles y cuentos hacen desfilar su creatividad, experiencia e imaginación. Ella se imagina fuera de esta comunidad, en una facultad dentro de un país de habla hispana, estudiando literatura. Para ello, intenta conseguir una beca de cooperación internacional, pero ve ese momento con paciencia; “mi autoestima todavía no es tan estable como para salir de Parada de Lucas, tal vez mi mente ya se mudó, pero por el momento mi cuerpo sigue aquí”. A esta escritora le decepciona percibir que la comunidad quiere cambiar, quiere crecer, pero no lo quiere hacer con sus propias manos sino espera que alguien lo haga por ella. Al inicio ella organizaba paseos para los niños y así poder mostrarles los espacios culturales que existen fuera de la comunidad. Cuando coordinó la primera de estas salidas convocó a una reunión con las madres de los niños, unas 50 mujeres, “me faltaban más ideas para saber qué más hacer por ellos”. A la reunión asistió un número increíble, de hecho sorprendente: ninguna. Considerada como una madre uni-
De Largo Aliento / Periodismo cultural
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versal para muchos, Neuza termino por fundar CIACAC (Centro de Integración para Adolescentes y Niños), la única institución que ha salido de la iniciativa de la comunidad y que lleva 12 años integrando a cerca de 500 niños y jóvenes, para darles una realidad diferente al de las “bocas de fumo”, como se conocen las casas de compraventa de droga dentro de las favelas. CIACAC es una de las dos casas culturales que radican en Parada de Lucas, la otra es el grupo cultural Afroreggae, que se organizó a través de una asociación civil la cual invertiría para posicionar un centro cultural dentro de la comunidad Vigário Geral, barrio vecino de Parada de Lucas que ganaría la atención internacional en agosto de 1993 por la llamada Chacina, una matanza de 21 personas inocentes, incluyendo niños, a manos de policías corruptos que decidieron entrar a esta comunidad. “La autoridad” disparó a quien se pusiera enfrente, como venganza por la muerte de uno de sus compañeros a manos del Comando Vermehlo, grupo que dominaba el barrio. Afroreggae es necesaria, así como CIACAC, sólo que Neuza señala un contraste entre ambas asociaciones: “Las oficinas centrales de Afroreggae están enmarcadas en la turística Rua da Lapa, en el centro de la ciudad; las mías están con la comunidad”. Es decir, Afroreggae surgió de una iniciativa externa que se enlazó a través de un intermediario de Vigário Geral mientras CIACAC nació y vive diariamente dentro de la propia comunidad. Neuza quiere seguir independiente y a través de CIACAC está intentando buscar el apoyo del Consejo Municipal de Defensa de los Derechos de Niños y Adolescentes, pero para eso necesita papeles y trámites burocráticos, por lo que piensa demasiado antes de pedir apoyo del Estado. De nuevo aparece aquel ilógico y severo fenómeno: pagar primero para voltear a verte después; si no hay billetes, la invisibilidad será el zapato con el que caminas. De medio millar de jóvenes e infantes que han pasado por esta organización, tan sólo tres han vuelto al tráfico de drogas en las llamadas “bocas de fumo”. El objetivo de Neuza es que los niños vean salidas dignas; que no se victimicen, que crean en una realidad mejor fuera del mensaje que se encierra en esos 2.2 kilómetros cuadrados, uno que fuertemente acarrea el Río Lucas, un desagüe que bifurca a la favela en dos: Aquí naces, aquí mueres, este río fétido te vio nacer y debe verte perecer. Escritora, dinamizadora cultural y hasta emprendedora, Neuza recibe voluntarios para las tareas del centro; pero durante el Campeonato Mundial y las Olimpiadas está abriendo las posibilidades de CIACAC hacia la hostelería para gente que busque un turismo social y poder ganar recursos para la sustentabilidad de la ONG y de sí misma. Ella ya escuchó el silbatazo para comenzar el partido y sus ideas cruzan océanos, su ansiada copa se ha alzado con el oro de la literatura y la gambeta de palabras ha roto las redes del encierro mental; para muchos dentro y fuera de Parada de Lucas, ella es la campeona del mundo. *Para quien esté interesado, favor de visitar: http://www.ciacac.org/
Eduardo Camarena.
que luego traslado a los medios electrónicos. Hay quien no lo hace y sólo le gusta o estar en el micrófono o en la imagen, pues así son más conocidos, ya no hacen periodismo, nada más conducen, nada más opinan (que es el deporte preferido en México), frecuentemente con ligereza, sin conocimiento de causa, sin investigación de por medio, sin fundamentos elementales, básicos, y es un gran problema. —¿Cómo compaginarlo? —Pues no dejando nunca de ser periodista. Y ese objetivo me lo planteé el primer día que empecé a trabajar y que vi cómo era el medio, ya en los años ochenta; desde entonces se notaba que había gente que sólo anunciaba y ya no ejecutaban el ejercicio del periodismo. Comencé entonces a entender que no era lo correcto. Y eso se ha agravado. El Sergio Raúl López secreto es nunca dejar de ejercer el periodismo tal como nos lo enseñan en la n los albores de la televisión mexi- desaforado de voces y de opiniones en escuela, en el aula, en el medio electrócana, cuando los productores aún torno al futbol es que se recurre al em- nico, impreso, donde trabajes. andaban a ciegas para conformar los te- blemático periodista deportivo Eduardo —¿Qué pasa cuando esto se vuelve lediarios pioneros, en el pequeño Canal Camarena. un circo mediático? ¿Cuando en torno a 13 −aún lejos de la estatización y todaEgresado de la licenciatura en perio- una transmisión de futbol hay modelos vía más de la reprivatización salinista en dismo y comunicación colectiva por la en ropas ligeras, payasos y cómicos alremate−, Pedro Ferriz Santa Cruz con- unam, comenzó su carrera en 1980 como bureros? ducía el noticiario principal con un par redactor y luego reportero de xex 730, Te—Pienso que todo cabe. Aquí el prode pequeñas secciones especializadas, levisa Radio; luego fue jefe de informa- blema es que el cómico y la gente del con bloques de cinco minutos. ción en Cablevisión (1991-1994), subdi- entretenimiento quieran opinar del tema Mientras la de deportes, a cargo de un rector editorial en Televisa (1994-1997), del especialista, sea una pelea de box o joven José Ramón Fernández −fundador jefe de información en mvs Deportes y un partido de futbol. Y a la inversa, no del exitoso programa DeporTV, que con- Fox Sports México (1997-2002), jefe de creo que la labor del narrador o del crotinúa al aire ya sin su dirección−, acaba- información de Estadio W y Estadio TV nista sea estar haciendo chistes o alburía por expandirse no sólo a los espacios (2003-2008) y reportero y comentaris- rearme con el Compayito o con equis noticiosos sino a los de espectáculos y ta de Televisa Deportes y de tdn desde cómico. No puedo dejar de hacer lo que de cualquier otro carácter, ocupando 1984. Ha sido narrador de nueve Copas hago en aras de ser plurifuncional y dehoras enteras. El tiempo dedicado a la del Mundo y de más de medio millar de mostrar que también hago chistes o que cultura acabaría por extinguirse, como matches boxísticos de título mundial. soy divertido. Hoy existe ese concepto: recuerda con cierto dejo de impotencia Aparejado al inicio del Mundial de Brasil el entretenimiento. ¿Qué es el entretesu antiguo encargado, Juan Helguera, el inició la columna “Punto Crítico” los jue- nimiento? ¿Decir chistes? El Discovery compositor y difusor más importante de ves en El Universal. Channel es entretenido y no dice chistes, la guitarra clásica en México −cuyo proJunto con el historiador y columnis- al igual que Animal Planet, el canal de grama La guitarra en el mundo continúa ta Jorge R. Witker, Camarena es autor cocina o el de moda. Creo que el conal aire por Radio unam de manera ininte- de Todo el Mundial (Grinta Publishing, cepto de entretenimiento está mal entenrrumpida desde 1971. 2014), enciclopedia que además de com- dido: el Compayito es entretenido, pero El hecho no pasaría del curioso anec- pilar datos corroborados sobre la historia también lo era Juan José Arreola. En ese dotario de las carreras personales de dos de estas justas cuatrianuales y la actual sentido siento que el medio se ha proscomunicadores ubicados en las antípodas en Brasil −sedes, estadios, representa- tituido. si no representara un funesto precedente tivos nacionales y la manera cómo ca—Cuando se asiste a una Copa Munde la espiral ascendente de comercia- lificaron, figuras a seguir−, también in- dial de Futbol se está en un ámbito interlización ilimitada, de la aplicación de cluye la Enciclopedia de Mundialistas nacionalista, ¿cómo se siente un periodisfórmulas del espectáculo más superficial Mexicanos, con biografías de todos los ta mexicano en esa comunidad global? y de los gritos desaforados de locutores que han jugado por México en una Copa —De veras hay contacto, convives, más cercanos al vendedor que al experto Mundial y una lista de todos los convo- platicas, te preguntan. Llega un español o deportivo. Una situación que se agrava cados. “Desde Óscar Bonfiglio, en 1930, un argentino a preguntarte sobre la selecdurante la temporada en que se realiza la hasta el último portero, Óscar El Conejo ción de México pero también sobre la suya Copa del Mundo organizada por la Fede- Pérez, en 2010. Son 228 jugadores los y las demás, y si no ejerces el periodismo ración Internacional de Futbol Asocia- que han participado”. como lo marca la más elemental estrategia ción (fifa), cuando una selección como la —¿Cómo puede equilibrarse el he- del conocimiento, simplemente quedas en mexicana puede lograr ganancias por co- cho de ser un periodista deportivo serio, ridículo, como una persona que no es promercialización de entre 800 y mil millo- que investiga y opina, con el de ser un fesional. Yo tengo una frase que siempre nes de dólares, solamente en cuatro años. locutor, lector de guiones y anuncios? digo: “Hay que ser profesional no nada Creo que las dos cosas pueden ha- más para cobrar, también para trabajar”. En este contexto de hipercomercialización, de consumismo a ultran- cerse, la clave es no dejar de ejercer el Es decir, tener puntualidad, conocimiento, za y de mixtura entre deporte masivo periodismo. Si me toca narrar un partido lectura, trabajo, preparar lo que vas a hae ingresos financieros desproporcio- de futbol o una pelea de box, conducir cer, y en esos eventos como el Mundial es nados, ¿hay sitio para el ejercicio del un programa de radio o de televisión, donde suele ponerse en evidencia la falta periodismo? Finalmente, los medios sigo ejerciendo el periodismo, buscando de preparación de muchos que se supone electrónicos requieren comunicadores la noticia, la información con las fuen- que son profesionales y muchas veces nos profesionalizados, así que entre el mar tes, escribiendo artículos y editoriales ponen en evidencia.
De la mano, periodistas y anunciantes
Opinar, el deporte favorito en México
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El balón con los escritores Beckenbauer, por Luy.
“El futbol es algo que hacen los otros” Alejandro Alvarado
Siete autores hablan de futbol. Es pasional, dicen unos; pero hay quien dice que, de plano, ver correr a 22 hombres en pos de una pelota es demasiado bobo.
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l futbol genera pasión en la mayoría de los seres humanos, es el deporte más popular en el planeta. Cada cuatro años llega a su punto más alto con la celebración del Campeonato Mundial, el cual genera una expectación desbordada (además, por supuesto, de acumular millones de dólares la propia Federación Internacional y la industria mediática). ¿México es capaz de ganar la Copa en este 2014? ¿O el monarca saldrá de una de las potencias del futbol, como Brasil, Alemania o Italia? ¿Qué futbolista esta vez será el más destacado? En una justa deportiva todo puede suceder. ¿Qué piensan los escritores a propósito del futbol y de la Copa del Mundo en Brasil? Dejemos a siete de ellos la palabra (uno caricaturista, sobre todo).
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Guillermo Samperio
Si el trabajo y los compromisos se lo permiten, Guillermo Samperio está dispuesto a “disfrutar” algunos de los partidos de esta Copa del Mundo. El autor de Lenin y el futbol fue futbolista en su juventud: reserva en el América. En los primeros partidos que jugó, ya en primera liga, le fracturaron una pierna y salió para siempre de este deporte. —Hay gente que cuestiona el futbol por considerarlo un espectáculo enajenante —dice—. Se ve futbol en México por televisión dos o tres veces a la semana, lo que no se me hace demasiado tiempo frente al time que absorben las telenovelas, por ejemplo. Ya no voy al estadio, pero cuando iba me parecía que se vive el futbol como una catarsis. Lo grave del asunto es que las porras están ya empezando a generar violencia. Los seguidores del equipo que obtuvo la derrota, dice Samperio, “se retiran del estadio deprimidos; en cambio, los aficionados triunfadores llevan una exaltación
Leonel Messi, por Luy.
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física y mental muy alta. Pero si el partido ha sido candente, con un resultado de una mínima diferencia, e incluso hubo momentos en que el partido pudo haber sido empatado, los aficionados se van decepcionados, pero con mucha energía; y ése es el peligro al salir del estadio. Yo creo que sí debería haber policías vestidos de civiles para que, en cuanto vean que la bolita se está pasando de la raya, puedan intervenir e impedir desórdenes. Soy de la idea de que en los estadios no deberían venderse bebidas alcohólicas. Hay personas que ya se bebieron siete u ocho cervezas, y si pierde su equipo le echan la culpa al árbitro y salen no solo deprimidos sino rabiosos. De ahí los pleitos que han aparecido últimamente”. Con las Copas del Mundo, que dura alrededor de un mes, “se detiene la producción económica varias horas. Porque la gente mira los partidos. En general eso es malo: ya se habla de que ese manejo tan elevado de dinero en el futbol está desequilibrando la economía de diversos países, y eso sí es delicado: puede conducir esta cuestión, cómo no, a una crisis mundial. Los equipos que participan en estos campeonatos, según los lugares que obtengan, afectan la bolsa de valores. Lionel Messi ya tiene una fundación y todavía está pidiendo más dinero para su causa; al contrario, él debería crear una fundación para apoyar a gente necesitada. Esas millonadas que ganan los jugadores, reitero, ocasionan un desequilibrio económico en el mundo. Es muy serio el daño que puede provocar este deporte”.
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Andrew Paxman
Para el escritor londinense Andrew Paxman, “la Copa del Mundo es una competencia deportiva de gran decepción”, porque desde 1966 los ingleses no han obtenido el campeonato. “En 1990 llegamos a finales y perdimos en penaltis con Alemania. Eso es algo muy común en los ingleses y los mexicanos: siempre perdemos en penales”. La selección mexicana, asegura, “no ocupará uno de los primeros cuatro lugares, porque su futbol es de segundo nivel. Esto sucede por varios motivos. Como en otros países latinoamericanos, la mayoría de sus jugadores tiende a irse a jugar al extranjero. Las presiones sobre el futbol mexicano son muy grandes. Yo creo que en este país es donde las grandes corporaciones tienen mayor injerencia en este deporte. En México, por lo general, se privilegia a los dueños de los equipos sobre los esfuerzos de los directores técnicos”. Las empresas televisivas del mundo en esta Copa brasileña son, según Paxman, “el motor de toda la competencia por las grandes cantidades de dinero que aportan en cuanto a la compra de derechos. Estos juegos son su gran negocio. Yo no veo televisión, por fortuna.
Vi demasiado los programas de Televisa cuando estaba escribiendo el libro El Tigre [en el que se hace una radiografía de Emilio Azcárraga Milmo y su emporio] que me fastidié. Y qué decir de Canal 13. Hasta cierto punto las transmisiones de este canal son peores. Interrumpen el juego con los anuncios comerciales. Los proyectan sobre la cancha mientras el juego está en proceso, los colocan sobre el fondo de la pantalla. Eso es una gran falta de respeto a la afición”. Dice Paxman no saber cuántas cosas turbias existen en la Federación Internacional de Futbol, “pero hay un no muy explorado asunto sobre cómo pudo obtener Qatar el Mundial 2018. Existen señales de que varios miembros de esa institución recibieron sobornos o, por lo menos, se metieron en negocios turbios. El famoso caso de Jack Warner, representante del Caribe de la Concacaf, quien tuvo que retirarse de la Federación bajo grandes presiones hace un par de años”.
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David Martín del Campo
La Copa del Mundo es un descanso cuatrienal para David Martín del Campo (el otro son las Olimpiadas), “que te permite ser ubicuo con la mitad del planeta que mira, al mismo tiempo, el mismo balón y el mismo partido. Ya lo dijo el sabio: Dios es redondo”. El autor de Roja es la carretera asegura que el futbol “es el excipiente social que ha impedido una docena de guerras (internacionales e intestinas) motivadas por nacionalismos y chovinismos. Los ídolos que se forman en el balompié son necesarios para determinadas personas. Tengo una novela donde una chica vive obsesionada con la figura de David Beckham. El mejor embajador brasileño ha sido Pelé. El Jamaicón Villegas ha servido para diagnosticar infinidad de cuadros de ansiedad típicamente mexicanos. Yo lo sufrí en Madrid en 1979. La gente se fanatiza con un partido o con un equipo de futbol, porque en el fondo lo que está viendo es una batalla. En lugar de muertos y destripados hay goles. Unos ganan y otros son vapuleados. Por eso el género bélico —y el futbol— es típicamente masculino, y yo diría que hasta machista. Es un deporte que genera violencia por la carga de adrenalina que implica esa lucha de los cuerpos. La guerra es violenta, el hockey es violento, el rugby y el futbol lo mis-
mo. Los cuerpos enfrentados, chocando, igual que los alces en celo. Nada que no esté pronosticado en la naturaleza. Es una lucha entre el más fuerte y más eficiente y el más débil y más deficiente. Es una lucha por el poder, después de todo. Y, como siempre, Alemania casi resulta ganadora”. El futbol “ha pasado de deporte a convertirse en un espectáculo donde se maneja mucho dinero, como en la religión, la política, los medios de comunicación, en la prostitución, en el narcotráfico y en la industria alimentaria infantil. Grandes espectáculos, mucho dinero; breves recitales, poco dinero. La aportación del futbol, como todo deporte, es que nos tonifica y hace fuertes, nos hace competitivos, nos enseña algunas estrategias del éxito. Nacimos, entre otras cosas, para hacer vida atlética. Nos recuerda la animalidad inherente de la especie. No somos cerebros con patas. Somos animales bípedos, que a ratos pensamos. Así conquistamos el mundo (pregúntenselo a las ratas y los bisontes). El cuerpo es magnífico, puro músculo, y está para movernos. Para correr. Es una manera de la felicidad terrenal”.
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Antonio Garci
Antonio Garci supone que la Copa del Mundo es un buen pretexto para seguir investigando pendejadas. Asegura que desde que aprendió a leer y a escribir “(lo hice en un curso por correspondencia”) escribe puras pendejadas, solo que ahora lo hace, dice, “profesionalmente” porque le pagan por hacerlo. “En esta ocasión mis investigaciones sobre los hechos absurdos y desconcertantes llegaron al futbol, y mi libro La historia del futbol… según Garci es una compilación de los sucesos más estúpidos y sobresalientes que han ocurrido en este deporte, desde que los legionarios romanos jugaban el aspartum hace más de tres mil años hasta el último penalti que falló el Chicharito”. Su teoría es que el futbol tiene su origen en el aspartum, “un juego con el cual se entrenaban y entretenían las legiones romanas cuando no estaban en guerra; este juego aspiraba a ser lo más parecido que se pudiera a una guerra de verdad. De hecho, era común que cuando se practicaba hubiera muertos, y su única regla era que no se podía matar a un contrario voluntariamente. El caso
De Largo Aliento / Periodismo cultural
es que el futbol es lo más parecido que existe a una guerra ritualizada, o simbólica, y cuando se organiza un Mundial este nivel simbólico de la guerra se mezcla con el nacionalismo, ya que de alguna manera tu país está luchando contra otro. Por eso, en mi opinión, el futbol genera esa suerte de fanatismo exaltado y belicoso... el mismo que todos los pueblos experimentaron con la guerra”. El origen guerrero del futbol ayuda mucho a que se pase de una guerra simbólica a una guerra real, dice el caricaturista que con su saga bibliográfica acerca de las pendejadas ha logrado conseguir numerosos lectores: “Todos tenemos una relación amor-odio con el futbol, y nos ha marcado con un trauma de por vida. En mi caso mi pesadilla recurrente es ver a Hugo Sánchez fallando el penalti para pasar a la segunda ronda en el Mundial de México en 1986. Los brasileños desde 1950 están traumados por la derrota del maracanazo y han vivido todos estos años solo para quitarse esa afrenta que intentarán borrar en este Mundial. A muchas selecciones se les ha repudiado y castigado por ser eliminadas en estos campeonatos, cosa que no ocurre con las selecciones de ningún otro deporte, ni siquiera en los países socialistas, donde las competencias son parte de la propaganda política del régimen”. El futbol se cuece aparte: “Convoca a miles de personas. Y donde van miles de personas siempre puede hacerse un gran negocio. Lo positivo del futbol, si es que lo hay, es que sólo puede durar 90 minutos más tiempo extra que, desde luego, jamás puede pasar de otros 45 minutos... si no fuera así, la humanidad ya se habría extinguido”.
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Raúl Godínez
A Raúl Godínez no le agrada mucho el futbol. Lo jugó en su infancia y no cree haber sido tan malo. “Siempre jugué la posición de defensa central”, nos cuenta, “y mi tarea consistía en no dejar pasar a ningún delantero, por lo que llegaba a ser bastante sucio, cometiendo faltas y agrediendo, con tal de no permitirles una oportunidad de gol. Posteriormente me embebí con documentales de Pelé, Maradona y Hugo Sánchez, pero aunque sus técnicas y logros individuales me parecían excelentes, nunca llegaron a seducirme para ver futbol en televisión”. Saber de los libros escritos por Eduardo Galeano y Juan Villoro sobre esta temática le admira a Godínez, “pero no logra convencerme. Prefiero el box descrito por Julio Cortázar y Rafael Ramírez Heredia y sus personajes miserables. Además, la trayectoria que desde siempre ha tenido la selección mexicana me parece lastimera: siento que juegan con los sentimientos de los televidentes, de las porras, de los seguidores: prometen un sueño que nunca alcanzan a esculpir. Pero este distanciamiento no me enceguece al grado de no percibir que el futbol es una pasión, como la literatura, como el deseo de alcanzar el sueño eterno del mexicano”.
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Ricardo Muñoz Munguía
Para Ricardo Muñoz Munguía el futbol es una película repetida que nunca cansa. “Quisiera decir que es como hacer el amor, aunque de ningún modo funciona para mí, pues yo considero que hay una enorme diferencia; pero en el caso de varios aficionados es más intenso el futbol que cualquier otra actividad. También creo que la traición está dada, en el sentido que antes la gente que heredaba o escogía la camiseta, con ésa se moría, y ahora siento que se aplica más eso de que
muera el rey, viva el rey; se van con el ganador. Lo que para mí es muy significativo es ver que la violencia se ha atacado mucho en el terreno de juego y ha cambiado, pues ahora ya no son tan pegadores como lo veíamos en los ochenta o noventa, y, por otro lado, en las gradas la violencia es más fuerte, y quizá esto sea un reflejo de lo que pasa en el país, sobre todo México. Lo que también quiero destacar es que el futbol, definitivamente, ya no es familiar”. Godínez cree que esta Copa ha tomado adormilada a la afición mexicana, “muy probablemente porque los seguidores no se han repuesto del golpe moral de que su selección haya pasado de panzazo”. Quizá se ha “perdido” la “verdadera pasión para comentar el futbol como lo hiciera, por ejemplo, Ángel Fernández. Por otro lado, la gente que da noticias se ha extraviado de la realidad, rebasan la frontera y los comentarios se jalan hacia una línea ya determinada por la empresa televisora para la que trabajan”
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Óscar de la Borbolla
Para Óscar de la Borbolla, este Mundial representa absolutamente nada. Como es un consumidor frenético de cocas de dieta, se dio cuenta, por las corcholatas verdes con promociones relacionadas con el futbol, de que se aproximaba el campeonato brasileño, “pero como yo no sé nada de este deporte no me importó. Me siento como un anormal: no me atrae, ni me interesa. El futbol para mí es algo que hacen los otros” Para poder pertenecer a esta sociedad, “estar integrado, tener de qué platicar y con quién socializar, hace falta hablar de futbol. Y si uno quiere crear una expectativa, tiene que saber que es decisivo el resultado del partido. Y hay que saber colocar a un país por encima de otro, porque, hasta eso, se presume que las selecciones de los distintos países, lejos de representar los intereses de los equipos, son casi como los signos patrios. La gente pierde ahí su identidad; ahí resuelve sus conflictos personales, su frustración; puede estar muriéndose de hambre pero si su equipo mete un gol eso ya le remedia la vida. Se da todo un fenómeno ahí de psicología de las masas”. El futbol “tiene algo del circo romano. Si además te pones a pensar que en el Coliseo murieron millones de personas delante de los ojos de los espectadores, me imagino que había algo atávico que se despertaba a la hora que se descuartizaban a espadazos o se peleaban contra los leones, o éstos se los comían a ellos o ellos a los leones; esto debe haber sido entretenido por la sangre. El futbol es como un circo romano, pero perfumado; como un circo romano light. Está muy sublimado el hecho de que sean dos grupos que guerrean, la verdad es que el cometido de pegarle a la pelota y meterla en una portería grandísima o que alguien la detenga, cuando lo ves sin la pasión, simplemente esquemático, a secas, a 22 personas en un campo enorme siguiendo una pelota, podría servir como ejercicio; pero si ves a cien mil personas alrededor de la cancha viendo eso, te haces una idea bastante baja del cacumen de los seres humanos. Como sucede en los Mundiales, ves a cientos de millones de personas deteniendo la vida por ver el juego, de plano agarras y te dan ganas de irte a Venus, a Marte o a cualquier otro planeta y darte de baja de los seres humanos. Me parece que esto es de verdad muy bobo”.
JULIO 2014
De ratones a piojos verdes
¿Cuáles serán las nuevas explicaciones? José Francisco Conde Ortega
La mejor selección nacional de todos los tiempos jugó en Chile en 1962… y perdió. ¿Qué esperar ahora de los piojos, ya no ratones?
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n 1962 yo tenía diez años. Vivía en la colonia Guerrero y combinaba perfectamente mis obligaciones de niño: iba a la escuela, ayudaba en la casa y jugaba enconadas cáscaras de futbol en la calle. Defendía con valor el orgullo de mi equipo, el de la vecindad marcada con el número 12 de la calle de Luna. Y me preparé, como muchos aficionados, al deporte de las patadas, a presenciar el Campeonato Mundial de Futbol que, ese año, se celebraría en Chile. No sé si mi inocencia era mucha, pero compartía la ilusión de todos los aficionados del país. Ése era nuestro año. Por fin habían pasado las penosas etapas de aprendizaje y las derrotas “dolorosas pero necesarias”. El equipo que enviaba el futbol profesional de México parecía destinado a grandes cosas. Jugadores con sobradas prendas técnicas, más la dosis necesaria de garra y coraje, auguraban una participación más que halagüeña. La columna vertebral del conjunto no podía ser mejor: Toño Carbajal en la portería, el Tigre Sepúlveda en la defensa central y Chava Reyes y Héctor Hernández en la delantera. Qué equipazo. Excepto el portero y algunos otros puestos, la base del equipo la constituía el Guadalajara, el campeonísimo. Y sí, en efecto, creo que es la mejor selección que ha participado en un campeonato mundial de este deporte, tan apasionante como manipulado por los intereses bastardos del mercantilismo. Esa selección venció a Checoslovaquia, perdió con Brasil –el campeón de ese torneo— y un gol de último minuto contra España la sacó de la competencia. Un sabor agridulce no mitigó del todo la ilusión de los aficionados. La única derrota fue contra Brasil, el poderoso equipo que logró su segundo campeonato. Qué jugadores traía. Qué clase de futbol vimos con ellos. Pero todo quedó allí para nosotros. La esperanza quedó en eso para siempre: la amarga costumbre del “ya merito”. Después, cada cuatro años, antes de cada torneo mundial, las expectativas por la suerte de las selecciones mexicanas ya casi nada tenían que ver con los verdaderos aficionados. De otro modo: la televisión comenzó a manejar las ilusiones y a crear falsas esperanzas. Ese “sesgo a lo vil”, del que habla Shakespeare en Vida y muerte del rey Juan y que es el interés, comenzó a adueñarse del deporte. La FIFA se erigió todopoderosa y, con el pretexto de apoyar la práctica de un deporte generosamente lúdico, estableció alianzas comerciales y políticas para allegarse ganancias monetarias estratosféricas. Supeditó el deporte al negocio. En 1966 Coluna, de Portugal, lesionó a Pelé y el poderoso equipo brasileño quedó disminuido. Ganó Inglaterra en Inglaterra. En 1970, en México, todavía pudimos disfrutar el futbol como un juego que se ejecuta con los pies, se ordena con la cabeza y es capaz de emocionar porque se pone el corazón. Después la estrategia se fue imponiendo a la inspiración y a la técnica. Ahora los jugadores son más altos y más atléticos, pero menos lúdicos. Con todo, muchos países fueron adecuando su deporte profesional a los imponderables del mercantilismo. Si el futbol resultó un buen negocio, hay que hacerlo bien. ¿Y México? Su futbol fue cooptado por la televisión. Y si en el mundo se organizaron para que el espectáculo fuera rentable, en nuestro país se apostó únicamente por el lucro. Cada cuatro años se fracasa y, en monótona letanía, se repiten las mismas excusas y promesas. No sé en qué momento Manuel Seyde bautizó a los seleccionados mexicanos como los ratones verdes. Qué precisión. Y qué exactitud la de Fernando Marcos cuando decía: “Jugaron como nunca y perdieron como siempre”. Yo seguí jugando futbol hasta que los años, el sobrepeso y el alcohol me retiraron de las canchas y hasta de las cáscaras. No obstante, obsesivo como soy –y enamorado de mi deporte favorito-, aún siento incompleto mi domingo si no veo algún partido, sobre todo de mi equipo, el Guadalajara, a pesar del nefasto Jorge Vergara. Ya no creo en la limpieza de los torneos. Nunca me he explicado cómo es que Argentina –con todo y los espléndidos jugadores que siempre ha tenido— ganó el campeonato, justo cuando la Guerra de las Malvinas necesitaba otra explicación. Desde que estaba en la prepa comencé a leer a los escritores que vieron el futbol como un territorio menos convencional y anodino. Me ayudó el bien amado Efraín Huerta y su laboriosa recopilación de textos sobre este deporte. Leí a Peter Handke y a Demetrio Aguilera Malta; a Miriam Mabel Martínez y a Mario Benedetti. Muchos de mis amigos, como Huerta, le siguen yendo al Atlante. Es nostalgia. Y amor por un deporte que, cuando menos en México, ya no tiene mucho que darnos. Un nuevo campeonato mundial se está jugando. Veré algunos partidos. Y le voy a Brasil. Con la selección mexicana estoy más que decepcionado. De ratones pasaron a ser piojos verdes. Los dos grandes consorcios televisivos se han unido para vendernos un producto deleznable. Es odioso ver cómo los empleados de uno y otro lado se desgañitan, en una jerga remotamente parecida al español, para convencernos de una realidad creada desde sus afanes mercantilistas. Soy obsesivo, pero también morboso. Quiero ver cuáles van a ser las explicaciones para este nuevo fracaso.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
Silvina Espinosa de los Monteros
i hubiese que definir la muestra intitulada Picasso revelado por David Douglas Duncan, que actualmente se exhibe en el Museo del Palacio de Bellas Artes, sería la de un espléndido diálogo entre artistas. El fotógrafo estadounidense David Douglas Duncan ofrece un testimonio privilegiado de la vida cotidiana, y los procesos creativos del artista malagueño ―de 1956 a 1973―, de Pablo Picasso, uno de los grandes pintores que signaron la historia estética del siglo XX. Tras haberse exhibido en España, Alemania, Francia y Suiza, esta muestra ―integrada por 277 piezas entre fotografías, pinturas, cerámicas, grabados, esculturas, dibujos y litografías― ahora se encuentra en México y estará abierta al público hasta el próximo 20 de julio. A decir de Alberto González, subdirector de Exhibiciones del Museo de Bellas Artes, uno de los detonantes más importantes para traer esta colección, radica en que la obra de Picasso no se haya revisado de manera reciente en México: “La última vez que se hizo fue hace más de 30 años en el Museo Tamayo”, comenta. ―Me parece que es un proyecto muy interesante para el público ya que evidencia no sólo la vida cotidiana, sino muchos de los procesos creativos de Picasso durante finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, periodo en que éste vivió y trabajó en la Villa de La Californie, en la costa sur de Francia; lo que constituye casi como un recuento documental y una visión integral de lo sucedido en ese periodo. —Estamos hablando de una amistad que duró 17 años. ¿Cómo fue la relación entre estos dos artistas? ―Fue de respeto mutuo. Quien los presenta es otro gran fotógrafo: Robert Capa. Si te fijas, el primer encuentro que se da entre Picasso y Duncan queda plasmado en la fotografía con la que te recibe la exposición: Picasso en la tina [1956]. Lo que sucedió es muy interesante porque cuentan que, cuando lo iba a conocer, Jacqueline [Roque], la esposa en aquel entonces de Picasso, le abre la puerta a Duncan y le dice que el pintor está en el baño, que suba y que allá lo va a recibir. Muy respetuoso, el fotógrafo deja sus cosas en la planta baja de la casa, pero cuando llega con él, Picasso le pregunta dónde está su cámara y le pide que vaya por ella, ya que nunca nadie lo ha fotografiado en la bañera. Así que Duncan baja por su instrumento de trabajo y hace la foto. La muestra estuvo a cargo de dos curadoras suizas: Tatyana Franck de Maud’huy y Stehphanie Ansari, esta última encargada de hacer la selección fotográfica de Duncan, entre un universo de 55 mil fotos. ―Siendo tan elocuente el diálogo entre estos artistas ¿primero se seleccionaron las fotos y después las obras o cuál fue la dinámica? ―La fotografía no se eligió primero ni luego las obras; el propósito que tenían las curadoras era el de tratar de cruzar las imágenes en doble sentido buscando, justamente, un diálogo entre las artes plásticas y la fotografía. ―¿Cuáles son las piezas clave de la muestra? ―Aquí hay que destacar un ejer-
Foto de David Douglas Duncan.
S
En la bañera, el primer día que se conocieron el artista y el fotógrafo.
Pablo Picasso y David Douglas Duncan
Dos miradas únicas En el Museo del Palacio de Bellas Artes se exhibe una muestra señera: un gran fotógrafo retrata la vida cotidiana de un artista plástico sin par. cicio muy importante del Museo en términos de gestión de obra para localizar muchas piezas importantes, pertenecientes a colecciones privadas o que no habían participado en las otras exposiciones itinerantes, como es el caso de La cabeza, cuadro que nos había prestado con anterioridad la Moderna Museet de Estocolmo y que constituye una piedra angular en la muestra, ya que Duncan hace un re-
gistro fotográfico excepcional (del 1 al 3 de julio de 1957) sobre el proceso creativo, desde que Picasso pone el lienzo en blanco en el caballete hasta que termina la obra. También se encuentran Los pichones III [1957], una de las joyas de la colección del Museo Picasso de Barcelona, Las bañistas (que viene de un museo de Israel) y Mujer en un sillón, retrato de Jacqueline, la última esposa de Picasso, que
Mujer de chongo con sombrero amarillo, de Picasso.
Foto del Museo de Bellas Artes.
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fue una gran inspiración para él y tema recurrente en su obra, la cual viene del Museo de Nueva Orleans. En cuanto a escultura, otra pieza que nunca había prestado el Museo Picasso de París es La cabra [1950]. En el Museo del Palacio de Bellas Artes también podemos admirar La mona con su cría (1951), singular escultura creada a partir de objetos cotidianos como una vasija, un par de coches de juguete, las asas de una taza y un amortiguador enrollado, que hace las veces de la cola del animal. Igualmente se ven numerosos platones de cerámica, baldosas cuyas formas se atribuyen al cuerpo de búhos y lechuzas, así como una maravillosa serie de aguatintas taurinas, sin olvidar la Cabeza de toro (1943), pieza creada a partir del manubrio de una bicicleta. ―Si algo queda claro tras ver la exposición es la desbordante capacidad creativa de Picasso… ―El otro día, durante un recorrido, unos colegas justo me comentaban eso: la increíble capacidad de Picasso para convertir todo en arte. Pero, además de eso, lo que la exposición revela son sus procesos, ya que él no comenzaba una obra y seguía hasta terminarla, sino trabajaba varias piezas de manera simultánea; brincaba de una cerámica a una escultura y luego podía pintar una baldosa, todo en un mismo día. ―Ríos de tinta se han vertido en torno a la controvertida figura de Picasso; sin embargo, al margen de esta relación amistosa, ¿cómo definiría usted la obra de Duncan? ―Como fotoperiodista, es muy bueno. Duncan viajó por todo el mundo e, incluso, visitó México. Él aún vive, tiene 98 años y estuvo a punto de venir para la inauguración. Hizo muy buenas portadas para la revista Life y tocó muy diversos temas. Es versátil y prolífico. Aquí vemos su trabajo en un contexto muy específico, pero la obra de Duncan posee registros variados, desde la fotografía de guerra hasta el paisaje. Tras este intenso recorrido por las salas, en una última imagen de Judy Caravaglia, por fin vemos el rostro del fotógrafo estadounidense. Ocho años después de la muerte del artista español, Duncan posa junto al retrato de Pablo Picasso disfrazado de jefe indio. Dramática caracterización, que, sacada de contexto, hubiese podido encajar perfectamente en la realidad, en el universo lúdico y arrolladoramente vital de uno de los más grandes artistas del siglo XX.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
Fotos de Marietta Bernstorff.
JULIO 2014
Migración y memoria, fragmentos del mural artesanal.
Nuevo códice de Oaxaca
Las hormigas bordadoras La artista visual chicana Marietta Bernstorff ha invitado a exponer en Los Ángeles a las campesinas oaxaqueñas del taller “Las hormigas bordadoras” para contar sus historias en un gran mural en tela.
Carmen García Bermejo
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ía con día un grupo de campesinas hilvana historias y algodón para crear un gran mural en tela. La pieza forma parte de la muestra Nuevo Códice de Oaxaca: Migración y Memoria Cultural, que se exhibirá en Los Ángeles, California. Ellas son de la comunidad oaxaqueña de San Francisco Tanivet, donde instalaron su taller “Las hormigas bordadoras”. Desde hace cuatro años, este grupo de mujeres decidió combinar el azadón, la yunta, la pala y la carretilla con los hilos, la tela, las vivencias y la imaginación. Las campesinas encontraron en el bordado el sustento, pero también la manera en la que podían expresar sus alegrías, angustias, conocimientos y, en ocasiones, el dolor de la ausencia. El taller “Las hormigas bordadoras” está integrado por Juana Martínez Olivera, Leonila Aragón Grijalva, Evangelina Reyes Juan, Liliana Escobar García, Rebeca Martínez Santos, Marisela Escobar García y Edith Olivera. Ellas fun-
daron este grupo a partir de que la artista visual chicana Marietta Bernstorff les propuso plasmar sus historias en algodón. Juana Martínez Olivera explica en entrevista que Tanivet es una comunidad mestiza dedicada al campo. Siembran garbanzo, maíz, calabaza y frijol, pero son cosechas de temporal porque cuando no llueve hay que regar la tierra. —Pero la mitad del pueblo se ha ido a trabajar a Estados Unidos —afirma—. Aquí no hay opciones. Los jóvenes salen de la primaria y ya no hay más qué hacer. La secundaria está fuera de Tanivet y se necesita dinero para los pasajes. Ahora sólo quedamos como 250 habitantes. Unos 300 han migrado hacia el país vecino. Antes las integrantes del taller sólo sabían remendar la ropa de su familia, no elaboraban telas en colectivo. Pero cuando aceptaron la propuesta de Marietta Bernstorff, esta artista chicana les llevó diferentes maestras que les enseñaron un sinfín de técnicas para coser y diseñar. Liliana Escobar García comenta que con ese aprendizaje han logrado bordar las historias de
su pueblo y lo que sucede en el campo. Explica que, al principio, no tenían posibilidad de comprar material, pero empezaron a realizar su trabajo con retazos de tela, ya que sus abuelas antiguamente hacían sus prendas o cobijas con pedazos de ropa, sábanas o telas que ya no se usaban. —Cuando Marietta nos propuso trabajar —señala—, dudamos en aceptar. Dedicarse al campo no es cualquier cosa; además, también estamos a cargo del cuidado de la familia y de la casa. No veíamos a qué hora nos podíamos reunir para aprender a bordar. Pero nos animamos. Escobar García precisa que, para el mural, cada una de las nueve integrantes del taller realiza dos piezas de 50 por 50 centímetros. Los bordados los hacen en manta con retazos de tela de algodón que la gente les regala. —Estoy recreando la historia de mi padre — indica—. Cuando yo era niña, él se fue de “mojado” a Estados Unidos. Mi papá nos contaba que batalló mucho, pues el “pollero” llevaba al grupo de mexicanos por el Río Bravo y tenían que nadar para cruzar y llegar al otro lado. Pero si la corriente estaba muy fuerte se metían en llantas que otros jalaban con cuerdas para lograr pasar. Escobar García reitera que Tanivet es un pueblo en donde más de la mitad de sus habitantes vive en California, Estados Unidos. Por eso cada familia tiene una experiencia distinta y pueden narrar cómo se fueron los maridos, los tíos, los hermanos y los amigos. Pero también las hermanas, los hijos y las niñas. —Esto es parte de lo que yo estoy bordando —expresa— en uno de los lienzos que van a formar parte del mural. Varias de mis compañeras exponen la situación que han padecido cuando sus maridos han migrado y otras más narran lo que han sentido al saber que sus hijos se han ido en busca de mejor suerte. Desde el mes de abril, cada una de las nueve integrantes de “Las hormigas bordadoras” comenzó a hilvanar sus realidades. A mediados de Julio tendrán listo su material para unirlo y formar así el gran mural que llevarán a Los Ángeles. Estas mujeres, sin embargo, ya han realizado otras piezas: sobre un rebozo de telar de cintura originario de Mitla plasmaron, con algodón reciclado, la historia de las mujeres en México, que va desde las Adelitas de la Revolución, la maestra rural y la mamá moderna hasta una juchiteca, una mujer de Chihuahua y una fémina con jeans y rebozo tradicional. Este trabajo lo exhibieron en junio pasado en el Museo de la Moda y los Textiles de Londres, Inglaterra. En ese mismo mes se montó en la ciudad de Oaxaca una exposición contra los transgénicos y elaboraron un tapete bordado que habla sobre la riqueza del maíz criollo. Han participado, asimismo, en el Festival of the World 2012, en Londres, y en el Museo Textil de Oaxaca. La artista visual Marietta Bernstorff explica, por su parte, que llegó a Tanivet en 2010 porque fue invitada para crear productos de arte-objeto. Al interactuar con la comunidad les preguntó a las campesinas qué les interesaría hacer. Al escuchar que querían aprender un oficio que les permitiera tener un ingreso, empezaron a trabajar este proyecto de retazos donde ellas cuentas sus propias historias: el campo, sus animales, la migración, el abandono y la familia. —Cuatro años después —agrega Marietta— están elaborando libros, muñecas y retablos. Todo en tela. Han desarrollado su imaginación y, al mismo tiempo, han conseguido tener un ingreso económico con la venta de sus productos. Bernstorff es la encargada de curar la exposición Nuevo Códice de Oaxaca, que se exhibirá el 8 de agosto en el Centro de Recursos de Arte Social y Público, de Los Ángeles, California. Después la muestra viajará al Museo de Arte Popular de la Ciudad de México, en febrero de 2015. —Se trata de una gran exhibición —detalla— donde el mural en tela estará junto a la obra de otros artistas que también están afectados por la migración o han trabajado conmigo en Tanivet, como el Colectivo Fotográfico de Oaxaca y Ana Hernández, artista visual del istmo.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
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Medio siglo de Eugenio Barba con su Odin
“Comencé a hacer teatro para exorcizar el racismo” Cincuenta años han transcurrido desde que el italiano Eugenio Barba fundara en un establo de Dinamarca su legendaria compañía teatral Odin… Fernando de Ita
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ontra toda regla periodística, confieso que esta es una entrevista que me afecta personalmente, porque el cincuentenario del Odin Teatret, fundado en 1964 por Eugenio Barba, cerró de algún modo —el 22 de junio— el telón de una utopía que buscó apasionadamente la comunicación con el otro, esa entidad ajena a uno mismo que le ha costado reconocer a la humanidad miles de guerras y cientos de millones de muertos. Hoy es políticamente correcto reconocer las diferencias raciales, sociales, culturales, sexuales, religiosas de la raza huma. En la segunda cincuentena del siglo XX la mitad de los habitantes de la Tierra eran ángeles y la otra mitad demonios. La condición de cada parte de la humanidad era intercambiable porque una era oficialmente comunista y la otra capitalista. En medio de esta falacia, un grupo de artistas en ciernes, rechazados por las escuelas oficiales de teatro de la Europa de la posguerra, comenzó en un establo (¡por Dios, Eugenio, en un establo!), situado en la recóndita población de Holstebro, Dinamarca, una escuela de teatro cuyas primera lección fue aprender a estar juntos sin hacerse más daño del que se requiere para iniciar una travesía por los océanos del teatro. De ahí la imagen inolvidable de los grupos de teatro como “islas flotantes” que navegan real e imaginariamente para encontrar sus coincidencias y respetar sus desacuerdos. En suma: el Odin es una de las más grandes y magníficas aventuras de los hombres de teatro del siglo XX. Y su capitán, Eugenio Barba, un artista excepcional, del que conocemos sus aciertos, y al que tantos años después de conocerlo me atrevo a preguntarle por sus errores. —Eugenio: disculpa la insolencia, pero es duro sobrevivirse a sí mismo cuando se ha hecho una obra monumental, en el sentido real y simbólico del término, como es el Odin Teatret. Tu colega, amigo y maestro Jerzy Grotowski murió a tiempo para ser un mito, y, sin embargo, a tan pocos años de su muerte su figura se ha borrado del mural del siglo XX. No sólo en los medios informativos, que viven del presente, sino en la memoria de la gente de teatro que lo tuvo como un santo. Sé que no te afecta el porvenir de tu buen nombre. Me refiero al presente. ¿Qué siente, no qué intelectualiza, qué siente un artista de tu tamaño a los 77 años de vida, cuando va a bajar, conscientemente, el telón de su obra y la de los camaradas que lo han acompañado por varias generaciones en una utopía, que como toda quimera parece, a la luz del teatro actual, una ilusión de la mente?
Eugenio Barba.
The Chronic Life, ensamble-performance dirigido por Eugenio Barba.
—Me gustaría tener perturbaciones sentimentales y emociones solemnes. Pero el Odin Teatret continúa su rutina de trabajo y yo estoy en el estado de ánimo típico de identificación con las próximas iniciativas, razonando sobre sus potencialidades, sobre cómo encontrar nuevos desafíos para mí y mis actores. Tengo una proposición de la Academia de Teatro de Shangai (que me nombró profesor honorario) de crear un centro de antropología teatral allá. La Academia tiene todo un departamento de ópera clásica china y esta colaboración me llena de curiosidad. Veo una posibilidad de profundizar mis investigaciones de antropología teatral. Pero lo que me estremece más es el nuevo espectáculo que voy a comenzar en la primavera de 2015. —El concepto artístico y de comunicación que forjaste con tus camaradas del Odin fue una bocanada de aire fresco en el teatro de los años setenta en adelante. Lograste, en principio, demostrar algo que hoy se da por sentado: el teatro no es el edificio donde se da la función imaginaria de la vida sino los seres que actúan para representar la tragicomedia humana. Dime si llegaste ahí por una visión o por un razonamiento. O simplemente por ver a esa pandilla de forajidos tirados en sus camas, rascándose las partes nobles del cuerpo. —No fue originalidad, sino necesidad. En 1964 el teatro era un edificio donde se interpretaba un texto. Junto a
mis actores que aún no tenían 20 años y todos habían sido rechazados de la Escuela Nacional de Teatro de Oslo, éramos al comienzo un grupito local de aficionados sin dinero. Trabajamos en un gimnasio de una escuela tarde y noche o en un húmedo refugio antiaéreo construido durante la Guerra Fría de la década precedente. Así que nuestra visión teatral, la presencia y las relaciones humanas han constituido la arquitectura sensorial e intelectual que debería involucrar a los espectadores. Al comienzo de los años setenta el hecho de no utilizar un edificio teatral tradicional se volvió bastante común. Si nosotros fuimos pioneros, no fue por visión artística sino por penuria. En ese tiempo, recuerdo, me hubiera gustado trabajar en un verdadero edificio teatral. —Lo que quiero evitar, Eugenio, es el discurso, el tuyo y el mío. Pocos artistas tan capaces como tú para exponer los intrincados caminos conceptuales del arte dramático. Julia Valery me dijo alguna vez que tu mente es como un río que cuando encuentra el cauce puede viajar miles de kilómetros para explicar el sentido de la palabra teatro. Te conmino a lo contrario: que nos hables de la emoción del viaje, de la sensación física, personal, escatológica de tu paso por la vida, por el mundo, por el teatro, en el momento en que estás cerrando la puerta de tu odisea. ¿Qué vas a hacer enseguida con la llave? —Adoro la experiencia del viaje. Desplazarse con el cuerpo o con la mente es el momento de la desorientación, de la sorpresa y de lo imprevisible, del encuentro con el otro, sobre todo consigo mismo. Se puede viajar en el espacio, pero también en el tiempo sin quedarte en tu cuarto leyendo un libro o concentrado en una técnica artística. Por eso el teatro significa para mí viaje, migración, no solo por las giras. Pero no comencé a hacer teatro por necesidad artística, sino para
exorcizar el racismo. Yo soy un italiano que dejó su patria a los 17 años y trabajó en Noruega como soldador y marinero durante años. Fui tratado generosamente, pero encontré también personas que negaban mi humanidad y me trataban como alguien inferior, sin valor ni dignidad. El teatro fue la máscara que escondía mi identidad étnica y me confería la de artista. El teatro es un refugio donde puedo construir relaciones basadas sobre la diferencia de sus integrantes. El teatro es para mí la creación de un ambiente que sigue la objetividad de un oficio y al mismo tiempo permite realizar una forma de vida donde vives, en una sociedad, sin pertenecer a ella. —Uno de los libros que más me gustan de tu amplia bibliografía es el de Obras escogidas, que publicó la Revista Tablas, que dirige mi cubano y cervecero amigo Omar Valiño. En las memorias de tu pasado grotowskiano hay esa franqueza que te pido ahora: la experiencia de vida sin fanfarrias; la memoria agradecida de un artista que halló en un genio del teatro el disparo para su propia genialidad. De ahí aprendí lo evidente: no se nace siendo Eugenio Barba. ¿Cómo resumes, desde el corazón, esa travesía? —Tuve mucha suerte en mi vida. Grotowski fue muy importante. Pero también otros encuentros me han marcado profundamente. La amistad con el excepcional escritor noruego Jens Bjørneboe que se quitó la vida en 1976 y que me ofreció su primera obra de teatro: Los amigos de los pájaros. Eigil Winje es también fundamental en mi vida. Era propietario del taller metálico en Oslo que me enseñó a soldar, a desarrollar un súper ego artesanal por el trabajo bien hecho y el respeto de las herramientas. Él fue siempre para mí el ejemplo del líder que no huye de las tareas humildes al lado de sus obreros, llegando antes que nosotros y regresando a su casa más tarde que sus colaboradores. Pero quien de verdad hizo que me volviera Eugenio Barba fueron mis actores, ese núcleo de individualidades de diferentes países que se quedaron conmigo aceptando ir siempre más allá de sus límites, y pacientes con mis exigencias e idiosincrasias. —Finalmente, Eugenio, ¿qué es la vida sino el sueño de la muerte? El tiempo, Eugenio. “Sólo un momento aquí en la tierra / lo que es jade se rompe / lo que es pluma se deshace / lo que es vida se termina”, dice, de memoria, el poemario tolteca. Tú eres un poeta: ¿cuál es tu poema en este momento de resumen artístico y vital? —En Holstebro, para la celebración de los 50 años del Odin Teatret, te esperaba una carta de bienvenida. Contiene también el poema del polaco Cyprian Norwid. Está en mis orígenes teatrales, porque inspiró la película de Andrzej Wajda que me hizo viajar a Polonia. El poema contiene lo que quería compartir con mis amigos que han acompañado la danza del Odin durante medio siglo: “Como una antorcha alquitranada que arde / esparces a tu alrededor centellas crepitantes. // ¿Sabes, al menos, si ardiendo te vuelves libre / o si aceleras el desastre de todo lo que fue tuyo? // ¿Si sólo quedará de ti un puñado de cenizas / dispersadas por la tempestad, o si se hallará / en lo más profundo de las cenizas un diamante estrellado / promesa y prueba de victoria eterna?”
De Largo Aliento / Periodismo cultural
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Eko
Testigos falsos protegidos
Modelos para armar José Reveles
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En 50 días transitó de ser El Gordo (secuestrador confeso capturado en flagrancia en Tepozotlán, Estado de México, poseedor de armas de fuego de uso exclusivo del ejército y con casi medio kilo de goma de opio en el momento de su arresto) a ser bautizado como El Pitufo, liberado por la Procuraduría General de la República, que comenzó a pagarle 50 mil pesos mensuales, le asignó vehículos blindados, guardaespaldas, sitio donde vivir y en quien invertiría unos 10 millones de pesos en cirugías para adelgazarlo. Esto ocurría en septiembre-octubre de 2008. Hoy, cinco años y medio después, José Salvador Puga Quintanilla, fiel servidor de la PGR hasta la ignominia, acusador de consigna contra “los enemigos” designados por el gobierno de Felipe Calderón, esos a quienes habría que hundir en prisión, simplemente desapareció. El Pitufo se ha desvanecido y ya ningún juez o la misma PGR lo ubica, después de ser utilizado como mentiroso testigo protegido en más de 400 expedientes que incluyeron a generales del ejército, a ex gobernadores, alcaldes, un subprocurador de la República, jefes policiales federales y múltiples ciudadanos comunes falsamente acusados de múltiples delitos. Víctor Hugo Martínez Rocha fue capturado el 18 de octubre de 2008, ya con dedicatoria específica: sería usado como testigo para hundir con falsas imputaciones a Javier Herrera valles, ex comisario de la Policía Federal Preventiva, por el solo hecho de que ese comandante denunció, en dos cartas con anexos enviadas al entonces presidente Felipe Calderón, a su secretario de Seguridad Pública Federal: Genaro García Luna, por cometer irregularidades graves y contratar y rodearse de mandos policiales que habían reprobado los exámenes de confianza. Bajo amenazas y torturas, alternadas con ofertas de dinero y de que a él y a su familia se les cambiaría de nombre y domicilio y recibirían un sueldo men-
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sual, ese mismo día Víctor Hugo aceptó el papel de delator; se autoinculpó de fraude con venta de plazas en la PFP, de negociar vehículos propiedad de la SSP Federal, de pertenecer a la delincuencia organizada y, en ese contexto, haber visto a Herrera Valles pactando con Joaquín El Chapo Guzmán y con Édgar Valdés Villarreal, La Barbie, en un Vips de la Costera en Acapulco. (El absurdo total: estos capos eran enemigos irreconciliables cuando se supone que se dio la reunión.) Agentes federales de investigación (afis) solidariamente le habían advertido a Javier Herrera Valles de la trampa que le tendería la autoridad, pero de todas maneras no pudo evitar ser arrestado con violencia (le rompieron una costilla y le dislocaron un hombro) cuando se dirigía a Televisa, el 17 de noviembre de 2008, para ser entrevistado por Denisse Maerker. Víctor Hugo se arrepintió de sus mentiras dichas en octubre y aclaró que ni siquiera conocía a Herrera Valles y que fue obligado a declarar contra él. Pero entró de emergente El Pitufo y él se encargó de inventar nuevos delitos contra el ex comisario. Notas periodísticas ubican al capo traficante Sergio Villarreal Barragán, apodado El Grande, saludando a Felipe Calderón cuando ya era presidente electo (“haiga sido como haiga sido”) en la Comarca Lagunera en septiembre de 2006, cuando acudió al bautizo de María Teresa, la pequeña hija del ex alcalde panista de Torreón, Guillermo Anaya Llamas. “Germina el primer compadre incómodo de Calderón”, publiqué un reporte desde Coahuila en la época. Seis años después fue arrestado El Grande e inmediatamente enviado a un arraigo, pese a que existían órdenes de aprehensión contra él por delitos contra la salud, delincuencia organizada “y homicidio calificado con alevosía y ventaja en contra de 15 personas”. El 13 de octubre de 2012 El Grande aceptaba que él y su socio Édgar Valdés Villarreal La Barbie, am-
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bos bajo las órdenes de los hermanos Beltrán Leyva, bajaban cargas de cocaína que llegaban en aviones al aeropuerto de Cancún y que la orden de dejar pasar la cocaína la daba desde el Distrito Federal el comandante Javier Herrera Valles. Durante la averiguación PGR/SIEDO/UEIDCS/439/2010 no se ofrecieron fotos de los agentes federales supuestamente involucrados, ni la fecha de aterrizaje de aviones desde Venezuela (solamente aludían al año 2007), ni revisiones de Aduanas, Migración, Sagarpa, ni reporte de militares con binomio canino que vigilaban el aeropuerto en busca de drogas, ni bitácoras o constancias de aeronaves que aterrizaron en ese aeropuerto, sino sólo fotografías de Herrera Valles así identificado por El Grande. Herrera ya estaba en la cárcel de Tepic cuando a este capo se le asignó el alias de Mateo y, antes de ser extraditado a Estados Unidos, aceptó acusarlo a él, a varios generales del ejército y a otros personajes bajo instrucciones específicas de la PGR. Todos fueron liberados. “Jennifer” se dedicó durante años a acusar con falsedades, sin ton ni son y cómodamente mediante videoconferencias, al ritmo que le marcaba la autoridad desde México, pues radica en Washington bajo protección del gobierno de Estados Unidos. Con ese mote femenino, el abogado Roberto López Nájera, pagado por el gobierno de México y también por el estadounidense, reforzó las acusaciones de El Grande sobre la llegada de aviones cargados con cocaína a Cancún. En la supuesta operación de narcotráfico involucró también al general, y ex subsecretario de la Defensa Nacional, Tomás Ángeles Dauahare. Para evitar que el ex comisario Herrera Valles saliera de prisión, dos años después de delatar ese supuesto tráfico aéreo, lo mencionó por primera vez para agregar a su expediente una nueva acusación. Gracias a las invenciones de testigos pagados, Javier Herrera Valles habría servido lo mismo a Joaquín El Chapo Guzmán que a sus enemigos los Beltrán Leyva y los lugartenientes El Grande y La Barbie (siempre recibiendo la mágica cifra de un millón de dólares) y, al mismo tiempo, cobraba una jugosa nómina que le aportaba el Cártel del Golfo, un tercer grupo delincuencial. Pura ciencia ficción que los jueces desecharon finalmente en 2012. También hay colmos en esta vesania criminal de Estado. “Paco” bautizó la PGR de Marisela Morales
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a Jorge Luis Velázquez Sánchez, un nombre inexistente en los registros de Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde nació el 3 de agosto de 1981, como tampoco era real su CURP y falsa también su licencia de manejar. Presunto integrante de Los Zetas, sirvió en cientos de declaraciones, incluido el michoacanazo, pero ya también se esfumó, igual que El Pitufo y que “Zajed” Bryan Cabrera Castillo. “Emilio” era el apodo de Onofre Hernández Valdés, asesinado en Jiutepec, Morelos, el año pasado. Édgar Bayardo fue asesinado en 2009 en un Starbucks de la colonia Del Valle, siendo testigo “protegido”. También habría muerto el joven Jesús Zambada, dizque suicidándose con sus agujetas en la casa de arraigo, pero hay el fuerte rumor de que es testigo protegido, pero ahora de la DEA en Estados Unidos. En una larga conversación que sostuve con el ex subprocurador Noé Ramírez Mandujano, una de las víctimas de cargos inventados por “Jennifer” y otros “testigos colaboradores”, me decía en 2013 después de abandonar la prisión de Tepic: “Parece que estos testigos actúan con los principios de la evolución de las especies; van cambiando sus fantásticas versiones y adaptándose para sobrevivir”, para seguir siendo utilizados e impunes, a costa del presupuesto. Solamente en el sexenio calderonista hubo 379 testigos protegidos, pero sumaron 614 en las dos administraciones panistas. Sin desglose de gastos de manutención, hoteles, viáticos, vehículos, guardaespaldas, salarios mensuales para los testigos colaboradores y sus familias, el IFAI dio la cifra de 178 millones 261 mil 493 pesos invertidos para mantener al grupo compacto de falsarios, cuyas “revelaciones” sustituían con creces a la investigación y los datos no eran corroborados en trabajos de inteligencia. Había consigna para hundirlos en prisión. Al gasto propagandístico policial del gobierno de Calderón hay que agregar los 118 millones de pesos que oficialmente se reportaron como pago a Televisa por la publinovela “El Equipo”, que duró escasas tres semanas en horario estelar del Canal de las Estrellas en mayo de 2011, filmada en instalaciones estratégicas para la seguridad nacional y con tropas habilitadas como extras. Un machacón lema, en cada capítulo, ensalzaba a los muchachos de García Luna: “Ellos saben que el bien vence al mal”.
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Impa Ciencia F inita Daniel Cisneros
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otógrafo, arqueólogo y explorador, Claude Désiré Charnay nació en Francia en 1828 y murió en ese mismo país en 1915. Durante el siglo XIX visitó México en tres ocasiones y, gracias a esos viajes, fue uno de los primeros en fotografiar nuestros monumentos arqueológicos. Y, para recordarlo, hasta el 27 de julio en el Antiguo Colegio de San Ildefonso se podrá apreciar parte de su obra en la muestra La memoria revelada: el surgimiento de la fotografía arqueológica. —Esta exposición nace a partir de que el Antiguo Colegio de San Ildefonso se interesó en la colección de fotos de Désiré Charnay, que era de Fundación Azteca —dice Eduardo Matos Moctezuma, curador de la muestra—. Y la importancia de esas imágenes (y de exhibirlas al público) es que se han convertido en documentos históricos porque dan cuenta de la situación que vivían varios sitios arqueológicos de México. El también arqueólogo prosigue la conversación explicando la forma en que Claude Désiré Charnay decidió venir a nuestro país: —Su interés se despierta al leer los informes de visitantes que habían estado en ruinas arqueológicas y, al conseguir apoyo de las autoridades educativas de Francia, se traslada a México por primera vez en 1857. Igualmente viene hacia 1880 y, ya estando muy grande de edad, realiza una última visita en la que ya no aporta mayor cosa en lo que a fotografía se refiere. Algunas de las zonas arqueológicas que este fotógrafo francés captó fueron Monte Albán, Mitla, Izamal, Uxmal, Chichén Itzá, Palenque, Tula, Teotihuacan, Comalcalco, Kabah y Yaxchilán: —Durante su primer viaje es cuando Désiré Charnay hace el mayor número de fotos e, incluso, publica muchas de ellas en su libro Ciudades y ruinas americanas. Y lo interesante de su labor es que nos permite ver una novedosa técnica en aquel momento: la fotografía, aplicada a la arqueología. —¿Cuáles fueron los principales desafíos que Claude Désiré Charnay enfrentó al ejecutar su trabajo? —No era fácil trasladar los más de mil 800 kilos que pesaba su equipaje, donde llevaba enseres personales, cámaras y materiales fotográficos —responde Eduardo Matos Moctezuma—. Aun así se aventuró a atravesar selvas, montañas, lagos y ríos con la intención de llegar a diversos sitios arqueológicos. Y una vez que tomaba las fotografías, debía regresar corriendo a su cuarto oscuro para hacer el revelado. De lo contrario perdía las imágenes, como algunas veces le sucedió. También se enfrentó a la necesidad de improvisar productos químicos que requerían sus revelados. Y, por si algo faltara, la situación política del país estaba muy convulsa. Y menciona dos imágenes significativas: —La que abre la exposición muestra el espléndido palacio del gobernador de Uxmal, uno de los monumentos más importantes de América. Incluso lo podemos apreciar con parte de la maleza que lo cubría. Y también hay fotografías curiosas, como la del pa-
Una exposición de Claude Désiré Charnay
De la fotografía arqueológica Quizá no hay en México un artista gráfico como el francés Claude Désiré Charnay, dedicado a la exploración arqueológica. lacio de Mitla donde se ve que el cura del lugar ya lo iba a ocupar. —¿Qué caracteriza la composición de las fotografías de Claude Désiré Charnay? —Que para proporcionar una idea de la escala y dimensión ponía a una persona junto a los monumentos. Además, en sus imágenes evidentemente buscaba una correcta iluminación y definición de las formas. Pero para nosotros los arqueólogos quizá lo más importante es que sus fotografías nos permiten ver la manera en que los sitios arqueológicos se han conservado hasta la actualidad, si han sufrido algún deterioro o no. Fotos de Claude Désire Charnay.
—Este fotógrafo también era arqueólogo, ¿llegó a realizar excavaciones? —Sí, en Teotihuacan y Tula. Es más, excavó el monumento que después se conocería como Palacio Tolteca. Sin embargo, estas excavaciones no representaron un gran aporte dentro de la arqueología. Asimismo, en aquel momento no había una técnica muy depurada para esta labor que realizaban un poco como Dios les daba a entender. —Se dice que en Tabasco descubrió Comalcalco, ¿es cierto? —Comalcalco ya era conocido. Lo que Désiré Charnay hace durante
su segundo viaje es visitar Yaxchilán. A esta antigua ciudad maya le pone el nombre (que luego se modificaría) de quien en aquel entonces lo patrocinaba: Pierre Lorillard. Y aunque es parte de México, en sus planos la coloca como si estuviera en Guatemala. —A todo esto, ¿cómo es que los arqueólogos se encargaban de dejar constancia visual de sus hallazgos antes de la existencia de la fotografía? —A través de artistas que hacían dibujos, grabados y pinturas. Había quienes elaboraban verdaderas maravillas al plasmar algún monumento. Pero también existían otros que estaban tan influidos de su formación occidental que, incluso, introducían ciertos toques que no correspondían a la realidad. De ahí la importancia de la fotografía que viene a darnos un registro tal cual. —¿En dónde radican las principales diferencias entre la fotografía arqueológica actual frente a la de otras épocas? —En que gracias a la nueva tecnología se ha ido desarrollando cada vez más. Actualmente hasta el arqueólogo cuenta con fotografías aéreas, lo cual, evidentemente, no existía en la época de Désiré Charnay. No obstante: nunca se ha desplazado al artista que, en muchos proyectos arqueológicos, juega un papel significativo. —¿A qué se debe esto último? —A que hay ciertos aspectos que sólo el ojo humano puede captar. Sobre todo si el artista cuenta con experiencia en material arqueológico. En México hemos tenido a dibujantes destacados como Abel Mendoza, quien ayudó mucho a Antonio Caso en la elaboración de códices. Y, actualmente, en el Templo Mayor están Fernando Carrizosa y Julio Jiménez, ambos de una calidad excepcional. —Finalmente, ¿nuestro país cuenta con buenos exponentes de la fotografía arqueológica? —No recuerdo a alguno en particular que sea considerado un gran fotógrafo, ya que la fotografía arqueológica es material de trabajo que se va obteniendo cotidianamente. Es decir, generalmente el mismo arqueólogo toma sus propias fotografías mientras avanza en sus excavaciones.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
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I mpaciencia finita
Jacques Le Goff (1924-2014)
Una época nada oscura Marc Bloch, Fernand Braudel, Georges Duby, Lucien Febvre y Jacques Le Goff conforman una pléyade de historiadores franceses que han renovado esta ciencia. En particular, Le Goff centró sus esfuerzos en luchar contra los prejuicios que sigue cargando la Edad Media. Ernesto Herrera
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iembro de una brillante pléyade de historiadores franceses, Jacques Le Goff (Toulon, 1 de enero de 1924 / París, 1 de abril de 2014) fue el más grande medievalista de los últimos tiempos. Como la mayoría de sus colegas —Marc Bloch, Fernand Braudel, Georges Duby y Lucien Febvre— formó parte de la Escuela de los Annales y dirigió su revista. La principal aportación de los Annales, algo que no dejó de causar polémicas sobre todo entre sus colegas ingleses, fue el concepto de la “larga duración” (longue durée), hoy ya aceptada. Especialista en la Edad Media, Jacques Le Goff luchó especialmente por eliminar los prejuicios que la han rodeado y que aún hoy la ven como una “época oscura”. Un buen modo de entrar a su obra es con el libro La Edad Media explicada a los jóvenes (Paidós, 2007), escrito en colaboración con JeanLouis Schlegel. Como la anuncia su título, se trata de un libro didáctico que está estructurado en forma de preguntas y respuestas. Le Goff deja en claro que la Edad Media tiene tanto una imagen “fea” y una “bonita”, idealizada por los románticos. Al dejar establecidos los extremos, se elimina la idea de simplicidad y se gana en espesura. Como cualquier momento histórico, la Edad Media fue compleja. Para Le Goff, rompiendo con lo que tradicionalmente se ha enseñado, ésta abarca del siglo V al siglo XVIII, es decir hasta la Revolución Francesa y la Revolución Industrial (aunque en alguna entrevista llega a decir que se ha extendido hasta el siglo XX, opinión que con otros argumentos los historiadores ingleses, como Eric Hobsbawm, comparten). Para decirlo en pocas palabras, la importancia de la Edad Media radica en que en ese momento nacerá Europa. “Europa”, escribe Le Goff, “comienza y se constituye en la Edad Media. La civilización de la Antigüedad romana concernía a una parte de Europa: los territorios del sur, situados fundamentalmente alrededor del Mediterráneo. A partir del siglo V los países del norte (Alemania y luego Escandinavia), del oeste (Bretaña, Inglaterra e Irlanda) y del este (Hungría, países centroeuropeos) fueron entrando poco a poco en un espacio político y religioso común, el que constituirá la futura Europa”. Coordinado por él, Hombres y mujeres de la Edad Media (Fondo de Cultura Económica, 2014), permite seguir cómo se fue construyendo esta unidad. Obra polifónica, las diversas personalidades que se presentan en el volumen abarcan propiamente todos los países europeos. “En este libro”, anota, “la historia parece presentarse de
una manera un tanto caduca, puesto que se apoya esencialmente en los grandes personajes. (…) No obstante, los historiadores que concibieron y compusieron esta obra pensaron que las mujeres y los hombres famosos podían ser símbolos muy elocuentes de una sociedad y una época. Por lo tanto, los individuos reseñados en este libro colectivo se presentan como reveladores de sus tiempos y héroes de la memoria histórica”. San Agustín, Beda, Carlomagno, San Wenceslao,
Abelardo y Eloísa, Hildegarda de Bingen, Marco Polo, Dante, San Francisco de Asís, Enrique el Navegante son algunos de los personajes que se incluyen. En el título del libro, se destaca el papel de las mujeres. Ellas en general se mantuvieron por debajo del varón, “como en todas las sociedades antiguas”, explica Le Goff. Pero la iglesia “concedió a las mujeres un lugar casi tan importante como el de los hombres. En concreto, el consentimiento de la mujer (el hecho de que pronuncie por sí misma un ‘sí’ durante su boda) se volvió obligatorio, mientras que antes su familia o sus padres le imponían un marido y ella no tenía nada que decir”. De entre todos sus libros, acaso sea en Una historia del cuerpo en la Edad Media (Paidós, 2005), escrito en colaboración con Nicolas Truong, donde la tensión que se vivía en este periodo resulta más evidente. Cuaresma y Carnaval son sus extremos. Los autores resumen del siguiente modo los opuestos que manejan: “De un lado lo magro, del otro lo graso. De un lado el ayuno y la abstinencia, del otro la comilona y la gula. Este balanceo está relacionado sin duda con el lugar central que ocupa el cuerpo en el imaginario y la realidad de la Edad Media”. En lo relacionado con el cuerpo, se nota de manera nítida el paso de la mentalidad antigua y la cristiana. Porque si con los griegos se celebraba el cuerpo desnudo de los atletas, con el cristianismo esta, digamos, liberalidad va a ser controlada. La iglesia medieval lo que se propondrá es una tarea imposible: controlar la vida y la muerte. En lo tocante al amor, se muestra parte del método de Le Goff que está ligado a la semántica de las palabras. “La Edad Media sin duda ignoró lo que nosotros llamamos el amor. La palabra es incluso peyorativa. Amor significa la pasión devoradora y salvaje. Se preferirá el término caritas, ya que responde a una devoción que implica formas de sensibilidad de cara al prójimo (pobre o enfermo muy a menudo), pero desprovisto de toda consideración sexual”. Este método semántico igualmente es importante para entender Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval (Gedisa, 1986). A diferencia de sus otros volúmenes, no se trata de un libro unitario sino está conformado por diversos ensayos. En el que le da título, escribe: “Me parece que el problema de lo maravilloso en una civilización, en una sociedad, debe abordarse ante todo en un nivel que, sin ser el más importante, es primordial, el nivel del vocabulario”. Y añade más adelante: “los letrados de la Edad Media no poseían propiamente una categoría mental, literaria, intelectual que correspondiera exactamente a lo que nosotros llamamos lo maravilloso”. Es cuando llegamos a estas aparentes sutilezas que podemos descubrir las aportaciones de los sabios. Si la Edad Media carecía de un esquema mental para lo maravilloso se debe a que la iglesia reprimió los aspectos paganos que rodeaban a esta circunstancia. En lo que se refiere al dinamismo social medieval, el libro Los intelectuales en la Edad Media (Gedisa, 1987) es valioso porque somos testigos tanto de la creación de las universidades como de la ciudad. El proceso evolutivo que Le Goff expone está relacionado con la etapa de la Edad Media que va de los siglos X al XIII, cuando las órdenes monásticas se vuelcan a estos centros de saber. Los intelectuales inauguran un nuevo tipo de oficio, diferente del que realiza el trabajo manual, que tiene como materia prima la palabra. Sin su presencia, los humanistas renacentistas no hubieran aparecido.
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Foto de Ana Rosa Fernández.
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Escuela Francesa de Ballet eFeL Danse, que dirige la maestra Fabienne Lacheré.
Los riesgos de la profesión artística
Los claroscuros y dolores en el ballet Todo lo que tiene que pasar un bailarín para su consagración. Elisa Carrillo, dice su madre, sacrificó su infancia. Karla Zanabria
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a decisión de inscribir a una niña al ballet suele venir acompañada de una concepción idílica de la bailarina envuelta en su tutú blanco, sonriente, bella. Pocas veces los padres de las pequeñas entienden hasta qué punto una decisión de este tipo podría marcar la vida de sus niñas. Cuando se piensa en iniciación a la danza los padres suelen tomar decisiones basados en premisas no siempre certeras acerca de que el ballet es elitista, que deforma los pies de las niñas o que para ser bailarín hay que ser muy delgado. ¿Cuánto hay de cierto en estas premisas? Buscamos a distintos especialistas implicados en
esos temas. Desde luego, cada caso es único y también es cierto que entre los miles de niñas que acuden cada tarde a sus clases de ballet, muy pocas se convertirán en profesionales. Bailarina y maestra de la Compañía Nacional de Danza (CND) del INBA, Fabienne Lacheré ha impartido clases de barra al piso y ballet en numerosos cursos de verano, festivales nacionales e internacionales de danza. En 2001 abrió su propia academia: la Escuela Francesa de Ballet, en el Distrito Federal. Lacheré cursó sus estudios de danza en París, en la Académie Internationale de la Danse y en la Ecole Supérieure d’Etudes Chorégraphiques. Es licenciada en ciencias de la educación
por la Universidad de Lille, Francia. De ahí que conozca el efecto emocional que causa la danza en los menores: —El niño se apasiona por su propia persona, quiere saber cómo está hecho, de qué es capaz, tiene un gusto natural por la conquista y la aventura, necesita conocerse, aceptarse, ubicarse, establecer contacto con los demás, satisfacer sus deseos, resolver sus conflictos aunque sea simbólicamente —resume quien ha sido bailarina fundadora del Ballet Jazz-Mex (dirigido por Ema Pulido) y ensayadora de un sinnúmero de compañías profesionales. El esquema didáctico en su academia no recomienda que niñas menores de tres años practiquen ballet, pues en su opinión es alrededor de los ocho años cuando las aprendices son capaces de asimilar la técnica de la danza clásica, caracterizada por movimientos antinaturales: —Antes de esta edad se trata de una preparación corporal, de un despertar kinestésico relativo a la sensibilidad nerviosa consciente de los músculos, que es más bien una estimulación de la imaginación a través de diferentes ejercicios y juegos. La edad promedio en la cual los elementos de preparación a la danza pueden ser aprovechados se sitúa hacia los seis años, que es la edad que corresponde al aprendizaje, a la lectura —opina la creadora del Concurso de Danza Attitude en el que participan amateurs y pre-profesionales. En México los padres no inscriben a sus hijos varones en clases de danza, puntualiza Fabbienne Lacheré, quien únicamente ha recibido a dos jovencitos como estudiantes en su escuela y, por desgracia, ambos abandonaron sus estudios por la presión social que ejercieron sus compañeritos de clase, aun cuando su familia los apoyaba. En las últimas dos décadas el creciente culto al cuerpo ha contribuido a la multiplicación de gimnasios y pequeñas academias, lo que ha diversificado el costo de las colegiaturas, además de que muchas casas de cultura ofrecen clases de ballet más económicas que en los gimnasios y academias. En todo caso, Fabienne Lacheré recomienda a quienes deciden inscribir a sus hijos al ballet que estén alertas a la atención y profesionalismo que los docentes prodigan a sus alumnos, así como a que las instalaciones sean las adecuadas, es decir que cuenten con barras, espejos, pisos de madera —para evitar lastimar las extremidades—, vestidores y regaderas. Otro factor que se ha de tener en cuenta es que los estudios tengan validez oficial o, bien, estén afiliados a la Royal Academy of Dance, que funciona de modo que examinadores designados llegan una vez al año a sus academias para evaluar a los alumnos y dictar cursos de perfeccionamiento para los profesores. Mediante ese procedimiento logran mantener estándares internacionales válidos en más de 80 países. En la experiencia de Gabriel Luna, fisioterapeuta general y especialista en danza, la elección de un buen maestro de danza es importantísima para preservar la buena salud corporal. En su vida profesional ha tratado a diversos deportistas, pero su especialidad son los bailarines, con quienes ha laborado desde hace 13 años. Sus primeras aproximaciones a estos profesionales ocurrió cuando acompañaba a su padre, Ramiro Luna, quien trabajó durante tres décadas con la Compañía Nacional de Danza. De él aprendió algunos de los secretos mejor guardados en la anatomía de los danzantes; sin embargo, cuando él mismo estudió terapia física y rehabilitación en el DIF Iztapalapa su plan era dedicarse a los deportistas. Un tiempo trabajó en el Comité Olímpico Mexicano. Desde hace casi dos años Gabriel Luna estableció su consultorio en Guadalajara, donde a menudo recibe a los miembros del Joven Ballet de Jalisco. —El ambiente de la danza tiene dos caras, una fea y otra bonita. Yo he visto pies horribles, pero también existen las bailarinas con pies bonitos. La deformación de los pies y las lesiones recurrentes —explica el fisioterapeuta— son una realidad frecuente para los que se dedican a la
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Elisa Carrillo Cabrera es primera bailarina de la Compañía de la Ópera de Berlín (Staatsoper Unter den Linden). Nacida en 1981 en Texcoco, Estado de México, es hoy una estrella del ballet en Europa. Elisa —como la mayoría de las niñas que acude a tomar clases de ballet— no tenía contacto directo con la danza en el seno familiar. Su madre, Elisa Cabrera Robledo, es médico y su padre Miguel Carrillo, ingeniero. Las primeras clases las recibió en una academia particular cercana a su hogar y con tan sólo nueve años ingresó a la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBA, donde permaneció de 1990 a 1997. En 1999 recibió una beca para continuar su formación profesional en la Escuela Nacional de Ballet de Londres (English National Ballet School London). Posteriormente se integró a la Compañía de Ballet de Stuttgart (The Stuttgart Ballet) en Alemania, donde permaneció hasta 2007 para integrarse ese mismo año a la Compañía de la Ópera de Berlín, en la cual obtuvo en 2011 su nombramiento como prima ballerina. Hace apenas unos días la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal dio a conocer que a Elisa Carrillo le han otorgado
Foto de Disidencia.
danza clásica. Conozco casos de muchas madres de familia que obligan y presionan a sus niñas para que sigan bailando pese a estar lastimadas, todo en aras de que ellas ya pagaron las colegiaturas y los exámenes. Eso es cruel, acota. Para que los aspirantes a bailarines no se lesionen hace falta un buen profesor, dice, pues hay un vínculo directo entre el entrenamiento y el calentamiento inadecuado y las lesiones. Los movimientos que practican una y otra vez tanto los maestros como los alumnos de ballet, amateur y profesionales, son completamente antinaturales, de manera que “para el cuerpo humano ser bailarín es una desgracia”, asegura el terapeuta. —Bailar predispone a lesiones que no deben dejar consecuencias graves si se tratan a tiempo —advierte—. Sin embargo, de no hacerlo así, las personas lastimadas nunca se van a recuperar. —¿Cuáles son las lesiones que atiende con más frecuencia en el caso de los bailarines? —se le cuestiona al especialista. —Las lesiones más frecuentes están divididas por sexo. En mujeres lo que más veo son tobillos, metatarsos, caderas y espalda alta lastimados. En hombres me encuentro con problemas en metatarsos, cuádriceps, rodillas, tobillos y espalda baja. Eso es lo más común. Desde luego, me ha tocado conocer casos muy severos; pero te puedo decir que buena parte de los problemas viene por descuido de los propios bailarines. No es un secreto que ellos tienden a ser presumidos. Fantoches, pues. Un día fui de metiche a un ensayo y uno de los bailarines me dijo: “Gabriel, mira cómo hago un triple tour” [giro en el aire]. El señor lo hizo sin calentar. Lo que vino después era casi obvio: cayó mal y se lastimó un tobillo. Sé, porque ellos mismos me lo han dicho, que pueden estar desgarrándose pero no acuden a buscar ayuda médica hasta que ven un moretón o empiezan a perder movilidad. He visto a varios bailar con esguinces. Una vez lastimados, opina Gabriel Luna, el principal problema para los bailarines que acuden a los hospitales y con especialistas es que suelen darles diagnósticos erróneos: —Los traumatólogos revisan las radiografías de cervicales de los bailarines y se espantan con apenas verlas. Les diagnostican desgarre cervical de segundo grado y les recetan collarín, medicamentos y otros cuidados debido a que los están comparando con la anatomía de personas promedio. La anatomía y la fisiología de un bailarín son completamente fuera de lo normal y hay que saber interpretarlas a partir de la deformidad que ellos mismos se han provocado durante su entrenamiento. Donde un traumatólogo ve desgarre, yo veo una contractura muscular. Y confío en mi visión, porque la mayoría de los bailarines a los que he atendido logran recuperarse; desde luego que he tenido casos muy difíciles y algunos han tenido que retirarse, pero también he visto recuperaciones asombrosas.
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Elisa Carrillo.
la Medalla al Mérito en Artes 2013 —junto con Antonio González Orozco, René Avilés Fabila, Adolfo Mexiac y Alfredo Nieto Martínez; la fecha de la ceremonia oficial aún está por confirmarse. Al respecto de cómo se inició en la danza la prima ballerina charlamos con su madre, Elisa Cabrera, quien confirma que ni ella ni su esposo tenían contacto alguno con el ballet hasta que decidieron inscribir a Elisa en una academia particular cercana a su domicilio. La primera maestra que impartió clases a Elisa Carrillo detectó de inmediato que la niña tenía habilidades y juzgó que sus características físicas eran suficientes para dedicarse al ballet. Durante esa etapa la familia Carrillo Cabrera se mudó de casa, y llegó a vivir al barrio capitalino de Coyoacán: —Cerca de nuestra casa, frente al Parque de los Venados —rememora—, había una Escuela de Iniciación Artística del INBA y decidí meter a Elisa ahí. Al presentar el examen de admisión me dijeron, por segunda vez, que Elisa tenía grandes aptitudes para el ballet. Ahí sí les miden la cabeza, el cuello, la relación del torso con miembros inferiores, el empeine y demás. Para ser bailarina profesional de ballet, cada muchacha debe reunir, además de las medidas físicas ideales, aptitudes corporales. Desde su punto de vista, es fundamental el papel de los padres en la carrera de un bailarín: —Nunca pensé que ella iba a dedicarse a esto hasta que la llevé a presentar examen de admisión a la Escuela Nacional de Danza Clásica, que en esa época estaba detrás del Auditorio Nacional. La doctora Cabrera no ha podido olvidar que mientras los niños realizaban pruebas, a los padres se les impartían pláticas informativas haciéndoles ver la responsabilidad que iban a adquirir una vez que sus hijos ingresaran a dicha institución: —Recuerdo que en esa ocasión salió la examinadora y preguntó quién era la mamá de Elisa Carrillo. Yo levanté la mano y me informaron que había pasado el examen con calificaciones sobresalientes. Ahí empezó todo, antes no teníamos ni idea de lo que implicaría dejarla bailar. —¿Es caro costear la carrera de una bailarina? —Sí, económicamente es cara; pero, sobre todo, se requiere de una fortaleza espiritual enorme. Si en cualquier profesión hace falta el apoyo familiar, con mayor razón en materia artística. Desde pequeña, Elisa Carrillo participó en El Cascanueces en los roles menores (ratones, soldados, ángeles); de manera que alternaba con miembros de la Compañía Nacional de Danza (CND). Esa costumbre subsiste en muchos lugares del país, donde las compañías principales invitan a los niños que bailan en las academias locales a hacer audiciones y participar en los montajes. Sin embargo, al platicar con la doctora Cabrera el tema se centra no tanto en el costo económico de los vestuarios y las colegiaturas sino en otros aspectos que no se pueden comprar en ninguna tienda especializada: —Cuando mi hija bailaba en El Cascanueces, la llevábamos a la escuela a las 7 de la mañana. Salía a las siete de la noche; si tenía prácticas con la CND la clase era alrededor de las cuatro de la tarde, entonces teníamos que ir a recogerla como a las nueve de la noche a Bellas Artes, o a Chapultepec, cuando era la temporada de El Lago de los Cisnes. Después de eso yo la ponía a hacer sus tareas escolares en casa. En cierta ocasión
tuvo función en Bellas Artes y le tocaba representar a un angelito. Eso implicaba, después de terminar la tarea, ponerle tubos en todo el pelo porque los caireles eran necesarios para su papel. Ya dormida la cargaba mi esposo para acostarla en su cama y, al día siguiente, a las 5 de la mañana se levantaba para que alcanzara el tiempo y pudiera estar en la escuela a las 7. El papel de la madre, dice Elisa Cabrera, es fundamental cuando las niñas van creciendo. —Así es el ballet: una disciplina casi militar, o peor, porque los bailarines no pueden dejar de cuidarse ni un solo día. A mi hija le llevaba su comida especial porque cambiaron la escuela de Chapultepec al Centro Nacional de las Artes, en Churubusco; así que aproveché que tenía la escuela todavía más cerca que antes y le llevaba todos los días su comida para que no tuviera problemas con su peso. —¿Qué fue lo que más trabajo le costó a usted al apoyar la carrera de su hija? —Somos gente de origen humilde y de escasos recursos, pero, eso sí, tanto mi esposo como yo somos muy trabajadores y disciplinados. Los dos hermanos de Elisa acudieron a escuelas públicas. Cuando nos llegó la carta de aceptación para que ella estudiara en Inglaterra, nos dimos cuenta de que no nos iba a alcanzar el dinero. Tuve que dejar mi consultorio y me dediqué a buscar becas. Fui hasta el Banco Interamericano de Desarrollo. Creo en Dios y le rogaba que me ayudara si ése iba a ser el destino de mi hija. Finalmente nos otorgaron dos becas: una del INBA y otra del Fonca. En la escuela le adelantaron sus exámenes para graduarla un año antes. Era la primera vez que una alumna mexicana tenía esa oportunidad, así que todos hicimos equipo para llevarla a Londres. El silencio repentino se torna un sollozo. La doctora Cabrera busca en su bata blanca un pañuelo porque apenas puede reprimir el llanto, hasta que respira profundo y responde a la pregunta de la reportera: —Llevarla a Londres ha sido lo más doloroso que he vivido. Ella es la menor de mis tres hijos, así que se imaginará el tamaño de mi sufrimiento al dejarla sola con apenas 14 años en un país desconocido. Elisa no hablaba inglés, pero nos decía que lo aprendería pronto, así de valiente fue. Tuvo que llegar a vivir a una casa donde tenían como huéspedes a 17 muchachos. Pagó el precio de vivir en esas condiciones. Logré quedarme un mes en Londres, incluso me puse a ayudar a los señores de la casa donde se quedaba mi hija; unos días después logré que me permitieran darle homeopatía a uno de sus nietos. Me gané su simpatía y sólo así pude quedarme, porque el dinero que había ahorrado no alcanzaba. —Tantos sacrificios han valido la pena… —La carrera de Elisa se fue dando de manera natural, pero mucha gente nos cuestionaba porque nos hacían ver que los bailarines se mueren de hambre, y en parte eso es muy cierto. En México el interés de la población por el ballet es reducido, lo mismo pasa con nuestras autoridades. Hay muchos bailarines a los que se les paga muy poco y tienen que rogar a las autoridades, y hasta a sus mismos padres, para que los dejen bailar profesionalmente. A nosotros nos cuestionaban nuestras amistades y familiares, pero siempre respondíamos que la niña iba a ser lo que ella quisiera ser y que, fuera lo que fuera, tendría todo nuestro apoyo. Mi hija tuvo que sacrificar parte de su infancia, pero lo hizo con gusto. Así como yo amo la medicina y acudo feliz a tomar mis cursos y a trabajar con mis pacientes, ella iba a sus ensayos. Jamás dudó. Nunca. Y sí creo que ha valido la pena. Al comienzo de este año estuve en Berlín para verla estelarizar Onegin, en el papel de Tatiana. Ése era uno de los mayores sueños de Elisa y el público la ovacionó de pie. Al final, apunta: —Muchos padres piensan que no deben dejar ir a sus hijos, y los entiendo, duele dejar de verlos; pero lo que hace crecer a los jóvenes es precisamente apoyarlos en sus primeros despegues y después estar ahí, siempre, guiándolos, no transmitiéndoles temores de uno.
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El primer libro de Daniel Cisneros
La derrota del enemigo
Cuentos de David Magaña Figueroa
La ópera de los ocho dedos
José Antonio Gurrea C.
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onozco a David desde hace dos años, como algunos de ustedes lo conocen desde hace diez, 20, 30 y, acaso, 40. Lo conocí desenfadado, amistoso, serio y lúcido: lleno de ideas, razones y argumentos. Enfatizo: tan desenfadado y lúcido es, que la presentación de La ópera de los ocho dedos –su más reciente libro, coeditado por unasletras y El Juglar– nos reúne en este centenario ex Convento de la Enseñanza, hoy una deliciosa cantina, el Salón España, donde se reúnen otro tipo de maestros: los de la vida. Pero, ¿por qué hablar de David si le fastidia que lo hagan? Si por él fuera, negaría la autoría de este libro. En serio. Con el talante y la voz convencidos, diría que está aquí sólo para servir los tragos, para barrer al final de la presentación o para empezar una trifulca de palenque. Y algunos cándidos lo creerían. Sí: David Magaña Figueroa es bromista, ingenioso para dejarnos a todos como estatuas de cristal. Pero no lo hace de mala fe, sino porque divirtiéndose nos divierte. Es contagioso, influyente. La ópera de los ocho dedos es un poco de todo esto. Tiene sus bromas, sus peleas, sus tragos, sus encuentros cercanos de tercer tipo y sus estatuas de cristal. David conoce las reglas para –como él dice– “saquear la realidad” y ofrecerla a su lector ovillada, dócil, calentita. Como lo evidencia en uno de sus cuentos, en “Pugilato”, sabe que pegar a la cabeza derribará, tarde o temprano, el cuerpo, los cuerpos. Y una vez que nos tiene hechos bolita en el suelo –a un costado de sus ensangrentados personajes– no perdona: gira la tuerca y, a rajatabla, nos cambia el sentido, la jugada, el ánimo: la realidad está saqueada, ya no ovillada, dócil ni calentita, sino todo lo contrario: cruel e intempestiva como bala que traspasa una garganta. Cada uno de los ocho cuentos anda con su propio ritmo, a través de sus puentes que van de lo cómico a lo dramático, de lo esperado a lo inesperado. Dicen los exquisitos que el que sabe de comedias sabe, al mismo tiempo, de tragedias. Cada cuento tiene sus trampas y sus entrampados, también sus destrompados. ¿Los temas? Los de la literatura universal: la vida, la muerte, el amor, la amistad, la mujer, la traición. Y, atravesándolos horizontalmente, uno específico: la corrupción, ya en cuerpo, ya en mente, ya en muerte, ya en amor. Sin condescender, David nos muestra –con la redacción desenfadada que lo caracteriza– el tránsito de la levedad a la pesadumbre, en ruidosa sucesión de imágenes y escenarios, como en el cuento “Lobo viejo”, donde Ernesto Lobo, el protagonista, vive y se desvive en un ambiente de canallas y corruptos (sus hermanos, sus semejantes), y muere y se desmuere por salvar, a toda costa, un amor que él cree redentor, por encontrar salvación en Lorena, su colegiala y, al mismo tiempo, su fatalidad. Este lobo viejo (hablo de David, ya no del personaje), Premio Nacional de Periodismo (para información de todos ustedes), nos escribe en tercera y en segunda personas para evitar dudas o confusiones: nosotros somos, a su vez, aquél, él, tú. Y no escaparemos sin rasguños, impolutos, sino todo lo contrario: desgreñados como la mayoría de sus personajes, partícipes de esta aventura. Nos enteraremos de las transas en las instituciones educativas, de las complicidades entre los narcotraficantes y gobernantes, de los secretos tan húmedos como recónditos del amor sin filtro o de las esperanzas y anhelos que, igual, nunca serán. Y ya no me haré el fino ni mucho menos el exquisito: en estos cuentos hay, cuando menos, 50 años de experiencia. Sobre todo en los relatos de mayor extensión, donde el cuidado de las palabras es quisquilloso. Ya el prólogo nos advierte que David es escritor precoz, procaz, prosaico. Pero, ¿por qué hablar otra vez de David si le fastidia que lo hagan? Si por él fuera, diría que está aquí para servir los tragos. Aunque, después de todo, no me dejarán mentir: David está pichando los tragos de esta noche. Y citando a uno de sus personajes en el cuento “Polígonos concéntricos”, diré que “de un trago acabo el whisky y, sin recato, voy por otro”.
a aparición de La derrota del enemigo (El Juglar / unasletras), el primer libro de relatos del talentoso Daniel Cisneros, es motivo de celebración. El autor forma parte de esta nueva generación de tecleadores que escriben periodismo narrativo o han pasado francamente a la literatura sin dejar el periodismo. Aquí, la gran paradoja es que pese a la proliferación de estos periodistas todo terreno para éstos no hay muchos espacios en los medios tradicionales, los cuales casi en su mayoría se encierran en el efímero diarismo, en la declaracionitis, en el dato duro sin historia que lo humanice, en fin en la “información” sin valor agregado que mañana se convertirá en material para envolver pescado. Cómo pesan, en este sentido, los intereses económicos, la falta de visión, la autocensura, la medianía, la mezquindad y el conservadurismo, entre otros factores. Es real. Es un hecho que para publicar materiales de largo aliento se enfrenta uno a numerosos obstáculos y a un sinnúmero de pretextos: “La gente ya no lee”, “es demasiado espacio para un solo tema”, “esto no es una revista”, “tus temas son bien raros”. “Estás mal, si lo que jala es la última declaración de Manlio Fabio Beltrones, o las tetas de Lady Gaga”. Conozco editores cretinos que no saben quién es Lou Reed, u otros que excluyen de la portada la muerte de Paco de Lucia porque esa noticia no “está jalando” en la versión on line del diario. Ante esta lamentable situación que se vive en las publicaciones tradicionales —salvo excepciones—, los que practican el periodismo de fondo se refugian en medios alternativos impresos, que por fortuna los hay, como lo es De Largo Aliento, pero también en medios digitales como El Faro, de Centroamérica; Barrio Antiguo, de Monterrey; Cuadernos Doble Raya y la revista Anfibia, entre otros, que cultivan el periodismo narrativo, las investigaciones, la crónica, precisamente el periodismo de largo aliento, el que combina la literatura y la información, ese que va más allá de los tres mil caracteres. Este es precisamente el periodismo que le gusta a Daniel Cisneros, y aquí viene a mi memoria el galardón obtenido por este periodista debido a aquella excelente crónica sobre los indocumentados centroamericanos que se trasladan sobre La Bestia en busca de una vida mejor. Una excelente muestra de periodismo gonzo, pues Cisneros se montó en el tren para experimentar en carne propia lo que viven los migrantes en su paso por México, donde son asaltados, asesinados, violados. Vejados, en una palabra. Pero en Daniel Cisneros tenemos, además del periodista que escribe sus entrevistas y sus crónicas periodísticas, otro Daniel Cisneros: el que se adentra en la ficción narrativa y sabe aprovechar su capacidad para relatar, para contar historias, como lo prueba en La derrota del enemigo, una atractiva selección de relatos. Aquí, Cisneros, dueño de las palabras, acepta el papel de la imaginación y lo usa, aunque en algunos de éstos deja traslucir parte de la realidad, de su realidad periodística, como en el cuento “Día Séptimo”, o bien fragmentos de su infancia y de su juventud, como es el caso de “La Firma” y “El Juego”. Es notorio que Cisneros utiliza la literatura, como muchos de nosotros, para exorcizar sus propios demonios, pues en varios relatos es notoria la mención de un padre que, como El Conejo Armstrong de John Updike, sale de casa un frío día para no regresar jamás. También hay que decir que los 12 cuentos que componen La derrota del enemigo tienen un toque especial, ese que destaca Ramón Menéndez Pidal cuando dice que “el cuento moderno es un arte absolutamente personal. Es un género literario lo mismo que otro cualquiera. Cada cuento pertenece exclusivamente a su autor, como le pertenece la novela, el drama o el soneto que haya escrito. Estas producciones individuales reniegan del pasado; no quieren tener más antecedentes que su único inventor, quieren que en él comience su historia y en él acabe: mi ingenio las engendró y las parió mi pluma”, concluye citando a Cervantes. A lo cual yo cambiaría la pluma por “el grito del lápiz”, el afortunado nombre de la colección que coordina Víctor Roura y en la cual esta obra ve la luz Hay una definición francesa de cuento que me gusta, y que me compartió mi buen amigo René Avilés Fabila, y es la que dice que el cuento es un trozo de vida, un fragmento, una rebanada de vida muy intensa. Es detenerse en un punto del rostro de una mujer que llora, como en “Talpa” de Juan Rulfo, en un gesto de dolor del gaucho que agoniza en la literatura de Jorge Luis Borges. Los cuentos, dice el autor de El gran solitario de Palacio, “son miniaturas chinas, valses de Chopin, música de cámara; la novela son las óperas de Wagner, los frescos de Diego Rivera de Palacio Nacional”. Precisamente como Eusebio Ruvalcaba, otro excelente amigo, lo señala en el prólogo: “Los cuentos de Daniel avanzan con paso firme y decidido. Imbuidos de la propia experiencia del autor, buscan conmover. Tocar el alma humana en algún detalle, en la trama, en las atmósferas, o en la complejidad de los personaje”. Es muy cierto, agregaría, pues en cada relato hay pruebas de su talento. La manera en que narra: sus personajes cobran vida y saltan de las páginas para rodearnos. Se trata de cuentos que sólo pueden conseguir aquellos que tienen lecturas asimiladas y una experiencia de observar el entorno cotidiano.
Texto leído el miércoles 21 de mayo durante la presentación de La ópera de los ocho dedos en el Salón España, del Centro Histórico.
El sábado 17 de mayo, en el Museo Estanquillo, fue presentado el primer libro de Daniel Cisneros. Este es un fragmento de la lectura que ofreció José Antonio Gurrea.
Donde se narran asuntos de la vida y la muerte, el amor y las mujeres y, ¡ay!, la corrupción que es pan de cada día… Emmanuel Islas
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
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La noche se encrespa poemas de Hugo Gutiérrez Vega
Luis Tovar
Una fotografía antes pensada
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Pensada tantas veces, construida en el sueño y el presentido éxtasis, ahora te haces carne tendiéndote en el lecho como un continente apenas descubierto. Estoy viendo tu cuerpo colocado en el sueño y puedo fragmentarlo para cantar sus muslos, los pechos altos, la entreabierta sonrisa del sexo, la negra cabellera destrozada en las playas de la almohada.
Foto de Pascual Borzelli Iglesias.
ontra mi costumbre personal y mi preferencia general, estas palabras tienen que ser dichas en primera persona. Porque no hacerlo así sería equivalente a un escamoteo, e incluso a una hipocresía. No puedo hablar de Hugo Gutiérrez Vega –Hugo, así nada más, para mí— desde una distancia hoy inexistente, que comenzó a reducirse de modo drástico hace tres lustros, cuando una serie de circunstancias puso a este juntapalabras en el último escalón del equipo de trabajo que Hugo, en ese entonces, tenía un año de haber formado al frente de “La Jornada Semanal”. Insisto en revisar la pertinencia de recurrir al “yo” y es, desde su poesía, el propio Hugo quien me da la pauta: “la primera persona me preocupa, / pero sé que no es mía: / todos somos lo mismo, / todo es uno, / uno es todo, / cada hombre es, al fin, / todo este mundo”. Termina de convencerme, para usar la primera persona, el hecho de que mi caso era idéntico al de muchos en México: a Hugo, es decir a su vasto quehacer cultural, comenzando por su poesía –que por supuesto es la parte medular-, lo conocía poco y mal. Escasamente le había leído una plaquette de los Materiales de Lectura de la UNAM, las primeras entregas dominicales de su “Bazar de Asombros”, y pare usted de contar. Era, sin saberlo, uno más de la legión de sucumbientes a la tiranía de un muy mediático localismo espacio temporal: escritor que no está aquí y ahora, escritor que no existe. Para ese inmediatismo poco importa la dimensión artística, intelectual, cultural, de aquello que soslaya: si el soslayado no está en el candelero, si no se pliega a la tesis absurda de que su vigencia se basa en su presencia, peor para él. Por supuesto que no era peor para él sino para mí, que hasta entonces me había perdido de escuchar una voz a la que, insisto, muchos no prestábamos atención porque su dueño no estaba en México: con muchos ires y algunos venires Hugo había pasado, entre principios de los años sesenta y finales de los noventa, más de tres décadas alrededor del mundo en calidad de diplomático. Pretexto ideal para ejercitarse en el ostracismo y el ninguneo, tan mexicanos, la ausencia física de Hugo pospuso el reconocimiento a una trayectoria que, entre otros haberes, incluye un intento muy real de linchamiento a manos de una turba conservadora en el Querétaro retrógrado de los años sesenta, cuando él fungía como rector de la Universidad Autónoma en ese estado; la renuncia a la dirección de Difusión Cultural de la UNAM en los setenta, como protesta por la censura que se ejerció en contra de una obra de teatro; la coordinación del Comité de Recepción de los refugiados chilenos que huían de la dictadura pinochetista y, por motivos de disidencia política, dos o tres paradas en la cárcel e incluso un breve exilio –algo estrambótico, como el propio Hugo dice que siempre se le volvió el “heroísmo”- en Belice. Al final de su estadía, entre otros países, en Italia, España, Inglaterra, Estados Unidos, Brasil, Grecia y Puerto Rico, todos los cuales tienen presencia manifiesta en su obra poética, Hugo volvió a México precisamente a dirigir “La Jornada Semanal”, en 1998. Sin ser ningún desconocido
Las ocho décadas de Hugo Gutiérrez Vega
En primera persona Cumplió 80 años el pasado 20 de febrero. El suplemento que dirige acaba de publicar su número 1000. Habla de Hugo Gutiérrez Vega el jefe de redacción de “La Jornada Semanal”, quien lo conoce de a de veras. para sus pares literarios, estaba lejos de tener el reconocimiento ni la memorabilidad de la cual han gozado éstos: he sido testigo presencial del respeto, la familiaridad, el afecto entre Hugo y aquellos otros, verbigracia los hoy idos Bonifaz Nuño, Monsiváis, Chumacero, Pacheco, Gelman, Pérez Gay, Montemayor, y los aún presentes Lizalde, Pitol, Bañuelos, Hernández, Poniatowska. Lo que no sucede todavía, y es improbable que se verifique más adelante, es cualquier suerte de masificación del conocimiento de la obra cultural –poética, ensayística, periodística cultural, teatral incluso– de Hugo. Es un tristísimo lugar común, pero conviene recordarlo aquí: más fácil y más rápido gana fama y respeto cualquier analfabeta funcional que aparezca por televisión el número suficiente de veces que alguien con 36 libros publicados –sin contar antologías–, poeta traducido al inglés, francés, italiano, portugués, griego, turco, neerlandés, árabe, serbo-croata y húngaro; que cuenta con dos doctorados Honoris Causa y ha obtenido, entre otros, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1975, el Iberoamericano Ramón López Velarde en 2001, el Xavier Villaurrutia en 2002, el de Poetas del Mundo Latino en 2009; tres
de periodismo cultural: el Nacional de Periodismo en Difusión Cultural de 1999, el Fernando Benítez de la FIL de Guadalajara en 2010 y el Carlos Septién García en 2012, así como el muy tardíamente entregado Nacional de Ciencias y Artes en el área de Literatura en el pasado 2013. Nacido en Guadalajara hace 80 años, a Hugo lo he visto –mejor dicho, he aprendido de él con el simple hecho de oírlo hablar– al menos tres días de la semana durante las últimas 795 semanas, y contando. Puedo dar fe, por consiguiente, de que ni los premios ni los hoy multiplicados reconocimientos y homenajes le han hecho variar algo que afirma en el mismo poema que cité al principio de estas líneas: “me enferman los enfermos / de importancia, / me asustan los que esgrimen / sus certezas; / me gustan los que dudan, / los pasos vacilantes me enternecen / y me dan miedo / los que pisan firme”. A ese Hugo solidario de-a-deveras, poeta ídem, periodista cultural que sólo entiende ese oficio desde la inclusión y el diálogo, cinéfilo empedernido, viajante contumaz y hombre de teatro sin remedio, enemigo de todo tipo de autoritarismos y generoso como no he conocido a nadie más, van dedicadas estas líneas.
En el alimento de conocerte crece mi hambre. Sediento caigo a tu lado y mi cuerpo surca la cama marina. Afuera los pájaros y la terrible aurora que llega hasta tus pies deshacen el sueño que hablaba de tu cuerpo. La fotografía pálida me repite tu nombre en el arco de la madrugada. Panal en la noche De nuevo cae sobre la casa el súbito oleaje de la luna. La noche se encrespa y se siente la invasión de las abejas plateadas. Responde la noche con un zumbido incesante. Nota roja a Cesare Pavese
Salir una mañana de la casa sin tomar el café, sin decir nada, sin besar ni a la esposa ni a los hijos. Salir e irse perdiendo por las calles, tomar aquel tranvía, recorrer el jardín sin ver que el sol va colgando sus soles diminutos de la rama del árbol. Recorrer el jardín sin ver que un niño nos está contemplando, sin ver las cabelleras rubias, morenas, pálidas. Pasar cargando una sonrisa muerta con la boca cerrada hasta hacer daño. Entrar en los hoteles, hallar uno silencioso y lejano, tenderse entre las sábanas lavadas y sin decir palabra, sin abrir la ventana para que el sol no meta su esperanza apretar el gatillo. He dicho nada, ni el sol, ni la flor que nos dieron las muchachas.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
JULIO 2014
La F uria del P ez “Es que les hicieron vudú, respondí, así serán buenos” cuentos de Gonzalo Martré, David Magaña Figueroa y Eduardo Cerecedo
Pugilato David Magaña Figueroa para mi suegro Gustavo Augusto Montañez Aguilar
P
regona un célebre adagio boxístico que para conseguir la victoria se debe pegar prioritariamente al cuerpo y la cabeza cae sola. En cuestiones amorosas, el consejo funciona exactamente en sentido inverso: ataca la cabeza, el cuerpo cae solo.
Segunda tuentativa I
Eduardo Cerecedo
Comanda la furia, los cables, los teléfonos, el Internet, los diarios amanecen rojos, amanecen con un aire desfigurado, el temblor de los árboles baja con la sombra del día que avanza hacia algún cártel, hacia la plaza pública, hacia los malecones, hacia plaza galerías de alguna ciudad partida como el limón sobre la mesa de la tarde. Amargo el tiempo se desfigura en los rincones del vértigo. Dan las noticias por la radio y la voz del locutor se enardece, traga saliva para subsanar el nudo en la garganta ahogado aún más por la corbata. Mientras, los partidos políticos afilan sus armas para enlistarse en la terna de convocantes. Nada hará que la economía se venga en picada como al inicio del proyecto presidencial. Así otea la circunstancia sus adornos cotidianos.
II
“Otro colgado del puente”, dicen los encabezados de los diarios, la nota que se presume tenía el cadáver ha caído al río. Portadas y contraportadas lucen el crimen del país. Finalmente, agregan: “Enamorado no correspondido decide quitarse la vida”, se lee en la nota encontrada en la bolsa izquierda de su pantalón. Los tenis del occiso desaparecieron, los calcetines amarillos del club América presumen de un par de moscardones que vuelan de los pies a la cabeza.
¡Cuídamelos, Virgencita! Gonzalo Martré Cuando supe que los Ratoncitos Verdes habían calificado para las finales del Mundial, le avisé a los cuates para celebrarlo en El Jarrito. Ahí mero les dije: Ora sí, mis ñeris, esta vez vamos a la final. Se rieron de mí, dijeron que no pasaríamos de los cuatro juegos de siempre. Yo aseguraba que no nos eliminarían en los octavos, pero ellos, ¡necios a que nos quedaríamos en la segunda vuelta!, y si no, ¿cuánto nos jugábamos? Al calor de las copas, aposté mi sueldo de medio año: ¡dieciocho mil varos! Ni quien se raje, van dieciocho tuyos contra dieciocho nuestros a que no pasan a los cuartos, dijeron. Y como eran seis, pues si perdían les tocarían de a tres cada uno. ¡Así qué fácil! Eso fue un viernes. Al día siguiente, ya crudo, recordé lo de la apuesta, pero no estaba arrepentido, verdá de diosito que no. Además de tenerle fe a los Ratoncitos Verdes, también se la tenía a la Virgencita; yo le pediría que me los cuidara, que los hiciera ganar, entonces me fui a la Villita, me llevé al Pelé, mi hijo mayor, ya de veinte años, para que me ayudara con las cobijas. Entré hincado. Desde la puerta del atrio el Pelé me iba poniendo una cobija y quitando la otra, para que no me pelara las rodillas. Así que llegué hasta los pies de mi Morenita, le dije fervorosamente: Virgencita chula de Guadalupe, vengo a pedirte un favor muy grande. Sé que tú lo puedes hacer, Virgencita, ya me has ayudado en otras ocasiones, en ésta tampoco me puedes fallar. ¿Te acuerdas cuando te pedí que salvaras a mi vieja de su noveno parto que venía mal? ¡Me lo concediste, Virgencita, vivieron los dos! Has sido buena conmigo, Virgencita, por eso vengo a pedirte que acompañes a mis Ratoncitos Verdes en el Mundial de Alemania. Para comenzar, van a jugar con unos árabes. Sí, los mismos que tumbaron las Torres de Nueva York, son cabrones, pero tú puedes, Virgencita, tú puedes, haz que ganen esta vez. Te juro que si me concedes ese gran favor, dejo de tomar un año. Me cái que lo hago. Y luego, cuídalos en los demás juegos. ¡Hasta la mera final! ¡Tres uno, culeros, qué nos duraron los pinches árabes! Eso les dije a mis cuates en El Jarrito cuando acabó el partido. Mis Ratoncitos Verdes no me fallaron. Un marcador de campeones, sí señor. Y eso que nomás es el comienzo. Pura chiripa, dijo uno. ¿Pura chiripa? Aquí nos vemos en el próximo.
Foto de dam.
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Gonzálo Martré.
Como el juego que seguía era con negros, era de necesidad ver a la Virgencita para restarles potencia. Negros jodidos que creen en Babalú y en Changó. Lavadores de excusados, hijos de la criada, que hacen vudú. Ya de hinojos frente al altar, le recordé de cuando el trolebús atropelló al Tavo. Vine a verte, Virgencita, porque en Xoco decían que no pasaba la noche. ¡Y tú me lo salvaste! Qué grande eres, qué te duran el Babalú y el Changó, neutraliza su vudú, los Ratoncitos Verdes se encargarán de los goles. Cero-cero. ¿No que muy chingones los Ratoncitos Verdes? ¡No pudieron con los negros!, me dijeron en El Jarrito al acabar el partido. Es que les hicieron vudú, respondí, así serán buenos. Me volví a ir a la Villita, porque el próximo juego era decisivo. Si perdíamos, nos eliminaban. ¡Haz que pasemos a octavos, Virgencita adorada, no me falles! Acuérdate de cuando a mi cabecita blanca le dio un coma de diabetis. Era el tercero, y en La Raza me dijeron que de ése no salía viva. ¡Pero me la devolviste, Virgencita! Si me concedes el triunfo, dejo de tomar otro año más. Ya con mucha confianza, me fui a El jarrito el día del juego. Ahí estaban mis cuadernos. Pedimos cubetazo por cráneo. Yo estaba muy nervioso, verdá buena. Y es que jugábamos con Portugal, y había que ganarle, ¡a como diera lugar! Perdimos dos uno. ¡Pero la Virgencita no me falló, porque con todo y eso, calificamos para los octavos! Venía el fatídico cuarto juego, con Argentina, jijo, vi en peligro mi apuesta, vi dos años de sequía. Mis Ratoncitos Verdes contra los gauchos gachos. No, pos sí, me fui de nuez a la Villita, urgía. Entonces le recordé de aquella vez que me corrieron de la chamba. Le pedí que me reinstalaran, y me lo concedió, no me falló. Por eso le prometí a la Morenita que si ganábamos, cortaría para siempre a la Chona, mi segundo frente. Qué fallada me dio la Virgen. Confié mucho en ella. Soy un pendejo, no escarmiento. Cierto que salvó a mi vieja, pero el bodoque salió descerebrado. Cierto que salvó la vida del Tavo, pero perdió las dos piernas. Cierto que salvó a mi jefecita del coma diabético, pero quedó ciega. Y, sí, me reinstalaron en la chamba, pero como eventual y sin indemnización. No entiendo, soy muy buey. Los Ratoncitos Verdes pasaron a los octavos. ¿Y de qué les sirvió? Los gauchos los eliminaron, completamos los pinches cuatro juegos de siempre, y se acabó, pero yo me quedé sin sueldo medio año. Por eso mi vieja se fue con el Sancho; por eso la Toña, la quinceañera, se huyó con el novio; por eso el Pelé se metió a rupa. Y por eso yo aquí estoy, viendo quién me aliviana con una cheve. Órale, no sean ojéis. Al menos disparen una. Es con mi lana.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
Trabajadoras sexuales de la tercera edad
Con fecha de caducidad Mujeres que acaso han dejado atrás sus bellezas viven ahora juntas en una casa especialmente dispuesta para ellas. Todas fueron, o aún son, sexo servidoras. Daniel Cisneros
A
—Aunque son varias, tengo grabada la imagen de Daniela corriendo a los ocho años tras el cámper en el que viajaba su madre para irse a laborar a Estados Unidos. Ese abandono determinó su futuro. Debido a que su padre se dedicó a beber y murió, cada uno de sus hermanos se quedó en lugares diferentes. Ella se fue con una de sus tías, pero ahí la maltrataban mucho y hasta intentó suicidarse. Además sufrió una violación y ya no la recibieron en esa casa. Entonces entró a trabajar en un cabaret que, curiosamente, se cayó a causa del sismo de 1985. Este incidente la llevó a intentar reformar su vida y, como tuvo la oportunidad de estudiar un poco, se metió a atender niños a un kínder. Incluso se casó. Sin embargo, se separó de su esposo que la golpeaba mucho y regresó al sexo servicio. Y, por si algo faltara, la encarcelaron un tiempo porque robó unas bolsas para pagar la renta de su cuarto. —Algunas de las habitantes de la Casa Xochiquetzal aún ejercen el sexo servicio... —Sí, en lugares donde trabajaron antaño como las plazas de San Pablo, San Fernando o Loreto. Y a pesar de que tienen antiguos clien-
tes, igualmente prestan sus servicios a jóvenes. A muchos sólo les gusta conversar o irse a tomar unos tragos. En ese sentido, ellas me han dicho: “Sabemos atender a los varones porque conocemos de futbol, política o los aconsejamos para tratar bien a sus esposas”. Pero también es importante señalar que algunas han decidido poner pequeños negocios de dulces, discos, ropa o películas de ficheras. Bénédicte Desrus vio por primera vez la luz en Francia en 1976. Entre los premios que ha obtenido figuran el Revela, el New York Photo Awards y el Moving Walls 18. Es momento de formularle algunas preguntas a esta sonriente fotógrafa: —¿Fue sencillo que las mujeres de la Casa Xochiquetzal se acostumbraran a estar bajo la mirada de la lente fotográfica? —Con algunas sí, porque fueron muy generosas. Pero con otras me costó mucho trabajo e, incluso, al principio, tenían cierto rechazo. Tanto, que hubo casos en los que sólo logré tomar una o dos fotografías durante seis años. Me tuve que ganar poco a poco su confianza. Y esto lo conseguí conduciéndome respetuosamente, conviviendo, visitándolas sin llevar cámara o regalándoles sus imágenes impresas. También me ayudó demasiado que la directora de la casa me encargara realizarles unas fotos tamaño infantil que necesitaban. —¿Qué buscó captar en sus fotografías? —Al inicio busqué conocerlas, porque no pretendí llegar a captar algo predeterminado. Después hasta me invitaban a ir a la calle o a su hotel, pero me dije: “Únicamente voy a fotografiarlas dentro de la casa y, en ocasiones muy particulares, afuera”, de tal suerte que sólo a una la acompañé a visitar a su familia y a otra a la Santa Muerte. —¿De qué manera su labor se complementa con la crónica de Las amorosas más bravas? —Tengo la sensación de que las fotos muestran un lado más íntimo, humano y cotidiano de las habitantes de la casa. Por ejemplo, tuve oportunidad de fotografiarlas en la ducha, durmiendo o cuando una de ellas estaba como agonizando. Y, en los textos, se aprecia su personalidad a través de su habla, albures y forma en que dramatizan sus historias. Para cerrar nuestra charla, Bénédicte Desrus evoca una de las anécdotas que vivió con las mujeres del albergue: —Como muchas no conocían el mar, el equipo que está detrás de la casa luchó para llevarlas a Acapulco. Fue una verdadera aventura. Algunas lucían un súper bikini. Lo mejor fue verlas en el agua a cuatro patas, porque no todas sabían nadar. Y cuando hicimos un viaje en barco se pusieron a cantar y bailar. Se veían felices.
Fotos de Bénédicte Desrus.
ntes de ser abandonado, en el Museo de la Fama era común apreciar ropa de personalidades como el boxeador Raúl —El Ratón— Macías, el luchador Perro Aguayo o el cantante Pedro Infante. Sin embargo, gracias a la iniciativa de Carmen Muñoz este recinto —ubicado en el Centro Histórico— adquirió un nuevo rostro en 2006: reabrió para convertirse en la Casa Xochiquetzal, donde ahora viven mujeres de la tercera edad que se dedicaron, o que se dedican, al trabajo sexual. Este albergue inspiró a la cronista Celia Gómez Ramos y a la fotógrafa Bénédicte Desrus para realizar Las amorosas más bravas (Los Libros del Sargento), donde —a lo largo de seis años de registro fotográfico y dos de investigación periodística— nos sumergen en las historias de las habitantes del inmueble. —Este libro surge a partir de la invitación que en 2012 me hizo Bénédicte Desrus (quien ya llevaba cuatro años documentando fotográficamente la Casa Xochiquetzal) para colaborar escribiendo los textos —dice Celia Gómez Ramos—. Y elegimos el título de Las amorosas más bravas porque las habitantes del lugar dan el corazón por medio de caricias y ratos de amor, pero en el instante en que algo no les gusta se defienden. Bénédicte Desrus interviene: —Aunque en 2008 llevaba ya dos años en México y vivía en el Centro Histórico, nunca había escuchado sobre la Casa Xochiquetzal. Pero un periodista canadiense, que iba a hacer un artículo para una revista, me pidió fotografiar a la fundadora y entonces directora: Carmen Muñoz, quien también fue trabajadora sexual. Así descubrí el albergue. Nacida en la Ciudad de México en 1968, Celia Gómez Ramos actualmente escribe en El Sol de México. Además, es autora de los libros Y todos fuimos tentados y Sin Dios y sin Diablo. —¿Cuál suele ser el destino común para las sexo servidoras al llegar a la tercera edad? —En muchos casos la marginación, la calle y la pobreza. De ahí que en ocasiones necesiten decidir entre destinar su dinero para comer o para rentar un cuarto en el cual pasar la noche. Esto se debe a que en el sexo servicio existe como una fecha de caducidad. Por eso la juventud y la belleza son fundamentales en ese trabajo. Sin embargo, las protagonistas de Las amorosas más bravas tuvieron la fortuna de encontrar refugio en la Casa Xochiquetzal. Pero antes de llegar a este albergue, sus vidas no fueron fáciles: —Desde pequeñas algunas salieron de sus casas por violencia, abuso o abandono —explica Celia Gómez Ramos—. Y decidieron dedicarse al trabajo sexual porque el dinero les era insuficiente. A pesar de que la mayoría no tiene relación con sus familiares debido a que viven lejos o las rechazan, hay casos donde los hijos sí las visitan. ¿Qué las caracteriza? Son seductoras, alegres, territoriales, líderes natas y analizan de inmediato al individuo con el que interactúan. —¿Qué historia la impactó más?
JULIO 2014
María Isabel en su habitación, Casa Xochiquetzal.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
JULIO 2014
Cuatro décadas de trayectoria de Leszek Zawadka
“Si dependiera de los gobernantes, el apoyo a la ópera sería nulo” El fundador del Coro de los Niños Cantores del Valle de Chalco, cuyas autoridades le retiraron el presupuesto, da a conocer, con dos años de retraso, una grabación para conmemorar sus cuatro décadas musicales.
Foto de Arturo Talavera.
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Leszek Zawadka.
Daniel Cisneros
A
unque este barítono bajo nació en Polonia en 1953, tenía curiosidad de visitar la geografía mexicana que conocía a través de las obras de Juan Rulfo, Arturo Azuela y Elena Poniatowska. Así que aprovechó cuando en 1977 lo invitaron a México para organizar conciertos con Eloísa Ruiz de Baqueiro. Ya aquí también le ofrecieron dar clases en la Escuela Nacional de Música de la UNAM. Y, a 37 años de distancia, se ha acostumbrado tanto a vivir entre los mexicanos que se declara amante del mole poblano, la chilaca chihuahuense y las corundas michoacanas. Se trata de Leszek Zawadka, quien está celebrando 42 años de trayectoria. En su casa, las paredes están tapizadas de pinturas de Antonio Suárez. —Ahora tengo más conocimiento de lo que estoy haciendo. Pero al mismo tiempo siento mayor responsabilidad al cantar frente al público o con mis ex alumnos —asegura el barítono. Zawadka luce contento, feliz. Tanto, que conversamos al calor de una copa de licor Mozart, y aún con el sabor a chocolate oscuro que nos dejó el primer sorbo, el cantante revela la procedencia de su gusto por la música y el canto: —Desde niño escuché en la radio música popular y académica, que es mal llamada clásica. Además mi abuela, mi madre y mi tío me cantaban canciones tradicionales polacas. Y como era imposible que este ambiente no me influyera, estudié en escuelas de música durante el nivel básico, medio y superior. Pero Zawadka fue más allá al ser maestro en arte por la Escuela Estatal Superior de Música de Varsovia, y de canto por el Conservatorio Nacional de Música de México. Su debut como cantante profesional fue en 1972, “cuando, después de realizar una audición me aceptaron para formar parte como solista de la Ópera de Cámara de Varsovia. Presentamos Don Pasquale, de Donizetti.
Aunque estaba muy nervioso, seguramente lo hice bien porque cada vez me empezaron a dar papeles más importantes”. —¿Qué interpretaciones le han exigido más durante toda su carrera? —Probablemente los papeles mozartianos de Guglielmo en Così fan tutte y de Papageno en La flauta mágica, así como los personajes siniestros de Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach. Estas óperas no sólo son muy exigentes vocalmente, sino requieren gran exactitud escénica. —¿A qué se enfrentan en México los que desean convertirse en cantantes de ópera? —A todos los retos posibles. Como desgraciadamente la ópera se mercantilizó, entonces los cantantes buscan las pocas vías que hay para entrar al mercado. Por eso espero que beneficie a los jóvenes el interés que ha demostrado Ramón Vargas, director artístico de la Ópera de Bellas Artes, de que escuchen ópera. —En la novela Backstage, el crítico José Noé Mercado retrata un ambiente operístico mexicano donde predomina la indiferencia gubernamental y el amiguismo, ¿cuál es su opinión al respecto? —Estoy de acuerdo. Si dependiera únicamente de los gobernantes, el apoyo a la ópera sería nulo. No entienden la función formativa de la cultura. Tan sólo los niños que estudian música tienen más facilidad para el pensamiento lógico y, al crecer, son menos manejables. Zawadka da el último trago a su copa de licor, luego continúa: —En un país con más de cien millones de habitantes prácticamente tenemos un solo lugar para la ópera: Bellas Artes. Y no es un espacio exclusivo ya que ahí se organizan, por ejemplo, presentaciones de Juan Gabriel, de la Orquesta Sinfónica Nacional y de la Compañía Nacional de Danza. Antes se decía que había un público muy reducido para la ópera, pero eso es falso porque en las pocas funciones que se realizan hay llenos. Esta situación provoca que los can-
tantes tengan escasas posibilidades de trabajo. —Y que muchos intenten obtener empleo a través de influencias… —Sí. No sé si ya está cambiando, pero en la ópera mexicana el director suele asignar los papeles. Yo no he visto publicada ninguna convocatoria para audiciones. Entonces, ¿a quiénes se les avisa cuando éstas se organizan? Pues a los amigos. Zawadka no se ha desempeñado sólo como cantante, sino también como profesor en la Escuela Nacional de Música de la UNAM y en el Conservatorio Nacional de Música: —Aunque al principio fue interesante, siempre me quejaba del poco tiempo que tenía para dedicarle a cada alumno. Pues no solamente hay que enseñar técnica vocal, sino despertar la sensibilidad. Lo cual implica una labor muy amplia. Por eso, ahora que ya no trabajo en escuelas oficiales me siento de lujo al impartir clases particulares que me permiten ahondar en el conocimiento musical. —¿Cómo fue su experiencia al fundar y dirigir, durante 15 años, el Coro de los Niños Cantores del Valle de Chalco? —Fue una aventura debido a que los niños mexicanos no tienen noción del sonido afinado, porque incluso en las escuelas interpretan el himno nacional sin que alguien les exija entonación. Este coro comenzó porque se quería que un grupo de menores le cantara en polaco al papa Juan Pablo II durante su visita al Valle de Chalco. Y, trabajando mucho, tuvimos éxito. Sin embargo, el municipio nos quitó el poco presupuesto que nos daba. El coro aún sigue, pero no sé cómo está ahora. Para festejar su trayectoria, nuestro entrevistado acaba de dar a conocer un material discográfico, cuyo nombre nos permite advertir que ya lleva largo tiempo preparándose: Leszek Zawadka, barítono. 40 años cantando (Fonca), donde figuran grabaciones en vivo de ópera, música antigua, oratorio, lied y cabaret: —Este disco, que tiene por objetivo mostrar el abanico de mis intereses vocales, debió haber salido hace dos años, pero se retardó a causa de las dificultades que enfrentamos durante la búsqueda de las grabaciones. Y eso que Héctor Sosa, que es el productor artístico, y yo, nos repartimos la tarea de indagación que realizamos, principalmente, en las fonotecas Nacional, del INBA y de la UNAM. —Sé que se extraviaron algunos de sus documentos sonoros… —No encontramos todas las óperas que pensaba incluir. Creemos que se perdieron durante un incendio que hace mucho tiempo hubo en la Fonoteca del INBA. De ese material lamento más la pérdida de mi papel de Papageno en La flauta mágica, que fue mi debut en la ópera en México. —Usted ha incursionado en el repertorio barroco, clásico, romántico y contemporáneo, ¿en qué periodo se siente más cómodo? —Todos me gustan, porque de lo contrario no los cantaría. Además, considero que un cantante necesita explorar diferentes estilos para desarrollar su voz y sensibilidad. Pero, probablemente, me identifico menos con el romanticismo porque a veces está a punto de ser cursi. No obstante, debo confesar que me encanta el lied, un género romántico por excelencia —concluye Leszek Zawadka.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
José Noé Mercado
L
a insignia simbólica otorgada por numerosos críticos especializados que lo distingue como el mejor tenor mexicano en la actualidad, hoy la porta Javier Camarena por la lustrosa y vibrante consolidación de su carrera que este 2014 cumple una década, desarrollada ya en casi todos los teatros de mayor abolengo en el mundo incluido el Metropolitan de Nueva York, donde los pasados 25 y 28 de abril hizo historia al bisar la cabaletta “Dolce speranza” de la ópera La Cenerentola de Gioachino Rossini. La hazaña de repetir en aquel teatro un fragmento en plena representación escénica, a petición del enloquecedor aplauso del público, en los últimos 70 años sólo la ostentaban los ya clásicos Luciano Pavarotti (Tosca) y el peruano Juan Diego Flórez (La fille du régiment, L’elisir d’amore). “Veinte años de estudio, constancia, disciplina, trabajo, coraje, lágrimas, risas, sacrificios, victorias, derrotas”, configuran su trayectoria en el mundo del canto, asegura —desde el Festival de Salzburgo— Javier Camarena, nacido en Xalapa, Veracruz, en 1976. “He vivido el día a día, haciendo con amor y fe las cosas pequeñas que me tocaba hacer y creo que no me ha ido tan mal”, expresa el intérprete para De Largo Aliento, con la sencillez y el trato amable y risueño que lo caracteriza. —Hace una década visualizábamos su carrera en un futuro de diez años. Hoy, transcurrido ese tiempo, ha cumplido aquellos sueños: ¿cómo ha sido su experiencia de vivir en la realidad lo que antes era sólo un sueño? —Hace tiempo escuché una frase que decía: “Sueña con alcanzar cosas grandes, haciendo las cosas pequeñas que te tocan hoy”. Soñar no cuesta nada, pero hacer realidad tus sueños sí. Cuando empecé a estudiar la carrera de canto, hace 20 años, no tenía idea de cuál sería mi futuro: no sabía nada de ópera ni de canto; sólo sabía que estaba estudiando música y que por fin estaba haciendo lo que más amaba. Con los años me enamoré de la idea de ser cantante y a cada paso que daba, cada vez que sentía que había progresado, mis ambiciones crecían y con ello nuevas metas y retos venían en el camino. Luego empezó la etapa de los concursos y después el camino laboral en el que ya llevo diez años. Primero en México; hace siete años en Zürich; hace tres en el Met. —¿Cómo experimentó los bises en La Cenerentola del Metropolitan de Nueva York? —Fue la experiencia más hermosa, mágica, sobrecogedora y contundente de mi carrera. Similar a la del recital que di en Bellas Artes en 2011. Un público totalmente entregado, agradecido. En su aplauso sentí mucho más que la admiración a la voz, a la parte musical; iba más allá de eso. Al terminar el aria en la primera función, la energía era tan intensa que parecía como una gran muralla de gritos y aplausos; y lo más impresionante para mí es que fue en crescendo en las siguientes funciones. Peter Gelb, gerente general del Met, dijo algo que se quedó en mi memoria: “El bis es algo que ha estado prohibido aquí por muchos años. Creo que la gente estaría feliz de recibir ese regalo y creo por sobre todo en hacer feliz a la gente”. Uno de los críticos más importantes y feroces de la ópe-
Javier Camarena.
El bisador del Metropolitan
Haciendo historia en sólo diez años Desde aquel concurso Morelli en 2004, Javier Camarena no se ha detenido, al grado de conseguir una proeza, en abril pasado, en NY. ra: Anthony Tommasini, de The New York Times, mencionó en su crítica que hubiera esperado, si no un bis, por lo menos que yo regresara al escenario, salir del papel y agradecer al público. Fue algo que, tal vez motivado por sus palabras, sucedió en las siguientes funciones. El público, mientras se sienta conmovido, siempre querrá más del artista que los hace soñar y olvidar
Escena de La Cenerentola.
un poco su realidad. —¿Cómo ha evolucionado su voz en esta década, en un sentido fisiológico, orgánico y del repertorio que le apetece a su instrumento? —Mi voz ha ganado peso y volumen, los agudos han sido siempre resonantes y con brillo, ahora han ganado cuerpo y solidez. El dominio técnico sigue por buen camino, aunque
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nunca se acaba de aprender. En cuanto al repertorio, Rossini es quien me ha abierto las puertas del mundo; pero si bien tengo la posibilidad de resolver las coloraturas y la parte aguda que exige, no es mi cup of tea; me siento mucho más pleno en Bellini o Donizetti, incluso en Mozart y es ahí a donde quiero dirigir mi repertorio: al tenor lírico belcantista; vienen entonces Maria Stuarda y Lucia di Lammermoor, me encantaría hacer Roberto Devereaux o Norma y después de eso, ¿por qué no?, un Duca de Rigoletto. —Háblenos de su disco Recitales. —Recitales es mi primer bebé. Fue un gran logro y un hermoso trabajo en equipo. Karla Sarmiento tuvo la iniciativa y trabajó arduamente resolviendo las complicaciones que hubo en el camino; mi querido ingeniero Humberto Terán con su experiencia y sabiduría dio forma y vida a los audios. Tuvimos mucho apoyo del INBA, la Orquesta de Bellas Artes y el Festival Internacional Cervantino y tenemos ahora un testimonio de dos recitales maravillosos en los que dos artistas, el maestro Ángel Rodríguez al piano y yo, nos entregamos de lleno al público. Alcanzamos a tocar corazones, almas y Recitales es prueba de ello. —Cuéntenos algo sobre su grito de batalla: “A darleee”. ¿En qué momento decidió que sintetizara su propia motivación para llegar al escenario? —Empecé a decirlo y poco a poco se fue contagiando. Ahora mucha gente en América Latina e incluso en Estados Unidos lo está adoptando. Es una expresión de motivación, de que no importa lo que venga, de seguir adelante, vencer los miedos, disfrutar y amar la vida con todo y sus sinsabores. Ésa fue la intención desde que comencé a decirlo y amo que la gente lo entienda de esa manera. —Sé que tiene agenda llena para los siguientes años. —En la parte internacional hay muchas cosas. Ahora estoy en Salzburgo ensayando Cenerentola al lado de la gran Cecilia Bartoli para esta etapa del Festival de Salzburgo y también en la edición de verano. Tengo un nuevo L’elisir d’amore en Colonia en junio, Die entführung aus dem Serail en Münich en septiembre, entre otros recitales y grabaciones. —¿Cuáles son los momentos cruciales de su carrera, los que han definido lo que es hoy y también lo que no es? —Fueron parteaguas el concurso Morelli de 2004, año también de mi debut en la Ópera de Bellas Artes; irme a Suiza en 2006 y debutar con L’italiana in Algeri de Rossini en la Opernhaus Zürich. Creo que los recientes sucesos en el Met marcan una nueva etapa en mi carrera, de mayor reconocimiento en el ámbito internacional de la ópera y, por supuesto, de mucho mayor compromiso. Lo que no soy, creo que es por saber decir “no” cuando me ofrecieron roles que no eran aptos para mi voz. Da miedo decir que “no”, porque piensas que te vetarán de por vida. Pero quien debe dar valor y hacer respetar su voz por sobre todas las personas debe ser uno mismo. Confío en seguir tomando decisiones adecuadas, que me ayuden en mi desarrollo técnico vocal y en el de mi repertorio; seguir tocando corazones, dando respiro a las almas y generando emociones hermosas en todo aquel que escuche mi canto. ¡A darleee!
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Cómo escribir poesía infantil
El mundo es un teatro Tan no es sencillo escribir poesía para los niños que casi ninguna editorial tiene una colección de ese género en México. Como hacer teatro, también. Vaya complejidades. Elizabeth Cruz Madrid
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Un buen poema no lo vas a sentir, comprender y disfrutar en una sola lectura. Te va a acompañar durante mucho tiempo. A veces toda la vida. Eso quiere decir que tanto para el adulto como para los niños la lectura de poesía es compleja, mas no complicada. Es profunda. No es una cosa que se absorbe como tomar un refresco, porque la poesía posee sabores, texturas y una sutileza que le permiten respirar y vivir en el mundo de la palabra literaria. Cualquier poema, salvo que tuviera un tema pornográfico o cosas extremas, puede llegar a un niño”, expresa Jorge Luján, quien bajo esta creencia se dio a la tarea hace más de 30 años de iniciar un taller para acercar la poesía a los infantes. La experiencia fue tan grata que esta actividad se prolongó hasta que los niños se convirtieron en adolescentes. Una de las niñas que asistió al taller de Luján fue la directora de teatro Haydée Boetto, quien ha crecido acompañada por la poesía y ha cavado tan hondo en ella que actualmente se distingue por adaptar textos poéticos a la acción dramática. Una tarea que suena casi imposible, pero que ha logrado en puestas en escena como Pato, muerte y tulipán, que sigue representándose en el interior de la República, y Palabras al vuelo, que el 11 de mayo terminó su temporada en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque. Pato, muerte y tulipán está basada en un cuento de Wolf Erlbruch sobre el fin de la vida, mientras que Palabras al vuelo se inspira en un libro de Luján: Palabras manzana (Editorial Anaya, 2003). Boetto expresa que le interesó poner en escena los poemas del escritor argentino porque “uno de los objetivos de este último espectáculo es acercar la poesía al público joven. A los que la poesía les parece aburrida, ajena, solemne. Quisimos quitarle todo eso y mostrarla de una manera lúdica, muy juguetona, desenfadada y casi sin mencionar nunca la palabra poesía. Quisimos dejar una puerta abierta al espectador”. Y Boetto confía en que lo han logrado, porque, además de la temporada en El Galeón, han dado “40 funciones para secundarias públicas, y los adolescentes —refiere— reaccionaban maravillosamente. Entraban desde el primer momento en la obra, porque los niños de por sí son metáfora pura; los adolescentes están a flor de piel, sienten, se ríen muchísimo, todo les afecta. La fuerza de las palabras, y más como las ha puesto Jorge Luján en sus poemas, tiene una potencia que nadie se espera”. Boetto comenta que adapta textos poéticos porque le “gusta tocar fibras, esos lugares esenciales que tiene la poesía. Quitar la paja para que quede la esencia pura de lo que uno quiere decir”. —¿Cómo logra convertir en acción dramática los poemas y las disertaciones filosóficas? —Es un trabajo de equipo, aunque yo trazo una primera ruta. Por ejemplo, en Palabras al
Fotos de Leonardo Soqui.
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Escenas de Pato, muerte y tulipán.
Y cabe justo en el dibujo poemas de Jorge Luján Tumba, tumba, retumba No es contra el mundo que embiste el rinoceronte sino contra esos cuernos que por nada se quitan de en medio de sus ojos. Tarde de invierno Juega mi dedo en el vidrio empañado y dibuja una luna y dentro de ella a mi madre que viene por la calle y cabe justo en el dibujo que voy agrandando a medida que se va acercando hasta darme este abrazo que cabe exactamente detrás del vidrio del portarretrato.
vuelo hice la selección de los poemas que me parecían más escenificables y después empecé junto con mi equipo a investigar qué nos daba cada uno, qué nos movía, qué significaba, cuál era su esencia. Luego nos preguntamos a qué material se parecen las palabras de cada poema y qué historia encierra. Así fuimos construyendo; improvisando con los actores y los objetos hasta encontrar un universo para cada uno de los textos. En esta obra hay siete pequeñas obras, porque se basa en siete poemas, y cada uno tiene sus reglas y sus técnicas de manipulación de títeres. Además, agrega la también actriz, “la poesía se puede ver, sentir, escuchar. Sí son textos difíciles de adaptar porque uno tiene que ir de la mano de ellos. No puedes pelearte ni imponerte. Si vas a adaptar o tomar como inspiración un texto, primero debes respetar lo que quiere decir, para lo que fue escrito, la sensación que provoca”. El libro de Jorge Luján en el que se inspiró la obra de Boetto no siempre es fácil de conseguir. A pesar de que la editorial tiene distribución en México, no todo su catálogo está disponible. Eso nos lleva a otra reflexión: ¿por qué si la poesía es tan importante hay tan poca oferta de textos poéticos, sobre todo para niños? A propósito, la escritora María Baranda, que es de las pocas que se ha adentrado en el género, comenta: “Hay muy pocos editores que apuestan por la poesía, como si los niños fueran incapaces de recibirla. Nada más échale un ojito a los catálogos de las grandes editoriales, como Fondo de Cultura Económica (que sólo publica el premio de la Fundación para las Letras Mexicanas, lo cual quiere decir que no ejerce un criterio editorial, y que jamás ha incluido en A la orilla del viento un solo título de poesía), SM, Alfaguara, Castillo, etcétera”. Baranda es autora de Digo de noche un gato y otros poemas, el único título que la SEP ha comprado a Ediciones El Naranjo para las bibliotecas de aula. Esto llama la atención a su directora, Ana Laura Delgado, porque otros libros de poesía que ha publicado sí han recibido reconocimientos de instituciones y los han comprado en otros países. Por ejemplo, el Premio White Ravens por Tigre callado escribe poesía, de Monique Zepeda, y el Premio al Arte Editorial Caniem para Diente de león, también de Baranda. “En Chile —precisa Delgado— nos han comprado 800 libros de Tres veces tres la mar de Pedro Villar Sánchez y dos mil 12 ejemplares de Sol de los amigos, de Baranda. Esos son los paradigmas, no sabes porqué los especialistas de literatura juvenil consideran bueno un libro y en México no”. Se puede concluir que en México hace falta más cultura de la poesía y por ello debería promoverse más en los niños, ¿pero sí hay autores trabajando en ello? La Fundación para las Letras Mexicanas sacó el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños que ha motivado esta labor. Preguntamos a Luján, quien ha formado parte de este jurado, qué carencias ha visto en las participaciones: —Carencias tenemos todos —responde—. La poesía para niños no tiene la historia que la poesía para adultos; sin embargo, al escribir para niños uno se debe hacer responsable de todo lo que ocurrió antes en la poesía. Poesía para niños tiene dos sustantivos, dos temas a resolver: saber qué es un niño, que es muy difícil, y saber qué es poesía. Son dos universos importantísimos que ambos tienen que ser tratados y estudiados a fondo para que el resultado sea valioso. De otra manera, las cosas quedan cojas.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
Álbum Zútico
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Mini historia Gótica
Luis Fernando
CronoGrafías
CSN&Y José de Jesús Sampedro
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ensé en los viejos nuevos Hollies ayer. Pensé en la nimia brizna que rodea la inmersa luna untuosa de Blackpool. Pensé en que Graham Nash quizá deseara obviarla. Pensé en que Allan Clarke fue su condiscípulo. Pensé en la suerte de humo que el muy amplio Azar le reservó en su momento último a Buddy Holly. Pensé en el imperturbable hit single aquel denominado “Carrie Anne” y pensé en que debía denominarse ahora simple y pura y llanamente “Marianne” como para verificarle en la leyenda de que alude a una fortuita entonces Marianne Evelyn Faithfull. Pensé en que “Bus Stop” le anonadaba el alma a mi hermano. Pensé así en Bernie Calvert y en Tony Hicks e incluso en Bobby Elliott. Pensé en que Top Of The Pops constituía ya un alterno reino al soez Reino. Y pensé en mi refracta fe en los Swinging Sixties. Pensé asimismo ayer en los Byrds. Pensé en un huidizo autobús volviendo o yendo a El Paso bajo la indiscernible bruma alpina de un noviembre a media tarde. Pensé en que cuánto contribuyó a infundir la contemporánea cultura folk el genérico o el íntimo coffeehouse de la Intermediada Época. Pensé en la semejanza ácrata entre Robin Hood y entre David Crosby. Pensé en que decididamente hubiéramos compartido una y otra y otra y otra avarienta botella de whisky. Pensé en la aórtica guitarra Rickenbacker 360/12 cuerdas que popularizarían en su A Hard Day’s Night y en su homónimo álbum los Beatles y que un tozudo Roger McGuinn declararía coriámbico patrimonio mutuo. Pensé en que la mítica recreación del grupo de la duerme insomne “Mr. Tambourine Man” substraería desde su insigne orilla a Bob Dylan. Pensé en nuestro inextricable obseso Gram Parsons. Y pensé en la lívida recta línea que curva a la fidelísima Emmylou Harris. Pensé asimismo ayer en Buffalo Springfield y en que Stephen Stills y en que Neil Young y en que Richie Furay tienen en común la virtud de preservarse en sus fantasmas. Pensé en un saúco lleno de rojas flores acortando constantemente la evasiva lluvia que cae sobre una inerme aldea de Idaho. Pensé así en aquella hermosa docta novia que me dilucidó la densa letra de “For what it’s worth” y pensé en mi tedio en la biblioteca. Pensé en que el movimiento hippie necesitaba de una postmoderna crónica que contrarrestara la insulsa ley de los burócratas. Pensé en el incoercible magma que subyace a 1969. Pensé en que Poco fue un Cuadrúpedo Trío que me sonaba acaso siempre o a la crudeza o a la hilaridad de una fea taberna en viernes. Y pensé en la feraz “Your mama don’t dance” y en Kenny Loggins y en Jim Messina. Pensé o asfixié justo todo esto apenas yo ayer porque de mi aonio estéreo Philco de improvisó descendió o ascendió hacia la aún cruenta atmósfera el Fervor que heterogéneamente caracteriza a la imbuida euritmia histórica de los ángeles valiéndose ahora de la dimorfa forma en curso del Déjà vu de Crosby y de Stills y de Nash y de Young y una impune “Helpless” ahumó alrededor de mi inmanencia. Dios proveerá, infiero.
Salarios incómodos
El extraño caso de… Jorge Meléndez Preciado
No extraña su salario, porque se suma a la lista de las incoherencias del Estado. Pero…
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uego del retiro de los miembros del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que, pobres, se quedaron sin pensión vitalicia que les hubiera engordado más su billetera, la cual no estaba repleta (cada uno ganará alrededor de 40 millones de pesos en su ejercicio), parecía que el escándalo se había quedado hasta allí. Pero no: un reportaje de la revista Emeequis, firmado por Luis Guillermo Hernández, mostró que en todos lados hace aire, para bien de los funcionarios actuales. Se descubrió que la directora de Canal Once, Enriqueta Cabrera Cuarón, gana más que el presidente de la República, Enrique Peña Nieto; más que el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, y más incluso que la directora del Instituto Politécnico Nacional, Yoloxóchitl Bustamante. El salario de Enriqueta Cabrera es de dos millones 200 mil pesos, aunque ella señaló después, ya que nunca quiso recibir al compañero de afanes, que de esa cantidad le descuentan mucho, quedando su sueldo en un millón 551 mil pesos al año. Si consideramos que al titular de Educación Pública le dan un millón 517 mil y a la encargada del Poli un millón 416 mil, de todas maneras Cabrera Cuarón recibe más que sus jefes inmediatos. Pero, además, hoy sabemos por la propia Enriqueta Cabrera que este tipo de percepciones las recibían sus antecesores: Fernando Sariñana y Rafael Lugo. Por esa razón, la actual funcionaria dice que ella no es culpable de estirar la mano para llevarse tal cantidad sino únicamente sigue los lineamientos que se fijaron desde el panismo. Según algunas informaciones, la mayoría de los 800 trabajadores de dicha estación televisiva es de confianza o cobra por honorarios, lo cual muestra, a las claras, que de ser cierto el propio gobierno incumple con las normas de otorgar base, prestaciones y jubilación a los empleados de la más vieja televisora cultural de Latinoamérica. Los trata cual patrón que puede, en un momento dado, deshacerse de su personal. Claro, la señora Cabrera dice que ella sí tiene ISSSTE pero no tendrá jubilación. Algo nuevamente insólito, aunque la mencionada ha sido directora del periódico El Nacional (ya desaparecido), jefa de prensa de la Secretaría de la Reforma Agraria (casi extinta) y otras dependencias. O sea, prefiere llevarse mucho ahora y no preocuparse con una jubilación de (por los sueldos jugosos que ha recibido en los últimos años), acaso, un poco más de 20 mil pesos. Algunos han dicho que Enriqueta Cabrera estuvo hace mucho tiempo ligada al PRI y su nombramiento es por su activismo en la campaña presidencial de Peña Nieto. Se ha olvidado ya que la dama militó en la izquierda (grupo de Víctor Rico Galán) en sus mocedades y luego se cambió al partido institucional. Hoy es un activo de los tricolores, como se ha notado en los servicios informativos del citado canal. Otra de las incógnitas es que Enriqueta Cabrera dice haber estudiado antropología en la Universidad Iberoamericana, algo que pareciera cierto, si bien tiene como licenciatura la de periodismo en 2013. Enriqueta Cabrera asegura que el 71 por ciento de la producción de la televisora que dirige es propio. Lamentablemente la cifra, como muchas otras, no es real. Un caso más que no llega a conmover a la Presidencia, ni a la Secretaría de Educación Pública, ni al mismísimo Instituto Politécnico Nacional.
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La obra pictórica de Arturo Rivera
“Me entra la vida por los ojos” Dice Arturo Rivera que la finalidad del arte es causar en el espectador “un sentimiento de atracción, repulsión o incluso de fascinación mórbida”; todo lo demás “es simple decoración”. Viridiana Villegas Hernández
É
l prefiere la sombra por encima de la luz y se declara dionisiaco, tal como ha sido considerado Leonardo da Vinci o José Clemente Orozco; él ha hecho de la pintura el testimonio de su vida, un autorretrato en el que plasma aquello que le inquieta, como el horror y la belleza que encuentra, por ejemplo, en la fisionomía humana y en distintas especies animales. Él es el maestro Arturo Rivera, que este año publica un libro homónimo con gran parte de su obra. Un conversador muy directo y sincero, en todo momento listo para relatar cómo ha sido su vida sumergido en la pintura; así es Arturo Rivera (Ciudad de México, 1945), que nos recibe en su casa y quien es el autor de la litografía que engalana el presente número de este periódico. Ya instalados en la sala, no hace falta hacerle un cuestionamiento pues él comienza la charla y lanza una primera crítica: “He escuchado quien asegura que el realismo ya regresa. En realidad lo que esas personas no tienen claro es que la pintura prevalece y siempre lo ha hecho; esta corriente pictórica nunca se ha ido, siempre ha existido. Lo que hubo y aún persiste en torno a ella es una nube gris llamada arte contemporáneo, la cual no deja ver bien; pero hoy hay pintura como nunca porque al fin se ha logrado una reacción en contra de esa porquería en todo el mundo y puedo decir que artistas nacidos entre los sesenta y ochenta se encuentran vueltos hacia el realismo, que para mí se sujeta a las leyes de la luz, dando un volumen y una sombra única, un contenedor de energía muy preciso y de formas estrictas”. —¿Es esa la razón por la que se vale técnicamente del trabajo fotográfico? —Sí, es parte de los elementos que siempre he utilizado. Es curioso, pero desde el nacimiento de la fotografía los profesionales de la lente buscan que su obra se parezca a la pintura y, por otra parte, los pintores han buscado que sus piezas asemejen el acabado de la fotografía. La primera vez que vi en los setenta una pieza de Chuck Close me pregunté cómo lo había hecho, pues era casi imposible alcanzar esa perfección fotográfica al no verse los granos abiertos de cerca, hasta que caí en la cuenta de que se trataba de un lienzo, una producción muy pura. En cierto momento esta técnica funcionó porque era una forma de ver la realidad, sin embargo ahora estamos inundados de hiperrealistas y me tiene fastidiado esa moda de hacer foto en actitud “vanguardista”.
En el libro Arturo Rivera (Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey) participa la crítica de arte Avelina Lésper, quien ha cuestionado: “¿Para qué sirve la pintura si no es para deslumbrarnos y para mirarnos a nosotros mismos?” En este sentido, Rivera comenta que “causar entre los espectadores un sentimiento de atracción, repulsión o incluso de fascinación mórbida es el fin del arte, mientras lo demás es simple decoración”. —Usted ha reconocido que la reacción de la gente ante su obra es proyectiva. —Así es. Los que sienten algo cuando ven mis obras no las compran porque no quieren
tenerla en su casa recordándoles algo de ellos mismos. Mi obra es más para el acervo de coleccionistas que para colgarse en una habitación. ¿Quién va a querer ver un conejo abierto en un canal pendiendo de la pared de un comedor? ¡Yo sí! Para mí ese animal representa la paz. Por otra parte, pienso que una pintura es un autorretrato: el autor está presente sí, al parecerse fisionómicamente; pero también es él en la flor o en el bodegón que realiza. —Justo las figuras animales son referente dentro de su obra. —Tengo muchos animales disecados que antes estaban en mi taller, porque tenían un sentido ritual muy personal: entraba y sentía algo, pero cuando dejaron de causarme sensaciones y sólo me estorbaban y se empolvaban, decidí cambiar todo, pinté las paredes de blanco y me quedé con muy pocas cosas. El lugar donde trabajo es sagrado, lo concibo como un templo. —¿Es esa una de las razones por las que suele escuchar a Johann Sebastian Bach mientras crea en su estudio? —Bach compuso para Dios y su música es una presencia divina para mí. Me gusta mucho la música clásica y creo que me acostumbré a ella desde mis estudios en la Academia de San Carlos; todos los días es lo que escucho porque no puedo vivir sin música, es mi acompañante y es una locura. También me encanta Mozart. Recuerdo que cuando tenía 15 años subía al cuarto de servicio de la casa, en la azotea y, mientras oía el canto de Edith Piaf , yo sentía que pintaba como Pablo Picasso o Vincent Van Gogh. Como es manifiesto en sus pinturas, la anatomía y fisiología son temas que han cautivado a Arturo Rivera, quien se reveló como un voyeur y veedor desde temprana edad: “No todos nacen con lenguaje visual y a mí me entra la vida por los ojos; yo no hablé sino hasta los tres años de edad; en casa creían que tenía problemas men-
tales, pero como fui el chiquillo de en medio en una familia de siete hermanos, no prestaron mucha atención. La medicina y saber qué pasa al interior del cuerpo siempre me ha dado curiosidad y he estudiado mi caso: hiperactivo desde la infancia, sólo aprobaba con excelentes calificaciones las materias de dibujo y gimnasia, también era bueno en biología e historia, pero las demás clases las reprobaba. Cuando escribo cambio letras, soy malo para hablar, pésimo para la escritura porque tengo mala ortografía, en los idiomas no soy bueno. Soy disléxico y en aquel entonces si bien el término existía, de los síntomas poco se sabía. En el mundo de la pintura hay un sinnúmero de disléxicos y un número considerable de ellos ni siquiera saben que lo son, pero yo los he observado. De acuerdo con el artista, ha vivido un par de momentos luminosos; uno de ellos fue inscribirse en la Academia de San Carlos tras su paso por el plantel 1 de la Escuela Nacional Preparatoria, ubicada entonces en el Antiguo Colegio de San Ildefonso: “En la adolescencia fui un desastre. Mi padre le decía a mi madre que yo no tenía remedio. Era un vago y cuando entré a San Carlos me dije que iría sólo una semana y luego lo botaría todo porque no abandonaría a mis cuates; así lo hice y nunca más volví… ¡pero a verlos a ellos! A mi papá no le gustó el oficio que elegí, pues había toda una línea de abogados en la familia y pensaba que el camino correcto para mí era el de las leyes, así que me fui definitivamente de casa”. —¿Qué le dejó haber tomado clases, por ejemplo, con Antonio Rodríguez Luna? —Fue fantástico. Él me brindó mucho y pienso que fue el mejor maestro que tuve en la Academia, porque desde el principio fue claro conmigo y con mis compañeros al decirnos: “No les puedo enseñar a pintar, pero les puedo mostrar cómo pinto yo”. Aplicábamos su muy buena técnica y a mí eso me ayudó mucho, aunque ahora ya no la ocupo. Rodríguez Luna era un ser humano maravilloso, inteligente, buen pintor y sobresalía entre todos los maestros de la escuela; creo que él no tenía necesidad de ser docente porque vendía bien sus obras. Sin embargo, fue una vocación que desarrolló por las tardes. A diferencia de él, a mí me gusta más impartir talleres porque el tratamiento es personalizado debido a que cada quien tiene un problema en especial, así que me detengo en los defectos que veo, hago correcciones y ese es un proceso muy duro, pues sólo al final reconozco si el alumno logró algo; ellos se defienden, pero siempre les rebato. Por otra parte, pienso que la escuela sólo sirve para saber algunas cosas, pero es preciso experimentar, investigar y, sobre todo, tener talento. Porque todos los buenos pintores que conozco no tienen un carajo de título, se han hecho solos y no han necesitado una licenciatura, una maestría o un doctorado para ser mejores artistas. En el caso de la pintura, esos grados tal vez sirvan para ejercer la docencia, conseguir becas o convertirse en académico, pero nada más. Arturo Rivera ha consolidado un estilo propio a través de la vida y los cambios que ha sufrido, por ejemplo, al enfrentar “muchas crisis de lenguaje donde entro en una parte en la que descubro que no tengo nada que decir, o que la forma ocupada hasta entonces ya me resulta gastada. Voy entendiendo cosas y voy sorteándolas, pues
En La noche cazando (2000, óleo sobre tela), Arturo Rivera pone de manifiesto el estado onírico, donde el ser humano accede a esferas que le dan sentido a su realidad. El pintor remite al espectador a su mundo interior para enfrentarlo con los fotogramas oscuros de su imaginación: la noche, la luz y la sombra, la mujer y una constelación como el origen del universo y de la atracción secreta por encontrarse en la realidad con los personajes invisibles que lo habitan. Esta litografía, seleccionada por el propio Arturo Rivera, y que en su tamaño original mide 100 x 80.5 centímetros, es la quinta obra artística que ponemos en las manos de nuestro lector.
el punto es trabajar y buscar, porque de otra manera me aburro”. En los setenta, Rivera vivió ocho años en Nueva York, donde encontró una salida tras la fuerte ruptura amorosa y la pérdida de su hermano Manuel; en dicha ciudad cosmopolita tuvo que salir adelante como ayudante de cocinero, asistente en una fábrica de pintura e incluso como obrero de construcción colocando muros de tablarroca: eran los tiempos en que comenzaba el auge de los apartamentos loft en la exclusiva zona del SoHo (acrónimo de South of Houston). Antes de irse de México ya había dejado de pintar y pasaron cuatro años hasta que se reencontró de nuevo con su oficio: “Aquella es una gran metrópoli cuando se tiene un proyecto en marcha, pero cuando se arriba sin nada como yo lo hice y con un dolor inmenso al interior puede ser un suplicio. Imagine el fondo que toqué, pues además no dejaba la bebida. Estaba hecho un desastre”. En 1979 la suerte del artista estaba por cambiar, pues tras ver una de sus obras expuestas en el Latin American Institute of Madison Street, el pintor alemán Mac Zimmermann lo invitó a trabajar con él como asistente en Múnich, a donde fue “con toda alevosía y ventaja” con una belleza de origen teutón a la que conquistó en Estados Unidos para poder hacer el viaje. Una vez en el país de origen del compositor Johann Sebastian Bach, terminó con dicha mujer. —La segunda iluminación en mi vida vino cuando me encontré en Alemania, donde pude al fin ser yo mismo, no necesitaba influencias de nadie, me comunicaba con mi lenguaje, se juntó el contenido con el continente, el concepto y la forma. Mac era muy exigente y un muy buen maestro; al llegar colaboré con él en la Academia de Bellas Artes de Múnich, donde sólo se corrige a los alumnos desde un punto de vista técnico, no conceptual. Cuando me surgían interrogantes, investigaba con ellos en el Instituto Max Doener, que estaba muy cerca. Fue una etapa maravillosa en la que tuve un espacio propio para pintar e hice mucha obra. Alemania parecía el lugar ideal para el desarrollo de la carrera pictórica de Arturo Rivera, sin embargo abandonó aquel edén en el que se mantuvo sobrio por dos años para regresar a México luego de recibir una carta de Fernando Gamboa, entonces director del Museo de Arte Moderno (MAM), invitándolo a exponer en el recinto. —Cuando vine a disponer todo para la exposición en el MAM no imaginé que me quedaría, pero el éxito aquí vino de inmediato; ocho meses después, mi novia alemana me escribió
Fotos de Pascual Borzelli Iglesias.
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El pintor en su taller.
para decirme que no podía esperar más tiempo. Después de la muestra museográfica; mi obra la manejó la Galería Sloane-Racotta y José Luis Cuevas me dio un espaldarazo enorme al escribir sobre mi trabajo y nos hicimos amigos, aunque ahora ya no lo somos porque me traicionó feo… es un asunto del que prefiero no hablar más. Lo cierto es que no tengo amigos dentro del gremio, porque todos los artistas plásticos de mi generación me odian; por ejemplo, estudié con Sebastián, quien despuntó muy joven, tiene talento, aunque tiene piezas que a mi parecer no valen la pena, pero es un gran negociante y entró rápido al mercado del arte mientras yo me fui a viajar y regresé a México con éxito y capté la atención de inmediato. Por otra parte, recuerdo que Vicente Rojo, a quien admiro dentro del arte abstracto, cuando estaba en la Imprenta Madero y de pronto tenía que hacer carteles de exposiciones colectivas, siempre quitaba mi nombre porque decía que él no aceptaba que volviera la academia y es que él era parte del movimiento de La Ruptura, que desde mis perspectiva en realidad no rompieron con el realismo sino con el mexicanismo, en todo caso. Arturo Rivera se instaló en Tepoztlán, donde produjo mucha obra; sin embargo, recayó en algunos excesos relacionados con la bebida y la automedicación de ansiolíticos y en 1985 decidió, por propio pie, internarse en un centro de rehabilitación, donde su peor enemigo fue el síndrome de abstinencia, que lo condujo a saltar por una
ventana debido a la desesperación y angustia que sentía. El resultado: fractura de mano y hombro derecho, así como la clavícula y algunas costillas rotas. —¿No temió no poder volver a pintar tras arrojarse por aquella ventana del edificio donde se encontraba recluido? —Cuando reviví no pensaba en eso. Me tiré porque me había creído el éxito, pero no era nadie. Regresé a casa de mis padres por vez primera a los 40 años de edad, donde me recuperé no sólo físicamente sino psíquicamente, y fue la parte más difícil de sanar. Yo tuve que aprender a vivir de nueva cuenta: me causaba fobia salir a la calle y mi padre me hacía caminar dos o tres cuadras mientras él me esperaba en la puerta de la casa y en otras ocasiones me acompañaba a dar la vuelta. Creo que los buenos recuerdos que tengo de mi papá datan de esa época. Tampoco podía manejar un auto. Me era imposible dormir si mi madre no estaba junto a la cama, hasta que poco a poco me dejaba solo en la habitación. Volví a Tepoztlán, donde pretendí reencontrar la felicidad que ese lugar me dio cuando dejé Alemania y tuve que significar de manera diferente la Ciudad de México, pues no podía ir al Centro Histórico porque me invadían los recuerdos de la escuela, mi hermano Manuel. Mi cabeza era una revoltura y fue tremendo, pero ahora voy a donde quiero sin problemas. Este suceso sin duda repercutió en mi pintura, porque ella es la vida misma.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
V ecindario I ntimo
El editor Federico de la Vega Oviedo
Un lustro de Separata Piensa editar un libro por semana durante todo el año, y eso no es todo… Emmanuel Islas QUERÉTARO, Qro.— A sus 32 años, Federico de la Vega Oviedo es un destacado editor queretano, con alud de libros coordinados y una cabellera ensortijada, problemática y engomada. Hombre de silencio, pausado, se expresa reticente como advertencia de que estamos frente a un viejo medidor de las palabras, amigo de las letras, de la inevitable poesía que, asegura, lo anima a continuar su labor editorial. —Tengo puros amigos viejos porque soy un espíritu viejo: debo tener unos 170 años en el corazón —bromea durante la plática que De Largo Aliento sostiene con él por motivo de su más reciente trabajo: la colección literatura “Portátil” (que reúne 18 volúmenes de la Editorial Calygramma y el Fondo Editorial de Querétaro), presentada en el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes en el mes de mayo. En su lista de prioridades hay versos de Carlos Pellicer (en especial ésos que dicen: “Déjame un solo instante / dejar de ser grito y color. / Déjame un solo instante / cambiar de clima el corazón”), también de la poetisa cubana Carilda Oliver Labra (cuyos versos planea editar este año), y, por supuesto, está la revista especializada en literatura que fundó con apoyo de la Facultad de Lenguas y Letras de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) hace cinco años: Separata, un mensuario sin costuras, grapas ni pegotes. ¿Cómo surgió?
—En el municipio de Querétaro no existía ninguna publicación que difundiera creación literaria ni plástica —comenta Federico sin prisas, como guardándose las palabras—, no existía un medio especializado para los discursos del arte. El dummie inicial fue un collage sin contenido pero lleno de ideas, hecho de recortes y esperanzas, de anhelos y retazos. El titular con el nombre de Gabriel García Márquez y la ilustración de la nota con una fotografía de Fernando Savater anticiparon una “separación” conceptual de esta revista independiente que tiene tiraje de mil ejemplares. El proyecto, que trabajó en conjunto con Diana Rodríguez, se lo presentó a la directora de la Facultad y lo aprobó para un año. Hoy es la primera revista especializada en literatura de Querétaro; contra corrientes, vientos y mareas cumplió un lustro de vida. El formato es tabloide con impresión a cuatro tintas y pliegos separados por géneros: poesía, cuento, ensayo, artes plásticas. De esta división surgió el nombre. —A Separata —confiesa el joven editor— le pensé sólo diez números de vida a partir de marzo de 2009; sin embargo ganamos en dos ocasiones la convocatoria del Programa Edmundo Valadés de Apoyo a la Edición de Revistas Independientes, que otorga el Fonca [Fondo Nacional para la Cultura y las Artes]; posteriormente, recibimos apoyo de la Facultad de Ingeniería de la UAQ, y hoy la publica-
Cuando estaban en el tercer número le preguntaron qué derecho tenía a gastar el dinero en ese proyecto. “Era una persona muy inculta, burda, y supe que no llegaría lejos con su apoyo”. ción es muy querida por los lectores ordinarios, los no especializados. —¿Cuáles fueron algunos de los obstáculos que se te presentaron durante la fundación de la revista o en los primeros meses de vida? —La primera dificultad fue que la directora interina (no quien aprobó la revista, sino su sucesora), María Eugenia Castillejos, canceló el proyecto cuando íbamos en el tercer número. Me preguntó: “¿Con qué derecho te sientes para gastar el dinero que otros producen?” Sin darle respuesta, me levanté y salí de la reunión. Era una persona muy inculta, burda, y supe que no llegaría lejos con su apoyo. Cuando esto pasó, le presenté el proyecto a Gerardo Proal, director de la Fundación Desarrollos Residenciales Turísticos, y en cinco minutos lo suscribió. Después de esta dificultad, todo ha sido relativamente fácil.
—Más allá de su aprendizaje como editor en Separata, ¿qué destaca? —La publicación fue antesala de un proyecto más amplio: la Editorial Calygramma, que la UAQ no quiso apoyar, tampoco el municipio de Querétaro ni el Instituto Queretano de la Cultura y las Artes. Fue Juan Antonio Isla, quien está a cargo del consejo editorial del Poder Ejecutivo del estado, quien lo aprobó en cinco minutos. La colección “Portátil” recibió todo el apoyo del Fondo Editorial de Querétaro, no sé por qué me lo dieron… Y ahora preparamos 20 catálogos de arte, breves y dignos, de 80 páginas en pasta dura para la difusión de los artistas jóvenes, porque hay un boom de artistas talentosos que necesitan de espacios para difundir su obra. Por ejemplo, a los pintores les cuesta mucho publicar porque los únicos medios existentes son los periódicos, cuya calidad de impresión demerita sus trabajos. Vasconcelista y bodetiano, Federico trabaja para que los libros que está actualmente editando lleguen a todo el país, porque tiene como objetivo lograr un proyecto editorial para Querétaro respaldado por las instituciones y que destaque a nivel nacional e internacional. Si todo resulta conforme a lo planeado, este año entregará 52 libros, uno por semana. Por autores talentosos no detiene un solo instante, no deja de ser grito y color. —¿Y alguna vez descansa? Es decir, después de escribir y leer poesía, de editar libros y esta revista cultural, ¿por cuál otra cosa se desvive? —Por las bibliotecas —en una de las cuales (que ordena los domingos como su actividad de descanso) encontró la colección original y completa de la Biblioteca del Niño Mexicano, editada en 1900 por el periodista Heriberto Frías con financiamiento de Porfirio Díaz. A 114 años, los 110 cuadernitos ilustrados por José Guadalupe Posada, más que tener un valor histórico, tienen un valor literario. Y Federico de la Vega Oviedo lo supo cuando ordenando los 45 mil volúmenes de la biblioteca de un amigo suyo encontró, no por casualidad, una manera más de “cambiar de clima el corazón”. —¿Y qué hay de sus libros inconclusos, sin editar? ¡Hasta suena paradójico! —Quiero cesar por un tiempo la labor como editor y dedicarme en 2015 a terminar estos tres libros de mi autoría que están pendientes sobre el escritorio. Están empezados, tengo bosquejos, pero necesito revisarlos. Uno es un ensayo sobre artistas queretanos que trabajé con apoyo de la beca del programa Jóvenes Creadores. Otro es un libro de poesía y uno más de cuentos. Necesito sentarme, dedicarles tiempo. Es lo único que tengo proyectado; me gustaría descansar de la edición y sacar esos tres libros. A veces somos ingratos con Separata, porque cada año nos decimos “Ya hay que dejar de editarla”, somos ingratos a pesar de toda la satisfacción y todas las enseñanzas que nos ha traído tras estos cinco años de vida.
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Foto de Cuartoscuro.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
Rius celebra sus 80 años
El político ignora al periodista Tiene dos nuevos libros este caricaturista que suman 140 títulos en su bibliografía. Cumplió 80 años el pasado 20 de junio. Carmen García Bermejo OAXACA, Oax.— Casi siempre Eduardo del Río, Rius, está de buen humor. Y más en estos días de Copa Mundial, porque se asume como un verdadero hincha. Si olvida algún encargo, justifica: “El fut tiene la culpa...” Pero su alegría también obedece a que celebra su 80 aniversario y la aparición de sus nuevos libros: Rius en pedacitos y Mis confusiones: memorias desmemoriadas. Su madre quería que fuera obispo, pero el deseo reviró y se volvió ateo. Luego fue office boy, embotellador, burócrata, cajero, encuadernador, cantinero, vendedor… Su trabajo más serio lo encontró en Gayosso, donde fue “empleado de pompas fúnebres”. Era 1954. En cierta ocasión, un cliente le pidió que le dejara hacer una llamada y mientras el hombre hablaba por teléfono, Rius mataba el tiempo resolviendo crucigramas o trazando dibujitos. Ese señor era el director de la revista Ja-já y, al ver los monitos, le dio su tarjeta y le dijo: —Si algún día se le ocurren algunos chistes, me los lleva y se los publico. Así lleva Rius 60 años de trayectoria profesional, en la que se ha convertido en uno de los caricaturistas vivos más importantes del México contemporáneo, autor de más de 140 libros y fundador de múltiples revistas de humor. —En su aniversario, ¿hacia dónde está afilando su lápiz? —A mis 80 años de edad ya no tengo la misma energía que cuando cumplí 40 y procuro descansar un poco del trajín del trabajo diario. Como a nosotros nadie nos jubila, ni nos paga el retiro o las vacaciones, ni el servicio médico, tenemos que seguir laborando. Aunque ya estemos retirados, nos siguen cobrando impuestos. Así que hay que seguirle dando. De momento me enfoco en un libro de temas oaxaqueños y posiblemente, más adelante, haga una edición sobre un gran caricaturista de Oaxaca que ya nadie recuerda: RAM (Héctor Ramírez Bolaños, ya desaparecido). —Para elaborar Rius en pedacitos, ¿cómo juntó tantos retazos de placer convertidos en dibujos humorísticos? —Los cartones fueron saliendo de aquí, de allá y de acullá. Sobre todo de acullá. Buena parte los hice especialmente para este libro. Aunque algunos ya habían sido publicados en diversas revistas, considero que el 80 por ciento son inéditos. Se trata de una faceta que no se me conocía. Realmente creo que para mucha gente es una sorpresa encontrar un tipo de humor que no es político. Son cartones o humoradas o puntadas que realicé en mis libretas de apuntes durante seis décadas. —¿Entonces refleja 100 formas distintas de hacer humor y sacudirse, un poco, el desaliento que vive México? —Por supuesto. También fue un descanso dejar de tocar temas políticos, aunque en México no hay revistas de humor que publique humor no-político. Y, como ustedes sabrán, a estas alturas del partido ya me da hueva dedicarme a la odiada política. —¿El dibujo también ha sido la herramienta que lo ayuda a romper con la rutina de la historieta? —Siempre he tratado, para no caer en la rutina, de variar mi trabajo. Todo esto lo he hecho pensando en que es más fácil y productivo expresar mis ideas en un libro que en una historieta o en un cartón. Como que yo siempre he nece-
sitado más espacio para decir mis cosas. Y un libro así, sin un tema único como Rius en pedacitos [Almadía], es un descanso total porque no se necesita explicar más. Después de todo lo que he manifestado en 60 años, este ejemplar es un juguete humorístico. Nada más. —¿Y cómo se animó a escribir sus Memorias desmemoriadas? —La editorial Grijalbo me las pidió y así salieron Mis confusiones, una parodia de Mis confesiones de San Agustín. Aquí hago más referencia a mi vida como persona común y no como autor. Aunque salen a relucir mis libros, las revistas en las que he trabajado y que también he fundado, mis historietas. Pero también cómo fue mi encuentro con el Che Guevara, con Luis Buñuel, con mis maestros de la caricatura y con otras personalidades. —¿Es verdad que Abel Quezada introdujo el dibujo moderno y el dibujo de cartón narrativo? —En efecto, por eso es importantísimo en la caricatura mexicana. Quezada fue quien hizo un tipo de humor y de dibujo que no tenían ninguna relación con lo que se publicaba en ese tiempo. Revolucionó el cartón editorial y yo lo considero mi maestro involuntario. Aunque las mayores influencias que tuve fueron de papá Saul Steinberg [rumano], del argentino Oski [Óscar Esteban Conti], del inglés Ronald Searle y de otros por el estilo. Siempre que se empieza a hacer caricatura, busca uno a quién imitar hasta que defines tu propio estilo. Creo que a todos nos pasa eso. —En la época en la que usted hacía cartón político, este género periodístico por lo menos incomodaba a los políticos y poderosos... —Puedo decir que los cartones, a veces, molestan hoy un poco a los funcionarios. Pero no creo que tengan influencia en la vida política, ni que se vuelvan factor de cambio. Si los moneros fuéramos tan influyentes, ya habríamos cambiado el país. El cinismo de los políticos es tan grande que no sólo no toman en cuenta la crítica de un cartón, sino muchas veces hasta se dan el lujo de comprarlo para tenerlo ¡como un trofeo! en su despacho o en la barra de su casita. —¿En qué momento percibió que la crítica de la sátira políticas tiene poco impacto en la realidad del país? —En México el periodismo honrado y crítico ha dejado de ser un poder. Los políticos no lo toman en cuenta y han dejado al periodista (decente) dando de gritos en el desierto. Antes le pegaban o le pagaban. Ahora simplemente lo ignoran. Por eso, preferí encaminar mis baterías hacia la formación de mis lectores. Crear opinión sobre lo que sucede en México y en el mundo, que la gente haga conciencia del país en el que vivimos y de la podredumbre que nos gobierna. —¿Usted considera que, como a principios del siglo XX, la historieta es la verdadera lectura de masas? —Es quizás el medio más eficaz, en cuanto a tener cierta influencia en el lector. Por lo menos más que un libro, debido a su tiraje masivo. Es probable que por eso en México no hay historieta política; es decir, no por falta de autores, que hay muchos y muy buenos, sino por la carencia de editores que patrocinen este tipo de cómics. Los editores están más interesados en el dinero que en una tira cómica útil para los lectores. Con la historieta se pueden decir tantas cosas. Pero eso no le interesa al mercado editorial.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
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Conducta humana sus 82 años de edad, Quino se con-
A vierte en el primer dibujante de
historieta y humor que es condecorado con esa distinción.
Mafalda escucha las noticias del mundo enfermo.
Quino: medio siglo en la historieta
¿Mafalda cumple 56 años? Premiado con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades por su célebre historieta de Mafalda, Quino se convierte en el primer caricaturista en recibir tal distinción. Carmen García Bermejo
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ace 50 años la historieta de Mafalda salió del lápiz de Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino. Y, ahora, a este humorista gráfico le ha caído una cascada de reconocimientos por crear esa niña perspicaz que denuncia el abuso de autoridad, el militarismo, la desigualdad social y la injusticia. A la vez que apela a la fraternidad, la colectividad y aspira a un mundo mejor. —Nunca imaginé que Mafalda podría llegar a ser tan popular. Desde hace 40 años la dejé de dibujar y no pensé que, a la fecha, seguiría tan viva. Eso, a la vez, es triste porque significa que todo lo que ella decía que no funcionaba en el mundo sigue siendo actual. Nada cambió y si algo se mueve es cada vez peor —lamentó Quino durante su presencia en el Salón del Libro de París, Francia. El 17 de julio Quino (Mendoza, Argentina) festeja su 82 aniversario. Su legendaria historieta surgió, como es ya sabido, involuntariamente en 1963, cuando tenía 31 años de edad. En ese entonces una agencia de publicidad lo contrató para hacer una campaña sobre una nueva línea de electrodomésticos. Dibujó ocho tiras cómicas donde ya aparecía la pequeña niña de pelo negro. La campaña nunca se efectuó y los trazos quedaron guardados en el cajón. Un año después se vinculó con los directivos del semanario Primera Plana, de Buenos Aires, donde le pidieron una historieta. Así es que desempolvó aquellas tiras y el 29 de septiembre de 1964 nació Mafalda, una niña de seis años de edad que forma parte de una típica familia de clase media, que vive en un barrio de la capital. El cómic está ligado a la Argentina de los años sesenta y setenta, pero también a los sucesos de la época en el mundo. Mafalda es la niña rebelde, sagaz, alegre y temperamental que actúa con sus padres y Guille, su hermano menor, pero también con su peculiar grupo de amigos: Susanita, Miguelito, Felipe, Manolito y Libertad. Mafalda se mantiene informada con su radio portátil y un mapamundi para ubicar Vietnam, la URSS, París y a los países del “tercer mundo”
con el fin de comprender la guerra y los movimientos sociales de la época, que ella escucha por su aparato receptor, el mismo que sintoniza para disfrutar la música de Los Beatles, su cuarteto favorito. Le llama “Burocracia” a su mascota, una tortuga, por su lento caminar, y detesta la sopa. Expresa su interés por estudiar idiomas para, ya adulta, trabajar de intérprete en la ONU y así contribuir a la paz mundial. A su atípica personalidad se le suman sus célebres frases que se cruzaban en los diálogos de toda la historieta; 1) “Dicen que el hombre es un animal de costumbres, más bien de costumbre el hombre es un animal”; 2) “¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?”; 3) “No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor todavía no se habían dado cuenta...”; 4) “¿No será acaso que esta vida moderna está teniendo más de moderna que de vida?” Después, en 1965, Mafalda se fue al periódico El Mundo, también de Buenos Aires, y dos años más tarde este diario cerró sus puertas. Por eso la historieta se trasladó, el 2 de junio de 1968, al semanario Siete Días Ilustrados. Hasta que, en 1973, Quino decidió “darle un descanso
Al respecto, los caricaturistas mexicanos José Ignacio Solórzano y José Trinidad Solórzano, Jis y Trino,� expresan en entrevista que Quino posiciona a la historieta como una manifestación relevante en el mundo. Pero también su trayectoria profesional, su honestidad intelectual y su humildad engrandecen la profesión. —Para nosotros —precisan—, él es la gran influencia que nos ayudó a definir nuestra vocación de caricaturistas. Mafalda fue una especie de libro de texto, porque es una obra de gran solidez, mucha gracia, crítica social. Es un personaje muy bien logrado y nunca pierde el ingenio, ni el humor. Además, su trazo es impecable. Quino se merece el reconocimiento social por su historia y su integridad. Los jaliscienses Jis y Trino consideran que Mafalda tiene una muy merecida fama mundial. Su autor alcanzó una popularidad tipo The Beatles, porque a todos en el planeta le llega, todos se hicieron aficionados a ella. Jis comenta que empezó a leer este cómic cuando Ediciones de la Flor lo imprimía en los libritos horizontales. Su primer acercamiento fue a finales de los años setenta: —Siempre fue un personaje entrañable. Una de las cosas que resaltan en este personaje es su eficacia humorística. Y eso habla de que Quino es un gran observador de los gestos y de la conducta humana. Es una delicia la forma como también se van posicionando Felipito, Susanita, Manolito, Miguelito, los papás... Cada uno va tomando con mucha fuerza su propia personalidad hasta convertirse en personajes muy bien logrados y peculiares. A su vez, Trino revela haber comenzado a leer esta tira cómica por ahí de 1969 y 1970, cuando Mafalda estaba a punto de terminar su ciclo: —Tenía diez años de edad cuando viajé con mis padres de Guadalajara a la Ciudad de México para visitar a mis tíos. Allí fue cuando tuve en mis manos un librito de Mafalda. Recuerdo la grata sorpresa que me dio al leer los diálogos entre los protagonistas. Sobre todo porque ya desde esa época lo que más deseaba en la vida era hacer cómics. Encontrarme con la tira de Quino fue una de mis grandes influencias para desarrollar mis humoradas. a los lectores” al explicar: “En estos momentos, los escuadrones de la muerte habían empezado a buscar sangre y Mafalda no podía dejar de hablar de eso. Entonces evité hablar de eso. Tendría que haberme ido de la Argentina, pero el exilio siempre es un desgarro”. El cómic se publicó de 1964 a 1973, tiempo suficiente para traspasar las fronteras. Hoy llega a sus 50 años más vigente que nunca y traducido a más de 30 idiomas. En la reciente 40 Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Quino manifestó: “No me imagino cómo sería ella hoy. La dejé de dibujar y ya está. Me comparo con un carpintero que le gusta trabajar la madera, algunos muebles le salen mejor que otros. Pero a todos los quiere igual”. Lo cierto es que justo cuando se cumplen los 50 años de Mafalda (¿en realidad ella está festejando sus 56, porque cuando “nació” tenía ya seis años?) como tira cómica, Quino recibe otro reconocimiento internacional: el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2014. El jurado consideró que la obra de este humorista gráfico “conlleva un enorme valor educativo y, al ser traducida a numerosos idiomas, revela su dimensión universal. Sus personajes trascienden cualquier geografía, edad y condición social”.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
JULIO 2014
Sergio Bustamante (1934-2014)
Pionero del rock Federico Rubli Kaiser
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l 22 de mayo falleció el conocido actor Sergio Bustamante, a los 79 años de edad. Lo que la mayoría no sabe es que el maestro Bustamante fue un ilustre pionero del rock & roll a sus 23 años. En 1957 formó parte del grupo Los Lunáticos, extraordinarios pioneros, conformado por José Luis Arcaraz al piano (sobrino de Luis Arcaraz); Sergio Bustamante, vocalista; Vicente Martínez, El Vitaminas, en la batería;y en el bajo Fernando Cataño. Grabaron tres sencillos, todos en 1957 para la disquera Columbia, que deben ser considerados como extraordinarios rocanroles pioneros. El primero de ellos tuvo una pieza original en inglés compuesta por Arcaraz: “Where did you get it”. Esta pieza debe considerarse como el primer rocanrol original mexicano en inglés. El lado B contiene “Por qué ya no me quieres”, de Agustín Lara, en un muy buen arreglo a ritmo de rock & roll. Destaca que el grupo no contaba con un guitarrista, y entonces Arcaraz hacía sonar ingeniosamente su piano eléctrico como requinto. En el segundo sencillo, con “Blue Suede shoes”, la voz de Bustamante se oye muy fresca y espontánea, mostrando que había asimilado a la perfección la vocalización del rock & roll. Podría haber llegado a ser uno de los mejores vocalistas del rock mexicano de haber persistido en una carrera rocanrolera. La otra canción del disco fue un excelente arreglo rocanrolero a la conocida composición de Roberto Cantoral: “El reloj”. Finalmente, el tercer disco incluyó versiones bailables: “Elvis Pérez”, original de Lalo Guerrero, una suerte de homenaje en forma de parodia a diversas canciones de Elvis pero aderezadas con ingeniosas letras en español y combinadas con sones de mariachi, y “Ya vístete Kitty” (de Ramón Inclán en alusión a la actriz Kitty de Hoyos). El grupo se deshizo antes de que surgiera el auge del rock & roll en México; sin embargo, es justo ubicar a Los Lunáticos como uno de los iniciadores indiscutibles del rock& roll mexicano. Habiendo ya comenzado su carrera histriónica, en 1960 Bustamante se hizo acompañar de Los Teen Tops y grabó dos buenas canciones: “Pide el carro a tu papá” y “Fuiste tú”. En 1963 el legado de la voz rocanrolera de Bustamante también puede evidenciarse en la “La fiesta magna” (a ritmo de twist) y “Qué solo estoy”, grabadas con un grupo que se conoció brevemente como Sergio Bustamante y Los Spyders . Como sabemos, Bustamante dejó el rock & roll y se dedicó a una notable carrera como actor de teatro, cine y televisión. Tiene en su haber aproximadamente 150 obras de teatro como actor protagónico y ha participado en más de 120 películas. Conocido como “el maestro Bustamante” en el ambiente teatral, se le debe reconocer como uno de los primeros maestros del rock & roll mexicano. Ha de estar descansando en santa paz.
Melissa Roura
El Estado de Babia
Las esquinas y los rincones Pablo Fernández Christlieb
En las calles no hay fantasmas, sino en las casas. Surgen en los rincones, no en las esquinas. En lo privado, no en lo público.
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úblico es aquello que tiene esquinas; privado es aquello que tiene rincones: las calles están hechas de esquinas, las casas de rincones. La gente se queda de ver en las esquinas, porque ahí no hay pierde: siempre se encuentra; pero jamás se queda de ver en los rincones, porque ahí es donde se esconde. Por eso hay esquinas famosas, pero no rincones famosos. Un rincón mide 90°; una esquina, 270: cabe más gente. En los rincones solamente cabe uno; dos, si se quieren mucho. A veces a los rincones se les llama esquinas, como los boxeadores que piden esquina (lo que quieren es rincón), pero nunca a una esquina se le llama rincón; será porque el boxeador sabe que justo del otro lado está su manager, que ése sí está en la esquina; pero las mesitas esquineras que ponen en los rincones no tienen manager. Tradicionalmente, para las mujeres, cuando se decía que eran de su casa, los rincones eran sus esquinas, porque su público era doméstico (y como a los boxeadores, si pedían esquina, les daban rincón). Para los niños de la calle las esquinas son sus rincones. En los restaurantes, cafés, bares, alquilan rincones para que por el lapso de una comida, el tiempo de un café, el precio de una cerveza, uno se arrincone mientras se le pasa el vértigo de tanta esquina. Y al revés, a veces uno sale a la calle para curarse del sopor de los rincones. Las esquinas son el lugar de la tiendita; los rincones, el de la muñeca fea. Los rincones se inventaron, de cuatro en cuatro, para escapar de la intemperie, con lo que sin querer se inventó la dimensión de lo privado, pero sin darse cuenta se inventó también la dimensión de lo público, porque a cada rincón que se hizo le brotó una esquina. Pero como en las esquinas pasa casi cualquier cosa, cosas imprevistas, cosas chocantes, cosas raras, entonces se inventaron unos rincones a los que no les brotaran esquinas, por el método de hacerlos convergentes: cuartos pegados unos con otros. Pero no se pueden hacer esquinas sin que les broten rincones —solamente las civilizaciones no occidentales lograron hacer esquinas sin rincones: las pirámides, pero eso era para que no se quisieran meter los turistas— y por eso los rincones se han multiplicado y superan en mucho al número de las esquinas: en una cuadra de ciudad hay cuatro esquinas y cinco mil rincones, y, con ello, lo privado produjo otra dimensión más, que lo excede, a saber: lo íntimo. Y sus consecuencias. A veces las casas se llenan de más rincones que otros días, por ejemplo cuando llueve y no hay manera de salir, o cuando nadie lo está esperando en ninguna esquina del mundo. Si las esquinas a veces hieren, los rincones a veces hunden: por eso se los trata de tapar con macetas y televisiones. A nadie lo castigan mandándolo a las esquina, sino lo mandan al rincón para que reflexione. Y existe la leyenda de que los fantasmas salen por el punto que se abre en donde se juntan las tres líneas que forman al rincón, y ha de ser cierto porque es ahí donde, aunque le hayan puesto orejas de burro, se le ocurren “ideas”, palabra que significaba en griego “fantasmas” (cosas que están ahí pero al mismo tiempo no están). Cioran o Lichtenberg o La Rochefoucauld se educaron en los rincones. Los poetas surgen de los rincones, los políticos de las esquinas. No hay fantasmas en las calles, sólo en las casas. Para cortarles la salida, había que redondear los ángulos de las paredes y el piso, y así no se formaba punto de intersección. Y con ello se inventó lo redondo. Parece que lo redondo es lo que todo lo reúne, ya que ni por fuera ni por dentro tiene esquinas ni rincones, como en las rotondas, las glorietas, los estadios, las plazas de toros, las cúpulas de las iglesias, aunque, por alguna razón, sólo funcionan en momentos excepcionales, cuando, por un tiempo, al que siempre se le ha llamado sagrado, aunque sea un América-Chivas, se funde lo público con lo privado. Y se produce la dimensión de lo común. Lo único que le faltó al Zócalo de la Ciudad de México para ser el lugar perfecto es que fuera redondo, con las fachadas curvas de Palacio Nacional, Ayuntamiento, Catedral y Montepío.
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
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Ciro Gómez Leyva
Por un periodismo sin adjetivos ¿Quién tiene que regular a quién si las audiencias son las que deciden, a solas, qué quieren escuchar? Ciro Gómez Leyva parodia a Enrique Krauze: él está por un periodismo sin adjetivos. Emmanuel Islas
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nte la preponderancia de los agentes económicos en materia de radiodifusión y telecomunicaciones, De Largo Aliento preguntó al periodista Ciro Gómez Leyva —de Grupo Fórmula— si entre los códigos de ética del gremio estaba “proteger” a su audiencia, no como ombudsman sino como periodista. —Yo no tengo que cuidar a nadie —reveló en entrevista—; yo tengo que cuidar la calidad de mis contenidos para mantener la lealtad y fidelidad de mi audiencia, y, si se puede, cada día ganar más. Repudio el discurso paternalista en los medios de comunicación. En este negocio mandan los lectores, los televidentes y los radioescuchas desde hace muchos años. El periodismo es un gran trabajo de seducción, de cómo ganar radioescuchas, televidentes o lectores, por lo menos lo es así para mi generación, que es una generación de competencia. Más que estar pensando en cómo protegemos a un televidente, yo hago todo lo posible para que ese televidente acepte estar conmigo, que me siga la mayor parte de los días posibles”. La defensoría de las audiencias es un punto pendiente en la legislación secundaria del naciente Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel), como lo aseguró el ombudsman de MVS Radio, Gabriel Sosa Plata, en entrevista publicada para el número 4 de De Largo Aliento. La propuesta incluye que los medios masivos de comunicación, públicos o concesionados, nombren a su mediador de las audiencias que se encargue de la defensoría de los ciudadanos en cuanto a su derecho de ser informados y de acceder a la información. La insistencia del Ifetel respecto a este punto ha sido tema de discusión ante el hecho de que la preocupación por el rating, en palabras de Sosa Plata, “llega a cegar a los concesionarios privados, afectando los derechos de las audiencias”. Habla Gómez Leyva: “A las siete de la mañana que inicio mi programa, en el cuadrante hay
Foto de dam.
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Ciro Gómez Leyva.
17 noticiarios más o menos como el nuestro. La mayor parte con el mismo número de audiencia que nosotros. Las personas que nos escuchan toman esa decisión porque quieren escucharnos, y punto. Confiaría en un televidente o un radioescucha que nos puede sintonizar o abandonar en el momento que quiera. Según las mediciones en radio de Investigadores Internacionales Asociados [INRA], estamos en primer lugar en rating nacional. ¿Por qué nos escuchan a nosotros? Basta que alguien decida dejar de escucharme y lo hará con un mínimo esfuerzo, ¿de qué lo voy
Manjarrez
a estar protegiendo yo? No hay que defender las causas nobles de la sociedad, para eso trabajaría en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Hagamos un periodismo sin adjetivos, parafraseando a Enrique Krauze. A la patria que la cuiden los soldados, a los derechos humanos las Organizaciones No Gubernamentales, a la democracia los observadores nacionales e internacionales”. —En ese sentido, ¿cuál es la labor del periodista? —Yo no trabajo para defender a la democracia, ni a las minorías, ni a las mayorías, ni a los ricos, ni a los pobres; yo trabajo para hacer periodismo, porque yo creo que un periodista que registra bien la información, que la procesa bien y la presenta bien está cumpliendo su función social. Nuestra apuesta es entregarle a nuestra audiencia un buen producto radiofónico y periodístico. A mí no me toca la historia de los preponderantes. Competimos por ir ganando audiencia. La gente que no quiere escucharte, que no quiere verte, que no quiere leerte, ni te escucha, ni te ve, ni te lee, y menos ahora con la Internet. No maltratemos a los que sí nos escuchan, ven y leen: bastante trabajo cuesta convencerlos de que se queden con nosotros. —¿Cuál considera que debe ser la postura del Estado frente a los medios de información? ¿Regular o no regular? —Mientras menos Estado en la regulación de los contenidos, mejor. La regulación que impone el propio mercado es de por sí muy fuerte: la audiencia nos toma o nos deja. Eso sí, formo parte de ese pequeñísimo grupo de periodistas que estaría a favor de restablecer las sanciones penales en el ejercicio de nuestra profesión. Cuando hay calumnias en aras de la libertad de expresión, nosotros estamos exentos de comparecer ante esas instancias; pero tampoco me rasgo las vestiduras. El Estado mediará en donde tenga que hacerlo. Yo tengo un concepto muy liberal del periodismo: preferiría la menor intromisión del Estado en nuestro trabajo. No comparto la idea de que existan los comités de regulación de contenidos. —¿No hay una desventaja de los medios públicos frente a los privados que debería regular el Estado? —La desventaja está en los conceptos. Yo no veo medios públicos, veo medios de gobierno en donde no te puedes mover, donde hay ataduras porque hay grupos que, como dice una amiga, son el Che Guevara de los medios de comunicación: como tienen su programa desde hace 30 años nadie los va a mover. En ese sentido están en una enorme ventaja. En cambio veo perfectamente estructurados a los medios privados. En términos periodísticos, no veo ninguna renovación de los medios de información públicos, no veo una nueva generación preocupada por hacer una nueva propuesta de cobertura de la información desde los medios (que yo quisiera llamar públicos, pero debo llamar gubernamentales). No tenemos una gran historia sostenible, continuada, de un medio público como sí lo hay en otros países. —Regresando al punto, ¿qué prioridad tiene la audiencia en la discusión de las leyes secundarias del Ifetel? —Se supone que estas reformas son para la audiencia, entendida como la parte de la sociedad que sigue mensajes de radio y televisión, y que consume los productos de las telecomunicaciones. Es una reforma con espíritu hecho para la audiencia. El objetivo que se plantea con esta reforma es que haya más competencia, que haya más calidad en la radiodifusión y en las telecomunicaciones. Como premisas son muy pertinentes. El gobierno federal hizo su parte al poner los lineamientos generales de la reforma y al empujarla. Creo que un acierto fue la manera en la que se diseñó el Ifetel. A juzgar por sus primeras decisiones, creo que ha sido un acierto; muchas de las responsabilidades históricas del gobierno están en manos de un Instituto que hasta ahora ha probado estarse conduciendo con autonomía y al parecer con inteligencia. Habrá que ver cómo camina en los próximos tiempos.
De Largo Aliento / Periodismo cultural
JULIO 2014
P olíticas C ulturales
Los sonidos del silencio
Cuando no hay dolor
Instituto Queretano de la Cultura y las Artes
Sí se lee, cómo no
Alrededor de cinco mil niños leen cada mes en un programa que no se detiene. Y aumentan las salas de lectura, y las bibliotecas, y los libros… Rossi Blengio
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aura Corvera Galván, directora del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), con estudios de dirección coral y orquestal, canto, musicología, canto gregoriano y especialización en paleografía musical, dice que, refiriéndose a la política cultural que ella ejerce, son tres las líneas de su trabajo: la formación, la difusión de los artistas y el cuidado de la infraestructura. —Nosotros implementamos un programa hace más de cuatro años, cuando el gobernador del estado José Calzada Rovirosa tomó el cargo y nos invitó a formar parte de su equipo. Previo a la elaboración de dicho programa se hizo una planeación y un diagnóstico, para lo cual contamos con la asesoría, experiencia y cariño de Juan Antonio Isla, quien fuera secretario de Cultura y Bienestar Social hace algunos ayeres y que ahora, como coordinador de asesores dentro de su trabajo con el gobernador, le dimos seguimiento a sus promesas de campaña, y así fue que nos entrevistamos con la comunidad artística, y la sociedad en general, para hacer este análisis del cual se desprendieron tres líneas estratégicas que postulan el impulso a la formación en diferentes rubros. Una de sus políticas es hacer “un seguimiento a las diferentes instancias para poder presentar un programa de apoyo directo en el que no pase que a alguien se le ocurrió respaldar a una persona con un monto determinado y a otra con otro, porque este programa, creo que de los únicos en el país, es directo, con un monto máximo de diez a 15 mil pesos, dependiendo de las instituciones y de las agrupaciones, donde hay una bolsa al mes tentativamente de unos cien o 120 mil pesos para que, por ejemplo, si hay un imprevisto y tienen que salir para una presentación, un curso o un taller fuera del estado, se les brinde este apoyo, dentro de los lineamientos autorizados. Esta ayuda forma parte del erario, por lo tanto nuestro deber es devolver de alguna manera lo que nos da la sociedad. En ese entendido, nosotros lo planeamos con proyectos de retribución. Esto es: si un grupo de artistas va a representarnos a Veracruz, para nosotros es igual de importante que vaya ahí, como a cualquier municipio de la Sierra Gorda del semidesierto del sur de Querétaro o a cualquier barrio, lo que conlleva a la descentralización, retribución y apoyo, tres rutas igual de prioritarias”. Dentro de este esquema de difusión y desarrollo, tienen también el programa de plazas públicas al que han llamado Plazas queretanas, instituido en los 18 municipios del estado, con un tabulador especial: “Respecto a la infraestructura cultural, se han restaurado más de 12 inmuebles que pertenecen a nuestro Instituto, uno de los cuales es el de Santa Rosa de Viterbo, monumento histórico y conjunto conventual del siglo XVIII, que está sobre otro del siglo XVII, y que fuera un hospital en el siglo XIX. El proceso de restauración lleva más de diez años. En este Centro, que ahora es el de las Artes de Querétaro, nuestros niños y jóvenes se puedan desarrollar en diversas actividades, como en danza, música o teatro. Tiene un auditorio con diferentes tecnologías de la información y es donde nos enlazamos con el Centro Nacional de las Artes, que tiene a la vez un Consejo para poder operar como los demás centros estatales de las artes”. El rescate mencionado es de inmuebles que forman parte de la lista del Patrimonio de Sitios y Monumentos, por un lado, y, por otro, de Patrimonio Mundial, “porque la ciudad de Querétaro tiene esa declaratoria junto con sus 12 barrios. Donde ahora estamos —explica Corvera Galván— es el de Santa Rosa, donde hemos rescatado el Museo de Arte y el Museo de la Ciudad. Este conjunto conventual de Viterbo, correspondiente al periodo de escolapias que pertenecían a la orden franciscana, era un lugar de enseñanza… y así continúa ahora”. La restauración se ha llevado a cabo debido a una inversión de la Cámara de Diputados local de alrededor de 60 millones de pesos: “Hoy se puede apreciar que en cualquier espacio de este centro cultural hay una actividad. Acabamos de tener el Encuentro Internacional de Revistas Culturales, donde participó una publicación en línea producto de uno de nuestros programas, en los que existen diferentes grupos, como el Fondo Editorial de Centro de Occidente”. —¿Considera acertadas las políticas culturales que establecen la gratuidad como oferta y que sectores de la comunidad artísticas designan como populistas? —Lo cierto es que tenemos un programa público; además, los recursos federales tienen sus propios lineamientos gratuitos. Nuestra política es que, así como la economía busca para la gente apoyo de distintos rubros para lograr de alguna manera un piso firme, agua y luz en sus comunidades; también la cultura frnorts llegar a todos. Nuestro programa es que el arte y la cultura estén cerca de todos. Si los lineamientos son que las actividades sean gratuitas, iríamos en contra de nosotros mismos si no lo hiciéramos. Lo que organizamos es, en un 90 por ciento, gratuito. El Instituto también ha impulsado a la iniciativa privada para que no todo sea gubernamental. Los apoyamos para que abran galerías con parte de la museografía o del diseño, porque si contratan a un diseñador les va a costar muy caro. Hasta cierto punto el apoyo también consiste en asesoría de gestión cultural. En Zacatecas fueron, dice la funcionaria, el “ejemplo” en el Encuentro de Enlaces de Lectura, “como un estado que la ha fomentado. Empezamos con 38 salas de lectura y vamos a cerrar este año con más de 140; iniciamos con 62 bibliotecas y cerraremos con 66. Contamos con un programa de Padres lectores por medio del cual están leyendo alrededor de cinco mil niños al mes. Son 300 padres los que toman un curso a lo largo del año, junto con maestros y directores de escuela. Empezó con 20, aumentó a 90, luego llegamos a 200 y este año tenemos 350. En Padres lectores, del que debo decir es muy puntual, se les brindan acervos, tienen sus salas y rincones de lectura. Entonces, si estamos documentando 350 salones de 50 niños, pues ya se imaginarán el resultado”. A la cultura la gente le da diferentes significados, responde Laura Corvera al preguntarle qué representa para ella este concepto. “Cultura es la forma en que vivimos, nos educamos y queremos transformar la forma de vivir; entonces, la cultura puede ser el modo de vivir a través del arte en todas sus vertientes, no nada más las bellas artes sino el arte popular, tradicional, de los pueblos originarios, y todo lo que ello implica. La cultura es, pues, una forma de vida, de dónde venimos y hacia dónde vamos, y esa es la responsabilidad del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes: preservar nuestra cultura e identidad. Y, por otro lado, no dejar de mirar hacia el futuro, con todo lo que tiene que plantearse, no nada más como una misión sino con la visión de a dónde queremos llegar en materia de cultura, no sólo como oferta sino como una infraestructura para que la gente la haga suya, la ejerza y la viva. Porque sabemos que no todos van a ser artistas, ni a ir a un mismo evento; pero poder brindar ese soporte y ese abanico de posibilidades culturales es nuestra pasión de todos los días”.
Eduardo Monteverde
Es una rara enfermedad, silenciosa, abrumadoramente solitaria. A veces los hombres se devoran a sí mismos…
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es falta la enzimahipoxantina guanina fosforribosiltransferasa, una ausencia inmensa que los hace devorarse a sí mismos. Padecen falta de dolor. El sufrimiento emocional es una ausencia, algo que se fue, el físico es un exceso de químicos. Las personas que carecen de la enzima encierran un misterio, no se sabe porqué tienen un furor hacia la autodestrucción. Es una de las llamadas “enfermedades huérfanas”, raras, que afectan a muy poca gente. Fue descrita en 1964 por Michael Lesch y William Leo Nyhan como una enfermedad hereditaria en el hospital Johns Hopkins. Afecta a uno entre 380 mil nacimientos. Afecta principalmente a los hombres, hay aumento de ácido úrico que produce gota, cálculos renales y artritis. A los pocos meses se comporta como un bebé flácido, incapaz de sostener la cabeza. Empiezan a brotar los dientes, se muerden el labio, la lengua y la punta de los dedos hasta sangrarse. En los primeros pasos azota la cabeza colgante contra las paredes. Tiene movimientos involuntarios, el habla es con leguaje agresivo y coprolalia. Por lo general hay retraso mental, aunque hay casos en los que sólo están alteradas las funciones motoras, pero no siempre la inteligencia. La muerte llega alrededor de los 20 años, aunque pueden llegar a los 40 años, con una cara involuntaria de una tragedia que no siente. Esta rara enfermedad ligada al cromosoma X forma parte de los síndromes de lesiones autoinfligidas, aunque no dentro de las psiquiátricas. Al parecer se debe a un aumento de mediadores químicos en la base del cerebro que trastorna el equilibrio entre el movimiento y las emociones. No hay tratamiento Desde lo más remoto de la historia hay remedios para el dolor: plantas y amuletos, salmos y consejas; pero, ¿qué hacer cuando no hay dolor? Cioran, Pessoa o Sabina callarían. Hay otra enfermedad singular y extraña, la insensibilidad congénita al dolor con cinco variedades. La ausencia de dolor no es poesía, es desgracia en la que no caben los sonetos. Desde que empiezan a crecer los niños se lastiman, caen, se fracturan los huesos y no avisan, la piel se les llena de llagas que se infligen e infectan. Los genes no codifican el crecimiento de nervios sensibles y la sustancia que los recubre. Tampoco hay curación más allá de paliativos para las lesiones. El dolor es un estado de la naturaleza que no se puede verificar, no es sólido, líquido, gaseoso, no corresponde a ninguno de los tantos estados de la materia, ni al plasmático. No tiene forma, pero sí volumen. Es también un aviso, una alerta orgánica, aun en los dolores emocionales hay mediadores químicos. La depresión es orgánica, sea cual fuere la causa es dolorosa; según estudios de la Universidad de McGill, no “está en la cabeza” del hombre con la patología abrumadora de la tristeza. Tiene un lugar en el cerebro. El dolor es una costumbre. La ausencia de dolor es una reverberación silenciosa de la naturaleza, los sonidos del silencio abruman a la maquinaria del cuerpo, la desquician con un andante inmoderato, alcanzan a quienes rodean al enfermo y le quitan con brutalidad las bisagras del quicio en la cultura del dolor. La ausencia de dolor por la falta de una enzima con un nombre tan largo que no abarca la pesadumbre.
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JULIO 2014 JUNIO 2014
B arrios Colaterales Rusia y Ucrania
Sitios de almas muertas Alberto Paredes Zúñiga
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n los últimos meses la frontera de Rusia y Ucrania ha tenido una presencia constante en los distintos espacios noticiosos del mundo. Los analistas desglosan factores políticos y estratégicos para explicar porqué esta región está en pugna. Se habla de potencias en conflicto, de recursos naturales, de zonas estratégicas para localizar bases militares, pero no se habla de los crímenes contra la humanidad. Los habitantes de esta zona sólo ocupan espacio cuando aparece un evento que involucre la muerte de más de una decena. Sólo muertos importan, y eso cuando son decenas. El conflicto por Crimea y otras zonas del territorio ucraniano tiene una larga historia y arrasa con todo: hombres, mujeres, niños e incluso muertos. Sí, muertos como Nikolái Gógol, el gran narrador que nació el año de 1809 en Soróchintsi, entonces parte del imperio ruso, actualmente territorio de Ucrania. Gógol, al igual que los muertos ucranios de la actualidad, sólo importó al poder político cuando su cuerpo fue polvo, pero a diferencia de los muertos sin nombre, de los que nadie se hace responsable, el literato fallecido en 1848 fue protagonista de un episodio donde Rusia y Ucrania, en 2009 –año en que se cumplió el bicentenario de su nacimiento–, se disputaron la nacionalidad de sus restos. Los gobiernos de estas naciones se
vieron en la imposibilidad de generar un acuerdo sobre la adjudicación del escritor. Ambos lo querían para sí y no estuvieron dispuestos a otorgar ninguna concesión. El resultado del desacuerdo fue la realización de dos festejos oficiales paralelos: en Rusia se abrió el primer museo dedicado al novelista y en Ucrania, además de ceremonias oficiales, se editó su obra, traducida para que los ucranianos pudieran entenderla. La ironía de estos eventos alcanzó la tumba del propio Gógol, quien pasó a ser una de esas Almas muertas a las que dedicó la novela homónima. Esta historia, cuyo final es desconocido porque el escritor quemó una parte sustancial de su obra, nos lleva a descubrir que hay un uso secreto para las almas muertas: la historia del alma muerta del literato es un ejemplo de lo complejas y arbitrarias que son las decisiones políticas respecto a los ciudadanos que dicen representar. Y si bien el caso de Gógol como un muerto sin nacionalidad fija se puede considerar dramático, lo es aún más el de los vivos que por decisiones geopolíticas (como establecer nuevas fronteras) son separados de sus familiares y amigos. En Ucrania y Rusia el único criterio que se consideró para delimitar los territorios fue la configuración mundial y la imposibilidad de la ex Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) para
mantenerse unificada en los estertores del siglo XX. La historia muestra que Ucrania ha estado dentro y fuera de la nación rusa únicamente por medidas de la élite política. Pero las personas que quedan literalmente en medio de estas decisiones no renuncian a los rasgos culturales e identitarios que comparten, que los hermana y los hace sentir coterráneos. Históricamente, Ucrania es parte de Rusia y viceversa desde el siglo ix cuando se formó la Rus de Kiev –también conocida como el Estado ruso antiguo–, primer asentamiento humano con carácter estatal que, a lado del imperio de Constantinopla, llegaría a formar uno de los dos pilares del futuro imperio ruso moderno. Hay una clara evidencia de que los lazos fraternos entre estas dos naciones poseen una profundidad más grande que una simple vecindad geográfica. Literalmente, la sangre de los rusos es ucraniana, ya que al conformarse el Estado ruso que conocemos en la actualidad se dio un mestizaje entre cuatro etnias, dos de estas provenientes de la Rusia de Kiev, los eslavos orientales y los varegos (o vikingos). Estas etnias siguen teniendo una presencia cultural importante en Ucrania; tanto, que han sido responsables de la promoción de los referendos independentistas. Y más allá de las lecturas estratégicas del asunto, la etnia rusa en Ucrania tiene una cercanía identitaria más con el oriente de su mapa que con el occidente, misma identificación que
comparten los rusos étnicos que sí ocupan el espacio de Rusia. La violencia que se ha presentado en Ucrania no es, entonces, casual. La gran tensión existente entre las dos visiones contrapuestas que prefieren la cercanía a oriente u occidente, respectivamente, y que a la luz de los eventos recientes ha tomado una relevancia mayúscula en el contexto ucraniano, también ha sido uno de los debates permanentes en Rusia a lo largo de su historia. Desde el zar Pedro que quiso una Rusia europea, los afectos de la cultura oriental presentaron graves resistencias dado que la cualidad de Rusia como territorio de dos continentes le ha significado una gran complejidad para sus dirigencias: enfrentar una población heterogénea que ha ido conformándose en un endeble punto medio entre Europa y Asia. Ucrania se encuentra en la centenaria disyuntiva de decidir entre Europa o Asia, dos polos que ofrecen distintos beneficios económicos y políticos, mismos que estarán por encima de la milenaria historia cultural de estas regiones, por lo que seguiremos leyendo sobre la “crisis humanitaria” en Ucrania. No es casual que en la zona central de Kiev haya un viejo letrero, infrecuente en los objetos de su tipo, cuya leyenda reza: “Aquí comenzó Rusia”. Ante esto, sólo queda mirar a Rusia pugnando por que su madre desamparada esté en casa, mientras Ucrania estará indecisa sobre en qué parte del planisferio las sirenas tienen un canto más dulce.
¿A quién le importa el origen de la civilización?
La destrucción de la cultura Carmen García Bermejo
La Biblioteca Nacional de Bagdad después del incendio.
Fotos de UNESCO.
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El saqueo en el Museo Arqueológico Nacional de Irak.
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evastada por el fuego de misiles o artillería, incendiada, saqueada o robada, una cantidad incalculable de sitios, objetos y símbolos de la civilización y de la memoria ha sido arrasada por las guerras que se libran en el mundo. La UNESCO considera que la humanidad vive una “catástrofe cultural” porque el legado histórico y arqueológico también es parte del botín. Tan sólo en la batalla que se mantiene en Irak desde hace más de una década se han robado —por lo menos— ocho mil objetos del Museo Arqueológico Nacional, en Bagdad; mientras que el Museo de El Cairo, Egipto, fue despojado de 54 piezas únicas durante la “primavera árabe”; en Libia saquea-
ron el milenario Tesoro de Benghazi y en Siria 40 museos quedaron depredados. Además, en estos cuatro países un número importante de monumentos históricos han sido blanco de intensos bombardeos, acción que amenaza con borrar la memoria cultural que guardan milenarias y emblemáticas construcciones. Desde que en marzo de 2003 los ejércitos estadounidense y británico bombardearon Bagdad para derrocar a Sadam Hussein, con la mentira lanzada por George W. Bush de que el gobierno de Irak poseía armas químicas, la tragedia cultural se ha extendido por varios países, ya que testimonios del origen de la civilización están destruidos o han sido expoliados.
Sarcófagos fenicios y romanos, estatuas sumerias y babilónicas, relieves asirios, mosaicos, cerámica, figuras de marfil, tablillas cuneiformes, libros únicos, sellos, joyas arqueológicas, frisos, monedas (oro, plata y bronce), reliquias y obras de arte son algunos de los objetos robados o destruidos. Se trata de bienes que, en algunos casos, tenían hasta siete mil años de antigüedad. La alarma se encendió con el saqueo al Museo Arqueológico Nacional de Irak, en 2003, recinto único en el mundo que acumulaba más de cinco mil años de historia de Mesopotamia. Entre las piezas pilladas figuran más de cuatro mil 800 sellos mesopotámicos. La misma suerte corrió la Galería de Bellas Artes de Bagdad, el Museo de Mosul, el Archivo Nacional de Irak y la Biblioteca Coránica del Awkaf. No menos grave fue el robo e incendio de la Biblioteca Nacional de Bagdad, en donde un millón 200 mil volúmenes quedaron hechos cenizas a propósito. En Mosul, la Biblioteca Universitaria Central sufrió el saqueo de mobiliario, equipo y libros, pero no la quemaron. A 11 años de la guerra en Irak, sólo cerca de tres mil bienes han sido recuperados. Pero el expolio no ha culminado: la destrucción de yacimientos arqueológicos continúa y sigue la búsqueda de los bienes robados. OTAN demoledora La UNESCO, a través de la Organización de las Naciones Unidas, ha aplicado la Convención de
De Largo Aliento / Periodismo cultural
B arrios colaterales La Haya de 1954 para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado con el fin de evitar que la tragedia se incremente. Pero la misma aviación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha bombardeado sitios declarados Patrimonio de la Humanidad pese a que la UNESCO ha dado las coordenadas para evitar su destrucción. En todos los casos la UNESCO, dirigida por Irina Bokova, ha organizado misiones especiales para salvaguardar los sitios arqueológicos e históricos, prevenir el tráfico ilícito de bienes culturales y proteger los museos e instituciones. Pero los resultados son escasos, porque este legado forma parte del botín de guerra. Por ejemplo, de las mil 89 piezas pertenecientes a la colección del Museo Nacional Malawi, en Egipto, mil 40 fueron robadas durante la rebelión de la llamada “primavera árabe” (2010). En tanto, el Museo de El Cairo fue despojado de 54 obras y otras registran graves daños. Además, hurtaron decenas de estatuillas de bronce y piedra que simbolizaban dioses egipcios, así como joyas y figuras de madera en forma de sarcófago con inscripciones jeroglíficas doradas. En ese mismo periodo fue incendiado el edificio del Instituto Científico de Egipto en El Cairo. Sólo lograron salvar 30 mil de los 196 mil libros que había en su biblioteca. Entre las obras únicas arrasadas por las llamas está la Descripción de Egipto, que Napoleón Bonaparte encargó durante su campaña por el Nilo. Más de 160 científicos y dos mil artistas participaron en la creación de esa obra, formada por 20 volúmenes y 974 láminas grabadas que mostraban monumentos, fauna, flora, minerales, agricultura, comercio, topografía, habitantes y costumbres de Egipto. La calidad de su tipografía, grabados y dibujos la convirtió en una de las obras más valiosas del siglo XIX. En Libia, la catástrofe cultural no ha sido menor. Este país tiene cinco sitios declarados Patrimonio de la Humanidad, como las pinturas de las rocas del Sahara Tadrart Acacus y cuatro milenarias ciudades: Leptis Magna, Cirene, Sabratha y Ghadames. Pero todas han sido depredadas. Libia sufrió el pillaje de su colección arqueológica más importante: el Tesoro de Benghazi. Los rebeldes tomaron la ciudad y el legado estaba protegido en el Banco Nacional del Comercio de Benghazi, donde permanecía oculto desde 1961. Pero se hizo un traslado irregular del acervo a otro banco y, “casualmente”, fue robado. Se trata de una colección de piezas de la antigua Cirene (griega y romana) del siglo VI aC. Cabezas en relieve, frisos con batallas y las monedas de oro, junto con adornos del valioso metal forman el grueso del tesoro. La colección de ocho mil monedas incluye piezas de oro, plata y bronce. Pero también estaba integrado por 306 joyas y otras 43 piezas antiguas. Las monedas son griegas y datan de entre el año 570 y 375 aC. La Interpol ha alertado ya a las 188 policías de todo el mundo sobre el hurto. Al día de hoy, sólo ocho monedas han sido recuperadas. Además, a mediados del año pasado la OTAN bombardeó la antigua ciudad de arquitectura romana Leptis Magna, pese a que está protegida por la UNESCO, pues data de alrededor de 1100 aC. Recibía el nombre de la Roma de África. Hace una década allí se hallaron cinco hermosos mosaicos creados entre los siglos I y II, sólo comparables a los mosaicos de Pompeya. Otro caso es el de Siria. Los bombardeos y la artillería de los rebeldes y sus aliados de la OTAN destruyeron 11 necrópolis (cementerios) de la época romana, cristiana y del califato. Era 2011 y a la fecha continúa la guerra. En ese lapso han fracturado la antigua Ciudadela de Alepo, su mercado medieval Zoco de Al-Medina y su gran mezquita fundada en el siglo VIII. En la provincia de Homs fue destruido el castillo medieval Krak des Chevaliers y otros monumentos. Centros culturales, museos y bibliotecas tampoco se han librado: a mediados del año pasado saquearon la ciudad de Apamea, construida por los seléucidas (dinastía helenística) en el año 300 aC, mientras que los sitios arqueológicos son expoliados por mercenarios.
¿Quién ganó realmente el Mundial?
JULIO 2014
Éctor
La macumba
Los secretos del Mundial Honorio Robledo
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roquelados por El Pecado, olvidamos las grandes religiones solares, promotoras de la cachondería. Brasil construyó otra historia: impregnó su territorio con La Macumba, fuerza oscura, morigerada por la santería y sus múltiples divinidades generosas. Acompañadas por el tambor, elemento mágico aportado por Xangó (que donó su piel como parche), nació el ritmo que marca la cadencia del carnaval, máxima fiesta de la sensualidad, y la vistosa capoeira, arte marcial afroamericana. De esa rítmica se desprende el bossa y la samba; todo un pueblo baila con esas creencias envolventes y pegajosas. Pero la más destacada de sus religiones es el futbol, fiesta y carnaval; el jogobonitu, recompensado por cinco campeonatos y varios jugadores elevados a la categoría de santos. Ahora, en el Brasil 2014, celebramos la edición tropical de la máxima liturgia futbolera, orquestada por la FIFA, nación supranacional que establece su territorio en todos los estadios del mundo y cuyo presupuesto es mayor que la mitad de los países de las selecciones que participan (sin oportunidad de colarse a la final, pero que sirven para abultar el número de transmisiones para caer de “de cara al sol”, con su camiseta sudada en pasión). La FIFA ha troquelado al más popular de los dioses modernos: la Copa Jules Rimet, un ídolo de oro que es venerado, codiciado y consumido por gran parte de la humanidad. Para garantizar la adoración cuatrienal ha establecido una serie de filtros para que ningún equipo emergente se lleve la copa a un país donde la economía no remunere dividendos. Su control raya en la ciencia ficción: repasemos el caso del balón diseñado para el campeonato pasado, el jabulani; el hechicero de una tribu sudafricana le hizo una macumba. Al “sacrificarlo” estalló violentamente. Un científico, al ver en las noticias el testimonio del único sobreviviente, consiguió otro balón. Al examinarlo con rayos X, descubrió una complicada red de hilos de oro, cápsulas de vanadio, gases y un productor de telerones, micro partícula que distorsiona la voluntad y los reflejos. ¿Para qué esa maquinaria? Cardozo, gran jugador, tiró su penal. Cuando los telerones le impactaron el hipotálamo, erró el tiro y quedó fuera Paraguay. Igual pasó con Ghana: en el último segundo su mejor tirador falló el penal, hundiendo en lágrimas a todo un continente. (Imaginad que esa final la hubiera jugado Ghana, donde apenas hay electricidad, contra Paraguay, donde apenas se habla el español.) El evento se difundió en las redes sociales (ver performance#118), y la FIFA confiscó a toda prisa el temible jabulani, pero ahora, en Brasil ensaya otra fórmula: en el rascacielos donde se concentran las transmisiones televisivas, se ha establecido el Cuartel General Antimacumba, en el más secreto de los secretos tecnológicos. El centro de ese edificio es un acelerador vertical de antipartículas que tiene, disfrazado de helipuerto principal, una serie de cañones y aspersores de telerones con toda la intención de contrarrestar las macumbas. Los brujos mayores, depositarios de añejas prácticas africanas, son feligreses del fut. Desde aquel doloroso Maracanazo, recopilan fuerza y energía para vencer la maldición. Para que el Orden Medieval se mantenga, la FIFA utiliza tecnología de telerones para neutralizar a las macumbas regionales para que las selecciones que sí venden lleguen a la final. Pero no ha funcionado; en el enfrentamiento de tecnología medieval (mantener el orden por secula seculorum) contra la tecnología ancestral solar (que el cuerpo libre viva un mundo libre), las macumbas llevan la delantera: casi todos los equipos cumbiamberos han ganado sus partidos, desestabilizando el ajedrez. La FIFA y las televisoras están comiéndose las ansias. ¿Cómo le haremos para retomar la rienda? La respuesta ha quedado a la vista: bombardeando al equipo arbitral con telerones para que los goles sean invalidados. Un árbitro, profesional, no vio los goles de Gio: los telerones lo obnubilaron. Otros árbitros decretan penales del todo fantasmagóricos, o se hacen de la vista gorda ante los verdaderos… Eva, madre primordial y curiosa, le ofrece a Adán: “¡Ven, mijo, vamos a comer del fruto prohibido!”. Desde ese momento somos hijos del Pecado, dejando el ahora por la promesa de un Futuro Paraíso. Pero el control de los cuerpos y de las almas lo tienen el futbol y la tele. A estas alturas de la jirafa, la moneda está en el aire y nos deja ante el portón del Nuevo Paraíso: ¿Triunfará la macumba dejándonos una sabrosa final de Colombia contra Costa Rica� al son de una batucada en perpetuo carnaval o ganarán los telerones y, tras otro Maracanazo, la final será Holanda contra Brasil, devolviéndonos a un mundo de reformas y represión?
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De Largo Aliento / Periodismo cultural
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Érase una vez
El mono que abría cajas Juan Miguel de Mora*
La comunicación a nadie parece importarle, lo único que atrae la atención a la gente son los aparatos electrónicos. Por tanto, la sentencia de Mcluhan ha quedado rezagada… A la querida memoria de Efraín Huerta, por aquellos tiempos en los que éramos hombres del alba y queríamos salvar al mundo desde Morelia en la colonia Roma
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s tan obvio lo inadecuado de tratar de filosofía en las publicaciones periódicas que hasta algunos políticos lo saben. La filosofía es para los libros porque, en cada caso, se requiere darle todo el espacio que necesite. Requisito aplicable a todas las filosofías, desde la escolástica hasta el materialismo dialéctico, desde el cartesianismo al kantismo, de éste al existencialismo, etcétera. Pero siempre hay, entre los homínidos, los que tenemos un gusanito de inquietud, un espíritu travieso que nos impele a hacer lo inadecuado. Y yo soy uno de ésos. La mente y las ideas de un hombre del siglo XVIII no son las de un experto en computación de nuestros días. Hasta decirlo es una estupidez. Sin embargo, notables pensadores y filósofos del siglo XX y principios del XXI reflexionan sobre la humanidad como si el cerebro del hombre fuese el mismo del tiempo de Aristóteles. Y no sólo los hábitos y la capacidad del cerebro humano han cambiado: la materia que compone el cerebro ha sufrido cambios de forma con secuelas comprobadas. Lo mismo que cualquier músculo, el cerebro se atrofia cuando no es utilizado. Por eso, entre otras cosas, la enseñanza simultánea, por la vista y el oído, causa retrasos mentales en niños y (en determinados países y circunstancias) en adultos. Pero para saber quién o qué es el otro se necesita un mínimo de interpretación por parte de cada homínido e interpretar es entender. Y ahí está, embrionaria, pequeña, diminuta, pero irrefutable: la raíz primigenia de la hermenéutica. La hermenéutica, lo que hoy llamamos hermenéutica, no es ni ha sido nunca algo mágico, inimaginable, gaseoso y flotante surgido de la nada, o envuelto en algunas complejas interpretaciones, algunas muy bien estructuradas y otras menos bien. La diferencia entre esa hermenéutica incipiente y la hermenéutica filosófica no es mayor que la que hay entre el primario instinto reproductivo que une al macho con la hembra y los poemas de Petrarca a Laura. Y cabe precisar, dicho sea con perdón, que en hermenéutica no hay, como en escolástica, la teórica, docens, y la aplicada, utens, porque la hermenéutica nació con la acción de los primeros seres vivos y sólo milenios más tarde se pudo reflexionar sobre ella; la hermenéutica nació del instinto y de la práctica y la escolástica del pensamiento. Todavía en la primera mitad del siglo XX las universidades eran edificios por los que transitaban maestros y alumnos con libros. Sí, con libros. Había algunos sentados y abstraídos, con algo que habían escuchado o leído, profesores reflexionando en algo que pensaban escribir o preparar, discípulos que perseguían a un maestro libro en mano para preguntarle algo. Los libros en papel impreso eran la base del estudio y de la investigación. Se buscaban ediciones, se llevaba el volumen que se iba a utilizar en las clases de ese día o del que se necesitaban referencias concretas. Hoy, en cualquier universidad, profesores, alumnos y bedeles caminan con una mano pegada a un oído y dentro de esa mano un teléfono. Se ven pocos libros. Muchos profesores llevan una computadora portátil, y no pocos usan
aparatos que llaman iPad, Tablet, Smartphone y otros, en los que pueden llevar su agenda, leer un libro, ver una película, escribir o jugar. Millones de personas en todo el mundo esperan: consultorios, trabajo, viajes, ómnibus, trenes, aviones, trámites, etcétera. Antes esperaban leyendo periódicos, revistas o libros; hoy esperan jugando con sus teléfonos portátiles, su tablet u otros aparatos electrónicos de entretenimiento. Los habitantes de casi cualquier aldea africana, como los de otra en el corazón del Brasil o los de una ranchería en Tabasco, anhelan (y la mayoría ya lo tiene) poseer uno de esos teléfonosjuguete. No tienen verdadera necesidad de uno de esos aparatos, pero “necesitan” tenerlo porque “todo el mundo” lo tiene. Para las grandes masas del planeta, semicultas o analfabetas, no tiene mayor interés la comunicación, aunque la utilicen, lo que desean es el aparato, el teléfono, la tablet, o como se llame en cada país. La vida de millones de seres humanos en este planeta ha sido transformada por la electrónica: desean tener televisión, Internet, tablet, smartophone, etcétera, y aunque lo tengan y lo usen también para comunicarse ese no es el requisito básico ni lo que da fuerza a su “necesidad” de tenerlo. Excepción: algún pariente o amigo a condición de que viva en otro pueblo o en otra ciudad. La comunicación e interpretación (hermenéutica) con sus semejantes ya no es una necesidad para todo humano: lo que requiere y necesita la mayoría es la comunicación con los aparatos electrónicos. Las multitudes de hoy anhelan el objeto electrónico en sí mismo y no por su importancia como medio para comunicarse ni por el deseo de tener alguna forma de comunicación específica; hoy las multitudes reciben y admiten, sin discriminación alguna, todo lo que les llega por el aparato electrónico, que es en sí el mensaje. Millones de homínidos no aspiran a comunicarse con sus semejantes o con algunos de ellos sino a recibir, presumir, aceptar y esgrimir todo lo que –en música, videos, palabras, películas y más– les dicen los aparatos electrónicos. Cada ente se convierte en partícula de un tejido de seres vivos que no tienen necesidad de ejercitar los cerebros individuales porque varios cerebros globales los guían y manipulan, evitando que tenga que tomar decisiones. Nuestra época se caracteriza por esa contradicción que la determina: los seres humanos emplean medios de comunicación en proporciones muy superiores a las de cualquier época anterior: muchas personas que hablaban poco o de vez en cuando, hoy están constantemente llamando o siendo llamadas. Esto alcanza a millones de personas no sólo cambiando sus ideas y sus pensamientos, sino también las formas de vida. Las comunicaciones electrónicas de bolsillo dan al propietario, que a veces es un niño “en situación de calle” que jamás poseyó nada pero al que “llegó” uno de esos teléfonos, una inconsciente sensación de seguridad, libertad e independencia vacía de verdaderos valores humanos, pero repletas de incentivos para seres fácilmente manejables ofreciendo formas de vida impelidas sutilmente a identificarse con otras igualmente vacías pero adornadas con la tecnología que las maneja. La capacidad de atención está desapareciendo y las comunicaciones electrónicas atrofian el uso del cerebro, reduciéndonos a una masa de autómatas dirigidos y manipulados por grupos
de poder económico que dominarán a las masas de trabajadores encantados con sus aparatos electrónicos y víctimas de ellos que los incapacitan sutilmente –salvo las naturales excepciones– a apreciar lo fundamental de la cultura humana como el arte, la música… Tomo un diario que me queda junto a la mano en el momento en que escribo en computadora (precisamente en computadora y no en máquina de escribir, la realidad me obliga) y leo: “El INBA convoca a los escritores tuiteros. Para reflexionar sobre el fenómeno de la twiteratura se organiza un encuentro con autores que crean en 140 caracteres”. ¿Qué significan, en esa expansión y automatización de la comunicación humana, muchas de las aseveraciones de H. G. Gadamer y de otros filósofos de la hermenéutica? ¿Y qué la curiosa afirmación de Umberto Eco de que Internet es un avance porque obligará al estudio del alfabeto? ¿De qué alfabeto? Si a ciertos primates se les dan los alimentos en una caja cerrada que deja pasar el olor del contenido pero que para ser abierta requiere cierto método o mecanismo, como un pestillo, un cerrojo o una visagra, la mayoría de ellos encontrará cómo abrirla y llegará a la comida (El Universal, Cultura, sábado 19 de febrero de 2011). Pero ninguna variedad de monos podrá construir cajas (que seamos los primates más evolucionados es problema de Darwin: el ritmo de evolución de los cerebros no es el mismo en cada especie). Y así está la humanidad de hoy: Cualquiera sabe encender un foco, o la televisión, cambiar de canal, colocar, ver y guardar un DVD o manejar un teléfono celular. Desde el Congo a Nueva York se utilizan toda clase de aparatos electrónicos. Pero ni un ser humano de cada cien mil – hablo del total de habitantes de la Tierra y me quedo corto– sabe cómo y porqué funcionan esos aparatos y mucho menos hacerlos, exceptuando a ciertos técnicos que trabajan en las fábricas, pero ni los obreros que los hacen podrían explicar a fondo porqué y cómo la radio y la televisión llegan a los receptores. Se argumentará que quienes los inventaron, dirigen su funcionamiento y siguen inventando, también son humanos. Claro que lo son, son los dirigentes, la cabeza y, de hecho, la autoridad creadora en los grupos humanos. Pero recordemos que los gorilas (y otras variedades de animales) viven en grupos o en manadas y tienen un jefe que los dirige, les avisa del peligro y los lleva a los lugares donde hay mejores alimentos. Ese jefe no fabrica las cajas, pero es el primero en disponer de las frutas y la comida porque es más fuerte, como lo es el dueño de la riqueza entre homínidos. Un profesor canadiense llamado Marshall McLuhan dijo en el siglo XX que “el medio es el mensaje” y provocó una cierta conmoción en los medios de la filosofía hermenéutica. En muchas universidades se le estudió y discutió, unos en pro y otros en contra. Pero el más notorio de los filósofos de la hermenéutica, que naturalmente es alemán, y que, naturalmente juró fidelidad a Hitler, HansGeorg Gadamer, en ninguno de los dos tomos de su opus magna: Verdad y Método, mencionó siquiera a McLuhan. Y lo mismo hicieron sus amigos y sus discípulos. Sin comentarios. Pero la interpretación de McLuhan fue apenas hace unos años, en el siglo XX, y ya es anacrónica. Para la inmensa mayoría de la humanidad de hoy, ¡el mensaje es el medio! Porque millones de seres humanos en este planeta desean tener –o ya tienen– televisión, Internet, tablet, smartophone, etcétera, y en esos deseos no se incluye la voluntad de mejorar la comunicación entre ellos. Lo que anhelan es el objeto electrónico en sí mismo y no por su carácter de medio para comunicarse, ni por el deseo de adquirir mayor cultura o por alguna forma de comunicación específica.
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Esas multitudes reciben sin discriminación todo lo que les llega por el aparato electrónico, que es en sí el mensaje. Millones de primates humanos no aspiran a aprender, a saber más, ni a comunicarse con sus semejantes (les es suficiente con sus familiares y los que están al alcance de sus manos y de su voz). Pero están asombrados ante esos aparatos electrónicos que hablan, permiten hablar y ofrecen música, noticias, cuentos, películas y otras fantasías, dispuestos, salvo excepciones, a seguir todo lo que les digan los objetos electrónicos, que son para ellos lo mismo que fueron los merolicos, los magos y las brujas para sus tatarabuelos y antes para los tatarabuelos de sus tatarabuelos. Y se van convirtiendo en partículas de un tejido de seres vivos que no tienen necesidad de ejercitar los cerebros individuales, porque dependen de uno o varios cerebros globales que los dirigen y manipulan. Y recordamos que el cerebro es un músculo que se atrofia si no se ejercita. La comunicación de calidad cultural y de contenido entre personas ha quedado reducida a minorías. Para las grandes mayorías lo que interesa es el juguete. La economía de mercado y el neoliberalismo han logrado, en relativamente muy poco tiempo, adoctrinar a las masas humanas conforme a sus intereses (los del mercado y el neoliberalismo). La televisión ha influido en todo el mundo, durante décadas (y desde la infancia, cuando más definitivo es el daño) en el desarrollo de los cerebros de varias generaciones. Hay quienes piensan, ingenuamente, que el daño de la televisión lo producen los malos programas. ¡No! El daño lo causa la información que al ser recibida simultáneamente por la vista y por el oído deja inactivo al cerebro, es decir listo para ser el de un robot. Hoy la comunicación prolifera en proporciones muy superiores a las de cualquier época anterior: muchas personas que hablaban por teléfono algunas veces, poco y de vez en cuando, están telefoneando a diario, siendo llamadas o enviando a otros toda clase de material de cualquier tipo, en no pocos casos pornográfico o cualquier cosa intrascendente. Y muchos inconscientes hablan mientras manejan un vehículo, incluyendo camiones pesados y otros vehículos de carga. Los más de los contactos, en vez de contribuir a la difusión de la cultura la reducen a sus niveles más bajos y disminuyen los valores del espíritu a sexo y violencia para todas las edades. Para Mcluhan, el medio para enviar un mensaje (letra escrita, música, filosofía, etcétera) era el mensaje en si mismo: un libro con un contenido no es sólo el medio para hacer llegar el contenido al destinatario o a quien lo interprete: es el mensaje mismo. Como sin medio no hay mensaje, McLuhan tenía toda la razón: el medio era el mensaje. Pero hoy, en plena explosión (súbita expansión) de la nueva cultura electrónica, el mensaje es el medio en sí mismo. El cerebro del ente recibe el mensaje básico al recibir el aparato que lo contiene, así como en un terremoto primero se conoce el mensaje y después, aunque parezca simultáneo, sus consecuencias; o sea, su contenido. Piense y no lo olvide: “El medio ya no es el mensaje”, como en el siglo XX. La profusión de aparatos electrónicos que atraen el interés masivo está creando un problema generalizado de falta de atención en los individuos, menores y adultos, que integran las masas y no influye para nada positivo en el nivel cultural, base del avance científico, pero sí influye en mucho negativo. En la forma actual de la comunicación entre humanos, el mensaje es el medio. *El doctor Juan Miguel de Mora, jubilado desde el 30 de abril pasado, ha sido fundador, y hasta ese día uno de los titulares, del Seminario de Hermenéutica del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, creado y dirigido por el doctor Mauricio Beuchot.
Para el poeta José Francisco Conde Ortega
Unas cuantas palabras Eduardo Cerecedo
El poeta es sus palabras. Aquí, una figuración de un poeta con una obra vasta, amorosa, citadina.
E
l poeta nacido en Atlixco, Puebla, en 1951 y que ha decido vivir en Ciudad Nezahualcóyotl, es autor de más de 30 libros entre poesía, ensayo y crónica; pero es, ante todo, un poeta cuya mayor virtud es haber capturado con sus poemas la realidad cotidiana de un tiempo que le ha tocado vivir —¿tolerar, acaso?— donde los creadores padecen y dan vida a la ciudad en los ámbitos más disímiles de la sociedad: el barrio, las cantinas, las calles acendran el silencio, la soledad, el vacío. Sin embargo, el amor es recuperado al tener como escenario el cuarto, la alcoba; esa intimidad perfecta para buscar el verso adecuado que designe su victoria. Aquí la encomienda. “Si quieres conocer a la persona observa sus actos”, dice el refrán o reza la sentencia, o “por sus frutos conocerás al hombre”, señala la parte bíblica. Entonces, si quieres saber del mundo que ha formado el poeta José Francisco Conde Ortega toma un libro suyo, o dos: Práctica de lobo o Fiel de amor, que marcan al escritor como creador de su propio universo estético, dándole al lenguaje un sentido noble, atractivo, claro, cabal, donde la voz se renueva al nombrar las cosas, otorgándoles un lugar exacto para decir su verdad. Fiel de amor lo integran una selección de poemas donde el amor, como el título lo exhibe, tiene su más alta expresión, poemas que aparecen editados en libros anteriores a Fiera urgencia del día. Los trabajos poéticos son habituales en el amor, pero se divisa (por eso su autor ocupa el sitio que hoy se ha ganado en la literatura mexicana) que la cuerda de esa relación puede romperse, en la palabra: los versos surgen para subsanar esa herida, la voz del poeta establece su propio reino. En Práctica de lobo es la poesía reunida que abarca desde su primer poemario (Vocación de silencio, 1985) hasta La arena de los días (Daga, 1999). Vendrán después los libros, Cuaderno de febrero y Fiera urgencia del día, 2005; Asombro de silencio, 2009. En este mismo año Editorial Praxis publica Fiel de amor, reunión de poemas de corte erótico en los cuales la sensualidad toma su curso para que el acto amoroso se brinde, como el hecho que ha de dignificar al ser humano. Si en el arte poético de Alí Chumacero aparece la palabra amor para designar al ser querido, como la representación de lo bello en la mujer, para Rubén Bonifaz Nuño ese amor se convierte en dolor ante la imposibilidad de coincidir a diario con ella, por la ausencia del ser que se busca en esa constante temporal. En José Francisco Conde Ortega la palabra amor es la realidad justa para que sus poemas contengan ese encuentro, tratado, formado, que anima el gusto de vivir. El poeta refrenda la palabra “amor”. La voz del caballero surge educada, pulcra, para justificar su alegría por su contrario, la mujer, como bien ha señalado Octavio Paz, por quien ha nacido, para contemplar lo que en sus ojos toma forma: “Todavía es octubre / y una hoja sin viento / quedó como dormida / bajo tu clara sonrisa” La belleza de la imagen representada por la figura poética es una prosopopeya, una metáfora, pero lo que se debe alabar en este caso es su captura del instante efímero, ese tiempo fugaz, fino, delgado, inasible, como el mercurio no apto para retenerlo con las manos. La palabra del poeta tiene esa maleabilidad, ductibilidad, elasticidad, en que se amplía la imagen de acuerdo a la parte sensorial de cada lector: “Los pájaros se fueron de la tarde; / las voces caminaron a las sombras, / tus ojos aquietaron las palabras”. De nuevo las figuras poéticas que le dan seguridad para nombrar y designar a las palabras como imágenes móviles de expresión, el poeta es un observador de la naturaleza: el tiempo es ponderado para que se pueda contemplar, mirar la circunstancia que hace de quien escribe un suceso emocional, y el destinatario cobre presencia en el sentido de ese trato con las palabras, lenguaje ya muy particular del autor de El destino de la musa. La vía que ha llevado al poeta a concretar los poemas de amor es la presencia de la pareja: “Tibias como fiebre que empieza, / tus manos, refugio y ofertorio / donde se adelgaza mi sed”. El poeta da las gracias porque existe ese apoyo: en la intimidad el mundo sólo es de dos. Así marcha el día, la semana, el tiempo. El amor cotidiano no se rompe, se hace elástico para encontrarle sentido a la vida. Y en el caso contrario, el poeta da fe de lo ocurrido: “Mientras escribo estas líneas / afuera llueve (…) / Llueve mucho, / es sábado / y el verso es como una gota / sin sonido” Surge la primera línea amarga: la soledad, En el poemario Para perder tus ojos surge el dolor, la ausencia: “De qué relámpago bajó tu voz, / hacía qué olvido; / entre sombras, sobre cuales / tus sílabas te dispersaron”. El verso libre, el verso medido, la forma clásica, el poema en prosa, es un medio de expresión para Conde Ortega, como lo demuestra en Amor de la calle, donde la ciudad vuelve a ser su escenario, el placer de caminarla, de olerla, de probar sus frutos, de observar a su gente. Y es el olfato el que se descubre en las sinestesias en ese cúmulo de registros sensoriales. El poeta se da un descanso para renovar el verso en su siguiente libro de poemas: La arena de los días, libro con el que termina una fase de su poesía reunida: Práctica de lobo, etapa en la escritura poética de José Francisco Conde Ortega.
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B reverías
Tenues respiraciones Víctor Roura
Si, amor, no te toco, ¿cómo no estar loco cotidianamente?
Centro Cultural del Bosque
Teatro hilarante Las compañías Cus Cus Cirkus, la Sensacional Orquesta Lavadero, Clownclusiones, La Gran Pompa y Co-Productions participan en la tercera edición del “Ciclo de Clown”, conformada por cinco espectáculos que se llevan a cabo en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque con funciones los jueves y viernes a las 20 horas desde el 26
de junio hasta 25 de julio. El ciclo abrió con la obra Cus Cus Cirkus… humor y delirio colectivo de la compañía yucateca Cus Cus Cirkus, una mezcla de malabarismo, equilibrismo, magia, improvisación y una pizca de ironía. Continuó con Mi mundo es alegre de la Sensacional Orquesta Lavadero. La compañía Co-Productions presentará el 10 y 11 de julio Perhaps, perhaps… quizás, un reflejo de las ilusiones y los anhelos por encontrar el amor. La compañía sinaloense Clownclusiones mostrará Divertimento Clown, un espectáculo mímico y unipersonal de un payaso que entra a la pista de circo con la firme convicción de divertir a los asistentes a través de elementos como malabarismo, ejecución de instrumentos e interacción con los espectadores. Funciones el 17 y 18. Cerrará el ciclo el día 25 la obra A capricho de la compañía La Gran Pompa, un juego con el estereotipo de la elegancia de los artistas excéntricos de antaño, en el que estos personajes irrumpen en la escena por el mero capricho de conquistar al público con sus artimañas.•
Orlok El Vampiro
En Taxco
Ópera rock de José Fors Orlok El Vampiro es el segundo musical escrito y dirigido por José Fors (fundador del grupo roquero La Cuca) después de su aclamada ópera rock Dr. Frankenstein y se estrenará en la Ciudad de México el próximo 22 de julio a las 20:30 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris. Con las voces de Leobardo Quirarte, Iraida Noriega, Vera Concilión, Ugo Rodríguez, Santiago Cumplido, Sara Valenzuela, Érika Noguez, José Fors y la narración de Guillermo Henry, esta puesta en escena se desarrolla oscura e inquietantemente en un ambiente de teatro abandonado a luz de vela. En esta época de vampiros adolescentes, superficiales y bien parecidos, Fors se concentra en el Drácula depredador, cruel y desalmado, portador de la peste bubónica que utiliza a sus víctimas como alimento o carnada y que es, a su vez, mártir de sí mismo por su condición sobrenatural. Esta ópera rock tiene la intención de llevar al espectador de la risa al escalofrío a través de una historia de horror, amor, excentricidades y mucha sangre, acompañada de ambientes sonoros minimalistas, blues, folk y rock. Los boletos para la fecha única están disponibles en www. ticketmaster.com o en las ventanillas del teatro.•
Festival de Guitarra Con la finalidad de promover y enaltecer la música de guitarra, se realizará del 6 al 11 de julio la decimoséptima edición del Concurso y Festival Internacional de Guitarra de Taxco, con la presencia de músicos de cinco países: Estados Unidos, España, Costa Rica, Italia y México. Este año los conciertos internacionales estarán engalanados por la presencia de guitarristas de fama internacional como Marco Socías, el Dúo Prelude Nury Ulate y David Mozqueda, Marco de Biasi y Benjamín Verdery, entre otros. Los conciertos se ofrecerán diariamente a partir de las 19 horas en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del hotel Posada De la Misión. El Festival Internacional de Guitarra de Taxco contempla una serie de cursos, talleres y clases magistrales para los músicos visitantes, impartidos por los guitarristas invitados.•
La poesía y la SEP
La insolencia de los funcionarios
Estas “Breverías” adquieren su verdadero encanto con los escándalos protagonizados por los burócratas de la cultura. El más reciente lo figuró Fausto Alzati Araiza, removido de Poesía su cargo como director general de Televisión Educativa el pasado luCuatro premiados nes 16 de junio. ¿Qué hizo el señor La historia universal de la literatura puede ser contada sin mencionar ni un Alzati, quien en 1995 fue destituisolo autor, decía Borges en alguno de sus ensayos laberínticos. Pero en esta do como titular de la Secretaría de brevería creemos justo y necesario reconocer a los poetas contemporáneos Educación Pública porque promoque en el mes de junio obtuvieron algún premio, sean o no parte de la historia vió en su currículum un doctorado universal de la literatura. El primer premio corresponde al poeta y promotor falso? La noche del viernes 13 de cultural Marco Antonio Campos, ganador del Lèvres Urbaines que entrega julio, durante la inauguración de la editorial quebequense Écrits des Forges para reconocer la difusión de la una muestra dedicada a la muralista poesía. Marco Antonio (Ciudad de México, 1949) es fundador y director del Aurora Reyes en las instalaciones de Festival Encuentro de Poetas del Mundo Latino, que después de 30 años da aquella dependencia de la SEP, un forma al rostro de la poesía de raíces latinas. El segundo premio, el Gilberto alcoholizado Fausto Alzati (de acuerOwen de Sinaloa, fue para el coahuilense Luis Jorge Boone (Monclova, 1977) do con los testimonios) hizo rabietas por su poemario Por boca de la sombra. El Premio Interamericano de Literae interrumpió a gritos la lectura de tura Carlos Montemayor reconoció al colimense Víctor Manuel Cárdenas un poema “malicioso y perverso” de (Colima, 1952) por Noticias de la sal, y el cuarto y último, el Iberoamericano la pintora. Como en los versos escude Poesía Ramón López Velarde, fue para el escritor Guillermo Sheridan por chó ofensas a Enrique Peña Nieto su labor como estudioso y difusor de la poesía del jerezano. Enhorabuena (“¡Desolada bandera! Otra vez Papor el espíritu inagotable de la poesía y de los poetas.•
Arte transterrado
Artistas del exilio español Para conmemorar el 50 aniversario luctuoso del escritor, periodista y diplomático Isidro Fabela, el Museo Casa del Risco presenta la exposición Arte transterrado: artistas plásticos del exilio español 1939-2014. La muestra, integrada por 83 obras de 40 artistas de reconocida trayectoria en España, también rinde homenaje al 75 aniversario del exilio español en México. En 1937, Isidro Fabela fue nombrado delegado permanente de México ante la Sociedad de las Naciones, en Ginebra, donde participó en la protección de las víctimas de la guerra española y colaboró en abrir las puertas de México a los refugiados del mundo con
anuencia del presidente Lázaro Cárdenas. Dos años después llegó al puerto de Veracruz un sinnúmero de intelectuales que no tenía cabida en la España de la Guerra Civil. “Varios de ellos se dedicaron a la docencia, como Souto, Rodríguez Luna, Climent, Lizárraga, Pardiñas, Miguel Prieto, Bardasano”, precisó la curadora Esther Echeverría. Otros artistas como Enrique F. Gual, Margarita Nelken, Ceferino Palencia, Fernández Márquez y José Moreno Villa, quienes contribuyeron a validar la obra de los pintores mexicanos que exhibían en la Galería Prisse y posteriormente en la Galería Proteo en los años cincuenta, también serán exhibidos en la exposición que permanecerá hasta el 24 de agosto.•
tria suave…/ Ya vienen otra vez los mercaderes”), el economista y doctor por la Universidad de Harvard pidió porras y apoyo al presidente. Instituyó la resistencia con su gente más cercana y exigió que se cancelara la exposición, organizada por el Salón de la Plástica Mexicana. Enseguida juró lealtad a los colores de su partido y acusó de tramposa a la gente de Andrés Manuel López Obrador. Según los testigos, después del escándalo salió entre encorajinado y encabritado. Al día siguiente quedaron evidenciadas su falta de tacto y de sentido común, y ratificada su hipocresía al justificarse: aseguró, a través de su cuenta de Twitter, que todo era una trampa de los “AMLEROS (sic) resentiditos”, que no estaba ebrio (“¿Me aplicaste el alcoholímetro?”, preguntó a una de las asistentes) y que no permitiría desagravios en su área de responsabilidad, la de burócrata de la cultura al servicio de Presidencia antes que la de director general de Televisión Educativa. Alzati evidenció así ser más “malicioso y perverso” que el poema “Hombre de México” de la muralista dedicado en 1948 a Lázaro Cárdenas del Río.•