Saudade
una historia de
Phellip Willian dibujos de
Melissa Garabeli
Aquellos que atraviesan nuestras vidas siempre dejan alguna huella...
Marcas que no notamos...
O marcas que se esconden en las distracciones de la vida.
Pero en algún momento, debemos mirar esas señales...
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Y aceptar los cambios que producen en nosotros.
Capítulo 1
Cuando la flor crece
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“Bip bip ... Soy el robot dientes de sable.”
¿Sabes dónde estaban esas pajitas antes de ponértelas en la nariz?
“Aughh... Quema al Robot Tigre..”
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¿Quieres jugar conmigo?
¡Sí! ¡Estaban en el coche, en el asiento!
¡Para nada!
mira ¡Bruto! ¡Papá, a este chico!
Miren.
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Papá, para el coche.
No podemos dejarlo aquí.
Tenemos que llevarlo al veterinario.
¿Está vivo?
Rápido, niños, suban al coche. Nuestro viaje tendrá que esperar.
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¿Podemos llamarlo León?
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¡Buenos días, León!
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¡Sí, señora! ¡Capitana Mandona! No hagas nada malo, Tomás.
León y yo cuidaremos bien de todo.
Regresaré del colegio a la hora del almuerzo. ¡Cuida a León!
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Hmm...
Qué complicado.
Ven, vamos a darnos una ducha.
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¡Muere, pato destroyer!
Oh, León. ¿No te duchas?
A la ducha, corredor.
¡Vuelve!
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¿Qué estás haciendo?
Sabes que su pierna está herida. ¡No puedes así tirar de él!
¡No solo lastimaste a León, sino que también mojaste toda la casa!
¡¡Arghh!!
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Lara, ¿puedo preguntarte algo?
Dime.
¿Extrañas a mamá?
Vamos a comer.
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¡Muy bien! ¡Te comiste toda tu ensalada, Tomás!
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Mamá disfrutaba tomando el sol aquí en el jardín...
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El sauce llorón era su árbol favorito. 21