Vampiro por accidente

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A V


A V

Traducido por:

Grupo Leyendas Oscuras Y

Blog nalla et nallum Traductoras: Jade_Lorien, Lobrizever, Pakea, Roux maro, Rihano, Shiroku, Sonia Blake

Corrección Final Aicitel – Shiroku

Diseño Madri


A V Capitulo 1 Fue un agudo grito lo que despertó a Elvi. Desgarrador y lleno de terror, la arrancó del sueño y la tuvo en movimiento antes de que estuviera bien despierta. Ella se levantó abruptamente solo para maldecir y caer de nuevo hacia abajo cuando su cabeza se golpeó con la tapa de madera del ataúd. Gruñendo ante el dolor vibrando a través de su cráneo, Elvi cerró los ojos a pesar de las estrellas que bailaban ante sus ojos y presionó una mano contra su frente. Realmente se había golpeado fuerte y le hubiera gustado apretar su cabeza con ambas manos y rodar alrededor por un momento en agonía, pero el ataúd no se lo permitiría. Y entonces un aterrado chillido le recordó porque se había despertado. Estiró la mano que no estaba sosteniendo su cabeza y le dio un golpe a la tapa del ataúd enviándola a volar. Entonces tuvo que liberar su cabeza para levantarse. Trepar para salir del ataúd era un trabajo de ambas manos, y algo ridículamente extenuante en la mañana. Especialmente antes de la primera bolsa de sangre. Elvi maldijo su salida del artilugio, sus pies descalzos golpeando el duro piso de madera mientras ella se apresuraba fuera del cuarto sin siquiera preocuparse en tomar una bata para cubrir el camisón blanco de algodón que vestía. Otro grito cortó el aire mientras ella corría al recibidor. Un cuarto grito estaba siendo emitido cuando ella entró en la habitación de Mabel. Elvi abrió de golpe la puerta, sin preocuparse porque chocara contra la pared y probablemente dejara un adorable agujero. Ella ubicó a Mabel al momento, de pie en la cama con su bata, pegada a la pared, con su cabello plateado hecho un desastre caótico alrededor de su cabeza y sus ojos abiertos por el pánico. La mujer estaba blandiendo un cepillo salvajemente en el aire hacia un murciélago que estaba volando en picada justo tan salvajemente alrededor del cuarto cerca del techo. Ella también, aparentemente, chillando cada vez que el alado animal se acercaba un poco a ella. Elvi miró mientras el murciélago viro para evitar golpear la pared más lejana y se dirigió hacia Mabel, enviando otro chillido. Virando hacia un lado para evitar el golpe del cepillo de baño, el murciélago entró por la puerta abierta del baño y brevemente fuera de vista. Elvi se apresuró y azotó la puerta, atrapándolo adentro. -¡Oh! -Mabel se colapsó en la cama, abrazando el cepillo en su pecho.-Oh, gracias Dios. Elvi colocó sus manos en las caderas y miró a su compañera.


A V -Abriste tus ventanas anoche. -Mabel suspiró ante la acusación en su voz. -Tuve que abrir las ventanas. Hacía calor, Elvi. -Sé que hacía calor, Mabel. También vivo aquí. -Pero tus ventanas tienen mallas en ellas. Las de tu habitación, al menos. -Yo duermo en un ataúd, -señaló ella en tono seco. -No hay ventanas en un ataúd. Créeme, se que hacía calor. Pero tú no puedes abrir tus ventanas hasta que las nuevas protecciones lleguen. -Bueno, ¿Cuándo demonios van a ponerlas? -Preguntó Mabel impacientemente. -Ya van dos semanas. -Deben de ser hechas especialmente y embarcadas desde la fábrica, -le recordó Elvi. -Si, porque cada maldita ventana en este lugar es de diferente tamaño, -murmuro Mabel. La boca de Elvi se curvó con diversión por su disgusto. -Bienvenida al mundo de las casas Victorianas. ¿No es genial? -¡Ha! -Graznó Mabel, y luego se sentó alarmada cuando Elvi se movió hacia la puerta del recibidor. -¡Hey! ¿A dónde vas? -De regreso a mi ataúd. -¿Pero que hay con el murciélago? -Preguntó ella con vértigo, saliendo de la cama tan rápido como su cuerpo de sesenta y dos años de edad se lo permitió y apresurándose detrás de ella. -¿Qué hay con él? -Preguntó ella, regresando al recibidor. -Bueno, ¿no lo vas a sacar de mi baño? -¿Te parezco estúpida? -Preguntó Elvi sin creerlo. -No me voy a acercar a esa cosa. Llama a Control de Animales. -¿Control de Animales? No estará abierto ahora. -Deben de tener a alguien de guardia para emergencias. Llama y averígualo, -dijo Elvi firmemente sobre su hombro.


A V -Pero eso podía tomar horas, -protesto Mabel. -¿Puedes solo sacarlo? Quiero decir, debes de tener algún tipo de afinidad con él. -Elvi se detuvo en la puerta de su propio cuarto y se giro sorprendida. -¿Te parezco una rata voladora? -No, claro que no, -dijo Mabel rápidamente, luego agregó, -pero tú eres un vampiro y el es un murciélago… debe de haber cierta empatía o entendimiento o… algo. Tal vez si lo intentas puedes hablarle. -Claro, y por ese razonamiento todos debemos de ser capaces de hablar con los monos. Intentemos eso la próxima vez que estemos cerca de un zoológico, -Elvi espetó, luego repitió, -llama a Control de Animales. -¡Elvi! -Gritó Mabel y golpeó su pie cuando Elvi se giró y continúo hacia su habitación. No puedo tomar una ducha con esa cosa ahí. -Mabel, hay seis baños en esta casa con regaderas y tuberías. Usa uno de los otros. -Pero… Elvi cerró la puerta ante sus protestas y se dirigió hacia su ataúd, pero hizo una pausa cuando sus ojos captaron la hora en el reloj digital en su vestidor. Dando la vuelta, abrió la puerta de golpe y frunció el ceño ante la retirada de Mabel. -¡Son las nueve en punto! -¿Y? -Mabel sonaba molesta y siguió caminando. -¿Entonces por qué no me despertaste a las ocho en punto como te pedí? -Por qué no has estado durmiendo bien, y estas exhausta, y decidí dejarte dormir… lo más amable en mi opinión, pero luego soy una persona considerablemente amable… a diferencia de otras personas que ni siquiera intentan hablar con un murciélago por una querida amiga llena de fe. -Elvi miró hacia ella intentando ponerla llena de culpa, y luego grito. -Mabel, hoy es el cumpleaños de Owen. Tengo que hacer un pastel y ver las decoraciones, y… -Dejando escapar un largo suspiro de sufrimiento, Mabel se detuvo y giró su cara hacia ella.


A V -Vi al decorador más temprano y luego vine a casa por una ducha para las festividades. Iba a despertarte después de que me duchara. Mientras que por el pastel… -se encogió de hombros. -Ellos esperarán. La fiesta no puede empezar sin ti. -Cuando Elvi se quedó mirándola, Mabel se despidió. -Continua. Ve a tomar tu ducha. Me vestiré y vendré a ayudarte a estar lista ya que yo no puedo ducharme. -Llama a Control de Animales, -gritó Elvi, negándose a sentir culpa, luego cerró de la puerta golpe. -No puedo creerlo. ¡Un anuncio inmortal en los anuncios de Objetos perdidos en el Toronto Star! Increíble. Victor arrojó a DJ una mirada cargada de irritación. Si el joven inmortal no estuviera manejando el BMW en el que ambos iban, lo habría golpeado en la cabeza. Como era así, todo lo que pudo hacer fue murmurar en respuesta. -Lo entendí la primera vez que lo dijiste, DJ… lo cual fue hace dos horas y como hace cien repeticiones. Lo entendí. Deja de decirlo. -Lo siento pero… -DJ Benoit sacudió su cabeza, enviando su cabello largo de color arena hasta el hombro, mientras repetía, -Solo no puedo creerlo. Haciendo rodar sus ojos, Victor giró para husmear por las ventanas tintadas del auto hacia la noche. Iban rápido sobre la autopista después de la última jornada de dos horas y media, volando al pasar las brillantes placas de vehículo tras vehículo, dejándolos detrás con poca preocupación por tener una multa. Victor no protestó o criticó. El tiempo obviamente aun mantenía al joven hombre en su camino, haciéndolo impaciente y ávido de terminar con la jornada. Teniendo más tiempo, DJ se daría cuenta de que no había necesidad de apresurarse; el tiempo no era un adversario que ser vencido por los de su especie. -Quiero decir, en los anuncios de Objetos Perdidos, -dijo DJ, llamando su atención de nuevo. -Como si un macho vampiro tuviera una bicicleta que pudieras comprar o algo. ¿Qué esperaba ganar ella de eso? -Presumiblemente, un compañero, -dijo Victor secamente.


A V -No puedes encontrar un compañero así, -protesto DJ, luego agregó inseguro, -¿puedes? Victor se encogió de hombros. -Cosas mas extrañas han pasado. -Si, pero… Seguro ella debió imaginar que llamaría la ira del consejo. Publicándolo ¡por amor de Dios! Esa es una falta mayor. No debemos de llamar la atención hacia nuestra gente. -Hmm, -Victor gruñó. -Nuestra mejor esperanza es que si cualquier mortal lo vio piense que es una broma o que el anuncio fue puesto por alguna infortunada alma con la mente retorcida. -Una cabeza hueca, -murmuró DJ, y luego asintió afirmativamente. –Eso es probablemente también lo que es ella. Tiene que serlo. Quiero decir, vamos. Ninguno de nuestra especie sería tan estúpido. Victor se abstuvo de señalar que el hombre lo había creído solo momentos antes y pasado las últimas dos horas quejándose del hecho de que uno de los de su especie se hubiera anunciado en el periódico. El simplemente dejó que cambiara el estéreo como le gustaba. Para él, Victor no se había decidido. Él estaba contento de esperar hasta que conociera a la mujer. -¿Qué piensas? -¿Acerca de qué? -Preguntó Victor. -¿De si ella habla en serio? -Preguntó DJ, aparentemente aun en lo mismo de lo que estaban hablando. -¿Cómo sabría yo eso? -Preguntó él con irritación. -No sé nada acerca de ella. Tú eres el que contestó el anuncio y ha estado enviándole cartas en las últimas tres semanas. -E-mails, -corrigió DJ. -Realmente debemos arrastraste al siglo veintiuno, Argeneau. Si tuvieras una computadora y supieras como usarla, hubieras estado tú enviando correos en lugar de teniéndome a mi haciéndolo. -Lo cual es precisamente el por qué no intento tener una, -anunció Victor puntualmente. Así qué, como tú fuiste el que correspondió con ella, tú dime. ¿Qué crees? ¿Estamos a la caza de un ganso salvaje? ¿Encontraremos una bebé gótica jugando a ser vampiro? -Dj frunció el ceño mientras él consideraba el asunto.


A V -No estoy seguro. Intercambiamos una docena o poco más de correos, pero no aprendí nada acerca de la mujer. Ella era irritablemente evasiva acerca de todo. -Se dirigió por el camino y después agregó. -De hecho, sus correos estaban más llenos de preguntas. Ella parecía más bien preocupada con verificar que tú realmente eres lo que clamas ser. -Acerca de ti y lo que clamas ser, -Victor corrigió, pensando que era un resbalón verbal. Yo ni siquiera he leído los correos. -No, pero yo estaba contestándolos en tu nombre, así que usé tu cuenta de correo y le respondí respecto a ti. -¿Qué? -Victor se giró bruscamente hacia él. -No tengo cuenta de correo. -Ahora sí, -le informó DJ. -OneHotArgeneau@hotmail.com1 -Antes de que Victor pudiera explotar, DJ se apresuro diciendo: -Bueno, dijiste que contestara su anuncio y tratáramos de captar su atención para que pudiéramos averiguar más acerca de ella. -Se encogió de hombros. -Me imaginé que tendríamos más oportunidad de captar su atención si tú fueras el que contestara. Eres mucho más interesante que yo. -¿Cómo te imaginaste eso? –Preguntó sorprendido. -Eres rico, -DJ contestó inmediatamente. -Y el hermano del inmortal más poderoso en este continente, sin mencionar un miembro de una de las familias más antiguas. Las chicas se enganchan con esas clases de cosas. Dinero, poder… no me hiere que también seas apuesto. -Ella difícilmente puede tener una idea de cómo me veo, -apuntó Victor con el ceño fruncido. -Le envié una foto, -anunció DJ. Cuando Victor se giró hacia él, le dijo defensivamente, Bueno, ella pidió una. Así que, le envié la única que tenía. La de ti y Lucian en la boda de Lissianna. Claro… -agregó él, echándole un vistazo al cabello oscuro hasta los hombros, sus jeans negros y su camiseta. -Tu cabello era mucho más corto entonces y usabas un traje. No te ves muy apuesto ahora. -Victor gruñó, y luego se forzó a relajarse en el asiento del copiloto.

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UnCalienteArgeneau@hotmail.com


A V -¿Y qué recibiste a cambio por esta foto e información acerca de mi línea de sangre? -DJ hizo una mueca. -No tanto como esperaba. Una breve sinopsis de su vida y una foto. Retirando una mano del volante, buscó a ciegas en el asiento trasero y recogió una capeta que había colocado ahí cuando se metieron en el coche. Se la dio a Victor. -Está ahí en uno de los correos. -Victor abrió la carpeta. Una fotocopia del periódico estaba arriba. Se solicita: Hombre vampiro para atractiva y autosuficiente mujer vampiro. Buscando compañía y posible conexión amorosa. Debe estar dispuesto a mudarse. Solo contestar vampiros reales. Sacudiendo su cabeza, el continuó mirando a través de los papeles mientras DJ recordaba lo que había aprendido. -Ella es viuda, en parte dueña con una amiga de un restaurante Mexicano así como de un hostal. No puedo recordar el nombre de la amiga. Ambos negocios están en Port Henry. Ella ha vivido ahí toda su vida. Gruñó mientras vagaba para encontrar la foto. Mostraba una hermosa mujer con largo cabello oscuro, grandes ojos oscuros y gruesos labios rojos. El nombre en la parte trasera decía Elvi. Victor deslizó la foto de regreso en la carpeta después de una fugaz mirada. Ella era una mujer bella, pero la belleza rara vez lo afectaba. Había visto demasiado de ella en su vida, suficiente que ya no lo impresionaba. Era en su experiencia la belleza la mejor manera de distraer a alguien, y/o esconder, una insoportable fealdad. El diablo seguramente no se mostraría cubierto con harapos y lodo para tentar. -¿Y? -Preguntó DJ cuando Victor puso la carpeta de regreso en el asiento trasero. -¿Qué piensas? -Creo que no puedo decir nada de una fotografía y de esa poca información que lograste obtener, -dijo Victor, luego señaló el letrero que buscaban para la salida, y agregó, -pero lo descubriremos pronto. -DJ hizo una mueca de disgusto. -Esto es probablemente una enorme pérdida de tiempo. Ella no parecía impresionada por el nombre de Argeneau. Si fuera una de nosotros, hubiera estado impresionada. -Victor se encogió de hombros.


A V -No somos la única antigua y poderosa familia. Tal vez ella proviene de otra, así que no está impresionada. O tal vez apenas se ha mudado de Europa. El nombre Argeneau no tiene tanto peso allá como antes de que nos mudáramos. Hay montones de familias antiguas, poderosas allá. Cualquiera que sea el caso, ella debe de ser investigada. -Correcto, -dijo DJ con una exhalación, y luego agregó. -Del lado bueno, si resulta ser una chiflada anhelante, podemos subir al auto e ir directo de regreso a Toronto. Estaremos de regreso en casa para la medianoche, fácil. Victor sonrió débilmente, pero eso no contó mientras miraba el camino rural al que habían salido con un cambio del área urbana, primero granjas y graneros apareciendo en la oscuridad, luego casas. Esto rápidamente dio paso a negocios; una gasolinera, la requerida tienda de donas, tiendas de segunda mano, y bancos. -¿Vamos a encontrarla en el restaurante? -Preguntó Victor mirando los anuncios en los frentes de las tiendas que pasaban. -Si. Bella Black‘s, -dijo DJ. -Debe de estar en Maine Street. Dijo que estaba a la izquierda, a medio camino entre el segundo y tercer semáforo. -Este es el segundo semáforo, -señaló Victor mientras se detenían ante la luz roja. Ambos miraron el camino, leyendo los anuncios. -Bella Black‘s. -Dijo DJ en voz alta mientras Victor miraba al edificio en cuestión. Port Henry era obviamente uno de los pueblos más viejos de Ontario. La mayoría de las tiendas en la calle eran de diseño Victoriano. Bella Black‘s no era la excepción, pero el letrero era grande y colorido y una gran ventana frontal tenía pintado un mural de una iguana verde en medio de una enramada de flores. Victor contempló la extraña elección de diseño, y luego giró de regreso al camino mientras un auto se echaba en reversa en el último espacio de estacionamiento. Una pareja salió y cruzó hacia el restaurante. La luz cambió y entonces DJ avanzó, pasando el Bella Black‘s mientras la pareja alcanzaba la entrada y empujaba la puerta. Pudieron ver un poco de luz y color y varias personas, luego la puerta se cerró detrás de la pareja, dejando una vez más la calle en silencio. -Ocupados, -comentó DJ. -Parece como que cada auto estacionado en esta calle solo pertenecen a los clientes del restaurante.


A V -Hmm, -gruñó Victor. -Gira aquí. Encontraron un lugar en la calle de al lado y Victor salió rápidamente. Tomó la oportunidad para estirar sus brazos y piernas, aliviado de salir del auto. Como algunos claustrofóbicos, siempre se había sentido atrapado en vehículos cerrados. Victor de hecho prefería las motocicletas, pero esto eran negocios, no placer y las necesidades lo requerían. -Así que. -Comentó DJ mientras se unía a Victor en la acera. -Creo que no importa que no te parezcas al de la foto. Ella sin duda te reconocerá por el simple hecho de que no te conoce. -Victor lo miró con confusión. -¿A qué demonios te refieres? -DJ se encogió de hombros. -Bueno, hay… ¿Qué? ¿Quinientas personas en este pueblo? Ella probablemente conoce a todos aquí. Sobresaldremos como pulgares adoloridos. -Cierto, -espetó Victor, moviéndose un poco más rápido mientras se aproximaba a la puerta. Él solo quería que esto se acabara y descubrir si la mujer era inmortal o no. Si no lo era, podían irse y volver a casa. De cualquier modo, si lo era… La boca de Victor se tenso. Si Elvi Black era una inmortal, tenía que averiguar todo lo que pudiera acerca de ella y llevarla de regreso ante el concilio para un juicio. Como había dicho DJ, llamar la atención hacia ella con ese anuncio era considerado una falta mayor. Tenía que investigar que otra falta ella estaba cometiendo. Juzgando por el hecho de que había ciertos rumores circulando en la escena de los clubes de Toronto de que una hembra vampiro estaba viviendo en uno de los pequeños pueblos del sur, anunciarse no era su único error. DJ abrió la puerta del restaurante y Victor se detuvo mientras un golpe de calor y ruido los arrollaba, viniendo de la abertura una onda de esencias. El vistazo que habían tenido antes del restaurante realmente no le había dicho toda la historia; el lugar no solo estaba ocupado, estaba atiborrado. Las personas llenaban cada silla y taburete y casi tantos estaban de pie alrededor del bar abierto al frente del restaurante… y cada una de esas personas se quedó en silencio y se giraron para mirarlos mientras ellos entraban, incluyendo al mariachi que había estado sorteando entre las concurridas mesas. -¿Alguna vez has ido a México? -Victor contestó la susurrada pregunta de DJ sacudiendo la cabeza. -Yo tampoco, -admitió DJ. -Pero creo que podría gustarme.


A V La boca de Victor se torció en duda ante esta afirmación mientras ignoraba la gente grosera que los miraba y deslizaba la mirada por la colorida decoración del restaurante. Las paredes eran color crema irrumpido por salpicadura tras salpicadura de color, un sombrero azul y dorado colgado en la pared, una enorme estatua de una iguana verde brillante y su cría sobre ella, una hilera de pocillos con girasoles también como impresiones de dolor, la mayoría de ellas de Diego Rivera. Y encima de todo eso había serpentinas de colores, globos, y un enorme letrero de Feliz Cumpleaños. Incluso sin las decoraciones de celebración, era demasiado color y excitación para Victor. Él prefería azules claros y fríos blancos. Esto era… ruidoso y casi enceguecedor para sus sentidos. -¿Puedo ayudarlos, chicos? Victor miró hacia abajo al hombre que se le había acercado. Cinco con once pies más o menos, el hombre era unas buenas seis pulgadas más bajo que el mismo Victor, y tres o cuatro pulgadas más bajo que DJ. Se movía con la autoridad que su placa y uniforme le proporcionaban, obviamente era el policía local. Posiblemente el único, sugirió Victor. Era un pueblo pequeño después de todo. -¿Y bien? -Demandó el oficial, su voz y expresión endureciéndose en respuesta a la silenciosa exanimación de Victor. -No, -el simplemente contestó y comenzó a moverse, deteniéndose abruptamente cuando encontró su brazo atrapado por un fuerte apretón. -Esta es una fiesta privada, -dijo el oficial gruñonamente, y Victor comprendió por que su llegada había llamado la atención. -Fui invitado, -anunció Victor. La respuesta pareció hacer eco en la habitación, haciéndolo darse cuenta de cuan callado se había puesto el restaurante ahora que las conversaciones y la música se detuvieron. Repentinamente incómodo, cambió de posición mientras el oficial lo estudiaba más de cerca. -¿Victor Argeneau? -Finalmente preguntó con voz insegura. Victor asintió, preguntándose como conocía el hombre su nombre. Tuvo un breve horrible recuerdo de una camiseta que su sobrino raro de las computadoras Etienne había tenido por un tiempo. Había sido solo blanca con las palabras ―Soy el ninfo adolescente con el que has estado chateando‖ o algo de esa basura. Por un momento el temió que este fuera Elvi Black, pero luego el hombre sonrió ligeramente y dijo.


A V -No te pareces mucho a la foto que Mabel me mostró. Tu cabello era mas corto y estabas usando un traje y una corbata. -Victor no tenía idea de quién era Mabel y no le importaba, pero la foto en cuestión era la que DJ había dicho que había enviado a Elvi Black. -Y trajiste un amigo, -continuó el oficial, con su mirada dirigiéndose a DJ con apreciación. Si Victor parecía desaliñado comparado con su foto, DJ parecía completamente desaliñado. Había desarrollado algo parecido a una alergia al rasurado hacia como un año y ahora parecía un joven grizzli Adams2. Él también usaba jeans y camiseta, pero sus jeans eran azules y su camiseta llevaba el nombre de Alexander Keith y el logo de la popular marca de cerveza. DJ no estaba mucho en la moda. -Él me trajo, -Victor dijo como explicación, e inmediatamente se enojó de que hubiera ofrecido una. -¿No tienes auto, hijo? -Preguntó sospechosamente el oficial. La boca de Victor se tensó. En Canadá siempre era visto como un poco menos respetable no tener auto. -Tengo muchos. No me gusta manejar autos, -contestó Victor rápido y después preguntó, ¿Dónde está Elvi? -Ella aun no está aquí. Se supone que debo de hacerle compañía en un rato. -Cuando Victor elevó una ceja a modo de pregunta, el hombre sacudió la cabeza y extendió la mano. -Estoy olvidando mis modales. Teddy Brunswick, jefe de policía de Port Henry, a su servicio. Victor aceptó la mano y la estrechó, colocó su atención en la amplia sonrisa en la cara del Capitán Teddy Brunswick. La expresión lo hizo parecer como el Sheriff de las viejas series de blanco y negro que el solía mirar. Le hizo preguntarse si no había algún bufón, raro e idiota corriendo alrededor en algún lugar. Victor era un gran fanático de la televisión y no tenía ningún problema en imaginar a un risueño idiota tipo Don Knotts 3siguiendo a este hombre más maduro. Se las arregló para evitar preguntar. -Capitán Brunswick. -Victor asintió, ya que el hombre sabía su nombre, simplemente giró su gesto hacia su joven compañero y dijo: -DJ. 2

Grizzly Adams es un trapero que vivió en la realidad a finales del siglo pasado en el Estado de Utah, Estados Unidos, que un día fue injustamente acusado de asesinato. Este hecho le obligó a internarse en las montañas, que él conocía a la perfección, y vivir una existencia nómada durante muchos años, en compañía de un piel roja, llamado Nakoma, de otro trapero, El Loco Jack, y también un oso, Ben. 3 Don Knotts Comediante americano


A V -¿DJ qué? –Preguntó el oficial. La pregunta hizo al joven inmortal sonreír. -DJ Benoit. ¿Me va a rastrear en el sistema y ver si tengo algún antecedente? -Si, -dijo el jefe Brunswick sin disculparse. DJ de hecho se rió, luego miró a Victor y anunció: -Me cae bien. -Él acaba de insultarte, -apuntó Victor con entusiasmo. El tipo lo hacía sonreír constantemente, lo cual era raro. Pocas cosas lo hizo sonreír en estos últimos trescientos años, pero él encontró trabajar con DJ similar a trabajar con un exuberante cachorro. Victor de hecho lo disfrutaba más como compañero que la mayoría de los tranquilos hombres con los que había trabajado antes, y se estaba encariñando con este muchacho. Aun así, el día que el chico husmeara en la carpeta de alguien, el pediría un nuevo compañero. -No deberías estar realmente insultado, -le dijo el Capitán Brunswick a DJ. -Ya he checado a los Argeneau y los nombres de otros que vendrán a salir con nuestra Elvi. Victor decidió entonces que el Capitán Brunswick era un hombre que necesitaba que su memoria fuera limpiada. Así como esa Mabel por lo que se oía. Y luego lo que dijo fue registrado y Victor frunció el ceño. -¿Los otros que vendrán aquí? -Repitió, mirando a DJ. -¿hay otros que vendrán? DJ se encogió de hombros, silenciosamente diciendo que él no sabía nada de ello. Fue Brunswick el que contestó. Sonriendo con entusiasmo, el preguntó: -No pensaron que eran los únicos que contestaron el anuncio, ¿o sí? -Antes de que Victor pudiera contestar, el agregó: -Hay seis hombres que vienen esta noche. Eres el primero en llegar. -Victor no estaba complacido por las noticias, pero estaba más preocupado con el disgusto ahora en la cara de Brunswick. -Espero que no todos ellos traigan amigos o la casa va a estar concurrida, - anunció el oficial, y luego sacudió la cabeza y dijo: -Vengan, ya los he tenido suficiente tiempo aquí parados. Les mostraré su mesa-. Cuando el Oficial Brunswick se giró para liderar el camino a través del atiborrado restaurante, DJ comenzó a seguirlo, pero Victor atrapó su brazo para mantenerlo atrás y preguntó: -¿¡A que se refiere con que ‗la casa va a estar concurrida‘!?


A V -Te dije que Elvi nos invitó a quedarnos por una semana, -le recordó DJ. -Sí, -coincidió el impacientemente. -Pero esperaba que nos quedáramos en un hotel, no en la casa de alguien. -Es un hostal. Casey Cottage. Es de Elvi, -murmuró DJ. -Estará bien. -¿Chicos vienen o los ha asustado la idea de la competencia? Victor se tensó. El Capitán Brunswick se había detenido ante un gabinete vacío a la mitad del ala derecha del restaurante, uno que Victor estaba seguro no había estado vacío cuando habían entrado. Nadie había salido del restaurante, sin embargo, así que supuso que cualquiera que hubiera estado sentado ahí cuando ellos habían entrado, se había unido ahora a la multitud alrededor del bar al frente del restaurante. -Este trabajo se vuelve más y más interesante a cada minuto, -comentó DJ bajo su aliento mientras se movían para unirse a Brunswick. La única respuesta de Victor fue un gruñido. Para él, la situación parecía volverse más complicada cada minuto, y más problemática. -Aquí estamos. -El Capitán Brunswick se colocó bloqueando el lado más alejado del gabinete, obviamente esperando que ellos se apretujaran en la parte más cercana del mismo. Victor inmediatamente se hizo a un lado y gesticuló hacia DJ. Tan claustrofóbico como encontraba los autos, no había manera de que fuera a quedar atrapado dentro del gabinete. Haciendo una mueca, DJ se deslizó rápidamente a través del asiento, apretándose contra la esquina. Victor se colocó aun lado de él, ignorando la manera en la que el joven inmortal comenzó a murmurar y moverse con incomodidad. El gabinete era demasiado pequeño para que dos hombres adultos estuvieran sentados juntos; especialmente dos hombres adultos bien sobre los seis pies de altura y la mitad de anchos. Ambos estaban constituidos como guerreros de antaño, lo cual era útil cuando se trataba de cazar. Era una talla intimidante y cualquier ventaja era útil. -Mabel se nos unirá tan pronto como ella y Elvi lleguen, -Brunswick comentó mientras la conversación en el cuarto comenzaba de nuevo. El mariachi estaba aparentemente tomándose un descanso, pero los clientes no estaban al menos más en silencio, aunque aún


A V los estaban mirando y Victor sospechaba que la conversación que estaban sosteniendo en la habitación era en su mayoría acerca de él y DJ. Victor ignoró las miradas enviadas en su dirección y asintió en respuesta al comentario de Brunswick, pero aun sin saber quién era Mabel y aun no le importaba. Su único interés en Port Henry era conocer a Elvi y resolver si ella era verdaderamente una de ellos o se podía subir al auto e ir a casa. Victor solía disfrutar su trabajo. De cualquier modo, se encontró a si mismo quejándose. El era, en efecto, un cazador cansado de cazar. Más bien inservible, supuso. Por otro lado, Victor se dijo a sí mismo, no tenía un deseo especial de estar en casa tampoco. Él no parecía estar satisfecho o en paz en ningún lugar, pero no lo había estado realmente desde la muerte de su esposa, Marion. También se encontraba cansado casi todo el tiempo, su insatisfacción iba en aumento. Era algo en lo que él intentaba no pensar muy seguido. Tal vez estaría aburrido y acostumbrado de la vida justo ahora, pero no tenía el deseo de volverse gruñón como muchos de los de su especie habían hecho en esa etapa. -¡Mabel! -dijo DJ repentinamente, aparentemente solo mencionando el nombre. -Ella es la amiga de Elvi y la copropietaria del restaurante, y el hostal. -¿Correcto? -Brunswick asintió. -Su mejor amiga. Si Mabel no te gusta, te puedes olvidar de Elvi. Esas dos han estado pegadas como ladrones desde que eran niñas. Ella es… -Él se detuvo abruptamente cuando el cuarto cayó en silencio repentinamente de nuevo. Inclinándose hacia un lado Brunswick miró hacia la puerta y luego se puso abruptamente de pie. -Otro ha llegado. Discúlpenme.


A V Capitulo 2 Elvi estaba secando su cabello cuando Mabel tocó a la puerta y gritó algo. Frunciendo el ceño, ella apagó la secadora de cabello y gritó: -¿Qué? -¿Ya casi estás lista? -dijo la mujer impacientemente. -Sí, sí, ya voy. -Rápidamente Elvi comenzó a enredar el cordón de la secadora, con su mirada deslizándose sobre la tina mientras lo hacía. Ella había tomado una ducha pero hubiera preferido un baño de tina. Elvi amaba su bañera. Era grande, una bañera de spa con hidromasaje. No había escatimado gastos en colocarla, imaginando que la merecía. Después de todo, había tenido que renunciar a su adorable cama king size por un ataúd; y un lujoso baño solo parecía justo. En ese entonces, Mabel no había estado del todo segura si ella debería ducharse o bañarse en la bañera. Después de todo, nunca se mencionó nada de que Drácula se bañara. De cualquier modo, después de toda una vida de buena higiene, Elvi se negaba a no tenerla, muerta o no. Si su piel comenzaba a desprenderse cuando se mojara, que así fuera. Al menos sería piel muerta limpia. Afortunadamente, eso no había sucedido. Elvi se había estado duchando y bañando por cinco años sin ninguna repercusión inusual que ella pudiera ver. Gracias a Dios. -Vamos retrasadas, -gritó Mabel. -Haciendo rodar sus ojos, Elvi colocó la secadora de cabello en el tocador, cruzó hacia la puerta y la abrió. -Claro que vamos retrasadas. Me dejaste dormir, -apuntó ella tenazmente, entrando en el dormitorio con solo una gran toalla envuelta a su alrededor. -Esa es gratitud para ti, -murmuró Mabel, sosteniendo un vaso de sangre en la mano. Bebe esto y vístete. Dejé el vestido nuevo en tu cama. -Elvi levantó las cejas mientras bebía la mitad del frío, espeso líquido, luego bajaba el vaso para señalar: -No tengo una cama, Mabel. Tengo un ataúd. Solo desearía tener una cama. -Haciendo una mueca, Mabel le quitó el vaso medio vacío y la empujó para que se moviera. -Vístete.


A V Elvi se movió hacia el ataúd en el centro de su gran, casi vacío cuarto, sus hombros cayendo miserablemente. Dios, ella echaba de menos su cama. Una King size, modelo de lujo, ella y Harry la habían elegido juntos poco antes de su muerte. Había sido como dormir en una nube. Ahora ella dormía en una caja. Elvi frunció el ceño a la oscuridad, un ataúd de nogal mientras ella se detenía a un lado de él. Capturando su expresión Mabel dijo: -Tal vez Brendan pueda hacer algo con tu ataúd para hacerlo más cómodo. -Su ceño fruncido se profundizó. Ella ya había puesto un cubrecama en él. Cualquier otra cosa habría hecho que ella no cupiera, o casi, y lo encontraba suficientemente claustrofóbico sin hacer más pequeño el interior. -Dudo que haya algo más que él pueda hacer, -dijo ella, no queriendo que Mabel molestara al director de la casa funeraria local. El hombre ya había pasado por grandes problemas, cubriendo el fondo con tierra de México y de su jardín, y luego instalando algo espacial para que el olor y la tierra no pasaran a través del satín. Ella no quería molestarlo más. Elvi odiaba ser una molestia. Tomó el vestido que Mabel había sacado, lo colocó en su lugar, luego se miró e hizo una mueca. Era nuevo, pero muy parecido a sus otros vestidos del trabajo. Largo, negro, y entallado, tenía un escote bajo y era todo ajustado hasta sus rodillas donde la abertura comenzaba, permitiendo algo de movimiento. Restringiría cada paso que ella tomara y enviaría una buena idea de la parte inferior de las piernas también. Esta era otra de sus manías. El guardarropa de los no muertos. No encajaba con su estilo para nada. -Desearía no tener que vestir estos estúpidos vestidos,-murmuró ella, estirándose para subir el cierre. -Todos se sorprenden con ellos. -Mabel se limpió las manos para encargarse de ello. -Es lo que ellos esperan. -Hmm, -murmuró Elvi. -Alguna vez se decepcionarán de verme corriendo por aquí en pants y camiseta. -No puedes hacer eso esta semana, -le dijo Mabel firmemente. -Tenemos la casa llena de huéspedes. -¿La tenemos? -preguntó ella con sorpresa. Después de ese infortunado viaje que había terminado la vida de Elvi, ella y Mabel habían entrado en los negocios juntas, comenzando


A V un restaurante de comida Mexicana que habían llamado Bella Black‘s. El nombre había sido idea de Mabel. También había sido idea de Mabel vender la casa que una vez había compartido con su difunto esposo y mudarse con Elvi, quien vivía solo a tres cortas cuadras del restaurante. Eso había hecho las cosas mucho más fáciles para ambas. Aun así, con solo ellas dos, la casa tenía un eco de vacuidad y pronto Mabel había sugerido que convirtieran la vieja mansión Victoriana en un hostal como segundo ingreso en caso de que el restaurante fallara y quebraran. Aunque nada parecido sucedería. Bella estaba ocupado cada noche de la semana, gracias al status de Elvi como una especie de mascota del pueblo. Aunque, Elvi había pasado la mayor parte de su matrimonio como ama de casa. Ella disfrutaba cocinar y cuidar de los demás. Ella podría no comer más, pero Elvi aun podía cocinar y lo hacía cada vez que tenía oportunidad. Ella amaba tocar y oler la comida que no podía consumir más, y ver a otros disfrutar su esfuerzo era casi tan bueno como si lo pudiera disfrutar ella misma. Así que, ellas renovaron la vieja casa Victoriana, terminando el ático y poniendo tres cuartos con baños, y luego nombrándola Casey Cottage por la hija de Elvi. El único problema era que la mayoría de los huéspedes eran locales que se quedaban en el hostal simplemente para poder decir que habían dormido en la casa de un vampiro. Ellos tenían ciertas expectativas en cuanto a cómo debía de verse un vampiro y de cómo se debían comportar, gracias a programas como Elvira, Dama de la Oscuridad y otros, así que ella se veía forzada a vestir esos ridículos vestidos en el restaurante así como cuando tenían huéspedes en el hostal. Que era casi todo el tiempo. La Dama de la Oscuridad tenía mucho por lo que contestar, en la mente de Elvi. Incluyendo el hecho de que todos la llamaban ahora Elvi en vez de Elle, el nombre con el que había nacido, o si quiera Ellie, como era que la mayoría de sus amigos la llamaba antes de que muriera. -Toma, no olvides tus cascabeles. Elvi hizo una mueca mientras tomaba la tobillera con cascabeles. Había sido un regalo de Mabel justo después de su conversión. Ella había clamado que ella pensaba que estaban encantados, pero Elvi sabía de verdad era para evitar que ella se escabullera y que sorprendiera a la otra mujer. Mabel nunca lo había admitido, pero Elvi sabía que había estado un poco temerosa de ella después de su muerte. Si no fuera por su larga amistad y su lealtad. Elvi habría estado perdida. Así que ella usaba los tontos cascabeles y continuó usándolos mientras ambas se ajustaban a los cambios en su vida.


A V Además, se supone que encajaba con su imagen de vampiro sensual. Elvi no se sentía sensual, ella solo se sentía ridícula. Pero ella había tomado el accesorio sin protestar. La gente del pueblo era la única razón por la que ella hubiera sobrevivido el cataclismo del cambio, y su patronato en el restaurante le había dado la habilidad de hacer una vida. Si ellos deseaban verla en trajes negros y con cascabeles, entonces era lo que iban a tener. -¿Lista? -preguntó Mabel una vez que Elvi se enderezó. -Tengo que recogerme el cabello, -dijo ella. -Déjalo suelto esta noche, -sugirió Mabel. -Pero… -Se ve mejor suelto. Suspirando, Elvi pasó los dedos por su cabello, deseando que pudiera mirarse en un espejo y asegurarse de que no estaba todo alborotado. Pero todos sabían que los vampiros no tenían reflejo, aunque ella si lo había tenido después de su muerte. Pensando que debía de ser algo que ocurriera gradualmente y no deseando ver la última prueba de pérdida de su humanidad, Elvi había quitado los espejos de su habitación y baño. Entendiendo, como siempre, Mabel había entonces removido los espejos del resto de la casa, dejando solamente el suyo, y el de los huéspedes. Elvi había tenido que depender del todo de otros para asegurarse de verse bien. -¿Necesito maquillaje? -Preguntó. -Nunca necesitas maquillaje, -dijo secamente Mabel. -Pero ponte un poco del labial color vino. Se te ve bien. -Elvi fue al baño para hacerlo, deslizando el cilindro a lo largo de sus labios de la práctica en ausencia del espejo. -Perfecta, -pronunció Mabel cuando regresó al cuarto. -Vamos. Elvi estuvo callada en el camino al restaurante, su mirada fija en el rostro pálido de Mabel y sus ensombrecidos ojos con preocupación. La mujer había dicho que había dejado a Elvi dormir porque ella parecía cansada, pero Mabel había estado luciendo pálida y cansada también últimamente. La mujer tenía sesenta y dos años de edad y debía de facilitarle la carga de trabajo. En su lugar, entre el restaurante, el hostal, y las tareas diarias que ella hacía ya que Elvi no podía, tenía más que hacer ahora que antes. Eso la preocupaba.


A V Mabel no era solo su amiga ella era una línea de tiempo. Sin ella, Elvi estaba segura que no habría sobrevivido a lo que le había pasado y constantemente se inquietaba de que haría cuando la edad finalmente clamara a la otra mujer, un problema que estaba constantemente en su mente últimamente. Ellas ya habían perdido a sus maridos y a muchos amigos en las garras de la muerte. ¿Cuántos años más podía Mabel evadir al depredador? Elvi esperaba que al menos unos veinte, pero eso sucediera si tenían suerte. Si no, ella podía tener muchos menos. El pensamiento la deprimió. -Aquí estamos, -dijo Mabel alegremente mientras se estacionaba. Elvi desató su cinturón de seguridad y se deslizó fuera del auto para seguirla a la puerta trasera del restaurante, su mirada se movió brevemente hacia arriba. El cielo en lo alto estaba lleno de estrellas y limpio, sin una nube a la vista, y ella pensó que debía de estar tan claro como el día, con el sol bañando y calentándolo todo. El sol era algo más que Elvi extrañaba terriblemente. Ella siempre había sido una persona de verano, disfrutando el sol y las flores, árboles y pasto que crecían. Ahora ella podía solo disfrutar las flores y árboles en las sombras que seguían su jardín. Si le preguntaban, honestamente ella no habría podido contestar cual extrañaba más, comida o la luz del sol. Su mirada se disparó hacia el frente mientras Mabel abría la puerta y una onda de ruido se vertía sobre ellas. Sonaba como que los clientes estaban justo ahí en la cocina en vez de fuera en el frente del restaurante. Elvi nunca lo había oído tan ruidoso. Frunciendo el ceño, se deslizó junto a Mabel y cruzó la cocina para adentrarse en el pequeño recibidor entre el frente y la parte trasera del restaurante. Ella miró con asombro a través de las cuentas, sorprendida ante el número de personas encaramadas en el comedor. -Dios querido, esto debe de ser algún tipo de alarma de incendios, -murmuró ella. -Eso es lo que el jefe de bomberos dijo cuándo le mostré a su familia en su mesa,- dijo Mabel con entusiasmo. -Él me advirtió que la próxima vez que hagamos una fiesta tan grande, debemos de poner mesas en las aceras o algo. Elvi asintió ausentemente, sin sorprenderse de que Mike Knight no había insistido que se callaran ya. La fiesta era en honor a su hijo. Mike era la cabeza del pequeño departamento de bomberos para el pueblo y la clase de hombre siempre feliz de darles la mano a amigos y vecinos. Él era un tipo popular, así como su encantadora esposa, Karen. Su hijo, Owen,


A V lo sacó de ellos. El número de adolescentes presentes con los adultos agregados a eso. A Elvi le parecía que cerca de la mitad del pueblo estaba ahí. -Sé que el piso superior aún no está terminado, pero tal vez deberíamos abrirlo para hacerlo un poco menos concurrido, -murmuró Elvi, ignorando el hambre que crecía dentro de ella mientras su mirada se deslizaba sobre la masa de humanidad. Atestada como estaba el área del comedor y el bar, el aire acondicionado no podía lidiar con el calor generado. Hacía calor, la gente estaba sudando, y su esencia era una ola que la rodeaba y hacia que sus dientes le dolieran. Ese medio vaso de sangre no había sido suficiente. Ella debería de habérselo terminado, comprendió con preocupación. -Ya lo hice. -Mabel se inclinó más cerca gesticulando hacia arriba al balcón que corría alrededor del piso superior donde casi tanta gente estaba reunida. Elvi los miró, pero sus sentidos estaban completamente aturdidos por Mabel y ella se encontró a si misma inhalando lentamente y saboreando la esencia. Mabel era una diabética tipo 2, su sangre siempre tenía solo ese toque más dulce que otros dado los medicamentos que ella tomaba, y sangre más dulce era sangre más sabrosa como Elvi había aprendido las pocas veces que se había alimentado de su amiga cuando apenas se había convertido y no tenía otro recurso. Ella se permitía disfrutar el aroma hasta que sentía sus dientes cambiar, luego se alejaba rápidamente de Mabel con un quejido. -Estás hambrienta. - Mabel la miró con preocupación. Después de cinco años, ella reconocía los síntomas. -Debí de haberte dejado terminar el vaso de sangre que te llevé. ¿Te consigo otro vaso para aplacarte hasta que el pastel esté listo? Elvi lo consideró, pero sacudió la cabeza. Ella encontraba morder a otros algo angustiante, la hacía sentir como un animal, pero entre más hambrienta, menos angustiante era. Ella podía esperar y lo dijo. Mabel asintió, pero la mirada se movió a los trabajadores en la cocina, Pedro y Rosita, quienes cocinaban, y el personal de meseros que estaban yendo y viniendo dentro y fuera de la habitación. Aplaudiendo para atraer su atención, Mabel dijo: -Cualquiera que no sea requerido aquí, salga. Solo quiero a Elvi, yo, y por supuesto Pedro y Rosita aquí. -Ella sonrió brevemente ante la pareja Mexicana que cocinaba, y agregó: pondré las órdenes terminadas en la mesa en el recibidor mientras vienen y pueden poner las nuevas órdenes ahí para que las recojan. Elvi se sintió relajada mientras los meseros salían y envió una agradecida sonrisa hacia Mabel. No era la primera vez que ella ordenaba a todos menos a Pedro y Rosita que


A V salieran de la cocina. Era una precaución que ella tomaba en aquellas raras ocasiones en que Elvi estaba hambrienta. El gesto era apreciado. -Mejor me apresuro con ese pastel, -murmuró Elvi, alejándose de las cuentas y girando para dirigirse a la cocina. -Tal vez deba de hacer dos esta noche. No creo que uno alcance para la multitud. -Iba a sugerirlo yo misma, -admitió Mabel. Asintiendo, Elvi fue a trabajar. -¿Quién es? -DJ se levantó en el gabinete, estirando el cuello en un esfuerzo para ver quien había entrado al restaurante. No estaba teniendo ningún éxito. -Nadie que conozcamos, -le aseguró Victor. Afuera del gabinete, el solo tenía que inclinarse a un lado para ver al joven alto, delgado de pie en la entrada del restaurante. El chico estaba frunciendo el ceño ante la multitud que ahora lo miraba tan curiosamente como habían mirado a Victor y DJ hacía un momento. Él no podría haber tenido más de veinte a suponer de Victor y estaba vestido a lo Gótico con pantalones flojos negros, una ondulante camiseta negra, y picos alrededor de su cuello y muñecas. Su cabello era largo y negro puro, obviamente teñido. Él también estaba particularmente pálido. Maquillaje, pensó Victor, notando los labios negros y perforaciones en todas partes. -¿Es el uno de nosotros? -Preguntó DJ mientras se daba por vencido para ver y se hundía de nuevo en el taburete. -Un imitador, -gruñó Victor. Despreciando al joven con el que Brunswick hablaba, se recargó en su propio asiento. -Un disfraz gótico, maquillaje y mala actitud. -No me sorprende, -murmuró DJ. Cuando Victor levantó una ceja, agregó, -Bueno, ninguno de nuestra especie es propenso a contestar anuncios de periódico para solteros. -Hmm, -murmuró Victor sin poner atención. Era su opinión que uno nunca sabía lo que otros podrían hacer. Él había visto cosas extrañas en su vida. -Si ella es realmente una de las nuestras, lo desechará por ser un usurpador enseguida, dijo DJ sin preocupación. -Claro, ella… -Victor miró a DJ con curiosidad cuando el hombre se cortó a si mismo abruptamente. Mirando la sobresaltada expresión en su cara, pregunto: -¿Qué es?


A V -Creo que esa iguana se acaba de mover, -dijo DJ frunciendo el ceño. Siguiendo su mirada, Victor miró a la estatua verde brillante de la familia de iguanas. Ahora de cerca, podía ver que eran realmente dos iguanas adultas y dos más pequeñas en sus espaldas. Todas ellas estaban tiesas y quietas y Victor sacudió la cabeza ante el momento de idiotez del hombre. -No seas ridículo, es una estatua. -No, estoy seguro que vi… -Puedes sentarte aquí con estos dos hombres. -Victor volteó hacia arriba para ver que Brunswick no había notado el hecho de que el chico no hablaba en serio y lo llevó al gabinete. -Vlad, este es Victor Argeneau y DJ Benoit, -el oficial lo presentó mientras el joven se deslizaba en el gabinete. -Caballeros, este es Vladimir Drake. -¿Vladimir Drake? -repitió DJ con una mueca, y Victor supo exactamente en lo que estaba pensando. Ser un intento era suficientemente malo, pero algunas cosas solo mostraban un mal gusto. -Sí, ¿tienes algún problema con ello? -preguntó el chico a la defensiva, luego amenazó, Además, ¿Qué clase de nombre es DJ para un vampiro? -Es la abreviación para Dieudonne Jules, -dijo DJ suavemente. -Usualmente es más fácil para la gente. -¿Dieudonne? ¿Cómo en regalo de Dios? -espetó Vald, obviamente conocedor de algo de francés, pero esto era Canadá. -Y Benoit es la abreviación de Benedictine, ¿no es así? Eso quiere decir bendito. -Su boca se frunció. -¡Un vampiro con los nombres de ―regalo de Dios‖ y ―bendito‖! Si claro. -DJ miró a Victor y comentó, -Pensé que era un aficionado a los nombres y es más listo de lo que parece, pero leí su mente. Victor sonrió ligeramente. Él también había leído la mente del chico y descubrió que mientras Vlad sabía la traducción de Dieudonne de años de francés en la escuela, y que su nombre real era Benedict. Él había investigado años atrás y encontrado los significados así como había leído los diminutivos, incluyendo Benoit. Él hizo que todos lo llamaran así por semanas hasta que otra tendencia llamó su atención.


A V -Sí, seguro leíste mi mente, -dijo Vlad con obvia incredulidad. -Apuesto a que ustedes dos no son ni siquiera vampiros reales. -Victor ignoró el desafío, sus ojos deslizándose a Brunswick quien se encontraba parado a un costado del gabinete, mirando la interacción con interés. -Enséñame los tuyos y yo te enseño los míos, -dijo DJ suavemente. -¿Enseñarte qué? -preguntó Vlad con una risa. -¿Quieres ver mi pene? ¡Ustedes no son vampiros son homosexuales! Victor se estiró para colocar una mano en el brazo de DJ mientras lo sentía tensarse, y luego lentamente se giró para enfrentar al muchacho. Lo miró profundamente y por un largo tiempo hasta que el chico comenzó a apretujarse contra la banca opuesta, luego Victor abrió su boca y dejó que sus dientes se deslizaran. Dejó que se quedaran ahí brevemente, largos y afilados y peladamente blancos, luego lentamente los retrajo y cerró su boca. -¡Santa mierda! -jadeó Vlad. Se había puesto pálido debajo de su maquillaje y ahora estaba temblando en su asiento. Aparentemente, de toda su postura, no había estado preparado para encontrarse con un vampiro real esta noche. Por la estimación de Victor, el chico estaba a segundos de hacerse en los pantalones justo ahí. -Corre hacia casa, pequeño, -gruñó él, perdiendo la paciencia. -Estas son las grandes ligas y tú estás perdiendo más que las bolas necesarias para jugar por aquí. Vlad dudó por casi un latido, luego tropezó fuera del gabinete y se apresuró hacia la salida, estaba algo cercano a correr. Victor se inclinó para verlo. Al minuto en que el intentaba alcanzar la salida, se deslizó en sus pensamientos y lo hizo detenerse mientras barría con su mente, reemplazando sus verdaderas memorias con algunas más mundanas de un desalentador encuentro con una gorda, intento de imitadora llamada Elvi. Satisfecho de que Vlad no estaría corriendo alrededor de Toronto gritando acerca de vampiros en las calles de Port Henry, lo obligó mentalmente para que saliera por la puerta y regresó a su asiento. -Al menos hay una cama menos que arreglar, -comentó Brunswick mientras miraba la puerta cerrarse detrás de Vlad. Luego se deslizó en el asiento opuesto y miró con curiosidad a Victor, -¿Realmente puedes leer su mente? Victor elevó una ceja ante la pregunta. Si Elvi realmente era una de su especie también debería de tener esa habilidad, y Brunswick, quien clamaba ser su amigo, lo debería de


A V saber. Luego de nuevo, podía hacer sentir incómodos a los mortales saber que ellos podían leer sus mentes y controlarlas. Tal conocimiento podía poner en riesgo una amistad y ella podría haberlo mantenido en secreto. Antes de que pudiera decidir si causaría problemas o no el admitir que podía, otra pausa golpeó las conversaciones en la habitación y Brunswick miró hacia la puerta. -Otro más. Hablaremos más tarde. -Victor lo vio deslizarse fuera del gabinete y luego se inclinó de nuevo para ver a su último rival. Maldijo al mirar al hombre alto, de cabello hermoso que apenas había entrado y ahora estaba observando el restaurante. -¿Quién es? -DJ se movió en el gabinete, medio levantándose de su asiento de nuevo para ver, sin importar que no hubiera funcionado la última vez. -Harpernus Stoyan, -contestó Victor, con su mirada enfocada en el alto, rubio alemán vestido con pantalones de pana y camisa casual. -¿Harper? -preguntó DJ con sorpresa. -¿Aquí? ¿Cómo es que él…? -De la misma manera que nosotros, me imagino, -murmuró Victor, reclinándose en su asiento cuando Brunswick comenzó a dirigir al hombre hacia su mesa. -¿Crees que realmente haya contestado el anuncio? -el joven sonaba tan sorprendido que Victor tuvo que rodar los ojos. Este era otro síntoma de la juventud de DJ… sino en edad, entonces al menos en pensamiento. Él mismo había aprendido hacia mucho que una vez que un inmortal alcanzaba cierta edad, había poco que no pudiera hacer para encontrar a su compañero de vida. Victor mismo no estaba lejos de esa etapa. Desafortunadamente, él ya había encontrado, amado, y perdido a su compañera de vida, y no guardaba mucha esperanza de que allá afuera hubiera otra para él. -Este es… -comenzó Brunswick mientras llegaba a la mesa. Fue tan lejos como pudo ya que Harper había visto a los ocupantes y los reconoció de inmediato. -¡Victor! ¡DJ! -exclamó. Su sorpresa rápidamente se volvió agria y sacudió su cabeza. Fantástico encontrarlos a los dos aquí. Parece que tendré algo de competencia. -Las cejas de Brunswick se elevaron. -¿Los tres se conocen? -Somos viejos amigos, -admitió Victor mientras salía del gabinete y le daba la mano a Harper.


A V -Bueno, no esperaba eso, -admitió Brunswick, luego miró más allá de ellos hacia la puerta y suspiró una vez más. -Número cuatro de seis. -Harper y Victor se giraron para mirar a su último rival, ambos fruncieron el ceño cuando vieron quien era. -Edward Kenric, -murmuró DJ, mirando al hombre mientras se ponía de pie junto al gabinete. A diferencia del resto de ellos, Edward había pensado que un restaurante Mexicano ameritaba corbata. Estaba vestido en un smoking para impresionar, con su claro cabello alejado de sus facciones patricias. Las cejas de Brunswick se elevaron ante el disgusto en la voz de DJ. -¿Lo tomo como que es alguien a quien conoces? -Oh, sí, lo conocemos, -admitió DJ, y luego agregó por lo bajo, -el idiota presumido. Brunswick sonrió ligeramente, pero solamente preguntó: -¿Es uno de ustedes? Victor casi decía que no esperando que el capitán de policía invitara al otro inmortal a marcharse. Sería una complicación menos en este caso. De cualquier modo, justo cuando abrió la boca para contestar, pensó en checar los pensamientos de Brunswick primero y descubrió que casi cometía un gran error. El oficial ya había adivinado por sus reacciones que Edward era uno de ellos; la pregunta no era ver si no era, sino ver si Victor contestaría honestamente o tomaría ventaja e intentaría eliminar lo que Brunswick pensaba era competencia por la mano de la desconocida Elvi. -Sí, es uno de nosotros, -contestó Victor y luego señaló, -la cabina está empezando a verse un poco atiborrada. Tal vez deba sentarlo en alguna otra parte. -Preferiblemente lejos, -coincidió Harper. -Sentarlo en el estacionamiento sería bueno, -sugirió DJ. -El estacionamiento está lleno por el momento, -dijo divertido Brunswick. –Creo que solo lo sentaré aquí con ustedes tres. Después de eso tal vez tengamos que movernos a una mesa, creo. Eso es, si los otros son reales también. -Antes de que cualquiera pudiera comentar, se giró y fue a saludar a Edward. -Debiste haber mentido y dicho que Edward no era uno de nosotros, -murmuró DJ mientras miraba a Brunswick irse. -Ahora estaremos atascados con el bastardo.


A V -No, no debía. -Harper se colocó en un asiento lejano de la cabina mientras Victor y DJ regresaban a su lado. -Fue una prueba. Brunswick ya había adivinado que Edward es uno de nosotros. Si Victor hubiera dicho que no lo era, él hubiera sido el que se hubiera ido, anunció Harper, probando que él también había leído los pensamientos del hombre. Luego miró hacia la puerta, sus cejas se elevaron. -No es ese… ¿Cuál es su nombre? Harper frunció el ceño. -Maldita sea… Alessandro algo. -Cipriano, -murmuró Victor, habiéndose inclinado a un lado para ver que ya otro inmortal había entrado en el restaurante y se había unido a la conversación entre Edward y Brunswick. Como el resto de ellos, Alessandro vestía más casualmente para este encuentro. Mientras usaba una floja camisa blanca, estaba metido en unos ajustados jeans azules. -Cipriano está bien, -comentó DJ. -Solo uno más, entonces. Tal vez una vez que esté aquí, finalmente podamos conocer a Elvi. -¿Entonces hay seis de nosotros juntos? -preguntó Harper con interés. -Cinco. Solo soy el conductor de Victor en este viaje, -corrigió DJ, luego agregó, -aunque había seis, pero el otro era solo un imitador y huyó muy rápido cuando Victor le mostró sus colmillos. –Harper se rió, y luego algo en la puerta captó su atención de nuevo. -El último ha llegado, -anunció él, con sus ojos entrecerrándose. -No es uno de nosotros, pero hay algo… -hizo una pausa, frunció el ceño, y luego dijo, -Hay algo que está mal. Es difícil leerlo, sus pensamientos son caóticos. Victor se inclinó para mirar al último hombre. El tipo parecía suficientemente normal con cabello café, apariencia regular, y vestía una chaqueta de gamuza sobre una playera casual y pantalones de vestir, pero cuando Victor se deslizó en su mente, encontró un miasma de ira y pensamientos desconectados. Su nombre era Jasón Lerner y Victor se las había arreglado para descubrir las verdaderas intenciones de Lerner para estar ahí cuando Harper dijo: -Está un poco loco. Está aquí para estacar a Elvi, no ver si ella es su compañera de vida. -Esa era su intención, -murmuró Victor, examinando entre los pensamientos retorcidos en la cabeza del hombre. -Pero Brunswick ha presentado a Edward y Alessandro como inmortales y él está pensando que ellos harán de objetivo. -Mierda, -murmuró DJ, levantándose de su asiento, desesperado ahora por ver.


A V -No creo que Edward o Alessandro se hayan molestado en tratar de leerlo, - murmuró Harper. -¿Puedes controlar al hombre, Victor? Yo no puedo, pero tú eres mayor, tal vez… La voz de Harper murió mientras Victor repentinamente se ponía de pie y se dirigía a la puerta.


A V Capitulo 3

El mortal, Jason Lerner, apenas había deslizado su mano en su bolsillo del pecho de su chaqueta cuando Victor alcanzó al pequeño grupo y lo tomó por la muñeca. -¡Vaya! -protestó Brunswick. -Argeneau, ¿Qué…? -su pregunta fue interrumpida cuando Victor forzó el brazo del hombre hacia un lado, trayendo su mano con la estaca que ocultaba en su chaqueta. -Él no es la clase de pretendiente que su Elvi esperaba. Es un cazador de vampiros. -Victor restiró la estaca de la mano del hombre, deslizándola en su propio bolsillo trasero, y luego miró a Harper y a DJ mientras se les unían. -Lo llevaremos a fuera y nos las arreglaremos con él. -Ahora, solo un minuto, -protestó Brunswick. -Soy la ley aquí, Yo… -¿Qué puede hacer usted? -interrumpió Victor cortésmente. Él pudo simplemente deslizarse por la mente del oficial y tomar el control, pero con el restaurante completo mirando y escuchando, la persuasión era una mejor opción aquí. -Puedo arrestarlo, -contestó apropiadamente Brunswick. -¿Con que cargos? Lo detuve antes de que atacara a alguien, -señaló Victor. -Y, hasta donde yo sé, las estacas no son consideradas armas, así que no puede levantar cargos por que llevara una. -Brunswick frunció el ceño. -No, pero puedo arrestarlo por molestia pública. -Y el estará de regreso en las calles para la mañana y cazando a su Elvi. -La boca de Brunswick se tensó, pero preguntó: -¿Qué puede hacer usted? -Podemos limpiar su mente. -El oficial cambió de posición, obviamente incómodo con la idea. -¿No lo lastimaran? -No lo lastimará para nada. Él simplemente se olvidará de todo acerca de Elvi, este pueblo y los vampiros, -le aseguró Victor, aunque, estrictamente hablando, no era del todo cierto.


A V La locura de Lerner significaba que ellos debían de usar el procedimiento tres-en-no y habría indudablemente daño en su cerebro. Pero habiendo estado dentro de su mente, Victor no tenía problema con ello. Elvi no era el primer objetivo de la locura de Lerner. Este mortal había matado mujeres por varia razones imaginables. Él era un individuo enfermo que de alguna manera se había deslizado por las escenas del crimen y había dejado varias mujeres asesinadas en sus viajes a través del país. Si el procedimiento lo dejaba en estado retirado con la mitad de su mente destruida, todas las mujer estarían más a salvo por ello. -Bueno, está bien, - Brunswick dijo por último. -Pero solo tú. -Victor sacudió la cabeza. -Necesito a dos de los hombres. Se requieren tres. -Alessandro y yo te asistiremos, -anunció Edward, y luego agregó, -¿Presumo que uno de nosotros iba a ser el receptor de la estaca que él estaba buscando? Siendo ese el caso, parece correcto que asistamos en encargarnos del hombre. Victor asintió resistentemente y giró al mortal para hacerlo salir del restaurante. Lerner había sido dócil desde el momento en que le tocó la muñeca. Victor era capaz de controlar su mente y comportamiento de alguna manera siempre y cuando lo tocara. Continuó sin resistirse mientras lo sacaban. Ellos lidiaron con Lerner rápidamente. Edward, Alessandro y Victor lo rodearon, cada uno tocando sus brazos o cara mientras invadían sus pensamientos y los borraban de su mente. Una vez que terminaron, el hombre estaba inconsciente. Lo movieron, dejando a Lerner contra el edificio vecino, luego Victor sacó su teléfono y lo abrió presionando un número de marcación rápida. Edward y Alessandro esperaron pacientemente mientras hablaba a Argeneau Enterprices, explicaba la situación, y arreglaba que recogieran al hombre. -¿Esperamos aquí a que lo recojan? -preguntó Alessandro mientras Victor cerraba su celular. Sacudiendo la cabeza, guardó de nuevo el teléfono. -No se va a ir a ningún lado y no deben de tardar mucho. Vamos. -Los guió de vuelta a dentro. -¿Todo bajo control? -preguntó DJ mientras el trió entraba al restaurante. Los otros hombres aún estaban parados junto a la puerta. Victor asintió y preguntó: -¿Ahora conoceremos a Elvi?


A V -Pronto, -dijo Brunswick, y luego miró alrededor. -Necesitaremos una mesa más grande ahora que todos están aquí. Veré que puedo arreglar. -Y ahora hay cuatro de nosotros, -dijo Harper mientras el oficial se escabullía. -Quisiste decir cinco, -corrigió Alessandro. -DJ solo está aquí por qué me trajo, -explicó Victor. -Ah. -Asintió Alessandro, y fue Edward quien dijo: -Eso aun así es más competencia de lo que esperaba. -Nada de competencia, en realidad, -señaló DJ. -Ella no puede ser la compañera de vida de todos ustedes. -Eso no es enteramente cierto, -corrigió Harper, y cuando los otros inmortales se giraron hacia él con sorpresa, él dijo, -Yo tenía un amigo en Alemania en la época Victoriana. Él y su primo conocieron a una mujer que ninguno de los dos podía leer. Ella podía ser la compañera de vida de cualquiera de ellos. -Las cejas de DJ se juntaron. -¿Qué pasó? -Ambos la cortejaron. Ella eligió a su primo. -El miró a lo lejos brevemente antes de admitir, -Mi amigo estaba seguro que nunca encontraría a otra que fuera para el también. Incapaz de soportar el pensamiento de ver a su primo disfrutar la felicidad que podría haber tenido, se destruyó a sí mismo. -El silencio cayó en el grupo mientras absorbían las noticias y luego Brunswick regresó. -He arreglado que cambiemos de mesa con Jenny Harper y sus amigos. Síganme, chicos. Brunswick no esperó el asentimiento, sino que se dio la vuelta y continúo. -Nunca me he acostumbrado a ser llamado ‗chico‘ por hombres que parecen mayores, pero que son por mucho más jóvenes que yo. -Comentó Harper. Victor solamente sonrió mientras miraba al frente. -Siéntense, -instruyó Brunswick una vez que llegaron a la mesa. -De hecho, -murmuró Harper mientras el resto de los hombres se sentaban.-Creo que me gustaría ir a agradecer a la Señorita Harper y a sus amigos por darnos la mesa a nosotros. Si me disculpan. -Sin esperar por el permiso de Brunswick, Harper se alejó, deslizándose


A V entre las mesas a la cabina donde habían estado antes. Brunswick frunció el ceño hacia él, pero luego regresó a la mesa y dijo: -Necesito ir a la parte de atrás y ver si Mabel y Elvi han llegado. No me tardaré. Comenzaba a girarse, pero se detuvo, entrecerrando los ojos a algo en la entrada. Victor se giró para mirar en esa dirección, elevando la cejas ante la señal de un agitado, hombre de cabello grisáceo en las vestimentas de un sacerdote que se apresuraba hacia el oficial. -¡Teddy Brunswick! -el hombre estaba sonrojado y obviamente agitado. -¡Louise Ascot me acaba de decir que has traído a media docena de vampiros desalmados a Port Henry! ¿Qué estabas pensando? -Espere, Padre, -Brunswick tomó al padre por lo hombros y lo llevó de regreso por el camino que había venido. -No hay razón para ponerse todo enojón por esto. Todo está bien. -¿Bien? -exclamó el hombre, haciéndolo detenerse y girándose hacia él con incredulidad. No hay nada bien en cuanto a esto, Theodore Brunswick. Elvi es una cosa, ella es una buena mujer de Dios incluso aunque ya no tenga alma, pero ¿traer a seis más de esas bestias? -Padre, este no es el momento ni el lugar, -firmemente dijo Brunswick, urgiéndolo a que siguiera caminando. -Si quiere hablar conmigo de esto, pase por mi oficina en la mañana. Este es el cumpleaños de Owen y no quiero que se lo arruine. -¿Owen? -el hombre parecía sobresaltado. -Oh, por favor dígame ¿él no va a dejar que Elvi lo muerda? No perderé otra alma de una de mis ovejas. No hubo nada que pudiéramos hacer por Elvi, pero Owen es solo un chico. Él… Victor lo miró con ojos que eran plata helada mientras Brunswick finalmente urgía al hombre fuera del restaurante. No había nada que el odiara más que a un clérigo. Fue la iglesia la que había condenado a su esposa para que fuera quemada en la hoguera. Si él hubiera podido habría sacrificado a un monto de ellos en aquel entonces. Pero su hermano Lucian no lo hubiera dejado. Trescientos años más tarde, la garganta de Victor aun ardía en señal de un clérigo, cualquier clérigo. Él los odiaba a todos. -Siento eso, -murmuró Brunswick, haciendo una pausa en la mesa en su camino de regreso. -El padre O‘Flaherty es excitable, pero inofensivo, -les aseguró, luego asintió y se alejó. -Ya regreso.


A V Se apresuró a la parte trasera del restaurante, desapareciendo a través del arco del lado derecho de la pared trasera. Presumiblemente llevaba a la cocina. Apenas se había ido cuando Harper regresó y tomó su asiento. -Bueno, -dijo DJ con fingido buen humor, -tal vez finalmente podremos ver a esta Elvi. -Gracias a Dios, -dijo Edward con tono aburrido. -Entonces así puedo leer a la mujer e irme. Odio los pueblos pequeños. -Si estas tan seguro de que no es tu compañera de vida, ¿Por qué no solo te vas ahora? sugirió Victor, y recibió una feroz mirada de su parte. -No soy un tonto, Argeneau. Esperaré y la leeré solo para asegurarme que es mejor que desperdiciar esta larga y pesada travesía. -Victor se encogió de hombros con desinterés. El hombre lo molestaba, pero esperaba, no tener que soportarlo mucho si él no podía leer a Elvi. -Hablando de tontos, -murmuró Edward, lanzó a Victor una mirada. -¿No esperas que creamos que tú estás aquí buscando a tu compañera de vida? Victor estuvo al tanto de la manera en la que DJ se tensó a su lado, también como del hecho de que los otros hombres ahora lo estaban mirando con renovado interés. Las cejas de Alessandro se elevaron a manera de pregunta. La expresión de Harper, de cualquier modo, mantenía un toque de preocupación. Él, también como los otros hombres, sabía que Victor era uno de los que hacían cumplir las reglas del concilio y estaba dudoso considerando que si él no estaba ahí para encontrar a su compañera de vida, estaba ahí por asuntos del concilio. -¿Bien, Argeneau? –lo apresuró Edward. Victor dirigió una irritada mirada hacia él, pero Brunswick regresó y previno que pusiera al inmortal en su lugar por atreverse a cuestionarlo. -¿Cómo les va por aquí? -preguntó Brunswick mientras se sentaba a la mesa, luego sin esperar una respuesta, dijo: -Las chicas están aquí y Mabel saldrá en un momento. -¿Quién es Mabel? -preguntó Alessandro con confusión. -Estoy aquí para conocer a Elvi, no a Mabel. -Sí, sí, -dijo rápidamente Brunswick. -Pero Mabel es la que está a cargo de toda esta semana.


A V -Pensé que Elvi era la que estaba a cargo. -Harper frunció el ceño. -Ella arregló las cosas conmigo; los correos, la invitación, las referencias… -Sí. Conmigo también, -concordó Alessandro. -Y conmigo. -Los ojos de Edward se entrecerraron en el capitán de policía. Parecía obvio para Victor estaba leyendo su mente y a juzgar por su expresión, estaba vagamente sorprendido de lo que había aprendido. Antes de que Victor se pudiera deslizar en los pensamientos del mortal, las tiras colgando en la puerta entre el restaurante y la cocina sonaron, llevando a otra abrupta pausa al ruido en la habitación. Brunswick miró sobre su hombro, y dijo: -Oh. Ahí está. Ahora regreso. -El hombre se puso inmediatamente de pie y se alejó. -¿Ahí esta quién? -preguntó Alessandro a la mesa entera. -¿Mabel o Elvi? -Esa mujer no es una inmortal. Si ella es Elvi, podemos regresar al auto e irnos a casa ahora, -dijo DJ, pero sus ojos se deslizaron sobre la mujer con algo parecido al interés mientras el Capitán Brunswick la llevaba a la mesa. Ella estaba en sus sesentas según adivinó Victor. Una alta, cuidada mujer con cabello rubio grisáceo y una cara con unas pocas líneas y atractivos rasgos que aun llevaba gran parte de su belleza que debió lucir cuando joven. -Mabel, este es Edward Kenric, Harpernus Stoyan, Alessandro Cipriano, Victor Argeneau, y su amigo DJ Benoit, -los presentó el Capitán Brunswick mientras él se detenía en la mesa, -Caballeros, esta es Mabel Allen. Victor miró a la mujer curiosamente. Esta era entonces la amiga co-propietaria del restaurante y el hostal con Elvi. Brunswick había dicho que su opinión era importante para Elvi, pero Victor no estaba ahí para enamorar a una posible compañera de vida, así que meramente asintió como saludo. Los otros ―pretendientes‖ mostraron mayor interés por externar sus saludos. DJ, de cualquier modo, se puso de pie y tomo la mano de la mujer, diciendo: -Enchanté. Victor hizo rodar sus ojos. DJ usualmente recurría a tales desplantes para encantar cuando intentaba escoger una mujer. Generalmente, ellas eran mucho más y se derretían como


A V mantequilla bajo sus esfuerzos. Mabel no fue impresionada tan fácilmente. Más bien sonrió, su boca estaba tensa y rápidamente soltó su mano. Luego centró su mirada en Victor. Parecía bastante obvio que él no saludaba como debía. La boca de la mujer se torció con desaprobación mientras miraba su atuendo y el estado de su cabello. -Tú necesitas un corte de cabello, -anunció ella, y luego siguió para incluir a DJ en su disgusto. -Ambos lo necesitan, y una afeitada. El comentario hizo que Victor corriera su mano ligeramente sobre su mentón. Hizo una mueca ante el rasp de la barba. Él apenas se había levantado cuando DJ había llegado para recogerlo esa tarde. Todo lo que pudo hacer antes de que anunciaran su llegada fue drenar dos bolsas de sangre. Con el joven merodeando en su sala y mirando curiosamente todo, Victor solo había entrado y salido de la ducha y se había arrojado ropas encima. Él se había olvidado de afeitarse o incluso cepillarse el cabello. Se había secado de la manera en que lo había dejado cuando salió de la ducha y sin duda se veía desaliñado. Habiendo hecho su disgusto claro, Mabel Allen viró su atención a los otros tres hombres. Ellos parecieron mucho mejor bajo su ojo crítico, aunque una expresión cínica cruzó su cara mientras miraba el traje de Edward. Aun así, ella no comentó ni criticó a ninguno de ellos, sino que simplemente asintió como diciendo, ―Ustedes servirán.‖ Parecía que ella prefería su limpia-corta presentación a esta más relajada, necesitas-un-cepillo. -Siéntate, Mabel, -sugirió Brunswick. -Podemos hacer la preguntas que tú hiciste.-Victor apenas estaba irritándose por la idea de más tardanzas cuando la mujer sacudió la cabeza. -El pastel de Owen está listo. Elvi quiere presentarlo ahora. Ella ha estado despierta por un rato y esta hambrienta. -Oh. Supongo que mejor vamos, entonces. -Brunswick frunció el ceño y miró a la mesa donde la pareja y dos adolescentes estaban sentados. Su mirada se movió entonces a la parte trasera del restaurante donde otra familia estaba dejando la cabina más cercana al arco. -Tal vez debemos mover a los Knights a la cabina más cercana de la cocina. Esos pasteles que Elvi hace son enormes y no queremos que tropiece y los tire tratando de pasar por la multitud. -Buena idea, -dijo Mabel y el par se movió.


A V -¿El pastel está listo y ella está hambrienta? -murmuró DJ, sus ojos rastreando a la mujer mayor. -Esta Elvi no puede ser tan mayor si aún sabe cómo hacer un pastel. Si ella es lo suficientemente joven explicaría sus errores. -Su mentor debía de haberle enseñado tales cosas. -Respondió Victor, viendo a Brunswick y Mabel hablar a uno de los adolescentes. Luego ellos se giraron para decir algo a los padres. El cuarteto se levantó y miró hacia la parte posterior del restaurante. Mabel y Brunswick estaban detrás del pequeño grupo, siguiendo al adolecente que habían saludado primero. El joven no estaba teniendo el mismo entusiasmo que los otros, caminando mucho más lento y rápidamente lo dejaron detrás en la misma fiesta. Y, Victor notó, mientras él sonreía, que había un toque preocupado en su expresión. Parecía obvio que el chico estaba nervioso y más a cada paso. -¿Dolerá? -preguntó cuándo alcanzaron la mesa donde Victor y los demás se sentaban. La pregunta llamó su atención y entrecerró los ojos mientras Mabel reía y decía: -No seas tonto, Owen. Claro que no duele. ¿Crees que los hombres estarían haciendo fila para esto si doliera? -Esa respuesta solo hizo que Victor frunciera el ceño con confusión mientras trataba de descifrar de qué estaban hablando. La siguiente pregunta del chico, de cualquier manera, elevó las campanas de alarma en su mente. -¿No me convertiré en uno, o si? -Esta vez no hubo risas y cariños. Mabel y Brunswick intercambiaron una mirada, pero la mujer simplemente dijo: -Ahora, ¿Qué te haría hacer una pregunta cómo esa? ¿Ninguno lo ha hecho, o si? -Eso no es un no, -señaló el chico con ansiedad. -Brunswick y Mabel intercambiaron otra mirada, y la mujer firmemente dijo: -No seas tonto, Owen. ¿Quieres hacer esto o no? Porque podemos solo presentar el pastel y saltarnos el resto. -Hubo una breve pausa mientras miraba hacia la cabina donde estaba el otro adolescente y sus padres sentados, luego rápidamente dijo: -No, no. Lo haré. Dan nunca me dejará en paz si me echo para atrás.- Dj se inclinó y dijo: -No están hablando de lo que creo que están hablando, ¿o sí? -La respuesta de Victor fue tomar el brazo de Brunswick mientras pasaba y hacerlo detenerse. -¿Por qué está preocupado el muchacho? ¿Qué teme que le haga daño?


A V -Su Mordida de Cumpleaños, -contestó Brunswick y continuó caminando, pero Victor lo retuvo. -¿Mordida de Cumpleaños? -repitió cortantemente. Impaciente por irse, Brunswick se explicó rápidamente: -En su cumpleaños número dieciocho, los chico vienen aquí por una cena de celebración especial por la casa. Ellos obtienen el pastel que les hace Elvi, y luego ella los muerde. Hizo una pausa, pero cuando hubo un silencio definitivo de los hombres de la mesa, el agregó, -Es la clase de rito de paso de la niñez a la adultez. -¿Un rito de paso? -preguntó DJ incrédulamente. -Los Indios tienen sus rituales, nosotros tenemos los nuestros, -dijo Brunswick encogiéndose de hombros, luego liberó su brazo. -Tengo que irme. Esta vez, Victor lo dejó escaparse. Esto no era bueno. Esto no era nada bueno. Un repentino siseo en la habitación hizo a todos mirar a la parte trasera de la habitación. Los ojos de Victor se ensancharon mientras una curvilínea pelirroja salía por las puertas que separaban el restaurante de la cocina. Si esta era Elvi, su fotografía era engañosa. En primera, en la fotografía, su cabello parecía oscuro más que el rojo vibrante que en realidad era. La foto también había revelado que ella era pequeña, no más de uno sesenta y uno. Y sin duda no estaba usando el atuendo que usaba ahora. Sus ojos patinaron por el largo, entallado vestido, se quedaron sobre la piel desnuda en la parte inferior de sus piernas revelada mientras caminaba, luego regresó a su cara. Era la misma cara y aun así ahora notaba el picante, calidad elfina de ella, y que sus ojos no eran solamente grandes, eran enormes, y ella tenía la más adorable nariz que nunca hubiera visto. Y sus labios… Victor sacudió la cabeza. Mientras que su fotografía no lo había impresionado, el asunto real de alguna manera le había robado el aliento. Se encontró a si mismo mirándola con fascinación, sus ojos siguiéndola mientras ella se movía a la mesa donde el chico, Owen, y su familia se sentaban. El ligero tintinar de los cascabeles marcaban su caminar y le tomó un momento a Victor darse cuenta que venía de una pulsera alrededor de su tobillo. Entonces se encontró a si mismo mirando ese tobillo, notando la delicada curva de la pantorrilla al talón.


A V Fue hasta que DJ suspiró, que la mirada de Victor se elevó de regreso a la mujer y se dio cuenta que ella había alcanzado la mesa y se había apretujado en el final de la banca con los dos adolescentes. Ella estaba ahora inclinándose hacia Owen, susurrándole algo al oído. Cuando el chico tragó pesadamente y asintió nerviosamente, ella rió suavemente. Toda la habitación estaba en silencio, todos parecían sostener la respiración. -¡Dios santo! Va a morderlo aquí justo delante de todos, -jadeó DJ con horror. -No se atreverá, -respondió Victor con incredulidad, pero incluso mientras él decía estas palabras, ella se inclinaba hacia el muchacho de nuevo. -¡Debemos de hacer algo! -susurró DJ. -No podemos dejar que todos aquí vean esto. Victor no contestó, ya estaba de pie, apresurándose hacia la cabina de la esquina.


A V Capitulo 4

Victor había casi alcanzado la parte de atrás de la cabina cuando Teddy Brunswick repentinamente se puso en su camino. -¿Qué estás haciendo, hijo? - seriamente preguntó el oficial. Victor comenzó a deslizarse por su mente para que se moviera a un lado, y entonces dudó mientras se daba cuenta de que otro hombre se había movido detrás de Brunswick, respaldándolo… y otro. Tensándose, Victor miró lentamente para ver que los padres que estaban sentados cerca de ellos están tensos y entrecerrando los ojos, listos para ponerse de pie en caso de que lo tuvieran que hacer. No fue hasta que Dj habló que se dio cuenta de que el joven inmortal lo había seguido y ahora cubría su espalda. -¿Qué hacemos? -dijo DJ, su voz tan baja que solo Victor podría haberlo escuchado. -Hijo, -gruñó Brunswick antes de que pudiera contestarle a DJ. -Te hice una pregunta. ¿Qué estás haciendo? ¿No pensabas lastimar a Elvi, o sí? Notando el repentino cambio alrededor de ellos, Victor vio que todos los hombres comenzaban a verse malvados, muy parecidos a una muchedumbre que los iba a linchar en cuanto ellos se acercaran. También notó que Alessandro, Harper, y Edward se habían movido para colocarse detrás de DJ, ofreciendo su apoyo si era necesario, pero Victor no quería que esto se tornara en una pelea. Entre su fuerza aumentada y su habilidad para controlar mentes, no sería problema para los cinco lidiar con esta multitud, pero él no quería limpiar el desastre después. La idea de borrar cada mente en cada persona en el restaurante era pesada, además era un negocio riesgoso. Si siquiera una persona probaba ser difícil de borrar y se las arreglaba para mantener recuerdos, ellos podrían borrar el resto de la memoria de los demás y habría sido un completo desperdicio de tiempo. Él aún tenía que borrar la memoria de algunas de estas personas, pero preferiría evitarlo si era posible. Victor no tenía idea de que estaba pasando, que sabían o no sabían esta personas, y no quería forzar sus acciones hasta que lo supiera. Inhalando profundamente, mintió: -No, claro que no. Me malinterpretaron. No tenía intensión de lastimar a Elvi. Solo estaba ansioso por conocerla. -Ah-ha -Brunswick no parecía como si le creyera y Victor comprendió porque cuando el


A V hombre preguntó, -¿Entonces por qué estas apretando la estaca de Lerner en la mano? Victor miró hacia abajo con sorpresa ante la pequeña estaca de madera que aparentemente había sacado de su bolsillo trasero mientras se apresuraba. No había estado al tanto de que lo había hecho. Ahora, se la dio a Brunswick. -Se la llevaba a usted… como una excusa para venir a la mesa y conocer a Elvi. El oficial lo miró con los ojos entrecerrados por un momento y luego permitió que su mirada se moviera sobre los otros tres mortales detrás de él. Aparentemente ninguno de los ―pretendientes‖ cedió al juego por su expresión. Brunswick se relajó una mínima fracción. -Tratando de brincar a los otros hombres, -sugirió. -Algo por el estilo, -murmuró Victor. Brunswick asintió lentamente, pero aparentemente no estaba totalmente convencido. Tomó la estaca pero entonces lo miró más de cerca. -Enséñame tus dientes de nuevo, hijo. No los vi bien cuando se los enseñaste a Vlad. Victor se puso tenso. Obviamente, el hombre deseaba asegurarse de que no tuviera otro cazador de vampiros en sus manos. Victor resintió tener que probar su estatus, pero sospechaba que no se acercaría a Elvi si no abría la boca y luego permitió que sus incisivos se deslizaran y sobresalieran. Teddy Brunswick los examinó pensativamente, incluso estirándose para mirarlo y asegurarse de que no estaban insertados de alguna manera. Pareciendo satisfecho, asintió y se relajó completamente. -De acuerdo, pero este es el momento de Owen. Ustedes pueden hablar con Elvi después. Teddy Brunswick guiñó hacia la mesa donde antes habían estado sentados los cinco hombres. -Vayan a sentarse. Mabel y yo los acompañaremos en un momento. Victor miró detrás de Brunswick y vio a Elvi mirando curiosa en su dirección mientras ella escuchaba distraídamente a un sonriente, platicador y sin morder Owen. Asintiendo renuentemente, el giró y se llevó a los otros inmortales de regreso a su mesa asignada. -Así que estas aquí por asuntos del concilio, -comentó Edward mientras los hombres tomaban sus asientos. -Temía eso, -murmuró Harper. -Supongo que el concilio no estaba complacido por su anuncio en las columnas de solteros. -No mucho, no, -admitió Victor.


A V -Estaba seguro que ella iba a morderlo justo aquí delante de todos, -dijo DJ a manera de excusa, su mirada cambiando de regreso al gabinete de cumpleaños. Sus ojos luego se movieron hacia el atestado restaurante, mirando a cada asistente. -¿Crees que todos lo saben? -¿Cómo no podrían saberlo? -preguntó Victor, mirándolo con el ceño fruncido. Él y DJ podrían tener más en sus manos de lo que esperaban con este caso. -¿Así que, que espera hacer el concilio con Elvi? -preguntó Edward. La expresión del hombre era calculadora. Victor no tenía duda de que estaba considerando que esto podría significar si ella resultaba ser su compañera de vida. Miró las expresiones de los otros dos pretendientes. Todos ellos estaban preocupados, y con buenas razones. -No es solo el anuncio, - finalmente dijo. -Hay rumores corriendo por toda la escena de los clubes en Toronto de que hay una mujer vampiro viviendo en un pequeño pueblo, lagunero, en el sur de Ontario. Los tres hombres cayeron en silencio, solo sus expresiones revelaban que ellos entendían la gravedad de la materia. Había pocas leyes entre su gente, pero eran importantes y no llamar la atención a ellos o la existencia de su gente estaba justo en la cima de la importancia. Otra era que no se les permitía morder a un mortal… excepto en caso de emergencia. Su mirada se deslizó de nuevo a la esquina de la cabina. La mujer estaba riendo de algo que dijo el adolescente. El chico parecía completamente tranquilo ahora y estaba tan encendido como un árbol de navidad, aparentemente sus miedos habían sido abatidos. No importaba. No tenían permitido morder porque incrementaba los riesgos de detección por parte de las otras personas y ella aparentemente intentaba morder al chico y, por lo que Brunswick dijo, no era el primero. -Y ella parece que muerde a mortales, -murmuró Alessandro, aparentemente pensando sobre lo mismo. Victor no comentó. Él miró alrededor del restaurante, deslizándose rápida y fácilmente en varias mentes. Como el temía, cada persona ahí sabía que Elvi era un vampiro… y que él y los otros hombres lo también eran. Elvi Black estaba en grandes problemas con el concilio. El tipo que podías verla estacada y dejarla al sol todo el día, para luego ser decapitada. Él sinceramente esperaba que ella no fuera la compañera de vida de ninguno de los hombres aquí.


A V -Muy bien. -Victor miró hacia arriba para encontrar a Brunswick de regreso, arreglándoseles para hacerlo sin ser escuchado o notado. –Muy bien, -repitió Brunswick ahora que tenía la atención de todos. -Mabel y yo creemos que será mejor una rápida presentación de todos ustedes, y luego Elvi se llevará a Owen a la parte de atrás de su oficina para su Mordida de Cumpleaños. Cuando Mabel vaya a la parte de atrás a recoger al chico, ella le explicará lo que ustedes están haciendo aquí, entonces ella podrá unirse en su mesa y… -¿Qué quiere decir con que ella explicará lo que estamos haciendo aquí?- Le interrumpió Harper. -Ella sabe. Ella nos invitó. -Brunswick hizo una mueca. -De hecho, no lo hizo. Mabel puso el anuncio en la columna de solteros y respondió todos sus correos, luego los invitó aquí una semana. Elvi no tiene idea de nada de esto. -Te dije que nuestra especie no sería tan estúpida para poner un anuncio en la columna de solteros, -dijo DJ con satisfacción. -No, pero tu especie fue lo suficientemente estúpida para contestarlo,- espeto Brunswick, su cara encendida con vergüenza por estar involucrado en el intento de hacer parejas, o solo de irritación. Posiblemente, por ambas. -Así que, ¿ella no se estaba anunciando? -Harper echó una mirada esperanzadora hacia Victor que parecía decir, Aquí hay menos pecados en su lista al menos. Pero solo era uno, pensó Victor, su boca se tensó. Regresó su atención a Brunswick y dijo: -Hay rumores por todos los clubes acerca de una hermosa joven vampiro residiendo en un pequeño pueblo sureño. Como este. -Sí, -dijo DJ, tomando la intensión. -¿Elvi va a Toronto y visita los clubes? -Bueno… -Brunswick parecía ligeramente apenado y miró a lo lejos. -Ella…eee… nosotros… -¿Lo hace? -preguntó Victor, impaciente con su vacilación. -No, -admitió Brunswick. Corrió una mano agitadamente sobre su cabello antes de explicar, -Verán, este es un pueblo pequeño. -Nadie comento sobre este hecho obvio. -Hay una secundaria y todos fuimos ahí juntos. Somos muy allegados por eso, supongo, pero por los últimos cinco años o algo así hemos perdido a varios de nuestro grupo. El esposo de Mabel murió hace seis años de un ataque al corazón. El esposo de Elvi y su hija en un accidente automovilístico un año después, luego Elvi se volvió… -el frunció el ceño. -Todo ha ido en declive desde ahí. Perdemos a uno o dos por año desde entonces, pero este año


A V perdimos a tres de corrido en seis meses. Todos estamos en esa edad, -admitió solemnemente. Victor permaneció en silencio, al tanto de la inconformidad de los otros inmortales. Había cierta cantidad de culpa atada al conocimiento de que este no era el problema que ellos sufrían. Ataques al corazón, cáncer, y eso no eran problemas de ellos. Victor mismo tenía más de dos mil años de edad. La edad no era una amenaza para su especie como lo era para los mortales. -Todos tomamos las muertes muy duro, -siguió Brunswick, -pero Elvi parece tomarlo peor. Ella está viendo a sus amigos y allegados morir alrededor de ella y se da cuenta que ella estará pronto completamente sola. Claro, los más jóvenes la apoyarán y serán sus amigos, estoy seguro, pero no será lo mismo. Además, ellos morirán también, y así. Frunció el ceño hacia la mesa y corrió sus dedos por uno de los marcos de cerámica antes de admitir. -No nos gusta la idea de dejarla pasar por esto sola. Los ojos de Victor se ensancharon ante el conocimiento de eso, como ellos se percataban de su propia mortalidad, estas dos personas, Mabel y Brunswick, estaban más preocupados de su amiga inmortal que estaba siendo dejada atrás sola, que de cómo la muerte los estaba acechando. Lo impresionó y también le dio curiosidad. Victor siempre evitó atarse a los mortales precisamente porque ellos no estaban por ahí mucho tiempo en la gran escena de las cosas. Si el promedio de vida eran sesenta y cinco años, él había vivido más de treinta y cuatro vidas. Pasando ese tiempo viendo amigos morir alrededor de ti uno tras otro solo no podía pensar en ello. -Así que… -Brunswick se enderezó. Las banderas rosas en sus mejillas anunciaban que estaba apenado de lo que estaba a punto de decir y su expresión era molesta. -Barney y yo hicimos un par de viajes a Toronto hace unos meses. -¿Barney? -inquirió DJ suavemente. -Mi subalterno. -Increíble, -murmuro Victor. -¿Qué lo es? -preguntó Brunswick. -Nada. Continúe. Usted y Barney hacían viajes a Toronto. -Sí. -El parecía incomodo de nuevo. -Pensábamos que si había más vampiros en Canadá además de Elvi, ellos estarían en una gran ciudad como Toronto. Fuimos buscando a


A V alguien. -Así era como los rumores habían comenzado en los clubes, notó Victor. -¿Golpearon la escena de los clubes? -Brunswick asintió. -Fue Barney quien pensó que era más posible que los encontráramos en los clubes. Él dijo que si había algunos, ellos probablemente no tenían un pueblo como Port Henry para apoyarlos y ayudarlos a conseguir lo que ellos necesitaban y se imaginó que ellos probablemente… eee… cazaban en clubes. -Él hizo una mueca para disculparse, luego admitió: -Éramos demasiado viejos para los clubes. Las jóvenes pensaban que éramos un par de viejos pervertidos. Nadie nos decía nada. Después del tercer viaje sin resultados, Mabel decidió ir por lo de los anuncios de solteros. Ella se sentía segura de que debía de haber al menos un macho vampiro solitario ahí afuera. Yo pensé que estaba loca, pero… el gesticuló hacia toda la mesa. -Su intento fue más exitoso que los nuestros. -Los hombres de la mesa estuvieron callados por un momento, y luego DJ se puso de pie abruptamente. -Necesito ir al baño de hombres. ¿Victor? -Asintiendo, le siguió el juego, sabiendo que el joven inmortal quería discutir esta última información. -Pensé que solo las chicas iban al baño en parejas, ¿pero ustedes los vampiros también eh? ¿Es en caso de que alguien trate de estacarlos mientras están orinando? -preguntó Brunswick mientras se alejaban de la mesa, y luego agregó. -No tendrán que preocuparse por eso aquí. Somos amistosos con los vampiros aquí en Port Henry. Victor lo ignoró, su mente estaba entretenida en lo que había aprendido mientras seguía a DJ al baño y esperaba mientras se deslizaba en las mentes de los pocos hombres ahí y los hacía salir, hubieran terminado o no. -¿Bien? -dijo DJ mientras la puerta se cerraba detrás del último hombre. -¿Podemos irnos a casa ahora? Ella no puso el anuncio en el periódico o regó los rumores por Toronto. -No, -asintió Victor. -Pero ella ha compartido el conocimiento de su existencia con mortales. -DJ manoteó impacientemente. -No hay leyes en contra de eso. Los sirvientes de Marguerite saben, y la mayoría de los inmortales tienen uno o dos mortales al tanto. Diablos, la mitad de Argeneau Enterprices está formado por mortales que están al tanto del secreto y juraron silencio en esa materia. -Pero Brunswick y los otros mortales aquí no están siendo silenciosos en la materia, apuntó Victor. DJ recorrió con sus manos su cabello con agitación. Era obvio que entre más aprendía de la mujer, el chico más sentía simpatía por ella. Victor sospechaba que él pensaba que nada de esto era culpa de ella, pero Victor sabía que


A V el concilio no lo vería así. Los inmortales eran extremadamente cuidadosos de con quién compartían la información por precisamente esta razón, y por nada más, Elvi Black había fallado para asegurar que la gente en la que había confiado la información era digna de confianza. Teniendo a todo el pueblo al tanto de que eras un inmortal era difícilmente ser cauto y discreto. -¿Qué tal si les advertimos que sean silenciosos antes de que nos vayamos? -sugirió DJ esperanzado. Victor solo sacudió la cabeza y le recordó. -Ella está mordiendo a mortales. -Lo que significaba que ella estaba a punto de colisionar con el concilio, y no sería bonito, pero era su trabajo el encargarse de tales cosas. DJ dejó salir el aire y suspiró. -Estaba esperando que olvidaras esa mordida. -Frunciendo el ceño, sacudió la cabeza. ¿Quién demonios es su mentor? Él debió de haberle dicho que estaba mal. -¿Cómo sabes que ella no sabía que estaba mal? secamente -preguntó Victor. -Ella difícilmente estaría haciéndolo abiertamente si supiera las consecuencias, -apuntó DJ. -Usarlo como un ritual de hombría para todos los jóvenes en el pueblo difícilmente es esconderse y andar mordiendo chicos por ahí en la oscuridad. Ella no puede saber que está en contra de nuestras leyes. -Hmm. -Supuso Victor que eso era verdad. A menos de que la mujer tuviera deseos de morir y de hecho quisiera que su cabeza fuera cortada, ella probablemente no sabía que lo que estaba haciendo estaba mal. -Bueno, parece que será nuestro próximo objetivo. Necesitamos descubrir si ella estaba al tanto de nuestras leyes, y quien es su mentor. -¿Qué importa quién es su mentor? -preguntó DJ con sorpresa. -Él no puede ser responsable de las acciones de ella. -Puede si no le dijo acerca de nuestras leyes. -El único mentor capaz de convertir a un mortal y no preocuparse en decirle de nuestras leyes es uno que se ha convertido en bribón. -Exactamente, -coincidió Victor. -Ah. -El joven inmortal asintió comprendiendo. -Podemos tener un bribón del que no sabemos. Él debió de haberla convertido y dejado con sus propios medios. -Él asintió de nuevo, luego preguntó, -¿El concilio la castigaría si ella no sabía que estaba rompiendo las leyes?


A V -La ignorancia no es una excusa, incluso en las cortes mortales. -DJ suspiró y sacudió la cabeza. -Parece una vergüenza. Si ella no conoce nada mejor, no tuvo la intensión. -Suenas como un abogado clamando su defensa, -dijo Victor con una sonrisa. DJ se encogió de hombros. -Tal vez yo deba defenderla enfrente del concilio. Me cae bien. -Ni siquiera la has conocido aún, -apuntó Victor con una carcajada. -Bueno, me gusta su restaurante, y leí la mente de Brunswick, -anunció DJ. -Él piensa que ella es una condenada buena mujer que siempre tiene que ayudar a otros, y ha sido un pilar de la comunidad toda su vida. Ella aparentemente era voluntaria en todo antes de que se convirtiera y aún lo es. Ella es una buena mujer, Victor. El simple hecho de que sus amigos pasaran por todos estos problemas por ella dice mucho. -Hmm. -Él frunció el ceño. -Entonces mejor averiguamos todo lo que podamos para que el concilio pueda hacer un juicio justo. De otro modo, me temo que ella puede perder la cabeza. -Tensando la boca, DJ asintió y salió del baño. -¿Están listos ahora? -preguntó Brunswick cuando llegaron a la mesa. Cuando ambos hombres asintieron, el dejó salir un suspiro, y se puso de pie. Cuando los otros hombres también se pararon, él dijo: -Ahora, solo recuerden mantener sus bocas cerradas acerca del asunto del anuncio y restringirse a solo decir hola hasta que Mabel tenga su oportunidad de explicarle. -¿Por qué no esperar a que nos presenten hasta que Mabel se lo haya explicado? secamente preguntó Edward. -Seguro eso tiene más sentido. -No si conoces a Elvi, -le aseguró Brunswick. -Una vez que ella sepa que hemos hecho esto estará tan enojada como el demonio, pero también estará terriblemente apenada y si no los ha conocido aun, sin duda se negará a hacerlo. -Él sacudió su cabeza. -No, esta es la mejor manera. Ahora, vamos. Como había sido el caso todo el tiempo, el hombre no esperó protestas o asentimientos, pero simplemente gesticuló hacia ellos para que lo siguieran y se giró para regresar por el camino por el que había venido. -¿Bueno? -preguntó Harper, mirando a Victor por instrucciones. Encogiéndose de


A V hombros, se giró para seguir a Brunswick, al tanto de que el resto de los hombres lo seguían. Casi habían alcanzado la cabina esta vez. Victor apenas había pasado el estante con la estatua de la familia iguana cuando notó movimiento por la esquina de su ojo. Entonces parte de la estatua se separó del resto y se lanzó sobre él. Y todo el infierno se desató.


A V Capitulo 5 -Te dije que la vi moverse, -murmuró DJ. Victor no le puso atención. Toda su atención estaba en la pequeña mujer que estaba sobre él presionando con una servilleta contra su cuello y oreja. El gruñido de Victor cuando la iguana aterrizó en su cuello y hombro y se lanzó sobre su oído había logrado atraer la atención de todos, pero todo el lugar se rompió en gritos y chillidos cuando el comenzó a arañar su cuello y girar en su lugar. Gritando por alguien llamado Pedro, Elvi, había abandonado al chico del cumpleaños y se había apresurado al lado de Victor. Ella removió a la iguana, se la paso al pequeño hombre mexicano quien había venido corriendo desde el fondo del restaurante, y entonces había pedido servilletas de la mesa más cercana, mientras se desasía en atenciones con él. -Lo siento tanto. Él nunca había hecho algo así en los cinco años que hemos tenido el restaurante, -repetía ella, agarrándolo por el brazo para forzarlo a doblarse para que ella no tuviera que continuar de puntitas para ver la herida. Victor gruñó y se inclinó obligatoriamente hacia el frente, parpadeando mientras se encontró a si mismo mirando hacia la baja línea del cuello del vestido de ella ante el considerable escote. -Oh querido. Mejor limpiamos esto y ponemos un vendaje en ello. -Su voz sonaba conmocionada mientras se alejaba de él, removiendo su abundante pecho de su vista. Mejor ven conmigo. Victor se enderezó y esperó mientras ella se excusaba con el cumpleañero y su familia. Entonces él siguió sus cadenciosas caderas en la entallada falda mientras ella encabezaba su camino a través del arco y giraba hacia la pequeña oficina con un escritorio, dos sillas, un pequeño refrigerador, y un archivero de dos puertas. -Toma asiento. - Elvi gesticuló hacia las dos sillas enfrente del escritorio. Removió entre el archivero y abrió una de las puertas para revelar los estantes repletos ordenadamente con papeles y otros accesorios incluyendo un botiquín de primeros auxilios. Encontrando el pequeño botiquín blanco, ella lo colocó en el escritorio y lo abrió. Después de una pausa, ella removió un pedazo de algodón, luego abrió una botella café oscuro y vertió un poso del contenido en el algodón antes de moverse hacia él. -Esto va a arder, -le advirtió ella y comenzó a trabajar limpiando su oreja y cuello.


A V Victor se sentó completamente tieso, difícilmente notando el agudo ardor que ella causaba mientras el inhalaba su esencia. Ella olía a vainilla y especias de la cocina, una deleitable combinación que le hacía agua la boca. Tensando los labios, el trató de ignorar el olor, pero encontró a su nariz trabajando por inhalar más de ello. -Hmm, -murmuró Elvi a su lado, su aliento acariciando su oído. -No esta tan mal como temía. Fue más sangre que daño, gracias a los dioses. Victor no comentó. La herida había sido bastante profunda; de cualquier modo su cuerpo había comenzado a repararse a sí mismo de inmediato. Esto contestaba una de sus preguntas, de cualquier modo. Ella no podía reconocer a otro inmortal. Usualmente era instintivo con su especie. Aunque, al menos pensó, que ellos no reconocían las señales que su mente y cuerpo estaban enviando. Estando al tanto de que sus manos se habían detenido y oyéndola tragar junto a su oído, él se giró para verla. Sus ojos habían sido color avellana como mortal, ahora el brillo verde con plateado y el café en el exterior brillaba dorado. Ella estaba mordiéndose un labio, con un afilado colmillo saliendo mientras ella miraba a su aun sangrante oreja. Él no estaba terriblemente sorprendido. Ella estaba pálida y obviamente no se alimentaba lo suficiente. La sangre sería tentadora para ella. Esperó curiosamente para ver lo que ella haría. -Oh. -Elvi dio una sacudida a su cabeza y dio un paso hacia atrás, con una mano para cubrir su boca y los colmillos que se vislumbraban pasando sus labios. Girándose, ella arrojó un algodón lleno de sangre como si estuviera ardiendo. -Estoy segura que sanará rápidamente. Aunque puede que quieras que el doctor le eche un ojo mañana. -No hay necesidad de un doctor, -murmuró Victor, mirándola de cerca. -Nuestra especie sana rápidamente y bien. -Elvi se detuvo y se giró lentamente. -¿Nuestra especie? -preguntó ella insegura, aun cubriendo su boca con una mano. -Inmortales, -dijo él despacio, luego usó el terminó que Brunswick y Mabel habían repetido muchas veces. -Vampiros. -Elvi aspiró profundamente. -¿Tú… Tú eres… uno también? Cuando Victor asintió, su mano cayó a un lado y ella cayó en la silla opuesta. Estuvo en silencio por mucho tiempo, simplemente mirándolo, pareciendo perdida. Hacía mucho que sus dientes se habían retraído en su lugar antes de ella finalmente hablara. -Cuando regresé por primera vez de México, Mabel y yo intentamos encontrar a otros, pero… -Elvi se detuvo y levantó una temblorosa mano para alejar su cabello de su cara.


A V -Necesitas alimentarte, -dijo él despacio. Asintiendo renuentemente, ella estuvo de pie y se movió hacia el pequeño refrigerador detrás del escritorio para sacar una bolsa de sangre. Evitando su mirada, ella tomo unas tijeras del escritorio, corto la esquina de la bolsa, y sirvió la mitad de la sangre en el vaso en su escritorio. Elvi comenzó a levantar el vaso hacia sus labios, luego se detuvo y, aparentemente recordando sus modales, lo ofreció dudosamente hacia Victor. Cuando el sacudió la cabeza, ella lo elevó a sus labios, y luego se alejó mientras lo bebía. La acción parecía un hábito más que nada y Victor la miró con curiosidad. Elvi bebió el vaso rápidamente como un trago de Whiskey. Entonces se sirvió otro vaso. -Pensé que Owen iba a ser tu cena esta noche, -comentó él. -Estarás muy llena para alimentarte de él. -Una pequeña risa se deslizó de sus labios mientras ella sorbía el segundo vaso. -Para nada. Estoy muy segura de que él se va a acobardar como el resto de ellos lo hace. -¿Acobardar? -preguntó Victor con interés. Elvi asintió mientras se lamía el labio superior, luego explico: -La mayoría de ellos lo hace y es solo una cosa de hermano mayor, pero…ella se encogió de hombros y levantó el vaso hacia sus labios. -Si es así, ¿entonces por qué no olvidar este negocio de la Mordida de Cumpleaños? preguntó él. Ella bajó el vaso y lo miró con curiosidad. -¿Sabes acerca de eso? -Tu Capitán Brunswick me lo estaba explicando, -admitió él. Algo en su tono debió de haber revelado que no estaba impresionado con todo el asunto. Ella asintió y miró hacia abajo a su vaso, luego explicó: -Todo comenzó como una broma. Un grupo de adolescentes vino una noche. Uno de los más pretenciosos me estaba molestando, tratando de hacer que lo mordiera. Él incluso llegó a tomar en su mano una navaja y cortarse. -Elvi sacudió su cabeza ante el recuerdo. Yo quería golpearle el trasero. Pero, claro, no podía hacer eso. En su lugar, solo reí y dije que no mordía a bebés. -Ella hizo una mueca. -Tontamente agregué ―Regresa cuando seas un hombre.‖ -Elvi suspiró y se encogió de hombros. -Dos meses más tarde el regresó. Era su cumpleaños número dieciocho. ―Soy un hombre ahora, Elvi‖ dijo él. ―Legalmente. Quiero mi mordida.‖ -Su boca se tensó. -Traté de burlarme de él, pero él no entendía eso. Él y sus amigos estaban causando un gran alboroto, Mabel finalmente dijo: Él tiene la


A V edad, si lo quiere, muérdelo. Solo significa una bolsa de sangre menos con la que tenemos que lidiar. -Así que lo mordiste, -murmuró Victor. Ella asintió. -Muy a pesar de sus amigos, lo hice venir a mi oficina por ella. No iba a morderlo enfrente de todos como un show de fenómenos. Además, yo… -¿Además? -prosiguió Victor cuando ella cayó en silencio. Elvi sacudió la cabeza. -No importa, -murmuró ella, luego continuó, -un par de semanas más tarde ellos regresaron. Era el cumpleaños número dieciocho de su amigo. Pude decir desde el principio que el amigo no era un problema. Él realmente no quería ser mordido; sólo no quería parecer un miedoso enfrente de su compañero. Lo traje aquí atrás, le dije que no tenía que hacerlo, y le di un vendaje para su cuello para que ninguno lo supiera. Lamenté haber sido tan amable acerca de ello cuando lo oí alardeando con sus amigos acerca de cuan ―caliente‖ había sido. -Ella hizo rodar sus ojos. -Claro, con ese tipo de promoción, un par de semanas más tarde otro se presentó para su Mordida de Cumpleaños luego otro. Casi era de esperarse. ¿Cumples dieciocho? Ve a Bella‘s y has que Elvi te muerda, -dijo ella con ironía. -Todos ellos vienen ahora, pero la mitad de ellos solo están aquí porque sus amigos los obligan, mientras otros quieren pero están más asustados de lo que están excitados al respecto. Entonces algunos llegan drogados o envalentonados por valor líquido y no muerdo a ninguno de esos. Pero, todos vienen a mi oficina y mordidos o no mordidos, llevan un vendaje así que todos creen que han pasado por ello. -Ella corrió sus dedos por el borde de su vaso. -Supongo que uno de cada cinco de hecho es mordido, pero todos consiguen un pastel y un vendaje. -Y el derecho de alardear, -murmuró Victor. Elvi se encogió de hombros. -Chicos siempre serán chicos. Victor estaba cayado. Esta información afectaba las cosas. Incluso podía salvar su precioso cuello. Él no estaba seguro. Había algunos mordiscos entre inmortales y sus amantes quienes estaban dispuestos y eso era en su mayoría ignorado por el concilio. Pero mientras todos esos chicos estaban dispuestos, ellos no clasificaban como amantes y el gran número de ellos enfadaría al concilio. Entonces estaba el hecho de que ella no estaba viviendo en el anonimato y tratando de evitar la detección. Todos en este pueblo parecían saber quién era ella. Un golpe en la puerta hizo a Elvi fruncir el ceño y mirar hacia ella. Colocó el vaso a un lado y se movió a contestar la puerta, revelando al chico cumpleañero de la noche, Owen.


A V -Mabel dijo que debía de venir aquí atrás, -dijo el chico nerviosamente, sus ojos deslizándose de Elvi a Victor, luego lejos. -Claro, -murmuró Elvi, haciéndolo sentarse adentro. Ella entonces se giró para mirar a Victor a manera de disculpa. -¿Nos disculpas? Victor dudó, luego se puso de pie y dejó el cuarto. Él cerró la puerta, pero en lugar de regresar a la mesa, hizo una pausa y se quedó escuchando a través de la puerta. Elvi miró a la puerta cerrada con resentimiento. Ella nunca había conocido a otro vampiro y tenía un millón de preguntas que le gustaría hacerle. Ella temía que había perdido su oportunidad, de cualquier modo. Él no era de ahí. Obviamente solo estaba de paso por el pueblo. Ella no tenía idea de por qué él se había detenido en el restaurante. Tal vez esos hombres con los que había estado habían sido mortales y los había tenido para una cena tardía. Ella suponía que nunca lo sabría. El hombre sin duda regresaría con sus amigos y se iría antes de que ella terminara con Owen y regresara al área del restaurante. Era la primera vez en cinco años que Elvi conocía a otro de su especie ¿y que había hecho ella? Hablar nerviosamente acerca de las Mordidas de Cumpleaños y sus orígenes. Era verdad que él había preguntado, pero si no hubiera estado tan alterada, habría tenido el buen instinto de hacer por lo menos una o dos preguntas que tenía. Como ¿Qué era ella? ¿Podía recuperar su alma? ¿Cómo podía terminar con su existencia? En lugar de eso ella había balbuceado acerca de morder. No solo había sido el hecho de que él era un vampiro lo que la había dejado tan inestable. Era el hombre en sí. Él era alto y hermoso y olía bien y Elvi lo había encontrado terriblemente atractivo antes de que ella incluso descubriera que era un vampiro. Eso en si había sido perturbador. Elvi no había reaccionado así ante un hombre en años. En toda su vida, si tenía que ser honesta con ella misma. Su esposo había sido su enamorado de secundaria. Ella creció con él y lo conocía de toda la vida. Ellos tenían una cómoda relación amorosa, pero no recordaba encontrarse respondiendo a su presencia con cada fibra de su ser como si necesitara la cercanía de este hombre. Ella había estado tan desconcertada por el solo hecho de estar cerca de él que no había notado sus propias reacciones a el olor de su sangre hasta que sus dientes comenzaron a cambiar, y luego su único pensamiento había sido alejarse de él. Mientras se alejaba un poco de él había aligerado el hambre de sangre, no había aligerado sus otras reacciones por él. Elvi había actuado como una adolescente nerviosa en su primera cita, balbuceando como una idiota acerca de tonterías en lugar de hacer las preguntas muy importantes que tenía. Ahora ella solo se sentía confundida y rota. Parte de ella estaba alegre de que volviera a encontrárselo y ser forzada a lidiar con las reacciones que le causaba. La otra parte de ella estaba enojada. La idea pasar otros cinco años antes de toparse con otro de su especie y


A V obtener respuestas la tenía terriblemente descorazonada. Suspirando, Elvi giró para enfrentar a Owen. -Así que… -ella lo miró, notando la palidez en sus mejillas y la falta de emoción. El chico estaba mirando el piso, con un fino temblor recorriendo su cuerpo. Sacudiendo la cabeza, ella gentilmente le dijo: -No tenemos que hacer esto, Owen. -El levantó su cabeza esperanzadoramente, pero entonces su expresión y hombros cayeron de nuevo igual de rápido. -Si no, mis amigos me molestaran hasta que me muera, -dijo el tristemente. -Tenemos que hacerlo. Elvi frunció el ceño, pensando que ser obligado apestaba. Pero no había manera de que ella quisiera morder a alguien que estaba tan obviamente aterrado de la misma idea. -Ellos no tienen que saberlo, -le aseguró y se movió hacia su escritorio. Abriendo el cajón superior, sacó una caja de vendajes especiales para solo este tipo de ocasiones. Escogiendo uno con el Feliz Cumpleaños plasmado en morado, ella lo sacó del paquete y lo sostuvo. Ponte esto y solo pretenderemos que sucedió. Nadie tiene que saber que no te mordí. Owen miró la curita como si fuera una balsa salvavidas, pero preguntó inseguro: -¿Qué digo cuando me pregunten que como fue? -Elvi se encogió de hombros. -Solo diles que tú no besas y lo cuentas. -Sus ojos se ensancharon con nuevo interés. -¿Hay besos? -No, -dijo ella rápidamente y luego se rió suavemente ante su desánimo. -Es solo una vieja expresión que quiere decir que no serás tan indiscreto para contarlo. -Oh. –Él sonaba desanimado. Aparentemente si no había besos, él no estaba interesado. Ella sospechaba que si ella hubiera dicho que sí, había besos, él podría haber cambiado de opinión y decidido que se arriesgaría, pero mientras morder era una cosa, ella no andaba por ahí besando adolescentes. Ella podía parecer de veinticinco, pero Elvi sentía cada minuto de sus sesenta y dos años… lo que era más raro cuando ella pensaba en ello. Antes de convertirse, Elvi siempre se había sentido como una quinceañera atrapada en el cuerpo colapsado de una vieja mujer. Mientras su cuerpo envejecía por fuera, ganando arrugas y debilidad con los años, nunca había cambiado por dentro. Aun se sentía como la misma joven, llena de esperanza que cuando había tenido dieciséis, dieciocho, y veinte. Ahora que se había convertido, de cualquier modo, se sentía como un fraude de sesenta y dos años de edad escondida en el cuerpo de una joven mujer. Parecía que no podía ganar por perder.


A V -Aquí, ponte esto en tu cuello. -Elvi le arrojó el vendaje y se dirigió a su escritorio para recoger su vaso de nuevo. Ella automáticamente comenzó a beber. El sabor la había horrorizado en un principio incluso cuando lo ansiaba. Ya no la molestaba, pero no haría nada como saborear la sangre en frente de Owen. Ya sabía por las reacciones de Mabel que no solo era realmente asqueroso disfrutar el sabor de la sangre, pero era su única fuente de nutrición, no podía evitarlo. -¿Cómo sabe? –preguntó curiosamente Owen. Elvi bajó el vaso y consideró como contestar la pregunta. Finalmente le dijo: -¿Seguro te cortaste un dedo o tu mano y lo pusiste en tu boca en algún momento? -Sí, -admitió el. -Bueno. -Elvi se encogió de hombros y colocó el vaso abajo y sirvió el resto de la sangre. Entonces sabes cómo sabe. -Owen frunció el ceño. -¿No sabe diferente ahora que eres vampiro? -Un poco, -admitió renuentemente. Incómoda con la conversación y el hecho de que le recordaba que era ahora algo como un fenómeno, Elvi gesticuló hacia la puerta. -Debes ir a comer tu pastel. Lo hice yo misma. -Owen asintió y se movió hacia la puerta, luego se detuvo y miro hacia atrás. -Gracias, -ofreció él y corrió un dedo por el vendaje en su cuello.-Por esto. -De nada, Owen. Feliz Cumpleaños. -Gracias, -hizo una mueca y alcanzó el pomo de la puerta, agregando, -y buena suerte esta noche. -Elvi comenzaba a darle la espalda, pero se detuvo y miró hacia él con confusión. -¿Qué quieres decir con ―buena suerte esta noche‖? -Owen parecía sorprendido ante la pregunta. -Ya sabes… los chicos vampiros que vinieron al pueblo. -¿Qué? -Elvi comenzó a parpadear. Owen frunció el ceño ante su confusión. -Ya sabes… el tipo que estaba aquí y sus amigos. -Cuando su expresión no cambió, el pareció preocupado y murmuró, -sé que se supone que era un secreto las semanas pasadas, pero pensé que Mabel te lo había dicho ahora. Quiero decir están aquí. Ella tiene


A V que habértelo dicho. -¿Quiénes están aquí? -preguntó Elvi, colocando su vaso abajo y moviéndose alrededor del escritorio. Owen dudó. Finalmente dijo: -No creo que deba decirte. Creo que se supone que es sorpresa. -¿Qué se supone es una sorpresa? -preguntó ella, más impaciente. -No me gustan las sorpresas, Owen. Solo dime. -Cuando el continuo dudando, ella cambió impacientemente y dijo: -No le diré a nadie que me dijiste. Será otro secreto entre nosotros. -Una breve lucha tuvo lugar en la cara de él y luego asintió solemnemente. -Debías saber de cualquier modo. Y además, tú hiciste esto por mí. Los ojos de Elvi siguieron su dedo que recorrió su garganta y ella sonrió tristemente. No había hecho nada sino darle un vendaje y suponía que él se refería a la parte de mantener el secreto. -Está bien, -Owen cambió sus pies y luego miró hacia atrás a través de la habitación. -Te lo diré. -Elvi se detuvo en la esquina de su escritorio y esperó pacientemente para que él comenzara. -Si ya has terminado, creo que probablemente debas regresar a tu mesa con los otros. Victor se tensó ante esa fría voz. Girándose lentamente de la puerta y la conversación que tenía lugar dentro, él miró a Mabel, encogiéndose por ser sorprendido escuchando a escondida. -Yo estaba… -Sé lo que estabas haciendo, - ella interrumpió secamente. La mirada de Victor se estrechó mientras ella deslizaba su mano en su bolsillo, sus alarmas advirtiendo que ella podía tener un arma ahí. -Regresa a la mesa por favor, -insistió ella, con la mano aun en su bolsillo. Victor miró su severa determinación y completa falta de miedo. Ella no tenía idea de a quien estaba mangoneando. Él podía haber… Victor dejo los ―podía haber‖. Él no iba a lastimar a la mujer y ella parecía saberlo. Encogiéndose de hombros, él miró hacia atrás. Evidentemente entre más se acercaba él, más incomoda estaba ella, y aparentemente ella estaba menos temeraria de lo que él había pensado, entonces repentinamente ella sacó de


A V su bolsillo una cruz de seis pulgadas y la sostuvo delante de ella, susurrando: -Atrás. Victor se detuvo, su expresión incrédula ante la cruz que ella estaba sosteniendo como un escudo. Esta no era el arma que él esperaba. Él no había tenido una de esas destellando enfrente de él en centurias. Por amor de Dios, la mujer era aparentemente amiga de Elvi; ella debía saber que las cruces y otras reliquias no tenían efecto sobre ellos. -Puede poner eso en otra parte, -dijo el calmadamente, odiando ver a cualquiera asustado innecesariamente. -No puede lastimarme y yo no iba a lastimarla. -Ella simplemente la sostuvo más cerca de él y entrecerró los ojos. Haciendo rodar sus ojos, Victor la alcanzó y cerró la mano sobre la cruz, casi riéndose de la sorprendida apariencia de ella. -¿Ve? -dijo él después de un momento cuando ambos se quedaron congelados. -No hay siseo de carne quemándose, no hay dolor. Las reliquias religiosas no tienen efecto. -Victor soltó la cruz y dio un paso hacia atrás para tranquilizar su miedo ante su cercanía. -Estaba oyendo a través de la puerta para ver si Elvi no tenía algún problema con el chico. El parecía asustado y ansioso. Ella lo manejó hermosamente. Ahora, debo regresar a la mesa para esperar con los otros. Restaurada su dignidad, Victor continúo saliendo al área del comedor.


A V Capitulo 6 -¿Qué? -Elvi se dejó caer en su silla del escritorio. -¿Ellos hicieron qué? -Owen tragó nerviosamente. -Ellos… eee… ellos pusieron un anuncio en el periódico para un hombre vampiro, -repitió él. -Y se supone que vendrían seis al restaurante esta noche para conocerte. Cinco de ellos ya están aquí, creo. -Cuando Elvi lo miró con horror, él cambió de posición incómodo, luego dijo: -Bueno, mejor regreso a mi mesa. Eee… gracias… por -el señaló su cuello, -tú sabes. Elvi oyó la puerta abrirse y cerrarse, pero solo se sentó ahí, su mente girando. Ella no podía creer que Mabel y Teddy pudieran… Dios Santo. Ella no sabía si reír o llorar… o arrojar las cosas. ¿En que estaban pensando? La puerta se abrió y Mabel entró a la habitación. -Apenas me encontré a Owen. ¿Cómo estás? -incluso mientras ella hacia esa pregunta, su mirada aterrizó en la bolsa de sangre vacía en el escritorio. -¿Se acobardó, eh? -sacudiendo la cabeza, Mabel cruzó la habitación y tomó la bolsa y la arrojó a la basura, luego se colocó en la esquina del escritorio de Elvi y dijo. -Escucha. Tengo algo que decirte. -Pusiste un anuncio en el periódico de Toronto anunciando una soltera, mujer vampiro buscando un hombre vampiro y escogiste a seis para venir a pasar una semana en Port Henry, -dijo Elvi pasivamente. -Ah. -Mabel corrió su lengua nerviosamente sobre sus labios. -¿Owen? -Elvi asintió. -Él me deseó suerte con lo de esta noche y luego lo hice decirme de qué estaba hablando. -Hmm. -Mabel mordió su labio y dejó escapar una resignada inhalación. -Bueno, es mi culpa. Debí de haberte dicho antes, pero temía que te enfadaras. -¡Estas malditamente en lo correcto de que me iba a molestar! -espetó Elvi, y luego preguntó con incredulidad: -¿Qué estaban pensando? -Bueno, -ella dudó, luego dijo con tono grave, -Estaba pensando que tengo sesenta y dos años de edad y no voy a estar por aquí mucho tiempo y… -¡No digas eso! -exclamó Elvi con horror.


A V -Oh. Elvi. -Mabel sacudió su cabeza tristemente. -Ambas perdimos a nuestros maridos y a muchos amigos en los últimos años. Tres de nuestro grupo han muerto solo en los últimos seis meses. ¿Quién sabe cuánto tiempo más tengo aquí? No quiero morir sabiendo que tú te quedarás aquí sola. Elvi se sentó de nuevo y la miró, odiando lo que estaba diciendo, pero sabiendo que estaba en lo correcto. Sus amigos y allegados estaban empezando a caer como moscas y cada pérdida la hacía sentir triste, enojada, y simplemente culpable por que la muerte era algo que ella no tendría que considerar más. -Esto es lo mejor. Si te encontramos una pareja vampiro, tendrás a alguien para ayudarte con… todo, -Mabel terminó tristemente en lugar de mencionar su propia muerte de nuevo. Elvi estaba en silencio. Parte de ella estaba tentada por el pensamiento de tener a alguien ahí para ella, alguien que no tuviera miedo de perder. Pero la otra parte de ella… -No creo que esté lista para comenzar a salir de nuevo, - ella admitió infelizmente. -No es salir exactamente, -le aseguró Mabel, y cuando Elvi miró hacia ella con abierto desconcierto, ella continuó, -Mira, toneladas de hombres respondieron al anuncio. Los escogí, les contesté y elegí algunos que pensé serían reales. Tampoco lo hice tan mal. Resulta que solo tuve que regresar a dos. El resto de ellos son vampiros reales como tú. Están presentables y parecen suficientemente buenos… bueno, excepto por el greñudo al que mordió la iguana de Pedro,-agregó ella con disgusto. -Él es un busca problemas. Eso es probablemente por qué el reptil brinco sobre él. Los animales sienten esas cosas. Elvi parpadeó. Ella había estado tan sorprendida por lo que Owen había revelado, que había puesto dos y dos juntos y conectado a su vampiro herido con los planes de Mabel y Teddy. Claro, ella se dio cuenta, él no estaba solo de paso por el pueblo, él estaba aquí para conocerla… por el anuncio de solteros… por que él creyó que ella se estaba anunciando en busca de un hombre. -Oh Dios, - murmuró ella con humillación. -No, estará bien, -le aseguró rápidamente Mabel mientras Elvi se encogía en su silla y cubría su cara sonrojada con sus manos. -Mira, Teddy y yo nos hemos encargado de todo. Todo lo que tienes que hacer es pasar la semana con ellos en la casa y ver si haces clic con alguno de ellos. Simple. -Elvi dejó caer sus manos. -Ellos piensan que soy alguna vieja desesperada que puso un anuncio en el periódico.


A V -Vieja, -espetó Mabel. -Si me viera tan bien como tú, no me importaría tener sesenta y dos. Además, ellos contestaron el anuncio. Y tú no lo pusiste. ¿Así que quien está desesperado aquí? - Elvi murmuró: -Oh Dios. Esto es tan embarazoso. -No lo es, -insistió Mabel. -Y no tienes que salir. Será lo que tú quieras. -Cuando Elvi solo sacudió su cabeza infelizmente, Mabel agrego: -Al menos, puedes hacer amigos de los que no te tengas que preocupar y te teman. Y si tienes suerte, ellos conocen a otras mujeres vampiro con las que puedes salir. Elvi se detuvo a sopesar eso. Tal vez esto no era tan malo como había pensado. Después de todo, ella tenía que hacer todas esas preguntas que tenía. Sería bueno no ser tan ignorante acerca de lo que ella era ahora. -¿Cuatro de seis, eh? -preguntó Elvi. -Owen dijo que habían seis allá afuera. -Oh. -Mabel hizo una mueca. -El quinto es amigo del vampiro que la iguana de Pedro mordió. -Ella sacudió la cabeza. -¿Qué tan inmaduro es eso? Necesitar traer un amigo. -Oh, no lo sé, probablemente es tan maduro como una amiga teniendo que poner un anuncio en un periódico para encontrarte una cita, -dijo Elvi secamente. Mabel chasqueó su lengua, luego se puso de pie y consideró algo brevemente. -Pareces cansada. -No debería. Me dejaste dormir hasta tarde. -¿Pero? -protestó Mabel. -Pero estoy cansada, -admitió Elvi, aunque ella sospechaba que era un cansancio del alma. En el momento en que pensó eso, se sintió más deprimida. Era un vampiro. Muerto. Desalmada. Mirando con interés la cara de Mabel, ella forzó una sonrisa. -Estoy bien. -No has estado bebiendo tanta sangre como acostumbrabas, -apuntó Mabel infelizmente. Tal vez estas débil. -No creo que los vampiros sean débiles, Mabel. -Mabel asintió, pero aun parecía preocupada. -Escucha, ¿Por qué no solo vas a casa y te relajas? Yo me encargaré de enjaular a los hombres. -Las cejas de Elvi se elevaron.


A V -Después de todos los problemas que has pasado, ¿me dejas fuera del negocio? -No exactamente. Solo creo que sería mejor dejarlos que te conocieran más naturalmente en la casa como si te corrieran mejor que servírtelos como un cerdo asado en tu plato. Elvi frunció el ceño ante la imagen. A pesar de haber conocido a uno de los hombres y encontrarlo muy lindo y apuesto, su mente se presentó con la imagen de ella siguiendo a Mabel a la mesa llena de tipos Drácula, todos viéndola especulativamente, decidiendo si ella era suficientemente buena para ellos. Temblando, sacudió su cabeza y se puso de pie. -No estoy lista para esto. -No, -coincidió Mabel, deslizando un brazo alrededor de sus hombros y urgiéndola hacia la puerta. -Debí de haberte advertido o algo. -Hmm, -murmuró Elvi, pero no pensó que más tiempo la ayudaría con esto. Para ella se sentía como si todo el asunto estuviera simplemente enfatizando cuan diferente era ella ahora respecto a todos con los que había crecido y conocido. Su diferencia era que algo en lo que se esforzaba por evitar conocer. Un asunto difícil considerando que ella dormía en un ataúd, no podía mirarse en un espejo, y no comía más comida, pero Elvi aun de alguna manera se las arreglaba. Ella sospechaba que se había convertido en la Reina de los Condenados estos últimos cinco años. -Ve a casa, cámbiate lo que quieras, pon la chimenea y sírvete un vaso de v… sangre. Elvi sabía que Mabel iba a decir vino, pero se había corregido a ella misma. Deseaba con todo su corazón que pudiera tomar vino. Un vaso de vino y el fuego en la chimenea sonaban tan relajante y normal. Un vaso de sangre y un fuego no tenían la misma connotación. -¿Quieres que te lleve? -preguntó Mabel mientras ella abría la puerta de la oficina. Elvi sacudió la cabeza. -No seas tonta. Son solo tres cuadras. -Está bien. Bueno, tendrás la casa para ti sola. Tendré a los hombres aquí hasta que cierre el restaurante. Victor tamborileó sus dedos impacientemente en la mesa, su mirada fija en el arco en la parte posterior del restaurante. Eventualmente, Elvi tenía que salir de ahí, ¿seguro? La mujer los había dejado esperando toda la noche mientras el restaurante se vaciaba


A V lentamente y ellos encerrados por Mabel y Brunswick. Un experimento de seguro. Usado para obtener información de ellos al mínimo con mortales, cinco hombres sentados, cambiando incómodamente y contestando tan evasivamente como podían. De cualquier modo, Mabel era tan determinada, haciendo preguntas directas tales como ¿Qué hacían para vivir? ¿Estaban casados? ¿Cuáles eran sus intereses? Victor había estado tan presionado por no deslizarse en su mente y hacerla detenerse y sabia por las miradas que los otros hombres le echaban, que los otros esperaban lo hiciera, pero no se habían atrevido ellos mismos con él ahí. Como el más viejo, un cazador del concilio, y un miembro de una de las familias más antiguas entre las de su especie, naturalmente le hacían deferencia. Victor no había hecho detenerse a la mujer por dos simples razones. Uno, él había sentido que uno de los hombres resultaría ser el compañero de vida de Elvi Black, entonces ella debía de tener la información que Mabel estaba tratando de obtener. La segunda razón era que él tenía curiosidad de que tan lejos llegaría la mujer por su amiga. Se estaba volviendo claro que mientras sus métodos le estaban causando a Elvi problemas con el concilio, ellos lo habían hecho por amor y lealtad. Estos dos ciudadanos mayores estaban realmente tratando de ayudar a su Elvi. Siendo capaces de presentar sus recuerdos ante el concilio esto podría ayudar a la mujer cuando ella fuera finalmente llevada con ellos. El tamborileo de Victor se detuvo esperando cuando el último cliente se fue y Mabel apareció de la cocina para cerrar la puerta del frente y luego se movió hacia su mesa. -De acuerdo, -dijo ella, su mirada moviéndose críticamente de uno a otro. Cuando el silencio comenzaba a molestarlo, Victor preguntó: -¿Finalmente vamos a poder pasar tiempo con Elvi? -Brunswick lo miró con sorpresa. -Elvi se fue a casa hace horas. ¿No mencionamos eso? -No, ciertamente no lo hicieron, -dijo cortamente Victor. -Si ese es el caso, ¿Por qué hemos estado sentados aquí por horas viendo mortales comer? Pensé que todo el punto de esto era conocer a Elvi. -Lo es, y lo harán, -Mabel espetó de regreso, luego agregó, -Ella estaba cansada. La envié a casa para que se relajara y se acostumbrara a la idea de lo que habíamos arreglado esta semana. -El entendimiento inmediatamente destelló a través de Victor. -Quieres decir que ella estaba molesta por lo que habían hecho a sus espaldas. -Mabel frunció el ceño, luego lo ignoró y anunció:


A V -Vamos a la casa ahora. Teddy se llevará a cuatro de ustedes en su auto y yo puedo tomar el resto conmigo. -Yo voy contigo, -anunció DJ poniéndose de pie. Victor notó la manera en que la boca de Mabel se tensó con disgusto. Él también encontró difícil creer que DJ de hecho se ofreciera como voluntario para ir con la vieja hurraca. Ella no había hecho nada más que criticar y molestarlo a él y a DJ toda la noche. La mujer definitivamente no tenía nada bueno que decir acerca de ellos a Elvi. No era que le importara, pero él se preguntaba por qué DJ se ofrecería a sí mismo para hacer compañía a la mujer. -Está bien, el resto está conmigo, entonces. -Brunswick los apresuró a la parte posterior del restaurante. -¿Qué hay de nuestro auto? -preguntó DJ mientras salían al estacionamiento. -La casa no está lejos de aquí. Solo los llevamos en el auto para que sepan dónde está. Pueden venir por los autos más tarde, -contestó Mabel inmediatamente. Ella se detuvo junto a un Toyota rojo y abrió la puerta del conductor. Cuando DJ comenzó a abrir la puerta del copiloto, ella lo miró con los ojos entrecerrados y ordenó: -Asiento trasero. Victor mordió su labio para evitar reírse mientras DJ fruncía el ceño y se metía atrás. -Mi auto esta por aquí, -anunció Brunswick mientras los guiaba al único otro auto en el pequeño estacionamiento, un auto de policía estacionado en la esquina derecha. Mirando la reja entre el asiento delantero y el trasero, Victor se movió para el asiento del copiloto antes de que cualquiera pudiera reclamarle. No había manera de que se sentara en el enjaulado asiento trasero, apretado entre otros dos hombres. Mabel no había estado bromeando acerca de que la casa estaba cerca. Eran apenas un par de minutos antes de que Brunswick estuviera maniobrando en la entrada que se curvaba detrás de una gran casa Victoriana de ladrillo. -Solo hay seis habitaciones, -anunció Mabel mientras los dejaba en la entrada frontal. -La de Elvi, la mía, y cuatro habitaciones de huéspedes. Eso significa de dos de ustedes tendrán que dormir juntos. -Ella se detuvo al pie de las escaleras de caracol para mirar a Victor y DJ. -Y ya que tú elegiste traer a un amigo sin invitación, Argeneau, ustedes pueden ser los que compartan. -La boca de Victor se tensó, pero no comentó nada mientras ella comenzaba a subir las escaleras.


A V -Que decoración tan deliciosa-, elogió Edward, su mirada deslizándose sobre el trabajo en madera sobre las puertas antes de regresar a seguir a Mabel. -¿Victoriano? -Sí. -Ella de hecho sonrió hacia Edward, algo que Victor casi había decidido ella era incapaz de hacer. -La casa fue construida en 1890. -Que fino trabajo. -Edward corrió su mano amorosamente sobre el curvado barandal de la escalera. -Los Victorianos entendían la belleza de la fina artesanía. -No podía estar más de acuerdo. -Mabel se rezagó y disminuyó su velocidad para que ellos quedaran lado a lado mientras continuaban. Victor se las arregló para no burlarse ante los escultistas puntos que Edward estaba desmenuzando. El hombre estaba obviamente alardeando, de alguna manera sorprendente del pomposo Británico. Una vez que ellos estuvieron en el segundo piso, Mabel los llevó a la derecha a lo largo de un pequeño corredor hacia una puerta. -Victor y DJ dormirán aquí. -Ella abrió la puerta para mostrarles una gran habitación con una cama King size, un área para sentarse con un sillón, silla y mesa, y un pequeño refrigerador. Haciéndose a un lado, Victor miró a la derecha y vio dos puertas, una llevaba al closet, y la otra al baño. -El sillón se convierte en una segunda cama, -anunció Brunswick, recordándoles su presencia. Entonces se movió y dijo: -Aunque, supongo que no las necesitan. Afortunadamente, todas las habitaciones son lo suficientemente grandes para sus ataúdes. Victor pensó que la broma era de mal gusto. El hecho de que ninguno de los inmortales se riera, sugería que estaban de acuerdo. Estaban todos en silencio mientras seguían a Mabel fuera de la habitación de nuevo hacia el pequeño recibidor. Ella los llevó al lado opuesto del recibidor y hacia arriba en otras escaleras de caracol hacia el tercer piso de la casa. Este nivel obviamente había sido renovado recientemente. El fino trabajo de madera estaba ausente aquí y todo parecía nuevo. Cada habitación estaba provista con una cama King size, un área para sentarse, su propio refrigerador pequeño, y un baño. -No sé si hicieron los arreglos pertinentes, pero almacenamos sangre para ustedes, anunció Brunswick mientras Edward se detenía en el refrigerador y abría la puerta para revelar dentro varias bolsas de sangre.


A V -Preferiríamos que no mordieran a los habitantes, - firmemente agregó el oficial. -Eso no será una preocupación, -le informó Harper en voz baja, evitando la mirada de Victor. -Está en contra de nuestras leyes el morder a mortales a menos de que sea un caso de emergencia. -¿Lo está? - Brunswick frunció el ceño, obviamente considerando que su Elvi estaba mordiendo mortales. Luego él enderezó sus hombros y dijo: -Bueno, me agrada oírlo, pero yo soy la ley aquí en Port Henry. Si tienen un problema, vengan a verme. Si son un problema, pueden esperar que iré a encontrarlos. Como amenaza era efectiva, pensó Victor, o lo habría sido si el hombre no fuera mortal. Parecía obvio que ellos habían vivido demasiado con su domesticada Elvi que ellos asumían ahora que todos los inmortales eran así de condescendientes. El hombre tenía mucho que aprender. Afortunadamente para él, Victor no tenía interés en enseñarle. -Voy por el auto, -gruñó él, girándose para regresar. -¿Quieres compañía, Victor? -preguntó DJ, alcanzándolo en el descanso del segundo piso, luego frunció el ceño y agregó, -Puedo hacerla de chaperón, asegurándome de que no te atrapen y te metas en problemas con el Capitán Brunswick. -Victor sonrió ligeramente ante la tentadora oferta, sin sorprenderse de que DJ entendiera que se alimentaría en el camino. Sacudió la cabeza. -No hay necesidad. -De acuerdo. Voy a tomar una bolsa en nuestra habitación mientras tú estás en eso, entonces, -dijo DJ, continuando por el descanso y dando vuelta en la esquina mientras Victor comenzaba a bajar por las escaleras. Preguntándose sobre el comentario acerca de ser cuidado para evitar que Victor se metiera en problemas, Elvi comenzó a enderezarse de la cerradura por donde había estado espiando, pero se detuvo mientras dos hombres más aparecían en las escaleras del tercer piso. Uno era alto de cabello bonito. El otro era un par de pulgadas más bajo y de cabello oscuro. Ambos eran apuestos. Ella los miró con curiosidad mientras ellos pasaban. -No estaba esperando esto, -comentó el hombre de cabello oscuro. - Elvi, no mencionó que habría otros aquí. -Quieres decir Mabel, -lo corrigió y le recordó el rubio. -Mabel es la que escribió los correos.


A V -Sí. Mabel. -No tampoco esperaba competencia, -admitió ahora el rubio infelizmente, y luego se encogió de hombros. -Así es la vida. -Sí, -el moreno murmuró y luego agregó, -No me importaría tanto de Victor o tú, pero Edward, él es un dolor de culo. -Hmm. -El rubio asintió. -Esperemos que él pueda leerla, o que ella le dé su pase de salida rápido. -El moreno sacudió su cabeza. -Él será el perfecto caballero enfrente de ella. Es solo a sus espaldas que nos estará empujando el pulgar4, solo mira como está adulando a su amiga Mabel para obtener su favor. -Creo que él se deslizó en su mente para sembrar cierta influencia ahí, -dijo el rubio. -¿Tú crees? -preguntó él con sorpresa. -Eso difícilmente es jugar limpio. -Todo se vale en el amor y los compañeros de vida, -contestó secamente el rubio. Elvi no escuchó la respuesta del otro hombre. Los dos estaban fuera de su vista en las escaleras y no estaban más en su rango de audición. -Realmente amo esta casa. Los Victorianos tenían sus fallas, pero la arquitectura no era una de ellas. -Los ojos de Elvi se deslizaron de nuevo al final del recibidor mientras el quinto y último hombre descendía con Mabel y Teddy. -Oh, no podría estar más de acuerdo, Edward, -insistió Mabel, y Elvi frunció el ceño ante el agudo tono en su voz. Mabel nunca hablaba agudo. Y este era el Edward que los hombres habían mencionado, ella se dio cuenta, entrecerrando los ojos. ―Creo que él se deslizo en su mente y sembró algo de influencia.‖ Dijo el rubio. Elvi no tenía idea de que estaba hablando, pero pretendía averiguarlo. Ella no iba a tener a su amiga siendo usada. -Debo ir por mi auto, -murmuró Edward mientras pasaban la puerta donde Elvi estaba agachada, mirando a través de la cerradura. -Teddy puede llevarte por él, -ofreció Mabel, y la expresión de Elvi se tensó más. No era como si Mabel ofreciera a otros para una tarea. Si acaso, ella se hubiera ofrecido a llevarlo.

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Gesto obsceno que se hace al colocar el pulgar detrás de los incisivos


A V -Uh… seguro, -accedió Teddy, obviamente igual de sorprendido de Mabel por haberlo ofrecido. -Pero después tengo que regresar a la estación. Enderezándose, Elvi se alejó de la puerta mientras su cabeza trabajaba. ¿Estaba Edward controlando la mente de Mabel? ¿Y qué era eso en lo que Victor estaba que su amigo pensó necesitaba cuidarlo? Qué demonios había hecho Mabel, ¿invitar a estos hombres aquí? Hasta ahora los únicos dos que no parecían estar metidos en nada eran el alto tipo Nórdico y el más bajo, chapado italiano. Suponiendo que ella no iba a averiguar nada quedándose en su habitación, Elvi enderezó sus hombros y se movió rápidamente a la puerta opuesta a la que había usado para husmear. Se deslizó por el oscuro porche unido a su habitación y se apresuró escaleras abajo al piso inferior.


A V Capitulo 7

-¿Elvi? ¿Eres tú? ¿Qué estás haciendo en los arbustos? -Maldiciendo por lo bajo, Elvi salió y cruzó hacia donde estaba Teddy junto al auto de policía. Tratando de no sonar apenada por haber sido descubierta, ella dijo: -Hola Teddy. Ella intentó decidir cómo explicar su comportamiento. La verdad era, que se apresuró por el pórtico y alrededor de la casa para ver en que andaba el hombre llamado Victor. Ella dio la vuelta en la esquina para encontrarlo ya a media cuadra del camino, dirigiéndose a Main Street. Elvi había dado un paso para seguirlo, pero el rubio y el italiano habían salido de la casa y ella se escondió en los arbustos para evitar que la vieran. Desafortunadamente, fue ahí cuando Teddy había salido por la carretera en su auto. Por supuesto, él la encontró. -Estaba, solo buscando este… eee… arbustos dañados, -ella lamentablemente respondió. -Oh, -él parecía inseguro, y luego miró hacia la casa cuando la puerta se abrió y Edward, el rubio con el acento británico, salió. Elvi se movió mientras él se aproximaba. Ella realmente no deseaba conocerlo aún. -Bueno, -ella dijo alegremente, dando un paso para atrás. -Tengo que checar las plantas al costado de la casa. Nos vemos después, Teddy. -Girando abruptamente, se apresuró a un costado del garaje, y luego se detuvo. La calle estaba vacía. No había señales de ninguno de los hombres. Parecía que no seguiría a ninguno. -Maldición, -murmuró Elvi mientras continuaba alrededor de la casa hacia la entrada del porche inferior y pasaba a través de la habitación para llegar a la parte posterior de nuevo. Una mirada hacia la salida le mostró a Teddy y Edward saliendo a la calle. -¡Oh, ahí estas! -Mabel salió de la cocina y sonrió. -Me preguntaba a donde te habías ido. ¿Te sientes mejor? -Sí, -mintió. La verdad era que tenía un fuerte dolor de cabeza, probablemente causado por la frustración, pensó con un suspiro. Mabel asintió, luego miró hacia arriba, hacia la noche estrellada. Su mirada luego danzó hacia el jardín más allá del porche y comentó: -Estaba pensando en hacer una fogata.


A V -Los huéspedes probablemente disfruten eso, -murmuró Elvi. -Todos han salido, creo, -anunció Mabel. -Fueron por los autos. -Elvi estaba segura que el amigo barbudo de Victor aún estaba en la casa, pero no dijo nada y simplemente siguió a Mabel hacia la pila de madera para recoger unos trocos. -¿Por qué no nos consigues unas bebidas mientras enciendo el fuego? -sugirió Mabel una vez que habían movido una pequeña pila hacia la fogata. Elvi se giró y se dirigió a la casa. Mabel era mejor en encender el fuego de todos modos. Ella había terminado de servir los tragos y estaba intentando abrir la puerta de la cocina sin derramarlos cuando un brazo la pasó y empujó la ventana de la puerta para abrirla. -Permítame. -Elvi se detuvo y se giró para mirar al hombre que la había ayudado, el amigo barbudo de Victor. -DJ, -se presentó el mismo con una sonrisa. -Y tú eres Elvi. -Ella asintió, incapaz de resistirse para sonreír en respuesta sin sentir como se sonrojaban sus mejillas. La sonrisa del hombre era contagiosa. -¿DJ es abreviación de qué? -Dieudonne Jules, -contestó el de inmediato. -¿Dieudonne? -repitió ella pensando que era un bello nombre. -Tú eres el amigo, no uno de los…eee… -Pretendientes, -respondió gentilmente. Ella hizo una mueca, pero asintió. -¡Ay de mí!, sí, eso es verdad. Solo estoy aquí para apoyar a un amigo, -dijo él, luego olfateó delicadamente y miró hacia abajo a los vasos que sostenía. -¿Vino? -Para Mabel, -explicó ella. -Huele bien. -Sí. -Ella inhaló la esencia y suspiró con resentimiento de que no pudiera probarlo. -Es el vino de la casa. -¿El vino de la casa? -Preguntó él. -Lo hacemos nosotras mismas, -explicó ella.


A V -¿En serio? -sus cejas se elevaron y preguntó, -¿Puedo tener un vaso? -Elvi lo miró, cautivada por la sorpresa. Ella pensaba que él era un vampiro también, pero parecía que él era solo un mortal, apoyando a su amigo vampiro como Mabel. Ella apenas había pensado en eso, cuando Elvi recordó que él había ido a tomar una bolsa de sangre cuando Victor había ido por el auto. Pensando confundida, ella abrió la boca para preguntar que era el exactamente cuando la puerta del garaje se abrió y Victor entró. La mirada de Elvi se deslizó primero a su oreja y cuello, notando que el vendaje se había ido y que la herida estaba completamente sanada, y luego su atención se deslizó por el resto de él. No había puesto mucha atención en su apariencia antes; había estado demasiado molesta por el ataque de la iguana, y luego asombrada porque él fuera un vampiro. Ahora lo miró apropiadamente, y sintió que inhalaba profundamente. El hombre era hermoso. Alto, con amplios hombros musculosos y sexy como el infierno con su cabello largo y los jeans ajustados y la camiseta que usaba. Su rasgo más llamativos, de cualquier modo, eran sus ojos, un brillante azul plateado que ella nunca había visto antes. Eran hermosos, grandes y enmarcados por largas pestañas. Las mujeres matarían por tener esos ojos. -Respira, -susurró DJ junto a su oído mientras él tomaba los vasos de sus manos repentinamente temblorosas. Elvi se sonrojó y se forzó a retirar su mirada de Victor. Recordando a DJ, ella se forzó a concentrarse en él: -¿Quieres vino? -Él ya lo había dicho desde luego, claro, pero ella estaba preguntando de nuevo solo para asegurarse que ella no estaba malinterpretando nada. -Si no es una molestia, -dijo el asintiendo. -Yo también quiero un vaso, si lo estás ofreciendo, -anunció Victor, moviéndose alrededor del mostrador para unírseles. Elvi parpadeó, pero notó que DJ también parecía sorprendido por la petición mientras miraba a su amigo. Victor se encogió de hombros ante su sorpresa. -Huele bien. -Elvi no estaba sorprendida de que él pudiera oler a través de la habitación. Sus propios sentidos se habían tornado extremadamente fuertes después de su conversión. Estaba confundida, de todos modos, por la petición. -¿Elvi? -Mabel abrió la puerta, con su mirada deslizándose sospechosamente de DJ a Victor mientras entraba, y decía, -Te tardaste tanto que comencé a preocuparme.


A V -Estoy bien, -le aseguró Elvi, luego se giró para mirar de un hombre al otro y repetir cuidadosamente, -¿Quieres vino? -Cuando ambos hombres asintieron, ella intercambió una mirada con Mabel. La otra mujer se movió más cerca a su lado y ambas cruzaron sus brazos sobre su pecho mientras miraban al par. -Así, ¿Cuál es la broma? -preguntó seriamente Mabel. Cuando los hombres levantaron sus cejas a manera de pregunta, Elvi cambió impacientemente y dijo: -Los vampiros no consumen nada excepto sangre. Ustedes no son vampiros reales. ¿Así que de que se trata esto? Si pensaron que sería divertido… -Sus palabras murieron abruptamente cuando DJ abrió repentinamente su boca. Sus dientes parecían perfectamente normales… hasta que sus caninos se deslizaron hacia afuera y hacia abajo, volviéndose largos, y afilados colmillos. -Oh, -ella exhaló. -Preferimos el termino inmortales mejor que vampiros, -anunció Victor mientras DJ retraía sus dientes. -Y podemos comer y beber cosas además de sangre, aunque la mayoría de nosotros nos aburrimos después de varios cientos de años. -¿Podemos comer? -repitió Elvi débilmente. Fue realmente la única cosa que él dijo que golpeo su cabeza. -¿Puedo comer? -¿No sabías? -preguntó DJ, con sus dientes ahora de regreso en su lugar. -Drácula nunca comía, -apuntó Mabel, con preocupación y confusión en su cara mientras miraba a Elvi. -Drácula es un personaje ficticio, -dijo secamente Victor. -¿Elvi estás bien? –preguntó Mabel preocupada, tocando su brazo. Elvi estaba en silencio, su cabeza hacia abajo. Cuando ella la levantó, tuvo que parpadear para ver a través de las lágrimas que nublaban sus ojos. -Puedo comer. -Sí, cariño, así parece, -Mabel acarició su hombro. Elvi cerró sus ojos, su cabeza estaba girando. No había comido nada en cinco años y eso más que nada la había apartado de los demás. Fue solamente después de su conversión que ella se había dado cuenta de cuánto recurría la gente a la comida para ocasiones sociales. Cumpleaños, bodas, bienvenidas… ellos celebraban con festines, o pasteles, o alguna forma de comida. Los amigos incluso se veían para tomar café o beber. Cada


A V reunión entre personas de alguna manera se desenvolvía alrededor de la comida o bebida y eso la había dejado siempre fuera. Incapaz de hacerlo, o eso pensaba ella, su presencia en tales funciones había dejado a los otros sintiéndose incómodos y culpables mientras ellos comían o bebían en frente de ella. Ese era el lado emocional. El otro lado era que Elvi amaba la comida. Siempre lo había hecho. Amaba los olores, la apariencia, la textura, el sabor. Amaba cocinar y amaba comer. Estar los últimos cinco años sin ello fue como un tipo de tortura. Tortura innecesaria si lo que estos dos hombres decían era verdad. Podía comer. Ese pensamiento gritaba a través de su cabeza como una banshee 5, sacando cualquier otro pensamiento en su cabeza con su alarido. Elvi repentinamente se giró a los refrigerados y arrastró la puerta para abrirla, solo para ver su contenido con desmayo. -Oh, Mabel, -gimió ella infelizmente. -¿Qué? -la mujer se movió a su lado, pero pareció entender en el momento en que sus ojos se movieron sobre el contenido del refrigerador. Con voz gentil, dijo: -Estoy en esa dieta que el Dr. Wilburs me puso. Elvi solo se mantuvo sacudiendo su cabeza llena de pesar. Su mente estaba chillando pastel de queso y el refrigerador contenía nada más que cosas verdes; lechuga, apio, espinacas, brócoli. Ella no iba a obtener algo verde y saludable como su primera comida en cinco años. -Necesito ir al supermercado, -decidió, cerrando la puerta del refrigerador de golpe. -¿Qué? -preguntó Mabel con sorpresa. -El supermercado está cerrado a esta hora. -No A&P, -dijo ella, empujando a través del trió para apresurarse alrededor del mostrador. -Está abierto las veinticuatro horas. -Deteniéndose en la puerta hacia el garaje, se giró y preguntó, -¿Dónde están las llaves del auto? -Espera un minuto, voy contigo, -dijo abruptamente Mabel. -Solo necesito encontrar mis zapatos y bolso y… -¿Qué hay de la fogata? -preguntó Elvi. Realmente no quería tener que esperar mientras Mabel se preparaba. La mujer insistiría en cambiarse, y retocar su labial, después ella no

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Son espíritus femeninos que, según la leyenda, al aparecerse ante un irlandés


A V recordaría donde había dejado el bolso, y para cuando estuviera lista para salir, Elvi podría haber ido y regresado y comido medio pastel de queso. -Oh, demonios. Me olvidé de la fogata, -murmuró Mabel. -No puedo dejarla sin atender. -Está bien, -le aseguró Elvi. -Puedo manejar sola. No me tardaré. -No podrás manejar tu auto. La puerta del garaje está bloqueada por mi auto,- anunció Victor, moviéndose hacia ella. -Yo te llevo. DJ puede quedarse aquí y ayudar a Mabel con la fogata. -No necesito ninguna maldita ayuda con la fogata, -dijo Mabel con irritación. -Estoy seguro de que no, -dijo DJ calmadamente, luego frunció el ceño y agregó, -pero apuesto que entre los dos, la podemos hacer arder más. El silencio cayó brevemente en la habitación. Mabel parecía demasiado sorprendida por el sugestivo comentario como para responder. Victor parecía un poco sorprendido también. En cuanto a Elvi, mientras ella estaba un poco alterada por eso también, el pensamiento de comida estaba en su mente y sacando todo lo demás. No se iba a meter en lo que sea que estuviera pasando entre DJ y Mabel, y tampoco iba a discutir acerca de que Victor la llevara a la tienda. -Vamos, -dijo Elvi abruptamente y salió de la casa. No sintió culpa en absoluto por abandonar a Mabel ante las tiernas amenazas de DJ. Era Mabel la que hacía cinco años le había indicado que los vampiros no comían y le había insistido a Elvi que ni siquiera lo intentara porque no quería tener que ―sostener su cabeza cuando vomitara todo de regreso.‖ Por el momento, estaba culpando a Mabel por cinco años de extrañar el pastel de queso, el helado, y los chocolates. -Pastel de queso, helado, chocolate, -murmuró ella, corriendo por el garaje hacia la puerta lateral. -¿Es esa tu lista del súper? -preguntó Victor, sonando entretenido mientras la seguía hacia la acera que iba alrededor del garaje hacia la entrada. -Parte de ella, -dijo Elvi, apresurándose alrededor de la entrada, solo para pararse abruptamente. El auto que ella pensaba debía de ser de él estaba ahí, un gran BMW plateado. Pero dos autos más estaban estacionándose en la entrada. El Italiano y el Alemán estaban de regreso y bloqueando su auto.


A V Victor miró la cara de Elvi y la dejó atrás dirigiéndose a la puerta del conductor del carro detrás del de él. -Harper, no apagues el auto, -dijo él, abriendo la puerta del conductor. -Esta es una emergencia. Necesitamos llevar a esta dama a A&P, pero estas bloqueando mi auto y no creo que ella pueda esperar a que lo muevas. ¿Nos llevarías? -Claro. -Harper sonrió ante Elvi a través de la ventanilla y se colocó el cinturón de nuevo. -Gracias. -Cerrando la puerta, Victor hizo señas a Elvi para que se acercara y se movió para abrirle la puerta trasera. -Yo voy también, -anunció el Italiano mientras salía de su propio auto. A ella no le importaba. Ellos podrían venir si lo deseaban… siempre y cuando no la hicieran ir más lento. La simple idea de algo dulce y sedoso llenando su boca, llenando sus papilas gustativas y deslizándose por su garganta hacía que su estómago vacío, estaba ocasionando que babeara como un bebé. -¿Qué tipo de emergencia es ésta? -preguntó el Italiano, deslizándose en el asiento trasero en el lado del copiloto incluso cuando Elvi subía por la puerta opuesta. -Pastel de Queso, -contestó ella abruptamente, apretujándose contra el hombre para hacer espacio mientras Victor la seguía en el asiento trasero. -¿Cómodos? -preguntó secamente Harper, mirándolos en el espejo retrovisor desde el cual se sentó solo al frente. Elvi frunció el ceño, pero no se quejó o sugirió que alguien se moviera al frente para que Harper no estuviera solo como chofer. Ella solo quería que siguieran moviéndose. Harper se encogió de hombros e hizo el cambio de velocidad, avanzando en reversa, luego se detuvo abruptamente mientras otro auto se estacionaba detrás de ellos, cortándoles el camino. -Edward, -murmuró Victor volteando el cuello para ver por la ventanilla trasera. Él le hizo señas al hombre a través de la ventana y gritó: -¡Quítate del camino! -En lugar de hacer lo que se le pedía, el hombre salió del auto. -¿A dónde van todos? -preguntó cortésmente, con sus ojos enfocándose mientras husmeaba el asiento trasero y veía a Elvi ahí.


A V -Tenemos que ir a el A&P, -le dijo Harper. -Mueve tu auto para que podamos salir. Edward dudó, y luego dijo: -¿No sería más fácil solo tomar mi auto? Tiene asientos más grandes. -¡Esta bien! -dijo Elvi con exasperación. Probablemente sería tan rápido como esperar a que volviera al auto y saliera, pensó ella. Elvi abría paso justo sobre Victor para salir del claustrofóbico vehículo si él no estuviera ya suspirando y abriendo la puerta. Ella esperó impacientemente para que él saliera, salió detrás de él y se apresuró detrás de él hacia el vehículo bloqueando el de Harper. Era un BMW como el de Victor pero negro. También era enorme y definitivamente tenía más espacio para sentarse. Elvi entró, encontrando al Italiano de nuevo como había entrado al asiento trasero. Aunque era más grande, aún estaba apretado una vez que Victor subió y cerró la puerta. Estos hombres eran grandes. Ella aún se sentía como una sardina en una lata. Sintiendo que Alessandro la estaba mirando, lo miró inquisitivamente. -¿Deja vu, eh? -dijo él con una sonrisa, cerrando la puerta. Despreciando su impaciencia de llegar a la tienda, Elvi se encontró sonriendo en respuesta. -Soy Alessandro Cipriano, -se presentó él, dándole la mano. Una vez que ella se la dio, él gesticuló hacia el rubio ahora subiendo al asiento del copiloto, -Y este es Harpernus Stoyan. -Llámame Harper. -El hombre se giró para ofrecer también su mano, con un gesto rápido, entonces alcanzo su cinturón de seguridad. -Y yo soy Edward Kenric, -anunció su conductor mientras el terminaba con su propio cinturón de seguridad y cambiaba a reversa. -Supongo que Victor se presentó a si mismo apropiadamente mientras atendías su herida, -dijo Harper, cambiando los retrovisores hacia ella para poder verla. -No. -Elvi miró por el espejo al hombre sobre el que casi estaba sentada. Querido Señor, todos estos hombres eran grandes. Ella pensaba que era resultado de ser vampiros, pero ella no había tenido repentinamente uno ochenta de estatura, y ganado senos más grandes, así que suponía que era puramente el resultado de sus genes. -Victor Argeneau, -lo presentó apropiadamente Harper. Elvi y Victor intercambiaron asentimientos. -¿Y tú eres, espero, Elvi Black? -dijo Harper.


A V -Sí. -Se sonrojó, repentinamente recordando que todos estos hombres estaban aquí para cortejarla. Ella quería decirles que no había colocado el anuncio, pero temía que pudieran no creerle. -¿A dónde vamos? -preguntó Edward. -Gira a la izquierda, -instruyó Elvi, dándose cuenta de que él se había echado en reversa y había dado vuelta y ahora estaba detenido en la entrada asegurándose hacia dónde ir. Vamos a A&P. -A&P, -murmuró Edward mientras llegaba a un alto de luz roja en la esquina. -¿Cuál es exactamente la emergencia? -Pastel de queso, -contestó Alessandro, luego se encogió de hombros cuando el hombre Británico se giró para mirarlo. -Es lo que ella dijo cuándo le pregunté. -Gira a la derecha aquí, -murmuró Elvi apenada. La luz aún estaba en rojo, pero no había tráfico de ambos lados. Edward se dio la vuelta para encarar el camino y giró como se le pidió. -Es derecho por este camino a varias cuadras, -dijo ella. -Está del lado izquierdo. Te advierto cuando estemos cerca. -Entonces Elvi se recargó hacia atrás e intentó no tamborilear con sus dedos su rodilla mientras Edward Kenric manejaba por la calle a velocidad ridículamente baja. -El límite de velocidad aquí es de cincuenta kilómetros por hora, -le informó ella cuando no podía soportarlo más. Kenric la cortó con una mirada a través del espejo retrovisor. Él no dejó escapar las afiladas palabras que ella sentía él quería decirle, pero subió la velocidad… un poco. Elvi podría haber llorado de frustración. Estaba segura que el solo iba a treinta. Ella podía correr más rápido que esto… cargando a uno de los hombres. Estando al tanto que el silencio en el auto no era solo el suyo, Elvi miró curiosamente a los hombres alrededor. Todos ellos menos Edward parecían estarla viendo, incluso Edward se mantenía mirándola por el retrovisor. Ella se movió incómodamente, luego suspiro y dijo:


A V -No puse el anuncio en el periódico. Mabel lo hizo. Ni siquiera sabía en que estaba ella hasta esta noche. -Lo sabemos, -le informó gentilmente Harper. -Nos enteramos de eso esta noche en el restaurante. -Oh. –Ella se movió. Ellos aún estaban mirándola, pero no tenía idea de que decir para que se detuvieran… solo decírselos, y eso parecía grosero cuando todos se habían apresurado para llevarla al A&P por Pastel de queso. Bueno, todos menos Edward. Él parecía un conductor dominguero. Por qué el maldito hombre no había solo movido el estúpido auto y dejado que Harper condujera, ella no lo sabía. Obviamente un controlador, decidió ella. Guapo, pero tenía un problema. Y él no era muy brillante tampoco. Un hombre listo no se hubiera interpuesto entre una mujer y un pastel de queso. Un sonido de ahogamiento llevó sus ojos a la parte trasera de la cabeza de Edward con alarma. Si él tenía algún tipo de ataque y la retrasaba de llegar al supermercado… ¡Honestamente! Una risa del italiano la hizo mirar hacia él y ella frunció el ceño ligeramente. -¿Qué? -Nada, -dijo el rápidamente, y luego preguntó: -¿Qué piensas de mí hasta ahora? -No te conozco, -dijo Elvi, evadiendo la pregunta. -No, claro que no, -murmuró él, pero la miraba casi esperando algo. Sacudiendo la cabeza, Elvi miró hacia afuera por el parabrisas para ver qué tan lejos estaban, pero ahora que el hombre había preguntado, no parecía poder hacer algo más que pensar sobre ello. ¿Qué pensaba ella de él? El parecía bien hasta ahora por lo que ella podía decir. Ciertamente él era guapo, y ¡esos ojos! Ella nunca había visto ojos café dorado antes. Eran casi tan hermosos como los de Victor. Su mirada se deslizó hacia Harper. Él era apuesto también su dorado cabello y ojos verde plateados. Los cuatro hombres en el auto eran atractivos, pero de los cuatro ella habría dicho que Victor la atraía más. No podía decir por qué y no le importaba eso. Además, ya habían llegado al supermercado… al fin. Y Edward se iba a pasar, se dio cuenta ella con horror. Sentándose hacia adelante, ella gritó:


A V -¡Detente! -luego gritó de sorpresa mientras Edward pisaba el freno y enviaba a todos a sentarse hasta atrás. Hubo un momento de silencio en el auto, y luego Edward giró lentamente en su asiento y envió una fría mirada en su dirección. -Señorita Black. En el futuro, usted podría evitar gritar en el oído del conductor cuando le da instrucciones. Puede ser un poco alarmante. -Lo siento, -dijo ella dócilmente. El hombre podía ser muy aterrador cuando quería. -Ella tiene un punto, Edward. Solo estaciónate aquí. -La voz de Victor era severa y mandona y Edward respondió a ella, pero no antes de que ella viera el enojo destellar por su rostro. Dejando salir el aliento que había estado sosteniendo una vez que él dejó de mirarla, Elvi respiró con cuidado y le ofreció una agradecida sonrisa, luego se giró para mirar inquisitivamente a Alessandro cuando él tocó su brazo. -¿Te gusto, no? -le preguntó con una sonrisa cuando encontró su mirada. Elvi lo miró con confusión, y luego siguió su mirada cuando miro hacia abajo, dándose cuenta entonces que cuando Edward había golpeado los frenos, ella había sujetado la rodilla del hombre y aún la estaba sujetando como a su querida vida. Un sorprendido chillido se deslizó de sus labios, e inmediatamente le liberó la rodilla, solo para darse cuenta que estaba sujetando la de Victor con la otra mano también. Reclamando esa mano también, ella cruzó sus brazos sobre su pecho y miró al frente al anuncio de A&P que era una alumbrera en la oscuridad. -Pastel de queso, chocolate, helado, -murmuró ella por lo bajo. Nada más importaría una vez que ella tuviera esos.


A V Capitulo 8

-En serio. ¿La emergencia era un pastel de queso? -Edward sonaba incrédulo mientras veía a Elvi decidirse sobre el mostrador de pasteles. -Ella no ha comido en cinco años, - Victor murmuró distraídamente mientras se colocaba a su lado, mirando los pasteles con interés. -¿Por qué no? -preguntó Harper. -No sabía que podía, -contestó el ausentemente. -¿Qué? -Alessandro sonaba horrorizado. -¿Quién es tu mentor, bella? Yo podría hablar con él acerca de esto. Por dejarte en tal ignorancia… Elvi lo ignoró. Ella no tenía idea de lo que Alessandro estaba balbuceando tan ofendido. No tenía idea de que era un mentor y no podía importarle tales cosas en este punto. ¿No sabía que ella necesitaba comida? Elvi casi había caído de frente en la premura de salir del auto. Solo la firme mano de Victor la había sostenido. Jadeando un ―gracias‖ ella se dirigió a la tienda, apresurándose y dejando a los hombres para que la siguieran o no como gustaran. Era lo suficientemente tarde que la tienda estaba casi vacía, lo que significaba que muchos carritos estaban alineados al frente esperando por ella. Elvi tomó uno que estaba libre y lo empujó hacia el fondo de la tienda casi corriendo, llamando la atención de las pocas personas que acomodaban las cosas en los estantes. Ellos la miraron, y luego miraron de nuevo cuando vieron quien era. Elvi había procurado sonreír a cada uno que pasaba, sabiendo que lo que les sorprendía era que ella estaba comprando… como una persona real. Elvi había llegado al mostrador bien delante de los hombres, pero ahora ellos la habían alcanzado, doblando y observando sus opciones. Esto era un asunto serio. Su primera comida en cinco años. Ella esperaba que supiera igual. El pensamiento la tomó por asalto. La sangre sabía diferente para ella ahora. ¿Lo iba a hacer la comida? Mientras ella vivía, la sangre había sido una cosita asquerosa, pero ahora era deliciosa. ¿Qué pasaba si la comida que le había parecido tan deliciosa cuando estaba viva, ahora parecía vacía y sin sabor en la muerte? Una prueba era necesaria, decidió ella. No iba a llevar a casa comida que no pudiera siquiera disfrutar, pero que sería dejada para ser mirada en su penosa depresión. Necesitaba probar algo y ver como sabía, ¿pero qué? -¿Elvi? -Victor sonaba preocupado mientras se movía a su lado. -¿Estás bien?


A V -Necesito algo, -murmuro ella. -¿Qué necesitas? -preguntó él, y ella no pudo evitar notar que Victor sonaba más cauteloso, como si se estuviera acercando a un animal rabioso… o a una mujer loca. Estaba demasiado distraída para que le importara. Además, él obviamente no entendía. Ella era una mujer que no había comido en cinco años. Cinco. Eso eran mil ochocientos veinticinco días. Eso eran cinco mil cuatrocientas y veinticinco comidas. De hecho, más que eso por qué serian seis años este invierno. En solo un par de meses en realidad. ¿Cuántas comidas serian exactamente? Se preguntó Elvi y comenzó a hacer la cuenta y luego lo desechó como algo poco importante. No había comido. Quería comida. Era una mujer con una misión. -¿Puedo ayudarte con algo Elvi? -Miró a un lado y sonrió mientras reconocía a la joven rubia de rostro fresco en el uniforme de la tienda. Dawn Geoffreys, la nieta de un amigo. -Sí, querida, -dijo brillantemente Elvi. -Necesito algo pequeño para probar. -¿Para probar? -preguntó Dawn confusa, luego sus ojos se ensancharon con asombro. ¿Quieres decir así como para comer? -Sí. Estos hombres dicen que puedo comer, pero quiero probar algo pequeño primero antes de… -su voz se apagó mientras su mirada se deslizaba detrás de la chica en la mujer mayor que se aproximaba. -Señora Ricci, -dijo ella con sorpresa, y luego miró su reloj de muñeca. Era media moche. Mucho después de la hora de irse a la cama de la anciana, estaba segura. Leonora Ricci estaba en sus ochentas. -¿Qué hace aquí tan tarde? -Ya no duermo muy bien, querida, -contestó serenamente la Señora Ricci. -Estoy en la cama a las nueve y despierta para las dos y buscando algo que hacer. Descubrí que esta es la mejor hora para comprar. Nadie compra a esta hora… usualmente, -agregó ella con una sonrisa y luego miró a los hombres que rodeaban a Elvi y preguntó, -¿Adivino que estos son tus galanes? -Oh, sí. -Elvi se sonrojó, y rápidamente los presentó. La Sra. Ricci saludó a cada uno amablemente y luego comentó: -El pequeño Teddy estaba diciéndome acerca de ustedes chicos. Espero que traten a nuestra Elvi bien. Nada de esas tontas niñerías de amalo-o-déjalo de ahora en día. -


A V Cuando los hombres murmuraron rápidamente asegurando sus buenas intenciones, la Sra. Ricci asintió y se giró hacia Elvi. -Te escuché decir que querías algo pequeño mientras venia hacia acá. ¿Por qué no una galleta, querida? Ella gesticuló hacia la mesa detrás de un montón con cajas transparentes de galletas recién horneadas y Elvi sonrió. Una galleta. Tan simple y ¡perfecto! Dirigiéndose hacia la mesa, ella deslizó su mirada sobre la selección: Avena, chispas de chocolate, doble chocolate, panecillos, moras, mantequilla con chispas de chocolate… -¿Galletas de chocolate blanco y fresa? -Elvi leyó la última selección con interés. -Estas son nuevas. No recuerdo esas de cuando solía comer. -Oh, sí. -Dawn se apresuró a su lado.-Son nuevas. Están muy sabrosas también. -Perfecto. -Elvi rompió el sello, abrió el contenedor y sacó una galleta, luego dudo casi temiendo probarla. Finalmente, ella la levantó cuidadosamente a su nariz y la olio delicadamente. ¡Dios, olía bien! Ella inhaló más profundamente. -Pruébala, -dijo la Sra. Ricci. -Ahora todos estamos curiosos. -Elvi miró de nuevo la galleta y mordió su labio, luego dijo: -Pero ¿Qué si la comida no sabe igual nunca más? ¿Qué si es como polvo en mi boca? ¿Cuán desalentador será? -Oh. -La sonrisa de Dawn se desvaneció, y luego ella giró hacia los hombres. -¿Lo hará? -No, claro que no, -espetó impacientemente Victor. -Sabrá igual de bien que antes. Incluso mejor. Tus papilas gustativas son más sensibles como todo lo demás. ¿No te enseñó nada tu mentor? Elvi había perdido el interés en sus palabras después del pedazo de las papilas gustativas siendo más sensitivas justo como todo lo demás. Su audición era diez veces mejor, así como su fuerza física y velocidad, ¿pero las papilas también? -Pruébala, Elvi, -le urgió la Sra. Ricci otra vez. Elvi respiró, luego levantó la galleta hacia sus labios, cerró los ojos, y tomó un mordisco. Sus ojos se abrieron de golpe inmediatamente con asombroso deleite. Ella estaba solo deteniendo la galleta en su boca, casi temiendo masticar, pero era suficiente para sus


A V papilas gustativas. Se volvieron locas. La única manera de describirlas era un orgasmo oral. Después de cinco años de una dieta de solo sangre, esta dulce, explosión de sabor en su boca hizo que cada glándula se pusiera de pie, luego hiciera saltos mortales en su lengua. -¿Bien? -preguntó esperanzada Dawn. -Mmmmmmmmmmmm, -contestó Elvi en un largo gemido. -Mmm, Mmm, mmmmmmmmmmmmmm. -Una carcajada llevó sus ojos hacia Alessandro. Él estaba sonriéndole ante su deleite. De hecho, ella vio, todos los hombres estaban sonriendo ante su indulgencia… excepto Edward. -Si no es demasiado éxtasis para tus sentidos, -dijo secamente Edward, -tal vez debas intentar masticar y tragar… Elvi empujó el resto de la galleta en la boca abierta de él. Ella lo miró de cerca mientras ella comenzaba a masticar y alcanzaba otra para remplazar la que ahora Edward estaba intentando escupir. Luego él hizo una pausa, su boca trabajando mientras sus papilas gustativas probaban. -Estas están bastante buenas, -dijo él con sorpresa. Elvi sonrió con la galleta en su boca, y luego ofreció la caja de galletas a la Sra. Ricci. -¿Puedo probar una? -preguntó curiosamente Alessandro, y luego explicó, -No he comido por cincuenta años, pero ustedes parecen disfrutarlas tanto… -¡Cincuenta años! -repitió con desmayo la Sra. Ricci. -Alguien necesita alimentarte, hijo. Ven a verme si tienes hambre. Vivo del otro lado de la calle de Elvi y siempre tengo algo que cocinar. Elvi sonrió y sostuvo la caja para Alessandro, sus cejas elevándose cuando él, Harper e incluso Victor inmediatamente alcanzaron una galleta cada uno. Viendo la envidiosa expresión en la cara de Dawn, Elvi sostuvo la caja para ella también, trayendo una sonrisa al rostro de la chica. Habiendo terminado con la mitad de la galleta que tenía, Edward alcanzó otra y frunció el ceño ante las pocas que quedaban. -Creo que debemos de conseguir más de estas. -Definitivamente, -dijo Harper con una sonrisa mientras terminaba su propia galleta. Están realmente buenas.


A V -Sí, lo están, -dijo la Sra. Ricci y se movió hacia la mesa para tomar una caja para ella y ponerla en su canasta. Ella entonces les deseó buenas noches antes de continuar con sus compras. En el momento en que ella se fue, los hombres se movieron hacia la mesa, cada uno tomando un par de cajas. Elvi tomó otra galleta del paquete abierto antes de colocarlo en el carrito, luego se movió felizmente de regreso al mostrador de pastel para ver la selección con codiciosos ojos. Pastel de queso, pastel de zanahoria, bomba de chocolate, pastel selva negra, suprema de limón, sorpresa de cereza… todos se veían bien para ella. -¿Y? -siguió Alessandro y miró los pasteles con interés. -¿Qué es bueno aquí? -¡No puedo decidir! -admitió Elvi con desmayo. Ella los quería todos, pero posiblemente no podía comer todos y entonces pensó que escoger dos o tres sería mejor, pero ¿Cuáles dos o tres? -Tú dijiste que querías Pastel de Queso, -le recordó Victor. -Pastel de queso, helado y chocolate. -Sí, pero ese crujiente de caramelo parece sabroso también, ¿y cuál de chocolate? ¿La bomba de chocolate, el pastel selva negra, o la sorpresa fundida? Y mira ese pastel de zanahoria. Es una obra maestra, -ella lloriqueó. Victor miró los pasteles que ella había señalado con el ceño fruncido, y luego se encogió de hombros. -Llévatelos todos. -¿Todos ellos? -chilló ella, encontrándose entre la esperanza y el horror ante el glotón pensamiento. -¿Por qué no? Tienes cinco años que compensar. -Victor tiene razón y nosotros te ayudaremos a comerlos, -anunció Harper. Dando un paso al frente él tomó el Pastel de queso y se lo dio a Alessandro, luego tomó la Bomba de Chocolate y el Selva Negra. Victor entonces recogió la Sorpresa Fundida y el Crujiente de Caramelo. Elvi miró los pasteles que quedaban, luego mordió su labio y rápidamente recogió la Suprema de Cereza. -Me gustan las cerezas, -dijo ella disculpándose. -¿Helado? -preguntó Victor.


A V -Oh, sí. -Girándose, ella colocó cuidadosamente sus pasteles en el carrito, y luego guió el camino hacia la sección de congelados, deteniéndose abruptamente mientras pasaba la isla de comida Mexicana; tacos, sazonados y así. Elvi amaba absolutamente la comida Mexicana. Había estado cocinándola y cerca de ella por cinco años sin siquiera ser capaz de darle una chupeteada. Miró la isla fina, su mente en un verdadero ensueño. Podía hacer tacos, o chimichangas, o, ohhhhhhh, fajitas. Ella necesitaba carne…. O tal vez pollo. Y tomates y cebollas y queso y… -Creo que necesitaremos otro carrito, -murmuró Edward y se giró para ir a buscar uno. Elvi difícilmente lo notó irse, estaba ajustando su lista del súper en su cabeza. -No creo que haya suficientes espacio para todo, -anunció Alessandro frunciendo el ceño mientras Edward abría la cajuela del BMW. -Podemos poner algo con nosotros en el asiento trasero, y tal vez en el asiento delantero también, -digirió Elvi, levantando las bolsas del primero de los tres carritos. Ella sabía que se había sobrepasado un poco en los artículos, pero realmente los hombres no habían sido de ninguna ayuda, incentivándola como si fueran la nómina del Demonio, enviados para tentarla en cometer el tercero de los siete pecados capitales: gula. En cualquier momento en el que Elvi se había debatido sobre dos artículos, ellos simplemente habían tomado los dos y los habían puesto en el carrito. Y entonces ellos elegían uno o dos artículos para ellos, cosas que le llamaban la atención. Dawn los había urgido hacia su caja, sus ojos ensanchados todo el tiempo, y Elvi sabía que esta historia estaría regada por todo el pueblo para el desayuno. Como lo haría el hecho de que en cuando llegó la cuenta, Elvi había buscado en su bolso solo para descubrir que en su prisa por salir de casa tan rápido, no la había traído con ella. Adivinado el problema por su desmayado jadeo en el aire donde se suponía debía estar su bolso, las manos de los cuatro hombres habían aparecido repentinamente frente a ella, cada una sosteniendo una tarjeta de crédito. Victor había terminado haciendo los honores, mirando a los otros hasta que ellos guardaron sus propias tarjetas de crédito y billeteras. -Es más grande de lo que parece, -dijo Harper mientras metían la última bolsa en la cajuela. -Tal vez debo buscar comprarme uno de estos. Elvi no comentó, pero si se preguntó que habían hecho estos hombres. Dos tenían autos que probablemente costaban más que su propia casa y otro estaba casualmente considerando comprarse uno. Pensándolo, el automóvil del que había salido Alessadro no


A V había sido barato tampoco. Parecía que Mabel había elegido a los vampiros más adinerados para ella. La mirada de Elvi fue cautivada cuando un auto se estacionaba, y mirándolo, seguro que ella lo reconocía mientras se estacionaba bajo las luces. Cuando el conductor abrió la puerta y salió, ella sostuvo su respiración, y gritó: -¡Escóndanse! -Muy para su alivio, los hombres le hicieron caso y se escondieron junto a ella detrás del BMW de Edward. Todos menos Victor, Elvi notó cuando ella miró a su lado. Mirando hacia abajo a donde ellos estaban agachados en el piso, Victor preguntó: -¿Hay algún problema? -No. -Ella tomó su brazo y lo jaló hacia abajo con ellos. -Solo alguien que preferiría evitar. -Ese no será el Padre O‘Flaherty, ¿o sí? - secamente preguntó Victor. Elvi estaba sorprendida de que él supiera quién era el hombre, pero dijo: -Él es un viejo amigo, pero no ha tomado mi cambio tan bien como los otros. Es entendible, supongo. -¿Lo es? -preguntó Victor frunciendo el ceño. -Bueno, él es un sacerdote y yo un vampiro, -dijo ella simplemente. Victor murmuró algo bajo su aliento y se enderezó. -Hey, -chilló Elvi y se enderezó para atrapar su brazo, luego se detuvo cuando el Padre O‘Flaherty estaba entrando a la tienda. -Oh… creo nos podemos ir. Elvi pasó el camino a casa tratando de decidir que comería primero. Era una decisión difícil, pero no sentía la urgencia como había sido salir para el supermercado. Ella y los hombres habían comido seis cajas de galletas mientras habían vagado por la tienda. Ahora Elvi se sentía casi incómodamente llena, ambos su cabeza y su estómago dolían. Era su cerebro que aun quería más. -¡Dios querido! ¿Qué hiciste? ¿Comprar el supermercado? -exclamó Mabel, entrando a la cocina del porche con DJ en sus talones mientras Elvi entraba del garaje con los hombres a remolque. Todos ellos cargados con bolsas del súper. -No podía decidirme, -dijo Elvi apenada mientras los hombres comenzaban a bajar sus cargas. -Traeremos el resto, -anunció Victor y guió a los hombres de regreso al garaje.


A V -¿Hay más? -preguntó Mabel con desmayo. -Elvi, ¿Dónde vamos a poner todo esto? Solo tenemos dos refrigeradores. -No todo es perecedero, -le aseguró Elvi, levantando la bolsa con helado y moviéndose hacia el congelador. -El resto son más cajas y latas. Solo trajimos las cosas frías primero para que no se echen a perder. -Mabel estaba sacudiendo su cabeza, pero se agachó para recoger una bolsa y ayudar. -Espero que no intentes comer todo esto de una vez, -dijo ella con preocupación mientras comenzaba a vaciar la bolsa que había recogido. -Te enfermarás. -No, claro que no, -le aseguró Elvi, y estaba muy segura que era verdad. Ella quería comer algo, pero realmente estaba muy llena. Suponía que después de cinco años con nada en su estómago se había encogido al tamaño de un chícharo y ella lo estaba estirando con las galletas. ¿Realmente lo quería estirar más? Sí, vino la resonante respuesta en su cabeza. Solo un poquito más. Algo pequeño. ¿Pero qué? Ella se preguntó mientras los hombres regresaban con el resto de los víveres. Elvi intentó no sentirse culpable por el exceso de comida mientras continuaban desempacando. En su lugar se concentró en que debería comer. ¿Con que debería de empezar? ¿Pastel de queso? ¿Chocolate? ¿Helado? ¿Tacos? ¿Espagueti? ¿Carne? ¿Peperonni? Todo sonaba bien para ella. -Tal vez una selección de queso y galletas, -murmuró Alessandro, su expresión simpática mientras él la veía husmear los víveres con confusión. -Eso y un buen vaso de vino junto al fuego. -Queso, -murmuró Elvi con alivio. Eso estaba cercano al Pastel de queso, pero mejor para ella, ¿no era así? Pero no demasiado sano… y las galletas se suponía eran buenas para asentar el estómago. -Buena idea, Alessandro, -dijo ella con una sonrisa. Con Mabel y el hombre ayudando, no hubo tiempo antes de que las bolsas estuvieran vacías y las alacenas y refrigeradores atestados de comida. -Elvi, tú y los hombres sírvanse un poco de vino y sáquenlo para sentarse frente al fuego, sugirió Mabel una vez que terminaron. -Prepararé algunas galletas con queso y las llevaré afuera. -Puedo ayudar, -protestó Elvi.


A V -Tú puedes ayudar más saliendo y sentándote con los hombres y dejándome algo de espacio para trabajar, -dijo firmemente Mabel, con su expresión tensa. Fue solo entonces que Elvi recordó que ella debía de estar conociendo a estos hombres y posiblemente escogiendo una pareja. Había estado tan envuelta en la comida por el último rato, que casi había olvidado ese penoso asuntito. -Aquí. -DJ se movió hacia la cava, selecciono tres botellas, y se las entregó a los hombres, luego alcanzó las copas y un descorchador como si hubiera vivido en la casa por una semana ya. Pasando los diversos utensilios, él los ahuyento hacia la puerta. -Vayan y siéntense junto al fuego y pónganse cómodos. Yo ayudaré a Mabel con la charola. -No necesito ninguna ayuda. -Gruñó Mabel. Ignorándola, DJ comenzó a urgirlos hacia la puerta. -Vamos. –Con una extraña sonrisa retorciéndose en sus labios, Victor tomó el brazo de Elvi y la guió hacia la puerta. -Demonios si necesitas ayuda. -DJ solo rió mientras los veía irse. -Esto es lindo, -comentó Harper momentos después mientras finalmente se colocaban alrededor de la chimenea de meta en el patio trasero. El fuego había estado casi muriendo para cuando ellos habían recogido las sillas del garaje y las habían colocado alrededor del fuego. Harper y Alessandro habían llevado de regreso a la vida la flama mientras Edward, Elvi y Victor habían abierto el vino y servido las copas. -Sí, -murmuró Elvi, mirando al fuego a través del vino rojo en su copa. Mabel y DJ salieron momentos después con una charola apilada con cada uno de los seis quesos que Elvi y los hombres habían escogido en la tienda y al menos tantos tipos de galletas en la charola. Había también pequeños platos de papel para cada uno. El grupo probó las diversas ofertas, comentando cual estaba bueno y cual no tanto y otras cosas. Cuando la charola estaba vacía, Mabel la recogió y se puso de pie. -Yo llevaré eso, Mabel, siéntate, -dijo Elvi mientras ella se giraba. -Está bien. Ya me voy a la cama de todos modos, -dijo Mabel. -Tú también deberías, pronto. Elvi frunció el ceño y miró su reloj. Eran después de las cinco a.m. El sol saldría pronto, se dio cuenta ella con algo de sorpresa, y luego percatándose que no debería de estarlo. El


A V restaurante no cerraba hasta las dos a.m. por el bar, y luego había sido el tour por la casa, la recolección de los autos, y la hora en el supermercado antes que ellos se sentaran ante el fuego. El tiempo parecía volar. Suspirando con arrepentimiento de que la primera noche interesante que ella había tenido en mucho tiempo estaba llegando a su final, Elvi recogió su copa de vino y se movió hacia el fuego para apagarlo. -Yo hago eso, -se ofreció DJ, urgiéndola fuera del camino. -Gracias, -murmuró Elvi, luego miró a los otros hombres para desearles buena noche antes de irse para seguir a Mabel. -¿Y bien? -la otra mujer preguntó mientras ella entraba a la cocina. -Ellos parecen lindos, -admitió secamente, luego rió y dijo, -pero que hiciste, ¿elegir a los más adinerados y mejor parecidos solamente? -Solo lo mejor para mi Elvi, -proclamó Mabel. -¿Qué haría sin ti? -preguntó Elvi con una risa y le dio un abrazo. -Ahora, ve a la cama. Ya pasó tu hora de dormir. -Asintiendo, Mabel salió hacia su habitación, luego se detuvo repentinamente y se giró. -No tuve oportunidad de decirte… -¿Qué? -interrumpió Elvi mientras abría el lavaplatos y colocaba su copa dentro. -Cuando estábamos en el restaurante, ese tipo Argeneau tocó mi cruz, -dijo en voz baja Mabel. -Y nada pasó. -¿Lo hizo? -preguntó ella con asombro. Ella no se había atrevido a entrar a una iglesia o a tocar cualquier artículo religioso desde su conversión por miedo a estallar en llamas o algo así como en las películas. Mabel asintió. -Quizás quieras preguntarle acerca de eso mañana. -Sí, -murmuró Elvi mientras Mabel continuaba saliendo del cuarto. Cerrando el lavaplatos, ella subió las escaleras. Era tarde, o temprano como fuera, y sabía que debía de ir a la cama, pero en lugar de eso se encontró vagando a través de su habitación hacia el solario cubierto. Dejando las luces apagadas, se movió hacia la ventana y husmeó hacia abajo al medio círculo de hombres alrededor de las llamas moribundas. Sus voces se elevaban hacia ella a través de la noche mientras Elvi los observaba. Uno de


A V ellos podía ser la pareja para ella, pensó con incredulidad, y aun no estaba segura de que estuviera lista para otra relación. Había dolido tanto perder a su esposo e hija… Por el lado bueno, se suponía que ella no tenía que preocuparse de enviudar de nuevo con cualquier de estos hombres. Ellos, como ella, ya estaban muertos. Frunciendo el ceño, Elvi se movió para sentarse en el sillón. Colocando sus pies debajo de ella, cerró sus ojos y saboreó el mejor día que había tenido en cinco años. Ella podía comer. Ya no se sentiría más como una intrusa en las reuniones sociales. Si nada más pasaba esta semana, Elvi estaría agradecida con eso. Un golpeteo en la puesta del solario la hizo saltar y Elvi miró agudamente para ver a Victor parado detrás de la puerta de cristal. Su corazón inmediatamente comenzó a martillear en su pecho y ella de hecho podía sentir sus manos comenzando a sudar. Apretando sus manos, ella se forzó a respirar profundo. Esta reacción ante el hombre era más que perturbadora. A ella le gustaba culpar a ciertas reacciones químicas en especial a las feromonas puestas por el vampiro macho, pero no parecía tener estas reacciones por los otros machos ahora en su casa. Elvi casi deseaba que lo hiciera. Era demasiado malditamente vieja para actuar como alguna adolescente golpeada por el amor. Desafortunadamente, mientras tenía sesenta y dos años de edad, lucía como de veinticinco y él la hacía sentir como de dieciséis. Sacudiendo la cabeza ante ella, Elvi se puso de pie y se movió para abrir la puerta. Se las arregló para lo que pensaba era una educada expresión de duda y esperó a que él hablara, temiendo que si ella abría la boca solo balbucearía algo estúpido. -Olvidaste el brazalete de tu tobillo. -Él estiró su mano, abriéndola para revelar la tobillera de cascabeles enredada en sus dedos. Elvi se la había quitado junto a la fogata cuando el constante tintineo finalmente la había hartado. Lo colocó en el piso en un lugar junto a su silla y aparentemente lo había dejado ahí. -Gracias, -murmuró ella, sonrojándose cuando miró la manera en la que sus dedos temblaban mientras lo tomaba de él. Mientras deslizaba la tobillera en su bolsillo, Victor levantó su otra mano, revelando dos vasos y media botella de vino. Él tenía la botella por el cuello y las dos delicadas copas de la base, todo sostenido por los dedos de una mano. -Esto es todo lo que queda. Parece una pena desperdiciarlo. Debe de ser lo suficiente para dos vasos, creo.


A V Elvi casi dijo no y cerró la puerta para evitar la incomodidad que sentía en su presencia, pero había tantas preguntas que quería hacer… además, tan incómoda como estaba por su atracción hacia él, también la hacía querer estar cerca de él. Quitándole las dos copas, se hizo a un lado para que él entrara. -Esto es lindo, -murmuró ella, mirando alrededor del solario. Elvi siguió su mirada sobre el viejo mobiliario en la oscuridad. La única luz venía de la puerta abierta hacia su habitación, pero esperaba que su vista fuera tan afilada como la de ella. El suave brillo era más que suficiente para ver. Suponía que así había sabido que ella estaba ahí. -¿Cómo te sientes? -preguntó Victor, sentándose en el sillón y estirando la mano por los vasos. -Un poco mareada, -admitió Elvi en voz baja mientras ella se los entregaba. -No había tenido ni una gota de alcohol en cinco años, y se subió a mi cabeza. De hecho, supongo que en realidad no debería tomar más. -Uno más estará bien, -dijo él en voz baja, sirviendo el vino. Él le dio un vaso, recogió el otro, y se recargó para verla. El silencio que llenó la habitación mientras bebían el vino parecía bailar por los nervios de Elvi. Estaba terriblemente al tanto de su cercanía y de la deliciosa esencia masculina en él. No sabía que loción usaba, pero le gustaría comprar un poco y rociarla en su ataúd para que pudiera enterrar su cara en la almohada de satín y respirarlo toda la noche mientras dormía. -Parecía obvio que no habías sido entrenada apropiadamente en lo que podemos y no podemos hacer. ¿Por qué es eso? La repentina pregunta de Victor envió volando las suposiciones de Elvi sobre su loción y se tensó mientras cavilaba sobre sus palabras. ¿Era obvio que ella no había sido entrenada? ¿Había un entrenamiento para vampiros? ¿Cómo un campamento para vampiros o algo? -¿Qué quieres decir? - ella finalmente preguntó, y luego se enderezó un poco mientras se daba cuenta de que estaba diciendo que ella parecía tan ignorante como se sentía. -¡¿Qué no sabía?! -Victor arqueó una ceja. -En primer lugar, pensaste que no podías comer comida.


A V -Oh, sí. -Elvi se sonrojó. Suponía que eso era algo obvio, pero realmente, ¿cómo se suponía que sabría que podía y no podía hacer? Ninguno de los vampiros nunca comía o bebía nada más que sangre en las películas y en los shows de televisión. Al menos no los que ella y Mabel habían visto cuando Elvi se había convertido y ellas habían hecho toda su investigación. -Y… -agregó solemnemente Victor, llamando su atención de nuevo hacia él, -tú obviamente no te diste cuenta que era contra la ley morder mortales. -Elvi se tensó con alarma. -¿Qué? ¿Tenemos leyes? -Victor asintió solemnemente. Elvi se sentó quieta, con su mente dando vueltas. Leyes sugerían alguna forma de organización. También parecía sugerir que había más de su especie de lo que ella pensaba. Las preguntas comenzaron a girar a través de su mente, pero las hizo a un lado a favor del asunto de romper las leyes vampiro. Elvi en su vida nunca había roto la ley. -No me di cuenta que era contra nuestras leyes, -dijo ella rápidamente.-De hecho, no sabía que había leyes. Ni siquiera estaba segura de que hubiera otros como yo. -Temía eso, -dijo Victor, luego maldijo por lo bajo. -Dijiste ‗leyes‘. Plural, -murmuró ella. -¿Qué otras leyes hay? -Victor abrió la boca, luego sacudió su cabeza. -No tiene sentido que te las diga ahora. Has estado bebiendo por primera vez en años y probablemente tendría que repetirlas en la tarde cuando te despiertes. -Elvi abrió la boca para protestar, pero él le aseguró. -Te diré todo sobre ellas después de que duermas. Cuando ella se recargó en su asiento con resignación, él sonrió ligeramente y agregó: Hablando de lo cual, yo debería de dejarte ir a la cama. -Victor se puso de pie y se movió hacia la puerta. Elvi lo siguió, su mirada cayendo de su propio acuerdo hacia su trasero. Ella se las arregló para forzarse a quedarse mientras él salía por la puerta y se giraba para decir: -Antes de que me vaya, necesito la respuesta a una pregunta. -¿Si? -preguntó ella con curiosidad. -¿Quién es tu mentor? -Elvi frunció el ceño. -¿Qué es exactamente un mentor? -preguntó ella con cautela. -Ambos tú y Alessandro han mencionado esa palabra y no tengo ni idea de que significa. -Nos referimos al que te creó, -explicó él. -El que te convirtió en inmortal.


A V -Oh, -Elvi sonrió ligeramente. Ella tenía la sensación de que había escuchado la frase anteriormente, probablemente cuando ella y Mabel habían estado investigando acerca de vampiros justo cuando regresaron de México, pero como no se aplicaba a ella, lo dejó pasar. Dándose cuenta que él estaba esperando una respuesta, Elvi sacudió su cabeza. -No tuve un mentor. -Victor la miró fijamente ante su desfachatez. -Debiste de haber tenido un mentor… a menos… -Él se detuvo, entonces preguntó con duda: -¿No naciste inmortal? -Elvi rió ante la idea. -No, claro que no. Cinco años atrás tenía cabello gris y arrugas, -le aseguró. -Pero nadie fue mi mentor. -Alguien debió hacerlo, -insistió el. Elvi miró detrás de él al cielo que se aclaraba, su mente automáticamente regresó al periodo alrededor de su propia muerte. Era una época en la que no le gustaba pensar, y en realidad era terriblemente confuso. Todo lo que recordaba claramente era que ella había mordido a Mabel y que casi la había matado mientras estaba fuera de sí. -Mabel y yo fuimos a México, -dijo finalmente. -Estuvimos en un accidente de auto y desperté varios días después así. -Elvi forzó una sonrisa, cambiando incómodamente cuando él la miraba sin comprender. -Supongo que puedes decir que soy un vampiro por accidente. Forzando una sonrisa, ella murmuró buenas noches y cerró la puerta antes de que él pudiera decir algo más. A Elvi no le gustaba pensar acerca del tiempo en su vida y mucho menos le gustaba hablar de ello. Deslizando el seguro para cerrar, ella se giró y entró a su habitación, frunciendo el ceño al ver el ataúd esperándola ahí. Tenía un poco de dolor de cabeza, y su estómago estaba incómodamente lleno, pero estaba relajada por primera vez en años, gracias al vino, y se estaba sintiendo un poco menos como un fenómeno con tantos de su especie cerca, aun así tenía que dormir en esa cosa acojinada. Murmurando bajo su aliento, Elvi ignoró el oscuro casquete de madera y se movió hacia el baño. Quería tomar un baño antes de ir a la cama, pero era lo suficientemente tarde así que le funcionaría un baño rápido. Temerosa de colapsar en la semi-muerte que la luz del día suponía traer a los vampiros, Elvi nunca se había arriesgado a estar fuera de su ataúd


A V después del amanecer. No iba a tomar el riesgo ni siquiera esta noche. Pero mañana le preguntaría a Victor que más podía y no podía hacer. Frunciendo el ceño mientras enjuagaba el jabón de su cara, Elvi se dio cuenta de que ni siquiera se le había ocurrido que podía hacer sus preguntas a cualquiera de los hombres en la casa, que todos los hombres sabrían las respuestas. Simple y automáticamente pensó en preguntarle a Victor. No estaba segura si eso representaba la comodidad con la que ella no había alcanzado aún con los demás, o una simple preferencia en lidiar con él, pero sospechaba eran ambas. Ese conocimiento era suficiente para hacerla repentinamente reticente a hacerle sus preguntas, pero se estaba volviendo terriblemente obvio que a pesar de ser un vampiro por cinco años, estaba terriblemente ignorante de que podía o no podía hacer. ¿Quién sabía si había leyes y más? No, tenía que hacer sus preguntas, y si iba a preguntar a alguien, sería a Victor. Debía preguntarle de los ataúdes primero y entonces moverse hacia las cosas como la habilidad de deslizarse en las mentes de otros. La conversación que ella había oído entre Alessandro y Harper la tenían con curiosidad. ¿Podía ella leer mentes y controlar la de otros mientras Alessandro había sugerido que Edward lo había hecho con Mabel? Mabel había insistido en que Elvi leyera la mente y así desde que se había convertido. Después de todo, Drácula podía aparentemente hacerlo, pero Elvi no había sido capaz de manejar la tarea y había decidido que solo él, como rey de los vampiros, podía hacerlo. Pero si Edward podía hacerlo también, tal vez ella solamente no había intentado lo suficiente. Mabel también había querido ir a Transilvania y encontrar a Drácula, aunque pensaba que el nombre sería diferente. Mabel realmente estaba en el asunto vampírico, pero no había sido la que se había convertido. Ella quería serlo, primero pidiéndole a Elvi que la convirtiera también así ambas podrían ser vampiros. De cualquier modo, no importaba cuantas veces Elvi la mordiera, o cuánta sangre tomara, la otra mujer no se había convertido. Elvi finalmente había insistido en dejar de intentarlo cuando casi la mataba por tomar demasiada sangre. Se había alegrado de haberse dado por vencida cuando dos años atrás, Mabel le había confesado que realmente le alegraba que no hubiera funcionado. Después de ver todo lo que Elvi había perdido… comida, vino, disfrutar el jardín a la luz del sol, viajes a la playa, barbacoas con los amigos, y así, ella pensaba que tal vez no era un gran trato.


A V Aparte de todas esas cosas, Elvi se había encontrado con millares de problemas legales también desde el cambio. Identificación por ejemplo. Pasaportes, licencias de manejo, y tarjetas de seguridad social tenían que ser renovadas tan frecuentemente. Todas ellas habían expirado en los dos años siguientes del cambio. ¿Para reemplazarlas? Olvídalo. De acuerdo con todos sus papeles ella tenía sesenta y dos. No parecía de sesenta y dos. Eso habría sido un problema. Afortunadamente, ya no necesitaba el seguro, pero viajar sin pasaporte estaba fuera de cuestión. Su licencia de conducir había caducado, pero Elvi no se había molestado en renovarla incluso aunque podía hacerlo aquí en el pueblo donde ellos las conocían y no cuestionarían por tener sesenta y dos y parecer de veinticinco. Renovarla no parecía valer la pena, de cualquier modo. Podía caminar bien a cualquier parte de Port Henry, pero si ella necesitaba el auto para ir por víveres o algo, Teddy y Barney no le causarían problemas. O mejor, ella simplemente no manejaba. El riesgo era demasiado grande si era detenida por un oficial de fuera del pueblo. No había manera de que ella pasara por los sesenta y dos de su licencia de conducir. En efecto, estaba atrapada aquí en Port Henry. Pero ahora que Victor y los otros estaban aquí se preguntaba como lidiaban ellos con tales asuntos. Ella no tenía idea de cuan viejos era ellos. Pero cada uno de hablaba con cierta formalidad que sugería que eran más viejos que ella misma. Excepto por DJ, pensó, y sonrió al recordar la manera en la que él había coqueteado con Mabel toda la noche. La amiga de Elvi obviamente lo había encontrado todo más molesto y había activado su corto temperamento, actuando como una vieja irritada, pero Elvi sabía que bajo toda la vergüenza la mujer estaba halagada. Mabel demostraba su edad, pero aún era atractiva, y ella se preguntaba si DJ realmente le gustaba. Mirando el tinte rosa del cielo en la ventana del baño, Elvi se apresuró por sus últimas cavilaciones. Entonces entró a su habitación y subió a su ataúd frunciendo el ceño, preguntándose cuando Victor y los demás habrían traído sus sarcófagos. Todos ellos llegaron en autos así que debían de haberlos enviado, razonó ella, mientras colocaba la tapa de su propio ataúd.


A V Capitulo 9

-Un vampiro por accidente, -murmuró Victor para sí mismo mientras entraba en la habitación que compartía con DJ. -¿Victor?-La pregunta dormilona vino del lado más lejano de la oscura habitación mientras el cerraba la puerta. Fue seguido por un murmullo mientras DJ se estiraba en el sofá-cama. -¿Dijiste algo? -Sí, -espetó Victor encendiendo la luz de la habitación. DJ se sentó, con las sabanas deslizándose hacia su cintura. -Estoy despierto. ¿Qué pasa? -Victor se paseó por el cuarto, murmurando. -Elvi dice que es una vampira por accidente. -¿Qué? -preguntó con confusión. Victor asintió. -Ella no aprendió ninguna de nuestras leyes o reglas por su mentor porque no tiene uno. -Bueno, claro que lo tiene, -dijo razonablemente DJ. -Alguien debió de haberla transformado. -Eso es lo que yo dije, -admitió el. -Pero ella dice que fue a México con Mabel, estuvieron en un accidente automovilístico, y despertó como una vampira. Ella es una vampira por accidente. -Eso no es posible, -señaló DJ. -Tal vez el accidente es todo lo que ella recuerda. Tal vez su mentor borró su memoria o algo. -O ella, -dijo Victor, y señaló, -No tiene que ser un hombre. -Oh, -dijo DJ, abriendo los ojos, -Tal vez ella se lastimó en el accidente y le dieron sangre contaminada en el banco de sangre. -Ningún vampiro dona sangre al banco de sangre, -dijo secamente Victor. -Supongo que no, -accedió él con desánimo, luego se tensó y dijo, -A menos de que ellos se volvieran locos y buscaran contaminar a un montón de mortales sin exponerse a ser descubiertos. -Victor lo miró con lastima.


A V -Tienes que dejar de ver esos maratones nocturnos de James Bond. -Bueno, es posible, -argumentó DJ. -De hecho es un plan brillante. -Victor tomó una almohada de la cama y lo golpeó a un lado de su cabeza. -No, no es brillante. Y no es lo que paso aquí. -¿Cómo lo sabes? -lo retó DJ. -Porque, estoy seguro que incluso en México hacen pruebas a la sangre donada para víctimas de accidentes. Ellos habrían visto los nanos en seguida y enviado la sangre para ser investigada y estaríamos expuestos ahora. -Los inmortales pueden controlar las mentes de la gente que prueba la sangre para que no la probaran, -sugirió DJ. Victor hizo rodar sus ojos. -Entonces habría un montón de confusos inmortales nuevos corriendo por México y ya habríamos oído de ello en este momento. Elvi fue convertida hace cinco años. -Oh. -El idiota parecía decepcionado ante esta noticia. Aparentemente, había estado más emocionado por la idea del inmortal tipo Gold-finger conspirando para apoderarse del mundo o algo así diseminando sangre. Sacudiendo la cabeza, Victor caminó hacia la cama King size y se dejó caer, sentándose en la orilla para quitarse los zapatos. -Y… -dijo DJ. Cuando él se detuvo, Victor levantó la cabeza para mirarlo con curiosidad. -¿Qué? -Mabel es ardiente, ¿huh? -Victor parpadeó ante el cambio de tema, pero prosiguió: -Ella es una mujer atractiva. -Una sonrisa curvó sus labios al recordar la manera en la que DJ había estado charlando con ella toda la noche. Se inclinó para quitarse el segundo zapato. -No puedo leerla, -dijo DJ. Victor se congeló, y después lentamente levantó la cabeza para mirar al hombre. Levantó una ceja a manera de pregunta. -¿No puedes? -DJ sacudió la cabeza lentamente de lado a lado. -Intenté ambas veces en el restaurante y luego de nuevo cuando regresamos a la casa. No puedo leerla. -Victor dejó salir su aliento lentamente mientras era sorprendido por pensamientos amargos. El principal era que DJ había conocido a su compañera de vida.


A V -Eso podía ser una complicación, -finalmente comentó. -Si… -coincidió DJ, pero sonrió y solemnemente dijo, -Intentaré que no interfiera. -De acuerdo, -murmuró Victor pero sabía que sería imposible. Él había tenido una compañera de vida una vez. Sabía el efecto que ella tenía. El hombre sería un inútil y distraído, incapaz de alejar su pensamiento de la mujer que sostenía su futuro en sus manos como un ave bebé que podía ser criado hasta la adultez, o aplastado con el menor apretón. Suspirando, empujó a un lado la envidia que repentinamente crecía dentro de él y pateó su segundo zapato, luego se puso de pie y cruzó la habitación para apagar la luz. -Buenas noches, Victor, -dijo DJ mientras la oscuridad caía sobre la habitación. -Buenas noches, -dijo en voz baja, repentinamente terrible, pero terriblemente cansado. Elvi se despertó tarde. Sospechaba era resultado del alcohol de la noche anterior y frunció el ceño ante la boca algodonosa que sufría mientras se tambaleaba hacia el baño para cepillar sus dientes. Siguió para una ducha rápida, luego se puso encima un par de jeans y una playera y fue hacia la puerta, ansiosa por comer. Ambas especies. Necesitaba sangre claro, pero seguiría eso con comida real. Tal vez ese Pastel de queso que nunca tuvo la noche anterior. O helado. O tocino, pensó Elvi mientras salía de su habitación y olía. Sí, eso era definitivamente tocino lo que olía. El Pastel de queso repentinamente pasó al final de la lista de las comidas más deseables. Era demasiado dulce para desayunar, desechando el hecho de que en realidad eran las siete de la noche. Las deliciosas esencias tentando su nariz no la prepararon para la visión que la capturó cuando entró a la cocina. Victor se puso de pie enfrente de un sartén dorado, fino tocino. Harper estaba a su lado, utilizando la tostadora. Alessandro estaba justo cerrando la cafetera y encendiéndola y Edward estaba exprimiendo jugo de naranja fresco. -Buenos días, -dijo ella brillantemente, sonriendo ante la vista de tantos hombres trabajando tan industriosamente en su cocina. Pedro cocinaba en el restaurante, pero el matrimonio de Elvi había sido anticuado con su esposo trabajando fuera de casa y nunca parándose en la cocina. Esto era… extraordinario. Todos, los cuatro hombres se giraron para mirarla. Ellos también sonrieron y la saludaron en estéreo cuadrafónico. -Buenos días. -Elvi sonrió ampliamente por alguna razón cuando vio que Victor estaba usando el delantal de Mabel. Ella se movió al frente, preguntando:


A V -¿Qué puedo hacer para ayudar? -Nada. Todo está hecho, -anunció Victor. Apagó el quemador, bajó el tocino, luego tomó el asa y abrió el horno para revelar dos bowls dentro. Uno con huevos revueltos, el otro lleno de patatas doradas. Mirándolas, el agregó: -Siéntate. -Elvi dudó, luego hizo caso de la orden y salió de la cocina, despidiéndose de los hombres se dirigió hacia el refrigerador. -¿Qué buscas? Lo puedo traer para ti. -Alessandro se movió hacia adelante rápidamente, pero Elvi ya había abierto la puerta y tomado una bolsa de sangre. Ella usualmente las mantenía en el refrigerador en su cuarto, pero no había pensado en subir algunas la noche anterior. -Oh. -Alessandro salió del camino mientras ella cerraba la puerta. Solo para ponerlo frente a la alacena. -Necesito un tazón, -dijo ella cortésmente, evitando deslizar alrededor de sus colmillos que solo ante la vista de la bolsa de sangre combinada con su hambre había salido. En vez de salir de su camino, Alessandro había abierto la alacena y tomado la taza por ella. Antes de que ella pudiera tomarla, Victor dijo: -Toma demasiado tiempo beber de esa manera. Tu desayuno se enfriará. Alessandro, enséñale como alimentarse de la bolsa. -¿De la bolsa? -preguntó insegura Elvi, mirando sobre su hombro donde Victor había colocado los huevos y las papas en la mesa y ahora estaba transfiriendo el tocino del sartén al plato. -¿No sabes cómo alimentarte de la bolsa?-preguntó Harper con sorpresa mientras llevaba las tostadas a la mesa. -Ella nunca conoció a su mentor y no fue entrenada… en nada, - Victor contestó por ella, Elvi sintió el calor subir cuando los hombres se giraron para mirarla con una combinación de horror y lástima. Ella sentía la vergüenza como si hubieran anunciado que su falda había quedado atrapada en sus panties. -Dijiste eso anoche, pero nunca imaginé que incluía no enseñarle como alimentarse, comentó Edward y se movió para tomar la bolsa de ella antes que Alessandro lo hiciera, y enseñarla: -Abre tu boca. -Elvi captó la irritación que destelló en la cara del hombre porque Edward usurpaba la tarea mientras ella abría su boca, y comenzó cuando la bolsa fue rota en sus colmillos con un rápido movimiento. Instintivamente Elvi trató de preguntar qué


A V estaba haciendo, pero claro que no podía hablar alrededor de la bolsa en su boca y se dio por vencida cuando Edward tomó su mano y dijo firmemente: -No hables. Esto solo tomara un momento. -Elvi se mantuvo quieta mientras la bolsa se vaciaba, sorprendida de encontrar que los hombres no estaban bromeando. Él retiró pronto la bolsa de sus dientes. -Eso es increíble, -dijo ella con asombro mientras él se movía para tirar la bolsa. -Mucho más rápido que beber del vaso, ¿no? -Alessandro tomó su codo y la guió alrededor del mostrador hacia la mesa. -Mucho, -coincidió Elvi con una sonrisa, y entonces cambió su atención hacia el desayuno colocado delante de ella mientras tomaba asiento. Sus ojos se abrieron de incredulidad ante la cantidad de comida en la mesa. Él debió de haber usado los tres paquetes de tocino que ella había comprado. Harper aparentemente había tostado todo el paquete de pan, y ella sospechaba que Victor había puesto ambos cartones de huevo y un rollo de salchicha en los huevos revueltos. Parecía que los hombres habían encontrado sus apetitos. -Aquí. -Victor comenzó a servir huevos revueltos en su plato y los ojos de Elvi se ensancharon con divertido horror la pequeña montaña que él le sirvió. Harper inmediatamente comenzó a servir tocino en la cima del huevo. -¿Tostadas? -Preguntó Alessandro, sosteniendo el plato para ella mientras Edward servía jugo recién preparado en su vaso. ¡Wow! Si esto era ser cortejada, a ella podía empezar a gustarle, Elvi pensó y murmuró: -Gracias, -a todos ellos mientras tomaba un pedazo de tostadas. Ella no iba a comerse todo eso, pero se divertiría intentándolo. -¿Entiendo que ustedes chicos están comiendo de nuevo? -comentó ella con entusiasmo mientras los hombres tomaban sus asientos alrededor de la mesa y comenzaban a llenar sus propios platos. -Basta de su aburrimiento de la comida, ¿no es así? -El repentino silencio en la mesa la hizo mirar hacia arriba curiosamente desde el huevo en su tenedor. Los hombres estaban todos tensos y mirándose unos a otros. -¿Qué? -preguntó curiosamente. -¿Dije algo malo? -No, -contestaron al unisonó. Luego Victor y Harper cambiaron su atención a sus platos, con sus expresiones preocupadas. Alessandro tenía una expresión curiosa en su cara mientras miraba de hombre a hombre, y Edward estaba mirando a todos calculadoramente. Era todo muy extraño y Elvi no tenía idea de que se trataba todo esto.


A V Comieron en silencio por un rato, y luego decidieron hacer otro intento de conversación. Ella miró a Alessandro y dijo curiosamente: -¿Tú dijiste anoche que no habías comido en cincuenta años? -Sí, -asintió él. -DJ es el único aun joven para seguir comiendo… antes de esto, -agregó Victor incomodo, y luego prosiguió. -Me temo que el resto de nosotros somos demasiado viejos para estar aburridos por la comida la mayoría del tiempo. -¿Demasiado viejos para aburrirse con ello? -repitió Elvi, mirando alrededor a sus caras. -Después de una centuria o dos la mayoría de los inmortales se aburren del problema de comer y continúan así al menos hasta una ocasión social, -explicó Harper. -¿Una centuria o dos? -jadeó Elvi pero tenía una vaga idea de haber oído esto antes. Probablemente la noche anterior, ya fuera en el camino o durante las compras. Cualquier cosa dicha a ella se había ido por la ventana. Su mente había estado concentrada en la comida en ese punto. Ella miró de un hombre a otro. -¿Qué edad tienen? -Los otros miraron a Victor a manera de pregunta. Cuando él se encogió de hombros, Edward aclaró su garganta, llamando su atención. -Yo nací en 1004. -Mientras Elvi estaba sosteniendo la respiración por esto, Harper se inclinó hacia adelante y dijo: -Yo nací en 1282. -Yo, nací en 1794, -anunció Alessandro. Cuando ella miró hacia él, él sonrió y agregó, -Soy el más joven. -¿El más joven? - Elvi murmuró ligeramente. La habitación repentinamente parecía girar. O tal vez era su cabeza. -De hecho, DJ solo ha pasado los cien. Él es el más joven, -lo corrigió Edward. Alessandro se encogió de hombros. -Sí. Pero él no está aquí justo ahora. -Sí, -coincidió Edward, luego fuera de contexto anunció: -Victor es el más viejo. -La mente de Elvi se detuvo y se giró con una mirada llena de horror hacia el Británico.


A V -¿Más viejo que tú? -Edward sonrió ante su expresión y asintió. Elvi se giró lentamente para mirar a Victor. Él no parecía ni un día más viejo de treinta y podía pasar por uno de veinticinco, pero ellos le estaban diciendo que él tenía más de mil años de edad. Victor cambió bajo la mirada de ella, pareciendo apenado e incómodo, luego murmuró: -230. -Ese es el año en el que nació, no su edad, -explicó Edward acomedidamente. -¿230? -preguntó Elvi sin comprender. -Pero eso te daría… -se detuvo haciendo la cuenta y luego dijo… -¿mil setecientos setenta y siete años de edad? -Victor apretó los labios y sacudió la cabeza, pero antes de que pudiera contestar, Edward dijo: -Me temo que no. Victor nació en el 230 A.C. -A.C., -repitió Elvi, parpadeando rápidamente mientras su cabeza comenzaba a girar de nuevo. -Antes de Cristo… Oh por… -murmuró ella y comenzó a deslizarse por su asiento. -Creo que está despertando. -Elvi salió de la última trama de sueño ante lo que estaba segura era la voz de Harper. La siguiente era definitivamente de Edward que murmuraba un quejumbroso: -Hmm Finalmente. -Parpadeando, ella se encontró mirando a los cuatro hombres. Todos ellos tenían idénticas expresiones de preocupación en sus caras mientras se inclinaban. -Está despierta, -dijo Victor con alivio. -Has estado inconsciente tanto tiempo que comenzábamos a preocuparnos. ¿Estás bien? -¿Qué pasó? -murmuró Elvi con confusión. -Te desmayaste. -Anunció Edward. -Una cosa muy Victoriana, si se me permite decirlo. Elvi frunció el ceño. -Yo nunca me desmayo. -Aparentemente lo haces ahora, -apuntó él. -¿Cuánta sangre has bebido en las últimas veinticuatro horas? -preguntó Victor. -Una bolsa anoche y una antes del desayuno, -murmuró ella, sentándose. Los hombres se hicieron un poco hacia atrás para permitirle recargarse contra el descansabrazo del sillón y


A V Elvi mirar alrededor para ver que ellos la habían movido al sillón en la enorme sala mientras estaba inconsciente. -¿Una ayer y una esta tarde? -preguntó Victor con irritación. -No me pregunto por qué te desmayaste. Debes de tener al menos dos o tres bolsas al día. Lamentarás si sales sin ellas. -Sí, lo sé. -Elvi había intentado resistirse a la sangre cuando apenas se había convertido y se había dado por vencida cuando el dolor la había reclamado. Si no comía lo suficiente, dolía físicamente. De hecho, ahora que pensaba en ello, la molestia estomacal y el dolor de cabeza que había estado teniendo anoche había sido probablemente debido a no tener suficiente sangre más que debido a la comida que había consumido. Ambos síntomas habían sido peores esta mañana, pero se habían aligerado en el momento en que había bebido la bolsa de sangre. Otra bolsa o dos y probablemente desaparecerían. -Yo… -Elvi se detuvo mientras Victor se ponía repentinamente de pie y salía de la habitación. Ella lo miró con sorpresa, luego hizo volar sus pies hacia el piso y se puso de pie con cuidado, ahuyentando a los otros tres hombres cuando la alcanzaron para estabilizarla. Solo estaba un poco mareada, pero sospechaba tenía tanto que ver con lo que había aprendido antes acerca de estos hombres como por la falta de sangre. Elvi y Mabel habían discutido su nueva vida extendida, sopesando que ella podía existir otros cientos de años o algo así, pero ninguna de ellas había considerado tantos como setecientos, mil, o incluso dos mil años. Estas habían sido noticas impactantes. Y ella no estaba del todo segura en clasificarlo como bueno. La idea de vivir otros cien años era más bien estresante, no decir mil o más. Dios querido. Todos los que ella conocía, además sus hijos, los hijos de sus hijos, y así, morirían ante ella y ella tendría que atestiguarlo, llorando sobre la perdida de cada uno, el pesar de su muerte mientras ella se quedaba aquí, viviendo en Port Henry, tan inamovible como una estatua. Demonios, su casa e incluso Port Henry bien podría desmoronarse alrededor de ella y volverse polvo antes que ella muriera. ¿Qué clase de futuro era ese? -Aquí. -Los hombres se movieron para hacerle camino a Victor que regresaba, llevando una bolsa de sangre. -Gracias. -Aceptó ella el ofrecimiento. En el momento en que la fría bolsa descansó en su palma, Elvi sintió sus dientes cambiar, permitiendo que sus colmillos salieran. Cuando miró la bolsa con duda, Victor pareció entender lo que la hacía dudar e instruyó:


A V -Solo rómpela firmemente con tus dientes. -Asintiendo, Elvi abrió su boca, inhalo profundo, y luego rompió la bolsa como Edward había hecho antes. Hubo un momento de resistencia cuando la bolsa encontró los dientes, luego un pop y continuo hacia arriba, hasta que estuvo completamente empalada en sus colmillos. -Perfecto, -la felicitó Victor. -Sí, está muy bien, -coincidió Alessandro. Harper asintió. -Una natural. -Edward simplemente asintió. Un emocionado sonido salió amortiguado por la bolsa mientras Elvi los miraba, incapaz de hablar. Ellos estaban actuando como si ella hubiera hecho su primera andada en bicicleta. Todo lo que había hecho era clavar una bolsa en sus dientes. A juzgar por la preocupación aun visible en sus rostros, ella suponía que estaban preocupados de que se desmayara de nuevo. Los hombres tendían a odiar cosas como esas. Desmayarse, llorar, y así parecía dejarlos perdidos. Con los cuatro hombres viéndola como si fuera a colapsarse en cualquier momento, los pocos minutos que le tomó vaciar la bolsa le parecieron increíblemente largos. Fue con alivio que ella removió la bolsa cuando estuvo vacía y se movió entre ellos, determinada a componerse y probar que estaba bien. -Te traje dos bolsas, -dijo Victor, siguiéndola fuera de la habitación a través del comedor. -Oh, gracias. -Elvi se giró por la bolsa llena y la colocó en sus dientes, luego continuó hacia el bote de basura en la esquina de la cocina para tirar la otra. La segunda estaba casi vacía para entonces, así que ella esperó hasta que se hubiera acabado también y la arrojó. Cuando regresó a la habitación, los hombres estaban todos ahí, amontonados alrededor de la estufa y tomando los platos y bowls que Victor estaba sacando del horno. -Pusimos la comida dentro para mantenerla caliente cuando te desmayaste, -le explicó Victor mientras sacaba el ultimo utensilio. -Oh. - Elvi lo siguió a la mesa, y luego preguntó curiosa, -¿Dónde está DJ? -Él está en el restaurante con Mabel, -dijo Harper, sacando la silla para ella. Elvi se sentó, sus cejas se elevaron por la sorpresa. Ella estaba muy segura de que Mabel no estaría feliz de tener al hombre con ella y no podía imaginar porque él lo estaba. -¿Por qué esta él en el restaurante? -Cuando Victor dudó, Edward anunció:


A V -Mientras se estaba yendo, Mabel dijo que iba a dejarte dormir, pero que cuando te despertaras, te dijéramos que no fueras al restaurante esta noche, pero que escogieras a uno de nosotros para pasar la noche conociéndonos. -Sí. -Asintió Alessandro. -Y entonces DJ dijo que como no estaba en la lista de pretendientes, el iría al restaurante en tu lugar y ayudaría. Elvi se sonrojó ante el recuerdo de que estos hombres estaban en busca de una pareja… y ella era el único vampiro hembra soltero en el pueblo. Aclarando su garganta, ella simplemente comentó: -No imagino que Mabel estuviera complacida con el ofrecimiento de DJ para tomar mi lugar. -Para nada, -coincidió Victor con diversión, y luego gesticuló hacia su plato. -Come. Asintiendo, ella cambió su atención hacia la comida. Las tostadas se estaban haciendo tiesas, pero de otra manera estaba bastante bien. Ellos cayeron en silencio naturalmente mientras se concentraban en su alimento, dejando a Elvi considerar lo que había aprendido antes de desmayarse. Las edades que estos hombres clamaban tener eran más asombrosas. Ella no se hubiera alterado si todos hubieran tenido doscientos o trescientos años como Alessandro y DJ, pero la edad de los otros hombres… Elvi miraba de una cara a otra ahora, buscando cualquier signo de sus avanzadas edades, pero realmente ninguno de ellos parecía de su edad. Demonios, ninguno de ellos parecía tan viejo como sus propios sesenta y dos años. Pero entonces, tampoco ella, reconoció. Su mirada se enfocó en Victor mientras recordaba que él era el más viejo, nacido en el 230… A.C. antes de Cristo. Ella consideró eso brevemente, dándose cuenta que él había estado por ahí cuando Jesús había caminado por la tierra, y casi le pregunta si lo había conocido, pero entonces pensó mejor eso. Ellos eran desalmados después de todo, gracias a su maldición, y los seres desalmados difícilmente podían ir a buscar al hijo de Dios. ¿O sí? Ella frunció el ceño mientras recordaba a Mabel decir que Victor había tocado su cruz en el restaurante sin ninguna reacción. Quería preguntarle acerca de ello, pero lo había olvidado cuando habían estado en el solario la noche anterior. -¿Qué estás pensando? -preguntó repentinamente Victor. Elvi se mordió el labio, luego admitió:


A V -Acerca de ser desalmados y malditos y aun así tú tocaste la cruz de Mabel y ella dijo que nada pasó. Yo… -No somos desalmados, -la interrumpió Victor. Elvi se detuvo, su tenedor sostenido en una mano. -¿Qué? -No somos inmortales porque alguien nos maldijo y nos dejó desalmados, -dijo él. Su mirada se deslizó hacia los otros hombres a manera de pregunta. -¿Entonces como…? -Insectos, -anunció Alessandro ansiosamente. Cuando Elvi se giró hacia él con incredulidad, el asintió excitadamente, -Sí. De verdad, son los pequeños insectos. Están en nuestra sangre, comiendo toda la enfermedad y… -No son insectos, idiota, -interrumpió secamente Edward, y luego le dijo a Elvi, -son nanos. Nuestros ancestros venían de la Atlántida. ¿Supongo has oído de ello? -Elvi asintió lentamente. Hombres de la Atlántida solía ser un show muy popular cuando ella era joven. -Bueno, ahí es donde nuestra especie y estos nanos se originaron, -le informó Edward. Realmente, somos personas superiores. Nuestros científicos estaban muy avanzados. Ellos usaron la tecnología más allá que las habilidades de ahora para combinar la bioingeniería y la nanotecnología para crear nanos medicinales especializados que se pudieran introducir en el torrente sanguíneo de una persona con… digamos… heridas internas o cáncer. Estos nanos usan la sangre como combustible mientras reparan cualquier daño que se presente o rodear cualquier germen o células cancerosas y matarlas. Ellos fueron creados como una manera para evitar la cirugía invasiva. Una vez que terminaban, se desintegrarían y dejarían el cuerpo como lo hace todo desperdicio. -¿Nanos? -Elvi soltó su tenedor en su plato y se recargó en su asiento, su mente corriendo para retenerlo todo.-Así que, los nanos… ¿ellos son los que me hicieron joven de nuevo? -Ellos ven los efectos del envejecimiento como daños que deben ser reparados, -dijo en voz baja Victor. Edward asintió.


A V -Los efectos del envejecimiento, el sol… -él se encogió de hombros. -Cualquier cosa que afecte el balance del cuerpo es visto como algo que ellos deben atender, y el cuerpo está bajo ataque constante del ambiente e incluso el tiempo. -Así que los nanos están siempre ocupados y nunca se desintegran o dejan el cuerpo, explicó Harper. -En su lugar se quedan y nos mantiene por siempre en niveles óptimos de salud, fuerza y edad. -Pero eso significa que los nanos están constantemente reproduciéndose, constantemente reparando, -agregó Victor. -Ellos usan mucha sangre, más de la que el cuerpo puede producir y así han evolucionado nuestros cuerpos para obtener lo que necesitan para mantenernos con optima salud. -Los colmillos. -Elvi corrió su lengua sobre sus dientes. -Y el aumento de fuerza, velocidad, audición, vista, control mental… -asintió Victor. Cualquier cosa que mejore nuestra habilidad de obtener sangre extra. Nanos, pensó ella. No desalmados, solo nanos. De alguna manera estos nanos habían sido ―introducidos al torrente sanguíneo‖ como Edward lo había dicho. Pero como, se preguntó ella. ¿Había ella recibido sangre contaminada después del accidente? Todo lo que ella recordaba era el accidente, luego despertó en su cuarto de hotel cubierta de sangre, sus dientes hundidos profundamente en la garganta de Mabel. Elvi se sacudió ante ese recuerdo que a menudo trataba de evitar. Ese episodio con la ira, demente, e incontrolable hambre que la había obligado a hacer algo que normalmente nunca habría hecho, le habían asegurado que estaba maldita y desalmada. Aunque, Elvi ahora pensó, que había sufrido de una culpa terrible desde entonces y tal vez eso solo habría asegurado que aún tenía alma. ¿Seguro los demonios desalmados no sentían culpa de sus crímenes? Wow. Lo entendió todo mal. No estaba desalmada. Podía comer. ¿Qué más podía hacer? -¿Qué hay de la luz del día? - repentinamente preguntó Elvi, enderezándose en su asiento. Por favor Dios, pensó ella desesperadamente, déjame ver el sol de nuevo. Su jardín había sido siempre su cielo, cuando podía retirarse de los problemas de la vida y solo relajarse, cavando en la tierra con el aroma de las flores y hierbas a su alrededor. Ella lo había extrañado terriblemente.


A V -La luz del día puede ser un problema, -admitió Victor disculpándose. -Pero solo tanto si la luz del sol daña la piel, lo que hace que los nanos trabajen más, lo que significa que debes de consumir más sangre. -¿Puedo salir con ella? -preguntó, sosteniendo la respiración. -Sí, pero no lo recomendaría por periodos prolongados de exposición y debes de incrementar tu consumo de sangre, -dijo él firmemente. A Elvi no le importaba. Ella se bebería un océano de sangre solo para ser capaz de sentir el sol en su cara de nuevo. Que más, se preguntó. ¿A que más había renunciado hacia cinco años porque pensaba que los vampiros tenían que vivir de cierta manera? -Así que podemos comer, podemos salir a la luz del sol… -Elvi miró a Victor y agregó, -y los artículos religiosos no nos lastiman. -Victor sonrió y sacudió la cabeza. -Podemos comer, podemos salir a la luz del sol, podemos entrar en las iglesias y tocar cruces y agua bendita sin estallar en llamas, no dormimos en ataúdes llenos de tierra, tenemos reflejo… -él se detuvo y miró a los otros. -¿Hay algún otro ridículo mito que olvidé enlistar? -Los hombres sacudieron las cabezas, pero Elvi no estaba poniendo atención, su mente se había fijado en la parte acerca de no dormir en ataúdes. -No dormimos en ataúdes llenos de tierra. -Sus palabras cantaban en sus oídos. No ataúdes. Ella podía dormir en una cama. Una gran, suave y confortable cama sin barandales y una tapa en ella. Con muchas almohadas y un enorme colchón y… Elvi se puso de pie abruptamente. -Tengo que irme. -¿Qué? -preguntó Victor. Él y los otros la miraron sorprendidos. -Tengo que irme, -repitió Elvi, su cabeza de un lado a otro, sus ojos buscando el reloj. Ella tenía treinta minutos antes de que la mueblería cerrara por la noche y no iba a esperar hasta mañana para comprar una cama. Girándose, se apresuró a las escaleras, difícilmente al tanto de los rallones en la madera y el tintinear de la cerámica mientras los hombres se levantaban de la mesa. Ella necesitaba su bolso. Tenía sus llaves del auto y su cartera. Había una pequeña mueblería solo a una cuadra del restaurante, pero cerraba temprano, de cualquier modo había otra a las afueras


A V del pueblo que era mucho más grande y aún estaba abierta. Estaba a quince minutos, los que le dejaba quince minutos para comprar. ¡Ella tenía que moverse! -¿Qué está pasando? -Elvi oyó a Alessandro preguntar mientras ella corría por las escaleras. Nadie contestó. En su lugar, hubo los poderosos pasos en las escaleras detrás de ella mientras los hombres se apresuraban a encontrarla. -Elvi, -la llamó Victor. Elvi lo ignoró y se apresuró a su habitación. Ella entró y corrió al vestidor para tomar su bolso que estaba en la cima, luego se giró solo mientras Victor irrumpía en la habitación, los otros pegados a sus talones. -¿Qué…? La pregunta de Victor murió rápidamente mientras su mirada aterrizaba en el ataúd en el centro de la habitación. Él palideció. Siguiendo su mirada, los otros miraron con horror. Hubo un momento de silencio, luego Edward se movió al frente para examinar el ataúd, diciendo: -No había oído de uno de nuestra especie durmiendo en uno de estos desde… bueno, por unos buenos cientos de años. -Elvi lo miró con sorpresa. -¿Quieres decir que los vampiros realmente dormían en estas cosas alguna vez? -ella por un momento pensó que eso había estado completamente mal. Harper asintió y se movió para recorrer con su mano la lustrosa madera. -Las casas solían ser grandes y había muchas corrientes y a veces no estaban cercanas. Algunos dormían en ataúdes o tumbas para asegurarse de estar protegidos de cualquier entrada de luz solar. -¿Por qué? -preguntó ella frunciendo el ceño, y luego miró acusadoramente a Victor. Dijiste que podíamos salir a la luz del sol. -Sí, pero también dije que puedes consumir más sangre. Antes de los bancos de sangre esa era una riesgosa proposición. Entre más nos tuviéramos que alimentar, más eran las posibilidades de ser descubiertos, -le explicó el pacientemente. -Evitábamos la luz del sol todo el tiempo y cualquier cosa que requiriera más sangre. -Oh, -murmuró ella. -¿Has estado durmiendo así? -preguntó Victor, ahora moviéndose hacia el ataúd también. Elvi se sonrojó y asintió.


A V -¿Por cinco años? - preguntó él, levantando la tapa para husmear dentro. Ella asintió de nuevo. -Esta es otra emergencia de Pastel de queso, -murmuró Alessandro sacudiendo la cabeza. -Sí, -coincidió Victor, con una mueca mientras gentilmente bajaba la tapa. -Y se está haciendo tarde. Las tiendas cerraran pronto. -Mi auto es el último en la entrada, -anunció Edward, girándose a la puerta. -Iré por mis llaves. Recordando lo lento que el manejaba, Elvi miró preocupada hacia el reloj digital en el vestidor. Fue solo entonces que recordó que el reloj de abajo corría diez minutos retrasado. Y ellos habían gastado cinco minutos aquí mirando su ataúd. -La tienda cierra en quince minutos. Nunca llegaremos a tiempo, -dijo ella desesperadamente. -Lo haremos, -le aseguró Victor, tomando su brazo para apresurarla a salir de la habitación. -No si Edward conduce, -se quejó ella. El británico se detuvo y se giró indignado. -¿Perdóname? -Lo siento, -dijo ella educadamente. -Pero manejas como un anciano. -Soy un anciano, -dijo Edward secamente. -Todos lo somos. -Elvi se mordió el labio, ante la pérdida de no saber que decir ahora. Fue Victor quien rompió el silencio diciendo: -Alessandro puede manejar. Su auto esta atrás en la segunda línea. -Cincuenta y siete. Manejo rápido, y tengo mis llaves, -anunció triunfantemente Alessandro. Él comenzó a bajar las escaleras y el resto siguiéndolo, pero se detuvo de nuevo cuando Harper señaló: -El auto de Alessandro solo puede llevar dos. -No, -les aseguró el italiano, guiándolo hacia el frente una vez más. -Es más cómodo para dos, pero cuatro pueden caber. -Somos cinco, -le recordó Edward y todos se detuvieron.


A V Elvi cerró los ojos, sintiendo los segundos alejarse. No iban a lograrlo. Ellos bien podían… -Elvi puede sentarse en mis piernas, -anunció Victor y el grupo inmediatamente se movió de nuevo, incluyendo a Elvi, pero ella solo se estaba moviendo por que Victor la llevaba del brazo. Sus pies eran definitivamente arrastrados. ¿Sentarse en sus piernas? No hay manera. Ella apenas lo conocía. Además, eso era ilegal ella estaba segura. ¿Qué había de los cinturones de seguridad? Ella no iba a sentarse en sus piernas.


A V Capitulo 10

Elvi oyó la pregunta murmurada de Victor. Ella incluso sintió su aliento acariciar contra en lóbulo de su oreja mientras preguntaba, pero no dejaba de agarrarlo y se inclinó hacia atrás para responder. Ella se quedó dónde estaba, aplastada contra su pecho, la cara enterrada cerca de su cuello, hacia el asiento del conductor mientras miraba con horrorosa fascinación el velocímetro del auto. Mirando a los lados, Alessandro la miró y preguntó: -¿Manejo rápido, no? Elvi oyó lo que podía haber sido un gimoteo de sus labios y giró sus ojos del panel de control. El hombre no manejaba rápido, manejaba a velocidad de la luz. Podía ver el velocímetro desde donde estaba sentada encogida en las piernas de Victor en el asiento delantero. Iba a millas por hora, no a kilómetros a lo que ella estaba acostumbrada. El velocímetro fue hacia 155mph y podía de hecho ir así de rápido. Sabía esto porque eso era lo que Alessandro estaba haciendo. Nunca había visto los postes de teléfono ir tan rápido, que se hicieran borrosos. Elvi giró su cara hacia el hombro de Victor, sus manos apretándolo un poco más frenéticamente cuando tocaron la curva del camino y Alessandro la tomó sin desacelerar. Con su boca presionada en el hombro de Victor, podía ver ahora a los dos hombres encaramados en el asiento trasero. El auto tenía un tipo de asientos traseros, obviamente no venían hechos y ciertamente no eran para dos hombres tan grandes. Edward y Harper no parecían muy cómodos ahí atrás, pero Harper si se las arregló para sonreír débilmente mientras se sujetaba de cualquier cosa que podían obtener sus manos para evitar ser arrojado en las piernas de Edward por la fuerza centrífuga. Mientras Edward, estaba sentado con expresión severa, y ojos furiosos queriendo quemar la parte de atrás de la cabeza de Alessandro. Un destello de luz llamó su atención hacia la ventana trasera, y los ojos de Elvi se ensancharon con alarma. -¡Policía! -Ella miró hacia Alessandro para verlo mirar con poca importancia en el retrovisor. El desaceleró, permitiendo que el auto disminuyera la velocidad y la policía los alcanzara, luego sonrió hacia ella. -No te preocupes. Me encargo rápido de él, -le aseguró, luego giró su atención al espejo retrovisor, su mirada concentrándose más. La confusión enturbió su mente, Elvi miró hacia atrás al camino a tiempo para ver las luces del policía apagarse y al auto girar y regresar por donde había venido. Alessandro inmediatamente aceleró de nuevo. -¿Qué hiciste? -preguntó ella, girando hacia él con sorpresa.


A V -Solo puse sugerencias en su cabeza, el tal vez quiera ir por donas, -dijo Alessandro encogiéndose de hombros. -A los policías, les gustan las donas, ¿no? -¡Tú…! -Elvi comenzó con desmayo, pero la regañada que ella le hubiera dado por controlar a un miembro del departamento de policía murió en su garganta, remplazada por un gimoteo mientras ellos golpeaban otra curva y ella fue arrojada hacia atrás. Habría golpeado la puerta del pasajero si Victor no la hubiera agarrado y jalado rápidamente de regreso a su pecho. -Solo sujétate, - el murmuró junto a su oído. -El viaje acabará pronto. Elvi se tragó la reprimenda que quería darle a Alessandro y se sostuvo. Inhaló una agitada inspiración y cerró los ojos, luego los abrió e inhaló de nuevo, sus ojos abriéndose ligeramente ante la esencia de Victor. No sabía que era, pero era especiado y realmente delicioso y se encontró presionando más cerca e inhalando de nuevo. Fue la elevación de cejas de Harper justo detrás de ella lo que la hizo darse cuenta de lo que estaba haciendo y que había sido vista. Sonrojándose, Elvi se forzó a sentarse un poco, solo para caer arrojada contra el pecho de Victor, y luego se deslizó hacia abajo a sus piernas mientras Alessandro repentinamente salía del camino y pisaba los frenos. -¿Estamos aquí, no? -preguntó el Italiano, mirando hacia ella con diversión. Elvi lo miró sin dar crédito, luego tomó el tablero con una mano y la rodilla de Victor con la otra y se las arregló para arrastrarse afuera y mirar alrededor, aliviada de ver el gran letrero amarillo de la mueblería. -Sí, -respiró ella, agradecida de que el infernal viaje terminara. Victor abrió la puerta, la tomó por la cintura, y la levantó afuera, dándosela a Harper quien había salido de la parte de atrás y estaba esperando para ayudar. El segundo vampiro la puso sobre sus pies a un costado del auto y luego la sostuvo lo suficiente para estar seguro de que estaba sobre sus pies antes de dejarla ir y alejarse mientras Victor salía del auto y se les unía. Elvi murmuró un –gracias- a ambos, luego giró y caminó hacia la tienda, haciendo su mejor esfuerzo para olvidar que tenía que regresar al vehículo más tarde. Gracias a la velocidad de Alessandro, ellos se deslizaron a través de las puertas justo mientras el gerente se acercaba, sin duda intentado cerrar la tienda. Elvi le ofreció una mirada por disculpa. -Seremos rápidos, -prometió ella, dirigiéndose hacia las camas. Los hombres siguieron su camino.


A V -¿Hay algo con lo que pueda ayudarla? -preguntó el gerente, apresurándose para alcanzarla. Elvi estaba a punto de contestar cuando sintió una mano en su brazo y miró a Victor con sorpresa ante su posesivo movimiento. -Necesitamos una cama, -anunció el. -Sí, claro, -dijo el gerente. Ella suponía que era obvio, ya que ellos se habían apresurado a través de toda la tienda a las camas en el fondo. -Tenemos unas adorables camas. ¿En qué tamaño están interesados? -King, -contestó apropiadamente Elvi. Apenas podía esperar a desparramarse en una de esas enormes superficies de nuevo, sin restricciones de barandales o tapas, rodeada solo por un grande y suave colchón y lujosas almohadas… Dios, sus dedos cosquilleaban ante la mera idea. -Este es un modelo popular, -dijo el gerente, apuntando a las primeras camas. Elvi miró, tomando el verdadero tamaño. Para ella era como un océano de cama después de cinco años atrapada en su ataúd. -Pruébala, -sugirió Alessandro. -Debes de probarla antes de comprarla. -Él está en lo correcto, -ofreció el gerente cuando Elvi dudó. Asintiendo, ella le dio su bolso a Victor, hizo una pausa para inhalar, y se arrojó a la cama. Si los hombres no hubieran estado ahí observando, habría rodado y se hubiera dejado caer en su excitación. Podía deshacerse de su ataúd. Podía dormir en un océano de sabanas…. Ohhhhhh. Seda, pensó, imaginando deslizarse alrededor de un mar de seda… o satín. Parpadeando para abrir los ojos, se encontró a ella misma mirando a cinco hombres todos mirándola expectantementes. -Está bien, -murmuró Elvi, forzándose para levantarse y enderezarse las ropas, -Me lo llevo. -¿No crees que debes de probar los otros también? -sugirió Victor, matando el brillo que se había formado en la cara del gerente. -Sí, definitivamente debes de probarlas todas, -dijo Harper. -Sí, - dijo el gerente con un arrepentido suspiro. -Es mejor probar un par antes de elegir uno. -Elvi se giró para mirar el número de camas, sus ojos se ensancharon.


A V -Nosotros ayudaremos, -le aseguró Victor. -¿Cómo esta esa cama? -preguntó Harper varios minutos después. -Esta parece cómoda. Elvi se sentó en la cama que estaba probando en ese momento lo que parecía ridículamente difícil para ella, y miró hacia donde Harper estaba sentado, rebotando ligeramente en otro modelo. -Tal vez pueda ahorrarte algunos problemas, -dijo el gerente, frunciendo el ceño mientras Alessandro volaba hacia otra cama. -¿Usted y su esposa prefieren una cama suave o dura, señor? Elvi lo miró con sorpresa cuando él se dirigió a Victor con la pregunta. No tenía idea de porque el asumiría que ellos eran pareja. A menos de que fuera porque ella y Victor parecían mantenerse gravitando hacia las mismas camas, cada uno yaciendo en lados opuestos, Elvi tomando el derecho y Victor el izquierdo. Sentado junto a ella en la cama, Victor no corrigió la percepción del hombre; él simplemente se giró y elevó una ceja en su dirección. -Suave, -dijo ella decididamente y se puso de pie para moverse a la cama sobre la que Harper estaba yaciendo. Elvi se sentó en el lado opuesto a él, elevo sus pies y yacio ahí. Esta es mejor que la última, -anunció ella, luego agregó, -Aunque no estoy segura. Podría querer algo más suave. -Déjame ver. -Victor golpeteó su pierna para urgirla a que se moviera. Elvi cambió cerca del centro de la cama, haciéndole espacio a él. Lo vio yacer, y entonces se giró para mirar el techo; contemplando si esto era tan cómodo como la cama a la que había renunciado hacía cinco años. En sus recuerdos, había sido como yacer en una nube. -Podría ser demasiado firme, -dijo Victor. -Tenemos camas más suaves, -anunció el gerente. -Las que han estado probando están el final de la escala de firmeza. -Muéstrenos. -Elvi patinó hacia el final de la cama para levantarse. Ella estaba extremadamente agradecida de haberse puesto jeans esta mañana. Uno de sus ridículos vestidos hubiera sido imposible de maniobrar. -Aquí estamos, - anunció el gerente, guiándolos a la cama colocada sola. -Esta es la mejor cama que vendemos. No es necesario darle la vuelta y tiene una garantía de veinte años. Elvi se subió y colocó su espalda casi en medio de la cama.


A V -Oh, -Suspiró mientras la cama la abrazaba. -Esto es adorable. -Victor y Harper inmediatamente se colocaron a ambos lados para probarlo también, pero esta vez Alessandro también se subió, gateando en medio para estrujarse entre ella y Harper. -Oh si, -murmuró Harper. -Sí, -suspiró Alessandro. -Esto es lindo. Conseguiré una también. ¿Los entregan en Toronto? -Sí, lo hacemos, -dijo alegremente el gerente, luego advirtió. -De cualquier modo, debe de probarlo en la posición en la que normalmente duerme. Si prefiere dormir de lado, por ejemplo, es bueno intentarlo de esa manera. ¿Cómo duerme normalmente? -Elvi frunció el ceño. -Solía dormir en mi lado derecho en una cama, pero por los últimos cinco años he estado atascada en un ata… -Todos rueden a la derecha, -ordenó Victor, interrumpiéndola antes de que pudiera mencionar el ataúd, y ella recordó que no estaban en Port Henry donde todos sabían lo que era. El hombre pensaría que estaba loca si comenzaba a alardear de ataúdes y vampiros. Frunciendo el ceño, Elvi giró hacia la derecha incluso mientras los hombres lo hacían, y se acomodó en la cama con su brazo bajo su cabeza en lugar de una almohada, sus ojos en la parte de atrás de la cabeza de Alessandro. -Sabes, esto me recuerda una película que vi una vez. -Murmuró Edward, mirándolos hacia abajo pensativamente. Estaba de pie a un costado de la cama, el gerente en el otro. -¿Qué película es esa? -preguntó Elvi con curiosidad. -No puedo recordar el título, pero fue XXX. -Elvi parpadeó, y luego se sonrojó mientras se daba cuenta que estaba rodando en una cama con tres hombres. Brillante. Sonrojándose, se sentó y miró la cama. -Ella se llevará esta, -dijo Victor mientras él también se ponía de pie. Le arrojó una mirada de desprecio a Edward una vez que estuvo de pie. -Sí, lo haré, -Elvi comenzó a cavar en su bolso buscando su cartera. -¡Maravilloso! -El gerente se giró para moverlos hacia el mostrador de servicio donde una sola mujer estaba sentada esperando impacientemente a que ellos compraran algo o se fueran.


A V -¿Se lo llevaran con ustedes o necesitan que sea entregado? -preguntó él, tomando una nota del mostrador y comenzando a escribir. -Entregado, -dijo Elvi de inmediato y le entregó su tarjeta de crédito. No había manera de que ellos lo transportaran en el pequeño auto de Alessandro. Desafortunadamente, tendría que dormir en el ataúd una noche más. -Necesitaré su dirección. -Elvi dio su dirección, con su mirada deslizándose sobre su hombro y de regreso hacia la cama. Era una hermosa cama y tan confortable… no podía esperar para dormir en ella. -¿Port Henry? –murmuró el gerente mientras le entregaba de regreso su tarjeta de crédito. -Veamos. Entregamos ahí el miércoles. ¿Qué tal este miércoles? -Elvi miró hacia atrás con horror. -¿Miércoles? -graznó. Era una cama ridículamente cara y por el precio que estaba pagando, Elvi esperaba fuera posible tenerla al día siguiente. Temía que su voz era terriblemente aguda mientras preguntaba: -¿Pueden entregarla mañana? -Mañana es domingo, -apuntó él, y entonces añadió con el ceño fruncido, -no entregamos los domingos. Y solo entregamos en Port Henry los miércoles. Elvi lo miró sin más que decir. No podía creer que iba a tener que esperar hasta el miércoles para dormir en una cama. No podía esperar hasta el miércoles. Había pasado cinco años en un ataúd cuando no debía hacerlo. Una noche más, parecía capaz de soportarlo. Pero cuatro era pedir demasiado. -Usted entregará la cama mañana, -dijo calmadamente Victor. Elvi lo miró con sorpresa, pero su mirada regresó de golpe al gerente mientras decía: -Entregaremos la cama mañana. -No, -dijo ella ferozmente mientras se percataba de que Victor había de alguna manera controlado al hombre como Alessandro había controlado al oficial de policía, lo había hecho dejar de perseguirlos. No había manera de que el gerente de ventas hubiera cambiado su tono tan rápidamente sin algún incentivo a menos de que Victor de alguna manera lo hubiera obligado. El hecho de que la mujer detrás del mostrador estuviera jadeando ante el hombre como si repentinamente le hubiera brotado otra cabeza, también parecía sugerir que esto no era normal. Y tanto como ella deseaba esa cama entregada mañana, Elvi no iba a obtenerla de esta manera. Atrapando el brazo de Victor, ella siseó: -No, Victor.


A V -Necesitas una cama, - él dijo simplemente. -Aquí tiene, todo arreglado. -Elvi miró alrededor para ver al gerente sosteniendo su copia del envió. -Estará ahí mañana por la tarde si tengo que entregarlo yo mismo. Gracias por comprar aquí. -Gracias. -Victor tomó la nota que Elvi se negaba a aceptar. -Victor, -dijo ella enfadad, pero él simplemente se giró hacia la salida. -No puedes hacer esto, -protestó Elvi mientras él la sacaba afuera del edificio. -Relájate, -murmuró él, guiándola hacia el auto. -Pagaste por la cama y la entrega. -Ese no es el punto, -espetó Elvi, deteniéndose en el pavimento del estacionamiento y girándose hacia él. Viendo a los otros hombres mirar con fascinación, ella se detuvo, y luego miró alrededor antes de tomar el brazo de Victor y apresurarlo más lejos y alrededor de edificio fuera de la vista. Elvi volvió en práctica el nunca discutir, o regañar, con alguien en frente de otros. Para ella era embarazoso y no importaba cuan enojada estuviera, no había razón para humillar a alguien de esa manera. Deteniéndose en el pasto entre el edificio y los árboles, Elvi se giró para enfrentarlo, inhaló por paciencia y aclarar su mente para una discusión para hacerlo entender que lo que estaba haciendo estaba mal. -Está mal, - finalmente balbuceó. Soltando un pesado suspiro, Victor cambió de posición y cruzó sus brazos como si su paciencia estuviera siendo puesta a prueba aquí en lugar de la de ella. -¿Qué está mal acerca de eso exactamente? -preguntó él. -Compraste una cama, pagaste por ella, pagaste por que la entregaran y la entregaran cuando quieres. No es como si te llevaras la cama gratis o algo así. -Sí, pero ellos no entregan los domingos. -Aparentemente ahora lo hacen, -dijo Victor. -No, no lo hacen, -dijo Elvi. –Tú… tú lo influenciaste. -Él elevó una ceja. -¿Influenciarlo? -Elvi hizó un gesto impaciente.


A V -No sé qué es exactamente lo que ustedes hacen, pero hiciste algo, porque ellos no entregan los domingos y la única entrega a Port Henry es los miércoles. -Elvi, ¿realmente quieres esperar hasta el miércoles para tu cama? -Ella frunció el ceño. -Claro que no, pero no es el punto. -¿Cuál es el punto, entonces? -preguntó impacientemente. -Lo hiciste hacer algo que no quería hacer, -dijo ella. -¿Cómo lo sabes? Tal vez el realmente quería entregártela mañana. Además ¿Qué importa? Nadie está siendo lastimado por esto. -¿Cómo lo sabes? -espetó Elvi de regreso. -Tal vez a cualquiera al que forcé para entregar mañana tenía algo más que hacer y no lo puede hacer ahora. Tal vez es el cumpleaños de su hija y ahora él va a perdérselo, y su esposa estará molesta, y todos terminara en divorcio. O tal vez alguien a quien ama está en el hospital y él tenía que visitarla, pero no podrá y la persona muere y él se pierde ver a esa persona por última vez. -Querido Dios, -murmuró Victor y sacudió su cabeza con incredulidad. -Piensas demasiado. -Elvi chasqueó sus dientes juntos y dijo: -¿Entonces dónde termina? -La confusión cruzó su cara. -¿Dónde termina qué? -¿Me estás controlando también? -preguntó ella. -Claro que no, -él alejó las ideas como ridículas. -¿No? ¿Por qué no? -No haría eso, -le aseguró firmemente Victor. -¿En serio? ¿Por qué no? Lo controlaste a él. -Él es mortal. -Elvi se tensó. -Hasta hace cinco años yo también era mortal, -señaló ella fríamente, y luego lo miró. -¿Sabes lo que eres? Eres un… un… mortalista.


A V -¿Un mortalista? -repitió Victor. -¿Qué demonios es eso? -Es como un racista solo… -la explicación de Elvi murió en su garganta mientras algo repentinamente perforaba el aire en frente de su cara. Parpadeando, miró el emplumado eje temblando entre ellos, y luego la siguió a la punta que estaba enterrada en el anuncio al costado de edificio junto a ellos. -Que… ¡argh! -terminó Elvi con sorpresa mientras Victor repentinamente la tiraba al piso, poniéndose encima de ella. Cubriéndola con su propio cuerpo, el levantó la cabeza para mirar alrededor, entrecerrando los ojos mientras intentaba descubrir la fuente de la flecha que justo había fallado. -Er… ¿Victor? -Elvi empujó su hombro ineficazmente. Finalmente, él jadeó, -¡No puedo respirar! -Victor se levantó ligeramente y miró hacia ella con preocupación. -¿Estás bien? -Claro. Un poco magullada de ser arrojada al piso y aplastada tal vez, pero de otra manera bien, -dijo Elvi secamente. -¿Podemos levantarnos ahora? -No. -Él miró alrededor de nuevo. -¿Por qué no? -preguntó ella con verdadero desconcierto y él giró su cara para verla con incredulidad. -¿Por qué no? ¿Se ha escapado de tu atención que alguien justo ahora te disparó una flecha? -¿A mí? -espetó Elvi con incredulidad y rodó al lado, golpeando el brazo de él y dejándolo colapsar en el piso mientras ella se ponía de pie y se sacudía. -Si ellos estuvieran disparándole a alguien, seria a ti. Tú eres el que no es de por aquí. He vivido en esta área mi vida entera sin un problema, -señaló ella, y luego agregó, -pero nadie está disparando. ¿Por qué lo harían? Somos inmortales y no podemos morir. -Arreglando sus ropas, ella se enderezó y lo miró donde él se estaba sentando en el piso. La manos sobre sus caderas, Elvi preguntó, -¿Viste el letrero del negocio de al lado mientras pasábamos? Es un club de arquería. Obviamente, alguien no es un muy buen tirador. Sacudiendo su cabeza, ella se giró y comenzó a dar la vuelta al edificio. Victor la miró irse, luego se puso de pie y se movió hacia los arboles alineados de este lado de la mueblería. Mirando cautelosamente a través de las ramas, miró el espacio de al lado. Seguro era un club de arquería, había enormes tiros al blanco alineados a lo largo de la parte trasera de la propiedad. Su mirada deslizándose sobre el área, pero no había nadie ahí ahora. Él supuso que quien quiera que hubiera arrojado la flecha se había dirigido de nuevo hacia el edificio.


A V Su mirada regresó a los objetivos, y luego se giró para mirar la flecha que aún estaba enterrada en la esquina inferior del enorme anuncio de la mueblería. Victor sacudió su cabeza. Elvi estaba equivocada. Esto no había sido un accidente. Los tiros al blanco estaban en la parte de atrás de la propiedad, no del lado detrás de los árboles. Alguien les había disparado una flecha a ellos. Mientras que el argumento de Elvi de que ellos eran inmortales y no podían morir, le recordó que el aún tenía algunas cosas que explicarle a ella, incluyendo sus leyes y el hecho de ellos no eran completamente inmortales. Su mirada se deslizó sobre el lote vecino una vez más, justo para asegurarse de que nadie estaba ahí y que él no obtendría una flecha en la espalda mientras se iba, luego él se giró para seguir el camino que Elvi había tomado, con su mente haciéndose dos preguntas. ¿Quién les había disparado? ¿Y a quién de ellos le disparaban? Elvi giró su mirada del fuego que los hombres habían hecho al regresar a casa de comprar su cama y escudriñó a Victor. Aunque no pareciera que él lo notara. Él había estado distraído desde que habían regresado de la mueblería, y no parecía tomar nota de ninguna de las malignas miradas que ella le echaba. Eso solo la irritaba todavía más. Él debía notar que ella estaba enojada con él, debía importarle, ¡maldita sea! El sonido del motor de un auto llamó su atención hacia la entrada a tiempo para ver a Mabel estacionarse detrás del deportivo de Alessandro. Mientras ella miraba, su amiga abrió la puerta del auto, salió, y azotó la puerta con más fuerza de lo que era necesario. Elvi apretó los labios. A juzgar por la manera en la que Mabel se dirigía a la acera y después al porche y hacia la casa sin ni siquiera mirar en su dirección, ella no parecía ser la única enojada con un miembro del sexo masculino esa noche. El cierre de la segunda puerta del auto llamó su atención de vuelta hacia el auto mientras DJ se apresuraba a la acera. De cualquier modo, cuando él quiso seguir a Mabel dentro, parecía que la puerta estaba cerrada. Tiró de ella dos veces, luego se dio por vencido y se arrojó a sí mismo en uno de los dos asientos vacíos junto al fuego y murmuró: -¡Mujeres! -¿Qué le hiciste? -preguntó Harper con diversión. -Yo fui lindo, -dijo DJ con disgusto. Elvi mordió su labio ante esta explicación, por alguna razón creyéndola. Después de un momento, ella se aclaró la garganta, y preguntó: -¿Ella cerró la puerta? -DJ ni siquiera miró en su dirección mientras asentía. -Iré a quitarle el seguro, -murmuró ella. Poniéndose de pie, Elvi se dirigió al porche. Le parecía a ella que los hombres podían usar esos pocos minutos solos para sacar a DJ de su mal humor.


A V Ellos continuaron hablando en voz baja mientras cruzaba las escaleras que llevaban al solario. Elvi entró en la casa por ahí, pasando a través de su habitación y saliendo al recibidor justo a tiempo para ver a Mabel dirigirse a su propia habitación. -¿Mabel? -preguntó ella, moviéndose hacia ella por el recibidor. -¿Estás bien? -Estoy bien, -dijo la mujer de cabello cano con forzado entusiasmo. -¿Por qué preguntas? Elvi levantó sus cejas, y luego cuidadosamente dijo: -Es solo que parecías un poco alterada cuando llegaste a casa. -Oh. No. -Mabel soltó una risa forzada mientras se movía hacia su habitación, dejando la puerta abierta para que Elvi la siguiera si es que quería. -¿Qué te dio esa idea? -Oh, no lo sé, -dijo ella secamente, siguiéndola a su habitación. -Tal vez la manera en la que entraste en la casa sin siquiera un hola al resto de nosotros junto al fuego, luego cerraste la puerta detrás de ti para que DJ no pudiera entrar. -Cuando la única respuesta de Mabel fue para murmurar algo inteligible bajo su aliento, Elvi dijo: -¿Pensé que tal vez DJ había hecho algo para molestarte? -Mabel giró enfurruñada. -Ni siquiera me menciones ese nombre a mí. Ese hombre es el más molesto, irritable, exasperante… hombre. -Ella dijo la palabra como si fuera sinónimo de popo, y luego siguió: -¡El ni siquiera debería de estar aquí! No fue invitado. -No, -coincidió Elvi cuidadosamente. –Pero… -¿Sabes que me estuvo siguiendo todo el día? No podía moverme por tropezar con él. -Creo que le gustas, -Elvi soltó. -¡Oh, por favor! Elvi, mírame. -Mabel sostuvo sus manos a los lados. -Soy una vieja. Él es un tirante joven. No está interesado en mí. -Él no es tan joven como tú piensas, -le aseguró Elvi, pero Mabel no estaba escuchando, se estaba moviendo hacia el baño. Elvi la siguió, mirándola doblarse a un costado de la tina, luego vertiendo líquido para burbujas y abriendo el agua. Enderezándose entonces, Mabel giró y continuó su discurso: -Ese chico esta siempre estirándose para agarrar esto por mi o apresurándose para levantar eso por mí como si fuera una vieja inútil, -dijo ella con disgusto, luego gritó infeliz, -¿Y por qué tiene que usar eso jeans ajustados? -Elvi parpadeó ante la pregunta, preguntándose si el problema no era que DJ estuviera atraído por ella, sino que Mabel estuviera atraída hacia él y distraída por ello. -Te dije, yo creo que le gustas, -repitió Elvi.


A V -¡Deja de decir eso! -espetó Mabel, girando hacia ella furiosamente. -Yo soy… -Una bella mujer, -interrumpió Elvi antes de que pudiera insultarse de nuevo. -Eres un vampiro, Elvi, -dijo ella agriamente. -Tú tienes mejor visión que el resto de nosotros. Ahora veme a mí. Mira esta vieja cara arrugada. -Oh, Mabel, por amor de dios, -dijo impacientemente. -Sí, tienes líneas de sonrisa… -Tengo arrugas, -repitió Mabel severamente, -en todas partes. -Elvi desalentó eso como sin importancia. -¿Y? Ninguno de nosotros se ve igual de cómo lo hacíamos hace veinte años. -Tú sí, -señaló Mabel. -Demonios, tú te ves mejor de lo que hace veinte años; te vez como hace cuarenta años. -Oh, cierto. -Elvi mordió su labio. Mientras no tenía un espejo desde su regreso de México, había echado un rápido vistazo de ella. Sabía que parecía joven. -Olvida que dije eso, -dijo Mabel cansinamente cuando Elvi solo la miraba con inútil culpa, luego preguntó, -¿Cómo estuvo tu noche? Aliviada por el cambio de tema, Elvi le dijo rápidamente acerca de la compra de la cama y su enojo con Victor por influenciar al gerente para entregarla al día siguiente. -Llamé a la tienda cuando llegué a casa, -anunció ella. -Pero claro estaba cerrada. Dejé un mensaje, diciéndoles que no la entregaran mañana. -No sé por qué te molestas, -dijo Mabel sacudiendo la cabeza. -No es gran cosa. Además, ¿crees que vaya a funcionar? Quiero decir, su control debe alcanzar más allá de una simple influencia. Ellos deben de ser capaces de causar alguna clase de compulsión en la persona. De otro modo, en el momento en el que Victor se fue, el gerente lo habría olvidado y cancelado la entrega el mismo. ¿No crees? -No había pensado en eso, -admitió Elvi. -Necesito averiguar más acerca de estas cosas, supongo. -El silencio llenó la habitación, y luego Elvi miró a la bata y el libro que Mabel había tomado y ahora sostenía en sus manos. Ella se giró hacia la puerta. -Supongo debería dejarte con tu baño… tal vez tome uno yo misma. -Buenas noches, -murmuró Mabel.


A V -Noches, -Elvi se deslizó al recibidor, cerrando la puerta de la habitación detrás de ella, luego vagó hacia su propia habitación. Había tomado una ducha en la mañana, pero un buen y relajante baño de burbujas realmente sonaba adorable. Asintiendo a ella misma, Elvi aceleró su paso. Tenía un adorable nuevo set de baño que quería probar. Un baño de burbujas de vainilla con loción corporal de créeme brulée para después. Tuvo cosquilleos solo de pensar en ello. Elvi amaba los baños de burbujas. En el pasado, la tina era frecuentemente el único lugar donde tenía un momento de paz y privacidad. Como una madre y esposa, siempre había una gran tragedia como nada para vestir para la fiesta del siguiente fin de semana, o no ser capaz de encontrar el queso cheddar lo que llevaba a su hija o esposo a tocar en la puerta. Elvi sonrió tristemente ante los recuerdos de solo tales interrupciones mientras tenía su baño. Si se hubiera dado cuenta de que tan poco tiempo tendría con ellos, habría saboreado esos momentos a tiempo. Alejando esos pensamientos, Elvi cerró la puerta del baño, tomando una toalla de baño y una esponja, se quitó las ropas. Para entonces, el agua estaba solo a un par de pulgadas del borde. Elvi se inclinó para cerrar las llaves, luego se paró con cuidado en la tina y se sentó en la burbujeante agua caliente con un pequeño suspiro. Oh si, esto era lindo. -¿Pensé que Elvi dijo que iba a abrir la puerta? Victor miró hacia Alessandro mientras él regresaba al grupo alrededor del fuego. Había estado pretendiendo escuchar a Harper entretener a DJ con su última aventura de compras con Elvi, pero realmente había estado preocupado con la mejor manera de hacer que Elvi le explicara ese asunto de ser un ―vampiro por accidente‖. Era obvio por su reacción que la noche anterior realmente no quería discutir el tema más allá de eso, pero era la razón por la que él estaba ahí. No deseaba enfadarla o hacerla recordar lo que obviamente eran recuerdos desagradables, pero él tenía que resolver esto. Victor sabía, tenía que sentarla y dirigirla hacia el problema hoy mejor que permitir esta última expedición de compras, pero se encontró a si mismo fácilmente distraído por la mujer. Ella estaba constantemente tomándolo por sorpresa, desapareciendo de esta manera o aquella como un colibrí en un jardín. Se encontró a si mismo siguiéndola, y ansioso de hacer lo que él pudiera para ayudarla para obtener lo que ella necesitaba más que sostenerle las alas para atender su trabajo como ejecutor . Esto no era como él para nada. Había pasado mucho tiempo desde que una mujer lo fascinara tanto, y él nunca se había distraído de su deber como ejecutor, no desde el día que había tomado la posición hacía más de trescientos años. -¿No lo hizo? -preguntó DJ, llamando la atención de Victor de regresó a la conversación


A V que tenía lugar a su alrededor. Cuando Alessandro sacudió la cabeza, Victor frunció el ceño y miró hacia las ventanas superiores de la casa. Las luces al final de la casa de Elvi se habían encendido hacia una buena hora. Por los breves momentos que él y los otros habían estado en su habitación antes esa noche, pensó que era la ventana de su baño. Aún estaba encendida, vio él ahora. Abrió su boca para sugerir al hombre que tocara la puerta del solario de Elvi, luego la cerró de nuevo y se puso de pie. Si cualquiera iba molestarla en su habitación, iba a ser él, además, ahora era buena hora para que el llegara al fondo de su conversión. -Veré que pasa, -murmuró él, alejándose del fuego. Elvi había dejado el solario abierto cuando había entrado antes, solo las pantallas de la puerta estaban cerradas pero no con seguro. Victor miró a través de las pantallas para abrir la puerta entre él y la habitación, frunciendo el ceño cuando vio que la habitación estaba a oscura. Levantando una mano, el tocó ligeramente la puerta, esperó, luego tocó un poco más fuerte. Cuando no hubo respuesta después del tercer toque, Victor dudó, luego se deslizó al solario. Ella obviamente no estaba en su habitación. Solo se deslizaría en su habitación, bajaría y abriría la puerta de la cocina, luego la encontraría y tendría la charla que sabía debía tener con ella. Victor estaba a medio camino de su habitación, dirigiéndose de la puerta hacia el recibidor cuando la puerta a su derecha se abrió de golpe. Sus pies se congelaron culpablemente y su cabeza se dirigió hacia el sonido. Elvi estaba saliendo del baño, con el cabello mojado alejado de su rostro y vistiendo solo una toalla. Una muy pequeña toalla. Victor tragó pesadamente, todos los pensamientos de charla se deslizaron de su mente mientras su mirada viajaba sobre cada pulgada de carne expuesta. Miró la parte superior, sus ojos danzando sobre sus hombros, brazos, y pecho sobre la toalla, antes de caer para deslizarse amorosamente sobre las piernas visibles. Era suficientemente corta como mostrar tobillos, rodillas y unos buenos tres cuartos de los muslos. Su devota exploración fue interrumpida cuando Elvi aparentemente lo vio, deteniéndose en corto, tiró el pequeño recipiente que llevaba y lo dejó caer un poco, comenzando a gritar. -Está bien, -dijo rápidamente Victor. -Solo iba pasando. Olvidaste abrir la puerta de abajo. Toqué, pero no hubo respuesta, así que pensé que podría atravesar por tu cuarto y hacerlo. -Oh, -respiró Elvi relajando sus hombros. –Yo… Tú me espantaste. No esperaba… -su voz se perdió y ella miró hacia abajo al recipiente que había tirado. Tomando su toalla con una mano, se inclinó para recogerlo con la otra, pero algo se soltó y se fue de regreso al piso


A V mientras ella se enderezaba. Victor se adelantó al momento. -Aquí, déjame agarrar eso. -Él se arrodillo para recoger el pedazo de seda, su cerebro lentamente dándose cuenta de que eran pantis rojos de seda. Reconociendo eso, el levantó su cara para mirarla a manera de disculpa, pero sus ojos fueron capturados por sus piernas desnudas. Ellas eran adorables. Pálidas, pero perfectas. Y había una gota de agua que ella había dejado cuando se había secado. Estaba en la parte superior interna de su rodilla y él tuvo la repentina, loca urgencia para inclinarse hacia delante y atraparla con su lengua. Un pequeño sonido de Elvi lo arrastró de nuevo a su sentido, y Victor se forzó a levantarse. Él sostenía el pedazo de ropa entre ellos. -Tus…eee… -Sonrojándose, Elvi tomó los pantis de él, murmurando. -Gracias. Lo siento olvidé abrir la puerta. -Sí, -murmuró Victor, con sus ojos atrapados en sus labios. Había otra gota de agua justo ahí en el centro de su labio inferior. Parecía estar tentándolo, retándolo a capturar su labio inferior entre los suyos y succionar la gota. Su expresión era confusa e insegura, pero él también podía oír sus latidos y supo que se estaba acelerando en respuesta a su cercanía. Como el suyo, se dio cuenta. -¿Victor? -su nombre apenas un sonido suspirado, pero fue suficiente para enviar la gota de agua hacia el frente. Antes de que pudiera derramarse, Victor se movió hacia adelante, cerrando su boca sobre su labio inferior y abriéndose sobre ella gentilmente, capturando la gota y tomándola en su boca. Elvi soltó un pequeño jadeo de sorpresa y Victor tomó completa ventaja. Cambiando, cubrió ambos labios, permitiendo que su lengua llenara el espacio entre ellos. Ella sabía dulce y olía a vainilla, el aroma de galletas recién horneadas. Victor tenía una urgencia de comérsela. Era una reacción que él no había tenido desde que su esposa había muerto y fue imposible que la ignorara. Cediendo ante ella, el usó su lengua para urgir su boca a abrirse, deslizó una mano para inclinar su cabeza, luego profundizó el beso mientras su otra mano se deslizaba alrededor de su cintura para colocarse en su espalda baja y urgir su cuerpo hacia el frente. Elvi gimió en su boca, sus propias manos escalando por sus brazos y apretándose mientras él dejaba que su mano de la parte de atrás descendiera hacia el borde de la toalla y se deslizara debajo de ella para cerrarse sobre un firme glúteo. Fue el ruido de pisadas en las escaleras que seguían del porche lo que lo hizo detenerse. Rompiendo el beso Victor miró hacia la puerta abierta del solario, maldiciéndose por no haberla cerrado. Soltó a Elvi con una disculpa y se hizo a un lado, deteniéndose


A V abruptamente y se inclinó para atrapar la toalla que comenzaba a caer al suelo. Cuando su mano se cerró sobre ella, encontró su cara directamente enfrente de un redondo pecho, su pezón una punta rosa. Victor cerró los ojos brevemente contra la tentación, luego se forzó a enderezarse y enredar la toalla alrededor de ella. Entonces colocó una mano de ella sobre la toalla, girándola hacia el baño y dándole un suave empujón hacia la habitación mientras alguien tocaba la puerta del solario. -Yo contestaré, -murmuró él, cerrando la puerta del baño detrás de ella. Entonces Victor tomó un momento para correr sus dedos sobre su cabello, movió su cabeza para que funcione de nuevo y salió al solario.


A V Capitulo 11

-Lo siento, -dijo DJ cuando Victor abrió la puerta. -Estábamos viendo y nos preocupamos. Primero Elvi fue a abrir la puerta y no regresó. Y luego tú fuiste con el mismo resultado. Pensamos que tal vez había algo mal. -Alessandro asintió desde su posición en el escalón debajo de DJ. -No. Nada está mal, -les aseguró Victor. -Elvi solo lo olvidó y se fue a tomar un baño. -Ah, -DJ murmuró, y luego elevó una ceja, obviamente esperando una explicación para su propia falla en abrirla. Victor ignoró la mirada. Se mantuvo ahí, sólido como una roca, esperando. -Alessandro tiene que usar el baño y yo necesito una bolsa de sangre. No he comido en todo el día, -anunció DJ cuando Victor continuo en silencio. -Oh. -Dudó Victor, su mirada moviéndose para cerrar la puerta del baño y luego renuentemente dio un paso hacia atrás y los invitó a pasar. -Gracias, -dijo Alessandro mientras se deslizaba por la puesta del dormitorio que Victor abrió un momento después. -Abriré la puerta de la cocina cuando salga de nuevo. -Bien. -Asintió Victor, y luego miró expectante a DJ. En lugar de irse, el hombre se giró con una apariencia seria y dijo: -¿Te has alimentado hoy? Victor frunció el ceño. Él no era un niño que necesitaba ser seguido. Además, la respuesta era no. Debería de haberse deslizado afuera antes de cocinar cuando se despertó, pero él quería asegurarse que el desayuno estuviera listo cuando Elvi despertara, así que no lo había hecho. Él ni siquiera había pensado en alimentarse entonces, sin embargo ahora que DJ lo mencionaba, su estómago estaba comenzando a gruñir. -No lo has hecho, ¿o sí? -la voz de DJ estaba llena de ―¡Ah-ha!‖. -Pensé que parecías pálido. -Ya veo. -Le aseguró Victor, aunque había otras pocas cosas que quería ver antes. DJ asintió. -Iré contigo. Puedo ayudar echando un vistazo y necesitamos hablar de todos modos. Victor frunció el ceño. Él no quería alimentarse ahora. No quería hablar ahora. Quería a Elvi. De cualquier modo, no parecía como que fuera a conseguir lo que quería. DJ estaba esperando expectante. Suspirando, arrojó una mirada llena de resentimiento hacia la


A V puerta cerrada del baño, y luego salió al recibidor, jalando la puerta lentamente para cerrarla detrás de él. -Edward mencionó algo acerca de una flecha disparada a ti esta noche, -anunció DJ abruptamente mientras ellos salían a la calle momentos después. Él miró a Victor con preocupación. -¿De qué era todo eso? Victor frunció el ceño y rápidamente explicó lo que pasó. Él también mencionó los pensamientos de Elvi acerca de que había sido un accidente, pero si no hubiera sido eso, él habría sido el objetivo más posible. -¿Tu? -preguntó DJ con sorpresa. -¿Por qué ella piensa que tú eras el objetivo? -Victor giró a la derecha mientras llegaban a Maine Street. Eran solo después de las 2 a.m. en una noche de sábado, hora de cierre de los bares. La acera estaba llena de personas yendo a casa. La mirada de Victor se deslizó predatoriamente sobre ellos mientras explicaba. -Ella dice que ha vivido en esta área su vida entera y nadie nunca ha intentado lastimarla. Mientras soy un forastero, piensa que soy la posible víctima. -Él hizo rodar sus ojos ante el ridículo razonamiento, pero DJ se veía pensativo. -Hmm, -dijo el finalmente. -¿Hmm? -repitió Victor sin dar crédito. -DJ, nadie tendría alguna razón para intentar matarme. -Hmm. -DJ no parecía convencido, lo que de hecho hizo que Victor se detuviera. -¿Qué estás pensando? -preguntó el cautelosamente, sus pasos haciéndose más lentos. DJ se encogió de hombros y dejó salir el aliento. -Bueno, estaba pensando que si ella nunca ha tenido ningún problema con las personas de Port Henry o los alrededores en cinco años desde que sufrió su cambio, entonces no es como que ellos intentaran matarla ahora. -Cierto, pero no hay razón para que ellos me maten tampoco,-dijo cortante Victor. -Bueno… -DJ tenía un tipo de mueca en la cara. -¿Qué? -Está esa situación de la estaca, -dijo el renuentemente.


A V -¿Qué situación de la estaca? -Ya sabes. Cuando pensaste que Elvi iba a morder a ese chico Owen y tú arremetiste por el restaurante para estacarla. -Él se encogió de hombros.-Algunos pueden que no hayan creído la farsa acerca de regresar la estaca como una excusa para verla. Ellos tal vez estén intentando proteger a Elvi de ti. -Victor frunció el ceño ante la posibilidad. Él había olvidado el pequeño incidente. Ahora, se preguntaba… -¿Dónde estaban los otros hombres? -preguntó repentinamente DJ. Victor lo miró con sorpresa. -Al otro lado frente a la tienda. ¿Por qué? -¿Estaban todos ahí? -Sí, -dijo Victor. -Bueno, no. Edward no estaba ahí cuando nos reunimos con ellos. -¿Dónde estaba? -Él había ido a ‗buscar un arbusto cercano‘, -Victor citó al hombre. -El vino del lado opuesto al edificio momentos después. ¿Por qué? ¿Qué estás pensando? -DJ se encogió de hombros. -Podría haber sido uno de ellos. -La cabeza de Victor giró rápidamente. -¿Por qué uno de ellos me dispararían? -¿Para eliminar la competencia? -sugirió él. Victor dejó de caminar y lo miró con confusión. -¿Qué competencia? -Por Elvi, -dijo pacientemente DJ. -No seas ridículo, -Victor lo descartó como algo ridículo y comenzó a caminar de nuevo. Todos ellos probablemente la han leído para ahora y han descubierto que pueden así que no es su compañera de vida. -¿Entonces porque están aún aquí? -preguntó razonablemente DJ. Victor se detuvo a pensar acerca de eso, pero finalmente sacudió la cabeza, incapaz de si quiera considerar que uno de los otros hombres fuera un compañero de vida para la mujer por la que el estaban lujurioso. Un sentimiento que él no había tenido en mucho, mucho tiempo y no estaba decidido a ignorar por el bien de nadie.


A V -No sé por qué están aún aquí, -admitió Victor. -Pero no todos pueden ser sus compañeros de vida. -¿No? -preguntó DJ. -¿Qué hay de la historia que nos contó Harper la primera noche? ¿Acerca de su amigo y el primo de su amigo que ambos conocieron a la mujer que no podían leer? El recuerdo de la historia hizo que su estómago diera un vuelco, lo que de vuelta le recordó el por qué estaban afuera en las calles de Port Henry. Para Alimentarse. Como Victor le había dicho a Elvi, era en contra de las leyes alimentarse de mortales a menos de que fuera una emergencia. Para Victor, siempre era una emergencia. Él había nacido con una anormalidad genética que no le permitía sobrevivir mediante sangre embolsada. Podía consumir toda la sangre embolsada que quisiera, pero era inútil. Tenía que alimentarse directo del envase para sobrevivir. Ellos iban pasando un parque entre dos edificios y Victor miró hacia él, notando una pareja mirando desde la acera hacia el estacionamiento del otro lado. El hombre estaba obviamente ebrio y no le llamaba la atención. Victor no quería intoxicarse a sí mismo. La mujer por otra parte había consumido un par de tragos pero solo estaba en el nivel de relajamiento. Ella estaba tambaleándose bajo el paso de su mucho más grande novio mientras trataba de dirigirlo hacia el estacionamiento. Victor giró hacia el parque para ofrecer su asistencia; solo tomaría un poco de sangre como pago por su ayuda. Era un trato justo para su pensar. DJ lo siguió. Quince minutos más tarde y tres parejas después, Victor guió a DJ fuera del parque, dirigiéndose a Casey Cottage. -Supongo que solo hay otra posibilidad, -dijo el joven inmortal, regresando al tema que habían estado discutiendo antes como si nunca hubiera sido interrumpido. -¿Cuál es? -preguntó Victor. -Su mentor. -Victor lo miró con sorpresa. -¿Su mentor? ¿Qué mentor? De acuerdo con Elvi, ella no tiene uno. -Sí, pero sabes que eso no es posible, -señaló DJ. -Uno de los de nuestra clase debió de haberle dado sangre… y quien quiera que sea puede estar tratando de matar a Elvi. Tal vez se enteró de que el concilio está fisgoneando. Tal vez ha convertido a alguien más, ella fue una segunda conversión, y esto lo pondría en serios problemas con el concilio. Tal vez está tratando de matar a Elvi antes de que nosotros descubramos quien es.


A V Victor estaba en silencio, no queriendo creer esta teoría, aun incapaz de echarlo a andar como había hecho con los otros. Alguien había convertido a Elvi. Y ellos no habían yacido para clamarla y entrenarla como un apropiado mentor debería. Incluso si ella no era una segunda conversión para este inmortal desconocido, estaría en problemas por eso. Serios problemas. Silenciarla podía salvar su cuello. -Entonces aun no podemos estar seguro de que la flecha estaba dirigida a mí,-murmuró Victor. DJ asintió, y luego preguntó: -¿Puedes leerla? -Tensando la boca con irritación, Victor admitió: -No lo sé. No lo he intentado. -¿Por qué? -preguntó DJ con sorpresa. -Solo no pensé en ello. -Admitió Victor, sintiéndose tonto. Debería de haber tratado de leerla sin otra razón más que para acelerar su trabajo en este caso. ¿Por qué demonios no había pensado en leerla? Se preguntó. Porque ella estaba distrayéndolo con su intoxicante esencia cada vez que estaba cerca de ella, y esa maldita ancha, abierta, sincera sonrisa y esos hermosos ojos grandes, le contestó su mente. -Apuesto que no puedes leerla, - dijo repentinamente DJ. -Apuesto a que ella es ilegible. Victor frunció el ceño. -¿Puedes leerla tú? -No lo he intentado, -admitió DJ. -No me preocupé después de que descubrí que no podía leer a Mabel. -Sus ojos repentinamente se abrieron incrédulamente. -Tal vez es solo todo el pueblo. Tal vez nadie aquí pude ser leído. -¿Qué? -preguntó DJ con sorpresa. -Yeah, -dijo DJ, repentinamente contento. -Tal vez es algo en el agua de aquí. -No seas ridículo, -murmuró Victor. -No, escucha, -insistió DJ. -Yo no puedo leer a Mabel, y ninguno de los hombres puede leer a Elvi. -¿Ellos no pueden? -él lo miró alarmado. -¿Ellos han admitido tanto contigo? -Bueno… -DJ se encogió de hombros. -Edward clama que él puede y que solo se queda porque hay una arquitectura muy interesante en Port Henry, y Alessandro dice que él


A V puede, pero que las mujeres aquí son tan ―bellas‖ que decidió quedarse la semana completa, pero… -el arqueó sus cejas pensativo. -Vamos, ¿tú crees alguna de esas historias? Victor frunció el ceño. No había considerado que los otros pudieran no ser capaces de leerla. En su mente, él estaba lentamente clamando a Elvi para él. A él no le gustaba la idea de que pudiera tener algo de competencia. -Creo que si ellos pudieran leerla ya se habrían ido, -DJ dijo con certeza.-Ninguno de ellos estaba emocionado de venir aquí, y la primera noche dijeron que estarían fuera de aquí en la primera oportunidad que tuvieran si no pueden leerla… pero aún están aquí. -Él sacudió su cabeza. -Están mintiendo. Ninguno de ellos puede leerla. -¿Por qué mentir? -preguntó Victor frunciendo el ceño. DJ se encogió de hombros. -¿Quién sabe? Tal vez están esperando ver qué pasa con el concilio. -Victor hizo una mueca. Al paso que estaba trabajando, o no trabajando como fuera el caso, ellos estarían esperando mucho para ver qué pasaba con el concilio. Elevando la cejas a manera de pregunta, el preguntó: -¿Qué hay de Harper? -DJ apretó los labios. -No lo sé. No he tenido oportunidad de preguntarle aun, pero sospecho que él tampoco puede leerla… lo que solo prueba mi punto. ¿Alguna vez has oído de tres o cuatro inmortales que no puedan leer a alguien? -él no le dio oportunidad a Victor de contestar, pero continuó: -Debe de ser algo en el agua aquí. O el suelo o algo. Que hace al todo el maldito pueblo ilegible. Victor parpadeó de sorpresa ante la sugerencia y ante el placer del hombre al pensar que Mabel podía no ser su compañera de vida, que él simplemente no podía leerla porque el pueblo era ilegible. Pero entonces el recordó el mal rato que la mujer le había dado a DJ y supuso que casi era un alivio que el hombre no pensara que tenía que atarla a su lado. Casi lamentaba tener que desalentarlo de la posibilidad, pero lo hizo de todas maneras, anunciando: -Leí a Teddy Brunswick la primera noche que estuvimos aquí. -Oh. -DJ parecía decepcionado, y luego brillantemente dijo: -Tal vez solo afecta a las mujeres. Tal vez los hombres aún están bien abiertos, pero las mujeres están bloqueadas. Victor estaba horrorizado ante esta posibilidad. Si era eso, podía significar que Elvi no era su compañera de vida después de todo y que todas esas esperanzas que se había reavivado en los últimos pocos días podían ser solo deseos vacíos. Él se congeló en la acera, su mente repentinamente desordenada. ¿Eso podía significar que Elvi no era su compañera de vida para nada? ¿Cuándo había decidido él que ella podía ser


A V su compañera de vida? Seguro, él estaba comiendo de nuevo, y de acuerdo, casi había tenido un infarto cuando ella se había desmayado en el desayuno esa noche, y si, él había encontrado terriblemente disfrutable el haberla llevado en sus piernas en el auto, acurrucada en él como si fuera el único puerto a salvo en una tormenta. También había estado secretamente complacido cuando el gerente de ventas había reconocido que ellos eran una pareja. Y no podía negar que estaba lujurioso por ella, la primera mujer que había deseado por más de trescientos años, pero… ¿una compañera de vida? Aun podía sentirla en sus brazos y saborearla en su lengua y quería sentirla y saborearla mucho más. Mierda, pensó Victor con desmayo. La quería como compañera de vida. Y mientras no lo había intentado, así que no tenía idea de si podía leerla o no, DJ había sugerido que incluso aunque él no pudiera, podía ser solo alguna anormalidad en todo el pueblo. Las mujeres aquí podían solo ser ilegibles, punto. Eso no podía ser. No podía ser para nada. -¿Victor? La voz de DJ alteró sus pensamientos y Victor miró alrededor a la calle oscura. Estaban en la esquina de la calle de Elvi. Las calles estaban ahora vacías, ninguna otra residente femenina a la vista y él repentinamente necesitaba otra fémina de Port Henry. -Mabel, -murmuró él y comenzó a caminar de nuevo, moviéndose rápidamente ahora. -¿Qué hay con Mabel? ¿Qué estás haciendo? -preguntó ansiosamente DJ, apresurándose para seguirlo. -Para encontrar a Mabel, -dijo Victor abruptamente mientras alcanzaba la puerta hacia Casey Cottage y abriéndola. -Ella se ha ido a la cama, -dijo DJ, siguiéndolo por la puerta delantera de la casa. -Bien, -espetó él. -Entonces será fácil de encontrar. -¡Victor! -gritó él con alarma. Cuando el hombre se apresuró detrás de él e intentó atrapar su brazo para detenerlo, Victor lo alejó como si fuera un irritante mosquito. -Voy a resolver esto justo ahora. -Pero… -No hay peros, -discutió el. -Si las mujeres en este pueblo son ilegibles, quiero saberlo. Eso afecta todo. Ilegibles son casi imposibles de limpiar y este maldito pueblo entero necesita


A V ser limpiado. ¿Y qué demonios vamos a hacer si no podemos limpiarlos? ¿Qué hará el concilio? -mientras no era su principal preocupación por el momento, era una preocupación, y se debía explicar su repentina determinación. -¿Qué debería hacer el concilio? -preguntó DJ con decaimiento. -No lo sé, -admitió Victor mientras abría la puerta frontal del Casey Cottage y guiaba su camino dentro. -Pero no será bueno. No podemos tener a todo el pueblo lleno de gente sabiendo sobre nosotros. Las posibilidades de uno de ellos hablando son astronómicas. El concilio no se esperará esto. -Maldición, -respiró DJ, siguiéndolo por la escalera de caracol hacia el segundo piso. Deteniéndose en la puerta de Mabel, Victor elevó una mano para tocar, y entonces decidió lo contrario. Si la mujer estaba durmiendo, él podía deslizarse en su mente y ver si podía leerla sin molestarla. Si no, diría que pensaba que era la habitación de Elvi. Asintiendo hacia el mismo, alcanzó el pomo de la puerta y la abrió. Mabel no estaba durmiendo. Ella estaba sentada en su cama, los lentes colgando de su nariz, y uno de esos libros femeninos de tórridos romances en sus manos. Ella miró hacia arriba con sorpresa ante la intrusión, y luego frunció el ceño cuando vio a Victor de pie ahí con DJ siguiéndolo. -¿No han oído de tocar la puerta? -preguntó ella afiladamente. -¿Qué quieren? Victor no se molestó en contestar; en su lugar él se concentró en la frente de ella y envió sus pensamientos para encontrar los de ella. Para su gran alivio, se deslizó en la mente de ella como cuchillo caliente en mantequilla suave. Su mandíbula cayó inmediatamente ante los pensamientos y sentimientos girando ahí. Mabel no era tan mala como les había hecho pensar. De hecho, era suave como un bombón asado. El duro exterior era solo un caparazón protector que usaba para retar al mundo. Su esposo había sido un hombre débil y ella había estado forzada a lidiar con todas las dificultades de la vida, desde disciplinar a sus niños hasta manejar a los renuentes servidores públicos y así. Mabel no había estado cómoda lidiando con todo sin apoyo y teniendo que incentivar a su esposo a ser el macho fuerte que parecía mientras la había cortejado. Parecía tan infeliz, tal vez debía de haberse divorciado de él, pero había estado embarazada con su primer hijo para el momento en que había aprendido la débil naturaleza que su macho había ocultado. Eso no había parecido una razón lo suficientemente buena para destruir una familia. Después de todo él no era un golpeador


A V o un alcohólico, ella se había dicho a sí misma y había continuado luchando, haciéndose cargo de las más pesadas tareas en la vida en su lugar. Eso no era lo que había aflojado la mandíbula de Victor, de cualquier modo. Eso no lo sorprendió para nada. Su amor y preocupación por Elvi ya le habían dicho que ella no era el caso duro que le gustaba proyectar. Lo que hizo que su mandíbula se cayera fue el pequeño tornado de emociones que estaba sufriendo ante su aparición. No había confusión en la mente de la mujer acerca de Victor, su presencia solo la molestaba, pero DJ era otra cosa. A Mabel le gustaba el joven inmortal, lo que no le molestaba tanto como el hecho de lo encontraba increíblemente atractivo. Su apariencia levantaba toda clase de anhelos en ella y una lujuria como nada que ella hubiera experimentado desde que era una adolescente. Esto en cambio causaba culpa y horror porque pensaba que él mucho más joven que ella y pensó que era asqueroso tener fantasías eróticas y sueños acerca de un chico no más viejo que su propio hijo. La mujer encontraba toda la situación intolerable y estremecedora. -¿Bueno? -espetó la palabra Mabel, pero él sabía que su auto-disgusto hacia su tono más punzante de que ella intentaba. -¿Victor? -DJ siseó y él no necesitaba leer la mente de los inmortales para saber lo que él estaba preguntando. ¿Podía leer el a Mabel? -Sí, -dijo Victor para contestar la pregunta de DJ y la noción que cayó sobre la cara del hombre mientras el aceptaba que ella era, de hecho, su compañera de vida era suficiente para hacerlo decidirse de cómo contestar a Mabel. Su propia situación podría ser un desastre, pero DJ no tenía que serlo. -¡Holaaaa! -dijo Mabel con irritación. -¿Hay alguna razón por que ustedes han sido arrastrados a mi habitación en medio de la noche? ¿Quieren algo? -Yo no, pero DJ sí. Él te quiere a ti, -contestó Victor, empujando al joven inmortal y metiéndolo en la habitación. Ignorando las vergonzosas protestas de DJ y el horrorizado chillido de Mabel, Victor comenzó a cerrar la puerta, luego se detuvo. -Olvídate de su apariencia, él tiene ciento once años de edad, Mabel. Un viejo, no un joven estudiante. No hay razones para que no deban disfrutar juntos. Puedes dejar de sentir culpa por sentirte lujuriosa por él. Victor cerró la puerta, pero no se fue; en su lugar esperó y escuchó, luego se agachó para husmear por la cerradura cuando el silencio en la habitación desapareció. Solo se quedaría lo suficiente para asegurarse de que DJ no lo arruinara y ellos no requerían de mayores referencias. Por su suposición, DJ estaba a punto de encontrar a su compañera de vida, o de arruinarlo todo.


A V -¿Dijo él ciento once? -preguntó Mabel en un susurró después de varios minutos de silencio. DJ aclaró su garganta, luego finalmente miró a Mabel y asintió solemnemente. -Ciento doce de hecho. Fue justo mi cumpleaños la semana pasada. -Mabel se hundió contra la cabecera de la cama, sus manos cayendo flácidamente en su regazo y llevándose el libro con ellas. -Ciento doce, -murmuró ligeramente, obviamente teniendo dificultades desenvolviendo su mente alrededor de eso e insegura de lo que significaba para ella. DJ estuvo quieto por tanto tiempo que Victor casi abrió la puerta y le gritó que lo atendiera, pero entonces el hombre repentinamente enderezó sus hombros y se movió hacia la cama. -Él también estaba diciendo la verdad cuando dijo que te quiero a ti, Mabel. -¿Quieres decir para alimentarte? -preguntó ella insegura. -No. -La voz de Dj ahora era fuerte y segura mientras él se movía alrededor de la cama y se le aproximaba. -Te quiero a ti. Te encuentro infinitamente fascinante, emocionante y excitante. Te quiero. Tu cuerpo, tu mente, tu corazón. Toda tú. -No, tú no lo haces, -dijo ella con seguridad. -Soy vieja. -Yo soy más viejo, y siempre lo seré, -contraataco DJ fácilmente. -Pero yo luzco vieja, -le respondió Mabel, sus ojos abriéndose mientras él se acercaba más. Ella comenzó a jalar las sabanas hacia su barbilla. -Amo la manera en la que luces, -dijo simplemente DJ. -Entonces necesitas lentes, -dijo gruñonamente Mabel.-Mi cara esta tan arrugada como una ciruela. -Tu cara está marcada con las líneas de la vida, puestas ahí por el amor y risas, sufrimientos y lágrimas. Es hermosa. -DJ se detuvo a un costado de la cama y se sentó lentamente junto a ella. -Pero… DJ no esperó su voz para más miedos, inclinándose hacia adelante, la besó primero en la frente, luego en los ojos, forzándola a cerrarlos, y luego la besó en la boca. Fue un beso candente y Victor tuvo que morderse el labio para evitar gritar ―¡Quieto chico!‖


A V Él casi se había ido entonces, pero esperó a ver si ella lo arrojaba fuera, o cedía a lo inevitable. Las mujeres podían ser difíciles en estas situaciones. Los inmortales sabían que una vez que ellos encontraban un miembro del sexo opuesto que no podían leer, ellos habrían encontrado a su compañero de vida y lo aceptaban como un voto. Los mortales generalmente tomaban un poco más de tiempo para acercarse, temiendo apresurar las cosas y cometer errores. DJ concluyó el beso y se sentó, dándole oportunidad de responder; ambos él y Victor en el pasillo esperaron conteniendo el aliento. Ella simplemente se sentó ahí mirándolo, su rostro a medio camino entre conflicto y confusos pensamientos destellando como autos que iban pasando. Finalmente, ella arrojó a un lado el libro que había estado leyendo, y alcanzó a DJ. -Esa es la chica, Mabel, -Victor suspiró y comenzó a enderezarse, luego se enderezó y se dirigió hacia la puerta del corredor. Girándose con alarma, encontró a Elvi enfrente de su puerta.


A V Capitulo 12

-No es lo que piensas. -dijo Victor mientras corría por las escaleras detrás de Elvi. -En serio. Solo estaba tratando de ayudar a DJ. -¿A jugar a echar una ojeada mientras Tom esta encima de Mabel?- preguntó con incredulidad, mientras bajaba las escaleras enfundada en su bata azul y se encaminaba al comedor. -¿Qué? ¿Se supone que le darás tu informe a DJ mientras esté en la cama? -No, por supuesto que no, -dijo rápidamente. -Además, él lo sabe. Está ahí con ella. -Elvi se congeló y volteó atrás. -¿Qué? -Ésta probablemente no era la mejor manera de explicar la situación,- murmuró Victor. -¿Qué está haciendo DJ ahí arriba? -la ira fue reemplazada por la preocupación, y Elvi se apresuró a regresar ahora subiendo las escaleras, con la intención de salvar a Mabel. Maldiciendo, Victor corrió tras ella. -Espera, detente, vas a arruinarlo todo, -dijo entre dientes, agarrándola del brazo y deteniéndola frente a la puerta del dormitorio. Elvi giró, con la boca abierta, sin duda, echándole en cara que no la dejaba ir, pero ambos se congelaron ante el grito repentino que se escuchó a través de la puerta del dormitorio. Cerrando la boca con un chasquido, giró de nuevo para abrir la puerta, pero se congeló de nuevo cuando la voz de Mabel se escuchó de nuevo fuerte y clara, sin aliento. -¡Oh, DJ! ¡Dios, sí! -Parpadeando, ella soltó el pomo como si este se hubiera convertido en una serpiente y se quedó mirando la puerta cerrada como si nunca antes la hubiera visto. Un gruñido, definitivamente de DJ, resonaba, casi ahogándose por el chirrido rítmico de los resortes de la cama antigua, para que no quedara la menor duda de lo que estaba ocurriendo más allá de la puerta. -Trabaja rápido,-murmuró Victor sorprendido, y luego se encogió de hombros. La primera vez con una compañera siempre era rápida y furiosa, con los deseos reprimidos y las pasiones a punto de inflamarse estallando en llamas y quemando a los dos rápidamente, a medida que se alimentaban el uno al otro de deseo. Si Victor tuviera un poco de suerte, tal vez podría llegar a experimentar lo mismo muy pronto. En pocas palabras, agregó con un suspiro. Si Elvi fuera su compañera, la suerte no le


A V habría entregado una peor parte. Lo último que hubiera esperado era una compañera que muy posiblemente sería ejecutada por el consejo. No era exactamente la mujer inmortal de sus sueños. -¿Qué están haciendo?,-preguntó vacilante Elvi. Victor la miró con incredulidad, luego puso las manos detrás de la espalda y se quedó mirando la pared del pasillo, negándose a mirarla a los ojos. No iba a explicar lo que estaba pasando en esa habitación. Ella era lo suficientemente mayor para saber lo que pasaba de todos modos, y estaba seguro, de que tenía dificultades para creer que su robusta y malhumorada amiga podía hacer sonidos como aquel. Estaba más bien sorprendida, decidió Victor, cuando Mabel gritó: -¡Más fuerte! ¡Oh, sí! ¡Oh Dios, si! ¡Móntame hasta que a las ranas les salgan pelo!-Victor parpadeó, y entonces le preguntó con incertidumbre: -¿Les crecen pelo a las ranas de una granja lechera? Elvi abrió la boca, pero la cerró de nuevo, alzando las manos, entonces giró lejos cuando Mabel gritó algo sobre caballos y monturas. La mirada de Victor se posó sobre la cerradura, pero negó con la cabeza y se volvió para seguir a Elvi. DJ siguió por su cuenta. Elvi volvió a endurecerse mientras bajaba las escaleras una vez más. Victor la siguió, buscando algo que decir en su mente para aliviar la situación, pero realmente, esto había ido más allá de él por lo que permaneció en silencio mientras la seguía a través del comedor y alrededor del mostrador de la cocina. Elvi abrió el refrigerador para revisar su contenido, Victor miró por la ventana para ver que el fuego estaba apagado y que los hombres habían desaparecido. Supuso que habían ido a su habitación mientras él estaba con DJ. El golpe de la puerta de la nevera lo sacó de sus pensamientos, y miró sorprendido cuando Elvi se volvía hacia él. -Si él está jugando con sus sentimientos. Yo personalmente la ocultaré,- advirtió a través de los dientes apretados. -Él no lo hará,- Victor le aseguró rápidamente. -Él no la puede leer. -¿Y qué demonios se supone que eso significa? -preguntó con una mezcla de ira y desconcierto. -Eso significa que ella es su compañera, -le explicó Victor. -No le hará daño. -Su compañera, -eso hizo eco en Elvi, obviamente confundida, y recordó que no la habían instruido lo suficiente sobre la información transmitida durante siglos y que no podía dar por sentada.


A V -Cada uno de nosotros tiene una compañera,-explicó. -Alguien a quien no se le puede leer ni controlar, esa es nuestra pareja perfecta. Y Mabel es la de DJ. -Pero Mabel no es un vampiro,-dijo. -Un inmortal,-corrigió. -Cualquiera que sea, -espetó Elvi. -Ella es mortal. ¿Cómo puede ser su compañera? -Ella aun no es un ser inmortal, sin embargo, -corrigió Victor. -Si ella está de acuerdo en ser su compañera, eso puede cambiar. -¿Él puede hacer eso? - preguntó asombrada. -Por supuesto. DJ nunca ha rechazado a nadie, así que por nuestras leyes es libre y es su turno, si lo desea. -Eso no tiene ningún sentido para mí, -le informó Elvi con un suspiro triste. -Pero lo que quise decir es… ¿Puede físicamente ser realmente su turno? Quiero decir, lo he intentado varias veces, con Mabel. Los libros dicen que debes morder tres veces, lo he hecho, pero lo he tenido que hacer una docena de veces más y nunca pasa. Seguimos intentándolo e intentándolo pero… -¿Has tratado de convertir a Mabel?- Victor le preguntó con horror. -Bueno, por supuesto, -dijo ella, sorprendida por su reacción. -Hemos sido amigas desde la infancia y de repente yo seguía siendo joven y fuerte, y ella quería demasiado serlo y yo no quería estar sola en esto. -Victor abrió la boca, pero pensó mejor lo que estaba a punto de decir, movió la cabeza y en su lugar dijo: -Ellos tienen que consumir o tener tu sangre. El padre tiene que renunciar a su propia sangre. Esta lleva los nanos. Que van a pasar por el torrente sanguíneo, reproduciéndose y extendiéndose hasta que infecta todo el cuerpo. -De acuerdo. Nanos, -murmuró Elvi para sus adentros. Había estado pensando mientras estaba en el baño anteriormente. Teniendo en cuenta lo que los hombres le habían dicho, la habían dejado un poco desinflada. Por mucho que odiaba admitirlo, por mucho que lo sintiera, que lo hubiera escuchado, ella era un vampiro, pero de nanos no sabía nada, maldición. Era ridículo, lo sabía, pero… así era como se sentía. Su insatisfacción se notaba en su voz. Victor levantó las cejas y pregunto: -¿Qué? -Elvi hizo una mueca, luego sacudió la cabeza. -Es tan… Bueno, no hay romance en esas cosas de nanos, y ciencia, y materia…


A V -¿Y, no hay una explicación sobre la pobre alma maldita y muerta? -le preguntó con incredulidad. Ella frunció el ceño, sintiéndose ridícula. -Bueno, al menos el vampiro es un héroe trágico y no un experimento científico. -Victor giró los ojos. -El Drácula de la historia de Bram Stoker no es un héroe trágico. Es un parásito, alimentándose y convirtiendo a los inocentes quieran o no, y el hombre en que está basado es un maldito, nos puso a todos tan cerca de ser destruidos un día. -¿Drácula está basado en una persona real? -Elvi preguntó con interés. -¿Puedo encontrarme con él? -No, -replicó Victor. -Está muerto. -¿Cómo puede estar muerto? -le preguntó. -Somos inmortales. -No, no lo somos. Es decir, lo somos en la mayoría, pero podemos morir si somos decapitados, o… -¿Estacados?-le preguntó. -Estacados, apuñalados, o si recibimos un disparo en el corazón, nos puede matar si nos disparan. Así como ser quemados vivos. -Hmm. -Ella consideró la noticia, y luego frunció el ceño. -Entonces, ¿Por qué sigues insistiendo en que nos llamen inmortales? No somos inmortales en lo absoluto. Somos vampiros. -Antes de que pudiera responder a lo que Elvi dijo, ella habló, -Entonces, ¿Cómo el hombre en el que se basa Drácula estuvo cerca de conseguir que todos fueran destruidos? -La boca de Victor se frunció con irritación. Este era un tema doloroso para él. -Al ser un exuberante estúpido sangriento, se le fue la boca con Stoker y le contó todo acerca de nuestra especie, mientras estaba en estado de ebriedad. Habíamos logrado salir ilesos por esa única causa dejando que los rumores se tranquilizaran. Pero una vez que el estúpido de Jean Claude abrió la boca de nuevo, Stoker publicó su libro y comenzamos a ser cazados. Tuvieron que pasar décadas para que la mayoría se convenciera de que todo era ficción, y todavía hoy, tenemos que acabar y detener a algún ocasional vampiro acosador. -Inmortal acosador, -corrigió ella ausente, y luego preguntó: -¿Así que Drácula se basa en


A V alguien llamado Jean Claude? ¿Quién era él? -No está basado exactamente en él, no, y no estoy discutiendo sobre eso, -murmuró Victor y se trasladó a la nevera para tomar una bolsa de sangre de su interior. Ella estaba pálida. -Así que hay que darles sangre, -dijo Elvi, volviendo al punto original. -Huh. Debí haberme perdido esa parte de la película. -¿Qué película? -preguntó con confusión, entregándole la bolsa. -Drácula. Debo de haber estado en el baño o algo así, cuando le daba de beber su sangre. No recuerdo haber visto eso, -explicó Elvi y se metió la bolsa entre los dientes. -¿Qué? -este comentario lo tomó tan por sorpresa, que sin pensar Victor le arrebató la bolsa de las manos, para que ella pudiera contestar, y luego la dejó caer y esta comenzó a chorrear sangre por todas partes. Él se agachó para recogerla, pero se detuvo, incapaz de evitar preguntarle con incredulidad. -¿Investigaste viendo la película en lugar de leer el maldito libro? -Observando el desorden que había hecho, Elvi tomó algunas toallas de papel de cocina para limpiar el desbarajuste. -Bueno, el libro pertenecía a la biblioteca y quería aprender lo más rápido que pudiera. Y las películas son más rápidas que los libros. -Victor giró los ojos y murmuró: -Sin duda eres una hija de tu tiempo. Antes los chicos universitarios leían la información original en las hojas de los libros, ahora ven la película. -Reuniendo una pila de papel arrugado, Elvi entrecerró los ojos. -Sabes, Victor. A veces suenas como el pomposo culo de un caballo. -Ya veo que Mabel no es la única que se ha criado en una granja, -dijo con frialdad, y luego preguntó cortésmente:-¿Los caballos son realmente pomposos? -¡Dios! A veces eres un… un hombre… -Buena nueva, ya era hora de que te dieras cuenta, -respondió Victor con una sonrisa y la irritación se desvaneció poco a poco de su cara, sustituyéndose por una renuente sonrisa. Pasaron varios minutos en los que ellos simplemente miraban la sonrisa de uno y otro, luego los ojos de Victor se entrecerraron y arrugaron su frente al intentar tratar de leerla y saber exactamente donde estaba. Antes de que pudiera, la lengua de Elvi se deslizó por sus labios. Fue una reacción nerviosa, pero tan seductora y distractora como podía ser, y se encontró con que su mirada cambió de sus ojos a sus labios. Ella tenía la boca más increíble. Labios gruesos, de color rojo que pedían ser acariciados y besados, que ya sabía que eran tan suaves como parecían. Se encontró moviéndose lentamente hacia adelante,


A V con su atención bloqueada en esos labios, que quería sentir y deseaba probar más que nada. -¿Victor?-dijo Elvi insegura. -Quiero besarte. -no era una petición, sino una explicación y su respuesta fue un suave soplo de aire que salió como un Oh. Tomando esto como un acuerdo, posó sus labios sobre los de ella. Eran suaves almohadas, que daban forma a una boca firme. Victor metió abruptamente la lengua, para instar a sus labios a separarse y poder saborearla a gusto. Dulce, decidió. Era evidente que había comido chocolate desde el último beso. Ella debió haberlo escondido en algún lugar de su habitación. Él decidió que le gustaba el sabor del chocolate mezclado con el de ella. Fue el último pensamiento coherente que tuvo, entonces su cerebro se desconectó, permitiendo a su cuerpo hacer lo que quisiera, y necesitaba para tomar el asiento del conductor. Elvi estaba completamente inmóvil, casi conteniendo la respiración mientras la boca de Victor se presionaba suavemente contra la de ella. Estaba sufriendo un sentido y definido dejá vu. Todos los sentimientos y necesidades que había traído a la vida rugieron en su cuerpo, en la habitación, las necesidades que se había obligado a dejar en un segundo plano al ser interrumpido, ahora estallaban furiosas de nuevo a la vida. De pronto ella se adelantó, obligando a su cabeza a hacerse hacia atrás, mientras su lengua se deslizó fuera dejando la invasión, y desdibujando un suspiro, dejó caer las toallas de papel que había reunido para limpiar la sangre del piso, y utilizando la fuerza de sus brazos para mantener el equilibrio. Por un momento, Elvi se sentía como un país invadido, abrumado y sin preparación, pero entonces, su voz áspera por encima de su lengua dibujó un gemido en su garganta que despertó sus pasiones y tiró de ella como no lo había sentido en años. Su cuerpo se estiraba y arqueaba por su propia cuenta, presionando sus senos contra su pecho y empujando su pelvis hacia adelante hasta que sintió la dura resistencia que presionaba su espalda. Elvi gimió, su propia lengua cobro vida dentro de su boca, saludándose a sí misma con una generosa y entusiasta bienvenida. Ella sentía el mostrador en la espalda, pero su atención estaba en el cuerpo que se presionaba contra ella y el hambre que invocaba. Había pasado tanto tiempo desde que había sido besada de esa manera. Se sentía como una flor que se abría a la luz solar, después de años en la oscuridad.


A V Le dolía el cuerpo al ser tocada y le dolía el tocar también. Elvi dejó que sus manos se deslizaran hacia arriba sobre los hombros, el cuello, manteniendo allí una mano e instándole a profundizar aún más el beso. La otra mano se deslizó por su cabello, las uñas arañando la piel de su cuero cabelludo, jalando suavemente y acariciándolo con los dedos. Victor gruñó y se obligó a guardar silencio. El beso fue repentinamente más intenso, más exigente, y sus manos comenzaron a moverse, deslizándose por primera vez alrededor de su cintura, después hasta su espalda para que con su impulso su cuerpo se pegara más a él. Entonces una de sus manos se deslizó para correr a lo largo de su cadera y a los lados, girando alrededor de su abdomen para llegar hasta sus senos. La pasión era la que había hecho que se moviera entre sus piernas mientras se bajaba en ella, pero Elvi respingó entre sus brazos por la emoción que de inmediato le atravesó cuando su mano se cerró sobre su pecho a través de la seda de su bata. Sus pezones estaban duros y el dolor fue inmediato, los empujaba con impaciencia para sentir una caricia que no habían experimentado en mucho tiempo. -¡Oh, Victor!, -ella suspiró mientras su boca se movía a la izquierda deslizándose hasta su cuello por la tierna piel debajo de la oreja. No lo mordía, pero casi deseaba que lo hiciera. Elvi quería morderlo y podía sentir la presión de sus dientes desplazándose. Exigiéndolo a gritos, ella inclinó la cabeza hacia atrás para evitar la tentación, y se quedó a ciegas mirando la luz del techo, sintiendo como la sangre corría a través de ella, caliente por la excitación. Ella lo quería, sus besos, sus caricias, su cuerpo empujando dentro de ella, sus dientes hundiéndose en su piel, sentirlo por completo. La mente de Elvi daba vueltas con las imágenes y los deseos que se dispersaron como hojas secas que caían por la brisa, cuando repentinamente él tiró del escote de su bata apartándola y dejando caer su boca para prenderse de uno de sus pezones. Elvi se aferró a sus hombros brevemente, y luego comenzó a tirar de la parte trasera de su camiseta, subiendo la tela por encima de sus brazos, así ella podía tocar la piel desnuda de su espalda. No era suficiente. Un gruñido profundo se deslizó por su garganta, mientras ella jalaba de su cabello instándolo a apartarse. Victor asintió a regañadientes, permitiendo que su pezón se deslizara de sus labios, capturando el pecho desnudo con la mano y levantando la cabeza para besarla otra vez. Sus lenguas luchaban ahora, batallando con sus instintos mientras deslizaba las manos debajo de la camiseta, por el frente de su pecho, arañando con las uñas su carne. Su pecho era duro, ancho y musculoso, un verdadero parque infantil, pero sus manos apenas pasaron por encima de todos los masculinos músculos antes de que se diera cuenta de que estaba centrándolo en su pelvis sujetándole por el trasero para que la acometiera por encima de la ropa.


A V Victor gruñó por la agresión y de repente se agachó para cogerla por detrás de sus muslos para levantarla, balanceándola contra el mostrador, envolviendo su pierna alrededor de su cintura. Elvi se quedó sin aliento cuando él desgarro el resto de la bata para dejar el camino abierto, entonces su mano se deslizó entre sus muslos, acariciándola a través de las bragas de seda. Que era lo único que tenía puesto bajo la bata. Pidiéndolo a gritos, ella se arqueó ante la caricia, consciente de que su cuerpo estaba gimiendo, empapando sus bragas por la necesidad de tenerlo. De repente eso era lo único que de alguna forma importaba en el mundo. Él parecía concentrase en ese punto caliente entre sus piernas que se movía turbulento de vida. Era consciente de que su respiración se había vuelto rápida, corta, y jadeante, pero esta se detuvo abruptamente cuando sintió deslizarse un dedo por debajo de sus bragas de encaje, deslizándose por su carne desnuda. Elvi aspiró repentinamente su lengua, mientras su cuerpo se resistía al contacto. Su mano se deslizó entre los muslos de él también, buscándolo por encima de sus pantalones, apretándolo. La reacción de Victor fue casi violenta. Él mismo se empujó de repente ante esa caricia, forzando a su mano, con los dedos cogió el delicado encaje de sus bragas y tiró bruscamente, arrancándolo de su cuerpo. Elvi gritó por la sorpresa, y luego gimió cuando su mano volvió a acariciarla. Sin obstáculos ahora, él acunó la palma de su mano contra su piel, apretando el talón de la palma contra su pelvis, frotándola enérgicamente, deslizando luego un dedo dentro de ella. Elvi gritó, agitando sus caderas para responder a las caricias, luego un grito volvió a deslizarse por su garganta hasta su pecho, cuando sus dientes rodearon su pezón, antes de cerrar la boca sobre él y comenzar a succionar, mientras su dedo se empujaba una y otra vez dentro de ella. Elvi estaba al borde del placer. Su cuerpo estaba tenso como un arco, y su mente confundida por la necesidad, ante el sonido atronador de sus oídos, luego, Victor saltó alejándose de ella repentinamente como la rata que abandona el barco antes de hundirse. Sin su apoyo, con las piernas temblorosas, Elvi cayó de rodillas al piso de la cocina, como una masa de frustración y confusión. -Ahí lo tienes Victor. Elvi oyó la voz de Edward Kenric por encima de su propio jadeo y de inmediato entendió cuál era el estruendo que había hecho tronar ligeramente las escaleras cuando él bajo. También entendió por qué Victor estaba de pie con los ojos abiertos al otro extremo del


A V mostrador, con expresión culpable en su rostro. Casi había sido atrapado portándose mal en la cocina. En realidad todavía podía ser atrapado, Elvi se dio cuenta, cuando vio su rota ropa interior en el suelo junto a la bolsa de sangre derramada a unos pocos metros. Sí, Edward se acercó al mostrador… -Tengo una pregunta para ti, -continuo Kenric con horror en la voz, mientras se movía a lo largo del mostrador para llegar al final. Presa por el pánico, se arrastró hacia a delante en cuatro patas para tomar sus bragas. -Ha… Eh, ¿Elvi? -Ella metió las bragas en el bolsillo de su bata, que cerró atándola, y cogió la toalla de papel que se le había caído antes, mientras Edward se acercaba al mostrador para unirse a Victor. -Hola, Edward. -Forzando una inocente sonrisa, Elvi se deslizó por la sangre seca del suelo, deteniéndose para tomar la bolsa de sangre vacía, levantándose junto al fregadero, antes de proceder a limpiar el desorden del suelo, como si eso hubiera sido lo que ella estaba haciendo todo este tiempo. -No me di cuenta de que estabas aquí. ¿Puedo ayudarte con eso?- preguntó, acercándose. -No, no. Casi termino. Ve a hablar con Victor. Llévalo afuera si quieren tener privacidad, le recomendó. -Voy a limpiar aquí en un momento. -Si estás segura, -dijo cortésmente, luego se volvió a Victor y le dijo: -¿Si no tienes algo más en mente? -Victor vaciló, luego cedió ante lo inevitable y abrió la puerta de salida. Elvi se derrumbó, arrodillándose, sintiéndose como un trapo de cocina exprimido. Se permitió un momento para respirar, sin embargo, inmediatamente terminó de limpiar la sangre del piso. Luego de hacerlo, se levantó, arrojó la toalla de papel, enseguida agarró la bolsa vacía de sangre, la arrojó al fregadero, antes de abrir la nevera para tomar una bolsa de sangre fresca para beber. Esa era la razón por la que estaba abajo, en primer lugar, antes de que se dejara distraer. Su mirada se deslizó hacia el mostrador donde casi había tenido su primer orgasmo como... bueno... como una no muerta. Elvi tomó la bolsa y huyó con ella de la cocina. Ahora que la pasión había pasado estaba avergonzada, y sin saber cómo actuar frente a Victor. Querido Señor, apenas conocía al hombre con el que casi había tenido relaciones sexuales allí mismo, en el mostrador de la cocina donde cualquiera podía llegar o pasar por ahí. ¿Qué fue lo le qué pasó? ¿Qué les pasó? Elvi se corrigió en silencio mientras caminaba al lado de la habitación de Mabel y escuchaba los sonidos procedentes de su interior. Sintió envidia por un momento,


A V mientras brevemente una imagen aparecía en su mente, ella y Victor haciendo el amor en su… ataúd, la imagen terminó con una mueca al recordar que todavía no tenía una cama, luego alejó la imagen de su mente moviendo la cabeza. Por el amor de Dios, pensó, ella y Mabel, eran mujeres de sesenta y dos años de edad, prácticamente pertenecían a la tercera edad, habían vivido vidas tranquilas, conservadoras. Eran de ciudades pequeñas, chicas que se habían casado con sus novios de la infancia. Ella había tenido otro amante, otros además de su marido y sabía que podía decirse lo mismo de Mabel, y sin embargo, estaban aquí actuando como unas vagabundas. Elvi se las arregló para no girar los ojos ante sus propios pensamientos. Sabía que era una anticuada en su forma de pensar, que estaba fuera de moda. Pero eso era lo que ella era, alguien pasado de moda, una chica de una pequeña ciudad cuyo comportamiento de pronto se vio fuera de lugar. Peor aún, Elvi estaba consciente de que debía estar agradecida de que Edward los hubiera interrumpido antes de que las cosas hubieran llegado más lejos, pero ella deseaba que el hombre se hubiera molestado en quedarse en su maldita habitación y no los interrumpiera en absoluto. Así habría tenido los placeres que Victor le había mostrado y que quería aún más. -Maldita sea, -murmuró. No debería haber bajado por una bolsa de sangre antes de irse a dormir. ¿Y qué había pasado con el ―No estoy lista por ahora‖? y con los sentimientos que tuvo antes de que los hombres se reunieran allí. Ahora a no le importaba salir, quería dormir con uno de ellos. Supuso que era algo bueno, al menos. Había por lo menos uno que estaba interesado en dormir con ella. Un grito apasionado atrajo su mirada por encima de su hombro hacia la puerta de la habitación de Mabel mientras entraba en la suya. Elvi deseaba hablar con ella, pero, por supuesto eso era imposible ahora. Parecía que tendría que esperar hasta que DJ terminara. Mientras tanto podría tomar una ducha fría, cambiar su bata, y probablemente volver a revivir con detalle cada momento vivido en la cocina. Demonios, el hombre sí que sabía besar.


A V Capitulo 13

El lunes por la noche Elvi se despertó con una sonrisa en el rostro mientras se estiraba en su hermosa y lujosa cama nueva. El domingo había sido un gran día. Había despertado tarde y cuando bajó se encontró con que su cama había sido entregada. Como no estaban dispuestos a molestarla, los hombres que habían hecho la entrega la pusieron en el vestíbulo en espera de su llegada. En el momento de su aparición, se había trasladado del lugar el féretro y en su lugar se colocó la cama. Cuando le preguntaron que quería hacer con el ataúd, Elvi hizo una mueca mientras murmuraba: -Quémenlo. -los hombres llevaron a cabo la orden. Mientras Victor y Edward colocaban la cabecera metálica que acompañaba a la cama, Alessandro y Harper movían el ataúd sobre su eje convirtiéndolo en lumbre. Luego, construyeron una hoguera y asaron hotdogs sobre los restos en llamas de su ataúd. Más tarde esa noche cuando comenzó a llover, Elvi y los hombres ya estaban en el interior de la casa, y comenzaron un juego de cartas para entretenerse. Al enterarse de que Elvi nunca había jugado póker, habían decidido enseñarle y por lo mismo pasaron una noche muy agradable riendo, hablando y tomando todas sus fichas. Elvi se estiró de nuevo sobre su preciosa cama y abrió los ojos son un pequeño suspiro. Mientras que el domingo había estado bien la mayor parte del tiempo, una parte de él estuvo un poco estresante, por el trabajo que se tomó para evitar estar a solas con Victor. Había sido un acto de absoluta cobardía de su parte. Pero no sabía cómo debía actuar en torno a él después del episodio ocurrido en la cocina, por ello evitaba cualquier situación en la que ella no pudiera tratarlo solo como a uno de los chicos. Ahora, ella tenía por delante un nuevo día para hacer lo mismo. Haciéndole caras al techo, Elvi empujó a regañadientes las sabanas y salió de su hermosa cama nueva. Había dormido con buen sueño. Demasiado bien de hecho. Elvi tenía la esperanza de haber descansado lo suficiente esta madrugada como para pasar algún tiempo bajo la luz solar por primera vez en cinco años. Esperaba estar en el jardín y disfrutar del sol en su cara, pero no contaba con que al mirar por la ventana solo vería la puesta del sol. Había sido su culpa, suponía Elvi, se había retirado temprano a su habitación, pero se quedó despierta hasta tarde esperando la llegada a casa de Mabel y DJ del restaurante, pero finalmente no pudo hablar con ella. No había tenido la oportunidad el sábado por la noche. Porque simplemente DJ no había abandonado la habitación de Mabel, bueno por lo que ella sabía. A menos que lo hubiera hecho luego de que ella se hubiera dado por vencida y al final se había dormido. Luego el domingo la pareja ya se había marchado cuando ella subió. Con suerte, hoy tendría la oportunidad de hablar con ella. Elvi podría obtener algunos consejos de cómo podría hacerle frente a Victor. No podía evitarlo


A V indefinidamente. Elvi no se molestó en secarse el cabello cuando salió de la ducha, en vez de eso, simplemente lo cepilló hacia atrás, dejándolo secar por sí solo, de inmediato se vistió con una blusa campestre y una falda festiva de algodón mexicana, dispuesta a salir después. Normalmente, ella iría esta noche al restaurante, pero de momento no estaba segura de lo que se esperaba de ella. Podría tener invitados, después de todo. Una vez que supiera su itinerario, podría cambiarlo en consecuencia. Luego de que Elvi bajó las escaleras, miró a su alrededor, no había nadie y pensó que estaba sola, entonces la puerta de la entrada se abrió y Victor entró. Se detuvo al verla, luego murmuró un saludo y se dirigió al refrigerador. Tomó una bolsa de sangre y sosteniéndola le preguntó: -¿Cómo está tu nueva cama? -A pesar de su incertidumbre, Elvi sintió una sonrisa formándose en su cara. -Maravillosa. -Me alegra oír eso. -el respondió a su sonrisa con otra mientras bebía la sangre. -¿Dónde están todos? -le preguntó. -Todos los hombres fueron al juego de la escuela con sus vecinos… ¿Mark y Sharon? -Mike y Karen.- lo corrigió Elvi, nada sorprendida en lo absoluto de que la pareja les hubiera extendido una invitación. Los Knights eran una pareja encantadora. Siempre estaban ofreciendo su ayuda con las cosas de la casa, o la invitaban a salir, a ella y a Mabel. Elvi no se sorprendió de que fueran lo bastante generosos como para extender sus invitaciones e incluir a los chicos. Su generosidad y amabilidad eran la razón de su popularidad en la ciudad, y el motivo por el que la celebración del cumpleaños de su hijo Owen había salido más que bien. -Y Mabel y DJ están en el restaurante,-añadió Victor. -Ella me pidió que te dijera que no la esperaras esta noche. Quería que eligieras a uno de los chicos y pasaras la noche conociéndolo. -Elvi parpadeó. -Pero si has dicho que los chicos se fueron al juego. -Sí. No sé cómo, pero tomé la decisión arbitraria de escoger por ti, y le dije a los demás que esta noche estaba destinada para que me conocieras, -le anunció sin disculparse. -Pensé que de esta forma finalmente podría enseñarte nuestras leyes y normas. -Oh. -Elvi se mordió el labio. Hasta aquí llegaba cuanto era capaz de evitarlo.


A V -Bebe, -le ordenó Victor, señalando la bolsa que aun sostenía en su mano. Aliviada por la distracción, Elvi permitió a sus dientes distenderse y se metió la bolsa a la boca, luego evitó la mirada de Victor, mientras trataba de descifrar que hacer. Hizo que su mirada se deslizara sobre la chimenea de la sala. Esta estaba muy adornada con azulejos de cerámica encima de cada lado y un hogar de madera tallada. También había estado decorado por un espejo con un hermoso tallado que la enmarcaba, pero habían sido retirados y almacenados en el garaje hace cinco años. Ahora, el espacio vacío le había dado a Elvi una idea. Se esperó hasta que terminó de consumir su segunda bolsa de sangre, tomó su bolso y anunció: -Bueno, está bien, pero vamos a tener que hablar durante las compras. -¿Qué?-Victor preguntó sorprendido. -Tengo que ir de compras,-respondió pacientemente Elvi mientras se dirigía a la puerta de garaje. -Mabel y DJ se llevaron el coche,-anunció Victor, llegando hasta ella para detenerla, luego agregó, - Vamos a tener que llevarnos mi coche. Todos nosotros tenemos la necesidad de movernos, por lo que lo aparqué en la parte posterior en caso de que lo necesitáramos. Aliviada de que no estuvieran discutiendo, Elvi sonrió y salió de la casa. -Así que, ¿Qué compraremos esta vez?-le preguntó Victor después, mientras aparcaba en el estacionamiento del Wal-Mart. -Un espejo, -dijo Elvi. -No he sido capaz de usar uno en estos cinco años. Sería bueno tener uno para que pudiera ver si mi cabello no está enmarañado y para poder maquillarme. Se quedaron en silencio mientras entraban a la tienda y buscaban la sección correspondiente, el espejo de cuerpo entero que ella necesitaba. En realidad, también quería un espejo de baño adecuado, así como uno para reponer el que se encontraba en el garaje que quería poner de nuevo sobre la chimenea y así sucesivamente. Pero por ahora, un espejo de cuerpo entero era lo más sensato para comprar. Al llegar al pasillo donde se exhibían los espejos, Elvi se acercó lentamente, casi con miedo de lo que pudiera descubrir, pero se armó de valor y se obligó a caminar por delante primero, solo para detenerse asombrada. Ella estaba mirando a una mujer de pelo rojo vibrante, largo, que caía en suaves ondas alrededor de un hermoso rostro. De tez perfecta como su figura. Maldita sea, era una zorra, se dio cuenta Elvi asombrada. Se veía como Casey. ¿Cómo no se había dado cuenta de lo mucho que se le parecía su hija? Un movimiento en el espejo llamo su atención, y Elvi logró apartar la mirada de sí misma para centrarse en Victor


A V mientras caminaba a su lado, quedando enmarcado en el espejo, como una hermosa pareja. Parecía que se complementaban entre sí. -Entonces, -ella murmuró, obligándose a apartar los ojos de él y continuar su camino a lo largo de la sección de los espejos. -¿Qué pasa con estas leyes? -Victor frunció el ceño ante la pregunta. -No sé si el Wal-Mart es el lugar adecuado para hablar sobre ello. -¿Por qué no? -interrumpió Elvi divertida cuando ella lo miró por encima de los diversos espejos. -Todo el pueblo me conoce, y estas son las leyes que vas a contarme a mí, no los hechos de la vida. -Sí, pero ¿Qué pasa si alguien de fuera de la ciudad está de compras por aquí?- dijo con gravedad. Elvi se encogió de hombros. -Entonces, habla en voz baja. Estamos solos en este pasillo en este momento. Si alguien aparece por aquí, guardas silencio. -Victor vaciló, después de oírla dejó escapar un suspiro antes de responder: -Muy bien. -Sin embargo, se detuvo un momento para mirar a su alrededor antes de decir incomodo: -Bueno la más importante que debes conocer. -No morder a los mortales, -respondió Elvi, divertida por su malestar. Se suponía que las utilizaban para mantener todo de forma secreta y clandestina, y pensó que probablemente era una suerte que no pudiera hacerlo. Como Victor permanecía en silencio, murmuro: Hasta ahora me gusta esa ley. Por lo que sé, ésta me da una excusa para ponerle fin a la mordida de celebración de cumpleaños. Ellos siempre me daban más problemas que otra cosa, pero esperaban eso de mí y yo no los quería defraudar. Ella vio a Victor apretar la boca cuando pasó junto a ella y se preguntó si lo que había dicho le molestó. Pero antes de que ella pudiera preguntarle, él se detuvo frente a un espejo. Paso una mano por encima del marco de madera oscura, mientras sus dedos se deslizaban sobre la intrincada talla. -Este podría satisfacer las necesidades de la casa. -Sí. -Elvi se detuvo a examinar el espejo. La talla era muy similar a la madera de su casa. Si se adaptaría muy bien. Victor la vio caminar por el espejo de pie, luego continuó con la lección. -Otra de las leyes más importantes para ti como mujer es que solo se te permite tener un hijo cada cien años. -Elvi se congeló, con una mirada escrutadora en el rostro que se reflejaba en el espejo.


A V -¿Qué? -Victor reflexionó con una mueca. -Ya sé que parece duro, pero tenemos que mantener la tasa poblacional baja. Si no, con nuestra esperanza de vida los números rápidamente superarían a las fuentes de sangre. Ella sacudió la mano con impaciencia. A ella no podía importarle menos las razones que estaban detrás de esa ley. -¿Estás diciendo que puedo tener hijos? -Sí. -Victor inclinó la cabeza, examinando su expresión. Elvi se mordió el labio, luego preguntó, más concretamente: -¿Qué pasa si no pudiéramos, o si hubiéramos tenido problemas a intentar tenerlos como mortales? -Victor examinó su cara, luego murmuró: Brunswick dijo que tu hija murió en un accidente automovilístico. ¿Has tenido problemas para concebir después de haberla tenido a ella? -Elvi se alejó, fingiendo mirar otro espejo, pero en realidad en ese momento no miraba nada dentro de la tienda. Estaba mirando su pasado. -Siempre quise tener un montón de niños, -admitió en voz baja. -Desde hace cinco o seis años por lo menos. Pero tuve seis abortos espontáneos antes de nacer Casey, luego estuve a punto de morir dando a luz. Ellos dijeron que no podía tener más hijos. -Elvi no escuchó el movimiento de Victor, pero de repente, su mano se movía por su espalda con dulzura, mientras ella continuaba, -Casey se volvió doblemente valiosa por ese motivo. Ella era una bebe perfecta, siempre tranquila, bueno, casi nunca lloraba y empezó a dormir toda la noche casi de inmediato. Lo cual era perfecto, el sueño de cada padre. Luego se convirtió en una joven y bella mujer, que nos volvía locos a los demás o se pasaba de su toque de queda. Sacaba buenas notas, tenía muchos amigos, era una gran trabajadora y tenía una beca para la universidad. -Casey, -murmuró Victor. -La nombraste Casey Cottage, después de eso. -Elvi asintió con la cabeza. -Está muerta. -dijo en voz baja. No era una pregunta, pero Elvi la trató como si lo fuera. Asintiendo con la cabeza, dijo: -Ella solía volver a casa de la universidad los fines de semana. Por lo general, la recogía en la estación del tren, pero la última vez fue a buscarla Harry, mi marido, mientras me quedaba en casa preparando para ella una cena especial. ella apretó la mano en el marco del espejo. -A mitad del caminó Harry sufrió un derrame cerebral y se estrelló. El golpe mató a Harry de inmediato, pero Casey… -Elvi hizo una pausa, se mordió los labios cuando su voz se quebró, y entonces respiró hondo, haciendo caso omiso de las repentinas lágrimas que velaban sus ojos, dijo: -Casey quedó atrapada en el coche. Tuvieron que utilizar


A V herramientas para sacarla con vida. Estaba despierta y con un terrible dolor, pero perdió la conciencia en el momento en que la sacaron. Esa noche murió en el hospital. - Lo siento. -murmuró Victor. Deslizando sus brazos por detrás de su cintura, descansando su barbilla sobre su cabeza, sosteniéndola mientras lloraba en silencio. Luego se soltó y se volvió para enfrentarlo. -¿Estás diciendo que sería capaz de tener otro hijo? -un nuevo bebé no reemplazaría a Casey, pero podría ayudar a llenar el vacío que su perdida, dejó atrás. Victor asintió solemnemente. -Si lo deseas. No tendrás problemas para concebir. Los nanos ya se han asegurado de que tu sistema reproductivo esté en perfecto orden. Y serán niños inmortales. Elvi cerró los ojos, mientras silenciosos sollozos la estremecían. Nunca imaginó que podría tener otra vez un bebé en sus brazos. No sería su hija. Pero ahora que no solo le dijo que podía concebir, que sería un bebé inmortal, no tendría miedo de perderlo por las enfermedades infantiles, o porque se ahogara o por accidentes automovilísticos. Si solo se hubiera convertido antes del accidente, pensó de pronto Elvi. Si solo hubiera sido capaz de convertir a su hija. Si tan solo… -¿Elvi? Sobresaltada y sorprendida. Elvi parpadeó para alejar las lágrimas y se volvió para mirar a la mujer que se acercaba a ella por el pasillo. Era Louise Ascot. Ella era de su misma edad, pero una pulgada más baja, delgada como un pájaro, con un corte de pelo en dos sal y pimienta y una mirada de preocupación en su rostro. -¿Estás bien? -preguntó, deteniéndose junto a Elvi. -¿Por qué lloras? Elvi gimió para sus adentros. Louise había asistido a la escuela con ella y Mabel, y había sido una enorme chismosa en aquel entonces. Y solo había empeorado con la edad. Ella era la peor persona posible que podía haberse encontrado en Wal-Mart, mientras lloraba como un bebé. La historia sería del conocimiento público en menos de quince minutos. -Estoy bien, Louise, -dijo ella enjugando sus lágrimas y gesticulando una sonrisa. Era evidente que no le creía y fulminó con la mirada a Victor cuando ella dijo: -Bueno, está bien, pero quiero que sepas que si alguien te molesta, -y miró más profundamente a Victor, -no existe una sola persona en Port Henry, que dudaría en hacerse cargo de él. -Afortunadamente, no la hay, -le aseguró Elvi, luego se volvió a Victor y le dijo: -Creo que ya tengo la madera exacta que se adapte a la casa. ¿Vamos a buscar el auto? -Victor


A V sacudió la cabeza. -Lo puedo llevar. -Y haciendo caso omiso de las miradas de Louise, se inclinó para sacar uno de los espejos de la caja del estante, luego retrocedió y lo siguió por el pasillo. Murmurando un adiós, Elvi caminó rápidamente. Esperaron en la fila, compraron el espejo, y volvieron a casa en silencio, pero en el momento en que se detuvieron en la entrada, Elvi no soportó más y espetó: -Lo siento. -Victor apagó el motor y se volvió a ella sorprendido. -¿Por qué? -Por Louise y por haber llorado en Wal-Mart. -Victor levantó una ceja. -No eres responsable de lo que hacen los demás y no me molestó que lloraras. -Frunció el ceño. -Bueno, quiero decir que estaba molesto por que te incomodaron, pero… puedes llorar en el lugar que quieras… si quieres. -concluyó. Obviamente no estaba acostumbrado a tratar esos asuntos. -A Harry no le gustaba que me pusiera emocional en público, -Elvi dijo de repente. -Sobre todo que llorara. Eso lo avergonzaba. -Era un hombre joven, -dijo Victor en voz baja. -Después de un siglo o dos se aprende que no vale la pena sentirse un poco avergonzado en la vida. Todo el mundo comete tonterías, todo el mundo comete errores, nadie es perfecto. Elvi sonrió débilmente sobre lo de que Harry era joven. Ellos habían sido de la misma edad. Tenía cincuenta y siete al momento de su muerte. Apenas dejaba de ser joven para los estándares mortales, pero era un bebé en comparación de un inmortal de más de dos mil años de antigüedad. El roce de los dedos de Victor a lo largo de su mejilla le llamó la atención, entonces le pregunto: -¿Te encuentras bien? No tenía la intención de traerte recuerdos tristes. -Estoy bien, -dijo Elvi encogiéndose de hombros. -La vida no siempre puede ser un Pastel de queso. -Victor sonrió y le recordó: -Todavía no has comido el Pastel de queso que querías tan desesperadamente. -No. -Ella sonrió, luego agregó con sorpresa, -De hecho ni siquiera pensé en desayunar esta noche antes de irnos. Creo que me he salido de mi costumbre. -¿Solo era eso? -Victor le preguntó suavemente. -Pensé que solo estabas tratando de evitar estar a solas conmigo en la casa, por temor a que volviera a besarte de nuevo.


A V Elvi contuvo el aliento, agrandando cada vez más los ojos por el desafío de su voz. El aire del auto se sobrecalentó de repente mientras se miraban el uno al otro. Ella no sabía que hacer o que decir, pero parecía que no podía apartar la mirada de él. Sus ojos parecían tener vida propia y se centraron en mirar su boca al recordar la forma en que la había hecho sentir. -¿Crees que lo tengo? -le preguntó, sorprendida por la forma en que su voz ronca sonaba. -Definitivamente, -gruñó Victor. Elvi asintió con la cabeza. -¿En este momento? Las palabras salieron de forma espontánea de su boca, sorprendiéndola tanto que casi se mordió la lengua. Si alguien le hubiera dicho que Victor se había introducido en su mente y la había influenciado para decir esas palabras, no habría tenido ningún problema en absoluto de creerle. De hecho, una mitad de ella lo creía ahora, pero no le importaba porque era eso lo que sentía. Era lo que ella sentía desde el episodio en la cocina, esa era la verdadera razón por la que había estado evitando estar a solas con él. Elvi temía ese sobresalto que no estaba en su naturaleza. Sin embargo, el hombre era adictivo, era una droga que se disfrutaba para mal. Para su alivio, Victor respondió a la invitación. Inclinándose hacia adelante, le desabrocho el cinturón de seguridad, dejando que se hundiera de nuevo en su soporte mientras la besaba. No era una tentativa. No era nada seguro según su enfoque. En un momento estaban sentados de lados opuestos en el auto, al siguiente tenía su boca sobre la de ella, mientras su asiento caía hacia atrás, y él se encimaba sobre ella con su lengua deslizándose entre sus labios. Era como si continuaran lo que habían dejado inconcluso la otra noche. No, esta vez no era apresurado, era lento y persuasivo. Su boca estaba caliente, desesperada, su lengua exigente, estimulando una respuesta similar en ella. Elvi de repente sintió el fuego. Deslizó sus brazos alrededor de su espalda, aferrando su camisa, empujando su cuerpo hacia arriba, deseoso de obtener su presa, mientras dejaba a su propia lengua unirse al embate. -Dios, te quiero, -murmuró Victor, rompiendo el contacto con su boca, deslizándose y besando sus mejillas hasta llegar al pulso detrás de su oreja. -Sí, -Elvi resoplaba, mientras su mano se deslizaba atropelladamente por su pecho sobre la blanca camiseta que llevaba puesta. -Sí. -Nunca había querido a nadie con esta urgencia. -dijo con sus dientes rozando contra su garganta, Elvi gimió echando la cabeza hacia un lado, mientras su boca se movía por la


A V larga curvatura hasta su clavícula. Ella se quedó boquiabierta cuando él aparto y abrió el cuello de su blusa para lamer la curvatura superior de sus senos. -Oh, sí, -ella murmuró. Sentía exactamente lo que él había dicho, pero no podía encontrar las palabras para expresarlo. Al parecer la única palabra de su vocabulario era Si en ese momento. Y perdió la capacidad del habla cuando él cerró su mano sobre uno de sus senos, mientras lo apretaba suavemente, bajando su boca aún más cerca para rodear su pezón, respirando su caliente aliento sobre la tela que lo cubría. Sonidos de súplica ininteligibles escapaban de sus labios, mientras Elvi se arqueaba sobre el asiento, impulsando sus senos hacia arriba y deseando que su ropa desapareciera, para poder sentir su boca sin ningún obstáculo. Al parecer, Victor lo deseaba demasiado, porque al momento siguiente ya estaba tirando impaciente de la blusa hacia abajo para revelar la fina seda strapless blanca del sostén. Este volvió su fijación y con un rápido movimiento de su dedo índice y pulgar liberó el broche. Elvi se quedó sin aliento, estremeciéndose cuando la tela cayó, dejando sus senos al descubierto. Luego gritó cuando su boca cubrió el excitado un pezón. Agarrando con sus dedos su cabello, lo mantuvo así para que los succionara, mientras sus caderas giraban hacia arriba, cuando sintió su mano deslizándose debajo de su falda, ascendiendo por el muslo. Fue entonces cuando un golpecito en la ventana hizo que se pusieran rígidos, y se apartaron. Elvi rápidamente se cubrió con su blusa, mirando a su alrededor, gimiendo de vergüenza al reconocer la sombría cara de Teddy Brunswick que miraba a través de la ventana del conductor. Ellos habían sido sorprendidos por la policía local. Elvi nunca tuvo que pasar por esto cuando era adolescente. -Ponte el sostén, -le dijo Victor con calma, cambiando de posición para bloquear la visión de Teddy. Elvi lo intentó, pero sus manos temblaban tanto, mientras intentaba a tientas encontrarlo, hasta que Victor le apartó las manos a un lado y lo hizo por ella. También tiró de la blusa para dejarla en su lugar antes de salir del auto para enfrentar a Brunswick. Respirando profundamente, Elvi salió del lado del pasajero. -Recibí una llamada que decía que alguien te estaba molestando en el Wal-Mart, -anunció abruptamente Teddy, tan pronto como se detuvo al lado de Victor. -Louise, -dijo Elvi con desesperación. Sabía que ella extendería la historia por la ciudad, pero debió prever que la primera llamada que hiciera sería a Teddy.


A V -Sí, -su mirada se achicó, recorriendo la ropa desaliñada hasta los labios hinchados. -Estas bien ¿no? -Sí, estoy bien, -dijo Elvi rápidamente. -Louise lo malinterpretó todo. Estaba llorando porque Victor acababa de decirme que podía tener hijos, y yo… -ella se encogió de hombros sin poder hacer nada. Teddy asintió con la cabeza y luego dijo: -Así que pensaste en regresar aquí y comenzar de una vez a intentarlo. -Elvi rígida por la sorpresa, tenía el rostro cubierto por una mezcla de ira y vergüenza. Teddy nunca antes le había hablado disgustado y con tanta frialdad, lo que dijo la dañó, pero luego sintió la tensión a su lado cuando Victor llegó y la tomó de la mano. -Ese comentario esta fuera de lugar, -dijo Victor en voz baja, manteniendo el control sobre su mano firme. -Me gustaría ponerte en tu lugar, pero como sé que solo hablas por envidia no voy a hacerlo… Esta vez. Pero no te confundas, esto no es sin embargo, un pase libre para que vuelvas a herir a Elvi otra vez. -¿Celos? -Elvi hizo eco, mirando a Brunswick confundida. -¿Teddy? El capitán de policía se quedó callado, su boca y su expresión era vacía. Sin decir palabra se dio la vuelta, caminó hacia el auto patrulla aparcado detrás del BMW de Victor, subió y se marchó. Victor se volvió hacia el auto, ajustando el espejo para observar a Teddy a distancia. -¿No sabías que te quería? -le preguntó Victor cuando se dio cuenta de que observaba el espejo y se apresuraba hacia la puerta lateral del garaje. -No, -murmuró Elvi, en realidad no lo creía. Se detuvo junto a la puerta. Buscando en su bolso las llaves, añadió. -Todavía no lo creo. Hemos sido amigos desde hace años. -Él te ha amado por años. -Victor entró deteniéndose a esperarla en el estrecho espacio entre la pared y el auto de Mabel cuando ella cerró la puerta detrás de ellos. -Es por eso que nunca se casó. Ninguna otra mujer podía competir contigo. Cuando tu marido murió, él esperaba… - Victor se encogió de hombros ante las esperanzas inútilmente albergadas. -Sin embargo, se dio la vuelta. -Y ya no me quiere, -adivinó irónicamente Elvi mientras se volvía hacia él. -Oh, él te quiere, en serio, -le aseguró Victor. –Pero piensa que no quieres a un viejo como él, así que puso en su mente ayudar a Mabel, a encontrar a alguien más. Él te ama demasiado.


A V -¿Puedes leer su mente? -ella se dio cuenta. Victor asintió con la cabeza. -¿Puedes leer la mía? -preguntó, repentinamente horrorizada ante la posibilidad, de que él tuviera una idea exacta de cómo la hizo sentir, de lo que quería hacer con él y de lo que quería que hiciera con ella. Eso era humillante. Victor se quedó en silencio durante un largo tiempo, que ella pensó que no le respondería su pregunta, luego él admitió: -No lo sé. Nunca lo he intentado. -Sus cejas se levantaron por la sorpresa. -¿Por qué no? -En lugar de contestar, Victor se inclinó hacia el espejo de la pared y luego la miró con concentrada expresión. Elvi esperó, sabía que estaba tratando de leerla. No estaba segura si quería saber si podía o no hacerlo, pero nada parecía suceder. Se quedó ahí mientras una gran variedad de expresiones volaron a través de su rostro, concentración, confusión, estupor, luego, duda. Acababa de estar segura de que él estaba leyendo su mente, cuando de pronto se acercó y extendió la mano para tocar sus brazos, manteniendo un agarre firme sobre ellos como reorientando su concentración. -No puedo, -dijo al fin y Elvi no podía descifrar si su expresión era una cosa buena o no. Se había puesto pálido de repente, pero su expresión era difícil de leer. Volvió la vista apoyándola en el auto como si de repente se hubiera debilitado, sintiendo la preocupación de reclamarle. -¿Victor? -ella fue a su lado, luego se deslizó por debajo de su brazo para interponerse entre él y el auto, mirando su cara. Sus ojos estaban cerrados, pero los estaba abriendo ahora. -¿Te encuentras bien? -ella le preguntó indecisa, presionando su pecho con una mano. Victor cubrió su mano con la suya, presionado su corazón, luego se la llevó a los labios y la besó. El gesto fue tan cuidadoso que ella se encontró suspirando, luego su lengua se agito deslizando entre sus dedos, a lo largo de su mano. Elvi sintió un escalofrió recorrer su espalda, y tragó saliva mientras observaba con fascinación lo que estaba haciendo. El calor se acumuló de nuevo en su vientre. Cuando su dedo índice entró en su boca para chuparlo, su cuerpo sentía el hormigueo de las caricias y de pronto se encontró a si misma apoyándose pesadamente sobre un lado del auto que tenía detrás. Dibujando su mano, con un ―pop‖ liberó su dedo de su boca, para tirar de su mano hasta su brazo mientras reclamaba de nuevo su boca. Elvi deslizó sus brazos alrededor de su


A V cuello, abriendo la boca al sentir como tiraba de su blusa que caía abajo. El sonido del broche del sujetador llego a sus oídos al ser liberado, la hizo jadear cuando sintió como la envolvía el aire fresco, Victor la tomó por la cintura y la subió al capo del auto. Gimiendo en su boca ella sintió como sus manos se cerraban sobre sus senos, de forma brutal al sentir sus dedos sobre su piel, ya sin obstáculos, ahora podía acariciarla, amasarla, extendiendo su lengua dentro de su boca. Deseosa de tocarlo del mismo modo, Elvi deslizó sus manos bajo la camiseta de algodón, instándole a quitársela, levantándola de su cuerpo hasta que lo cogió de los brazos. Ahora se deleitaba tocando la carne desnuda que se había revelado, atrapando y mordiendo sus pezones como él se lo había hecho a ella. Él apartaba la tela de la blusa que estaba entorpeciendo su camino, Elvi se vio obligada a dejar los brazos a sus costados para que él pudiera quitársela y liberar sus manos. Ella se estremeció al sentir el material de su blusa alrededor de su cintura, dejando su torso al desnudo, pero Victor la deslizó entonces entre sus brazos para calentarla con su cuerpo, su cabello caía sobre su pecho acariciando sus pezones. Sintiendo la falta de sus besos, ella deslizó una mano por su pelo acercando su cara a sus senos, murmurando feliz al sentir el empuje de su lengua. Fue un beso corto sin embargo. Tirando para liberarse, deslizó su boca para explorar sus senos, besando el sendero que los rodeaban y entre ellos deslizando su lengua por un lado, succionando con sus labios por otro. Forzándose hacia atrás sobre el capó para acomodarse, Elvi se apoyó en un codo, mientras con la otra mano recorría su espalda y su cabeza, con los ojos clavados donde su boca succionaba primero un pezón, luego el otro. A pesar de lo distraída que estaba, ella no perdía la sensación de sentir sus manos deslizándose por sus muslos exteriores, mientras deslizaba la falda sobre ellos, antes de deslizarse de nuevo hasta las rodillas. La siguiente vez que lo hizo sentía como se quemaba el interior de sus muslos, y podía sentir como sus músculos comenzaban a temblar, y como su respiración se entrecortaba más intensamente cuanto más alto levantaba sus piernas. Detuvo su pierna, dejándola descansar ligeramente, pero continúo frotándose ligeramente a lo largo de sus bragas. Los pequeños roces arrancaron un grito de los labios de Elvi, y sus caderas se levantaron a voluntad, animándolo a entrar aun cuando sus piernas se cerraban instintivamente alrededor de su brazo, como los pétalos de una flor al caer la noche. En respuesta, Victor atrapó sus piernas con ambas manos, obligándolo a deslizar su boca de su pezón, para deslizarse y dejarse caer en cuclillas al lado del coche para apretar su boca sobre sus bragas, acariciándola a través de la seda.


A V Ella gritó, dejándose caer sobre su espalda en el capó del auto, intentando alcanzar su cabeza infructuosamente con las manos para asirse de algo mientras sacudía sus caderas, empujando su pelvis hacia arriba. La tela de las bragas repentinamente fue apartada a un lado, su aliento áspero y su lengua sobre la delicada piel hacían de la caricia algo insoportablemente excitante. Ella estaba vagamente consiente. Cuando el rompió sus bragas, y pensó que a este ritmo tendría que hacer un rápido viaje a la tienda de lencería, pero entonces su mente se cerró, convirtiéndose en un gemido. Gemía y lloraba como idiota mientras su boca la atormentaba. Abría y cerraba los ojos, balanceando su cabeza de un lado a otro, mientras tenía imágenes instantáneas de la sobrecarga del techo de garaje, pero no podía ver nada. Su mente estaba totalmente ocupada aceptando el placer que la inundaba. Nunca había experimentado nada igual. No era solo placer, era un interminable placer vibrante que hacía eco a través de su cerebro, como si las sensaciones que estaba experimentando fueran un raro boomerang que estaba lanzando, solo para que retornara con más fuerza de forma alguna, amplificado, casi de forma abrumadora. Elvi estaba a punto de estallar, pero ella quería sentirlo dentro cuando estallara. Se obligó a sentarse, enredó sus dedos sobre su cabello, sintiéndose aliviada cuando comenzó a enderezarse. Avanzando entre sus piernas, Victor la tomó entre sus brazos, besando el pulso en su garganta y su cara, mientras ella encontraba el botón de sus pantalones. Logró desabrocharlo, y bajando la cremallera, deslizó su mano por dentro para encontrarlo, cortando su oreja con los dientes mientas lo sacaba de sus pantalones. Murmurándole incoherencia en su oído, Victor la cogió por la parte inferior de su cuerpo, levantándola un poco mientras dirigía su dura longitud dentro de ella. Elvi se mordió los labios, gimiendo mientras la llenaba, su cuerpo entusiasta se expandía sobre él. Presionando los talones contra el lateral del coche, se aferró de su trasero cuando comenzó a entrar y retirarse a sí mismo en ella realizando la antigua danza. Sería una danza corta. Él ya estaba bien preparado. Victor se había balanceado apenas una media docena de veces cuando repentinamente el cuerpo de Elvi se puso regido, convulsionándose, mientras sus manos desesperadamente se aferraban a él mientras el mundo se destruía a su alrededor. Ella vagamente fue consiente del grito liberador de Victor, le pareció un sonido muy lejano, y perdiendo la fuerza de su agarre y la conciencia, se desmayó.


A V Capitulo 14 Elvi se despertó para encontrarse en la cama una vez más. La confusión nublaba su mente, ella miró a su alrededor, luego, lentamente, se volvió sobre su espalda para mirar al otro lado de la cama. Victor estaba acostado en la parte superior de las sabanas a su lado, contemplando el techo sobre ellos con una sonrisa en su rostro. Una mirada hacia arriba demostraba que no había nada en el techo para hacer aquella expresión, entonces Elvi supuso que debía ser su pensamiento por lo que estaba sonriendo. Cuando volvió su mirada hacia atrás, se encontró con la cabeza vuelta a medio camino, y se curvó en una sonrisa. -Me desmayé, -dijo. Victor asintió con la cabeza. -¿Y me trajiste hasta aquí? -Sí.- Elvi negó con la cabeza. -Lo siento. Tuve dos bolsas de sangre esta mañana, no sé por qué me desmayé. Yo… -Se detuvo bruscamente, su pecho comenzó a temblar con una risa silenciosa. -¿Que es gracioso aquí? Estoy empezando a preocuparme. Nunca me desmayo. -No hay nada malo, -le aseguró, volviéndose a su lado para colocar una mano hasta el brazo. -El desmayo es común para el primer año... dos cuando eres inmortal. -¿Para el primer año? -preguntó con incredulidad, y luego redujo sus ojos. -¿Te has desmayado? -Brevemente perdía el conocimiento, sí, -reconoció Victor. Elvi rodó los ojos. Déjalo a un hombre. Para ella es desmayo, para él, era una breve pérdida de conciencia. No le importaba, lo podía llamar como quisiera. Se sentía maravillosa. Su cuerpo se sentía maravilloso. Su cama era maravillosa. La vida era simplemente maravillosa en este momento. -¿Eres tú y tu hija? -Elvi siguió su mirada a la foto en su tocador. Era ella y Casey en la ciudad justo el verano antes de su muerte. -Sí, -murmuró en voz baja. -¿Y ese es tu marido?


A V Elvi asintió mientras su mirada se deslizó sobre la imagen en el otro lado de la cómoda. Harry había sido un hombre guapo. Alto, canoso y de aspecto distinguido. Elvi se quedó mirando la foto un minuto, y luego miró a Victor con curiosidad. -¿Por qué nunca te casaste? Dos mil años es mucho tiempo para permanecer solo. Victor se puso boca arriba y cerró los ojos y luego admitió: -Me casé. Una vez. Su nombre era Marion. Fue quemada en la hoguera en 1695. Yo estaba fuera de Londres en ese momento. Si hubiera estado en casa… -Es posible que hayas sido quemado en la hoguera también, -Elvi lo interrumpió y estaba muy contenta de que no hubiera estado en casa. -No, -le aseguró solemnemente. -Habían demasiados para Marion poderlos manejar sola, pero si hubiera estado allí... -Él dejó el rastro lejos en un suspiro de cansancio. El recuerdo, obviamente, le molestó. Elvi dejó el tema solo en su lugar y le preguntó: -¿Tienes hijos? Abrió los ojos para mirar al techo. -Uno. Vincent. Nació en 1590. Tiene cuatrocientos diecisiete años de edad. -Elvi hizo una mueca de dolor. Incluso el hijo del hombre era viejo. -¿Dónde está? -Él vive en California, -dijo Victor en voz baja, a continuación, espetó: -No lo veo mucho. -Bueno, es más de lo mismo, -lo excusó. -Una vez que los niños crecen y consiguen una vida propia, los padres no lo pueden ver. -Es mi elección no verlo. -¿No quieres verlo? -preguntó con incertidumbre, resulta difícil imaginar siquiera una cosa así. Si Casey hubiera sobrevivido al accidente y solo Harry hubiese muerto, la pobre muchacha, sin duda, habría estado quejándose con todo el mundo debido a que Elvi la visitaba demasiado. -No entiendo. ¿Por qué no lo ves? -Victor cerró los ojos otra vez, un pequeño suspiro escapo de él. -Es difícil de explicar. Marion fue... mi compañera. Esperé tanto tiempo por ella, y estuve tan solo antes de que ella llegara a mi vida...- Hizo una pausa y frunció el ceño y miró de vuelta a ella, repitiendo. -Es difícil de explicar. -Prueba, -instó Elvi, con muchas ganas de entender.


A V Victor miró hacia otro lado y luego dijo: -Sin formación, estoy seguro de que no has aprendido a leer los pensamientos de todos. -Elvi negó con la cabeza. -¿Podré? -Sí. Es una de las habilidades extra que los nanos nos dan. ¿Tú debes haber notado que estas más intuitiva? -Mucho, -admitió. Elvi había encontrado estar extra-sensible a los sentimientos y podía sentir las emociones. Él asintió con la cabeza.-Entonces, tienes la capacidad y sólo necesitas el entrenamiento para utilizarlo. -No estoy segura de que quiera, -murmuró Elvi. -Me parece una intrusión. -Hay que aprender a hacerlo para evitar hacerlo, -dijo Victor con la lógica confusa, y Elvi parpadeó estúpidamente. -¿Qué? -Miró a su manera de preguntar. -¿Sufres muchos dolores de cabeza? -Sí, -dijo con sorpresa. Elvi no había pensado nada de ello, ella había tenido dolores de cabeza mucho antes de convertirse y acaba de asumir que seguirían, pero ahora que lo pensó se dio cuenta, -Vienen cada vez que voy al restaurante o a cualquiera de los eventos locales. No son tan malos cuando estoy solo en casa. -Y sin embargo, continuas asistiendo a los restaurantes y a los eventos locales, -murmuró Victor. Elvi se encogió de hombros. -Eso se espera. -Victor la miró como si quisiera decir algo, pero luego desvió la mirada. Los dolores de cabeza son porque estás recogiendo los pensamientos de la gente que te rodea. Son peores en el restaurante y eventos sociales porque hay más gente y te bombardean. -Elvi negó con la cabeza. -Estoy segura que no recojo los pensamientos. Mi cabeza sólo duele, no hay pensamientos en ello. -Eso es porque hay demasiados, -explicó Victor. -No has sido entrenada para el control y la atención por lo que estás recogiendo los pensamientos de todos. Se convierten en estática en una radio o el ruido blanco de un televisor. Es por eso que sufres dolores de


A V cabeza cuando estás rodeada de otras personas, pero no cuando estás sola. Una vez que aprendas a concentrarte, será mejor, pero eso te está drenando. Vas a tener que estar constantemente en guardia, constantemente bloqueando los pensamientos y protegiéndote por tu cuenta. Es agotador. La mayoría de los inmortales se retiran de la sociedad tanto como sea posible por eso, pero nos deja solos todo el tiempo. Una compañera alivia la soledad. No es necesario proteger tus pensamientos a su alrededor. O bloquearlos. Tu compañero se convierte en tu único refugio seguro, una brisa fresca y relajante en un día caluroso. -Y Marion fue eso para ti, -murmuró Elvi en voz baja. -Sí... Y mucho más, -admitió, -Cuando ella murió... estaba perdido en un primer momento, sin querer ver a nadie, hacer algo o ir a ninguna parte. Yo sólo quería enrollarme y lamer mis heridas. -Él sonrió de repente y dijo con cariño -Fue mi hermano Lucian un dolor en el culo, el que me sacó de eso. Me arrastró de vuelta al mundo pateando y gritando y me dio un propósito. -¿Para qué?- Elvi preguntó con una sonrisa. Victor hizo una pausa y luego admitió: -Un ejecutor para el consejo. -¿Qué es un ejecutor? -Nosotros cazamos a los inmortales sinvergüenzas. Los que han ido mal y están rompiendo nuestras leyes, -explicó. Elvi asintió con la cabeza. -¿Cómo Él te llevó a hacerlo? Dudo que pedirlo bien funcione. -No, -Victor se echó a reír. -Lucian llegó a mi casa un día con un retrato familiar, una enorme pintura de una familia. Una bella mujer, un hombre sonriente, y dos niños felices. La pintura inmediatamente me enfureció porque mi hermosa familia había sido desgarrada. Entonces Lucian sacó su espada y cortó a la mujer de la foto y mientras yo estaba sentado allí, sorprendido, me dijo que había sido tomada por un sinvergüenza, su familia estaba devastada como yo por la pérdida de Marion, pero podría ayudar a detener que le ocurriera a otra familia. – Victor hizo una breve carcajada. -Le señalé que eran mortales los que tomaron a mi Marion por qué me debía importar si ellos sufrieran, y él me preguntó ¿Quieres culpar a todos por lo que la iglesia hizo? Si es así, no significaba que su familia tenía todo el derecho de culparme y a todos los de nuestra especie por la pérdida de su madre y esposa. -Se encogió de hombros. -Yo fui de caza con él para este sinvergüenza, luego otro y otro... Ha sido mi único propósito real a partir de entonces. -¿Y tu hijo? -preguntó Elvi, -donde entraba él. -Victor suspiró.


A V -Después de la primera cacería, fui a ver a Vicent. No lo había visto a él ni a nadie, excepto a Lucian desde la muerte de Marion. -Recordar hizo que el dolor brillara brevemente en sus ojos. -Vicent se parece tanto a su madre. Él tiene mi color y construcción, pero su sonrisa y los ojos... y yo no podía soportar mirarlo. Me dolió mucho, -admitió, y agregó avergonzado, -me fui tan pronto como pude y lo he visto tan poco como me es posible desde entonces. -Debiste haberla amado profundamente, -murmuró Elvi. -Ella salvó mi alma, -dijo Victor, simplemente. -La soledad era desesperante y yo estaba muy cerca de irme al abismo cuando nos conocimos. Su llegada a mi vida fue una bendición. -Se volvió para mirarla profundamente a los ojos y añadió. -Al igual que la tuya. -Elvi se retiró un poco hacia atrás en la cama, sintiéndose afectada por sus palabras. -¿La mío? -Victor asintió con la cabeza. -Algunos nunca son tan afortunados ni una sola vez. Nunca pensé que iba a tener la suerte de ser bendecido dos veces. Pero Elvi, tú también eres mi compañera. *** -Cálmate, -dijo Mabel con firmeza. -Elvi, tienes que calmarte. -Pero él cree que soy su compañera, -chilló Elvi, caminando de un extremo de la oficina del restaurante a la otra. -Casi no nos conocemos y ya habla de para siempre y no estoy lista para esto, -exclamó con desaliento. -Te veías muy lista en el coche, -comentó Teddy y Elvi lanzó una mirada a su viejo amigo. Después de que Victor hiciera su anuncio de que ella era su compañera, ella había estado allí sólo mirándolo durante un largo tiempo, entonces ella se levantó sin decir palabra y salió de la habitación. En el momento en que la puerta se cerró detrás de ella, rompió a correr, voló por las escaleras y salió de la casa en su arrugada falda y blusa, se dirigió directamente hacia Bella Black‘s y Mabel. Fue a mitad de camino al restaurante cuando la camioneta de Teddy se tiró en su camino frente a ella, obligándola a detenerse. Al verla corriendo por la calle "como una loca", como él lo había puesto, se había parado para estar seguro de que estaba bien, pero cuando todo lo que podía salir de su boca eran incoherencias sobre compañeras, Teddy había hecho lo más sensato. Él la había introducido en su coche y la llevó al restaurante. Mabel había mirado a la cara de Elvi y la condujo a la oficina, sólo para ser seguidas no solo por Teddy sino por DJ también.


A V -Escúchame, -Mabel la tomó por los brazos y la giró fuera de su viejo amigo. -DJ me ha explicado todo esto. Te puedo ayudar. -Elvi asintió con la cabeza. -Ayuda. -Sí, -dijo ella con calma, a continuación, tomó aire y dijo, -Los inmortales puede leer a todo el mundo, a menudo, incluso a otros inmortales a menos que sean mucho más fuertes. También pueden ser leídos por otros inmortales mayores y más fuertes. -Victor me explicó todo eso, -murmuró Elvi. -Pero, ¿cómo esto me hace su compañera? -Él no debe ser capaz de leerte, -dijo Mabel simplemente. Elvi se le quedó mirando, su mente regresaba al garaje y su concentración en ella, tratando de leerla. Él había dicho que no podía. La noche en que lo sorprendió fuera de la puerta de Mabel, había dicho que Mabel era compañera de DJ porque no podía leerla. Elvi simplemente no había puesto las dos cosas juntas. -Marion fue su compañera, -protestó Elvi. -Él la ama. -Y Harry era tu esposo y lo amas, -dijo Mabel razonablemente. -Entonces, ¿qué? El corazón humano es lo suficientemente grande para amar a más de uno en la vida. -Eso es cierto, se supone, pero... -¿Y si es sólo una casualidad que no me pueda leer? -Hay otras señales también, -le aseguró Mabel. -Me gusta el hecho de que está comiendo de nuevo. -Elvi saludó que fuera tan ridículo. -Todos están comiendo. Incluso DJ. -El hombre de pelo rubio se tragó el bocado de chimichanga en la boca y dijo: -Eso es porque Mabel es mi compañera. -Bueno, ¿qué pasa con los otros? -preguntó Elvi. -Edward, Harper, y Alessandro comen demasiado. -Sí-, admitió DJ. -Estamos un poco preocupados por eso. Y todos están aquí todavía también, lo que sugiere que no pueden leerte o ya se habrían ido. -¿Estás diciendo que podría ser una compañera para cualquiera de los cuatro hombres?Teddy preguntó con asombro, y luego se volvió con una mirada impresionada hacia Mabel. -Maldita sea, que eres buena Mabel. ¿Quieres encontrar a una mujer para mí?


A V -Esto no es gracioso, Teddy, -le espetó Elvi. -¿Me ves reír? -le preguntó. Dando vuelta se alejó de él y dijo: -¿Estás diciendo que los cuatro podrían ser mis compañeros? ¿Qué se supone que debo hacer? -Elije uno-, -dijo Mabel razonable. -Supongo que desde que te has acostado con Victor, él será la elección más sabia. -¿Cómo sabes eso? -Elvi graznó con asombro que su rostro enrojeció de vergüenza. -Elvi, tus labios están hinchados, el pelo un desastre, no estás usando un sostén y te ves como una mujer que ha estado muy satisfecha, -dijo Mabel secamente. -Y estábamos en la casa, -agregó DJ. -Mabel olvidó los horarios de trabajo para la semana y había vuelto por ellos. Cuando entramos en el garaje para regresar, tú y Victor estaban usando el coche. Decidimos esperar hasta que terminaran. -¡DJ!- Mabel le reprendió. -Bueno, es verdad, -dijo a la defensiva. -Oh Dios, -murmuró Elvi, bajando la cara en sus manos. El coche. ¿Por qué no se le ocurrió ya que el coche estaba allí? Lo hicieron allí mismo, en la maldita cosa. -Mira, cariño, -Mabel frotó una mano arriba y abajo de su brazo. -No hay nada de qué avergonzarse. Los que estamos aquí todos somos adultos. -Cuando Teddy resopló con el comentario, Mabel le lanzó una mirada. -No te enojes conmigo, -dijo levantando las manos. -No soy el que actúa como un idiota adolescente. -Elvi levantó la cabeza. -¿Estás diciendo que soy yo? -Bueno, si el zapato encaja, Ellen. -Sus ojos se abrieron en el uso de su nombre real. Teddy no la había llamado así desde que se convirtió. Nadie. A menudo se lamentaba del hecho, pero ahora sonaba como un insulto. -¡Teddy!, -dijo Mabel en alerta. -Bueno, es verdad, -dijo Teddy en el mismo tono defensivo que DJ había utilizado hace unos momentos. Cruzo los brazos, miró a Elvi. -Te gusta el tipo. Tú le gustas. Tienes buen sexo en el garaje y en lugar de ―tirar y dejar" hay un poco de amor, entonces, quiere un


A V futuro contigo. Y, ¿qué haces? -le preguntó. -Corres como el infierno para el cuero, por la calle hacia el restaurante, toda llena de pánico preguntando ¿qué debes hacer? -¿Qué significa esa expresión exactamente, el infierno para el cuero?- DJ preguntó en el silencio que siguió a las palabras de Brunswick. -Y ¿de dónde viene? Teddy parpadeó al inmortal, y luego dijo con exasperación: -¿Cómo diablos voy a saberlo? La gente sólo lo usa todo el maldito tiempo. -Siempre pensé que significaba locura rápida, -comentó Mabel.-Aunque, no sé por qué. No tiene sentido cuando se piensa en ello. -Ahora no, pero es una vieja expresión y se usaban zapatos de cuero luego se cambió a suela de goma, -murmuró DJ pensativo. -Tal vez es de donde viene, vas rápido o duro con los zapatos de cuero y se vuelve un infierno. -Oh, nunca pensé en eso, -dijo Mabel con sorpresa, luego sonrió. -Eres tan inteligente, amor. -Sacudiendo la cabeza con disgusto cuando el par comenzó a besarse, Teddy cogió el brazo de Elvi y la jaló hacia la puerta. -Vamos. Tú no tendrás ningún sentido de esos dos ahora. Estarán bloqueando la puerta de la oficina en unos tres minutos. -Elvi le permitió sacarla del restaurante, pero trató de soltarse a medida que se acercaba a su coche. -Puedo caminar. -Sí, pero entonces no podría hablar contigo y tengo algo de sabiduría que me gustaría transmitirte, -espetó. Abriendo la puerta del pasajero, después de que ella subió, la cerró de golpe, y luego caminó alrededor de su lado. Elvi se quedó en silencio cuando Teddy puso en marcha el coche, y lo dejó llegar al punto en su propio tiempo. No pasó mucho tiempo. -Mabel y yo quedamos que esta semana te encontraríamos un compañero, -comenzó cuando condujo fuera de la playa de estacionamiento. -No nos gusta la idea de dejarte aquí por tu propia cuenta. -Sí, lo sé. Ella me lo dijo. -Teddy asintió con la cabeza. -Bueno, parece que lo hicimos bien. De todos los vampiros del mundo, ella tomó a los cuatro que serían compañeros convenientes.- Hizo una pausa, y se concentró en la conducción un minuto antes de decir, -Elvi, si te gusta este tipo, no dejes que el miedo te aparte de él. Te arrepentirás. Confía en mí, lo sé, -agregó solemnemente, y luego dijo -


A V Estás en casa. Sal. -Elvi miró a su alrededor con sorpresa al ver que era de hecho, su camino de entrada, y luego se volvió con una incrédula mirada de nuevo a Teddy. -¿Eso es todo? -preguntó con incredulidad. -No dejes que el miedo me aparte. ¿Estamos en casa, ahora sal? ¿Esa es tu sabiduría? -El mejor consejo es a menudo el más simple-, dijo encogiéndose de hombros, y luego se suavizó un poco y añadió -Elvi, tienes miedo. Lo entiendo. Yo he estado allí. Dejé que me impidiera una vez pedirle a alguien un baile de la escuela secundaria, otra persona le preguntó y ella terminó casándose con él. Cuarenta años después todavía lo lamento, pero mi vida está a punto de terminar. Tú tienes un infierno de mucho más tiempo para lamentarlo que yo. Elvi recordó a Victor diciéndole que Teddy la amaba y durante mucho tiempo. Ella sospechaba que era la chica que no le había pedido el baile, y quería decir algo para que fuese mejor para él, pero no había realmente nada que decir. -Ahora, hazme el favor de salir del coche antes de que el chico alto intente golpear mi cerebro. Odiaría tener que lidiar con el papeleo por detención esta noche. Elvi giró para ver a Victor pisando fuerte por la acera hacia ellos. Con un suspiro, abrió la puerta del coche, y luego se inclinó para darle a Teddy un beso en la mejilla antes de deslizarse del asiento del coche. -Donde… -Victor empezó en el momento en que ella alcanzó la acera, pero Elvi lo interrumpió rápidamente. -Lo siento, tomó tanto tiempo. Debí hacerte hecho saber a dónde iba antes de que me fuera, pero de repente me acordé de algo que tenía que decirle a Mabel, -mintió alegremente, pasando por delante de él en la acera y en dirección a la puerta de la casa. Con el ceño fruncido, Victor volvió a seguirla. -Tú… -Caramba, correr me dejó agotada y estoy muerta de hambre. ¿Quieres una bolsa de sangre? ¿O tal vez un bistec o algo así? Podría empezar la barbacoa. Consciente de que la seguía, Elvi mantuvo una animada charla mientras entraba en la cocina y comenzó a hurgar en el refrigerador. Sobre todo para evitar que preguntara o que dijera algo que pudiera ser importante. No estaba preparada para responder a las preguntas. Tenía que pensar. Necesitaba tiempo para adaptarse a todo esto.


A V Todo estaba muy bien y fue bueno que Teddy me haya dicho que no dejase que el miedo me detuviese, pero Elvi no estaba saltando en nada. Ella había conocido a Victor hace solo un par de días. Era demasiado pronto para amarlo. No se iba a comprometer a nada hasta que estuviese lista. Los hombres regresaron, mientras estaban comiendo y les dieron comida y bebidas con sus reflexiones sobre la obra. En su mayor parte, parecía que lo habían disfrutado a pesar de ser un evento obviamente de aficionados. Habían disfrutado también de la compañía de los vecinos y la alabaron por ser "bastante civil y entretenida". Elvi sospecha que se trataba de grandes elogios de estos hombres. -Estábamos hablando sobre el otro edificio que se incendió en el camino de regreso, anunció Harper, cuando había agarrado un asiento en la mesa y cogió un poco de ensalada del plato de Elvi. -Pero empezó a llover. Elvi miró fuera de la ventana para ver que esto era cierto y se preguntó a sí misma cómo iba a entretener a estos hombres. Ella estaba considerando sugerir otro juego de póquer cuando Victor habló. -No he terminado de contarle a Elvi todas nuestras leyes todavía. Vamos a tomar el café en la terraza acristalada y terminar. -Elvi se encogió de hombros cuando el hombre miró en su dirección. Victor estaba diciendo la verdad. Ella había aprendido una sola ley hoy en día y estaba segura de que debía haber más que eso. Probablemente sería bueno aprender todo para no romper una ley sin querer. -Hay películas en el armario de la sala si quieren ver algo, -sugirió cuando Victor cogió su plato vacío y se lo llevó a la cocina. -Estoy segura de que no pasará mucho tiempo. Ella estaba siendo optimista, Elvi lo sabía, pero en realidad, no podían ser muchas leyes, y si ellos solo no se detuviesen con tantas distracciones, podrían pasarlas rápidamente, Elvi lo pensó cuando llevaba su propio plato y recogió dos tazas para el café. Los hombres permanecieron en silencio al principio, pero en el momento en que había vertido el café y empezó a conducir a Victor fuera de la habitación, habían comenzado a hablar de sus opciones a la hora del entretenimiento. Elvi llevó a Victor hasta la terraza acristalada, y se trasladó a abrir un par de ventanas para permitir que el viento fresco de la noche entrara. Victor se instaló en una de las sillas de mimbre. Una vez hecho esto, se instaló en el sofá de mimbre junto a él y levantó las cejas expectante. -Así que, no muerdes, sólo un niño cada cien años, y...


A V -Y sólo se puedes convertir a un mortal en la vida, -dijo Victor.-Esos son los tres primeros. -¿Sólo se puede una vez? -Elvi preguntó con sorpresa. -Ya te dije, es todo para mantener a la población baja. -Sí, -murmuró ella. -La mayoría de los inmortales convierten a su compañera. -Sí, supongo que ellos lo harían, -dijo Elvi, pero tenía el ceño fruncido. -Entonces, ¿quién me convirtió y por qué gastar su única conversión, convirtiéndome a mí? -DJ y yo estábamos pensando en eso, -admitió Victor, y luego puso su taza de café y se inclinó hacia delante, apoyando los codos sobre las rodillas. -Elvi, ¿me podrías decir exactamente lo que recuerdas de tu conversión? Tal vez podamos solucionarlo a partir de eso. -Puedo intentarlo, -dijo con tristeza. -Pero todo es muy borroso. -Sólo cierra los ojos, relájate y regresa allí, -sugirió. Elvi sonrió débilmente. -Hablas como un hipnotizador. -Me gustaría serlo, -admitió Victor, y luego agregó. -Si pudiera leer tu mente podría tirar de la memoria, pero… -Hizo una pausa, levantó las cejas. -DJ podría. Podemos esperarlo y… -No, -interrumpió Elvi rápidamente. Lo último que quería era a alguien hurgando en su mente. Además, nadie parecía ser capaz de leerla, ¿que si DJ no podía? Eso era una complicación que no necesitaba, sobre todo, no con Mabel tan obviamente loca por el hombre. -Está bien, lo haremos de la manera difícil, entonces, -dijo con ironía. -Siéntate, cierra los ojos, relájate y déjate llevar de nuevo a ese día. Tú dijiste que estaban en México... -Sí. -Elvi murmuró. -Mabel y yo se suponía que nos hospedaríamos en un resort, pero cuando llegamos nos encontramos que había un problema con el agua. Todo el mundo estaba siendo trasladado a otros centros turísticos. Se habían hecho arreglos para nosotras y cuando salimos de nuestro taxi nos introdujeron en una camioneta.


A V -¿Habían otros en esta camioneta? -le preguntó Victor. Elvi asintió con la cabeza. -Tres parejas y cuatro personas. -Descríbelos, -sugirió Victor. -Dos de las parejas eran de nuestra edad, -dijo Elvi, sus cejas se reunieron mientras trataba de imaginar la gente en la camioneta. -Ellos estaban cerca de la parte delantera de la camioneta. La otra pareja era más joven. En los cuarenta años, creo. Estaban justo detrás del conductor. -¿Y los otros cuatro? -Victor apuntó cuando ella hizo una pausa. -Tres de ellos eran mujeres jóvenes, estudiantes universitarias, creo,- ella comenzó, y luego hizo una mueca. -Estaban sentadas en la parte posterior y se quejaban de la falta de "acción" en el resort y esperaban que el siguiente fuese mejor. -Su voz se sorprendió cuando dijo eso. Ella había olvidado todo, pero luego que había pasado la mayor parte de los últimos cinco años tratando de olvidar ese viaje. -¿Y el último? -le preguntó Victor. Elvi entrecerró los ojos casi los cerró, en busca de su memoria para el último hombre. Por alguna razón, su mente comenzó a alejarse de él. -Estaba sentado en el pasillo de Mabel y yo, -dijo lentamente. -No puedo... Tengo un vago recuerdo de los pantalones vaqueros y una camisa de vestir. Se veía de edad media. Él estaba en silencio. El resto de nosotros hablamos un poco, pero él parecía querer mantener el control de sí mismo. -¿Cuántos años dices que tenía? -le preguntó Victor en tono tenso. -Casi los treinta años, -dijo, y abrió los ojos con el descubrimiento. Los cinco hombres en su casa esta semana parecían estar en ese rango de edad. Por lo demás así lo hizo. Victor asintió con la cabeza, y luego sugirió: -Bueno, ahora me dices sobre el viaje en sí. -Elvi cerró los ojos. -Nos dijeron que sería un viaje de cinco horas. Comenzó muy bien. Mabel y yo estábamos cansadas por el vuelo y dormimos la siesta por la primera hora o menos. Cuando me desperté, Mabel estaba charlando con la pareja de alemanes en el frente de nosotros. Eran una linda pareja, -añadió con tristeza. -Mabel me dijo después que ambos murieron en el accidente. -Entonces, tú charlabas con la otra pareja... -sugirió Victor.


A V -El accidente ocurrió cerca de una hora después de despertar. -Hizo una pausa y frunció el ceño. -Estábamos en una estrecha carretera de montaña. Creo que el conductor se desvió para esquivar algo. Lo siguiente que supimos era que estábamos rodando. Todo el mundo gritaba y el mundo estaba al revés, el equipaje estaba volando por todas partes. La furgoneta terminó de lado, en el lado de Mabel y estaba encendida. Yo estaba desmayada. Recuerdo despertarme y ver que estaba acostada sobre Mabel. La oí gemir y tenía miedo de estarla aplastando, pero cuando intenté moverme, un dolor atravesó mi cabeza y creo que me desmayé de nuevo. -¿Y la siguiente vez que despertaste? -Eso fue en el hotel. Fuimos transportados al parecer, después de ser encontrados. -Elvi dijo de mala gana, luego, apretó los dientes y admitió. -Me desperté para encontrar que tenía colmillos y los tenía hundidos en la garganta de Mabel, mientras ella luchaba débilmente. -Abrió los ojos para ver que Victor se estremecía al oír estas palabras y asintió con gravedad. -Sí. Yo malditamente estuve cerca de matarla. -Para ser franco, me sorprende que no lo hicieras. Se necesita una gran cantidad de sangre por un cambio. Más de lo que un mortal puede proporcionar. -Victor frunció el ceño con curiosidad súbita. -¿De dónde sacaste la sangre? -Mabel sobornó a una de las criadas. El hermano de la mujer trabajaba en un banco de sangre. Ella pagó mucho dinero por ello. -Victor arqueó las cejas. -Bueno, al menos no siguieron la historia de Drácula, que sólo se podía beber de la fuente. ¿Fue tu mordedura en ella la primera pista de haberte convertido? ¿Y cómo fuiste a parar en el hotel? El convertirse hace a un mortal muy enfermo. ¿Por qué no terminaste en un hospital? -Creo que recuperé la conciencia después del accidente, encontrarme con la cabeza en la nevera, lamiendo la sangre derramada de las bolsas de sangre que explotaron fue realmente la primera pista, -dijo secamente Elvi. Victor se puso rígido. -Tú no habías mencionado eso. -Bueno, en realidad no es un recuerdo claro, -explicó Elvi. -Y tú dices que te diga lo siguiente que recuerdo. Sobre todo el episodio de la bolsa de sangre en el sitio del accidente me parece un sueño y estoy sólo segura que pasó porque Mabel dijo que hice eso. -Victor frunció el ceño. -Dime tu recuerdo de él, un sueño o no.


A V Elvi se detuvo para recordar, y luego dijo: -Bueno, como dije, es algo borrosa. Recuerdo el despertar y oler algo que... -Ella vaciló, sin saber cómo describir lo que había sentido. Ella había estado con un terrible dolor, tenía cada centímetro de su cuerpo dolorido, y ese olor le había conducido a un frenesí. Ella había estado desesperada por llegar a ella. -Yo lo entiendo, -dijo Victor. -Debes haber estado sorprendida cuando te diste cuenta que era la extracción de sangre lo que te atraía. -Tal vez. No me acuerdo de sentir algo en absoluto excepto el alivio. Yo había agarrado el olor, luché para moverme sin mi cinturón de seguridad, avancé lentamente sobre Mabel, arrastrada por el olor y había un refrigerador abierto allí. Debe haber estado con el equipaje que se cayó en todas partes. La tapa estaba abierta y una de las bolsas se había reventado, estaba abierta. Y… -Y tú disfrutaste con ello, luego fuiste a una de las bolsas que no estallaron, -adivinó Victor. Elvi asintió con la cabeza. -No tenía nada con que abrirlos, ni siquiera los colmillos en ese punto, por lo que tuve que rasgarlos para abrirlos con los dientes, tenía cada vez más sangre en mí cuando Mabel se despertó y vio lo que estaba haciendo. Tengo un vago recuerdo de ella gritándome, y entonces creo que me desmayé de nuevo. Ella dijo que comenzaba ya a parecer más joven cuando me encontró y que tenía una herida en mi frente, pero una hora más tarde se había ido y parecía más joven todavía. Ella supo en seguida que algo andaba mal, -ofreció Elvi. Cuando alguien se encontró con la escena del accidente y las autoridades se presentaron, querían que fuera al hospital, pero no les dejó que me llevaran. Ella les sobornó para llevarnos al resort. Victor se quedó en silencio durante un minuto, y luego preguntó: -¿Hay otros recuerdos como sueños, antes de este, que no hayas mencionado? -Uno, -admitió Elvi. -Pero sé que es un sueño. -Dime, -insistió. Ella cerró los ojos, tratando de volver a colocarlos en la camioneta para recordar con más claridad, por último, dijo: -Lo primero que recuerdo es que estaba lloviendo. -¿Lloviendo? -Victor se hizo eco con desconcierto. Elvi asintió con la cabeza. -Sí. Mi boca estaba abierta y se llenaba con agua. -¿En el autobús? -preguntó dubitativo. Ella asintió con la cabeza.


A V -Sabía divertido cuando me lo tragué. Metálico. -Como la sangre, -sugirió Victor. Elvi mantuvo los ojos cerrados. Ahora que estaba examinando el recuerdo, era más claro de lo que había sido nunca. Ella en realidad podía recordar el lento goteo, ya que el líquido golpeó la lengua y se deslizó por su garganta. -Abrí los ojos, y... el hombre solitario de unos veinte años se cernía sobre mí. -Ella sintió a Victor inclinarse más hacia adelante, su cuerpo se tensó. -¿Se cernía sobre ti? -En el autobús estaba a su lado-, recordó. -Su cinturón de seguridad lo había mantenido en el asiento, pero estaba colgando sobre nosotros.- Elvi podía ver ahora y se encogió. -Estaba herido en el accidente. -Ella abrió los ojos, desterrando la imagen. -Así es como supe que era un sueño. Mabel dijo que lo vio después del accidente y que estaba bien. Ileso. -Olvídate de eso, -le indicó Victor. -Quiero que cierres los ojos y veas la imagen de la escena de nuevo. ¿Qué es exactamente lo que viste?-Elvi a regañadientes cerró los ojos. Dejó que la memoria floreciera en su mente a pesar de su desagrado. -Tenía los ojos cerrados. Pensé que estaba muerto. Tenía un gran triángulo de vidrio en el estómago, y otro en la parte superior del hombro. Tenía más o menos cortadas en el brazo y había sangre corriendo por el brazo colgando y goteando... -En tu boca, -dijo Victor triunfante. Elvi abrió los ojos con asombro. -Sí. -De verdad eres un vampiro accidental, -dijo con una sonrisa que luego se desvaneció. -Me sorprende que él no se diera cuenta de lo que había ocurrido cuando despertó y te miró en el frenesí por sangre. -No creo que lo hiciera, -dijo Elvi con el ceño fruncido. -Mabel dice que me sacó de la camioneta y me llevó lejos de los demás cuando se dio cuenta que algo andaba mal conmigo. -Eso fue muy valiente de ella,-dijo Victor solemnemente. -Especialmente si sospechaba que te habías convertido. -Sí, -asintió Elvi. -Ella es una buena amiga. Me llevó al hotel, hizo los arreglos de la sangre


A V para mí, y luego llamó a Teddy y en la noche tenía el pasaporte de Casey con nosotros en México. -¿Tu hija? -Sí. Mabel quería volar a casa de inmediato, pero mi foto del pasaporte me mostraba con canas y arrugas... -Y nunca más te volviste a parecer así, -murmuró. Elvi asintió con la cabeza. -No creo que hubiera sobrevivido si Mabel no hubiese estado allí para cuidar de todo. Ella me mantuvo viva, me trajo a casa, habló con Teddy y algunos otros y los suavizó para que no viniesen tras de mí con estacas. -Ella sonrió. -De alguna manera ella lo presentó a la ciudad como una aventura genial en lugar de una historia de horror, y yo era el héroe trágico en lugar de un monstruo. -Pero para ti, eras un monstruo, -adivinó Victor en voz baja. Elvi lo miró con solemnidad. -Yo casi la maté. -Estabas fuera de tu cabeza, Elvi. Ella lo sabe. Si la situación se invirtiera y Mabel hubiese sido convertida ese mismo día, o si hubiera sido Casey, ¿cómo te sentirías? Elvi soltó un suspiro tembloroso. Había llevado la culpa de ese episodio en su corazón durante cinco años y no iba a desaparecer tan fácilmente. Y ella no quería pensar en ello. Ya era hora de un cambio de tema, decidió. -¿Estás lista para hablar de lo que pasó antes entre nosotros?- Victor le preguntó de repente, y Elvi lo miró con alarma. Este no era el cambio de tema que ella quería. Ella no estaba lista para hablar de la posibilidad de ser su compañera. En una breve búsqueda, presa del pánico de su mente no presentó ninguna idea para otro cambio de tema, Elvi simplemente se inclinó hacia delante y lo besó. En su experiencia, siempre fue una buena manera de silenciar a un hombre. Por lo menos, siempre había funcionado con su marido. Funcionó bien con Victor también se dio cuenta cuando él la cogió por la cintura y la atrajo hacia el sofá para sentarla sobre su regazo en la silla de mimbre. Sonriendo en contra de su boca, Elvi deslizó los brazos alrededor de sus hombros, y luego se puso rígida cuando un dolor agudo repentino estalló entre sus omóplatos, le robó la respiración y la conciencia. -¿Elvi? -Victor murmuró con incertidumbre cuando se relajó en sus brazos.


A V Retirándola, utilizó una mano para coger su cara por la barbilla y la inclinó hacia atrás, frunciendo el ceño cuando vio los ojos cerrados y el rostro pálido, flojo. La preocupación de inmediato lo reclamó. Una cosa era un desmayo en el momento culminante de su vida sexual, era normal para los inmortales en la primera unión, pero apenas había empezado aquí. -¿Elvi? -dijo de nuevo y le dio una palmada en la mejilla suavemente. Al no obtener respuesta, Victor comenzó a mover la mano en la espalda, con la intención de levantarla y colocarla en el sofá para poder ir a buscar un trapo húmedo o algo así, pero se congeló cuando su mano rozó algo duro. Tirándola hacia delante contra su pecho, Victor miró por encima del hombro y hacia abajo, deteniendo su corazón a la vista de la flecha que sobresalía de su espalda.


A V Capitulo 15

-Supongo que esto significa que la primera flecha, no fue un accidente, y responde a la pregunta de quién es el objetivo, -murmuró DJ mientras veía a Victor pinchar otra bolsa de sangre en los dientes de Elvi. Victor lanzó un gruñido. En verdad, preferiría haber sido él el blanco que ver a Elvi así. Él había estado frenético cuando se dio cuenta que ella había recibido un disparo. Estando de pie, la estrechó contra su pecho, y cruzó el porche, mirando hacia fuera en el patio oscuro más allá de su paso por la ventana. No había visto a nadie por debajo, pero el tirador pudo haber estado escondido en las sombras. Dejando la búsqueda de su tirador para más tarde, Victor había llevado a Elvi a su habitación para atenderla, agradecido de que DJ y Mabel hubiesen elegido ese momento para volver a casa y el más joven inmortal había venido en busca de él. DJ había tomado un vistazo a Elvi en la cama con la flecha en la espalda, y rápidamente llamó a gritos a Mabel para que trajera sangre. Luego se metió en el baño de Elvi por algunas toallas, y se establecieron en el lado opuesto de la cama, ofreciendo apoyo y estímulo, cuando Victor comenzó la tarea increíblemente delicada de la eliminación de la flecha, sin causar mayores daños. Mabel había llegado con la sangre cuando Victor terminó de tirar la flecha. Para su gran alivio, Mabel no había entrado en histeria. Ella había estado alterada y exigió saber qué había ocurrido, pero no había ido gritando o desmayándose, ni nada por el estilo. Las mujeres modernas, al parecer, eran un grupo sólido. -Su herida está sanando, -murmuró Victor, cuando él cambió las bolsas de sangre. Ya había dado cuatro bolsas y la herida se cerraba, obviamente. Por lo menos, sin duda parecía más pequeña, todavía no había mostrado ninguna señal de despertarse, pero hay sin duda habría daño interno a reparar también. -Los hombres se preguntan qué está pasando, -anunció Mabel, regresando con otra bolsa de sangre. -Traer toda esta sangre ha inclinado al hecho de que algo está pasando. -¿Qué les dijiste? -le preguntó Victor, tomando la sangre y poniéndola en el lado de la cama. -Nada, sólo espantaré sus preguntas, y vuelvo a subir aquí. -Van a seguirte entonces, -dijo el DJ con el ceño fruncido.


A V -Ya llegamos, -anunció Edward de la puerta ahora llena de gente. Elvi oía el murmullo de las voces y se preguntó vagamente quien estaba de pie frente a su ataúd hablando. Fue sólo cuando abrió los ojos, que recordó que ya no dormía en un ataúd. Estaba sobre su estómago en su cama y su cuarto estaba lleno de gente. Victor, Mabel, DJ, Harper, Alessandro, y Edward estaban allí, eran las voces que oía. -¿Quién quiere hacer daño a Elvi? -estaba preguntando Harper con consternación. -No lo sé, pero tengo la intención de encontrarlo, -dijo Victor sombrío. Elvi frunció el ceño, tratando de entender de lo que estaban hablando. ¿Daño? ¿Alguien la había herido? Apenas había formulado la pregunta a sí misma cuando vio la flecha con sangre en el lado de la cama y recordó que estaba sentada en el regazo de Victor en la terraza acristalada y luego sintió un dolor agudo en la espalda. Por lo que había sido la fuente del dolor. Se quedó mirando la flecha ensangrentada, y recordó la que había fallado en la tienda de muebles. Elvi estaba segura entonces de que era un accidente y, si no, había sido destinada a Victor. Había vivido en Port Henry toda su vida. Aquí nadie le haría daño, eso había pensado. Y todavía lo pensaba. Elvi brevemente luchó con lo que había sucedido, tratando de hacer sentido de ella, y luego se puso rígida cuando se le ocurrió una idea. Se dio la vuelta con cuidado sobre su espalda, aliviada porque no tenía dolor. Parecía que había sido sanada. -Tenemos que encontrar quién lo hizo, -dijo Alessandro furioso. -No puede hacerle daño a Elvi. Ella es una mujer buena, bella, tan dulce… -Sí, y vamos a tener que protegerla hasta que lo hagamos, -murmuró Harper. -Entonces protegen a la persona equivocada, -anunció Elvi, señalando su atención cuando se las arregló para sentarse. Si bien no tuvo dolor, se sentía un poco débil y sospechaba que necesitaba más sangre para reemplazar la utilizada en la curación. -Elvi. -Victor corrió hacia la cama, con preocupación en su rostro. -No debes estar moviéndote todavía. -Estoy bien, -le aseguró ella, pero tenía el ceño fruncido por la debilidad y le preguntó ¿Hay más sangre? -Voy a buscar más, -le aseguró Mabel y salió corriendo de la habitación mientras los


A V hombres se trasladaban alrededor de la cama. -¿Cómo te sientes? –le preguntó Harper, con la cara llena de preocupación. -Estoy bien, -repitió, y luego admitió. -Un poco débil, tal vez, pero estoy bien. -¿Qué quisiste decir con que estaríamos protegiendo a la persona equivocada, si te protegemos?-preguntó Edward con curiosidad. -Yo no era el objetivo, -anunció Elvi. -Elvi, -dijo Victor, sacudiendo la cabeza. -Recibiste un disparo en la espalda. Tenías que ser el objetivo. -No creo que lo sea, -argumentó risueñamente. -Bueno, no creo que yo lo sea. Ellos difícilmente dispararían a través de ti para llegar a mí. -No, pero… -Elvi se quedó en silencio y sonrió a Mabel cuando se apresuró con cuatro bolsas más de sangre. Murmurando un "gracias", ella aceptó la bolsa que Mabel le ofrecía y la pegó a sus dientes, dándose el tiempo para tratar de encontrar una manera de explicar lo que estaba pensando. Después de la segunda bolsa, había decidido que mostrarlo sería más efectivo que tratar de explicarlo y deslizó sus pies de la cama para ponerse de pie. -¿Qué estás haciendo? -le preguntó Victor en tono alarmado. -No deberías levantarte todavía. Dale tiempo a tu cuerpo para… -Me siento bien,-dijo Elvi con exasperación mientras tomaba la segunda bolsa vacía lejos. No sufro ningún dolor, y la mayor parte de la debilidad se ha ido gracias a la sangre. -Sí, pero un poco de descanso no estaría mal, -dijo Harper, cortando todo lo que Victor había abierto la boca para decir. A juzgar por su expresión, no había sido tan diplomático como las palabras de Harper y sospechaba que había hecho al hombre un favor al interrumpirlo. -Probablemente, -dijo Elvi agradablemente al aceptar una tercera bolsa de Mabel, y luego añadió con firmeza, -y lo haré después de hacer un viaje abajo. Rugían por todas partes con este anuncio, pero Elvi ignoró a los hombres y se inclinó para susurrar al oído de Mabel. Cuando ella se irguió y asintió con la cabeza a su amiga, Elvi volvió hacia los hombres.


A V -Vengan conmigo y voy a demostrarles que no era el objetivo, -dijo, y golpeó la última bolsa con los dientes y se dirigió a la puerta. Los hombres la siguieron, protestando por todo el camino, pero Elvi no les hizo caso, simplemente miró hacia atrás para ver que DJ no era uno de los que la seguían. Ella sonrió alrededor de la bolsa en la boca cuando Mabel atrapó el brazo del hombre y le instó por otro camino, hacia la puerta de la terraza acristalada. -Elvi, esto es ridículo, -dijo Victor impaciente cuando él la siguió escaleras abajo y en la cocina.-Debes estar en reposo y en recuperación, ¡y no ir afuera! -Él exclamó, cogiéndola del brazo para tratar de detener cuando se dio cuenta de que se dirigía a la puerta. -Es perfectamente seguro... para mí. Tal vez deberías esperar aquí, sin embargo, -sugirió con preocupación repentina, pero en realidad quería que viera esto. Su mirada se deslizó a los demás. -¿Creen que podrían colocarse alrededor de Victor en caso de que el arquero todavía esté aquí? No creo que vaya a disparar si no puede conseguir un tiro claro. -No seas ridícula, -espetó Victor cuando los hombres manifestaron su acuerdo. -No soy el blanco… Espérame, -le espetó cuando se dio la vuelta para salir de la casa. Para su disgusto, los hombres decidieron que era mejor prevenir que curar y la rodearon a ella y a Victor en el momento en que se encontraban fuera. Sacudiendo la cabeza, Elvi simplemente los dirigió a la cubierta y a la parte de atrás de su propiedad. Una vez allí todo el grupo se volvió para mirar a través de las ventanas de la terraza acristalada. -¿Qué ves? -le preguntó. -¿Es DJ en la terraza acristalada? -preguntó Alessandro con sorpresa, obviamente, no se había dado cuenta de que no había venido con ellos. -Sí,-dijo Elvi, señalando que sólo la parte superior del cuerpo era visible desde este ángulo, y luego repitió. -¿Qué ves? -Hubo un momento de silencio mientras los hombres miraban perplejos en su camino, entonces Harper dijo: -DJ sentado en la terraza interior. -No, no, -argumentó Elvi. -Sí, lo hacemos, -le aseguró Alessandro. -No. Ustedes ven la silueta de Dj sentado en la terraza acristalada, -señaló. -La luz está detrás de la silla y les impide ver características distintivas. -Es cierto, -reconoció Edward. -Pero…


A V -¡Está bien! -Elvi llamó a la casa y la silueta oscura de DJ comenzó a cambiar, transformándose y luego se separó en un DJ sentado y una mujer de pie cuando Mabel se colocó al lado de la silla. -¿Qué pasó? -preguntó Alessandro con confusión. -¿Es esa Mabel? -Sí, -dijo Elvi. -Ella estaba sentada en el regazo de DJ, así como yo estaba sentada en el de Victor, cuando fui alcanzada por la flecha. -Ellos no te hubieran visto, -dijo Harper al descubrimiento. -Sólo tu silueta. -Elvi se dirigió a Victor. -Ellos estaban apuntándote. Yo solo estaba en el camino. -Cuando él no discutió, sino que se quedó con el ceño fruncido a la pareja en la terraza acristalada, añadió: -Voy a llamar a Teddy acerca de esto en la mañana para ver lo que puede hacer. Mientras tanto, tal vez sería mejor si te quedas en la casa... y lejos de las ventanas. Elvi se vio acosada de nuevo en la cama después de este pequeño ejercicio. Ella no discutió. El pequeño paseo la había agotado. Era evidente que no estaba totalmente recuperada. Dejando a Mabel y a los hombres para debatir lo que debían hacer con el atacante desconocido que parecía ir tras de Victor, Elvi caminó con dificultad a su cama y se durmió casi al instante. Por supuesto, ir a dormir tan temprano tenía que despertarse temprano y Elvi abrió los ojos a un proceso que no había disfrutado desde hace mucho tiempo, la luz del sol estaba retro iluminando las persianas de color rojo oscuro de su cuarto, no entrando, pero si un pequeño rayo color rosa. Sonriendo a la vista, miró hacia el reloj digital y contuvo el aliento. Ni siquiera era mediodía todavía. Podía salir a trabajar en el jardín. Empujando las sabanas a un lado, Elvi saltó de la cama y se precipitó en el cuarto de baño. Entró y salió de la ducha y se vistió en un tiempo récord, y luego voló desde su habitación. -Buenos días, -saludó Mabel con sorpresa, ya que dobló la esquina en el área de la cocinacomedor. -Despertaste muy temprano. -Igual tú. -Elvi sonrió a la mujer. Mabel había comenzado a trabajar en el turno de la mañana en el restaurante, pero se había encontrado a sí misma quedándose hasta más tarde y más tarde para hacerle compañía a Elvi en las largas horas de soledad de la noche cuando no hay nada abierto en su pequeño pueblo. La mujer se había ajustado a un cambio en el tiempo también.


A V -DJ y yo fuimos a la cama inmediatamente después de ti, -murmuró. El rubor se levantó para cubrir sus mejillas parecían sugerir que no había pasado todo el tiempo durmiendo. Volviendo la cara para ocultar una sonrisa, Elvi se trasladó a la nevera y sacó una bolsa de sangre. Ella tenía la primera bolsa, mientras estaba de pie con la puerta del frigorífico abierta, luego tomó una segunda bolsa y dio una palmada a sus dientes, cerró la puerta y se acercó a depositar la bolsa vacía en la basura. Elvi luego se acercó a mirar por la ventana mientras esperaba que la segunda bolsa desapareciera. Un suspiro se deslizó alrededor de la bolsa en su boca mientras se asomó en el patio iluminado por el sol. Arces, abetos y lilas alineados a los lados y atrás, entremezclados con lirios, rosales, escaladas de clematis y varias otras flores. Un bebedero para pájaros estaba cerca de la esquina trasera derecha por una glorieta blanca y cuando Elvi sacó la bolsa vacía de dientes, se echó a reír al ver a dos pájaros salpicándose y agitándose alrededor de ella. -Tal vez no deberías estar tan cerca de la ventana, -dijo Mabel preocupada. -Victor me dijo que podía salir a la luz del sol, -Elvi le recordó cuando lanzó la segunda bolsa. -Sí, pero te debilita, -le dijo Mabel. -Tienes que evitarlo tanto como sea posible. -Elvi resopló ante la sugerencia. Lejos de querer evitarlo, quería salir corriendo allí y rodar desnuda allí. Dios, se había perdido el sol. -Mabel tiene razón, -anunció DJ que venía a la cocina desde el vestíbulo. -Mientras más exposición consigas, más sangre vas a necesitar. -Pero yo quiero ir al jardín, -dijo Elvi y frunció el ceño ante el gemido de niño en su propia voz. Se volvió para mirar hacia fuera en el patio, sintiéndose como una niña sin dinero mirando por la ventana de una tienda de golosinas con la boca hecha agua, mirando todos los dulces, pero sabiendo que no podría tenerlos. -Puedes salir, pero hay que tener cuidado, -dijo el DJ con dulzura. -Vas a tener que usar camisas de manga larga y un sombrero y guantes, y permanecer en la sombra lo más posible. Y tendrás que doblar la cantidad de sangre que consumes. -Elvi frunció el ceño con aire de culpabilidad. Sobrevivía por la sangre donada por la gente del pueblo y no deseaba cargarlos más, pero quería salir al jardín. -Vamos, -dijo DJ en silencio. -Ve ponte una camisa de manga larga y encuentra un sombrero de ala grande. Y cambia los pantalones capri a unos largos. A Elvi no tuvieron que repetírselo dos veces, girando sobre sus talones, corrió al piso de arriba para cambiarse. Restringiría sus incursiones en la luz del día, pero hoy saldría


A V definitivamente. En el momento en que terminó de cambiarse, el dormitorio de Elvi parecía que un pequeño tornado lo había golpeado. Había tirado la ropa, tirándola de cualquier manera y dejándola donde aterrizaran, saltó de nuevo a la puerta mientras seguía poniéndose un par de pantalones oscuros. Elvi arregló los botones de su blusa en el pasillo en el camino a la escalera y llegó abajo careciendo sólo de un sombrero y guantes. Afortunadamente, Mabel tenía aquellos para ella. También tenía protector solar, y bajo la instrucción de DJ, untaron una capa tan espesa que se le veía una serie de líneas blancas en la piel. Elvi sufrido todo esto sin una queja, a sabiendas de que la pareja estaba tratando de cuidar de ella, pero en el momento que decidieron que habían hecho lo mejor que pudieron para protegerla y salieron fuera del camino, Elvi partió como un caballo de carreras saliendo del punto de partida. De carga hacia adelante, se estrelló a través de la puerta de la cocina y salió a la terraza de atrás, sólo para hacer una pausa y congelarse, temblando de emoción y un poco de miedo bajo el sol del mediodía. No estalló en llamas lo que fue un alivio, y mientras el sol se sentía hermosamente tibio en su piel, no era muy caliente, ni nada. Se sentía bastante bonito. Elvi dejó escapar un suspiro de alivio y placer que se mezclaban, y luego caminó hasta el borde de la cubierta, y se detuvo una vez más, su mirada se movió sobre su jardín, mirándolo todo. Antes de convertirse, Elvi había pasado horas todos los días en su jardín, deshierbando, sembrando, podando, regando. Mantenía comederos con semillas para las aves y dejaba de lado el maní para las ardillas, ardillas y arrendajos azules, y el pan de los pinzones. Cada día pasaba algún tiempo simplemente para relajarse y observar a los animales llegar a su lado. Todo esto terminó cuando fue convertida. Los comederos de los pájaros estaban ahora vacíos y abandonados, la mayoría de ellos en mal estado. La pileta tenía agua en ella, pero sólo porque había llovido la noche anterior. Tenían una necesidad desesperada de limpieza. Como el propio jardín, que había crecido salvaje en los últimos cinco años. Un día no iba a ser suficiente para reparar el daño que ya estaba hecho por el tiempo. Dos semanas de trabajo de sol a sol, no habría sido tiempo suficiente, y Elvi sintió su caída de hombros con decepción. En la luz de la luna, el jardín no se había visto casi tan mal. Parecía obvio que iba a necesitar ayuda con este proyecto. Tendría que contratar a jardineros o algo que ver en su mayor parte, se dio cuenta Elvi. Lo haría la próxima semana, una vez que los hombres se


A V hayan ido, pero por ahora por lo menos podía hacer algo ella misma y ver lo que quedaba del jardín que había atendido con tanto amor antes de convertirse. -¿Elvi? -Tomó un momento para que ella se diera cuenta de dónde venía la voz. Realmente echó un vistazo atrás hacia la casa antes de pensar en echar un vistazo hacia el patio de atrás de su vecino. Había una valla de privacidad entre su propiedad y la de Mike y Karen Knight, pero la cubierta se elevaba unos dos pies y medio, lo que le permitía una vista en su patio trasero. Elvi solía pararse y dirigirse a ellos sobre la cerca antes de convertirse, pero entre no pensar que podría salir durante el día y las noches trabajando en el restaurante, no había tenido una charla sobre la cerca desde su conversión. Una sonrisa curvó sus labios cuando vio a Karen de pie junto a una canasta de ropa en el otro lado de la valla. La mujer estaba boquiabierta en ella. -Sorprendida, ¿eh? -preguntó Elvi con ironía. Por supuesto, por lo que todo el mundo sabía, no podía salir a la luz del día. Habría un montón de gente sorprendida en el futuro cercano. Karen no era chismosa, por lo que la noticia de que podía salir a la luz del día no llegaría muy lejos, hasta que alguien la viera. Cerrando la boca, Karen abandonó su ropa y se acercó a la valla. -¿Qué haces durante el día? ¿Consideras que deberías? ¿Y estás bien? Te ves muy pálida. -Estoy bien. Lo blanco es protector solar, -le aseguró Elvi con una sonrisa. -Y, sí, puedo estar aquí todo el tiempo si tengo cuidado. ¿No es maravilloso? -Eso es maravilloso, -sonrió Karen, pero todavía había preocupación en su cara y Elvi sabía que todo el mundo se preocuparía al principio. Ellos estaban acostumbrados a que se escondiera de la luz solar, se necesitaría mucho tiempo para que se ajustaran. -¿Owen está trabajando hoy? -preguntó Elvi para distraer a la mujer de su preocupación. El verano acabaría pronto y comenzaría la escuela otra vez. Ella sabía que Owen iba a volver por un año más para recoger algunos créditos adicionales, pero al mismo tiempo tenía un par a parte, los trabajos de medio tiempo en el verano. Sin embargo, en lugar de distraer a la mujer de su preocupación, la pregunta fue contraproducente, por lo que la preocupación fue más profunda. -No. -Karen miró hacia la casa con una pequeña mueca. -Él no trabaja hasta tarde en el día. Todavía está durmiendo ahora mismo. -¿Todavía? -preguntó Elvi con sorpresa. Se acercaba el mediodía.


A V -Sí, es lo único que parece hacer últimamente,-murmuró Karen con una expresión preocupada, y luego forzó una risita y dijo: -¡Los adolescentes! -Sí-. Elvi esbozó una sonrisa. Incluso Casey había pasado por un período en el que dormía mucho. -Bueno. -Karen consiguió esbozar una sonrisa más natural. -¿Esto significa que podemos esperarte en la feria más temprano de lo que sueles venir? -¿La feria? -Elvi preguntó sin comprender. -Para el Albergue para niños maltratados, -Karen le recordó y se rió burlonamente. -Todos los hombres de la casa no te hicieron olvidar, ¿verdad? Espero que no. Tu stand hace un montón de dinero. La mente de Elvi poco a poco recordó de lo que estaba hablando. La feria de fin de verano. Que comenzó el jueves y terminaba el domingo. Elvi por lo general tenía una cabina de golosinas y también al horno… -Y tus tartas, por supuesto. Siempre se venden como pan caliente, -agregó Karen. Ella hizo una mueca. -Me gustaría poder hacer la corteza escamosa como la tuya. Tú sabes que Mike va a insistir en que compre un mínimo de seis y cuatro congelados para más adelante. -¡Tartas! -Elvi terminó su pensamiento en voz alta, con voz de pánico, entonces capturando la cara de sorpresa de Karen, explicó: -Me olvidé de todo. ¡Oh, maldita sea! ¡Tengo que irme! -Girando sobre sus talones, Elvi corrió a la casa. Ya era tarde cuando Victor se despertó. Había pasado la mayor parte de la noche y la mañana vigilando a Elvi mientras ella dormía. Los hombres parecían estar tan convencidos como Elvi de que no tratarían de hacerle daño y que él debía ser el objetivo. Edward había llegado tan lejos como para sugerir que tal vez no debería pasar tiempo a su alrededor, ya que parecía ponerla en peligro. El infierno de lo que era, Edward estaba en lo cierto. Si él era el objetivo, entonces ella estaba demasiado cerca de él y por eso había conseguido hacerle daño ayer por la noche. Suspirando, él rodó sobre su espalda y miró al techo. Él había estado inclinándose pesadamente hacia Edward que está detrás de los ataques directamente después de que le hicieron daño a Elvi. El hecho de que el inmortal había desaparecido desde el estacionamiento frente a la tienda de muebles, cuando la primera flecha se había disparado, por no hablar de que los hombres habían estado en casa anoche, cuando la segunda flecha le dispararon le había hecho una breve sospecha de él, pero después de pensar en ello ayer por la noche, simplemente no tenía sentido.


A V Cualquier inmortal sabría que una flecha no mata a otro inmortal, incluso si se inserta en el corazón. Siempre y cuando la flecha sea retirada, los nanos curan las heridas, establecen el bombeo del corazón y otra vez el inmortal estaría bien... a menos que su cabeza fuese cortada o algo por el estilo, mientras ellos están sometidos. No, el uso de la flecha le sugería que es un mortal. Se trataba básicamente de una estaca de madera volando y una punta de metal y los mortales podrían pensar que iba a funcionar si disparaban en el corazón. En cuanto Victor sabía, no había cabreado a cualquier mortal últimamente en Port Henry. Sólo había estado aquí una cuestión de días. Además, ¿Qué si el arquero hubiera visto el movimiento de Elvi en su regazo y viera su fusión de siluetas en una? La flecha había golpeado muy pronto después de que habían empezado a besarse por lo que eso sea más que posible. Lo que significaba que estaban de regreso sin saber quién era el blanco y preocupándose por Elvi, que era por lo que había montado guardia sobre ella mientras dormía, cuidándola hasta que oyó un revoloteo en la habitación de Mabel y se había dado cuenta de que estaba dormido en la silla que había colocado junto a su cama. Claro que estaba a salvo con Mabel y DJ, Victor finalmente se marchó para alimentarse y luego ir a la cama. Había considerado brevemente dormir en su habitación, pero no quería hacerlo sin conseguir primero su permiso y no había estado dispuesto a despertarla para pedirlo. Pero ahora le habría gustado. Habría sido agradable despertarse con ella acostada junto a él, para poder darse la vuelta y deslizarse entre sus brazos, acercarla y presionar la nariz a su cuello y aspirar el aroma de ella. Su unión había sido explosiva y había tenido problemas para mantenerlo alejado de sus pensamientos desde que... hasta que él había visto la flecha que sobresalía de su espalda. Había sido un balde de agua helada en esos pensamientos, dejándolo enfermo de preocupación y rabia, una furia a la que no había sido capaz de dar rienda suelta, pero que se vio obligado a empujar hacia abajo y hacer caso omiso. Ahora sentía que tiraba de sus emociones y decididamente se levantó de la cama. La ira no le ayudaba en este asunto. Simplemente nubla su juicio, y posiblemente aminora sus reacciones. Él necesitaba una cabeza clara para manejar la situación y mantener a Elvi segura. Por desgracia, él ya sabía que la cabeza clara sería difícil de mantener en todo con Elvi. Ella era su compañera. Si los otros hombres podían leerla o no, en su mente ella había hecho su elección de hacer el amor con él. Ella era suya. Su mente ya había aceptado que ya estaba funcionando a toda marcha, poner los pensamientos y las ideas y planes para el futuro en su cabeza. Un futuro que no tendrían si fuese asesinada.


A V Le pareció que la mejor manera de lidiar con el asunto era tratar de mantener su distancia como Edward le había sugerido. Mantener un ojo en ella, pero no permanecer lo suficientemente cerca como para ponerla en peligro, y dándose a sí mismo cierta distancia con la esperanza de que su cerebro sería capaz de funcionar era la mejor manera de proceder. Él no estaba contento con este poco de lógica. Todo su ser estaba clamando por estar cerca de ella, pero iba a tener que pasarlo por alto para mantenerla a salvo. Iba a ser una lucha. Después de ducharse y vestirse, Victor se dirigió a la habitación de Elvi, esperando que ella estuviera acostada tranquilamente en la cama, consiguiendo el sueño que él estaba seguro de que su cuerpo necesitaba. En su lugar, se encontró frente a una cama vacía, sin hacer y un piso, con ropa tirada por todos lados. Tirando de la puerta se cerró con un broche de presión, Victor se volvió y corrió escaleras abajo, precipitándose en la cocina sólo para detenerse de un salto por el asombro. Elvi estaba viva y bien y de hecho cubierta de una fina capa de harina mientras trabajaba frenéticamente en algo sobre la mesa del comedor. Con Edward, Alessandro, y Harper. -¿Está mejor, Elvi? -Alessandro sostenía lo que parecía ser un pastel de algún tipo. -Mucho, Alessandro. -Elvi le sonrió al hombre. -Sin duda será vendido. Ponlo con los otros para ser llenado. -Mi corteza sigue rompiéndose, -gruñó Edward con impaciencia, metiendo sus dedos en un recipiente con un poco de líquido y luego frotándolos sobre una grieta que había aparecido en la corteza que estaba trabajando. -Lo estás haciendo bien, -le aseguró Elvi. -Siempre se parte. Edward murmuró algo entre dientes, pero reparó la grieta y levantó cuidadosamente la cáscara en un molde para pastel de aluminio, soltando un suspiro de alivio cuando se las arregló para hacerlo sin que la cáscara cayera en pedazos en sus manos. -Bien hecho, -le alentó Elvi, acariciando su brazo brevemente antes de que su mirada se deslizara a los esfuerzos de Harper. El alemán no parecía tener ningún problema en absoluto con su propia tarta. En todo caso, blandía el rodillo y manejaba la corteza con la delicadeza de un profesional. Y Victor no fue el único que se dio cuenta. -Eres muy bueno en esto, Harper, -dijo Elvi con curiosidad. -¿Supongo que has hecho esto antes? -Hmm. Yo era el cocinero personal para el emperador Maximiliano I, electo cuando era más joven, -Harper le informó.


A V -¿El Emperador Maximiliano I electo? -Elvi preguntó vacilante. -La forma más sencilla de explicarlo es decir que era como un rey de los francos del este, explicó el hombre con un encogimiento de hombros. Victor no creía que Elvi estaba muy segura de que entendiese, pero en lugar de pedir una lección de historia, ella asintió con la cabeza y volvió su atención a su propia tarta, con habilidad elevó la corteza en un molde de aluminio para pastel. -¿Alguien quiere decirme por qué los cuatro están jugando Betty Crocker? -Victor les preguntó finalmente. Su mirada se deslizó hacia el mostrador donde algunas veinte cortezas de empanada estaban sentadas esperando a ser llenadas y añadió, -¿Y para quién diablos son todos estos pasteles? -Elvi levantó la cabeza y le ofreció una sonrisa sorprendida. -¡Oh! buenos días, Victor. -Detectando la mancha de harina en la mejilla y la nariz, Victor se encontró devolviéndole la sonrisa. Ella era tan adorable. -Las tartas son para la feria de fin de verano, -explicó, en respuesta a la última pregunta. -La recaudación se destinará a ayudar al Refugio de Niños Abusados. Me temo que me había olvidado de todo, con su llegada y todo eso. Afortunadamente, los hombres tuvieron la amabilidad de ofrecer su ayuda. -Harper nos ofreció, -corrigió Edward con una mueca. -Es lo justo. Estamos aquí de forma gratuita, comemos comida y consumimos sangre. Es poco suficiente con hacer algunos pasteles, -dijo Alessandro con un encogimiento de hombros. Edward murmuró algo entre dientes, pero el hecho de que él estaba allí para ayudar sugería que estaba de acuerdo. Él no era alguien que hace cosas que no quiere, por lo que parecía obvio que él estaba dispuesto a ayudar. Victor supuso que las quejas eran puramente para asegurar que su machismo no se viera afectado por la participación en esta tarea femenina. Los vio trabajar por otro momento, luego suspiró y se acercó a la mesa. -Así que, ¿qué puedo hacer para ayudar?


A V Capitulo 16

-Aquí. -Elvi selló la tapa del pastel anterior y dio un paso atrás con un suspiro de alivio. Habían sido dos días agitados, pero lo había hecho. Un centenar de pasteles. Habían terminado más de la mitad de ellos la noche antes de que los chicos fueran a sus diferentes camas, y entonces nuevamente Elvi había despertado antes que los demás hoy, justo para enfrentar de nuevo el trabajo, agradeciendo que los hombres se sumaran a ella de nuevo, cuando se despertaron. Elvi cansada miró por encima de los resultados con satisfacción. Al menos los resultados eran más visibles, los pasteles estaban ya en el horno y estaban asentados en los estantes del armario de la sala empotrado entre el garaje y la cocina. También había una docena en el cuarto frío, a espera de su turno en el horno, y estos últimos seis aquí en la cocina que ella y los hombres acababan de terminar. Todo lo que tenía que hacer era hornear dieciocho pasteles y la caja pedida para ellos llega mañana. Y no podía haberlo hecho sin los hombres. Alessandro había tratado de ayudar, echando a perder más de lo que había hecho al principio, y Edward utilizaba un proceso muy lento, es un trabajador meticuloso, pero Harper había sido un sueño y Victor había demostrado ser un experto fabricante de pastel una vez que le mostró cómo hacerlo. Así, poco después de que Victor había unido sus esfuerzos, Elvi había puesto a Alessandro y Edward a pelar las manzanas y las cerezas en la cocina para los rellenos, y había funcionado bien. -Ya están listos, -anunció Victor de donde estaba inclinado hacia adelante, mirando en el horno. -¿Debo sacarlos y cambiarlos por otros tres? -Sí, por favor. -Elvi recogió dos de los pasteles de la mesa, sonriendo cuando Harper corrió y recogió un tercero con su mano libre. La otra sostenía una bolsa de sangre en la boca. A medida que cada hombre había terminado su último molde, se había trasladado a la nevera en busca de sustento. Todos, excepto Victor, que había ido al horno para inspeccionar los pasteles que estaban horneando. Ahora que ella lo pensó, Elvi se dio cuenta, de que nunca había visto a Victor alimentarse. Se preguntaba si tenía que alimentarse menos debido a su edad, o si era apenas por no quererse alimentar frente a otros. Ella meditó el asunto mientras esperaba que Victor saliera del último de los tres pasteles en el horno. Una vez que había sacado el último, Elvi recogió los dos pasteles que estaban listos, y luego se volvió a tomar el último de Harper. Cuando cerró la puerta del horno, se volvió para encontrar Victor a su lado, sosteniendo una bolsa de sangre.


A V -Gracias. -Elvi la tomó, y luego preguntó: -¿No vas a tomar una? -El repentino silencio en la sala fue sorprendente. Todos los ojos enfocaron a Victor con un extraño silencio, expectante, pero él simplemente se encogió de hombros y se alejó, murmurando: -No en este momento. -Elvi frunció el ceño, y se percató de que los hombres estaban ahora evadiendo sus ojos y concentrándose en la alimentación o en tirar la bolsa que acababan de terminar, según el lugar en que se encontraban en el proceso. Elvi mirada de un hombre a otro, luego a Victor de nuevo y comentó: -No recuerdo que te hayas alimentado cuando te levantaste. -Cada hombre se había dirigido a la nevera por una bolsa de sangre o dos al entrar en la cocina, bebían y luego botaban las bolsas antes de unirse a ella en la mesa. Todos ellos excepto Victor. Había caminado directamente a la mesa sin desviarse para alimentarse. -Tenemos refrigeradores en la sala, -le recordó, y luego dijo: -voy a llevar estos pasteles hasta el cuarto frío. Recogió dos de los pasteles que había terminado de cocinar y se dirigió a la puerta del sótano. Harper agarró la torta anterior, dio un paso adelante para abrir la puerta, entonces, lo siguió hacia abajo y tiró de ella que se cerró tras ellos. -Entonces, ¿qué vamos a hacer ahora? -Edward decidió poner fin al silencio en la sala una vez los dos hombres se habían ido. -¿Hornear Brownies o algún otro pasatiempo entretenido? Elvi sonrió débilmente a su sarcasmo. El hombre realmente necesita algunas habilidades sociales. No se preguntó si los otros hombres le gustaban, pero se había equivocado acerca de su bonito juego con ella. A ella no le gustaban sus comentarios sarcásticos tan a menudo como a los demás. Realmente no parecía que les gustara mucho a las otras personas. Si alguna vez, quería tener una compañera, en realidad necesitaba trabajar en eso. -En realidad, estaba pensando en invitarlos, caballeros, a cenar y beber en agradecimiento por toda su ayuda con esto, -le informó Elvi. -¿Dónde? -Preguntó Edward dubitativo. Elvi se encogió de hombros: -Bueno, podríamos ir a Bella Black para cenar, o… -No, gracias, -él dijo a la vez. Elvi abrió un poco los labios, preguntándose si había insultado a su restaurante.


A V -Bueno, como iba a decir antes de que fuera tan groseramente interrumpida, o hay un par de otros restaurantes en la ciudad que… -Elvi, mi querida, -interrumpió Edward. -No estaba convirtiendo en escoria tu restaurante cuando te dije que no. Estoy seguro de que la comida es maravillosa, sin duda olía delicioso mientras estábamos allí. Sin embargo, aunque es posible contentarte con ser la mascota local, prefiero que no nos contemplen y susurren toda la noche, -dijo el hombre secamente, y luego agregó: -Comida y bebida en cualquier lugar en esta ciudad es apenas un descanso. -¿Mascotas? -Elvi le hizo eco. -Me temo que Edward tiene razón,-dijo Alessandro suavemente. -No es tan cómodo aquí con todo el mundo mirando fijo y susurrando. Al salir con los Caballeros, en vez de ver el espectáculo, todo el mundo se nos quedó mirando. Es mejor ir a otra parte, creo. Elvi se quedó sin aliento en un suspiro, dejando caer su afirmación de que Edward decía mascotas... por ahora. Ella no entendía lo que los hombres decían. Había sido lo mismo cuando ella regresó al principio, pero había disminuido con el tiempo. Ahora que los hombres estaban aquí, había comenzado de nuevo. -Bueno, podríamos ir a la ciudad, -sugirió. -¿La ciudad?-Preguntó Alessandro con interés, pero Edward dijo: -Juerga con un grupo de los mortales borrachos no es exactamente una alternativa que nos interese. -Bueno, me temo que no hay mucha elección, -dijo Elvi con exasperación. -Hasta donde yo sé, la mayoría de las personas son mortales. Ustedes son los primeros vampiros que he conocido en cinco años por aquí. -Que te conocen,-señaló Edward a cabo. -Desafortunadamente, carecen de la información de lo que eres. No creo que reconozcan a un inmortal poco menos que tú... que por supuesto no lo harías porque sabría que eres un inmortal y que tu sangre sería inútil para ellos. Elvi frunció el ceño con irritación, preguntándose por qué estaba todavía aquí. Si él acababa de pasar los dos últimos días ayudándola a su hacer pasteles, tendría que preguntarle abiertamente por qué no se iba. Realmente no tenía ninguna posibilidad con ella como compañera. Incluso si no había ya compartido con Victor, Edward era demasiado molesto para su gusto.


A V -Toronto está a sólo dos o tres horas de distancia, -dijo Alessandro. -Podríamos ir a un Night Club. Elvi abrió la boca para decir que iban al Night club cuando la puerta del garaje se abrió y Mabel llegó con DJ a la casa. Olvidándose de la discoteca por el momento, miraban al par con ojos de sorpresa. -Están en casa temprano. Mabel se encogió de hombros. -Dejé a Pedro a cargo. DJ y yo queríamos un poco de tiempo a solas. -Oh. -Elvi se sorprendió, pero se suponía que no debería haber sido así. Mientras que Mabel había decidido hacerse cargo de toda la responsabilidad con el restaurante, Elvi conocía a sus ―citas‖, no contaba con enamorarse de DJ, y eso es lo que había hecho. Se suponía que debería haber sido ella, no pasó mucho tiempo antes de que la aventura se produjera con la esperanza y Elvi se preguntara si ella estaría de acuerdo. -¿Qué están haciendo? ¿Van a algún lugar? -DJ miró esperanzado. Parecía obvio que él estaba esperando desde hace algún tiempo a estar a solas con Mabel. -Estamos pensando en ir al Night Club, -anunció Alessandro. -¿Cuál Night Club?-Preguntó Mabel desde la entrada que había dejado atrás, y luego cambiar de puesto de la manera cuando la puerta del sótano se abrió y Victor y Harper se unieron a ellos. -Al Night Club, -dijo Alessandro con un encogimiento de hombros. -Es el bar, donde los inmortales van en la noche. -Por supuesto, se mantiene abierto más horas que los bares y clubes de mortales, y las bebidas son más de nuestro gusto, -agregó Edward. -Mmm. -Elvi estaba curiosa. La idea de un bar lleno de inmortales era tentadora. Ella podría conocer a otras inmortales mujeres que podrían ayudarla con las cosas que un hombre inmortal ni siquiera pensaría en abordar. Pero sus ojos se deslizaran hasta el reloj de la cocina y ella sintió la decepción de su reclamación. -Tres horas para ir allí, tres horas para regresar, y yo tengo que ducharme y cambiarme, negó con la cabeza, triste. -No lo creo. -Podemos hacerlo, -interrumpió Harper con firmeza. -Voy pedirle a mi helicóptero que


A V venga a recogernos. Estaremos allí en un santiamén. A prepararse. Voy a organizar todo. -¿Un helicóptero? ¿En serio?-Preguntó Elvi con asombro. Ella había imaginado por sus coches que estos hombres estaban bien, pero ¿un helicóptero personal? ¡Santo! El tipo debe estar cargado. Su mirada se deslizó a continuación, en Victor y ella frunció el ceño cuando vio que él estaba buscando a menos de satisfacción ante la idea de la excursión. -Sí, verdad. -Harper le dio un suave empujón. -Sigue. Prepárate. -Pero ¿qué pasa con los pasteles? -Elvi dijo de mala gana. -Voy hornearlos para ti, -anunció Mabel, cogiendo del brazo a Elvi e instándola a las escaleras.-Vamos. Voy a ayudarte a prepararte. Puedes usar ese vestido rojo con la apertura en el costado. Elvi permitió que la llevara escaleras arriba. Le molestaba que Victor no pareciera complacido con la idea de la excursión, pero estaba demasiado curiosa para ver este club de inmortales como para detenerse. Mabel sacó el vestido rojo que había mencionado, mientras que Elvi se duchaba, luego la ayudó con su pelo y el maquillaje y los accesorios antes de ayudarla a vestirse. Elvi sonrió mientras miraba hacia abajo en el vestido de cóctel rojo profundo con su falda corta y cuerpo alto. Ella nunca había esperado tener la oportunidad de usarlo cuando lo había comprado. Todos los que alguna vez llevaba eran negro en el restaurante y eventos, pero no había sido capaz de resistirse cuando lo vio en la tienda. Ahora se alegraba de no ignorarlo. Una vez terminó soltó los brazos, Mabel dio un paso atrás y sonrió. -Tú vas a conquistar a Victor así, -se rió ella y la llevó a la puerta. -Vamos. Ustedes han estado trabajando como locos para terminar esos pasteles los dos últimos días, y sé que no tuviste oportunidad de repetir la escena del garaje con Victor. Esta noche será divertida. Nunca más te divertiste, y te lo mereces. Así que prométeme que tratarás de relajarte y divertirte. -Te lo prometo, -Elvi se echó a reír, su previsión para la noche de repente era cada vez más de manera exponencial. Ella y Victor no se habían besado en los últimos dos días desde el incidente de la flecha. Simplemente no había aparecido una oportunidad con todos los hombres trabajando en los pasteles. Elvi sabía que se había sentido ligeramente privada de que él no había intentado siquiera darle un beso o algo aquí o allá. O se deslizara en su habitación por la noche para despertarla con besos y caricias. Lo real, era que Elvi se había encontrado sufriendo y disfrutando, dependiendo de cómo lo mirara, de algunos sueños muy eróticos. Sueños que le habían parecido muy reales y la dejaban despierta jadeando y empapada de sudor entre otras cosas.


A V No es que se quejaba, era mejor que las pesadillas que tenía normalmente acerca de su marido y la muerte de su hija y su propio accidente en México. Sin embargo, lo verdadero habría sido más tranquilizador. Elvi estaba empezando a dudar de su interés en ella y sabía que era una tontería. Él era el que había afirmado que era su compañera. -Ah, bella, eres la perfección con piernas,-proclamó Alessandro viniendo por el pasillo cuando Mabel se reunió con ella afuera de su puerta del dormitorio. -¿Eso significa que el resto de mí está bien, pero mis piernas son feas?-preguntó Elvi divertida. -¡No! –Miró a Alessandro horrorizado de que ella pudiera pensar lo contrario. -No, bella. Tú tienes hermosas piernas, tan delgadas, tan bien formadas, el sueño de todo hombre. -Oh, Alessandro, eres un coqueto. -Elvi se echó a reír, sacudiendo la cabeza mientras se abría camino a las escaleras. -¿Eso es algo malo? -preguntó Alessandro en tono preocupado. -En absoluto, -le aseguró a la ligera. -Es que sospecho que eres tan efusivo con todas las mujeres con las que te encuentras, y se me hace difícil tomarte en serio. -Eso es malo, -dijo en un suspiro triste. -Los canadienses, son tan sensibles y como los británicos. Los estadounidenses. No tienen alma, ni romance en ustedes. No nos gustan a los italianos. Para nosotros el amor es todo y la belleza es algo para ser celebrado. A las mujeres se besan y les decimos que son bellas. -¿Cuánto tiempo has estado en Canadá? -preguntó Elvi con una curiosidad súbita. -Diez años. -¿Por qué has venido? -¿Por qué no? -preguntó con un encogimiento de hombros. -Tratamos de no permanecer demasiado tiempo en el mismo lugar. Diez años, tal vez. Ya que no envejecemos. Permanecer demasiado tiempo, ocasiona preguntas. Así que nos mudamos. Otro lugar, luego otro, y en unos veinte... treinta años nos vamos a casa como un primo, un hijo, o alguien más. Para entonces, los que nos conocían se han mudado, o están en edad avanzada, o murieron, o simplemente no se acuerdan de nosotros y estamos seguros por otros diez años antes de que debamos movernos de nuevo.


A V -Qué horror, -dijo Elvi con verdadera simpatía. -No me puedo imaginar tener que vivir así. -Ah, pero tú no lo necesitas, -señaló. -Tienes la buena suerte puesta a aquí. Tu gente te ama, y te protege de tener que hacer esto. -Sí, -asintió en silencio Elvi. Aunque su vida no era perfecta, tenía una casa que no tenía que abandonar y no tenía que preocuparse constantemente de ocultar lo que era, que le permitía disfrutar del amor y el apoyo de sus amigos y vecinos. -¡Ahí lo tienes! -Edward dijo con fastidio cuando se dio la vuelta en la esquina de la cocina. -Hemos estado esperando. -Pero sin duda valió la pena cada minuto de la espera,-interrumpió Harper galantemente, cruzando la habitación para tomar su mano y presionar un beso en la parte posterior de los dedos. Ruborizada de vergüenza, Elvi miró por encima de su cabeza inclinada a Victor. Se recostó contra la pared baja, con una expresión indescifrable. No estaba segura de cómo se sentía con el galante saludo de Harper, pero no estaba haciendo un esfuerzo para acercarse a ella por sí mismo. -Su carro la espera, mi señora. -Harper puso su mano en el brazo y la instó a la puerta que llevaba directamente al cobertizo. Elvi había pensado que tendría que conducir hasta el aeropuerto más cercano, donde su helicóptero los esperaba. Ella había pensado mal. Con los demás hombres, Harper la acompañó a través de la cubierta y por la acera a la calzada, pero luego continuó más allá de los coches aparcados allí. -¿Qué? -Comenzó la confusión de Elvi, sólo para hacer una pausa mientras ella veía el helicóptero en el patio de la escuela a través de la calle. -Mi piloto es uno de los mejores, -le informó Harper con orgullo. -Él puede aterrizar este artilugio en cualquier lugar. -Ya lo veo, -dijo Elvi con una sonrisa, y comenzó a cruzar la calle. -¿Alguna vez has estado en un helicóptero antes?-preguntó él, con los ojos brillantes. Cuando Elvi sacudió la cabeza, sonrió. -Entonces esto será un placer. Elvi no sabía acerca del placer, pero sin duda fue una experiencia. Una que no estaba del todo segura de que disfrutaba. Fue rápido, sin embargo, más rápido que la conducción


A V hubiera sido, y no pasó mucho tiempo antes de que aterrizara en un helipuerto en la azotea de un edificio en el centro de Toronto. -¿Qué te parece?-preguntó Harper expectante, ya que montaban a nivel del suelo en un ascensor en un lugar lujoso. -Creo que necesito un trago, -dijo Elvi honestamente. Los hombres se rieron como si estuviera bromeando, pero Elvi estaba bastante segura de que había dejado atrás su estómago en el patio de la escuela. -El Night Club es a varias cuadras de aquí. ¿Serás capaz de caminar con esos zapatos?preguntó Victor, hablando por primera vez desde su llegada a la cocina. -Creo que sí, -dijo Elvi, y estaba segura de que era verdad. Parte de su equipo cada noche en el restaurante incluían zapatos negros de tacón alto. Ella estaba muy acostumbrada a caminar y estar parada con ellos. Victor asintió con la cabeza, e inmediatamente volvió a su silencio anterior, aunque dando un paso atrás de Harper a su acompañante cuando las puertas del ascensor se abrieron. Se sentía como una pelota de fútbol pasando fuera a otro hombre en un juego y no podía dejar de resentir la misma. ¿Cuándo su interés se había ido? La otra noche estaba afirmando que era su compañera y ahora parecía estar intentado quedarse lo más lejos de ella como fuera posible. Triste, Elvi sintió que el labio le empezó a temblar, luego lo mordió con saña y levantó la barbilla cuando Harper la escoltó fuera del edificio. Si no le interesaba más, está bien. Tenía otros tres pretendientes para ocupar su lugar. El corazón le gritó que ninguno de los tres hombres era el orgulloso Victor, pero Elvi insistió en que tendría que ser suficiente. Quitándose los zapatos debajo de la mesa, Elvi miró por el Night Club. Ella no estaba muy segura de lo que había esperado, pero esto no era. Con música a todo volumen, luces intermitentes, y mesas rodeando una pista de baile, que podría haber sido una discoteca mortal en cualquier ciudad en el mundo. No es que ella hubiera pensado que habría ataúdes para las mesas o cruces al revés en las paredes, pero en realidad, de haber vagado por aquí por equivocación, no habría manera de que ella supiera que no era un club nocturno mortal. -¿Qué les puedo servir, chicos? Elvi miró a la camarera. Baja, rubia y linda, la chica no tenía más de veintidós o veintitrés años. Obviamente, una estudiante universitaria obteniendo su camino a través de la escuela. Elvi apenas terminó el pensamiento cuando la mujer empezó a reír.


A V -Tú debes ser una novata. Cariño, no he tenido veintitrés en más de un siglo, -dijo la camarera, obviamente después de haber leído su mente. Suavizando sus palabras con una sonrisa, ella agregó: -Las bebidas iniciales son por cuenta de la casa para los principiantes. Y será un Virgen María. -¿Virgen María?-preguntó Elvi. Ella no estaba segura, pero sospechaba que no era la bebida que pensó que sería. -Sangre de vírgenes, -la mujer le informó. -Muy raro, muy caro, y muy delicioso. -Oh. Gracias. -Elvi esbozó una sonrisa. Ella había notado una diferencia en el sabor de la sangre a largo de los años, algunas eran más dulces, algunas eran más robustas, algunas ligeramente amargas, algunas de degustación fina y casi acuosa. Pero nunca se le había ocurrido que la sangre de una virgen tendría un sabor diferente al de una no-virgen. Le hizo preguntarse a que sabía la sangre de una virgen. Había probablemente tenido por lo menos una vez cada cinco años, pero no lo sabría por el sabor. Elvi suponía que iba a saberlo muy pronto, sin embargo, frunció el ceño al notar la manera en que la mujer estaba levantando las cejas a Victor. -Bueno, hola Sr. Argeneau. Estás llegando un poco tarde, ¿no? -¿Yo?-preguntó con aparente confusión. -Bueno, el resto de la tribu llegó aquí hace una hora, -explicó la camarera. Elvi vio el pánico en la cara de Victor, pero le preguntó con cuidado. -¿La tribu? -Etienne, y Rachel, Lissianna y Greg, Thomas y Lucian, y una chica que nunca he visto antes, ellos la llamaban Leigh. -Ella se encogió de hombros y continuó: -Pero si esperaba reunirse con ellos, me temo que es demasiado tarde. Ellos ya se fueron. -Qué vergüenza, -murmuró, pero Elvi tenía la clara impresión de que no se arrepentía de escuchar esto en absoluto. -Así que, ¿qué quiere beber? -la camarera le preguntó pues él no hizo ningún comentario más. -La mayoría de las personas que ella menciona son familiares de Victor, su sobrina y sobrinos y sus compañeros, -murmuró Harper cuando Victor hacía su pedido. -No sé quién es esta Leigh, pero Lucian es el jefe del consejo y el hermano mayor de Victor.


A V -¿Su hermano mayor?-Elvi preguntó con incredulidad, resulta difícil de creer que hubiera cualquier persona mayor que Victor. -Es uno de los más antiguos, -dijo Harper con una inclinación de cabeza. -Lucian y su hermano gemelo Jean Claude se encontraban entre los pocos supervivientes que huyeron de Atlántida. -Atlantida. -Correcto, murmuró Elvi, recordando la explicación del nano y donde fue su origen. -¿Quieres bailar mientras esperamos nuestras bebidas? -preguntó Harper una vez que la camarera había terminado de tomar sus órdenes y abandonado la mesa. Por alguna razón, la mirada de Elvi pasó a Victor antes de contestar. Su expresión era completamente indiferente y le recordó que al parecer había perdido el interés en ella. Forzando una sonrisa brillante, ella asintió y se puso de pie. -Me gustaría. Elvi siempre había amado bailar, el baile rápido, el baile lento, ella lo amaba a todos y no lo había hecho en años. Eso y el hecho de que Victor estaba completamente ignorándola, su atención parecía estar siempre en otra mesa o simplemente moviéndose por el club animó para evitar la mesa y bailar la mayor parte de la noche. Mientras ella estaba en la pista de baile, no tenía por qué sentirse herida por que estaba siendo tan distante con ella. Y podría fingir que no se dio cuenta cuando se escapó durante una media hora. Elvi bailó con todos los hombres, pero no con Victor. Edward era muy bueno en la salsa. Alessandro era el mejor de ellos en el baile rápido. Harper fue eficiente en todos ellos, pero era con Victor con quien tenía muchas ganas de bailar y el único que no se lo pidió. A pesar de sus sentimientos heridos, Elvi estaba pasando un buen momento, pero ella también se sintió aliviada cuando Harper la vio bostezando y decidió que era hora de irse. Eran sólo las dos A.M, pero había despertado temprano de nuevo ese día, se levantó a 10 a.m. para trabajar en los pasteles. Aparte de eso, tenía los pies doloridos, su cuerpo cansado, y ella definitivamente había bebido demasiado. La Virgen María había sido sólo el primero de muchos. Cada vez que Elvi se sentaba, aparecía uno de los hombres con una nueva bebida para que ella las probara. Ella había tenido High Times, Wino Rojos, y varias otras bebidas que más tarde se enteró fueron suministradas por los donantes en algunos de alta o de otro tipo. Personalmente, Elvi hubiera preferido atenerse a Sweet Tooth y bebidas de esa


A V calaña. Ella no se preocupaba por la sensación de mareo que las otras bebidas le dieron y estaba muy contenta de que ella bailaba el peor de los efectos a lo lejos... o eso creía ella. Sin embargo, cuando se puso de pie para salir después de terminar su última copa al final de la noche, Elvi se encontró un poco inestable en sus pies. La caminata de regreso al helicóptero parecía más lejos de lo que había sido, pero Elvi llegó bien y se sentó entre Harper y Victor con un pequeño suspiro de alivio. Parecía que apenas había despegado cuando sus ojos empezaron a colgar de una combinación de sobrealimentación y de las sustancias en las bebidas. Pronto dejó caer los ojos cerrados, y se relajó en su asiento. -Está durmiendo, -murmuró Harper cuando el helicóptero aterrizó y Elvi no se movió de donde había caído hacia atrás contra el asiento. -Sí. -Victor la levantó en sus brazos. Él sabía que no debía. Había decidido tratar de mantener cierta distancia de ella, mientras que, encontraba quién fue que le disparó... o a ella, pero mientras que él se había mantenido al margen y dejó que Harper, Edward, y Alessandro colgaran sobre ella toda la noche, había sido una especie de infierno hacerlo... agravado por el hecho de que a Elvi incluso no parecía importarle. Había pensado originalmente llevarla a un lado y explicarle lo que estaba haciendo, pero no tuvo la oportunidad antes de salir, y entonces ella se veía tan bien con ellos, su orgullo herido se había negado a permitir que lo hiciera, recordándole que, si bien no podía leerla, tampoco lo podían los demás hombres. Cualquiera de ellos podría ser su compañero y al parecer tenía elección. A pesar de haber dormido con él, pareciera que ella no se comprometió. Después de todo, Victor se recordó que había huido de casa después de su anuncio de que ella era su compañera. Tal vez esa era su manera de decirle algo. A pesar de todo eso, Victor sería condenado si dejaba que ella fuera llevada a la casa de uno de los otros. En lo que a él se refería había demostrado suficiente paciencia para toda una vida con los brazos cruzados mientras ella bailaba con ellos cuando su sangre había gritado de rabia ante la idea. En cuanto a las bebidas que le había dado a probar, a Victor le hubiera gustado torcer el cuello de Edward y Alessandro por lo que ellos sugirieron. Y el de ella por probar sin preguntar lo que eran. Elvi era demasiado confiada y era sólo suerte que ellos cuatro estaban allí, actuando como un sistema de seguridad el uno del otro. No quisiera pensar en ella a solas con Alessandro insistiendo en beber esto o aquello y no decirle lo que el contenido era hasta después de que lo había absorbido. El hombre era un Casanova, y aunque se estaba comportando bien hasta ahora, Victor sospechaba que se debió únicamente a la presencia de los demás. En cuanto a Edward... Victor frunció el ceño. No tenía idea de lo que el británico se


A V proponía. Él no era el tipo que trata de emborrachar a una dama y aprovecharse de ella, pero había sugerido una sidra o dos esa noche. Aunque, eso era sólo al principio de la noche y pudo haber sido un intento de hacer que se relajara un poco y disfrutara de ella misma. Elvi había estado un poco tensa y eso terminó en un primer momento. Estaban casi a la puerta que salía del patio de la escuela cuando el helicóptero inició sus giros del rotor. Al acercar a Elvi más cerca de su pecho para protegerla de los desechos del vuelo la golpeara, Victor frunció el ceño por encima del hombro a la máquina sangrienta. Elvi había quedado, obviamente, impresionada de Harper y su helicóptero personal. Él no sabía por qué. Demonios, podría tener uno si quería, pero es que odiaba esos condenados aparatos. Volaba en ellos con suficiente frecuencia como un ejecutor y siempre sentía como si el estómago se le quedara atrás y tomaba horas para ponerse al día. -¡Estás de vuelta! -DJ llegó corriendo por el camino de entrada, y se puso en marcha, con su expresión y el tono de pánico.-¡Gracias a Dios! -¿Qué pasa? -preguntó Victor automáticamente recogiendo sus pasos y avanzando más rápidamente. -Mabel, -jadeó DJ, girando y corriendo hacia la casa. -Creo que algo está mal. -¿Mabel? -preguntó Elvi soñolienta cuando DJ desapareció en la casa, sin esperarlos o ni siquiera molestándose en explicarles. Victor miró al cruzar el portal. Elvi se movía en sus brazos, frotaba las manos sobre su rostro en un esfuerzo por despertar. Ella miró a su alrededor con confusión. -¿Estamos de vuelta? -Sí, -murmuró, pasando por la puerta que Harper mantenía abierta, y luego todo el infierno se desató. Los gritos de Mabel se escucharon al momento en que entraron en la casa, un sonido lleno de agonía desesperada. Elvi parecía un gato escaldado en sus brazos. Lo único que faltaba era el silbido cuando de repente golpeó alrededor para liberarse. Temeroso de que ella se lastimara, Victor la dejó, y luego la persiguió cuando corrió hacía las escaleras. -¡Mabel! -Elvi gritó mientras la mujer gritaba garras por la espalda, dejando rastros de hielo a su paso. Subió las escaleras a la carrera, escuchó el estruendo de los hombres tras ella, pero indiferente a lo que hicieran. Ella entró a la habitación de Mabel a gran velocidad. Detectó la mujer en la cama a pesar de los intentos de DJ que lo impedía, se apresuró a la cama para ayudar.


A V -¿Qué pasó? -gritó, tratando de mantener los hombros de Mabel hacia abajo. Ella estaba en movimiento, la cabeza golpeando, el cuerpo convulsionando, y Elvi no podía ver bien y decir dónde le dolía. Para su alivio, al oír su voz los gritos de Mabel se redujeron a silenciosos gemidos. Siguió golpeando, sin embargo, y Elvi repitió: -¿Qué pasó? -Yo estaba tratando de cambiarla, -dijo DJ con ansiedad y sacudió la cabeza. -Pero algo ha ido mal. Ella está... -Dejó caer las palabras lejos y agarró una de las manos de Mabel cuando ella se estrelló con el cabecero de la cama. -¡Oh, por amor a Cristo, DJ! -Victor pisoteó a un lado de la cama con los otros hombres atrás. -¿Por qué diablos no me dijiste que ibas hacerlo? Podría haberte ayudado. No había necesidad de que pasara por eso. Hay medicamentos y cosas que podría haber hecho más fácil el cambio. -¡No lo sabía! -explicó DJ. -No fue algo planeado. Estuvimos hablando y me dijo que ella lo quería, y que lo hiciéramos ahora antes de que ella cambiara de opinión. Así que... lo hice, -dijo sin poder hacer nada. -Nunca he visto un cambio antes. No sabía que sería tan... ¡ayúdala! -vociferó cuando los gritos de Mabel aumentaron el volumen de nuevo. Victor movió la cabeza con exasperación, y luego se hizo cargo, envío a Alessandro a buscar una cuerda para atarla, Harper a la farmacia veinticuatro horas más cercana para que el farmacéutico le diera los medicamentos que la ayudarían a través del cambio, y envió a Edward en busca de más sangre. -¿Cuánto tiempo hace que le diste tu sangre?-preguntó Victor en cuanto los tres hombres habían salido a buscar lo que les había enviado. -Yo... -DJ parecía incierto. -Parece días. Pensé que nunca llegarían. -¿A qué hora? -insistió Victor. -Tal vez una hora después de que ustedes salieron,-dijo DJ finalmente. -¿Cuánta sangre le has regalado?-le preguntó Victor. -Yo... -Él negó con la cabeza. -Ninguna. Ella no tiene colmillos todavía. DJ apenas había dicho las palabras cuando Mabel demostró que estaba equivocado. Elvi estaba arrodillada en la esquina superior de la cama, inclinada sobre Mabel tratando de mantenerle los hombros hacia abajo. Ella también tenía la cabeza vuelta, mirando hacia los hombres cuando Victor hacía sus preguntas. Ella nunca lo vio venir cuando Mabel de


A V repente se encabritó y rompió en su garganta con un gruñido frenético. Ella sí que se sentía bien... y no había dudas de que habían colmillos allí. Elvi logró un grito ahogado que llamó la atención de los hombres. Ambos inmediatamente corrieron a ayudarla.


A V Capitulo 17 Victor apretó la toalla en la garganta de Elvi con una maldición suave: -Ha estado cerca de arrancarte la cabeza. -No fue su intención. -Le recordó Elvi por tercera vez desde que había entrado en la habitación y había puesto bolsa tras bolsa de sangre en sus colmillos. Su voz, era cada vez mejor, menos un silbido roto. Estaba casi curada. -No hables, -dijo Victor, también por tercera vez y le puso una segunda bolsa de sangre en sus dientes. Estaba con el ceño fruncido, pero la expresión en realidad la tranquilizó. El hombre había sido frío y distante durante toda la noche, pero no había nada de frío o distante en él ahora. Definitivamente, se preocupaba por ella. Estaba furioso y preocupado y todas las cosas que un hombre que ama debe sentir cuando ella estaba tan gravemente herida. Era una pena que tuviera que tener su garganta abierta para ver cómo se preocupaba. Pensó Elvi y frunció el ceño cuando tuvo la bolsa en su boca. En realidad, el hombre era caliente y frío como un aire acondicionado con un termostato roto. -¿Cómo estás?- Preguntó Harper, desde la puerta. -Bien. -Aseguró Elvi, quitando la bolsa vacía de sus dientes. -¿Cómo esta Mabel? -Está mejor, -dijo con cautela. -Va a ser larga su recuperación, sin embargo. Ella es mayor y hay mucho que reparar. Vamos a necesitar más sangre. -Voy a llamar a Teddy. Puede conseguirla en algún banco de sangre. -Dijo Elvi. -¿Tenemos suficiente para un par de horas más? Prefiero no despertarlo, -hizo una pausa para mirar el reloj y luego dijo: -Son las cuatro y media de la mañana. -Harper consideró el asunto antes de decir: -A menos que aparezca alguien con la garganta desgarrada, creo que la sangre va a durar hasta media mañana. -Elvi asintió con la cabeza. -Lo llamaré a primera hora de la mañana, entonces. Estará molesto cuando sepa lo que ha pasado, será mejor decírselo más adelante. -Asintiendo con la cabeza, Harper se retiró de la sala y les aseguró que los mantendría informados cuando cerró la puerta. -No sé cómo puedes estar tan tranquila, -murmuró Victor, recogiendo las bolsas de sangre vacías y las arrojó al cubo de basura que estaba al lado de la cama. -Ella no lo hizo a propósito. -Repitió Elvi al coger una bolsa nueva.


A V -Maldita sea parece que casi te alegras. -Dijo Victor con desconcierto. -Bueno, -dijo Elvi, con una sonrisa curvando sus labios, -en cierto modo lo estoy. -¿Por qué, por el amor de Cristo? -Preguntó con exasperación. -Porque ahora no tengo que sentirme culpable por que casi la mordí cuando estaba dando vueltas en México, -señaló y luego añadió con más seriedad:- He estado sufriendo una horrible culpa a lo largo de los años. Una culpa horrible, horrible, -dijo Elvi con un suspiro y luego se encogió de hombros. -Pero ahora ya no tengo que hacerlo. Me ha mordido a traición, así que estamos a mano. -Mujeres, -murmuró Victor con disgusto. -Nunca entenderé vuestra forma de pensar. Elvi entrecerró los ojos y murmuró: -No somos peor que los hombres. Ninguno de vosotros está bien y lo peor, son tan cambiantes como el viento. -¿Qué?-Preguntó Victor con sorpresa, pero ella ya había mordido la bolsa de sangre y tuvo que esperar mientras la drenaba. -¿Qué quieres decir con que somos tan cambiantes como el viento? -Volvió a preguntar Victor una vez que la bolsa estaba vacía y se la había quitado de la boca. -Nada, -dijo Elvi, demasiado cansada para molestarse en discutir con él en este momento. Sentada, se quitó la toalla de la garganta y se puso de pie, se dirigió al espejo para mirar su herida. Había estado aturdida por la pérdida de sangre, cuando Victor la trajo aquí, pero lo suficientemente consciente para darse cuenta de algunas cosas. Los otros le contaron a Victor sobre lo que había pasado. Ella sabía que los hombres habían atado a Mabel abajo, le habían dado varias bolsas de sangre y Harper, con drogas, la había traído de vuelta. Recordaba fugazmente las patadas y los gritos de Mabel. La garganta herida de Elvi había sufrido hasta ser curada, sin embargo, Victor se mantuvo dándole sangre. Ahora ella se miró en el espejo para ver que la herida estaba completamente cerrada y que solo quedaba una fea cicatriz irregular en su garganta, sabía que desaparecería pronto. Miró a Victor cuando apareció detrás de ella en el espejo. Sus manos se posaron sobre sus hombros y se encontró con su mirada en el reflejo. -Deberías estar en la cama. Elvi sintió que su cuerpo respondía a la voz ronca y se quedó muy quieta mientras sus ojos se deslizaban sobre su reflejo. La plata se había encendido en sus ojos, quemando el azul


A V de su iris y dejando una corriente caliente, hambrienta de electricidad que casi podía sentir como acariciaba su cuerpo. Sabía que tenía que sugerir que la dejara y pedirle una explicación de su comportamiento distante de la noche, pero su cuerpo tenía otras ideas y simplemente se apoyó en él, para adaptarse a su forma. Elvi lanzó un pequeño suspiro mientras sus manos se deslizaban por la cintura hasta que se posaron sobre sus pechos cubiertos por el vestido rojo. A medida que los apretaba, sus propios ojos se ponían dorados y su cuerpo se arqueaba, sintiendo la caricia en sus pechos, mientras presionaba su trasero contra él. Cuando Victor inclinó la cabeza para besarle suavemente su garganta herida, cerró los ojos. Ella miraba a través de las ranuras de los ojos hasta que se dio por vencida por sus caricias. Se dejó llevar. La tela de color rojo oscuro cayó de inmediato, dejando sus pechos al descubierto. -Precioso, -susurró Victor, mientras miraba al espejo. La palabra en su oído hizo que Elvi sintiera un escalofrió y se estiró como un gato, una mano se deslizó detrás de ella en busca de su cadera y la otra se deslizó alrededor de su cuello haciendo que se arqueara más levantando sus pezones erectos. Victor volvió a cubrir con sus manos los dos. Elvi gimió al sentir el contacto erótico y también por estar viéndolo a través del espejo. Nunca había pensado en ella como una exhibicionista, pero al ver la imagen de ellos entrelazados se dio cuenta del efecto increíble en ella. Cuando una de sus manos fue a la falda del vestido rojo, entre las piernas, Elvi gimió y se arqueó aún más. Se olvidó del cansancio pero todavía no había posibilidad de discutir nada. Hablar era la última cosa en la que pensaba ahora. Elvi estaba en sus brazos. Él se había cambiado de ropa, Victor había elegido una camisa informal de algodón azul y unos vaqueros. Ella inmediatamente sacó la camisa de sus vaqueros y puso su atención en los botones, Victor inclinó la cabeza para darle un beso, tapando su punto de vista. Ella tenía la mitad de los botones abiertos cuando sus manos bajaron hacia la cremallera de la falda. Tocó en un primer momento, pero al momento Elvi tenía su camisa desabrochada y comenzó a quitarla de los hombros. Presionó con firmeza la erección en sus vaqueros. Elvi dejó la camisa y en su lugar se aferró a ella, chupando desesperadamente su lengua. Se agarró a él para mantenerse en pie de nuevo, Victor rápidamente terminó de abrir la cremallera, de la cintura de su vestido. Ella se estremeció contra su pecho cuando sintió como la ligera tela se deslizó hacia el suelo quedando a sus pies, sus bragas siguieron rápidamente, dejándola de pie con sólo un par de tacones rojos.


A V Victor rompió el beso y levantó la cabeza, calmado entonces, miró con curiosidad por encima su hombro para ver que tenía su atención. Ella vio como sus ojos estaban plateados. Terminó de quitarle la camisa y luego cogió la cremallera de los vaqueros para abrirla. La cremallera rápidamente se bajó, a continuación, Elvi se arrodilló para arrastrar sus pantalones por las piernas, teniendo en cuenta lo fuerte y musculoso que era y el hecho de que había ido a la lucha. Cuando su erección estuvo fuera de los vaqueros, Elvi se inclinó hacia delante y le dio un beso mientras ella continuaba empujando sus pantalones. Se dio por vencida cuando llegó a los tobillos. Se inclinó hacia adelante para introducirla en su boca y recorrer con sus labios toda su longitud. Victor se quejó inmediatamente y enredó su mano en el pelo, pero sólo era, un poco, consciente de ello, su mente estaba girando por una subida súbita de placer. Cuando ella lo acariciaba, su mente se llenó con las sensaciones que estaba disfrutando de su cuerpo reaccionando como si se tratara de recibir placer. Ella no sabía lo que estaba ocurriendo, pero parecía estar experimentando lo que estaba experimentando. Fue una sensación increíble, haciéndole saber exactamente lo que sentía mejor y la cantidad de presión que aplicar y se preguntó vagamente si Victor había estado experimentando esto en el garaje, el otro día. ¿Era así como hubiera sabido exactamente lo que le volvía loca y cuando parar y hacer el amor con ella? Justo cuando pensaba que iba a explotar con el placer, Victor la cogió por los brazos y la obligó a ponerse de pie. Él le tapó la boca con la suya y con su lengua dentro la agarró por el trasero y la levantó. Ella envolvió sus piernas alrededor de sus caderas. Sosteniéndola la besó a fondo y lo siguió haciéndo mientras la llevaba hacia la cama, al parecer estaba lo suficientemente distraído para olvidarse de que los vaqueros seguían en sus tobillos. Con el primer paso, se acordó porque de repente perdió el equilibrio y comenzó a caer hacia adelante. Elvi gritó y cerró los ojos, apretó los brazos, desesperadamente, a su alrededor mientras esperaba una caída dolorosa que nunca llegó. Victor la agarró antes de que su espalda tocara el suelo. Ambos suspiraron de alivio y luego la posó en el suelo con mucha facilidad quedando debajo de él. -¿Estás bien?- Preguntó con preocupación. Elvi empezó a cabecear y luego se congeló, escuchó pasos y voces en el pasillo. -¡Victor! Elvi!


A V -¡Alto!-Gritó Victor, tratando de mantener la puerta cerrada cuando el pomo comenzó a girar. Cuando dejó de girar y las voces cesaron. Victor respiró profundamente y bajó la frente a la de ella brevemente, sus ojos se cerraron. -¿Va todo bien?-Preguntó Harper, con voz ahogada detrás de la puerta. -Hemos escuchado a Elvi gritar. -Victor levantó la cabeza. -La llevaba a la cama y tropezó, casi se cae. -¿La llevabas a la cama? -Preguntó Edward con brusquedad. -¿Qué demonios están haciendo? Ella debería estar en la cama. -Sí, estoy totalmente acuerdo... y se esforzará por mantenerse en ella, -dijo Victor solemne, pero había picardía en sus ojos mientras su mirada se encontraba con Elvi. Ella empezó a sonreír en respuesta y luego contuvo el aliento mientras sentía su erección frotándose contra ella. La plata en los ojos de Victor era más caliente y deliberadamente era cada vez más nítida a medida que acariciaba su cuerpo. Las manos de Elvi se aferraron a sus hombros cuando su propio cuerpo, presionó con la caricia. -Bueno, esperaré, -murmuró Edward. -La mujer no sabe lo suficiente como para dar a su cuerpo el tiempo suficiente para recuperarse. Ella no está para estar corriendo de un lado a otro después de sufrir lesiones graves. Ella necesita un maldito vigilante. -Me encargaré de ello. -Dijo Victor, frotándose contra ella de nuevo, su erección era palpable. -¿Qué dices?-Preguntó Edward con brusquedad.-No te entendí. -Te dije que voy a ser su guardián, -mintió Victor, su voz casi cubría el sonido de sus gemidos. -¿Estás seguro de que ella está bien?-Preguntó Harper con preocupación. -Me ha parecido oír un gemido . -¿Estás bien, Elvi? -Murmuró Victor, al besarla debajo de la oreja cuando cambió de lado y deslizó una mano entre sus piernas. -Sí, -se quejó Elvi, arqueando sus caderas en la caricia. Ella empezó a gemir de nuevo, pero Victor inclinó la cabeza para captar el sonido de su boca mientras sus dedos se deslizaban por su piel.


A V -¿Estás segura?-Preguntó Harper. Ella podía escuchar enfado en su voz, sabía que tenía que contestarle ya que quería que se fuera. -Estoy bien, -exclamó Elvi cuando Victor levantó la cabeza. Las palabras fueron débiles y entrecortadas. Tenía la esperanza de deshacerse de los molestos hombres que estaban en la puerta. Estaba sin aliento.-En serio. No se preocupen. Me voy a dormir. -Espero sinceramente que no, -Susurró Victor en su oído y luego bajó la cabeza para atrapar un pezón suavemente entre los dientes y morder con cuidado. -¿Elvi? -Dijo Harper. -¿Sí? -Respondió Elvi, intentando mantener la calma mientras Victor dejaba su pezón y comenzaba a deslizarse por su cuerpo hasta que su cara estuvo entre sus piernas. Ella de inmediato trató de acercarse a él sospechando lo que iba a ocurrir. Pero Victor simplemente atrapó sus piernas y presionó para abrirlas de nuevo, dejando al descubierto el centro de ella. -¿Elvi? -Repitió Harper y se dio cuenta de que no la había oído la primera vez. -Sí, -dijo Elvi y esta vez le salió un chillido debido a que Victor había decidió pasar la lengua sobre su carne palpitante. Tratando de tener una voz más normal, jadeó: -¿Qué pasa? -Hubo una pausa de incertidumbre detrás a la puerta y Elvi levantó la cabeza para mirar a Victor y luego tiró de su pelo y susurrando dijo: -Deja de hacer eso. -Al principio, ella pensó que él había atendido su súplica. Se levantó un poco de entre sus piernas, sonrió maliciosamente y deslizó un dedo dentro de ella. Elvi se resistió como un caballo salvaje, intentó mantenerse insensible por los hombres que estaban en la puerta. Entonces, su boca volvió al lugar y Elvi se llevó la mano a su boca para ahogar un gemido. Elvi cerró los ojos, para concentrarse y mantener la calma. Estaba tocando en los lugares correctos con la presión adecuada, su cabeza comenzó para girar frenéticamente hacia atrás y adelante. Victor debe estar experimentando la misma cosa, pensó Elvi de pronto, sorprendida por lo que le estaba haciendo. No había manera de que... -No te olvides de llamar a Brunswick por la mañana. Para lo de la sangre. -Dijo finalmente Harper, interrumpiendo sus pensamientos y abriendo sus ojos repentinamente. Elvi se había olvidado de los hombres que estaban fuera de la puerta. ¿Cómo había podía olvidarlos? Fácil, Victor le acariciaba con más determinación. -¡Sí!-Gritó Elvi, empujando las caderas. Las luces comenzaban a bailar en la periferia de sus ojos y sintió que estaba a punto de explotar, pero esta vez fue Victor quien no mostraba misericordia.


A V -¿Lo harás?-Preguntó Harper. Elvi parpadeó, preguntándose lo que el hombre quería saber. Había olvidado la pregunta. Ella no sabía de qué estaba hablando con él. ¿Qué había pasado? Pensó ella. Como parecía, aparentemente, que había dado la respuesta equivocada, ella trató de decir: -¡No! -Oh, bien, gracias, -murmuró Harper. -Me voy a la cama, entonces. Alessandro ya se ha retirado, pero Edward se va a quedar con DJ durante un tiempo, para ayudar a velar a Mabel. Solo grita si necesitas algo-. Elvi no se molestó en responder, ya que no había escuchado realmente lo que él decía, o tal vez era más correcto decir que lo había oído, pero no había comprendido nada. Su cerebro no tenía capacidad en ese momento para prestar atención debido a la creciente ola de placer que Victor le estaba provocando. El hombre la estaba haciendo sentir sensaciones primarias y estaba segura de que iba a explotar. Oyó pasos en la puerta, imaginó que los hombres se iban. Victor la abrazó. Al parecer, había conseguido darles una patada a los vaqueros antes de hacerlo, porque esta vez la llevaba a la cama sin tropezar. Una vez allí, simplemente le dio la espalda y se dejó caer en la cama con ella en sus brazos. Elvi aterrizó en su pecho con un suspiro, y rápidamente tomó ventaja de su posición antes de que él se pusiera encima. Ella no temía la tortura. Sabía lo que quería y que lo tenía. Victor llegó a ella, pero Elvi se fue hacia atrás y se puso a horcajadas en sus caderas, buscó la erección y la guió hacia ella. Ambos se quedaron inmóviles, mirándose, a continuación, Victor, de repente, se sentó, la agarró por la parte posterior de la cabeza, atrayéndola a su encuentro para cubrirla con su boca. Elvi gimió y se agarró a sus hombros para mantener el equilibrio. Su otra mano agarro su pelo para besarle más fuerte. Él estaba en ella, envolviéndola y todavía no era suficiente. Ella no podía moverse en esa posición y quería moverse. Elvi se quejó en su boca, sus caderas se movieron un poco por la frustración, Victor retrocedió en la cama, por lo que le dio la espalda y bajando a la parte superior. Elvi suspiró en la boca cuando cubrió su cuerpo y luego quedó sin aliento cuando él se retiró, para luego volver a acercarse. Cuando se retiró y se sumergió de nuevo hacia delante, le clavó las uñas en la espalda, luego lanzó un grito de protesta cuando Victor la cogió de las muñecas, las levantó sobre su cabeza y las mantuvo allí. De inmediato le cubrió la boca de nuevo, empujando su lengua entre los labios mientras su cuerpo se lanzaba hacia delante. Elvi luchó por liberar sus manos por un momento, luego se dio por vencida y se concentró en usar su cuerpo para cumplir con el placer que giraba en su cerebro y se convertía en un


A V tornado, acabando con cualquier otro pensamiento. Sólo necesitaron un empuje más para que el placer estallara entre ellos. Elvi separó la boca de él y la llevó a su hombro para que no la oyeran gritar, luego se dejó llevar. Elvi se despertó varias veces durante las siguientes horas y vio que estaba abrazada a Victor. Más tarde ella se levantó dormida de la cama y miró a su alrededor, pero no lo vio. Pensó que se había ido a su cuarto, se dejó caer de nuevo para dormir con un decepcionado suspiro, tenía la esperanza de encontrarlo allí la próxima vez que se despertara. La última vez que abrió los ojos fue después de las nueve de la mañana. Recordando que se suponía que tenía que llamar a Teddy. Se deslizó de la cama. Se duchó, se vistió y salió de la habitación. La casa estaba en silencio mientras caminaba por el pasillo. Elvi se detuvo en la habitación de Mabel y miró con cuidado a través de la puerta abierta. Vio a Mabel durmiendo tranquilamente y a Edward y DJ dormidos en sus sillas, cerró la puerta y se fue hacia la planta baja. Ella no pensaba que la recuperación de Mabel hubiera terminado, pero al parecer lo peor había pasado. En la cocina, Elvi llamó a Teddy. Se sorprendió al escuchar que necesitaba más sangre. Él y Mabel habían llevado bastante. Fue entonces cuando Elvi se dio cuenta de que no le había informado de los ataques a Victor y su lesión. Ella había querido llamarlo, pero descubrió que se sentían incómodos desde el día en que se había dado cuenta de que él se preocupaba por ella. Había estado tan distante con ella desde entonces que había sido fácil que se mantuviera a distancia. Ella no le dijo nada, pensando que sería mejor decírselo en persona y se alegraría de ver su reacción a la noticia de haber convertido a Mabel. Teddy estaba maldiciendo mientras colgaba. Él no estaba contento. Elvi fue a encender la estufa para caldear el ambiente, luego cogió una bandeja del frigorífico con pasteles para hornear. No se sorprendió al ver que todavía había quince. DJ le había dado sangre a Mabel hacía una hora después de que los habían dejado la noche anterior y no había manera de que hubiera hecho tartas, mientras que Mabel golpeaba y gritaba arriba. Elvi los llevó hasta la cocina y encendió el horno. Los dejó allí un momento, sacó una de las pocas bolsas de sangre que quedaban en la nevera, la mordió y fue hacia la ventana mientras la terminaba. Su mirada se deslizó sobre el jardín con el anhelo de la alimentación. Elvi nunca había llegado a pensar en él como ella había esperado. No se había ocultado el sol todavía. Tal vez podría hacer algo de trabajo, mientras que los pasteles se horneaban.


A V Arrojó la bolsa vacía a la basura, luego fue hacia el armario de la sala y cogió su sombrero y una camisa de manga larga que había colgado el otro día. Se puso las dos prendas y luego cogió el bloqueador y con rapidez se lo untó. Convencida de que ella había tomado las precauciones necesarias. Elvi a continuación, sacó los pasteles, con un guante, del horno. Sonrió al salir. Los pájaros cantaban y aleteaban alrededor de la fuente, las mariposas bailaban entre las flores, y había una ardilla escavando en el jardín, sin duda en busca de una nuez que había enterrado allí. -Buenos días, Elvi. Se detuvo y miró y sonrió a Mike Knight. El hombre estaba vestido con unos pantalones cortos y una camisa de manga corta, muy ocupado con una red fina sobre la superficie de la piscina para quitar las hojas que habían caído durante la noche. -Buenos días, Mike. ¿No trabajas hoy? -Él negó con la cabeza. -Es mi día libre. Arreglé el horario de manera para que yo pudiera ayudar en la fiesta. Elvi asintió con la cabeza. Como jefe de bomberos del departamento tenía la libertad y se aprovechaba de la misma. Mike participaba en obras de caridad locales como lo había hecho antes de convertirse. -¿Cómo van los pasteles?-Preguntó Mike. -Karen dijo que te habías olvidado. -Sí, gracias a Dios me lo recordó. Se me había olvidado, -admitió. -Pero ya he terminado y pensé en dar una vuelta para ver si había algo que hacer en el jardín. -Nos vemos poco, -Sonrió Mike -Hemos perdido nuestra charlas a través de la cerca. -Así es, -dijo solemnemente Elvi, era verdad. Esa era una de las muchas cosas que ella había perdido en los últimos cinco años. -¿Necesitas ayuda con el jardín? -Preguntó Mike, haciendo una pausa con la red -Estaría encantado en ayudar. Karen probablemente también lo haría. De hecho, tenía que sostenerla hasta ahora. Ella estaba tan molesta por ver como se ha ido estropeando el jardín en estos últimos cinco años. Elvi se rió no lo dudaba ni un momento. Karen y Mike tenían una hermosa casa y patio y siempre los podías encontrar fuera cortando el césped, barriendo o trabajando en el jardín. El patio de su casa siempre estaba impecable y sabía que la casa estaría igual. La pobre mujer debía haberse vuelto loca al ver el jardín de Elvi deteriorarse poco a poco. Mabel


A V había contratado a Owen para cortar el césped, pero había descuidado la jardinería. -No, está bien, -dijo mientras Mike colgaba la red. -Sólo estoy viendo lo que hay que mejorar. Estoy pensando que podría contratar a un paisajista para ponerlo en forma si hay demasiado trabajo. En realidad, voy a tener que rehacerlo para que haya menos mantenimiento. Puedo salir ahora, pero es mejor si no estoy demasiado fuera, supongo. Significa que necesito más sangre. -Oh. Siento oír eso -Dijo Mike con preocupación. -Supongo que es mejor que nada. -Murmuró Elvi mientras bajaba las escaleras hacia el patio. -Elvi. - Mike la llamó haciendo que se detuviera. Cuando ella se volvió, dudó y luego preguntó: -¿Eres feliz? -Ella parpadeó por la confusión de la pregunta. -¿Feliz? -Sí.- Mike se acercó a la valla. -Mabel dijo una vez que hubieras deseado no ir nunca a México y no haberte convertido en un vampiro... er... Ella dijo que estabas triste. -Sí, he dicho eso. Muchas veces -Admitió Elvi. Pensó que no podía comer, que tenía que dormir en un ataúd y evitar la luz del día como la peste. Las cosas habían mejorado mucho desde la llegada de Victor y los demás a su vida. Supuso que era lo que todo el mundo estaba esperando y por qué los hombres habían sido invitados. -Lo siento. -Elvi apartó sus pensamientos y lo miró con sorpresa. -¿Por qué? -Por convencerte para que fueras a México cuando no querías. -Explicó. -Nos hemos sentido culpables desde entonces. Mabel nos explicó lo que había sucedido en la ciudad cuando regresaron. Nunca te habríamos convencido si lo hubiésemos sabido... -No seas tonto, Mike. -Interrumpió Elvi. Había sabido durante años que la razón por la que todos habían estado tan dispuestos a aceptar su nueva condición se debía a que muchos de ellos se habían sentido mal por haberla convencido para que hiciera ese viaje cuando ella no había querido. Elvi había tenido la intención de cancelar el viaje a México después del accidente, pero todo el mundo: Teddy, Mabel, los vecinos... incluso Dawn, el empleado de la tienda de comestibles, había insistido en que debería ir. -Teníamos la esperanza de que el plan de Mabel mejorara las cosas. -Elvi esbozó una


A V sonrisa y abrió la boca para decirle que lo dejara, luego se detuvo y miró hacia el camino de entrada cuando oyó el sonido del motor de un coche. -Oh, Teddy está aquí, -dijo. -Hablaré contigo más tarde. -Elvi se trasladó hasta el final del porche y bajó las escaleras para saludar a Teddy cuando salió del coche y sacó una nevera. -¿Cómo está? -Le preguntó Teddy con gravedad mientras caminaba por la acera hacia ella. -Estaba durmiendo la última vez que la vi, -dijo Elvi, corriendo delante de él para abrir la puerta. -¿Cómo pudiste permitir que esto sucediera? ¿Después de todo lo que ha hecho por ti? -Le preguntó con furia. -Yo no tuve la culpa, -dijo Elvi rápidamente. -Ni siquiera estaba aquí. DJ le dio la… y... -Bueno, deberías haber estado aquí, -le interrumpió con un gruñido. -Después de cómo te ha atendido estos cinco años, haciendo todas esas cosas que no podías, ha pasado un poco de tiempo cuidándote. -Dio un resoplido de disgusto.- Pero supongo que no te podías separar de ese maldito Argeneau, lo suficiente como para ser molestada. -Yo... –comenzó Elvi, sólo para ser interrumpida por Teddy cuando sus ojos se estrecharon. -¿DJ le hizo esto? -preguntó de repente, al parecer, había escuchado algo de la conversación a pesar de la ira. Con la boca rígida, gruñó: -le voy a... -¡No!- interrumpió Elvi bruscamente. -Mabel lo ama y él sólo estaba haciendo lo que ella le pidió que hiciera. -Vamos a verla. -Dijo en una voz que no admitía discusión. Elvi levantó la cabeza con decisión, luego la movió. Ella no estaba interfiriendo. DJ podía manejarlo. Todavía quería gritarle a ella después de eso. Entonces él salió por donde había entrado. Elvi no podía creer que el hombre la culpara por lo de Mabel. Como si hubiera sido una mala amiga por dejar que sucediera. La verdad era como si ella hubiera sabido lo que Mabel quería, Elvi respetaba su decisión. Y Teddy no tenía derecho a juzgarla, pensó mientras caminaba por el jardín mirando los daños causados por el tiempo. Eso era todo lo que tenía pensado hacer hoy, pero Elvi se sentía herida por la pelea con Teddy, decidió que necesitaba hacer esfuerzo físico para no pensar en ello. Fue hacia el cobertizo que había en la parte posterior del patio, arrastró la puerta y entró.


A V Todas sus herramientas de jardinería todavía estaban allí, colgando de estanterías, en perfecta forma, pero cubiertas con una fina capa de polvo.

ganchos y

Murmurando en voz baja, Elvi caminó, tratando de decidir que necesitaba. Quería hacer algo que le hiciera trabajar duro. Algo así como cortar leña, pensó. Desafortunadamente, ella no tenía leña para cortar. La compraban ya cortada. Murmurando sobre la estupidez de los hombres, Elvi cogió la pala, pensando que cavar en la tierra sería bueno. Había comenzado a ir hacia la puerta cuando de repente se cerró de golpe. Se quedó quieta, parpadeó en la oscuridad. No había luz, no había ninguna ventana ni siquiera para permitir la entrada de la luz natural, ni siquiera suficiente luz para sus ojos. Algo que había encontrado molesto en otras ocasiones, pero que ahora le daba casi miedo. Habían pasado años desde que había estado en el cobertizo y ella no sabía si era capaz de moverse por la estancia sin tropezar con algún objeto peligroso. Había objetos cortantes en todas partes; podía tropezarse y caerse en... Elvi no estaba del todo segura de que ella pudiera encontrar la puerta sin clavarse algo… Tendría que haber apoyado algo contra la puerta para mantenerla abierta antes de entrar, Elvi se dio cuenta y se reprendió a sí misma brevemente por no pensar en ello antes de que el viento cerrara la puerta. Y luego se detuvo a olfatear el aire. ¿Era humo? Elvi olió más, frunció el ceño cuando percibió el olor. Era humo. Vio la luz en la esquina de atrás, se volvió lentamente y miró las llamas como ardían en la pared del fondo. -Demonios. -Murmuró Elvi.


A V Capítulo 18

El ruido de los gritos hizo que Victor frunciera el ceño mientras abría la puerta del dormitorio de Elvi. La discusión de DJ y Teddy Brunswick lo había despertado más temprano que de costumbre y él se había arrastrado de la cama para separarlos. Le había tomado unos minutos convencer a Brunswick de que Mabel estaba bien y que DJ no había hecho nada que ella no hubiera querido. Para el momento en que el funcionario finalmente se había ido, Victor ya estaba completamente despierto. Sabiendo que sería inútil regresar a la cama, se había dirigido a tomar una ducha. Ahora él estaba vestido y listo para enfrentar el día, pero los gritos habían comenzado de nuevo. La reacción inmediata de Victor fue irritación, pero esta se convirtió en sorpresa, y luego en preocupación mientras caminaba hasta el vestíbulo y se daba cuenta de que no eran DJ y Teddy que había regresado lanzando gritos, sino Harper. En ese momento, el alemán bajaba las escaleras desde el tercer piso, alertando con sus gritos de que algo se estaba quemando en el patio trasero. Victor se quedó mirándolo con asombro... hasta que su cerebro proceso lo que él estaba gritando. ¿Algo se incendia? ¿En el patio trasero? — ¿Dónde está Elvi? — Victor rugió con repentino pánico, e inmediatamente se fue tras de Harper. Estaba seguro de que si había problemas, ahí era donde encontraría a Elvi. Él salió corriendo por el pasillo, deteniéndose para ver el pequeño cobertizo en la parte posterior del patio envuelto en llamas. Todo un lado era un muro de fuego. Él escuchó un grito ahogado y varios golpes que hicieron que se le helara la sangre. Alguien estaba dentro del cobertizo en llamas. No tardó ni dos segundos en adivinar de quien se trataba. Sin molestarse con los escalones, Victor dejó a Harper luchando con la manguera del jardín, lanzándose y saltando por encima del barandal que corría alrededor de la plataforma. En menos de un latido del corazón, ya estaba en la puerta del cobertizo. Había una pala atascando la manija, bloqueándola. Victor la pateó a un lado con el pie incluso mientras alcanzaba la manija. Abrió la puerta y entró, sólo para gruñir y tropezar hacia atrás mientras un bulto humeante se estrellaba contra su pecho. Al parecer, Elvi había decidido acometer la puerta justo cuando él la abrió.


A V Sin preparación alguna, Victor tambaleándose dio varios pasos hacia atrás, mientras cerraba sus brazos alrededor de ella. Ambos gritaron cuando se estrellaron contra el bebedero para pájaros y lo tumbaron mientras se estrellaban contra el suelo. Victor gruñó cuando su espalda se estrelló contra el suelo, maldiciendo adolorido mientras Elvi caía, con su rodilla aterrizando en su ingle, luego simplemente gimió como un bebé cuando ella se dio cuenta de lo que había sucedido y rápidamente se apartó de él, solo para que el tambaleante bebedero culminara su propia caída y tomara su lugar, aplastándole los testículos. — ¿Victor? — la voz ansiosa de Elvi sonó en su oído. — ¿Estás bien? Con estrellas explotando detrás de sus ojos y el cuerpo atormentado por el dolor que irradiaba hacia fuera de su ingle, Victor yacía completamente inmóvil quejándose, sorprendido de que aún fuera capaz de hacerlo. Siguió así gimiendo mientras el agua se vertía sobre él. — ¡No, Harper! — Elvi gritó en su oído. — ¡Tienes que ponerlo a chorro! ¡No está alcanzando el cobertizo! ¡Nos estás mojando! ¡Colócalo a chorro! — ¿Qué diablos pasó aquí? Victor reconoció la voz de Teddy Brunswick, pero no se molestó en abrir los ojos o mirar a su alrededor. Él solo se quedó dónde estaba, esperando a que su cuerpo dejara de protestar por el abuso recibido. — ¿Victor? — La voz de DJ sonó ansiosa mientras se acercaba. — ¿Estás bien? — ¿Qué pasó? — Edward preguntó. — ¿Hay algún herido? — La pregunta de Alessandro casi hizo que Victor abriera los ojos con incredulidad, pero parecía demasiado esfuerzo, así que se quedó como estaba. — ¡Ya lo tengo! ¡Fuera del camino! — La voz pertenecía a Mike Knight, el jefe de bomberos y vecino de Elvi. Reconociéndolo, Victor no abrió los ojos de inmediato. No fue sino hasta que escuchó el silbido que le siguió a su grito autoritario lo que hizo que Victor abriera los ojos para ver como el vecino mortal de Elvi era lo suficientemente inteligente para traer un extintor de incendios a la fiesta.


A V Un suspiro decepcionado a su lado desvió la mirada de Victor. Harper, el inmortal estaba parado con los hombros caídos, con la manguera del jardín goteando entre sus manos. La propia manguera era una masa desordenada, enredada entre la plataforma y donde estaba parado. Parecía que en su prisa por ser de ayuda, la manguera de alguna manera se había enredado y no había sido capaz de llegar con el rociador hasta la parte posterior del patio. Eso explicaba la pequeña ducha que había obtenido, supuso Victor. Un susurro a su lado desvió su mirada a Elvi, que estaba sentada a su lado viendo como Mike terminaba de apagar el fuego. Su rostro estaba manchado de hollín, y su sombrero y ropa estaban un poco chamuscados, pero al contrario de lo que parecía, se veía bien. Su voz sonó fuerte las dos veces que había hablado desde su aterrizaje forzoso. Su mirada se desplazó al bebedero aun sobre él y Victor hizo una mueca. Este le había hecho algo de daño real. Si fuera mortal, tendría algunas preguntas sobre si alguna vez podría tener más hijos. Afortunadamente, no era mortal. Victor se agachó quitándose de encima el bebedero. Elvi inmediatamente se volvió a mirarlo. Sonriéndole preocupada, se inclinó y colocó una mano sobre su mejilla mientras le preguntaba, — ¿Cómo estás? ¿Estás bien? Creo que lograste que el viento te golpeara. Antes de que Victor pudiera responderle, Teddy apareció detrás de ella, con el arrugado rostro sombrío mientras miraba hacia abajo. — ¿Qué pasó? — ¿Qué estás haciendo aquí? — Victor le preguntó en lugar de responderle. —Te fuiste hace más de quince minutos. Las cejas de Brunswick se levantaron ante la pregunta, pero respondió con suficiente calma. — Yo estaba casi llegando a la estación cuando me di cuenta de que había dejado la nevera del banco de sangre aquí. Así que me di la vuelta y vi el humo desde dos cuadras de distancia. Prendí la sirena, llamé a los bomberos, pisé el acelerador y me detuve justo a tiempo para ver que tú y Elvi caían sobre el bebedero. Victor entrecerró los ojos, concentrándose en los pensamientos del hombre, pero se relajó cuando descubrió que Brunswick decía la verdad. No fue el mortal que había iniciado el fuego. Eso dejaba… — Está apagado, — Mike Knight anunció, acercándose al pequeño grupo reunido en torno a Victor y Elvi. — Sin embargo, todavía está caliente. Tendré a los hombres dándole una rociada cuando lleguen aquí sólo para estar seguro de que no se iniciara de nuevo. Ahí llegan ahora, —


A V agregó, mirando hacia el camino de entrada mientras un camión rojo de bomberos se detenía, con la sirena encendida. Victor no miró hacia el camino de entrada. Su atención ahora estaba centrada en los pensamientos de Mike, escudriñando a través de sus recuerdos de los últimos minutos para encontrar que el vecino de Elvi había estado adentro cambiándose de ropa después de rociarse aerosol para maleza cuando su mujer le había gritado desde la cocina que el cobertizo de Elvi estaba en llamas. El jefe de bomberos se puso una camiseta mientras corría por la habitación, deteniéndose solo para tomar el extintor antes de correr alrededor de las dos propiedades cercadas para llegar al patio trasero y el cobertizo quemándose. Él tampoco había iniciado el fuego. Victor se relajó de nuevo donde estaba, con el ceño fruncido pensando en quién pudo haber sido, pero se calmó cuando vio la forma en que Elvi lo estaba mirando. — ¿Por qué no vas a buscar al Padre O'Flaherty y lees su mente también? — preguntó con sarcasmo, obviamente, adivinando lo que él había estado haciendo. — La iglesia está justo arriba de la calle. Cuando los ojos de Victor se afilaron interesados ante la noticia, ella alzó las manos con disgusto y susurró: — Fue un accidente. —Esto no fue un maldito accidente, — Victor espetó. —Por supuesto que lo fue, — ella insistió. — Nadie en Puerto Henry querría hacerme daño. —Ella está en lo correcto, hijo, — Brunswick le informó. — Todo el mundo aquí ama a Elvi. — ¿Ves? — dijo Elvi sonriéndole a Teddy por respaldarla. Victor sólo frunció el ceño y volvió la mirada hacia el jefe de bomberos. — ¿Knight? —Bueno, estoy seguro de que nadie querría hacerle daño a Elvi, — él estuvo de acuerdo, y luego se movió incómodo. — Pero yo olí a gasolina, mientras lo estaba apagando. — ¿Gasolina? — Elvi preguntó consternada. Al parecer, ella no había notado el olor acre, pero probablemente había estado un poco distraída tratando de salir, reconoció. —Me temo que sí, Elvi, — dijo Mike, y luego murmuró que tenía que hablar con sus hombres y se apresuró hacia el camino de entrada donde varios bomberos uniformados


A V saltaron de sus vehículos y comenzaron a desenredar sus mangueras. — ¿Ahora admitirás que alguien está tratando de hacerte daño? — Victor le preguntó cansado. —Pero nadie quiere hacerme daño, — Elvi protestó. — Tuvo que ser un accidente. Los ojos de Victor se abrieron de nuevo. Indignado por su continua negación, rugió, — ¡Maldita sea mujer! Nadie atascó una pala contra la puerta del cobertizo para encerrarte dentro, verter gasolina por la pared lateral, y encender una cerilla por accidente. Alguien está tratando de matarte. Los ojos de Elvi se abrieron ante la explicación de por qué no había sido capaz de abrir la puerta, pero antes de que pudiera decir nada, él continuó, — Y puedes parar de mirarme porque esté leyendo a tus amigos. Por supuesto que sospecho de ellos. Hay un mortal atacándote. La boca de Elvi se tensó. — No sabes eso con certeza. —Sí, lo hago, — gruñó él. — Sólo un mortal trataría de matarte disparándote una flecha por la espalda. Y, sólo un idiota mortal podría fallar en matar a alguien que estaba tan ansiosa por lanzarse al peligro. Elvi resopló. —Algunos de mis mejores amigos son mortales, Victor, y ellos no son idiotas. Por otra parte, salir a trabajar en el jardín no es tirarme hacia el peligro. — ¡El infierno no lo es! — Le espetó, y luego agregó, —No deberías haber estado aquí afuera, en primer lugar. Deberías haber estado en la cama. Mabel casi te arranca la cabeza anoche. Tenías una terrible herida y perdiste mucha sangre. ¡Y recibiste una flecha en la espalda no mucho antes de eso! No deberías estar haciendo otra cosa que recuperarte. ¿Pero lo haces? No, no Elvi Black. ¡Tú tienes que saltar fuera de la cama y salir corriendo aquí y tratar de conseguir que te maten otra vez! —Ahora esperen un maldito minuto aquí. — Brunswick alternó la mirada entre Victor y Elvi y de regreso antes de fijarla en Elvi mientras preguntaba, — ¿Mabel te arrancó la garganta? ¿Alguien te disparó por la espalda? ¿Qué diablos ha estado pasando por aquí, Ellen Stone? — ¿Ellen Stone? — Harper se hizo eco de la confusión. —Es su verdadero nombre, — explicó DJ, obviamente después de haber aprendido esto de Mabel. — Ella nació como Ellen Black, pero tomó el nombre de su marido, Stone, cuando


A V se casaron, y luego volvió a su nombre de soltera después de convertirse. —Entonces, ¿por qué todos la llaman Elvi? — preguntó Edward. —Yo estoy haciendo las preguntas en este momento, — ladró Brunswick, y luego levantó una ceja hacia Elvi. — ¿Por qué diablos no me dijiste lo que estaba pasando? Soy el capitán de la policía aquí. Deberías habérmelo dicho. —Ella debería haberse quedado en la cama donde estaba a salvo, — espetó Victor mientras Mike se unía a ellos. —Me temo que tengo que estar de acuerdo con Victor, Ellen, — dijo Edward, con énfasis en el nombre. —Tienes una tendencia terrible a meterte en problemas. Realmente creo que el mejor sitio para ti es en el interior hasta que nosotros los hombres resolvamos este asunto. —No hay nosotros, — dijo Brunswick con frialdad. —Soy un policía. Esta es mi ciudad. Ustedes solo son visitantes aquí. Lo resolveré... Ahora que sé lo que está pasando, — añadió con otra mirada a Elvi. —Si al menos me hubieras dicho lo que estaba sucediendo, Elvi, yo podría haber estado vigilando por si cualquier persona merodeaba alrededor, —agregó Mike. Elvi miró las caras enojadas de los hombres a su alrededor por un momento y luego se levantó y se abrió paso a través de ellos, murmurando, — Tengo algunas tartas en el horno que tengo que verificar. — Bien hecho, caballeros, — murmuró Harper mientras ellos la veían caminar derrotada a la casa. —Atacar a la víctima es siempre muy eficaz. Victor miró de forma penetrante al alemán, y luego dejó caer la cabeza hacia atrás a la tierra con un suspiro cuando se dio cuenta de que era exactamente lo que había hecho. Peor aún, no solo la había atacado, la había culpado. Él no había querido hacerlo, pero todo esto lo había aterrado hasta el infierno. Cuando se dio cuenta de que Elvi estaba atrapada en el cobertizo incendiado, todo sobre Marion volvió de nuevo. Victor no había estado allí para presenciar la muerte de su primera esposa, pero había oído hablar de esto y tenía pesadillas desde entonces. No podía perder a Elvi por el fuego también. No podía perderla en absoluto. Ella se había convertido en lo más importante en su vida. No la perdería ahora.


A V — ¡Bueno, el infierno! — Brunswick pasó una agitada mano por su fino cabello. — Supongo que le debemos una disculpa. —Yo diría que sí, — Harper admitió. —Bueno, vamos entonces, Argeneau, — dijo, dándole la espalda. —Podemos acabar con esto antes de que ella se moleste lo suficiente como para comenzar a llorar o hacer alguna otra cosa femenina. Odio a una mujer llorando. Elvi no suele ser así, pero ha pasado mucho últimamente y... — Brunswick se detuvo y se volvió al darse cuenta de que nadie lo había seguido. Victor aún yacía en el suelo y el resto de los hombres lo miraban en silencio. — ¿Qué pasa? ¿No puedes levantarte? — Brunswick volvió a unirse al círculo de los hombres. —No por el momento, no, — Victor admitió con calma. —Bueno, ¿por qué no lo dijiste? — Se dejó caer de cuclillas a su lado. — ¿Dónde estás herido? Déjame echar un vistazo. —Yo no lo creo, — dijo Victor con sequedad. —Creo que la pileta, aterrizó en su... — Alessandro miró a Harper y a Edward en busca de ayuda. — ¿Cómo dices? ¿En las bolas? —La pileta aterrizó en su ingle, — dijo Edward con exasperación. —Oh. — Brunswick se echó hacia atrás, obviamente sin querer mirar más la herida que Victor tenía. —Sí. — Alessandro asintió con la cabeza. —Oí que algo hizo pop cuando lo golpeó. Creo que él está muy, muy lastimado. —Gracias, Alessandro, — dijo Victor con sequedad. — ¿Qué hacemos? — Mike Knight preguntó. —Esperamos, — dijo Harper, encogiéndose de hombros. —Va a curarse a sí mismo. Sólo hace falta tiempo. Sin embargo, probablemente no tendrá muchas ganas de moverse hasta


A V que sane. —Y él necesita alimentarse, — murmuró Edward. —Entonces, fue algo bueno que trajera más sangre, — comentó Brunswick. Los inmortales sólo intercambiaron miradas y luego se volvieron para mirar hacia los bomberos. Habían terminado de rociar el cobertizo y ahora guardaban sus equipos. —Mike, — dijo Harper de repente. —Creo que debería llevar a Teddy a examinar el cobertizo en busca de pruebas. Mike le miró con sorpresa. -Yo... Sí-, dijo de pronto, su rostro relajándose. Volteó dirigiéndose al cobertizo y parándose frente a él. Cuando Harper volvió su mirada hacia Brunswick, el capitán de la policía lo siguió. Los dos hombres permanecieron en silencio e inmóviles, mirando al cobertizo quemado en silencio. —Buscaré tu cena, — dijo Edward, dirigiéndose a los bomberos. —Voy a ayudar. — Alessandro corrió tras él. —Gracias, — susurró Victor, cerrando los ojos. Elvi ante la ventana de su solar les frunció el ceño a los hombres todavía congregados en el patio de su casa. Había entrado, cambiado las tartas cocidas en el horno por tres más sin cocer, luego subió las escaleras para ducharse. Una mirada por la ventana del baño mientras esperaba que la temperatura del agua se elevara, le había mostrado a Teddy y a Mike parados mirando el cobertizo mientras que el resto de los hombres, incluyendo los bomberos, estaban de pie en un círculo alrededor de Victor. Uno de los bomberos se había arrodillado a su lado, revisándolo, supuso Elvi. En realidad se había preocupado por un instante de que él hubiera estado más gravemente herido de lo que ella había notado, pero se había negado a ir a averiguar y que él solo le gritara de nuevo. En su lugar, se había metido en la ducha para quitarse el humo y el hollín, diciéndose a sí misma que él estaba bien. Pero él seguía ahí, tendido en el suelo. Sin embargo, Elvi notó, que los bomberos se habían ido ya y que Teddy y Mike se habían reincorporado al círculo más pequeño de los hombres. Mientras miraba, Victor se sentó lentamente, y luego aceptó la mano que DJ tendió para ayudarlo a levantarse. Se levantó con cuidado, y se quedó inclinado por un minuto, pero ella no vio sangre en ningún lugar que le sugiriera que él tenía algo más que la falta de aire como ella supuso inicialmente.


A V Con un suspiro, se apartó de la ventana y pasó a través de su habitación al vestíbulo. Mabel se había quedado sola mucho tiempo. Revisaría para asegurarse que estaba bien. Mabel estaba en el proceso de tratar de levantarse cuando Elvi entró en su habitación. —No, no, no, — dijo a la vez, corriendo hacia delante. —No deberías levantarte. —Necesito ir al baño, —anunció Mabel con exasperación, haciéndole señas para que se alejara mientras se ponía de pie. —Te ayuda…— Elvi se congeló cuando Mabel se enderezó y pudo mirarla bien. La había visto sólo dos veces desde que Mabel comenzó el cambio. Primero cuando habían regresado del club nocturno, y luego esta mañana en su camino a la planta baja. Anoche, Mabel había estado moviéndose tan violentamente, que Elvi no había prestado atención a nada más que ayudarle para evitar que se hiciera daño, luego por supuesto, había sido mordida. Esta mañana, ella solo la miró desde la puerta y Mabel estaba durmiendo con la cabeza volteada y las sabanas enredadas alrededor de su cuerpo ocultando parcialmente su cabeza. Ella no estaba oculta ahora, Elvi solo se paró y quedó asombrada con el cambio. Mabel no aparentaba más de veintidós años. Su cara era la perfección del durazno y la crema, sus ojos eran de oro puro, su figura esbelta y ágil, y su cabello un halo de brillantes y resplandecientes olas doradas, alrededor de su cara. Elvi sacudió la cabeza con asombro. Mabel no se parecía a lo que fue cuando era más joven, se veía mejor. Por desgracia, la rubia había sufrido un terrible acné siendo adolescente y su tez siempre había estado, a causa de eso, con marcas de viruela. Había sido también demasiado delgada y de pecho plano hasta que llegó a la mitad de los cuarenta cuando había adquirido unas buenas cuarenta libras. Mabel ahora no era ni demasiado delgada, ni con exceso de peso. El cambio le había quitado por lo menos veinte libras, redistribuyendo lo que quedó para darle una forma saludable, con curvas. Era hermosa y tenía la confianza añadida de la edad para agregarla a su belleza. Esto hizo a Elvi preguntarse qué habría sido de su vida si se hubiera visto así entonces. — Te ves casi tan abrumada como estaba Teddy cuando me vio. ¿Es así de malo?— le preguntó con cautela Mabel, teniendo en cuenta su expresión. Elvi logró cerrar la boca, pero luego solo se limitó a sacudir la cabeza, la tomó por el brazo y la condujo hasta el pie de la cama para pararla de frente al espejo de cuerpo entero.


A V —Jesús, María y José, — sopló Mabel, mirando su reflejo con atónitos ojos dorados. Elvi sonrió al ver su expresión desconcertada, y luego se echó a reír mientras Mabel comenzó a tocarse en diversos lugares, como para ver si su nuevo cuerpo era real. Cuando ella abrió la boca y comenzó a buscar alrededor sus colmillos, Elvi se trasladó a la nevera a buscar una bolsa de sangre. Todo lo que tenía que hacer era llevársela. En el momento en que Mabel vio la sangre, sus dientes comenzaron a cambiar y Mabel se cubrió la boca con consternación, luego se volteó hacia el espejo para mirarlos. —Vamos, — dijo Elvi después de dejarla examinarse durante unos minutos más. —Debes volver a la cama y alimentarte. —Yo no quiero volver a la cama, — dijo Mabel con impaciencia, pero ella tomó la bolsa de sangre. — ¿Yo solo...? —Sólo tienes que abrir la boca y sacar tus dientes, —le indicó Elvi, entonces la vio hacerlo y sonrió. — ¿Ves? Fácil. Ahora, al menos siéntate en la cama mientras te alimentas. Mabel la siguió de mala gana y se sentó en la cama mientras Elvi tomaba varias bolsas más de sangre de la nevera. La pequeña mini nevera había estado en la habitación de DJ y Victor, pero ellos la habían traído durante la noche pasada. Mientras Mabel se alimentaba, Elvi la deleitó con todo lo que había sucedido desde que ella y los hombres la habían dejado en la casa el día anterior. Ella le habló de su viaje al club y la frialdad de Victor, y de que al regresar encontraron a DJ nervioso ante la mitad de su cambio. Mabel se ruborizó con culpabilidad y la interrumpió luego para admitir que recordaba haberla mordido la noche anterior. Cuando ella empezó a pedirle disculpas por ello, Elvi la detuvo con un gesto. —Yo te mordí en México. Estamos a mano, — dijo a la ligera, y luego comenzó a hablarle acerca del súbito cambio de Victor la noche anterior, y, finalmente del incidente del cobertizo del jardín. Mabel escuchaba con los ojos cada vez más grandes mientras Elvi le contaba cómo Teddy y Victor e incluso Edward más o menos la habían responsabilizado por casi perder la vida, como si fuera su culpa. — ¡Hombres!— resopló Mabel con disgusto mientras terminaba la última bolsa, se ponía


A V de pie y se dirigía a la puerta del baño, diciendo: —Ahora, realmente tengo que hacer pis. Riéndose, Elvi se levantó y la siguió para esperarla en la puerta en caso de que de repente ella se sintiera débil o se desmayara, pero cuando al sonido del agua bajando del inodoro le siguió el del agua de la ducha cayendo, tomó el pomo de la puerta. —Mabel, yo no creo que debas tomar una ducha, aún. ¿Qué pasa si te desmayas o algo así?—le preguntó, abriendo la puerta. —No lo haré. Me siento bien, — le aseguró Mabel, tomando una toalla y una toallita del armario. —Además, han pasado casi veinticuatro horas. Tú estuviste levantada y dando vueltas a las veinticuatro horas. Elvi echó un vistazo a su reloj de pulsera, sorprendida al ver que era el final de la tarde. Había estado ahí durante bastante tiempo. — ¿Qué hay de malo?— preguntó Mabel, observando su expresión. Elvi hizo una mueca. —Solo me pregunto qué están haciendo los hombres. — ¿A quién le importa?— dijo Mabel con un resoplido. —A mí, — admitió Elvi. —Y a ti debería importarte, también. ¿Por qué no ha venido DJ a revisarte? —Lo hizo, — anunció Mabel. —Abrió la puerta y asomó la cabeza mientras me estabas hablando sobre el club nocturno. Cuando vio que estaba sentada en la cama, bien, y que estabas conmigo, me lanzó un beso y se fue. —Oh, — murmuró Elvi, pero empezó a preocuparse mordiéndose el labio. DJ había estado enganchado de Mabel desde que llegó a Port Henry, y más aún desde el cambio, y ahora de repente estaba abajo con los hombres… Eso la hizo sospechar que estaban tramando algo. Ella meditó lo que podría ser, mientras Mabel se duchaba, y luego se puso rígida donde estaba apoyada contra el mostrador del cuarto de baño cuando se produjo un golpe en la puerta del dormitorio. Mabel asomó la cabeza fuera de la ducha para preguntarle con el ceño fruncido, — ¿Esa fue la puerta?


A V Elvi asintió con la cabeza. —DJ no tocaría, — dijo Mabel notando lo obvio. Asintiendo con la cabeza otra vez, Elvi miró hacia la puerta del dormitorio como si fuera una serpiente, sólo relajándose cuando un segundo golpe llegó, seguido de una voz femenina diciendo, — ¿Hola? —Karen, — dijo con alivio. —Yo atiendo. Grita si tienes algún problema. —Ya he terminado, estoy saliendo, — anunció Mabel y se metió de nuevo en la ducha. Elvi oyó el agua apagarse mientras salía de la habitación. —Estás ahí, — sonrió Karen cuando Elvi abrió la puerta, y luego preguntó con ansiedad: — ¿No desperté a Mabel, verdad? DJ dijo que estaba despierta y que ustedes dos estaban hablando cuando revisó la última vez, así que pensé que estaría bien subir. —Por supuesto que está bien, y no despertaste a Mabel, — le aseguró Elvi, haciéndose a un lado para dejarla entrar. —Está en la ducha. —Oh, bueno. Entonces ella se siente mejor, ¿verdad?— Karen preguntó al entrar. Elvi asintió y cerró la puerta. —Mucho. —Bueno, cuando no regresó después del incendio, vine en busca de Mike y encontré a los hombres en el comedor teniendo una asamblea. ¿Dicen que has estado teniendo algunos problemas? —Un poco, — admitió Elvi con una mueca. —Pero estoy segura de que no es nada. —Oh, — Karen vaciló, y luego añadió: —Bueno, los hombres dijeron que tú y Mabel no iban a ir esta noche a la feria, así que pensé en venir y ver si querías que llevara las tartas y… — ¿Ellos dijeron qué?— preguntó Elvi bruscamente. Con los ojos muy abiertos por el tono de voz de Elvi, Karen dijo con incertidumbre, — ¿Tú no vas a la feria? — ¿Quién dijo eso? ¿Victor?— preguntó ella, con su enojo alzándose encima de su cabeza.


A V —Bueno, en realidad, creo que fue Teddy quién lo dijo primero, pero todos parecían estar de acuerdo. — ¿Teddy también sigue aquí?— preguntó con sorpresa. —Sí. Él y Mike han estado aquí desde el incendio. Elvi dejó salir su respiración lentamente. Sabía que ellos estaban en algo. —Puedo llevar las tartas por ti, — repitió Karen. —Quiero decir, si estás en peligro, tal vez es mejor si te quedas aquí. Elvi frunció el ceño. —Me olvidé de las tartas. Todavía tengo otra docena para hornear, creo. Karen negó con la cabeza. —Los hombres las hicieron. Están todas hechas y las tres últimas están enfriándose. —Oh. — Elvi se quedó mirando la pared, preguntándose cómo los hombres podían ser tan maravillosos y tan molestos al mismo tiempo. Por un lado, habían ayudado a hacer las tartas horneándolas, lo cual fue muy dulce, pero por otro lado, estaban conspirando para impedir que las llevara a la feria para ser vendidas. — ¿Así que llevaré las tartas por ti? —No, así está bien, — dijo Elvi. —Yo las llevaré. Karen se mordió el labio, y luego admitió, —No creo que ellos vayan a dejarte salir de la casa, Elvi. Estaban tramando la forma de retenerte aquí cuando empecé a subir. —Oh, ¿Ellos estaban, lo estaban haciendo?— dijo Mabel y ambas mujeres se volvieron para encontrarla de pie en la puerta del baño, todavía húmeda por la ducha y envuelta en una toalla de baño. Ella obviamente había escuchado todo. — ¿Mabel?— Karen abrió la boca, mirándola con asombro. —Tú… tú… —No está mal para una vieja liberal, ¿eh?— preguntó Mabel con aire divertido cuando Karen no pudo encontrar las palabras que estaba buscando. Karen se hundió sentándose en el lado de la cama y solo la miró. — ¿Supongo que los hombres no mencionaron que Mabel se había convertido?—preguntó


A V Elvi con suavidad. Karen se limitó a sacudir la cabeza, al parecer, estupefacta. Elvi le dio unas palmaditas en el hombro, y luego miró a Mabel mientras cruzaba la habitación con paso determinado. —Así que los hombres están conspirando, ¿verdad?— Mabel murmuró mientras se movía a su armario y comenzó a revisar su ropa. —Bueno, ellos están a punto de tener una pelea entre manos. Mabel Allen y Ellen Stone no se tiran para que cualquiera las pueda pisar. Nosotras…— Se detuvo de repente, con rostro alarmado, y luego gritó, — ¡No tengo ya una sola cosa que me quede! —Yo tengo ropa que puedes usar, —le dijo Elvi rápidamente, y luego agregó, —Y yo tengo un plan también; uno que no incluye necesariamente la confrontación. — ¿Sin confrontación?— le preguntó Mabel en tono casi decepcionado. Ella siempre había sido una luchadora. —Mabel, hay más de ellos y son más grandes que nosotras, — señaló Elvi. —En un enfrentamiento, ellos ganarían. Los cerebros son mejor aquí. —Cerebros. — Mabel asintió con la cabeza. —Tenemos que vencerlos ya, entonces. Elvi sonrió y se volvió hacia la puerta. —Ven. Vamos a encontrarte algo para usar. Tú también, Karen. Vamos a necesitar tu ayuda definitivamente. — ¿Esto no me va a meter en problemas, verdad?— Karen le preguntó mientras se ponía de pie para seguirlas. — ¿Problemas?— preguntó Elvi con sorpresa. —No, por supuesto que no. Sólo vamos a la feria. No es como si fuéramos a hacer algo ilegal.


A V Capítulo 19 —Estoy segura que no robaron tu auto, Teddy. Elvi dijo que no iban a hacer nada ilegal. Victor intercambió una mirada con DJ mientras Karen Knight trataba de calmar al indignado capitán de policía. Teddy Brunswick no lo había tomado nada bien cuando, DJ les informó que ellas se habían ido luego de que fue a checar a Mabel, todos se apresuraron al camino de entrada para descubrir que el auto patrulla había desaparecido. Él había maldecido hasta por los codos, mientras que los demás se amontonaban dentro de los autos de Victor y Harper, arrancando hacia el parque donde se celebraba la feria. Karen tuvo la mala suerte de regresar por otra caja de tartas a su auto en el estacionamiento, cuando ellos llegaron. Señalándola, Teddy había saltado del auto de Victor y arremetido contra ella, prácticamente echando espuma por la boca. — Ellas solo vinieron a la feria, — dijo Karen. —El plan era que saldrían a hurtadillas por la terraza de Elvi y conducir mi auto, pero no había espacio suficiente en el con todas las tartas. Yo no estaba segura de que hacer, pero me dijeron que siguiera adelante, que encontrarían otra manera de llegar hasta aquí. —Y luego robaron mi coche. —dijo Teddy Brunswick furioso. — Estoy segura de que no lo hicieron. Elvi dijo que no harían nada ilegal, — repitió Karen ansiosa. —Bueno, entonces mintió, —le soltó Teddy. —Eso es algo rudo, Teddy, —dijo Mike con el ceño fruncido, deslizando un brazo en torno a su esposa. —Elvi y Mabel no son del tipo que roban y mienten. Es probable que solo lo tomaran prestado. Ellas lo habrían devuelto cuando la feria terminara. Al ver que Brunswick estaba dirigiéndose hacia otra discusión, Victor intercedió. — ¿Dónde están ahora, Karen? Supongo que llegaron hasta aquí, ¿cierto? La patrulla está aquí. —Oh, sí, por supuesto. —ella le sonrió aliviada, al parecer, agradecida de que la alejara de Teddy.


A V — ¿Ellas están surtiendo el puesto? — ¿Qué puesto?— DJ preguntó impaciente. —Mabel no debería estar fuera de la cama. —Se suponía que Mabel surtiría el puesto de tartas, pero había tanta demanda en el puesto de Elvi, que terminó ayudando allí y yo me hice cargo del puesto de tartas. —explicó Karen. — Ellas realmente están reuniendo demasiada gente, sabes. — ¿De qué es y donde está el puesto de Elvi? — Victor preguntó pacientemente. —Es el Puesto de Morder, solo que no es lo… — Karen se interrumpió cuando Victor se volvió y se dirigió hacia el parque, con los otros pegados a sus talones. —No puedo creer que todavía este mordiendo cuando sabe que es contra nuestras leyes, —dijo Harper consternado mientras se apresuraban entre la multitud hasta el Puesto de Morder. — y Mabel también. ¿Seguramente DJ, le dijiste que no está permitido? —Sí, —dijo DJ mordiendo la palabra. — Por lo general el Puesto de Morder esta atrás en la esquina de la derecha, — Brunswick afirmó, apresurándose para mantenerles el paso. —Muéstranos, — dijo Victor, y le permitió tomar la iniciativa mientras se abrían camino a través de la multitud. Victor estaba concentrando en mantener a Brunswick en la mira de la zona ocupada, así que no estaba prestando atención, pero cuando Edward de pronto ladró de risa, miro a su alrededor con curiosidad. — ¿Qué…? — Victor cortó la pregunta mientras veía el puesto que Edward estaba observando. El puesto en sí mismo y sus ocupantes eran imposibles de ver por la multitud reunida al frente, pero el aviso era claramente visible por estar encima. En él se leía Puesto de Morder, pero el Morder estaba atravesado por una línea negra y sobre este se había escrito Besos. —Bueno, —dijo Edward suavemente, —Supongo que por lo menos podemos dejar de preocuparnos de que las damas pierdan la cabeza por esto. —Con un infierno que podemos, — Victor murmuró pasando junto a Brunswick abriéndose camino a través de la multitud. Se abrió paso al frente de la multitud de hombres haciendo caso omiso de las quejas y murmuraciones que causó, pero llegó a un abrupto final en su arribo al puesto.


A V Mabel estaba en el mostrador, comprobando la información en el portapapeles, mientras le hacía preguntas al primer hombre de la fila. Oyó un suspiro de alivio de DJ cuando llegó a su lado y vio a su compañera con su portapapeles, pero Victor no hizo ningún comentario mientras sus ojos buscaban y encontraban a Elvi. Ella estaba en la parte posterior del puesto, ocupada quitando una aguja del brazo de un joven que la miraba de reojo. Mientras miraban, ella le dio una galleta, un pequeño vaso de jugo, y luego un rápido beso en los labios, antes de pasar al hombre sentado en la siguiente de tres sillas. Gruñendo, Victor comenzó a rodear la entrada del puesto, sólo para encontrarse a Mabel de pronto en su camino. —Lo siento, Victor, no calificas, —le dijo alegremente. —No podemos tomar tu sangre. Sin sangre, no hay beso. Vete ahora. Estamos ocupadas aquí. —Mabel. — DJ la tomó del brazo y la llevó hacia un lado para murmurarle frenéticamente. No estaba tan enojado como Victor, ahora que vio que Mabel no estaba en realidad besando a nadie, pero Victor si estaba furioso. —Ahí tienes, — estaba diciendo Elvi mientras quitaba la aguja del brazo del segundo hombre y ponía una bola de algodón sobre el orificio por donde la aguja había entrado. — Sólo sostenla firmemente por un minuto mientras consigo un curita. Se volvió entonces, sólo para detenerse y no chocar con Victor. — ¡Oh! — dijo sorprendida y alarmada. —Victor. ¿Qué estás haciendo aquí? —Creo que la pregunta más importante sería ¿qué estás haciendo tú aquí?— dijo con gravedad, y luego la tomó del brazo para alejarla de los tres hombres sentados en las sillas de la parte posterior del puesto. —Estoy trabajando, — ella respondió brevemente, luego miró nerviosa alrededor. — Teddy no está aquí, ¿verdad? ¿Él sabe…? — ¿Que le robaron su auto?— terminó secamente. —Sí, lo sabe y está muy enojado. —No lo robamos, — dijo rápidamente Elvi. —Solo lo pedimos prestado. —No creo que él lo vea de esa manera, — Victor murmuró. —Él no es feliz, y yo tampoco.


A V —Bueno, eso importa poco, ya que no estaban contentos conmigo antes, — dijo con impaciencia. —Por lo que estaban gritando, es obvio que piensan que soy una imbécil sin cerebro. —Yo no, — Victor negó a la vez, maldiciéndose por haberle gritado antes. Al siguiente momento, tenía el ceño fruncido, confundido, preguntándose cómo se había convertido de repente en el que estaba equivocado. Antes de que pudiera solucionarlo, Brunswick llegó corriendo con los demás. —Ellen Stone, — dijo, sacando sus esposas. —Estás bajo arresto por robo de autos. — ¿Por qué solo me llamas por mi nombre propio cuando estás enojado conmigo? — preguntó Elvi inteligente, no pareciendo demasiado preocupada por las esposas que él agitaba furiosamente a su alrededor. —Y aleja esas tontas cosas. No me puedes arrestar. —Puedo y lo voy a hacer, — Teddy aseguró. —Entonces vas a tener que acusarte a ti mismo bajo el cargo de conspiración y secuestro, — dijo con clama. Cuando Teddy se irguió conmocionado, ella continuó, — Oh, no trates de negarlo. Escuchamos todo, desde el descanso de arriba de camino a mi habitación. — Puso un rostro severo, imitándolo con un profundo gruñido, —Vamos a decirles que no pueden ir a la feria, y si nos dan algún problema las encerraremos en el cuarto frío. — Ella arqueó una ceja y dijo, —Si eso no es secuestro, es por lo menos es detención ilegal. —Pero no tuvimos la oportunidad de encerrarte, —él argumentó rápidamente. —Y yo no he robado tu automóvil, lo tomé prestado. Aquí están las llaves. — ella sacó un juego de llaves de su bolsillo y las dejó caer en su mano. —Gracias por dejarlas en el auto para mí. Está en el estacionamiento. — ¿Dejaste las llaves en el encendido? — Victor preguntó incrédulo. —El cobertizo estaba en llamas, — Teddy murmuró con vergüenza. —Yo ni siquiera me acuerdo de haber apagado el motor. Solo metí el coche en la entrada y me lancé a correr otra vez. — Él hizo una mueca. —Ni siquiera pensé otra vez en ellas hasta que el auto había desaparecido. —Eso debe quedar sentado en el informe, — Mabel comentó, desviando su atención a ella y DJ. La pareja estaba brazo con brazo. Victor supuso que significaba que habían arreglado las cosas. Era lo que él realmente quería hacer con Elvi, arreglar las cosas y traerla de vuelta a la casa donde estaría a salvo. Y reconoció que gritándole, obviamente, no iba a lograrlo. Se suponía que razonando sería mejor.


A V —Elvi, — empezó a decir con calma, —DJ puede ayudar a Mabel con el puesto. Por favor, ven a casa conmigo. Casi pareció funcionar. Su postura y expresión se suavizaron, pero luego negó con la cabeza y dijo en tono de disculpa, —No puedo Victor. Se espera que esté aquí. Victor resopló irritado. —Por lo que he oído esta última semana, eres esperada en todos los eventos de la ciudad. No te matará dejar este evento más temprano. —En realidad, muy bien podría matarme, — dijo con frialdad, su propio temperamento había regresado. —En caso de que no lo hayas notado, no es dinero lo que están donando aquí. —No deberías tener que cantar por tu cena como una especie de mascota de la ciudad, — dijo Victor bruscamente y supo de inmediato que había dicho lo incorrecto. Elvi comenzó a alejarse, pero se detuvo y se dio la vuelta ante sus palabras. Curiosamente, miró a Edward primero y luego a él. — ¿Mascota de la ciudad? — preguntó con voz muy tranquila. La boca de Victor se apretó, y señaló, —Eso es lo que pareces ser. Ellos te suministran sangre y tú vas cuando te llaman como un perro bien entrenado. Tienen obras de teatro, ferias y exhibiciones, y tú te presentas y actúas como un oso amaestrado. Victor vio que la sangre de su rostro desaparecía, sentía lo que había dicho, pero no podía retirar las palabras. Además, eran ciertas. Había captado vistazos de esto en todas partes de su vida. Ella odiaba el nombre de Elvi, pero no le exigía a las personas que dejaran de usarlo porque no quería molestarlas. Ella había admitido que odiaba los trajes que lucía en el restaurante y en estos eventos, como los elegantes vestidos negros que ella y Mabel tenían ahora, pero los llevaban porque eso se esperaba. El negocio de Mordidas de Cumpleaños era un dolor, pero ella había continuado con él para no decepcionar a nadie. Y luego estaba su pánico por las tartas de la feria, como si no participar en este evento fuera catastrófico. Él había tenido la impresión de que temía que dejaran de donar si no hacía estas apariciones. Sin embargo, su elección de palabras podría haber sido más diplomática, Victor se dio cuenta mientras veía la fría expresión que ahora sustituía al dolor en su rostro. Se preparó para un regaño, pero en su lugar ella asintió con la cabeza bruscamente y dijo con tono glacial, —Es bueno saber lo que realmente piensas de mí. —Elvi, — trató de alcanzar su mano, pero ella lo apartó.


A V —No. Has dado tu opinión perfectamente clara. No puedes ser capaz de leerme y eso podía sugerir que soy tu compañera, pero yo no creo que lo sea. No piensas muy bien de mí, Victor. Crees que soy estúpida y que necesito de un cuidador. No quiero ser la mascota de nadie. Ni siquiera la tuya. Ahora, si me disculpan, tengo trabajo que hacer. Alejándose, regresó a su asunto de las sillas de donación, dejando a Victor mirando sin poder hacer nada por ella, sabiendo que la había jodido magníficamente, pero sin saber cómo arreglarlo. — ¡No puedo creerte!— Mabel le soltó, de repente en el rostro. — ¿Supuestamente tú eres su compañero, pero la llamaste mascota de la ciudad y oso entrenado? —Mabel, — DJ murmuró, alcanzando su brazo, pero ella negó con un fuerte no y miró a Victor. —Para tu información, esta feria es por tu culpa. — ¿Qué? — Victor preguntó sorprendido. —Mabel tiene razón, —Teddy afirmó cansadamente, la mayor parte de su enojo con Elvi parecía haberse ido. —Arreglamos esta feria para atraer más donantes... por ti y los demás. Cuando ellos comenzaron a protestar, él levantó la mano para pedir silencio y explicó, — Hay cinco de ustedes aquí a los que les hemos estado dando sangre por una semana. Esas son cinco semanas del suministro de Elvi que se han ido así. — Él chasqueó los dedos. —En realidad, — agregó Mabel. —Es probable que sean más de cinco semanas dado que ustedes parecen beber más que ella. Nosotros tenemos que reemplazar esa sangre por que ella no sufra por su visita. Teddy asintió con la cabeza. —Nos dimos cuenta de eso cuando hicimos los planes para que ustedes vinieran aquí y arreglamos la feria para tratar de aumentar el suministro de sangre. Aunque, por supuesto, no le dijimos a Elvi eso en el momento. Ella pensó que era solo otra de las ferias sin fin que tenemos cada verano. Hay mucho que ella no sabe. Pero ese fue el razonamiento detrás de esto... para asegurarnos de que teníamos la sangre de reserva para esta semana. —Sí, —dijo Mabel con gravedad. —Así que, tal vez en lugar de insultarla, ustedes podrían apoyar más. No es que esperemos que ustedes canten por su cena. Elvi y yo estamos dispuestas a hacerlo por ustedes. Aunque, — añadió gravemente, —tal vez deberían… Tal vez si tuvieras que cantar por tu cena para variar entenderías mejor a Elvi y no serías tan condenadamente prejuicioso. Y dando vuelta sobre sus talones, se marchó para unirse a Elvi.


A V —Elvi no es una mascota, — dijo Brunswick quedamente, observando el trabajo de las dos mujeres. —Ella es muy querida y atendida en Port Henry. Ella es una de nosotros. Es por eso que viene a estos eventos, y no porque sea un animal entrenado para actuar. Victor vaciló, sabía cuál era la forma en que él y todos los demás en este pueblo veían la situación, pero no lo estaban viendo todo. Finalmente le preguntó, — ¿De verdad crees que quiere asistir y ser voluntaria en cada evento que esta ciudad tiene? —Bueno, ¿por qué no iba a hacerlo?— preguntó Brunswick con sorpresa. —Yo lo hago. —Ese es tu trabajo, Brunswick. Para asegurarte de que no haya problemas. Su trabajo es el restaurante, el alojamiento y el desayuno, no hacer una aparición como Elvi el vampiro de la ciudad y correr a un Puesto de Morder o cualquier otra cosa de las que haya hecho en los últimos cinco años. ¿Cuándo ella solo se sentó a relajarse y leer un libro junto al fuego? ¿O algo así? Brunswick parecía incierto. —Ella podía decir que no si… — ¿Cómo le era posible decir que no?— preguntó Victor. —Mira, la mayoría de los inmortales obtienen su suministro de sangre del Banco de Sangre Argeneau. Los donantes son completamente anónimos. Son mortales sin rostro, sin nombre, que un inmortal nunca ha conocido. Incluso entregada como alimento, nos permite consumirla libres de culpa. Elvi, por el contrario, vive y camina entre sus donantes. Casi todos los mortales en esta ciudad han donado para su supervivencia, lo cual es amable, generoso y realmente maravilloso de parte de ustedes, pero también es culpa inducida para ella. ¿Cómo podría ella sentir que puede decir: No, no tengo ganas de asistir a tal o cual cosa, a la gente a la que ella siente que le debe su propia vida? DJ asintió con la cabeza y dijo, —Su vida habría sido mucho más fácil estos últimos cinco años si simplemente hubiera sido capaz de ordenar su sangre como nosotros. —No sabíamos que podía ordenar la sangre, — dijo Brunswick a la defensiva, y luego agregó, —Y, diablos, ella no tiene por qué sentirse culpable para nada. Nosotros fuimos los que le insistimos en que tomara ese maldito viaje. Todos la presionamos. Si no lo hubiéramos hecho, nunca se habría vuelto un vampiro y no habría necesitado la sangre en primer lugar. ¿Por qué diablos crees que todo el mundo da la sangre con tan buena voluntad? Normalmente, tratar de conseguir donantes de sangre es como sacarse los dientes, pero menciona que Elvi necesita más sangre y todo el mundo desde Dawn abajo en la tienda de comestibles hasta Jimmy en el garaje hacen fila para donar porque todo el mundo la empujó a hacer ese maldito viaje. No podía ir a la tienda de la esquina ese otoño sin que la cajera le dijera que debía ir. Por lo tanto, sentimos que se lo debemos. Y ella es


A V uno de los nuestros y nosotros cuidamos de los nuestros. —Y estoy seguro de que está agradecida por ello, —le aseguró Victor. —Sé que yo lo estoy. Ustedes la mantuvieron viva para que yo la encontrara. Pero necesitan ver que al salvar su vida, también la tomaron. Su vida ya no es suya. Ella pasa su tiempo corriendo del restaurante, donde se espera que haga presentaciones, a correr de evento tras evento para pagar por la sangre que necesita... Hasta el punto donde ahora está poniendo su vida en riesgo al asistir a esta feria para que nadie esté decepcionado. Eso está mal, Teddy. Brunswick frunció el ceño tristemente y se volvió para ver el trabajo de las dos mujeres. —Maldita sea, — DJ murmuró, desplazando su mirada sobre la multitud de hombres mortales en torno de Elvi y Mabel, deseosos por donar su sangre en su favor. — ¿Por qué no simplemente llamamos a Bastien y hacemos un pedido de sangre para un año? Entonces no tendrían excusas para estar aquí. —No podemos llamar a Bastien, — dijo Victor. — ¿Por qué? Victor dirigió una sombría mirada sobre el inmortal más joven y señaló, —Bastien informa a Lucian. —Correcto, —dijo DJ derrotado. Al parecer, los otros no entendieron. Sin embargo, todos lo miraron con curiosidad, pero fue Harper quien preguntó: — ¿Y? — La primera pregunta en la boca de Bastien sería, ¿Cómo va el caso?— Explicó y luego añadió, —Y no quiero responder a esa pregunta. —Eso sería lo justo según el caso y, ¿Por qué no quieres responder la pregunta?— Brunswick preguntó, recordándoles de su presencia. Victor frunció el ceño, reacio a admitir cuál era su propósito original al venir aquí, pero al final no tuvo que hacerlo, Edward lo hizo por él. —Yo creo que Victor se refiere a su trabajo como ejecutor para nuestro consejo. — ¿Su trabajo como ejecutor? —Teddy arqueó las cejas, y le preguntó con interés, — ¿Es como un policía vampiro?


A V —Básicamente, — Edward coincidió. —Él es enviado a perseguir a los delincuentes inmortales. — ¿Delincuentes inmortales? — los ojos de Teddy se estrecharon. — ¿Al igual que los que andan mordiendo mortales y así? Victor hizo una mueca. —Sí, — contestó Edward, cuando él no lo hizo. —Por supuesto, su caso se complicó cuando llegó aquí y descubrió que no podía leer a Elvi y que ella era su compañera de vida. —Compañera de vida, compañera de vida, compañera de vida. ¿Qué diablos es una compañera de vida?— Teddy preguntó con irritación. —Todo el mundo alrededor sigue diciendo eso. Mabel es la compañera de vida de DJ, Elvi es, o de acuerdo con ella no es, la compañera de vida de Victor. ¿Qué diablos significa eso? —Es como suena, —dijo Victor, simplemente. —Es nuestra otra mitad. La rara mujer, que será una compañera apropiada. Una mujer que no puede leerse ni controlarse y que equilibra nuestras deficiencias. —Ella nos completa, —dijo Harper en voz baja. —Y llena en nosotros el vacío de nuestra fuerza de vida. Brunswick masticó eso, y luego preguntó, — ¿Y Elvi es eso para ti? Victor frunció el ceño, su mirada se deslizó sobre los otros antes de que lo admitiera, — Nos parece que ella puede ser eso para todos nosotros. —Sí, DJ estaba hablando de eso el otro día, —dijo Teddy con una mueca. — ¿Esto significa que en lugar de un compañero de vida, a Elvi le hemos encontrado un harén? —No, —le aseguró Edward. —Rara vez ocurre que dos inmortales no puedan leer y se adapten a una persona del sexo opuesto, pero es bastante raro y no es el caso aquí. Por lo menos. — añadió mirando a los demás a su alrededor. — Puedo leerla. Ella no es mi compañera de vida. —Bueno, ¿entonces, porque demonios estas todavía aquí?— le pregunto Victor fastidiado. — ¿por qué no te fuiste en el momento en que viste que podías leerla? —Era una semana gratis, —dijo Edward encogiéndose de hombros. —Además tenía curiosidad de ver como resultaría esto. Es como una de esas películas de la semana. El


A V duro y gran ejecutor del consejo enviado para traer al vampiro granuja, solo que ella no es lo que él piensa que es, y ella es su compañera de vida. ¿Qué hará él? —se encogió de hombros. —Además, esta ciudad es… y ella es tan… y luego aquí hay otros intereses. — terminó volviendo a encogerse de hombros. Victor solo miro de reojo al hombre, sin saber cómo responder. Luego se volteó mirando con incredulidad a DJ, cuando el joven inmortal comentó, —Bueno al menos hay un hombre menos en la carrera. —En realidad, son dos hombres menos, —afirmo Alessandro, desviando la atención hacia él. Se encogió de hombros y dijo, —Yo también puedo leer a la bella Elvi. — ¿Te quedaste por la semana gratis también? —DJ sugirió divertido. Alessandro volvió a encogerse de hombros. — Y por otras cosas. —Eso te deja solo a ti, Harper, —afirmo Teddy deliberadamente, volviendo su atención de Victor al alemán. —Supongo que puedes leerla también, y te quedaste solo por la sangre gratis y para ver que sucedía. —No, en realidad, —dijo Harper, y luego admitió, —No he tratado de leerla. Victor frunció el ceño. — ¿No lo has hecho? — No, —respondió Harper con calma. —No me molesté en intentarlo después de descubrir que no podía leer a Jenny Harper. Teddy Brunswick se puso rígido. — ¿Jenny Harper, nuestra cartero? —Sí. La primera noche en el restaurante fui a agradecerle que aceptara cambiar de mesa con nosotros, ¿si recuerdan? Cuando todos asintieron, él dijo, —Bueno, la coincidencia de que su apellido sea Harper como mi nombre de pila, inició una conversación y...— Se encogió de hombros. —Pero has estado cortejando a Elvi, — Victor señaló. — ¿Por qué…? —No estaba exactamente cortejándola, Victor. Pero yo estaba aquí por su invitación, o la de Mabel para el caso, y me pareció de buena educación quedarme a acompañarla hasta que terminara la semana. Además, me pareció una buena oportunidad para permitirle a Jenny acostumbrarse a mí, antes de decirle que es mía. — él dijo simplemente. — Además, parecía que tú necesitabas ayuda para mantenerla vigilada con alguien queriendo matarla.


A V —Lo que es aún el caso, —señaló Edward. —Aunque ahora hay que añadir el problema de evitar que la pierdas. Y luego, el evitar que el consejo exija su cabeza. —él sonrió levemente divertido. —Para un vampiro de dos mil años de edad tu falta de delicadeza en el trato con las mujeres es más que terrible. — ¿Qué vas a hacer con respecto a este consejo?— preguntó Brunswick antes de que Victor pudiera reaccionar a las palabras de Edward. Victor suspiró, con los hombros caídos mientras admitía, —No sé qué diablos hacer con el consejo. He estado tratando de resolver eso toda la semana, pero me distraje por... cosas, — concluyó sin convicción. La mayor parte de la distracción se debió a la misma Elvi. En verdad, un inmortal era inútil desde la primera vez que encontraba a su compañera. —Bueno, — Teddy terció infeliz, — ¿Qué es exactamente por lo que ellos están enfadados? —Nos enviaron aquí originalmente por el anuncio en el periódico y los rumores en Toronto, —dijo Victor. Brunswick frunció el ceño ante la acusación en su cara. —No se molesten todos conmigo. Si no fuera por el anuncio, nunca la habrías conocido. Además, ellos no pueden castigarla por cualquier cosa. Ya sabes que los rumores en torno a los clubes son por causa de Barney y mía, y el anuncio fue colocado por Mabel. No pueden culparla por eso. —Sin duda, tiene razón, Victor, —dijo Harper. —Difícilmente pueden culparla y castigarla por algo que otros hicieron. —No, —replicó Victor. —Pero pueden culparla por otras cosas. Ella no está exactamente viviendo en silencio y haciendo todo lo posible para no ser notada aquí. Ella es una celebridad, aunque sólo sea en este pequeño pueblo, lo cual no les gustará en absoluto. Y ella estaba mordiendo mortales, y eso es lo peor, eso rompe nuestras leyes. — ¿Ella no sabía que estaba rompiendo sus leyes, seguramente tomaran eso en cuenta?— argumentó Teddy. Victor arqueó una ceja. — ¿Así que tú dejas ir a todos los mortales que afirman que no sabían que iban por arriba del límite de velocidad, o no sabían que lo que estaban haciendo estaba en contra de la ley? —Maldita sea, — murmuró Teddy, bajando los ojos. —Nosotros encontraremos algo, — le aseguró DJ en voz baja. —Victor es inteligente,


A V poderoso y su hermano es el jefe del consejo. Él lo solucionará. Victor se las arregló para no retroceder ante esa afirmación. No tenía una sola idea en cuanto a qué hacer con todo esto. Y Lucian podía ser su hermano, pero eso no significaba que él mostraría compasión aquí. Lucian Argeneau tenía fama de ser uno de los bastardos con más sangre fría en el continente, y con buena razón. Los instintos de Victor estaban gritándole que agarrara a Elvi y huyera, que se escondiera, que se trasladara tal vez a Europa donde el Consejo no pudiera seguirlo. —De todos modos, — comentó DJ, —es por eso que Victor no quiere pedir sangre. Él está tratando de evitar cualquier contacto con el consejo o con alguien cercano al consejo hasta que encuentre la manera más segura de presentarles este asunto. —Sí, ahora entiendo. — Harper se quedó pensativo. —Por lo tanto, ahora nosotros también nos vemos obligados a depender de la bondad de estos ciudadanos para nuestro sustento. —Y de Elvi y Mabel, — señaló Edward. —A menos que nos cuidemos de bajar de nuestros altos caballos y ayudarlas, Elvi y Mabel serán las que estén cantando por nuestra cena... o besando por esta como sea el caso. —No, — dijo Alessandro indignado. —Ellas no cantaran. No permito que ninguna mujer se prostituya a sí misma por mí. Yo me prostituiré por mi propia sangre. —Y yo, — murmuró Harper. Victor miró a Teddy. — ¿Y? ¿Qué podemos hacer para ayudar? Brunswick dudó, su mirada resbalo por todo el perímetro de la feria, y luego se alejó. — Vengan conmigo. Vamos a buscar a Karen y Mike. Ellos están en el comité de esta cosa. Victor comenzó a seguirlo, bajando la velocidad cuando Edward apareció a su lado para murmurarle, —Una vez que hayamos resuelto la cuestión de ayudar, creo que debemos discutir la mejor manera de ayudarte a ganar el favor de Elvi. No pareces estar haciéndolo muy bien por tu propia cuenta. —Él tiene razón, — dijo Harper desde el otro lado. —Uniremos nuestras mentes y daremos con algo. No te preocupes. Por alguna razón, sus garantías sólo lo hicieron preocuparse más.


A V Capítulo 20

—Teddy solo me dijo que los hombres atendían el puesto de tartas—, murmuró Mabel, poniéndole una venda al último donante. Elvi la miró con sorpresa. —Pensaba que Karen estaba atendiendo el puesto de tartas. Mabel sacudió la cabeza. —Teddy dijo que Karen y Mike todavía estaban en el estacionamiento, discutiendo por algo. Así que los hombres entraron al puesto y comenzaron a ofrecer besos a las mujeres que regresaran con una venda que demostrara que habían donado sangre. Las cejas de Elvi se levantaron. Eso explicaba el aumento de donantes mujeres. Normalmente ellas eran menos que los hombres en su puesto, ya que preferían ir al banco de sangre, pero había notado a varias mujeres en esta zona la última vez que había mirado en esa dirección. — ¿Quién las besa? —,preguntó Elvi, mientras se inclinaba para poner una venda en el brazo de John Dorsey, darle un rápido beso en los labios, un vaso de jugo y una galleta. —Esa fue mi primera pregunta, también —, dijo Mabel riéndose. —Victor, DJ y yo nos reunimos, y decidimos que se apartarían de eso, por tanto las mujeres podrían elegir solo entre Edward, Harper o Alessandro. Y—, añadió secamente— aparentemente son voluntarios. Al parecer su apetito por la comida no es lo único que se ha despertado en este viaje. Lo cual es algo raro, si lo piensas… o no—, añadió misteriosamente. — ¿Qué has oído? —demandó Elvi de golpe. —Bien, hay algún chisme circulando por ahí—, admitió. — ¿Sobre? —Bueno... ¿has notado que cuando Edward va de voluntario al almacén de alimentos por ti, consigue más harina, más mantequilla, más manzanas, etc.; mientras los demás chicos están haciendo las tartas —Sí—, asintió Elvi. El hombre siempre se había tardado en esos viajes, pero ella se lo achacaba a su lenta forma de conducir. —Bien, parece que todas las veces solo iba a la caja de Dawn, y todo el tiempo se la pasó charlando y riendo con ella—, anunció Mabel.


A V — ¿Riéndose? ¿Edward? — ella preguntó con incredulidad. —Ya seee—, dijo Mabel con un gesto. — Tal vez ella sea su compañera de vida — ¿Dawn? De ninguna manera, —dijo Elvi, asombrada. — Y también esta Alessandro. — ¿Qué pasa con Alessandro? —preguntó Elvi, agrandando los ojos. —Bueno, Louise Ascot dice que él se ha sentado con la señora Ricci todas las mañanas de esta semana cuando esta ha salido a bordar en el sol. — ¿Por la mañana? ¿Mientras el resto dormía? — Elvi lo pensó y supuso que eso explicaba por qué él siempre era el último en levantarse. —Aparentemente se sienta ahí hasta casi el medio día—, continuó Mabel. — Solo hablando con ella y ayudándole con los hilos, las agujas y esas cosas. Y Louise me dijo que esta mañana él entro a su casa, y no salió en horas… y cuando lo hizo sonreía como un idiota. — ¿La señora Ricci? —jadeó Elvi— ¡Pero ella tiene 84 años! Mabel resopló. — Bueno, yo tengo 62 y eso no detuvo a DJ. —Sí, pero... DJ es dulce e inteligente, y Alessandro es tan inmaduro... dejó de hablar— ¿No se supone que habías oído algo sobre Harper también? Ella asintió. —Karen me dijo que ella y Mike lo vieron en el partido, que Harper eligió los asientos y se sentó junto a nuestra cartero Jenny, y todo el partido estuvo hablando con ella. —Bueno..., me imagino que puedo dejar de preocuparme y dejarlos tranquilos—, dijo con una sonrisa y entonces murmuró, —supongo que ahora solo tengo que preocuparme de mi trato con Victor. —Sí. —Mabel se mordió el labio y dijo— Elvi, no seas demasiado dura con él. No creo que piense que eres idiota o algo así. Y en cuanto a tratarte como una mascota…— lanzó un suspiro infeliz — Cielo, él te ha visto y entendido más en una semana, que todo este pueblo en cinco años, incluyéndome a mí que vivo contigo, tu supuesta mejor amiga—. Ella sacudió la cabeza— Lo siento, no me di cuenta de cuales eran tus sentimientos. Nunca


A V se me ocurrió que pudieras sentirte culpable por hacer esas cosas. —Está bien, Mabel—, dijo Elvi rápidamente. —No, no lo está. Ahora que también soy inmortal veo las cosas de diferente manera. Por ejemplo, esos trajes son malditamente incómodos y simplemente ridículos. ¿Cómo demonios los has usado estos últimos cinco años? ¡Oh, Dios mío, DJ se ha afeitado y cortado el pelo! Elvi miró por encima de su hombro y vio a Victor y DJ acercándose, ambos debían haber visitado a Irene. La estilista cortaba el cabello en la feria y todas sus ganancias iban al Refugio de Niños Maltratados, igual que las ganancias por las tartas de Elvi. —Me gusta afeitado—, anunció Mabel, pero añadió— pero me gustaba su pelo largo. —Y a mí, —murmuró Elvi, con la mirada en el corto y conservador corte de Victor. El aún era magnífico, pero había algo en un hombre con el pelo más largo. Y estuvo mirándolo hasta que Mabel le tocó el brazo, llamando su atención. —Oye, Elv... Ellie, — se corrigió Mabel, cambiándole el viejo apodo con una sonrisa de disculpa. — Mira..., solo escucha a Victor, ¿vale? Por lo que he visto y lo que me ha dicho DJ, creo que Victor realmente te ama. —Cree que soy una idiota—, murmuró Elvi. —No seas ridícula, nadie con medio cerebro podría decir que eres idiota—, discutió ella. — Solo déjale hablar, ¿de acuerdo? —Pensé que estabas enojada con él por lo que dijo—, le respondió con el ceño fruncido. —Bueno, lo estaba, pero he pensado que él tiene razón. No teníamos la intención, pero te tratamos como a una mascota o algo así. Y ninguno de nosotros pensó que quisieras hacer algo más que cuidar de todos siempre y… —se interrumpió y movió la cabeza. — No es el momento, solo deja que hable. Me haré cargo del puesto, tómense su tiempo. Elvi vio su prisa por volver al puesto y se volvió a mirar como DJ se separaba de Victor para unirse a la rubia. Victor siguió caminando hasta que llego frente a ella. — No creo que seas idiota—, le soltó—Tengo un gran respeto por tu inteligencia. Creo que eres encantadora, guapa, sexy, aguda… ingeniosamente sexy y dulce, amable y sexy y… ¡Ah demonios! — Victor dejó su intento de explicarse con palabras, y la agarró por los hombros, la arrastró hasta su pecho y la besó concienzudamente.


A V Elvi estaba jadeando para cuando la soltó, pero le oyó decir suavemente, —Te amo, Ellen Stone. Dejando salir un pequeño suspiro, ella apoyo la cabeza en su pecho y susurró, —No soy una idiota. —Lo sé—, él aseguró, acariciando su espalda. —No corro irresponsablemente hacia el peligro. —No... Bueno... —Victor se detuvo cuando Elvi entrecerró los ojos. Y dijo haciendo una mueca. — Tienes una tendencia terrible a apresurarte, haciendo las cosas sin pensarlas primero. —¿Cómo qué? —le desafió bruscamente. —Como la emergencia del pastel de queso—, indicó él. — En el minuto en que supiste que podías comer alimento, te lanzaste como una bala, desesperada por ir a buscar comida, te lanzaste como un tiro, desesperada por ir al A&P y, por desgracia, alguien se cruzó en tu camino. —Quería comida—, dijo Elvi en su defensa. — Hacía cinco años que no comía, Victor. —Sí, lo sé, —dijo tranquilamente, presionando su cabeza contra su pecho, añadió, —Y luego el asunto de la cama. Al momento en que advertiste que podías dormir en una, te levantaste y corriste a la puerta. Elvi se echó hacia atrás exclamando, — ¡Estaba durmiendo en un ataúd! —Sí—, asintió Victor, acariciando su espalda y apretando su cabeza contra su hombro una vez más antes de continuar, —pero no planeas las cosas, solo te lanzas de cabeza... Y me diste un susto de muerte cuando descubrí que estabas en el cobertizo que se incendiaba. Es por eso que te grité… Y eres demasiado confiada. —¿Demasiado confiada? No creo... —Solo recuerda lo que hacías con todas esas bebidas mientras te presionaban Edward y Alessandro en el Night Club. Cosas como que vas a confiar en la persona equivocada y te lastimen, hacen que me enferme de la preocupación, Elvi… Eh… Ellie… Ellen. ¿Cómo quieres que te llamen? Elvi se mantenía apretada a él, su enojo había desaparecido siendo reemplazado por una


A V risita suave. — ¿Estás riendo o llorando? —preguntó Victor cautelosamente. —Riéndome, —le aseguró suavemente. —Bien—, murmuró, depositando un beso en lo alto de su cabeza. Entonces le preguntó, — ¿Es una risa buena o mala? Sonriendo, Elvi se echó hacia atrás y poniéndose de puntillas le besó, susurrando, —Es buena. —¡Oh!, —Victor sonrió. —¿Por qué te cortaste el pelo? Su expresión se tornó cauta cuando ella le soltó la pregunta. — ¿No te gusta? —Bueno... —No te gusta—, dijo decepcionado. — DJ estaba molesto por todos los hombres que andan por aquí merodeando alrededor de Mabel ahora que ella ha cambiado, y pensó que afeitarse y cortarse el pelo le gustaría a ella, y pensé que a ti también podría gustarte… Elvi le cubrió la boca con la mano para callarlo y dijo, —No me disgusta. Solo es diferente, y me enamoré de ti con el pelo largo. Ya me acostumbraré. — ¿Me amas? —pregunto Victor con una sonrisa. — ¡Victor! ¡Abajo! Elvi comenzó a mirar a su alrededor para ver porque estaba gritando DJ, pero lo único que vio fue a DJ volando hacia ellos desde atrás del puesto. Chocó contra ellos, al tiempo que Victor instintivamente la arrastraba al suelo. Los tres cayeron al piso en un barullo de brazos y piernas. —Jesús, DJ, —murmuró Victor, esforzándose por sentarse. — ¿Qué diablos...? Extrañada por su repentino silencio, Elvi siguió su mirada, y vio una flecha clavada afuera del mostrador justo donde ella había estado antes del grito de DJ. —Fue Mike Knight, —DJ respiraba entrecortadamente, mientras se sentaba junto a él.


A V Victor de pronto se volvió hacia el inmortal más joven. —¿Mike Knight? ¿Estás seguro? DJ asintió —No puede ser, —dijo Elvi positivamente, —Él y Karen han sido mis vecinos durante dieciséis años. He visto crecer a sus hijos. Nunca me lastimarían. Mientras decía estas palabras, ella comenzó a levantarse, pero apenas su barbilla llegó al nivel del mostrador, Victor la agarró y la arrastró hacia abajo. Al parecer ella había visto suficiente. Con los ojos abiertos por el impacto, aspiro, — Es Mike. Elvi a duras penas podía creer lo que había visto. Mike Knight, su amigo y vecino, estaba de pie a unos veinte pies de distancia con los brazos extendidos en posición de tirador, con una ballesta en la mano que estaba recargando. — ¿Mike? —Victor sacudió la cabeza confundido. — Lo que hace no tiene sentido. Leí su mente después del incendio del cobertizo. Él no lo preparó. Elvi no dijo nada, su mente aún luchaba con el hecho de que su vecino Mike, a quien conocía y consideraba su amigo desde hacía años, estaba intentando matarla. Pensando en sus amigos se acordó de Mabel, Elvi miró a la parte trasera del puesto y vio a la rubia y a tres donantes tumbados en el suelo, aunque ahora Mabel estaba arrastrándose por el piso para unirse a ellos. —Hey, —dijo tan pronto como los alcanzó. — ¿Qué hacemos? —Escondernos. — Respondió Elvi —Idear un plan. — corrigió DJ con el ceño fruncido, al tiempo que levantaba una ceja en dirección a Victor. — ¿Alguna idea? Victor se encogió de hombros. —Podemos saltar del mostrador desde puntos opuestos y lanzarnos sobre él desde diferentes lados. Solo podrá golpear a uno de nosotros. — ¿Qué? —gritó Elvi consternada. —¡Eso no es un plan, es una locura! Tú... —Eh… ¿Elvi? — La voz de Mike la llamó vacilante desde el otro lado del mostrador. — ¿Crees que podrías ponerte en pie? Esto solo nos llevará un minuto. Elvi miró con los ojos muy abiertos a Mabel —¿Va en serio?


A V — Él ha perdido la cabeza, —dijo Mabel, con un triste movimiento de cabeza. Victor las ignoró, poniéndose repentinamente de pie. Elvi alarmada le agarró la mano, intentando jalarlo hacia abajo mientras siseaba, —¡Victor! Agáchate. Él solo se sacudió su mano y se giró aparentemente hacia Mike. — ¿Qué es esto, Mike? ¿Por qué intentas matar a Elvi? —Eh... bueno, es algo entre Elvi y nosotros, si no te importa, Victor, —dijo Mike, educadamente. —Me temo que todo lo que involucre a Elvi ahora me involucra a mí, Mike—, respondió Victor igualmente educado. Frunciendo el ceño, Elvi se puso de pie a su lado. Si él era lo suficientemente valiente para hacerlo, ella también... o eso pensaba… En el momento en que notó que estaba de pie, Victor se adelantó frente a ella, como un muro protector. Cuando Elvi intentó moverse hacia a un lado, se encontró con DJ de pie frente a ella, bloqueándole el camino. —Ni siquiera lo pienses—, murmuró Mabel, poniéndose al otro lado, de modo que estaba protegida desde todos los ángulos posibles excepto por detrás de la cabina. Haciendo un gesto, Elvi dejó de intentar avanzar al frente y simplemente estiró el cuello para ver por los brazos de Victor. Mike y Karen estaban al otro lado. Mike sostenía la ballesta amartillada al nivel de su cintura y Karen estaba a su lado, con expresión severa. —¿Fue Karen quien le prendió fuego al cobertizo? —preguntó Victor, cuando el silencio se alargó. Mike hizo una mueca y lanzó una dura mirada a su esposa, pero asintió, —Sí. Lo hizo a mis espaldas. Sabía que no lo aprobaría. El fuego podría extenderse fácilmente a la casa de los vecinos o la nuestra. No descubrí que lo había hecho hasta que me lo dijo después que tus chicos salieron del puesto de besos esta noche. — ¿Y la flecha lanzada al almacén de muebles? ¿Tú o ella? —Yo—, admitió. —Aunque fue un accidente. Estaba preparándome para lograr algo de práctica cuando Bob, el propietario del club de arqueros, me gritó que Karen estaba al teléfono. Me eché hacia atrás y de alguna manera solté la flecha mientras me giraba. —Se encogió de hombros.


A V —Siento eso. No me di cuenta de que había alguien hasta que los vi a ti y a Elvi aparecer por el borde de los árboles, para entonces ya estaba al teléfono. Te vi por la ventana, te marchabas en ese momento, entonces salí para asegurarme de que nadie había salido herido. Ahí fue donde Karen tuvo la idea de cómo matarlos. Se imaginó que una flecha sería tan efectiva como una estaca. —Así que tú le disparaste a Elvi en la terraza. Mike asintió. —O lo intenté. Estaba seguro de haberlo logrado, pero obviamente no alcancé a darle en el corazón. Aunque no fallaré a esta distancia, Elvi—, le aseguró, buscando su mirada con expresión solemne. — Será rápido, lo prometo. —Mike Knight, ¿has perdido la cabeza? —gritó repentinamente, Mabel— ¿Qué es lo que vas a hacer rápido o lento? Ella no quiere morir. Él pareció sobresaltado por esas noticias. —Pero le dijiste a Karen que ella se sentía miserable como vampiro y que deseabas que hubiera muerto en el accidente antes de que se convirtiera. —Eso fue hace cuatro años. Ahora es feliz—, dijo bruscamente Mabel, que se giró hacia Elvi y le dijo, — Díselo. —Ella está en lo correcto, Mike. De verdad, no tengo deseos de morir. Mike miró a su esposa, que se movió a su lado y le susurró furiosa. Suspiro, se giró hacia ellos, y cuando Karen dio un paso hacia el puesto dijo, — Lo siento Elvi. Sabes que te queremos, pero él es nuestro hijo. — ¿Owen? — Elvi se puso de puntillas para poder verlos mejor mientras preguntaba, — ¿Qué, en la Tierra, hace que Owen tenga que ver con esto? Su obvia confusión solo sirvió para enfurecer a la mujer. Apoyando la mano en su cadera, Karen chilló, —¡Sabes muy bien lo que esto tiene que ver, tú... tú eres una vampiresa! La forma en como dijo vampiresa parecía sugerir que era un sinónimo de prostituta, pero Elvi simplemente dijo—, No, en realidad no lo soy. — ¡Lo mordiste! —exclamó Karen, como si fuera obvio. Los ojos de Elvi se agrandaron con incredulidad ante el veneno de sus palabras, pero antes que admitir que no le había mordido, ella dijo, —Lo trajiste para que lo mordieran.


A V Los hombros de Karen se hundieron desdichadamente. —Era su cumpleaños, era lo que deseaba. Además, no quería que lo hicieran, en primer lugar—. Fulminó a su marido con la mirada. — Te dije que no debíamos permitirle hacerlo, pero no, tú no me escuchaste. Estaba siendo una mujer imbécil. Ahora tenemos un vampiro por hijo, pero si me hubieras escuchado, solo por una vez... — ¡Qué! —interrumpió Elvi con incredulidad— ¿Un vampiro? —Ya, ya... —interrumpió Brunswick, saliendo de entre la multitud reunida, haciendo notar su presencia. Alguien tenía que correr a detenerlos antes de que estallara un alboroto. Se movió entre los Knights y el puesto, mientras Edward, Harper y Alessandro comenzaban a deslizarse por entre la multitud rodeando a la pareja. —Estoy seguro de que Elvi no quiso decir que lo hizo—, dijo dulcemente Teddy. — Fue un accidente. Ella ha mordido a los chicos de esta ciudad durante cinco años y nunca se ha equivocado. ¿Cómo iba a saber que esta vez la mordedura lo transformaría? —No me importa si fue un accidente o no, quiero a mi niño de vuelta—, lloró Karen. — ¡Mike, haz algo! Cuando Mike la miró vacilante, sus ojos se estrecharon con sospecha. —No me digas que prefieres que nuestro hijo sea un vampiro. —Bueno, infiernos—, murmuró. —Lo que no me gusta es tener que herir a Elvi y ella necesita un esposo. Mejor alguien de aquí que... —Jesucristo. ¡Ella tiene la edad de mi madre! —interrumpió disgustada Karen. —Tiene sesenta y dos años. Los ojos de Mike se deslizaron hasta Elvi, que miraba por entre el brazo de Victor. Él apretó los labios. — Ella está malditamente bien para tener sesenta y dos años. Y Owen se verá así de bien siempre. Solo piénsalo Karen, no tendrás que preocuparte de que lo lastimen jugando futbol nunca más. Karen no estaba impresionada. —Michael Knight si no matas a esta mujer y dejas que nuestro hijo vuelva a ser solo un muchacho, serás citado en un juicio de divorcio y me quedaré con la casa, el barco, la villa, el... —De acuerdo, de acuerdo—, él dijo derrotado, entonces se volvió hacia Elvi y los otros y


A V disculpándose dijo, — Lo siento, pero como ves tengo un trato aquí. La mujer no es razonable cuando se trata de su hijo… —Ya, Mike... —Brunswick dio otro paso, bloqueando la vista de Elvi. —¿Matando a Elvi vas a resolverlo? —Oh, ¡Por amor del cielo, Teddy! ¿No sabes nada? —dijo Karen, exasperada. Adelantándose, le arrebató el arma y lo arrastró un par de pasos al lado de modo que Elvi pudiera verlos otra vez mientras le explicaban. —La única forma de traer a Owen de vuelta es matar al vampiro que lo transformó. Por eso tenemos que matar a Elvi. No queremos hacerlo. Probablemente terminaremos con horribles vecinos tras su desaparición y la partida de Mabel, a Toronto con DJ, pero quiero a mi hijo de vuelta, ¡Demonios! —¿Prefieres tener a tu marido en prisión por el asesinato de Elvi, que a tu hijo convertido en vampiro? —preguntó Mabel incrédula. — ¿Prisión? —preguntó Mike alarmado. —No irás a prisión—, aseguró rápidamente Karen. —No pueden acusarte de su asesinato, porque ella ya está muerta. Solo vas a hacer que descanse. Vamos, cariño, acaba con esto. Lo siento, Elvi—, añadió en un murmullo de disculpa. Mike dio un largo y sufrido suspiro, le ofreció una mirada de disculpa, levantó la ballesta y dijo: —Preferiría que te apartaras, Victor, pero te dispararé para darle a ella, si tengo que hacerlo. Tomándolos por sorpresa, Elvi logró escurrirse entre ellos, colocándose delante de Victor mientras se soltaba, dijo: —Yo no mordí a Owen. —Diablos, Elvi—, dijo Teddy disgustado mientras se sacudía del agarre de Karen y se movía entre Mike y el puesto. —Eso no va a funcionar. Todos sabemos que lo mordiste. Era su cumpleaños. —¿Me viste morderle? —preguntó ella con gravedad. —No, te lo llevaste a la habitación de atrás, pero vimos el mordisco cuando salió—dijo Karen. Agitando violentamente la cabeza, Elvi corrigió, —Viste un vendaje en su cuello. No era un mordisco. Le pusimos una venda para que pareciera que había sido mordido así sus amigos no se burlarían de él, la verdad es que él se echó para atrás…


A V —¡Oh ahora, me sales con eso! —se quejó Mike. —Es solo un intento de hacer que mi hijo parezca un cobarde solo para salvar tu vida. Elvi rodó los ojos. —No es un cobarde, muchos chicos se echaron para atrás. No lo mordí. Cuando Mike la miró indeciso, Karen frunció el ceño y preguntó, —Entonces, ¿por qué mi hijo se ha transformado en un vampiro? —No se ha convertido en un vampiro—, le aseguró Elvi —Duerme todo el día, está levantado toda la noche, no quiere comer nada... —Oh, quieres decir que está comportándose como un adolescente—, Elvi interrumpió su lista de características. — He sido madre también, Karen. Créeme, durmiendo tarde, levantándose tarde y sin comer verduras, seguro que sale y come chatarra con sus amigos de forma tradicional. —Tiene colmillos—, dijo Karen gravemente. Elvi bufó con incredulidad. No había forma de que Owen fuera un vampiro. Ella no lo había mordido. Además, según Victor, si no los mordía, la única forma de convertirlos era compartir su sangre con ellos. Y no la había compartido con nadie. —Lo es—, insistió Karen, enfurecida por su incredulidad. Enderezándose, estiró el cuello para intentar observar por encima de la muchedumbre que los rodeaba. Una mirada de satisfacción cruzó su cara cuando encontró a su hijo. — ¡Owen! Ven aquí y enséñale tus colmillos a Elvi. Elvi siguió su mirada y vio al adolescente sacudiendo la cabeza como un loco mientras intentaba esconderse detrás del señor Albrecht, director del instituto. Entrecerrando los ojos, dijo Elvi: —Owen Knight, ven aquí ahora, por favor. Owen se asomó por detrás del señor Albrecht, con los ojos abiertos de pánico. Agitando otra vez la cabeza. —No me hagas enviar a Victor hasta ahí—, lo amenazó. Eso tuvo el efecto que esperaba y tras una breve vacilación, el chico se escabulló de detrás del director y comenzó a avanzar a regañadientes, abriéndose camino entre la multitud hacia el puesto. —Demonios. Gracias. Hazme el duro—, le dijo Victor al oído, mientras sus manos


A V agarraban sus hombros con fuerza. —Lo siento—, murmuró Elvi. — Pero tú das más miedo que yo. —Y lo daré siempre—, agregó Victor. — Además, no necesitas disculparte. Todo esto es muy instructivo. Me dice que: Espera a que llegue a casa tu padre, va a ser algo que nuestros hijos oirán muchas veces. Elvi lo miró con sobresalto. — ¿Niños? ¿Esta es tu idea de una proposición? Más que contestar, Victor gesticuló delante de ella. —Owen ha llegado. Dejando a un lado el tema de su futuro, Elvi se giró para observar al adolescente. Un pequeño ceño apareció en sus cejas cuando vio lo pálido que estaba. En parte era por el miedo, pero otra parte no, pensó, mientras notaba una raya blanca en sus cejas. Apretando la boca, se apoyó contra el mostrador y deslizó un dedo por su mejilla. Cuando lo observó, la punta de su dedo estaba cubierta por maquillaje blanco. —Adolescentes—, murmuró Victor asombrado. Elvi dejó escapar un ligero suspiro de sus labios, volviendo su decepcionada mirada hacia Owen. —Déjame ver esos colmillos. Owen cerró la boca apretadamente, meneando la cabeza de nuevo. —Owen—, gruñó, — Abre. Su asustada mirada se desplazó hacia Victor, lo que hizo que abriera de inmediato la boca. Elvi miró boquiabierta los colmillos que le mostraba, y les lanzó una enfurecida mirada a los tres hombres que habían estado rodeando cautelosamente a Mike y Karen. —Edward, Harper, Alessandro... ¡Vengan aquí! Los tres inmortales se miraron entre sí, agitaron sus cabezas y dejaron sus posiciones para acercarse al puesto. Más que caminar hacia la entrada, Edward simplemente giró la encimera abatible apoyándola en el marco de la entrada, luego entró seguido por Harper y Alessandro —¿Qué pasa? —preguntó Edward, tan pronto como estuvo delante de Elvi. Elvi apoyó las manos en sus caderas y exigió—, ¿Quién de ustedes lo ha transformado? —Eehh... — Mike se adelantó hacia su hijo recordándole, —Tú lo hiciste, Elvi, cuando lo


A V mordiste en su cumpleaños. Elvi volvió su mirada hacia él exasperada. —No puedes cambiar a nadie mordiéndolo, tienes que... Su boca se cerró bruscamente cuando Victor le agarró el brazo y la arrastró hacia atrás, entre Mabel y DJ. —Creo que sería buena idea mantener solo entre nosotros él como transformamos a alguien—, murmuró, mientras los otros inmortales se acercaban a ellos. — ¿Por qué? —preguntó Elvi sorprendida. —Porque no creo que quieras a nadie entrando a hurtadillas en tu casa mientras duermes para conseguir algo de tu sangre. Elvi se relajó y se rió ante esa posibilidad. — ¡Nadie haría eso! Son mis amigos. —¿Amigos? —Edward arqueó una ceja y preguntó divertido, — ¿Eso incluye al tipo con la ballesta y la flecha apuntando a tu pecho? Elvi lanzó una furiosa mirada al británico y murmuró. —Está preocupado por su hijo. Además, ¡habrás notado que todavía no la ha utilizado! — ¡Dios! Tienes razón, Victor. Es realmente ingenua para su edad, —murmuró consternado Harper. Elvi no sabía a quién fulminar con la mirada; a Victor por, aparentemente, decir tal cosa en algún momento, o a Harper por estar de acuerdo con él. —No soy ingenua—, les informó en tono grave. —He pasado mi vida entera en esta ciudad y conozco a esta gente. A diferencia de ustedes cinco. —Frunció el ceño y exigió, — Ahora, ¿quién de ustedes transformó a Owen? —Querida, Ellen—, dijo Edward con disgusto. — Solo nos está permitido un cambio en nuestras vidas. ¿Puedes creer que lo gastaríamos en ese joven adolescente? Elvi torció el gesto, sabiendo que él tenía razón. Lo guardarían por si sus compañeros de vida lo necesitaban, no lo desperdiciarían en un chico que, aparentemente, había superado su miedo y decidido volverse vampiro. Suspirando enojada, dijo: — Bueno, alguien lo transformó. —Ellen—, murmuró pacientemente Victor. — ¿Viste sus colmillos?


A V —Por supuesto, que lo hice. Y quiero saber quién se los dio. —Mi idea es que podrían ser de la tienda de disfraces de la ciudad, —dijo secamente, entonces preguntó exasperado. —¿Has visto alguna vez tus colmillos? Elvi puso mala cara. —Sí, una vez. —¿Una vez? —preguntó incrédulo. —Una vez—, insistió Elvi. — En México, justo después del cambio. — Hizo una mueca. — Tenían una apariencia algo terrorífica, si mal no recuerdo, así que no he vuelto a mirarlos desde que compramos los espejos. —Olvidé que no habías tenido espejos hasta hace poco—, murmuró Victor, agitando la cabeza, entonces dijo, —Mira, sus dientes... ahora mira nuestros dientes... Elvi esperó pacientemente a que terminara y frunció el ceño, Victor intentó explicarlo. Avanzando hacia los hombres, estiró el brazo, puso la mano en la parte de atrás del cuello de Owen y lo arrastró al puesto. Debía de estar apretándole el cuello dolorosamente, porque el chico chilló sorprendido por el dolor. Rápido como un latigazo, Victor descubrió el interior de su boca abierta con la mano libre y arrancó uno de sus colmillos. — ¡Ouch! —gritó Owen, cubriéndose la maltratada boca. — Estaba pegado. — ¿Pegado? —preguntó sorprendido Victor. Él asintió. —No se sujetan muy bien, así que suelo usar crazy glue. —Idiota—, murmuró Victor, caminando hacia Elvi y extendiendo la mano. El diente en el centro de su mano era solo una funda. —Son falsos. — ¿Qué? —Mike bajó la ballesta y se abalanzó hacia el puesto, y Karen corrió hacia él. La pareja miraba fijamente el falso diente, igual que Elvi, luego se miraron el uno al otro, volviendo a mirar el diente y entonces miraron a su hijo. —¡Owen Knight!—, escupió Karen, acercándose hacia él. — ¿Cómo has hecho algo tan estúpido? ¡Tu padre casi mata a Elvi por este montaje! —Esto no implicaba matar a Elvi—, graznó Owen, echándose para atrás. — Yo solo... Bev piensa que los vampiros son cool, así que pensé…— Su explicación se desvaneció mientras se escondía detrás de otro inmortal, maniobrando para evitar a su furiosa madre.


A V —Ah, —dijo sabiamente Victor, atrayendo la mirada curiosa de Elvi —Ah, ¿Qué? —Una chica. Eso lo explica todo. Los hombres mortales hacen cosas increíblemente estúpidas para intentar impresionar a una chica. —¿Quieres decir, como cortarse el pelo? —preguntó socarronamente. Victor sonrió. —Sí, justo eso. Sacudiendo la cabeza, Elvi se trasladó hacia los hombres y se colocó entre Owen y su madre. —Está bien, Karen. Está bien, lo que bien acaba y nadie ha resultado herido. — ¿Qué? —chilló Victor. —¡Has estado cerca de ser asesinada tres veces! —Sí, bien sabe ella que eso no quiere decir nada, —le aseguró Mike. — A nosotros realmente nos gusta Elvi. Es la mejor vecina que podíamos tener. Estaba realmente desgarrado por tener que matarla. Una carcajada de Edward fue lo que evitó que Victor agarrara al hombre y le rompiera el cuello. El sonido corto y áspero atrajo su irritación y se giró hacia el británico con furia — ¿De qué demonios te estás riendo? —De ti—, contestó simplemente, y añadió. —Y de la situación. No te envidio teniendo que lidiar con esta ciudad. Será una interesante, aunque no dudo que exasperante y agotadora vida. Victor solo sonrió, sospechaba que el hombre no estaba equivocado. —Lo siento, te llamé vampiro y eso—, estaba diciendo ahora Karen. —No seas tonta, lo soy, —le aseguró Elvi. —Sí, pero no es culpa tuya. Además hice que sonara como algo malo y realmente no lo es. Eres un vampiro adorable—, aseguró la rubia. — Y nos encanta tenerte como vecina. Solo estábamos alterados por que Owen era un vampiro y no sabíamos que hacer. Lo siento, hice que Mike intentara matarte. Espero que eso no haya arruinado nuestra amistad. —Desde luego que no—, Elvi le dio un abrazo. —Si lo hubiera sabido, hubiera hecho algo al respecto.


A V Victor sacudió la cabeza con perplejidad ante el funcionamiento de la mente de las mujeres... si es que funcionaba. —Bien—, dijo Mabel suavemente, llamando su atención, —Imagino que está todo resuelto. Victor bufó incrédulo. Podía haber solucionado el misterio de quién había intentado matarla y llegado al final, pero estaba todavía muy lejos de resolver todos sus asuntos. Necesitaban hablar y después todavía estaba la ciudad y el consejo de que preocuparse. —Oh, oh—, murmuró DJ, siguiendo la mirada interrogadora de Victor. El inmortal más joven asintió a su lado y Victor miró por encima para ver a su hermano, Lucian Argeneau, cabeza del consejo, de pie en el borde de la muchedumbre que estaba alrededor del puesto, Victor maldijo por lo bajo.


A V Capítulo 21

—Mierda—, murmuró Victor, preguntándose cuánto hacía que Lucian estaba ahí. — Elvi, ven aquí. —¿Qué pasa, Victor? —ella preguntó, volviendo a su lado, con la cara marcada por la preocupación. No había dudado en responder al pánico en su voz. —¿Qué está mal? —Mi hermano está aquí—, dijo en tono grave, con su mirada trabada en los ojos del rubio inmortal. —Oh—, dijo Elvi. — Que agradable, me presentarás a tu hermano. —Sí—, refunfuñó Victor. Él quería esperar mucho más tiempo antes de tener esta reunión. Por lo menos hasta saber cómo explicaría la situación aquí en Port Henry y con una luz menos perjudicial. —Lo dices como si fuera malo para mí conocerlo—, dijo Elvi preocupada. —¿Es algo malo? —No, no—, le aseguró Victor secamente. —Aparte del hecho de que estamos muertos, una vez que sepa lo que aquí ha sucedido, todo estará bien. — Eh, tú, — ella se rio dándole una palmada en el brazo, claramente pensando que estaba bromeando o exagerando, entonces se giró para mirar afuera a la multitud reunida alrededor del puesto. — Debe ser el rubio que se parece a ti. Victor no se sorprendió de que hubiera adivinado quien era Lucian. Él era el único desconocido para ella de entre la multitud. — ¿Quién es la pequeña morena que esta con él? Victor dirigió su mirada a la pequeña mujer con pantalones blancos y top de seda rojo. — No sé—, lentamente admitió. — ¿Cómo me veo Mabel? Victor miró hacia abajo para ver a Elvi mirando el vestido que usaba alarmada.


A V —Demonios—, dijo ella sin alegría. — Desearía no tener puesto el estúpido vestido de Elvira. ¿Crees que pueda ir corriendo a casa y cambiarme? —Tú siempre te ves encantadora—, le aseguro Karen. — Ambos podrían vestir sacos de patatas y verse maravillosos. —No sé—, murmuró Elvi, dirigiendo de nuevo su mirada a la pareja que se acercaba al puesto. Mirando fijamente la elegante ropa de la mujer, y luego la suya, se mordió los labios y alzó las manos al aire. — ¡Necesito cambiarme! —Si vas a cambiarte, yo también lo haré. —Anunció Mabel. — ¡Yo conduciré! —Karen se ofreció. Victor estaba apretando la boca. —Elvi. Ella se detuvo y se volvió a mirarlo. —¿Qué? —No tienes tiempo para cambiarte—, dijo suavemente. — Además, te quiero a mi lado en esto. Sus ojos se agrandaron ligeramente y Victor tomó su mano entre las suyas, dándole un apretón. —Todo estará bien—, le aseguró ella dulcemente, devolviéndole el apretón, él la miró de pronto y la vio dándole una mirada tranquilizadora. Dulce Jesús. Ella creía que era él, el que necesitaba consuelo, cuando era por ella por quien estaba preocupado y no tenía la certeza de que todo estaba bien para ellos. —¿Qué tan malo puede ser?, —preguntó Brunswick, con un gesto preocupado arrugando su frente, mientras su mirada se deslizaba de Victor a la sombría expresión de DJ. —Malo—, le aseguró DJ. —Estará bien—, le aseguró Elvi, mirando con el ceño fruncido a DJ. Victor sacudió la cabeza ante su optimismo y le dijo al capitán de policía, —Lucian es el jefe del consejo y Elvi ha roto al menos dos de nuestras leyes. —Lo de la mordida y que el resto de nosotros sabemos que es un vampiro. —Dijo Brunswick con un asentimiento, explicándoselo a Mike, — según Mabel, eso va contra las reglas.


A V —Leyes—. Victor lo corrigió, —Leyes que sentencian a Elvi a muerte por quebrantarlas. — Hmmph, —Mike frunció el entrecejo, aproximándose a la pareja. —Quizá deberías tomar esto. Victor miró fijamente la ballesta que ahora le estaba ofreciendo, su mente estaba aturdida. Hace unos minutos el hombre estaba apuntándola a Elvi y ahora se la ofrecía para defenderla. Esta tenía que ser la ciudad más loca... — ¿Debería ir por el rifle que papá me dio por mi cumpleaños? —preguntó Owen preocupado, recordándoles su presencia. —Podría coger el coche y volver en pocos minutos. Victor torció el gesto ante el chico que casi había conseguido que mataran a Elvi y dijo firmemente: —No. —El señor Argeneau tiene razón hijo—, Karen palmeó su brazo, — deja esto a los mayores. —No te preocupes, Owen—, dijo Brunswick convencido. —No pasará nada mientras yo esté aquí. Victor rodó los ojos. Brunswick aún no le entendía. Con placa o sin placa, él no tenía influencia aquí. Su autoridad, incluso su arma, no tenían ninguna utilidad contra la posición de Lucian o su habilidad. No dijo nada sin embargo, simplemente alejó la ballesta que Mike aún sujetaba y siseó, —Deja eso por ahí. —Aunque es tentador, ¿verdad? —murmuró DJ y él no lo negó. Amaba a su hermano pero lo mataría en un latido para salvar a Elvi. Y sabía que DJ sentía lo mismo por Mabel. —Victor—, dijo Lucian a modo de saludo, mientras él y la mujer llegaban al otro lado del mostrador. —Lucian—, le contestó con cautela, y su mirada curiosa notó la sonrisa en su rostro y la forma afectuosa en que deslizaba su brazo por el hombro de la morena. —Hola, qué pasa—, murmuró DJ entre dientes. — Nunca he visto sonreír a Lucian. Y ¿A quién está abrazando? —No lo sé—, repitió Victor mientras Lucian impulsaba a la mujer hacia adelante adentro del puesto antes que entrara él.


A V Guardaron silencio, esperando, Victor intentaba desesperadamente no pensar que tan malo podría ser. —Te has cortado el pelo—, dijo Lucian con una sonrisa. Antes de que Victor pudiera responder, se encontró dentro de un rápido abrazo. Sus ojos se abrieron con incredulidad y le costó un poco responder al saludo. Su hermano mayor no le había demostrado afecto a nadie en todo el tiempo que lo conocía, aunque Victor sabía que él había sido abiertamente afectuoso antes de la caída de Atlantis y de la pérdida de su esposa Luna, y de sus hijos. Parecía que ese hombre había regresado. Mientras Lucian pasaba su atención a DJ al saludarlo, Victor se dedicó a deslizar su mirada por la pequeña morena que acompañaba a su hermano, seguro que ella era el motivo del cambio de Lucian. —Hermano... — Lucian dio unos pasos atrás deslizando los brazos sobre la morena de nuevo arrastrándola hacia adelante. — Me gustaría presentarte a mi compañera de vida, Leigh Gerard, pronto será Argeneau. — ¿Compañera de vida? —jadeó DJ incrédulo. —Bien, hola cazadora de dragones. —¿Cazadora de dragones? —rió Leigh mientras estrechaba la mano que le ofrecía el inmortal —Hmmm. Debes ser una caza dragones para haber reclamado el duro corazón de este tipo—, explicó DJ, mientras se apartaba para dejar que Victor la saludara. Sin embargo, cuando Victor le ofreció la mano, ella simplemente se acercó para abrazarlo. —Es un placer conocerte, Victor—, dijo— Lucian me ha hablado mucho de ti. —Bienvenida a la familia—, murmuró él, abrazando su espalda. Entonces dio un paso atrás tomando la mano de Elvi, mientras ella apretaba la suya. Casi la presenta entonces, pero no lo hizo, y en su lugar preguntó: — ¿Cuándo sucedió? Lo último que oí es que te dirigías a Kansas a tratar con Morgan. —Han sucedido muchas cosas desde la última vez que hablamos—, dijo Lucian con una sonrisa, entonces añadió más serio, —He intentado contártelo todo por teléfono pero no respondías el móvil. —Olvidé el cargador y la batería se agotó—, murmuró Victor, esperando que su hermano no lo leyera y se diera cuenta de que estaba mintiendo entre dientes. La verdad era que


A V había apagado la maldita cosa cuando sintió la atracción por Elvi. No quería tener que explicar que estaba haciendo aquí hasta que encontrara la forma de hacerlo. Sabía que DJ había hecho lo mismo en un esfuerzo por proteger a Elvi y a Mabel. —Hmmm—, Lucian asintió y miró fijamente a DJ. —¿Y tú? También lo intenté con tu número. ¿Supongo que también olvidaste el cargador? —Oh no, tengo el cargador—, dijo DJ, con honestidad y añadió la mentira, —Se me olvido el móvil. Lucian entrecerró los ojos. —De acuerdo. Los tres hombres guardaron silencio, Victor ignoraba los ligeros tirones que Elvi le daba en la mano. Sabía que ella estaba esperando que la presentara, pero aún dudaba en hacerlo, así que ahí estaba silencioso, haciendo su mejor esfuerzo por no inquietarse bajo la estrecha mirada de su hermano. Fue Elvi quien finalmente rompió el silencio. Soltando un enojado y pequeño chasquido, tiró de su mano librándose de él y dando un paso hacia adelante, se la ofreció a Lucian. — Soy Ellen Stone. Bienvenido a Port Henry. —Hola, Ellen—, dijo Lucian educadamente, aceptando y estrechando su mano mientras se giraba hacia Victor con una mirada interrogativa. —Es mi compañera de vida—, gruñó Victor en respuesta a su mirada y no fue el único que notó que había sonado menos que encantado de decirlo. Elvi torció el gesto, forzó una sonrisa y dijo: — No te preocupes por él. Creo que Victor teme que vayas a querer matarme, pero estoy segura de que querrás que te expliquemos algunas cosas. Esta es mi amiga Mabel. Es la compañera de vida de DJ y este es... —Disculpa—, dijo Lucian ante el gemido de Victor cuando ella lanzó la bomba y luego intentó apresurar las presentaciones que había desatendido. —¿Por qué pensaría Victor que querría matarte? —Porque he mordido mortales y todo el mundo sabe que soy un vampiro—, explicó ella. Victor gimió otra vez. —Ya, ya—, dijo Brunswick, poniéndose al lado de ella nervioso. —Tienes al hombre pensando que eres una granuja o algo así. Ella no es mala—, añadió firmemente dirigiéndose a Lucian


A V Lucian elevó una ceja. —¿Quién eres tú? —Soy el capitán Teddy Brunswick—, se presentó, tendiéndole la mano. Cuando Lucian la tomó de forma automática, añadió—Soy el jefe de policía aquí en Port Henry, puedes creerme si te digo que no necesitas temer que Elvi rompa tus leyes ahora que las sabe. La he conocido toda mi vida. Es una buena devota y una honesta ciudadana de esta ciudad. No ha traspasado la ley en su vida. Ni siquiera cruza de forma imprudente... — se detuvo y apretó los labios, luego añadió de mala gana. —Bueno, excepto cuando robó mi coche patrulla anoche. Pero no fue un robo realmente, lo tomó prestado, quiero decir nosotros estábamos amenazando con encerrarlos en una sala congelada y dejé las llaves en el coche, así que fue más un préstamo que un robo, si sabes lo que quiero decir. Cuando Victor volvió a gemir, Mike dio un paso hacia adelante e intentó ayudar. —Teddy está en lo correcto—, dijo con firmeza. —Realmente no fue un robo. Y Elvi no sabía que no debía mordernos, nadie lo sabía o nunca habría mordido a los chicos cuando cumplían los dieciocho. Además solo mordía a los que estaban dispuestos. —Bueno, menos cuando mordió a Mabel mientras estaba enferma durante la transformación—, interrumpió Karen y añadió rápidamente, —pero Mabel la perdonó, aún son amigas y Mabel la mordió a ella durante su propia transformación, así que están a mano, ¿de acuerdo? —¿Quiénes son estos mortales? —Lucian preguntó perplejo a Victor —Oh, lo siento—, Mike le tendió su mano, —Michael Knight, jefe de bomberos de Port Henry. Y esta en mi encantadora esposa, Karen. —Creo que no van a querer matarte nunca más, Elvi—, murmuró DJ entre dientes. —Y no noté lo que tenía Brunswick contigo, tampoco. Suspirando, Victor decidió que ya era hora de interceder, pero antes de que pudiera hacerlo, Harper dijo: —Ella no puso el anuncio en la columna de solteros y nunca ha estado en Toronto. No es el origen de los rumores sobre ese club. —Yo puse el anuncio—, admitió Mabel. —Y los rumores en Toronto fueron causados por Brunswick que investigaba dentro del club intentando encontrar vampiros. —Le informó Edward. —Sí—, añadió Alessandro. —Estaban buscándole compañero a Elvi.


A V —No sabíamos que estábamos haciendo algo malo—, le aseguró Teddy. —No volveremos a hacerlo de nuevo. Cuando Lucian se giró en su dirección, Victor se pasó una cansada mano por el pelo y dijo: — Mira, Lucian, hay tanto que explicarte. Quizá deberíamos volver a la casa y discutir esto. —No irás sin mí, hijo—, anunció firmemente Brunswick. —Soy la ley en esta ciudad y nadie herirá a Elvi. —Nosotros te seguiremos—, anunció Mike, haciendo obvio que irían detrás del capitán de policía. Karen lanzó una mirada hacia la multitud aún congregada alrededor del puesto y dijo, — Creo que deberíamos ir todos. Un rumor de asentimiento surgió de la multitud. Antes de que aumentara el ruido, Lucian barbotó, —Suficiente. Victor esperó tenso mientras la mirada su se deslizaba sobre la multitud que se había acercado al puesto. No ayudaba que tuvieran la misma pinta de turba de linchamiento que tenían en el restaurante la primera noche, cuando entró corriendo, estaca en mano amenazando a Elvi. Si Lucian lo notó, no parecía preocuparle, aunque se acercó a Leigh para protegerla. Finalmente giró su atención a Elvi y preguntó, — ¿Elvi Black? —No..., bueno, sí, pero no—, dijo ella rápidamente y explicó, —Mi nombre real es Ellen Stone, pero todos me llaman Elvi Black. Black es mi apellido de soltera, sabes y Elvi es... bueno, un alias. Lucian miró fijamente a Elvi durante un minuto, luego asintió y se giró primero a Brunswick, luego a Mike, a su esposa, a cada uno de los inmortales y finalmente a Victor. Victor no resistió o intentó bloquear a Lucian cuando sintió que entraba en su mente, sabiendo que su hermano ya había leído los pensamientos de Elvi tan bien como los de Brunswick, los de los Knight, los de los otros inmortales y probablemente los de la mitad de la multitud que estaba afuera del puesto, sino a toda. Era la forma más rápida y fácil de conseguir la verdad de lo sucedido y probablemente el único modo de encontrar una solución. Cuando terminó, Lucian se relajó y le lanzó una mirada a Leigh. —Creo que Bastien va a


A V tener que alquilar un salón más grande. Tendremos que añadir algunos nombres más a la lista de invitados de nuestra boda. Victor dejó salir su respiración en un suave siseo, sus hombros se relajaron, pero se apaciguó cuando Lucian se volvió hacia él —Solo para que conste, Victor—, dijo, —No podrías ganarme en una pelea. Te daría una paliza. Pero entiendo los motivos por los que tendrías que intentarlo. Ella es muy especial. Casi tan especial como mi Leigh. —Aún estoy sorprendida de que no vaya a ser llamada ante el consejo o de que no reciba algún tipo de castigo—, murmuró Elvi, apoyando su espalda en el pecho de Victor y descansando sus brazos en él mientras veían salir del camino de su entrada el coche de Lucian varias horas más tarde. —Esperaba algún pequeño castigo al menos. —Lucian es el consejo, o al menos la cabeza. Lo que él decide es la ley—, explicó Victor, entonces se rió y añadió: — Y considera que vivir aquí, y vigilar a la gente de Port Henry para asegurarnos de que no digan nada, es un castigo. —No lo hizo—, rió Elvi, palmeándole el brazo ligeramente. —Lo hizo, él lo dijo—, le aseguró Victor con una sonrisa. Elvi solo sacudió la cabeza, —De verdad él me gusta y Leigh. Es una lástima que no pudieron quedarse a pasar el día. Se habrían quedado en la habitación que usaban tú y DJ. —A ellos también les gustas tú—, le aseguró Victor, abrazándola, acercándola y dándole un beso en lo alto de la cabeza. —Pero tienen un avión esperándolos en Toronto para llevarlos a Kansas, donde arreglaran unas cuantas cosas del restaurante de Leigh antes de que se vayan a Europa. Lucian está preocupado por nuestra cuñada y quiere ver si está bien. —Marguerite—, murmuró Elvi asintiendo. —Leigh me explicó que no pudieron llegar hasta ella y que su hija había tenido un bebé. —Sí—, la abrazó más fuerte, mientras sus ojos buscaban el cielo. La mención del bebé de Lissiana hizo que recordara el último tema que debían tratar antes de estar seguro de que no habrían obstáculos en su futuro. —Amor, sé que quieres tener niños, pero... —¿Pero? —preguntó ella y pudo oír el disgusto en su voz.


A V Victor abrió la boca para hablar, dudando, quitó los brazos de alrededor de su cintura, y tomando su mano la llevó hasta la silla de la terraza. Acomodándose, la sentó en su regazo, envolviéndola con sus brazos antes de hablar. —Mi hijo, Vincent, no puede sobrevivir de sangre embolsada—, le anunció. Elvi la miró sorprendida. — ¿No puede? Victor agitó la cabeza. —Tiene una anomalía genética que no se lo permite. Con una dieta de sangre embolsada se muere de hambre. Elvi frunció el ceño. —Pensaba que los nanos arreglaban las cosas y nos hacían perfectos. —Perfectos no, mejores. Más fuertes, más rápidos, más sanos... —él se encogió de hombros. —Aparentemente no consideran que esta anomalía deba ser reparada. —Oh—, murmuró Elvi, pensativa y preguntó, —Entonces, ¿cómo sobrevive? —Tiene que alimentarse directamente de la fuente—, respondió Victor. —Tiene que morder a la gente—, aclaró ella. —Sí. Ella guardó silencio durante varios latidos y luego preguntó, — ¿Lo ha heredado de ti? Victor contuvo la respiración, sabía que debía decírselo, pero no imaginaba que ella pudiera adivinarlo. —¿Cómo...? —Llevas aquí una semana, Victor, ni una sola vez has comido delante de mí—, dijo solemnemente. —Además, escuché por casualidad a DJ ofrecerse a cubrirte la primera noche. Y otras veces más. No entendía por qué, pero esto lo explica todo—. Inclinó su cabeza y preguntó: — ¿Es por eso que desapareciste cuando estábamos en el club? —Sí—, reconoció él cauto, pero ella solo asintió y se apoyó en él de nuevo. —¿Te molesta? —,él preguntó, después de un momento de silencio. — ¿Molestarme? —le respondió, confundida. — ¿Por tener que morder a otras mujeres?


A V —Bueno, podrías morder a hombres también—, apuntó extrañada. —Sí y lo haré, pero habrá veces en que una mujer estará más a mano—, él le dijo suavemente. Elvi se encogió de hombros. — ¿Por qué debería molestarme? Para ti es solo una forma de alimentarte... —y volvió a encogerse de hombros. —A Marion le molestaba—, murmuró él. —Marion estaba muerta antes de que existieran los bancos de sangre, ella tenía que morder también para alimentarse. ¿Por qué le molestaba? —Temía que encontrara a una mujer más atractiva que ella, creo—, admitió. Elvi soltó una carcajada. —Entonces quizá había algo equivocado en Marion. Es difícil encontrar a alguien atractivo cuando estás pensando en él como tu cena. Al menos para mí. Sin duda yo no he encontrado atractivo a ningún chico de dieciocho años. Lo miró solemnemente. —Victor, si las encuentras atractivas sé que no podré hacer nada. Soy tu compañera de vida. Dudo que te topes con otra mujer a la que no puedas leer mientras te alimentas. No soy tan insegura como para inquietarme por eso. —Ella inclinó la cabeza. — ¿Por eso no me lo habías dicho hasta ahora? —Por eso y porque estaba preocupado de que te disgustara la idea de tener niños que deberán alimentarse de esa forma para poder estar bien. Bastien dice que las posibilidades son del cincuenta por ciento de que tengan esa deficiencia o no, depende de lo que tomen de la madre o del padre. Es algún tipo de maldición de nuestra gente. —Bien, entonces, imagino que tenemos la esperanza de que lo tomen de mí—, dijo ella, razonándolo. —Pero si no lo hicieran trataremos con ello. Podemos superarlo juntos. Te amo. —También te amo—, suspiró él, abrazándola más fuerte. —¿Cómo logré tener la suficiente suerte para encontrarte? —Mabel puso un anuncio en la columna de solteros—, le recordó burlonamente, Victor rió, la estrechó y la mantuvo entre sus brazos mientras se levantaba de la silla de la terraza. —Estaba pensando que podemos hacer un viaje en un futuro cercano—, murmuró él,


A V mientras se detenía en lo alto de las escaleras. — ¿Oh? —, preguntó Elvi, tirando de la puerta abierta mientras él la llevaba adentro. —Sí. A California. A ver a mi hijo. Elvi le dio una rápida mirada. —¿De verdad? —De verdad—, le dijo suavemente. — Ya es hora. Y de alguna manera no creo que sea doloroso nunca más. —Te amo, Victor Argeneau—, susurró ella, abrazándolo fuerte mientras él la llevaba al dormitorio. —Te amo, Ellen ―Elvi Black‖ Stone... Pero no puedo esperar a cambiar tu nombre por el de Argeneau así sabré como llamarte. —Solo llámame amor—, susurró ella y lo besó mientras él la recostaba en la cama.


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