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Miami Con Clase

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MARIO ARANAGA:

el glamour va por dentro

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Una carrera labrada como uno de los mejores tejidos de Haute Couture ha llevado a este periodista a ser referencia latinoamericana en la moda y el savoir faire de cualquiera que desee destacar, y todo se lo debe a su “ojo impertinente”

Por Ana María Matute Fotos: Anastasia Camargo

"Para mí el ojo impertinente, la mirada acuciosa es vital, yo creo que es una de las características que más disfruto. Hay que saber ver, hay que ver con mucha atención"

La presencia de Mario Aranaga ilumina y a la vez intimida. Desde que comenzó en el medio ha tenido esa capacidad de transmitir un espíritu liviano pero un ojo escrutador, y eso lo ha llevado lejos. Más de dos décadas de editor de la revista Estampas y coautor de dos libros sobre el glamour forman parte de su equipaje como periodista de una de las fuentes más difíciles y a la vez más reconfortantes, la moda.

Cualquiera pudiera pensar que una persona rodeada constantemente de belleza no reconoce los pequeños placeres, pero ese no es el caso de Aranaga, para quien la vida, además de su trabajo, transcurre entre amigos, familiares, la playa. Su “ojo impertinente” más bien lo ha llevado no a juzgar, sino a encontrar la belleza en cada cosa.

“Para mí el glamour tiene que ver con lo integral, con un sentido común, cortesía, con algo que va más allá de una apariencia atractiva. Tiene que ver con educación, respeto al otro, con respeto a ti mismo, con sacar tu mejor versión utilizando las herramientas, la ropa, un corte de pelo, el maquillaje. Pero tiene más que ver con algo interno que con la apariencia externa, tiene que ver con balance, con saber estar, con oportunidad. El glamour se construye con educación”, asegura este experto que escribió “Glamour para llevar” y “Glamour para novias” junto con Margarita Zingg.

Aranaga comenzó su carrera en la Galería de Arte Nacional, en donde tuvo contacto con artistas y obras, talleres e instalaciones que le dieron una

"El hábito no hace al monje. Pero la imagen es muy importante. Yo sí creo que la apariencia, nos parezca injusto o no, puede abrir puertas, puede privilegiar oportunidades, puede de verdad darte una oportunidad extraordinaria"

visión completa del espectro artístico y la creación. Desde allí pasó a los medios impresos, que aún ama a pesar de que en el país se ven ya pocos. Llegó a la revista de El Diario de Caracas y luego a Estampas. Esa formación temprana y su exposición con los creadores le han llevado a afirmar que la moda es un arte integral y multidisciplinario.

Sin embargo, de aquellos años juveniles asegura no conservar nada, pues considera que ha evolucionado y se ha pulido. “Cumplir años tiene también que ver con aprender a descubrirte, a fortalecer ciertas cosas y a tomar menos en serio otras”, afirma.

Observar como privilegio

Aranaga no deja de aprender del mundo de la moda. Además de ser su profesión, es su pasión y su forma de vida. En lo personal, asegura que lo que más disfruta son los accesorios, es lo que para él le dan el toque personal a cualquier outfit, como pulseras, collares. Quizás eso lo sacó de su madre, una figura que le sigue inspirando diariamente.

- ¿Qué significa tener un “ojo impertinente” y para qué le ha servido? - Para mí el ojo impertinente, la mirada acuciosa es vital, yo creo que es una de las características que más disfruto. Hay que saber ver, hay que ver con mucha atención. Por allí una de mis editoras favoritas, Diana Vreeland, dice que el ojo tiene que viajar. Yo creo que la mirada tiene que viajar, conocer, acostumbrarse a la diversidad, aceptarla. También tiene que evolucionar, tiene que ser delicada, balanceada, y muy acuciosa. Para mí mirar es un privilegio y es vital.

Esa avidez en la mirada lo han llevado a admirar tanto el arte como todo lo que tiene que ver con la imagen gráfica, por eso considera que de no haber sido periodista de moda, le hubiera gustado ser diseñador gráfico. Lo visual tiene una especial importancia en su vida y en su profesión, y lo dice sin medias palabras.

- ¿El hábito hace al monje? - El hábito no hace al monje. Pero la imagen es muy importante. Yo sí creo que la apariencia, nos parezca injusto o no, puede abrir puertas, puede privilegiar oportunidades, puede de verdad darte una oportunidad extraordinaria, puede darte ventajas, así que no hay que desestimar el poder de una primera impresión. La imagen hay que cuidarla, cultivarla, lograr la mejor versión de ti mismo, y eso no tiene nada que ver con ego ni con frivolidad, tiene que ver con carácter.

Como reportero de moda ha tenido la oportunidad de asistir a los desfiles de grandes casas de Haute Couture en parís, Nueva York o Milán y también compartir con diseñadores venezolanos de la talla de Ángel Sánchez. Su criterio es valorado en las pasarelas y en el estilismo personal, pero además es un editor exitoso. Las cosas han cambiado mucho, sobre todo en los últimos dos años, pero sigue conectado con las grandes muestras de la industria aunque sea viendo las pasarelas a través de Youtube. Esto, una buena película, un libro, la playa y la compañía de gente querida lo hacen equilibrar trabajo y vida privada.

- ¿Qué característica de Venezuela vale la pena poner de moda? - Creo que quizás la característica más interesante de nuestro país es la diversidad. Venezuela siempre fue un país abierto y sobre todo receptivo a lo distinto, a lo multicultural. Yo creo que si eso se sigue cultivando, si se abre un poco más a otros criterios como la aceptación y el respeto al otro, eso sería extraordinario como una característica de nuestro país. Yo creo que si respetamos el derecho del otro y de alguna manera aprendemos a convivir con eso, podremos ser todavía un gran país.

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