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SOCIAL
EMPRESARIAL
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El modelo RSE de James Austin Durante un reciente foro de este diario y el Instituto Internacional de Liderazgo –Inilid-, James Austin presentó las estrategias de responsabilidad social empresarial y su implementación en las diferentes compañías. Austin, profesor de la Universidad de Harvard y una de las máximas autoridades mundiales en RSE, orientó un taller en tal sentido, el cual estuvo precedido por los
modelos del Pacto Global de las Naciones Unidas, el Global Reporting Initiative –GRI- y la Guía del Icontec, a través de sus máximos representantes en Colombia. La versión de este foro, al que asistieron cerca de trescientos directivos empresariales de todo el país, será publicada en la próxima edición de RSE, prevista para el 28 de agosto.
Negocios para reducir pobreza 8 Ítalo Pizzolante, quien preside una firma de consultoría en Venezuela Pág. y es reconocido entre los principales expertos latinoamericanos en los temas relacionados con la RSE, habla sobre los negocios inclusivos como mecanismo efectivo para romper el círculo de la pobreza. Según él, las actividades filantrópicas, a través de donaciones, no permiten en cambio enfrentar la pobreza, ni expresan la auténtica responsabilidad social empresarial, como tampoco ésta se reduce a importar modelos extranjeros en América Latina. “La RSE en América Latina –dicetiene que adaptarse al contexto social, atendiendo problemas
Ítalo Pizzolante
específicos signados por la pobreza extrema y el escaso nivel de desarrollo de nuestros países”.
EMPRESAS LÍDERES
Compromiso social de Nacional de Chocolates
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El presidente del Grupo Nacional de Chocolates, Carlos Enrique Piedrahita, explica las cinco líneas de gestión en RSE, trazadas en un plan estratégico: Educación, Salud, Nutrición, Generación Pág. de ingresos y emprendimiento, Arte y cultura, con programas y proyectos que tienen gran impacto social. “Lo fundamental es que nuestras empresas sean socialmente responsables”, señala.
ISAGEN: ENERGÍA PARA EL DESARROLLO EL SERVICIO EN COLINVERSIONES EL MODELO DE SURAMERICANA LOS PROYECTOS DE EL TESORO
Certificación de Fenalco Solidario
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Fenalco Solidario, entidad que en 2007 otorgó su premio institucional a Pág. este diario por el proyecto de Responsabilidad Social Empresarial, concede los certificados de RSE a firmas que se comprometen con buenas prácticas empresariales. La directora de la Corporación, Sandra Patricia Sierra, explica en qué consiste el proceso de certificación, una de cuyas condiciones es ir más allá de la solidaridad, trascendiendo de la filantropía a la moderna concepción de RSE.
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Fundaciones y proyectos productivos
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Fundaunibán y la Fundación El Cinco fueron escogidas en Antioquia Págs. para mostrar qué hacen las fundaciones en proyectos productivos que reflejan la Responsabilidad Social Empresarial de los paisas. Así, mientras la Fundación El Cinco presenta su modelo de inclusión y equidad para todos, Fundaunibán muestra cómo sus iniciativas sociales permiten hacerle frente a la terrible violencia que azota de tiempo atrás a zonas como Urabá.
Portal en Internet En la sección RSE de la página web de este diario (www.larepublica.com. co) se pueden consultar las memorias del reciente foro con James Austin, así como los suplementos de RSE, noticias y documentos especializados.
Responsabilidad social de las empresas paisas
Medellín, Capital Industrial de Colombia, ha sido desde hace varias décadas el epicentro de la responsabilidad social empresarial en Antioquia, campo en el que sus compañías y quienes las dirigen ejercen un auténtico liderazgo nacional.
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sta es una edición especial de RSE sobre Responsabilidad Empresarial en Antioquia, en la que son entrevistados, en forma exclusiva, algunos de los máximos directivos de la industria paisa: Juan Sebastián Betancur, de Proantioquia; Carlos Enrique Piedrahita, del Grupo Nacional de Chocolates; Luis Fernando Rico, de Isagen; Juan Guillermo Londoño, de Colinversiones; y David Bojanini, de Suramericana, entre otros. Ya antes habían participado, exponiendo sus modelos y proyectos de responsabilidad social, los presidentes de Argos y Almacenes Éxito, Bancolombia y la Fundación ADN, cuyas declaraciones pueden ser consultadas en suplementos anteriores. Otros casos ejemplares de RSE, esta vez en una región empresarial por Págs. 1 a 7 excelencia, que deben servir de modelo a propios y extraños. ANÁLISIS PERSONAS E INSTITUCIONES
Juan David Enciso, colaborador de esta sección especializada, escribe hoy sobre personas, sistemas e instituciones, cuyo telón de fondo, con rescate de secuestrados a bordo, es la nueva Guía del Icontec sobre RSE. “La Responsabilidad Social va camino de forjarse un marco institucional”, dice. PAG. 2
NUEVO LIBRO SOBRE RSE
Juan David Enciso
Alfonso García Gutiérrez, ex presidente del Centro de Estudios Colombianos, comenta el libro sobre Responsabilidad Social Empresarial –RSE: Lecciones, casos y modelos de Vida-, escrito por el director de este diario, Jorge Emilio Sierra Montoya, y publicado por la Fundación Éxito, Seguros Bolívar e Indupalma. PAG. 8
Alfonso García Gutiérrez
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Antioquia, líder en responsabilidad social empresarial
Jorge Emilio Sierra Montoya DIRECTOR LA REPUBLICA
BOGOTÁ. Los abuelos de hoy recuerdan que en su niñez los padres les regalaban, en la Navidad o en sus cumpleaños, acciones de Coltejer o de alguna otra empresa antioqueña, símbolo de la naciente industria nacional, hacia los años 30 y 40 del siglo pasado. Eran los comienzos de la sociedad anónima, cuando familias modestas se convertían en accionistas de las principales industrias del país, las cuales aumentaban en esta forma su capital con auténtico espíritu democrático, de verdadera democracia económica y social. Antioquia, en fin, fue pionero de lo que ahora se conoce como capitalismo popular, al alcance de todos, gracias a los líderes empresariales de entonces, patriarcas en sentido estricto: los Echavarría, que eran una pléyade; los Ospina, como Mariano Ospina Pérez; directivos del diario “El Colombiano”, como Fernando Gómez Martínez y don Julio C. Hernández; e intelectuales de la talla de Jaime Sanín Echeverri, entre otros. Unos y otros estaban marcados por un profundo espíritu religioso, por el cristianismo visceral heredado de sus antepasados españoles, y especialmente por la Doctrina Social de la Iglesia, la cual proclamó desde fines del siglo XIX la
justicia social o solidaridad con los pobres, basada en la caridad. Propugnaban, pues, por la formación de riqueza aún de las gentes de menores ingresos, con equidad. Un plan para cerrar la brecha, si se quiere. O responsabilidad social empresarial, en sentido estricto. Que se expresaba también en acciones filantrópicas, fundadas igualmente en los más hondos valores espirituales, de respeto por la dignidad humana, de cada persona, por humilde que fuera.
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PIONEROS DE LA RSE
ste compromiso social de los empresarios paisas se manifestó de manera ejemplar en la creación de gremios como la Federación de Cafeteros o la Asociación Nacional de Industriales –Andi-, el sistema de subsidio familiar y las cajas de compensación que por estos días cumplen medio siglo de existencia, y hasta en sus propias empresas. En efecto, Federacafé fue fundada por Mariano Ospina Pérez y Carlos E. Restrepo, quienes garantizaban así, con la debida solidez institucional, la continuidad del proceso de democratización que se había llevado, en las mulas de los arrieros, al Viejo Caldas y al norte del Valle y del Tolima, fruto de la ya legendaria colonización antioqueña. Pequeños propietarios o
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minifundistas, que se transformaron en motor de la economía nacional; freno, entonces, a la concentración del capital o la riqueza, tan común en otras regiones; y eso evitó –según el presidente de Proantioquia, Juan Sebastián Betancur- que la violencia política de los cincuenta se desbordara, arrasando todo a su paso. “El principal amortiguador de la violencia fue la institucionalidad cafetera, sumada al minifundismo”, asegura el dirigente gremial. Pero, eso no fue lo único. También se creó la Andi (bajo la dirección de José Gutiérrez Gómez, el célebre “Don Guti”), desde donde se impulsó no sólo la incipiente sociedad anónima sino el sistema de subsidio familiar, con las cajas de compensación a cuestas, para que los empresarios ayudaran, con aportes efectivos, a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y sus familias. Las empresas, a su vez, ponían a prueba su recio compromiso social, fuera en el sector textil (Coltejer, Fabricato…), en alimentos (Nacional de Chocolates, Galletas Noel, Zenú…) o en el tabacalero (Coltabaco), para sólo citar algunas bastante representativas. Aquí y allá la responsabilidad social empresarial hacía acto de presencia. PASADO Y PRESENTE
“Ha habido una cultura
Antioquia fue pionero de lo que hoy se conoce como capitalismo popular, gracias a sus primeros líderes empresariales, cuya labor se prolonga por medio de acciones como la Mesa de Responsabilidad Social.
de la responsabilidad social empresarial en Antioquia”, asegura Juan Sebastián Betancur, quien insiste en que los fundadores de empresas, verdaderos “patriarcas”, sembraron las semillas de esta mentalidad que hoy está en boga a lo largo y ancho del planeta. “Y no es que sea un alarde pretensioso de creernos mejores que los demás”, aclara. No. Incluso atribuye tal fenómeno a la escarpada geografía que parecía obstáculo insalvable al desarrollo económico, tanto en agricultura y minería como en comercio e industria. “Las difíciles condiciones de la región nos hicieron solidarios”, comenta con orgullo. Un criterio similar enuncia el presidente de Colinversiones, Juan Guillermo Londoño, al observar que el terreno estaba abonado para que los empresarios se comprometieran con la responsabilidad social. “Esto no es gratuito”, anota al recordar de nuevo los orígenes, las semillas sembradas por sus antepasados y, en general, aquel espíritu emprendedor, tan característico de los antioqueños, que por desgracia –observa en tono crítico- en algún momento se desvió “hacia otros temas”, como por ejemplo el narcotráfico, cuyos capos, encabezados por Pablo Escobar, se preciaban paradójicamente de ser grandes benefactores sociales. Según Londoño, la RSE está en el ADN de los empresarios paisas, quienes perpetúan así
EMPRESARIOS EN POLÍTICA La responsabilidad social de los empresarios antioqueños no dejó a un lado, ni mucho menos, la actividad política, concebida en su mejor sentido, al servicio de los demás. Tanto es así que las firmas insignia del departamento -Coltejer, Coltabaco, etc.- solían “prestar” a sus máximos directivos para ponerse al frente de los destinos de la alcaldía de Medellín y el departamento, como sucedió con Darío Múnera Arango, Rodrigo Uribe Echavarría y Juan Gonzalo Restrepo, entre muchos otros. Como es obvio, tal proceder indicaba que los empresarios asumían a cabalidad no sólo su compromiso con los negocios (a los que sacaron adelante, sentando las bases de la industrialización del país) sino un compromiso social, con la sociedad en general, al margen de criterios partidistas o sectarios. Con el tiempo, se dio el divorcio entre política y empresarios, acaso porque estos veían en aquella la expresión tanto de la ineficiencia como de la corrupción, y apenas ahora, a la luz de la RSE, vuelven a interesarse por los asuntos públicos, de nuevo sin caer en la politiquería. Y como tiende a imponerse el manejo gerencial del Estado… el carácter de sus mayores. Es como si el llamado de la sangre se impusiera. De ahí –agrega- el trabajo solidario de los mismos empresarios, en grupo, desde la Andi hasta Proantioquia, luchando siempre por el desarrollo regional, por los intereses del departamento y el país, sin excluir la política o el cabal ejercicio de cargos públicos (ver recuadro). Un presente que hace honor al pasado, en definitiva. MESA DE GRUPO
Para el presidente de Suramericana de Inversiones, David Bojanini, el llamado Grupo Empresarial Antioqueño está totalmente comprometido con la RSE. “Todos le hemos dado aquí –asegura- una impor-
tancia muy grande, dándole la importancia que se le debe dar”. Y para no dejar dudas al respecto, sostiene que el modelo promovido en tal sentido por la compañía a su cargo es compartido por ese grupo en su conjunto, donde además han creado una Mesa de Responsabilidad Social, con directivos de sus empresas, para que de manera solidaria, integrada, los proyectos de RSE tengan mayor impacto social. He ahí la mejor forma de rendirle culto al pasado, con el debido respeto por la tradición de sus mayores, y apostarle al futuro, un futuro asegurado para las firmas antioqueñas, ahora volcadas hacia la internacionalización, al ser socialmente responsables…
Personas, sistemas e instituciones Los principales avances sociales se producen cuando los individuos están dispuestos a sacrificar intereses particulares a favor del bienestar general. Cuando esto se hace, surgen las instituciones, que soportan la marcha del progreso humano a pesar de las dificultades propias de cada época. Así, el gran acontecimiento del rescate de los secuestrados no fue consecuencia sólo de un buen montaje, sino que lleva consigo el respaldo de instituciones que se han ganado el apoyo de los colombianos, gracias a la constancia en su esfuerzo, a la acumulación de resultados y a la legitimidad de su tarea. En este sentido, la institucionalidad desencadena una corriente inercial a la que se suman los diferentes actores sociales a medida que reconocen las ganancias del trabajo conjunto y descubren los ahorros en costos de transacción cuando en las relaciones prima la confianza en lugar del poder. También la Responsabilidad Social va camino de forjarse un marco institucional en el que las empresas naveguen con viento más favorable en un escenario de normas claras y beneficios comunes; quizás ese día sea más atractivo ofrecer prestaciones estables y satisfactorias que conformarse con la flexibilización económica de los contratos laborales. Mientras llegamos allá, probablemente muchas de las acciones que hoy conocemos no pasarán de ser esfuerzos aislados, simples estrategias publicitarias o, llanamente, mecanismos de exención tributaria. El proceso de construcción de la Guía ISO 26000 en Responsabilidad Social apunta en esa dirección, en virtud de factores como el reconocimiento que tiene la organización ISO y la
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Responsabilidad Social va camino de forjarse un marco institucional. JUAN DAVID ENCISO
consultor en RSE
unidad que brinda la discusión de una norma por representantes del mundo entero, que encarnan los intereses de todos los actores involucrados. No obstante, existe un riesgo que se refleja en la expectativa que ha generado este proceso: como si se esperara que la puesta en marcha de la Norma por sí misma redundara en una mayor promoción de los derechos humanos; en ocasiones parece que quisiéramos pedirle al texto tal claridad que ilumine las conciencias de los responsables de tomar decisiones, hasta el punto de evitarles el discernimiento que les corresponde. Es el riesgo de delegar a los sistemas la responsabilidad que compete a individuos y comunidades; de creer que las culturas se forjan a partir de la promulgación de leyes o acuerdos. Son las personas con su comportamiento las que erigen las instituciones, aunque los sistemas contribu-
yan a su consolidación. Si los problemas de nuestras sociedades son de justicia, la Guía no hará a un directivo cambiar su posición respecto de la distribución de la riqueza. Si el principal incentivo que ofrece determinado proceso industrial es el rédito económico, no podemos creer que un empresario estará dispuesto a asumir costos elevados para aplicar operaciones ambientalmente sostenibles pero más costosas. De hecho, en muchos discursos se puede percibir la creencia de que un nivel de ingresos más favorable hará desistir a un corrupto de buscar únicamente su beneficio particular. Uno de los pilares de la mencionada Norma es el reconocimiento de la dimensión ética de las organizaciones. Justamente, la ética responde a la posibilidad humana de obrar el bien, independientemente de los condicionamientos o estímulos del entorno; en particular, en una organización el clima moral está influido por la visión y la acción de sus líderes. Ninguna estrategia empresarial es ajena a la impronta que ellos marcan en la cultura con su buen o mal ejemplo. De la misma forma, el éxito en el rescate de Ingrid Betancourt y sus compañeros no se habría logrado sólo por un plan bien formulado o por la disposición adecuada de las tecnologías de información. Siempre serán necesarios soldados dispuestos a asumir a cabalidad su papel, a correr el riesgo inherente a las decisiones tomadas; siempre serán protagonistas de los grandes cambios personas como el Teniente Malagón o el enfermero fiel, que tal vez fueron rehenes de un sistema, pero nunca dejaron de ser soberanos de sus principios y de su libre albedrío.
Dirección y edición: Jorge Emilio Sierra Montoya / Asesor de Dirección: Fidel Duque Ramírez / Fotos: Cortesía, Colprensa, Agencias
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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Proantioquia
En pro del desarrollo regional Hace más de tres décadas, en 1976, un grupo de notables empresarios paisas (Ricardo Ángel, Santiago Mejía, Vicente Uribe y Juan Gonzalo Restrepo, entre otros), crearon a Proantioquia, para promover –como su nombre lo indica- el desarrollo regional. Pero, ¿por qué lo hicieron? Es obvio: en su concepto, las empresas deben ir más allá de la legítima defensa de sus intereses particulares, labor de la que se encargan por cierto los gremios respectivos, y luchar también por los intereses de la ciudad, el departamento y el país, en cabal ejercicio de un auténtico espíritu cívico. Así las cosas, asumieron a plenitud la responsabilidad social empresarial, concepto que entonces no se encontraba en boga como ahora. Y claro, con el lento paso del tiempo se metieron de lleno en el tema, por ejemplo al negociar el TLC con Estados Unidos. En efecto –recuerda el presidente de Proantioquia, Juan Sebastián Betancur-, cuando se negociaba en el “cuarto de al lado”, los dirigentes gremiales hablaban en beneficio de su sector, pero cambiaban de camiseta, por así decirlo, cuando se reunían en la entidad a su cargo, donde discutían cómo les iría a Antioquia y al país con ese tratado. Fue cuando se empezó a hablar sobre infraestructura e innovación, educación y aspectos laborales, en el marco de la agenda interna que en el caso de Antioquia –precisa- se ha elaborado en forma permanente y sistemática. Responsabilidad social empresarial, mejor dicho. ¿O habrá todavía alguien que lo ponga en duda?
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LA NUEVA RSE
La presencia de las empresas en Proantioquia es una expresión de su responsabilidad social”, insiste Betancur, quien considera que en tal sentido prolongaron la tradición de sus mayores, aquella que se remonta hasta casi un siglo atrás, si bien en los últimos años le dieron un sentido más moderno, trascendiendo la filantropía de otrora. Y explica: no es lo mismo dar un cheque para una obra social -“aunque es útil y nunca le sobra a nadie”, dice- que establecer con claridad cómo hacer para que dichas obras tengan el enorme impacto social deseado, naturalmente en beneficio de los sectores más pobres de la población. No es lo mismo, en fin, donar dinero para la construcción de
DE TAL PALO… Cuando el presidente de Proantioquia, Juan Sebastián Betancur, sostiene que un buen empresario debe no sólo lograr eficiencia en su compañía sino tener compromiso social, repite las palabras de su padre, Ignacio Betancur Campuzano, quien como presidente de la Andi, por allá en los años sesenta, libró intensas batallas a favor de los pobres, guiado por la Doctrina Social de la Iglesia, que por poco le cuesta el cargo al ser tildado dizque de comunista. “En la asamblea de la Andi le dieron la razón”, recuerda con orgullo la acción social de su progenitor, quien en aquella época presidió la Gran Comisión que sacó adelante un Código laboral y una reforma tributaria inspirados, al parecer, en principios de equidad. Y como “de tal palo, tal astilla”, según dicen en Antioquia…
El presidente de Proantioquia, Juan Sebastián Betancur, asegura que la presencia de los empresarios en esa institución es una expresión de su responsabilidad social, buscando el desarrollo regional.
una escuela que desarrollar un programa para la capacitación de maestros o para una mejor gestión de las secretarías de Educación con el apoyo de los empresarios, quienes saben de esto. He ahí, pues, porqué el nuevo concepto de la RSE permite que muchas empresas, por lo general a través de fundaciones, se hayan enfocado en temas como educación, cultura o salud, en alimentos y nutrición (caso ejemplar de la Fundación Éxito), en programas de desarrollo rural o en investigación y tecnología. En las circunstancias descritas, lo que hacen entidades como Proantioquia y la Cámara de Comercio de Medellín es impulsar proyectos sociales con esta orientación y sumar esfuerzos en lugar de que cada uno trabaje por su lado, aunque admite que todavía se da cierto grado de dispersión. “Cuando diversas instituciones, públicas y privadas, se reúnen en torno a proyectos, su impacto social es mucho mayor”, subraya con la mirada puesta en experiencias exitosas, dignas de mostrar, aún por parte de Proantioquia.
¿Cuáles proyectos? Es lo que enuncia a continuación.
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PROYECTOS SOCIALES
roantioquia –afirma su presidente, Juan Sebastián Betancur- ejerce su acción social por medio de tres áreas básicas: educación, competitividad y fortalecimiento institucional, cada una de las cuales posee sus proyectos específicos. Así, en el área educativa –“la más eficiente de todas”- se desarrollan proyectos con la Fundación Empresarios por la Educación (pues allí, en su sede, funciona el capítulo de Antioquia), tanto en primaria como en bachillerato, o a través de la estrecha relación entre universidad, empresa y Estado, en campos como la investigación científica y la innovación. Lo cual tiene que ver, a su vez, con la segunda área: competitividad, con un fin bastante definido, cual es el de redescubrir la vocación empresarial de Antioquia, no para volver a lo de antes –aclara-, por los profundos cambios de la época actual, sino para repensar “en qué somos buenos” en sectores como el financiero, el
Lucha por la equidad para ser competitivos La financiación de Proantioquia es sui generis, que marca la diferencia: mientras en los gremios sus afiliados pagan las cuotas de acuerdo con el nivel de ventas, utilidades o activos de las empresas, aquí el aporte es totalmente voluntario, como debe serlo –valga anotarlo- el ejercicio de la responsabilidad social empresarial. Cada empresa, entonces, aporta lo que quiere, según sus capacidades, sean grandes (aún multinacionales), medianas o pequeñas, cuyo ingreso debe ser aprobado por el Consejo Directivo. “A Proantioquia no le interesa ser protagonista sino coordinar y aglutinar los esfuerzos de sus afiliados en el marco de la RSE”, asegura su presidente,
Juan Sebastián Betancur. ¿Qué acciones?, se preguntará. Con los diferentes grupos de interés o stakeholders: que los accionistas reciban su dividendo, que las relaciones laborales sean óptimas, que los proveedores estén bien, que los clientes estén satisfechos… Y que tampoco los empresarios descuiden su entorno, obviamente a través de proyectos sociales que se financian, a su turno, con aportes a entidades como Proantioquia o a sus propias fundaciones empresariales, por lo general en alianzas con el sector público, sea la Presidencia de la República, la Gobernación de Antioquia o la Alcaldía de Medellín. Al respecto, Betancur arremete contra la visión “simplis-
ta” del empresario que limita su función a la búsqueda de utilidades, al pago de salarios y de impuestos, creyendo que lo demás corre por cuenta del Estado. “Eso está revaluado, incluso en los países desarrollados”, afirma mientras recuerda la acción de prestigiosas fundaciones norteamericanas creadas por sus empresarios líderes (Rockefeller, Ford, Bill Gates…) y cómo en los países pobres eso se justifica con mayor razón por los graves problemas sociales que nos afectan. “Si queremos ser competitivos y estar siquiera entre los países con mediano desarrollo, tenemos que acabar con la inequidad”, sentencia.
CORREO Actividades de la Fundación Terpel Bogotá, julio de 2008 Señor Director: La Organización Terpel considera muy valiosa la labor que realiza el Diario LA REPUBLICA a través del proyecto integral de RSE que no sólo recoge la información más importante y las experiencias exitosas nacionales e internacionales, sino que promueve e incentiva el trabajo que deben iniciar o continuar las empresas colombianas en ese sentido. Terpel busca ser responsable en
todas sus actividades, tanto en sus operaciones internas y comerciales, como con las comunidades de las regiones en donde opera. Como parte de ese esfuerzo, la Organización Terpel cuenta con la Fundación Terpel, cuyo foco son programas para el mejoramiento de la educación y cultura ciudadana en diferentes ciudades de Colombia. Adicionalmente la compañía realiza y apoya otros proyectos sociales e iniciativas en educación, salud, cultura y recreación de acuerdo con una política transparente que pretende la sostenibilidad de nuestra inversión,
un foco temático y su relevancia para el área de influencia de la empresa. En ese orden de ideas, este año se ha destinado el presupuesto al fortalecimiento de la Fundación y al desarrollo de los proyectos que se ejecutan directamente en las diferentes regiones del país. Esperamos poder continuar con este trabajo conjunto orientado a promover las prácticas de RSE en Colombia. Cordialmente, CATALINA MOJICA V.
Directora Ejecutiva (e.) Fundacion Terpel
de servicios, en logística o en confecciones, para mencionar algunos que han concentrado su atención. “Estamos en este proceso, que es muy importante”, anota mientras señala que acá, en Proantioquia, se han creado varias entidades, en alianza con otras, como el Centro de Tecnología de Antioquia
(con la Cámara de Comercio, Eafit, el Sena…), precisamente para elevar la competitividad regional, o la Promotora de Proyectos, hoy con un capítulo para profesores y estudiantes universitarios que presenten planes de negocios en busca de financiación. Y en cuanto al fortalecimiento institucional, lo primero es aceptar que esto es esencial para los negocios, según demuestra –comenta- el repunte de la actividad empresarial y de la misma economía colombiana por la política de Seguridad Democrática trazada desde el cuatrienio anterior por el Presidente Álvaro Uribe, un paisa “a mucho honor”. Al respecto, destaca los proyectos de apoyo a los desmovilizados de grupos guerrilleros y paramilitares, no sólo –observadándoles empleo sino con capacitación, orientación sicológica y social, atención a sus familias, etc., además del debido fortalecimiento de las instituciones judiciales o de justicia, condición indispensable en su opinión para que los grandes capitales inviertan en lo que antes eran zonas de conflicto. “En esas zonas el Estado debe
tener control territorial para que el sector privado pueda invertir”, advierte.
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A MITAD DE CAMINO
etancur celebra los avances en la participación del sector privado para la solución de problemas sociales en Antioquia (la pobreza, en primer término), pero acepta que falta mucho camino por recorrer aún con apoyo del Estado, especialmente en regiones como Urabá, donde urge la construcción de un puerto y de la doble calzada. “Aquí hay mucha pobreza. Si quitamos al Valle de Aburrá, quedamos como el Chocó”, sentencia al tiempo que habla de la violencia guerrillera y paramilitar, del narcotráfico y la delincuencia común, con sus múltiples estragos como el desplazamiento masivo de las familias hacia Medellín. De ahí que insista en los planes de reinserción, a los que deben vincularse las empresas privadas. “Si no lo hacemos –es su advertencia final-, esto se convertirá en un bumerán que podría ser más peligroso…”. (JES)
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Grupo Nacional de Chocolates
Compromiso social en empresas de alimentos Empresas como Nacional de Chocolates, Zenú y Galletas Noel, que forman parte del Grupo Nacional de Chocolates, son reconocidas de tiempo atrás por la comunidad como buenos ciudadanos corporativos, prueba cabal de su responsabilidad social. En efecto, dichas compañías –según explica el presidente del Grupo, Carlos Enrique Piedrahita- realizan, desde hace muchos años, proyectos que reflejan su responsabilidad con la comunidad y otros “stakeholders”, en cumplimiento asimismo del compromiso social que aparece, por cierto, entre los valores fundamentales del Grupo. Así, al principio desarrollaron acciones filantrópicas, características de la industria paisa en sus orígenes, pero en los últimos años avanzaron hacia una concepción moderna de la RSE, dirigida precisamente a sus diversos grupos de interés. Veamos en qué consiste.
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FUNDACIÓN A BORDO
asta hace dos años –explica Piedrahita-, cada empresa del Grupo tenía sus proyectos con la comunidad en distintas áreas, pero se vio que era preciso articularlos, coordinar tales acciones y, sobre todo, conseguir así un mayor impacto social, tal como lo exige la nueva concepción de la RSE. En esta forma nació la Fundación Grupo Nacional de Chocolates, cuyo director, Ignacio Gallego, preside también el Centro de servicios compartidos del Grupo. Para dar ese paso (tomen nota, señores empresarios), se hizo un ejercicio “muy valioso” en planeación estratégica, del que salieron cinco líneas de
NEGOCIOS Y EMPRESAS El Grupo Nacional de Chocolates no tiene sólo que ver con el negocio de chocolates, como podría deducirse de su nombre. No. Aunque ahí está la Compañía Nacional de Chocolates, ésta sólo es una de sus 39 empresas, organizadas a su vez en seis negocios: cárnico (con empresas como Zenú, Rica y Suizo), galletas (con Noel a la cabeza), café (Colcafé, La Bastilla y Sello Rojo), helados (Crem Helado) y pastas (como Doria), con presencia en doce países, desde Perú, Ecuador y Venezuela hasta México y Estados Unidos, pasando por Centroamérica. Se trata, pues, de un poderoso grupo empresarial en el sector de alimentos, cuyo presidente, Carlos Enrique Piedrahita, asegura que cada una de esas empresas desarrolla proyectos de responsabilidad social con sus diferentes grupos de interés en aquellos países, guiadas por códigos de ética y de buen gobierno. gestión en la Fundación: 1- Educación; 2- Salud; 3- Nutrición; 4- Generación de ingresos y emprendimiento; y 5- Arte y cultura. ¿Con qué resultados? Son muy positivos, según Piedrahita. Porque se logró el mayor impacto deseado, con gente más profesional, especializada, en la Fundación; porque se enfocaron los esfuerzos y recursos en proyectos con mayor retorno social; y porque se fortalecieron los programas de voluntariado, obviamente con apoyo de los empleados. De otra parte, se han sellado alianzas con otras instituciones orientadas al bienestar social, en especial para favorecer a las personas en condiciones más vulnerables, que también requieren la ayuda del sector privado. Cada línea, sí, tiene sus proyectos, de los cuales conviene hacer una mención rápida, al oído de los interesados. PROGRAMAS EDUCATIVOS
En educación, Piedrahita y Gallego comienzan por destacar el programa Líderes Siglo XXI, desarrollado por la Fundación Crem Helado, el cual
fue adoptado por la Fundación Nacional de Chocolates cuando el Grupo adquirió a Meals de Colombia. “Lo bueno hay que seguirlo”, anotan. ¿Y en qué consiste? Muy simple: más de tres mil empleados-voluntarios de diferentes compañías ayudan a más de 600 escuelas y colegios de ocho ciudades en el país para mejorar su gestión y convertirlos en instituciones educativas de calidad. “Es una aplicación de la experiencia empresarial en sistemas de gestión de calidad a la educación”, dicen mientras insisten en el trabajo conjunto, de alianzas estratégicas, con otras empresas y fundaciones, con el gobierno local y regional, etc., “que es uno de los ejes transversales del Grupo en materia de responsabilidad social empresarial”. Otro programa educativo es “Oriéntate”, que facilita el uso de la informática en el aula de clase, ya no sólo donando los computadores sino trabajando en la formación de los docentes para que aprendan a utilizarlos en su actividad educativa. De igual manera, se cumple en varias ciudades,
con enorme acogida por parte de la comunidad. Por último, con la Compañía Nacional de Chocolates se distribuyen kits escolares (cuadernos, lápices, borradores…) en zonas deprimidas afectadas por la violencia o desastres naturales; este programa tiene más de diez años, con una inversión mayor a 1.200 millones de pesos, y ha favorecido a más de 3.800 niños en Colombia. Como si lo anterior fuera poco, el Grupo apoya a la Fundación Secretos para Contar, cuyos programas de educación están centrados en zonas campesinas.
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LAS OTRAS LÍNEAS
Colombia, donde hay tanta gente con hambre, no puede echar alimentos a la basura”, sentencia Carlos Enrique Piedrahita al explicar los programas de apoyo a los bancos de alimentos, tanto con la entrega de estos como con la asesoría de sus empleados expertos para el debido manejo empresarial (almacenamiento, conservación, distribución…). Se participa, además, en Alianza por la Equidad, un proyecto especial en Antioquia, con programas de desarrollo nutricional para niños en municipios como Sonsón, y en la entrega de productos para comedores infantiles en las principales ciudades del país. En salud, se ayuda con materiales a varios centros de salud urbanos e incluso a través de un programa para auxiliares de enfermería, que igualmente genera empleo, y se creó el Hogar Fandi en Medellín, aliada con otra fundación y el respaldo de ciudadanos suizos. Respecto al emprendimiento, los proyectos en tal sentido
Para el presidente del Grupo Nacional de Chocolates, Carlos Enrique Piedrahita, las empresas a su cargo pasaron de la filantropía a la RS con los grupos de interés.
van desde compra de cosechas a productores de cacao y un programa de fair trade –comercio justo-, con sobreprecio, a productores de café, hasta el establecimiento de cultivos de marañón para sustitución de importaciones, en alianzas productivas con el Ministerio de Agricultura. A pequeños empresarios, esta vez con la Cámara de Comercio, los apoyan en logística, manejo de documentos, trámites, etc., para que incursionen en mercados externos; y se formó, con la Universidad Javeriana, una Escuela de Tenderos donde estos aprenden a desarrollar sus negocios y elevar así su calidad de vida. COMPROMISO SOCIAL
En total, las inversiones del
Grupo Nacional de Chocolates en estos programas superan en 2008 los nueve mil millones de pesos, pero su retorno o rentabilidad es social, no tanto económica, según aclara Piedrahita, quien dice que esto no se hace como negocio, por interés utilitario, sino para contribuir al desarrollo del país, de la comunidad. Y si hay beneficios para la empresa en términos de prestigio o marca, de preferencia de los consumidores, de mayor sentido de pertenencia de los empleados por sus acciones de voluntariado, eso no es –dice- lo fundamental. “Lo fundamental es que nuestras empresas sean socialmente responsables”, concluye. (JES)
Isagen
Proyectos con energía en los grupos de interés Laura Piraján Forero
IMAGEN Y REPUTACIÓN
LPIRAJAN@LAREPUBLICA.COM.CO
El gerente de la compañía afirmó que “cuando se tiene una buena imagen, cuando se trabaja seriamente con los grupos de interés siempre hay una retribución, pero con la claridad que esos son aspectos no de propósito, sino de resultado. Es decir, el propósito es la construcción de esos aportes y de trabajo conjunto”. De igual forma, manifestó que esta responsabilidad empresarial se ha visto reflejada en la buena imagen, la valoración de la marca y la reputación de la empresa, lo que se evidenció en la respuesta que hubo con relación a la democratización de Isagen.
BOGOTÁ. Con una nueva menta-
lidad miran hoy los empresarios del país los elementos que se deben tener en cuenta para llevar al éxito las compañías que están bajo su mando. Es por esto que la responsabilidad social se ha venido abriendo espacio entre las metas y logros para mostrar en los balances de una entidad. Un ejemplo del compromiso que están adquiriendo las empresas colombianas en este sentido es Isagen, que ha desarrollado un trabajo con las comunidades y los trabajadores desde hace cerca de cinco años. “Es un proceso que ha venido madurando y tomando forma cada vez de manera más integral. Es la concientización de la importancia y la capacidad que tiene la empresa de gestionar y convocar para construir cosas positivas”, manifestó el gerente de Isagen, Luis Fernando Rico. La compañía sabe que su crecimiento económico debe ir de la mano del desarrollo social y que esto debe asegurar la protección del ambiente, dado que los recursos naturales son limitados. Para el gerente, es claro que “la empresa, además de ser rentable, también tiene que hacer aportes en los temas sociales y ambientales fundamentalmente. Entonces no se
Luis Fernando Rico, Presidente de Isagen
trata de una tarea adicional o de una estrategia específica, sino de algo más profundo que es la concepción de cuál es el papel que debe jugar una empresa en el mundo actual”.
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GRUPOS DE INTERÉS
l modelo de responsabilidad empresarial que maneja Isagen es el de una concepción de empresa reflejada en la proyección de la misma a la sociedad, a través de los grupos de interés, teniendo unas relaciones construidas conjuntamente con ellos y pensando siempre en realizar aportes en tres aspectos: económico, social y ambiental.
La entidad trabaja diferentes proyectos con cada uno de esos grupos, los cuales se componen por los trabajadores, las comunidades que están en áreas de influencia, los accionistas, los proveedores, los clientes y el mercado de la energía. “La idea es darle la misma importancia a todos éstos. Sin embargo, los trabajadores representan un grupo esencial porque a través de ellos se realizan todas las actividades de la empresa, incluyendo los de los otros grupos de interés”, señaló Rico. Cada uno de ellos debe abordarse teniendo en cuenta la calidad del grupo y por ese motivo, lo que hace Isagen es establecer un compromiso. “Por ejemplo, con los trabajadores tenemos el compromiso de su desarrollo integral y la participación en todo el que hacer de las decisiones de la empresa, particularmente las que los afectan a ellos”, resaltó Rico. Entre tanto, la responsabilidad con las comunidades es el desarrollo social sostenible,
su formación y participación en los trabajos, en los cuales pueden verse implicados. Cada compromiso adquirido por la empresa es el que orienta los trabajos que se realizan con los grupos de interés. Así las cosas, con los accionistas está el de la creación de valor y prácticas de buen gobierno, con los clientes la construcción de soluciones energéticas personalizadas que crean valor y con los proveedores las relaciones de mutuo beneficio y promoción a su desarrollo. El gerente de la compañía dijo que el grupo de interés de los proveedores es con quien menos se ha trabajado “y quizás es en el que se tiene más campo de acción para avanzar”. Y es que históricamente se ha trabajado más con unos grupos que con otros. “En un principio es posible que el de las comunidades y los trabajadores eran los que más atendíamos, pero poco a poco esto ha ido evolucionando para que sea más integral”, explicó Rico. Hasta el momento, el trabajo que se ha hecho con los traba-
Isagen concibe su responsabilidad con las comunidades, como grupo de interés, a través del desarrollo social sostenible, mejorando su calidad de vida.
jadores ha dado sus frutos, ya que son ellos los que proponen las formas y las prácticas en que se puede mejorar la relación y construcción de valor conjunto con cada uno de los grupos de interés.
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PREMIO ANDESCO
s de resaltar que recientemente, y por tercer año consecutivo, Isagen ganó el premio a la Responsabilidad Empresarial que realiza anualmente la Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos Domiciliarios (Andesco) en desarrollo del X Congreso de Servicios Públicos Domiciliarios.
La compañía, que fue declarada fuera de concurso por el jurado calificador en el marco de dicho premio, también ganó la mención de honor en la categoría “Mejor Entorno Laboral”, que contempla todo lo relacionado con el Modelo Integral de Gestión Humana, implementado en la empresa. El gerente aseguró que en este momento hay un despertar en las grandes y pequeñas empresas de entender que este tema es muy importante. “Quizás hace falta mucho, incluyéndonos a nosotros, que nos hace falta camino por recorrer, pero creo que hay un despertar positivo en este sentido”, recalcó.
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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Colinversiones
“Administrar empresas es servir” Para el presidente de Colinversiones, Juan Guillermo Londoño, la responsabilidad social empresarial tiene que ver sobre todo con la ética en los negocios, de manera que estos se rijan por los auténticos valores individuales y colectivos. “Yo enmarco la RSE ahí, dentro de la ética”, dice. Pero, también la enmarca en la administración o el management por parte de ejecutivos que deben tener en claro que su actividad no es sólo una ciencia o una técnica sino un arte, de hondo contenido humanístico, pues se trata de “liderar” seres humanos para conseguir resultados empresariales y sociales de nivel sobresaliente. “La administración es para servir”, subraya al recordar la etimología del concepto. Tales criterios generales son la puerta de entrada para abordar el tema propuesto por LA REPUBLICA en esta entrevista realizada en su oficina de El Poblado en Medellín. CIUDADANÍA CORPORATIVA
Colinversiones fue el fruto de la escisión de Coltabaco (ver recuadro), empresa que fue fundada en 1919 con base en un lema que hoy tiene mayor validez por la importancia del servicio al cliente en las empresas: “Para progresar, es necesario servir”. Y servir –agrega Londoño- es expresión de la responsabilidad social por definición: la persona debe servir a los demás, a sus familias, a la comunidad, y sólo en la medida que lo haga puede ser competente en la empresa y lograr su realización individual. Son los mencionados valores éticos. Como la disciplina, el respeto, la eficiencia, a través sim-
plemente de cumplir las citas, responder llamadas telefónicas, anunciar que se acepta o no una invitación, usar el vocabulario correcto, etc. Ser un buen ciudadano, en definitiva. Cuando ello sucede –precisa-, cuando esos comportamientos adecuados se irradian en la empresa a todos sus empleados y estos los trasladan a la sociedad con auténtico espíritu cívico, se conforma aquella cultura social que es la base de la RSE. En tales circunstancias, la empresa logra ser buen ciudadano, “ciudadano corporativo”, concepto que hoy identifica en el mundo entero a la empresa socialmente responsable. Pero, sus reflexiones no paran ahí. No. Invocando los mismos principios, asegura que si bien el éxito se alcanza en los negocios, sólo en el hogar y en el servicio se obtiene la felicidad deseada, teniendo así una visión trascendental de la vida. “Una cosa es tener éxito, y otra, ser feliz”, sentencia. Lo social, por tanto, es esencial a la actividad empresarial. “Las empresas no pueden estar sanas en una sociedad enferma”, dice al recordar la célebre frase de don Adolfo Carvajal.
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BUENAS PRÁCTICAS
egún Londoño, la responsabilidad social es en la actualidad algo imprescindible para las empresas, sobre todo cuando éstas, como en el caso de Colinversiones, adelantan procesos de internacionalización puesto que la RSE es una exigencia de los mercados. “A usted no le compran una acción, un producto o un servicio, si no está avalado por una práctica de responsabilidad social de primer orden”, asegura.
RUMBO A LOS CIEN AÑOS Colinversiones tiene 89 años si remontamos su origen a Coltabaco, la célebre compañía tabacalera creada en 1919 como sociedad anónima -¡no existía la Bolsa de Valores!- por varios empresarios que controlaron las cinco principales tabacaleras de diferentes regiones del país. Pero, nació realmente en 1991, cuando Coltabaco se escindió por las nuevas normas legales, aunque con los mismos accionistas, quienes al principio tenían inversiones diversificadas (en Suramericana, Kimberly, hoteles, etc.) y hoy le apuntan a inversiones estratégicas, no sólo de portafolio, en sectores de energía e infraestructura. Más aún: busca su internacionalización, con presencia en mercados mundiales, “donde hay que estar –dice su presidente, Juan Guillermo Londoño- para no desaparecer”. O, en último término, la responsabilidad con sus grupos de interés, tanto por el bienestar de sus empleados como en gestión comunitaria, sobre todo en sitios donde realizan sus operaciones, con distintos proyectos, entre los cuales la educación es la piedra angular.
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PARA CERRAR LA BRECHA
“Yo enmarco la responsabilidad social empresarial en la ética”, asegura el presidente de Colinversiones, Juan Guillermo Londoño.
¿Cuáles prácticas? El gobierno corporativo, por ejemplo. O el compromiso con la transparencia, que es igual. De ahí que Colinversiones –señala- haya adoptado el código correspondiente en 2006, mientras busca ahora adecuarlo al Código País, poniéndose a la vanguardia en tal sentido. O la creación, también en 2006, de una fundación, guiada igualmente por el lema del servicio como base del progreso, con un patrimonio inicial de 4.500 millones de
pesos e inversiones en el presente año por dos mil millones de pesos, provenientes de las firmas donde la compañía es accionista. O adoptar la guía de responsabilidad social, que acaba de presentar el Icontec a partir de los parámetros trazados por la ISO a nivel mundial, por considerar que ahí se requiere el uso de un lenguaje común, según los estándares internacionales, para superar incluso la gran dispersión de conceptos en torno a la RSE.
ún los empleados de Colinversiones, favorecidos por el buen clima organizacional que la responsabilidad social exige, se benefician de proyectos educativos, naturalmente por su capacitación “para hacer carrera –dice Londoño- dentro de la organización”. Y es que la educación, en su concepto, es el mejor medio para generar equidad social. Con programas como los de la Fundación Empresarios por la Educación, que respaldan a pie juntillas; con el mejoramiento de la calidad educativa en colegios de Medellín, en alianza con la Alcaldía y otras instituciones públicas o privadas del departamento; o con proyectos específicos donde hacen las veces de “padrino” en algunos establecimientos de primaria y bachillerato, localizados en zonas de conflicto.
Otro proyecto, a su turno, prepara a los futuros bachilleres para las pruebas del Icfes, de modo que estudiantes pobres estén en condiciones de igualdad con los de estratos altos para competir por su acceso a la universidad. O el apoyo a la cultura, en especial la música y la creación artística, a través del apoyo efectivo a eventos como el Festival Internacional de Música en Cartagena. “Éste es un medio para cerrar la brecha social”, afirma. Colinversiones respalda, además, a instituciones como Proantioquia y a fundaciones como Fraternidad, de Medellín; Secretos para Contar, la cual eleva el nivel cultural de nuestros campesinos; Colombianitos, de la periodista Ángela Patricia Janiot; Dividendo por Colombia, Francisco de Asís, Juan Felipe Gómez y la Corporación Golondrinas, entre otras. ¿Con qué resultados? Ante todo, el impacto social, para miles de niños y jóvenes de las familias de escasos recursos de todo el país, en nombre de la solidaridad y el servicio que hace casi noventa años proclamaba Coltabaco, el progenitor de Colinversiones…(JES)
Suramericana de Inversiones
Modelo integral de responsabilidad El Grupo Empresarial Antioqueño está comprometido de lleno con la responsabilidad social empresarial a través de sus diferentes compañías. Así lo asegura uno de sus voceros, el presidente de Suramericana de Inversiones, David Bojanini, quien aclara al respecto que la RSE no sólo es tema fundamental en la holding que representa (ver recuadro) sino en todo el Grupo. Más aún: esa actitud, en su concepto, responde a la necesidad de trascender en el mundo de los negocios el interés individual para volcarse sobre el interés colectivo, de manera que a los empresarios les preocupen tanto las utilidades como la protección ambiental y el mejoramiento de las condiciones de vida del entorno. Interesa, en fin, la sostenibilidad en su triple dimensión: económica, ambiental y social
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GRUPOS DE INTERÉS
HOLDING CON SEGUROS Suramericana de Inversiones es una holding, cuyas inversiones están distribuidas así: en el sector de seguros, a través de Inversura, de la cual tiene 81%; en el sector financiero, de Bancolombia, con 44% de sus acciones; y en pensiones y cesantías, con Protección, también cerca al 44%. Su actividad principal gira, entonces, alrededor de esas empresas, pero igualmente es accionista de Argos y del Grupo Nacional de Chocolates, las cuales a la vez son sus socios, en desarrollo de la política trazada en tal sentido por el llamado Grupo Empresarial Antioqueño, del que estas compañías (líderes en alimentos, cemento y concreto, banca y seguros) son bastante representativas. Cada una de las tres firmas de Suramericana tiene su presidente, y quien está al frente de la holding es David Bojanini, entrevistado en forma exclusiva por RSE de LA REPUBLICA.
esde la presidencia de la empresa, con apoyo de la Fundación Suramericana que existe “desde El presidente de Suramericana de Inversiones, David Bojanini, enuncia el modelo de RSE de la compañía holding que representa, propio del Grupo Empresarial Antioqueño. hace muchos años”, Surameuna empresa, sin descuidar nidades; divulgar el modelo de ricana viene desarrollando un modelo que coincide, en el negocio pero mirando a la RSE para tomar conciencia de líneas generales, con el adop- comunidad, al entorno social, él y vincularse a sus proyectado por el Grupo Empresarial al país”, precisa. tos a través del programa de En la empresa, por ejem- voluntariado. Antioqueño. ¿En qué consiste ese modelo? plo, su responsabilidad está Con los proveedores, promoSegún Bojanini, se compone centrada en sus grupos de ver su formalidad, cumpliendo de tres partes: a) Criterios interés, como los empleados, con las normas laborales y amde actuación empresarial; b) accionistas y proveedores, bientales, además de participar Intervención social directa, entre otros. en programas como reducción Ante los empleados, ofrecer- del consumo de papel o reciclaje de cara a la comunidad; y c) Jugar un papel importante en les condiciones laborales que de basuras. dignifiquen su trabajo, fuera las dinámicas públicas. Con los clientes, para que se “Buscamos abarcar todos de garantizarles su ingreso con vinculen a campañas como la los frentes de la actividad de base en la igualdad de oportu- Semana Ecológica. Y con los
accionistas, quienes tampoco pueden ser ajenos al modelo y a su debida aplicación. “Tiene que haber coherencia entre lo que la empresa y dichos grupos hacen”, dice.
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COMUNIDAD Y ESTADO
rente a la comunidad, hay dos formas de intervención: una, la participación directa en programas comunitarios; y, en segundo lugar, el voluntariado de los empleados, quienes dedican parte de su tiempo a tales proyectos, “haciendo lo que saben hacer”. De hecho, hay unas pautas que deben seguirse, como son: que la comunidad tenga algún problema social por resolver; que esté organizada, con sus líderes correspondientes; que el proyecto sea integral, cubriendo las distintas áreas donde hay deficiencias (en salud, educación, nutrición, etc.); y que se dé prioridad a la generación de ingresos, con amplia participación comunitaria. Este último aspecto, de estricto carácter empresarial, es el verdadero foco de la RSE en Suramericana de Inversiones, al decir de su presidente, David Bojanini. Los proyectos, claro está, se
ejecutan en alianza con otras empresas y fundaciones, así como con el mismo gobierno (nacional, departamental o municipal), lo cual es básico para alcanzar el mayor impacto social propuesto. La comunidad –insiste el directivo- debe participar en el diseño de sus soluciones, no que se le imponga el modelo. ¿Con qué propósito? El de asegurar la sostenibilidad o continuidad en el largo plazo, evitando su dependencia. “Después de un tiempo, los proyectos hay que soltarlos. Que la comunidad se encargue de ellos, gracias a la generación de ingresos”, agrega. Y sobre dinámicas públicas, esto se entiende como la participación en la construcción de políticas públicas, la formación de opinión pública y la incidencia en la dinámica del país, frente a los diversos poderes del Estado. Que los empleados, verbigracia, sean buenos ciudadanos, ejerciendo sus derechos en la democracia, con auténtico espíritu cívico, igual que la empresa, ciudadano corporativo. LISTA DE PROYECTOS
Uno de los proyectos, con la Gobernación de Antioquia y
de nuevo en alianza con otras empresas, se realiza en Sonsón, donde se atiende a población urbana con necesidades en educación, salud y nutrición. Uno más tiene lugar en Yolombó, alrededor de un ingenio azucarero, ahí sí en busca de la generación de ingresos, fuera de apoyar otro proyecto de la región para una escuelita, elevando su nivel educativo. Otros proyectos se desarrollan con la Fundación El Cinco, como el de Fruqueña, que ayuda a los campesinos de varios municipios del Oriente Antioqueño en sus cultivos de mora, uchuva, etc., desde la recolección hasta la venta en contratos a grandes empresas, garantizándoles un adecuado precio de sustentación. Más de 600 familias se favorecen con este proyecto, lo que representa un gran impacto social. Pero, también hay proyectos en Buenaventura, Cartagena y Manizales, para citar apenas varias ciudades, sea en las áreas rurales o urbanas, con la medición de rigor a través de los indicadores que el modelo identifica tanto como el impacto, el foco comunitario, la optimización de recursos y el mejoramiento continuo, progresivo. “Un modelo que ojalá sea replicado por otras empresas en el país”, señala Bojanini, al tiempo que estima las inversiones en tal sentido por 4.300 millones de pesos en este año según un determinado porcentaje de las utilidades de la compañía. Un modelo de responsabilidad social, con acento paisa. (JES)
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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Fenalco Solidario
Una entidad que certifica la responsabilidad social Hace cinco años, la Corporación Fenalco Solidario, hermana –según sus directivosde Fenalco Antioquia, quiso superar la visión tradicional de la responsabilidad social, muy ligada a la filantropía, y abordarla más bien en el plano estratégico, de largo plazo. Se formaron grupos de trabajo, se hicieron encuestas, se consultó a empresarios y a clientes, a entidades educativas y a medios de comunicación…, y al término del proceso se desarrolló el Certificado de Responsabilidad Social, que en la actualidad es su carta de presentación. En realidad, el certificado –explica la directora de Fenalco Solidario, Sandra Patricia Sierra- inscribe la RSE en un plano educativo, pasando naturalmente de la filantropía a lo estratégico y competitivo, a partir de aclarar los conceptos, que no es tarea fácil. Es un modelo de negocio, para decirlo sin rodeos.
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COMPROMISO TOTAL
Qué es el certificado? Es como matricularse en algún centro educativo, sólo que acá la matrícula es en un proyecto de RSE, por medio del cual la empresa se compromete con ser responsable socialmente. No es, ni mucho menos, una certificación a la manera de la que ofrece el Icontec en cuestión de calidad. No. Pero, sí establece ciertos requisitos para poderlo otorgar: que la empresa desarrolle prácticas de responsabilidad social, incluidas las de carácter laboral y ambiental, con sus diferentes grupos de interés (conocidos como “stakeholders”). Y que invierta al menos el uno
MÁS ALLÁ DE LA SOLIDARIDAD La Corporación Fenalco Solidario nació hace 17 años por iniciativa de comerciantes antioqueños, interesados, según lo manifiesta el mismo nombre de la entidad, en la solidaridad, que es uno de los pilares de la responsabilidad social empresarial. Pero, con el tiempo fue trascendiendo su espíritu filantrópico original hasta llegar a la moderna concepción de la RSE, adoptando nuevos conceptos (el de gobierno corporativo, por ejemplo), con base en las tendencias mundiales. Su foco ha sido la educación, clave del desarrollo tanto personal o familiar como social, incluso con la construcción de dos sedes educativas en zonas vulnerables de Medellín. Según voceros de la Corporación, ésta ha cambiado bastante en sus casi dos décadas de existencia, especialmente con relación a la RSE, la cual es concebida más como un proceso en permanente evolución.
La directora de Fenalco Solidario, Sandra Patricia Sierra, describe los pasos que sigue la corporación para otorgar el certificado de responsabilidad social empresarial.
por ciento de sus utilidades en tales iniciativas, no sin que la propia corporación verifique el cabal cumplimiento en este sentido, tras lo cual viene la renovación anual del certificado, garantizando en consecuencia la continuidad del proceso en el largo plazo. “Es un proceso educativo y de acompañamiento”, dice la funcionaria, quien observa que la experiencia muestra cómo algunas compañías que aseguran no tener prácticas de RS, descubren que las poseen, mientras otras carecen de ellas a pesar de autoproclamarse como socialmente responsables. Hay que empezar, pues, por aclarar el concepto de RSE, enseñando al empresario que lo ambiental forma parte esencial de su negocio, y medir el impacto social de los proyectos que deben guiarse en tal sentido por
el mejoramiento continuo. Hasta ahora, cerca de doscientas empresas han recibido el certificado, que renuevan en su mayoría, siendo ahí, en la renovación, donde la corporación ve avances en cada caso. “La certificación es motivo de orgullo para las empresas que lo reciben”, afirma. COSTOS Y TIEMPO
¿Y qué tan costosa –se preguntará- es esta certificación? ¿El proceso correspondiente sí puede ser pagado por una pequeña o microempresa, sabiendo de antemano que dicho sector representa la mayor parte del sector empresarial en el país? ¿O es exclusivo, en razón de sus altos costos, de las grandes compañías? Para la directora de Fenalco Solidario, no sería justo que una empresa pequeña pagara
lo mismo que una grande, por lo cual el valor tiene relación directa con su tamaño y, en especial, con sus utilidades. “Tenemos un modelo que nos permite realizar el proceso tanto en las grandes como en las pequeñas”, asegura al tiempo que cita ejemplos, a manera de pruebas. En el primer caso, destaca organizaciones como la Universidad de Medellín, certificada tras una alianza que comprendió, entre otras acciones, a varios programas de pregrado y postgrado, mientras en el segundo habla de modestos restaurantes, colegios de primaria y bachillerato, etc. No se limita, además, al renglón del comercio o, como alguien podría pensar, a los numerosos afiliados de Fenalco Antioquia. No. Si bien muchas firmas comerciales han sido certificadas (cerca de la mitad del total durante 2007), las hay de los diferentes sectores productivos. Los ingresos generados por la certificación, obviamente a través de los pagos que hacen las empresas, son destinados
por Fenalco Solidario a la promoción de la RSE, que es su razón de ser. ¿Y cuánto tarda–volverá a preguntarse- el proceso de certificación? De nuevo, depende del tipo de empresa, de sus actividades y, sobre todo, del grado de desarrollo en el campo de la responsabilidad social. “Ahí no se puede generalizar”, agrega.
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MODELO PARA EXPORTAR
o piense, de otra parte, que el radio de acción de Fenalco Solidario está circunscrito a Antioquia, certificando sólo a empresas paisas, acaso por regionalismo o algo parecido. No. La corporación se encuentra en un proceso, por así decirlo, de “nacionalización”, más aún cuando desde otros departamentos los han buscado para replicar el programa. ¿Y cómo lo hace? A través de las seccionales de Fenalco, gremio que reconoce en esta forma el liderazgo alcanzado en tal sentido por Fenalco Solidario. Así ha sucedido, verbigracia, en el Tolima, donde adaptan
el modelo como si se tratara de una franquicia. La corporación, por su lado, acompaña al empresario, le hace seguimiento al proceso, evalúa los indicadores, etc., pero la inversión social debe hacerse allá, en cada región, en pleno ejercicio de la responsabilidad con el entorno y con la comunidad como grupo de interés. ¿No temen sin embargo –valga el interrogante- que otras certificaciones en RSE, como la Guía Técnica del Icontec y la posible norma que luego adopte la ISO en el mundo, dé al traste con la labor que se viene adelantando con tan positivos resultados? Según Sandra Patricia Sierra, todo esto es bienvenido, lejos de ser una competencia en sentido estricto. Y explica: hay que unirse, trabajar también las diversas entidades de certificación en forma solidaria, y aprovechar tales avances para mejorar lo que están haciendo. “La RSE no puede ser exclusiva de una institución. Es esta suma de sinergias lo que permite el mejoramiento de la sociedad”, anota mientras aplaude que las empresas se ciñan a parámetros internacionales para poder competir en los distintos mercados, cuyas exigencias son cada vez mayores sobre su responsabilidad social y sostenibilidad. “Ahora queremos exportar el modelo, llevarlo a otros países como Ecuador, Bolivia, Venezuela…”, añade al despedirse ahí, en la sede de Fenalco Solidario, la misma de Fenalco Antioquia en Medellín. Ahora van en busca de su internacionalización, mejor dicho. (JES)
Fundación El Cinco
Aportes de trabajadores y empresas para dar empleo A comienzos de la década, Interquim S.A. (empresa química de Girardota –Antioquia-, perteneciente a un grupo holandés-sueco y dedicada a producir insumos como adhesivos para la industria en general), creó la Fundación El Cinco, reconocida hoy en el país y el exterior por su liderazgo en responsabilidad social empresarial. En realidad, todo surgió por iniciativa del gerente de Interquim, Carlos Villa Salazar, y su equipo directivo, quienes desarrollaban en la compañía el modelo de responsabilidad integral, trazado desde la casa matriz, el cual estaba centrado en programas ambientales, de buen vecino con la comunidad y sanas prácticas empresariales con otros grupos de interés. Pero, en algún momento vieron que esto no era suficiente. No lo eran –dijeron- porque Girardota, pequeño municipio situado cerca a Medellín, tenía graves problemas sociales relacionados sobre todo con el desempleo, el cual afectaba nada menos que al 30% de la población, mientras padecía un alto déficit, equivalente al 45% de sus finanzas locales, que le abrían paso a la Ley 550, de intervención, porque iba rumbo a la quiebra. ¿Qué hacer?, se preguntaron. Fue cuando se les ocurrió la idea de desarrollar proyectos específicos para generar empleo, que fueran de veras productivos. ¿Cómo? Con aportes de sus empleados, hasta el 5% de su salario, creando así un fondo de capital semilla con el propósito señalado. Más aún: tal iniciativa se llevó a Suecia, en busca de una contrapartida para aumentar los recursos, y en tal sentido fue surgiendo este modelo (adoptado por varias firmas, ya no sólo de Interquim) para realizar proyectos sociales,
MODELO DE EQUIDAD E INCLUSIÓN PARA TODOS En los proyectos productivos de la Fundación El Cinco con el apoyo de otras entidades públicas y privadas, se benefician 650 personas, si bien el impacto social aproximado se extiende, desde su puesta en marcha, a 3.200 familias, afectadas antes por el desempleo o por condiciones de mucha vulnerabilidad. Ahora, en cambio, esas personas no sólo tienen una actividad productiva sino que han mejorado sus ingresos, pues otrora percibían entre 80 mil y 100 mil pesos mensuales, ni siquiera equivalentes al salario mínimo. Perciben, pues, rentas laborales, son pequeños propietarios con parcelas de 400 a 500 metros cuadrados por familia, y cuyos índices de rentabilidad aumentaron en forma significativa por el adecuado manejo de los costos y el proceso empresarial, por la capacidad de negociación, por sus buenas prácticas agrícolas y por su asociatividad. En efecto, la asociación que los reúne les presta asesoría sobre asuntos contables y tributarios, fuera de contar con órganos de decisión elegidos de manera participativa. Como si fuera poco, les dan atención psicosocial en temas familiares, de autoestima y liderazgo, con resultados positivos que saltan a la vista. “Lo que buscamos básicamente es un cambio de cultura, tanto de los donantes como de los beneficiarios, que favorece un modelo de equidad social e inclusión”, según explica la directora de la Fundación El Cinco, Marta Elena Villegas. como uno de confecciones, con 25 mujeres cabeza de hogar, que sentó las bases de lo que sería la Fundación El Cinco, nacida en el año 2003. Desde entonces, el modelo se promueve en círculos empresariales y académicos de la ciudad, siempre en el marco de proyectos productivos con la solidaridad de empleados a través de sus aportes salariales hasta el 5%, al que alude el nombre de la Fundación: El Cinco. “Es un modelo novedoso”, declara la directora de la Fundación, Marta Elena Villegas.
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APORTES VOLUNTARIOS
os aportes de los empleados son voluntarios. Hasta el 5% de sus salarios, valga insistir. Pero, también hasta el 5% de sus
conocimientos, de su capacidad ejecutiva y su talento, aunque en este caso el porcentaje sea más bien simbólico. De lo que se trata, entonces, es de vincularse, como voluntarios, a proyectos que sean sostenibles. Más aún: la empresa (no sólo Interquim sino todas las que adoptan el modelo) hace un aporte similar, de un peso por cada peso que aporta el empleado, formando así el capital semilla del proyecto respectivo, desarrollado por lo general en la zona de interés de los donantes, para atender a población vulnerable, de escasos recursos económicos. El proyecto productivo, sin embargo, debe cumplir con otros requisitos o condiciones: poseer características empresariales, partir del mercado, ser intensivo en mano de obra e ins-
cribirse en el plan de desarrollo municipal, en el departamental o en el nacional. El proceso, a su turno, va desde la búsqueda de la comunidad beneficiaria y la puesta en marcha de la empresa o proyecto productivo, para el cual debe contarse con una entidad que haga las veces de operador, experta en desarrollo comunitario, capacitación para el empleo y, en último término, desarrollo productivo. Cuando la empresa entra a producir, vender y ser sostenible (casi siempre con la figura jurídica de esquema asociativo), las personas favorecidas con el proyecto, con el empleo y los ingresos percibidos, realizan también sus aportes salariales y de conocimiento para apoyar a otros sectores vulnerables. “Esto es continuar la cadena de solidaridad”, anota la directora de la Fundación, quien aclara que ésta tiene oficinas en Bogotá y Medellín, busca aplicar el modelo en todo el país y para ello cuenta con el apoyo del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas –PNUD-, entre otros organismos públicos y privados, nacionales e internacionales. PROYECTOS PRODUCTIVOS
¿Cuáles son –se preguntarálos proyectos que impulsa la Fundación El Cinco en alianza con diversas entidades como empresas, más fundaciones, gremios, organismos públicos y multilaterales? Hasta el momento son tres, con un cuarto más en estudio. El primero es el mencionado antes, de confecciones en Girardota, con la Cooperativa de Confecciones Crear y Crecer, la cual beneficia a 120 personas desde su creación, hace cinco años. Esta empresa es una de las
Con aportes de los mismos trabajadores, la Fundación El Cinco apoya a empresas para mujeres cabeza de familia, como ésta en el sector de confecciones.
maquiladoras más importantes de compañías multinacionales como Polo, en este caso a través de Industrias El Cid que distribuye sus productos entre numerosos proveedores nacionales y extranjeros. El segundo proyecto, también de confecciones, es en Tenjo (Cundinamarca), con apoyo del sector floricultor y 700 de sus empleados, el cual beneficia a veinte personas porque apenas está empezando y se encuentra en la fase inicial, de capacitación. El tercero es un proyecto regional en Antioquia, que se extiende por trece municipios del oriente y otro del suroeste, cuya empresa se identifica con el nombre de “Fruqueña”, en alusión a la fruta antioqueña. Beneficia a cerca de 600 personas, familias campesinas
que producen frutas como fresa, lulo, uchuva, tomate de árbol, breva y mango, a quienes suministra materiales vegetales certificados y asesora en buenas prácticas agrícolas para el aumento de productividad y el mejoramiento de sus ingresos. El proyecto promueve, además, el fortalecimiento asociativo, o sea, las asociaciones de campesinos, por considerar que la no asociatividad es precisamente una de las principales causas de la pobreza. Y, por último, se creará una federación de pequeños agricultores de Antioquia para que tengan mayor representatividad en el mercado, así como economías de escala, logrando mejores resultados en la venta de la fruta y en el proceso mismo de transformación. (JES)
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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Fundaunibán
Proyectos productivos para frenar la violencia En un principio, la fundación de Unibán –Fundaunibán- era Fundaurabá, creada en 1987 por compañías bananeras, entre las cuales estaba precisamente esta unión de bananeros que se encuentra entre las primeras exportadoras de banano en el mundo (ver recuadro). ¿Cómo nació? Conviene recordar la historia: a Urabá llegaban, por esa época, cientos de personas humildes, provenientes por lo general del Chocó, Córdoba y otras regiones de la Costa Atlántica, en busca de empleo, fuente de ingresos para su supervivencia. Se reunieron, sí, en enormes campamentos, donde no tardaron en surgir problemas de hacinamiento porque muchos de ellos llegaban con sus familias. Había, pues, carencia de viviendas en condiciones adecuadas, naturalmente en perjuicio de su calidad de vida. Fundaurabá se creó, por tanto, para dar vivienda a los trabajadores de la zona bananera, ni más ni menos. Fue después, en 1989, cuando se transformó en Fundaunibán, cambio de nombre que –según su director, Gabriel Márquez- pretendió acercar más la empresa a su entorno, preocupada por contribuir a superar la pobreza en la región. Se inició así una nueva etapa, enmarcada en la responsabilidad social empresarial. COLOMBIANO EJEMPLAR
Fundaunibán recibió el premio “El Colombiano Ejemplar” en la categoría de solidaridad porque uno de sus valores fundamentales es precisamente éste, la solidaridad, como lo enuncia su misión: mejorar
las condiciones de vida de las comunidades más necesitadas de la región, no sólo –valga aclararlo- de los trabajadores bananeros. En efecto, cuando el prestigioso diario antioqueño hizo su postulación, la fundación le hizo llegar sus proyectos en desarrollo social, construcción de vivienda e infraestructura comunitaria (escuelas, puestos de salud, polideportivos), desarrollo económico (apoyo al emprendimiento productivo como microempresas y famiempresas, precooperativas y producción campesina), pero especialmente en educación. El jurado respectivo supo, además, que el eje central de Fundaunibán –dice Márquezes lograr que la persona y la familia, en la sociedad de Urabá y Magdalena, se reconozcan como seres humanos con capacidad para resolver sus problemas, habiendo entidades del sector privado dispuestas a ayudarlas en tal sentido. “Nosotros le ayudamos a
quien se quiere ayudar, para encontrar soluciones a problemas como la falta de vivienda y de educación”, explica. En Urabá, a propósito, viven más de 600 mil habitantes; la fundación, a través de sus proyectos, llega en forma directa a 25 mil, cuyo impacto positivo se extiende cada año a una cifra similar, y falta en consecuencia mucho por hacer. “Es poco lo que hacemos porque la mayor parte de la población es pobre”, observa.
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RSE POR LA PAZ
rabá es, desde tiempo atrás, sinónimo de violencia. Por ello, la responsabilidad social empresarial se identifica allí con la búsqueda de la paz, de la convivencia. ¿Cómo? Ante todo con educación, pues en Fundaunibán se considera que a veces la violencia se desata por la falta de opciones para los jóvenes, quienes parecen no tener otra salida que la de vincularse a algún grupo armado ilegal,
cualquiera sea. De ahí los programas educativos, insiste Márquez, quien destaca al respecto proyectos como el de formación en los colegios, entre los estudiantes de los grados avanzados, en emprendimiento de actividades productivas, sin tener que ir al Sena o a la universidad. O el proyecto de Jóvenes Educadores, que permite a alumnos de esos colegios replicar su capacitación empresarial, productiva, en otros centros
educativos, en cabal ejercicio de la solidaridad. Se busca, en síntesis, que los jóvenes permanezcan en su región, en su comunidad; que asuman un verdadero liderazgo, y que tengan su empresa, como alguna que ya existe de medios audiovisuales para trabajos en prensa, fotografía y videos. En 1994, por ejemplo, se adelantó, con el apoyo de la Unión Europea, otro programa de formación en convivencia, el
UNIÓN DE BANANEROS Como lo dice su nombre, Unibán es unión de bananeros, pues reúne a productores de banano, tanto grandes como medianos y pequeños, de Urabá y Santa Marta -o sea, al norte de Antioquia y Magdalena-, de quienes comercializa su fruta en los mercados internacionales. En realidad, es la primera empresa bananera del país (acaba de comprar a Probán, una de las tres grandes, junto a Banacol) y está en el ranking de las mayores exportadoras en volumen del mundo, que no es poca cosa; maneja la producción y la comercialización, es decir, toda la cadena, contando para ello con sede en los Estados Unidos y con una empresa de transporte marítimo; presta servicios a los agricultores, por ejemplo con insumos o asistencia técnica; y, como si fuera poco, posee fábricas de cajas de cartón y plásticos, esta última en la zona franca de Cartagena.
cual favoreció a los antiguos guerrilleros del EPL, quienes se convirtieron en Esperanza, Paz y Libertad, con sus títulos de bachiller en la mano. El proceso permitió que muchos de ellos se transformaran en propietarios de tierras, en dueños de pequeñas parcelas, a quienes la fundación les brinda asistencia técnica para el cultivo de yuca, la cría de peces, etc. Muchos de los pequeños agricultores que hoy exportan con Unibán –observa Márquez, orgulloso de la labor cumplidaeran jóvenes descarriados, sin futuro, que hoy actúan como respetables padres de familia, tras esfuerzos que se han prolongado durante dos largas décadas.
H
MAYOR SEGURIDAD
ace varios años, la gente de Urabá se tenía que encerrar en sus casas a las cinco de la tarde por temor a ser asesinados en las calles, donde guerrilleros y paramilitares hacían de las suyas. Ahora, aunque la violencia no ha desaparecido por completo, la movilización por la zona bananera es posible en horas de la noche, sin riesgo de ser asesinado o secuestrado porque las autoridades militares y judiciales no pueden intervenir. Sin duda, la política de Seguridad Democrática ha contribuido a esa recuperación de la paz, pero también los proyectos sociales de entidades públicas y privadas, entre las que se destaca Fundaunibán. Los hechos hablan por sí solos. (JES)
Parque Comercial El Tesoro
Ventas y compromiso social van de la mano
Con programas puntuales, dirigidos a públicos específicos y acciones concretas, las ventas y el compromiso social van de la mano en el Parque Comercial El Tesoro de Medellín. Inaugurado en 1999 con detalles arquitectónicos como permitir la luz natural para disminuir el consumo de energía o integrar a las zonas comunes y recreativas una quebrada vecina La Escopetería, fueron para ellos las primeras prácticas de respeto al medio ambiente, por ejemplo. La relación con la naturaleza es quizá su mayor patrimonio porque ya tienen 30.000 metros cuadrados de flores y árboles, así como un sendero de guaduas cruzado por la quebrada. Casi una década después, esos primeros pinitos han adquirido forma de programas y campañas como Lazos de Amistad, a través de la cual adelantan acciones sociales con diferentes instituciones. Una de ellas es la Fundación Solidaria La Visitación, por medio de la cual El Tesoro apoya económicamente el programa de acompañamiento estudiantil que ellos llevan adelante en el Centro Educativo La Visitación, ubicado en el sector de Las Lomas. Allí, 141 niños y niñas de los estratos 1 y 2 de la zona de El Poblado y los sectores La Loma de los González, Loma de los
Parra, El Garabato, La Chacona, El Tesoro, la Loma de los Balsos, Manila y Florida Nueva reciben educación, alimentación, recreación y acompañamiento sicológico como parte de su desarrollo integral. A 13 millones asciende la donación que entrega el Parque anualmente para el sostenimiento de los niños. Adicionalmente patrocina la publicación Obras son Amores, con la que promueven los proyectos de esa institución. Con la Fundación Solidaria la Visitación, El Tesoro hará parte del proyecto Ecovivencia, en el que se pretende que los niños aprendan a amar y respetar el medio ambiente. Es una propuesta de educación ambiental que a través de la lúdica forma en actitudes y conductas ambientales positivas y solidarias. En el Parque Comercial, específicamente, se tiene contemplado un trabajo conjunto con agrónomos y los niños de las lomas para bautizar los árboles, construir un sendero ecológico y enseñarles la importancia del reciclaje. Otra de las instituciones que logran potenciar sus esfuerzos con el compromiso social de los comerciantes es la Organización Soñar Despierto, con la cual realizan, desde hace tres años, el evento Cartas al Niño Dios, creado para recoger rega-
los en la temporada navideña. En diciembre de 2007, recibieron los obsequios recolectados, 1.500 niños, con edades entre los 5 y 10 años, de los colegios Mano Amiga, de Bello; Nuestra Señora del Rocío, de Santo Domingo Savio; el Instituto Arzobispo Tulio Botero, de Buenos Aires; y los colegios de Villatina, La Sierra y El Manzanillo. Para diciembre de 2008, la meta es entregar regalos a 2.000 niños. Después de la Navidad y también con la Organización Soñar Despierto, durante la temporada escolar pone en marcha el programa Vagones de Sonrisas para recoger kits escolares para niños de escasos recursos.
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ADOPTAN GLORIETAS
esde el 2003 y como parte del proyecto Lazos de Amistad y el compromiso con la naturaleza, el Parque adoptó 5 glorietas, mediante la figura de comodato, suscrito por la Alcaldía de Medellín. La inversión inicial del centro comercial fue de 15 millones de pesos para adecuar las glorietas y anualmente invierte 10 millones en mantenimiento, limpieza, plateada, abono, deshierbe y personal. Las glorietas están ubicadas en los alrededores del centro comercial: Loma de los González
con Cra 29, Loma de los Balsos con Transversal Superior, Loma del Tesoro con Transversal Superior, frente a Carulla de la Transversal Inferior y Loma de la Frontera con la Transversal Intermedia. Los empleados de El Tesoro también son beneficiarios del compromiso social del centro comercial. Un buen porcentaje de ellos son habitantes de las Lomas. En el área administrativa, por ejemplo, 20 por ciento de los empleados son vecinos del sector. Para los empleados funciona también la Universidad empresarial, en la que reciben cursos en áreas como servicio, visual merchandising, técnicas de ventas, inglés, entre otros. Además de participar en el amoblamiento urbano, el Parque se ha involucrado en las actividades culturales de la ciudad patrocinando uno de los eventos más importantes, como es el Festival Internacional Medellín de Jazz, y un programa cultural y educativo en la emisora de la Cámara de Comercio. Allí, mensualmente trabajan temas específicos y educativos en beneficio de la comunidad como piratería, abuso infantil, pico y placa, entre otros. Entre los planes futuros para continuar desarrollando la cultura de la Responsabilidad Social, el Parque lanzará próximamente la página web,
El Parque Comercial El Tesoro también impulsa campañas como Lazos de Amistad en ejercicio de su responsabilidad social.
con una extensión de ahorro de energía. Decidieron comenzar a hacer todos sus impresos en papel reciclado. Entre el 25 y el 28 de octubre, los estudiantes de los grados 10, 11 y 12 del Colegio Columbus School y el Parque Comercial y la Fundación Solidaria Cristóbal Colón presentarán la exposición Arte y Parte. Durante este evento expondrán y venderán obras donadas por los alumnos con el fin de recaudar fondos para la construcción y montaje de una sala de cómputo en la Escuela Martín Eduardo Ríos Llano de la Vereda Pantanillo, del corregimiento Santa Elena, de Medellín. Para apoyar la actividad de los artesanos, a lo largo de sus puentes y principales plazoletas, se realizará entre el 6 y el
10 de agosto, la novena edición de la muestra artesanal con productos de algodón, batik, bisutería, bronce, cacho, hueso, calabazo, caña, caña flecha, coco, corcho, cuero, fique, guadua, macana, macramé, madera, mimbre, muñequería, papel, piedra, pintura en tela, pirograbado, plata, semillas, tejidos, telares, totumo y vitrales, entre otros. El Parque Comercial El Tesoro tiene 278 locales comerciales, 130 mil metros cuadrados de área, 1.800 parqueaderos, 32 rampas para discapacitados, 10 salas de cine, tres zonas de comidas, parque de diversiones, gimnasio, supermercado, sala de billares, exhibición y comercialización de autos, genera 160 empleos directos y 1.800 empleos indirectos.
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JUEVES 31 DE JULIO DE 2008
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PERSONAJE R E
RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL
Ítalo Pizzolante
Los negocios inclusivos para romper círculo de la pobreza Jorge Emilio Sierra Montoya
CONSULTORÍA GERENCIAL EN PROCESOS DE COMUNICACIÓN
DIRECTOR LA REPUBLICA
BOGOTA. Para el venezolano Ítalo Pizzolante, antes se manejaban varios temas de responsabilidad social empresarial en forma aislada, cada uno por su lado: el de los derechos humanos, enarbolado por grupos que combatían su violación; el de medio ambiente, naturalmente entre los ambientalistas; y el de derechos laborales, proclamado por quienes atacaban, por ejemplo, el trabajo infantil. Y claro –agrega-, aquí y allá surgía el tema filantrópico, con el que más se ha tendido a identificar desde tiempo atrás la RSE, concebida a su vez como las acciones del sector privado para complementar en cierta forma a las del Estado, incapaz de resolver por sí solo los graves problemas de la sociedad. Sin embargo, a su modo de ver en los últimos años ha habido una convergencia de esos temas, como si se fundieran en uno: la responsabilidad social en sentido estricto, a la que están asociados los derechos humanos y laborales, el medio ambiente, etc. Un cambio profundo, claro está. En la sociedad, como es obvio. Y a gran velocidad, con la celeridad propia de la época, la misma que por desgracia –afirma en tono crítico- no se ha dado todavía en las empresas, donde todavía se piensa que la acción social es algo secundario o, si mucho, de carácter éticoreligioso, como la filantropía o la caridad. Ataca, pues, las tradicionales donaciones que reflejan –diceun populismo similar al de los gobiernos o líderes políticos (“ya no a cambio de votos sino de otras prebendas”), al tiempo que prolongan el círculo vicioso de la pobreza en lugar de romperlo. “¡Eso no es responsabilidad social empresarial!”, sentencia. NEGOCIOS INCLUSIVOS
¿Qué es, entonces, la RSE? En primer lugar, no es –repite sus fuertes cuestionamientosreplicar modelos traídos del exterior, de empresas multinacionales, cuyas condiciones son muy distintas a las de
Ítalo Pizzolante es el presidente del Consejo Directivo de la firma que lleva su nombre o, mejor, su apellido: Pizzolante Comunicación Estratégica, la cual presta servicios de consultoría gerencial en procesos de comunicación a importantes empresas de España y América Latina. En los últimos veinte años se ha dedicado –confiesa- a la evangelización corporativa, orientada a extender las buenas prácticas empresariales en la región, incluso en cursos especializados que dicta en universidades como la Javeriana en Bogotá. Ha estado vinculado a entes multilaterales como la CAF, el BID y el Banco Mundial, y cuenta a su haber con media docena de libros publicados, entre los cuales menciona, a vuelo de pájaro, Ingeniería en Imagen, Reingeniería del Pensamiento, El Poder de la Comunicación Estratégica y el Desafío de Modelar, este último sobre la comunicación estratégica para el fortalecimiento institucional. “Es el paso de la responsabilidad social empresarial a la empresa socialmente responsable”, dice.
Para Ítalo Pizzolante, reconocido experto venezolano en temas de RSE, los Negocios Inclusivos son el camino a seguir en América Latina para enfrentar sus problemas sociales.
nuestros países. Y explica: allí, en Estados Unidos y Europa, cuando hablan de responsabilidad social empresarial entienden otra cosa porque sus problemas sociales no suelen incluir altos niveles de pobreza, baja cobertura en seguridad social o falta de educación, a diferencia de lo que sucede entre nosotros. Por ello –anota, recurriendo a su experiencia docente en importantes universidades de Hispanoamérica (ver Perfil)-, la RSE en América Latina tiene que adaptarse al contexto social, atendiendo a problemas específicos signados por la pobreza extrema y el escaso nivel de desarrollo, situaciones inexistentes en las naciones del Norte. Más aún: en su concepto, acá hay que avanzar hacia los llamados Negocios Inclusivos, formados a partir de la Base de la Pirámide (es decir, sectores de la población con bajos ingresos), de manera que las empresas, en cabal ejercicio de la responsabilidad social, desarrollen procesos al interior de sus negocios. Ese concepto es nuevo, sin duda. Y es promovido por entidades multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, entre otros.
Pero, ¿en qué consiste? Según él, alude a que las empresas, con base en el análisis del negocio y la cadena productiva, vean en qué campos pueden ayudar a crear nuevos negocios en los estratos más pobres, quienes se convierten así, con sus Negocios Inclusivos, en auténticos emprendedores. “Estamos avanzando hacia nuevos modelos de intervención social”, observa con notorio entusiasmo, mientras precisa que tales modelos son gerenciales, de más utilidad que la simple filantropía y, en especial, con mucho mayor impacto en la sociedad. Y no es que se abandonen por completo –observa- las actividades filantrópicas, ligadas por lo general a programas y proyectos sociales con que se identifica a la RSE. No. Se trata, sí, de ser empresas socialmente responsables en sus prácticas cotidianas, como la relación con los trabajadores, con el medio ambiente y con la comunidad (o sea, con sus grupos de interés, conocidos en la jerga especializada como “stakeholders”). “Es que hay empresas con excelentes programas sociales, externos, que en su interior no son socialmente responsables”, comenta.
A
LOS FALSOS MITOS
pesar de lo anterior, Pizzolante no pierde de vista sus criterios iniciales sobre RSE, de corte –valga decirlo- latinoamericanista. Al contrario: cita una encuesta según la cual en nuestros países la empresa privada y el gobierno, de nuevo a diferencia de los países del Norte, generan la menor confianza o credibilidad en la opinión pública. Según esa encuesta –agrega-, ambas instituciones son las que igualmente aparecen con ma-
yor poder, de lo cual deduce una tesis sorprendente, novedosa: a más poder, más desconfianza en tales organizaciones, las cuales en cambio gozan de alta credibilidad en el mundo desarrollado. Rechaza, además, “mitos” como el de que la responsabilidad social es exclusiva de las grandes empresas, también importado de los países del centro en lenguaje cepalino; o que los aportes en dinero son condición básica para ello; o que la RSE se reduzca a la ejecución de programas y proyectos sociales al margen del proceso de producción de la compañía, cualquiera sea. Vuelve, entonces, a los Negocios Inclusivos, idea que no se cansa de señalar como el camino a seguir en América Latina. Así –explica-, si la empresa
requiere un proveedor, cuando es socialmente responsable mira primero hasta qué punto en su entorno, entre los grupos sociales de menores recursos, puede formarlo incluso con su apoyo, para convertirlos en emprendedores, no que todo sea sólo buscar mejor economía, a costos bajos y con la oferta más confiable. “Primero hay que pensar en el impacto positivo sobre la sociedad. Eso es lo que hace que una empresa sea socialmente responsable”, insiste. ¿Qué tanto actuamos así en América Latina?, es la pregunta de rigor. “La buena noticia es que diversas entidades en nuestros países convergen hacia los Negocios Inclusivos”, responde mientras destaca en Colombia el caso de Cecodes, gremio que integra a varias firmas comprometidas con el desarrollo sostenible. DEL DICHO AL HECHO
Para terminar, Pizzolante admite que la RSE en América
Latina está en pañales, pero no frente a los países desarrollados sino con relación a las expectativas sociales y la brecha, enorme en su concepto, entre lo que dicen los líderes regionales, aún empresariales, y lo que hacen. Cuestiona, en fin, conceptos en boga como la sostenibilidad, no tanto por su contenido, que al parecer respalda a pie juntillas, sino porque al tratarse de herramientas complejas lleva a la falsa idea entre los empresarios de que la RSE está fuera de su alcance. Lo fundamental, para él, es revisar el proceso de producción en cada empresa para que sus prácticas sean adecuadas, como sería la presencia de miembros independientes en las juntas directivas a la luz de los principios establecidos en el gobierno corporativo, campo –anota- en el que Colombia es líder en América Latina a través del programa de las cámaras de comercio reunidas en Confecámaras.
Medios periodísticos al banquillo ¿Qué tanto se interesan los medios periodísticos latinoamericanos por la responsabilidad social empresarial? Según Pizzolante, el interés es creciente, como lo confirma –aduce- un proyecto que en tal sentido adelanta la Fundación Nuevo Periodismo, creada por el Nobel Gabriel García Márquez. Pero, no faltan sus reparos característicos, más aún cuando en su caso es un reconocido experto en temas de comunicación relacionados especialmente con las empresas. “Hoy no se pregunta qué hacen las empresas, porque eso es lo que divulgan los medios, sino cómo lo hacen”, precisa en tácita alusión a la RSE que exigen, en forma creciente, la sociedad y los consumidores. La opinión se pregunta, en
fin, cómo las empresas hacen o fabrican sus productos, cómo los comercializan, qué insumos emplean en sus procesos de producción, cómo forman sus juntas directivas, etc. Lo malo, en su opinión, es que los medios tienden a relegar esta última información a lugares secundarios mientras resaltan en cambio los balances financieros, los productos que lanzan y las estrategias de marketing, con mayor razón cuando aquello puede dar lugar a serios cuestionamientos sobre la administración de las compañías. En definitiva, pone a la prensa contra la pared en materia de RSE cuando sólo destaca los aspectos positivos y deja a un lado las malas prácticas empresariales, acaso por el miedo a denunciarlas.
Hasta se va lanza en ristre contra ciertos suplementos especializados que son más bien instrumentos de comercialización para atraer más lectores y anunciantes, es decir, más ingresos y utilidades, “que es un acto irresponsable de entrada”. Y aunque acepta que la primera responsabilidad social de un negocio es ser rentable, esto no basta sino que se requiere, en los mencionados suplementos, manejar contenidos adecuados, fiel reflejo –cabe agregar- de la auténtica RSE en los medios periodísticos. Se declara extrañado, a propósito, porque una publicación tan prestigiosa como “The Economist” haya primero cuestionado la RSE en el mundo para luego exaltarla, sabrá Dios porqué…
Un libro sobre la RSE ALFONSO GARCÍA GUTIÉRREZ
ex presidente Centro de Estudios Colombianos
“Responsabilidad Social Empresarial” es el título de uno de los libros publicados por el Director del Diario LA REPUBLICA, Jorge Emilio Sierra Montoya, en el año 2007. Debo decir que comparto por completo su pensamiento, expuesto en forma brillante, sobre la responsabilidad social de los empresarios, con lecciones sobre estos casos y modelos de vida de algunos de los mismos, como él lo afirma en su texto. Dice que esa responsabilidad no se puede atribuir sólo a los em-
presarios, porque parte de ella es del Gobierno, del Estado, y por tanto de todas las autoridades oficiales. También comparto este punto de vista, sobre todo porque estamos en un régimen intervencionista y democrático. Sierra Montoya se refiere, entre otros, a empresarios como Bill Gates, “el más rico del mundo”, pues tiene unos setenta mil millones de dólares, trabajando con amplitud y mente abierta a través de Microsoft en favor de los pobres o de los menos afortunados que hay en el planeta, así como de otros colombianos, norteamericanos y de otros países, lo
cual es cierto. Sobre Bill Gates debo decir que me he ocupado de él en mis escritos, sobre todo después de su afortunada intervención en Davos (Suiza), donde estuvo en favor de los menos afortunados ó de menos dinero. El slogan que tiene el libro de Sierra Montoya en la presentación de esta obra (presentación hecha por el Presidente del Diario LA REPUBLICA, Jorge Hernández Restrepo): “Hacer de Colombia un país socialmente responsable, es nuestra meta”, lo dice todo y realza el valor de un trabajo que todo el mundo debe leer. Así lo recomiendo.