Una nueva historia para francia

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FRANCISCO HINOJOSA

CARLOS VELÁZQUEZ

ESGRIMA

PROPORCIONES Y PORCIONES

UNA PESADILLA LLAMADA SANTANDER

MAYA GODED

[ S u p l e m e n t o d e La Razón ]

El Cultural N Ú M . 9 7

ROBERT DARNTON

UNA NUE VA HI STORIA PAR A FR ANCIA L A S TRIBUS ELEC TOR ALES EN EL TIEMP O Antonio Saborit

S Á B A D O

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LEONORA

CARRINGTON

HECHICER A CENTENARIA Rafael Vargas PRIMER A S IMPRESIONES DE LEONOR A Joanna Moorhead Leonora Carrington: A Hug. Bronce a la cera perdida. 2010.


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Robert Darnton

L AS TR IBUS ELECTOR A LES EN EL TIEMPO ANTONIO SABORIT

“S

e desmoronan los partidos políticos de Francia, excepción hecha del Frente Nacional,” observaba Simon Kuper en su columna del Financial Times apenas unas horas antes de la primera vuelta electoral. “Pero el singular conjunto de tribus electorales —la mayoría de extrema izquierda y de extrema derecha— aún continúa bien apuntalado”. Estas tribus fueron la clave del resultado de hace unas semanas. ¿Volverán a serlo mañana, en la segunda vuelta? El siguiente ensayo de Robert Darnton, cuyo centro se ubica en el inusitado impacto del libro Historia mundial de Francia entre sus primeros lectores, invita a repasar la conformación de las tribus electorales francesas. La más feliz de todas ellas, según el mismo Kuper, es la de los triunfadores urbanos, cuya élite vive apiñada en unos cuantos barrios parisinos o bien en Lyon, Niza y Burdeos. Después viene la tribu de la burguesía católica de provincias, sigue la de los socialistas tradicionales, después la de los votantes pro valores de izquierda, la de los supremacistas blancos, y por último la de los desengañados jóvenes pesimistas. Al parecer para ninguna de estas tribus pasó de largo la salida de esta novísima Historia mundial de Francia, coordinada por Patrick Boucheron. Darnton escribe desde su dominio profundo de la historia de Francia —del cual dan cuenta títulos ineludibles, como La gran matanza de gatos o Poesía y policía: Una visita al nacimiento de la opinión pública— y desde sus conocimientos sobre la historia del libro y la lectura. Es factible que las más enconadas lecturas del inusitado best seller

que ha sido Historia mundial de Francia provinieran de las tribus del Frente Nacional, esto es, de franceses convencidos de que su país siempre llevará las de perder al aventurarse en aguas internacionales y que por lo tanto se muestran mucho más proclives al aislacionismo bajo un discurso nacionalista. En ellas forman filas multitud de hombres muy adversos al islam y más que representados en la policía, el ejército y las fuerzas de seguridad, como apunta Kuper, así como miles de jóvenes para quienes la política y el sistema sólo son sinónimos de corrupción. Por otra parte, es probable que no menos enconadas fueran las lecturas del volumen de Historia mundial de Francia de parte de aquellos votantes instalados en la primavera eterna de 1968 y quienes tras negar su respaldo a uno de los dos contendientes se ufanaran de ser los primeros en marchar por las calles contra el otro; o bien las lecturas de la Historia mundial de Francia desde las minorías étnicas, la academia y la burocracia del Estado francés que se identifican con el socialismo tradicional. ¿Cuántos lectores habrá aportado la burguesía católica de provincias? Aunque a nosotros no nos toque conocer el número preciso que algún día surja de los archivos notariales es probable que sus lectores sumen mucho más que los parisinos y mucho menos que los votantes identificados con el centro-derecha. Boucheron, enmedio del debate suscitado por las ochocientas páginas de la Historia mundial de Francia, sostiene que el oficio de la historia se realiza en el trabajo en archivo y en fortalecer el debate público.

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Presentamos este comentario al libro que ha causado revuelo al abordar una Historia mundial de Francia desde ángulos inusitados y no ajenos a la provocación. La brillante lectura de Robert Darnton lo vincula desde el origen de la especie humana hasta las resonancias y continuidades, los contrastes y encrucijadas que perfilan el

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debate contemporáneo —justo en la víspera de la segunda y decisiva vuelta electoral en Francia— en favor y en contra de la inmigración o la integración global, entre otros temas. Reconocemos la generosidad del doctor Darnton por compartir su ensayo con los lectores de El Cultural.

U N A N U E VA H I S T O R I A PA R A F R A N C I A ROBERT DARNTON TRADUCCIÓN ANTONIO SABORIT

U

na de las bombas que cayeron durante la actual campaña por la presidencia de Francia es la Historia mundial de Francia, un tomo de ochocientas páginas que revisa 40 mil años de la historia francesa. Una obra colectiva escrita por 122 académicos bajo la dirección de Patrick Boucheron, distinguido medievalista del Colegio de Francia, difícilmente parecería destinada a llegar a las listas de los best sellers cuando apareció en el mes de enero. Pero los franceses la compraron como pan caliente: para mediados de marzo se habían vendido 70 mil ejemplares y las ventas siguen fuertes. Luego de varias décadas de somnolencia, la historia académica se convirtió en un hit. Aunque el libro debe mucho de su éxito al talento de sus autores, su publicación fue perfectamente sincronizada para causar revuelo durante la campaña electoral. La historia ha sido siempre un campo de batalla en Francia. Como observara Éric Zemmour, periodista e historiador de derecha, en una áspera reseña en Le Figaro, “la Historia es guerra. No sólo la historia de la guerra sino la guerra de la historia”. Y condenó a la Historia mundial de Francia como un ataque contra la identidad de Francia y un intento por destruir la “narrativa nacional” (“la novela nacional”) en el corazón de lo que significa ser francés. Alain Finkielkraut, filósofo conservador y miembro de la Academia Francesa, execró del libro en una reseña igualmente violenta: “Los autores de la Historia mundial de Francia son los grandes sepultureros de la gran tradición francesa”. Otros comentaristas del ala derecha han reiterado ese mismo tema. Michael Jeaubelaux, un blogger que apoyó a François Fillon, el candidado conservador a la presidencia, escribió: “Cuando el Colegio de Francia sepulta a Francia y a los franceses, es urgente que el pueblo tome el poder en contra de aquellos que reciben su paga

para destruir nuestro país, su historia, su herencia, su cultura”. ¿Por qué esta furia? Al elegir presidente, los franceses votarán, al menos en parte, por una interpretación de la historia de Francia. Cuando Fillon lanzó su campaña en agosto pasado, proclamó que él cambiaría la forma en que la historia se enseña en las escuelas primarias: “Si soy elegido como presidente de la República, solicitaré a tres académicos que busquen el mejor consejo a fin de reescribir los programas de historia en torno a la idea de la historia nacional [el récit national]”. Describió su visión del pasado de Francia como “una historia formada por hombres y mujeres, por símbolos, lugares, monumentos y hechos que obtienen su sentido y significación desde la construcción progresiva de la singular civilización francesa”. A la derecha de Fillon, Marine Le Pen, la candidata del Frente Nacional, ha insistido en la necesidad de “volver a aprender la historia de Francia —toda la historia de Francia, la más positiva, la más prestigiosa— para que cada francés tenga conciencia y se sienta orgulloso de su pasado”. En la práctica, explicó, esto implicaría eliminar en la escuela

primaria las referencias a la Segunda Guerra Mundial y el colonialismo. La Historia mundial de Francia no menciona la política actual, pero no necesita hacerlo. Su publicación durante el apogeo de la campaña presidencial fue vista por la derecha como una provocación, y los ataques que recibió la convirtieron en algo así como un succès de scandale. (Antes de publicar su reseña en Le Figaro, Finkielkraut hizo declaraciones en contra del libro durante una sesión en la Academia Francesa). Los periódicos de izquierda, incluidos Libération y Le Monde, publicaron reseñas positivas. La recibieron como un esfuerzo de los historiadores académicos por llegar al público en general, con una idea de la historia francesa que tomaría en cuenta el debate contemporáneo sobre los efectos de la globalización. En contraste con otras historias, lo que hace “global” a esta Historia mundial de Francia es su énfasis en elementos no-franceses que siempre han saturado la vida en Francia y que llegan de todo el mundo. Hay capítulos, por ejemplo, sobre la primera traducción del Corán al latín, realizada en 1143 por Pierre le Vénérable; sobre la adquisición del Atlas Catalán —un inmenso mapa del mundo, iluminado y elaborado por un cartógrafo judío de Mallorca— para la biblioteca real de Charles V en 1380; y sobre la recepción de los opulentos delegados persas a cargo de Louis XIV en Versalles, 1715. El libro rechaza la noción de una identidad francesa que haya existido desde el origen —un origen asociado con el cliché de “nuestros ancestros los galos”— y que se haya refinado a lo largo de los siglos para conformar una civilización distinta y de una riqueza singular. La “identidad” es un término favorito en el ala conservadora de la política francesa. Nicolas Sarkozy creó un Ministerio de Inmigración, Integración, Identidad Nacional y Codesarrollo poco después de su elección como


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presidente en 2007. Cuando los políticos invocan la “identidad nacional” en la actual campaña, juegan con el miedo a los terroristas islámicos, la inmigración y la influencia extranjera en general —incluso, en el caso de Marine Le Pen, el miedo a que la esencia francesa sea destruida porque Francia forma parte de la Unión Europea.

Al margen de su importancia como un

síntoma del discurso político actual, la Historia mundial de Francia merece ser considerada por derecho propio como un nuevo intento por cambiar la manera en que se entiende la historia de Francia. Aunque fue escrita por autores académicos y está repleta de detalles esotéricos, se dirige al público en general. Consta de 146 capítulos, cada uno tiene cuatro o cinco páginas de extensión y corresponde a un año en particular. Se suceden en orden cronológico, pero no se conectan de alguna forma para generar una narrativa. De hecho, no hay un argumento general. Los temas transnacionales se sobreponen o intersectan en cualquier punto, pero depende del lector reunirlos en un todo. En lugar de recorrer sus ochocientas páginas de principio a fin, los lectores recibirían el buen consejo de abrir el libro en cualquier lugar y tomar muestras de su contenido, el cual es pródigo en sorpresas. Por ejemplo, el capítulo sobre Chanel No. 5 —un tema improbable para una historia global— comienza en el laboratorio de Gabrielle Chanel en 1921 y llega a Marilyn Monroe, Andy Warhol y la cultura popular estadunidense de los años cincuenta a los ochenta. El capítulo sobre Las señoritas de Avignon, de Picasso, explica que en un principio el cuadro se llamaría

El burdel de Avignon y que, luego de revolucionar el arte, fue usado como imagen de sellos postales en Senegal.

Para mejor apreciarlo, al libro hay que

acercársele como si se tratara de una cata de vinos. Debe probarse en pequeñas dosis de manera que el lector pueda saborear diferentes sabores del pasado. Cada uno de los capítulos fue preparado por un académico experto; cada uno, al indicar su procedencia, se refiere a la literatura especializada más actual. Sin embargo, el libro no tiene notas al pie ni bibliografía, y los capítulos están escritos de tal manera que pueda disfrutarlos cualquier persona que sólo cuente con un conocimiento superficial de la historia de Francia. Lejos de permitirse la jerga académica, los autores transmiten entusiasmo hacia sus temas. La mayoría de ellos son jóvenes. De hecho, Historia mundial de Francia señala la llegada de una nueva generación de historiadores, llena de energía y de impulso. Supongamos, por ejemplo, que al echar un vistazo al índice del libro, su mirada se detiene en “Las vísperas sicilianas”. Aunque es probable que usted conozca la ópera de Verdi, tal vez no sabe mucho sobre lo que sucedió en Palermo el 30 de marzo de 1282. Va sobre este capítulo —escrito por el medievalista Florian Mazel— y pronto se adentra en una breve pero sustanciosa crónica sobre una lucha entre algunos nobles sicilianos y los oficiales franceses al servicio de Charles d’Anjou, rey de Nápoles y Sicilia y el hijo menor de Louis VIII de Francia. Conforme se extiende la violencia, los franceses en Palermo son masacrados por los rebeldes locales y al final todos los franceses son

“LOS AUTORES TRANSMITEN ENTUSIASMO HACIA SUS TEMAS. LA MAYORÍA DE ELLOS SON JÓVENES. DE HECHO, HISTORIA MUNDIAL DE FRANCIA SEÑALA LA LLEGADA DE UNA NUEVA GENERACIÓN DE HISTORIADORES, LLENA DE ENERGÍA Y DE IMPULSO.”

expulsados de Sicilia. Lejos de lo operístico, el conflicto se convierte en una lucha de poder entre los reyes Capetos de Francia —apoyados por el Papa— y los gobernantes Hohenstaufen del Sacro Imperio Romano, aliados con Aragón. Al final, los Capetos fracasan en su ambiciosa política exterior, dirigida no tan sólo a conquistar Italia sino a crear “un vasto imperio mediterráneo” e incluso transformarse en reyes de Jerusalem tras conquistar Constantinopla. Esa ambición francesa, según explica el ensayo, tiene una larga historia. Inspiró la invasión de Italia de parte de Charles viii en 1494 y aún seguía viva durante el reinado de Henri iv (15891610). Según una versión, Henri se ufanó ante un embajador español de que podría conquistar Italia en un día: “Iré a misa en Milán, comeré en Roma y cenaré en Nápoles”. “Alteza”, respondió el embajador, “a ese paso, Su Señoría bien podría terminar el mismo día en las vísperas sicilianas”. En cuatro intensas páginas quedan reunidos un incidente, una lucha geopolítica de larga duración y una anécdota divertida.

Tras el muestreo de varios episodios, el

lector puede seguir temas empleando una guía al final del libro que se titula “Senderos por el bosque”. Sigue temas como el absolutismo, el colonialismo y las mujeres en los capítulos más pertinentes. También aquí hay sorpresas. Por ejemplo, un sendero temático toma su título, “Luxe, calme, et volupté” [“Lujo, calma y voluptuosidad”], de un poema de Baudelaire. El itinerario da inicio con un capítulo sobre excavaciones arqueológicas, el cual sugiere que en la prehistoria existió una “Europa de jade” en Occidente, a diferencia de la “Europa de cobre y oro” en el Este. Luego lleva al lector a un capítulo sobre el Salón de los Espejos en Versalles, al Palacio Negresco en la Promenade des Anglaises en Niza y finalmente a Chanel No. 5. Curiosamente, a Baudelaire nunca se le menciona —ni a Racine, Molière, Hugo o Proust. Para Finkielkraut, una historia de Francia sin grandes escritores es un insulto a la identidad nacional de Francia. Sin embargo, Historia mundial de Francia no se propuso ser un tratado lleno de grandes hombres y grandes


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acontecimientos. La impredecible selección de asuntos, la incierta vinculación de temas y los saltos en el tiempo no deben tomarse tan en serio. En una entrevista, Patrick Boucheron explicaba que el libro se concibió bajo un espíritu ligero y que invitó a los autores diciéndoles: “Vamos a divetirnos” (“Amusonsnous”). También está la intención de ser provocativo, no tan sólo en los temas que destaca sino en los que deja fuera. Y en una vena más estricta, Historia mundial de Francia se puede entender como una enciclopedia, ordenada cronológica y no alfabéticamente. Presenta una serie de años de la que penden los ensayos, uno tras otro, para consulta del curioso pero sin preocupación alguna por las relaciones entre ellos. Esta organización ¿quiere decir que los historiadores de la nueva generación volvieron a la “historia de acontencimientos” (histoire événémentielle) de la que se burlaban sus mayores, la primera generación de la escuela de Annales, esto es, historiadores como Fernand Braudel, quien trazó el juego de estructuras como la económica, la demográfica y otras sobre largos periodos de tiempo? Historia mundial de Francia no menciona las tendencias de larga duración. Pero al enganchar los ensayos a los acontecimientos obliga al lector a ver el pasado desde una perspectiva diferente, una perspectiva que no es sólo global sino que también se conecta con asuntos contemporáneos. Uno de esos asuntos es el ecológico. Si bien el libro no aborda el cambio climático como un problema político hoy en día, se refiere a crisis ambientales anteriores que hacen recordar el presente. Un capítulo sobre 1816, un “año sin verano”, describe la forma en la que numerosas partículas sulfúricas llegaron a la atmósfera por la erupción del volcán Tambora, cerca de Java, de suerte que se bloqueó la energía solar en el mundo. Esto provocó el enfriamiento del clima y pérdidas de cosechas que llevaron a la última crisis de subsistencia en la historia europea. Varios capítulos abordan el tema de la inmigración, enfatizando el papel de Francia como una tierra de recepción (“terre d’accueil”), en especial para los pobres de África, y como una tierra de asilo (“terre d’asile”) para refugiados políticos, sobre todo en el caso de “ese otro 11 de septiembre” en 1973, cuando el gobierno de Allende en Chile fue derrocado por un golpe militar. Al tiempo que Chile sucumbía a una dictadura brutal, Francia aceptaba diez mil refugiados chilenos. No hay lector alguno que no reconozca la referencia a la crisis de refugiados actual, aunque permanece implícita. del mundo, Historia mundial de Francia desafía la noción nacionalista, evocada de manera constante por la derecha durante la campaña presidencial, de una Francia que fue francesa desde el origen. En lugar de “nuestros ancestros los galos”, ésta comienza con el Hombre de Cro-Magnon, el esqueleto fosilizado que alguna vez se creyó el primer ejemplo del Homo sapiens, descubierto en 1868 bajo una pendiente en Cro-Magnon (Dordogne), y enfatiza la mezcla de

“AL TIEMPO QUE CHILE SUCUMBÍA A UNA DICTADURA BRUTAL, FRANCIA ACEPTABA DIEZ MIL REFUGIADOS CHILENOS. NO HAY LECTOR ALGUNO QUE NO RECONOZCA LA REFERENCIA A LA CRISIS DE REFUGIADOS ACTUAL, AUNQUE PERMANECE IMPLÍCITA.” elementos genéticos y étnicos de todas partes del mundo que continuaron durante los siguientes 36 mil años. También elimina la mitología en torno a ciertas fechas sagradas para la derecha. La más famosa, la supuesta victoria de Charles Martel en Poitiers sobre una invasión musulmana en 732, fue tomada por el Frente Nacional como grito de campaña en la elección de 2002: “¡Martel 732, Le Pen 2002!” En concordancia con los estudios recientes, Historia mundial de Francia señala que se dio una especie de enfrentamiento, pero no en Poitiers y no en 732. Sin embargo, al corregir una versión nacionalista-esencialista de la historia francesa, la nueva versión reúne fechas de una manera que también podría plantear problemas para una versión izquierdista. Los años de 1940 están representados por cuatro ensayos. El primero menciona de paso (una cláusula en la frase inicial) la derrota de Francia en la primavera de 1940, con el fin de concentrarse en la intentona de Charles de Gaulle por recrear un Estado francés con una base territorial que comenzaba lejos de Francia, en Brazzaville, Congo. “Repensar Francia desde África” es el título de esta entrada. El segundo ensayo discute el descubri-

miento de las pinturas prehistóricas rupestres en Lascaux en 1940. El tercero describe el antisemitismo y el arresto masivo de judíos, a quienes se confinó en el Vélodrome d‘Hiver el 16 y 17 de julio de 1942, antes de ser remitidos a los campos de exterminio. El cuarto celebra el primer Festival de Cannes en 1946 como el acontecimiento que restableció el papel de Francia como “la patria de las artes”. Extraña manera de saltar sobre los años más oscuros de la historia francesa. No haría falta invocar a Foucault para cuestionar los huecos epistemológicos entre capítulos unidos de una forma tan incongruente en esta línea del tiempo. Aun así, Historia mundial de Francia no pretende cubrir la historia francesa sino más bien iluminar algunos momentos de ella con ensayos bien informados y bien escritos. Ya que jugó su parte en la elección presidencial, es probable que el libro siga siendo consultado en busca de información y esparcimiento —o tal vez simplemente para dégustations en las mesas del café. De The New York Review of Books. Copyright © 2017 by Robert Darnton.

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Al celebrar una Francia abierta al resto

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Pintura rupestre de las cuevas de Lascaux, Francia.

ACLARACIÓN Ruego a los lectores una disculpa por la distracción que se deslizó en el texto sobre los sesenta años de la Editorial de la Universidad Veracruzana [en El Cultural, número 96]. Se refiere a la omisión de Joaquín Diez-Canedo Flores como director de la editorial entre los años 2008-2009. Si bien es cierto que estuvo poco tiempo, dejó sembradas algunas ideas editoriales que actualmente siguen su curso. —Adolfo Castañón.


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Who Art Thou, White Face? Óleo sobre tela. 1959.

Con motivo del centenario de Leonora Carrington (1917-2011), su actual exposición en la Biblioteca de México es el punto de partida para estas páginas. De las letras a la pintura y la escultura, un trayecto extraordinario —con visos de leyenda. Incluimos una carta desconocida de Leonora para André Breton, así como el planteamiento de una biografía reciente de la artista que hizo de México su país adoptivo.

L A DY C A R R I NGT ON H ECH ICER A CEN T ENA R I A RAFAEL VARGAS

C

omo se sabe, el principal personaje de la obra de Leonora Carrington es la propia Leonora, a la que hace cincuenta años André Breton —haciéndose eco de Jules Michelet, el gran historiador francés del siglo XIX— equiparó con las bellas y temidas mujeres a las que se acusaba de brujería en la Europa de la Edad Media, por la sola razón de ser dueñas de inteligencia y temperamento, finura y malicia, capacidad de engendrar sueños y dioses —dones atribuibles a la naturaleza femenina. Desde que Breton apuntara eso en la nota que le dedica en la segunda edición de su Antología del humor negro (1950),1 Leonora Carrington se convirtió en la hechicera surrealista. El cúmulo de anécdotas e historias relativas a su vida contribuyó a que se acentuara esa fama. Pero si la leyenda suele resultar atractiva, tiene el grave inconveniente de nublar la realidad. Es probable que se haya escrito más sobre Leonora

Magus. Bronce a la cera perdida. 2010.

que sobre su obra. Entre otras razones, porque son pocas, en realidad, las oportunidades de verla directamente. Por lo general nos hacemos una idea de sus dibujos y pinturas a través de reproducciones. Si bien es cierto que algunos de sus cuadros importantes han figurado en colectivas como In Wonderland. Las aventuras surrealistas de mujeres artistas en México y los Estados Unidos (Museo de Arte Moderno, 2012), y la presencia de esculturas suyas de gran volumen se ha multiplicado en diversos puntos de la ciudad, hace más de veinte años que no se presenta una exposición individual que no se reduzca a su obra gráfica. Por eso es celebrable el que ahora se presente en la Biblioteca de México (Plaza de la Ciudadela 4) la muestra 100 años de una artista: Leonora Carrington, compuesta esencialmente por una docena de piezas escultóricas, y acompañada de algunos dibujos, fotografías, cartas, libros y documentos


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“EL CUADRO REPRESENTA EL MÁS CITADO EPISODIO DE LA VIDA DE SAN ANTONIO ABAD, QUIEN SE VE TENTADO POR EL DEMONIO EN SU RETIRO EN EL DESIERTO. ES TEMA DE INNUMERABLES OBRAS PICTÓRICAS Y LITERARIAS DESDE FINALES DEL SIGLO XV.” que, en conjunto, permiten formarse una muy buena idea de la magnitud y versatilidad de su trabajo, a la vez que ayudan a conocer y comprender mejor su biografía. La pieza central de la exposición, desplegada en tres espacios contiguos pero bien diferenciados es, sin duda, la imponente escultura titulada Magus, realizada en el 2010, pero a partir de un personaje pintado por Leonora 65 años antes: el protagonista de Las tentaciones de San Antonio, un óleo de 1.22 x 91 cms., pintado en 1945. Es inevitable tenerlo presente mientras uno admira la hermosa pieza de bronce. Como lo indica su título, el cuadro representa el más citado episodio de la vida de San Antonio Abad, quien se ve tentado por el demonio en su retiro

en el desierto. Es tema de innumerables obras pictóricas y literarias desde finales del siglo XV, y posiblemente su representación más conocida sea la del asombroso tríptico pintado por Hieronymus Bosch a comienzos del siglo XVI. Es imposible no asociarlo con la versión de Carrington, quien conoció tempranamente la obra del Bosco en museos de Madrid y de Lisboa. Su influencia en la pintura de Leonora es profunda. En el cuadro de Carrington, además del demonio que —hacia el fondo de la tela, en el lado derecho— vierte un cántaro enorme para crear un río en el desierto y provocar la sed del eremita, están presentes casi todos los elementos de la leyenda de San Antonio: los

Bañista. Bronce. 2010.

cuervos que alimentaban al santo en el desierto llevándole cada día una hogaza de pan; la jabalina que, agradecida por haber sido curada por él, vive a su lado con el fin de protegerlo, etcétera. Pero hay un innegable toque de humor en el hecho de pintar a San Antonio como un personaje con tres cabezas que desconcierta al espectador y lo deja intrigado. Leonora Carrington lo sabía muy bien: “Naturalmente, uno puede preguntarse por qué el santo tiene tres cabezas, a lo cual uno siempre puede responder: ¿por qué no?” La tentación de San Antonio. Óleo sobre tela. 1945.

DOS LEYENDAS Y UN CUADRO ¿Qué fue lo que la llevó a pintar esta obra? La historia de su realización es toda una curiosidad. A comienzos de 1945, la compañía productora de cine encabezada por David L. Loew y Albert Lewin filmaba la película La vida privada de Bel Ami (1947), basada en Bel Ami, la novela de Guy de Maupassant. En un momento de la historia, se habla de una pintura que todos los críticos señalan como la obra maestra del siglo. Se trata de una representación de Cristo caminando sobre las olas. Como en la narración la pintura aparece en el curso de un dilema moral, mostrarla en la pantalla habría creado una situación incómoda para parte del público de la época, y la comisión de censura que vigilaba el rodaje determinó que no se filmara. Para mantener la tensión dramática del conflicto planteado en el relato, se decidió sustituir el cuadro por una representación de las tentaciones a las que el santo se ve sometido por el demonio. Y para garantizar que el cuadro tuviera una calidad correspondiente a los elogios que los críticos vierten en la historia de Maupassant, a Lewin se le ocurrió convocar a doce pintores surrealistas, europeos y norteamericanos, para que pintaran un cuadro sobre el nuevo tema propuesto: Ivan Le Lorraine Albright, Eugene Berman, Leonora Carrington, Salvador Dalí, Paul Delvaux, Max Ernst, Leonor Fini, Louis Guglielmi, Horace Pippin, Abraham Rattner, Stanley Spencer y Dorothea Tanning. El autor del cuadro que resultara elegido para la escena recibiría tres mil dólares. Cada uno de los otros participantes recibiría quinientos dólares como compensación, y el derecho a conservar su cuadro. Para dirimir cuál


sería la obra ganadora se integró un jurado con Marcel Duchamp, Alfred H. Barr Jr. (primer director del Museo de Arte Moderno de Nueva York) y Sidney Janis, un afamado galerista y coleccionista de arte. La película, rodada en blanco y negro, incluye sólo una fugaz escena en color: aquella en la que se muestra la pintura en cuestión. Varios de los cuadros que produjo aquel concurso son ahora célebres, comenzando por el de Dalí, aunque el ganador fue Max Ernst. Entre ires y venirse, el cuadro con el que concursó Leonora Carrington fue adquirido años después por Lorenzo Zambrano, dueño de Cemex, quien tuvo durante mucho tiempo esa obra en su colección de arte. Zambrano murió en mayo del 2014 y seis meses después, el 24 de noviembre, Sotheby’s subastó el lienzo, en Nueva York, por 2 millones 629 mil dólares. Hasta donde sé, sólo una vez ha sido expuesto al público en nuestro país: en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, donde se presentó la exposición Leonora Carrington: Una retrospectiva, entre el 9 de septiembre de 1994 y el 20 de enero de 1995. Ojalá que el cuadro también esté incluido en la gran retrospectiva que, según se anunció en conferencia de prensa en la Biblioteca de México, tendrá lugar en el Museo de Arte Moderno de esta ciudad, a partir de abril del 2018. Con ella culminará la celebración por el centenario de Lady Carrington, como la llamaba el poeta peruano César Moro, quien fue uno de sus amigos cercanos en la época en que éste vivió en México, entre abril de 1938 y agosto de 1948. Sería una magnífica oportunidad para que el público pueda contemplar esta obra.

quedé sin cuadros. Ahora ya están allí y pronto le enviaré las fotos. Posiblemente iré con los niños a Inglaterra y a París el próximo invierno, ya se verá. Tengo muchas ganas de verte. ¿Qué piensas de la Diosa Barbada de los subterráneos y sus animales? ¿Y de la eliminación de los animales entre las Divinidades modernas (Dios padre, el señor Jesús, Buda, Mahoma, Stalin, Hitler, el Estado, etc.) Yo creo que Lo Bestial Sagrado debe emerger nuevamente de los subterráneos —quizá podría lograrse con métodos hipnóticos si los médicos fueran menos estúpidos. ¿Qué piensas tú? Te mando un beso,

El manuscrito de la carta de Leonora a André Breton. Archivo familiar.

UNA CARTA PARA ANDRÉ BRETON Por lo pronto, de lo mayúsculo a lo minúsculo, todo es atractivo en la muestra que podemos ver en la Biblioteca de México, y todo posee, claro está, una historia que uno quisiera conocer hasta en su menor detalle. Allí está, por ejemplo, esa carta que Leonora Carrington le envía a André Breton: Chihuahua 194 México, D. F. Querido André, Estoy feliz por tu carta —sí, aún no le he respondido al Sr. Bonnefois es porque en ese momento tenía una exposición en Bellas Artes y me

“LA EXPOSICIÓN SURREALISTA DE NUEVA YORK SE INAUGURÓ EL 28 DE NOVIEMBRE DE 1960, E INCLUYÓ DOS ÓLEOS DE LEONORA: NOBO DADDY, NOBO MUMMY Y WHO ARE THOU, WHITE FACE.”

Leonora

Periodista, escritora y autora de The Surreal Life of Leonora Carrington (Virago, Reino Unido, 2017), Joanna Moorhead es —además de sobrina— acaso la más reciente biógrafa de la artista. Presentamos el planteamiento inicial de este volumen que revisa la leyenda familiar, así como la relevancia de México, tanto para Leonora como para su personal descubrimiento.

PR IM ER AS IM PR ESION ES DE LEONORA JOANNA MOORHEAD

S

e llamaba Prim y nos dejó un día de otoño de 1937, cuando apenas tenía veinte años. Había sido una criatura imposible, una chica salvaje, un rompecabezas indescifrable de muchacha; una joven que se rehusaba a la sumisión y que, al final, cuando ya había provocado un desastre mayor del que cualquier familia sería capaz de soportar, simplemente se fue con la caída de una tarde. La historia de Prim nunca tuvo muchos detalles para mí; ni mi tía abuela, Maurie —que era su madre—, ni mi abuela Miriam, que era su tía, me la contaron jamás. Tampoco su hermano Gerard, que fue el mejor amigo de mi padre y también su primo. Pero algunas señales llegaban de manera ocasional: una llamada telefónica en voz baja donde escuchaba la palabra “México”; una conversación en voz baja sobre el sofá, después del almuerzo dominical, entre Maurie y Miriam. De vez en cuando Gerard y mi padre estallaban en carcajadas: “¡Y luego pintó una criatura con tres pechos!” Ella se había fugado con un artista, dijo mi abuela, para ser su modelo. Lo había tenido todo: era la chica dorada de una familia pudiente, privilegiada y sólida. Y lo dejó todo, ¿por qué? Por una sospechosa vida a medias con un montón de degenerados, primero en Europa y después en México. Nadie de los que se sentaban a la mesa

en esos largos almuerzos dominicales de los años setenta en Lancashire podía creer que alguno de nosotros volvería a encontrarse con Prim. Marie, que para entonces había llegado a sus ochentas, no había visto a su hija durante muchos años; Gerard apenas la había visto desde que se fue en 1937, y mi padre, que tenía cinco años cuando ella desapareció, sólo se encontró con ella algunas veces. De mi generación difícilmente alguno tuvo contacto con ella. Todo eso cambió con un encuentro accidental, aunque para una surrealista como Prim, como después lo descubrí,

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El Cultural SÁBADO 06.05.2017


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¿A qué se refiere? En marzo de 1960, Maurice Bonnefoy, director de D’Arcy Galleries, de Nueva York, entra en contacto con Breton para proponerle una exposición de arte surrealista en octubre de ese mismo año. Le dice que hay un interés considerable por el surrealismo en Estados Unidos y que quiere su consejo para organizarla. Breton le responde con una extensa carta en la que le propone una lista de artistas participantes, entre quienes incluye a Leonora. El 11 de agosto Bonnefoy le escribe a Breton y le cuenta que ha enviado dos cartas a Leonora, sin recibir contestación. La falta de respuesta se debe a que, tal como ella le cuenta a Breton, estaba enfrascada en el montaje de su primera exposición individual —compuesta por 55 cuadros— en el Palacio de Bellas Artes, que se desplegó en la

Sala Nacional entre el 22 de julio y el 15 de agosto. La carta de Leonora carece de fecha, pero que la haya envíado a la casa de verano de Breton, en el pequeño pueblo de Cirq la Popie, permite suponer que fue escrita en la primera mitad de septiembre, después de recibir alguna carta o tarjeta de Breton. Finalmente, la exposición surrealista de Nueva York se inauguró el 28 de noviembre de 1960, e incluyó dos óleos de Leonora: Nobo Daddy, Nobo Mummy y Who Are Thou, White Face. La carta y la pequeña historia que permite evocar son prueba del afecto y el aprecio que Breton sintió siempre por Leonora. Nota 1 Breton la incluye en esa antología en su calidad de escritora, con un breve relato, “La debutante”, incluido en el libro La dama oval.

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Exposición 100 años de una artista: Leonora Carrington en la Biblioteca de México. 180 piezas que incluyen pinturas, bocetos para teatro, esculturas, tapices y escritos. Organizada por la Fundación Leonora Carrington, A. C. en colaboración con la Biblioteca de México. Del 6 de abril al 9 de julio de 2017. Galería Abraham Zabludovsky, Patio de los Escritores y Vestíbulo de Foro polivalente Antonieta Rivas Mercado. Biblioteca de México Tolsá 4, Centro Histórico Ciudad de México De 10:00 a 18:00 horas Entrada gratuita.

El mundo mágico de los mayas. Óleo sobre tela. 1963-1964.

nada en el mundo es puro azar. Ella creía que los acontecimientos que parecen fortuitos son de hecho predispuestos por el subconsciente; que la gente y los objetos que encontramos son encarnaciones de nuestros deseos íntimos a la espera de su descubrimiento. El secreto consiste en atreverse a aprovechar las oportunidades, de cualquier forma que se presenten. ¿De modo que en alguna zona de mi fuero interno yo siempre quise conocerla? Si miro hacia atrás pienso que así fue. Pese a que sólo oí hablar de ella vagamente durante mi adolescencia, lo que menos me ocurrió fue olvidarla, hasta un día de primavera en 2006. Yo estaba de pie en el jardín de un vecino y compartía copas en una fiesta: la mayoría de los invitados eran amigos míos, pero luego me encontré platicando con alguien que no lo era: una mujer de cabello oscuro en sus cincuentas, cuyo pelo se estiraba en una cola de caballo desde su rostro cuidadosamente maquillado y elegante. Le conté que yo vivía a la vuelta de la esquina y que mis hijos iban a la misma escuela que los de nuestros anfitriones. Ella me contó que vivía en México y que era historiadora del arte. Mientras tomábamos nuestra copa

de vino acopié algunas preguntas sobre la única artista mexicana de la que yo sabía algo: Frida Kahlo. A su vez, la mujer hizo algunas preguntas amables sobre mis hijos y mi trabajo como periodista. Y luego, justo cuando yo estaba a punto de irme a platicar con alguien más, de pronto recordé a Prim. —Estoy segura de que no la conoces —dije—, pero me pregunto si por alguna lejana casualidad has oído acerca de la prima de mi padre. Ella se escapó —no sé toda la historia— y estaba relacionada con el arte y los artistas. Creo que al final se fue a vivir a México. Tal vez incluso ya murió, eso pasó hace mucho tiempo. Su nombre era...

“ELLA CREÍA QUE LOS ACONTECIMIENTOS QUE PARECEN FORTUITOS SON DE HECHO PREDISPUESTOS POR EL SUBCONSCIENTE.”

En ese momento dudé. Conocía bien su apellido, pero en las contadas ocasiones en que la mencionaban siempre era con su apodo familiar. ¿Cuál era su verdadero nombre? —Leonora —dije al fin—. Ese era su nombre: Leonora Carrington. La historiadora del arte me miró con los ojos bien abiertos. —¿Leonora? —dijo—. ¿Leonora Carrington? —Y por primera vez oí enunciar el apellido de Prim no en el estilo llano de Lancashire en el que yo estaba acostumbrada a oírlo, sino con una nueva pronunciación que resultaba de algún modo excitante, exótica y por completo distinta, con las erres desplegadas de manera suntuosa y un énfasis remarcado en la sílaba final. —¿Me estás diciendo —preguntó la historiadora del arte— que Leonora Carrington es tu pariente y no sabes quién es ella? Por el amor de Dios... Quizá es la artista viva más famosa en el México actual. Sus cuadros son extraordinarios. Claro que los mexicanos sabemos que nació en Inglaterra; pero ha estado tanto tiempo en nuestro país que la consideramos parte de nosotros. Es un tesoro nacional. —Traducción: Max Colunga


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FRANCISCO HINOJOSA

El Cultural SÁBADO 06.05.2017

LA N OTA NEGRA

PROPORCIONES Y PORCIONES

@panchohinojosah

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n cuestión de restaurantes, ¿cuáles son las proporciones, o más bien las porciones, humanas? Si se pide un platillo a la carta, algunas veces nos damos idea de la cantidad que nos van a servir. Por ejemplo, unos huevos rancheros: sabemos que serán dos, montados cada uno sobre una tortilla, con salsa, frijoles y totopos. Aunque puede haber sorpresas: hace poco pedí uno —sólo uno porque me conozco y no me gusta desperdiciar—; el problema fue que entre el huevo y la tortilla había varias capas de jamón y queso. En un diner de San Francisco también pedimos mi esposa y yo que nos dieran una sola pieza con tocino y papas. El mesero nos dijo que en la cocina no lo entenderían y nos trajo lo normal: tres, a sabiendas de que en las afueras del restaurante había varios homeless dispuestos a aceptar sobras. Salimos con el itacate dispuestos a regalarlo al primero se nos acercara. A quienes se los ofrecimos, lo primero que nos preguntaban era el contenido de las cajas de cartón que llevábamos en la mano. Tardamos en deshacernos de ellas. Volviendo a eso de ordenar a la carta. Hace poco mi esposa pidió un cocido en Madrid: no adivinamos que ese platillo, además de compartirlo conmigo, lo podría haber hecho con algunos vecinos del edificio en el que nos alojábamos. Desde hace tiempo, en ciertos

LA PERIODISTA BRITÁNICA BEE WILSON AFIRMA QUE EN LOS CINCUENTAS LOS PLATOS MEDÍAN 25 CENTÍMETROS. AHORA SON DE 28. SEGÚN ELLA, EL CRECIMIENTO DE LA VAJILLA HA HECHO QUE LA GENTE CONSUMA MÁS.

El sino del escorpión

lugares, solemos pedir un solo platillo y compartirlo. Si nos entra algo más y nos quedamos con hambre siempre queda el recurso de elegir otro. En un lugar de hamburguesas que me gusta no quisieron servirme la del menú infantil, y compartir una tamaño Picapiedra resulta incómodo. Cuando se trata de bufetes, yo le salgo barato al restaurante: consumo muy poco en comparación con la media. Al menos en esas circunstancias no desperdicio: me sirvo sólo lo que me entra. En cambio veo a quienes se sirven montañas de chilaquiles, huevos, barbacoa, papas, hot cakes y demás como si fuera la última comida que van a hacer en su vida; por lo general dejan una parte sobre el plato. No sé a dónde vaya tanto desperdicio. Supongo que existirán Tramps humanos (así se llama el perro de La dama y el vagabundo) que esperan afuera de los restaurantes las sobras del día. Los rodizios brasileños y portugueses tienden una buena trampa: las mesas con ensaladas, guarniciones y entradas suelen ser tan abundantes y bien presentadas que el comensal las ataca con los ojos y así le dejan menos espacio al atractivo principal: las carnes cocinadas en espadas que los meseros van ofreciendo de mesa en mesa. Por el contrario, en algunas cocinas que ofrecen un menú de degustación, casi siempre, después de pagar la cuenta, algunos

terminan en la taquería más cercana para terminar de satisfacer el antojo. La periodista británica Bee Wilson (The Guardian) afirma que en los cincuentas los platos medían 25 centímetros. Ahora son de 28. Según ella, el crecimiento de la vajilla ha hecho que la gente consuma más. En otro estudio (The Nation’s Health) leo que las hamburguesas con queso hace veinte años tenían 333 calorías; hoy andan por las 600. El país con mayor número de personas con problemas de obesidad es Estados Unidos y también uno de los que sirve porciones más grandes y que más desperdicia. Mi hermano asegura que alguna vez se zampó 36 tacos al pastor. Si no es porque hubo testigos, lo habría tomado por exagerado. Lo cierto es que cuando a mí me toca cocinar y él y algunos otros amigos van los cuento como si fueran dos invitados cada uno. Porciones y proporciones. Y más aún: desproporciones. Según Martín Caparrós (El hambre, Anagrama, 2015 y Planeta, 2014) en el mundo hay cerca de mil doscientos millones de personas que no comen lo suficiente. Dice que si su libro se leyera en ocho horas, en ese mismo lapso habrán muerto ocho mil personas de hambre. La desigualdad y el reparto de la riqueza seguirán siendo en todos los ámbitos el mayor reto que enfrenta el siglo XXI, Thomas Piketty dixit.

Por ALEJANDRO DE LA GARZA @Aladelagarza

“Los muchachos fuman marihuana” “CAE LA NOCHE EN TEOTIHUACÁN. / En los alto de la pirámide los muchachos fuman marihuana”, escribió a principios de los años cincuenta Octavio Paz, y hasta lo alto de su cicatriz en el muro llega al alacrán el hornazo mientras lee sobre la legalización en nuestro país del uso médico y científico de la cannabis. “Los nativos estaban empezando a usar las plantas para algo distinto a confeccionar cuerdas”, se queja en 1550 el segundo virrey de la Nueva España, Luis de Velasco, por lo cual aconseja limitar el cultivo del cáñamo. La prohibición llevó a la asimilación de la planta a la medicina tradicional indígena, en donde se le bautizará de acuerdo al uso de las curanderas indígenas como marihuana, lee el arácnido en México intoxicado. 1870 a 1920, de Ricardo Pérez Montfort. Con los ojos rete colorados y la boca

reseca, el rastrero comprueba los muchos registros literarios del uso, consumo y prohibición de la marihuana en novelas del siglo XIX, en Payno, Guillermo Prieto o Federico Gamboa, y ya en 1902, José Guadalupe Posada creó un personaje de historieta llamado Don Chepito Marihuano. Los registros pasan por los poetas modernistas, decadentes y bohemios, y llegan al citado poema de Paz, a las novelas de Revueltas y Fuentes, y de ahí a la Literatura de la Onda, a García Saldaña y José Agustín. La mota ha estado aquí desde la Nueva España, pero las políticas de prohibición impuestas por Estados Unidos y aplicadas servilmente por los gobiernos mexicanos generaron, en la segunda mitad del siglo viejo, uno de los negocios más ricos del mundo y cientos de miles de muertos. Vivimos una guerra ajena, forzada y pagada

con la vida de muchos mexicanos, piensan los estudiosos y expertos a quienes se une el venenoso. Gracias a la presión sobre los legisladores, a partir de ahora quienes requieran de los paliativos médicos de la planta podrán adquirirla procesada por las farmacéuticas, emporios listos para apoderarse del mercado (las bondades del neoliberalismo). Pero del uso lúdico y recreativo, nada. Papá gobierno no deja a los niños “pachequearse”, o sólo se lo permite, y muy a su pesar, al grupo de cuatro amparados por la Suprema Corte para sembrarla y consumirla en su hogar, lo cual no deja de ser contradictorio e inequitativo. El artrópodo mata la bacha, canta la cucaracha y se pregunta cuándo saldrán de chirona tantos detenidos por el simple hecho inocuo de haberse ponchado un churro.

YA EN 1902, JOSÉ GUADALUPE POSADA CREÓ UN PERSONAJE DE HISTORIETA LLAMADO DON CHEPITO MARIHUANO.


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U N A P E S A D I L L A L L A M A D A S A N TA N D E R

MI CASO NO ES ÚNICO. EXISTE UN LIBRO: CARTAS A WALL STREET, CON CIENTOS DE TESTIMONIOS DE GENTE A LA QUE LOS BANCOS HAN ARRUINADO.

Ciudad anónima

por partes. Un empleado del banco me dice que no la use y se desactivará sola. Luego otro lo contradice afirmando lo contrario. Me pregunto entonces ¿acaso no existe una política bancaria? Es decir ¿no deberían todos los empleados contar con la misma respuesta para un problema generalizado de este tipo? Medité bastante si debía o no dedicarle un segundo texto al tema. Pero la desfachatez del banco no tiene límites. En un correo me piden que envíe los datos de los seguros que cancelé. Envío los números de los folios, con un breve resumen de lo ocurrido: me están cobrando seguros que yo no contraté. Como si no supieran de qué estamos hablando. Es como si se rieran en tu cara. O lo más probable es que sea con la intención de que te desmoralices y no reclames más. Entonces ¿para qué me llaman? Tras mandar los números de folio me responden con un correo donde me piden que abunde sobre el caso. Esto no sólo sobrepasa los límites del cinismo, sino que es un laberinto insorteable. Pero lo peor: ¿esta gente cree que uno posee todo el tiempo del mundo para explicar una y otra y otra y otra vez lo que ellos ya saben? 12 mil 500 pesos no es una fortuna. Pero era mi dinero y ellos me lo robaron. Esto no tiene otra forma que la de un fraude. Ahora, pensemos en toda la gente que como yo cayó en la trampa que Santander pone en sus cajeros. Juguemos a imaginar la cantidad de dinero que estos ladrones se han adueñado a la mala. Estamos hablando de millones de pesos. Y nadie puede hacer nada por el tarjetahabiente.

ESTOY EN UN HOTEL. Una de las paredes de la habitación tiene un gran espejo que duplica el espacio, así como los objetos y las obsesiones contenidas en él. Miro con desconfianza hacia el duplicado y veo en él a un sujeto que observa con recelo la realidad que refleja. El sujeto soy yo, claro, pero también es otro. La imagen del espejo, aunque tenga mi apariencia, es en realidad la del adolescente que fui. Tiene las manos en los bolsillos y no sabe

CARLOS VELÁZQUEZ

El gobierno ampara a las “instituciones” bancarias para que nos estafe. Y ahora resulta que el mismo banco busca defenderme de sus políticas embusteras. Mi caso no es único. Existe un libro: Cartas a Wall Street, editado por Sexto Piso, con cientos de testimonios de gente a la que los bancos han arruinado. Yo no estoy arruinado, pero esos 12 mil 500 pude invertirlos en renta o para encender puros cubanos. El asunto aquí es la manera en la que Santander te roba y todavía se ufanan en sus redes sociales de cuidar y proteger al pobre incauto que ose contratar sus servicios. No pretendo sonar chairo, pero este asunto no tiene salida. Mientras el gobierno permita a los bancos que procedan de esta forma, nos van a seguir chingando. Y encima se burlan de nosotros en nuestras narices. Ha sido una pesadilla lidiar con Santander. Insisto, ¿es un chiste? ¿Comunicarme que van a tratar de cerrar mi cuenta pero no me lo garantizan? Si eso ya me lo dijo la Condusef, genios. Y en qué terminará todo esto. En que me enviarán al buró de crédito. Lo cual tampoco es el fin del mundo. Pero al menos permítanme ir al buró por mis propios méritos. No porque Santander lo haya decidido. Y es que esa falacia de ofrecer seguros en un cajero es una trampa para osos que funciona a la perfección. Por torpeza, descuido o simple mala suerte aprietas un botón mal y te jodieron. Y como dejan de enviarte los estados de cuenta, pues no te enteras. En resumen: esto es, será y siempre será México, por algo aquí Santander roba a sus anchas. C

Por DELIA JUÁREZ G.

Juan José Millas y el hotel Juan José Millás escribió el libro Algo que te concierne, una reunión de sus artículos publicados en el diario español El País, publicado por ese diario y la editorial Aguilar, en la colección El viaje interior. De su paso por Berlín, justo después de la caída del muro, dejó esta estampa, escenario de tantos hoteles del mundo.

Por

@charfornication

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ada doblega la moral de un pueblo como la maldita democracia. Hace unas semanas, en este mismo espacio, consigné el infame método que el banco Santander empleó para sustraer 12 mil 500 pesos sin mi consentimiento de mi cuenta bancaria. A raíz de la publicación de ese texto, y con varias semanas de delay, recibí un correo de parte del Defensor de Cliente Santander. Me solicitaban mi número telefónico para contactarme. Al tercer correo respondí. Y unas horas después me llamaron. Una persona, jamás reveló su nombre, me informó que había leído el texto en cuestión y que se ponía a mis órdenes. Para después aclarar que no me garantizaban que me reintegrarían el dinero que me extrajeron o que me cancelarían la cuenta, pero que lo intentarían. Le pregunté (después de relatarle lo ocurrido, que al parecer no recordaba, a pesar de que él me había dicho que leyó la columna) que entonces cuál era el motivo de la llamada. Procedió a “aclararme” que no estaba seguro de que se me devolviera el dinero pero que quizá era posible que se me cancelara la cuenta. Mientras escribo esto sigo generando gasto por uso de cuenta, por lo tanto mi deuda con Santander sigue creciendo. Es imposible seguirles el ritmo. Cuando hablé para cancelar la cuenta la primera vez me dijeron que dejara de usarla. Pero nunca se inhabilitó. Al comentarle esto al funcionario, me explicó que era improcedente. Que la cuenta jamás se va a inhabilitar aunque no la utilice. Vamos

EL CORRIDO DEL ETERNO RETORNO

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dónde pasar la tarde ni con qué disfrazar el sabor de las horas que le separan de la noche. Está en una calle mal empedrada y rota, donde las casas parecen tener alguna clase de actividad orgánica, pues sudan como las personas y, como las personas también, padecen afecciones de la piel y grietas abismales en el interior de la conciencia. Cada vez que me muevo por la habitación del hotel, ese sujeto joven y desocupado repite mis gestos, pero por sus ojos asoma un tipo que no soy yo. Aunque también soy yo. Quizá sea la parte de mí que más detesto; me remite a una época en la que todo estaba roto. Cuando un rico se mira en el espejo, ve un mendigo; cuando el que mira es el mendigo, lo que ve al otro lado es un príncipe. Lo que somos nos remite a nuestro contrario porque la afirmación de ser im-

plica la posibilidad de no ser. Ahora estoy abriendo la cama, valorando el tacto de la almohada, el sujeto del otro lado hace lo mismo. Antes de apagar la luz le miro por última vez con desgana. Ya estamos acostados los dos, cada uno en su zona. ¿Soñaremos lo mismo? Estoy en una ciudad partida en dos por una cicatriz de piedra. Cada una de las mitades de esta ciudad mira a la otra con la desconfianza con que solemos observar nuestro propio reflejo. Una de las mitades es pobre y la otra rica. Una está rota y la otra está nueva; las dos están perplejas, como yo mismo frente a mi reflejo. Es de noche, las dos mitades duermen, ¿soñarán lo mismo? C


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LA MERCED EN EL CINE DE MAYA GODED Maya Goded (Ciudad de México, 1967) prefiere el camino oscuro de su mundo: la violencia, las carencias, las mujeres desaparecidas, la prostitución; cuestiona las ideas preconcebidas y da luz a temas como la sexualidad femenina, la sanación y la magia. Es, sin duda, una de las fotógrafas más relevantes de nuestro país. Formó parte de la agencia Magnum, y su

trabajo ha merecido reconocimientos como el World Press Photo, la beca de la Fundación Guggenheim y el Premio Príncipe Claus. Ha publicado varios libros, entre ellos Tierra negra. Este fin de semana se estrena Plaza de la soledad, su primera película documental, sobre cinco mujeres, algunas de edad avanzada, que viven del trabajo sexual en La Merced.

Por

ESGRIMA

ALICIA QUIÑONES

¿Por qué volver a las historias de prostitución en La Merced? Es un tema que he trabajado por más de veinte años, me hice afín a sus vidas. Quería hacerlas visibles. Ellas son mujeres invisibles; la sociedad las borra de alguna forma. Sabemos de ellas simplemente porque están ahí, pero no las vemos.

violencia contra estas mujeres. Todos somos partícipes de alguna forma, desde la forma en que educamos a nuestros hijos. Muchas de ellas han sufrido violencia en su propio hogar, la violencia para la mujer es muy fuerte y, además, hay un desprecio a estas mujeres que viven del trabajo sexual. Son mujeres invisibles que han vivido en un entorno violento.

¿Cómo seleccionaste a los personajes? Carmen Muñoz, una de las protagonistas, es una de las primeras mujeres que conocí en La Merced, cuando empecé con el trabajo fotográfico. La conocí en la calle, platicamos y la seguí frecuentando. Después, ella me presentó a un cliente suyo, Carlos, quien también sale en el documental. Ellos se casaron y fui la madrina de su boda. A Ángeles y Esther también las conozco desde entonces, ellas ahora son pareja, pero a Ángeles la retraté desde hace muchos años. A Esther la conocí por otro lado, nunca quiso ser fotografiada, pero nos conocíamos, y para este proyecto decidió participar. Con cada mujer ha sido una relación diferente. Raquel es a la que menos conozco, quizá desde hace cinco o seis años.

¿Cuál sería una de las características de este grupo de personajes? Decidí incluir en mi documental a todas las mujeres que son fuertes. Muchas de sus compañeras ya murieron o las han matado. Los clientes luego las matan. Todas son sobrevivientes.

¿Qué te atrajo de cada mujer? Cada una mostraba un aspecto que para mí era importante. Temas que has perseguido en tu fotografía. Más bien son temas que me han perseguido, y han sido importantes, como la mujer mayor y su sexualidad, su cuerpo en estos ámbitos de tanta violencia, cómo construir una relación y cómo todos estos ciclos de violencia se repiten y se repiten, y cómo ellas, en este entorno, construyen una relación de amor. ¿Qué es el amor cuando se paga o es comprado? Para ellas, lo que se vende no es realmente el amor, pero existe una continua búsqueda de él. ¿Qué es, entonces? Casi todas estas mujeres que tienen una vida en torno a la prostitución resuelven el amor a través de los hijos, de la maternidad, de la compañía. Pero siempre tienen estas ganas de volverse a enamorar. ¿Cómo afecta la violencia a estas ganas de volverse a enamorar? Ante estos ciclos de violencia que he visto a través de mi trabajo, que son impresionantes y simplemente se repiten, como se repiten en el amor, la pregunta es: ¿cómo salir de esa reiteración de la violencia? Sí, es el entorno y también la sociedad. Somos una sociedad violenta que sostiene la

¿En un momento de vulnerabilidad? Ellas son vulnerables... Las que aparecen en el documental son mujeres fuertes que han sabido cómo afrontar la vida, que han sanado relaciones con sus hijos, con su pareja, con ellas mismas, que han buscado y encontrado el amor, construido relaciones de pareja, de solidaridad entre ellas. Es un ámbito muy difícil porque desde chicas debieron aprender a sobrevivir, a pelear y a defenderse. Es un ámbito un poco ingrato. En Loreto trabajan Carmen, Raquel y Esther, es el lugar donde más tiempo pasan, conocen a los vecinos, van a velorios, cumpleaños. Esas calles son su casa. Mi mirada se ha centrado en el trabajo sexual, que hay muchísimo y no se puede generalizar: cada sitio es distinto. Por ejemplo, en Revolución (donde trabajan mujeres más jóvenes) hubo toda una lucha para no pagar derecho de piso, y en esa lucha estuvieron involucradas Esther y Ángeles, y fortalecieron los lazos entre esos sitios. Mujeres como Carmen comenzaron a trabajar en La Merced desde que eran chiquitas, ahora son mayores y siguen ahí. En este largo proceso documental y creativo, ¿has vivido alguna muerte de tus personajes? Mientras filmábamos, María Luisa (amiga de Carmen) falleció. En un principio, Plaza de la Soledad iba a ser sobre ellas dos. María Luisa quería encontrar a su hija, y con el documental íbamos a ir a buscar a su hija, pero se murió a la semana en que comenzamos el trabajo. Fue esa una de las razones por las que nos entró una especie de urgencia para continuar y terminarlo.

CASI TODAS ESTAS MUJERES QUE TIENEN UNA VIDA EN TORNO A L A PROSTITUCIÓN RESUELVEN EL AMOR A TRAVÉS DE L OS HIJOS, DE L A MATERNIDAD, DE L A COMPAÑÍA. PERO SIEMPRE TIENEN GANAS DE VOLVERSE A ENAMORAR. ”

¿Qué les has aprendido? Es complicado. En cuestión de pareja, me han quitado muchísimos tabúes. Esther y Ángeles, por ejemplo, son una pareja diversa. Ángeles es travesti, y con ellas aprendo muchos detalles sobre la construcción de la femineidad. Ángeles le enseña a Esther cómo ser femenina, mientras que Esther le enseña a Ángeles cómo ser más estructurada y formar un hogar. He aprendido el significado de la solidaridad. Si volar es una analogía de la libertad, ¿cuál sería la analogía de la prostitución en este documental? Un pájaro cuando le cortas las alas a través de un proceso violento. Toda la vida que ellas han llevado es como si les hubieran cortado las alas. Algo muy importante en Plaza de la soledad es ver cómo tres de estas mujeres han tomado talleres de empoderamiento, y se nota. Son mujeres que después de haber caído en lo más profundo, de no saber volar, han tenido un espacio donde han aprendido a sanar sus alas. ¿Cómo fue tu experiencia en Magnum? En Magnum estuve cinco años... Aprendí que no soy una persona totalmente de agencia, creo que funciono mejor cuando trabajo por mi cuenta. ¿Cuál es el siguiente paso de Maya Goded? Muchos de mis proyectos tienen algo que ver conmigo, con procesos personales. Intento que mi foto y mi trabajo documental vayan hacia esos temas y terrenos. Mi trabajo es una herramienta de investigación y para entender a la sociedad y, al final, a mí misma; tratar de entender qué diablos hacemos en este mundo y de conectar a un ser con otro. Puede ser la fotografía, ahora es el documental y es una búsqueda de cómo entablar diálogos. ¿Qué temas trabajas en este momento? Ahora trabajo temas enfocados a la curación del alma con medicina tradicional, con chamanes. ¿Cine o fotografía? Después de hacer cine mi forma de comunicarme cambió. Sigo tomando fotos, pero el video y el sonido se volvieron parte de mi lenguaje. C

Arte digital > STAFF >La Razón


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