“Aquí trabajamos rápido, barato y bien, pero no las tres cosas a la vez” rezaba un cartel en la puerta de la imprenta donde imprimíamos In Focus. Lo cierto es que barato lo hacían. Muy barato. Y por ello tuvimos que aguantar el que lo hiciesen lento y mal. Es el precio a pagar cuando no se tienen fondos.
En todo caso, el quinto y último número de In Focus se llevó la palma. Cuando lo rememoro, apenas recuerdo su contenido, sin embargo, las penurias pasadas con la imprenta las tengo presentes como si de ayer mismo se tratara: inoportunas averías, retrasos, entrega de ejemplares a plazos y, sobre todo y ante todo, ínfima calidad del resultado final.
Recuerdo que cuando lo ví casi lloro de rabia por el peupérrimo final de todo el esfuerzo realizado.
La decisión de no seguir con la aventura tenía otras razones más profundas, unas personales y otras relacionadas con lo que quema la lucha en este mundillo. Demasiadas presiones respecto a los contenidos y aún mayores problemas económicos d