la historia ha convertido en sinónimos dos antónimos. utopía y distopía son la misma cosa, como dos ficciones que creemos realidad.
nadie desaparece sin dejar rastro. la arquitectura puede ser un rastro. o puede simplemente desaparecer porque no tiene sujeto. la permanencia es lo que antes desaparece. habitar es lo opuesto a permanecer. llega el final del sueño para la ciudad-barrio. kowloon ha caído. las murallas no nos protegerán eternamente pues llevamos demasiado tiempo habitando una ficción. el límite es solo una posibilidad. solo me queda decir que la modernidad se ha equivocado. aquí ya no queda nada que habitar. todo estaba aquí desde el principio. nunca lo quisimos ver. igual hemos fracasado. ya no habrá más 70s en la precariedad.
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El límite entre la utopía y la distopía se mide en espacio y tiempo. La arquitectura es un espacio que se proyecta en el tiempo. También es un cuerpo. En los años 70 Casería de Montijo fue un proyecto urbanístico de claro ideal utópico. Hoy es una frontera. Una muralla donde las plantas siempre crecen hacia el interior. En la realidad, las cosas dejan de ser planas y llegan las aristas, es entonces cuando los espacios de la utopía desaparecen, son colonizados.