FERNANDO IWASAKI RIVALES ADMIR ABLES
CARLOS VEL ÁZQUEZ A YEAR IN REVIEW
REDES NEUR ALES
XENOFOBIA Y EMPATÍA
El Cultural N Ú M . 2 6
S Á B A D O
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[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]
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LOS EJÉRCITOS DE LA NOCHE AFERRADOS A LAS ARMAS UN ENSAYO DE CHARLES SIMIC SIRIA EN EL NUEVO ORDEN DE UN MUNDO SIN FRONTERAS NAIEF YEHYA FR ANCISCO TOLEDO: DUELO DANIEL RODRÍGUEZ BARRÓN
Francisco Toledo: Sin título. 2015.
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El año 2015 termina con un escenario internacional de crisis, confrontación, crímenes y guerra que no se detienen ante la población civil en ningún punto del planeta. Un clima de amenaza y violencia sostenida, un círculo perverso alimentado por el comercio de las armas y la economía de la guerra que exacerban la intolerancia, el fanatismo, la xenofobia, el nuevo oscurantismo ideológico del siglo xxi.
El Cultural presenta en esta edición diversas expresiones de la barbarie contemporánea. Iniciamos con el gran poeta y ensayista Charles Simic —inmigrante yugoslavo a raíz de la Segunda Guerra Mundial, ciudadano estadunidense desde 1971—, de quien presentamos un ensayo reciente sobre el imperio de las armas y sus promotores en el escenario electoral del país del norte.
AFERR ADOS A LAS ARMAS CHARLES SIMIC TRADUCCIÓN DE RAFAEL VARGAS
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ectáreas y hectáreas de árboles sin una sola hoja. Sus ramas desnudas parecen azoradas. Hay en el aire una sensación de derrota. Los patios traseros están llenos de coches destartalados, refrigeradores desmantelados parcialmente, lavadoras oxidadas y otros cachivaches. El denso follaje los había mantenido ocultos hasta ahora; al retirarse las casas quedan tan desnudas como si las hubiesen sorprendido a todas con los pantalones abajo. Es época de elecciones primarias en los Estados Unidos: época en que la verdad se dice a medias —si acaso se dice— y en que se ignoran por completo los muchos problemas urgentes que esta nación enfrenta. Uno pensaría que en este país, en el que cada día ocurre un tiroteo colectivo que en promedio deja cuatro o más personas muertas o heridas; en el que tan sólo en este 2015 han ocurrido más de sesenta balaceras en escuelas; en el que la tasa de asesinatos es treinta veces mayor que en la Gran Bretaña (donde las armas de fuego están estrictamente reguladas); en el que la venta de armas —incluso ahora, después de la matanza de San Bernardino— rompe cualquier marca de que se tenga noticia, los miembros del Partido Republicano podrían tener la decencia de abordar el asunto con seriedad. Pero lo único que atinan a decirle a las familias de los asesinados es que rogarán a Dios por sus seres queridos, mientras que al resto de nosotros nos dicen que no deberían existir zonas en las que esté prohibido
portar armas, y que si todo norteamericano portara un arma en todo momento, ninguna matanza como las ocurridas en París, Oregon, Colorado y California habría costado tantas vidas. En lo que se refiere a su acostumbrada excusa de que se trata de un problema de salud mental y no de facilidad en el acceso a las armas, concuerdo en que toda esa gente que dispara está loca, pero también lo están los políticos y los votantes que permiten que la gente convierta sus hogares en arsenales y se equipe con armas de tipo militar diseñadas con el único propósito de segar la vida de muchas personas. Todos esos amantes de las armas de fuego han olvidado las reglas fundamentales de la coexistencia humana: jamás empuñes un arma frente a tus vecinos. Así, despertar cada mañana con la idea de que Donald Trump va a construir la muralla más larga del mundo (después de la gran Muralla China) a lo largo de la frontera con México y a deportar más gente que la deportada por Hitler y Stalin; escuchar hablar con su suave voz al doctor Carson, quien resolvió el misterio de las pirámides de Egipto y comparó a los refugiados musulmanes de Siria con “perros rabiosos”; y al senador Rubio, quien cree que los ataques de septiembre y la reciente matanza en París fueron parte de los designios de Dios; y a Ted Cruz, quien quiere que la Estatua de la Libertad sostenga una pancarta que diga “Sólo se admiten cristianos” —con la idea, digo, de que podría llegar el momento en que todos estos señores se den la mano,
DIRECTORIO
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debería hacer que todos viviéramos en un continuo sobresalto durante el curso de la elecciones primarias, pero por algún motivo no parece ser así. La verdad es que muy rara vez se llega uno a topar con los candidatos hoy en día. Hace años era difícil esquivarlos. Podía uno estar cortándose el pelo y de pronto George McGovern o Richard Nixon se colaban y se apresuraban a estrecharte la mano. Hoy uno entra a un centro comercial en un día entre semana y ¿qué es lo que uno ve? Un grupito de adolescentes que andan de pinta, unas cuantas parejas de ancianos que buscan un poco de calor y empleados solitarios que dan vueltas en sus tiendas vacías y mueren de aburrimiento. Si uno gritara, “¿dónde está Hillary Clinton?” , lo mirarían como si se hubiera vuelto loco. En la pequeña ciudad en la que vivo sólo una vez he visto un cartel de Trump, otro de Carson para presidente, y uno de la pareja McCain/Palin puesto hace poco por un bromista o por alguien genuinamente nostálgico por los grandes hombres y mujeres que el Partido Republicano alguna vez llegó a nominar. La cobertura de nuestras elecciones tampoco ayuda. Da la sensación de que leemos un cuento de hadas. La prensa nacional finge que se enfrenta a hombres y mujeres con principios, que ofrecen soluciones cuidadosamente pensadas a nuestros problemas nacionales, en vez de verlos como los sirvientes rastreros de los billonarios que financian sus campañas; y que los votantes a los que estos candidatos intentan persuadir en las elecciones primarias son ciudadanos norteamericanos bien informados y bien intencionados, y no gente que en su gran mayoría se informa a través de Fox TV y estaciones radiofónicas que predican el odio. “Lobotomizado por Rush Limbaugh, Glenn Beck, Sean Hannity, and Michael Savage” es la manera en que un amigo describe a uno de sus vecinos. Dicho de otra manera, alguien inalcanzable para cualquiera que no crea que Obama es un musulmán o un comunista, que el programa de paternidad planeada desmiembra vivos a los niños y pone a la venta las partes de sus cuerpos y que Adán y Eva tenían un dinosaurio como mascota en el jardín del Edén. Todos los países del mundo tienen imbéciles y estafadores convertidos en políticos, pero ningún país los trata con tanto respeto como nosotros —o con tanta cobardía. Si alguno de ellos afirma en un programa matutino dominical que el calentamiento global es una tomadura de pelo y que los científicos que afirman lo contrario son simuladores, o dice que si los ricos
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"TODOS LOS PAÍSES DEL MUNDO TIENEN IMBÉCILES Y ESTAFADORES CONVERTIDOS EN POLÍTICOS, PERO NINGÚN PAÍS LOS TRATA CON TANTO RESPETO COMO NOSOTROS —O CON TANTA COBARDÍA. "
en este país no pagaran impuestos su riqueza se derramaría sobre el resto de nosotros, se le trata con todo respeto y apenas se le cuestiona, sin que nadie le recuerde que lo que propone no sólo ha sido desacreditado muchas veces, sino que antiguamente se le conocía como la teoría económica del caballo y los gorriones: “Si le das suficiente avena al caballo, parte de ella caerá al suelo para los gorriones”. Lo que en realidad están diciendo es que las consecuencias les importan un carajo. No les interesa nuestro pasado ni nuestro futuro. Un extranjero poco familiarizado con nuestras costumbres se preguntaría porqué nunca se presiona a la gente que se postula a la presidencia para que diga cómo, con las muchas guerras que ya hemos peleado y las muchas guerras que ellos mismos recomiendan pelear en el futuro, evitaremos el destino de todos los imperios y de todos los países que a lo largo de la historia se han puesto a combatir a todo el mundo. Pero sabemos que lo más probable es que nadie les pregunte eso. Ni se les cuestionará sobre las excesivas ganancias que producen las guerras, ni sobre la desaparición de miles de millones de dólares de los contribuyentes en Irak y en Afganistán; ni sobre las ventas de armas por decenas de billones de dólares que hemos hecho a Arabia Saudita, Turquía, y otros países del Medio Oriente a los que llamamos aliados y que apoyan a los yihadistas en Siria; ni sobre la industria de armas de fuego en Estados Unidos y sus enormes y crecientes ganancias, ni sobre las incitaciones a la violencia contra los inmigrantes ilegales y los musulmanes por parte de algunos de sus colegas candidatos. Es la carencia absoluta de responsabilidad de nuestro sistema político —en el que una pandilla de incompetentes, estafadores y criminales de guerra no sólo se enriquece sino que sigue brindando asesorías y opiniones por todas par-
tes— lo que hace que uno pierda toda esperanza de que estas políticas desastrosas y suicidas puedan revertirse. “Papá lo sabe todo”, es lo que los autócratas le dicen en todas partes a sus seguidores, a los que quieren mantener en un estado de ignorancia y desvalimiento casi infantil. Gracias a ello, Donald Trump (cuyos simpatizantes se embelesan al escucharlo decir cosas así y quedan absolutamente extasiados cuando, como hace poco, un manifestante del movimiento Las Vidas de los Negros Importan que se atrevió a objetar a Trump fue echado a golpes y patadas de uno de sus mítines) fue capaz de decir que lamentaba que no se hubiese vapuleado un poco más al manifestante. Y no es el único. También está Cruz. Sus vociferaciones me recuerdan a los nacionalistas de Yugoslavia en los años noventa, por la sencilla razón de que el repertorio y el vocabulario de los bravucones patrioteros es limitado. Sean de donde sean, no sólo suenan parecido: con frecuencia tienen un aspecto parecido. Mis amigos me aseguran que ni Trump ni Cruz tienen posibilidad de convertirse en presidentes y yo tiendo a estar de acuerdo, aunque, cuando pienso en Yugoslavia, recuerdo cuánta gente inteligente y por lo demás amable se dejó seducir por un vil nacionalista y trató de convencerme de que necesitábamos a un hombre duro para tiempos duros, y que si este tipo era un poco tosco por lo menos era honesto y en este momento histórico todos teníamos que respaldarlo. Una querida tía mía incluso trató de convencerme de que Milosevic era bien parecido. Me quedé atónito. Por un momento pensé que no había escuchado bien y le pedí que repitiera lo que dijo. Fue como si escucharas a tu madre o a tu hermana decirte que les parece guapo Donald Trump. Reproducido con la autorización del autor. 4 de diciembre de 2015.
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Las fronteras de Siria surgieron de una invención adecuada a los intereses geopolíticos de las potencias europeas, en la primera mitad del siglo XX. Se convirtió en campo de cultivo para el conflicto regional y para un régimen despótico y represivo que derivó a la guerra étnica, civil y religiosa. Hoy millones de sirios huyen de una zona devastada y buscan refugio en Occidente, rumbo a un futuro imprevisible.
SIR I A EN EL N U EVO OR DEN DE U N M U N DO SI N FRON T ER A S NAIEF YEHYA ¿QUÉ ES O QUÉ FUE SIRIA? Como otros países que nacieron de la imaginación y ambición de las potencias coloniales europeas, la historia de la República Árabe de Siria no es particularmente afortunada ni pacífica. Desde que sus fronteras como “Mandato francés” fueron dibujadas en secreto en un escritorio en Londres como parte del acuerdo Sykes-Picot en 1916, Damasco ha visto incontables choques entre las múltiples etnias e identidades nacionales que quedaron incluidas en su territorio, violentas luchas de poder y sangrientas batallas contra enemigos cercanos y remotos. Siria firmó un tratado de independencia con Francia en 1936, sin embargo éste no fue ratificado y el país quedó en manos del gobierno de Vichy hasta 1941. Finalmente en abril de 1946 terminó la ocupación francesa pero la transición a la vida republicana no fue fácil. En 1949 tuvo lugar el primer golpe de estado militar del mundo árabe moderno y a éste siguieron más de media docena de insurrecciones. Cerca del final de la Guerra de los Seis Días (en la que Egipto, Siria, Jordania, Iraq y Líbano fueron derrotados por Israel) en junio de 1967 Siria perdió las Alturas del Golán y esta derrota causó una ruptura entre el presidente Salah Jadid y su ministro de las fuerzas armadas, el coronel Hafez El Assad. En noviembre de 1970 tuvo lugar el “Movimiento correctivo”, un golpe militar pacífico con el que El Assad tomó el poder. El Assad era un hombre de izquierda autoritario que se inclinaba por el pan-arabismo. Muy pronto consolidó la dictadura y el sistema de un solo partido: el Baath. Su severo régimen dio por terminada la era de golpes militares sucesivos. Assad logró controlar un país que parecía a todas luces un polvorín. Quisiéramos imaginar que un demócrata hubiera podido lograr algo semejante pero resulta difícil creer que en esas circunstancias (y sin ninguna tradición democrática) algún gobierno hubiera podido unir a todos los ciudadanos, controlar a una cúpula militar ambiciosa y empujar una economía en ruinas. De cualquier manera
la paz no estaba en puerta. En 1973, junto con Egipto, Siria lanzó la guerra del Yom Kippur contra Israel que concluyó con otra derrota árabe y con más pérdidas territoriales. Después de este fracaso, entre las prioridades del gobierno sirio estuvo mantener la frontera con Israel en paz. Por otro lado El Assad intervino militarmente en la guerra de Líbano y sus tropas, que entraron en 1976 al país, salieron hasta 2005 después del asesinato del primer ministro Rafik Hariri, del cual muchos consideran que el gobierno sirio fue responsable. Una de las peores crisis del gobierno de El Assad se debió a la insurrección de la Hermandad musulmana, que comienza al final de la década de los 70 y que consistió en varias ofensivas violentas por parte de los fundamentalistas para desestabilizar el país, con miras a establecer un régimen islamista. A la Hermandad se unieron otros grupos insurgentes que estaban en contra del partido Baath. El gobierno se negó a hacer concesio-
nes y decidió confrontar por las armas las revueltas en diferentes ciudades y regiones. El conflicto alcanzó su punto más catastrófico en la ciudad de Hama en 1982, donde el gobierno envió al ejército a destruir un barrio entero donde los islamistas estaban atrincherados entre la población. Se dice que murieron entre 10 mil y 40 mil personas en esa batalla. Hafez El Assad, quien provenía de la minoría alauita (una rama del islam cercana al chiismo) trató de volver a Siria un sociedad secular en donde las minorías (como los cristianos, drusos, yazidis y judíos) no fueran discriminadas por la mayoría sunita, como sucedía en tantas otras partes del Medio Oriente. Hasta el momento en que hizo erupción la guerra civil, parecía que en gran medida había triunfado en su objetivo. El Assad gobernó hasta su muerte en 2000 y dejó en su lugar a su hijo Bashar, un oftalmólogo educado en Londres que no había pretendido tener una carrera política
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pero cuando su hermano Basel, quien era el heredero predilecto, murió en un accidente automovilístico (chocó en una noche de niebla mientras conducía sin cinturón de seguridad a alta velocidad y fue nombrado mártir de la patria y símbolo de la juventud) tuvo que regresar a Siria con el objetivo de prepararse para suceder a su padre en el poder. El Assad ni siquiera consideró la posibilidad de una elección presidencial abierta a su muerte. Bashar aseguraba ser un reformista que modernizaría al Estado, se abriría a los mercados y negociaría la paz con Israel. Sin embargo, el aparato de seguridad del Estado permaneció en manos de la vieja guardia.
Las manifestaciones pro democracia relacionadas con la llamada Primavera Árabe —el fantasma revolucionario que apareció primero en Túnez en diciembre de 2010— comienzan en la ciudad sureña siria de Daraa, el 26 de enero de 2011, tras el arresto y tortura de varios adolescentes que habían hecho grafiti anti gubernamental. En aquellos turbulentos, eufóricos y confusos días grupos de jóvenes sirios se atrevieron a romper con décadas de silencio, inmovilidad y temor al gobierno. Exigían reformas políticas, la cancelación del estado de emergencia en el que había vivido el país desde 1963 y el restablecimiento de los derechos civiles. Salir a la calle a manifestarse sin el permiso de las autoridades usualmente tenía graves consecuencias. La respuesta del presidente Bashar El Assad a las protestas pacíficas pudo haber sido moderada, incluso demagógica, pudo haber ofrecido un diálogo, haber mostrado esa fachada de demócrata que había llevado a pasear a los foros internacionales, sin embargo optó por emplear los viejos recursos que usaba su padre para pacificar al país en tiempos de caos: la mano dura, los asesinatos selectivos y las matanzas indiscriminadas. El ejército disparó sobre los manifestantes en Daraa, y asesinó a decenas. A esa carnicería brutal siguieron muchas otras y a partir de entonces ya no parecía haber marcha atrás. Esta vez el poder de los servicios de inteligencia y el ejército como represores no funcionó. La gente no regresó a esconderse a sus casas sino que las marchas y manifestaciones que exigían la renuncia de Bashar al Assad se multiplicaron en todo el país. Aparecieron milicias en varias regiones y en 2012 la lucha armada llegó a la segunda ciudad del país, Alepo, y poco después a la capital, Damasco. Lo que comenzó como una demanda de reformas fue convirtiéndose en una sangrienta guerra interétnica. Inicialmente el conflicto oponía al estado contra brigadas combatientes de la oposición, entre las que destacaba el Ejército Libre de Siria (en el cual había estudiantes, trabajadores y desertores del ejército de Assad) y el Frente Islámico entre docenas de pequeños grupos y organizaciones; por otro lado estaban las facciones yihadistas, como el Frente al Nusra, Jabhat Ansar
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SUEÑOS DE REFORMA
al-Din y unas diez organizaciones más pequeñas; en el norte estaba el Comité supremo kurdo y por último el Estado Islámico en Iraq y el Levante con enormes conquistas territoriales en el noreste.
EL COLAPSO Y LAS INFLUENCIAS EXTERNAS
Assad ordenó que se bombardearan barrios residenciales, pueblos y aldeas en todo el país, quizás tomó esta reacción extrema por costumbre y quizás manipulado por su hermano Maher, el jefe de la guardia republicana, quien tiene un largo historial de violencia e inestabilidad. Aunque también es claro que lo hizo por temor al ver lo que sucedía en Egipto y al imaginarse terminar en una celda como Mubarak en aquel momento o como acabaría Gadafi, humillado y asesinado en Libia. La reacción de Assad fue criminal e inexcusable, sin embargo desde muy pronto en el conflicto aparecieron señales de polarización aterradoras, como aquel video posteado en YouTube, en junio de 2011, en el que un comandante rebelde, de origen beduino, de la región de Homs, Abu Sakkar, le arrancaba el corazón (luego habría quienes argumentarían que
en realidad se trataba de un pedazo de pulmón) a un soldado caído y se lo comía diciendo: “Nos comeremos sus corazones y sus hígados, soldados de Bashar, el perro”. Asimismo las facciones aliadas con grupos extremistas como Al Qaeda, estaban luchando una guerra religiosa con tintes apocalípticos, por lo que difícilmente era posible imaginar negociación alguna con ellos o algo parecido a una reconciliación nacional. Además, es evidente que desde el comienzo de las hostilidades estaban entrando al país dinero, armas y combatientes extranjeros para organizar un golpe de Estado. Era claro que había un flujo incesante de militantes fundamentalistas islámicos, algunos provenientes de Iraq, otros de los países de la península arábiga y unos más de Europa, Australia, Canadá y Estados Unidos, que se unían a la lucha al lado de los yihadistas. Y más significativamente Arabia Saudita y otros países árabes ricos estaban obsesionados con eliminar a Assad e imponer un régimen sunita en Siria. Asimismo la cia estaba armando, asesorando y entrenando a grupos rebeldes, en principio a los supuestamente moderados como el Ejército Libre Sirio, pero más tarde daban casi indiscriminadamente armas y apoyo a grupos salafistas y
“BASHAR EL ASSAD OPTÓ POR EMPLEAR LOS VIEJOS RECURSOS QUE USABA SU PADRE PARA PACIFICAR AL PAÍS EN TIEMPOS DE CAOS: LA MANO DURA, LOS ASESINATOS SELECTIVOS Y LAS MATANZAS INDISCRIMINADAS.”
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extremistas diversos. Ningún gobernante podría tolerar tal intervencionismo. El costo humano de la guerra civil siria ya ha rebasado según algunas estimaciones los 250 mil muertos. Alrededor de cuatro millones de sirios han escapado de su país y cerca de ocho millones se encuentran internamente desplazados.
EL FIN O UN EXTRAÑO COMIENZO Siria se encuentra en una situación catastrófica, una caída libre que pone en entredicho cualquier posibilidad de supervivencia no sólo del régimen sino del país mismo en términos territoriales, y con él amenazan caer, como en esa vieja y anacrónica teoría de los dominós, otros países de la región. La repartición del Medio Oriente entre Francia e Inglaterra, que consistió en despedazar el orden establecido por los otomanos al redibujar fronteras que eran convenientes para los planes geoestratégicos y la explotación de las riquezas del Levante, parece haber llegado a su fin. La farsa paternalista de los “mandatos” franco británicos, la instalación de regímenes clientes de sátrapas corruptos se desmorona. “Estos no son estados fallidos sino más bien naciones imaginarias que ya no tienen ningún propósito”, escribió Robert Fisk. Esto no quiere decir que venga una oleada democrática ni de justicia social, por el momento parece ser que lo que se está disputando en Siria es tan sólo el derecho a la autodeterminación y a volver a comenzar. Parece aterradora la perspectiva de que estas sociedades se reorganicen bajo la autoridad de fanáticos religiosos y sanguinarios, pero no debemos olvidar que durante décadas estuvieron bajo el poder oligárquico de déspotas corruptos, sanguinarios que servían a los intereses de su familia, clan y regímenes que los mantenían en el poder. Cuando George Bush padre lanzó la primera guerra del Golfo Pérsico en 1990 se hablaba entonces de un Nuevo Orden Mundial, el cual en Occidente se imaginaba como una nueva distribución de fuerzas en un planeta en el que tan sólo quedaba una sola súper potencia. Muy pocos hubieran imaginado lo que realmente significaría ese orden: un mundo en el que las fronteras de muchas regiones han dejado de tener significado. Iraq, Siria, Afganistán, Somalia y Libia por mencionar algunos están dejando de exis-
tir como tales y se han vuelto zonas de caos, mientras que las fronteras de otras naciones a sus alrededores se vuelven frágiles, porosas y eventualmente inexistentes. La paradoja es que esto no se limita a las viejas colonias europeas sino que en cierta forma se extiende hasta Europa misma, la cual trató de materializar el sueño de un continente sin fronteras, pero ese ideal se ha convertido en un acertijo irresoluble al tiempo en que más de un millón de personas caminan del Medio Oriente hacia la aparente seguridad que ofrece Occidente, teniendo en mente instalarse en Alemania, Suecia o Noruega. En su camino estos exiliados atraviesan una serie de fronteras, pasando por encima y debajo de barreras de todos tipos y sorteando a miles de policías, agentes, aduanas y burócratas. El conflicto entre desesperación, terror, derechos humanos y derecho al asilo ha creado una situación complicada que expone las contradicciones no resueltas entre los ideales de libertad e igualdad y el legado racista y colonial europeo. Siria es el mejor ejemplo de la esquizofrenia occidental hacia el Medio Oriente. Estados Unidos, Francia, Inglaterra y Turquía creen que la solución para el conflicto es eliminar a Assad primero, es decir una vez más el método de cambio de régimen, aunque sin enviar a sus propias tropas sino bombardeando y usando como carne de cañón a milicias locales “moderadas” (de manera equivalente en que los países europeos usaban tropas de soldados reclutados en sus colonias para pelear insurrecciones coloniales). Mientras que Rusia, Irán y Hezbolá creen que la solución es apoyar al régimen de Assad para que su ejército acabe con la insurrección y después la determinación del destino del país quede en manos del pueblo sirio. El hecho de que varios países estén bombardeando Siria con objetivos diferentes está acelerando la debacle de la nación, lo cual resulta en beneficio de las facciones más extremistas y por supuesto de la industria armamentista mundial. El Nuevo Orden Mundial que deseaba instalar Bush padre fue un esfuerzo por borrar las ruinas geopolíticas de la Guerra Fría. Para su reordenación intentó aprovechar que Saddam Hussein decidió borrar su frontera con Kuwait. La Guerra del Golfo Pérsico de 1990, con su triunfo anticlimático y el bajo número de
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“EL HECHO DE QUE VARIOS PAÍSES ESTÉN BOMBARDEANDO SIRIA CON OBJETIVOS DIFERENTES ESTÁ ACELERANDO LA DEBACLE DE LA NACIÓN, LO CUAL RESULTA EN BENEFICIO DE LAS FACCIONES MÁS EXTREMISTAS Y POR SUPUESTO DE LA INDUSTRIA ARMAMENTISTA MUNDIAL.”
pérdidas humanas estadunidenses, dejó a los neoconservadores en el poder estadunidense con un gran apetito para regresar a terminar su obra y realmente dar por comenzado el “Nuevo Siglo Americano”. De tal manera, los ataques del 11 de septiembre fueron el pretexto ideal para que George W. Bush y su régimen, en el que operaban diez signatarios del Think Tank o institución ideológica “Project for the New American Century” (entre ellos Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Richard Perle y John Bolton), desataran nuevas incursiones, guerras y ocupaciones que tenían como objetivo una serie de “cambios de régimen” de gobiernos hostiles, necesarios para “fortalecer los valores e intereses estadunidenses y establecer un orden internacional favorable para nuestra seguridad, nuestra prosperidad y nuestros principios”. Han pasado catorce años de guerra y es imposible imaginar un final pacífico en un futuro cercano. Debería quedar claro que la estrategia de bombardear países tercermundistas hasta “regresarlos a la edad de piedra” tan sólo genera nuevos y más grotescos problemas. Lamentablemente no es ésta una lección que los líderes del mundo libre hayan aprendido en más de una década de fracasos (basta ver la reacción bélica desenfrenada y “sin misericordia”, en sus propias palabras, de François Hollande tras los atentados de París del 13 de noviembre) así que es de esperar que seguiremos viendo bombas y cabezas caer. ¿Será posible al final de esta Guerra Contra el Terror que vencedores y vencidos puedan firmar un nuevo contrato de coexistencia respetuoso, o volverá alguien en secreto a redibujar las fronteras en que vivirán los derrotados hasta que se atrevan a borrarlas con actos de terror?
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En el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, el testimonio en cerámica de Francisco Toledo. Su tema incluye en especial a los desaparecidos de Ayotzinapa, una denuncia de la violencia, la tortura, la crueldad inaudita que azota el país. Lejos de cualquier enfoque decorativo y complaciente, predomina la “obstinación incómoda” de un artista que lleva su expresión al límite.
DU ELO DE F R A NC I SCO T OL E D O O E L E S T I L O TA R D Í O DANIEL RODRÍGUEZ BARRÓN
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el techo abovedado del búnker colgaba una cadena que corría en una polea, de cuya extremidad pendía un pesado gancho de hierro balanceante. Se me condujo hasta el aparato. El gancho estaba sujeto a la cadena que esposaba mis manos tras mis espaldas. Entonces se elevó la cadena junto con mi cuerpo [...] oí un crujido y una fractura en mis espaldas que mi cuerpo no ha olvidado hasta hoy. El mismo peso corporal provocó una luxación, caí al vacío y me encontré colgado con los brazos dislocados [...] además sobre mi cuerpo crujían los golpes con el vergajo.
Quien narra es el filósofo vienés Jean Améry, víctima de tortura por parte de los nazis durante su arresto en 1943 antes de ser enviado al campo de concentración de Auschwitz. No existen muchos testimonios de quienes han padecido la tortura, ya sea porque no sobrevivieron o porque, como señala Améry, se arrinconan dentro de un extraño pudor que no les permite contar su historia, pudor con el cual, además, cuentan sus victimarios para no ser denunciados. “Cada uno debe soportar a su modo el peso de esta experiencia”, señala.
Lo que sí existe son expresiones artísticas que denuncian la tortura y el abuso entre otros hechos. Actualmente, en el Museo de Arte Moderno se presentan bajo el nombre de Duelo, un centenar de piezas en cerámica que marcan el regreso de Francisco Toledo al Museo de Arte Moderno, luego de treinta y cinco años sin una exposición individual. Las obras fueron trabajadas en el taller del maestro ceramista Claudio Jerónimo López y giran en torno a los hechos de violencia que padece nuestro país, e incluso algunas de ellas están dedicadas especialmente a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Las piezas descansan sobre mesas que recuerdan las planchas donde se colocan los cadáveres durante la autopsia, abundan las cestas, los animales totémicos en la obra de Toledo, pero sobre todo la exposición está cifrada entre urnas y platones: aquello que oculta y aquello que exhibe, muestra. Las urnas son funerarias, suponemos que tienen cenizas o huesos, y los platones, como aquellos que llevaban Santa Águeda o Santa Lucía con sus pechos y sus ojos respectivamente, están erizados de patas de pollos, miembros cortados o zapatos ensangrentados. A lo largo del recorrido, Toledo nos lleva a su círculo del infierno particular donde se nos designa el papel de testigos.
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“TOLEDO NO SÓLO TRABAJA LA DENUNCIA DESDE UN PUNTO DE VISTA ARTÍSTICO; COMO LOS GRANDES CREADORES TAMBIÉN REFLEXIONA SOBRE LA POSIBILIDADES DE SU PROPIO ARTE Y DEL TRABAJO DEL ARTISTA.”
LA CERÁMICA Y LA CARNE Pero hay algo más, Toledo no sólo trabaja la denuncia desde un punto de vista artístico; como los grandes creadores también reflexiona sobre la posibilidades de su propio arte y del trabajo del artista. Vayamos por partes. La pregunta fundamental que se hace Jean Améry a lo largo de su libro Más allá de la culpa y la expiación. Tentativas de superación de una víctima de la violencia, es: ¿existe un conocimiento que pueda extraerse de la tortura?, ¿es posible saber algo a partir de la tortura? Desde luego, sólo alguien que ha sido torturado puede responder, quien intenta hacerlo sin haber pasado por esa terrible experiencia sólo puede dar una respuesta banal y por tanto inútil, así que escuchemos lo que tiene que decir Améry: El torturado no deja de asombrarse de que todo aquello que, según sus preferencias, cabe denominar alma, espíritu, conciencia o identidad, se anonada cuando las articulaciones del húmero se quiebran y fragmentan [...] Quien ha sufrido la tortura ya no puede sentir el mundo como su hogar. Una y otra vez, Améry explica el asombro ante la facilidad con la que toda su inteligencia, todos los contratos sociales, todas las teorías políticas podían reducirse frente a la tortura a un solo hecho: el hombre es carne y muerte. Volvamos a Toledo. Lo que resulta un logro tan enorme no es tanto su representación de la tortura ya que la tortura siempre está en los límites de la representación y con frecuencia el artista se ve obligado a recurrir a signos consabidos —los mecates que inmovilizan, los miembros separados de sus cuerpos como la horrible cesta llena de orejas—; su verdadero triunfo es haber elegido la cerámica para abordar la tortura y amasarla con violencia, volverla repugnante como una carne molida a palos, ensangrentarla, vomitarla, dejarla caer como una piel desollada, como la mierda o los orines que no pudieron retenerse ante el sufrimiento. Es verdad que hay piezas que tienen forma, ¡y qué formas!: elefantes que quién sabe supieron meterse en un jarroncito pequeño y ahora no saben cómo salir, cañones que son falos, cestas tan elaboradas que parecen hechas de mimbre tejido, pero
“EL VERDADERO TRIUNFO DE TOLEDO ES HABER ELEGIDO LA CERÁMICA PARA ABORDAR LA TORTURA Y AMASARLA CON VIOLENCIA, VOLVERLA REPUGNANTE COMO UNA CARNE MOLIDA A PALOS, ENSANGRENTARLA, VOMITARLA, DEJARLA CAER COMO UNA PIEL DESOLLADA.”
Exposición: Duelo 95 piezas de cerámica, sin título, de Francisco Toledo. Organizada por el Museo de Arte Moderno. Octubre de 2015 a febrero de 2016. Museo de Arte Moderno Paseo de la Reforma y Gandhi, Bosque de Chapultepec, Ciudad de México. Martes a domingo de 10:15 a 17:30 horas. Admisión: 28.00 pesos Domingos: entrada libre.
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“SON PIEZAS QUE NO BUSCAN LA CONTEMPLACIÓN DEL ESPECTADOR, SINO QUE INCLUSO LA RECHAZAN, SON DESAFIANTES Y LA MIRADA TIENE QUE HABITUARSE A UN CAMINO TORTUOSO SI QUIERE SEGUIRLAS.” sospecho que esas piezas ya existían antes del proyecto Duelo y sirven sólo de contraste, están allí para decirnos: “No hay que olvidar que se trata de un maestro que sabe hacer piezas perfectas”. Pero Toledo está en su última etapa creativa, tiene 75 años, y es aquí donde la exposición cobra una inmensa importancia.
UN ARTE EXTREMO Edward Said, teórico musical y literario, asegura que “el estilo tardío es lo que ocurre si el arte no abdica a sus derechos en favor de la realidad”; y encuentra que hay dos maneras de estilo tardío, “la falsa reconciliación bajo coacción” y “la tensión sostenida”. En la primera posibilidad, los artistas han llegado a una “dulce” madurez y viven de la fama que les han otorgado sus primeras creaciones, incluso si son roqueros, han aprendido a subir al escenario, cantar “I Can’t Get No Satisfaction” y después regresar a la limusina. Los segundos, en cambio, y Said incluye al Mozart del Così fan tutte o al Genet de Les Pravents, mantienen una “obstinación incómoda” que elimina cualquier rastro de estabilidad o domesticación. Lo que Francisco Toledo nos ofrece en esta exposición es esta clase de estilo tardío. Su obra, reconocida en el mundo, bien podría estar hecha de figurines y piezas decorativas, pero la obra de Toledo se resiste y busca, como señaló el filósofo Adorno, la madurez de las obras tardías que “no se asemejan a la de la fruta. No son redondas, sino que parecen arrugadas, incluso agrietadas. Carecen de dulzura y, ásperas y espinosas, no se rinden a la mera degustación”. Ahí tenemos esos rostros doblegados por el dolor y reducidos a puro gesto, y esos gestos, a su vez, se desdoblan en los retruécanos de la pieza misma que parece haber sido molida a palos y dejada a merced de su propia ruina. Son piezas que no buscan la contemplación del espectador, sino que incluso la rechazan, son desafiantes y la mirada tiene que habituarse a un camino tortuoso si quiere seguirlas, hay una suerte de tensión no resuelta en las mejores de ellas, son puro énfasis. La museografía, a cargo de Trine Ellitsgaard, artista y esposa de Toledo, es absolutamente hábil porque propone descansos entre las piezas más complejas, pero el artista nos grita desde las torres que parecen a punto de derrumbarse, desde los gestos que señalan un íntimo sufrimiento, de modo que las piezas más dóciles, las del mejor acabado,
“LO QUE VERDADERAMENTE NOS MUESTRA TOLEDO CON TODA LA VIOLENCIA POSIBLE ES LA EXPERIENCIA DE LA DESINTEGRACIÓN, NO SÓLO DEL INDIVIDUO BAJO LA TORTURA, SINO DEL ARTE EN SU EXTREMO.” sólo nos resultan ecos y correlatos biempensantes de la tortura y dolor: la culpa, la indiferencia, la denuncia. Pero entontes, ¿la tortura puede ofrecernos algún conocimiento?, y aún más, ¿puede el arte representar ese conocimiento? La tortura y el duelo le sirven a Toledo no sólo para hacer una crítica de las condiciones sociales y políticas del país en el que vivimos, aunque ciertamente muchos de los personajes que presenta llevan gorra con visera dando a entender que son, desde luego, jóvenes estudiantes, muchachos horriblemente torturados; pero el asunto también le sirve para hablar del arte y de su propia obra que se encuentra ya liberada de las transacciones del mundo del arte en sus aristas de comodidad, mercado y lujo, para volverse insostenibles y dramáticas, completamente febriles y crudas: lo que verdaderamente nos muestra Toledo con toda la violencia posible es la experiencia de la desintegración, no sólo del individuo bajo la tortura, sino del arte en su extremo. Aquello que nació para convertirse en pieza de museo ha vuelto a ser lodo y silencio.
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El Cultural SÁBADO 12.12.2015
Por
FERNANDO IWASAKI
FUERA DEL HUACAL
RIVALE S ADMIR ABLE S
www.fernandoiwasaki.com
A
hora que se aproximan las elecciones generales en España (en este mismo año 2015 hemos tenido elecciones municipales, andaluzas y catalanas) y proliferan los ataques barriobajeros en todos los soportes disponibles, echo muchísimo de menos la presencia de foros y espacios donde uno pueda encontrarse con personas que no piensen como uno, pero que nos hagan disfrutar como ninguno gracias a su inteligencia, cordialidad, simpatía, humor, tolerancia, conocimiento y buena educación. Por supuesto que existen miles de personas así, pero se ocultan debajo de las piedras porque vivimos en la era del insulto, la algarada, el aspaviento, la calumnia y la grosería. Siempre lo digo: prefiero mil veces la compañía de un rival admirable o un adversario ilustrado, antes que la de un camarada energúmeno. Cada vez que se habla de arte, fútbol, política, literatura, toros, religión, gastronomía o de lo que se tercie, abundan la virulencia y la procacidad, el sectarismo y la mala leche. Para colmo de males, los blogs, los foros y las redes sociales favorecen la multiplicación de agravios más bien anónimos, cuando no de suplantaciones de identidad. ¿Cómo no entender la necesidad de pasar desapercibidos por parte de esas personas discretas y educadas que se niegan a discutir a través de insultos o elevando la voz más fuerte que los demás? Y sin embargo, ahora más que nunca nos hacen falta personas que constru-
Las Claves
AHORA MÁS QUE NUNCA NOS HACEN FALTA PERSONAS QUE CONSTRUYAN CONSENSOS EN LUGAR DE FOMENTAR LOS DISENSOS.
yan consensos en lugar de fomentar los disensos. Dentro del dominio de la mala educación, puedo comprender que un hincha del Barcelona y un seguidor del Real Madrid se escabechen. No me sorprende que un aficionado taurino y un militante antitaurino se destripen entre ellos. Y ya me acostumbré a las trifulcas artísticas de los vanguardistas contra los figurativos. Sin embargo, se me cae el alma al suelo cuando contemplo cómo se despedazan compañeros del mismo partido político, devotos de la misma religión o amantes de la misma expresión artística. ¿Cómo hemos llegado a caer tan bajo? Y lo peor de todo es que la templanza no interesa, la mediación tiene mala prensa y la concordia aburre a tirios y troyanos. Mi opinión es que el lío, la polémica, el pleito, la tangana y el pitote deslumbran más que los diálogos, las conversaciones y los coloquios. Por lo tanto, unos porque así “venden” mejor sus noticias y otros porque así “pescan” mejor en ríos revueltos, estamos todos condenados a vivir en permanente estado de crispación y en perpetuo olor de mezquindad. Por desgracia, no son las mejores condiciones para conjurar los estragos de una crisis nacional, europea y mundial que va a prolongarse durante los próximos diez años. Cuando alguien anatemiza a los católicos, me acuerdo de inmediato de los estupendos católicos que conozco. Si escucho decir que todos los votantes conservadores son impresentables, podría exhibir un amplio catálogo de gente ma-
ravillosa que siempre ha votado a la derecha. Ahora que está de moda decir que los socialistas son todos unos corruptos incompetentes, me gustaría dar la cara por los socialistas decentes y lúcidos de mi entorno. Y esta reivindicación la hago extensiva a marxistas y anarquistas, béticos y sevillistas, taurinos y antitaurinos, humanistas y matemáticos, etc. Todo pueblo y sociedad es capaz de lo peor y lo mejor. Y si de lo peor ya estamos bien aviados, ¿por qué no dedicarnos a elogiar lo mejor? Busquemos la excelencia, reconozcamos el talento y alabemos la decencia. ¿Hay algo mejor que un compañero de viaje lúcido? Sí, un adversario ilustrado, un rival admirable a la altura de nuestra propia exigencia. A estas alturas de mi vida, prefiero votar por un político que no piense como yo pero que pueda admirarlo por sus argumentos, su sensatez, su decencia, su cordialidad, su honradez, sus conocimientos y su inteligencia. ¿Será que gente así no se mete jamás en política?
Por CARLOS O LI VA R ES B A RÓ
ANTONÍN DVORÁK (Nelahozeves, Bohemia, 1841-Praga, 1904), músico posromántico que, desde la raigambre de la música de su natal Bohemia, conformó un universo sonoro de proyección internacional. Su Himno patriótico y Danzas eslavas —ambas composiciones de 1873— lo llevan a ser considerado figura cardinal del Nacionalismo Musical Checo: seguidor inmediato de Bredrich Smetana (1824-1884). Pero Dvorák es el primer músico checo glorificado fuera de su país. Sinfonía del Nuevo Mundo: una de las composiciones más populares del repertorio posromántico/nacionalista: Antonin Dvorák la concibe a partir de una petición de Jeannette Thurber, mecenas fundadora del Conservatorio Nacional de Música con sede en Nueva York. Dvorák fue director de esa institución durante dos años (1892-1894). El 16 de diciembre de 1893 la Filarmónica de Nueva York, bajo batuta del maestro Anton Seidl, estrenó en el Carnegie Hall la sinfonía que nos ocupa. “Temas originales imbuidos de las peculiaridades de la música indígena y lo he desarrollado con todos los recursos mo-
dernos de ritmo, armonía, contrapunto y color orquestal”, puntualizó Dvorák como respuesta a las críticas por la falta de legitimidad de las ideas temáticas, conformidades y sonoridad manejadas en ésta, su Sinfonía No. 9. Cuatro movimientos (Adagio-Alegro Molto, Largo, Scherzo: Molto vivace, Allegro con fuoco) en simetría (dos resueltos/rápidos en los extremos; lento y Scherzo con trío en la distribución interior) que repite el modelo beethoveniano de equilibrio estructural sinfónico (de la 1 a la 8: recordar que el autor de Fidelio realiza cambios sustanciales en la Novena). Adagio de tensa tranquilidad interrumpida por una apelación de las cuerdas con réplica en la fuerza de timbales y vientos hasta la irrupción del motivo danzante del Allegro: leit motiv de la sinfonía. Segundo movimiento: fragmento perfecto y fascinante de la música de concierto occidental: Largo, gobernado por un lirismo que el corno inglés edifica desde doloroso y dulce canto. Movimiento seductor de arropante hermosura en el que flautas y oboes configuran conformes de vigorosa abstracción. Menguadas mutaciones de las cuerdas en melancólicas rotaciones del Allegro
que remata con “tutti” categórico del motivo danzante. Atmósfera desolada que los metales acogen en un “diminuendo” absorbente en el remate. Scherzo que nada tiene que ver con zapateos de “pieles rojas” como muchos han dicho; sí, una danza de vivo colorido con ciertas reminiscencias americanas en el trío. Vuelta del motivo del Allegro inicial en traslaciones que se convierten en coda. Allegro con fuoco, cuarto movimiento, de raigambre muy popular que los metales exponen con arrobada solemnidad. Clarinete enunciando motivaciones líricas de tristeza manifiesta hasta un subtema dancístico, suerte de marcha, de arrojada animación instrumental. Final dvorákiano brillante y equilibrado: sin carga dramática gratuita. La Orquesta Sinfónica de la Radio Bávara da muestra de oficio depurado, a pesar de un tercer movimiento con algunos cambios de valores en el solfeo, y quizás apagado “brío romántico” en el cuarto movimiento. El conductor Rafael Kubelik, muy bien, sobre todo en los pasajes de los solos instrumentales. Obra maestra indiscutible del sinfonismo posromántico.
DVORÁK: SINFONÍA NUEVO MUNDO Artista: Orquesta Sinfónica Radio Bávara & Rafael Kubelik Género: Sinfonismo posromántico Disquera: El País, 2004.
El Cultural SÁBADO 12.12.2015
EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO
A YEAR IN REVIEW
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CARLOS VELÁZQUEZ
@charfornication
“E
verybody had a good year, everybody had a hard time”, cantan los Beatles en “I’ve Got A Feeling”. 2015 casi concluye y después de tres meses de pata de perro por fin me paro en mi departamento. Qué año, señor Del Rincón. Me separé, salí de una penosa lesión en un pie que había arrastrado más de dos años y medio, me enfermé de influenza y me estrellé de cabeza contra un árbol (mi recompensa fue un souvenir queloide en la nariz); trollée, me trollearon, bullyé, me bullearon, menté madres, me la mentaron; dos editoriales me quisieron ligar, pero como no me dejé seducir lo pagué caro, tuve que lidiar con los celos y la paranoia de los autores de los grandes sellos (tranquilas muchachas, nunca me voy a ir a una transnacional) y con los esbirros para quienes la lealtad en el mundo editorial mexicano no está bien vista; una amistad con una morra que creía a prueba de balas se desmoronó; y no saqué la novela. La literatura me obsequió una enorme enseñanza este año. Que puedes atravesar tu mejor momento como narrador sin publicar un libro y que se puede estar acabado aunque hayas publicado. ¿En qué me baso para saber quién está acabado? Observen cómo tira patadas de ahogado. Ah y también me quedó claro que el periodismo de izquierda se ejerce haciéndose el gracioso contra las editoriales independientes. Así mi país. Qué halago que mis detractores me acusen de no publicar la novela que sus casas editoriales quisieron
LA LITERATURA ME OBSEQUIÓ UNA ENORME ENSEÑANZA ESTE AÑO. QUE PUEDES ATRAVESAR TU MEJOR MOMENTO COMO NARRADOR SIN PUBLICAR UN LIBRO Y QUE SE PUEDE ESTAR ACABADO AUNQUE HAYAS PUBLICADO.
El sino del escorpión
comprar. Woody Allen afirma que el rechazo causa cáncer. No puedo comprobarlo. Lo que sí es evidente es que les duele que no me deje antologar. Mi editorial no me pisa los talones. Un penal se tira sólo una vez. Si lo fallas te chingaste. No pretendo disfrazar un penal fallado de buen libro. Deseo meter gol. En septiembre viajé a España. Y me compré 60 euros de jamón de bellota, salchichón y chorizo envasados al vacío en el mercado de Salamanca. Deambulé un mes con ese cargamento por Castilla y León. Al volver al país hice una visita de doctor a mi departamento. No permanecí ni 24 horas. Saqué la ropa sucia de mi maleta y la llené con limpia. Y volé a Perú. Almacené en el refri mis embutidos. Con el plan maestro de que a mi regreso, cuando todo concluyera, los disfrutaría con un tinto decente en el Chalio’s Bar. Lima me horrorizó y me fascinó al mismo tiempo. En Perú me reencontré con la coca. Me proporcionó un satori: que detrás de tanto blof sí se oculta un adicto. Y me refrendó el sentimiento de que lo conveniente para mí es que me mantenga lejos. Regresé de Perú para realizar la misma operación, vaciar la maleta y rellenarla again. Y cerciorarme de que mi tesoro continuara en su sitio. Temía que la señora que asea el depa asumiera que los embutidos estaban echados a perder y los tirara a la basura. Me tranquilicé al ver la bolsa intacta y salí rumbo a Guadalajara, a la FIL. Desde 2010 he acudido ininterrumpidamente. Y de todas las ocasiones que he asistido, ésta sin duda ha sido la más perrona. Un gran programa. Y
las mejores fiestas. Hasta protagonicé un texto de uno de los pesos pesados de las letras nacionales. Para volver a casa con un botín de 22 kilos de peso en libros. Aunque le resten un par de semanas a diciembre, para mí el año termina el día que concluye la FIL. Y como amante de los libros, mi regalo de navidad son ese excedente de 22 kilos. No le voy a pedir nada más a Santa Clos. Quizá The Cutting Edge de Bob Dylan y jackson. El último jueves de la FIL me enteré por las “reses sociales” que Scott Weiland, vocalista de Stone Temple Pilots, había sido encontrado muerto en un autobús durante una gira. La noticia me dolió y me inundó de rabia. De por sí tengo pocos héroes y esa noche me quedé sin uno. No existe nada más triste que morir en la víspera de navidad. Experimenté indiferencia hacia todo. Desde ese momento hasta lo que queda del año nada me podrá afectar. Sólo quería regresar a casa. Y volví a las 5 a.m. Me espantó el clima de abandono que desprendía el departamento. Me dormí hasta la 1 de la tarde. Corrí hasta el refri. Los embutidos no estaban. Alarmado, hurgué la poca basura. Por teléfono, el Migajón Morales me confesó que se los había comido. Eran mi recompensa. El premio que obtendría después de tanto maldito ajetreo. Embutidos de esa calidad no se consiguen en México. Abatido, escuché sus falsas disculpas. Por supuesto no le creí su arrepentimiento. Pero no le voy a retirar mi amistad. No lo quiero extrañar, como a Scott Weiland. El año ya se acabó. Pinche 2016 te estoy esperando.
Por ALEJANDRO DE LA GARZA
Dolor psíquico EL ESCORPIÓN pasó la semana en su resquicio en lo alto del muro leyendo sobre un tema terrible, apasionante y escabroso: el dolor psíquico de la depresión. Hasta lo profundo de su nido llegó el envío del libro más reciente de Luis Zapata, amigo del escorpión del tiempo “más allá del paraíso, en el que fuimos jóvenes, irresponsables e indocumentados”, diría Hemingway. Como sombras y sueños es el título (Cal y Arena, 2014) de esta indagación en la depresión del personaje Orlando Barreto, quien vive “una incapacidad, un desánimo, sueño, (entre) ver la televisión, escribir y leer en la cama, tomar Coca Cola, considerar cada actividad que signifique salir de su casa, hablar con gente, como algo cuesta arriba”. La depresión es una enfermedad incapacitante en la cual “todos los contentos de esta vida pasan como
sombra y sueño...”, según la frase de El Quijote de donde Luis tomó el título. El libro es también una suerte de manual para superar los dolores psíquicos, pues volviendo a Cervantes, éste hace decir a Sancho: “La mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía”. Junto a este libro, el arácnido halla dispuesto el clásico Esa visible oscuridad, de William Styron (1925-2006), quien inicia su narración con las palabras de Dante: “A mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba porque mi ruta había extraviado. ¡Tan dura cosa es decir cuál era esta salvaje selva, áspera y fuerte, que me vuelve el temor al pensamiento!”. Styron, peso completo de la literatura estadunidense, narra cómo avanzó su depresión a partir de su dipsomanía so-
cial, de la alcoholemia como recurso para buscar la paz mental y la posterior lucidez para escribir, hasta el momento en el cual su cuerpo rechazó la bebida, “pero fue mi mente”, escribe Styron. Contiguo a estos libros figura el de Anamari Gomís, Los demonios de la depresión (Conaculta, 2008), donde recuerda cómo sufrió este malestar desde muy joven, vinculado con una tristeza abismal, una oceánica ansiedad y un miedo paralizante. “La depresión aguda despersonaliza a tal grado que se está ausente de uno mismo”. ¿Quién soy y qué hago en este mundo? El escorpión podría recurrir a otros volúmenes del estante: El libro del desasosiego, de Fernando Pessoa, o Anatomía de la melancolía, de Robert Burton; no obstante, retorna a su cicatriz en la pared para sacar fuerzas de flaqueza y continuar...
“LA DEPRESIÓN AGUDA DESPERSONALIZA A TAL GRADO QUE SE ESTÁ AUSENTE DE UNO MISMO”. ¿QUIÉN SOY Y QUÉ HAGO EN ESTE MUNDO?
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El Cultural SÁBADO 12.12.2015
LA XENOFOBIA Y LOS MÁRGENES DE LA EMPATÍA REDES NEURALES
Por
JESÚS RAMÍREZBERMÚDEZ
L
as redes neurales son estructuras vivas, dispositivos orgánicos que reciben, procesan y transmiten las unidades de información de nuestra cultura: los sueños, el odio, la metafísica cartesiana, incluso la filosofía de Lo visible y lo invisible de Merleau Ponty, son patrones complejos de vida inteligente codificados por nuestros circuitos cerebrales; pero las redes neurales son también metáforas del laberinto concéntrico de nuestra sociedad. Pienso en los Territorios de la otredad y el terror de Roger Bartra al concebir el ambiente social como una plataforma simbólica, un extenso tejido de redes imaginarias que generan constantemente los mitos polares de la normalidad y la marginalidad, de la identidad y la otredad... En el territorio localizado más allá del margen se encuentra la figura siempre renovada del salvaje: el contrapunto necesario para dar cohesión a nuestros cánones civilizatorios, que toma a veces la forma del loco, con todas sus variaciones contemporáneas, pero también los atuendos de otros personajes incluidos en la lotería de la alteridad. Las diferencias raciales o lingüísticas son marcas disponibles para la exclusión xenofóbica en su formulación racista, pero las variantes ideológicas requieren un aparato intelectual más refinado, y no es infrecuente encontrar ejemplos de ese racionalismo mercenario que se dispone al servicio de sentimientos de miedo y odio profundamente irracionales. Los márgenes del territorio simbólico se establecen hacia el interior y el exterior de las comunidades, y en ese horizonte más allá de la identificación surge la experiencia xenofóbica —el miedo a los extraños— y su sistema de defensa, la misoxenia, es decir, el odio a la otredad. Este binomio de actitudes juega un papel esencial en el entramado mitológico de cualquier sociedad humana, en cualquier parte del tiempo. Las dimensiones trágicas de la xenofobia son como una lesión extensa en las redes neurales de la cultura, todo lo cual desencadena, en un peculiar mecanismo dialéctico, sus mecanismos de reparación: las figuras de la solidaridad y lo fraterno, basadas en la capacidad empática. Aunque la xenofobia ha sido problematizada extensamente por las humanidades, hay pocos estudios desde la óptica de las neurociencias. Pero su contraparte, la empatía, ha sido sometida al examen científico en escenarios clínicos, en la psicología fisiológica y social, y en la primatología. En un artículo sobre la antigüedad de la función empática, publicado en la revista Science en el año 2012, veo una fotografía tomada por un reco-
L AS DIMENSIONES TRÁGICAS DE L A XENOFOBIA SON COMO UNA LESIÓN EXTENSA EN L AS REDES NEURALES DE L A CULTURA, TODO L O CUAL DESENCADENA, EN UN PECULIAR MECANISMO DIALÉCTICO, SUS MECANISMOS DE REPARACIÓN: L AS FIGURAS DE L A SOLIDARIDAD Y L O FRATERNO, BASADAS EN L A CAPACIDAD EMPÁTICA.”
nocido primatólogo holandés, Frans de Waal: Dos chimpancés se encuentran de espaldas a la cámara, por lo cual no puedo ver sus gestos faciales. Mientras observan un altercado entre otros miembros de su grupo, uno de los dos ha rodeado con su brazo la espalda del otro, y lo abraza. Si en la imagen hubiera seres humanos, no tendría duda alguna en calificar el gesto como un abrazo que busca reconfortar y devolver la tranquilidad a la pareja de observadores. El altercado en cuestión no aparece en la fotografía: solamente leo una nota del autor acerca del contexto de la imagen. Un delicado juego de emociones se ha puesto en operación en forma encubierta: supongo que la agresividad y el sometimiento de otros chimpancés ha provocado experiencias de miedo en los observadores, o de algo semejante a la compasión, y uno de ellos ofrece seguridad a su compañero, para atenuar el sufrimiento desencadenado por la observación de la violencia. El poder de esta imagen radica en el hecho de que este gesto de empatía no resulta de una lección aprendida en una doctrina moral, religiosa o civil: es el trato natural de un simio hacia su semejante. En su libro Primates y filósofos (la evolución de la moral, del simio al hombre), Frans de Waal plantea una continuidad evolutiva que origina la disposición
moral, desarrollada posiblemente a partir de los cuidados maternos observados en los mamíferos. La sensibilidad a las señales emocionales de la cría tiene un evidente valor adaptativo para el individuo y la especie, y se convierte en la matriz para el desarrollo empático. Esta capacidad da lugar, en la historia cultural, a figuras como la fraternidad y la solidaridad, que pueden intelectualizarse hasta conformar entidades formales, casi abstractas, pero que en última instancia revelan un núcleo sentimental que no depende de una lógica verbal o matemática, sino más bien de sensaciones viscerales frente al otro, valoraciones fisiológicas que incluyen cambios en la piel, en la respiración, en el latido cardiaco. Siguiendo a William James, quien decía que no lloramos porque estamos tristes, sino que estamos tristes porque lloramos, pienso ahora que los códigos culturales de la solidaridad deben interactuar, para ser efectivos, con los códigos neurales de la función empática. La compasión hacia la víctima parece una valoración primitiva, un dispositivo ecológico que protege al grupo humano y lo cohesiona, pero la evolución cultural transforma la formulación de la víctima y del victimario. Mediante el trabajo artístico, literario, filosófico, la cultura permite una evaluación empática plástica y perfeccionada.