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Sanidad Acuícola
los camarones durante el proceso de producción, a saber: camarones de menos de 0.9 g, juveniles de 1.0 a 3.9 g, y en dos tamaño en los que se pueden comercializar para el consumo, de 4.0 a 8.9 g y de 9.0 a 15.0 g. Los otros tres indicadores son independientes del tamaño de los organismos. Se consideraron dos escenarios para la distribución del alimento: a) distribución del alimento sobre la superficie del estanque y b) uso de bandejas de alimentación. Los indicadores de comportamiento son específicos de las distintas fases del proceso de producción en una granja de camarones. Cuanto más inquietos están, más saltan (comportamiento de huida) y más se estresan.
Las variables ecológicas y biológicas son tan dinámicas e interactivas que es imposible pensar en técnicas de gestión estandarizadas, o controlar las variables ambientales en los estanques y criaderos de camarones. En cambio, es perfectamente posible, establecer rangos aceptables de variación de los parámetros ambientales, asegurar el suministro de alimento natural a los organismos, ofrecer pre y probióticos como parte de la dieta de los camarones, estimular el crecimiento de comunidades microbianas benéficas, realizar pruebas periódicas sobre el estado de salud de los camarones de cría y promover su aturdimiento antes del sacrificio. Los protocolos presentados pretenden ayudar a medir el impacto de todas estas prácticas en el bienestar de los P. vannamei cultivados.
Conclusiones
Este trabajo representa la primera propuesta de indicadores que abarquen todas las fases del proceso de producción de una especie de camarón y, en este caso, de una especie de camarón esencial para la acuicultura mundial. Sin embargo, es previsible que a partir de ahora converjan, cada vez más, las tecnologías de control del bienestar del camarón cultivado y las dirigidas específicamente a las Buenas Prácticas Acuícolas. Esta evolución se producirá a través de la denominada “acuicultura de precisión” (Samocha et al., 2002), que incluirá tecnologías como uso de biosensores, registradores de datos y sistemas de alerta temprana (Albalat et al., 2022); monitoreo de organismos
La industria de alimentos, para camarones, busca constantemente oportunidades para minimizar la dependencia de la costosa harina de pescado y mantener su rentabilidad y sostenibilidad. Sin embargo, se dispone de muy poca información sobre los niveles óptimos de metionina en la dieta, en relación con los distintos niveles de harina de pescado, con el fin de alcanzar el máximo rendimiento del crecimiento del camarón blanco del Pacífico (Litopenaeusvannamei) con eficiencia económica.
Por: Redacción de PAM*
Los alimentos compuestos industriales para camarones figuran entre los mayores consumidores mundiales de harina de pescado dentro de la industria acuícola. En consecuencia, su sustitución por otras proteínas ha sido objeto de múltiples investigaciones. La mayoría de los estudios han demostrado que, los niveles de harina de pescado en la dieta, pueden reducirse significativamente sin provocar efectos adversos en el crecimiento de los camarones.
Las proteínas más utilizadas, para sustituir la harina de pescado, en los alimentos para camarones son los derivados de subproductos de origen animal y de la agricultura. Independientemente de las fuentes de proteínas elegidas, los estudios han comprobado que la formulación de dietas bajas en harina de pescado depende de una suplementación equilibrada de aminoácidos esenciales, ácidos grasos y atrayentes del alimento.
La metionina (Met) se considera el aminoácido esencial (EAA, por sus siglas en inglés) más afectado cuando se cuestiona la harina de pescado. Los niveles recomendados de Met en los alimentos para camarones oscilan entre el 0.7% y el 1.0% de la dieta, dependiendo de diversos factores como la especie de camarón, la fuente de Met suplementario, la fase de crecimiento, las condiciones de cultivo y el nivel de proteína en la dieta. Sin embargo, se dispone de muy poca información sobre los niveles óptimos de Met, en la dieta en relación con los distintos niveles de harina de pescado (FML, por sus siglas en inglés), con el fin de alcanzar el máximo rendimiento del crecimiento del camarón con eficiencia económica.
En el presente trabajo se evaluó el crecimiento de los juveniles de Litopenaeus vannamei, en condiciones de cultivo intensivo, la digestibilidad del alimento y el ahorro por reducción de harina de pescado, con la suplementación dietética de DL-metionil-DL-metionina.
Materiales y métodos
El estudio se realizó en dos etapas experimentales. La primera se diseñó para evaluar el rendimiento del crecimiento de camarones alimentados con diferentes niveles de FM y Met. En la segunda, se determinaron los coeficientes de digestibilidad aparente (ADC, por sus siglas en inglés) de la proteína bruta (ACPDC) y los aminoácidos (AAADC) de dietas con distintos niveles de FM, incluyendo un contenido fijo de Met en la dieta. Para la evaluación del crecimiento se utilizó un sistema de cría al aire libre. La especie de camarón estudiada fue el camarón blanco del Pacífico L. vannamei, adquirido como postlarva (PL) de un criadero comercial. Se empleó como referencia un alimento comercial para camarones de cultivo, con 39.25% de proteína cruda y 6.90% de lípidos totales (dieta control, CTL). Para el análisis económico se calculó primero el costo de formulación de cada dieta individual, utilizando los precios del mercado local de cada ingrediente y aditivo del alimento.
Resultados Crecimiento
En los tanques exteriores, la supervivencia de los camarones fue alta (92.7% ± 4.7%) y no resultó afectada por el contenido de Met en la dieta, el nivel de inclusión de FML o su interacción (p > 0.05) (Tabla 1).
(NEAA, por sus siglas). En tanques interiores los camarones, alimentados con una dieta sin FML, alcanzaron la supervivencia más alta en comparación con otros tratamientos dietéticos. La supervivencia alcanzó una media del 87.5% ± 7.8% (p > 0.05). Al momento de la cosecha, los camarones alimentados con 0% FML crecieron a 0.62 ± 0.04 g/semana y alcanzaron 12.69 ± 0.55 g de PC, ambos significativamente inferiores a los de otros tratamientos dietéticos (p < 0.05). Sin embargo, no se detectaron diferencias estadísticamente significativas en el crecimiento del camarón (557 ± 80 g/m2), ni en el FCR (2.68 ± 0.37). Hubo un AFI significativamente menor cuando los camarones fueron alimentados con 0% y 6% de FML, pero este último no difirió estadísticamente del 12% y 18% de FML (p > 0.05).
Eficiencia Económica
El costo total de producción del camarón, los ingresos brutos, los beneficios y el rendimiento de la inversión dependieron del FCR, el rendimiento, el PC del camarón y los costos de formulación, es decir, el precio de venta del alimento. Los costos de formulación oscilaron entre un mínimo de 0.706 USD/kg (0% de FML con 0.56% de Met) y un máximo de 0.943 USD/kg (18% de FML con 0.82% de Met). Tanto la inclusión de FML en la dieta como el contenido total de Met afectaron a los costos de la fórmula.
Una reducción en FML de 18% a 12%, 6%, y 0% a 0.69% de Met die- tético resultó en ahorros de fórmula de 6.2%, 13.3% y 23.1%, respectivamente. El aumento del contenido de Met, en la dieta con el mismo nivel de FML, también elevó los costos de la fórmula. Sin embargo, el aumento fue menos crítico. El aumento del contenido total de Met de 0.58% a 0.69% y 0.82% en las dietas sin FML, influyó en los costos de la fórmula en un 0.7% y un 1.5%, en cada caso. Se observó un aumento similar del costo de la fórmula con un 18% de FML.
La cría de camarones con una dieta que contenía un 18% de FML produjo el retorno sobre la inversión (ROI, por sus siglas en inglés) más bajo, con un 14.3% ± 6.4%. Destaca el hecho de que el ROI más alto se obtuvo con dietas que no contenían FML (33.2% ± 8.4%) o que contenían solo un 6% (26.5% ± 7.9%). Sin FML, el ROI fue significativamente mayor que con FML al 12% y al 18%. A niveles moderados de inclusión en la dieta, es decir, 6% y 12% de FML, no se observaron diferencias en el ROI.
Discusión
Este estudio ha demostrado que los niveles de FML y Met (Met + Cys) en la dieta, y su interacción, influyen significativamente en el PC del camarón. Las respuestas en el PC en función del nivel de FML variaron según el contenido dietético de Met. Con el contenido más bajo de Met en la dieta, es decir, 0.58%, se obser- vó que la FML solo podía reducirse del 18% al 12%. Mayores reduccio nes condujeron a una reducción del PC del camarón al momento de la cosecha. A niveles moderados de Met en la dieta, es decir, 0.69%, la FML pudo eliminarse completa mente sin ningún impacto en el PC del camarón, pero con un efecto adverso en el rendimiento. En com paración con el nivel más alto de Met en la dieta, es decir, 0.82%, la FML pudo reducirse de 18% a 6%, pero la eliminación completa afectó negativamente al PC. Por lo tanto, los niveles de Met requeridos para maximizar el PC del camarón a 0% y 6% de FML oscilaron entre 0.69% y 0.82%, mientras que a 12% y 18%, solo se necesitó 0.58%. En condicio nes de tanque exterior e interior, el nivel óptimo de FML en la dieta se alcanzó al 6%, sin un efecto adverso sobre el rendimiento del crecimien to de L. vannamei
Desde el punto de vista econó mico, la eliminación de FML fue tan competitiva como la inclusión de 6% de FML, siendo ambas más ventajosas que 12% y 18% de FML. Los costos de producción de las más conducen a un aumento de los costes, que no son compensados por mayores ingresos. En conclusión, la cantidad total de Met en la dieta necesaria para maximizar el rendimiento del crecimiento del camarón depende de la cantidad de FML en la dieta. Mayores cantidades de DL-metionil-DL-metionina reducen la dependencia de la FML. Una suplementación dietética total de DL-Met-Met del 0.34% puede reducir la inclusión de FML del 18 al 6%, sin ningún efecto negativo en el
La versión original,
Los probióticos se han aplicado habitualmente en las granjas comerciales de camarones para aumentar la producción de los estanques, basados en resultados de estudios in vitro o ensayos in vivo en laboratorio. Este artículo resume los aspectos más relevantes de una investigación, cuyo objetivo fue analizar la composición y abundancia de especies probióticas comerciales aplicadas en el agua de un sistema de acuicultura intensiva para la cría de Litopenaeusvannamei.
Por: Redacción de PAM*
Los probióticos se han considerado un enfoque ecológico para aumentar el rendimiento de la producción acuícola a través de distintos mecanismos, como el mantenimiento de la calidad del agua, el rendimiento del crecimiento o la tasa de supervivencia de los organismos acuáticos. Estudios han confirmado que la aplicación de probióticos ha permitido reducir significativamente el uso de antibióticos en la industria acuícola y evitar la aparición de genes de resistencia a los antibióticos en los microbios. Se ha documentado, que algunos probióticos, producen enzimas digestivas como proteasa, amilasa, lipasa, alginato liasa y celulasa, que ayudan a los huéspedes a digerir las dietas ingeridas. Asimismo, las cepas probióticas producen compuestos antimicrobianos activos contra patógenos bacte- rianos, y algunas especies tienen la capacidad de degradar y prevenir la acumulación de residuos acuícolas en los estanques de cultivo, incluidos los residuos orgánicos sólidos o las sustancias químicas tóxicas solubles, como el amoníaco (NH3) o el nitrito (NO2). La mayoría de estos estudios se basaban en estudios in vitro o ensayos de laboratorio in vivo en sistemas de cría a muy pequeña
Alternativas
Estos resultados indicaron que las Pseudomonas putida procedentes de probióticos comerciales tuvieron dificultades para adaptarse y proliferar en el agua de cría de los estanques de camarones. Según los resultados de la NGS, la especie más abundante fue P. psychrotolerans (213 secuencias), seguida de P. azotoformans (81 secuencias) y Pseudomonas sp (9 secuencias).
Perfildelascepasprobióticas en los tractos intestinales
De los intestinos de camarones recolectados en el estanque 1, un total de 172 secuencias bacterianas
(0.2% del total de bacterias identificadas) se asignaron al orden
Lactobacillales. De estas, 90 secuencias (52% de Lactobacillales) pertenecían al género Streptococcus, 33 secuencias (19% de Lactobacillales) al género Enterococcus, 17 secuencias (10% de Lactobacillales) al género Lactobacillus , 9% (16 OTU) al género Weisella, 5% (9 secuencias) al género Lactococcus, y 4% (7 secuencias) al género Leuconostoc. Las 17 secuencias del género Lactobacillus se identificaron como tres especies: L. ruminis (12 secuencias), L. aviaries (4 secuencias) y Lactobacillus sp (1 secuencia) (Tabla 2).
De la muestra tomada en el estanque 2, un total de 1,669 secuencias bacterianas (2% del total de bacterias identificadas) se asignaron al orden Lactobacillales; 1,569 secuencias (94.0% de Lactobacillales) pertenecían al género Lactobacillus, 84 secuencias (5.0% de Lactobacillales) a Streptococcus, 11 secuencias (0.7% de Lactobacillales) a Enterococcus y una secuencia a Weisella. Se identificaron 12 especies a partir de las 1,569 Lactobacillus, siendo las tres más abundantes Lactobacillus sp (469 secuencias), L. pentosus (339 secuencias) y L. reuteri (287 secuencias). Mientras que, las especies con menor abundancia fueron L. agilis y L. acidipiscis, con una única secuencia cada una.
En el estanque 3, un total de 1,265 secuencias bacterianas provenientes de los intestinos de los camarones se asignaron al orden Lactobacillales. De estas secuencias, 945 (75% de Lactobacillales) se identificaron como pertenecientes al género Lactobacillus. La anotación taxonómica inferior indicó que las secuencias se clasificaban en 12 especies bacterianas, siendo las más abundantes Lactobacillus sp (216 secuencias), L. pentosus (209 secuencias) y L. reuteri (101 secuencias).
De los intestinos de los camarones tomados en el estanque 1, 48 secuencias (0.05% del total de bacterias identificadas) se clasificaron como Bacillaceae: 18 se identificaron como Bacillus badius, 24 Bacillus sp y 6 B. thermoamylovorans (Figura 1). De las muestras del estanque
2, se identificaron 43 secuencias (0.05% del total de bacterias identificadas), las cuales se asignaron a Bacillaceae (Figura 1). De ellas, 36 secuencias (84% de Bacillaceae) pertenecían al género Oceano bacillus, seis (14% de Bacillaceae) al género Bacillus, y se identificaron como cuatro especies, a saber: B. thermoamylovorans (2 secuencias), B. badius (2 secuencias), B. coagulans (1 secuencia) y Bacillus sp (1 secuencia).
Alternativas
desarrolló en el agua de cría era diferente del Bacillus comercial. Estos resultados sugieren que los probióticos introducidos fueron incapaces de adaptarse a sus nuevos entornos y no consiguieron proliferar y crecer en los lugares de destino (tracto intestinal de los camarones blancos o agua de cría). Según estudios anteriores, existe la posibilidad de que las bacterias comerciales no sobrevivieran. Las especies probióticas se aislaron en condiciones ambientales muy diferentes y, por tanto, tuvieron dificultades para adaptarse a las de los estanques o de los intestinos de los camarones. Con frecuencia se ha atribuido una gran pérdida de viabilidad a las elevadas concentraciones de ácido y sales biliares en el estómago y los intestinos. La diferencia entre las condiciones del agua de cría y las de cultivo, incluidos oxígeno disuelto, pH, salinidad, temperatura y fuentes de nutrientes, afectarán la tasa de crecimiento de las bac- terias probióticas y el rendimiento celular total. Otra posibilidad es que las bacterias nativas compitan con las probióticas introducidas por el mismo sustrato orgánico, como el carbono. Este estudio podría explicar la inconsistencia de los resultados relativos a la eficacia de los tratamientos probióticos sobre la supervivencia y el crecimiento de los camarones blancos.
Según Chauhan y Singh (2019), la viabilidad de los probióticos es un factor muy importante en las especies acuícolas y sirve como uno de los requisitos previos en su selección para la acuicultura. Los probióticos menos viables pueden no contribuir porque los probióticos comerciales no son viables en los sitios de destino; por lo tanto, pueden no contribuir con las granjas de camarones. Esta podría ser la razón por la cual los estudios informan que la aplicación de probióticos no tiene un efecto significativo en los rendimientos de la producción.
Un estudio realizado por HuertaRábago et al. (2019) informó que la adición de probióticos comerciales no afectó a las bacterias dominantes tanto a nivel de phyla como de género en los estanques de cría.
Todos estos hechos sugieren que, los métodos y estrategias para aplicar probióticos a las especies acuícolas, aún deben ser cuidadosamente investigados para aumentar su eficacia.
Entonces, ¿cuál es el efecto de los probióticos en el presente estudio sobre la composición microbiana en general? Los resultados mostraron que la suplementación con probióticos no parece cambiar la estructura de la composición microbiana en el tracto intestinal de los camarones, como lo indica la ausencia de diferencias significativas en los tres principales filos bacterianos analizados (Proteobacteria, Bacteroidetes y Planctomycetes), tanto en el tratamiento probiótico como en los controles.