Entrevista a Paloma Herrera

Page 1

Nota de tapa • Por Denise Tempone - Fotos: Adan Jones

20


Paloma Herrera

cosas por hacer n pie. Un pie que sale de un taxi y se posa en la empapada vereda de Palermo en este domingo lluvioso, alcanza para anunciar su llegada. Y no son los trece centímetros del taco de esos increíbles zapatos, ni la impecable gamuza negra que los recubre lo que alerta su arribo. Tampoco el modelo de Stuart Weitzman que trae hoy. Es el asombroso y poderosísimo empeine que asoma musculoso por la parte superior y deja lucir su blanquísima piel, lo que, al extenderse desde el auto, grita a viva voz que está llegando una bailarina. No cualquiera. Se trata de una de las diez mejores del siglo XX, según la revista “Dance Magazine”. Paloma Herrera camina ágilmente hacia el hall del hotel Bellini y se presenta. Lleva puesto un palazzo negro y una remera amplia de gasa del mismo color con algunos toques blancos. Algo bastante osado para

Una de las diez mejores bailarinas del siglo XX decidió dejar la danza el año que viene. Antes de presentarse en el Colón, nos cuenta cómo el público y las nuevas generaciones de la danza la llevaron a tomar la decisión: “La gente va a las funciones como si fuera al supermercado”, se resigna.

quien confiesa casi no tener ropa de color. Sobre su cuerpo delgado, esa ropa adquiere vuelo. Y así, deja una estela de perfume justo para intrigar. “Euphoria de Calvin Klein”, revela con una sonrisa. Cualquier distraído podría resumir a estos dos o tres elementos, la feminísima aura que la envuelve, pero su presencia, tan imponente como delicada, lleva impresa en sí más de tres décadas del rigor de la danza. Y eso se ve no sólo en la posición de su espalda y la longitud de su cuello, sino también en sus brazos fibrosos y hasta en su modo de gesticular. Pronto aclara que no hará posiciones de bailarina para las fotos. Pero eso es lo que ella cree. Cuando comience a levantarse el pelo o se siente en la cama para posar con naturalidad, ella y su gracia inapagable estarán bailando para los presentes. Al parecer, su cuerpo no podrá no hacerlo durante el resto de la sesión. Así que a partir de ese momento se entenderá que cuando

21


“Hoy la gente va al teatro y tiene el celular en la mano, y el bailarín hace un tandu y chequea el mensajito de texto. Y ensaya un rato y se pone las pantuflas y tuitea que le da vagancia entrar a una clase. No estoy acostumbrada a estas cosas. Me hacen mal.” se hable de “dejar de bailar”, será sólo en referencia a su anuncio de retirarse de la danza en 2015. Paloma no podría dejar de hacer danza aunque quisiera. Ni siquiera acomodándose el pelo en una habitación de hotel. Fue a pocas horas de regresar a Nueva York en mayo pasado, luego de una gala en Dallas, cuando se sentó frente a su computadora y escribió el mail. Ahí les contó a sus amigos, mentores y al mundo de la danza en general, que su carrera como bailarina concluía. “Big news” (“Grandes noticias”) fue el título del correo que ponía punto final a un largo, larguísimo,

camino. Ese correo quedó atascado en la bandeja de salida por unos días. Mientras tanto, se dedicó a pensar. -¿Qué pensaste mientras te decidías a enviarlo? -Pensé que iba a ser la decisión más difícil de toda mi vida pero no fue para tanto. De todas formas, lo escribí y lo dejé reposar varios días. Tuve que mentalizarme pero no porque dudara, en realidad, siempre supe que ahora era el momento. Lo tengo muy resuelto en mi cabeza. El año que viene, en diciembre, cuando deje, voy cumplir cuarenta, un número redondo. Eso ayudó a que me cerrara. Pero lejos de pensar en esto como algo triste, me puse a pensar que ten-

Los próximos 2, 4, 8 y 11 de octubre, Paloma Herrera bailará en el teatro Colón, uno de los títulos paradigmáticos del romanticismo, “Giselle”. De este modo comenzará a despedirse del ballet en nuestro país. El último baile será en diciembre de 2015. Antes, la espera una desbordada agenda de presentaciones especiales alrededor del mundo donde irá despidiendo a sus personajes uno a uno.

go ganas de decir “llegué”. Eso era algo que nunca me había atrevido a sentir. Siempre dije que me faltaba trabajar, que me faltaban cosas por hacer. Ya no siento más eso. Listo, ya está. -¿Hubo alguna escena concreta en la que la decisión de abandonar la carrera terminó de tomar forma, más allá de estas sensaciones? -Creo que no. Aunque tal vez algunas experiencias me hicieron decir, “éste es el momento”… -¿A qué experiencias te referís? -Yo viví en la compañía (el American Ballet, de Nueva York) en una época de oro, bailé con todos los bailarines más increíbles, tuve los partenaires más increíbles. Estuve en los lugares más impresionantes y bailé todo lo que quería bailar. Estoy muy agradecida y orgullosa de eso, pero ahora están pasando otras cosas que me hacen

22


“No tengo Facebook ni Twitter, no tengo redes. Me dicen que hay que tenerlas para existir pero no me importa nada de nada. No me interesa existir en la vida pública, lo único que me importa es que se me conozca por mi arte.”

sentir extraña. Las generaciones van cambiando, cambia la vida y yo no estoy acostumbrada a ciertas cosas. -¿Qué cosas? -Me siento como un dinosaurio en esta etapa. A mí, la cosa light que se vive en este momento no me va. Veo que las nuevas generaciones vienen más livianas, las comunicaciones son más light, la concentración es más volátil. La gente va a las funciones como si fuera al supermercado. La pasión, la entrega, no están tan presentes ahora. Y yo fui parte de una etapa tan pero tan especial (suspira). Veo que esta generación es diferente y no quiero que nadie empañe mi

23


paso por la danza. Quiero irme con esa sensación tan hermosa de ser cuidada, en un entorno amoroso y dedicado. Hoy la gente va al teatro y tiene el celular en la mano, y el bailarín hace un tandu y chequea el mensajito de texto. Y ensaya un rato y se pone las pantuflas y twittea que le da vagancia entrar a una clase. No estoy acostumbrada a estas cosas. Me hacen mal. -¿En serio pasa eso en el mundo de la danza? -Pasa en todos lados. -Uno piensa que hay otra disciplina. ¿Se puede entrar a una clase del American Ballet con celular? -(Se encoge de hombros.) Yo pienso que no se debería poder, pero sí. Y yo que no entiendo nada, me siento como un dinosaurio, pero perdón, prefiero no pertenecer a esto. Prefiero dejar todo intacto en mi cabeza. No pertenezco a esta nueva generación. Yo fui parte y pertenecí a algo maravilloso que siento que se acabó. -¿Sentís un cambio de sensibilidad? -Totalmente. Yo amo leer, ir a conciertos, a escuchar música. Me llena el espíritu, es algo que a mí me alimenta el alma y yo quiero preservar esa magia. Entonces no me gusta que los bailarines que están en el medio de la función, tuiteen entre acto y acto. Se me rompe el corazón. Para mí, nosotros, los bailarines, tenemos que estar en un mundo mágico y me molesta que otra persona entre y salga de eso rompiendo la burbuja, lo sagrado. No quiero ser sapo de otro pozo, pero tampoco puedo adaptarme a eso, entonces prefiero dejarlo así. -Estás hablando entonces no solo de un momento personal sino de un cambio de era… -Sí. Yo siempre fui muy intensa y lo que está pasando ahora no es intenso. Hay gente que va a decir que soy muy dramática pero es mi forma. Vengo de Australia, de hacer mi último “Lago de los cisnes” y hasta el último día yo volví a ensayar con mi coach y a cambiar y a perfeccionar cosas. ¿Cuántas veces hice ese rol? No importa, sigo ensayando aunque nunca más lo vaya a hacer. Porque para mí es sagrado. -Y las redes sociales conspiran contra esta sacralización del arte… -Sí, pero con la vida en general. Hay menos compromiso con todo. Y a mí nunca me fue esa forma. No tengo Facebook, no tengo Twitter, no tengo redes. Me dicen que hay que tenerlas para existir pero no me importa. No me importa nada de nada. Por eso me llamo Paloma, a mis papás tampo-

24

dedicada a la


Comenzó a estudiar danza a los siete años con Olga Ferri y continuó en el teatro Colón.

15 años, se convirtió en la bailarina más joven contratada alguna vez por la compañía.

Gracias a una beca siguió sus estudios en la Escuela de Ballet de Minsk en la actual Bielorrusia. Al regresar a Buenos Aires fue elegida para bailar Don Quijote en el Colón.

Tres años después se convirtió en primera bailarina, encarnando los roles más importantes de la historia del ballet y accedió a la green card, el permiso de trabajo estadounidense, con la denominación especial de “Extranjero de Extraordinario Talento”.

A los quince años ganó otra importante beca en la School of American Ballet, creada por el gran coreógrafo George Balanchine. Seis meses después le propusieron concursar en el American Ballet Theatre, la compañia más prestigiosa de ballet de los Estados Unidos y actualmente la Compañía de Ballet Oficial de ese país. La audición consistía en tomar una clase para demostrar sus aptitudes. Al término de esa clase, el American Ballet le ofreció un contrato para formar parte del cuerpo de baile. Con

En 1999 fue elegida uno de los diez bailarines del siglo, por la revista más prestigiosa del medio, “Dance Magazine”. En 2003, fue invitada para ser miembro del jurado para el Premio a la Trayectoria Artística más importante de Estados Unidos, el Kennedy Center Honorees. Desde entonces, Paloma se encuentra anualmente con los presidentes estadounidenses en la Casa Blanca para distinguir personalidades de la cultura.

co les importó nunca nada (risas). Muchos bailarines sienten que tienen que tenerlas para no quedarse afuera de algo, aunque ni les guste. No me interesa existir en la vida pública, lo único que me importa es que se me conozca por mi arte. -¿Las compañías de ballet no tienen un protocolo o una política de comunicación para sus figuras? -No. Cada uno hace de su vida lo que quiere. -¿Según tu perspectiva deberían tenerlas? -En este momento ya no se puede controlar nada. Todo esto tiene que ver hacia dónde va la gente en general. Hay en este momento una cultura súper fuerte del celebrity, de gente que no hace nada y quiere ser famosa por el solo hecho de no sé, estar en Facebook. Es de locos. No me entra en la cabeza. Prefiero quedarme afuera de todo esto. -No te cansaste de la danza entonces… -Me juraron que me iba a cansar de las giras, de las clases, de los ensayos. Todavía estoy esperando eso. Nunca me llegó. Yo pensé que a esta altura iba a estar muy cansada pero no lo estoy. -¿Salís con el cuerpo invicto? ¿Cuál es tu estado físico? -(Se toca la cabeza como tocando madera.) Bueno, esto es un milagro y también por esto me quiero retirar (risas). Sí, salgo con el físico invicto. Un poco por suerte, otro poco por mi manera de ser. Yo me cansé de entrar al teatro cada día y ver las listas en rojo de las lesiones de cada uno de mis compañeros. Pero para que eso no me pase, cuanto más pasan los años, más me tengo que cuidar. Por eso, además de todas mis clases de danza, de mis ensayos y funciones, hago yoga y llego horas antes al teatro a estirar y prepararme. Es mucha dedicación. Es hora de decir ya está y relajar un poco. -Uno de tus mayores referentes, Mijail Baryshnikov dejó la danza clásica para incursionar en vanguardias, propuestas alternativas y en otras ramas del arte. ¿Te ves por ese rumbo? -Yo siempre manejé una ética parecida en mi carrera. Me siento identificada con esa parte de él, de la búsqueda de la excelencia constante. No sé si con su propuesta estética. Vi su show más reciente “The old woman” y aunque me gustó mucho, las cosas tan extrañas no son lo mío. Sin embargo, lo que veo en él y me identifica es esa búsqueda constante de calidad y de querer darle más al público.

25


-A diferencia de él, vos no descartás la docencia… -Para nada. Definitivamente me encanta dar clases. Me hubiese gustado empezar antes, aprendo demasiado haciéndolo. -¿Cómo influyó toda la información que absorbiste alrededor del mundo en tu percepción de belleza como mujer? -Descubrí que el gran secreto es estar cómoda en tu propia piel. Si uno está feliz con uno mismo, la belleza se da. Por supuesto, en mi cuerpo hay mucha dedicación. Como súper sano, no fumo, no tomo, eso ayuda. Pero además sigo mis

propios ideales de belleza, de moda, de estilos. Qué se usa no me importa, que me hace feliz, sí. El carisma, el allure, no tienen nada que ver con ser talentoso, inteligente, perfecto o lo que fuera. Tienen que ver con ser uno mismo. -¿La fórmula de no seguir fórmulas se aplica también a tu vida personal? -Sí. Nada forzado. ¿Cuánta gente hay que tiene la vida perfecta? ¿Que se casó y tuvo los hijitos y todo eso y ahora es infeliz? Ninguna fórmula garantiza nada. Yo hice cualquier cosa en ese sentido en mi vida, no cumplí ningún mandato de ma-

nera clásica. ¿Por qué empezar a preocuparme ahora? -¿Con la maternidad te pasa lo mismo? -Jamás, jamás, jamás planeé eso. He sido súper feliz en pareja y todo, pero ahora que estoy sola otra vez me doy cuenta de que no puedo estar en pareja por estar, mucho menos puedo tener hijos porque “es la hora”. Yo vivo una vida muy plena. Si lo que viene es muy intenso me gusta, con menos no me conformo. Agradecimiento: CasaSur Bellini - Cabello 3780. WEB: www.casasurhotel.com

“¿Cuánta gente hay que tiene la vida perfecta? ¿Que se casó y tuvo los hijitos y todo eso y ahora es infeliz? Ninguna fórmula garantiza nada. Yo hice cualquier cosa en ese sentido en mi vida. ¿Por qué empezar a preocuparme ahora?” 26


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.