Discurso pronunciado por el Ing. Salvador Sánchez Colín, Gobernador Constitucional del Estado de México, el día 22 de agosto de 1952, con motivo del Congreso de Unidad Magisterial del Estado.
Queridos Maestros: Al dirigirme a ustedes a través de este mensaje, lo hago con toda la consideración que merecen los guías de la niñez y de la juventud, en la seguridad, de que estoy hablando con personas que ha entregado su capacidad moral e intelectual, a la construcción de la Patria del futuro. Mi Gobierno tiene una preocupación constante: Anhela que la Educación tenga ritmos acelerados y modalidades que la hagan ejemplar en el desarrollo de la cultura nacional. Para conseguir este propósito, no basta la aspiración consciente de los dirigentes de los pueblos, sino que requiere además el concurso desinteresado y efectivo de los maestros. El maestro, es el que ha de impulsar la consolidación de los derechos del niño y su influencia psicológica sobre él, es factor determinante de la mentalidad en donde deberán abrigarse las fuerzas generadoras de la vida constructiva del mañana. El maestro y el Programa de Gobierno De ahí, la necesidad de que el maestro tenga un afán ilimitado de mejorar su preparación profesional y una voluntad firme en conservar su integridad moral, construyendo su personalidad, que lo defina como maestro y sea digno de todo respeto y la consideración social. Aprovecho este Congreso Magisterial, que debe ser imagen social del maestro en el Estado, para expresar que entiendo el significado que representa como factor para las resoluciones sociales y económicas, comprendiendo íntimamente sus necesidades, su sacrificio y su abnegación, ante el esfuerzo que realiza para cumplir con su deber y al mismo tiempo obtener sus recursos de vida, pero también estimo que en el maestro debe existir una integridad moral de acuerdo con su propio sentido de responsabilidad, que reclaman las exigencias culturales del pueblo, por lo que se requiere que aspire a una constante superación técnica, exigencia de la nueva escuela, así como que su conducta sea una prédica moral; su personalidad debe estructurarse siguiendo el ejemplo de aquellos maestros que cumplen con su deber, que aman su profesión y se entregan plenamente a la magnitud de la obra a que están destinados. La historia, tiene en el Estado de México brillantes antecedentes personales de sus maestros, que se han destacado y han sentido la fuerza imperativa de su misión, convirtiéndose en verdaderos apóstoles, enseñando lo que saben e impartiendo sus consejos a los jóvenes y niños que han llegado hasta ellos;
maestros insignes, algunos anónimos, que han dejado segundo a segundo sus energías y todo su esfuerzo en la construcción de una nueva y digna generación. En este recinto, con motivo del Congreso, se encuentran maestros que trabajan en distintos medios, unos, en contacto con los campesinos, los labradores de la tierra, los productores que sostienen la economía nacional, y de cuya preparación depende en gran parte el aprovechamiento de todos y cada uno de nuestros recursos naturales, y la transformación de ellos en nuestro propio territorio nacional; otros, acercados al obrero, al burócrata y a todas y cada una de las fuerzas humanas de nuestra Entidad. No deben olvidar los maestros que de su enseñanza, de su palabra, de su ejemplo y de su pensamiento, depende también la trayectoria histórica y económica que la Patria chica promueva, para mejorar los sistemas de producción agrícola e industrial, ya que con su influencia confrontan el espíritu de los niños, de los jóvenes y los adultos, al deseo de trabajar y de analizar los problemas que advierte nuestro pueblo. La personalidad e integridad del maestro, deben proyectarse sobre la Escuela, que debe fomentar el amor a la Patria y a las instituciones, tomando en cuenta nuestros antecedentes históricos, así como nuestra situación económica y geográfica con el fin de mejorar cada vez más, los procedimientos que marquen la trayectoria de superación. La escuela, debe ser el centro donde converjan las aspiraciones del pueblo, el sitio en el que se manifiesten todas las ansias y deseos de progreso, y el maestro debe recoger esta expresión para orientarla conduciéndola hacia metas emanadas de las normas y propósitos del Programa de Gobierno que nos hemos propuesto, y del que ustedes maestros del Estado de México son parte activa. La corresponsabilidad en la nueva organización colectiva Se han reunido ustedes en un Congreso, en el que han de determinarse rutas a seguir en materia de organización social, deben aprovechar tan maravillosa oportunidad para imprimir a su organismo colectivo, modalidades que le distingan, y e sienta que el Magisterio del Estado de México tiene elevados ideales, aspiraciones de altura en concordancia con su personalidad profesional, que no sea una organización más, en donde sólo subsista la acumulación de demandas y solicitudes que invariablemente gravitan sobre la economía del pueblo, sino que coexista el correspondiente servicio al pueblo y que garantice sobre la seguridad de los derechos de los maestros el cumplimiento de sus obligaciones. El pueblo está atento de lo que en este Congreso suceda, de la altura de sus
discusiones, del sentido que den a sus demandas, y de las argumentaciones emanadas de esta reunión, que definan ante la opinión pública el valor positivo del maestro, que en estos casos debe dar ejemplo de cordialidad y de lineamiento de su conducta, para que sea intachable y esté por encima de las críticas. A nombre de mi Gobierno, los exhorto a que reúnan sus esfuerzos para fundar los principios de su organización en ideales nobles, en trayectorias honradas, en las que los mejores calificados sean ustedes y el camino de su organización una base más en beneficio del capítulo de educación que en mi programa de trabajo tienen encomendado. Los compromisos del Gobierno del Estado La vida nos enseña que en la lucha por la existencia entran en juego innumerables factores de compensación. El Ejecutivo de mi cargo, preocupado de las necesidades del magisterio, puede con satisfacción anunciar a ustedes que tiene en estudio un proyecto para aumentar los emolumentos de los maestros de acuerdo con las modestas posibilidades hacendarias del Estado. Aunque en principio es complejo el problema que entraña la aspiración de ustedes por lo que toca a la Ley de Pensiones, ya mi Gobierno se dispone a elaborar una iniciativa que modifique substancialmente la parte relativa a jubilaciones, siempre y cuando no haya incompatibilidad entre los descuentos y el fondo que garantice el patrimonio de la Dirección de Pensiones. Nos apoyaremos si es necesario, para resolver este problema, en la experiencia que tiene la Federación. En reiteradas ocasiones, el Gobierno los exhorta a trabajar; los invita a mejorar su preparación pedagógica; les marca derroteros a seguir en el orden social; les pide su desinteresada cooperación e intervención en el planteamiento y resolución de problemas que confronta el Estado, en fin, siempre les está demandando atención y trabajo. En esta ocasión pensamos que es prudente detenerse a considerar que todos aquellos maestros que a base de esfuerzo y de superación sobresalen y se distinguen, tienen derecho a ocupar sitios preferentes. Por ello, mi Gobierno procurará establecer un escalafón entre el Magisterio del Estado de México, así como propiciar el estudio de un reglamento interior de educación de acuerdo con la Constitución General de la República y la Ley Federal de Educación. Habrá que considerar que a la realización de las promociones a que se ha hecho mención, quedarán siempre muchos maestros que por circunstancias
especiales de la vida no pudieran prepararse convenientemente. Para ayudarlos, nos empeñamos en establecer Escuelas Normales de Capacitación Magisterial en un futuro próximo, con el objeto de darles la oportunidad de titularse en un tiempo razonable y de esta manera, puedan conseguir los beneficios personales inherentes y prestar mejores servicios a la Patria. A su regreso a cada uno de los lugares en donde laboran, lleven un mensaje cordial y de trabajo del Ejecutivo a mi cargo y, después de clausuradas las labores de este Congreso, todos ustedes tengan la seguridad de que han afirmado sus convicciones y que han hecho, paralelos a la satisfacción de sus demandas, un deseo de superación constante y un proceso en el cual lo que ustedes pidan esté acorde con la capacidad económica y social del Estado y en correspondencia con la dedicación en su trabajo diario, en el más completo y estricto cumplimiento de su deber. Toluca, Méx., 22 de agosto de 1952. Sánchez Colín, Salvador (1952), Discursos, Editora Agrícola Mexicana, Toluca, pp. 27-31.