The Tale of the Big Bang
Cristian RodrĂguez
©2017, Cristian Rodríguez Edición: Diana Rodríguez Diseño: Diana Rodríguez Ilustración por Diana Rodríguez Concepto e Historia por Cristian Rodríguez Se prohibe la reproducción total o parcial de esta obra sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos Impreso en Bogotá Colombia Primera edición, 2017 Se terminó de imprimir y encuadernar en Mayo de 2017 Impreso en Auros Bogotá Colombia Calle 92 #15-62 Chicó. Espacio editores ©Todos los derechos reservados
TALE OF BIG BANG OR (EL TODO Y LA NADA)
CRISTIAN RODRÍGUEZ
ILUSTRADO POR DIANA RODRÍGUEZ
TALE OF BIG BANG OR (EL TODO Y LA NADA)
CRISTIAN RODRÍGUEZ
ILUSTRADO POR DIANA RODRÍGUEZ
The tale of the Big Bang
Es entonces que sólo existía la nada antes del Big Bang, ni siquiera el tiempo o el espacio, sólo la nada. Pero súbitamente (si se le podría decir como medida temporal) explota en un destello de luz y energía que subleva a la nada en los confines del universo y el espacio. En el epicentro de la explosión, luego de que la materia se ha dispersado en el espacio y el tiempo, se divisa un pequeño punto singular, casi como una fractura en el universo. Se trata de la nada que existía antes de la explosión, no tiene ni materia, ni masa, ni energía, pero sí alguna especie de conciencia luego de la explosión. Es una esfera oscura rodeada de intermitentes destellos de luz y radiación que rebotan en ella, más como si se tratara del límite del universo, una frontera intermedia entre El Universo y la nada.
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De estos destellos empezó a tomar forma algo que se podría parecer a un ojo, y el cual le permitirá observar su entorno, luego, a modo de mitosis forma otro ojo (estos destellos de luz darán expresión a la esfera). A modo de despertar la esfera empieza por primera vez a percibir algo exterior, ahora que está rodeada del vasto y luminoso universo. Sin embargo, notó que todo se alejaba, pequeñas estrellas brillantes y polvo expandiéndose por el universo alejándose de ella. La esfera de vacío que llamaremos La Nada, intentó moverse, pero no podía; intentó estirarse y lo hizo, descubrió que podía cambiar su forma, sin embargo, no se podía desplazar.
La Nada estaba atrapada en ese recóndito lugar en el espacio del cual el universo emergió, sin embargo, no era parte de él. La nada no tenía masa ni materia, pero pese a esto podía interactuar de algún modo con ella. Gracias a estos destellos de radiación, provocados por su límite formal que mantenía con el universo (que eran más bien en el límite entre La Nada y El 11
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Universo), producía vibrantes destellos de energía a su alrededor. Sin embargo, y pese a que no era proveniente de La Nada esta energía, al deformarse notó que podía alterarla y así desplazarse de algún modo. La nada logró a forma de brazos y piernas moverse, se dirigió a la forma celeste más cercana a ella. Esta forma celeste consistía en una agrupación estelar que se arremolinaba formando así una galaxia, La Nada, con la mitad del tamaño de esta brillante galaxia, se vio maravillada de tanta luz y esplendor que esta emitía. La nada sólo recibía rebotes erráticos de luz y sin embargo era oscura y vacía en su interior. La nada siguió su rumbo hacia otro cuerpo celeste distante que divisó a lo lejos, al llegar, notó que era otra galaxia. Al verla sintió curiosidad y quiso tocar las estrellas que la conformaban. Pero al entrar en contacto con ellas sólo dispersaba su forma en ellas, su mano al contacto con cada estrella se deformaba, era imposible para la nada sentir o interactuar con el universo, sólo contemplarlo.
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Aun así, la nada era muy grande para poder ver en el interior de la galaxia, sólo veía puntos brillantes arremolinándose. Cambio su forma un poco para acercarse a la galaxia y descubrió que podía hacerse pequeña, pero al hacerlo no podía recuperar su grandeza. Optó sin embargo por reducir su tamaño al mismo de las estrellas, y descubrió un nuevo universo. Se acercó a la primera estrella que vio, como una bola gigante de luz, la cual intentó volver a tocar con el mismo resultado, no podía tocarlo sin deformar su mano. La Nada se dirigió a otra luz brillante que vio a lo lejos, al acercarse, notó que no era como la estrella; tenía otra contextura, y no brillaba como el otro cuerpo celeste, pero más pequeño aun, era un planeta con un anillo. Al tocar el anillo La Nada vio que sucedía lo mismo, luego vio una luz moviéndose rápidamente a un lado del planeta, la siguió y notó que era una diminuta piedra con una estela, un cometa, a la cual intentó alcanzar y tocar con el mismo resultado. Vio otro grupo de cometas y La Nada se interpuso en su recorrido sólo para ser atravesada sin siquiera desviar las trayectorias de estas diminutas y veloces piedras. 15
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Mientras seguía las cometas La Nada notó un planeta pequeño muy particular, tenía un contraste de colores y texturas que no había visto. Sin embargo, la nada seguía siendo muy grande para poder contemplarlo, resignada redujo aún más su tamaño para poder detallar este planeta mejor. Este planeta tenía contrastes tan particulares, nubes, tierra y agua. Entusiasmada, la nada redujo aún más su tamaño y se adentró en este planeta. Precavida de no tocar nada esta vez, floto por el aire cerca de una playa donde el agua convergía con la tierra y ella muy agitada, fascinada por esto, voló sobre el mar y decidió tocarla, pero antes de acercarse, una criatura emergió del agua y volvió a entrar. Un pez, seguido por muchos, asombra aún más a La Nada, que pudo (a su manera) entrar en el agua. Aún sin sentirla, y muy en el exterior de su inmaterial ser, veía la vida que este estado de la materia albergaba. La Nada siguió con su exploración de este planeta, vio que cerca al agua, en el terreno sólido, había criaturas enormes adheridas por fuerzas incomprensibles para La Nada, que simplemente contemplaba su alrededor.
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Estas criaturas interactúan con su ambiente de maneras que La Nada envidiaba; sin embargo, La Nada encontró agrado en ver las interacciones entre estos seres y su entorno. La Nada encontró un lugar fascinante donde podía ver todo lo que no podía hacer, pese a que no podía interactuar con la vida en este planeta, sintió como propia cada acción de estas criaturas. Sus paisajes y contrastes deleitaron a La Nada que estaba abrumada por la exuberancia que encontró en tan diminuto lugar. Cuando en el lugar en el que estaba la nada no llegaba la luz de su estrella más cercana (anochecía), se tornaba oscuro y frío como el espacio exterior, las criaturas se ocultaban mientras La Nada contemplaba ese reflejo extraño del lugar del cual venía. En el mar se veía reflejado el brillo de las estrellas y planetas vecinos, el cielo mostraba parte del esplendor que la galaxia anfitriona tenía, aglomeraciones estelares y nubes brillantes pintaban el firmamento.
Sin embargo, La Nada afligida por este fenómeno, se sintió falsamente atemorizada e inútilmente busco resguardo como las criaturas que tanto observaba. Así pasó el tiempo y la nada observó generaciones de criaturas, y evoluciones en este ambiente, lluvia, terremotos etc... Era tal su agrado por estos seres vivos que, pese a que no fuera notoria en ningún modo posible para estas criaturas su existencia, “vivió” entre ellas, adaptando su forma e imitando sus comportamientos y hábitos. Pero una noche, resguardada La Nada junto a las criaturas presenció en el exterior usualmente oscuro, pequeños destellos luminosos provenientes del cielo, esta anomalía cautivó su atención y decidió tímidamente salir de su resguardo. En el estrellado cielo pequeñas luces lloviendo y brillando, que reconoció como las cometas que solían ver en el espacio exterior, fue suficiente para que La Nada decidiera dejar por un momento su adquirido hábitat para presenciar mejor este espectáculo.
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La Nada se alejó del planeta a una distancia prudente entre el suceso y el planeta, a modo de juego La Nada se interpuso en los pequeños meteoritos que atravesaban su anormal cuerpo, obviamente, sin afectar en nada la trayectoria de estos mismos. Pero estos pequeños residuos espaciales no se comparaban con el meteorito que se dirigía hacia el planeta. La Nada, que jugando como las criaturas que contemplaba había intentado detener los pequeños meteoritos, intentó igualmente con este enorme meteorito de nuevo sin ningún resultado. El meteorito impactó al planeta y La Nada no tenía idea de las consecuencias que esto implicaba, simplemente observó la onda explosiva desde la órbita del planeta. Descendió a la devastada superficie del planeta, en donde todo estaba en llamas, el cielo en una penumbra densa y oscura, la tierra calcinada y casi volcánica, el mar cubierto por una capa de cenizas, al parecer ya no había más vida en la superficie. La Nada impactada por la pérdida, afligida, experimentó una nueva y extraña sensación. El cielo negro y denso por el humo era más oscuro que el mismo espacio exterior, ni le permitía ver las estrellas, 22
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sólo el fuego terrestre a su alrededor iluminaba tan desolador escenario. Devastada al igual que su adquirido hábitat, desertó este desolado planeta, sin dirección alguna, sin contemplar absolutamente nada en el universo, en una trayectoria recta, con determinación, viajo a una velocidad que violaba las leyes de la física. Viajó por eternidades sin encontrar el límite de esta espacialidad ilimitada, cuánto más recorría, más distancia había entre todo. Las galaxias escaseaban y cada vez menos luz veía, cuando súbitamente, cerca de una pequeña pero compacta galaxia, La Nada alteró estrepitosamente su trayectoria involuntariamente. Por primera vez en su determinada trayectoria se detuvo, y se dio cuenta que había orbitado esta pequeña galaxia sin pensarlo, había algo en esta que ejercía atracción sobre La Nada. Curiosa y abrumada por esta anomalía, optó por entrar en la galaxia.
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Era compacta y ocurrían pequeños destellos en ella, en su interior La Nada vio algo que jamás creyó poder ver, era una esfera totalmente oscura, pasiva y desolada. Podía notarla por su contraste con las estrellas y el polvo estelar que la rodeaban. La Nada experimentó además de esta singular atracción gravitacional otra especie de atracción, veía casi como a su semejante esta pequeña anomalía, parecía estar vacía sin nada que la conformara. Sin embargo, contenía tanta masa que ni la luz escapaba de ella, y al parecer ni la misma Nada. La Nada como siempre había hecho con todo lo que la sorprendía, se acercó e intentó tocar la esfera que la atraía y fue succionada en parte, manteniendo una conexión entre La Nada y esta esfera. La esfera oscura que era un masivo y antiguo agujero negro, alteró su estado de la parte que absorbió y su aspecto cambió asemejándose levemente a La Nada, súbitamente la galaxia que los rodeaba se compacto aún más, a sí mismo el espacio entero.
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El universo se empezó a condensar entre sí, las distancias entre galaxias y estrellas colapso y de repente todo convergía en esta pequeña galaxia en la que se encontraba La Nada. El singular agujero negro y La Nada estaban de repente rodeados por todo lo que había en el universo, La Nada estaba maravillada porque finalmente era percibida por algo que en algún modo se asemejaba a ella, aunque de algún modo era completamente lo opuesto. El agujero negro percibía a La Nada por esa pequeña parte que absorbió de ella, y así mismo mantenían este tipo de conexión entre ellos, como una especie de enlace entre estos dos entes. Orbitando entre sí, estas dos singularidades del universo conformaban El Todo y La Nada, ya que en el agujero negro caía toda la materia existente del universo, como una implosión todo fue contenido en el agujero negro, quien, con tanta energía absorbida, no podía evitar la emisión de destellos de radiación cósmica. Orbitaron hasta que finalmente se fundieron en un solo ente, que contenía en su interior toda la materia y energía del universo, rodeada de La Nada esta vez, el todo es compactado hasta que desaparece. 31
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Y es entonces cuando sólo existía La Nada… Y súbitamente en su interior, explotó en un destello de luz y energía que sublevó a La Nada en los confines del universo y el espacio.
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