sociedad Por Denise Tempone • FOTOS Juan Vera
Barrios obreros pasado y presente Escondidos en el mapa porteño dan testimonio de la historia social, cultural y arquitectónica de la ciudad. Un recorrido urbano que es un viaje en el tiempo.
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La casa donde vivió Cortázar entre 1934 y 1951. Sus retratos, pegados al azar en tapas de luz o paredes, decoran las calles del barrio.
Rawson Fundación: 1934 Ubicación: en agronomía, entre Avenida San Martín y las calles Zamudio y Tinogasta Estilo: Casas Tudor Vecinos actuales: Comerciantes, artistas y familias que no se deshicieron de la propiedad.
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iene que haber una fuerte tormenta para que los vecinos del barrio Rawson se enteren que llueve. Las frondosisímas copas de los árboles que conforman tupidas galerías retienen el agua antes de que llegue al
piso de adoquines y proponen un refugio exquisito. Por culpa de ellos, y de algunas particularidades más, Rawson tiene su propio bioclima: es más húmedo que el resto de la ciudad, más “selvático”. Y no se trata de una fantasía. Los terrenos de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UBA, con sus viveros y plantaciones, mantienen una temperatura especial. Y tal vez por eso de que la vida atrae vida, sus vecinos se dedican con especial ahínco a cuidar sus alegrías del hogar, jazmines paraguayos, árboles de paraíso y aromos, entre otras delicias para los sentidos. Las ¡20! especies de aves que habitan la zona, agradecen casi tanto como los gatos que se pasean tranquilos, por las callecitas, buscando cazarlas. Y es justamente enfrente de la casa de Julio Cortázar, uno de lo más celebres amigos de la especie, donde se juntan en pandilla, sabiéndose
cuidados por una legión de viejitas protectoras, a mirar caer la tarde y capturar insectos. Aunque ya hace 29 años que el escritor no transita sus calles ni el mundo, sigue siendo un vecino presente en el lugar. Sus retratos, pegados al azar en tapas de luz o paredes, decoran las calles que permiten revivir las atmósfera de algunas de sus escenas literarias. Rawson está conformado por 104 casas individuales de cinco ambientes de estilo Tudor y nueve edificios de tres pisos y ocho departamentos. Cada uno está construido sobre un gran parque fraccionado en manzanas desbordadas de plantas y árboles y repleto de lugares comunes para conocer a los vecinos y socializar. Fue inaugurado en 1934 por la Comisión Nacional de Casas Baratas (la misma a cargo del barrio Cafferata) y su prioridad fueron el aire, la luz y el sol, para los niños argentinos.
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Cafferata Fundación: 1921 Ubicación: A pocas cuadras de Parque Chacabuco, en el ángulo que forman Avenida Asamblea y José María Moreno. Está limitado además por Estrada y Riglos. Estilo: Chalets ingleses con jardín delantero y trasero. Vecinos actuales: Comerciantes y empresarios de clase media alta.
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n pájaro carpintero arremete contra una ventana con la contundencia con la que perforaría un árbol. No se enteró de que ese no es el lugar donde encontrará insectos, ni que esto es Capital Federal. Pero ¿Quién puede culparlo? Cafferata no parece parte de una gran ciudad, parece un pueblo. A pocos metros del ave desorientada, Inés barre la vereda de la puerta de su casa con parsimonia y recuerda: “Mi papá era ferroviario y pudo comprar su casa en 1920 gracias al plan ‘Casas Baratas’. Pagaba 130 pesos por mes”. El padre de Inés fue uno de los 161 beneficiados por el plan social que el diputado conservador Juan Cafferata logró llevar adelante. Y gracias a eso, Inés llegó al mundo hace ochenta y tres años, con techo asegurado. “Tuve una infancia muy feliz. Mis hijos también crecieron acá”, resume. Hoy nadie duda de que Cafferata es un hermoso lugar y un gran proyecto, sin embargo, en 1921, cuando el “sub barrio” se inauguró, las cosas no eran tan claras. “Se armó mucho lío porque donde ahora está la escuela Antonio A. Zinny, en ese momento había una hermosa plaza. Que la usaran para la educación y el resto de los terrenos para los obreros, no fue algo que le cayó bien a todo el mundo”, resume Inés. Hoy, ya no hay una real “clase obrera” viviendo en la zona, según declara Inés, “hay gente hasta con tres autos”. Sin embargo, sigue habiendo pequeños dilemas sociales, signo de los tiempos que corren. “Antes la escuela sólo admitía a chicos que vivieran a diez cuadras a la redonda, pero hoy ya no es así. Por eso llegan muchos
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El barrio ferroviario se construyó alrededor de la escuela Antonio A. Zinny. todavía conserva el aire de pueblo en medio de la ciudad.
chicos del Bajo Flores, peruanos y bolivianos. Muchos vecinos se enojan y no dejan a sus padres sentarse en la vereda para esperarlos a la salida. Yo sí los dejo, ¿cómo no los voy a dejar?”, se pregunta.
Con una posición clara, el colegio instaló en su frente, entre medio de cuatro banderas nacionales, la de los pueblos originarios. La integración social sigue siendo un valor en Cafferata.
Las calles curvas y las casas con techos de tejas coloniales son un símbolo de este barrio peronista.
Barrio Cornelio Saavedra Fundación: 1949 Ubicación: lindante con la Avenida General Paz, el Parque Presidente Sarmiento y el Parque General Paz. Estilo: Chalet californiano Vecinos actuales: Empresarios y comerciantes clase media alta.
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uedó oficialmente inaugurado el 10 de noviembre de 1949 y desde entonces, sus 25 manzanas de calles curvas, las más de 400 viviendas de estilo colonial español allí asentadas,
los amplios jardines y el cinturón verde que rodea al conjunto configuran un lugar único de la ciudad de Buenos Aires. Como si de una encantadora escenografía se tratara, los chalets estilo californiano del barrio Cornelio Saavedra están perfectamente enfilados, uno tras otro. Tal es la personalidad de esta zona, que a sus vecinos les gusta hablar de “arquitectura saavedrina”, caracterizada por una mayoría de casas bajas, con típicos jardincitos y patios de antaño repletos de rosales, alegrías del hogar, lazos de amor y jazmines. Esas casitas, tan llamativas como inofensivas fueron, en su momento, una fuerte declaración social de poderosa contundencia. Destinadas a los obreros, la clase media que vivía por la zona no soportó la idea de que llegaran a invadirlas y de ahí nacieron celebres frases “gorilas”, como “van a hacer asado con el parquet”. Hoy, al caminar por las floridas calles de la vecindad, no hay rastros de asado ni des-
trucción alguna. Tampoco, a decir verdad, quedan rastros de la identidad obrera que supo tener por entonces. Donde alguna vez supo haber niños jugando y andando en bicicleta, hoy hay autos importados, y donde solía estar el cine del barrio, por ejemplo, hoy se encuentra un supermercado chino. A pesar de que su esencia social ya no se mantiene, este complejo, lindante con la General Paz, el Parque Presidente Sarmiento y el Parque General Paz, es uno de los más importantes ejemplos urbanísticos realizados en la ciudad por el gobierno peronista. A pesar de todos los cuestionamientos que se le hicieron a la sencillez de sus paredes blancas y techos de teja, hoy nadie se atrevería a poner en duda el buen gusto de la vecindad. Lo cierto es que aunque muchos consideraron retrógrado este paradigma del modelo de ciudad–jardín defendido por ese entonces por el urbanista Ebenezer Howard, el tiempo, sin embargo, supo coronarlo como un clásico.
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Los paredones de la ex fábrica Grafa cuentan la historia de esta mini ciudad que lanzó el Plan Social Eva Perón.
Grafa Fundación: 1950 Ubicación: en Villa Pueyrredón, entre la Avenida General Paz y las calles Bolivia y Álvarez Prado.
Estilo: Monoblocks rusos y alemanes. Vecinos actuales: ex vecinos de Barrio Grafa, empleados de Wallmart y de las fábricas recuperadas de San Martín.
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nspirados en las construcciones alemanas y rusas, y desplegados sobre diez manzanas que suman 122.000 m² de superficie cubierta, medio cente-
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nar de monoblocks parcos y grises del antiguo “Barrio Grafa” conservan su personalidad. Conforman juntos una mini ciudad que supo resumir un proyecto fuerte y concreto, ése que lanzó el Plan Social Eva Perón en 1950 para la construcción de viviendas. Se denominó 17 de octubre hasta que la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu la rebautizó General José de San Martín, nombre que mantiene aún hoy. Aunque la modernidad del Barrio Grafa y su paisaje industrial distan de ser encantadores y acogedores, fueron el hogar, la fortaleza y el sueño cumplido de alrededor de mil obreros que supieron conquistar un lugar en la poderosa industria nacional de los ’50. Para ellos y por ellos, estos edificios fueron creados con calles internas, lugares verdes y hasta plazoletas de descanso donde los vecinos pudieran socializar. Hoy no hace falta saber mucho de historia para sentir el peso de los aconte-
cimientos en esta zona de Villa Pueyrredón. Sobre la avenida Albarellos, entre Bolivia y avenida de los Constituyentes, las paredes hablan. Como si de un muro de Berlín porteño se tratara, los paredones de la ex fábrica textil Grafa, donde ahora se encuentra el supermercado Wallmart, evidencian los vaivenes de los proyectos nacionales durante los últimos 70 años. Como instantáneas gigantes, en esas coordenadas se erigen pinturas con 48 postales de la vida de un barrio obrero que giraba en torno de la fábrica. Grafa se cerró durante la última dictadura, cuando la industrialización dejó de ser una prioridad. Cuando eso sucedió, el sueño peronista que había erigido el vecindario, se esfumó junto a siete mil puestos de trabajo, créditos para viviendas y cientos de proyectos de vida. Hoy, como un saludable síntoma de conciencia social, palabras como dignidad, producción y trabajo, se resignifican en obras de arte, pancartas y arte urbano.