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Dina Boluarte: su opción es crecer

EL DESAFÍO DE GENERAR CONFIANZA E INCREMENTAR EL VOLUMEN DE INVERSIÓN NACIONAL Y EXTRANJERA

Presidenta Dina Boluarte: usted debe ser consciente que el tiempo pasa y si la reactivación económica no se concreta en lo que le resta a su Gobierno, hasta julio del 2026, la ciudadanía se impacientará y sus exaliados irán tras usted hasta verla en el penal de Barbadillo junto a otros expresidentes.

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Por esa razón, ellos repiten falsamente que usted es una presidenta ilegítima. Además, cuentan con el apoyo de áulicos internacionales, con la finalidad de sostener la percepción que el golpe de Estado fue en contra de Pedro Castillo, cuando los peruanos fuimos testigos de que el quiebre constitucional y la pérdida de vidas humanas como consecuencia de ese hecho son exclusiva responsabilidad de su antecesor.

Dra. Boluarte, sus enemigos políticos buscan que usted se inhiba de tomar decisiones trascendentes en beneficio de la generación de empleo productivo, la recuperación de los ingresos familiares y, por lo tanto,

Tribuna Libre

Escribe: CARLOS ADRIANZÉN

El carísimo Evo

El Final Del Crecimiento Econ Mico Boliviano

Este es un artículo muy sencillo. Se estructura sobre las reflexiones que despiertan cinco gráficos sobre la marcha económica reciente de la economía boliviana. Una nación entrañable históricamente para nosotros los peruanos. Entrañable, aunque muy diferente. Son mediterráneos y los caracteriza tanto su belleza geográfica cuanto el recurrente estancamiento económico que la sella. En español simple, el nivel de desarrollo económico boliviano nunca se ha acercado siquiera al promedio regional.

A pesar de esto, Bolivia –de cuando en cuando– ha sido generosamente referida como un caso de éxito. En las últimas dos décadas, mayoritariamente bajo la gestión del autócrata Morales, no faltaron quienes destacaron los logros del mal llamado milagro bolivariano en los andes. Resulta más que exagerado señalar como un referente de buen manejo a una nación que –como pico histórico de las últimas seis décadas– ha bordeado apenas el 5% del producto por persona de un estadounidense.

La gestión de Evo Morales ha venido recibiendo dos grandes bonos desde el exterior. Excelentes términos de intercambio y excelente prensa. Y bajo este último rubro ingresó la publicación multilateral de ciertos índices de desarrollo (humano) que observan algunas inconsistencias muy abultadas.

Sí, estimado lector, mientras el producto por persona de un boliviano roza el 5% del de un norteamericano, su llamado índice de Desarrollo Humano, publicado por Naciones Unidas, lo ubica como una nación de desarrollo alto con cerca del 70% del valor registrado para EE. UU. en el mismo periodo.

Es justamente a raíz de este sesgo que escribo estas líneas. La gestión de Morales y sus socios (dentro

Tribuna Libre

Escribe: MANUEL GAGO

Representación parlamentaria que da vergüenza

PEDRO CASTILLO NO HA DESAPARECIDO, SIGUE VIGENTE

El Congreso de la República se desprestigia solo. Congresistas buenos y malos, culpables e inocentes, cargan con los –por llamarlos de alguna manera– despropósitos de sus colegas. El hedor de las manzanas podridas contagia al resto, ocasionando descontento popular. Los intentos aislados para hacer las cosas bien y cambiar la imagen de la institución –el primer poder del Estado– son agujas en un pajar. Es la democracia, el voto en comisiones y en el pleno, las componendas y arreglos entre unos cuantos, lo que decide qué va, qué espera y qué se archiva.

Las recientes votaciones son a todas luces una vergüenza brutal. Nunca debieron elegir a un Defensor del Pueblo sin los méritos para ocupar el cargo. Sólo excongresista del humalismo; y para redondear su perfil, ex abogado de Vladimir Cerrón, principal organizador de la frustrada insurgencia después del fracaso del golpe de Estado de Castillo. El elegido, Josué Gutiérrez, hunde más la prestancia que debería tener la Defensoría del Pueblo, instituida por Alberto Fujimori con el propósito de modernizar el Estado, acercando las aspiraciones de la población a las autoridades. Jorge Santisteban, el primer Defensor, dejó una valla no superada por sus sucesores.

Claro que sí, Fuerza Popular tiene responsabilidad por la elección equivocada. La postergación de la elección no hubiera los niveles de satisfacción de la ciudadanía; y como consecuencia de ello, de sus niveles de aprobación y respaldo ciudadano. y fuera del altiplano) no solo ubica globalmente a Bolivia entre las naciones perdedoras –con valores muy deteriorados en términos de corrupción burocrática (tanto para Transparencia Internacional como para el Banco Mundial) o libertades Políticas y Económicas– sino que cuesta. Morales ha sido costosísimo o carísimo para los bolivianos. Ha implicado el regreso a un escenario de mayores subdesarrollo e inestabilidad macro. A pesar de esto, aquí buscamos enfocar el cuadro boliviano en forma sucinta. Simplemente lo enfocaremos a modo de un recordaris en medio de una discusión altamente ideologizada sobre lo deseable. Las frases atribuidas al dictador Chávez (“la riqueza es mala”), el exguerrillero Petro (“cuando los pobres dejan de serlo se vuelven de derecha”) o el penoso AMLO (“la Corrupción burocrática es posible fuente de financiamiento para el pueblo”) no son casualidad. Son parte de la imposición ideológica que algunos etiquetan como la difusión de la posverdad. sido ni la primera ni la última. Sabiendo que la elección era un salto al vacío, continuaron adelante. Se hubiera regresado a fojas cero para comenzar de nuevo, inclusive recomponiendo la comisión encargada de evaluar a los candidatos. No es posible que personajes como Gutiérrez lleguen al final de la contienda.

Analice cómo es que se mueven sus exaliados. Si su Gobierno anuncia su respaldo a las inversiones productivas, de inmediato se mueve la maquinaria anti-inversión que tiene como partícipes a algunas oenegés responden a los intereses de quienes las financian en el exterior. Otro grupo sale a protestar en nombre del “pueblo”, vocablo tantas veces manoseado para decir que se representa “a todos”. cuando en realidad nadie los respalda.

Sin embargo, ellos son un grupo muy activo, violento y no tienen reparos en poner en práctica métodos delictivos como la amenaza velada, la extorsión y hasta el asesinato encubierto en medio de turbas conformadas por pandillas urbanas. Recuerde que en más de una oportunidad han anunciado su deseo irrefrenable de que necesitan “un muerto para que caiga… Merino”. Usted y el equipo de Gobierno que la acompaña ya ha demostrado que no aceptará el chantaje de la criminalidad organizada, en consecuencia, firmeza y respaldo a quienes quieren que su gobierno tenga éxito.

Es cierto que los gobiernos deben evitar que se produzcan muertes innecesarias, pero también es cierto que la autoridad se ejerce en todo el territorio nacional y que no debe tolerarse “zonas liberadas”, como reiteradamente anunciaban los grupos terroristas en los años ochenta. Estos grupos ya no responden a ideologías, por más que se encuentren distantes de la realidad, simplemente quieren auparse al poder y desde allí tomar el control de todas las instituciones del estado.

Frente a ese escenario, su desafío es generar confianza, incrementar el volumen de inversión nacional y extranjera para que vuelva a representar –al menos– el 25% del Producto Bruto Interno. De lo contrario, el poblador de menores ingresos, aquel que subsiste en la informalidad sin ningún beneficio social, verá incrementado su malestar y –como suele ocurrir– aparecerán nuevas versiones de políticas trasnochadas para engañar a la población con ofertas sin sustento alguno.

Y es por ello que la simplicidad es clave. Así, las cosas los gráficos resultan una herramienta muy poderosa en esta dirección. Son evidencia palmaria. Por ejemplo, el primer gráfico (Uno) es virtualmente evidente. El tan destacado crecimiento económico boliviano bajo el régimen bolivariano acabó, en medio de sus contradicciones y a pesar de los excelentes precios externos recibidos.

Un punto aparentemente contradictorio en esta secuela lo muestra la evolución de la inflación boliviana pospandemia. La interrogante aquí para por la necesidad de evaluar la calidad de las estadísticas bajo un régimen caracterizado –justamente– por el debilitamiento de sus instituciones.

Desde el punto de vista del uso de herramientas de demanda (evoluciones de las brecha fiscal y externa) resultan evidencia del deterioro económico. Conforme la economía se va enfriando los recursos fiscales se comprimen, implacablemente.

Con desequilibrios abiertos la solidez y reservas de la economía se vuelven la “madre del Cordero” y lo subsecuente, usualmente implica la pérdida de la inestabilidad nominal. Hoy Bolivia no es la excepción.

Si ponderamos cuidadosamente los gráficos Tres y Cuatro, el último describe el sello económico actual. Olivia se hunda económicamente. Se va quedando atrás, frente a los países desarrollados y al promedio del planeta.

Lo que ha implicado el estilo político de Morales ha llevado a Bolivia –otra vez– hacia menores niveles de desarrollo e inestabilidad macroeconómica. Aquí hablan las cifras. Obviar esto solo implica mayores deterioros en el futuro boliviano.

Las creencias o las simpatías ideológicas salen sobrando.

Al Gobierno de Dina Boluarte no le cayó bien el voto del Congreso. En esta ocasión, muy polite el primer ministro, Alberto Otárola dijo que esperaban “un abanico más grande de posibilidades”. Y tiene razón. Las fuerzas democráticas en el Congreso fueron burladas por el comunismo. Más adelante Gutiérrez señalará “que una exhaustiva investigación concluye que Dina Boluarte, las Fuerzas Armadas y Policía Nacional son culpables de la muerte de 60 pobladores durante las protestas contra el Gobierno usurpador”. El extremismo ya tiene quien abogue por él de manera institucional. Castillo, el protagonista principal de los affaires de Sarratea sigue vigente, no está desaparecido del acontecer político.

¿Qué hacer para evitar que los extremistas, izquierdistas y progresistas aprovechen los instrumentos democráticos para subvertir el orden democrático? En primer lugar fortalecer los partidos políticos. Para esto, los ciudadanos deben volver a militar, inscribirse en agrupaciones con idearios, doctrina y ruta política definida. Cerrarle el paso a los partidos improvisados de propiedad de gente mafiosa, con intereses personales, corrupta y cuestionada. Esto último es el caso de Martín Vizcarra, investigado por recibir coimas cuando era presidente regional de Moquegua y culpable –qué duda cabe– de las 200,000 muertes por Covid. Pero no. Las firmas en los planillones de inscripción de partidos seguirán comprándose.

Asimismo, para mejorar la administración pública y, en general el desenvolvimiento de la sociedad, se debe formar desde niños a ciudadanos responsables de sus actos. Y también afianzar la personalidad, inducir a la reflexión constante y, sobre todo, inculcar la defensa de ideales, para evitar una sociedad de veletas que ayer aplaudieron a rabiar a Fujimori, Toledo, García, Vizcarra y Castillo para después vivar al personaje de moda. Empero, ¿quién formará a esos niños si, por lo que se ve, desde el colegio y casa la inmundicia arrasa con la sociedad?

La representación parlamentaria es pésima, en su mayor parte, y empeorará mientras no se acabe la temporada de outsiders, que le cuesta demasiado caro al país. Partidos precarios como los de Acuña y Luna, y movimientos regionales similares, no se hacen cargo de los dichos y hechos de su militancia, porque además estos migran de un lugar a otro sin ningún pudor.

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