Responsabilidad Social Empresarial ENERO/2008

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R E RESPONSABILIDAD

SOCIAL

EMPRESARIAL

JUEVES 31 DE ENERO DE 2008

Nuevo libro de LA REPUBLICA sobre la RSE Este diario, en alianza con varias empresas (Indupalma y Seguros Bolívar, entre otras), acaba de publicar el libro sobre responsabilidad social empresarial, tema del que se presentan lecciones de expertos, casos empresariales y modelos de vida, según expresa el título de la obra, impresa por Panamericana. En realidad, se trata de una selección de escritos –crónicas y entrevistas, en su mayoríadel director de LA REPUBLICA, Jorge Emilio Sierra Montoya, que se publicaron inicialmente en esta separata mensual de RSE, con motivo de la celebración del primer aniversario de su lanzamiento en octubre de 2006. La publicación forma parte del proyecto integral de LA REPUBLICA sobre RSE, el cual comprende la citada separata especializada, información complementaria en la página web (www.larepublica.com.co) y en las diferentes ediciones del periódico, así como realización de foros, todo ello relacionado con la responsabilidad social empresarial. “El libro es esa quinta pata de la mesa del proyecto integral de RSE de LA REPUBLICA”, dice en su prólogo el presidente ejecutivo de esta casa editorial, Jorge Hernández Restrepo, quien destaca al respecto el premio Fenalco Solidario otorgado a dicho proyecto en 2007. TABLA DE CONTENIDO

La obra comprende los siguientes cuatro capítulos: 1- Lecciones de expertos 2- Casos empresariales

3- Modelos de vida 4- Rumbo a la sostenibilidad El primer capítulo incluye entrevistas exclusivas con varios expertos internacionales en RSE, como el profesor Hans Küng, uno de los más importantes pensadores del último siglo en el mundo; Manuel Escudero y Guillermo Carey, directivos del Pacto Global de las Naciones Unidas; Dante Pesce, director de Vincular Chile; y Anna Peters, de la Fundación Bertelsman de Alemania, entre otros. A nivel nacional intervienen expertos como Javier Torres, director del Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial; Sandra Idrovo, profesora del Inalde en Bogotá, y Patricia Villaveces, especialista en derechos humanos. En el segundo y el tercer capítulos se destacan empresas y empresarios líderes en RSE, cuya escogencia se hace –según Sierra Montoya- con base en una rigurosa selección a partir de la investigación bibliográfica y consultas con los mismos expertos, garantizando la objetividad e imparcialidad debidas. “El liderazgo tiene que ser indiscutible”, dice. De las empresas seleccionadas (Indupalma, Corona, Carvajal, Microsoft, Bancolombia, Argos, Colsubsidio, Telefónica, Baterías MAC, Petrobras, Fundación Social y Fundación Éxito, entre otras), se presentan sus modelos y proyectos de RSE como casos empresariales, naturalmente para que otras compañías sigan sus ejemplos. A su turno, varios dirigentes gremiales (presidente de Asobancaria, Andi, Confecámaras, Acopi, Cecodes y Ascun) explican cómo se asume la RSE en cada sector productivo. Y en cuanto a los modelos de vida, también son locales e internacionales: desde Bill Gates y Orlando Ayala en Microsoft hasta Nicanor Restrepo, José Alejandro Cortés y Pedro Gómez Barrero. El cuarto capítulo aborda aspectos específicos de la RSE, como medio ambiente, educación y gobierno corporativo, al igual que las políticas del gobierno y de los sindicatos, expuestas por sus máximos voceros.

En la reciente Conferencia Interamericana de Responsabilidad Social Empresarial, realizada en Guatemala, el tema central fue la RSE en la totalidad de la cadena de valor, o sea, responsabilidad compartida con los diversos grupos de interés.

Responsabilidad compartida en la cadena de valor

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La responsabilidad social es sólo de las empresas? ¡No! Es de toda la cadena de valor, desde los proveedores hasta el consumidor final, por lo cual se trata en sentido estricto de una responsabilidad compartida. Esa fue la principal conclusión de la V Conferencia Interamericana de Responsabilidad Social Empresarial, celebrada en Guatemala, cuyos principales resultados divulga esta separata en forma exclusiva. Entretanto, Cartagena se alista para celebrar la próxima Conferencia a fines del presente año, ratificando así el liderazgo nacional en RSE. Pág.

LECCIONES SOBRE SOSTENIBILIDAD

ALIANZAS ESTRATÉGICAS La publicación del libro “Responsabilidad Social Empresarial –Lecciones, casos y modelos de vida” es fruto de una alianza entre el diario LA REPUBLICA y algunas de las empresas y empresarios que se destacan por su liderazgo en el tema de la RSE. Pero, ¿en qué consiste esa alianza? Muy simple: mientras LA REPUBLICA, a través de su director, Jorge Emilio Sierra Montoya, aporta el contenido editorial, con los correspondientes derechos de autor, la empresa respectiva (Indupalma y Seguros Bolívar, por ejemplo) asume los costos de impresión a cargo de Panamericana, la cual presentó una cotización bastante favorable. La empresa, además, incluye su logo corporativo en la contraportada y la portadilla de la edición, como si el libro fuera de su propiedad, y recibe la mitad de los ejemplares impresos, igual que LA REPUBLICA. Cabe resaltar que la propuesta se restringió a los casos ejemplares registrados en el libro. “Nos convertimos así –según Sierra Montoya- en aliados estratégicos con el propósito de hacer más responsable socialmente al sector empresarial y, por ende, contribuir desde el sector privado a la solución de los graves problemas sociales del país, garantizando además su sostenibilidad”.

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John Karakatsianis, gerente RSE de la Andi

Cada vez toma más fuerza el nombre de Sostenibilidad en lugar de Responsabilidad Social Empresarial, explica el gerente general de RSE de la Andi, John Karakatsianis, uno de los más reconocidos expertos nacionales sobre el tema. Dicho concepto comprende los llamados triples resultados: económicos o financieros, sociales y ambientales, que se concretan en buenas prácticas empresariales con los diferentes grupos de interés –stakeholders-, por ejemplo el gobierno corporativo para garantizar la transparencia a los accionistas e inversionistas. La RSE es igual para todas las empresas, sean grandes o medianas y pequeñas, sostiene el dirigente gremial. PAG.2

TRANSPARENCIA VS. CORRUPCIÓN

Margaret Flórez, directora de Transparencia por Colombia

“Transparencia por Colombia”” está entre las fundaciones líderes del país en la lucha contra la corrupción y, por tanto, en el campo de la RSE, uno de cuyos pilares es precisamente la ética no sólo en el sector público sino también en el sector privado. Y es que la corrupción a nivel empresarial es bien conocida. Estudios de Confecámaras así lo confirman, al igual que del Foro Económico Mundial y de esta corporación creada en 1998, cuatro años después de nacer Transparencia Internacional, cuyas políticas sigue con amplia autonomía. Diálogo con su directora, Margaret Flórez, quien insiste al respecto que la lucha contra la corrupción en Colombia es mayor que en otros países. PAG.4


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CAPACITACIÓN R E

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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL

Sostenibilidad, nuevo nombre de la RSE Jorge Emilio Sierra Montoya Director LA REPUBLICA BOGOTÁ. Desde la gerencia de Responsabilidad Social Empresarial en la Andi, John Karakatsianis ha asumido un verdadero liderazgo no sólo como experto en el tema sino por su intensa actividad de promoción de la RSE en el país. Así les consta, en efecto, a las industrias que representa como dirigente gremial e incluso a organismos internacionales como el Pacto Global de la ONU, cuya sede en Colombia para América Latina y el Caribe fue en gran medida obra suya, según lo destacaron sus directivos durante el acto de instalación en diciembre pasado. Nadie, entonces, más indicado que él para hablar sobre la RSE: qué significa, a quiénes beneficia y cómo desarrollarla en la práctica frente a los distintos stakeholders o grupos de interés. Entremos, pues, en materia.

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TRIPLES RESULTADOS

n su opinión, la RSE es un concepto que cada vez se usa menos en el mundo, siendo reemplazado por el de sostenibilidad, el cual comprende no sólo aspectos sociales sino también aspectos económicos-financieros y de tipo ambiental. Son los

las herramientas propias de la planeación estratégica, convirtiendo el Balance Scorecard de Kaplan en el Sustainability Scorecard, carta de navegación en materia de sostenibilidad. Según lo anterior, la empresa sostenible deberá alcanzar sus objetivos estratégicos en lo financiero, lo ambiental y lo social. He ahí la sostenibilidad o RSE en sentido estricto. Y no es que la RSE destaque apenas el aspecto social, dejando a un lado los otros dos (económico y ambiental). No. La RSE también se entiende cada vez más en esa triple dimensión, ante lo cual prefiere usarse el término –insiste- de sostenibilidad.

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LAS BUENAS PRÁCTICAS

Para el gerente nacional de RSE de la Andi, John Karakatsianis, la responsabilidad social de las empresas es igual para todas, sean grandes, medianas o pequeñas.

triples resultados, que ahora se llaman. Esa idea no es nueva, además. Hace 25 años –recuerda-, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) definió a la RSE como la integración voluntaria de las preocupaciones económicas, sociales y ambientales de las empresas, definición que fue adoptada por la Unión Europea en su célebre Libro Verde.

Por su parte, el Instituto de Empresas de España coincide en que la empresa sostenible genera valor económico, valor social y valor ambiental. Los triples resultados aparecen, por tanto, en ambas definiciones, tanto de RSE como de sostenibilidad, convirtiéndose así en términos sinónimos, con idéntico significado. Más aún, este Instituto –agrega- desarrolló a partir de ahí

Marzo 5 de 2008 - Salón Rojo del Hotel Tequendama

EMPRESARIAL - Casos ejemplares en diferentes sectores

ENCUENTRO DE LÍDERES EMPRESARIALES CON RSE Si usted está interesado en la Responsabilidad Social Empresarial, debe asistir a este foro en el que empresarios líderes de distintos sectores económicos expondrán sus modelos y proyectos de RSE, los cuales le sirven de ejemplo a seguir. Aprenda con quienes son reconocidas autoridades en el tema a partir, sobre todo, de sus propias experiencias. Algunos de los expositores aparecen en el libro “RSE – Lecciones, casos y modelos de vida”, del que cada asistente al foro recibirá un ejemplar. Se trata del Primer Gran Foro Sectorial de la Responsabilidad Social Empresarial. Sectores escogidos para este foro: • Financiero • Energético • Telecomunicaciones

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LA REPUBLICA

ero, ¿qué es la RSE o sostenibilidad? Se refiere a los triples resultados, claro está. Sólo que hay una noción más, relacionada con la anterior: es el conjunto –dice, a la manera de una segunda definición- de buenas prácticas que las empresas desarrollan para impactar en forma positiva a sus grupos de interés. Buenas prácticas empresariales, en fin. Que además deben ser voluntarias, no de carácter obligatorio o por mandato legal, y que por consiguiente deben no sólo cumplir la ley sino ir más allá de ella, que son condiciones básicas para que las empresas sean socialmente responsables o sostenibles. Ahora bien: ¿cuáles son los grupos de interés –stakeholders- que las empresas impactan? Van desde la comunidad y el Estado o gobierno, hasta accionistas, clientes-consumidores y proveedores, es decir, todas las personas u organizaciones sociales que por diferentes medios entran en relación con las unidades productivas, cualesquiera sean. “He ahí la dimensión social del triple resultado en la sostenibilidad”, dice Karakatsianis, quien reitera que dicho impacto sobre los stakeholders es lo más importante en la RSE porque los aspectos financieros y ambientales son relativos a tales grupos. Por ejemplo, la autoridad ambiental (Ministerio o corporaciones regionales) representa a la comunidad y es en su defensa que dicta las normas correspondientes sobre el impacto social de las operaciones de la empresa. De ahí surge la necesidad –agrega- de estar la empresa en contacto permanente con sus grupos de interés, lejos de permanecer al margen de ellos y, por ende, de la búsqueda de solución a los diversos problemas sociales, viviendo a espaldas de la comunidad, cosa que por desgracia es bastante usual en nuestros países. La sostenibilidad, en síntesis, se reduce a mantener buenas relaciones con los grupos de interés, las cuales deben ser respetuosas, tenerlos en cuenta y regirse –insiste- por sanas prácticas empresariales. Esas prácticas están reguladas –señala- en los sistemas de gestión de la RSE, a través de indicadores como los establecidos en los informes de sostenibilidad del Global Reporting Initiative –GRI- o en los diez principios del Pacto Global de la ONU, a los que se ha hecho amplia referencia en pasadas ediciones de este suplemento especializado.

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ero, ¿cómo pasar del dicho al hecho? ¿Qué deben hacer las empresas, en concreto, para ser socialmente responsables o sostenibles? Para empezar, Karakatsianis manifiesta que la RSE es igual para todas las compañías, no que sea una para las grandes y otra para las medianas y pequeñas. Ninguna empresa, por tanto, puede abstenerse de

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“… DE INTERÉS” GOBIERNO CORPORATIVO Entre las buenas prácticas empresariales está, en primer lugar, el gobierno corporativo o buen gobierno, para el cual se dispone de un código basado en la transparencia y, como lo dice su nombre, en la sana administración, la misma que debe garantizarse a accionistas, inversionistas y mercado en general. Según Karakatsianis, es un error creer que tales acciones son exclusivas de empresas grandes o entidades financieras, puesto que deben ser comunes a cualquier organización social, incluidos el gobierno, el Estado o el sector público, y el llamado tercer sector, como las fundaciones. En Colombia, a propósito, la reforma al mercado de valores establece regulaciones en tal sentido, como la protección a los derechos de accionistas minoritarios.

INTERÉS POR EL GOBIERNO El gobierno es otro grupo de interés, con el que también debe ejercerse la responsabilidad social empresarial. ¿Cómo? Cuando se pagan impuestos, por ejemplo. O no evadir el pago, según ordena la ley. Pero, la RSE va mucho más allá de ésta, del cumplimiento de la ley o, en el caso citado, del pago de impuestos. ¿Por qué? Resulta obvio: cumplir la ley es una obligación, o sea, de carácter obligatorio, mientras la RSE es voluntaria, por mandato ético antes que por mandato legal. Es lo que sucede, verbigracia, cuando los ciudadanos pagan más impuestos en forma voluntaria, como sucedió en Bogotá durante el mandato de Antanas Mockus. O que los gremios y empresas brinden su apoyo al Estado en la solución de los problemas sociales (en educación, salud, vivienda, etc.).

RSE CON PROVEEDORES ¿Y cómo ser socialmente responsables con los proveedores? Al respecto, Karakatsianis subraya que el código de buenas prácticas en tal sentido, al igual que con los otros grupos de interés, aparece en el Global Reporting Initiative –GRI-, cuya adopción no duda en recomendar. Ahí se establece, en particular, que haya un trato justo y equitativo con los proveedores, lo cual se traduce en acciones concretas, específicas: pagarles a tiempo, no que se abuse con largos períodos (¡hasta 180 días!) después de entregar su mercancía, y honrar los compromisos adquiridos con ellos, respetando sus derechos en la negociación, sin ser víctimas de la discriminación. Mucho de esto se encuentra –dice- en la legislación colombiana, que por lo visto es avanzada. Pero, ¿qué tanto se aplica?

INFORMACIÓN A CONSUMIDORES En cuanto a los clientes o consumidores, la RSE se ejerce de múltiples maneras. Una de ellas es suministrarles la información correcta sobre el producto o servicio que les ofrece la empresa. En la industria del tabaco, por ejemplo, hay que alertar sobre el efecto nocivo del cigarrillo en la salud, como se hace a través del mensaje de rigor que aparece impreso en las cajetillas. De igual forma, se va más allá de la ley al ampliar la información sobre tales perjuicios, al divulgar incluso sobre otras alternativas de consumo y al asegurarse de que ciertos públicos, como los menores de edad, no tengan acceso al producto, ni siquiera a la publicidad de sus marcas. Es lo que se conoce como responsabilidad del producto, según el mencionado código del GRI.

PROYECTOS COMUNITARIOS Y, por último, está la comunidad, grupo de interés por excelencia. Con ella, la empresa debe ser responsable, más aún cuando recibe la licencia social para operar. ¿Cómo? Las medios de ejercer aquí la RSE van desde la simple generación de empleo hasta que éste sea digno y de calidad; desde la generación de ingresos que permitan a sectores de bajos recursos montar sus empresas, en ocasiones para que sean sus proveedores, mejorando las condiciones de vida, hasta ayudar al desarrollo de la infraestructura por parte del Estado, como la construcción de una escuelita o del alcantarillado en una vereda. Y es tal la RSE con la comunidad –subraya Karakatsianisque debe pensarse qué hacer cuando la firma desaparezca, no sea que su extinción o traslado cause el colapso de la región, lanzándola a manos de grupos subversivos.

adoptar las buenas prácticas mencionadas arriba. Si acaso –observa- hay diferencias entre los recursos empleados y en la cobertura de los programas o proyectos sociales, pues no es lo mismo, según resulta obvio, operar en 40 países que en una pequeña región. En ambos casos, además, sus directivos deben tener la cultura en cuestión, desarrollando la actividad productiva en forma sostenible. ¿Qué hacer, entonces? Según él, lo primero es que la empresa sea sostenible desde el punto de vista económico, generando utilidades para los accionistas y para la economía en su conjunto. “Las empresas quebradas no pueden ser socialmente responsables”, advierte mientras subraya que la no generación de valor o riqueza constituye un problema de orden mayor a nivel macroeconómico. “Las empresas, grandes y pequeñas, tienen que ser rentables. Si no lo son, desaparecen”, agrega. La solidez financiera, a su

turno, permite ofrecer productos y servicios de calidad en bien de los consumidores, generar trabajo digno dentro de un mejor clima laboral para los trabajadores y emprender proyectos que reduzcan los impactos ambientales, prueba cabal de ser ésta la base fundamental de la sostenibilidad, incluyendo lo social y lo ambiental. Para ello, sin embargo, se requiere un entorno favorable, propicio, que debe suministrar el Estado a través, por ejemplo, del adecuado marco regulatorio, orientado a estimular el crecimiento empresarial y económico. Y, por último, se deben honrar las buenas prácticas empresariales, como es la adopción del código de buen gobierno o gobierno corporativo (ver sección “… de interés”), entre otras acciones dirigidas a los grupos de interés, desde el gobierno y los proveedores hasta los consumidores y la comunidad. “Son cosas muy simples”, añade.

Dirección y edición: Jorge Emilio Sierra Montoya / Asesor de Dirección: Fidel Duque Ramírez / Fotos: Cortesía, Colprensa, Agencias


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Países americanos le apuestan a la responsabilidad compartida En efecto, los países latinoamericanos le apuestan a la responsabilidad compartida, o sea, a que la responsabilidad social no sea sólo de la empresa, en forma exclusiva, sino que se extienda a toda su cadena de valor, desde los proveedores hasta el consumidor final. Así se desprende del compromiso asumido durante la V Conferencia Interamericana de Responsabilidad Social Empresarial, realizada a mediados de diciembre pasado en Ciudad de Guatemala, donde se reunieron cerca de 500 personas en representación de empresas, fundaciones y hasta gobiernos, los cuales son cada vez más conscientes de la necesidad de llevar buenas prácticas, en el marco de la RSE o sostenibilidad, a la gestión pública. En esa forma, los numerosos asistentes conocieron durante dos días, a través de un grupo selecto de empresarios y académicos, casos ejemplares y lecciones sobre el citado tema de la Responsabilidad compartida. Por lo visto, hay consenso al respecto en la región, desde los propios Estados Unidos, al igual que sobre el concepto de sostenibilidad que integra los aspectos sociales de la RSE con los estrictamente financieros y los de carácter ambiental, según se ha explicado con insistencia en anteriores

ediciones de este suplemento especializado. Pero, ¿cómo se entiende dicha responsabilidad compartida con toda la cadena de valor? La Conferencia fue el escenario propicio para responder la pregunta. Veamos cómo.

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LA CADENA DE VALOR

í, la cadena de valor va desde la propia empresa y sus proveedores hasta el consumidor final, quienes hacen las veces de “eslabones” en esa cadena productiva, donde cada uno debe aumentar valor, objetivo último de la actividad económica. Desde otro punto de vista, acá se reúnen los llamados grupos de interés –stakeholders-, entre quienes también se incluyen empleados, accionistas, comunidad en general, etc., a la luz de la más moderna concepción de la responsabilidad social empresarial. La responsabilidad, entonces, tiene que ser compartida por tales grupos, lejos de creer que la RSE es un asunto interno, exclusivo, ni mucho menos que basta con cumplir las normas de rigor, por importantes que sean. No. Una empresa, por ejemplo, puede satisfacer a cabalidad los indicadores del Global Reporting Initiative –GRI- y los diez principios del Pacto Global (respeto por los dere-

“Toda la cadena de valor tiene que ser socialmente responsable”, fue una de las principales conclusiones de la V Conferencia Interamericana de RSE.

chos humanos y laborales, el medio ambiente, la transparencia…), hacer donaciones e incluso ir más allá de la ley, pero ello no basta. Tiene que exigir, por tanto, iguales acciones por parte de sus proveedores y, en general, de los demás eslabones de la cadena de valor, sin lo cual la RSE –cabe anotar- se queda a mitad de camino o simplemente tiende a fracasar en la práctica. De hecho, de poco o nada sirve que una empresa tenga programas de RSE si quienes le venden su materia prima o bienes intermedios contratan niños, afectan el medio ambiente o carecen de gobierno corporativo e incurren en prácticas corruptas, ilegales. Toda la cadena de valor tiene que ser, en fin, socialmente responsable. Responsabilidad compartida, claro está. Que

El empleo y el trabajo De las grandes compañías se espera una mayor contribución a la asignación de empleos. Al mismo tiempo, dada la necesidad de competitividad, los empresarios tienden a implementar soluciones tecnológicas con el consabido riesgo de desempleo. Con el advenimiento de las sociedades industriales y la división del trabajo en operaciones simples y repetitivas, se absorbió buena parte de la mano de obra que migraba del campo a la ciudad. La estructura de las empresas creció jalonada por las capacidades de producción a escala y por los esquemas burocráticos tomados de las jerarquías militares y de la llamada administración científica de pensadores como Taylor y Fayol. En la medida que los entornos y las relaciones empresariales se hicieron más complejos, se produjeron los desarrollos de finales de siglo, tanto en tecnologías de la información y las comunicaciones, como en la definición de nuevos modelos de gestión. Ahora las tareas operativas las hacían las máquinas y la supervisión estaba incorporada a la responsabilidad por la gestión de procesos integrales. En la década de los noventa apareció la moda de la reingeniería y la gran crisis de despidos masivos en las empresas. El modelo de desarrollo industrial a partir de la repetición de tareas operativas llegaba a su fin. Sin embargo, la evolución social siempre es más lenta que la tecnológica, de modo que aquellos que no hicieron parte de la generación de la tecnología y de los procesos, sino de las tareas puntuales y las estructuras piramidales, parecieron no encontrar un lugar dentro del nuevo ordenamiento de competencia y

La evolución social siempre es más lenta que la tecnológica. Juan David Enciso consultor en RSE

productividad. Muchos se habían habituado a un ambiente laboral en el que no era necesario entender el conjunto de la organización y su entorno para realizar su labor; con el tiempo perdieron la capacidad de adaptación. En buena medida había sucedido que la fuerza laboral –las personas- se equiparaba al capital; y aún hoy encontramos trabajos académicos de importantes científicos, en los que incluso el trabajo se pone al servicio del capital, en aras de maximizar la utilidad y el bienestar, entendidos como mayor posibilidad de consumo... Desde esa perspectiva, se logra el avance en el conocimiento (técnico) a costa del sacrificio del ser humano. En realidad, es el sacrificio de unos en beneficio de otros. No obstante, otra mirada del mismo problema nos recuerda que la innovación ha sido el motor por el cual el ser humano ha sobrevivido y crecido, de la mano del estímulo que representan los grandes

desafíos de la historia: desde la producción de mejores armas para la caza, hasta la sintetización de nuevas medicinas para combatir epidemias. Así, el gran dilema que marcó la segunda mitad del siglo XX fue la paradoja entre el surgimiento de mejores formas de hacer las cosas, contra la amenaza de privar del derecho al trabajo y a la realización personal a grandes grupos de la población. Esos tiempos pasaron y quizás corresponda a futuras generaciones hacer un balance más desapasionado de los hechos. Hoy, en occidente, hasta los trabajos que parecerían más rutinarios como la atención telefónica en Call Centers, requieren un mínimo de criterio y comprensión de la organización, además de que la rotación laboral es mucho más dinámica. En el fondo, podemos ver que hay una diferencia entre procurar simples fuentes de empleo, que garanticen la subsistencia económica, y la concepción de un trabajo en que tanto la compañía como el individuo tienen algo que aprender y algo que aportar. El gran desafío es entonces conciliar los requerimientos de desempeño laboral de los nuevos entornos empresariales, con trabajos que permitan el crecimiento personal, quizás mediante la asignación de responsabilidades integrales, o quizás mediante nueva estrategias de aprendizaje y comprensión de la empresa. De ahí debería desprenderse una mayor capacidad de identificar oportunidades y proponer soluciones. La innovación no es una función del capital, sino de la capacidad humana de conocer, discernir, comprender, proponer alternativas, tomar decisiones y servir a los semejantes.

es, a su vez, una exigencia creciente de los mercados, con el correspondiente impacto en el mundo de los negocios.

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ACCESO A MERCADOS

ueba de ello es el mercado europeo, donde la responsabilidad social es asumida cada vez más, acaso por razones culturales, entre grupos de interés como los consumidores, en nombre de los cuales actúan

numerosas organizaciones no gubernamentales de enorme influencia. Es el consumo responsable, ahora en boga a lo largo y ancho del planeta. Basta una prueba: ya es común en empresas europeas que sus juntas directivas impongan la condición de tener relaciones únicamente con firmas sostenibles. Así las cosas, sus compradores o vendedores se ven obligados a ser socialmente responsables para negociar con ellas. Fue lo que planteó, a propósito, un funcionario del gobierno sueco en su reciente visita a Colombia. No se trata apenas –dijo a un grupo de industriales- de mostrar que el país es un buen mercado, atractivo para los inversionistas, sino que se requiere, si alguien aspira a convertirse en socio o aliado estratégico, que sea sostenible, demostrándolo a través de procesos auditados por terceros, con informes de sostenibilidad como los del GRI.

Y que tales prácticas –agregó, para sorpresa de sus oyentes- se extiendan a su cadena de valor, con programas específicos que demuestran esa sostenibilidad de proveedores y consumidores en la práctica. En síntesis, la responsabilidad compartida, a través de la cadena de valor, empieza a ser condición básica, ineludible, en el acceso a mercados, como lo son barreras arancelarias o pararancelarias (verbigracia, de carácter sanitario y fitosanitario) que en ocasiones frenan el libre comercio en boga. Un tema que por cierto fue central en la Conferencia de Guatemala y que con seguridad será abordado de nuevo este año en Cartagena, sede del futuro encuentro del BID. Y como al parecer en tal sentido los países latinoamericanos están todavía en pañales, todo indica que seguirán asumiendo el reto de la responsabilidad compartida. (JES)


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FUNDACIÓN R E

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Transparencia para atacar la corrupción Para Margaret Flórez, directora de la Corporación Transparencia por Colombia, esta entidad es expresión de la responsabilidad social de nuestras empresas, algunas de las cuales son incluso benefactores, haciendo los correspondientes aportes. Y es que entre sus miembros fundadores –recuerda-, aparece un número importante de empresarios, convencidos sobre la necesidad de avanzar en materia de transparencia y, por tanto, en la lucha contra la corrupción, uno de los peores flagelos que azotan al país. Pero, también son miembros –anota- diferentes organizaciones sociales y universidades privadas, no públicas (a las cuales no les está permitido por mandato legal), como los Andes, Eafit, Icesi y el Cesa, entre otras que participan en diversos programas con aulas de clase, profesores, etc., ya no con aportes económicos. Todos a una trabajan en el propósito común de enfrentar la corrupción, en especial para prevenirla, a partir de la declaración de compromiso ético firmada por cada uno de los miembros, integrados de antemano a las políticas trazadas por Transparencia Internacional, organización mundial creada en 1994. Por su parte, Transparencia por Colombia, nacida en 1998, desarrolla tales políticas con la debida autonomía que garantice su objetividad e independencia, claves para la credibilidad en torno a sus trabajos. ¿Qué hace, a propósito, la corporación? Veamos, entonces.

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EMPRESARIOS CORRUPTOS

ara empezar, es claro que la lucha contra la corrupción no es exclusiva del gobierno o de las autoridades judiciales. No. Es una responsabilidad compartida –corresponsabilidad, mejor dicho- del sector público y el privado con la ciudadanía o, si se quiere, con la sociedad civil de que tanto se habla. La ciudadanía, por su lado, tiene que vigilar los recursos públicos, pues al fin y al cabo le pertenecen, y exigir que sus gobernantes y empresarios actúen en forma responsable, ceñidos a los principios éticos y a las correspondientes normas legales. El sector privado, a su turno, no sólo es víctima de la corrupción sino que en ocasiones es culpable, por lo cual –agrega Margaret Flórez- es parte del problema e igualmente de la solución, como resulta apenas obvio. Más aún: la corrupción en el sector privado nacional es alta, según lo demuestra el estudio de Confecámaras sobre la contratación con el Estado, en cuyos procesos licitatorios un elevado 70% de los empresarios se niega a participar porque consideran que hay irregularidades, de las cuales sólo se denuncia el 8% de los casos. Los pagos de las empresas –o sobornos, para ser exactosascienden al 12% del valor de los contratos, habiendo por consiguiente razones de sobra para desconfiar unos y otros de sus competidores, quizás por

sus denuncias o a que nadie decida acompañarlos al respecto, dejándolos solos en su lucha. “Hay que asumir ahí un verdadero liderazgo”, señala con énfasis. Pero –se preguntará-, ¿cómo asumir ese liderazgo empresarial? Con los acuerdos sectoriales anticorrupción, por ejemplo. Veamos en qué consisten

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ACUERDOS SECTORIALES

uince empresas que producen tuberías para acueductos y alcantarillados vieron que su ambiente de negocios estaba muy contaminado por la corrupción y decidieron ponerse de acuerdo y unirse para combatir ese flagelo. Así, identificaron los riesgos de corrupción en su negocio, determinaron cómo prevenirlos y dispusieron finalmente, a través “La corrupción es un mal negocio; la transparencia, en cambio, es un buen negocio”, sostiene la de un acuerdo secdirectora de Transparencia por Colombia, Margaret Flórez. torial, las sanciones correspondientes a quienes lo aquello de que “el ladrón juzga de facilitación para agilizar incumplen. por su condición”… trámites o lograr ciertas deSe trata de una iniciativa Transparencia, a su vez, cisiones públicas hasta las de veras ejemplar, que es viene realizando otra invescontribuciones o aportes a una parte esencial –señala tigación con la Universidad campañas políticas, cuando la directiva- del compromiso Externado de Colombia, una no los “regalos” que implican que se debe asumir por la tode cuyas preguntas es también tal o cual compromiso del funtalidad del sector privado, sin acerca de si hay o no sobornos. cionario de turno. excepción. El 90% de los empresarios Se requiere –dice, al oído ¿Mera retórica? De ningún consultados respondió de de los empresarios- que remodo. El proyecto en cuestión manera afirmativa, revela la conozcan el problema para lleva tres años, con resultados encuesta. “Un porcentaje muy poder actuar y resolverlo, que ya se empiezan a cuantifialto”, anota. lejos de hacerse los de la car; está avalado por las juntas Ahora bien: las fuentes del vista gorda acaso por temor directivas de las empresas; soborno van desde los pagos a la reacción que provocan existe un comité de ética, al igual que se establecieron indicadores de reporte, al tiempo que se tiene un canal expedito de quejas en la Presidencia de la República para denunciar irregularidades en las licita¿Cuál es, a fin de cuentas, la situación de Colombia en ciones. ¡El propio incumplimateria de corrupción? Diferentes encuestas responden. La miento del acuerdo se divulga del Foro Económico Mundial, por ejemplo, identificó que es el a través de Internet! tercer problema en nuestro país, en opinión de los principales ¿Conclusión? Salta a la inversionistas del mundo. Otra, conocida como el Barómetro vista: aunque los sobornos de la Corrupción, muestra el pesimismo de los empresarios sean buenos en apariencia, en tal sentido, quienes dudan que tan crítica situación vaya a sólo lo son en el corto plazo, cambiar en los próximos años. mientras en el largo plazo son De hecho, por estos lados el problema se agrava a la luz un cáncer que destruye al nedel narcotráfico, cuyas sofisticadas redes delincuenciales, gocio por la vía, verbigracia, apoyadas en sus cuantiosos recursos económicos, corromde la mala reputación, lejos pen a diestra y siniestra, tanto a los funcionarios como a las de garantizarse la anhelada propias instituciones, lo cual crea un clima nada propicio para sostenibilidad. los negocios, sean de nacionales o de extranjeros. “La corrupción es un mal “De ahí que el reto para Colombia sea mayor que para negocio; la transparencia, en otros países”, anota Margaret Flórez, quien aplaude sin emcambio, es un buen negocio”, bargo los avances en la lucha contra la corrupción por parte señala, aduciendo que tal del actual gobierno, según lo confirma el Índice de Transpaafirmación se comprueba a rencia a entidades públicas, donde se refleja la mejoría en través de múltiples estudios cuanto a la prevención, “que es algo positivo”. internacionales sobre cómo las No obstante, tales encuestan muestran asimismo que la empresas éticas retienen talengente poco percibe tales avances, acaso por ser consciente to humano porque las personas de cuán sofisticada se ha vuelto la corrupción y cuán difícil es más calificadas prefieren tracombatirla. bajar en dichas compañías, las En el sector público –observa-, Transparencia está trabacuales a su vez gastan menos jando con sectores como la rama judicial, naturalmente para en controles y elevan sus máridentificar los riesgos de corrupción puesto que la manifestagenes de rentabilidad, entre ción de ésta acá es muy grave, por decir lo menos. otros beneficios. La congestión en los despachos judiciales –explica- es Y ni para qué hablar de las causa de corrupción, al igual que los bajos salarios al personal exigencias en tal sentido denadministrativo y la influencia indebida de grupos legales e tro de los acuerdos comerciales ilegales en las decisiones de los jueces, quienes actúan en en boga (léase: TLCs) y en el forma ilícita por temor a las represalias. marco de la globalización, En cuanto a las regiones “críticas”, se encuentran algunas más aún cuando Colombia zonas de la Costa Atlántica. suscribió los convenios anticorrupción de la OEA y de las

“EL RETO PARA NOSOTROS ES MAYOR QUE EN OTROS PAÍSES”

“… DE INTERÉS” ÍNDICE SOBRE RIESGOS, NO SOBRE PERCEPCIÓN Este índice fue creado en Colombia con base en datos nacionales y se diferencia de otras mediciones porque no busca identificar la percepción de los ciudadanos sobre corrupción sino qué tantos riesgos hay de caer en ella por parte, sobre todo, de las entidades públicas. De otra parte, ahí no se establece cuáles son más corruptas y cuáles menos sino cuáles son las condiciones institucionales que favorecen o no tales prácticas indebidas, punto de partida para trazar planes de mejoramiento que permiten avanzar al respecto y bajar, por ende, los riesgos de corrupción, que es una tarea preventiva. Hasta ahora se han realizado cuatro mediciones en el 80% de las entidades nacionales, en todos los departamentos y en 230 municipios, donde los avances se han dado especialmente a nivel nacional y regional.

POLÍTICA ELECTORAL “DE MANOS LIMPIAS” La fundación busca asimismo que la actividad política sea más transparente, tanto en los partidos como en las corporaciones públicas -Congreso, asambleas y concejos-, centrando la atención en el tema de los ingresos y gastos de las campañas por ser ahí donde empieza el pago de favores, a veces por influencia no sólo de grupos ilegales sino de poderosos grupos económicos, a quienes compete hacer un estricto ejercicio de su responsabilidad social. Y no es que sea malo financiar las campañas sino que es preciso hacerlo con transparencia, entre otras cosas porque la reputación empresarial puede irse a pique, según se comprueba en sonados casos internacionales por apoyar candidatos que luego resultan ser corruptos. Y como los pactos en tal sentido no han servido de nada en Colombia…

PROGRAMA DE MEJORAMIENTO EN MUNICIPIOS Y CIUDADES Como los riesgos de corrupción son mayores en los municipios pequeños, Transparencia se volcó hacia ellos con un programa de mejoramiento que comprende aspectos como la rendición de cuentas de los alcaldes (para lo cual la Corporación desarrolló un software que se entrega sin ningún costo), el control estricto a los procesos de licitación que suelen ser blanco por excelencia de los corruptos, y diversos ejercicios de control ciudadano. Es lo que se ha hecho, por ejemplo, en municipios del Norte de Santander, en alianza con la Agencia Alemana de Cooperación, e incluso en ciudades como Cartagena, Barranquilla, Popayán, Cali y Manizales, donde su labor se restringe al seguimiento de la gestión en los concejos municipales, siempre con el apoyo de la ciudadanía.

CONTROL CIUDADANO DE LOS RECURSOS PÚBLICOS En cuanto al control ciudadano, surge de una premisa básica: la sociedad está en su derecho y tiene el debe de saber qué se hace con los recursos públicos, aquellos que a todos nos pertenecen por definición. Es por ello que los gobernados deben exigir a los gobernantes la plena transparencia en sus decisiones y actuaciones, que es también la piedra angular del sistema democrático. En tal sentido, Transparencia por Colombia respalda la labor de más de 70 instituciones sociales (ONGs, grupos de veedores y organizaciones comunitarias) que comprometen a los ciudadanos en esa labor fiscalizadora sobre la destinación de cuantiosos recursos del Estado para salud, educación y hasta para regalías, en las que los comités de seguimiento (en Arauca, Córdoba y Sucre) han podido detectar graves anomalías, evidentes en que dichas regiones no mejoran siquiera su calidad de vida.

Naciones Unidas, este último con medidas específicas para el sector privado. “Hay una ola creciente a nivel mundial que empuja a los empresarios para tomar medidas. Si no las toman, la ola se los va a llevar”, advierte.

E

¡MANOS A LA OBRA!

l mensaje es muy claro al sector empresarial: debe adoptar los principios generales contra el soborno, proclamados a lo largo y ancho del planeta por Transparencia Internacional. Los empresarios, en fin, tienen que jugar un papel activo contra la corrupción. Y para eso están –insiste- los acuerdos sectoriales, como el suscrito por el sector de tube-

rías, que por cierto representa al 95% en el país, o como los que aún se encuentran en pañales por los lados de la industria farmacéutica y de textos escolares, a cuyos voceros les corresponde tomar cartas en el asunto para que dichos acuerdos avancen. En general, los diversos sectores productivos, sin excepción, están en mora de marchar por ese camino y, con mayor razón, donde se observa que los riesgos son elevados, como sucede –explica- en el área de construcción de obras civiles o en defensa y armamento, que son sin duda los más críticos a juzgar por las mismas investigaciones de Transparencia. ¡Manos a la obra, señores empresarios! (JES)


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