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Comenzó la campaña, pero con distinto ritmo
Ajenos a la crisis y enzarzados en sus luchas de poder, el peronismo y la oposición arrancaron la campaña con distinto ritmo y expectativas. En Juntos por el Cambio puso primera Horacio Rodríguez Larreta, pero de manera llamativa no lo hizo con un discurso de crítica al Gobierno, sino con una embestida contra su principal adversaria interna, Patricia Bullrich. La caracterizó de estafadora.
En el Frente de Todos, entretanto, siguió la interminable pelea entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. No los detiene ni la gravedad de la situación económica, producto de una inflación que será un factor clave en las urnas.
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El Presidente se limita a resistir y amenaza con un proyecto reeleccionista inviable. Trata de ganar tiempo en medio de un aislamiento creciente.
La imagen más patética de su situación la dio con el mensaje que trasmitió desde la Antártida, parado solo en medio de un desierto helado sin siquiera un pingüino de compañía. Ante su fracaso todos los sectores del oficialismo le escapan, no sólo la Vice.
Cristina Kirchner sufrió también el desgaste de la mala gestión de quien llevó a la Presidencia. Por primera vez un grupo de sus senadores armó bloque aparte con el apoyo de los gobernadores de Córdoba y San Luis.
Aunque se trate de una secesión más simbólica que operativa, el mensaje fue fuerte: la Vice está lejos de ser la dama del látigo a la que se sometían sin protestar los caciques provinciales del PJ. Hay gobernadores, como el de Santa Fe y el de San Juan, que no sumaron sus legisladores al grupo disidente, pero que también temen que el desastre del desgobierno nacional los perjudique más que cualquier operación de la Cámpora en sus distritos. Ven a la Vice débil y a su "militancia", piantavotos.
Por falta de liderazgo en el oficialismo, el Senado estuvo paralizado los últimos tres meses. No sesionó durante la prórroga de ordinarias y la Cámara de Diputados tampoco pudo hacerlo durante el período extraordinario. Receso forzado por la anarquía.
Sólo funcionó el juicio político a la Corte Suprema, un intento "K" de amedrentar a la Justicia, combinado con una "vendetta" de los gobernadores peronistas por el fallo del alto tribunal contra la quita discrecional de fondos a la Ciudad de Buenos Aires. Pero esa jugada tampoco tendrá un resultado po-