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Iglesia enfrenta crisis de la sociedad La Catedral de Bogotá sirve como telón de fondo para las reflexiones navideñas del Cardenal Pedro Rubiano sobre la Responsabilidad Social Empresarial.
El arzobispo de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano, está entre las máximas autoridades del país en los temas relacionados con la RSE, según consta en varias intervenciones suyas que siguen, además, los principales lineamientos de la Doctrina Social de la Iglesia. En entrevista exclusiva a este diario, sostiene que “el servicio social no es una opción en las empresas sino una necesidad para su proyección”, mientras reclama la reconciliación nacional “entre hermanos”, señalando como condición
Planes para dar valor a Corona
Conceptos básicos RSE por dentro y por fuera de las empresas, quiénes son los stakeholders, programas y proyectos junto a modelos de gestión, son algunos de los conceptos básicos de la RSE, la cual –según Dante Pesce- es una visión de negocios, planificada y evaluada, cuya finalidad es contribuir al logro de los objetivos estratégicos de las empresas
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básica superar el conflicto armado “si queremos –dice- conseguir la justicia social, la cual empieza por el respeto a la vida, a la dignidad humana”. Expone asimismo distintos programas de responsabilidad social de la Iglesia, liderados por el Banco Arquidiocesano de Alimentos, el cual ha hecho posible que setenta mil personas humildes, en la pobreza o la indigencia, puedan alimentarse diariamente en Bogotá.
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¿Cómo medir la RSE en Pymes? Síntesis del modelo de RSE en pequeñas y medianas empresas, desarrollado por Acopi a través de su presidente, Juan Alfredo Pinto, en el libro “Los Objetivos del Milenio y la Responsabilidad Social de las Pyme”. Nuevas obligaciones de los empresarios, de cara al siglo XXI.
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La vinculación de Colsubsidio Esta caja de compensación familiar se vincula desde hoy a nuestra edición mensual sobre RSE, como uno de sus principales patrocinadores. Y claro, expone sus proyectos de responsabilidad social, donde también ejerce un liderazgo nacional.
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Entre la Fundación y las demás empresas del Grupo Corona, se desarrollan casi dos centenares de proyectos de RS en áreas como educación, desarrollo empresarial y formación de tejido humano, entre otros.
La RSE es una estrategia corporativa para dar más valor a la Organización Corona, afirma su presidente, Francisco Ignacio Díaz, quien explica porqué la empresa a su cargo es reconocida de tiempo atrás por un auténtico liderazgo en responsabilidad social. Aclara, sin embargo, que ese mayor valor no se entiende sólo en términos financieros sino por medio de la excelencia en RS, aludiendo así a la óptima calidad que ha sido la clave del éxito tanto local como internacional.
En su concepto, la RSE no se restringe a los directivos o dueños sino que incluye a los empleados, clientes, proveedores y la sociedad en general, a través de programas de la Fundación Corona y de las otras empresas del Grupo. “Eso es poner un granito de arena a la paz de Colombia”, dice. “Pero, debemos poner ladrillos porque los granos de arena ya no bastan”, agrega.
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Visite nuestra página web (www.larepublica. com.co), con nuevos servicios informativos sobre RSE.
Las apuestas de Diageo La conocida importadora de licores extranjeros, se impuso la tarea de promover el consumo responsable de alcohol entre los colombianos, como expresión de su política en materia de RSE. Mensajes oportunos en la temporada navideña.
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2)PYME
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¿Cómo medir la responsabilidad social en las pequeñas empresas? Jorge Emilio Sierra Montoya Director LA REPUBLICA Bogotá
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ace casi cuatro años, el presidente de Acopi, Juan Alfredo Pinto, tuvo el compromiso de representar a las Pyme latinoamericanas en un foro mundial en Sao Paulo (Brasil), donde planteó la necesidad de abordar la RSE a la luz de los Objetivos del Milenio de la ONU, uno de los cuales –acaso el más conocido- es la reducción sustancial de la pobreza. Nunca imaginó entonces que aquello sería el principio de un gran estudio, único en el mundo por sus características, que se convirtió en herramienta de trabajo para pequeñas y medianas empresas de la región, a las que sirve en gran medida para impulsar y evaluar sus proyectos de responsabilidad social. Un estudio útil, claro está. Indispensable, sin duda. Al fin y al cabo la RSE se impone sobre todo en las compañías más grandes, en las multinacionales, mientras la bibliografía muestra sus experiencias y mediciones de los programas respectivos, lejos de poderse aplicar en las Pyme, la mayoría de las cuales son empresas de familia (el 71% de los afiliados a Acopi). Se trataba, por tanto, de desarrollar un modelo de RSE para Pymes, en relación con las Metas del Milenio. Un reto enorme, por decir lo menos. Tradición de RSE Por fortuna, las Pyme tienen una vasta tradición de responsabilidad social, entre otras razones porque la bondad y la solidaridad con los más necesitados no son algo nuevo, ni mucho menos. “Antes tuvimos múltiples expresiones y muy significativas en tal sentido, a veces más que hoy”, observa Pinto, haciendo las referencias de rigor. En Manizales, por ejemplo, la Funeraria Equitativa, fundada por Aparicio Díaz Cabal, es “deportiva y cultural” desde sus orígenes, apoyando tales actividades; un panificador, en alguna ciudad de Colombia, bonifica a sus empleados, por aumentar la productividad, en forma bastante original: les lanza un cheque por la ventana del segundo piso del negocio, fuera de apoyar importantes obras de beneficencia. No es lo mismo, en fin, una multinacional que una pequeña o mediana industria. Para la firma global, en efecto, el entorno es un conjunto de países, mientras que para las Pyme es el barrio, la manzana, la vereda o, si mucho, la minicadena de producción, es decir, el circuito microeconómico, no la macroeconomía de las grandes ligas. Y mientras en aquella el empleado es un simple número que registran las estadísticas, acá el empresario se integra de lleno a la vida social: es el padrino de boda, el que arregla la fiesta de bautizo, el que presta el patio trasero de la fábrica para celebrar la primera comunión de los hijos de sus trabajadores, el que participa en el bazar para recaudar fondos con fines cívicos… “La Pyme es en la división empresarial lo que el alcalde es en la división política”, afirma Pinto para subrayar el alto compromiso social de estos empresarios, quienes asumen así, de tiempo atrás, su responsabilidad con la comunidad, sea dentro de sus compañías o por fuera de ellas. “Las Pyme han tenido en Colombia una gran responsabilidad social histórica”, insiste. El pacto y el modelo Al regresar de Brasil, propuso el proyecto al Congreso Nacional de Acopi, que lo acogió con entusiasmo. Y ahí empezó el trabajo de construcción del modelo, del que por cierto había mínimos antecedentes académicos, como no fuera la encomiable labor cumplida por fundaciones de Brasil y Guatemala, entre otras que les sirvieron a Acopi y Cinset, de nuevo aliados en la investigación, como obligado punto de referencia. Relacionaron, pues, las actividades de algunas fundaciones con los citados Objetivos del Milenio, determinando las variables e indicadores para la medición de la responsabilidad social. Fue una tarea ardua, difícil.
“Las pequeñas y medianas empresas han tenido en Colombia una gran responsabilidad social histórica”, afirma su máximo vocero, Juan Alfredo Pinto, quien destaca que “la Pyme es en la división empresarial lo que el alcalde es en la división política”.
Los empleados son uno de los objetivos principales en las políticas de responsabilidad social de las empresas, a los cuales tampoco pueden ser ajenas las Pyme.
Que por último alcanzó, con rotuno éxito, el propósito señalado. De una parte, los afiliados a Acopi suscribieron un pacto en estos términos: concertar los mecanismos que aseguren instrucción básica a los hijos de los trabajadores; evitar el trato diferencial entre géneros para iguales responsabilidades; cumplir los acuerdos de OIT sobre maternidad; adelantar tareas de educación y prevención ante el Sida y dar un trato no discriminatorio a sus portadores; incorporar los preceptos de producción más limpia;
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participar en la gestión privada de servicios públicos; vincular las empresas a programas de vivienda social, y articular a jóvenes emprendedores en prospectos de inversión con tutoría y cofinanciación. Y, en segundo lugar, se dispuso de un cuadro completo de indicadores para las Pyme, siempre en relación con las Metas del Milenio, con preguntas específicas, que les permite a pequeños y medianos industriales medir la RS en sus firmas y, a partir de la evaluación, mejorar cada cierto tiempo sus programas sociales.
Medición de la RSE Así nació el libro “Los Objetivos del Milenio y la Responsabilidad Social de las Pyme”, recién publicado por la Fundación Konrad Adenauer, donde aparecen los elementos de medición de la RSE según los criterios ya mencionados. Se trata, en síntesis, de un sistema de autoevaluación de la RSE en Pyme para ayudarles a mejorar sus procesos, con el debido conocimiento técnico, especializado, cuya síntesis se presenta en este informe periodístico. Según Pinto, se está apenas en la primera etapa del estudio, a través de la divulgación y la aplicación con base en talleres regionales, realizados por Acopi, para que los empresarios aprendan el manejo de los numerosos indicadores. Faltaría la segunda etapa, de medición de los resultados, para lo cual se está buscando la financiación internacional, dada la importancia del tema para los países en desarrollo. Por lo pronto, se estima que el proceso de aplicación del modelo tarde alrededor de un año y sea permanente, no ocasional, puesto que las consecuencias positivas del proceso no se dan sino a mediano y largo plazos. “La responsabilidad social es una inversión, no un gasto, pero su período de restitución tarda algún tiempo”, dice Pinto mientras subraya los múltiples beneficios con proyectos adecuados de RSE: el mejoramiento del clima laboral, las ganancias en productividad, y hasta la supervivencia del negocio, entendida hoy como sostenibilidad. Tanto es así –aduce, a manera de pruebaque muchas empresas han salido de la quiebra con la ayuda de sus trabajadores, quienes generan el sentido de pertenencia.
R E Dirección y redacción: Jorge Emilio Sierra Montoya / Asesor de Dirección: Fidel Duque Ramírez / Editor gráfico: Miguel Rodríguez / Fotos Cortesía, Colprensa, Agencias
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Nuevas obligaciones de los empresarios D
urante muchos años -recuerda el presidente de Acopi, Juan Alfredo Pinto- la imagen del empresario era vista como la del burgués indolente, obeso, huraño, con lentes muy gruesos y sólo interesado en acrecentar su renta, según las descripciones de Balzac y Saint Exupery, dos de los más célebres escritores franceses. En una versión más moderna, esa imagen ya identificaba al empresario como propietario de los medios de producción y quien contrata la mano de obra, la cual genera, en la teoría marxista, aquella plusvalía, sinónimo de la explotación del trabajo por parte del capital, fuente a su vez de la lucha de clases, presente a lo largo de toda la historia. Tales ideas, sin embargo, han sido superadas. Hoy el empresario es visto, sí, dentro de una nueva concepción política y económica, no sólo como ciudadano en sentido estricto, al servicio de los intereses colectivos y no exclusivamente de
sus intereses particulares, sino como una persona a quien la sociedad le confía la responsabilidad de administrar una porción de la riqueza colectiva. De ahí que ahora no se insista en la vieja retórica de la lucha de clases, del conflicto entre capital y trabajo, sino en el acuerdo de ambas partes, de empresarios y trabajadores, para la adecuada gestión de intereses ciudadanos.
“Ahí surge la figura del empresario con su rol de liderazgo en la gestión de activos de la sociedad”, dice Pinto, máximo vocero de los pequeños y medianos industriales del país. Por esto –agrega con la debida autoridad académica-, el tema de la responsabilidad social empresarial se ha vuelto vital no sólo en Colombia sino en el mundo entero.
Debate Vacunas contra las fallas Con el espíritu crítico que le caracteriza, Juan Alfredo Pinto alerta sobre las desviaciones que suelen darse en el ejercicio de la RSE, contra las cuales –precisa- hay que vacunarse. Una de ellas es creer que se trata de una simple moda, como si no fuera una estrategia de carácter permanente, ineludible; otra, reducirla a retórica, plagada de buenas intenciones; una más, para la mera legitimación del empresario, cuando no para neutralizar conflictos en el entorno social, mejorar la imagen en aras de obtener beneficios económicos como si cuestiones muy sensibles (verbigracia, la pobreza) se volvieran rentables. “Esto puede ser sumamente grave”, advierte.
Pero, el recuento histórico no termina ahí. Al contrario: tras concluir la Segunda Guerra Mundial –dice Pinto al repasar su libro “Los objetivos del milenio y la responsabilidad social de las Pyme”-, se puso en boga la democracia participativa, la cual se consagró en nuestro país desde la Constitución de 1991. Con participación, claro, de los empresarios (pensemos en los mandatos constitucionales sobre la concertación), quienes debieron asumir ciertas obligaciones que no tenían antes, cuando su responsabilidad estaba restringida a cumplir la ley, generar empleo y bienes o servicios, pagar impuestos y producir con calidad, respetando
Portada del libro que se ha convertido en texto obligado de consulta para las Pyme interesadas en RSE.
las normas laborales. En efecto, aparecieron otras obligaciones, incluso trascendiendo lo legal, como la protección del medio ambiente, más aún cuando la industrialización, sea en el capitalismo o en el sistema comunista, provocaba la degradación del patrimonio natural. Había que pagar la deuda ecológica, mejor dicho. O en relación con la pobreza, concebida como enemigo de la acumulación de riqueza, que conduce a la baja acumulación de
capital, a la menor prosperidad de las empresas y, en último término, al subdesarrollo. La riqueza, en fin, debe luchar contra la pobreza, incluso para su beneficio. O sobre la equidad (“no igualdad”, aclara) de género, puesto que –explica- cuando hay brechas en tal sentido las hay también, como consecuencia, en los niveles nutricional y educativo, sobre todo en preescolar, que causan el círculo vicioso de la pobreza a través, por ejemplo, de fenómenos como la fecundación temprana y la maternidad de adolescentes. Y ni para qué hablar de la mortalidad infantil, del déficit habitacional, de la carencia de agua potable y saneamiento básico o manejo de residuos sólidos, para mencionar apenas algunas áreas que no pueden dejarse bajo la exclusiva responsabilidad del Estado, de los gobiernos. Esto es también responsabilidad social de los empresarios, en definitiva. Todo esto –anota Pinto- es lo que explica la creciente preocupación universal en los últimos 25 años por la RSE y los múltiples esfuerzos que se hacen al respecto, tanto en grandes empresas como en las Pyme, para que el tema en cuestión tome cuerpo.
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4)FUNDACIÓN
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…de interés Más programas sociales La labor social de la Arquidiócesis de Bogotá no se reduce al Banco de Alimentos, aunque éste sea su proyecto bandera. No. También hay programas de educación o capacitación, de salud y atención a los ancianos, a través de múltiples fundaciones de la Iglesia Católica. Así, las Hermanitas de los Pobres, una comunidad religiosa, atiende a ancianos abandonados, quienes logran al fin vivir dignamente; la Pastoral de la Salud enseña a familias humildes el cuidado de los enfermos, y existe una guardería para las personas pobres de la tercera edad, las cuales permanecen allí, hasta cuando sus familiares pueden recogerlas cuando salen en las tardes de sus sitios de trabajo. Son obras de misericordia, en sentido estricto.
El espíritu franciscano
El Banco ha hecho posible que setenta mil personas humildes, en la pobreza o la indigencia, puedan alimentarse diariamente en Bogotá.
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n buen día, el arzobispo de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano, recibió desde Cali –donde se había ordenado sacerdote- la llamada telefónica de un amigo, quien le comentó el hecho insólito de que las grandes cadenas de alimentos echarían a la basura cientos de bolsas de dulces para niños, muchos de los cuales no recibirían un solo confite en aquella Navidad. Su lejano interlocutor le informó, además, que tan absurda situación se explicaba porque esos artículos estaban próximos a su vencimiento, por lo que su destrucción era inminente ante la dificultad de los almacenes para venderlos en forma inmediata. “¡Cuánto gozarían los niños pobres de Bogotá si recibieran los dulces!”, fue el comentario final de la charla que causó un profundo impacto en el Cardenal Rubiano, quien sin pensarlo dos veces llamó al padre Daniel Saldarriaga, entonces párroco en un barrio muy pobre de la capital, para encargarlo del asunto. Y él se encargó, claro. Habló con directivos de Colombina, a quienes convenció de entregarle la mercancía; al llegar con su vehículo, vio sorprendido que lo esperaban varios camiones llenos de “colombinas”, y logró -sabrá Dios cómo- llevarlas hasta su parroquia, donde llamó a sus colegas de los barrios pobres para ofrecer el inesperado regalo navideño a los niños. “Ningún niño se quedó sin comer dulces en esa Navidad”, comenta hoy, con orgullo, el padre Saldarriaga, director del Banco Arquidiocesano de Alimentos, entidad que había nacido así, acaso de manera milagrosa. Hambre sin religión
Tan pronto supo la exitosa experiencia de la entrega rápida de dulces, el Cardenal Rubiano tuvo la idea de repetirla con otros productos perecederos que corrían idéntica suerte si no se vendían a tiempo: los alimentos, más necesarios aún para las familias pobres. La propuesta se hizo en un principio a Almacenes Éxito, que la acogió con entusiasmo, al igual que sus fuertes competidores, aliados ahora (Carrefour y Carulla, por ejemplo) en torno a un ambicioso programa social, sin antecedentes en el país. Esto ha hecho posible, en sólo cuatro años, que setenta mil personas humildes, en la pobreza o la indigencia, puedan alimentarse diariamente en Bogotá, gracias tanto al citado apoyo de las
Un banco de alimentos para niños con hambre
El Banco Arquidiocesano de Alimentos funciona como una gran empresa, distribuyendo sus productos a numerosas organizaciones sociales.
cadenas comerciales como a los aportes de muchas personas y a los ingresos, pocos por cierto, que percibe el Banco a través de la venta, por bajísimos costos, de los alimentos. La operación es simple, en verdad: el Banco entrega las frutas y verduras, donadas o incluso adquiridas en Corabastos, a organizaciones reconocidas por servir a los pobres y poseer la infraestructura básica para atenderlos (verbigracia, comedores infantiles o de ancianos), a un precio casi simbólico, conocido como cuota solidaria. En esta forma, se han repartido hasta hoy 31 millones de kilos de muchos alimentos, con la debida revisión fiscal de una firma tan prestigiosa como KPMG, a instituciones que a veces no son siquiera católicas “porque –explica el Cardenal Rubiano- el hambre no tiene religión”. Allí se reparten los almuerzos, pues se trata de que la comida esté debidamente preparada, labor en la que ya no interviene la Arquidiócesis, ni mucho menos
el Banco de Alimentos, cuyos productos -frutas y verduras, valga la insistencia- se complementan con los demás que se requieran (la carne, en primer término), gastos asumidos por tales instituciones. Es una gran empresa, según salta a la vista. “Un fruto del amor”
No es una competencia desleal, de modo que se compren los alimentos a bajo precio para venderlos más caros. No. Baste una prueba: por cien kilos de frutas y verduras, que valen más de $200 mil en el mercado, al Banco sólo le pagan la cuota solidaria de $12 mil, una suma irrisoria. Y los alimentos tienen que estar en perfecto estado, aptos para el consumo humano, previo el control de un grupo de trabajadoras sociales a quienes se remunera igualmente por su labor, la cual implica el envío de alimentos en descomposición, en canecas selladas, a porquerizas que los pueden utilizar, comprándoselos al Banco. Es una gran empresa, sí. Que
funciona como tal, que distribuye cada día una enorme cantidad de alimentos a numerosas organizaciones sociales –justo a tiempo, según las modernas técnicas de administración-, y que posee una nómina permanente de 65 empleados, jóvenes de barrios populares que no hicieron su bachillerato o que, terminándolo, carecían de empleo. Estos jóvenes reciben un salario, por cierto. Superior al mínimo, además. Y si desean seguir estudios superiores, el Banco los subsidia con una parte significativa de sus gastos, no con la totalidad de los mismos, para que también ellos aporten de su trabajo. El Banco tiene una junta directiva, como es obvio. No lo es, sin embargo, el óptimo nivel de sus miembros, entre quienes están los presidentes de la Andi, Banco de Bogotá, Colanta y la Fundación Social Éxito, entre otros que cada mes se reúnen, a las siete de la mañana, en el Palacio Arzobispal, donde el padre Saldarriaga rinde cuentas de la entidad a su cargo. Se trata, en fin, de una formas moderna de caridad, “tejiendo redes de solidaridad”, al decir del Cardenal Rubiano, quien destaca que todas las personas vinculadas, desde los empleados hasta la junta directiva, quieren al Banco como si fuera suyo, propio. “Es fruto del amor al prójimo”, concluye. Regalo de juguetes
El programa en cuestión ha sido un éxito. Tanto que se extendió a más ciudades, como Cali y Medellín, y dio origen a un banco similar: el de medicamentos, orientado por una fundación distinta a la de Alimentos, pero también de la Arquidiócesis de Bogotá. Ahora mismo, en diciembre, las cadenas comerciales donan igualmente juguetes para niños pobres, a quienes les alegran su Navidad como antes lo hicieron a través de la repartición milagrosa de miles de dulces, traídos por el Niño Jesús, quien parece realizar de nuevo, desde el Banco Arquidiocesano de Alimentos, la multiplicación de los panes…
La Fundación San Antonio, creada hace más de cien años por Monseñor Manuel María Camargo, rinde honor al auténtico espíritu franciscano cuando, en las parroquias más pobres de Bogotá, recibe a niños de familias desplazadas para reforzar su educación escolar, formar valores y dar rienda suelta a su creatividad y energía por medio del juego y otras actividades lúdicas, como el teatro y la música. Complementa, pues, la labor educativa formal, evitando que esos pequeños, durante las mañanas o las tardes, se “pierdan” en las calles o padezcan la soledad en sus hogares, donde las madres no pueden siquiera atenderlos por estar trabajando casi siempre en los más modestos oficios domésticos. Es tender la mano a quien lo necesita.
Atención al migrante El Centro de Atención al Migrante –Camig- recibe en un albergue a familias desplazadas por la violencia, que llegan hasta allí o son recogidas en sitios como el terminal de transporte por personal especializado en migraciones y desplazamiento. Son seres “muy traumatizados”, que requieren de inmediato atención sicológica, alimentación y refugio, así como preparación en una actividad laboral sin mayores exigencias técnicas, económicas y educativas (la cocina, en primer término). Al poco tiempo, deben abandonar el albergue para ceder el sitio a nuevos desplazados, quienes repiten este difícil proceso de regreso a la vida en sociedad. Unos y otros -¡más de mil por mes!-, reciben seguimiento hasta defenderse por sus propios medios.
Fundación Vida Nueva
De otra parte, la Fundación Vida Nueva, que también tiene un colegio de enseñanza secundaria, atiende a niños de mujeres prostitutas, cuyo sentido de maternidad no desaparece a pesar de las circunstancias y de desconocer, en algunos casos, quiénes son los padres de las criaturas. Para cumplir esa función, se adquirió un edificio, adecuado para cuidar a los niños, quienes reciben la educación necesaria, mientras sus madres se capacitan en oficios como lencería, modistería, máquina plana, panadería, etc., siendo favorecidas en ocasiones con programas de microcréditos, fomento a la creación de famiempresas y adquisición de vivienda popular. No se trata, pues, de condenar al pecador sino de redimirlo a partir del perdón…
Pagar la deuda social Y un ejemplo más, entre muchos: la Fundación San Pablo, nacida tras la visita de Pablo VI a Colombia en 1968, dio origen a colegios de bachillerato técnico en barrios populares, cuyos egresados registran los más altos puntajes en las pruebas del Icfes e ingresan, en porcentaje elevado, a universidades como la Nacional, debido a su excelencia académica que algunos expertos no logran explicar. Uno de estos centros educativos se encuentra en Ciudad Bolívar, adonde cada sábado se aparece un joven médico, ex alumno del prestigioso Instituto San Pablo, para dar consulta gratis, sin ningún costo, a aquella comunidad pobre donde se formó. “Estoy pagando la deuda social”, dice. “Esto nos gratifica”, comenta el Cardenal Rubiano.
Doctrina de la Iglesia La Iglesia Católica, a través de su doctrina social, ha predicado la RSE desde hace más de un siglo, es decir, mucho antes de que el tema se pusiera de moda en todo el mundo. En efecto, existen numerosas encíclicas papales donde se trazan los principales lineamientos éticos para el mundo laboral, de empresarios y trabajadores, frente a la sociedad. Según el Cardenal Rubiano, la ética cristiana subraya nuestra condición natural de hijos de Dios, “de quien recibimos tantos dones –explica- que no son para guardarlos con egoísmo sino para dar frutos en beneficio no sólo propio sino de los demás”.
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“Responsabilidad social no es dar limosna para salir del paso” En entrevista a este diario, el arzobispo de Bogotá, Cardenal Pedro Rubiano, expone los programas de responsabilidad social de la Iglesia, liderados por el Banco Arquidiocesano de Alimentos.
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hí, en el Palacio Arzobispal de Boservicio que han de valorar los empresarios, gagotá y rodeado por bellos cuadros rantizando que tales productos sean de calidad, coloniales que parecen esconderse sin causar perjuicio a los consumidores. del bullicio de la Plaza de Bolívar, Y valorar, sobre todo, a sus empleados, el el Cardenal Pedro Rubiano habla sobre uno de llamado capital humano, sin el cual no podrían los temas que más lo apasionan y del que es producir. reconocido entre las máximas autoridades del Empresarios y trabajadores, en fin, deben país, según consta en los libros que registran entender la dimensión social de sus actividades sus tesis al respecto: la responsabilidad social y actuar en consecuencia, a través no sólo de empresarial. unas sanas relaciones laborales, que expresen la “Las empresas sí dealianza necesaria entre el ben dar utilidades, que capital y el trabajo, sino de son necesarias para ser una auténtica solidaridad competitivas, para no con los más desposeídos desaparecer, pero que por la fortuna. no son suficientes”, afir“El compromiso social ma sin rodeos, con su no puede dejarse a un franqueza característica, lado”, insiste. mientras pone en tela de Formación de valores juicio el economicismo La RSE es, por tanto, dar de ciertos empresarios, bienestar a los trabajapara quienes el afán dores, más aún cuando de lucro, de crecientes la empresa es una gran ganancias, son la única familia; es entregar a la razón de ser o su principal sociedad productos que objetivo. le sirvan realmente, y No basta, entonces, es incluso desarrollar con repartir las utilidades programas sociales, con entre los socios, ni con espíritu de cooperación o pagar los salarios a los fraternidad, para dar apoyo trabajadores, quienes a “El servicio social no es una opción en las ema las personas (niños, ansu vez –señala- tampoco presas. Es una necesidad para su proyección”: cianos, discapacitados…) deben multiplicar sus Cardenal Pedro Rubiano. que más lo necesitan. ingresos, unos y otros “No se trata de dar al margen de los graves limosna o acallar el remordimiento, dando problemas que afronta nuestra sociedad, como algunas cositas”, insiste al aludir tácitamente la pobreza. al mandato supremo de la caridad cristiana. No. Hay que destinar parte del margen de Por ello celebra, con entusiasmo, que difeutilidad, con las rentas del capital y del trabajo, rentes instituciones, como muchas empresas a los más pobres. “Y no simplemente dando y la misma Iglesia a través de acciones como una limosna como se da en la calle, para salir el Banco Arquidiocesano de Alimentos que él del paso”, dice en tono crítico. concibió y orienta desde la Fundación respectiResponsabilidad social empresarial, en va, desarrollen programas específicos a favor de sentido estricto. los pobres que proliferan especialmente en los Servir a la comunidad cinturones de miseria de nuestras ciudades. Y es que hay otra utilidad que, en su opinión, Los empleados, para empezar, han de tener importa aún más que las utilidades econóuna vida digna. Porque no se trata –reitera- de micas, reflejadas en el estado de pérdidas y dar empleo y capacitarlos en sus oficios, sino ganancias: el servicio a la comunidad, o sea, de impartirles formación ética, en valores, como el cabal cumplimiento del compromiso social, la honestidad y la solidaridad, poniendo sus ineludible por cierto. capacidades al servicio de los demás. Porque los empresarios –explica- cumplen “El servicio social no es una opción en las una función social muy importante a través, por empresas. Es una necesidad para su proejemplo, de la producción de bienes y servicios, yección”, sostiene al tiempo que menciona, los cuales deben ser vistos no sólo en términos como si fuera obra de la providencia, que las de mercadeo o ventas sino a nivel social, al que actúan así son precisamente las que más satisfacer necesidades de la población. prosperan, según demuestran múltiples casos Otra función en tal sentido es generar empleo y ejemplares. capacitar en sus trabajos a muchas personas, al “La ética, los valores, son rentables”, conigual que pagar impuestos y, en general, asumir cluye. Y prueba de ello, entre muchas otras, las distintas obligaciones con el Estado, cuyos cita la preferencia de los consumidores por recursos suelen destinarse a la financiación las compañías socialmente responsables, sin de programas sociales (en vivienda, salud, olvidar la enorme satisfacción personal que educación, etc.). genera tan sano comportamiento. Pero, tampoco esto es suficiente. Los pro“Es muy satisfactorio que con su sudor, con ductos, en primer lugar, son para el servicio de su esfuerzo, se beneficien los más pobres”, las personas (vestidos, alimentos, calzado…), dice al oído de los empresarios.
Paz Dolor frente a la crisis nacional El Cardenal Rubiano repasa, con dolor, la grave situación social del país, manifiesta en el alto número de pobres e indigentes, en la desigualdad y la concentración de la riqueza, en la violencia y el narcotráfico, en la corrupción y la crisis política reinante (con el elefante ya no a las espaldas sino de frente, según ha dicho). Nadie entiende –observa, sorprendido- cómo un país tan rico, con tantos recursos naturales, tiene tantos indigentes, tantas personas en la pobreza absoluta, si bien –aclara- esos factores negativos son causa principal del problema que sabrá Dios cuándo y cómo logrará resolverse. Invoca, pues, la paz, la reconciliación nacional “entre hermanos”, señalando como condición básica superar el conflicto armado “si queremos –precisa- conseguir la justicia social, la cual empieza por el respeto a la vida, a la dignidad humana”. Y ahí, en la busca de soluciones a los problemas sociales, el Estado juega un papel central, protagónico, pero también deben jugarlo los empresarios, en la medida de sus posibilidades. Al fin y al cabo quien más tiene es quien más debe dar, principio supremo de la justicia y la equidad. “Todos tenemos una enorme responsabilidad con el país”, sentencia.
Desde tiempos inmemoriales, los mendigos permanecen a la entrada de los templos para pedir limosna. En Bogotá, la Iglesia les responde con programas sociales, prueba de su compromiso con los pobres.
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6)CAPACITACIÓN
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Conceptos básicos Adentro y afuera La responsabilidad social de las empresas es con relación a éstas y por fuera de ellas. La RSE se entiende, pues, dentro y fuera de las empresas, según que sus pro-
gramas sociales estén dirigidos, por ejemplo, a los empleados y sus familias, o a comunidades externas, sin relación directa con la compañía. De igual manera, se distingue
entre la política asistencialista, de corto plazo, reflejo del espíritu filantrópico que suele traducirse en la expresión popular de “dar pescado”, frente a los programas de largo plazo y de gran enverga-
Responsabilidad
dura social, en cabal cumplimiento de una estrategia empresarial, cuya síntesis no es otra que la de “enseñar a pescar”. En este sentido, “la RSE –según Dante Pesce- es una visión
Social:
de negocios, planificada y evaluada, cuya finalidad es contribuir al logro de los objetivos estratégicos de las empresas, mejorando su competitividad, sustentabilidad y, simultánea-
mente, la calidad de vida de las personas”.
¿Quiénes son los stakeholders? El concepto anterior se fundamenta, además, en tres aspectos: gestión socialmente responsable, buenas relaciones con grupos de interés (stakeholders) y buen negocio para la empresa, como explica Pesce. De ahí la importancia de los stakeholders en el tema de RSE. Se trata, en síntesis, de la responsabilidad de las empresas con sus distintos grupos de interés, conocidos también como clientes internos y externos: dueños o accionistas, empleados o trabajadores, consumidores, proveedores o acreedores, la propia comunidad y el Estado, con quienes se tienen obligaciones legales de carácter laboral, económico, tributario, ambiental, etc. Con los consumidores, por ejemplo, la empresa es responsable socialmente a través de la calidad de sus bienes y servicios; con la sociedad, por la generación de empleo y riqueza; con las generaciones futuras, por la protección del medio ambiente, y con competidores y proveedores, por medio de la transparencia y la equidad, según explica Nicanor Restrepo.
Programas y proyectos Ahora bien: la gama de programas sociales es bastante amplia, desde aquellos que se inscriben en la llamada política social para luchar contra la pobreza y el desempleo (sobre empleo, educación, salud, alimentación o vivienda), hasta los que competen a asuntos como la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la paz (programas para las familias desplazadas por el conflicto armado en Colombia), la actividad política y hasta la democratización de la propiedad accionaria o de la riqueza. Tales programas, a su vez, se concretan en proyectos específicos como dar empleos de calidad con salarios justos, elevar el nivel educativo de los empleados, desarrollar nuevas actividades productivas, ofrecer y usar diversos instrumentos de crédito, asegurar una mayor eficiencia de las Pyme, ajustarse a normas ambientales y de calidad, participar en ferias internacionales, o simplemente aumentar la productividad de las compañías para hacerlas más competitivas.
Modelos de gestión Conviene destacar que las empresas deben trazar planes de RSE a través de unos modelos de gestión, con la medición respectiva de sus resultados (con el uso de índices como el CRE, del Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial) y la presentación del balance social, complemento indispensable de los balances financieros o los estados de pérdidas y ganancias. “El balance social es el instrumento a través del cual las empresas divulgan su rendimiento ambiental, social y económico”, dice el ex Presidente Belisario Betancur, quien agrega que “la rendición de cuentas sobre la gestión empresarial crea los cimientos de una política integral de responsabilidad social de la empresa”. De ahí la importancia de las prácticas de Buen Gobierno o Gobierno Corporativo, básico en el balance social y, en general, en la Responsabilidad Social Empresarial dentro de su concepción moderna.
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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Diageo le apuesta al consumo responsable E
l consumo responsable de alcohol es una de las tareas que se ha impuesto la multinacional Diageo -que importa whisky, vodka y otros licores de marcas reconocidas-, en materia de Responsabilidad Social Empresarial. Así lo explicó su director en Colombia, Philippe Brechot, quien señaló que el programa de RSE de esta compañía se centra en campañas dirigidas a la población para que conozca los efectos negativos de la bebida. Por el momento, Diageo tiene una alianza con el Fondo de Prevención Vial, con el cual se ha desarrollado un módulo educativo de los efectos del alcohol, hecho por el profesor universitario Augusto Pérez, quien produjo una charla que tiene como tema central los efectos del abuso del alcohol y cómo funciona éste en el organismo. “La charla se está dictando en Bogotá a todo tipo de auditorios y clubes sociales donde asisten padres de familia y jóvenes. Al comienzo se pensó que no había mucho interés, pero, por el contrario, han preguntado mucho. La idea es crear conciencia en el público sobre el uso del alcohol”, comenta. Para el próximo año, la idea es llevar esta conferencia a los
Responsabilidad Social
Estrategia
¿Cuánto ha invertido Diageo en 2006?
Código de mercadeo
Comunidad
12%
Capital Humano
16%
Fuente: RSE
Mejorar la calidad del agua es uno de los proyectos sociales de largo plazo de Diageo en Colombia, explica su director, Philippe Brechot.
auditorios de Medellín y Cali. De igual forma, se grabará un video de la conferencia para que cuando el profesor Pérez no tenga tiempo, un grupo de voluntarios sea multiplicador de la información. “Uno aprende a hacer muchas cosas en la vida, pero nadie habla del uso responsable del alcohol. Es muy triste ver a los jóvenes caminando por la calle después de beber muchas copas”, dice. Según el director de Diageo,
los medios de comunicación se han fijado en el tema y recuerdan mediante sus artículos que el mal uso del alcohol es un problema. “La empresa está muy enfocada en esto”, agrega. Las actividades de la compañía, que en Colombia tiene alrededor de 70 empleados, no paran allí. Mediante brigadas, conformadas por voluntarios, se llega a las zonas de consumo y se explica a la gente qué es el consumo responsable y quién
Consumidor
72%
en el grupo será el conductor designado esa noche. “Esto se hace con el respaldo de los dueños de los sitios. Se les entrega a los consumidores un informe de bolsillo sobre los efectos del alcohol para que tomen conciencia y piensen por un segundo cómo se van a ir para su casa”, aclara. Sin embargo, para el ejecutivo este proceso va a tomar mucho tiempo en arraigarse por factores culturales: “Gran parte de los problemas que hemos identificado podrían prevenirse si los padres hablan del alcohol y sus riesgos a los hijos. Es inconcebible que desde las fiestas de quince sean ellos mismos quienes patrocinan el consumo”. La iniciativa, según Brechot, lleva muchos años en otros países, dado que Diageo, como líder de la industria, se dio a
Diageo, según su presidente, Philippe Brechot, tiene un código de mercadeo que ellos mismos califican como el más estricto de la industria. “Hace años los fabricantes de licor abusaban de los mensajes que se enviaban a los consumidores y por eso se puso en marcha este código, que no le da al alcohol méritos que no tiene”, observa. La publicidad se centra en hablar de las marcas y su personalidad, pues hay un límite que la industria no debe superar. Todas las actividades publicitarias deben tener una aprobación previa. la tarea de diferenciar el consumo responsable del mal uso del alcohol. Por lo menos 1.755 consumidores se han impactado por este mensaje de consumo responsable. Educación El programa Skills For Life (Destrezas para la vida) consiste en un convenio con la Universidad Externado de Colombia para ofrecer el diplomado de barman o salonero a jóvenes de escasos recursos, siguiendo la dinámica que se ha implementado en otros países en vías de desarrollo. Hasta hoy se han graduado 25 personas. Las charlas de consumo responsable de alcohol también van a llevarse a los cajeros de supermercados y licoreras, con el fin de que no vendan licor a
menores de edad. “Saben que no deben hacerlo por ley. Por eso vamos a explicarles su rol”, señala. Según Brechot, sería conveniente que el resto de la industria licorera nacional, e incluso los importadores, apoyen tales iniciativas e inviertan tiempo y recursos en ellas. A futuro, según el directivo, las posibilidades en RSE podrían centrarse en la mejoría de la calidad del agua, materia prima esencial en Escocia para la fabricación de whisky. “En Centroamérica se han implementado programas de este tipo. En Guatemala, por ejemplo, se instalaron unos filtros mecánicos muy sencillos, lo que hizo una diferencia enorme”, anota. Lila Esther Silgado Villadiego
Colsubsidio, una expresión del compromiso social empresarial Colsubsidio es la expresión de la responsabilidad social del empresariado colombiano para con sus trabajadores, sus familias y la población de menores recursos. Su evolución y sus programas han sido concebidos bajo los preceptos de los derechos humanos y el reconocimiento de las personas como seres integrales con necesidades dinámicas, múltiples e interdependientes. Desde septiembre de 1957, Colsubsidio administra los aportes del 4 por ciento que hacen las empresas afiliadas, recursos que favorecen a los trabajadores vinculados a estas organizaciones mediante servicios sociales dentro del marco del subsidio familiar y la seguridad social integral. Adicionalmente un porcentaje de los aportes se dedican a beneficiar con programas de protección social a poblaciones pobres y altamente vulnerables. Colsubsidio se convirtió en una institución con una gran infraestructura de servicios y en una de las herramientas sociales más valiosas con que cuenta el país, administra recursos públicos y privados, redistribuye el ingreso, disminuye la pobreza y es motor de desarrollo social y económico. En la búsqueda de soluciones a la difícil situación socioeconómica y ambiental
que vive el mundo en general y Colombia en particular, se viene reconociendo al sector empresarial como un actor clave para contribuir al logro de un desarrollo sostenible y a la reducción de la pobreza, teniendo en cuenta las diversas interrelaciones que construye en su quehacer como empresas. Erse Dentro de este contexto y teniendo en cuenta que el 98 por ciento de las organizaciones del país son micro, pequeñas y medianas empresas, se constituyó en el año 2005, la Escuela de Responsabilidad Social Empresarial, ERSE, por iniciativa de Colsubs idio, Cemex Colombia, el Foro de Presidentes y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, con el propósito de fomentar una cultura de responsabilidad social empresarial en los pequeños y medianos empresarios, con el fin de mejorar la competitividad de sus negocios y contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de los nacionales a través de la práctica empresarial. Conociendo que el fomento de una cultura de responsabilidad social empresarial debía pasar por un programa de formación, el equipo gestor convocó al Instituto Pensar de la Pontificia Uni-
versidad Javeriana, a la Iniciativa de Emprendimientos Sociales de la Universidad de los Andes, al Instituto de Ética Aplicada de la Universidad del Rosario, a la Especialización en Responsabilidad Social Empresarial de la Universidad Externado, al Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial y a Gente Digital, para que hicieran parte del equipo programático. Convencidos de que en los procesos de aprendizaje son importantes tanto la teoría, como la experiencia y la práctica, se diseño un programa de formación, en donde se integran la Teoría: Fundamentos conceptuales sobre el tema a través de la participación de los expertos de las Universidades; la Experiencia: presentación de casos de responsabilidad social por parte empresarios invitados y la Práctica: interiorización de los conceptos a través de la elaboración de un Ruta de Acción para la empresa con el respectivo seguimiento a cargo del Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial y la construcción de la red de la ERSE con el apoyo de Gente Digital. La financiación del programa está a cargo tanto del equipo gestor como del equipo programático. Adicionalmente, Colsubsidio, Cemex Colombia, Foro de Presidentes y El Pacto
Colsubsidio se convirtió en una institución con una gran infraestructura de servicios y en una de las herramientas sociales más valiosas con que cuenta el país.
Mundial participan en la gestión de dar a conocer la Escuela en diferentes ámbitos así como en el mercadeo de la misma. A la fecha la ERSE ha desarrollado cuatro ciclos, uno de ellos como piloto, en donde se han formado 90 personas de diferentes organizaciones. El programa de
formación se desarrolla en las instalaciones de Colsubsidio en un ciclo de cuatro viernes de 7:00 a.m. a 1:00 p.m. Colsubsidio seguirá aunando esfuerzos y trabajando en equipo con sus empresas afiliadas para llevar bienestar a más y más colombianos.
S
R E
8)EMPRESA
JUEVES 14 DE DICIEMBRE DE 2006
RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Corona: C
orona es reconocida de tiempo atrás como una empresa líder en responsabilidad social. Pero, ¿por qué? A esa pregunta responde su presidente, Francisco Ignacio Díaz, desde su elegante oficina al norte de Bogotá, en el edificio del World Trade Center. Y para empezar, explica que la RSE es una estrategia corporativa, de la Organización Corona en su conjunto, a partir de la misma junta directiva, donde es claro que en esta forma se crea valor para los accionistas. Aclara, sin embargo, que el mayor valor no se entiende sólo en términos financieros “sino por medio de la excelencia –dice- en responsabilidad social”, en tácita alusión a la óptima calidad que ha sido la clave del éxito local e internacional. La RSE, además, tampoco se restringe a directivos o dueños. No. Incluye a empleados, clientes, proveedores y la sociedad en general, a través de proyectos específicos tanto de la Fundación Corona como de las otras empresas del Grupo, identificado a su vez como uno de los principales grupos económicos del país. Todo ello en el marco de un triángulo que contempla aspectos sociales, económicos y ambientales, según afirma mientras presenta los gráficos respectivos. La Fundación Corona
Esta Fundación ya tiene varias décadas encima, prueba cabal –valga la insistenciadel cabal compromiso de Corona con la responsabilidad social. Y aunque recibe aportes de la Organización, goza de plena independencia o autonomía, aunque con la debida coordinación con aquella, “puesto que –precisa Díaz- estamos muy alineados en las cosas que hacemos”. “La Fundación Corona es la expresión filantrópica de nuestros accionistas”, comenta con orgullo, al tiempo que destaca las cuatro áreas temáticas en que se ha centrado su acción social: educación, participación ciudadana, salud y creación de microempresas. El año pasado, por ejemplo, desarrolló más de 80 proyectos, en muchos casos con aliados nacionales y extranjeros, en cuya nómina se encuentran entidades tan prestigiosas como la Fundación Ford, el Banco Interamericano de Desarrollo –BID- y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo –Pnud-. Se trata de apalancar recursos con la colaboración de esas entidades, entre las cuales existen numerosas organizaciones no gubernamentales, ONGs. Los proyectos, a su turno, van desde la citada creación de microempresas, que permitió en 2005 el nacimiento de 510 con el respaldo
Una estrategia corporativa para dar valor a la empresa del Fondo de Desarrollo Empresarial, hasta el programa Jóvenes con empresa, auspiciado por el BID y que cuenta a su haber con más de un millón de dólares. O el proyecto Bogotá cómo vamos, replicado, con amplia participación ciudadana, en las otras ciudades; o el que busca mejorar la administración de escuelas públicas –extendido igualmente a los hospitales- sobre la base de que avances en tal sentido son una mejor inversión que sólo dar libros o construir un aula de clase. Los resultados positivos de dichos programas saltan a la vista. Proyectos del Grupo
La Organización Corona, por su parte, desarrolló 94 proyectos sociales en 2005, a través de las empresas que conforman esta holding, independientes por completo de los citados en la Fundación. Tales proyectos, institucionales por la participación de las distintas compañías y porque en su mayoría “vienen desde hace muchos años”, van desde educación y construcción de tejido social hasta medio ambiente y
Proyectos Un granito de arena, pero… Como algunas plantas de producción de Corona están ubicadas en municipios de diversas regiones del país, allí, en sus comunidades, la empresa promueve actividades sociales en educación, construcción de tejido social y desarrollo empresarial. En educación, por ejemplo, adoptan el modelo de la Fundación Corona para el manejo eficiente de los colegios públicos, garantizando así su sostenibilidad a partir de una sana administración. En construcción de tejido social, se promueve la apertura de espacios donde tenga lugar la reinserción de ex guerrilleros y paramilitares, quienes trabajan juntos, en camaradería, en proyectos como el de la Fundación Imaginación, con cuyo apoyo consiguieron montar una microempresa de “espectaculares” tarjetas de navidad. Corona apoya asimismo a firmas como Tecnovo, dedicada a la atención de soldados y policías afectados por el conflicto armado, quienes ahora producen velas muy especiales, con un toque artístico, que surten a numerosos negocios comerciales. E incluso ha vinculado personas discapacitadas a la compañía, como también lo hacen empresas como Alkosto, donde les dan empleo como empacadores. “Eso es poner un granito de arena a la paz de Colombia”, dice el presidente de Corona, Francisco Díaz, quien aclara de inmediato: “Pero, debemos poner ladrillos porque los granos de arena ya no son suficientes”.
Según Francisco Díaz, la RSE es una estrategia que incluye a accionistas, junta directiva, empleados, clientes, proveedores y la sociedad en general.
trabajo comunitario, pasando por vivienda “y algo de filantropía”, con donaciones “en especie” (ver recuadro). En vivienda, cabe esperar que sea su fuerte, dado el carácter especializado de la firma en la producción de materiales para construcción. Han preferido, en cambio, centrarse en otras actividades, siendo el Premio Corona la excepción al promover, entre profesionales y estudiantes, diseños dignos, replicables y financiables –los requisitos del concurso- en vivienda social. Todo indica, al parecer, que tal experiencia podría conducirlos a romper el paradigma. En efecto, durante los últimos meses se ha venido trabajando en un novedoso programa para consumidores de bajos ingresos (del estrato uno), quienes por sus condiciones de pobreza absoluta viven –o sobreviven- en viviendas muy rudimentarias, por lo general con pisos de tierra y sin acceso, por sus altos costos, a los materiales de construcción. ¿Cómo hacer un negocio –se preguntaron en su momento- que sea sostenible y al mismo tiempo nos permita ejercer la responsabilidad social? Para responder, trabajaron en el proyecto, al que se vincularon varias ONGs, Colmena y la Universidad de los Andes, hasta dar con un
modelo que, al reemplazar intermediarios en la cadena de distribución, baja los costos de modo sustancial, mientras sus promotoras, madres cabeza de familia, obtienen ingresos mensuales entre $300 mil y $400 mil, previo acuerdo con organizaciones comunitarias de barrios populares en Bogotá y Cali. “Ya hemos llegado a cerca de 800 familias”, señala. Aliados a la vista
Este nuevo programa tendrá lanzamiento oficial de Corona en el próximo año, cuando se espera que diversas firmas, también productoras de materiales de construcción (cemento, ladrillo, tejas, etc.), se sumen a él para que numerosas familias puedan mejorar la calidad de vida en sus viviendas, cuyas condiciones suelen ser infrahumanas. El mensaje tiene nombre propio, en verdad: Cemex, Cementos Argos y Ladrillera Santa Fe, cuyos directivos han mostrado interés en vincularse al proyecto, acogiendo así el llamado del gobierno nacional para que el sector privado colabore más en la política social que demanda el país, donde la pobreza afecta a casi la mitad de la población. Comienza a romperse el paradigma.