Terrorismo del Siglo XXI

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FRANCISCO HINOJOSA RUIDO

CARLOS VEL ÁZQUEZ

FRONTER AS CONVERGENTES

ESGRIMA

ARNOLDO KR AUS

El Cultural N Ú M . 3 1

S Á B A D O

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[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

TERRORISM DEL SIGL XXI

EL CONTEXTO ÁR ABE Y MUSULMÁN Naief Yehya

UNA PERSPECTIVA FILOSÓFIC A L. M. Oliveira


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Los ataques contra la población civil en París el 14 de noviembre de 2015, y las ejecuciones del 2 de enero de 2016 en Arabia Saudita, son dos capítulos recientes y funestos de “una nueva era del terrorismo internacional”. La zona del conflicto que gravita en —y se propaga desde— el mundo árabe y musulmán extiende un mapa intrincado de fuerzas en colisión que Naief Yehya deslinda en estas páginas: “un polvorín y un catálogo de horrores cometidos en nombre de limpiezas étnicas y de la pureza religiosa”.

LOS ALIADOS INCÓMODOS DE OCCIDENTE T U RQU Í A Y A R A BI A SAU DI TA NAIEF YEHYA

P

odríamos considerar que una nueva era del terrorismo internacional arranca al terminar la primera Guerra del Golfo, en 1991. En aquel momento los movimiento yihadistas, en particular el que comandaba Osama bin Laden, se ofrecieron para liberar Kuwait que había sido invadida por Saddam Hussein, a quien consideraban un hereje y un enemigo de su causa. Sin embargo, los sauditas declinaron la oferta y optaron por abrir las puertas del reino a la coalición liderada por Estados Unidos para que una fuerza internacional masiva destruyera al gobierno de Bagdad. Los yihadistas consideraron esto como una traición imperdonable y lanzaron una guerra contra los intereses sauditas dentro y fuera del reino, así como en contra de los países que habían asesinado musulmanes en Iraq. Es bastante evidente que de haber recibido la luz verde de Riad, esta fuerza yihadista hubiera masacrado iraquíes para acabar con el régimen de Hussein. El primer acto de represalia de gran magnitud llevado a cabo por esta organización internacional yihadista fue el primer ataque relativamente frustrado contra el World Trade Center de Nueva York, el 26 de febrero de 1993, el cual no logró destruir las torres pero sí mató a seis personas. El movimiento yihadista pareció consolidarse al desterritorializarse (extendiendo el término de Deleuze y Guattari para describir su fluidez y su estrategia de desvincularse de los esta-

dos para volverse una entidad amorfa y su uso estratégico del espacio virtual) y entonces asestó su primer golpe espectacular con los ataques simultáneos el 7 de agosto de 1998 en contra de las embajadas estadunidenses en Dar es-Salam, en Tanzania y Nairobi, Kenia. Llevados a cabo aparentemente en venganza de la captura, extradición, tortura y asesinato de algunos miembros de la organización Yihad Islámico, que eventualmente se convirtió en al Qaeda. En estos actos participaron zombis religiosos y suicidas de varias nacionalidades, adoctrinados todos por los propagandistas delirantes del wahabismo. El financiamiento vino de individuos de varios emiratos de la península (Qatar, Kuwait y eau) y según algunas fuentes ciertos miembros de gobiernos y de las familias reales.

SUNITAS Y CHIÍTAS La tensión entre Arabia Saudita e Irán no comenzó el 2 de enero de 2016 con la ejecución de 47 personas acusadas de terrorismo, entre las que estaba el clérigo chiíta Nimr al Nimr; tampoco se debió a que los Estados Unidos lograron firmar el 15 de julio de 2015, después de tortuosas negociaciones, un tratado para impedir que Irán adquiriera una bomba atómica (un acuerdo que enfureció a los sauditas y hoy se tambalea bajo la presión de numerosos políticos); ni tampoco empezó con las repetidas exigencias del ahora difunto rey Abdulah hacia

Washington de “cortar la cabeza de la serpiente” (como revelaron documentos publicados por Wikileaks) y lanzar una guerra fulminante, de una vez por todas, en contra de Irán. Si bien ambos estados nunca tuvieron relaciones estrechas, sus vínculos comenzaron a deteriorarse a partir del triunfo de la revolución iraní y cuando el ayatolá Jomeini cuestionó la legitimidad de los sauditas como guardianes de la Meca y Medina. La república islámica iraní y el reino islámico saudita tienen en común que compiten por ser líderes morales de los musulmanes, así como lo hacen para vender su petróleo en el mundo. No obstante estas dos teocracias fundamentalistas difieren en su interpretación del islam, ya que la primera sigue la fe chiíta y el segundo la sunita. Alrededor del 90 por ciento de los 1.5 mil millones de musulmanes en el mundo son sunitas, término que viene de Ahi al Sunnah o bien, gente de la tradición. Los shiítas aparte de las enseñanzas de Mahoma también siguen las de su yerno Ali. Aunque chiítas y sunitas han convivido en el Medio Oriente durante siglos, el cisma que existe entre estas dos ramas del islam es profunda y radica tanto en la doctrina, teología y organización como en los rituales y leyes. Ahora bien, la leyenda de que estos dos grupos han estado en guerra desde el siglo séptimo (tras la batalla de Kerbala donde murieron los descendientes de Mahoma) es una patraña y las diferencias religiosas tan sólo

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G L OS A R I O E L E M E N TA L CHIÍTAS Son los devotos de la segunda rama del islam en cantidad de seguidores. Su práctica religiosa difiere en detalles de los musulmanes sunitas, sin embargo es bastante distinta en términos de su concepción de la autoridad política y eso alimenta sus conflictos con otros musulmanes.

Foto>ESPECIAL

GRUPO CHIÍTA HOUTHI Movimiento chiíta originario de Sadah, en el norte de Yemen. Debe su nombre a su fundador Husein Badreddin al-Houthi, quien inició la rebelión de 2004 contra el gobierno yemenita del presidente Ali Abdulá Saleh. Su bandera proclama: “Dios es grande. Muerte a América. Muerte a Israel. Maldiciones a los judíos y victoria al Islam”.

han sido explotadas por oportunistas para justificar un conflicto que tiene que ver con demagogia, poder y estrategias geopolíticas. Resulta paradójico que la visión occidental de las tensiones étnicas en el Medio Oriente es siempre la de un caos de odio e intolerancia en la que pueblos vecinos pasan su tiempo asesinándose mutuamente por pequeñas diferencias en sus prácticas religiosas. La realidad es que esta es una zona con una diversidad religiosa y étnica inmensa en la que por siglos pueblos con diferentes creencias han vivido no sólo juntos sino revueltos, de manera fundamentalmente pacífica. Sin embargo, ha servido a los intereses coloniales y postcoloniales en su interés por dividir para vencer, el enfatizar en las diferencias, en los presuntos odios milenarios, en nutrir una mitología de creencias irreconciliables y actitudes brutales hacia las minorías. Cierto, durante los últimos milenios ha habido en la región incontables guerras y exterminios guiados por la intolerancia, pero estos crímenes palidecen al compararlos con las guerras religiosas que caracterizan a la historia europea, desde la llegada del cristianismo hasta el Holocausto. Obviamente la situación ha cambiado y ahora la región es un polvorín y un catálogo de horrores cometidos en nombre de limpiezas étnicas y de la pureza religiosa.

COLISIÓN DE DOGMAS Desde los años treinta del siglo pasado, los sauditas han mantenido una relación estrecha con Washington y Londres. En cambio, después del derrocamiento del Shah y la revolución islámica de 1979, Irán dejó de ser un estado cliente y se convirtió en un estado paria, debido a su antagonismo con las potencias occidentales y por otro lado por su negativa a unirse al bloque soviético. Bajo el liderazgo de Jomeini, Irán adoptó una política estatal estrechamente apegada a los preceptos religiosos chiítas que fue percibida como una amenaza por las naciones árabes con gobiernos sunitas, en las cuales los chiítas viven a menudo en condiciones de marginación. En particular, en los países de la península arábiga los chiítas son tratados como herejes y aparte de ser discriminados, sus vidas corren peligro cada vez que son señalados como chivos expiatorios de

los malestares sociales. Con regularidad, algunos muftis sunitas embriagados por los petrodólares sauditas lanzan ataques en contra de los chiítas y encienden los ánimos de sus seguidores para llamar al exterminio de los herejes y apóstatas. La agenda radical y ultraconservadora chiíta, que tampoco es un credo caracterizado por su tolerancia, fue considerada antagónica a la agenda wahabita-salafista de los saudis; ambas versiones del islam eran en cualquier caso extremistas y lejanas de las prácticas tradicionales de la mayoría de los musulmanes, pero eso está cambiando con alarmante velocidad en el mundo islámico, tanto en los países predominantemente musulmanes como entre las poblaciones islámicas en Occidente. Cada día más estados árabes y musulmanes adoptan versiones más extremistas de la sharía, en la que se aplican brutales y coloridos castigos a quienes se desvían de la “verdadera” fe y en gran medida estos cambios son el resultado de la injerencia saudita y su agresiva exportación del wahabismo. Debemos a este credo totalitario la fusión política, religiosa, apocalíptica, nihilista y revanchista que ha aparecido en cuatro continentes y que es la versión del islam que practican al Qaeda, el Talibán, el Estado Islámico, Boko Haram, Lashkar e Taiba y al Shabaab entre otras organizaciones yihadistas. No es coincidencia que en todos los actos de terrorismo internacional hayan participado sauditas, ya sea como financieros o como participantes suicidas, basta recordar que en los ataques del 11 de septiembre de 2001, quince de los diecinueve individuos que secuestraron los cuatro aviones eran sauditas.

HADIZ Es la recopilación de opiniones, conversaciones y acciones del profeta Mohamed reportadas por sus contemporáneos. Se considera una herramienta fundamental para entender el Corán. FRENTE AL NUSRA Grupo militante sunita, rama de al Qaeda en Siria. Formado en 2012, su principal objetivo es derrocar al gobierno de Bashar al Assad. Muchas fuentes aseguran que su financiamiento proviene de los estados de la península arábiga. Muchos países lo consideran una organización terrorista. KURDOS Grupo étnico que habita en el suroeste de Turquía, el norte de Siria y el norte de Iraq. Se estima que hay alrededor de 37 millones de kurdos distribuidos en el mundo. Son principalmente sunitas, aunque también hay chiítas, cristianos, agnósticos y judíos. Los kurdos no lograron independizarse tras la caída del imperio otomano y fueron víctimas de la división del Medio Oriente que realizaron las potencias europeas, de manera que hoy son uno de los grupos étnicos más grandes del mundo que carecen de su propio estado. MOVIMIENTOS YIHADISTAS Grupos militantes a menudo insurgentes, armados y violentos que luchan en diferentes frentes y con métodos diversos que van de la desobediencia civil al terrorismo. MUFTÍ Un estudioso del Corán al que se considera una autoridad no sólo en materia religiosa sino también de jurisprudencia dentro del sistema de sharía. PESHMERGA Fuerzas militares de la región autónoma del Kurdis-

tán iraquí. Su nombre quiere decir: “El que confronta a la muerte”. REVOLUCIÓN ISLÁMICA DE 1979 La revolución iraní fue el movimiento popular que comenzó en octubre de 1977 y mediante resistencia civil, guerra de guerrillas y el apoyo de la sociedad derrocó al monarca, el Sha, Mohamed Reza Pahlevi. Su inspirador espiritual fue el Ayatolá Ruhollah Khomeini. Entre los revolucionarios había sectores seculares, socialistas, comunistas y demócratas, pero eventualmente se impusieron los religiosos, de manera que una monarquía pro occidental fue sustituida por una teocracia autoritaria, antioccidental y anticomunista. RIAD Capital del reino de Arabia Saudita. SALAFISMO Movimiento islámico puritano, desarrollado en diferentes lugares del Medio Oriente y en diferentes momentos históricos. SHARÍA Es el sistema legal islámico derivado de los preceptos del Corán y los hadiz. Concierne a los ámbitos de la política, la justicia, la economía y la sociedad. Se supone una ley de naturaleza divina y se le considera infalible. SUNITAS Son los devotos de la rama del islam más numerosa y popular, la segunda religión del planeta después del catolicismo. La fe sunita se considera a menudo como la norma o la forma del islam más cercana a los orígenes. Pero la realidad es que esta fe refleja numerosas transformaciones posteriores al cisma entre sunitas y chiítas en el año 681. WAHABISMO Doctrina ultraconservadora y fundamentalista que debe su nombre a Muhammad ibn Abd al Wahab, quien en el siglo XVIII inició un movimiento reformista para restaurar la pureza de la fe. El wahabismo es la versión saudita del salafismo. El descubrimiento del petróleo del Golfo Pérsico dio a los sauditas los recursos para promover el wahabismo con gran fuerza al exportarlo a otros países. YIHAD Término que se refiere al deber religioso de los musulmanes de mantener y defender su religión. El yihad tiene dos niveles, uno interno, que a nivel personal implica una lucha por perseverar y mejorar todos los días; y otro externo que consiste en una lucha en contra de los enemigos del islam. (N. Y.)

LA VIOLENTA ERA DEL REY SALMAN Las ejecuciones con que los sauditas recibieron el año nuevo 2016 tuvieron lugar tras un año en el que realizaron el mayor número de ejecuciones desde 1995 (151 contra 192 entonces). Estas fueron llevadas a cabo en doce ciudades del reino y sólo tres de los ejecutados fueron fusilados. Los demás fueron decapitados, pero entre éstos cuatro fueron condenados por vandalismo, que en el reino se castiga con la mutilación de un brazo y una

pierna de lados alternos y después con la decapitación. De acuerdo con varios activistas de derechos humanos, todos los ejecutados dentro del reino fueron torturados, casi ninguno tuvo algo parecido a un abogado y varios tuvieron que esperar más de una década para ser sentenciados. Entre los ejecutados había por lo menos uno que fue capturado cuando tenía 13 años, Mustafá Abkar, de Chad, quien junto con otros niños viajó al reino a participar en un programa de entrena-


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NUEVAS FRACTURAS

“LOS SAUDITAS JUNTO CON ISRAEL REACCIONARON CON FURIA AL ACUERDO ANTINUCLEAR QUE FIRMARON ESTADOS UNIDOS E IRÁN Y SE HAN PROPUESTO POR TODOS LOS MEDIOS OBLIGAR A WASHINGTON A RETRACTARSE.” miento para leer el Corán, el cual resultó ser un curso en terrorismo. Asimismo, había más de un discapacitado mental y cuatro chiítas, incluyendo el clérigo. Las autoridades declararon que los ejecutados habían estado vinculados con los ataques terroristas en contra de viviendas, empresas petroleras y dependencias oficiales que tuvieron lugar en 2003 y 2004. Entre los cargos levantados contra al-Nimr, quien fue arrestado en 2012, estaba el de “romper la alianza con el soberano” y el de incitar a la insurrección violenta. Al-Nimr había sido encarcelado y torturado en otras ocasiones por sus críticas a la política discriminatoria y su militancia pacífica en favor de los chiítas del reino. El clérigo siempre se manifestó en contra de la violencia, así como en contra de la escisión de la provincia este del país. Una de sus frases más repetidas era: “El poder de la palabra es mayor que el rugido de las balas”. En 2013 Arabia Saudita fue elegida para liderar la Comisión de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en buen parte con el apoyo y bendición británica y estadunidense. El reino nunca ha tenido mucho pudor cuando de ejecutar gente se trata, sin embargo el rey Salman, desde su ascenso al poder en enero de 2015 tras la muerte de Abdulah, ha decidido endurecer sus políticas, tanto al aumentar el número de ejecuciones como al financiar y armar yihadistas en Siria e Iraq. Salman se ha mostrado aún más beligerante que sus predecesores al lanzar una intervención bélica en Yemen y al incrementar y diversificar su acoso y hostigamiento en contra de Irán y sus intereses. Es claro que al incluir a al-Nimr en esta ejecución masiva estaba enviando un mensaje a Teherán de que no tolerará su influencia entre la población chiíta de la provincia Al Sharqiyah al este del reino, en la cual se encuentra más del 80 por ciento del petróleo saudita. Los chiítas son mayoría en ese enorme y estratégico pedazo de desierto. Ahora bien, el hecho de que Irán se escandalice por las ejecuciones sauditas resulta un poco hipócrita ya que tan sólo en los primeros seis meses del año 2015 ellos ejecutaron en la horca a 570 prisioneros (un incremento del 40 por ciento con respecto al año anterior) y conducen con cierta regularidad ejecuciones masivas de criminales acusados de una variedad de delitos y en particular de actos en contra de dios. De acuerdo con Amnistía Internacional y otras organizaciones, sólo China ejecuta a más personas anualmente que Irán. Mientras que el reino saudita ocupa un pudoroso quinto lugar en la lista de los países con más ejecuciones. Ambos realizan por lo menos algunas de sus ejecuciones en sitios públicos y los dos condenan a un gran número de personas por crímenes no letales, crímenes del pensamiento, consumo y tráfico de drogas. Los dos ejecutan por críme-

nes que no llegan al umbral de seriedad considerado por las organizaciones internacionales como mínimo para asesinar a alguien. Los dos ejecutan menores de edad. Buena parte de los ejecutados en Arabia Saudita son trabajadores extranjeros.

LA IMPUNIDAD SE DESVANECE El reino saudita, debido a su poder económico y tratamiento preferencial por parte de Occidente, siempre se ha sentido por encima de las críticas domésticas y mundiales que recibía por su misoginia criminal, su bárbaro sistema de justicia, su financiamiento del terror, sus cotidianos abusos de los derechos humanos de los trabajadores inmigrantes y su intervencionismo en la política de sus vecinos. Pero la situación de los sauditas ha cambiado en buena medida por la caída de los precios del petróleo que ha comenzado finalmente a impactar a la economía del reino. La situación es tan grave que han debido imponer medidas de austeridad sin precedente, lo cual implicará alzas de precios y recortes en los fastuosos servicios sociales. Resulta paradójico que debido a la baja en el precio del petróleo, que se encuentra ahora alrededor de los 40 dólares por barril, los saudis se han visto obligados a extraer y exportar más petróleo, cerca de 1.5 millones de barriles adicionales al día, con lo cual han contribuido a depreciar el producto que representa el 80 por ciento de sus ingresos. Además, la presión de organizaciones activistas occidentales ha logrado que se lleven a cabo reformas pálidas pero ominosas para la lógica retrógrada con que rige la casa Saud, como fue permitir que las mujeres votaran y fueran elegidas en los consejos municipales, en las elecciones de diciembre de 2015. Ante el clamor internacional en contra del apoyo que ofrecen los sauditas a organizaciones terroristas en Medio Oriente, los Balcanes, África, el Cáucaso y el este asiático, el reino decidió tomar medidas y crear su propia coalición islámica antiterrorista de 34 naciones (algunas de ellas ni siquiera estaban informadas de que eran miembros de este club selecto) que incluye a otros exportadores de terrorismo como Paquistán y Qatar. Esta medida es sin duda cosmética y de hecho es una manera de cubrir sus intenciones proselitistas armadas en otros países. Pero lo que queda claro es que después de la guerra estadunidense contra el terror los grupos yihadistas se fortalecieron y multiplicaron y muchos de ellos dejaron de ser marionetas manipulables desde Riad.

Los sauditas junto con Israel reaccionaron con furia al acuerdo antinuclear que firmaron Estados Unidos e Irán y se han propuesto por todos los medios obligar a Washington a retractarse. Los sauditas temen que al retirar el régimen de sanciones que pesa sobre Irán, éstos tendrán manos libres para extender e intensificar su influencia entre los chiítas, especialmente en Bahréin, que colinda con la provincia de Al Sharqiyah y donde la mayoría chiíta se siente oprimida por las autoridades, el poder y el monarca sunita. Para consolar a sus aliados sauditas tras la firma del tratado antinuclear con Irán, el presidente Obama no solamente les ofreció todas las garantías a su disposición sino que les dio como premio de consolación la venta de un paquete de armas de 1.29 mil millones de dólares. Semejante ofrecimiento resultó escandaloso ya que cuando se acordó, Arabia Saudita llevaba siete meses bombardeando Yemen, donde han destruido escuelas, hospitales, mercados, campamentos de refugiados y barrios residenciales. Los sauditas decidieron intervenir en el país vecino del sur al lado de una coalición de países sunitas para restablecer el gobierno del Abdu Rabbu Mansour Hadi, quien fue depuesto por el grupo militante chiíta houthi en enero de 2015. Los sauditas denunciaron a Irán y a la milicia chiíta libanesa Hezbolá por su supuesto apoyo a este grupo y lanzaron una guerra que ha costado más de 6 mil vidas, de las cuales 2 mil 500 eran civiles, de acuerdo con datos publicados por la onu. Yemen ya era uno de los países más inestables del planeta antes de esta guerra y el vacío de poder aunado al caos se ha convertido en un caldo de cultivo formidable para una nueva y fortalecida franquicia del Estado Islámico (ei). Los sauditas también participaron gustosamente en los bombardeos en Libia que eventualmente destruyeron el régimen de Muammar Khaddafi, otro estado fracturado en el que ahora proliferan los extremistas y se considera el próximo bastión del ei. La agenda política de Arabia Saudita siempre tuvo entre sus principales prioridades el cambio de régimen en Irán, Siria y Libia. Si bien derrocar al régimen iraní puede parecer un objetivo fuera de su alcance al menos por ahora, estuvieron a punto de cumplir sus deseos de derrocar al régimen de Bashar el Assad. Desde el inicio de la guerra civil en ese país los sauditas han dado apoyo logístico, económico y armamentista a grupos insurgentes en Siria. De acuerdo con un reportaje de la bbc en octubre de 2015, un oficial saudita confirmó que proveían de armamento moderno de alto poder a grupos como Jaish al Fatah (el Ejército de conquista) y al Ejército Libre Sirio, pero no a Jahbat al Nusra (una filial de al Qaeda). La paradoja es que el Ejército de conquista es una alianza de facciones islamistas que incluye al Frente al Nusra. Uno de los blancos principales en Siria de los bombardeos rusos ha sido precisamente este Ejército.

LA ALIANZA TURCA SAUDITA Pero los sauditas no son los únicos que han adoptado la retórica del terror para


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promover sus intereses, ni son los únicos que se han dedicado a armar yihadistas de línea dura con la esperanza de que éstos se encarguen de hacer el trabajo sucio. Turquía, un miembro de la otan y otro de los aliados de Estados Unidos e Inglaterra, bajo el gobierno de Recep Tayyip Erdogan ha aprovechado la guerra civil en Siria para tratar de matar dos pájaros de un tiro, eliminar el gobierno de Assad y asestar un golpe mortal a la población kurda que aún lucha por su autonomía tras décadas de opresión y violencia por parte del estado turco. Poco antes de que terminara el año, Erdogan viajó a Riad a encontrarse con el Rey Salman. Probablemente en este encuentro en el que trataron “asuntos de seguridad de las dos naciones”, los líderes intentaron renegociar el acuerdo turco saudita, que aparentemente data de 2011 y consiste en que los turcos proveen la logística, los campamentos de entrenamiento y las bases a lo largo de la frontera para los grupos yihadistas que pelean contra el gobierno, mientras que los sauditas ofrecen financiamiento y armas. Y sin duda hay mucho que reevaluar en este acuerdo. Las cosas no han resultado según con los planes de ninguno de esos dos regímenes, en gran medida debido a la intervención de Rusia en Siria, la cual si bien no ha sido precisamente una campaña exitosa sí ha dado la oportunidad al ejército sirio de recuperar terreno y ánimo. Hasta ahora los bombardeos rusos se han enfocado en destruir las rutas de contrabando que suministran provisiones, recursos y yihadistas a la insurgencia. Los rusos se han propuesto como objetivo detener la insurgencia de una u otra manera y apoyar al gobierno sirio, para que sea “el pueblo sirio el que determine el futuro de este régimen”. Es totalmente legítimo desconfiar de las intenciones del gobierno de Putin así como de su buena voluntad, cuando es claro que su principal interés es conservar su única base militar en el Mediterráneo, en Tartús, así como mantener a uno de sus pocos aliados en la zona. Salvar a Assad no se antoja como algo particularmente apetecible, pero dadas las condiciones de deterioro y la catástrofe humanitaria que se vive en gran parte de Siria, restablecer el gobierno es sin duda una mejor opción que dejar que el Estado termine de desintegrarse a manos de facciones islamistas o con una ocupación extranjera que imponga a un títere como en Iraq y Afganistán. No hay duda de que la guerra civil es responsabilidad principalmente del gobierno de Assad, quien prefirió reprimir brutalmente manifestantes (en principio) pacíficos y se dejó llevar por la paranoia al asumir que la Primavera Árabe era una especie de caballo de Troya o una conspiración occidental o sionista. Sin

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embargo, Assad tenía razón al temer que sus enemigos en Occidente y en la región aprovecharían la turbulencia para buscar la destrucción de su gobierno, y hoy Turquía y Arabia Saudita son las puntas de lanza de esta operación.

LA OTRA GUERRA DE ERDOGAN La lucha contra el terrorismo sirvió como formidable excusa al gobierno de Erdogan para lanzar una renovada y más violenta campaña en contra de los activistas y militantes kurdos que operan de ambos lados de su frontera con Siria e Iraq. Esos mismos kurdos que pelearon con tenacidad para rechazar la expansión del Estado Islámico y se han ganado el respeto y admiración de muchos observadores en el mundo, al lograr lo que no pudieron hacer ni el ejército sirio ni el iraquí con sus numerosos “asesores” estadunidenses y hordas de mercenarios. Los conflictos de intereses entre supuestos aliados crearon una situación imposible ya que por una parte los Estados Unidos apoyaron a la Peshmerga kurda en su lucha contra el ei (mientras Erdogan criticaba vociferante la política estadunidense) y por otra parte, los servicios de inteligencia estadounidenses, la cia y el nsa, comparten información con sus contrapartes turcas, incluso imágenes de drones que espían los movimientos de los kurdos a través de las fronteras, como ha revelado el activista y periodista Glenn Greenwald. Erdogan ha utilizado esta campaña para estimular sentimientos patrióticos y antikurdos. El derribamiento de un avión ruso que supuestamente entró al espacio aéreo turco por cinco minutos, el 24 de noviembre pasado, parecería una provocación desesperada en contra de Rusia con la que Erdogan esperaba escalar el conflicto y obligar a la otan a involucrarse aún más en la guerra siria para impedir que los rusos sigan su campaña en contra de los insurgentes en la frontera norte de Siria. Dos días más tarde, un tribunal en Estambul condenó por revelar secretos del Estado a dos periodistas del diario de oposición Cumhuriyet. Can Dundar, el editor en jefe del periódico, y Erdem Gul, el jefe de la oficina en Ankara del diario, informaron que la Organización de Inteligencia Nacional Turca estaba enviando armas a grupos islamistas en Siria. El diario mostró fotos y video de camiones que supuestamente llevaban ayuda humanitaria pero estaban cargados con armas, asimismo presentaron pruebas de que tropas y agentes de inteligencia turcos estaban involucrados en operaciones de apoyo, con helicópteros y artillería pesada, al avance del Frente Nusra y otros grupos

“LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO SIRVIÓ COMO FORMIDABLE EXCUSA AL GOBIERNO DE ERDOGAN PARA LANZAR UNA RENOVADA Y MÁS VIOLENTA CAMPAÑA EN CONTRA DE LOS ACTIVISTAS Y MILITANTES KURDOS QUE OPERAN DE AMBOS LADOS DE SU FRONTERA CON SIRIA E IRAQ.”

islamistas en la zona de Kassab, en Siria. Erdogan mismo declaró que los periodistas pagarían caro su atrevimiento y él mismo levantó una denuncia criminal que de proceder implicaría que ambos pasen varias cadenas perpetuas consecutivas en prisión. En octubre de 2015 dos miembros del parlamento turco, Erem Erdem y Ali Seker, dieron una conferencia de prensa en la que acusaron a elementos del gobierno de Erdogan de suministrar materiales y equipo para producir gas sarín al frente Nusra y a la organización que eventualmente conformaría el Estado Islámico. Los señalaron como responsables de un ataque en 2013 en Ghouta, en las afueras de la capital, donde perdieron la vida mil 300 personas y por el que fue culpado el gobierno de Damasco. Además, recientemente han surgido acusaciones en contra de Bilal Erdogan, el hijo del presidente turco, quien es socio propietario de la empresa naviera bmz que supuestamente ha estado comprando el petróleo que el Estado Islámico contrabandea hacia Turquía. El crimen organizado, vinculado con algunos políticos turcos, se ha enriquecido con el tráfico humano para entrar y salir de Siria. Existe ahora una ominosa infraestructura que ha transformado la economía de la región y que mantiene del flujo de yihadistas hacia las zonas de conflicto y de civiles desesperados y dispuestos a cualquier cosa con tal de salir de Siria. Estados Unidos y sus aliados británicos tienen cada día menos razones para seguir justificando o ignorando la brutalidad maniaca y nada sutil de los sauditas, así como el evidente juego doble del gobierno de Ankara. Resulta difícil imaginar que Washington, ya sea Obama en el poco tiempo que le queda o cualquiera de sus sucesores potenciales, se atreva a cambiar su política hacia estos regímenes, los cuales socavan y dañan cualquier intención de pacificar la región o por lo menos impedir que se siga deslizando hacia el caos absoluto. Resulta desesperadamente triste tener que esperar que la ruina económica saudita y el colapso del gobierno de Erdogan sean las únicas esperanzas de que disminuya la violencia en el Medio Oriente.


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Desde la perspectiva de la filosofía moral, este ensayo indaga en los móviles que impulsan la confrontación entre los países musulmanes y occidentales. Los argumentos suelen estar viciados o ser incluso aberrantes, sin embargo hay otros que pueden resultar válidos o plausibles: ante todo, una historia acumulada de humillación, desprecio, injusticia y desigualdad, como detonador de una violencia convertida en amenaza permanente contra cada habitante del planeta.

DE L A H U M I LL ACIÓN A L T ER ROR E L FA N A T I S M O I S L Á M I C O L. M. OLIVEIRA

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racias a que se cumplió un año de los atentados del 7 de enero de 2015 en contra de los colaboradores y directivos de la revista Charlie Hebdo, el diario El País publicó una entrevista con Gerard Biard, jefe de redacción. El entrevistador comienza preguntándole a Biard: ¿Qué es lo que no quiere escuchar a un año de aquellos sucesos? Él contesta: Frente a estos actos de terrorismo, siempre acabamos encontrando explicaciones y justificaciones que de hecho suenan a excusas. Es inaceptable. Para mí, se trata sólo de rechazar una ideología totalitaria basada en dogmas religiosos. En otras palabras: lo del Estado Islámico (ei) es puro fanatismo, dejemos de darle vueltas. Entiendo su punto, debe estar harto e incluso dolido de escuchar argumentos estúpidos y falaces que intentan justificar conductas asesinas inaceptables. Sin embargo, no comparto su idea de que dejemos de buscar explicaciones. Nadie toma un ak-47 y mata a sangre fría a una docena de personas porque sí. Si queremos evitarlo, no tenemos más que darle vueltas al asunto. Sin duda las discusiones sobre lo público, y las redes sociales como una extensión, están llenas de malos argumentos: Un primo dice, qué mal que el derechista robó y el amigo le contesta: Ay, como si la izquierda no robara. Obviamente, que todos roben no implica que robar esté bien. Tras la segunda masacre que enrojeció París en 2015, la de la noche del 13 de noviembre, cuando hombres armados atacaron, entre otros lugares, el Stade de France y el club de conciertos Bataclán, no faltó el desatinado que escribió: Como si Francia no bombardeara Siria. Y cuando un miembro de Hamás acuchilla a un rabino en Jerusalén, no falta quien diga: Vaya hipocresía, si el Estado de Israel es fascista (estoy citando, y no deja de sorprenderme la facilidad con la que se usa fascista). Y otra vez volvemos al punto: que todos bombardeen a todos, o que todos acuchillen a todos, no quiere decir que es aceptable bombardear o acuchillar. Ante el desasosiego que me producen los malos argumentos que se escuchan por todas partes, cada tanto comparto en Facebook y en Twitter el

“YO NO SOY PARTIDARIO DE LA VIOLENCIA COMO UN MEDIO DE ACCIÓN POLÍTICA, PERO QUIZÁ NO ES DEL TODO DESCABELLADO DECIR, POR EJEMPLO, QUE SE PUEDEN JUSTIFICAR ALGUNOS ATAQUES TERRORISTAS PARA CAMBIAR UN STATUS QUO ABERRANTE.” link de un libro muy útil que se llama: Un libro ilustrado de malos argumentos (www.bookofbadarguments.com), su autor es Ali Almossawi. En su libro, Almossawi nos explica con palabras claras y dibujos inspirados en Rebelión en la granja de George Orwell, algunos errores comunes que las personas cometemos al argumentar. Habla del falso dilema, de la apelación al miedo y también al tu quoque, que en latín quiere decir tú también. Esta última forma equivocada de argumentar consiste en sostener que la conclusión de un argumento es falsa porque quien la sostiene es inconsistente con la misma. Apelar al tu quoque es una forma del famoso argumento ad hominem que pretende desacreditar una conclusión apelando a los defectos del emisor del argumento. Un ejemplo claro de la apelación a tu quoque es éste: imaginemos a una madre que le da a su hijo adolescente el siguiente razonamiento: Fumar está mal porque daña tus pulmones, a lo que el hijo responde: Mentira, si fumas como chimenea. Que la madre fume como loca no quiere decir que fumar no sea dañino.

LAS RAZONES DE LA VIOLENCIA Decía que no estoy de acuerdo con Gerard Biard cuando sostiene que al terrorismo del ei sólo podemos tacharlo de acto de fanáticos y por ello descartarlo y no darle más vueltas. Sin duda hay que ser fanático para ponerse un chaleco explosivo y volarse en mil pedazos para matar a otros, bajo la convicción de que esa es la ruta adecuada para alcanzar el mundo que se desea. El fanatismo es la defensa apasionada y desmedida de creencias y opiniones,

lo cual no las acredita, pero tampoco las desacredita per se; cometeríamos una falacia si lo descartáramos por el fervor de la defensa y no por las razones: un fanático también puede sostener una conclusión verdadera. Por supuesto, no pretendo volverme el ideólogo moderado de los grupos extremistas islámicos: lo que digo es que no podemos afirmar de buenas a primeras, debido a lo terrorífico de sus actos, que no los sostiene ninguna razón o que todas son estúpidas. Tengo la sospecha de que detrás de la apelación a tu quoque que algunos cometen al tratar de abordar el asunto del terrorismo (Francia también bombardea Siria, por ejemplo), hay razones: la humillación, la explotación, la desigualdad y la injusticia que padece buena parte de la población mundial, son algunas y mueven a la violencia, basta ver el mundo. Otra cosa es ver qué tan buenas o malas son. Yo no soy partidario de la violencia como un medio de acción política, pero quizá no es del todo descabellado decir, por ejemplo, que se pueden justificar algunos ataques terroristas para cambiar un status quo aberrante: ¿en qué se distinguen ciertos actos terroristas de las revoluciones y las guerras de independencia cuyos aniversarios celebramos en las calles con toda pompa? ¿Por qué aceptamos unos y condenamos otros sin cortapisas? ¿No habrá un momento de opresión, de humillación y de injusticia tal que justifique el terrorismo como método de transformación de la realidad? ¿No será que así como aceptamos matar en defensa propia, ciertos tipos de terrorismo son una forma justificable de ejercer actos violentos contra otros? Seguro que sí. Hace años, en la Universidad de California, tomé un curso sobre terrorismo y responsabilidad colectiva impartido por


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Burleigh Taylor Wilkins, un profesor de filosofía del derecho. Esa fue la primera y la única vez que abordé en clase el asunto del terrorismo desde la filosofía moral. Era la primavera del año 1999, no sé qué sucedió con esa clase después del año 2001, en el que el tema del terrorismo se volvió bastante más susceptible en Estados Unidos. El profesor Taylor tiene un libro con el mismo título de aquella clase: Terrorism and Collective Responsibility (Ruotledge 1992), ahí nos ofrece esta definición de terrorismo: terrorismo es el intento de lograr un cambio político, social, económico o religioso a través del uso o la amenaza del uso de la violencia contra personas o propiedades. La violencia empleada en el terrorismo pretende en parte desestabilizar el orden político o social existente pero sobre todo intenta publicitar las causas y las metas de los terroristas. Generalmente, aunque no siempre, el terrorismo intenta provocar respuestas extremas para obtener apoyo público a su causa. Los terroristas entienden que su actividad está dirigida a corregir graves injusticias que de otra manera permanecerían intocadas. Por lo que dice Taylor podemos entender que los terroristas, a menos que sean psicópatas, actúan motivados por creencias políticas. Ahora, ni remotamente pienso que detrás de cada terrorista haya un filósofo moral. Sin embargo, tampoco cancelo la posibilidad del terrorista moral, la persona que cree que frente al estado de cosas vigente no sólo se justifica atentar contra la vida de otros para intentar cambiar el status quo, sino que tal acción es la única alternativa.

JUSTIFICACIÓN DEL TERRORISMO Taylor cree, y yo con él, que hay instancias en las que el terrorismo se puede justificar, su punto gira alrededor de las siguientes dos ideas: la violencia física dirigida contra la violencia física, cuando no hay otra alternativa, no necesita justificación especial. Por otro lado, defiende que atacar en defensa propia es una acción legítima por parte de cualquiera que ha sido sentenciado a muerte. Antes de entrar en los detalles de cómo procede el argumento de Taylor, voy a situar un poco la discusión: en la filosofía moral contemporánea hay dos posturas enfrentadas sobre cómo decidir qué conductas son correctas e incorrectas: por un lado tenemos el consecuencialismo y por el otro la deontología. Grosso modo, la primera postura defiende que una acción será correcta o incorrecta dependiendo únicamente de las consecuencias que trae consigo (de ahí que se llame consecuencialismo); la segunda postura, si bien se preocupa por las consecuencias de los actos, se centra sobre todo en defender ciertos principios que nos indican qué nos está permitido hacer y qué no. Por ejemplo, no nos está permitido violar los derechos fundamentales de las personas, aunque hacerlo trajera mejores consecuencias. Para un consecuencialismo tosco (y aquí no podemos entrar en detalles) el terrorismo sería más fácil de justificar que para la deontología: bastaría con que las consecuencias de un acto terrorista, pese a las víctimas, fueran mejores que peores: imaginemos una cadena de actos terroristas que terminan derrocando

“SI MATAR INOCENTES COMO UN MEDIO PARA ALCANZAR UN FIN NO ESTÁ PERMITIDO, PARECERÍA QUE LA ÚNICA JUSTIFICACIÓN DEL TERRORISMO GIRA ALREDEDOR DE LA DEFENSA PROPIA.”

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una tiranía. La deontología no acepta, o le cuesta trabajo, que la violación de los derechos fundamentales de las personas, la muerte de inocentes en actos terroristas, por ejemplo, sea aceptable, aunque las consecuencias que se obtengan sean estimables. Así, dirá que el terrorismo, al implicar la violación, o la amenaza de violar, los derechos de las personas (en específico el derecho a la vida y a la integridad física) es inaceptable. Por supuesto, una de las críticas que la deontología hace al consecuencialismo es que no toma en serio los derechos de las personas. Y ya que estamos en terreno filosófico, preguntemos si será cierto que todas las personas tenemos una demanda válida de que no se viole nuestro derecho a la vida, o para ponerlo en otras palabras: si en verdad nunca se justifica matar a una persona. La deontología misma acepta, al menos ampliamente (habrá pacifistas que no lo acepten), que todos tenemos derecho a matar a otro en defensa propia: si alguien amenaza mi vida con una pistola, tengo derecho a matarlo para sobrevivir. En este sentido, es bastante claro que no todos tenemos una demanda válida de que no se viole nuestro derecho a la vida: por ejemplo, cuando constituimos una amenaza injustificada a la vida de otros. El problema es que los ataques terroristas también van dirigidos a inocentes (al menos a primera vista) y desde la deontología, parece que los inocentes sí tienen una demanda válida de que no se violen sus derechos fundamentales. Por supuesto, hay filósofos que han elaborado teorías deontológicas en las que se muestra que no todo inocente tiene una demanda válida de que no se violen sus derechos fundamentales, por ejemplo, cuando para su desgracia son usados como escudos humanos y su muerte, más que un medio para alcanzar un fin, es un efecto secundario de una acción: evitar una masacre, por decir algo. A esto se le conoce como el principio del doble efecto. El problema para la justificación del terrorismo es que matar inocentes para alcanzar notoriedad y con ello cambiar el status quo, generalmente implica usar a los inocentes como un medio que causa terror para lograr un fin, lo que viola el principio del doble efecto. Y entonces, si matar inocentes como un medio para alcanzar un fin no está permitido, parecería que la única justificación del terrorismo gira alrededor de la defensa propia. Y como ya señalaba, Taylor sigue ese camino.

EL ARGUMENTO DE TAYLOR WILKINS ¿Quién puede ser blanco legítimo de un ataque terrorista? Esta pregunta es obviamente filosófica, dudo que los terroristas se la hagan, aunque es sorprendente cómo los seres humanos somos proclives a dar justificaciones morales de nuestros actos, aunque sean falsas. El ei mata infieles y la justificación es terrible, pero ahí está: mata a las personas que considera infieles. Por supuesto, desde la filosofía moral debemos ser mucho más cuidadosos y preguntarnos, ¿qué situaciones hacen que las personas sean tan culpables como quien amenaza a otro con un arma? Taylor dice que en la Alemania nazi podemos encontrar elementos de culpa colectiva


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que habrían justificado atentados terroristas. ¿Hasta dónde llega la responsabilidad colectiva? Taylor señala que hay dos posturas encontradas, por un lado quienes dicen que todos somos culpables de cada acto cometido por cualquier ser humano (al parecer Gandhi era defensor de esta postura). Del otro lado se encuentran quienes sostienen que sólo podemos ser culpables de los actos que realizamos a partir de nuestra individualidad. Una tercera vía es la de aquellos, como Taylor y como yo, que pensamos que en algunos casos existe la culpabilidad colectiva. Volvamos al caso nazi para abordar este asunto. La complicidad con un crimen, de acuerdo con la ley, puede tomar varias formas. Son culpables de complicidad quienes dan refugio y quienes animan a los perpetradores, también quienes guardan silencio sobre los autores materiales. Y cabe resaltar que la culpa moral va más allá de lo que establece la ley: quien ve que un crimen está a punto de suceder y no hace nada, si bien no es culpable ante la ley, sí lo es moralmente. Dice Taylor que cuando la inactividad moral y política contribuye a la comisión de un crimen, aquellos que permanecen inactivos ante el hecho pueden ser considerados culpables moralmente del crimen y en ese sentido los alemanes, que sabían de los campos de concentración aunque ignoraban las crueldades que sucedían a en su interior, fueron culpables colectivamente de la persecución de los judíos. Y ahí hallamos responsabilidad colectiva, como sin duda la hay en la corrupción: en México somos culpables colectivamente de ese quebranto de las normas. Y seguramente en nuestro territorio habrá poblaciones que serán culpables colectivamente de narcotráfico, o peor, de tráfico de personas. En fin, para Taylor, el terrorismo se justifica como una forma de autodefensa, 1) cuando toda forma política y legal es inaplicable, y 2) cuando el terrorismo sea aplicado contra una comunidad que es culpable colectivamente de violencia en contra de aquellos que consideran el terrorismo como un instrumento de autodefensa. Dadas las condiciones de Taylor, parece que el terrorismo es muy difícil de justificar en casos como el del ei, que pretende y no veo cómo podría justificarlo que todo occidental es culpable ya no sólo de lo que hacen los ejércitos occidentales en Medio Oriente, sino de la grave situación entera de la zona. Ahora, que la justificación no sea plena y contundente, no implica que no existan razones que empujen a muchos a la violencia y al odio. La gente que se siente humillada, aunque tenga razones falaces para sentirse así, responde de manera violenta: es una reacción

que tenemos codificada en nuestro cerebro, nos defendemos ante las afrentas y faltas de respeto igual que si nuestra vida estuviera en peligro. La estudiosa del conflicto, Donna Hicks, señala que los seres humanos compartimos el anhelo de ser tratados como si fuéramos valiosos, con dignidad. Tenemos este deseo porque estamos programados psicológicamente para creer que nuestras vidas merecen un trato digno. Entonces, como decía, cuando somos tratados indignamente, reaccionamos como si nuestras vidas fueran amenazadas. En el momento en que sentimos que alguien nos trata de manera injusta o que nos menosprecia, las señales emocionales de alerta se disparan. El psiquiatra James Gilligan le preguntó a veinticinco personas recluidas por asesinato qué los había llevado a matar y la mayoría de las respuestas que obtuvo siguieron la misma línea: Me faltaron al

“EL PSIQUIATRA JAMES GILLIGAN LE PREGUNTÓ A VEINTICINCO PERSONAS RECLUIDAS POR ASESINATO QUÉ LOS HABÍA LLEVADO A MATAR Y LA MAYORÍA DE LAS RESPUESTAS QUE OBTUVO SIGUIERON LA MISMA LÍNEA: ME FALTARON AL RESPETO.”

respeto. Aquí hay una pista: para que las personas respeten a los demás se tienen que sentir respetadas.

UN SENTIMIENTO COLECTIVO Sin duda la humillación que padecen millones de seres humanos es un tema urgente, de hecho, la Comisión de la Commonwealth sobre respeto y entendimiento que se reunió la década pasada para buscar alternativas a la violencia, reconoció en su informe público que la humillación es un disparador de violencia mucho más grave que la pobreza. Los analistas que estudian la violencia en el mundo árabe señalan a la humillación como base del creciente fanatismo islamista. Algunos van más lejos e intentan explicar las tensiones actuales en términos de un sentimiento de humillación colectiva no sólo a partir de la decadencia de los imperios islámicos sino de percibir que los gobiernos y la población occidental atacan constantemente la dignidad y el honor musulmán. Quizá la población árabe que se siente humillada se equivoca, al menos en parte, y resiente ataques donde no existen, aunque otros son innegables. El punto es que el sentimiento de humillación tiene que ser atendido aunque sus causas sean malas razones.


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“RECONOCER LOS ERRORES Y LOS MALES TAMBIÉN AYUDARÍA A PALIAR EL SENTIMIENTO DE QUIENES SE SIENTEN ULTRAJADOS, DESHUMANIZADOS Y HUMILLADOS, LO QUE RESULTA URGENTE SI LE PONEMOS ATENCIÓN A LOS CAMINOS QUE SIGUE LA POLÍTICA GLOBAL.” 60 por ciento. Esto no es casual, pues entre 1503 y 1660, los colonizadores enviaron desde América 16 millones de kilogramos de plata a Europa, tres veces las reservas del viejo continente. Para los primeros años del siglo xix, el total de plata que extrajeron los europeos alcanzó los 100 millones de kilos. Hickel calcula que esa cantidad de plata, invertida al 5 por ciento anual en 1800, hoy representaría 165 trillones de dólares. Lo que eso quiera decir. Por supuesto, no hay banco central que tenga reservas para saldar la cantidad que se adeudaría.

Ilustración>Victor Nieto>La Razón

EL RETO DE OCCIDENTE

El periodista Robert Fisk recordó en un artículo de noviembre de 2015 que los países de Occidente no han logrado entender que para los árabes democracia no significaba libertad de expresión ni libertad para escoger a sus líderes: la palabra denotaba a las naciones que continuaban apoyando a los crueles dictadores que los oprimían (los Nasser, Sadats, Mubaraks, Assads, Gaddafis). Así que en las revoluciones del 2011 no exigían democracia. Los posters en El Cairo, Túnez, Damasco y Yemen exigían dignidad. La dignidad, debo apuntar, es lo contrario de la humillación.

LA HERENCIA COLONIAL Hace poco llegó a mis manos un artículo de Jason Hickel, antropólogo de la London School of Economics, que The Guardian publicó también en noviembre de 2015. Ahí, Hickel señala lo incómodo que es para los europeos preguntarse el grado de responsabilidad que tienen de indemnizar a quienes padecieron por siglos su política colonial. Es común que eviten la pregunta y cuando se les formula suelen señalar lo improbable que resultaría llegar a una respuesta adecuada: no es claro a quién se debe resarcir, ni tampoco cómo se debe calcular la suma que habría de pagarse. Además, es difícil asegurar que

el dinero llegará a las manos indicadas: imaginemos que hay que resarcir a los indígenas mexicanos, ¿quién garantiza que el dinero no termine en los bolsillos de un alcalde corrupto? Ahora, como bien señaló Shashi Taroor, la pregunta ni siquiera se plantea para convencer a los europeos de que paguen indemnizaciones, la pregunta se plantea sólo para que los ex colonizadores reconozcan los males que han causado y pidan perdón. Es una vía doble, por un lado para su resarcimiento y por el otro, volvemos a Hickel, para ayudar a cambiar el prejuicio del desarrollo que sugiere que los países pobres son pobres sólo por sus malas elecciones y por la pereza y la incapacidad de su gente, mientras que los países occidentales son ricos por su gran esfuerzo y sacrificio, y porque en su momento adoptaron las políticas públicas y los valores adecuados. Dice Hickel que basta con mirar algunos de los legados de la época colonial para comenzar a transformar esa historia: cuando los europeos llegaron a Latinoamérica, por ejemplo, la región era habitada por entre 50 y 100 millones de habitantes. A mediados del siglo xvi, apenas quedaban en pie 3.5 millones de indígenas americanos. Otro dato: durante la época colonial, los europeos aumentaron su tajada del Producto Interno Bruto global del 20 al

El camino de la reparación no es económico. El reconocimiento de Occidente de lo que le debe al resto del mundo tendría que cambiar las circunstancias en las que hoy se deciden políticas económicas y ambientales. Y reconocer los errores y los males también ayudaría a paliar el sentimiento de quienes se sienten ultrajados, deshumanizados y humillados, lo que resulta urgente si le ponemos atención a los caminos que sigue la política global. Por supuesto, la historia del subdesarrollo no se explica sólo por la colonización. En México, según reporta Gerardo Esquivel, en la primera década del siglo xxi se extrajo más del doble de oro que todo aquel que se extrajo en los 300 años de época colonial, y sin embargo el pago de impuestos por esa extracción es mínimo (esta historia se repite hasta el cansancio en todos los países atrasados), y al parecer no hay independencia que detenga el enriquecimiento de unos cuantos con los bienes de un subsuelo supuestamente común. El mundo árabe, Latinoamérica, África, son territorios donde la corrupción es tolerada y de eso somos culpables todos los que habitamos estas tierras (culpabilidad colectiva). La corrupción merma la capacidad de construir instituciones justas. Sin instituciones justas la humillación se impone. Son muchos los motivos que llevan a un muchacho a cargar un rifle de asalto y disparar a los infieles dentro de la redacción de un semanario, o dentro de un club de música, pero no tengo duda de que la humillación, justificada o no, es uno de los detonadores principales, y para resolver el actual encontronazo entre formas de ver el mundo, resulta indispensable atenderla. Que las personas ya no lleven tanta humillación a cuestas, a ver quién empuña un arma.


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FRANCISCO HINOJOSA

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LA N OTA NEGRA

RUIDO

M

e dijo Carlos Velázquez, vecino de esta columna en El Cultural, que la voz de los vendedores de tamales oaxaqueños y los compradores de estufas, lavadoras, refrigeradores y algo de fierro viejo son la música de la ciudad. Leí luego un artículo suyo dedicado a David Bowie, apenas un día después de que nos enteráramos de su muerte (y otro más amplio en el anterior suplemento). Entre la música de ese gran artista, del que comparto con él mi admiración y mi pena, y ese ruido monótono y repetitivo de las grabaciones que recorren a diario la ciudad, aunado a los claxons, motocicletas y taladros que rompen calles, hay una gran distancia que no puede cobijarse bajo una misma palabra: música. Decía yo en esa cena, durante la última fil Guadalajara, que necesito de silencio para escribir y que cuando pasan los vendedorescompradores con sus bocinas bajo mi casa hago una pausa y espero a que sus voces se pierdan. Tampoco lo expresé como una gran queja: tardan unos cuantos minutos en desaparecer y tantán. Viene esto a cuentas porque hace dos sábados mis vecinos del edificio de enfrente regresaron seguramente después de que les cerraran el antro y decidieron continuar la fiesta en su departamento. Tres diez de la madrugada. Como no hay cortinas que impidan ver lo que sucede enfrente —como en La ventana indiscreta de Hitchcock—, vimos a cinco o seis personas que convivían amistosamente sin reparar en que el volumen de su “música” podía perturbar no sólo a sus condóminos sino también a sus cincunvecinos (¿cincuenta, cien?). A esas horas

Las Claves

LOS DUEÑOS DEL SONIDO RESPONDIERON QUE EN SU CASA PODÍAN HACER LO QUE SE LES VINIERA EN GANA, Y PARA PROBARLO LE SUBIERON AL VOLUMEN. CARACOLITOS A LA POLICÍA Y A LOS QUEJOSOS AL RITMO DE “PERO SIGO SIENDO EL REY”.

bajamos mi esposa y yo en piyama a tocarles el timbre y pedirles que apagaran su música. Bueno, música es un decir: más bien un tuntún monótono, repetido ad nauseam, sin variaciones armónicas, que ni siquiera invita al baile, que vuelve ininteligible la comunicación verbal y que seguramente daña el oído. Los dueños de los bafles hicieron caso y apagaron la música. Ya antes se habían reventado de manera similar dos veces. Supusimos que los propios habitantes de su edificio les habían puesto un alto. Esta situación me había tocado vivirla hace unos años. Dos veces llamé a protección civil en Coyoacán para quejarme de los vecinos: unos pared contra pared y los otros a dos cuadras de distancia. Enviaron una patrulla que amablemente le pidió a los ruidosos que le bajaran al volumen de su música ya que tenían quejas de diversos habitantes a la redonda. En ambas ocasiones los dueños del sonido respondieron que en su casa podían hacer lo que se les viniera en gana, y para probarlo le subieron al volumen. Caracolitos a la policía y a los quejosos al ritmo de “pero sigo siendo el rey”. A partir del año pasado estos hechos ya pueden ser denunciados y traducirse en castigo a los responsables en la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial. Desde entonces la norma indica que, durante el día (6 de la mañana a 8 de la noche), se permiten 63 decibeles, y el resto del tiempo, 60. La medición deberá hacerse desde el “punto de denuncia”, es decir, desde el sitio en el cual quien presenta la denuncia percibe el ruido. Lo que significa que deberá permitirse el ingreso al lugar a la

Foto > Especial

@panchohinojosah

persona de la procuraduría que puede hacer la medición, aunque sean las tres de la mañana. Las penas van desde multas en económico hasta arresto entre 13 y 24 horas. También se puede presentar la queja en el juzgado cívico más próximo al domcilio con el fin de citar a los involucrados y llegar a una solución. Copio del diario El Financiero algunos de los daños que, según la Organización Mundial de la Salud, provoca la contaminación sonora: “el ruido cerca de las escuelas afecta diversos procesos cognitivos: a más de 40 decibeles, se dificultan las actividades de cálculo; a los 50, disminuye la eficiencia; a los 55 decibeles se entorpece la memoria; a partir de los 60, aparece la dificultad para captar información auditiva; a los 64, se produce el lento aprendizaje y a los 70, aparecen problemas de comprensión lectora”.

Por CARLOS O LI VA R ES B A RÓ

RELEO PAPELES de los años 70 y 80 del siglo pasado: apuntes (“Observo en Visconti una enunciación reiterativa al final de sus películas...”), diarios (“Estuve sentado en el malecón, conocí a Delfina, nos besamos al poco rato de conversar en arrullo de una canción de Silvio...”), postales (Mi hermana Chela, estudiante de Ingeniería en Moscú: ella con abrigo, cuatro rusos, el Kremlin…), estrofas de poemas juveniles (“Haz que te siga queriendo / por el amor / no escudriñe en los armarios / palabras...”: para Livia), largas cartas llegadas de Nueva York de Reinaldo Arenas... Me detengo en los pliegos del autor de El mundo alucinante: 1985, vivo en el DF. “Busca el último libro de Borges, La memoria de Shakespeare. Son cuatro relatos perfectos; escúchalo bien: ¡perfectos! Hasta que no los leas no me escribas ni me llames por teléfono; ya debe estar en librerías mexicanas, es

de 1983”. Conociendo los ultimátums de Reinaldo, salí a buscarlo. Indagué en bibliotecas. Pregunté a lectores obsesivos del autor de Ficciones. Nada. Muchos tenían noticias del cuadernillo, esperaban que llegara a México. Julio de 1986: visita en casa de la profesora Hortensia Irecencia. La espero en la antesala, veo en una mesa la delgada edición. Me pongo nervioso. Me abalanzo sobre el ejemplar.Llega la maestra. “Sí, el último libro de Borges. No me gustó: repite la temática de El libro de arena. Pero, lo noto a usted perturbado. ¿Quiere leerlo? Lléveselo”, dice mi anfitriona. Lo leí de un tirón aquella vez. Ahora, en medio de este frio de enero, lo vuelvo a leer con ensimismada pasión. “Veinticinco de agosto, 1983”, “Tigres azules”, “La rosa de Paracelso”, “La memoria de Shakespeare”. Quizás, el primer relato recuerda a “El otro” de El libro de Arena (1975): el asunto del doble. Los tres

restantes abordan obsesiones metafísicas que abruman al narrador argentino: piedras que no satisfacen los caprichos de la algorítmica, una rosa oscilante entre el resurgir o no de las ruinas, la memoria de un creador que puede ser trasplantada a través de generaciones (a este hombre le ofrecen, no la gloria del autor: sino la memoria de la aurora cuando escribió el segundo acto de Hamlet). Estilo de perfecta conjugación cercano a Kipling y Kafka. Laberínticos espacios alegóricos. “Tengo, aún, dos memorias. La mía personal y la de aquel Shakespeare que parcialmente soy. Mejor dicho, dos memorias me tienen”: expresa Daniel Thorpe, protagonista de “La memoria de Shakespeare”. Faulkner: “Una novela es la vida secreta de un escritor, el oscuro hermano gemelo de un hombre”. Borges sabía que el cuento es el retrato del instante: ese pasmo irrepetible.

LA MEMORIA DE SHAKESPEARE Autor: Jorge Luis Borges Género: Cuento Editorial: Emecé, 2004.


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EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

FRONTERAS CONVERGENTES

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CARLOS VELÁZQUEZ

@charfornication

C

onsolidar un encuentro de escritores no es tarea sencilla. Un día sí y otro día también amanece con la “novedad” de que tal encuentro desaparece. Pero no todo son malas. También surgen nuevos espacios. Como el Encuentro de Narrativa de Región Centro Occidente. Que este año celebrará su cuarta edición del 27 al 30 de enero. Con sede en la ciudad de Zacatecas, es creado gracias al Fondo de Centro Occidente (integrado por los estados de Aguascalientes, Colima, Guanajuato, Querétaro, Nayarit, San Luis Potosí y el mismo Zacatecas). Este año dedicará su edición a periodismo y narrativa. Con frecuencia se asocian estas reuniones de escritores como eventos para los mismos autores. No es el caso. Este encuentro es único en su tipo. Tiene un programa con figuras de todo el país, pero su objetivo es el siguiente: invitar a un grupo de escritores en ciernes para que acudan a tomar talleres y convivan con autores ya consagrados. Algunos noveles (y otros no tanto) seleccionados de los estados que conforman el fondo realizan una estancia en Zacatecas de tres días para tener acceso a actividades que no se realizan en sus ciudades de origen. Pero no se trata de un evento cerrado. Está abierto al público. Y no sólo para los zacatecanos. Es una estupenda oportunidad para que los amantes de la literatura de los estados circundantes acudan al encuentro. Que año con año crece y esta edición exhibe uno de sus mejores programas. También es único en su especie porque trata sólo de narrativa. Y no es por discriminación.

EL ENCUENTRO DE NARRATIVA DE REGIÓN CENTRO OCCIDENTE. QUE ESTE AÑO CELEBRARÁ SU CUARTA EDICIÓN DEL 27 AL 30 DE ENERO. CON SEDE EN LA CIUDAD DE ZACATECAS.

El sino del escorpión La voz mezclada con leche EL ESCORPIÓN PERMANECE bien abrigado al fondo de su resquicio en la pared leyendo testimonios impresionantes sobre la situación de las mujeres en la Segunda Guerra Mundial. En efecto, como los lectores asiduos saben, llegó ya a librerías bajo el sello Debate La guerra no tiene rostro de mujer, de la recién premiada con el Nobel de literatura Svetlana Alexiévich. Estos hondos testimonios femeninos y la misma premiación de la autora bielorrusa alentaron en el arácnido la reflexión siempre vigente sobre la perspectiva de género en la literatura. Y no sólo porque de los 107 premios otorgados hasta ahora, Alexiévich sea apenas la escritora número 14 en recibirlo, y con ello se haya sumado a una importante lista de autoras como Nadine Gordimer, Toni Morrison, Wisława Szymborska, Elfriede

Abundan los encuentros de poesía. Y los de tipo intergenérico. Pero con excepción de alguno de crónica, el tema de éste es la prosa. Porque tiene como objeto alimentar la cantera. Quizá de entre alguno de los jóvenes que son reclutados en el futuro surja una figura importante. ¿Se podría argumentar que por qué otro espacio más para la narrativa? Pero no es elección. En esta región del país abundan más los practicantes de este género. La sede no podría ser más acertada que Zacatecas. Recordemos que la primera edición del Hay Festival se realizó allí. Y el Encuentro de Narrativa Centro Occidente está pujando por convertirse en una de las fiestas literarias del país de mayor interés. La entrada es completamente gratuita. Lo que es un gran atractivo para invertir un fin de semana. Además de que se encuentra en una de nuestras capitales culturales por excelencia. Como su título lo indica: “Fronteras convergentes” pretende ofrecer a los escritores en ciernes, y al público en general, lo mejor de la literatura de nuestros días. El cartel de este año lo integran dos personalidades relevantes del periodismo. Lydia Cacho, que ofrecerá la conferencia de apertura. Y Sergio González Rodríguez, que ofrecerá la conferencia de clausura. Quien es una de las mentes más lúcidas de nuestro panorama

y acaba de recibir el premio Fernando Benítez. Sus lectores de la región centro occidente tendrán la oportunidad de interactuar con él. Además se llevará a cabo una charla con Julio Patán. Ensayista, analista de cine y novelista. Ellos tres integran el plato fuerte del encuentro. Pero el resto de los invitados no desmerece. Diego E. Osorno, Diego Rabasa, Alejandro Almazán, Antonio Ortuño, Eduardo Rabasa, Brenda Lozano, Wenceslao Bruciaga, Víctor Santana, Lorea Canales, Felipe Rosete, Maritza Buendía, Gonzalo Lizardo, Juan Gerardo Aguilar. Dialogando en relación a periodismo y literatura. Periodismo de investigación, reportaje, periodismo musical. Durante tres días en los que se discutirá sobre el presente de la creación en México. Los asistentes a la edición anterior pueden dar fe de la calidad de las mesas. Paralelo al encuentro se realizarán tres talleres. Cuento, novela y periodismo literario. Coordinados por Ortuño, Brenda Lozano y Diego E. Osorno, respectivamente. Los encuentros están dirigidos a los autores elegidos por el fondo, pero también hay lugares para quien desee inscribirse. El encuentro se desarrolla en el Museo Zacatecano. Y es un excelente pretexto para todos los que viven en los estados circunvecinos para que lo visiten. Si tienen oportunidad, acudan. No se van a arrepentir.

Por ALEJANDRO DE LA GARZA @Aladelagarza

Jelinek, Doris Lessing, Herta Müller y Alice Munro, sino también por la actualización de la búsqueda feminista expuesta por Rosario Castellanos en referencia al canon literario masculino: “¡Debe haber otro modo!”. La crítica feminista y los estudios de género aplicados a la literatura a partir de los años cincuenta del siglo viejo (Julia Kristeva, Luce Irigaray, Hélène Cixous, Nattie Golubov), apuntaron siempre contra ese canon masculino a partir del cuerpo mismo, es decir, se escribe desde el cuerpo, el género, la edad, la etnia, la cultura, y en esa medida quien escribe es “una mujer”. ¿Es posible definir una práctica femenina de la escritura y teorizarla? “Lo femenino en la escritura —afirma Cixous—, pasa por las alteraciones de la voz —suspenso, silencios—, por la linealidad del discurso, su superabundancia,

su vínculo con la voz de la madre (‘la voz mezclada con leche’): la mujer escribe con ‘tinta blanca’, escribe con su cuerpo...” La figura poética de la tinta de leche es seductora, aunque ha sido calificada de “esencialista” por su dependencia de lo biológico y lo psicosexual (Araújo y Delgado). No obstante, el venenoso apuesta por la indagación crítica sobre la escritura femenina, como siempre lo quiso Castellanos, de quien José Emilio Pacheco escribió: “Nadie en este país tuvo, en su momento, una conciencia tan clara de lo que significaba la doble condición de ser mujer y ser mexicana, ni hizo de esta conciencia la materia prima de su obra”. Antes de volver al abrigo de su nido, el escorpión los conmina entonces, más allá de los prejuicios ante la teoría, a no sólo leer literatura, sino también a pensarla.

EL VENENOSO APUESTA POR LA INDAGACIÓN CRÍTICA SOBRE LA ESCRITURA FEMENINA, COMO SIEMPRE LO QUISO ROSARIO CASTELLANOS.


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El Cultural SÁBADO 23.01.2016

LAS FORMAS DEL DOLOR SEGÚN ARNOLDO KRAUS De acuerdo con el filósofo francés Michel Foucault (1926-1984), la medicina se transformó cuando los médicos dejaron de preguntar a sus pacientes “¿qué le sucede?”, y cambiaron la interrogante por “¿qué le duele?”. Antes era importante el ser humano que entraba a un consultorio, ahora sólo es un cliente más que será atendido de manera rutinaria; lo enviarán a exámenes de laboratorio, regresará por el diagnóstico y por una receta que, si bien le va, será la llave para mitigar el sufrimiento que lo aqueja. Arnoldo Kraus acaba

de publicar Dolor de uno, dolor de todos (Debate, 2015), conjunto de pequeños ensayos en los que ronda el planteamiento de Foucault. Doctor egresado de la unam, con especialidad en medicina interna, inmunología y reumatología, Kraus también tiene una prolífica carrera como escritor: Una receta para no morir. Cartas a un joven médico (Alfaguara), Morir antes de morir. El tiempo Alzheimer (Taurus), Decir adiós, decirse adiós (Random House Mondadori), Una lectura de la vida. Artículos sobre la enfermedad y sus

caminos (Cal y arena), entre otros libros, en los que aborda asuntos como la ética médica, el suicidio y la eutanasia. Ha sido columnista en La Jornada y actualmente escribe en El Universal y en la revista Nexos, donde también tiene un blog titulado Bioéticas. En la pared de su consultorio hay un cartón de Helguera en el que un doctor le dice al paciente con ropas raídas: “Va usted muy bien, pronto podrá volver al trabajo”, y el enfermo contesta: “¿Cuál trabajo?”.

Por ESGRIMA

Tengo la impresión de que usted debió especializarse en psicología. Eso mismo me decía mi hijo menor, que ahora estudia medicina: “Tú no eres doctor, eres psicólogo”. Quienes ejercemos la medicina interna, no la cirugía, tenemos la obligación de escuchar al paciente, escuchar su dolor, ver el alma de las personas. Saber las cosas buenas y malas que le suceden. Más de la mitad de mis consultas tienen que ver con problemas de ansiedad, depresión, angustia. Usted es lo opuesto al Doctor House de la televisión, a quien los problemas de sus pacientes le importan un rábano. En México se podría hacer una serie con un protagonista que tuviera la personalidad contraria y se llamaría Doctor Kraus. ¿Qué le parece? Algunos de mis pacientes me dicen de broma que soy el Doctor House. Pero sí, somos diferentes, y estoy listo para grabar (ríe). En su nuevo libro menciona una frase de Hannah Arendt: “El mundo ha logrado envilecer lo más difícil de envilecer: la muerte”. ¿Cómo evitar que lo entuben a uno en un hospital, el sufrimiento, cómo lograr la “muerte digna”? Hay varias formas. Puedes registrar instrucciones anticipadas ante un notario y pedir, por ejemplo, que si te enfermas de tal o cual cosa no se te hospitalice y que te dejen morir dignamente en tu casa. Yo soy de la idea de acabar con el paternalismo del médico y darle el poder al paciente. La muerte digna es un tema recurrente en mis libros. Por cierto, acabo de escribir un texto para el blog de Nexos, en el que digo que la eutanasia sería mejor aceptada si las mujeres fueran las encargadas de tomar tales decisiones; ellas son más cariñosas y sensibles con los moribundos.

FERNANDO FIGUEROA

CUANDO HAY MUERTE CEREBRAL IRREVERSIBLE, L O QUE SE AL ARGA NO ES L A VIDA SINO L A MUERTE.”

Arte digital > FERNANDO MONTOYA >La Razón

¿Cuál es la diferencia entre eutanasia activa y suicidio asistido? En la eutanasia activa, el médico administra una solución por vía intravenosa. En el suicidio asistido se recetan fármacos por vía oral, que el paciente toma a la hora que quiere y con quien quiere. Las dos formas están prohibidas en México y tienen penas de cárcel, pero se practican más de lo que las autoridades saben o aceptan. Usted ha dicho públicamente que, por razones éticas, no está apalabrado con laboratorios ni aseguradoras ni hospitales. ¿Esa postura le ha generado animadversión en su gremio? No sabría cómo medir tal animadversión, si es que la hay. Supongo que sí, pero hay muchos colegas que me apoyan y también muchos lectores. ¿Qué opina del caso de Gustavo Cerati, quien estuvo varios años en el hospital porque su madre así lo decidió? Tengo entendido que vivía en estado vegetativo, pero no puedo asegurarlo. Cuando hay muerte cerebral irreversible, lo que se alarga no es la vida sino la muerte. Hubo un caso muy notorio en Estados Unidos, donde un esposo se enfrentó legalmente a los padres de su mujer para retirarle apoyos mecánicos y alimenticios. Yo tuve una tía que vivió varios años inconsciente, pero a veces reaccionaba con muecas a ciertas preguntas. La ética médica no es una ciencia exacta, cada caso es distinto. No hay recetas universales para la eutanasia ni para el aborto ni para la clonación ni para la fertilización. En la medicina, uno más uno no son dos. ¿También le preocupan las ratas y los orangutanes que suelen ser torturados en los laboratorios?

Durante algún tiempo hice investigación y nunca realicé experimentos con animales. Dentro de la bioética hay reglas acerca de cómo deben ser tratados. Entre las frases de sus pacientes que aparecen en su libro Dolor de uno, dolor de todos, mi favorita es cuando una mujer angustiada dice: “Yo no le sé a eso de la vida”. Es un caso muy dramático porque ella tenía anorexia nervosa y vivió muchos años más del promedio. No lograba morirse. Dice Fernando Pessoa que el poeta es un fingidor. ¿También lo es el hipocondriaco? El poema es muy bonito, pero no creo que los poetas finjan. En cuanto a la hipocondría, es un tema interesante. Quienes la sufren en grado extremo llegan a realizar un periplo infinito, del cual se aprovechan algunos médicos sin ética. Usted escribió ¿Quién hablará por ti? Un recuento del Holocausto en Polonia, y tenía ganas de llevarlo al teatro. ¿Lo consiguió? Sí. Víctor Hugo Rascón Banda escribió el libreto y se representó en un templo de Estados Unidos. Hubo otra función en El Círculo Teatral, de la calle de Veracruz, a la que asistí con mi madre. Desafortunadamente, Rascón Banda murió y ese proyecto ahí se quedó. ¿Está comprobado que Rilke padeció leucemia, Flaubert epilepsia y que Graham Greene era bipolar? Sí, están documentados; en esos casos no ha pasado tanto tiempo. ¿Quiénes son más vanidosos, los médicos o los escritores? En todas las profesiones existe la vanidad. Entre los médicos, tal vez los cirujanos sean los más vanidosos porque salvan la vida de muchas personas. Pero no creo que ningún cirujano sea más soberbio que alguien como Mario Vargas Llosa.


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