Review: New order en el Luna Park

Page 1

En vivo

La reverencia final de Sabbath En su despedida del escenario, los gigantes del metal fueron a la esencia de su leyenda P o r C l au d i o K l e i m a n

Black Sabbath

le dio un abrazo al concluir “War Pigs”, sincera demostración de la profundidad del vínculo que une a estos dos titanes. Con la sucesión de “Iron Man”, que alterna sus partes machacantes con otras en que la banda parece cobrar vuelo, la sorpresiva “Dirty Women”, donde aflora su parte más blusera, y Tony cambia su tradicional Gibson SG bordó para zurdo por otra de color blanco, y la impresionante “Children of the Grave”, con todo el grupo planeando en perfecta sintonía, esa música única que parecía fluir sin esfuerzo conjuró una especie de epifanía rockera, que nos hacía desear que esa despedida se prolongara por siempre. O que no llegara nunca, que no es lo mismo, pero es igual.

Estadio Vélez Sarsfield 26 de noviembre

HHHH

98

THE END Tras su visita, Sabbath concluirá su gira en febrero.

que convirtió a los de Birmingham en una banda influyente, idolatrada, imitada y hasta temida, pero nunca igualada. Esos riffs pesadísimos, sombríos, amenazantes, de Tony Iommi, que por momentos (“Fairies Wear Boots”, “Behind The Wall of Sleep”),

Ozzy deja de lado al payaso triste y asume el papel de frontman con la seriedad que le exige el legado de la banda. se deslizan hacia la psicodelia y toman incluso elementos de jazz, el canto de Ozzy Osbourne, con la convicción de un monje poseído cuya misión es conducirnos al infierno, y el bajo hiperactivo de Geezer Butler construyendo el puente comunicante entre ambos, edifican una impo-

nente pared de sonido que se complementa con el aporte de los dos integrantes más jóvenes. Tommy Clufetos, cuya batería de doble bombo reproduce e incluso mejora el trabajo del ausente Bill Ward, y además se despacha con un demoledor solo de 10 minutos en “Rat Salad” que también sirve para que los otros recuperen el aire, y Adam Wakeman, hijo de Rick, con los colchones de teclados sobre los que se apoya el cuarteto bestial. Cuando se ubica como cantante de Sabbath, Ozzy deja de lado su papel de payaso triste, que sólo aparece esporádicamente entre tema y tema cuando arenga al público con su característico grito de “I can’t hear you!” (¡no los escucho!), y asume su rol de frontman con la seriedad y compromiso que le exigen los temas y el legado histórico de la banda. Su garganta sólo flaqueó en un par de momentos, y se encargó de elogiar repetidamente a su colega Iommi, a quien incluso

★★★★★ Clásico | ★★★★ Excelente | ★★★ Bueno | ★★ Regular | ★ Malo

New Order Estadio Luna Park 29 de noviembre

HHHH

hace diez años el new order de Peter Hook daba su último show en Argentina. La desabrida presentación de aquella noche en el Club Ciudad de Buenos Aires reflejaba lo que ocurría en camarines: la banda y su bajista estrella se peleaban en privado por última vez antes de llevar sus asuntos al terreno legal. Ya sin Hook, en 2011 y 2014, volverían con resultados extraños. El espíritu de la banda no volvía a encarnar del todo. Por eso la nueva visita traía una duda: ¿Lograríamos volver sentir a New Order, o veríamos a “esta bandita” que Hook ahora apoda “New Odour” (“Nuevo tufo”)? Mal que le pese a Peter, el espíritu del Nuevo Orden estuvo en el Luna Park. Y también los seguidores que corearon “a lo cancha” cada una de las líneas de bajo que él supo

Supervisado por los editores de R olling Stone .

Ezequiel Yrurtia

fue una despedida majestuosa. Quizás porque esa música bombástica, dramática, algo siniestra, con un presagio de apocalipsis inminente, acrecentaba todas esas cualidades ante la certeza de que éste sí, era realmente el final. El nombre de la gira con la cual Black Sabbath pone el punto final a una trayectoria de 46 años que marcó para siempre la historia del rock no deja lugar a dudas: “The End”. Era casi obvio que el concierto no podía alcanzar la cima del inolvidable recital que realizaron en 2013 en el Estadio Unico de La Plata, un lugar cerrado donde el sonido era mucho más controlable (en Vélez el viento lo llevaba y traía a su antojo) y el grupo, que presentaba un nuevo álbum de estudio, 13, aún tenía algo que probar. En este caso, decidieron prescindir de ese valioso trabajo (sólo el tema “Zeitgeist” sonó desde los parlantes mientras la gente se desconcentraba) y enfocarse en las canciones que, tanto para su público como para ellos mismos, resumen la quintaesencia de Sabbath. El repertorio se basó en los tres primeros álbumes, Black Sabbath, Paranoid y Master of Reality, editados increíblemente en un corto período de un año y medio, entre 1970 y 1971. Hubo sólo dos excepciones, “Snowblind”, de Vol. 4, y “Dirty Women”, de Technical Ecstasy, un disco subestimado hasta por la propia banda. Allí en esos clásicos como “Black Sabbath”, que inició el concierto con el mismo ominoso sonido de campanas y tormenta con que el grupo se presentaba ante el mundo al inicio de su primer LP, “War Pigs”, “Into the Void”, “N.I.B.”, “Iron Man” y “Paranoid”, el bis con que cerraron el show, cuyo riff galopante les otorgó su más grande hit, está la arquitectura indestructible


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.