Delegación Tlalpan
Maricela Contreras Julián Jefa Delegacional Mireya Sofía Trejo Orozco Directora General de Cultura
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes Dirección General del Culturas Populares Primera Edición
Edición: Voces de Cultura Coordinación general: Tania Mena Bañuelos Investigación: Gabriela Iturralde Nieto, Rosa Larralde Ridaura, Manuel Mejía Rodríguez Fotografía: Ireri de la Peña Diseño: Juan Carlos Ortiz San Juan Cuidado de la edición: Ximena Gironella Antúnez Asistente de diseño: Jair López Arias Ayudante de investigación: Verónica Martínez Ogarrio PARRES EL GUARDA
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Agradecimientos:
Le damos las gracias a doña Virginia Reza Moreno, doña Ángela Castro García, doña María de Jesús García Mejía, don Miguel Ortega Durán, don José Arnulfo García Sosa, don Ernesto Nuñez Muroaga, don Marcelo Álvarez, don Felipe, don Luis, don Enrique Mendoza y don Hugo Mendoza por compartirnos sus conocimientos, sus anécdotas y sus entrañables historias, a doña Antonia Sotres por su hospitalidad y a don Marcelo, Lucio Álvarez, Luis Enrique Mendoza y Hugo Mendoza por mostrarnos su trabajo. También queremos reconocer la labor de Sofía Trejo, María de Lourdes Martínez Rodríguez, Iván de Lázaro, Yuritzi López Alvarado, Mario Martínez, la gente de Comunicación Social, que colaboraron con bellas imágenes, promotoras y promotores de cultura, y tantas otras compañeras y compañeros que desde la Delegación nos dieron su apoyo incondicional. En la parte histórica es invaluable la ayuda que nos brindaron Carlos Ruiz Abreu, director del Archivo Histórico de la ciudad de México, y la cronista María Teresa Suárez Castro, de Tlalpan. Por último, agradecemos a toda la comunidad, que nos abrió las puertas de su pueblo y nos permitió adentrarnos en su historia, costumbres, gastronomía, oficios, medicina tradicional, parajes, plantas, edificios, plazas y patrimonio… GRACIAS.
PARRES EL GUARDA
Avena después de ser cosechada
Introducción Al igual que los otros pueblos originarios de Tlalpan establecidos en las faldas del Ajusco, Parres se asentó a la vera del Real Camino a Acapulco, por ahí pasaban las diligencias que iban y venían desde el puerto a la ciudad de México. A finales del siglo XIX, teniendo como guía el antiguo camino, se construyó el ferrocarril y posteriormente la carretera federal, en las inmediaciones de la hacienda se edificó uno de los puestos del guardagujas del tren.
Al salir de la ciudad de México hacia el sur por la autopista, frecuentemente uno se pregunta quién hace los montones de zacate o las pacas de rastrojos de avena que se ven a un lado del camino. Estos terrenos pertenecen a Parres, que es el pueblo originario de Tlalpan más alejado de la ciudad. Está ubicado en el kilómetro 39 de la carretera federal México – Cuernavaca. Su denominación tiene origen en el nombre del antiguo dueño de la hacienda que allí se localizaba: Juan de las Fuentes Parres. Se cree que en esta hacienda la Emperatriz Carlota hacía una parada en su camino a Cuernavaca, lugar en donde pasaba las temporadas invernales.
El cabús de “La Cima”
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Campo de avena
Al morir los dueños de la hacienda, el propietario original y sus hijos, y no tener descendencia, las tierras fueron ocupadas por vecinos de otros pueblos e incluso llegados de otros estados. A mediados del siglo XX las tierras de la hacienda fueron expropiadas y convertidas en ejido. Actualmente hay por lo menos 29 ejidatarios y se cultiva: avena de forraje, maíz, habas, papa, chícharo, zanahorias y remolacha. Se puede encontrar también la cría de ganado menor, sobre todo de borregos, algunos estabulados y muchos de pastoreo; de estos últimos dicen que son animales más sanos, porque se comen el pasto y la avena que encuentran y hacen más ejercicio. Los animalitos se emplean para la producción de lana y para barbacoa. La cría, esquila y procesamiento de estos animales lo aprenden los hijos de los padres y los abuelos, como dice don Marcelo, es una actividad de campesinos de toda la vida, él la aprendió de su padre y éste de su abuelo.
Ovejas
PARRES EL GUARDA
Don Marcelo Álvarez, don Felipe, Luis Enrique Mendoza y Hugo Mendoza son algunas de las personas de los pueblos del Ajusco que se dedican a la esquila de borregos, ellos conocen las técnicas y comparten sus conocimientos con otros ganaderos y en granjas que tienen borregos, como la de la Universidad Nacional Autónoma de México que está ahí cerca. Quienes trabajan en este oficio también tienen conocimientos sobre la preparación de la lana, recuerdan por ejemplo que en otros tiempos la lavaban con sanacoche, y de cómo se carda. También se lamentan que cada día se vende menos lana, pues ésta ha sido sustituida por fibras sintéticas.
Bosquejo histórico • Época colonial El lugar que hoy ocupa el pueblo de Parres fue durante muchísimos años una ranchería, y en ella se dedicaban al pastoreo de animales, no al cultivo. Dice la tradición oral que la construcción de lo que más tarde fue la hacienda, por lo menos la más antigua, data de la época de la colonia, y que no le pusieron ventanas para que no entrara el frío. Cuentan que Cortés pasó por ese rumbo en una ocasión, y en un paraje un poco más adelante del actual Parres, ya en el actual estado de Morelos, gritó:
- ¡Salgan todos!
Y salieron 3 mujeres, desde entonces a ese lugar se le llamó Tres Marías, hasta que el presidente Calles le cambió el nombre a Tres Cumbres. En la ranchería se colocó un puesto de guardia para el Camino Real. Se le hicieron ventanas a la construcción y desde aquel momento se le empezó a conocer como “El Guarda”. No se construyó escuela ni iglesia ahí durante toda la época colonial, esto provocó que nunca se le diera la categoría de “poblado”.
Los restos del casco de la hacienda “El Guarda.”
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Hoy Parres cuenta con escuela, capilla, panteón e iglesias evangélicas. Agua potable y alumbrado eléctrico. Todo esto se ha logrado gracias a la labor organizada de sus habitantes quienes por generaciones han luchado por conseguir mejores condiciones de vida. Las personas mayores recuerdan lo que les ha costado, desde gestiones ante los funcionarios públicos de todos los niveles, hasta otras acciones de protesta más enérgicas.
Esquila de borregos.
PARRES EL GUARDA
• Siglo XIX Se dice que la Emperatriz Carlota hacía una parada en “El Guarda” cuando viajaba de Cuernavaca a México o viceversa. A finales del siglo XIX, los comerciantes de México, Tlalpan y San Andrés buscaron invertir en bienes para alcanzar la posición social de los propietarios de las antiguas haciendas, aprovechando las nuevas reformas en el ámbito agrario, estos comerciantes compraron terrenos a los comuneros que se habían convertido en pequeños propietarios. Así, entre 1893 y 1895, Juan Pablo del Río, de 45 años de edad, comerciante de Tlalpan, compró 7 lotes y, para 1897, llegó a poseer un dominio de 550 hectáreas. Poco después se asoció con Francisco Lazo y formaron la sociedad “Lazo y Río”, sociedad que después de unos años se disolvió, y los ex-socios devolvieron a cada uno de los propietarios las tierras reunidas. Parres tomó mayor relevancia con la construcción de la hacienda “El Guarda” en 1890, y la línea del ferrocarril México - Cuernavaca en 1896. El primer tren en pasar por el pueblo lo hizo en 1901. Se sabe que en esta época la hacienda contaba con 300 hectáreas de terreno.
Antigua estación de tren en “La Cima”
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• Siglo XX a la actualidad Entre 1900 y 1908, Juan Díaz de las Fuentes Parres compró el resto de los lotes que Juan Pablo del Río había devuelto a un habitante de Topilejo, llamado Juan Ibarra, para posteriormente adquirir el propio terreno de Juan Pablo del Río; el dominio de Francisco Lazo pasó, en 1908, a manos de Jesús Díaz de las Fuentes Parres que, habiendo reunido esa enorme extensión, formó la hacienda “El Guarda” de Parres. De ahí su nombre. En la vieja construcción de “El Guarda” vivieron los peones de De las Fuentes hasta 1909, año en el que huyeron, de forma que durante la contienda revolucionaria sólo quedaron cuatro habitantes en el lugar. Cuenta don Ernesto Núñez que en La Cima, paraje emblemático de la región, se instaló de 1910 a 1919 un campamento zapatista, justo en la estación del tren. Ellos, apoyados por los pocos habitantes de Parres, no permitieron que pasaran tropas federales, ni trenes militares, ni armamento hacia Morelos y Guerrero. Al establecer La Cima como punto de contención, la guerra no fue tan dura en esas zonas, a diferencia de lo que ocurrió en los pueblos de abajo, donde la lucha se desarrolló con mucha intensidad. Al terminar la Revolución se instalaron en Parres algunas personas que se dedicaban a la extracción de raíz de zacatón, y que anteriormente le vendían a De las Fuentes por medio de un tal Joaquín Campos, que era el antiguo administrador de la hacienda. Entre ellos estaban Víctor Labastida, Micaela Mondragón, José Pelayo, Rito Abundiz, Barranco, Romero y Guadalupe Hernández, este grupo formaba el grueso de la población en aquel momento. Después de la promulgación del Plan de Ayala, los campesinos adquirieron el derecho a que sus tierras fueran restituidas con el simple hecho de mostrar sus títulos de propiedad, y en caso de que éstos no existieran, los terrenos se expropiarían y se entregarían a los pueblos en dotación. Al tomar el poder Venustiano Carranza en 1914, emitió el Plan de Veracruz, y el 16 de enero creó un Comité Nacional Agrario cuya función consistía en la toma de decisiones de restitución, y recibir demandas según las leyes de reorganización de las tierras. Estas leyes excluían del reparto a aquellas comunidades que no habían sido nombradas como “pueblos”, así, Parres el Guarda quedó fuera. Sin embargo esta condición no resultó definitiva, pues con cada presidente las Leyes agrarias se fueron transformando, y los habitantes del lugar tendrían nuevas esperanzas y mayores vicisitudes. PARRES EL GUARDA
Terreno de doña Antonia Sotres
Con la promulgación de la Reforma Agraria promovida por Lázaro Cárdenas, los hacendados perdieron poder. El 3 de septiembre de 1935 los vecinos de la ranchería de Parres solicitaron que les dotaran con tierras ejidales, pues carecían de terrenos para explotación agrícola. Provisionalmente se les otorgaron 278 hectáreas que le decomisaron a la hacienda “El Guarda”. Los propietarios de las haciendas jugaron un papel importante dentro del movimiento de dotación de tierras, ya que, apoyados en algunas leyes y sobre todo con manías y usos diversos, impedían que se les desposeyera de las tierras; como la aplicación de las Leyes agrarias no se hizo de inmediato, pues los trámites burocráticos la frenaban, los pobladores se vieron siempre remitidos a mucha lentitud en todas las solicitudes de dotación. Estos propietarios, por medio de ambigüedades, corrupción y artilugios legales, se las arreglaron para detener los diversos procesos de dotación. Por ejemplo, fue conocido el caso del dueño de “El Guarda”, que desapareció el expediente de posesión de tierras del poblado de Topilejo. Esta acción fue denunciada al presidente de la República por los campesinos del Ajusco. Existe una carta del hacendado Díaz de las Fuentes Parres, al presidente Lázaro Cárdenas en 1936: a)
La mala fe de la Comisión Agraria Mixta:
“Que dolosamente la citada comisión (…) y el ingeniero comisionado para hacer la planificación, manifestaron que las tierras del predio en cuestión eran de temporal, no con otro objeto más que el poder llevar a cabo la afectación y quedar bien con los pueblos. b)
Que los pueblos tienen la misma calidad de tierra:
Es absurdo y fuera de toda justicia y norma legal afectar una finca cuando el poblado solicitante tiene en propiedad terrenos de la misma calidad en cantidades tres o cuatro veces mayor que la finca afectada. c)
La propiedad es inafectable debido a su tamaño.
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Se me ha señalado como pequeña propiedad, una extensión de 200 hectáreas, violando lo espresamente [sic] ordenado por los artículos 51 y 57 del código agrario vigente, conforme a los cuales debe respetárseme una superficie de 800 hectáreas, toda vez que los terrenos de la hacienda “El Guarda”.”1 La hacienda “El Guarda” vendió algunos terrenos en 1935 sin saber su superficie, pues los documentos no precisan la extensión. Así, la hacienda tenía en 1917 1,887 hectáreas, después la Reforma Agraria decomisó 1,660 hectáreas, y “El Guarda” se convirtió en una “pequeña propiedad” de 224 hectáreas en 1973.
14/jul/1945. Granjas rurales en Parres, Tlalpan. (Museo Archivo de la Fotografía del Gobierno del Distrito Federal)
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1 Esta carta fue sacada de un manuscrito sin nombre, fecha, ni título, que nos fue facilitado por don Max Álvarez, del pueblo de San Andrés Totoltepec.
PARRES EL GUARDA
El 13 de marzo de 2011, el Registro Agrario Nacional entregó al Comisariado Ejidal del Guarda (o Parres), la carpeta de documentos agrarios que les dará plena certeza jurídica sobre su tierra. Ante más de 200 personas, entre ejidatarios posesionarios, familiares y representantes de diversas dependencias federales y locales, se entregaron 71 certificados parcelarios y 20 certificados de uso común, lo que avala la certificación de 252 hectáreas, en beneficio de 56 familias. Como se puede ver, este núcleo fue dotado con tierras, por resolución presidencial en septiembre de 1936, sin embargo no fue sino hasta el 2011 que se realizaron los trabajos técnicos de medición. Es decir, logró su certificación 76 años después de la orden de dotación. Los habitantes del lugar recuerdan que: “La primera cimentación del Templo evangélico fue en 1941, el panteón de Parres fue construido en 1953, se obtuvo alumbrado público en 1973 [...] El teléfono se obtuvo en 1997. La escuela primaria. En 1939 se inició un pequeño salón de clase hasta el tercer año. En 1947 se amplió más para sexto año. Hasta 1970 se construyó la nueva escuela primaria. La escuela secundaria se construyó en 1998”.2 Para 1970 la primaria ya tenía 150 niños de Tres Marías, Topilejo y Parres. Y el jardín de niños se edificó en 1975.
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2 Flores Noyola, M. (2004). La construcción de la capilla católica y otras historias de Parres. En: Mancilla González, M. E. y Álvarez, C. Memoria viva de ocho pueblos de Tlalpan. México: Gobierno del Distrito Federal: Secretaría de Desarrollo Social. 13
El Zacatón La historia del pueblo de Parres el Guarda está íntimamente ligada al desarrollo de la industria de la raíz de zacatón y de su principal instigador, Juan de las Fuentes Parres. Juan de las Fuentes Parres emigra a México procedente de Asturias, España, por el año 1876, y se establece como editor e impresor de libros –encargado, por ejemplo, de producir la primera edición de “Los bandidos de Río Frío” de su amigo Manuel Payno–. En ocasión de una visita a la zona de San Felipe del Progreso en el Estado de México, De las Fuentes Parres tiene oportunidad de observar la manufactura a pequeña escala de escobetas de raíz de zacatón silvestre, que los indígenas mazahuas hacían y mandaban a la ciudad de México al menos desde 1876, y se da cuenta de que el cultivo organizado a nivel industrial de la planta podría representar el nacimiento de una nueva empresa productiva de gran valor, si se contara con grandes extensiones de tierra y suficiente mano de obra. Dispuesto a poner a prueba sus ideas, De las Fuentes Parres compra hacia 1892 la hacienda “Tierra Quemada”, a la que re-nombra “La Providencia”, con el expreso propósito de dedicarla a la explotación de la raíz del zacatón. Don Juan planta vastos zacatonales, abre un obraje para el beneficio o procesamiento de la raíz en la cabecera municipal, aprovecha los ferrocarriles para transportar su producto y consigue gran número de trabajadores, dando buenos salarios e introduciendo conceptos novedosos para la labor agrícola, como el pago por trabajo a destajo. La empresa es un éxito rotundo y casi instantáneo; en 1899, la “Guía General Descriptiva de la República Mexicana” menciona a “La Providencia” como la más valiosa de las haciendas del Estado de México: “por las cuantiosas cosechas de cereales que produce, por lo esmeradamente atendida que se encuentra y, sobre todo, porque en ella nació y tiene su foco principal una tan productiva industria cual es el preparado de la raíz de zacatón”. De las Fuentes Parres decide extender el modelo de la “La Providencia” y compra todos los terrenos que encuentra con las características necesarias para el cultivo de zacatón, llegando, y hasta rebasando, a lo que hoy en día es el extremo sur de Tlalpan. Por esta razón, Parres el Guarda lleva en su nombre los dos pilares de su historia, por una parte toma el título de la hacienda “El Guarda”, establecida en 1890, por la otra, el apellido de Don Juan, el empresario que la compró para incorporarla a su creciente industria. Según el Banco Nacional de Comercio Exterior, México empezó a exportar raíz de zacatón hacia 1895, sobre todo a los Estados Unidos, Francia, los Países Bajos, Suecia y otros países de Europa. Al empezar el siglo XX, México exportaba alrededor de 4,000 toneladas de raíz de zacatón al año, y la industria llegó a un máximo de casi 6,000 en 1909-1910, antes de sufrir un mal periodo hasta 1920, a efectos de la Revolución mexicana y de la Primera Guerra Mundial. Don Juan de las Fuentes Parres muere en 1920, antes de que la industria resurgiera en importancia en el comercio mundial.
PARRES EL GUARDA
Tras décadas de éxito, los productos de raíz fueron progresivamente desplazados por los de plástico, que empezaron a hacerse cada vez más populares y baratos; no obstante, a finales de los años cincuenta, México aún exportaba más de 2,000 toneladas de raíz de zacatón al año. En la memoria de los habitantes de Parres, la extracción y procesamiento del zacatón ocupan todavía un lugar importante. Según recuerdan […] “En la hacienda trabajaban en la raíz, aquí se dice que sacamoleaban3 la raíz del zacatón, para hacer escobetas, escobas, cepillos. A eso se dedicaban las primeras personas que llegaron a Parres, esto fue aproximadamente en el año 1925 en adelante”. Virginia Reza Moreno, José Arnulfo García Sosa, Ángela Castro García, Ma. de Jesús García Mejía y Miguel Ortega Durán, cuentan durante una entrevista cómo era el proceso de extracción: primero, se utilizaba una palanca enorme (más de 2 metros) con punta de metal para aflojar la tierra alrededor de las plantas de zacatón, de manera que se pudieran sacar con la raíz lo más entera posible. El manojo se sacudía y golpeaba varias veces, para deshacerse de la tierra atrapada entre las raíces, y se llevaba a lavar. Recuerdan cómo desde muy temprano en la mañana se juntaba la gente a lavar las raíces usando el agua de un pilancón que estaba en lo que queda de la hacienda original. La raíz de zacatón está recubierta por una cascarilla o pellejito que había que desprender por completo, para lo cual se le daba de garrotazos o azotaba contra las piedras, antes de lavarla por última vez. Se trabajaban al menos tres tipos diferentes de zacatón: el solimán, el zacate fino y otro, más delgado aún, conocido como pasto fino. Los manojos de la “raíz fina”, de color blanco, se trataban en pequeños hornos de leña a los que se echaba azufre, de donde salían de color amarillo y más flexibles. Ya limpias y secas, las raíces se usaban para hacer escobas, escobetas y cepillos o se organizaban en pacas y dejaban listas para embarcar en el tren.
Doña Ángela Castro, doña María Jesús García y don Miguel Ortega
3 “Sacamolear” es limpiar de hierba o rastrojos un terreno. 15
Don Arnulfo García
Don Arnulfo menciona que muchos en el pueblo, él incluido, dependían de hacer escobetas para obtener el dinero necesario para mantenerse: cuenta de un cliente que venía de Iguala en el tren a llevarse 40 gruesas de escobetas cada semana y recuerda cómo se aventaba un día y una noche enteros haciendo las 5,760 escobetas, que luego amarraba por docenas y gruesas, antes de llevarlas a la estación. Relata la gente del pueblo que no sólo la raíz del zacatón era útil: en Parres, el follaje de la planta se utilizó por mucho tiempo en la construcción de paredes y techos de casas y cocinas, para hacer colchones para dormir y hasta para formar nidos de guajolotes. Las espigas de flores se venden para ornato y se usan también para hacer escobas de popotillo. Algunos tipos de zacatón sirven como forraje para borregos, vacas y caballos, sobre todo cuando las hojas son tiernas (hay que tener cuidado, sin embargo, porque otras variedades pueden resultar nocivas: el solimán tierno, por ejemplo, “emborracha” a los animales lo suficiente como para tirarlos al suelo, informan). Además, las partes aéreas de las plantas son buena fuente de pulpa para hacer papel de fibra corta y por la manera en que tienden a cubrir el terreno que habitan, representan una buena barrera contra la erosión por viento o grandes corridas de agua.
PARRES EL GUARDA
El zacatonal es un tipo de pastizal donde dominan los zacatones, plantas gramíneas amacolladas –es decir, que crecen de un macollo o cabeza central– que se da naturalmente en las zonas altas y frías de las montañas del centro de México, desde los 1,800 hasta los 4,300 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente. Los zacatones más abundantes pertenecen a los géneros Muhlenbergia (antes Epicampes), Festuca, Stipa y Calamagrostis y pueden prosperar en suelos arenosos de baja calidad, tanto en valles, laderas y claros naturales, como en zonas perturbadas por tala o fuego, así como a las orillas de bosques, caminos y tierras de labor. En Parres y sus inmediaciones, el zacatonal era parte natural del entorno, así que la introducción del cultivo intensivo de variedades escogidas de Muhlembergia macroura y Muhlembergia stricta, sobre todo, fue en extremo exitosa, puesto que se trataba de plantas que ya estaban bien adaptadas a las condiciones regionales. Todavía ahora, hay zacatón adornando grandes áreas alrededor del pueblo, sin importar que se haya dejado de sembrar activamente hace décadas, cuando el mercado por los productos de esta planta empezó a menguar en el ámbito nacional e internacional. A últimas fechas, hay un renovado interés global por consumir artículos de origen natural, reciclables y bajo impacto ecológico, que se puedan producir conforme a cuadros de desarrollo económico sustentable... Quizás sea tiempo de reconsiderar el cultivo del zacatón, no sólo en su papel histórico, sino como una oportunidad viable a futuro.
Zacatón
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Cultura popular
Festejando a la Virgen.
PARRES EL GUARDA
• Fiestas patronales En Parres, al igual que en gran parte de las comunidades de nuestro país, las fiestas cívicas y religiosas ocupan un lugar importante en el calendario anual. La vida, muchas veces, está organizada alrededor de ciertas efemérides y sobre todo de la expectativa que provoca en las personas la proximidad de un festejo. En Parres festejar a la Virgen de Guadalupe, observar la vigilia y la Semana Santa o conmemorar un año más de la independencia de México, son momentos en los que la organización comunitaria se reactiva; los esfuerzos y recursos de la gente se enfocan al logro de una meta colectiva. Hoy en día la Virgen de Guadalupe es festejada como santa patrona de Parres, aunque esto no siempre ha sido así, antes se celebra la Santa Cruz, el día tres de mayo. Era una fiesta muy sencilla en la que se decoraba la calle con el centro de la palma, una especie de zacate blanco. En esa época no había capilla y las casas eran muy humildes, algunas de zacate y techo de lámina. Los más antiguos habitantes del pueblo recuerdan que el festejo a la Virgen se empezó a celebrar por la década de los años sesenta del siglo XX, hoy en día esta es la fiesta más importante, aunque todavía se celebra el día de la Santa Cruz. Así, pues, Santa María de Guadalupe es la patrona del pueblo y el doce de diciembre se le festeja. En la capilla del pueblo inicia la fiesta con las mañanitas, a las 12:00 am., luego el coro –que lo forman sobre todo las jóvenes de Parres– visita las ermitas de la Virgen de Guadalupe del pueblo y la colonia, esto se hace alrededor de las 2:00 o 3:00 am. Al amanecer se coloca la portada floral que elaboran durante la noche los “Socios de la Portada Floral”, acompañados de la banda de música. Luego de levantar la portada los chinelos empiezan a danzar “La Guadalupana”, que repiten a lo largo del día acompañados de la banda de música. A las 12:00 del día se hace la procesión por la carretera hacia la trituradora de asfalto, allí se reciben las promesas que llevan los otros pueblos a la Virgen, y a la 1:00 pm da inicio la Misa Solemne con las comunidades que han llevado promesas. Las promesas consisten en llevar presentes a la Virgen, ya sea en forma de música y danzas: arrieros, santiagos, aztecas y cocheros, u ofreciendo cirios, ropa para la Virgen, fruta e incluso dinero para la capilla. Las salvas de cohetes –que son también promesas a la Virgen–, acompañan la misa, y al terminar ésta empieza la verbena popular, el jaripeo y el baile organizado por los mayordomos y los grupos de jóvenes.
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Fiesta patronal del Barrio de San Andrés Axitlán.
En la fiesta no pueden faltar los cuetes
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San Andrés Axitlán es un barrio de Parres, también conocido como “La Colonia”, y su fundación data de 1995. En este barrio el 30 de noviembre se realiza la fiesta en honor a san Andrés Apóstol, celebración que comienza nueve días antes con el novenario, llevado a cabo en varias casas del pueblo. El 29 se pone el portal de flores y en la víspera del 30 se cantan las mañanitas, el día se alegra con las danzas de chinelos y la procesión. Al final de la fiesta se queman los fuegos pirotécnicos. Otra celebración importante es la que se realiza el primer sábado después del 2 de enero, cuando se hace la fiesta solemne de “Nuestro Padre Jesús de Aquixtla”. Para esta fiesta se reúnen los residentes de Ampliación de Parres, los nativos de Aquixtla que viven en el Distrito Federal y gente de las comunidades vecinas para dar gracias a “Nuestro Padre Jesús”. Para ello danzan los chinelos, arrieros, santiagueros y aztecas, se hace la procesión, el acarreo de promesas y hay fuegos pirotécnicos. Además, las fiestas cívicas tienen un lugar importante dentro de las celebraciones. Cuenta la gente de Parres que “[...]15 y 16 de septiembre, [se festeja] con un desfile de escuelas donde participan kinder, primaria y secundaria, cada una de ellas elige su propia reina la cual desfila con su escuela, estas reinas son coronadas el día 15 por la noche junto con la del pueblo y otra señorita que es la señorita Patria. Se les arreglan carros alegóricos para el desfile, el subdelegado también da el Grito de Independencia; y como en toda la república se venden antojitos mexicanos [...]” 4
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4 ibídem 23
Costumbres y tradiciones
TodavĂa se pueden ver animales de carga en las calles de Parres
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En Parres pervive la costumbre de “pedir favor para compadres”, es decir, pedir a un familiar, vecino o amigo del pueblo que sea padrino de sus hijos, ya sea de bautizo, confirmación, primera comunión, salida del kínder o casamiento. Para ello los interesados realizan una visita a la casa del familiar o amigo y se le hace la petición. Ocho o quince días después llevan a regalar una canasta que debe contener por lo menos cuarenta o cincuenta kilos de fruta fresca, arreglada y decorada. Los padrinos visten a los ahijados y después de la ceremonia religiosa o cívica, son invitados a comer, ellos y su familia, a casa de los compadres y de sus familiares. Aunque el avance de la ciudad parece no detenerse, este pueblo conserva muchas de las prácticas rurales propias de asentamientos pequeños, en donde todos los vecinos se conocen y velan por el bienestar común, Ofelia Reza, en una crónica contada años atrás5, asegura que la gente en Parres trata de ser un pueblo con historia y respeto, guardan costumbres como la de saludar a las personas cuando van por la calle y preocuparse por la salud del vecino, visitan al enfermo y dan importancia a la convivencia en bautizos, cumpleaños o bodas. Cuando alguien muere hay que acompañar a los deudos y “se acostumbra a llevar al velorio veladoras, ceras, flores, así como frijol, café, azúcar y arroz a manera de ayuda. También se coopera con la fosa y cargando en hombros al difunto hasta el cementerio, porque aquí se cree que la persona dolida o afectada no lo debe hacer.
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5 ibídem 25
Se le ayuda a hacer la comida, después del sepelio se dan las gracias por acompañarlo y se les pide de favor pasen a la casa a comer, esto se hace en cada sepelio y si la familia de un difunto no tiene para el funeral se hace una cooperación de todo el pueblo. También se busca padrino de la cruz de cada difunto, el padrino viste al difunto y se hace cargo del novenario, que es rezar el santo rosario nueve días, al noveno día se levanta la cruz, al décimo día se lleva al cementerio. A veces se hace misa por lo regular, si era adulto o si era católico con las personas de las otras religiones se hace lo mismo, sólo cambia la ceremonia religiosa”.6
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6 Ibídem PARRES EL GUARDA
Gastronomía En Parres se hizo costumbre dar de comer barbacoa, porque la mayoría de los habitantes tiene ganado ovejero. Es famosa la plaza de la barbacoa para degustar el consomé, los tacos suaves o dorados y el montalayo. La humedad natural de la zona favorece la existencia de una gran variedad de hongos. Localmente tienen nombres muy distintos a su nombre científico o al que habitualmente se utiliza. Por ejemplo las señoras Virginia Reza Moreno y Ángela Castro García, recuerdan los siguientes nombres de hongos:
Arreando los borregos de doña Antonia Sotres
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•El mazorca, que es el morilla y parece un pinito, está hueco del tallo y se rellena con queso o papa o picadillo. •El pambaso, es el grandote. •El clavito, que se da en ramita. •Las trompetillas/ oreja blanca u oreja de marrano. •Huapalillo •Tejamanil •Velitas •Cornetas •Chicalas •El negrito •El gachupín •Escobetilla o patitas de pájaro •El cuaresmeño es el único que no necesita agua, por eso hay todo el año. Las dos se deleitan recordando los platillos que se pueden preparar: sopa de hongos, quesadillas, utilizarlos para hacer guisados o rellenos con papa, picadillo o queso.
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Receta Morillas rellenas con puré de papa y salsa pasilla
Ingredientes • 24 morillas o mazorquita • 2 tazas de puré de papa • 3/4 de taza de queso • 1/2 cebolla picada o rallada • Epazote al gusto • 1 diente de ajo picado • 3 huevos • Harina • Aceite para freír • 2 tazas de salsa de chile pasilla
Quelites Los quelites fueron plantas muy valoradas por los pueblos prehispánicos y en la actualidad continúan siendo un recurso alimenticio muy importante debido a sus propiedades alimenticias y a sus características de sabor, olor y consistencia. El nombre de quelite se deriva del término náhuatl quilitl el cual ha sido interpretado como hierba comestible o verdura. En México existen por lo menos 358 especies de quelites comestibles, pueden consumirse crudos, cocidos, fritos o al vapor.
Preparación Lavar las morillas, quitarles la pata y abrirlas por abajo, rellenar con el puré mezclado con el queso, epazote, cebolla y ajo. Batir las claras y agregar las yemas. Pasar las morillas por harina y capearlas. Freír en aceite y servir con la salsa. Se puede preparar la salsa con clavo, canela y pasitas. Nos dicen doña Virginia y doña Ángela que hay que tener cuidado pues en la zona también hay de los hongos que no se pueden comer como el que se llama San Juanero, este se parece al champiñón pero no se debe comer. Cuentan que un señor honguero echando bromas con un amigo se comió uno y enseguida se le cerró la garganta.
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Muchas veces constituyen el componente principal del platillo o sirven de condimento. Algunos documentos escritos durante los 50 años posteriores a la conquista dan cuenta de la existencia, en el Valle de México, de 84 a 150 especies de quelites. Actualmente se consumen sólo 15 especies, y un tercio de ellas son introducidas. Fuente: Ye, R y E Linares. 2000. Los quelites, plantas comestibles de México. Una reflexión sobre intercambio cultural CONABIO. Diversitas. 31:11-14 Recuperado de: http://www.biodiversidad.gob.mx/Biodiversitas/Articulos/biodiv31art3.pdf
Otras recetas tradicionales que recuerdan se refieren a la conservación de la carne de puerco. La carne de cerdo se preparaba con chile rojo y manteca y según cuentan duraba así hasta tres meses. También recuerdan que recogían nabitos –no el tubérculo sino el quelite– en el campo, llegaban a la casa los hacían al vapor y lo acompañan con salsa verde. Se comen también los chivitos en ensalada con queso, salecita, limón y aceite. Esta hierba se da en la milpa y se parece a la verdolaga. Todos los quelites se pueden hacer sudados, en quesadilla o como acompañamiento de carne de cerdo o pollo. Recuerdan también, como en casi toda la zona, que antes se producía pulque en Parres, se consumía habitualmente en el pueblo y sobre todo durante las fiestas y también se “exportaba”, en los vagones del tren se subían tinajas de pulque y se enviaban a la ciudad de México o hacia Morelos. Aquí, como en los otros pueblos se ha acabado con el maguey y eso sumado al consumo masivo de cerveza ha puesto fin a la tradición de los tlachiqueros.
PARRES EL GUARDA
Tlachiquero El “Tlachiquero” es la persona que extrae el aguamiel del maguey para después fermentarlo y obtener la bebida conocida como pulque. La palabra “tlahchiqui” proviene del náhuatl y se refiere a raspar una cosa; en este caso el maguey. Durante la época prehispánica el cultivo del maguey fue altamente valorado debido a que de éste se extraían hilos para la fabricación de telas. Igualmente se utilizaba para fabricar vasijas y otros objetos útiles para la vida cotidiana. En ésta época el consumo del pulque fue exclusivo de los sacerdotes y gobernantes. Posteriormente, en el periodo virreinal la bebida cobró gran popularidad entre los indígenas, castas y algunos españoles. Para entonces existía un gran número de tlachiqueros en los alrededores y dentro de la ciudad. Recuperado de: Dorian Téllez Rodríguez http://tlachiqueros.wordpress. com/:o
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Sitios de interés
Don Ernesto Núñez Muroaga
PARRES EL GUARDA
La Cima El lugar conocido como paraje “La Cima” es el punto más alto de la Ciclovía Rural de Tlalpan. Se encuentra ubicado a 3100 m s.n.m. y si bien jurídicamente es parte de Topilejo, la costumbre lo ubica como parte de Parres, que se encuentra a tres kilómetros o cuatro, si es que se va por la ruta para las bicicletas. Es el último lugar habitado del Distrito Federal, pero si se cuenta al revés –como lo hacía el papá de Ernesto Núñez Muroaga, que es quien nos cuenta sobre este lugar– es el primer pueblo antes de llegar al D. F. En La Cima termina la pendiente de subida de la ciclopista y se pueden apreciar tranquilos paisajes. Instalado en un antiguo vagón del ferrocarril hay un pequeño museo que recuerda la historia y la importancia del paso del tren por estos parajes. La historia de Parres está ligada al paso del tren, no sólo por tratarse de un punto importante en el que confluían varias vías del tendido entre México y Morelos, sino porque buena parte de los habitantes de este pueblo descienden de los trabajadores ferrocarrileros que instalaron allí su campamento durante el tendido de las vías, quienes más tarde se establecieron en el lugar de forma permanente. El tren forma parte de la vida y la memoria de esta zona, don Ernesto recuerda que su papá tenía una colección de documentos, fotos y otros objetos relacionados con el tren y el paso de éste por La Cima, muchos de ellos están vinculados con la Revolución mexicana, y el papel que este sitio jugó en aquella época como lugar de contención del avance de las distintas tropas, desde y hacia Morelos.
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Antigua estaci贸n La Cima
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También cuentan que en Tlalpan todavía hay tres cabuses, uno de ellos está en el Ajusco, otro en La Cima y el último en el Rancho ecológico La Cima. Estos componentes del ferrocarril –la parte final del convoy– una vez que el tren ha dejado de ser un medio de transporte y carga importante, ha recibido otros usos, en La Cima algunos de ellos se han convertido en casas habitación o en oficinas, el papá de don Ernesto rehabilitó un cabús, le puso puertas, ventanas y le parchó los agujeros que tenía.
La Cima
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El interior del cabús de La Cima
PARRES EL GUARDA
Anecdotario Cuentan que por “la segunda olla hay una cueva muy grande que se llama la Cueva de Mendoza, esa cueva tiene muchos años. Hay varias leyendas, una de esas dice que un señor se metió, había tres entradas y él se metió a una de ellas, salió para un estado del país, y dice que los que se meten por las otras dos entradas se quedan ahí encerrados”.7
El atardecer
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7 García, M. O. (2004). De cómo llegué a Parres. En: Memoria viva de ocho pueblos de Tlalpan. México: Gobierno del Distrito Federal. Secretaría de Desarrollo Social. 37
Bibliografía
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PARRES EL GUARDA
(Julio 1960). Departamento de Estudios Económicos del Banco Nacional de Comercio Exterior S.A.; MERCADOS Y PRODUCTOS: Raíz de Zacatón; Comercio Exterior; 394-397. Manuscrito sin nombre, título ni fecha que trata de la historia de los problemas agrarios de Tlalpan. Este manuscrito nos fue facilitado por don Maximiliano Álvarez, del pueblo de San Andrés Totoltepec. Archivo de la Tesorería del Distrito Federal Cinco libros. Catastro de Pequeñas Propiedades del Ajusco. Años de 1907 a 1909. Hospital de Jesús 99. Exp.294. Problema de Ranchería. Secretaría de la Reforma Agraria Expediente Ejidal de Parres 23/20661
Entrevistas Don Marcelo Álvarez Don Felipe Sra. Ángela Castro García Sra. María de Jesús García Mejía Sr. José Arnulfo García Sosa Sr. Luis Enrique Mendoza Sr. Hugo Mendoza Sr. Miguel Ortega Durán Sra. Virginia Reza Moreno
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Mapa de la jurisdicci贸n de San Agust铆n de las Cuevas. 1532. (Archivo General de la Naci贸n)