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Ser mujer es factor de riesgo

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EL ROSA ES PARA

EL ROSA ES PARA

La violencia es el arma por excelencia del patriarcado. Ni la religión, ni la educación, ni las leyes, ni las costumbres ni ningún otro mecanismo habría conseguido la sumisión histórica de las mujeres si todo ello no hubiera sido reforzado con violencia. La violencia ejercida contra las mujeres por el hecho de serlo es una violencia instrumental, que tiene como objetivo su control. No es una violencia pasional, ni sentimental, ni genética, ni natural. La violencia de género es la máxima expresión del poder que los hombres tienen o pretenden mantener sobre las mujeres.

El término Violencia de a género fue definido por las Naciones Unidas en el marco de la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres y su significado fue ratificado por la conferencia de derechos humanos que se celebró en Viena en 1993.

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La violencia que sufren las mujeres tiene sus raíces en la discriminación histórica y la ausencia de derechos que han sufrido y continúan sufriendo en muchas partes del mundo y que se sustenta sobre una construcción cultural del género. La violencia de género no es fácil de reconocer. Esta socialmente invisibilizada y naturalizada, y esto ha provocado que sea ignorada, negada y ocultada. La violencia de género durante mucho tiempo se encontraba debajo de la mesa, justificada por efectos o factores externos para poder explicarla, tales como el alcohol, la rebeldía de la mujer, los celos, la rabia ante un proceso de separación, etc. La violencia de género está reconocida por la ONU como el crimen encubierto más frecuente del mundo.

Los homicidios por violencia de género son el resultado de la violencia de género, y la violencia de género es consecuencia del machismo, por lo tanto, llegar a una conclusión es sencillo, para acabar con los homicidios, hay que acabar con la violencia de género, y para acabar con esta violencia hay que erradicar el machismo. Sin embargo, si nos preguntamos si se está haciendo algo para erradicar el machismo, la respuesta es: No. Debido a esto será difícil acabar con la violencia de género y sus homicidios mientras el machismo continúe, y tomando en cuenta que el machismo ya no es una conducta sino es cultural, es un trabajo que no se logrará de la noche a la mañana.

La injusticia social da lugar a la discriminación y la violencia. En una mente cerrada, la culpa de la violencia de género la tienen las mujeres, o la culpa de la xenofobia la tienen quienes vienen de otros países. Sin embargo, la culpa está en la raíz del problema y en el conocimiento que se transmite.

Una mujer

Una mujer no gana más que un hombre

Una mujer va en la cocina

Una mujer que prioriza el trabajo es egoísta

Una mujer se ocupa de las tareas del hogar

Una mujer debe ser pasiva y sumisa

Una mujer que prioriza el trabajo es egoísta

Una mujer debe de ser madre

Por género se entiende, como decía Simone de Beauvoir, “lo que la humanidad ha hecho con la hembra humana”. Es decir, todas las normas, obligaciones, comportamientos, pensamientos capacidades y hasta carácter que se han exigido a que tuvieran las mujeres por ser biológicamente mujeres. Género no es sinónimo de sexo. Cuando se habla de sexo se hace referencia a la biología (a las diferencias físicas entre los cuerpos de las mujeres y los hombres), y al hablar de género, a las normas y conductas asignadas a hombres y mujeres en función del sexo. En 1935 Margaret Mead antropóloga y poeta estadounidense, planteó que el género era cultural y no biológico.

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