HISTORIA
Personajes militares del callejero de Madrid Diego de León, la primera lanza de España
El teniente general Diego de León fue un genuino representante de los jefes poseedores del “espíritu jinete”, compuesto de arrojo, valor, acometividad, audacia y disposición generosa para el sacrificio en beneficio de las demás Armas. La gran personalidad de este general, figura romántica y mítica del héroe, se vio reforzada al encarnar las citadas cualidades en grado sumo. Había nacido en Córdoba (30/V/1807) y su familia era noble y rica, pues era hijo del marqués de las Atalayuelas y de María Teresa de Navarrete y Valdivia. De niño estudió en las Escuelas Pías de San Fernando (Madrid) y en el Colegio Real de Nuestra Señora de la Asunción (Córdoba). A pesar de ciertos padecimientos en la cabeza, debió ser un estudiante normal, que dejó muy buen recuerdo. Terminados sus estudios a los 15 años, manifestó a su padre el deseo de ser militar. Por ello, su progenitor decidió “beneficiar la montura” de una compañía de Caballería y obtener así el nombramiento de capitán para Diego. Otorgado el privilegio, mediante la entrega de 74 caballos, que le costaron 160.000 reales, su hijo sería nombrado capitán del Regimiento de Almansa, 1.º de Dragones (20/VIII/1824). El 10 de septiembre de 1926 se casó con María
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del Pilar Juez Sarmiento y Mollinedo, hija del difunto marqués de la Roca, y obtendría, el 20 de diciembre del mismo año, el destino de ayudante del marqués de Zambrano, su tío, que era comandante general de Guardia Real de Caballería. Posteriormente, sería destinado a los regimientos de Coraceros (27/VII/1827) y Granaderos (30/12/1829), ambas
unidades pertenecientes a la División de Caballería de la citada Guardia. Con motivo de la boda de Fernando VII con María Cristina, se le concedió el grado de coronel y obtendría el único ascenso de su carrera por antigüedad el 7 de octubre de 1834, siendo destinado, como comandante jefe, al 3º escuadrón del Regimiento de Lanceros de la misma división. Deseoso de participar en la 1ª Guerra Carlista, defendiendo la causa de la libertad y los derechos
sucesorios de su legítima reina, fue enviado con su escuadrón al Ejército de Operaciones del Norte (7/ XII/1834). Su primera intervención importante, al mando de su regimiento por enfermedad del coronel, se produciría en Arcos (2/IX/1835), donde evitó la destrucción de la columna del general Aldama con unas oportunas cargas. Obtuvo así su primera Cruz de San Fernando (2ª clase). Dos meses más tarde, recibiría una mención honorífica al proteger la retirada del
Diego de León con uniforme de Húsares de la Princesa (Retrato anónimo -Museo de la Academia de Caballería-).