Portada 50 aniversario El Mundo

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ANIVERSARIO

Medio siglo de El Mundo

L

legar hasta aquí no es fortuito, ni por el esfuerzo de una sola persona. Este medio siglo que hoy celebramos con nuestros lectores es producto de una idea, pero también de la lucha y vida de por lo menos dos generaciones de almas comprometidas. Un balance exacto sería interminable para considerar sueños, desvelos, miedos, horas arrancadas a la familia, juventudes perdidas, o invertidas, honores y reputaciones apostadas, llanto, rabia, alegría, satisfacción, hambre de más; todo lo que aquí dejaron quienes formaron parte de este periódico; los que ayer fueron y los que hoy son. Este número que tiene en sus manos es un pedazo de la historia de miles de familias que le han dedicado todo, es una humilde aproximación de lo que hemos vivido en 50 años de historia periodística. Es un poco del enorme agradecimiento que sentimos, primero hacia la gente de Córdoba y la región, por habernos permitido ser parte de su historia y darnos la credibilidad que hoy tenemos y que atesoramos como nuestro principal activo, y también a la gente que a lo largo de este medio siglo participó activamente con nosotros. Damos gracias al pasado, pero al mismo tiempo y fieles a la tradición Raúl Arróniz heredada de nuestro fundador, hacemos De la Huerta un compromiso con nuestro presente y futuro para desafiarnos cada día a seguirle el paso a este México cambiante. Nunca nos conformamos con ser los mejores, nuestras metas siempre han estado arriba y sabemos que mientras hacia allá nos dirijamos, no desmereceremos el avance de nuestra ciudad y la preferencia de nuestros lectores. Sea pues, hoy cumplimos 50 años de llegar día a día hasta ustedes y en plena; reporteros, fotógrafos, diseñadores, editores, administrativos, personal de taller, distribuidores, voceadores, en una palabra, toda la familia de El Mundo, agradecemos este medio siglo y… ¡Vamos por los otros 50!

No. 19894 - Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010

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2 especial

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Cordoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010 EL MUNDO

II Todavía en el edificio de la Latino, El Mundo empieza a crecer y recibe maquinaria que le permitía imprimir más ejemplares y con mayor rapidez.

1960: L AQUí y allá II J. Manuel guzman

el mundo de cordoba

a de 1960 sería una década de grandes acontecimientos como el primer viaje al espacio por Yuri Gagarin en 1961; la llegada del hombre a la luna en 1969, la aparición de los hippies; el dos de octubre de 1968, los Juegos Olímpicos de Roma y de México, el primer Mundial de futbol en 1970 en un país de América del Norte: México. Pero también fue escenario de otro acontecimiento. El nacimiento el 23 de febrero de 1960 de El Mundo, el primer diario de la región Córdoba-Orizaba y que concretaría las ilusiones y deseos de un grupo de cordobeses por dotar a la región de un periódico que reflejara el quehacer de esta importante zona centro del estado de Veracruz. Era el último año de los 50; en 1952 había sido descubierta la primera vacuna contra la poliomielitis; la revolución cubana había triunfado en 1959. Juan XXIII era el nuevo papa, sucedía a Pio XII. Fue la primera gran época del rock and roll y se oía a Bill Halley y a otros cantantes en inglés, principalmente. También de películas como Cantando bajo la lluvia, Rebelde sin Causa, Ben Hur y Los 400 Golpes. El cine mexicano presentaba Nazarín, de Luis Buñuel y se filmaba un clásico: “El esqueleto de la señora Morales”. Pero en nuestra ciudad, igualmente se gestaban cosas importantes. Un intercambio de cartas entre el doctor Othón Arróniz Báez, en ese momento, traductor de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Lausana, Suiza y Guillermo “Billy” Scully, a la sazón en el Distrito Federal, apuraba a la creación de lo que sería el primer periódico diario en Córdoba. Era la época en que Córdoba carecía de un medio informativo diario. Existían publicaciones que sobrevivían penosamente. Sólo El Informador conquistó suficientes lectores para convertirse en trisemanario. Cuando su creador Salvador R. Cabada reconoció que el crecimiento de El Informador podría ser superior a sus fuerzas, dejó de publicarlo y quedó el campo abierto para un nuevo diario. Muchos de sus colaboradores engrosaron la plantilla del nuevo periódico: El Mundo. Y llegó el 22 de febrero de 1960. En la Impresora del Sureste en la avenida uno, un linotipo, casi sin escritorios, empezó a surgir

>>La segunda mitad del siglo XX fue testigo de innumerables acontecimientos en todo el orbe. Pero el más importante para la zona centro de Veracruz fue el nacimiento, el 23 de febrero de 1960, del periódico “El Mundo” de Córdoba El Mundo, impreso en otra vieja máquina, una Miehle. El martes 23 de febrero, los cordobeses conocieron su primer número. El Directorio, que apareció publicado a partir del ocho de marzo, mostraba como director a Guillermo Scully; editor y gerente, Othón Arróniz; jefe de redacción, Guillermo García Rivera; redactores: José Antonio Berlín, Raúl H. Solís J., Enrique Renaud; jefe de taller, José Barquero. En la portada del primer número, la nota principal fue: “Llena de presagios inició su gira Ike por Latinoamérica” y se consignaba que “El comercio sigue hablando de crisis”. El editorial precisaba que El Mundo era, “el diario veracruzano que nace modestamente y sin ruido, como hemos querido que aparezca. Toda verdadera obra que se quiere grande nace así. Estos son los cimientos del diario que nuestra región merece y necesita”. Y agregaba: “Sin falsa modestia, veremos que su aparición será un acontecimiento sobre todo en el aspecto cultural. Queremos que este diario sea diferente de los ensayos que nuestra región ha visto proliferar y morir, algunos por razones económicas, otros por el justo castigo que la opinión pública ha infligido a quienes ignoran lo que es el periodismo”. Afirmaba también que el falso periodista parte de una concepción pesimista del mundo. “Sin darse cuenta completamente, empieza por menospreciar a su público y se dirige a sus lectores ofreciéndoles el “pan y circo” de la antigua Roma. La noticia roja, el detalle macabro hacen las veces de la pitanza que los emperadores ofrecían a la multitud. Se trata de contentar a los más bajos instintos del hombre. El periodismo se convierte así en el instrumento más

II Emilio Carballido, “Billy[‘ Scully y Othón Arróniz, en la vieja y ya desaparecida “Impresora del Sureste” donde se editaron los primeros ejemplares de El Mundo.

23 de febrero

Nace El Mundo aliente y frío, simC ple y complejo, amable y hostil, puro y

contaminado, oscuro e iluminado... Un Papa bienamado dejó la tierra; un héroe cubano se atrevió a alzarle la voz al “imperio”; la humanidad conquistó el espacio y conoció el rostro de un enemigo desconocido: el terrorismo; Tlatelolco, la matanza sin nombre, se grabó en el colectivo mexicano, y la “dictadura perfecta” fue botada de Los Pinos. Así es nuestro mundo: no sólo de contrastes sino de cambio. En medio de esa vorágine, y con la misión de ser fieles espejos del sentir de la comunidad, y con la verdad como estandarte, nace en 1960 Diario El Mundo. Y continúa comprometido con ese ideal. Lo alcanzará con las herramientas de su fundador: sintiendo hondo, pensando alto y hablando claro. de la redacción

II A principio de los 60s se edifica el Muro de Berlín, derribado en 1989.

II Los Beatles se convierten, no sólo en el fenómeno de los 60, sino en un referente para la música popular de la segunda mitad del siglo veinte.

eficaz para embrutecer al hombre”. “Vamos a partir de un punto de vista diferente. Creemos que el hombre, cualquier hombre, tiene una dignidad que el periodista tiene el deber de respetar. El periódico es un instrumento para poner en relación lo más valioso de la naturaleza del hombre y no lo más bajo que hay en él. La noticia, en vez de despertar una curiosidad malsana tiene un propósito más elevado: hacer saber lo que otros no saben. El periodismo es, pues, debe ser, un vehículo para extender la cultura”. Y concluía: “que esto es un sueño idealista...La respuesta está en las manos de usted, amigo lector”. Hoy, transcurridos 50 años, creemos que los lectores no de Córdoba, sino del centro de Veracruz, han dicho la última palabra al continuar sintiendo a El Mundo como algo muy suyo, algo infaltable a primera hora de la mañana.


el mundo Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010

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Así nació El Mundo

Aristóteles

A

ristóteles es un flojonazo. Todo el día se la pasa durmiendo en el agua con la nariz en la superficie, esperando que algo comestible le caiga en las fauces. Confieso que ha perdido mi simpatía por su holgazanería. Mientras yo tengo que contestar teléfonos y firmar cheques, él se la pasa bomba mirando las moscas cómo pasan a su alrededor. Pero tal vez él reflexiona más que yo sobre nuestro pasado. Él viene de la edad terciaria cuando todos éramos anfibios. Nosotros salimos del agua no sé si para bien o para mal. Nos subimos a los árboles y empezamos a destruir todo alrededor. Seguramente él reflexiona sobre el mundo que sus ancestros conocieron. Un universo limpio, sin maldad y sin guerras ni pobrezas. Aquello era el paraíso con catástrofes volcánicas. Tal vez algún ángel volaba sobre ellos. Ahora se duerme mi gran lagarto, soñando en un mundo diferente que nosotros hemos hecho pedazos.

RUBén calatayud

A Isidoro

I

sidoro está mal nutrido desde su infancia. Se quedó pequeño y tiene los ojos tristes de un niño maltratado. Yo lo he filmado con la cámara de video para observar su comportamiento. Se levanta tarde hasta que el sol ya anda a medio camino. Y aún así bosteza y bosteza como si amaneciera. Los piojos no lo dejan en paz; continuamente se rasca por aquí y por allá y por acullá. Esto parece ser la ocupación más importante para él: luchar contra los piojos y pulgas o tal vez contra la sarna incipiente. Pero es tierno y bondadoso. Extiende su manita entre las rejas para que lo mimen, para que lo quieran. Y cuando ve que nadie lo fuma, se refugia en su ocupación favorita de combatir a los piojos. Isidoro es un monito araña que alegra mi vida.

Othón Arróniz

Bitácora Sentimental 1o de noviembre 1992.

Othón Arróniz

Bitácora Sentimental, 2 de agosto de 1992

Cuando Dios estaba lleno de cólera y enojo, creó a un animal desplumado, casi desnudo, con la calva incipiente y el pecho hundido. Esta variedad zoológica tiene estas características: Una gran capacidad de odio, de venganza y de placer, casi gratuitos. Ama sin necesidad biológica, odia sin razón, mata sin piedad’. Othón Arróniz Bitácora sentimental (fragmento)

Martes 8 de septiembre de 1992

Cómo veo al Mundo armando lópez guillén

H

ace unos días, me hizo el favor llamarme el señor director de DIARIO EL MUNDO, Isaac Rodríguez, para solicitarme que escribiera un artículo acerca de la evolución que a tenido este prestigiado diario a través de los años. Con gusto lo hago. Por que es un periódico al que he estado ligado todo el tiempo, ya que casi lo ví nacer Hace muchos años, cuando allá en la avenida uno entre calles seis y ocho de Córdoba, un par de talentosos intelectuales Cordobeses-Othon Arróniz y Billy Scully-tuvieron la feliz idea de crear un diario en nuestra ciudad y la decisión firme de hacer realidad esa idea. Sabían bien que eso era algo que hacía falta en la ciudad de los treinta caballeros. Pero también estaban conscientes de que la empresa resultaba difícil de acometer feliz y providencialmente se reunieron dos destacados talentos, una mancuerna envidiable de dos periodistas natos: Arróniz y Scully. Billy como popularmente se le conocía tenia esa chispa genial que algunos seres poseen para escribir con un estilo propio, y el talento natural para el periodismo. Por su parte Othon, el intelectual graduado en Lausana, Suiza, tenia un enorme talento para los negocios. Asi pues los dos reunidos era capaces de hacer cosas muy grandes. Por eso es que fundaron este periódico que usted tiene entre sus manos y que orgullosamente cumple medio siglo de existencia. De los pioneros que escribieron en este diario recuerdo a Rubén Calatayud a José Antonio Berlín , a Juan Apodaca y a Enrique Renaud. Si mal no recuerdo, un her-

ESPECIAL 3

mano del Boris Lara empezó a escribir sobre deportes. El caso es que con gran esfuerzo, sacrificio , decisión y amor al arte de escribir se fundó este gran diario: EL MUNDO. Ahora es una sólida y prestigiada empresa editorial, a la cual expreso mis más sinceras felicitaciones a todos y cada uno uno de los que hacen intervienen directa o indirectamente y hacen posible a travès de su invaluable aportación que EL MUNDO elabore y salga a la luz cada publicación de este testigo y vocero de Córdoba. Estoy plenamente seguro que diario EL MUNDO seguirá cumpliendo muchos años más , y me da mucho gusto que sea un periòdico honesto, respetable con una línea editorial Bien definida y que no tuerce su recto camino.

fines de los años cincuenta (siglo XX) nos reunimos Othón Arroniz, Billy Scully, Salvador R. Cabada y yo con la intención de formar una publicación. Pensamos en un principio en publicar una revista aunque Arroniz insistía en hacer un periódico diario. Había antecedentes: Revista, órgano informador de los trabajos de la Sociedad Cultural “José María Mena”, integrada por la gente ilustrada de los años 30: Don Rómulo Oliva, Don Joaquín Calatayud Septién y su hijo Joaquín, el Dr. Suárez, José Nicolini Mena, el profesor José Fidel Medina y otros. Asistía con relativa frecuencia Jorge Cuesta Porte Petit. Y la revista Engranaje, editada y publicada por el Club Rotario Local. De publicaciones periódicas había muchas, casi todas semanarios. Y los diarios de Córdoba, del señor Caramón y El Imparcial, del contador Rogelio Hernández Olguín, ambos de corta duración. Arroniz tenía a su disposición la imprenta de su tío Roque Trueba. Salvador había publicado varios periódicos, unos mensuales y otros de cada semana, en San Andrés Tuxtla, aparte de tener una librería. Scully, muy dinámico, ya no quería seguir viviendo en la ciudad de México, prefiriendo esta su zona. Yo desde los doce años me aficioné a escribir; en los años 40 colaboré en Acción y Progreso, órgano de la H. Junta de Mejoramiento Moral, Cívico y Material y después en El Imparcial de Hernández Olguín. Hablamos en la junta de mil cosas y de cómo la creencia general era que en esta región no había nada que publicar y que todas las noticias corrían de boca en boca,

El Mundo es de la mujer amado talavera serdán

H

ace 14 años conocí a las mujeres de la familia Arróniz. No creo haber podido, de saber entonces, enfrentarlas a todas en un mismo día. El clan femenil Arróniz es potente. Y saben hacerlo sentir. Por fortuna, ese poder viene envuelto en inteligente encanto y astucia. La señora Mónica estaba entonces a cargo (hablo de 1996), pero el joven señor Arróniz me había ofrecido chamba unos dos años antes cuando nos conocimos en Ciudad Juárez, donde él, con su visión empresarial, iba a adquirir maquinaria nueva y conocimientos de computación para crear una imagen moderna de la heredad de don Othón. Mónica, cálida y generosa, pero dura de mano cuando se requería, era entonces el eje del Mundo. Marisol, hermosota y mundana, también cálida y más práctica, intermediaba con los voceros populares del periódico, los voceadores (luego se hizo cargo, con éxito, del área musical, donde promovíamos compactos, y enseguida lo visual: promovimos DVDs.) July, la güerita, la más dulce, tenía bajo esa ternura, y tiene, una voluntad acerada, que hoy la hace imprescindible en los negocios colaterales de la empresa. Esa Nochebuena me tocó conocer más de cerca a Doña Clementina, distinguida, gusto impecable en vestuario y que debe estar en sus medios 40s. Viéndome la mañana del 24 chambear en mi área, sabiendo ser yo del puerto, me pregunta dónde pasaría el festejo familiar católico más significativo. “Aquí, solo.” “De ninguna manera –dice sin detenerse de alguna inspección que hacía por el área—te vienes con nosotros a casa. Daniel (su fiel chofer de toda la vida) pasará por

ti. Puedes llegar a las ocho.” Una invitación, en ese tono, es orden, no es algo que suela rechazarse a la señora De la Huerta viuda de Arróniz. No sólo acepté sin pensar, de hecho me pasaron cien cosas por la mente, ya que no creo que inviten a un empleado a su hogar con regularidad. Retrocediendo, debo mencionar que he tenido la fortuna de trabajar al lado de mujeres muy fuertes. Primero fue la economista doña Evelia Riverón Araujo, asesora en la Secretaría de Industria y Comercio. Trabajábamos (yo, secretario de ella) para don Julio Faesler Carlisle, asesor presidencial (luego Embajador en India, corresponsal de El Universal. Aún escribe ahí). Nomás. Ingeniosa, de humor excelente, ética intachable en cuestiones laborales. Nueva experiencia, a la alza, para mí. En la Secretaría de Hacienda en los 70s (yo en mis últimos 20s), fue Ifigenia Martínez de Navarrete, esposa del jerarca de Pemex y dama de espolones, cuyo trato recio pero deferente, fue definitorio en formarme un carácter anti-burocrático (ella es feminista, lideresa de su partido, y siempre ha estado al mando de algo.) Doña Ifigenia me recomendó con la doctora a cargo de un grupo, “Nutrición y Salud”, esposa del director de Nutrición. Con ella me aventuré por la geografía mexicana, en avanzada al arribo del candidato (único) a mandatario del país, Jolopo. De repente, se me acaban las mujeres. Soy feminista, crecí en el seno de una familia matriarcal con una abuela, una madre formidable y tres tías. Único. Y me desplazo muy a gusto con las féminas. Regreso a la Nochebuena del ´96 en la casona Arróniz en Fortín, bordeando el acantilado. En la mesa, cada hija con su pareja, incluyendo a Flor, la pe-

aparte que llegaba temprano un diario de Veracruz. Quedamos de volver a reunirnos pero entonces Othón se fue para Europa y como Salvador y yo creíamos que terminaría algunos años estudiando, proyectamos fundar El Informador como semanario; esa publicación tuvo una más larga existencia, fue bisemanario y acabó siendo trisemanario, habiendo acaparado la atención del público lector. En sus páginas escribieron Juanito Apodaca, cronista de sociales, el Padre Antonio Huerta y Huertas. Ignacio Cabral González, Fernando Sanmiguel Quintero, Héctor Lara Sánchez, Antonio S. Berlín, Enrique Renaud y muchos otros más. También sus páginas se vieron engalanadas con trabajos de Don León Sánchez Arévalo y del Maestro Antonio Bargés Barba. Othón volvió a Europa y por diversa causas, incluída que la situación económica solo la soportaba Salvador, dimos por muerto a El Informador y nos pasamos a El Mundo, que en un principio publicaba las fotografías de algunos lectores y que fue cobranado fuerza hasta dominar el mercado, llegando a editar siete Mundos en otras tantas ciudades, de los cuales has quedado tres en definitiva: Tehuacán, Orizaba y Córdoba. Ya Salvador, Othón y Billy fallecieron y solo vivo yo para contarlo, hoy que El Mundo cumple 50 años de vida, corregido y considerablemente aumentado. Recuerdo a los colaboradores desaparecidos, que viven siempre en nuestro corazón. Felicito a todo el numeroso personal de este gran diario que se pone en manos del público de la región, proporcionando historia y crónicas y que demuestra que en Córdoba y en sus entornos sí hay mucho que decir. queña, con su marido; igual Mónica, ídem Marisol. Soy el único extraño. Y así sentí al principio. En uno de mis deslices habituales (“Lástima que no vayamos a hacer el anuario…”) enciende la mirada y chispa de doña Clementina. Despliego mi propuesta, habiéndome encargado de los primeros anuarios en mi hábitat fronterizo, El Diario de Juárez. Casi sentí que mi querido Raúl pasaba saliva como baba de nopal. El día 28 armábamos el primer Anuario de El Mundo, que aparece los primeros días del ´97. Una empresa así, veloz y arriesgada, no es una decisión cualquiera. Y paga bien. El Mundo va ya en su enésima edición anual (he estado fuera de escena un par de años recientes y otros que quise desplegar las alas en mi tierra natal.) Pero me convence la potencia de decisión y seguridad de mando de esa dama en apariencia delicada, cuya mano y voluntad siguen detrás de algunas decisiones –a la Tatcher-- sin por ello estorbar o sabotear las de sus hijos, cada uno de ellos dotado del gen del talento periodístico-empresarial, sin que ninguno de ellos en ningún momento hayan perdido el otro cachito que les viene de padre: El de la sana locura y la pasión por la aventura. En estos años creo haber fortalecido mi relación con estas señoras formidables. Y confío no haberlas decepcionado. Mucho. Doña Clementina, que me confiere el honor de su confianza y afecto (pregúntele del último tour que le armé con su Credit Card Gold para una Navidad flash en Las Vegas, o a Marisol sobre su extensa experiencia europea, diseñada por un servidor), sigue muy guapa, energetizada y el motor invisible de la empresa que, sin embargo, mueve sólidamente su hijo único, Raúl Arróniz De la Huerta, a quien me gusta llamar, sin otro motivo (ok, quizá por que firma mis cheques), “patrón.” Cuando un Arróniz, y esto incluye ahora desde luego al nuevo Patrón, Mr. Raúl, cree en ti y te da todo su apoyo y certeza en tu fidelidad, es para siempre. Ese es el verdadero motor que mueve a El Mundo.


4 especial

Córdoba, Ver., 23 de febrero de 2010 el mundo

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Editor de medianoche tomás setién

S

u buen gusto y pasión a veces excesiva por el sexo débil, sobre todo cuando aquellas portaba piernas bien torneadas y perfume de mujer bonita lo hizo ser un personaje vaporoso, a la vez bastante querido como temido dentro de aquella inolvidable redacción de Diario El Mundo de la época de los sesentas, teniendo la fórmula para alejar al inesperado espectro solo los mas valientes reporteros con el sello de un Joaquín Toriz Lara, en base a recordarle a su mamita querida con sábana encima dentro de una clásica mentada, para que dejase de molestar con aquel su fijo silbido que se escuchaba como una alusión de la propia marcha fúnebre, sobre todo cuando las manecillas del reloj indicaban que ya era mas allá de la media noche. De esa forma el querido fantasma, que repetimos por su gusto de hacer blanco con algo mas que el recitar de piropos a las confiadas secretarias, y sobre todo a las bellas damas encargadas del departamento de publicidad, hizo que surgieran casi de la nada una buena colección de crucifijos tal y como estos se volvían como material indispensable en las películas de vampiros, sin olvidar los ajos y hasta las cebollas que el buen Guty Vivanco reportero de Deportes consumía dentro de aquellos tacos legendarios de carnitas para disipar un poco su cruda, terminaron pasando a formar parte de un paisaje que si inicialmente causaba uno que otro calosfrío, mas al paso del tiempo uno se hizo a la idea de aceptar al espectro como otro de los personajes queridos dentro de los inolvidables días, tardes y noches de trabajo. Habiendo buscado la solución al enigma de quién era en realidad esa alma en pena verdaderos maestros en el arte de la nigromancia como el caballero Leopoldo Rebolledo, intentando descifrar ese enigma dentro de su célebre columna de Retocando las Noticias, sin que se resolviese nada, de no ser a que le colocó la tarjeta de haber sido un enfermo que expiró por causa de alguna enfermedad incurable mas allá de los males de sambito dentro de aquel nuestro querido edificio, contemplado sobre todo dentro de los tiempos que sirvió de albergue al Hospital Civil de la ciudad de Córdoba. Teniendo, eso sí, sus horarios de espantar o de intentar convertirse en el mejor trabajador espectral de Diario El Mundo nuestro querido espanto, totalmente respetados y cubiertos a su máximo, siendo las jornadas matutinas y vespertinas las justas y precisas para la elaboración de notas tocantes a las anatomía, cuando Lety y compañía tenían que ser atendidas en relación a controlar su pánico tomando una taza de te de tila luego de sentir cómo una mano fría recorría gran parte de sus piernas, y ya llegada la noche, sobre todo tras la sinfonía de las doce campanadas, se iniciaba su procedimiento de atestiguar chiflido al calce de lo que escribían los esforzados y asustados reporteros de deportes en relación a la última entrega de aquellos torneos boxísticos promovidos por el compadre Antonio Delgado González, y que finalizaban dentro de jornadas de muelas y dientes postizos regados por la lona un poco después de las doce de la noche. Estableciendo el fantasmón melódico su propia crítica por la nota que contemplaba en base a la intensidad de su propio silbido, que lo hacía subir de tono cuando lo que leía terminaba por satisfacerlo plenamente, y si era lo contrario su tono bajaba hasta casi ser confundido por el vuelo de un zancudo parrandero. Terminando por no regresar nuestro querido fantasma tras aquel acto que la propia redacción llevo al cabo luego del exorcismo dirigido por Rebolledo, no recitándose frases en latín con alusiones claras y directas de mandar al diablo y por un tubo a nuestro selecto visitante, sino en forma directa y rítmica ejecutándose pasos y baile a la manera de un Fred Astaire tomando por el talle a la propia muerte, finalizando todo aquel sin par aquelare con la entrega simbólica a nuestro invisible amigo de un título de periodista honorífico de nuestro querido Diario, como el responsable directo, y además creador de las mejores ediciones firmadas mas allá de la media noche. No habiéndose encontrado jamas en la historia de El Mundo un editor como aquel fantasma que nunca solicitó ni siquiera un centavo extra, y menos la elevación de una Ave María o un Padre Nuestro por llevar al cabo mas de ocho horas de trabajo fecundo y asustador Ya creyéndose a fe sincera con el paso de los cincuenta años de vida de nuestro Diario que encontró el descanso eterno, habiendo sido su postrer trabajo el entregar cualquier edición de El Mundo de los sesentas en la propia mano de un Dios madrugador y portador de bata de seda y pantuflas acojinadas.

M

últiples y variadas son las experiencias que puede ir acumulando un reportero a lo largo de su vida profesional. No hay solo experiencias, sino también anécdotas, sucedidos y demás. Pero hoy, como anécdotas, hablaré de los entrevistados: esas personas que están del otro lado de la libreta y que a veces, no tienen cosas que decir pero que las dicen y dicen y no saben cómo o cuándo detenerse. Podrían ser muchos los ejemplos, pero en este caso citaremos unas cuantas clases de entrevistados a los que cualquier reportero se ha topado cuando menos una vez en su vida. Uno de ellos, al que llamaremos el puntual, es el que más que ser objeto de una entrevista, va dictando su declaración, cual si fuera un asunto judicial. Señala oración por oración, indicándote también con pelos y señales, los signos de puntuación. Faltaría sólo que explicará en qué momento debes utilizar otros signos ortográficos. De estos casos hay muchos, sobre todo aquéllos que suponen que el reportero podría dar una interpretación diferente a lo que se le está diciendo y prefieren ser ellos los que la dicten para que no haya, dicen, ningún cambio o error. En Córdoba, uno de ese tipo de entrevistados, por ejemplo, era el desaparecido líder crocista, Aurelio González Enríquez, puntilloso a la hora de las entrevistas para que no se le cambiara coma alguna. Existe también el entrevistado monosilábico. Este, sin duda alguna, es el más difícil para las entrevistas. Puede uno bombardearlos con preguntas de todo tipo que ellos sólo responden: sí, no, ajá, no lo sé. Ejemplo claro de estos entrevistados, podrían ser muchos deportistas, sobre todo beisbolistas o futbolistas que por te-

mor o porque no saben hablar o vaya usted a saber por qué, contestan en esa forma. Cuando el Cafeteros, el bueno, el de los años 70 y 80 realizaba un entrenamiento en Beisborama, tuve que entrevistar a un pelotero recién llegado. El era Miguel Fernández el “Becerril”, jugador ya veterano pero que aún era reconocido por sus grandes dotes como bateador. La entrevista se realizó en el jardín central. Estaba ahí, tirados en el césped, el “Becerril” y Ramón y Willy Arano. El entrevistado era la nueva adquisición de Chara Mansur para el equipo, pero oiga usted, que trabajo costó que el “Becerro” pudiera decir no una frase, sino dos o más palabras juntas.. Sus respuestas a todos los cuestionamientos, eran sólo: sí, no, no sé y fue un triunfo cuando logré que dijera que más que batear jonrones venía a ayudar al equipo a ser campeón. Lamentablemente, su promesa no la cumplió y meses después fue dejado en libertad por Chara. Qué bueno que no le prestó el micrófono a Ramón Arano, porque este legendario lanzador sí que le gusta ser entre-

vistado. Pero hay otro grupo de entrevistados que podríamos llamar “lengua larga”. Son los que apenas ven un micrófono, una grabadora o la libreta de un reportero, se ponen a hablar y a hablar, sin parar de cualquier tema, sin preocuparse si dice o no una barbaridad. En este apartado caben, fácilmente, la mayoría de nuestros políticos, quienes no paran en mientes para soltar una verborrea, que hace al reportero dejar encendida su grabadora frente a él y estar pensando en otras cosas, sin atender lo que dice el entrevistado. Hay uno más. El enciclopédico, que al momento de la entrevista te receta una serie de datos, números, estadísticas, difíciles de vertir en el papel para hacerlo entendible a la gente. Se le olvida que está hablando para que lo publicado sea leído por el ama de casa, por el campesino, por el vendedor del mercado y no por el director de alguna universidad. Esta especie está formada especialmente por académicos de todo tipo. Y están dos que son diametralmente opuestos. Uno, el que sin saber de lo que habla opina y lo hace rápidamente. Es el que podría decir, no sé del caso, pero que tal que contesté rápido. El otro es también el que no sabe nada de nada, y que al ser entrevistado justifica su silencio diciendo que lo van a vacunar, que hay un eclipse total de sol en la Patagonia y que de alguna forma puede afectarlo o que tiene que atender una llamada del gobernador, pero que al rato, cuando tenga un tiempecito contestará las preguntas. Muchos funcionarios municipales cordobeses cabrían en esta clasificación. Con estos especímenes son contra los que día con día tiene que luchar el reportero para obtener información digna de credibilidad.

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Era una simple canción auricela castro

E

ra una tarde fría, pero soleada, como muchas después del mediodía en esta ciudad, pero un accidente en el puente de Metlac rompió con la cotidianidad de mucha gente. Una pipa había caído del puente Mariano García Sela; el resultado, dos personas muertas. Ese era el primer accidente que se registraba en este puente del que se han lanzado decenas de personas, agobiadas por la desesperación; la mayoría ha logrado su objetivo, terminar con su vida y sólo dos han logrado sobrevivir para contarlo. Es así como la caída de la pipa que circulaba con dirección a Córdoba, vacía, cayó de 116 metros; en ella viajaba una pareja; el chofer y su acompañante. Los cuerpos quedaron en el interior destrozados y de inmediato el Ministerio Público acudió al lugar para dar fe. Surgie-

Escribamos nuestro futuro isaac rodríguez

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ada palabra que leemos es presente, pero la próxima, antes de que la podamos descifrar con los ojos, ya es futuro. Así de cerca está el mañana que a partir de este día histórico comenzamos a escribir en las páginas de El Mundo. Con tinta fresca, estaremos forjando un capítulo más de un “gigante” de 50 años que mezcla la energía de un niño, la pasión por la aventura de un adolescente y la sabiduría que otorga el tiempo. Hace 11 años, el cambio de milenio ponía a temblar al planeta. En una redacción de “alto nivel” denominada “Francia”, por el Mundial de

para cumplir nuestro ciclo vital, todos los minutos del día. Hasta que éste vueve a iniciar con sus ‘propios afanes’. Por eso, estoy convencido de que la mejor edición es la que se publica. ¿Que pudo ser mejor? ¿Que el ángulo pudo ser otro? ¿Que si faltan datos?... Es probable. Y sobre eso se podrían abrir mil discusiones, que hasta podrían ser divertidas, pero todo quedaría en el limbo de las posibilidades. Y sin negar el deseo de que nuestro proceso sea mejor, hay un razonamiento del doctor Arróniz que pone la balanza en el centro: ‘más vale la imperfección realizada que lo perfecto inalcanzado”...

Metáfora 2: El éxito de hoy no nos sirve para mañana

Y aquí otra lección que el periodico me ha enseñado: Si ‘a cada día le basta con su propio afán’, más vale disfrutarlo hoy con intensidad, asumirlo con responsabilidad, y luchar cada hora por conseguir un logro nuevo. Lo mejor de este ciclo virtuoso es que todo mundo gana. En El Mundo, por ejemplo, gana el reportero por su tenacidad

Metáfora 3: Las malas noticias son las mejores...

Este es un gran aprendizaje. A lo malo hay que encontrarle el lado bueno. Un ejemplo frívolo: pierde el América. Eso para algunos es hasta trágico, sin embargo para otros es motivo de felicidad. En la vida es igual: sólo vemos un ángulo, pero, si queremos, veremos en lo malo una oportunidad.

Metáfora 4: La fe crea Mundos

Tan es cierto, que hoy El Mundo cumple 50 años. ¡Felicidades querido diario!

Una pasión inevitable juan carlos cortÉs

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ntrar a la redacción de El Mundo es apasionante, contagioso, divertido... emocionante. Pisar la zona informativa del diario significa llegar a una dimensión donde el tiempo es impreciso, se trabaja con el pasado inmediato para un futuro que aun no se imprime, se trabaja en la elaboración de la historia, justo en el momento de hacer cosas que no cambiarán jamás. Quizás por eso he visto que, sea cualquiera de las secciones en las que se trabaje, la pasión es la misma entre reporteros y editores, fijos o pasajeros. Acostumbrados ya, no vemos los nervios, no vemos la atención, nos concentramos en la palabra precisa, en la coma oportuna, en la ortografía que nos resulta a veces tan imperfecta en los dedos. Si bien en 50 años los procesos han cambiados, la emoción es la misma, siempre la expectativa, siempre la búsqueda del dato, siempre la anécdota entre la noticia, la carcajada, la ocurrencia, la impotencia, la tristeza o el coraje. Diario El Mundo nos ha permitido, para quienes hemos tenido el privilegio de estar entre sus filas, liberar todas esas emociones que cada reportero, fotógrafo, editor o diseñador traemos a flor de piel para transmitirla con una frialdad que asusta a quien no se involucra en esta vocación, que más de uno califica como equivocación. Y lo de ser privilegiados no es una exageración. Entrar a

ESPECIAL 5

lo que llamó la atención de Calvario, quien en son de broma le dijo al médico, “señor eso es para que no se escapen, ¿verdad?, sonreímos con nerviosismo. Abrió la puerta y nos invitó a entrar, un fuerte olor a carne descompuesta nos golpeó el rostro, intentamos retroceder, pero nos lo impidió; tenía ante mí un gran reto, y en mi cabeza aún resonaban las palabras del doctor Arróniz, ¿qué, tiene usted miedo? Tomé valor y en lo que Alducín y Calvario hablaban con el legista de los otros cuatro cuerpos que yacían sobre el piso y del que, según nos dijo, ya tenían ahí más de 10 días, procedí a revisar la ropa de aquel pipero, no le vi la cara, lo esculqué con nerviosismo y, vaya sorpresa, encontré un papel en uno de los bolsillos. Lo guardé en mi bolso, intercambié algunas palabras con el médico y agradecí su tiempo y disposición. La emoción me embargaba, tenía en mi poder el papel, el recado póstumo que no vi hasta entregarlo al maestro Arróniz, imaginaba la cabeza principal al otro día: Pacto suicida en el Metlac, pero oh sorpresa, el maestro lo leía una y otra vez, lo comentaba y nada, hasta que logramos descubrir que se trataba de una simple canción. Despejada la duda, no hubo más que hacer la nota de la muerte del pipero y su acompañante.

El Peso de un prestigio

JUAN CARLOS

mauricio delgado

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n la práctica, pertenecer a un medio como El Mundo de Córdoba tienen mucho de fondo o de altura, si así se quiere ver y sólo para aquellos que lo pueden percibir. Con los años que llevo en esta institución, he tenido el privilegio de comenzar desde las bases y escalar en algún momento, hasta puestos directivos y es ahí donde he podido experimentar el verdadero peso de tomar decisiones en un medio que completa 50 años de un ejercicio basado en la honestidad y el compromiso. Es una tarea muy difícil y desgastante, si se tiene la responsabilidad y conciencia de las realidades, esto es, y para ser más específicos, lo que el lector observa en la portada de El Mundo obedece a una decisión que nace de un criterio, apoyado en convenciones propias del medio y la empresa. Pero son decisiones tomadas por personas de carne y hueso y cuya responsabilidad recae en una sola, el director; como siempre ha sido norma en El Mundo, no se trata sólo de ‘llenar planas’, sino de que en ellas esté lo que realmente importe y sirva a nuestros lectores. El peso crece cuando uno se da cuenta de que quien está allá afuera, con nuestras páginas entre sus manos, cree firmemente lo que está leyendo. Es más difícil cuando quienes hacemos el diario, entendemos que las palabras que plasmamos pueden hacer pedazos una vida, lastimar una familia, dañar una institución o confundir...nuestra misión es llevar luz, pero se vuelve un crimen (nuestro crimen) cuando los hundimos en la penumbra de la confusión. En mi experiencia personal, recuerdo momentos en que había que tomar una decisión y hacerlo ya, porque el tiempo de cierre es un verdugo intolerante; los escenarios simples: acertar o fallar, ser objeto de admiración o de escarnio (porque las calles son crueles), incluso en el más dramático de los casos, la integridad física fue un factor a considerar...esos fueron momentos duros, el estómago duele, el pulso se acelera, las manos sudan, el aire falta, pero el diario tiene que salir y se debe decidir...siempre decidir. Las penas son duras,; pero también la recompensa vale la pena: la confianza de la gente, el reconocimiento en las ventas, el poder de convocatoria del medio y, lo más valioso, descubrir que lo que hacemos contribuye al desarrollo de la población. Ahora el compromiso es mucho mayor; el nivel se incrementa y la exigencia es más fuerte que antes pues tenemos el compromiso de generaciones que nos anteceden, de mucho esfuerzo y sacrificio previo, que sirvió para llegar hasta donde estamos...tenemos el compromiso de 50 años de historia.

Futbol de 1998, editaba mis primeras páginas. Era un búnker de la Zona Industrial donde también se diseñaba la estrategia, se movían las piezas, se apuntaba hacia el futuro. Hoy que estoy al frente de un gran equipo editorial, sé que es ese futuro el que nos tiene aquí, el saber que hay mañana para escribir y pasado para contar, que existe una palabra después de la otra: un sueño. Nuestras plumas, nuestros lentes, mentes creativas y manos poderosas, asumimos el reto de escribir la historia de los próximos 50 años con el mismo fin de que a través de este diario sea mejor la comunidad a la que nos debemos. Apaguemos las velas, partamos el pastel, y brindemos por todos los que han recorrido el camino, para que en esta fecha, los que estamos aquí, escribamos nuestro futuro. Gracias Doctor Othón Arróniz por soñar... gracias señora Clementina De la Huerta por mantener vivo el anhelo... gracias Raúl Arróniz por compartirlo y reconocer que muchos, también soñamos.

en la búsqueda de noticias; el editor, por su interés en darle información más completa al lector; el diseñador, por la oportunidad de sorprender con formatos, colores, y lo que se conoce como discurso gráfico; el fotógrafo, que tiene en sus ojos, manos e inspiración, el reto de capturar belleza y denuncia en los hechos; y lo más importante: gana el lector, pues disfruta de un mejor periódico, que tiene el derecho de sentir suyo en cuanto que refleja su cotidianeidad. En la vida, una vez que entiendes esto te niegas a la tentación de ‘anclarte’ en los éxitos pasados, pues como dice la canción “ya para qué leer un periódico de ayer”. Con pena reconozco que a veces somos como periódicos viejos: polvosos, estridentes, poco útiles y anticuados. Y sí, se vale sentir orgullo de aquello por lo cual nos hemos esforzado, pero es mejor luchar, día a día, por conseguir nuevos éxitos. Por vivir y ser como un periódico lleno de buenas noticias, atractivo... ¡Que nos quieran leer!.

ron dos líneas de investigación; la primera, el vehículo se había quedado sin frenos con el fatal resultado; la otra, un pacto suicida. Para ello el maestro Othón Arróniz me instruyó, y me dijo: “Auricela, vaya usted con Calvario (el fotógrafo) al hospital y quiero que revise el pantalón y camisa del chofer; ese, el que se cayó con todo y tráiler del Metlac. ¿Yo?, le respondí, sí usted, no me diga que le tiene miedo a los muertos; téngale miedo a los vivos, sonrió y se dio la media vuelta, abandonando la redacción. El compañero Osvaldo Alducín, de información general, se ofreció a acompañarme; era mi primera semana de reportera. Llegamos al hospital y nos dirigimos al médico legista, a quien le expusimos nuestra intención de ver cómo habían quedado los cuerpos, a lo que accedió y nos llevó por la parte trasera del nosocomio. La morgue estaba cerrada con candado,

nuestro mundo

othón arróniz, bitácora sentimental. fragmento. 1 de agosto de 1992

JOSÉ LImón En el periódico, y en la vida, es importante poner atención al aquí y ahora, pues aunque el fruto de nuestro trabajo, que llega a ser intenso y agotador, se ve reflejado al día siguiente, las tareas del día son impostergables. De nada sirve tener la mejor idea sobre tal o cual reportaje, la mejor entrevista, o la foto extraordinaria, si en la práctica quedan marginadas de la edición más importante de nuestra vida: la de hoy (que, paradójicamente, es la que saldrá al otro día). Todo por no estar a tiempo. Por pensar que ‘antes era mejor’ o que mañana la perspectiva le dará otro valor’, etc.. En mi opinión, quien anhela el pasado, o se la pasa planeando una circunstancia ideal, está dejando de vivir y siendo poco productivo. Lo mismo pasa con el periódico. Por lo tanto, y desde cierto ángulo, la edición afianza un juego de voluntades y propósitos vitales. La frase bíblica de la metáfora resume, para mí al lo menos, una verdad de oro: nada hay más digno que luchar con pasión, disciplina y honestidad

manuel guzmÁn

...“El camino del bien, cuesta arriba, es un sendero difícil. Yo admiro a tantas personas que en la modestia de nuestra vida luchan todos los días, todas las horas, por hacer el bien a los demás”.

Metáforas Metáfora 1: A cada día le basta con su propio afán

El reportero y sus entrevistados

el mundo Córdoba, Ver., 23 de febrero de 2010

la redacción es ingresar a un recinto que pocos lectores conocen y eso nos pone en un espacio único, ser los responsables de informar, de dar los datos precisos para que el lector tome una o varias decisiones, datos para lamentar o aprovechar, desde el estado del tiempo hasta convencer a un elector, desde descubrir una oferta en el súper hasta el drama que hace que muchos diarios terminen estrujados entre las manos del lector conmovido o iracundo por las injusticias. La pasión permanece, es el combustible de esta especie de humanos que conseguimos informar, es nuestra materia prima antes que la noticia, es la energía que acumulamos cuando estamos en casa, es el principal motivo antes de salir a entrevista, fotografiar, editar o escribir. La vocación es amorosa, generosa, nos deja satisfechos y nos permite salir de la redacción entre sonrisas dando las buenas noches o buenos días de madrugada, con ese ruido industrial de fondo que viene desde las prensas, un ruido que parece ser el soundtrack de la vida del periodista. Por eso, un festejo como el que vivimos en El Mundo por sus 50 años se magnifica, porque además de ser una celebración personal y empresarial, significa todo el esfuerzo que han dejado hombres y mujeres, para aquellos que no recuerdan el ocultamiento del sol, para quienes no vieron crecer a sus hijos, para quienes no saben lo que es una copa a las 9 de la noche, para quienes no saben lo que es despertar a las 9 de la mañana, para quienes se despertaron de madrugada preocupados por la certeza de su dato, para quienes les duele la espalda de estar sentados, para quien tiene que ampliar las dioptrías de sus lentes, para quien tiene piquetes en el hígado, para quienes esperan una nueva jornada de trabajo. El diario que hoy tiene en sus manos es pasión inevitable de todos los días descargada ahora para una celebración, tiene en sus manos un resumen de juntas, de risas, de proyectos, de cambio de planes, de ideas, de largos ratos de escritura. Es la misma pasión, sólo que hoy está vestida de fiesta.

Medio siglo de historia… GUILLERMO REYES FERNández

Y

a son 50 años de historia los que se han vivido… Cuántas anécdotas, cuántas gentes, cuántas cosas han pasado desde que se inició el diario, hasta ésta fecha memorable. Algunas de risa, de alegría; otras de coraje, de impotencia, de tener que informar cosas que nunca hubiéramos deseado que sucedieran. Como el accidente con peregrinos que dejó un saldo de más de cincuenta fallecidos o el avionazo aquél en que perdió la vida uno de los reporteros más eficientes que ha tenido El Mundo, don Luis Enrique Reséndiz y tantas y tantas otras que seguramente han quedado guardadas en el arcón de los recuerdos de cada quien. Pero también hubo algunas de total alegría, como cuando se coronaron campeones los Cafeteros de Córdoba en 1972 o cuando pasó por la ciudad la Antorcha Ompica, años antes en 1968. Porque la vida es así, llena de con-

trastes con días nublados y otros muy radiantes. Y esos contrastes los vemos reflejados día a día en nuestro Mundo, el diario que se ha hecho parte importante en la vida de los cordobeses. Frecuentemente llegan a la memoria los recuerdos de aquéllos personajes que han pasado por las filas de El Mundo, como don Leopoldo Rebolledo, singular personaje que nos hacía reír con sus múltiples historias sacadas probablemente más de la imaginación que de la vida misma. Del doctor Arróniz, quien fuera nuestro maestro y con quien aprendimos a caminar en este oficio, sin dejar de recordar también a don Billy Scully, quien manejó con gran destreza el timón de este barco y quien nos enseñaba que era muy importante reír y estar alegres, no importando los barruntos de tormenta. Nombrarlos a todos sería un sueño, solo podemos decir que de cada quien

aprendimos algo importante para seguir en la vida, un consejo, una palabra sabia, un ejemplo, una experiencia… Algunos siguen su camino en otras partes, otros, han traspasado el umbral que hay entre la vida y la muerte. Pero la vida no se acaba, hay que seguir adelante, hay que seguir buscando el lado amable a la vez de que hay que estar luchando para que este gran barco no se hunda ni tiemble con los embates del tiempo. Hay que seguir con la misión de mantener informada a la población que lo quiere y lo respeta, que cada mañana espera la salida de éste diario, como lo ha hecho desde hace ya medio siglo. Se dice fácil, pero 50 años son toda una vida de correr día a día en pos de la mejor información, la foto más oportuna, el comentario veraz, ahora ya no nadamás compitiendo con la prensa escrita, sino con los medios modernos de comunicación, como la televisión o Internet. Y a propósito, gracias al Internet, ahora El Mundo es leído por muchos coterráneos que por motivos de trabajo se hallan lejos del terruño que los vio nacer, con la página web que día a día recibe a miles de visitantes. Ahora, al llegar El Mundo a sus bodas de oro no nos queda sino felicitarlo y que siga siendo el vocero de la ciudad por muchos, muchos años… porque como dice la canción: “al final, las obras quedan, la gente se va…”


6 especial

Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010 EL MUNDO

www.elmundodecordoba.com

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Hace 50 años Viejos procesos

Si bien es cierto, el fin es el mismo, a los largo de medio siglo llevar la noticia tiene un camino diferente, ha encontrado atajos y la tecnología juega un papel fundamental

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La planeación de la edición Todo el trabajo del diario empieza en una mesa donde el director pondrá en la agenda los temas de interés que podrán generar una noticia.

La mayor parte de

las veces el reportero actuaba de forma independiente, trayendo información que “se encontraba”. Sin embargo, un jefe de información o el director podía dar una orden específica.

23 de febrero de 1960

23 de febrero de 2010

EL MUNDO Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010

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La redacción El centro neurálgico del diario siempre ha sido la redacción, si fuera música, se podría decir que los reporteros trabajaban “unplugged” (desconectados) de instrumentos de trabajo, incluso, no contaban con teléfonos fijos.

Multioficios

Un redactor debía tener la capacidad o conocimiento de ser mecanógrafo, es decir, con capacidad para usar una “máquina de escribir” mecánica.

El linotipo

El reportero pasaba sus apuntes de la libreta a la máquina de escribir. Las notas se pasaban a los editores o director en papel.

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Los reporteros y fotógrafos contaban con recursos muy diferentes a los actuales. El trabajo, en muchas ocasiones, se improvisaba.

Las letras eran generadas en placas de plomo, letra por letra, punto por punto.

Cuarto oscuro

Los aficionados actuales a la fotografía no tendrían paciencia en esperar a ver una imagen tomada... antes, el cuarto oscuro era un paso obligado

Las galeras

Los tipos generaban líneas y las lineas columnas, estas se formaban en forma inversa para armar planas

Corrección de la información Sin “Word” de por medio o procesador de texto alguno, los editores tenía que revisar más allá del contenido, puntos, acentos, comas, labor no tan lejana a la que se sigue realizando.

En caliente

El linotipo trabajaba con calor de más de 500 grados que fundía plomo para generar las letras

Tecnología

Un fotógrafo debía hacer su trabajo con una cámara, pero debía tener a la mano rollos de película y en algunos casos flashes desechables.

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especial

Los tipos

Una pieza clave de la producción de diarios era el linotipo, un armatoste escandaloso que generaba líneas de texto en metal, según anécdotas, más de una vez El Mundo no se publicó por la falla del linotipo

La máquina de escribir

Se obtiene la información

Las herramientas básicas, aun ahora, siguen siendo la libreta y el bolígrafo, sólo que hace 59 años, eran las únicas.

www.elmundodecordoba.com

El linotipista era un capturista de notas, pero también la hacía de corrector que leía sus textos alrevés, dado que así generaban las palabras

Materiales

Químicos, agua, papel para fotografía y muchos rollos de película esperaban a un fotógrafo antes de entregar su material al editor o director

Muchas ediciones

fueron supervisadas en esta etapa por el director. Aún ahí era proceso de redacción.

La prensa

plana no era tan imponente como una prensa actual, era pequeña y limitada

El prensista se

El reportero

que terminaba un texto, entregaba su trabajo a editores para ser revisado, era la única manera de entregarlo

encargaba de colocar las placas inversas del linotipos

Corrección La imagen

Reporteros

Los fotoperiodistas inicialmente no contaban con una agenda puesto que la imagen no tenía espacio. Era un proceso que se elaboraba sólo en casos excepcionales.

El reportero que recibía una orden tenía que cubrir notas determinadas o investigar casos por su cuenta.

Memoria

La principal aliada del reportero era su capacidad de síntesis, su percepción y su memoria.

Recursos

Los fotógrafos tenían menos recursos para actuar, aunque la constante ha sido el talento par a captar la noticia.

Para que un edi-

Los 50 años

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>> No hay espacio en El Mundo de Córdoba que no haya evolucionado tecnológicamente; hoy la edición de un mes cabe en un USB y su edición se puede leer sin papel

P

or siglos, la tecnología tuvo un crecimiento casi nulo, hasta que las inquietudes de mujeres y hombres se desbordaron y trajeron uno tras otro avances sorprendentes. De repente, el auto se volvió cohete y la humanidad estaba en la Luna. Con el diarismo pasó algo parecido, cuando el linotipo había dado sus

mejores logros apareció los procesos editoriales que prescindieron de los letras de plomo y pasaron a ser simples láminas plásticas fotografiadas. La máquina de escribir se esfumó en cosa de años y aparecieron las laptop y las cámaras que guardaban metros y metros de película hoy son sistemas que apenas requieren un chip minúsculo para guardar cientos de imágenes. La tecnología le ha dado la mano a El Mundo todo el tiempo. Sus ofici-

Esta etapa, en los primeros días de Diario El Mundo se efectuaba en empresas comerciales, con el paso del tiempo la empresa tuvo su propio laboratorio y la capacidad para generar papel y diapositivas (transparencias).

Captura

El reportero descarga audios desde la computadora, captura imagen y escribe, todo lo puede hacer llegar a su editor con un click. Ya no hay más papel.

nas, talleres y redacción han visto el progreso contínuo. Hasta el pequeño detalle del ring del único teléfono de la redacción hoy se ha convertido en una multitud de tonos electrónicos de celular, hoy ese ruido de teléfono de disco, es retro. En 50 años El Mundo evolucionó a la par de la tecnología, la exigencia del lector tiene mucho que ver en la actualización de los procesos que permiten llevarle diariamente un diario nuevo en todos sentidos.

Las viejas

Olivetti, Quality y otras máquinas de escribir son cosa del pasado, hoy basta una PC con internet

La edición tiene muchas voces para planearse. Son requeridas para nutrir una edición de calidad.

Jefe de información Esta figura transmite las órdenes, como antes, pero se agregan a los viejos recursos, el emails y el celular

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Antes que el proceso de las láminas, la prensa plana recibía placas enormes y pesadas con las galeras colocadas. Ocasionalmente en 1960, podía imprimirse una imagen, que era un grabado inverso. El sistema era como un gran sello sobre papel

Las primeras

ediciones de El Mundo eran tirajes de no más de mil ejemplares.

El producto 4

El periodico Al final del proceso, y desde 1960, con un arduo trabajo y una dedicación absoluta, se tiene finalmente el primero de miles de diarios impresos. Los procesos técnicos y editoriales han cambiado, pero el compromiso con el lector se mantiene y puede verlo diariamente en su periódico El Mundo.

Los escritos del reportero Aunque el proceso de captura es el mismo, la tecnología es diferente, hoy un reportero tiene que escribir en un teclado pero lo puede hacer desde cualquier parte del mundo.

Rotativas Lo que antes era una pequeña imprenta plana hoy es un ir y venir de bobinas de papel, arriba a tres metros de altura, abajo a nivel de piso, con varios módulos.

Los técnicos

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Hoy Planeación

La prensa plana

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tor tuviera que ver una imagen tenía que esperar las fotos aún mojadas con químicos.

El revelado

de impresión II redacción. El mundo de córdoba

Con el poder de decidir que entraba y no a taller, el director podía hacer que la nota se repitiera más de una vez, este proceso generó más de un ‘tirano’.

Se obtiene la información El desarrollo de la noticia, en el campo (la calle) sigue siendo muy parecido al pasado, pero ahora intervienen otros recursos.

En los nuevos procesos editoriales aparecen nuevas figuras como los editores, coeditores y auxiliares de redacción. Todos participan de una u otra manera en la elaboración del diario

La era digital

Hoy las cámaras fotográficas ya no gastan metros de rollo fotográfico, basta con una tarjeta electrónica

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Jerarquización de la información

Edición

El trabajo de diseño va de la mano del editor que indica la base de un trabajo de sección.

Los prensistas hoy son técnicos especializados en un trabajo que implica esfuerzo, atención y riesgo.

Diseño de páginas La tecnología acarreó un sin fin de mejoras en tiempo y desarrollo de los procesos editoriales. Hoy, una computadora con suficiente capacidad y una persona con talento hacen de las viejas galeras, páginas con un sinfín de posibilidades gráficas

Equipo

El equipo dista mucho de una placa pesada, hoy el software y la computadora hacen gran parte de ese trabajo de diseño.

Director

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Hoy el director no es una figura que hace todo para la edición, su trabajo se ha especializado.

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Las Prensas actuales

tienen modulos de color, imprimen a alta velocidad, tanto que en cosa de un par de horas, decenas de miles de diarios están listos para llegar a su casa.

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Los procesos editoriales han cambiado; por el tamaño y los tiempos, el trabajo se realiza en etapas y los plazos son varios, se trabaja para ediciones diarias, pero a la vez para semanales, mensuales, incluso anuales. Existe una figura como el jefe de información que tiene contacto permanente con el director

Fotografos

Reporteros

Un reportero sigue una agenda, a veces por fuentes, a veces independientes y tiene varias formas de monitorear la información

Los fotógrafos también tienen una agenda, siempre abierta ante eventos no esperados. El trabajo arduo no ha variano mucho para ellos

Todo en bytes

A las libretas y bolígrafos se le suman herramientas la grabadora digital y el celular que sirve para registrar audio e imagen.

Reportero

Hoy un reportero, además de consultar sus fuentes personalmente, también tiene opciones como el celular o la internet.

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Fotografo

El fotógrafo ha tenido pocos cambios en cuanto a sus coberturas informativas, es una presencia infaltable en la noticia.

El fotógrafo, además de contar con su capacidad informativa, también ha adquirido conocimientos tecnológicos más allá de la cámara fotográfica.

Editores

Los editores tienen al corriente a la dirección de lo que ocurre en cada una de las secciones.

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Digitalización de las fotos A mediados de los noventas, la industria de la computación lanzó al mercado la imagen digital que rápidamente invadió los procesos editoriales. El Mundo se adaptó con prontitud al nuevo sistema.

Fin del cuarto oscuro

Se acabaron los rollos, el revelado, el papel y la espera, hoy basta la conexión USB y unos segundos para tener la imagen

Hoy el trabajo creativo de un diseñador es fundamental. La capacidad no sólo queda en dibujo como en el pasado, hoy tiene influencia editorial

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Un archivo

El papel es cosa del pasado. Hoy los documentos que se generan se llaman pdf.

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Muchos procesos en uno solo Entre 1970 y el año 2000, existió un proceso fotográfico que consistía en tomar la imagen de una plana en papel, generada manual o vía computadora, quemarla químicamente y procesarla, hoy todo ello se sintetiza en el CTP (Computer to plate o “Directo a la placa o lámina”)

Las láminas

Los técnicos

Quienes antes fotografíaban las planas, hoy procesan el archivo PDF para aplicarlo en el procesador CTP

La lámina, placa o plancha está lista con las especificaciones que vienen desde el diseñador. Cada lámina es un color y para imprimir color se usan cuatro láminas.

Directo a la lámina

El CTP convierte el archivo PDF en una lámina sin pasar por procesos químicos intensos. Hoy ese trabajo dura apenas un minuto.

II Infografía y diseño: Francisco Rafael Pineda Muñoz

Todo empieza en la mesa

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Diseñador

Imagen digital

8


8 especial

Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010 EL MUNDO

www.elmundodecordoba.com

la terapia del doctor

>>Conductor para fotógrafos y reporteros si las necesidades lo ameritaban, autor de versos en su época estudiantil, guía para muchos reporteros, Othón Arróniz Báez dejó profunda huella en todos quienes lo conocieron

Tonche E

II J. manuel guzman

el mundo de cordoba

F

ue la última vez que vi a Othón Arróniz. Eran poco más de las ocho de la noche del sábado 14 de noviembre de 1992. Habíamos intercambiado opiniones sobre la edición del día siguiente. Se decidió la nota principal de ese día y que se refería al problema del sindicato azucarero y a su disputa salarial con los industriales del ramo. A mediados de noviembre como muchas de las noches otoñales ésta era fría; se auguraba la posibilidad de uno de los primeros “nortes” de la temporada. Tomando su abrigo, me dijo -No sé que tengo, me siento inquieto, quisiera estar lejos. Le respondí: --No lo piense más maestro. Haga el viaje que tiene pensado a Italia; el periódico seguirá saliendo y cuando regrese verá las cosas de forma diferente. Terminó de colocarse su abrigo. Apagó la luz de su despacho y se despidió de mí y de Rocío la recepcionista nocturna de muchos años. Fue la última vez que lo vi. La tarde del día siguiente, domingo, me informaron por teléfono: --El doctor Arróniz está muy grave; no lo pudieron llevar a México; está en el IMSS de Orizaba. Más tarde, a primera hora de la madrugada del lunes un nuevo telefonema avisándome de su fallecimiento. Esa fue la última de las anécdotas vividas cerca de quien fue maestro de muchos periodistas, a quienes enseñó lo bueno y mostró la otra cara de la moneda, la realidad de la vida. Pero hay otras que se acumularon a lo largo de los años; algunas contadas por quienes en su momento estuvieron cerca de él. Esta se remonta a la época estudiantil de Othón Arróniz. Asistía a la Escuela Secundaria y Preparatoria de Artes y Oficios que después de convirtió en la ESBAO; se ubicaba en el viejo excolegio de niñas en la avenida uno. Arróniz era alumno del maestro Francisco Medina Lagos que enseñaba inglés y francés. No está muy claro si él fue el autor, pero se le adjudicaba la paternidad de un pequeño verso que decía: Quién tiene un hijo bizco, Francisco, quién las lenguas domina: Medina, quién enseña francés e inglés a vagos: Francisco Medina Lagos. Este verso le costó a Arróniz el no salir a comer (en la época en la escuela secundaria las clases eran de nueve de la mañana a una de la tarde y de tres a cinco de la tarde) ese día y como pago, la risa de todos sus compañeros de salón. Pero hay otras como la que me contó Rafael Calvario, uno de los fotógrafos que es del personal de redacción que más tiempo ha durado en El Mundo. Una noche en que no había chofer, sucedió un accidente en la carretera a Yanga. Como informaron que era grave, el maestro Arróniz se ofreció a llevarlo a tomar fotografías. Llegaron al lugar del percance y Calvario empezó a tomar fotografías. Al momento de los primeros “flashazos”, de entre la oscuridad aparecieron varios empistolados que los amenazaron si continuaban tomando fotografías. Quiso dialogar con ellos y convencerlos que sólo cumplían con un deber, pero como ante la ley de las armas la razón pasa a segundo término, los individuos reiteraron su amenaza y volviendo a esgrimir las armas, los obligaron a

Luz y sombra D

esde hace pocos años han ido surgiendo en la oscuridad centros de baile con música mecánica, juegos de luces multicolores y paredes pintadas de negro. Sobre la pista hombres y muchachas bailan separados, cada quien siguiendo como puede o como quiere los tambores provenientes de quién sabe dónde. En algunas discotecas, como la ABQ de Poza Rica, hay proyecciones de video en los rincones oscuros, mostrando multitudes que parecen seguir la música. Hay en todo esto una intoxicación de ruido, de alcohol y de ritmo. Es una especie de catalepsia colectiva en que se hallan sumergidos

abordar el automóvil y volver al periódico. En el camino, Arróniz con una sonrisa, dijo al fotógrafo que esas eran cosas por las que pasaría cualquiera que en el periodismo trate de cumplir con su deber. Pero Arróniz era un apasionado del cine y de algunos clásicos como la inolvidable “Casablanca” y recordaba, según Tomás Setién cuando en París se encontró con Ingrid Bergman a quien le solicitó un autógrafo que guardó largo tiempo como una preciada reliquia; de su identificación con Ricky, el antihéroe de “Casablanca” y quien en la secuencia final, deja ir a la Bergman en un avión mientras él, busca otros lugares donde abrir un nuevo “Rick’s”. Pero también tenía sus fobias cinematográficas y uno de los actores que más aborrecía era Yul Brynner, a quien siempre consideró un mal actor y un hombre excesivamente pedante y grosero. O aquella sucedida en 1975, cuando El Mundo recién estrenaba su prensa offset y se habían transformado métodos, sistemas y formas de impresión. Estábamos en

decenas de humanoides, agitándose convulsivamente bajo la luz cenital de la caverna. Cuando todo esto era motivo de preocupación para los que observamos por el agujero entre las rocas, aparecieron John Travolta, Michael Jackson y Prince, entre otros, dignificando la danza ritual de los monos en una despierta y alegre manifestación de juventud y de vida. La generación de los años cincuenta no soporta las discotecas, como la actual no soporta la música de Curiel y menos la de Agustín Lara. Hay una brecha generacional en lo más inesperado: en la forma de contemplar y de revisar el acercamien-

el local de la avenida tres. Una noche de domingo, la sala de formación estaba desierta y los “formadores”, no aparecían; antes que la situación se hiciera más crítica se le informó de lo sucedido al maestro Arróniz, que en la planta alta del edificio -donde tenía su departamento-, atendía a algunas amistades, cuenta Guillermo Reyes. Al saber lo lo sucedido no le quedó más remedio que abandonar la cena y para no quedar como desatento, el maestro Arróniz invitó a sus visitantes a ser parte de una edición de El Mundo. Al poco rato bajaron algunas personas armadas con tijeras, diurex, ‘exactos’ y otros artilugios. Doña Clementina y Arróniz los instruyeron, les presentaon el material en prueba fina y los pusieron a trabajar. Al salir la última página, orgullosamente les avisaron que gracias a ellos, el periódico saldría con un estilo y formación de lujo. No sabemos que tan a gusto hayan estado los invitados, pero el periódico apareció, oportunamente, como todos los días.

to al sexo opuesto; ya nada de abrazarla amorosamente y besarle al desgaire la orejilla perfumada, nada de irle canturreando al oído “Cause I only have eyes for you”. Nada de eso. Se trata de dejar a la pareja exhausta haciendo gimnasia rítmica durante tres horas y luego, ya sudorosa y pálida, hacerla que ingiera CocaCola con ron y hielo picado. Luego se puede hacer lo que uno quiera con ella: la generación actual es mucho más sabia que la momiza de los cincuentas. othón arróniz

Bitácora Sentimental 29 de abril de 1991.

anécdota

El aventón, el whisky y la mota

a noche posterior al fesL tejo del que sería su último cumpleaños, el doctor sa-

lía de las instalaciones de El Mundo. Al verme, esperando el transporte de personal, se ofreció a llevarme a mi casa si antes lo acompañaba a cenar, asunto que acepté nervioso, pues aunque trataba con él todos los días, esto era diferente. Un honor inmerecido. Era muy tarde y el Fontana estaba cerrando, pero como él era muy querido en el lugar nos atendieron sólo a nosotros. ¿Qué le sirvo, doctor?, preguntó solícito el mesero. -A mí tráeme un whisky, y a este cabrón un carrujo de mota, dijo entre risas. La cena fue inolvidable, llena de relatos que el doctor contó con su voz ronca. Al final, me fui caminando a casa pues mi barrio era peligroso. josé limón

l frío intenso de la madrugada se fue metiendo como un fantasma en el fondo de mis huesos, hasta dejarme rígio, sin aliento, igual que las palabras que mi madre acababa de pronunciar. Nadie dijo nada, porque no había nada que decir. Ni siquiera pudimos llorar. No había ya nada que hacer, ni qué decir ni a dónde ir. Así es que nos quedamos ahí mismo, mirándonos unos a otros, como queriendo descubrir en los demás una mirada, un guiño, la más mínima señal que nos dijera que no era cierto lo que estaba pasando, que todo era una broma de mal gusto. Pero nadie desmintió la noticia, ni siquiera la rectificaron porque sus ojos comenzaban a llenarse del agua de la melancolía, y los rostros con el soplo de la tristeza. Entonces vinieron a mi mente todos los momentos que pase con él. Recordé a Piquín, su perro, recostado bajo sus pies, aguantando el hambre tres días porque su amo no había comido en ese tiempo debido a una enfermedad, y de cómo mi padre consentía en probar algo de alimento sólo para que el animal también comiera. Evoqué las escenas frente al mar, cuando miraba más alla del horizonte, imaginando un mundo perdido. Soy como un náufrago, decía en son de broma que olía a verdad. Siempre lo acompañó esa soledad de infancia, ese arraigado dolor de las tomentas de la vida, que lo hacía sentirse perdido, pero que solía muy bien aplastar con su entusiasmo y entereza, con su constante lucha y su afán desmedido por crear. Así es como él aprendió a aplacar sus penas y dejarlas bajo tierra. Sólo con triunfos sabía cubrir sus derrotas. Hasta que el viento vino a descubrir la tierra fértil y dejó ver la triste infancia. Los años se presentaron como una amenaza de perder fuerza, de acabar los triunfos, y entonces vino el miedo. Este es mi último acto, le dijo a Billy una noche antes de morir, y lo voy a terminar de pie. Cuando yo llegué, apenas 25 minutos después de su muerte, supe que había muerto como él quería, con fuerza entre las venas. Pero se le olvidó esperarme. Esperar a oír unas palabras, unas simples palabras que lo hiciesen feliz. Se le olvidó quedarse unos minutos más para recibir el abrazo que nunca le dí y las palabras que nunca pronuncié, tal vez porque no me había enseñado a decirlas. Pero que aquella fría madrugada quería decirle. Sólo dos palabras que le debía: Gracias, y un simple Te quiero. Raúl Arróniz De la Huerta

17 de noviembre de 1992


EL MUNDO Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010

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especial 9

II Clementina, Mónica, Marisol, Julia y Flor, las mujeres sobre quienes cayó el peso de El Mundo en los momentos más difíciles, hoy el diario gira en los mismos ejes, en las mismas mujeres. II j. manuel guzmán g. el mundo de cordoba

E

n la madrugada del 16 de noviembre de 1992 parecía que la familia quedaba desvalida. Él había desaparecido físicamente dejando atrás un legado que para muchos podría ser una losa pesada y difícil de superar. Hubo que empezar una vez más, quizá no desde cero, pero sí desde un sitio donde se mezclaba el dolor por la pérdida del hombre fuerte de la familia, la necesidad de mantener caminando la empresa y, sobre todo el de seguir siendo el principal portavoz de la ciudadanía del centro de Veracruz. Pero el cambio de estafeta tras la muerte del fundador y principal motor de El Mundo tuvo un gran costo. Ese cambio se dio en la antesala de una de las más devastadoras crisis en la historia del país. Ese cambio fue la tarea que se echó a cuestas Clementina de la Huerta de Arróniz, quien enfrentando múltiples presagios adversos, no dudó un momento, y con sus hijos hizo que las cosas continuaran para seguir mejorando. No sin grandes esfuerzos, la familia Arróniz sacó adelante la empresa de la que dependían no menos de 300 familias directamente y otras 1,000 indirectamente que era ésta la fuerza de voceadores del periódico. Pero la capacidad para sacar adelante el periódico no era algo nuevo para ella, de hecho el sano crecimiento que había tenido la empresa descansaba principalmente en la excelente administración de la señora. Ella era la que cuidaba cada centavo que se gastaba en la empresa y la había vuelto sumamente eficiente. Incluso durante las prolongodas ausencias del Dr. Othón Arróniz, que en muchas ocasiones se ausentaba hasta 4 meses para escribir e investigar, la señora clementina se ponía al frente del periódico, siempre con tino y mano firme, pero con la elegancia y la paciencia de una dama, conducía el periódico estupendamente. La señora Clementina le dedicaba mucho de su tiempo al periódico, recuerda en unos apuntes nuestro compañero Guillermo Reyes Fernández, sin descuidar en ningún momento la educación de sus hijos. Y en muchas noches se le vio rondar la redacción y los talleres viendo que todo saliera como había sido planeado. Ella recuerda que quienes elaboraron la primera edición de El Mundo de Córdoba “nunca se imaginaron que estaban sembrando las raíces de lo que ahora es el mejor diario de la zona centro del estado de Veracruz”. De esos pioneros pocos quedan, recuerda la presidenta de nuestro Consejo de Administración. “Se van yendo poco a poco, dejando su obra con cimientos firmes, con las bases puestas y son ahora las nuevas generaciones quienes se encargaron de hacerlo crecer hasta llegar adonde ahora estamos”. En un reciente mensaje a los trabajadores, la señora Clementina precisaba que hemos seguido avanzando contra viento y marea. “Los retos a vencer son nuevos. Ya no es solamente la televisión y la radio nuestros más fuertes competidores; ahora es la Internet, son los correos electrónicos y quizá dentro de poco los enemigos a vencer serán los periódicos electrónicos”. Y señaló su confianza de que esos retos se enfrentarán y se vencerán “porque no estamos solos en esta lucha. Somos un gran equipo, un equipo de vencedores con sangre joven y fuete, con ideas nuevas, renovados bríos y la mirada puesta en el futuro y en el triunfo”.

mujeres de poder >>Detrás de El Mundo están ellas, casi anónimas en la labor diaria, pero formando los pilares que sostienen a la empresa informativa más importante de la zona centro de Veracruz; su labor ha sido constante, en tiempos de bonanza y crisis, El Mundo cuenta con ellas. superación

Mónica y la crisis ónica Arróniz de la HuerM ta, como muchos de los que hemos compartido, pe-

altruismo

infancia

Marisol y el Fondo Córdoba

Julia y El Mundo de los niños

gresada universitaria, María Sol Arróniz de E la Huerta también ha dejado la huella de su paso en diversas áreas de El Mundo.

ulia Arróniz de la Huerta, ha tenido a su carJ go diversas áreas del periódico y ha sufrido los sinsabores y alegrías que surgen al interior

Como presidenta del Fondo Córdoba durante siete años, hizo avanzar ese sueño, generado por Othón Arróniz y un grupo de cordobeses visionarios y desprendidos desde 2002. Como resultado están consolidándose tres programas: “Escuelas de hoy para mañana”, que tiene su mejor ejemplo en El Bajío. Ahí y en otras comunidades se les ha dotado de computadoras y servicio de internet. Otro fue el de “Donar para sanar”, destinado a apoyar a niños, sobre todo, con problemas de salud que merecen una atención especializada y el tercero fue el de crear un fondo que permita a la fundación tener dinero para enfrentar contingencias. Pero sobre todo, se enorgullece Marisol Arróniz, la Fundación Fondo Córdoba, creó una cultura de la filantropía en la región y logró recuperar la confianza de los cordobeses y esa confianza es uno de los grandes valores en los que se apoya el Fondo. MANUEL GUZMÁN

de un medio tan importante como El Mundo. Recién egresada de una carrera universitaria, fue designada administradora de El Mundo de Cancún y de Cancún News. De vuelta a Córdoba, se hizo cargo del departamento de promociones y eventos especiales, que era una actividad prácticamente descuidada por la inercia surgida de la intensa actividad del diarismo. Obtuvo diversos logros, la mayoría de ellos en apoyo de empleados y trabajadores de la empresa. Pero sin duda su logro más importante fue haber creado el primer periódico para niños en el país, “El Mundo de los Niños”, y que marcaría un verdadero hito en el periodismo nacional. Retirada un tiempo a las actividades privadas, regresó recientemente para hacerse cargo de una nueva empresa dedicada a la impresión comercial: Galaprint.

nas, sinsabores y alegrías durante muchos años en El Mundo, lleva el periódico en la sangre. Desde jovencita, empezó a conocer, quizá como una novedad, las diversas áreas del periódico y poco más tarde, por las ausencias forzadas debido a las deserciones, se aprestó a ayudar en los momentos en que se carecía de formadores y muchas de las planas que estuvieron en manos de nuestros lectores, seguramente fueron elaboradas por ella. Después estuvo en diversos puestos del diario como los departamentos de recursos humanos, compras, almacén, que le dieron un panorama de qué era, cómo funcionaba y los problemas inherentes a los que se enfrentaba la empresa. Ella logró mantener a flote a la empresa que amenazaba zozobrar tras la crisis financiera de 1995, donde El Mundo, como la mayoría de empresas mexicanas, enfrentó severos problemas de liquidez, por el inolvidable y devastador “error de diciembre”. A cargo de las finanzas tras el fallecimiento del su papá, Mónica encabezó y realizó múltiples acciones que permitieron dejar a la empresa en una situación económica suficientemente estable que le permitieron iniciar nuevos proyectos generando nuevas fuentes de empleo. Y aunque no se ha cumplido en su totalidad, ha sido de las principales impulsoras de la igualdad de género en la empresa, donde sólo en áreas como rotativas o circulación y distribución, no hay una presencia femenina.

En esa aventura crecimos toda la familia, hasta que la tinta se nos metió en las venas y quedamos anclados sin remedio a continuar las pasiones de mi padre. En ese camino siempre vi cosas que quedaron grabadas en mi memoria. La fortaleza impresionante de mi madre, cuidando cada centavo para que las locuras de mi padre no nos llevaran a la ruina; la pasión de los trabajadores, que muchas veces arriesgaron la vida convencidos de lo que hacían’. raúl arróniz de la huerta

2 de enero de 2010


10 especial

E

s un día cualquiera temprano por la mañana, cuando la radio empieza a chirriar lanzando múltiples mensajes poco en-

‘El Abuelo’ Amaro

Roberto Amaro Cuéllar es un apasionado de la fotografía a la que llegó tras probar en varias ocupaciones. “El abuelo” Amaro como le llaman en la redacción, vive para lograr la mejor foto sin importar las maniobras y contorsiones que tuviera que hacer. Y mientras Amaro, con su infaltable mochila al hombro, el chaleco de un grupo de auxilio o rescate y su casco seguía corriendo a la autopista, en otro lugar de la ciudad la maquinaria de El Mundo estaba en marcha.

El reportero seminarista

Joaquín Toriz Lara fue despertado por un telefonema desde el periódico donde le informaron del accidente y se preparó para que lo recogiera un vehículo. Cuando lo abordó, volteó atrás en el tiempo para ver lo que había pasado desde que salió del seminario para probar la fuerza de su vocación sacerdotal. No volvió al seminario porque dijo, se enamoró; cerca de donde vivía en el Distrito Federal conoció a una joven, él decía que era Meche Carreño, actriz de la década de los 70, vendiendo en un puesto de tamales y desde ese momento el amor lo envolvió y su vocación sacerdotal se evaporó. Ingresó a la escuela de periodismo Carlos Septién García en la capital del país, no terminó y volvió a sus orígenes, a Yanga y a Córdoba. Los azares del destino lo trajeron a El Mundo, donde reporteó todo lo que había que reportear a excepción de sociales. Antes había estado en La Nación, diario del puerto de Veracruz y contaba que ahí, sin saber “anotar” un juego de beisbol, ese sistema de rayas, cuadros y letras que entienden algunos apasionados del deporte rey, fue enviado a “cubrir” un juego del Aguila de Veracruz y para cumplir con el encargo, llenó todo un cuaderno anotando jugada por jugada de lo que sucedía en el campo.

“Billy’ Scully

Pero la actividad periodística tenía que continuar. Poco más tarde en la redacción, Guillermo “Billy” Scully Gallegos, el primer director del periódico y quien ayudó a formar a muchos reporteros, daba las órdenes de trabajo. Infaltable cigarro en la mano, con una visible cicatriz en la cabeza producto de desafortunado accidente automovilístico por no haber escuchado oportunamente el tren, acomodándose sus lentes de pasta, que, sin embargo, se los quitaba para leer, “don Billy” dictaba las tareas a realizar a reporteros como Luis Enrique Reséndiz o José Manuel Torres. Potrerense de nacimiento, jamaiquino de corazón, hacía honor al origen de sus padres. Ambos le heredaron un corazón festivo y alegre, dispuesto para la fiesta y la diversión. Fue él, a quien el doctor Othón Arróniz Báez convenció de crear y dirigir un periódico en Córdoba antes de que algún otro empresario, movido sólo por el afán mercantilista de obtener ganancias, les robara la idea. Con su familia, Billy Scully llegó a Córdoba del Distrito Federal, donde ejercía como abogado y procedió a contactar a todos quienes participarían en la naciente aventura, que felizmente fue concretada el 23 de febrero de 1960. Pero ese recuerdo, era ya sólo eso y Billy Scully dejó la redacción para emprender camino a los portales a tomar un café y encontrarse con León Bacardí (Leopoldo Rebolledo Pérez Redondo), columnista, auxiliar de la redacción, amplio conoce-

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El hijo pródigo HOMENAJE A JOAQUIN TORIZ

J

oaquín creció aquí, entre los linotipos, corriendo nervioso para encontrar una hoja en la cual redactar su columna. El fue reportero de la policíaca, de primera plana, de segunda plana, de todas las planas posibles, excepto de sociales. El venía del seminario religioso y allí había aprendido a rezar y a escribir con pulcritud. Se había distanciado de los sacerdotes, pero no de Dios, a quien tenía presente aún en sus peores momentos. Yo lo recuerdo colérico levantando el puño contra un reportero indolente o corrupto. Era un hombre de carácter fuerte, violento a veces y como tal, capaz de bondad y de ternura. Pasó después por todos los grados de nuestro raquítico escalafón. Fue promotor de El Mundo de Orizaba; luego director de El Mundo de Tehuacán; más tarde subdirector del Diario de Tuxpan y, por fin, director de El Mundo de Martínez de la Torre. Con nuestra empresa tenía permanentes problemas por su carácter violento y tal vez por su vida bohemia, porque a él, más que a nosotros le gustaba cantar y bailar. Se iba entonces por la puerta grande y regresaba meses después por la puerta pequeña como el hijo pródigo. Yo lo recibí siempre con los brazos abiertos, pero ahora se ha ido por una puerta que no tiene regreso. Que Dios lo bendiga

II Othón Arróniz Báez II Guillermo Scully Gallegos II Matilde Fernández de la Llave II Juan Apodaca y Loyo II Salvador R. Cabada (Chalpa) II Fernando Díez II Francisco Morales II Santiago Contreras II Porfirio Hdez. Valadez II Orlando Lara Sánchez II Roberto Amaro Cuéllar II Héctor Lara Sánchez II Sergio López Larrínaga II Jesús Galán Romero II Leopoldo Rebolledo II Alberto Sedas II Adrián Morales II Luis Enrique Reséndiz II Joaquín Toriz Lara II Marco Antonio Ortiz (Mao) II Daniel Corona Reyes II Lino Avila II Antonio Andrade II José Manuel Torres II Aquileo Rosas Juárez II Don Isidro Guzmán II Don Zenón II Juan Medina Hernández II Luicino Ruiz Soliva II Jesús Orozco II Aldías Flores II Gregorio González (Goyito) II Gilberto Orozco Solís II Horacio Aude Zebadúa II Hugo Zapata S. II Juan Antonio Aíza II José Barranco II Rafael Jiménez López II Bartolo Nieva II Manuel Alducin II Agustín “Guty” García V. II Juan Manuel Hernández II Arturo Carretero Lara II Sergio Colorado (Colorín) II Armando Regueira

‘Memoche’ Sedas

II El doctor Othón Arróniz Báez, el alma mater de El Mundo

>> Románticos y enamorados del periodismo, autodidactas la mayoría de ellos, crearon una generación inigualable de reporteros y fotógrafos que sentaron las bases para hacer de El Mundo, el periódico más importante del centro del Estado. Sean estas líneas, un homenaje a su memoria.

II Guillermo Scully Gallegos, el director fundador.

II Roberto Amaro Cuéllar en una imagen inspiradora que habla de su pasión por el periodismo.

los héroes de

la redacción

II Fue “Memoche” Sedas el primer corresponsal viajero.

II Porfirio Hernández V., también formó parte de la redacción.

Chalpa

C

halpa llegó a Córdoba por los años cuarenta y tantos. Venía de San Andrés Tuxtla, esa bella ínsula llena de bosques y de cascadas legendarias, unida al resto del mundo por un trenecito, cuyas descomposturas hacían del viaje una peregrinación de algunos días y de muchos percances. La ínsula estaba integrada por varias familias que se saludaban el domingo y se odiaban entre semana. Novelistas locales han narrado las intimidades de esta Sicilia jarocha, tan llena de muchachas bonitas como de galanes de pistola. La familia de los Cabada era y es una de las más queridas y más respetadas. Yo pasé algunos días de vacaciones en la vieja casona suya, de corredores augustos y tejadillos añosos. Él llegó a Córdoba, como un Quetzalcóatl blanco, a poner su huella en la vida cívica y cultural de la villa de los caballeros bien nacidos. El fundó la Asociación de Ejecutivos, de tan brillante y larga vida; él creo El Informador, un semanario muy pulcro y bien escrito, cuyas páginas vieron los primeros artículos de Rubén Calatayud. Un golpe de mala fortuna lo tiene ahora alejado de la vida activa y fecunda que llevó siempre en el seno de la sociedad cordobesa. Uno de sus primeros amigos en Córdoba le desea pronto restablecimiento. Othón Arróniz

19 de junio de 1992.

Othón Arróniz

Domingo 11 de noviembre de 1990

II Juan Medina, surgido de la misma entraña del periódico.

dor de la vida, y que todos los días viajaba de Huatusco a Córdoba. Autor de varias columnas, mente fértil, dada a la fantasía, don Leopoldo Rebolledo el “viejo volador de trenes” que él decía haber sido en una revolución que obviamente no le tocó participar, en cuanto llegaba a la redacción mostraba los pasos de baile que había aprendido en su juventud en los mejores salones de la capital del país, según contaba.

Los cronistas de Sociales

Pero la vida y la ciudad seguían su marcha. Como siempre ha sucedido en nuestro periódico, es la sección de Sociales la primera en ser elaborada y los reporteros se empezaron a congregar en la redacción para el trabajo diario. Los fotógrafos para entregar el material que les había sido encargado oportunamente.

Sergio López Larrínaga

El primero en llegar fue Sergio López Larrínaga, el “peludo fox”, quien podía, si así lo exigían las circunstancias, llenar él solo más de una página; fue también creador de un estilo bastante especial y original.

Juan Apodaca

Escribiendo con rapidez, espera la llegada de don Juan Apodaca Loyo,

especial 11

También ha anunciado que serán sus últimos días en El Mundo porque irá a trabajar en el Departamento de Información del Gobierno del Estado.

Un minuto de aplausos para aquellos que con su pasión y entrega ayudaron a construir el éxito de El Mundo:

EL MUNDO DE CORDOBA

tendibles. Informan de un accidente y Roberto Amaro Cuéllar, al escuchar esa verborrea, salta de su sillón donde tradicionalmente duerme; se viste y abandona su casa corriendo hacia la autopista distante unos 400 metros, en espera de que alguien lo lleve al lugar del percance. Esta acción inicia un nuevo día, una nueva jornada de trabajo en El Mundo de Córdoba.

EL MUNDO Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010

in memoriam

II J. MANUEL GUZMAN G.

Los columnistas

Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010 EL MUNDO

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II Otro buen reportero: José Manuel Torres Sánchez.

un icono en la crónica social en todo el estado de Veracruz y encargado de la sección. Bajito, rechoncho, calvicie bastante avanzada, de cambios rápidos de carácter pero saludador de todo mundo en el periódico, don Juan de Apodaca y Loyo, llegó presuroso de una radiodifusora donde transmitía su programa “La gente que está de moda”, el recuento de la actividad social de la región. Nacido en Ojitlán, Oax., llegado a la región para trabajar en el ingenio El Potrero, empezó a realizar su sueño de crear, escribir y dirigir una revista de sociales; conoció a Othón Arróniz e ingresó a la Imprenta Trueba donde tras ser el gerente, dio el salto obligado, entró a El Mundo. Son los tiempos que en el Distrito Federal, Agustín Barrios Gómez con su Ensalada Popoff marcaba los derroteros de la crónica social en los diarios de la gran ciudad. Aún no aparecía Nicolás Sánchez Osorio y sus “Cuic” y “Snobissimo”, que dieron un cambio a la forma de reseñar lo que hacía la que llamaban “gente bien”.

Gaudencio Ornelas

Al alimón, empieza el proceso para crear las páginas de opinión. Este día, hay varios columnistas anotados: Gaudencio Ornelas (Gilber-

II Arturo Carretero Lara, el maestro de la crónica deportiva.

to Orozco Solís), que deleitará a los lectores con una crónica sobre sus andanzas en la Cuenca del Papaloapan. Hablará de una más de las aventuras que le contó su compadre “Chico Julio”, vividas a raíz de las recientes fiestas de la Candelaria en Tlacotalpan. Ornelas entrega presuroso su material pues tiene varias citas para después apurarse y llegar a tiempo a comer con su “hospedera”, doña Victoria y si se podía, por la tarde, disfrutar con ella de una buena función de cine.

Sergio Colorado

También Sergio Colorado entregaba su “Fonógrafo del Recuerdo”, un texto donde recreaba, normalmente con exceso de imaginación, alguna canción principalmente del período de 1940 y 1950. Cordobés, hijo de uno de los más famosos ebanistas de la ciudad, nunca superó la fama de su padre. Su vestimenta parecía haberse quedado en la época de las canciones que reseñaba: pantalón de “pachuco”, camisas dobladas en la manga, copete envaselinado, parecía que para él, la música había terminado antes de 1960.

Horacio Aude

Otro más es Horacio Aude Zebadúa, que en su columna “Ni más ni

II Rafael Jiménez, de las primeras infanterías del diario.

menos” hablará del devenir político ante la inminencia de los “destapes” de candidatos a gobernador, diputados locales y alcaldes. Veracruzano de origen, tiene una importante carrera periodística que respaldan su ingreso a El Mundo. Creatura de El Dictamen, llegó a ser su jefe de redacción, pero sus ambiciones profesionales lo hacen incursionar en la capital del país, alcanzando la jefatura de la sección deportiva de El Heraldo de México, la que llevó a muy altos niveles. Su afán aventurero lo hizo dejar ese periódico y correr la legua antes de volver a su entidad natal y llegar a Córdoba, mientras que su espíritu trashumante no lo lleve a otro periódico. Y este día, también el director Billy Scully escribirá su Atando Cabos, traduciendo del francés con ayuda del infaltable diccionario, un texto de la revista francesa Paris Match, texto que antes de ser escrito es contado a quienes se acercan a su escritorio.

Los de deportes

Hoy hay poca actividad deportiva y sus reporteros pelean “la nota de ocho”. Están escribiendo Marco Antonio Ortiz, Juan Medina, el “Guty” Agustín García Vivanco, para dejar el material al jefe de la sección, Arturo Carretero Lara.

II Toño Andrade ayudó a moldear a muchos reporteros.

II De Veracruz al norte y después a El Mundo: Horacio Aude Z.

‘Mao’

Marco Antonio Ortiz Tesisteco, es el decano de los redactores deportivos de El Mundo; empezó a escribir a poco de fundado el periódico. Marco Antonio Ortiz (o MAO como firma sus colaboraciones), antes de convertirse en reportero, fue profesor de educación física, entrenador de voleibol sobre todo y encargado de varias selecciones cordobesas en la década de 1950 y 1960 haciéndolas destacar en competencias estatales y nacionales; formó parte de la primera gran etapa del deporte de las redes y las “clavadas” en la ciudad.

Juan Medina

Pero también Juan Medina Hernández quería llevarse “la de ocho” aunque la última palabra la tendría el propio Carretero Lara. Juan es otro más de esos reporteros, surgidos de la entraña misma del periódico. Primero como ayudante general, después prensista, pidió y obtuvo la oportunidad para escribir sobre deportes y ahí se desenvuelve, encargado de la cobertura futbolística tanto amateur como profesional que hay en la ciudad.

“Guty’

Quien pelea menos por la nota principal, sabedor de que pocas veces

II Sergio Colorado y su Fonógrafo del Recuerdo.

el beisbol amateur, el beisbol llanero puede alcanzar “la de ocho”, Agustín García Vivanco se conforma con que su material se publique. El “Guty” es feliz en el llano, sobre todo los domingos, donde es harto conocido y donde le invitan una, dos y más “chelas”, que lo hacen llegar a la redacción más que achispado, pero calladito para que nadie según él, se dé cuenta de su estado.

Arturo Carretero

Pero como hoy no hay beisbol de Liga Mexicana que obligue al cierre tardío, el jefe de la sección, Arturo Carretero Lara, llega tarde a la redacción. Excelente conversador, Arturo se apersona en su escritorio y saca su máquina de escribir --es de los pocos reacios a la tecnología y prefiere utilizar su compañera de muchos años-- para escribir “Sin afán de molestar”. Llega hasta él uno de los pocos estudiantes de comunicación que hace prácticas en el periódico y platica con él sobre alguna película de actualidad, aunque su pasión es la música de las grandes bandas, de la verdadera música tropical y el jazz. Le cuenta a ese imberbe aspirante a reportero que aunque cordobés de nacimiento, vivió gran parte de su niñez, adolescencia y juventud en Potrero Nuevo, pero que mar-

II Juan Apodaca, un icono en la crónica de sociales.

chó a la gran capital. Laboró primero en la revista Hit, de la que llegó a ser director y después en otros medios capitalinos. A mediados de 1971 se convierte en gerente de los Cafeteros de Córdoba, equipo que en 1972 fue campeón de la Liga Mexicana. Desligado de la familia Mansur, llegó a El Mundo y se hizo cargo de la sección deportiva, cubriendo el beisbol profesional y escribiendo diariamente “Sin afán de molestar”.

Daniel Corona

Han transcurrido las horas, ya es la tarde y los reporteros vuelven a la redacción para escribir. Daniel Corona Reyes, otro auxiliar, empieza a ordenar lo que se tiene para que la dirección lo jerarquice y empiece el proceso de formación. Las últimas secciones por elaborar son la primera y la policíaca. Daniel sabe la secuencia y urge el material a los reporteros. Son sus últimas semanas en el periódico, ha anunciado su retiro ante el ofrecimiento de laborar en El Universal, el periódico de la capital del país donde se irá para cumplir su destino.

‘Chema’ Torres

De los primeros en llegar es José Manuel Torres, puntual para entregar el material que se le encargó. Egresado de la UV, decía que eran

pocos los alumnos de su generación que optaron por el periodismo escrito, pues la mayoría se deslumbraron por el de radio o televisión. Joven, pero con la experiencia por el diario quehacer periodístico, fue catedrático de alguna universidad en Orizaba, de la que prescindieron de sus servicios porque no estaba titulado. Otro que ya ha llegado es Amaro, trae, como siempre, oportunas fotografías de los sucesos más importantes del día. En la redacción, cuenta que le gusta ir a Zongolica a las ceremonias del primer viernes de marzo. El mismo confiesa que esos primeros viernes antes de que llegue el mediodía tiene ya listas las hierbas propias y en una botella de buen aguardiente de Las Trincheras, prepara su aguardiente de marzo, que dice sirve para muchas cosas. Considera que es una panacea. También, extrañamente, le apasiona ir en la fiesta de Todos Santos a San Gabriel Chilac, población cercana a Tehuacán.

Reséndiz

Uno de los últimos en llegar a escribir es Reséndiz, el hidalguense que llegó a El Mundo de Córdoba de carambola. Fueron El Mundo de Córdoba y de Orizaba, sus principales empleos periodísticos.

Uno más que llega a la redacción, cargando enorme portafolio, es Alberto “Memoche” Sedas. Fue designado por Billy Scully como su “corresponsal viajero” y es a la tarea que se dedica recorriendo cotidianamente la región adonde circula el periódico. El también viene diariamente de Huatusco y compagina su actividad periodística con la de acuarelista que ya le deja dividendos. Dice que muchos de sus cuadros adornan salas o comedores de importantes personalidades en el estado. Joaquín Toriz, finalmente arriba a la redacción. Trae no sólo la información del accidente ocurrido a temprana hora. Reporteó otras igualmente importantes y es difícil decidir cuál será la noticia de ocho columnas, pero eso queda en manos de la redacción.

El doctor Arróniz

El reloj sigue avanzando. Se acerca la hora del cierre y los que quedan en la redacción, se reunen en torno a Billy Scully, que les comenta las últimas novedades contenidas en la carta recién recibida del doctor Arróniz que por ahora vive en Madrid. En la misiva, Othón Arróniz pregunta sobre la marcha del periódico y dicta instrucciones para mejorar tal o cual sección en tanto él llega de Europa, donde está terminando su doctorado en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y espera que su tesis doctoral supervisada por el maestro Dámaso Alonso, sea publicada por la Editorial Gredos, una de las más prestigiadas del mundo de habla hispana. Envía también algunos textos traducidos de revistas europeas para reforzar las páginas de opinión. Recuerda que uno de los más importantes fue la crónica que la periodista italiana Oriana Fallaci publicó sobre el dos de octubre de 1968 narrando lo que pasó en Tlatelolco donde ella, inclusive, fue herida de un balazo. El Mundo fue el único que en el país se atrevió a publicarlos. Para Othón Arróniz ya quedaron muy atrás los días en que intentó estudiar Medicina en la UNAM y donde finalmente se decidió por las letras. Igualmente, están atrás muchos de sus amigos a quienes nunca ha olvidado: Sergio Magaña, Emilio Carballido, Luisa Josefina Hernández, entre otros. Ahora su vida gira en torno a la investigación histórica y al periódico, que reitera debe ser el más importante del estado. Hace suyo lo que decía el primer editorial de El Mundo, el 23 de febrero de 1960, que entre otras cosas señalaba: “El periódico es un instrumento para poner en relación lo más valioso de la naturaleza del hombre y no lo más bajo que hay en él. La noticia, en vez de despertar una curiosidad malsana tiene un propósito más elevado: hacer saber lo que otros no saben. El periodismo es, pues, debe ser, un vehículo para extender la cultura”. Finalmente, cuando la plática y los comentarios se vuelve más interesantes, se anuncia que está cerrada la edición, que textos y fotografías están donde deben estar, que no falta nada, que los textos editados no fueron sacados de contexto, que se están imprimiendo las primeras secciones en cerrarse y que todo está listo para “quemar” las láminas de expediente y primera sección continuando la labor en las rotativas. La redacción quedó a oscuras. Casi todo mundo inicia el regreso a su casa después de un día que parece igual al anterior, pero que tuvo distintas particularidades. Algunos otros, los más habituados a las largas noches de desvelo, emprenden el camino a la zona de San Pedro donde gracias a una invitación, en algún lugar les espera una copa de buen licor y una agradable compañía. Mañana en un nuevo día, todo volverá a reciclarse y aparecerán nuevos personajes en las historias que serán contadas otra vez y disfrutadas por los fieles lectores de El Mundo, que lo esperan día a día, temprano cada mañana. Y mientras eso sucede, los actores de nuestra narración van perdiéndose a lo lejos cual fantasmas, entre la bruma del nuevo amanecer.


12 especial

Córdoba, Ver., martes 23 de febrero de 2010 EL MUNDO

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córdoba ‘60 >>En 1960, la ciudad comenzaba a despertar a la modernidad; sus calles comenzaban a pavimentarse, su población se sacudía una época que olía aún a campo y ya podía leer su propia historia en un diario cordobés

II Zaida Salas

personajes

el mundo de cordoba

I

II Cordobeses de una época ya extinguida pero con una historia inmortal, el arte, la política, la música son los grandes escaparates para esta pequeña muestra de talento fotografiado por Jorge Coria

II Ignacio Cabral.

II Rosa María Galán Calleja

II Flavio Herrera Carretero

Ingreso

tránsito

COMERCIO

RELIGIÓN

II Pesos, era el salario mínimo que se pagaba en promedio en el año de 1960

II Agentes de Tránsito vigilaban las calles de la ciudad en el año del 60

II Agremiados tenía la Cámara de Comercio al iniciar la década de los 60

II Por ciento de la población cordobesa profesaba la religión católica hace 50 años

14.50

en una comunidad que ya tenía unos 800 comercios establecidos, según el censo de la Cámara de Comercio en esos años. Por las noches, los Veladores, algunos a caballo hacían sus rondines a partir de las 11:00 pm en una ciudad tranquila que esperaba por las mañanas a los vendedores de leche que también a caballo, cargaban peroles y “litros” de aluminio para vender. Con esta actividad y los voceadores reiniciaba la vida en una Córdoba que recibía unos mil ejemplares de El Mundo, que para 1966 ya llegaba a los 7 mil diarios en una ciudad donde vivía “La Negra Moya”, una mujer que cantaba, al final era común verla siempre con pan en bolsa y una botella de aguardiente paseando por Los Portales. Era la Córdoba de 1960 que jugaba en la liga invernal llevada por don Lázaro Penagos , era la Córdoba que comenzaba a dar sus primeros pasos en “la modernidad”, en una nueva era, la era de El Mundo.

30

800

95

II Eufrosina Sarmiento Magdalena, la ‘Negra’ Moya.

II Día de elecciones en 1962 en una urna de la ciudad de Córdoba.

II Juan José Calatayud.

FOTOS CORTESIA GERARDO VARGAS GALán

magine a la ciudad tranquila, con unos 60 mil habitantes, con apenas unos 6 mil autos, con semáforos que apenas se notaban, sin topes, con una vida social cercana y con un bullicio limitado a las calles del centro, eso era Córdoba en 1960, el año que nació El Mundo. De ese tiempo a la fecha algunas cosas permanecen, la Inmaculada, los Portales y el Palacio Municipal, que por aquel tiempo encabezaba Pablo de la Llave Krauss. El trazado de las calles en la zona del centro era similar, con una gran diferencia, sólo estaban pavimentadas las principales calles, después de la Avenida 11 comenzaba lo que ahora sería una zona desconocida y llegar a Peñuela implicaba hacer un viaje largo fuera de la ciudad. El “movimiento” estaba en la 1 y la 3, con poco movimiento, dichas avenidas llegaban hasta donde ahora se encuentran las instalaciones del ISSTE, en la calle 16 , con la gasolinera Cruz Verde. Años después de mil 1960 la ciudad creció hacía la zona que actualmente se le conoce como el Campestre. Los espacios recreativos se limitaban a las plazas del parque 21 de Mayo, San José y San Miguel, eran los lugares de esparcimiento para chicos y grandes. La diversión también era creciente. El Grillo Verde , era un café con influencia de las corrientes existencialistas, para el cordobés que le gustaba la bohemia y la poesía. Otro era El Foco Rojo, fue el primer sitio en el que se proyectó por primera vez una copa del mundo directo del mundial de 1962, en blanco y negro. La Mansión era un centro nocturno con variedades de Córdoba y El Café de los Ponce en la avenida 3 era para eventos musicales, trajo a Pedro Vargas y Eva Garza. Otros nombres “idos” son El Siboney, tortas de “La Güera”, La Rocketa y el Melka Restaurant. Vivir en aquella Córdoba implicaba ir a los cines Reforma con 1.50 pesos por función, al Córdoba con 1.20 pesos y disfrutar una película en lo que hoy es el el teatro Pedro Díaz y asistir al Isabel para rematar con un paseo en el 21 de Mayo, que quedaba enfrente. La actividad comercial se restringía al centro cordobés, donde empresas como Súper Ahorros y Casa García ya estaban establecidas en espera de una competencia que llegó y se fue, Almacenes Blanco. Aceites Patrona movía parte de la actividad industrial, aunque por aquellos tiempos se denominaba “El Faro”, rubro que destacaba por debajo de los dos principales motivos de la ciudad, la azúcar y el café. Para 1960, en la ciudad, según el libro Córdoba 1966 de Antonio Andrade, la producción de azúcar en los primeros años de la década de los sesentas llegaba a los 341 mil toneladas y la de café era de casi 10 mil toneladas. Igual comenzaba a crecer la actividad bancaria con bancos hoy aun vigentes, pero con otros ya desaparecidos como el Banco Veracruzano y el Banco de Córdoba que servían de mucho

II La ciudad y sus autos, para 1960 eran alrededor de 6 mil unidades por las calles.

II Bertha Bernal de Ríos.


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