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Viajando
from Revista Valle Arriba N°38
by DiCrea
Choroní Te enamorarás
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En esta población aragüeña, el viento que sopla del mar, la exuberante vegetación y el paisaje colonial se mezclan como en una poción mágica para reducir el estrés y ofrecer esa maravillosa sensación de felicidad. ¿Qué opina de amanecer a la orilla de la playa para que su piel absorba los primeros rayos del sol? Mientras los nativos siguen apegados al terruño, los visitantes siempre encuentran motivos para regresar
Algunas veces el cuerpo pide a gritos un poco de relax para olvidar el trabajo, los problemas y hasta las redes sociales. Y qué mejor que tomar unas vacaciones reparadoras en uno de los pueblos más atractivos de la costa del Caribe venezolano, donde podrá descansar a sus anchas y disfrutar de la naturaleza, la brisa marina, los ríos, las playas de suave arena, la gastronomía y la legendaria hospitalidad de los lugareños.
Ese pueblo es Choroní, localizado a 1 hora y 40 minutos de Maracay, capital del estado Aragua, lo que quiere decir que no tiene que alejarse mucho de la civilización para sentir el efecto calmante de las olas al golpear las rocas. Para llegar, deberá atravesar los frondosos y refrescantes paisajes de bosque nublado del Parque Nacional Henri Pittier. Le recomendamos que viaje de día porque la neblina dificulta la visibilidad en la noche.
Todas las razas
Esta historia comienza en 1616, cuando llegan los españoles al caserío de los indios churuní y sustituyen al cacique por un encomendero, que los esclaviza y les llaman choroní. Después desembarcan los misioneros -que alivian la situación de los indígenas- y luego los africanos, que ayudan en las labores agrícolas. En 1622 bautizan el pueblo como San Francisco de Paula, cambia luego a Santa Clara de Asís y desde 1964 se denomina Santa Clara del Valle de Choroní.
Los indígenas eran caribe, se dedicaban a la caza, pesca y recolección, fabricaban canoas y piraguas y usaban el arco y la flecha. Comían frutos, raíces, plátano, yuca, maíz y cultivaban cacao, que utilizaban como moneda de trueque y con el que hacían una bebida que llamaban chorote. Ese cacao es el antepasado de la variedad venezolana Chuao, que está certificado con Denominación de Origen, 100% orgánico, de fino aroma y reconocido en el mercado internacional como el mejor del mundo.
Cacaoni Lodge o el sabor del Caribe
La foto del perfil del Whatsapp de Abel Blanco es una promesa ante la cual no queda más que rendirse: playa, olas suaves, sol radiante y dos tumbonas bajo una sombrilla esperan por usted en su Posada Cacaoni Lodge.
Estratégicamente situada entre Choroní y Puerto Colombia, la arquitectura y el diseño interior de Cacaoni Lodge -concebida como un hotel boutique por el arquitecto venezolano Totón Sánchez- ofrecen una íntima conexión con el ambiente colonial que la rodea.
Desde que llegan, los huéspedes disfrutan esa anhelada sensación de quietud y bienestar. Abel es contador público de la UCAB, con máster en Finanzas en el IESA y máster en Dirección de Empresas Turísticas en el IE de España, de manera que estaba claro en lo que quería para su futuro y el de sus huéspedes: “Una experiencia sensorial que hiciera la diferencia en cuanto a la satisfacción de las expectativas del visitante”.
Entre las características que diferencian a Cacaoni Lodge, Abel destaca el ambiente relajado, las amplias y bonitas habitaciones, cada una con su ducha afuera, su jardín y su jacuzzi. Y para que se sienta más consentido, le llevan el desayuno a la habitación. A esto se suma un personal entrenado para dispensar un trato siempre amable y correcto.
Desde allí puede disfrutar de las excursiones a pueblos y playas cercanas, o dejarse acariciar por las aguas del río que corre por detrás de la posada. ¿La gastronomía? Capaz de deleitar a cualquier foodie, con platos bien elaborados, con ingredientes frescos de la zona, como la excepcional pesca. No olvide los postres hechos con el mejor cacao del planeta. ¡Todo un lujo!
La posada cuenta con piscina, restaurante, bar/salón y bar junto a la piscina. Cerca están los restaurantes Madera Fina, Paco’s y Araguaneys. En La Tiendita puede adquirir recuerdos del viaje, como velas aromáticas, artesanías regionales y los fabulosos chocolates.
Para reservar Abel.blanco@cacaonilodge.com IG cacaonilodge FB CacaoniLodge Whats +58 412-2667435 Twitter @CacaoniLodge
¿Dónde alojarse?
En este paraíso hay variadas opciones de alojamiento, desde posadas económicas hasta resorts y hoteles lujosos. También encontrará restaurantes costosos y baratos, ventas de empanadas, licorerías, ropa de playa y cualquier accesorio que necesite.
Una sugerencia, haga su reservación con tiempo, en especial si es temporada de vacaciones o fin de semana largo porque este destino es muy codiciado. La mayoría de los hoteles y posadas son pintorescos y cuentan con todas las comodidades, buenos servicios y obtienen alta puntuación y excelentes comentarios en los portales web de viajeros. Entre los que destacan están Cacaoni Lodge, Casa Bequevé Choroní, Los Ranchos de Chano, Hotel Posada La Bokaina, Posada Arakemo, Posada Tahití, Casa Mori y Posada Casa Riquiriqui, entre otras.
Una vez instalado en la opción de su preferencia, salga a recorrer el pueblo. Quedará encantado con la simpatía de los lugareños. Si lo desea, puede llevar óleo o acuarela para plasmar en lienzo la bonita arquitectura de las casas del siglo XVIII o los exuberantes paisajes naturales.
Choroní está a tres kilómetros de la playa porque en la Colonia construían las po-
blaciones alejadas de la costa, con el fin de protegerse de los piratas. Los visitantes llegan a Puerto Colombia. Allí hay restaurantes, tascas y la rica Playa Grande. Recorra el malecón, hable con desconocidos, tome fotos, compre artesanía y muchos chocolates.
Cerca del malecón hay un mirador con un fabuloso paisaje. En Playa Grande no puede acampar, pero sí en poblaciones cercanas. Los pescadores artesanales surcan las aguas con sus peñeros y lo trasladarán a poblaciones cercanas que solo son accesibles por mar, como la espectacular Chuao. Por un lado, el océano Pacífico, por el otro, un bosque de cipreses. Este renombrado campo de golf tiene bien ganada su fama no solo por los paisajes que ofrece, sino por su exclusividad
¡Aventúrese!
A 20 minutos de Puerto Colombia está Chuao, famosa por su cacao y por la tradición de los Diablos Danzantes. Una lancha lo lleva hasta su playa y allí puede tomar un bus, que pasa por la hacienda de cacao para ir al pueblo. Caminando 5 minutos hacia la montaña encuentra un río y Pozo Copei, donde se puede bañar en agua cristalina. Si sigue andando un par de horas, llega a El Chorrerón, una cascada espectacular.
Los chuaenses son producto de la mezcla de razas, pero mantienen costumbres ancestrales, por ejemplo, en el manejo del cacao. En temporada puede ver los granos extendidos para el secado en la plaza central del pueblo, frente a la iglesia.
A 8 km de Choroní, en medio de la selva tropical, encontrará un museo y casa de la cultura edificados donde antes había una central hidroeléctrica.
Para todos los gustos
Las playas de Choroní son de un azul infinito que proporciona una sensación de paz y calma. Algunas se disfrutan mejor en familia, pero también existen pequeñas calas para matrimonios o nudistas.
Tipire, oleaje fuerte. El Diario, con su playa secreta. Valle Seco, a 15 minutos en lancha, con una barrera de coral y oleaje suave, buena para niños; lleve comida, bebidas y sombrilla porque no hay árboles. Chuao también cuenta con restaurantes y pequeños comercios.
Cepe, a 30 minutos en lancha, tiene dos playas, una de arena y otra de arrecifes de coral; arriendan toldos y sillas, hay restaurantes y un negocio de buceo donde alquilan equipos y dictan clases. Uricao, a 30 minutos. Tuja, a 1 hora. Puerto Maya y La Ciénaga, a 1 hora y 15 minutos.
Si prefiere bañarse en agua dulce, puede gozar del río Choroní, que se divide en Tipire y La Isleta. Ambas corrientes forman una Y, que cae al mar.
Las lanchas que los trasladarán llevan un máximo de 12 personas por viaje. Debe concertar una cita con el lanchero. El recorrido es muy interesante por la belleza de la costa, con sus pelícanos, peces voladores y delfines. No olvide lentes, sombrero y crema con factor alto de protección solar.
Si quiere vivir la aventura del paisaje submarino, cuando el oleaje está tranquilo puede usar máscara y snorkel, o el equipo completo en playas como Valle Seco, La Ciénaga y Cepe. Hay excursiones de buceo para quienes tienen licencia y cursos para novatos. Encontrará más información en www.puertoescondido.com.ve
Repiques con sabor
Para los que disfrutan las fiestas, los fines de semana en el malecón de Puerto Colombia hay bares y tascas donde repican los tambores, y lugareños y turistas se unen en una sola gozadera, mientras se toman una cerveza. Aproveche para sacudir el cuerpo y llenarse de energía. Una fecha para recordar es el 24 de junio, cuando se celebra la fiesta de San Juan Bautista y los tambores son golpeados con más fuerza en su honor.