Gutierre Tibón

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ace quince años murió Gutierre Tibón (Italia, 1905-México, 1999), heredero de una familia de sabios medievales de España, los Tibónidas de Granada, que llegó a nuestro país a los 35 años para mostrarse como un antropólogo atípico que usó la imaginación como herramienta de trabajo. Se quedó en Cuernavaca, ahí murió a los 94 años, dejando un legado a los mexicanos, que La Razón analiza en esta entrega.


Su formación fue autodidacta

arribó a México en 1940, invitado por el diplomático Isidro Fabela; lideró la radio educativa en el país; fundó el Instituto de la Enciclopedia de México y el Instituto Italo-Mexicano de Relaciones Culturales Por Axel Fernández axel.fernandez@razon.mx scritor, antropólogo, lingüísta, locutor, viajero... y creador de la Olivetti portatil que sería una precursora de la laptop, el italomexicano Gutierre TIbón cumplió el pasado jueves su décimo quinto aniversario luctuoso. Siempre ligado a la cultura prehispánica, sus orígines y su significado, el autor errante de El ombligo como centro cósmico, se convirtió en uno de los más grandes exponentes de las raíces mexicanas durante el Siglo XX. Desde su llegada al país en 1940 —desembarcó en Veracruz— no pudo desprenderse del enamoramiento que experimentó por cada rincón de la nación que lo acogió, desde Baja California hasta Chiapas. Financiado por su invención: la máquina de escribir portatil, viajó por las 32 entidades federativas, que lo bañaron de “magia y cosmogonía”, gracias a los olores del chocolate y la vainilla, los textiles, los hongos, los apellidos, las lenguas, y sin duda, los ombligos. Nacido el 29 de febrero de 1905 en Milán, Italia, su origen siempre fue enigmático. Con raíces españolas, los rastros más antiguos de sus antecesores se remontan al siglo XII. Los Ibn Tibón (llamados también Iboní), dinastía de médicos, sabios y traductores de Granada, descendían del fundador de la casa española, Yehuda Ben Saúl Ibn Tibón, quien, por las persecuciones anticristianas, se refugió en Provenza, Italia. Su infancia se dio en Basilea, Suiza, en donde se adentró en el mundo de los libros; guiado por su carácter aventurero se convirtió en autodidacta en los prime-

En Suiza creó la máquina portátil; la compañía Olivetti la patentó en la década de los cuarenta, cuando el uso de máquinas de escribir era indispensable para escritores, periodistas, archivistas... apareció el “mini cooper” de estos aparatos: la Hermes baby. La ingeniería suiza que caractereizaba los relojes llegó a una portatil creada por Gutierre Tibón a la mitad de los años 30. Metálica, pintura corrugada, color gris, con cinta de algodón de tinta azul...

eran las características del gran invento que la compañía Olivetti patento, y por la que recibió ganancias hastalos años 80. En el nuevo siglo, estos aparatos vuelven al gusto de los jóvenes. En el Centro Histórico, en República del Salvador 116, la casa Cervantes recibe con más regularidad las antiguas Hermes, objetos que artistas como Tom Hanks coleccionan.

Anabel Clemente

Gutierre Tibón Erudito italomexicano

Durante muchos años descubrí el mundo de sensaciones que me avasalló al viajar por México, alternar con gente nueva, atisbar todo con ojos nuevos. Tengo el don del asombro que siempre se renueva; a veces logro atar cabos sueltos que me permiten penetrar más hondamente en los secretos del pasado Sólo hipócritas o espíritus mezquinos pueden ver en las relaciones mágicas de hombre y naturaleza, concepciones cósmicas de hondísimas raíces, algo que hay que callar u ocultar

os 50 de la versión de los añr Tibón. máquina creada po

ros años de su vida. Más tarde se involucraría en la venta y reparación de máquinas de escribir, aunque su verdadera pasión estaba en las creaciones literarias a partir de la exploración. Maduro y con 35 años, pisó por primera vez México. Fue invitado, en Ginebra, por el “Néstor” Isidro Fabela, delegado de la Organización de las Naciones Unidas. El puerto de Veracruz fue el escenario de su desembarque y el primer sitio del que se prendería. Dos años más tarde publicaría su primera obra, una visión a lejana de la sociedad mexicana. México 1950, un país en futuro, que se convertiría en el “tratado” de una utopía nacional. Pero su perspectiva progresista y deseo de conocer a los mexicanos, lo llevó a la radio nacional, en la que enfocó sus esfuerzos por la educación a nivel masivo. Viaje a la India por el aire, en 1942; América, Setenta siglos de la historia de un nombre, en 1944; Introducción al budismo, de 1957; y Pinotepa Nacional. Mixtecos, negros y triquis, 1961; serían la representación de la constancia de su espíritu de descubridor, como un neo Humboldt, reveló más de un modo de pensamiento, religión y cultura.

Seis décadas lejos de Italia Publicó su primera monografía en Basilea, Suiza, Il Monte Bre.

hasta 1939 Viaja por Europa, el sur de Asia y el norte de América.

Llegó a México invitado por Isidro Fabela.

Publica el libro México 1950: un país en futuro.

Doctorado Honoris Causa de la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo.

Recibe el Premio Internacional Alfonso Reyes.

Le otorgan la Medalla de Instituto de Investigaciones sobre el Hombre.

Recibió la cruz al mérito de la República Austriaca y la órden al mérito de la República italiana.

No obstante, a pesar de viajar a través del mundo, su mayor hallazgo fue en el cuerpo humano. “En el principio era el ombligo. No, antes del principio, según el Rig Veda: el germen del mundo descansaba sobre el ombligo de lo increado. El Midrash dice que Dios creó el mundo al igual que el ser nacido de mujer: desde el ombligo. El centro del mundo es el ombligo, por la comparación del microcosmo humano con el macrocosmo universal”, decía quien veía en la cicatriz maternal una ventana a la verdad cósmica. Su intelecto lo llevó a dar clases en el paradigma de la literatura mexicana, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde fue el mentor de las generaciones modernas de escritores y lingüistas. Fundó el Instituto de la Enciclopedia de México y del Instituto ItaloMexicano de Relaciones Culturales; también fungió como académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias. Por su contribución a la cultura, los premios también lo rodearon: Doctor honoris causa por la UNAM en 1946; el Premio Internacional Alfonso Reyes 1987; la Cruz al Mérito de la República Austriaca; Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República Italiana 1991, y la Medalla Ignacio Manuel Altamirano 1999, que se entregó posterior a su muerte. Cercano a los 95 años, el miembro de la Academia Mexicana falleció en su “eterna” residencia de Cuernavaca, tras su “ineterno” viaje por los ombligos culturales, del hinduísmo al mixteco. De Italia a México.


Una cicatriz y sus secretos

El último de los Tibónidas

Gutierre Tibón fue el último descendiente de la dinastía de eruditos que tradujeron el árabe en la edad media. Su apellido viajó de España a México con distintas estancias:

Yehudá ben Saúl ibn Tibón

Vivió: 1120-1190 Profesión: Filósofo, poeta y médico Padre de una dinastía de médicos, sabios y traductores que vivieron en Granada hasta el siglo XII Estancia: De España se traslada a Francia

Samuel ibn Tibón

Vivió: 1150-1230 Profesión: Padre de los traductores Tradujo al hebreo la Guía de perplejos, de Maimónides y le anexó un diccionario filosófico para su comprensión. Estancia: En Marsella, Francia

Jacob Ben Majir Ibn Tibón

Gutierre Tibón

Reunió en este texto del año 1979, apuntes de antropología, psicología, filosofía, etnología, historia de las religiones y simbología, en uno de sus legados más populares

Vivió: 1230-1312 Profesión: Médico, traductor y astrónomo Se le considera inventor del Cuadrante, del que derivará el Sextante que aún se usa en la navegación moderna. Estancia: De Marsella, Francia, a Milán, Italia

Vivió: 1905-1999 Profesión: Antropólogo, filólogo e historiador Autor de 35 obras que incluyen temas sociológicos, viajes, etnología y arqueología Estancia: De Milán, Italia, a Morelos, México

»Calendario solar, una piedra que al centro muestra el símbolo del nahui ollin, cuatro movimientos.

El ombligo, centro del universo

De acuerdo con Tibón, los aspectos sobresalientes de la cosmología mesoamericana son el ámbito horizontal en que viven los hombres, cuatro puntos, y la quinta dirección vertical, que permite la comunicación con los cielos y los inframundos. Esta dirección equivale al ombligo. En muchas esculturas, está esa cavidad que tenía el propósito de “darle vida” a la imagen, colocando en el orificio una piedra de jade.

»Escultura de piedra, de San Luis Potosí, situada en el Museo de Brooklyn, con el orificio circular en la región umbilical.

»Estatua de jade de Xolot, mellizo de Quetzalcóatl, tiene el rostro descarnado y dos cavidades en el abdomen.

»Monolito masculino con las manos al centro, como si sostuvieran un recipiente ritual a la altura del ombligo.

»Primer Chac Mool hallado en Chichén Itzá. Sostiene un recipiente en el ombligo.

Por Carlos Olivares Baró carlosolivaresbaro@hotmail.com El escritor italomexicano Gutierre Tibón (1905 - 1999) legó un texto de afanosa peculiaridad El ombligo como centro erótico (1979), en el cual mezcla apuntes propios de antropología, psicología, filosofía, etnología, historia de las religiones y semiótica (simbología). Según el autor de La ciudad de los hongos alucinantes, el ombligo es el “centro de la respiración y de la rosa de los vientos”. Metáfora del útero y paradójicamente del falo. Luna (femenino) y sol (masculino) convergen en esa cicatriz ventral. “Es andrógino, y, sin embargo, connaturalmente femenino. Sol, Luna, pero también estrella: la Polar, eje del universo”, recalca el filósofo originario de Milán. Zona erótica por antonomasia, en el ombligo desnudo de una mujer confluyen connotaciones fantásticas, mitológicas, religiosas y místicas. Filigrana del nacimiento. Vinculación de la creatura (embrión) con la madre. Polo central del cuerpo. Nexo entre lo humano y la Madre Tierra. Espacio erógeno: sutura mostrada: principio, origen de acuerdo con develamientos de budistas, hindúes, hebreos y griegos. En las culturas indígenas de México juega un papel trascendental: “Colocando miel en el ombligo de las niñas se garantiza una dulzura en su carácter y un encanto erótico irresistible”, reza una leyenda mesoamericana. Cicatriz de matices sensuales (asiento de la libídine femenina), imposible desdeñar: estímulo visual deslumbrante: las muchachas lo exhiben cuando quieren despertar el apetito sexual en los varones. Besar el ombligo, incitación irresistible quizás por la cercanía de los genitales. Mencionado en varios cuentos de Las mil y una noches como el “recipiente que contiene poderosos aromas afrodisiacos”. En el Cantar de los Cantares, de Salomón, se lee: “Tu ombligo como una taza redonda / que no le falta bebida. / Tu vientre como un montón de trigo / Cercado de lirios”. El ombligo como centro erótico sumerge al lector en sugestivos arcanos. Uno de los grandes textos de un estudioso que puso frente a nosotros correspondencias antropológicas de valores imprescindibles. Vale la pena entrar a esos estimulantes y sugerentes folios que no pierden vigencia después de 35 años de su primera edición.

»Chac Mool de Tacubaya, descubierto en la ciudad de México, con vasija similar a la de Chichen Itzá


Abrió un puente entre tradición oral y lingüística

*Historiador y crítico de arte, autor de los libros dedicados a Gutierre Tibón, Lo extraño y lo maravilloso y Fascinación por México.

“Dios escucha”

El “Dios” Sem “nombre”

“El nombre de Dios”

El “Dios” Yosef

“Que Yahvé multiplique” Yehoyaquim

Angelos

“Dios establecerá”

“Mensajero de Dios” Christianus

“Cristiano”

Mi “quien” El “Dios” Ka “como”

“¿Quién como Dios?” Origen: hebreo

Adria, derivado de Ater

Oscuro. Se asignaba a los habitantes de Adria, en Italia

Gutierre Tibón Investigador italomexicano

México tiene un pueblo que constantemente inventa frases ingeniosas, que demuestran su inteligencia e ingenio

gente aprendizaje de la mirada y de la oralidad. Ubicado entre los historiadores, antropólogos, lingüistas y arqueólogos de su generación, como Silvio Zavala, Daniel Cosío Villegas, José Luis Martínez, Edmundo O’ Gorman, Rubén Bonifaz Nuño, José E. Iturriaga, Alfonso Caso, Ramón Piña Chan, o más jóvenes, como Miguel León-Portilla, Juan M. Lope Blanch, Luis González y González, Guillermo Bonfil Batalla, Josefina Zoraida Vázquez, José Moreno de Alba, Luis Fernando Lara, Álvaro Matute, Enrique Florescano, Andrés Lira, Linda Manzanilla, Alfredo López Austin, Lorenzo Meyer, Héctor Aguilar Camín, Eduardo Matos Moctezuma, Enrique Krauze.... Bien dice el historiador francés Jacques Soustelle sobre Tibón que “con su erudición casi ilimitada de humanista curioso de todas las cosas, añade una

Con la expansión de los pueblos germánicos en el siglo V cambió el sistema onomástico romano. De España llegaron a México.

Shamah “escuchar”

Nombres germánicos

Los que se derivan de la Biblia son principalmente de origen hebreo o griego. Los hebreos suelen contener una parte que significa Dios:

enía 94 años y era uno de los estudiosos de México más brillantes y respetados. Gutierre Tibón fue un políglota con el espíritu multiplicado por los idiomas que le transmitieron los espíritus de otros pueblos, desde el alemán, griego, latín, inglés, francés, hasta el náhuatl. En Ginebra, Isidro Fabela, le aconsejó establecerse en México, donde encontraría un amplio campo para sus inquietudes de investigador. “México tiene un pueblo que constantemente inventa frases ingeniosas, como las de los camiones o los hombres de las pulquerías en algún tiempo, que demuestran la inteligencia e ironía de nuestro pueblo. Entonces, desde que llegué a México en 1940 he tratado de realizar mis libros con un sabor mexicano “, decía Tibón. El investigador e historiador aspiró a entramar un relato histórico, asequible y vivo para el lector formado. Un maestro indiscutido, su columna periodística “Gog y Magog” se publicó durante casi cuarenta años en el periódico Excélsior, también colaboró en radio, “Diálogos radiofónicos”, en la XEW y en los programas de televisión al lado de Luis Spota. Para Tibón, el historiador propone distintos ángulos de visión que la tradición convierte en una mirada definida para un tiempo histórico determinado. La historia es así una propuesta de realidad verosímil y la verosimilidad la perfila el tiempo. La investigación, el descubrimiento de fuentes y la “certeza” es lo que hace enriquecer el discurso de un historiador. Gutierre Tibón observó, descubrió, interrogó y abrió un puente entre la historia, la ciencia, la lingüística y la filología. Su obra escrita, tensa, directa y sin condescendencias retóricas, mereció reconocimiento nacional e internacional. Lo primero que atrae — dice Agustín Yáñez— la atención de las obras de Gutierre Tibón, es el conjunto de recursos — invisibles— con que logra sostener la amenidad al tratar temas de naturaleza difícil… Tibón marcó un camino a seguir como pocos lo han hecho durante la segunda mitad del siglo XX. Su formación, autodidacta, se había forjado en un disciplinado y nada indul-

Tibón investigó las poblaciones a partir de sus nombres, así también, a sus habitantes. Griego, hebreo, cristiano... sus génesis.

Nombres judeo-cristianos

Por Miguel Ángel Muñoz*

Desde el origen

Nombres más frecuentes

El investigador realizó un estudio de las palabras de origen griego, latin, náhuatl; la pérdida de identidad de los pueblos antiguos fue su vaticinio

monos

nueva dimensión a todo lo que ha podido ser dicho o escrito sobre la historia del nombre de México, que ya había tentado la sagacidad de espíritus tales como Hermann Beyer y Alfonso Caso. Recurriendo a la etimología y a la lingüística comparativa, a la geografía y a la cosmología, Tibón hace surgir (México-Tenochtitlán) de esa palabra y ese giflo, por olas sucesivas, todo un universo: el mundo encantado del pensamiento indígena.”. Tibón dejó sus trabajos abiertos a continuas interpretaciones liberadas de formalismos rígidos, esteticismos de todo orden o juegos de retórica, de manera que cada libro se convierte en un genuino juego intelectual interactivo entre las partes de un todo; además, vaticina el desmoramiento de las culturas populares, los cambios regionales y la pérdida de identidad de los pueblos antiguos.

estudios publicados en México se tienen de Gutierre Tibón, aunque son difíciles de conseguir en su totalidad


Etimología de los nombres

De acuerdo con Gutierre Tibón, el significado de nombres y apellidos del país tiene una significación metafórica. El filólogo italomexicano se encargó de investigar el significado de los nombres, no sólo de México, sino de España y Filipinas.

Algunos estudios

»Viaje a la India por el aire, 1944

»América, Setenta siglos de la historia de un nombre, 1945

»Aventuras de Gog y Magog, 1946

»Origen, vida y milagros de su apellido, 1946

»Mujeres y diosas en México, 1967

»Introducción al budismo, 1957

»Pinotepa Nacional. Mixtecos, negros y triquis, 1961

»Diccionario etimológico de los nombres propios de las personas, 1956

»El mundo secreto de los dientes, 1972

»Historia del nombre y de la fundación de México, 1975

»El ombligo como centro erótico, 1979

»El jade en México: el mundo esotérico del chalchihuite, 1983

La forman tres vocablos:

Metztli (luna)

Co (lugar)

Xictli (ombligo) que integran la palabra náhuatl

Bero “oso”

Mexitli

“Fuerte como oso”

su significado es

Hart “fuerza” Gair “Nobleza” Hard “por la lanza”

“En el ombligo de la luna” “Noble por la lanza” o “guardián valiente

Will “Proteger” Helm “casco” Rat “consejero” Wulf “lobo” Rik “caudillo” Hart “valiente” Spero

onos

estudios publicados en México se tienen de Gutierre Tibón, aunque son difíciles de conseguir en su totalidad

“Yelmo voluntarioso” o “protector decidido”

»De acuerdo con la leyenda, fue éste el que condujo a los aztecas desde Aztlán hasta el valle donde se asentaron y fundaron el núcleo del país.

»Mexitli también era el nombre de una deidad identificada con Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra. El cual tiene su origen en el ombligo de la luna.

»De acuerdo con el lingüista, el significado ubica al lector en la isla situada en el ombligo del Lago de Texcoco, en la cual se fundó México-Tenochtitlan.

“Consejo del lobo” o “consejo del guerrero” “Caudillo del ejército”

Derivado del árabe y lo forman tres vocablos

Uad (Río)

Tener confianza en el futuro Origen: latino

Al (de)

Hub (amor)

su significado es

“Río de amor” Estudios antiguos destacaban que

Solitario Origen: griego

»Guadalupe era un hibridismo entre el árabe y el latín, con el significado “Río de lobos”. En México el nombre se comparó con

“Tengo el don del asombro que siempre se renueva; a veces logro atar cabos sueltos que me permiten penetrar más hondamente en los secretos del pasado” Pero resulta todavía más decisiva la conversión del historiador al divulgador, entendido como la norma de comprender la historia y su complejidad. Caso interesante —afirma el historiador Álvaro Matute— el de Gutierre Tibón, también, porque floreció como historiador, filólogo y antropólogo en un siglo en el que la profesionalización académica de esas actividades fue lo que privó, tendiendo a expulsar de los cenáculos a los sabios que no pertenecían a las instituciones, cuya vida y sentido radica en propiciar la investigación”. Ciencia, arte, religión, procedimientos políticos y sociales que se proyectan desde México y sus rincones, son un conjunto para Tibón.

Derivado del náhuatl y lo forman tres vocablos

To (nuestra)

Nan (madre)

Tzin (venerada)

su significado es

»El ombligo »La tríade como centro prenatal: cósmico: Una cordón, placontribución à centa, amnios. Supervivencia de la historia de las la magia paleolí- religiones, 1981 tica, 1981

“Madre de los dioses” »De acuerdo con Tibón, la relación entre estos nombres parte de la divinidad de la virgen María, que asume el rol de madre de Dios.

»La ciudad de los hongos alucinantes, 1983

»Los ritos mágicos y trágicos de la pubertad femenina, 1984


Descubre nuevos pueblos

En la década de los 50, Gutierre Tibón se dedicó a explorar la sierra mazateca, con lo que dio a conocer culturas ocultas.

Pinotepa Nacional

Huautla de Jiménez

Olinalá

Descubre la historia del pueblo entre montañas Escribe Olinalá Se publica en 1960

Recorrió 492 km

Olinalá

Estado: Guerrero Su nombre proviene: del náhuatl Significa: Lugar de terremotos o Todos temblaban Ollin: Movimiento Tlan: la tierra Lan: lugar de

Estado: Oaxaca Nombre original: era Ñuoko, vocablo mixteco Significa: “Tierra o pueblo de veinte” Nombre con que lo identifican los indígenas y personas mayores Ñú: Tierra o pueblo Oro: veinte

Conoce a María Sabina Escribe La ciudad de los hongos alucinantes Se publica: 1983

Escudo

Está basado en la historia de Gutierre Tibón. En la primera división,un rostro tlapaneco pintado de color vino.

Recorre 340 km

Pinotepa Nacional

Investiga la historia del lugar Escribe Pinotepa Nacional: mixtecos, negros y triquis Se publica en 1961

En la tercera, el águila con la serpiente que representa el nacionalismo.

En la segunda parte en campo de plata, un tecpan o sea un palacio, que significa el señorío de Pinotepa. La cuarta, un mar azul rodeado de palmeras, símbolo del paraíso y de la economía pinotepense.

Consumió hongos con María Sabina

omo Bob Dylan, los Beatles, Jim Morrison y los Roling Stones, Gutierre Tibón llegó a Oaxaca, pero una década antes, para conocer a la chamana que en los años 60 cobró fama mundial por el uso de hongos alucinógenos, María Sabina. En La ciudad de los hongos alucinantes, de 1983, Gutierre Tibón cuenta cómo llegó a la sierra mazateca en 1956, atraído por el lenguaje silbado entre los mazatecos. Su viaje a Oaxaca lo llevó a María Sabina. “Tuve la suerte de ser el primero que escribió sobre esta mujer humilde y maravillosa. En 1956, hace diecinueve años, su nombre figuró en letras de molde en la página editorial de un diario de México. Después de una velada en la oscuridad —durante la cual María Sabina, atraída telepáticamente por mi angustia, me dio consuelo y me reintegró al calor de la vida— tengo con ella un lazo afectivo que no vacilo en llamar filial. ‘No pude nunca hablar con ella porque desconoce el castellano; pero la mañana después de la velada subí hasta su choza —una hora de subida empinada desde Huautla— para besar su mano y mojarla con incontenibles lágrimas (esta actitud mía hacia María Sabina, que persiste en el recuerdo pese a los años transcurridos, no obedece a mi raciocinio habitual, sino a la perturbación emocional provocada por los hongos)”, escribió el historiador en La ciudad de los hongos alucinantes. Siguiendo los pasos del micólogo

Pinotepa Nacional, en Oaxaca, y Olinalá, en Guerrero, son los municipios del sureste que estudió el erudito; el efecto de los hongos alucinógenos lo experimentó como Jim Morrison y Bob Dylan

la indígena mazateca María

Foto> Especial

Por Anabel Clemente Trejo anabel.clemente@razon.mx

Sabina.

Gordon Wasson, el primer occidental en participar en la ceremonia de la Mezcalina, Tibón se adentró en la cosmogonía mazateca y dejó un testimonio que no se centra sólo en el uso de los hongos alucinógenos, sino que presenta un estudio lingüístico, antropológico y religioso de la sierra, de Huautla de Jiménez. Pero su estancia en Oaxaca no sólo fue en esa zona. También descubrió la historia de un pueblo entero. Recorrió

492 kilómetros de Huautla de Jiménez hasta un poblado desconocido en ese entonces: Pinotepa Nacional, un lugar que cambió de nombre en más de una ocasión: el original era Ñuoko, un vocablo mixteco que significa “Tierra de veinte”; con el arribo de los nahuas a ese territorio, cambió a Pinotecpan “el palacio de extranjeros”, hasta el porfiriato, periodo en el que se conformó el término Pinotepa Nacinal. Tibón realizó un estudio histórico, antropológico y lingüístico de los “americanos criollos” de ese municipio oaxaqueño. Tan importante fue su trabajo que el escudo de la localidad se basó en la investigación que publicó en 1961: Pinotepa Nacional: mixtecos, negros y triquis. A través de su estudio da a conocer trabajos anteriores de cronistas como Motolinía, Sahagún, Jacinto de la Serna, Francisco Hernández, el médico de Felipe II, Hernando Ruiz de Alarcón. Conjugó la historia, la literatura, la filología y las tradiciones orales para configurar un panorama crítico de la vida cotidiana, cultural y social de Pinotepa Nacional. Olinalá, en Guerrero, es el otro poblado que descubrió el filólogo autodidacta. A 340 kilómetros de Pinotepa Nacional, Tibón arribó en avioneta —el primero en hacerlo en ese transporte—, al lugar entre montañas en el que sus artesanos

Gutierre Tibón Investigador italomexicano

Mi obra, durante casi ocho lustros, no ha sido de imaginación sino de investigación; por temperamento, o por comulgar con la tendencia manzoniana, no he tratado temas escabrosos: no significa que atribuya falta de investigación

utilizan la técnica de rayado (con púa de maguey). El objetivo del investigador era “revelar la memoria de un pueblo oculto en la ignorancia, en el alejamiento social, cultural y político, pero al mismo tiempo, grande por su riqueza tradicional”. El estudio que desarrolló hace medio siglo es vigente ante la pobreza extrema, la inseguridad social, la falta de educación, y desde luego, la falta de atención a las comunidades indígenas. Como destaca el historiador Miguel Ángel Muñoz, Tibón configuró una investigación “antropológica” ajenas a la academia, pero imprescindible para la antropología mexicana.


Crónica de un viaje en los 50

Por: Gerardo De la Concha

México en el extranjero

Existieron dos personajes claves en el arribo de Tibón a México:

»Lázaro Cárdenas, que en los años 40 abrió las puertas mexicanas a los exiliados europeos, principalmente los republicanos españoles que huían de la guerra civil. »Isidro Fabela, como delegado en Ginebra fue quien lo invitó, en 1938, a vivir en México. Le hablaba sobre la Revolución, de la que fue partícipe, y contribuyó en la exportación de la cultura mexicana.

n este libro de 1960 dedicado a un pequeño pueblo de la sierra guerrerense considerado la capital mexicana de la artesanía en laca —una tradición prehispánica—, Gutierre Tibón logra una delicia literaria, como las que escribía con su peculiar sentido de observación, su erudición y su prosa diáfana. Olinalá, ha sido uno de esos lugares rurales donde el tiempo lento decanta la obra de esos artesanos que durante cientos de años han resguardado a su manera el prodigio de sus artes con su peculiar sentido de belleza y trascendencia. En su momento, el viaje de Tibón a Olinalá buscaba dejar el testimonio del uso con técnica antigua de la laca. Para ello, sus conocimientos históricos y el dominio del náhuatl y la filología le permiten interesantes disquisiciones que, combinadas con su vigorosa descripción de los paisajes, de la gente y de las costumbres, crean páginas amenas que se siguen leyendo más allá de su pura calidad testimonial. “Levantamos nuestra mirada y vemos la inmensa jícara azul del cielo prehispánico. Ese hemisferio celeste no es sino el minúsculo hemisferio de la calota craneana de un héroe cósmicamente agigantado. No olvidemos que aquel héroe murió por su atrevimiento de jugar a la pelota, juego de alta magia, con los señores del infierno”. Las crónicas de viajes en México tienen una gran prosapia. Siempre ha habido extranjeros enamorados de nuestra tierra cuyos relatos componen el historial de un país diverso y rico en su cultura, historia y lugares. Gutierre Tibón decía al referirse a México: “aquí hay, como se dice, sedimentación de cultura”. La sobreposición de nuestros tiempos históricos: la tradición y la modernidad, los vestigios y lo nuevo, lo antiguo y lo recreado, van definiendo a una de las grandes culturas del mundo. Hay luego mexicanos empeñados en denigrar o menospreciar lo que ya somos y también lo que podemos ser, mientras extranjeros que aquí han vivido en la estirpe de Gutierre Tibón, Carlo Coccioli o los doctores Joseph Elías y Cristine Meulemans —estos últimos, quienes como mexicanos por adopción todavía habitan entre nosotros— se empeñan en destacar lo que realmente representa México. De regreso al tema de las lacas que se dedica a estudiar Gutierre Tibón en su viaje a Olinalá, ya los historiadores novohispanos del siglo XVI destacaban a las

La Razón SUPLEMENTO ESPECIAL

»Coordinadora Anabel Clemente Trejo »Redactor Axel Fernández

El libro termina con el proyecto para un museo de las lacas, como un incentivo turístico para la región; “aquí hay, como se dice, sedimentación de cultura”, decía Tibón sobre los pueblos indígenas

artesanías de laca y bordados de Oaxaca.

plato con la técnica de rayado, de Olinalá. lacas mexicanas y las consideraban distintas de las asiáticas, como un producto artístico muy peculiar. Entre las antigüedades valiosas están, por ejemplo, los “arcones de boda” de las novias campesinas del Bajío y del sur mexicano, quienes los recibían como objetos lujosos, pintados amorosamente: algunos de estos arcones han sido vendidos en subastas de antigüedades de Madrid, Lima o Guatemala. Los de Olinalá son, sin duda, de los más valiosos. El libro de Olinalá termina con el proyecto para un museo de las lacas, como un incentivo turístico para la región, proyectado por el doctor Rubín de la Borbolla, también historiador del tema. “Un museo de la laca nos permitirá reconocer a los artesanos las formas más nobles y hermosas de su producción pretérita como una forma que puedan inspirarse en ellas, en las fuentes de su arte tradicional. Se trataría de volver a producir obra de la mejor clase, del estilo antiguo, y crear formas nuevas, sugeridas por lo

»Diseño e ilustraciones Miguel Ulloa Maciel »mapas Alfredo Peralta

Alfonso Reyes Poeta, ensayista, narrador

Tibón acierta con un tema de gran curiosidad y atractivo. No sólo interesa a los eruditos, sino a todo el mundo, hasta posee algo de ese encanto popular que también poseen las obras en que se descifran los horóscopos y los sueños Hugo Gutiérrez Vega Abogado, poeta, académico

Gutierre Tibón, por su amplitud de miras, su curiosidad infatigable y su profundo conocimiento de muchos y muy variados temas, fue, al mismo tiempo, un renacentista y un ilustrado del enciclopédico y libertario pensamiento iluminista mejor producido ayer. La creación artística es una forma de liberación: veríamos, pues, en Olinalá, más alegría de vivir”. Después de cincuenta años dicho museo quedó como un sueño. Sin embargo, esta breve obra nos ayuda a discernir que un país capaz de ser potencia como se lo

»Retoque digital Óscar Escobar »Corrección Carlos Olivares Baró

propone acertadamente la modernización en México, se alimenta por ello mismo de las delicadezas y las tradiciones de una cultura profunda. Saber hacer ese balance será determinante para nuestro futuro. Y las obras de Gutierre Tibon nos ayudan a tener esta visión.

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Fr ag m e n t od el

pr ólo g od eE l om b li g o com o

cen t r o cósm ico

Por Gutierre Tibón

Frida con el mono araña; Frida con el doctor Farill; Frida en forma de venado herido; una Frida 1890 transfundiendo su sangre a una Frida con su columna vertebral rota —una columna clásica con capitel corintio— y mil clavos que le atormentan la carne. ¿Tiene razón Diego cuando dice que Frida como pintora, es superior a él? Lo cierto es que Frida es una de las grandes personalidades artísticas del siglo XX. Raíces mexicanas (allí está el abuelo indio, Antonio Calderón) y centroeuropeas, del viejo imperio austrohúngaro; allí está el abuelo Jacob Kahlo. Mística y estoicismo de acá; sutileza, análisis implacable de allá. Por ambos lados, un fondo de cultura milenaria: esto es, el Popol Vuh y el Talmud. Frida ha sufrido martirios. Pocos seres que conozco se han ennoblecido como ella a través del sufrimiento. Desde su adolescencia entusiasta y rebelde hasta hoy, incontables operaciones en la espina, largas inmovilizaciones, crueles corsés. Una carne atormentada, un espíritu que se libera progresivamente; y entretanto se depura y perfecciona un arte pictórico de los más singulares. Lo que ella pinta, es pintura y no decoración. Pinta el sufrimiento de todos a través del suyo. Busca valores cósmicos y nos los ofrece en formas muy de nuestro siglo XX. Cordones umbilicales que suben hasta el sol, orquídeas inquietantes como el sexo, sexo inquietante como orquídeas. Pero también autorretratos que son obras maestras de introspección, con nuevas cadencias de colores; fusión de lo popular mexicano con los mayores refinamientos cromáticos. Una ambulancia se para en la calle de Ambares, ante una galería de arte. El público en la sala enmudece en tanto que los cineastas encienden sus luces violentas ¡Llega Frida! Los enfermemos bajan a una mujer todavía joven, de pelo muy negro, de hermosos ojos castaños, y la colocan en una camilla. Frida está vestida de tehuana, tiene botitas de piel roja decoradas con minúsculos espejos. Sus manos pálidas están agobiadas bajo el peso de un sinnúmero de anillos, dos, tres por cada dedo, alguno con piedras enormes. Zumbar de las cámaras cinematográficas, en tanto que Frida saluda a Diego, a Lola, a Alfa, a todos. Los enfermeros la transportan a una sala interior de la exposición. Ahora Frida descansa en su cama, su fantástica cama de Coyoacán. Cama con pabellón en que Frida ha vivido y sufrido eternidades. Un espejo en el techo y pegado a él un esqueleto: Frida abre los ojos y su imagen se mezcla con la muerte. El esqueleto, admirablemente estilizado, tiene veinte hermanos (y hermanas) en Coyoacán. Todos son obra de un mariguano que las fabrica en la Peni. Cuando sale, los vende a Diego, y con el dinero compra hierba que lo conduce otra vez a Lecumberri. En las columnas de la cama cuelgan algunos pequeños judas y una minúscula jaula con un pajarito mecánico. La cubierta de la cama es un sarape azul de Chiconcuac con avecillas blancas. En el respaldo, un marco alargado con retratos de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. Son los santos de la devoción de Frida; ella siempre ha crecido en la “regeneración” del mundo. Y lo que cuenta no son los santos, sino la sinceridad de la devoción. Ahora todo es espectáculo. Gente, gente, gente alrededor de la cama. Gente que dice “sí”, gente que dice “oui”, gente que dice “yeah”, gente que dice “da”… Es el dormitorio de la reina: los visitantes son cortesanos que le rinden pleitesía. Cortesanos cosmopolitas que están perdiendo sus inhibiciones gracias a los generosos jaiboles de Lola. Miradas a los cuadros, a la artista inválida, a la gente. Frida está conversando con algunos amigos: todos son “mi vida”. De vez en cuando se incorpora en la cama. Pero ahora ¿qué le está pasando? Se ve una contracción de sufrimiento en la cara demacrada de la artista. ¡ Pronto, pronto una inyección! ¿Hay un médico entre el público? ¡Menos mal! Alcohol, algodón, La sierrita que raspa la ampolleta, el golpecito seco de cuello que se rompe. Miradas indiscretas siguen con interés morboso el trabajo del médico. Frida, sola con su dolor. Ya se repone. La gente que viene ahora a la sala, encuentra una Frida animada, brillante, a veces ligeramente pícara. Visita de uno de los “grandes” Siqueiros. Cronistas sociales apuntando nombres. Bohemios norteamericanos estilo Ajijic, inverosímiles. Llega el doctor Atl, más joven que nunca. Frida se entera de lo que el volcanista unípedo y barbón ha visto en Chiapas. Rut, recién vuelta de Europa, cuenta a Frida cómo conoció a su marido egipcio. Allí están Angelina y Lupe, dos esposas anteriores de Diego. Ambas admiran y quieren a Frida. ¿Celos? ¿Recelos? Únicamente una gran ternura. Frida es la que ha sufrido más; Frida posee una pureza esencial, que sólo anima sentimientos nobles. Sigue pasando la gente del sí, del oui, del yeah, y del da. En las paredes los cuadros, en la cama la pintora. Muchos se dan cuenta, como si se tratara de una repentina revelación, de que en este ambiente profano flota algo indefinible, algo que en la Edad Medio se llamó “olor de santidad”. *Este texto pertenece al libro Gog y Magos de Gutierre Tibón que será publicado por la UAM. La edición, selección e introducción es del historiador y poeta Miguel Ángel Muñoz, a quien agradecemos el permiso para publicar este texto.


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