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La primera vez que vimos a Run fue hace 12 años. Vince y yo estábamos apoltronados en un bar muy sórdido de las afueras de Chihuahua, trincándonos nuestro 167º mezcal. Recompensa bien merecida después de una jornada de duro curro bajo el tórrido sol mexicano. La tripa contenta, la risa fácil…, que no tardó en borrar la primera frase que pronunció el desconocido que teníamos al lado. —Reíd mientras os quede un soplo de vida, ya vienen… ¡Estamos perdidos! Por la cara que puso, no tuvimos la más mínima duda de la veracidad de sus predicciones. Una mirada de soslayo, el miedo en el estómago, dos hombres vestidos de negro que habían entrado en el bar cagando leches para luego desaparecer por la puerta trasera… El resto es de esas aventuras que se entierran para siempre en los archivos clasificados como «Top Secret». Para que nos entendamos, todas las peripecias relatadas en esta obra son rigurosamente ciertas, aunque se hayan modificado los nombres para salvaguardar el anonimato y la seguridad de los personajes. Así que si alguna vez os cruzáis con un tipo que vaya por ahí soltando gilipolleces sobre extraterrestres u otros complots subrepticios cuyo fin último es convertir a los seres humanos en vacas memas, creedle… Sobre todo si se llama RUN. Una de las últimas personas auténticas. ¡Menudo talento!
STAN & VINCE
n e s i G é s
El día de Halloween de 1998 me pasé el fin de semana encerrado en mi cuarto de 9 m2, la habitación 777, al fondo a la izquierda de un gran pasillo. Afuera hacía un tiempo malísimo. Ya sé que la región de Lorena no es Rusia, pero hacía un frío durísimo hasta para un chico norteño como yo, curtido en inviernos crudos. Así que ahí estaba, en aquel pisito concebido en torno a una cama, hojeando revistas y periódicos, buscando la manera de curvar el continuo espacio temporal para que los minutos pasaran más rápido. Y allí, justo después de la sección de noticias locales del Est Républicain, los vi. Unos niños disfrazados para Halloween, preparados para ir a pedir dulces, preferiblemente libres de veneno, de puerta en puerta a desconocidos. Cuando los vi, con esos cabezones como atornillados a sus cuerpecillos enclenques, con una apariencia entre desenfadada y agresiva, garabateé en un cuaderno sin estrenar los primeros trazos de quienes se terminarían convirtiendo en Angelino y Vinz. En aquella época, Angelino tenía cabeza de calabaza, mientras que Vinz ya enarbolaba con orgullo su calavera en llamas, guiño al Motorista Fantasma de los cómics de Marvel. Las primeras historias en las que aparecieron eran viñetas improvisadas en torno a temáticas de Halloween, todas ubicadas en un pueblecito nevado de Estados Unidos.
Después, poco a poco, una historia comenzó a imponerse a las demás. Una historia de invasiones extraterrestres parecida a Los invasores, de David Vincent. El verano había llegado a Nancy, y el pueblecito nevado de mi historia se había convertido en un pueblecito soleado. Los personajes secundarios comenzaron a crecer, el pueblecito soleado se convirtió en la tentacular Dark Meat City, una especie de hermana gemela de Los Ángeles antes de que esta quedara destruida por un Big One imaginario. Había nacido la esencia de Mutafukaz. Mutafukaz es una derivación de la palabra Muthafukaz, o lo que viene a ser Motherfuckers en splanglish. Aquí los Mutafukaz son todos los personajes que habitan la ciudad de Dark Meat City, incluyendo a Vinz y Angelino.
El proyecto llevaba listo desde 2003. El problema era que la empresa multimedia en la que trabajaba por aquel entonces no creía en él, así que muy a mi pesar, me puse a trabajar en otras creaciones. Ya sabemos que el trabajo no lo es todo, y que el tiempo no es elástico. Así que puse este universo a incubar en un rincón de mi mente, y lo iba alimentando poco a poco con personajes, referencias y viajes nuevos. Hace unos meses, libre de otras obligaciones, decidí lanzarme a una experiencia nueva, la del cómic, la mejor manera para compartir este universo mío sin cortapisas.
desde aquellos Ha pasado mucho tiempo mi cuadernito. en ng rotri a os traz eros prim una página bién tam o hub ca Por esa épo un corto o lueg , web ilustrada en Internet que ganó utos min siete de n ació de anim s y por último el premios en varios festivale vuelta al mundo. la o dad ha que Qee eco muñ ha deformado de El nombre del proyecto se oído Métafukaz, he : ibles pos eras man todas las ..., pero nunca ak afuz Mét Mustafukaz y hasta que a la gente de za eran esp la ido perd he eza, ja, ja. :) Y le entre Mutafukaz en la cab leyendo esto es s bueno, querido lector, si está o, y espero de licad pub ha se ic cóm porque el la lectura de con o tant corazón que disfrutes utado creándolas. disfr he yo o com inas pág s esta
1966: La falla de San Andrés sufre el terremoto más temido de la costa oeste de Estados Unidos: el Big One. Los Ángeles y parte de San Francisco desaparecen bajo el océano Pacífico. Esta California devastada se rebautiza como Nueva California. Poco después surge una ciudad colindante con la frontera mexicana, Dark Meat City, y en el año 2000 alcanza una población de 17 millones de habitantes. Este crecimiento desmesurado no tarda en engendrar pobreza, inseguridad y contaminación. Dark Meat City se propulsa al listado de ciudades más peligrosas del mundo, solo por detrás de Johannesburgo y México, y se calcula que en su territorio operan más de 600 bandas violentas. Cientos de inmigrantes entran todos los meses de manera clandestina en la ciudad, y las medusas policías genéticamente modificadas de Río Grande no bastan para frenarlos.
DE RUN
VOL. 1:
Dark Meat City
Nueva California, Arena El Santo.
Pero si aquí está… ¿no es el bueno de Jessy Cristo?
¿No estás entonces muy estresado para la pelea de esta noche?
Porque te lo advierto: no voy a regalarte nada…
Qué bien, diablito, porque yo a ti tampoco...
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No son muy reglamentarios esos anillos...
Oye, espero que no tengas la intención de subirte al ring con toda esa mierda en los dedos…
Si te esfuerzas un poco más, acabarás siendo un buen técnico…
¿Desde cuÁndo te preocupas por las reglas, Diablo? Qué mono.
Repite eso, ¿a ver?
¡Respeto, Momia, respeto! Jessy Cristo es un gran oponente, y es un honor luchar contra él esta noche..
¡Je, je! Parece que está entrando sed en los pasillos... Diablo parece estar de los nervios...
El diablo es un imbécil... pero es el mejor imbécil que he conocido nunca.
¡Jessy Cristo, Jaqueca! ¡Es tuyo en 10 minutos!
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MUTAFUKAZ, VOL. 1: DARK MEAT CITY Guion, dibujo, color y diseño gráfico: RUN (excepto los sueños de Angelino, realizados por Tony alias CHICK / Semper Fi) Etiqueta “Mutafukaz”: DANY / Semper Fi Maqueta y rotulación: Cristina Fernández © 2006, RUN © 2006, Label 619 / Ankama Éditions © Dibbuks, por esta primera edición en castellano de abril de 2021 DIBBUKS EDICIONES S.L. C/Evaristo San Miguel, 20, bajo izda – 28014 Madrid – España www.dibbuks.com ISBN: 978-84-17294-96-0 Depósito legal: M-23580-2020 Producción: Gráficas 94 – Impreso en España - Printed in Spain Reservados todos los derechos. El contenido de esta publicación no puede ser reproducido, ni en todo ni en parte, ni transmitido, ni registrado por ningún sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sin el permiso previo, por escrito, de los titulares del copyright.
Dark Meat City
Tomo nota, dos calzones y una de pepperoni...
, Distrito de Montebello.
No hay problema, entrega como la última vez, no...
¡Angelino! ¿Dónde se ha metido ese pedazo de vago?
Grazie mille, nos vemos pronto...
Estoy harto de este enano subnormal que siempre llega tarde...
L’ozio é il padre dei vizi, me va a oír...
Me engañó con lo del nombre italiano, pero ya no me va a volver a pasar... Se acabaron los actos solidarios, aquí no hay más que un hatajo de inútiles…
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Lo siento, jefe, volvieron a atacar al autobús, y…
¡Y nada de nada! Llegas veinte minutos tarde, ¿crees que te pago para escardar cebo-llinos...?
¡ush!
Joder, yo no tengo nada que ver con eso, si el autobús da pro-blemas todo el tiempo...
Acaban de hacerme un pedido y tus dos putos compañeros aún no han vuelto, ¡así que coge tú las pizzas y lárgate!
¿Qué he hecho para estar rodeado de idiotas así...?
¡Tampoco le voy a pedir al conductor que me escriba un justificante!
Mierda, no estoy listo para dejar el prozac...
Qué mierda…
Vamos, ábrete, maldito...
Nunca había visto algo tan poco práctico...
Solo faltaría que todo esto se joda…
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¡Hala, lo que necesitaba! Me siento un poco más seguro ahora...
Te doy tres segundos para subirte a eso, burro, antes de que te llene el culo de plomo y acabe como un colador...
¡Porca miseria! ¿No será cierto que me va a devolver la moto con sus putas pegatinas en lugar de ir a entregar el pedido?
¡Sí! ¡Me voy! ...
¡Y ni se te ocurra traerme la moto abollada como la última vez!
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pinche... ¡Tienes suerte de que no sea tu gran barriga la que quiero abollar!
Llevo en este trabajo una semana, y ya me estoy empezando a hartar… especialmente desde hace dos días, que hice un caballito peligroso al arrancar en un semáforo...
Esto es lo que pasa cuando la moto está demasiado acelerada y la parte trasera demasiado cargada...
Mala suerte, tuve el mal reflejo de aferrarme al acelerador y acabé en un rodeo infernal…
Bueno, dirección calle flores, al lado de la sexta... más me vale no perderme, o si no, estaré jodido…
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