Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges

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FR ANCISCO HINOJOSA

MARIHUANA, HONGOS Y LSD

CARLOS VEL ÁZQUEZ

BETTER CALL DEL PASO

ESGRIMA

ARCANGELO CONSTANTINI

El Cultural N Ú M . 4 5

S Á B A D O

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[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

ALFONSO REYES Y JORGE LUIS BORGES

NOTAS PARA LA HISTORIA DE UNA AMISTAD ADOLFO C A STAÑÓN

MARÍA NEGRONI ENTREVISTA Y POEMAS

LA MÚSICA VISUAL Y OTRAS MIRADAS MIRIAM MABEL MARTÍNEZ


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Las afinidades entre Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes definieron la calidez de una amistad literaria excepcional y una empatía que fue inmediata. En su momento, Borges se declaró discípulo de Reyes, no dejó de encomiarlo a través de los años, e incluso dedicó un poema a su memoria. Alfonso Reyes dejó también su testimonio de esa “conexión profunda” donde cristalizaba —como señala en estas páginas Adolfo Castañón— “una idea y una práctica de la letra en el mundo”.

ALFONSO RE YES Y JORGE LUIS BORGES

NOTAS PAR A LA HISTOR IA DE U NA A M I STA D ADOLFO CASTAÑÓN

A

lfonso Reyes y Jorge Luis Borges se conocieron personalmente en la casa de Pedro Henríquez Ureña en 1927. Pedro había llegado a Argentina años antes y muy pronto conoció a Borges. Fue el primero en reseñar un libro suyo, Inquisiciones, en una publicación de importancia como la Revista de Filología Española que publicaba en Madrid el Centro de Estudios Históricos. Previo a este encuentro, se había dado un intercambio de libros entre Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges, a través de Guillermo de Torre, cuñado de éste y a quien aquél conocía y con quien tuvo correspondencia. Este intercambio epistolar, al igual que el sostenido entre Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges, ha sido publicado por el investigador argentino Carlos García. Con el título de Discreta efusión. Jorge Luis Borges y Alfonso Reyes. Epistolario (1923-1959) y crónica de una amistad fue publicado en Madrid bajo el sello de Iberoamericana y en México por El Colegio de México y la Editorial Bonilla y Artigas (primera edición mexicana: octubre de 2010, 473 pp.). Las 32 cartas conservadas en ambas direcciones por Reyes y Borges se dieron entre 1921 y 1957. Póstumamente se dan manifestaciones de Borges sobre Reyes entre 1960-1987 (hay cartas, por ejemplo, de Borges al profesor norteamericano J. W. Robb, especialista en Alfonso Reyes). En el libro de Carlos García se alternan sabiamente cartas de otros interlocutores, como por ejemplo el mencionado Guillermo de Torre o Juan Manuel Villarreal, que pueden tener que ver con el asunto. El primero en dar

a conocer las cartas cruzadas entre Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges fue el poeta y ensayista mexicano José Emilio Pacheco en la Revista de la Universidad de México. Su nombre está asociado al de estos dos maestros. Borges dijo en distintos textos que Alfonso Reyes, junto con Paul Groussac y Macedonio Fernández fueron sus maestros. A la muerte de Reyes, en 1959, Borges escribió un poema “In memoriam A. R.” e hizo posteriormente no pocas declaraciones o alusiones en las que encarecía su figura y su obra. A su vez, Reyes menciona a Borges en diversos puntos de su obra. Compartían el conocimiento y el gusto por diversos autores: Robert Browning y Manuel José Othón, Andrew Lang, G. K. Chesterton, Raymundo Lulio. Compartían una sensibilidad y un sentido religioso de la vocación poética. Los textos que ambos escribieron sobre algunas figuras están incluidos en una preciosa, ingeniosa y ahora inencontrable antología que armó Felipe Garrido con el titulo La máquina de pensar y otros diálogos literarios y que fue distribuida gratuitamente con motivo del día del libro en 1998. Reyes y Borges se vieron al menos una vez a la semana, los domingos por la tarde, en la casa de don Alfonso entre 1927 y 1930, luego se volvieron a frecuentar entre julio de 1936 y diciembre de 1937, razón por la cual casi no hay textos fechados de esos momentos. Reyes y Borges se hicieron amigos en cuanto se encontraron... A Borges lo fascinó la agilidad mental de Reyes. Por ejemplo, cuando éste le preguntó casi incrédulo si había conocido real-

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Foto > ESPECIAL

“LA SE JAP QU AS FU

Borges en 1951.

mente al poeta Manuel José Othón, el regiomontano le contestó indirectamente citando un verso del poema de Robert Browning “Memorabilia”: Did you ever see Shelley plain...? (“¿Acaso vio a Shelley cara a cara?”, para arriesgar una traducción utilitaria.) La simpatía entre ambos se tradujo no solamente en una correspondencia epistolar sino en una correspondencia inmaterial, simpática y aun telepática. Esa conexión profunda tenía que ver con el reconocimiento de que podía darse afuera, materializada en una persona, una cristalización de las fuerzas íntimas que los movían y conmovían a ambos. Esta conexión tiene que ver con una idea y una práctica de la letra en el mundo. El encuentro entre Alfonso Reyes y Jorge Luis Borges no sólo fue el encuentro entre dos grandes escritores. Lo fue también entre dos pléyades o constelaciones literarias y artísticas que deletreaban el mundo a través de los labios y de los parpadeos inteligentes de estos amigos que fatalmente se encontraron. En ese sentido no fue una amistad convencional. Fue una conexión entre dos sistemas, dos galaxias. La suma de las amistades y afinidades que compartieron es abismal y, en cierto modo, todavía nos deletrea. El conocimiento de esta relación es necesario, como una guía para adentrarse no sólo en la obra de ambos escritores, sino en las fuentes mismas de la cultura moderna en Hispanoamérica. La amistad entre Reyes y Borges es un secreto a voces y, de hecho, ha merecido ser interrogada críticamente por el escritor y pensador mexicano Hugo Hiriart en su libro titulado El arte de perdurar (2010). Se dio la circunstancia para mí muy afortunada de que haya visitado la Ciudad de México y la Capilla

Alfonso Reyes en Madrid, 1922.

“EL ENCUENTRO ENTRE ALFONSO REYES Y JORGE LUIS BORGES NO SÓLO FUE EL ENCUENTRO ENTRE DOS GRANDES ESCRITORES. LO FUE TAMBIÉN ENTRE DOS PLÉYADES O CONSTELACIONES LITERARIAS Y ARTÍSTICAS.” Alfonsina, animada por Alicia Reyes, el poeta y ensayista argentino Roberto Alífano, quien acompañó a Borges como amanuense durante diez años. Alífano ha escrito Borges, biografía verbal (1987), El humor de Borges (1996), Conversaciones con Borges (1984), Borges y la Divina Comedia (1983), Borges diálogos esenciales (1998). De hecho, en esos libros Alífano alude a la presencia de la persona y la obra de Alfonso Reyes en la obra y el imaginario de Jorge Luis Borges. Tengo noticias de que Alífano se encuentra preparando un nuevo libro donde evoca sus encuentros y reencuentros “con los Borges”. También firmó, con el autor de El Aleph, la traducción del libro de Fábulas de Robert Louis Stevenson y de la poesía de Herman Hesse. Desde 1988 dirige la revista Proa, fundada por Borges en 1922. Es descendiente por línea materna de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, el autor de El gatopardo. Tuvo amistad con Pablo Neruda y es uno de los fieles que acompañó su entierro cuando

falleció. Es también una circunstancia misteriosa, como una suerte de visitación. Leí a Borges antes que a Reyes, en cierto modo llegué a don Alfonso gracias a su amigo y maestro argentino. El último texto que escuchó mi padre antes de morir el 11 de julio de 1991 fue “El jardín de senderos que se bifurcan”. Al final de la larga lectura, tuvo la lucidez de decir: “Tiene razón Borges: ‘En un universo existimos; en otro no’”. Cierto: en un universo se publican estas páginas, en el suplemento de La Razón; en otros, no.

ADOLFO CASTAÑÓN (México, 1952) es poeta, ensayista y traductor, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Su obra Alfonso Reyes: Caballero de la voz errante (1988, 1991, 1997, 2007) se encuentra en proceso de reedición por parte de El Colegio de México, en coedición con la Universidad Autónoma de Nuevo León. Se encuentran en proceso editorial: Visión de México de Alfonso Reyes, el Índice alfabético consolidado de las Obras Completas de Alfonso Reyes y el epistolario de Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña 1914-1946.


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Entre los temas que aborda María Negroni en sus ensayos —dos de sus libros en este género ya circulan en México—, el gótico aparece como “una habitación del inconsciente” —apunta el entrevistador— y también como una entidad imaginaria que linda con el riesgo, sensible al misterio y la noción del mal, donde lo femenino —observa la escritora— “está siempre equiparado con la noche, el desorden, lo cambiante, el cuerpo, la muerte, es decir con el deseo”.

MARÍA NEGRONI O L AS M ETA MOR FOSIS DEL GÓT ICO DANIEL RODRÍGUEZ BARRÓN

H

ay inteligencias que saben rastrear y detectar los temas o las ideas que permean las artes y la conciencia de toda una época. María Negroni (Rosario, Argentina, 1951), poeta, novelista, traductora, ensayista y profesora de Sarah Lawrence College, ha conseguido, a lo largo de sus libros, trazar un mapa de estas obsesiones. Es el caso de dos de sus libros más recientes, editados por Caja Negra, que ya circulan en México. En La noche tiene mil ojos, María Negroni reúne tres ensayos: “Museo negro”, “Galería fantástica” y “Film Noir”, donde da cuenta de la metamorfosis del gótico como género, desde los relatos clásicos de Poe hasta la literatura fantástica de América Latina, y se detiene en los barrios bajos del policial cinematográfico. Para Negroni, el gótico, más que un género literario, es una habitación del inconsciente al que se puede entrar sólo bajo el propio riesgo. Allí Barba Azul guarda los cadáveres de sus esposas y Poe barriles de amontillado, diversos monstruos enumeran nuestras más íntimas necesidades —de sangre y sexo, de venganza y consuelo— mientras buscan su Doppelgänger que acaso sean Alicia o Lolita. Por otro lado, en el Pequeño mundo ilustrado tenemos un texto más personal, más cerca de la poesía, aunque sin dejar a un lado el filo ensayístico. Es un artefacto perfecto, continuador de la pulsión por coleccionar que se halla lo mismo en los gabinetes de curiosidades que en el Libro de los Pasajes de Walter Benjamin; y al mismo tiempo, es juego irónico y crítico sobre la imposibilidad de armar un mundo —salvo estrictamente personal— a través de una selección de objetos, temas y personajes. Casanova y Henry Darger; las “máquinas solteras” de Duchamp y las muñecas de Hans Bellmer; Cesare el sonámbulo del Dr. Caligari; Bouvard y Pécuchet de Flaubert, son algunos de los ítems que encuentran su lugar en el teatro de la memoria de María Negroni, un teatro donde lo que se representa no es otra cosa que el acto de pensar. Ya Foucault aseguraba que uno de sus mejores libros, Las palabras y las cosas, nació de “un texto de Borges”, donde en “cierta enciclopedia china” se dividen los animales en distintos

“NEGRONI QUIERE DARNOS NO UNA ARQUEOLOGÍA DEL SABER, SINO UNA INVITACIÓN A SU PROPIO BOUDOIR FILOSÓFICO DONDE EL MISTERIO, EL ARTE, LA SEXUALIDAD, LOS AUTÓMATAS Y EL MAL CRUZAN TARJETAS DE PRESENTACIÓN.” tipos desde los “que se agitan como locos” hasta los “que de lejos parecen moscas”; el vértigo de esta taxinomia llevó a Foucault a indagar cómo ordenamos nuestros saberes, y sobre todo desde qué clase de poder —individual, científico— creamos un orden. Negroni no es menos ambiciosa, pero sí más sibilina y con este listado de sus obsesiones quiere darnos no una arqueología del saber, sino una invitación a su propio boudoir filosófico donde el misterio, el arte, la sexualidad, los autómatas y el mal cruzan tarjetas de presentación. A propósito de estas dos obras entrevistamos a la poeta María Negroni. Y, además, ha seleccionado el trío de poemas para esta edición que hacen eco de los temas tratados en la entrevista.

ALIEN, EL APORTE DEL SIGLO XXI AL GÓTICO Leyendo La noche tiene mil ojos da la impresión que el mundo del gótico, como género, es el mundo del inconsciente: allí está la mansión derruida, los cadáveres en el closet, el aislamiento, la muerte, los deseos irrefrenables. ¿Es así? Es exactamente así. Y esa es precisamente la razón por la que me fascina ese género. Cuando pienso en el gótico, siempre me viene a la mente el cuento “La caída de la casa Usher” de Poe, cuando los dos protagonistas masculinos escuchan los golpes que provienen de la cripta donde han enterrado viva a Lady Madeline. Algo así sucede con nosotros, cuando en el mundo


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“No hay más prerrogativa en el poema que el desaprendizaje y la intuición. No hay más asunto que la habitación del abismo, más privilegio que la posibilidad —única— de encontrar nuevos enigmas. En esta cacería, incansable y fallida, el poema se debate entre lo que es y lo que podría ser, si no tuviera que pasar por la distracción de las palabras. De ahí que no se consuele sino con lo absoluto, que no es sino la dicha de encarnar una primera persona, cada vez más imbuida de su propia ausencia, cada vez más dueña de sus zonas negras.”

“LA MIRADA SIEMPRE BUSCA LA EXCEPCIÓN, PORQUE EN LA EXCEPCIÓN RESIDE LO SINGULAR, LO QUE SE ESCAPA AL PENSAMIENTO CONVENCIONAL, LO QUE PUEDE ABRIR ESPACIOS A LA EMOCIÓN Y EL PENSAMIENTO.” No sé. Tal vez sean un poco las dos cosas, aunque yo no hablaría de pasión por clasificar u ordenar sino más bien de pasión por coleccionar. En cuanto a haber escrito un libro donde están mis ideas y objetos más obsesivos, creo que lo hice porque a mí siempre me hubiera gustado leer un libro así de los autores que me interesan, como si de ese modo me revelaran su biblioteca secreta.

organizado de la razón, donde todo parece andar bien, empieza a golpear desde abajo el deseo y viene, afortunadamente, a desordenar las cosas. En ese sentido, ¿el gótico es una suerte de contra-iluminismo? Sí, creo que en Museo Negro escribí que es una gangrena en el costado del Iluminismo. Una herida sin cerrar. Una disidencia. ¿Existe un gótico latinoamericano o sólo hemos trasplantado a los personajes (como los vampiros) a nuestro ambiente? Yo tengo la teoría de que el gótico en América Latina toma la forma del fantástico. No se trata de importar o trasplantar personajes o decorados. Lo que se recrea es la inestabilidad de lo real, la desconfianza obsesiva ante las supuestas certezas de la razón. Así el fantástico latinoamericano es una deriva del gótico, comparte su temperie e insiste en las mismas obsesiones. Muchas veces, como en el caso de “Las babas de diablo” de Cortázar, La invención de Morel de Bioy Casares, Aura de Fuentes o “Las hortensias” de Felisberto Hernández, el zoom está puesto sobre la relación misma entre arte y vida, creación y muerte. Ha dicho que en el gótico “lo femenino es casi lo único que importa”. ¿Por qué?, ¿se debe acaso a que lo inconsciente es nuestra parte femenina? Para contestar esta pregunta habría que aclarar que los conceptos “femenino” y “masculino” son construcciones sociales y culturales. Para estas construcciones, lo femenino está siempre equiparado con la noche, el desorden, lo cambiante, el cuerpo, la muerte, es decir con el deseo. Acabo de hacer la lista de las obsesiones más insistentes del gótico. ¿El siglo XXI ha podido aportar una figura a las figuras emblemáticas del gótico: el vampiro, Frankenstein, los autómatas, el doble?, ¿los zombies serían esa aportación de siglo XXI? Yo diría que el aporte mayor del siglo XXI, en este aspecto concreto, ha sido el de sumar al panorama el mundo de

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“Truffaut usó la expresión ’noche americana’ para referirse a un recurso técnico del cine que permite filmar de día escenas que luego aparecerán como escenas nocturnas. Lo hizo en una película sobre el arte de hacer películas, es decir en una tautología cuyo fin es desembocar en el mismo postulado estético del que partió: de noche, lo que se percibe es escaso, pero esa insuficiencia puede revelar lo que la luz del día, con sus convenciones, sus hábitos bien pensantes y sus lugares comunes, no deja ver. De noche, digamos, la niebla se eleva sobre la superficie del río que eternamente cruza la ciudad del sentimiento y esa niebla es como una escritura donde lo imaginario suelta sus amarras.”

la tecnología. Cuando la película Alien, por ejemplo, presenta al “monstruo” (femenino) de la madre que vive y se reproduce sin medida, entre babas y todo tipo de secreciones, en un basurero nuclear del espacio y lo contrapone a la versión inmaculada, inorgánica y puritana de las máquinas, las naves espaciales y las computadoras, está contribuyendo con una imagen poderosísima que vuelve a traer a escena los mismos miedos arcaicos.

INTERNET, UNA PROFECÍA DE BORGES Dice que Pequeño mundo ilustrado es un libro autobiográfico, ¿se debe a que están allí sus ideas, objetos y conceptos preferidos o se debe a que la pasión de clasificar, de ordenar se encuentra en su obra desde siempre?

Pequeño mundo ilustrado no es sólo un recuento de ítems, clasificar es también un modo de pensar y de entender el mundo, me da la impresión de que usted se acerca al mundo desde el gótico, es decir desde la excepción. ¿Es así? Puede ser. Habría que agregar que esa pasión taxonómica tiene larga data en la historia de la humanidad, deriva de la pulsión por coleccionar, que es otro nombre del asombro que sentimos ante la riqueza inextinguible del mundo y que, en ese asombro, la mirada siempre busca la excepción, porque en la excepción reside lo singular, lo que se escapa al pensamiento convencional, lo que puede abrir espacios a la emoción y el pensamiento. Las bibliotecas y los museos son una taxonomía de la memoria, su libro también lo es. ¿Qué piensa sobre el internet y las redes sociales?, ¿estamos a merced de un mundo sin orden, de información sin clasificación? El internet fue profetizado por Borges en su cuento “La biblioteca de Babel”. No es un mundo sin orden, sin clasificación sino una extensión acaso infinita o periódica como la intuyó él. Todo conduce a todo y, a condición de tener el tiempo suficiente (la eternidad), seríamos capaces tal vez de encontrarlo todo. Creo que bajo las figuras del Pequeño mundo ilustrado, hay no sólo una estética (que podría ser la del gótico), sino además una ética y si me apura mucho, incluso una política. Sí, claro, tiene razón. La estética es, por definición, siempre ética y política. Es algo muy difícil de entender y/o de explicar pero es así. Una estética, en el caso de un escritor o escritora, es, ante todo, una forma de pararse ante el lenguaje. Cuando ese lenguaje se concibe como un instrumento que vela/oculta, cuando se postula que una de las tareas de quien escribe es horadar ese velo, desarticular las convenciones lingüísticas que son también convenciones del pensamiento, calcificaciones y parálisis conceptuales, eso es político. No otra cosa hace la poesía.


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Con el fin de complementar la entrevista publicada en esta edición, invitamos a María Negroni a compartir con nuestros lectores una muestra de la poesía que constituye el eje fundamental de su trabajo literario. Reconocemos su amabilidad al enviarnos esta selección que proviene de tres libros: Arte y Fuga (2009), Cantar la nada (2012) y Elegía Joseph Cornell (2013).

“C A N TA COMO DOR M IRSE

E N E L R E GA Z O DE L AGUA” MARÍA NEGRONI

(CANON INVERSUS)

ALTERIDAD este miedo que se quedó acurrucado en la infancia roba de lo que será sensaciones remotas

la rosa es sin por qué. ANGELUS SILESIUS

una mujer espera a la orilla del río para decir lo que no sabe y el río la ve y no la ve y ella en su desnuda inexperiencia a punto de llegar a lo que busca eso que tal vez podría decir pero no sabe querer canta canta como dormirse en el regazo del agua que la escribe como llamando al río de su cuerpo que calla de deseo en la indecisa noche que lo inspira y así en la medida de las cosas espera lo que ansiaría preferir un líquido temblor una música incumplida para saber qué dice cuando dice no saber otoño en la ribera abiertamente noche

peor que eso come cosas que ni siquiera ve no hay más historia que ésta

ladra hasta no ser

una mujer que invade la página nerviosa del deseo como una muerte atenta a lo que vive dentro de ella

sino un espejo astillado donde mi vida aún se haga y se contemple

esa impaciencia por ser lo que sería si el corazón hablara tranquilo en su orfandad y el río la ve y después no la ve y ella que ignora lo que supo sin por qué la inverosímil casa de las cosas canta está cantando ahora como emprender un vuelo hacia sí misma y el río se va se va la pena escrita llevándose su imagen a las tierras del mar donde ella todavía no nació y es ya una desinencia

y después —si es que hubiera un después— alza un bastión de palabras entre un idioma extranjero y lo extranjero de sí no sé por qué esta herida no me alcanza

DE ELEGÍA JOSEPH CORNELL Existe un muro. Y atrás del muro estrellas, ocultas atrás de las estrellas. O tal vez eran fuegos, altos ecos visuales en dirección a la ceniza. Quién sabe: la distancia encandila, como encandilan los himnos de Novalis. Todo ocurre a la vez, incluso el cielo, el bajísimo cielo en el que ardemos, con un pie en la eternidad y otro en el barro. El hecho es que hay un muro y estrellas reales detrás de las estrellas. ¿Qué más es el amor? Pasa una niña desnuda, blandiendo un secreto claro. C


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El Museo del Palacio de Bellas Artes exhibe la muestra reseñada en estas páginas, donde convergen dos órdenes fundamentales: la música y las artes plásticas. Un recorrido a la vez histórico, social, estético, a través de momentos y estilos que pueden parecer distantes, pero reunidos por el tema o bien el pretexto de la música, desplegada como experiencia plástica que narra y explaya su propia ruta del oído.

L A M ÚSIC A V I S UA L Y OTR AS MIR A DAS MIRIAM MABEL MARTÍNEZ

“LA INTENCIÓN ES EXPLORAR UN TEMA A TRAVÉS DE DISTINTAS MIRADAS. ¿CÓMO CONCEBÍA EL MOVIMIENTO MATISSE? ¿QUÉ IMPLICABA EL TIEMPO SONORO PARA LOS MAYAS? ¿CÓMO SE HAN REINVENTADO LOS MITOS DE ORFEO Y EURÍDICE?”

Foto > ARTURO PIERA

V

er y palpar la música es una fantasía que ha despertado la curiosidad humana para interpretar, también, el mundo. Este sonido interior ha forjado aventuras plásticas de distintas dimensiones... unas con volumen, otras bidimensionales y propiciando la experimentación de texturas y materiales: desde el barro hasta el metal pasando por el óleo, el acrílico, la serigrafía, la fotografía o el carbón. Dibujar la música, trazar la anatomía de las notas son danzas sobre el pentagrama que plantean otras preguntas, además de cuestionamientos formales (uso de la luz, técnicas, soportes...). ¿Cómo se ha vivido esta experiencia sonora-visual en distintas culturas y en distintos tiempos? ¿Cómo el hombre ha experimentado el sonido en el cuerpo, en la imaginación y en la construcción de identidades? Parte de esa narración es el hilo conductor de la muestra El arte de la música, que se presenta en el Museo del Palacio de Bellas Artes, en la Ciudad de México, hasta el 5 de junio. El guión curatorial de esta muestra, que integra 124 piezas, se trabajó en colaboración con el San Diego Museum of Art, y es una variación de la exhibida en California, la cual presentó 220 obras. A su versión mexicana, que es más breve, se le han añadido guiños locales que dialogan con las perspectivas de Picasso, John Cage, Vasili Kandinski, Edgar Degas y Alexander Calder, entre otros. La intención es explorar un tema a través de distintas miradas. ¿Cómo concebía el movimiento Matisse? ¿Qué implicaba el tiempo sonoro para los mayas? ¿Cómo se han reinventado los mitos de Orfeo y Eurídice, las visiones de Apolo, Atenea o Marsias a lo largo de la historia? Esta exposición es una lectura de ese eco en nuestra cotidianidad. Las piezas seleccionadas sintetizan las formas en

John William Godward: La musa Erato y su lira, 1895.

que las artes visuales han aprehendido el hecho musical no sólo como el instante sonoro, sino como pensamiento en proceso sumado a la vivencia del Ethos. En este sentido, el espectador no se topa con el autor y la obra exaltados; aquí el tema es el protagonista. El discurso propone un acercamiento narrativo desde distintos visores: el estético, el sicológico, el antropológico, el social... que sirven de base para observar el hecho artístico en sí.

ESCUCHAR A LA MIRADA Resulta atractivo mirar obras como La contienda musical entre Apolo y Marsias (1750), de Gaspare Diziani, cuya propuesta trasciende al tema: más allá del reto, su uso de la luz exalta el triunfo de Apolo y plantea las búsquedas formales de este artista italiano que hace del color un acto dramático. De eso trata la escena: de color y dibujo. Si la música se hace presente no es simplemente en la recuperación de lo clásico. La sonoridad de este óleo se aleja del duelo entre Apolo y Marsias: está

en la línea abierta que da movimiento a la pintura, planteando una musicalidad de la imagen. Los juegos de luces y sombras establecen planos que van creando un ritmo más denso, como si fueran notas graves, mientras que Orfeo guía a Eurídice fuera del inframundo (1861), de Jean-Baptiste-Camille Corot, nos hace reflexionar sobre los motivos que detonan la música. No se trata de las “musas” rondando al artista, sino de cómo éste interpreta los mitos clásicos que han determinado la mirada. Por la naturaleza de la exposición, algunos de esos cuadros responderían a líneas argumentales definidas intentando sólo ilustrar la premisa. Esa es una lectura, pero las obras no están ahí sólo para explicar, sino también para narrar lo que antecede al sonido. Al mirar también hay que escuchar el silencio. Estos blancos sonoros son necesarios para enfocar la mirada del espectador en la obra, la cual corre el riesgo de perderse ante la cantidad de información explícita en el discurso curatorial, que pareciera, de pronto, más una lección de historia del arte


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“EN EL MUNDO PREHISPÁNICO SONIDO, RITMO E IMAGEN SE FUSIONAN EN UNA UNIDAD; ADEMÁS ABREN EL DIÁLOGO CON OBRAS MÁS CONTEMPORÁNEAS COMO EL CUADRO HUICHOL, DE DIEGO RIVERA, O INTERIOR CON PIANO, DE AGUSTÍN LAZO.” en cámara lenta y se siente en la minuciosidad del detalle que hace que el espectador vea moverse a la musa. La precisión del pincel exalta su interés por la belleza activa. Aquí la protagonista está viviendo la música.

ESPIRITUALIDAD, RITO Y COMUNIDAD

Antonio Ruiz “El Corcito”: El organillero, ca. 1895.

Foto>JOSÉ CLEMENTE OROZCO Y HEREDEROS

que una invitación a la contemplación. Pero hay que escuchar a la mirada y centrarse en los sentidos. El arte de la música está dividida en tres módulos: Motivos musicales, Música social y Formas musicales, que sin seguir una línea del tiempo responden más a un entendimiento histórico, mitológico, antropológico y artístico. Lo que importa —parece— es desmenuzar esta relación-diálogo más que la experiencia sonora a través de las cualidades visuales. Esta estructura si bien distrae, también resulta una alternativa eficaz para introducir al público en general, sobre todo a los jóvenes, a un espacio en el que los sentidos se amalgaman, evocando los mitos griegos, llamando a los dioses mesoamericanos, retomando el concepto de arte total de Richard Wagner y deconstruyendo temáticamente cómo a lo largo de la historia de la humanidad, la música ha sido un motor creativo que concretiza en el sonido, sentimientos, arrebatos, traiciones, locuras, amores... pasiones que generan historias sintetizadas en notas y con reverberación en el tiempo. Al recorrer la muestra hay que tener cuidado de no caer bajo el influjo del cariz pedagógico, que puede neutralizar las piezas, desviándonos de la imagen y anteponiendo el tema sobre la forma, cuando el tema debería ser el pretexto para admirar la forma; y, entonces sí, contemplar las cualidades musicales presentes en el hacer plástico. Si el visitante logra distinguir en lo formal el espíritu del artista, comprenderá el tiempo de la obra y, por ende, su aportación conceptual. Las obras exhibidas no hablan de música solamente: nos ponen frente al acto de pintar —de crear— con sentido musical. En La musa Erato y su lira (1895), del inglés John William Godward, la acción se antepone al estilo neoclasicista. Acción que sucede

El reto de esta exhibición es atrapar al visitante desde la mirada. Enfocarlo en la obra sin que deje de pensar en las implicaciones filosóficas e históricas de lo que mira. Se trata de despertar el Ethos. Llamar a las musas para ver también los avances y soluciones a problemáticas formales que corren paralelas con las curiosidades temáticas. En la primera parte, el discurso histórico gana; la intensidad de los mitos griegos y la cosmovisión mesoamericana son demasiado poderosos; por fortuna, la vitalidad plástica de las piezas arqueológicas invitan a reflexionar sobre la musicalidad del material más allá de la actividad social de los antiguos pobladores. La textura de estos objetos expresa sonoridad; la flauta maya, por ejemplo, resulta ser la misma representación del viento. Queda claro que en el mundo prehispánico sonido, ritmo e imagen se fusionan en una unidad; además abren el diálogo con obras más contemporáneas como el cuadro Huichol, de Diego Rivera, o Interior con piano, de Agustín Lazo. La museografía hace guiños de una época a otra creando un acorde que marca el ritmo de la exposición. Paralelo al discurso visual corre uno sonoro. Algunas obras tienen una nota al pie,

un soundtrack que marca otra narrativa que el espectador elige escuchar para armar puentes entre vista y oído. Pero la diversión empieza al pasar a la siguiente sala. El guión curatorial acelera la narración. Si bien la primera división plantea la tesis, en los dos siguientes núcleos temáticos el visitante ya persigue con la mirada las premisas, acercándose a las piezas de una forma más lúdica y contemplándolas por lo que son y por lo que suenan. Aunque sigue el enfoque didáctico, en el bloque La Música social, el espectador hace tierra. Las obras le hablan de tú, hay una identificación con las escenas. Los dioses se han ido y nos han dejado solos con nuestros sentidos y rituales. La música toma al cuerpo y se hace voz e instrumento, como se observa en la bellísima fotografía de Juan Rulfo, Instrumentos musicales y en la emotiva Mujer con grabadora de Graciela Iturbide, ambas evidencian la naturalidad del hecho musical y captan esa relación movimiento-música-cuerpo. Más que hedonismo lo que está explícito es la musicalidad corporal. Una energía presente en las fiestas, como el rito de la boda en las culturas india y mexicana, o las fiestas religiosas como en el cuadro Kermese de la aldea (1650) de David Teniers y, sobre todo, La procesión italiana (1913-1925) de John Sloan. En Allegoria de la fidelidad marital (1633), de Jan Miense Moledaer, cada personaje tiene una función y está diciendo algo: la mujer del centro canta y sostiene una partitura, su gesto marca el ritmo; el resto lo sabe y la observa dirigir al hombre que toca, su marido, haciendo una metáfora de la fidelidad sonora con la armonía marital.

José Clemente Orozco: Ballet, 1945.


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Al seguir el recorrido se observa el vínculo entre música y espiritualidad, entre rito y comunidad. Las obras fluyen, conectan la visión individual del autor con las emociones colectivas como el teatro y el cabaret, celebraciones del cuerpo en movimiento que se convierte en danza que es, al fin y al cabo, la forma en que el cuerpo interpreta a la música, como en los carteles de Henri Toulouse-Lautrec. O en obras como La soprano, de El Corcito, quien con mucho sentido del humor logra captar la vitalidad sonora de la cultura popular mexicana. Es tan potente el trabajo de este artista, que por un instante olvidamos de qué va la muestra y viajamos al mundo irónico de este autor cuyo nombre verdadero era Antonio Ruiz, y que bien merece la pena una retrospectiva.

LA MÚSICA VISIBLE Poco a poco, el espectador va sintiendo el concepto de altura musical de una pieza a otra. Los cuadros se trasforman en notas, unas más graves que otras, que escriben una partitura donde se hacen visibles las cualidades de la música. El espectador alcanza también la duración, la intensidad y el timbre en los gestos y trazos, que remiten a las investigaciones y experimentos formales en las que los colores bailan o las líneas van desapareciendo hasta convertirse en conceptos... Son las formas musicales. En esta tercera sección se aborda de manera explícita cómo los creadores han trasladado el lenguaje musical al pictórico y medios más alternativos. Estas piezas con-

cretizan, en un sentido, la idea de arte global de Richard Wagner, pero también abrazan las visiones románticas como la de Friedrich Schiller y Goethe, eco presente en La Sonata (1893) de Childe Hassam. En este último núcleo temático, el visitante ve la música, como en la escultura Homenaje a Yves Klein de Arman, que deviene de estudios como los de Vasili Kandinsky. Motivo de improvisación 25 y Mundo pequeño (1922), como la mayoría del trabajo del artista ruso, son la experiencia táctil, visual y sonora de su texto De lo espiritual en el arte, el cual se convirtió en un punto de fuga para otros creadores que encontraron en sus palabras el camino de sus colores, como las búsquedas volumétricas de los móviles de Alexander Calder, o en una conversación con sus antecesores como Robert Delaunay (Ritmo 3, 1953) y Kupka (Espacio azul, 1912) entre sus contemporáneos. Sin embargo, uno de los regocijos de esta muestra, que incluye obra de cincuenta colecciones (21 internacionales), es el acercamiento a la sonoridad visual de artistas mexicanos. En Las bailarinas de José Clemente Orozco el dibujo exalta la energía de la danza, y esta misma expresividad está presente en La fiesta de los instrumentos. El ánimo sigue subiendo al ver El fonógrafo de Rufino Tamayo y El artista de Ricardo Martínez, un óleo sobre tela donde el blanco y el verde se fusionan diluyendo las formas, y uno va sintiendo cómo la música se integra al cuerpo; mientras que En tono mayor, de Carlos Mérida, escuchamos la gravedad de su trazo.

“LAS OBRAS FLUYEN, CONECTAN LA VISIÓN INDIVIDUAL DEL AUTOR CON LAS EMOCIONES COLECTIVAS COMO EL TEATRO Y EL CABARET, CELEBRACIONES DEL CUERPO EN MOVIMIENTO QUE SE CONVIERTE EN DANZA.”

Henri Matisse: Jazz, 1947.

Frederick Childe Hassam: La sonata (detalle), 1893.

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Con el Ethos exaltado, uno quiere ver más. Más de los carteles de la contracultura y de la cultura del rock de Rick Griffin; más de las portadas de discos como las de Victor Mocosso (The Doors) y Wes Wilson (Jefferson Airplane). Más de la perspectiva de John Cage, quien llevará la visualidad a la música inspirando a los conceptualistas. En la recta final de la exposición, cuando apenas nos sumamos a la danza de la contemplación, entendemos que la finalidad de El arte de la música es aguzar el oído y la vista para así plantear otras rutas sonoras que conectan con la poesía concreta y el arte sonoro, por mencionar sólo otras dos rutas. Aunque hay referencias y guiños, quedan ganas de ver ejemplos de otros artistas como Piet Mondrian, Erick Satie, del grupo Fluxus y de mexicanos como Manuel Rocha Iturbide. Y con la música en el cuerpo nos llevamos el soundtrack visual de El arte de la música, perpetuando el ritual iniciado en la primera sala y que en nuestra imaginación fusiona sonido e imagen en una misma travesía. Nos quedamos con ganas de más, pero esta breve narración de las coincidencias en ritmo, textura, movimiento, silencios, armonías, intensidades, duración, timbres y alturas de los universos visual y sonoro, nos recuerdan que música y arte son un viaje en el tiempo. Si bien este tipo de exposiciones temáticas —que son ya la pauta de la museología posmoderna que prefiere contar cuentos que narrar cronologías— nos centran más en el tema que en las obras, también son una provocación. Con los sentidos alterados salimos para, literalmente, llevarnos la música a otra parte.

EXPOSICIÓN EL ARTE DE LA MÚSICA 124 piezas de grandes artistas como Matisse, Kandinski, Cage, Dalí, Toulouse-Lautrec, Baldessari y Tamayo. Organizada por el Museo del Palacio de Bellas Artes en colaboración con The San Diego Museum of Art. 11 de marzo de 2016 a 5 de junio de 2016. MUSEO DEL PALACIO DE BELLAS ARTES Av. Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas Ciudad de México. Martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. Público en general: $60.00 Estudiantes, maestros, inapam, credencial inba, menores de 13 años y personas con discapacidad entran gratis. Domingos entrada libre.


10 Por

FRANCISCO HINOJOSA

E l C u lt u ral SÁBADO 30.04.2016

MARIHUANA, HONGOS Y L SD E N L A FA R M ACI A

LA N OTA NEGRA

@panchohinojosah

E

n México sólo hay cuatro personas que pueden cultivar y consumir marihuana con fines lúdicos gracias a un fallo a su favor que les otorgó la Suprema Corte. El resto de la población puede llevar consigo cinco gramos sin que se le considere un delito (en Colombia son veinte, en Uruguay, cuarenta, y en California, veintiocho). En cambio, Graciela, una niña que sufre un tipo de epilepsia de difícil tratamiento, tuvo que esperar mucho tiempo para que le permitieran importar cannabidiol, un compuesto de uso medicinal derivado de la marihuana que le ayuda a llevar una vida con menos sufrimiento. También es útil para dar alivio a la esclerosis múltiple, las náuseas, la ansiedad, la disminución del apetito en quienes están en tratamiento contra el cáncer, el glaucoma y el insomnio. Hasta hace poco, gracias a que la Organización de las Naciones Unidas instaló un foro para discutir el tema de las drogas en el mundo, el presidente de México abrió la posibilidad del uso de la cannabis con fines médicos, así como del aumento de las dosis (28 gramos) que pueden llevar consigo los consumidores para no criminalizarlos. Buenas noticias, sin duda, pero insuficientes para combatir uno de los grandes males que nos dañan a nosotros y a muchos más países: el narcotráfico. Si es permitido transportar cierta dosis de marihuana con fines recreativos, faltaría regular su comercialización, ya que la compraventa seguirá siendo ilegal. Al final de la octava temporada de la serie Weeds vemos que ya se puede encontrar em-

Las Claves

SI ES PERMITIDO TRANSPORTAR CIERTA DOSIS DE MARIHUANA CON FINES RECREATIVOS, FALTARÍA REGULAR SU COMERCIO YA QUE LA COMPRAVENTA SEGUIRÁ SIENDO ILEGAL.

paquetada en cualquier tienda de conveniencia. Muy lejos estamos de eso. En Colorado puede consumirse por puro gusto, como sucede desde hace décadas en Amsterdam. Y aunque la cannabis es la droga más popular en el mundo, el aumento en el consumo de otras, como la cocaína y la heroína, hace ver que el negocio del narco no está en declive. Volviendo a su uso medicinal, California fue el primer estado en aprobarlo, siempre y cuando fuera recetado por un doctor. Hay ya más países que lo permiten en el mundo. Quizás este uso que se le da a la marihuana permita la experimentación con otras drogas cuya utilización terapéutica puede brindar alivio a ciertos padecimientos. En el capítulo veintitrés de la tercera temporada de Doctor House llega al hospital un joven que padece migraña en racimos. Sin dudarlo, el neurólogo receta que le den un hongo alucinógeno. La reacción de su equipo y la directora no sólo es de extrañeza sino de franco rechazo. Al final, House los convence de las bondades de la psilocibina (principal sustancia activa de los hongos psilocybe) para el tratamiento de este tipo de cefaleas tan agresivas. El muchacho se lo come, disfruta su alucine, desaparece el dolor y, como sucede en casi todos los capítulos de esta serie, no termina su tormento porque hay otros padecimientos ocultos por los que debe ser tratado. Al meterme a internet para saber si se trataba de una broma, con el interés de quien padeció esta enfermedad por veintisiete años, encontré que no sólo era cierto sino que,

además de los hongos, el LSD puede producir alivio e incluso sanación a quienes padecen migraña en racimos (también conocida como síndrome de Horton, migraña del suicidio o cluster). Científicos de la Universidad de Harvard y del Hospital McLean de Boston encontraron que el ácido lisérgico puede cortar un ciclo de estas cefaleas, a pesar de la prohibición que hay en los Estados Unidos de llevar a cabo investigaciones con drogas. Luego descubrieron una solución menos psicodélica, llamada Bol-148, derivada del LSD pero sin efectos psicotrópicos. Es un descubrimiento que debería de dar esperanzas a los hortonianos, pero que se topa con que, para que esté disponible en farmacias, requiere de un protocolo muy largo y complicado. Quien haya leído esta nota negra debe saber que este remedio sólo se aplica para este tipo específico de migraña. Y dado el caso, la dosis la desconozco. (Este último párrafo es un resumen de un capítulo de mi libro Migraña en racimos, recientemente reeditado por Almadía.)

Por CARLOS O LI VA R ES B A RÓ

LEANDRO GATO Barbieri (1934-2016) ha sido el saxofón tenor más cinematográfico del jazz contemporáneo: no sólo por ser el compositor de la banda sonora de la película de Bernardo Bertolucci, Last Tango in Paris (1972), sino porque la fonología de su instrumento provoca imágenes cinéticas: escuchamos sus silbos con los ojos. Cuando el Gato aúlla se distinguen retumbos de Charlie Parker, John Coltrane, Pharoach Sander y Ornette Coleman; pero, se conjeturan iconografías del cineasta brasileño Glauber Rocha: escúchese su “Antonio Das Mortes” del álbum de 1969 en The Third World (indiscutiblemente, una de sus mejores placas). “Cuando Bertolucci me pidió la música del Último tango en París, no quise ver escenas de la película: yo configuré mis acciones a través de la música”, dijo en su momento el autor del emblemático tema “Mowgli” (Gato, 1982). Reviso los discos del saxofonista na-

cido en Rosario, Santa Fe, Argentina, en 1934, dentro de una familia de músicos: padre carpintero que tocaba el violín de oído y un tío intérprete profesional del sax tenor (Chediak, Nat. Diccionario Jazz Latino). Me detengo en The Shadow of The Cat (2002): “Blue Habanera”, “El Chico” (dedicada al músico cubano Chico O’Farrill), “Last Kiss” y “Para todos” siguen siendo piezas conmovedoras que escucho con fervor renovado. Entro a los amarraderos de Caliente (1986) —colaboraciones del percusionista portorriqueño Cachete Maldonado y del trompetista estadunidense Randy Brecker, entre otros músicos de primera fila—: la prosodia latina se traza desde ondulados cruzamientos melódicos-armónicos que hacen referencia a lo rioplatense, el funk y lo afrocubano con efectiva prosodia (“Fireflies”, “Fiesta”, “Los Desperados”, “Europa”...). Arribo a cinco momentos culminantes de la trayectoria de Gato Barbieri:

The Third World (1969) —espléndido repertorio: Piazzola, Villa-Lobos, Dollar Brand...—, Last Tango in Paris (1972) —su trabajo más conocido—, Chapter One: Latin America (1973) —suculenta cabalgada en el latin jazz—, Chapter Three: Viva Emiliano Zapata (1992) —arreglos y dirección musical de Chico O’Farrill—: la versión de “Cuando vuelva a tu lado” (Grever), insuperable, y The Third World Revisited (1974) —composiciones de Coltrane, tributo a Hitchcock con “Marnie” y modulación de “Yesterdays” (Kern/Harbach): el sax se extiende rasgado y vital sobre la miseria del mundo. Lamentable el periodo en que grabó para A & M bajo producción de Herb Alpert (años 70): lo comercial se apodera de su estilo, los melómanos extrañamos al Gato de esas provocativas y desgarradas notas largas. En 1996 aparece una obra maestra: Afro Cubano Chane: Latin Jazz acústico de poderosa acentuación. El Gato no es un gato: brama como un león sediento.

CHAPTER THREE: VIVA EMILIANO ZAPATA Artista: Gato Barbieri Arreglos y dirección: Chico O’Farrill Género: Jazz Disquera: Impulse!, 1974.


El Cult ural SÁBADO 30.04.2016

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

BE T TER CALL DEL PA SO

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CARLOS VELÁZQUEZ

@charfornication

M

i primer encuentro con Breaking Bad sucedió una noche de zapping. Me resistía a dejar el domingo morir. Una imagen me resultó familiar. Ah, cabrón. ¿Fernando del Paso? Me detuve en el canal AMC. No era el escritor. Lo confundí con el abogado de la serie. Ambos ostentan una preferencia por un vestir estridente. Trajes de colores pastel, corbatas bicolor, hasta una estética del rosa mexicano. Lo único que los diferencia son los lentes oscuros que luce Del Paso. Signo inequívoco de su estatura de rockstar. El sábado pasado por la mañana, en el zapping de la cruda, vi a Saul Goodman en la pantalla. Una repetición de Braking Bad, pensé. Regresé un par de canales. Pero no era el abogado. Era la carrocería de Fernando del Paso. Se trataba de la transmisión en vivo de la ceremonia de entrega del Premio Cervantes. A sus ochenta y un años, es el sexto autor mexicano en ganarlo. Y el único al que se lo deberían haber otorgado, comentó alguien a mi lado. No respondo. Pero sin duda también José Emilio Pacheco lo mereció. En la universidad Alcalá de Henares, sentado en una silla de ruedas, Del Paso concluyó un viaje que iniciara ocho décadas atrás. Recibía la recompensa a tanto esfuerzo, dedicación y sacrificio. Por ponerse al servicio de la lengua. Y confeccionar tres de las novelas capitales del idioma español. Con el Cervantes, la obra de Del Paso, por momentos ninguneada, menospreciada, por fin obtuvo el reconocimiento que merecía desde el principio. Calidad

AHÍ DONDE ALGUNOS VEÍAN DIFICULTAD DE LECTURA Y BARROQUISMO, OTROS OBSERVAMOS OBRAS MAESTRAS QUE PRESERVABAN LA IDEA DE TRADICIÓN EN UNA LITERATURA MEXICANA HUÉRFANA DE GRANDES NOVELISTAS.

El sino del escorpión

nunca le faltó. Pero las acusaciones en México contra José Trigo (que en 2001 fue nombrada como una de las cien mejores novelas en español por El Mundo), la desigual percepción crítica y otros malentendidos fomentaron cierto distanciamiento entre el autor y su aceptación como una figura indiscutible de nuestras letras. Pero ahí donde algunos veían dificultad de lectura y barroquismo, otros observamos obras maestras que preservaban la idea de tradición en una literatura mexicana huérfana de grandes novelistas. Afirmación que refrenda el Cervantes, no por su pátina oficial, sino porque ya era imposible seguir ignorando lo evidente. Fernando Del Paso es el escritor vivo más grande de la lengua española. Y sus tres novelas un momento único de esplendor dentro de la literatura que jamás se repetirá. Y era indispensable que se le reconociera. En su discurso de aceptación, Del Paso, quien en los últimos años ha sufrido de altibajos en la salud (pero que a partir de la serie de homenajes y premios, el FIL y el Alfonso Reyes, se ha repuesto para estar a la altura y recuperado el habla a partir de la lectura de Noticias del Imperio) confesó haber subido quince veces al quirófano. Lo que vuelve su empresa más inconmensurable. Del Paso tuvo que acometer dos luchas. Ambas físicas y espirituales. La que corresponde a su salud. Y la de pergeñar más de 2 mil 500 páginas repartidas en tres novelas. Mientras Del Paso lidiaba con sus padecimientos, escribía. Yo sólo he subido al quirófano una ocasión. Por

una cirugía menor, estacionaria. Y me aterré. No quiero volver a saber nada del asunto. Qué güevotes de Fernando para estar enfermo toda su vida y edificar semejante obra catedralicia. Fernando del Paso no la ha tenido fácil. Y hubiera resultado de una ingratitud sin precedentes no haberlo condecorado mientras aún se encuentra con vida. Ingratitud con su empeño, con la literatura y con nosotros mismos. Sus pasos por el hospital, sus diálogos con la muerte, su carácter de irrenunciable, no hacen sino incrementar el tamaño de su leyenda. Quién tiene los arrestos para dedicar ocho años a una novela, diez a otras dos, y jamás reclamar nada. Ningún sitio. Ningún aplauso. Sólo esperar a que la obra se imponga. Como viene ocurriendo de unos años a la fecha. En que las cosas se han revertido. Y el Del Paso incomprendido ha comenzado a impactar a las nuevas generaciones. La generosidad de Del Paso es inabarcable. Obsequiarnos tres novelas como José Trigo, Palinuro de México y Noticias del Imperio y guardar silencio es una de las enseñanzas más grandes de nuestras letras. En su discurso, Del Paso declaró que no se detendría. Que continuaría escribiendo. Si alguien sabe que la literatura tiene consecuencias es él. Y vaya si pagó el costo. Por eso ahora es el jefe. Porque fue el único que en carrera de fondo llegó a la meta. En silla de ruedas pero terminó la competencia. Rulfo, Yáñez y él. Lo más grueso de nuestro Canon. Viva Fernando del Paso.

Por ALEJANDRO DE LA GARZA @Aladelagarza

El Cervantes y los premiados mexicanos EL ESCORPIÓN manchego asoma por la hendidura del muro donde habita, tras leer el discurso de Fernando del Paso al recibir el Premio Cervantes. “Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar”, dijo en Alcalá de Henares, y denunció la persistencia de atracos, extorsiones, secuestros, desapariciones, feminicidios, discriminación, abuso de poder, corrupción, impunidad, cinismo. “Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza [...] No denunciarlo, eso sí que me daría aún más vergüenza”, remató. El arácnido no es el primero en detectar cómo la violencia, tema presente en cualquier discusión sobre México, ha invadido desde hace años los ámbitos culturales y artísticos. “Nada de lo que ocurre en este cruel 2010 [...] de la miseria creciente a la inusitada violencia que devasta a países como México, era previ-

sible al comenzar el año”, dijo José Emilio Pacheco al recibir el mismo premio. “Todo cambia día a día, todo se corrompe, todo se destruye”. En abril de 2014, recuerda también el venenoso, Elena Poniatowska habló de feminicidios, discriminación, pobreza y muerte en México, al aceptar el premio con un discurso de un feminismo irrefutable: “Soy la cuarta mujer en recibir el Cervantes creado en 1976. Los hombres son 35”, recordó antes de saludar a María Zambrano, Dulce María Loynaz y Ana María Matute, las otras mujeres galardonadas. Incluso Sergio Pitol, al recibir el reconocimiento en 2005, si bien no denunció violencia alguna, citó un párrafo donde el Quijote añora el tiempo “cuando la justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del

favor y los del interés, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen”. El rastrero debe además mencionar a Carlos Fuentes, premio 1987, cuando en su discursó habló del mal como precio de la libertad, “porque el mal nos revela lo que podemos ser siendo libres y le otorga a la libertad un precio superior, más allá del peligro latente en el ser humano”. Y a Octavio Paz y sus palabras de 1981: “A todos nos habita un adversario, y combatirlo es combatir con nosotros mismos. Esa lucha, ya no íntima sino social, ha sido la substancia de la historia de nuestros pueblos”. Antes de retornar castellano a su cicatriz en el muro, el escorpión se lleva la voz de José Emilio: “En medio de la catástrofe, al centro del horror que nos cerca por todas partes, siguen en pie el misterio y la gloria del Quijote”.

LA VIOLENCIA, TEMA PRESENTE EN CUALQUIER DISCUSIÓN SOBRE MÉXICO, HA INVADIDO DESDE HACE AÑOS LOS ÁMBITOS CULTURALES Y ARTÍSTICOS.


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E l Cultural El C u lt u ral SÁBADO 30.04.2016

ARCANGELO CONSTANTINI

“INTENTO HACER UNA FICCIÓN CIENTÍFICA” No sabemos si Arcangelo Constantini es en realidad un artista creando a través de la ciencia, o un investigador que usa el arte para explicar la vida. Entrar al mundo creativo de Arcangelo Constantini es como entrar al universo de la ciencia ficción. Nació en México, en 1970, y es fundador de la producción de Arte y Tecnología y del Net.Art en México. Su trabajo se caracteriza por una profunda investigación científica de los medios web y de la naturaleza a través de la tecnología. Fue curador de

nuevos medios del Museo Tamayo Arte Contemporáneo y del proyecto 1/4, así como de la Bienal de Arte Electrónico “Transitio MX”. Entre los temas que aborda en sus piezas se encuentran el agua, el sonido, el hacking, los transgénicos y el arte elaborado ex profeso para la web. Entre sus obras y proyectos podemos mencionar Nanodrizas, unos unos y unos ceros, Bakteria, Atari-Noise y Campo de surcos. Arcangelo ha expuesto su trabajo en festiva-

les y muestras de arte electrónico de Canadá, Corea, Cuba, Italia, Alemania, Argentina, Holanda, Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y Australia, entre otros. Es uno de los artistas contemporáneos más interesantes, y concibe el arte como una exploración de la vida a través de los desarrollos tecnológicos: “El arte es la construcción de hipótesis, es lo que me atrae, el poder hablar y hacer uso de ciertos sistemas. El arte, sí, es rígido, pero te da cierta libertad para doblar la rigidez”.

Por

ESGRIMA

¿Por qué abordar el arte o la vida desde la tecnología? Soy autodidacta. Siempre quise estudiar arte pero me interesaba mucho el vínculo con el uso de la tecnología. En México no había la escuela, la Esmeralda no tenía estas aproximaciones. Viajé a Europa, desde entonces ya tenía intereses en la música, de experimentación con el sonido, y elegí la carrera de diseño, pero al final decidí no terminarla porque no era la educación que quería. Empecé a usar computadoras, de las primeras que salieron, y a hacer animación para un colectivo en México a finales de los años ochenta y principios de los noventa. Trabajé en televisión con diseño broadcast e hice carrera, pero no era lo que yo buscaba. Fue cuando empecé a trabajar y experimentar con internet. La red me permitió experimentar con todas estas necesidades que tenía de expresión y de autoría. Desde que empecé a trabajar y desarrollar arte con tecnología, comencé a mirar los procesos de mi vida a través de ella, a plantear hipótesis para tratar de entender significados de cosas que pasan por mi mente y utilicé esos medios para expresarme. Leía mucha ciencia ficción. Intento hacer algo como ficción científica; como una ciencia ficción objetual, una ciencia ficción que construye máquinas para generar hipótesis especulativas. ¿Qué fue lo primero que querías comprobar con el arte? La percepción, el entorno y la realidad. Cuando empecé a trabajar con los medios digitales tenía interés en la simulación, el engaño,

ALICIA QUIÑONES

TRABA JO MUCHO SOBRE L A IDEA DE L A OBSOLESCENCIA, L A DECADENCIA, L A ENTROPÍA, Y CÓMO L A MATERIA ESTÁ EN CONSTANTE TRANSFORMACIÓN.”

Arte digital > FERNANDO MONTOYA >La Razón

la imagen en movimiento y la inmediatez. El arte busca en gran medida la inmersión del “usuario”, desde la pintura de gran formato que diluye los límites de la realidad. De pronto estás inmerso en la obra. Muchos de los artistas ahora, a través de la instalación, buscan compartir experiencias, sean fantásticas, sobrenaturales, etcétera. Yo he intentado explorar en el arte digital lo que llamo el concreto onírico digital; trabajo mucho sobre la idea de la obsolescencia, la decadencia, la entropía, y cómo la materia está en constante transformación, y éste es un espacio concreto que tiene sus leyes físicas que rigen el electromagnetismo, la gravedad. Por ejemplo, entrar a la red es como entrar en un sueño, porque es un mundo creado, que no existe, es la representación de la realidad. Net.Art y Bakteria tienen que ver con esa exploración. Fui curador en el Museo Tamayo y ahí tuve el proyecto Inmerso, con planteamientos desde y para los medios audiovisuales y tecnológicos. Inmerso busca mostrar que los medios tecnológicos completan una emoción. El agua como elemento de la existencia es uno de los temas que hoy te interesan para tus instalaciones. Así es. Esta pieza que tengo en mi estudio, Acqua Planetarium (una instalación que conecta dos esferas de cristal), habla sobre los primeros planetas que se están descubriendo y que tienen posibilidad de vida. En específico del planeta Keppler 22E, que está a 500 años luz y se dice que tiene posibilidad de vida como en la Tierra. Tengo una investigación muy precisa del agua, la molécula, la energía y el calentamiento global y así desarrollé esta pieza. Bakteria, que aún continúa, es uno de tus primeros proyectos.

Es un proyecto que comencé hace veinte años y creo que nunca lo voy a terminar. Habla sobre la infinitud de estos organismos. Es un experimento de dibujo automático que llamo morfogénesis espontánea, con la idea que tenían en la filosofía de que había posibilidad de generación espontánea de la vida y surgía de la nada; después vinieron hipótesis nuevas de la evolución. Con Bakteria la idea es que en el cuerpo existen más bacterias con su propio ADN que células del cuerpo humano. ¿Y los tatuajes? Estoy empezando a crearlos y forman parte de Bakteria. Hago un catálogo especial de bacterias, son únicas y las plasmo como formas únicas en cada individuo. ¿Cuáles son los proyectos que estás llevando a cabo en este momento? Estoy enfocado en Bakteria y Aqua Planetarium, pero también estoy haciendo una pieza que nos comisionó tv unam sobre el espectro electromagnético, en la que “espectro” se refiere a lo que es visible e invisible, lo que conocemos y desconocemos, los fantasmas y la fantasmagoría. La pieza descubre todo eso a través de tecnología obsoleta. La televisora nos abrió las puertas para recuperar equipos que ya iban a desechar, y de ahí recuperamos monitores. ¿Necesita el espectador tener información antes de llegar a tu obra o sólo depende de su interpretación? Hay información que todos tenemos, pero es importante para mí que se lean los textos en las salas de museos, que haya una contextualización de hacia dónde va el experimento o la experiencia. Que el arte hable por sí solo…, no…, en otras cosas sí funciona.


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