DEDICATORIA A todos esos hombres que han hecho llorar a una mujer.
A todas las mujeres que han llorado bajo las mentiras de un ser amado.
AGRADECIMIENTOS A las circunstancias de la vida, por bien enterarme de cosas que me hicieron crecer y madurar como persona.
SINOPSIS No siempre las cosas terminan con un final feliz. Cuando una mujer ama realmente y no es correspondida las cosas pueden tomar un giro inesperado. A veces para amar hay que ser paciente... Y ser fuerte. Pero... ¿Tú podrías ser fuerte? ¿Podrías ser paciente? Y si... deciden tarde amarte.
INDICE DEDICATORIA ................................................................................................... 3 AGRADECIMIENTOS ........................................................................................ 3 SINOPSIS .......................................................................................................... 5 INDICE ............................................................................................................... 7 CAPITULO 1 ...................................................................................................... 9 CAPITULO 2 .................................................................................................... 17 CAPITULO 3 .................................................................................................... 25 CAPITULO 4 .................................................................................................... 33 CAPITULO 5 .................................................................................................... 39 CAPITULO 6 .................................................................................................... 43 CAPITULO 7 .................................................................................................... 47 NOTAS DE AUTOR .......................................................................................... 53
CAPITULO 1 “Conociéndonos” — Hola Sandra ¿Cómo fue tú día? Al escuchar a Francisco, volteé para poder mirarlo a los ojos, terminé sonriendo, este hombre es realmente hermoso para mis ojos, media 1.75, moreno, ojos café, cabello corto y sonrisa hermosa… sencillamente al verlo y tenerlo tan cerca, el ser se me removía. — Sandra te he preguntado… ¿Cómo te fue en el día? Oh no mejor dime ¿Ya has comido algo? ¿Quieres que te pida algo para comer aquí?... oh prefieres que te lleve a algún restaurante, por cierto ¿Qué hora es? Francisco miró la hora en su celular, porque se había sado cuenta que no llevaba reloj y dijo en voz alta: — Faltan veinte minutos para la hora de almuerzo. Entonces ¿qué me dices? ¿Quieres acompañarme a comer algo? Claro si en realidad no te ha dado tiempo de almorzar, no sé cómo es la situación en esta empresa. Nerviosa, observándolo y escuchando su invitación le sonreí. Como pude terminé diciéndole: — Dame unos minutos para cerrar el sistema. Además necesito decirle a mi jefa que debo salir para ver si me da permiso de llegar un poquito más tarde… ¿Te parece? — Bien me parece una buena idea, te espero entonces. Él se sentó en una silla a mí lado observando el computador muy sonriente, por mi parte empezaba a cerrar el sistema. — Hey Sandra ¿esa eres tú? Francisco miraba una foto que tenia de mí como fondo de pantalla en el computador. Esta la había tomado en una sala de baño, salí muy mona y decidí dejarla. < No me culpen tengo ataques de narcicismo en cualquier sitio> Mi cabello rojo lo tenía lacio en esa ocasión, suelto simulando lava roja, este me llegaba hasta los hombros, mis ojos café se veían muy brillantes y todo esto unido a una enorme sonrisa con un delicado brillo labial. Asentí apenada, en realidad me veía demasiado diferente a como venía a trabajar entonces él me dijo: — ¡Estas realmente hermosa!
Cuando escuché eso, sentí instantáneamente como me sonrojaba hasta los tuétanos, pues a su lado me sentía como una niña de 15 años a pesar de que tenía 29 años de edad. Aunque viéndome bien parecía tener realmente unos 23 años, pues mi cuerpo estaba bien conservadito, ya que me mantenía haciendo ejercicios contantemente, tengo un vientre plano, senos pequeños pero firmes, unas grandes caderas en conjunto con unas gruesas piernas… la mujer que parecía todo el mundo querer… pero a Francisco simplemente no parecía llamarle la atención. Ya esta era la tercera vez que lo veía en la oficina, pues el venia a conversar con mi jefa porque ambos querían cerrar un negocio sobre importación de automóviles. ¿Qué ironía no? Yo era una mujer que no sabía nada de carros y únicamente había conseguido trabajo en esta pequeña empresa que se encargaba de importar automóviles. Francisco sencillamente daba los buenos días, entraba a las reuniones con mi jefa y terminaba yéndose por donde mismo entró… por mi parte al verlo instantáneamente soltaba una sonrisa y terminaba pensando en él todo el día. — Sandra ¿Has terminado?... deberíamos irnos para que luego no regreses tan tarde al trabajo. Francisco me sacó de mis divagaciones diciéndome eso, así que me levanté de la silla y fui a la oficina de Carmen. Nuestras oficinas eran sencillas de color crema, con pocos muebles más que un archivo, el escritorio y dos sillas por cada oficina. Pase sin tocar la puerta y le solté una sonrisa a Carmen. — Hey Carmen saldré almorzar con el Sr. Francisco me tardaré un poco. — Si claro… no tengo problema con eso, puedes irte. Aunque dime ¿Ya terminaste la nomina? — Claro esta mañana en cuanto llegué la terminé de una sola vez, sabes que no me gusta dejar trabajo acumulado. — Excelente eso es lo que me gusta de ti, bueno déjala lista sobre el escritorio antes de irte por favor. — Bien ya te traigo eso entonces. Caminé hacia mi oficina para ver a Francisco que aún estaba sentado donde lo dejé. Pero esta vez estaba hablando por teléfono con alguien que obviamente desconocía.
Entré, imprimí la nomina y me fui de inmediato de nuevo a la oficina de Carmen para entregarle lo que me pidió. Todo ese tiempo Francisco no hizo más que hablar de negocios por su celular. Cuando entré a la oficina de mi jefa, ella me esperaba con una sonrisa picara y ladeando la cabeza me dijo: — Vamos Sandra no vayas a comer tanto en ese almuerzo— todo eso lo dijo en tono burlón. Puse mis ojos en blancos diciéndole: — ¡No seas metida y averiguadora!— le dije en susurro para que nadie escuchara. Era mi jefa pero teníamos una amistad, a pesar de eso debíamos guardar las distancias en la oficina para no despertar comentarios entre mis compañeros. Salí de la oficina deteniéndome en el pasillo para observar mi ropa, terminé arreglándome un poco el pantalón de vestir, me fije si todos los botones de mi camisa estaban cerrados, retoqué mi cabello peinándomelo con los dedos. Una vez que ya había supervisado mi imagen física, caminé a mi oficina, tomé mi cartera y le dije a Francisco: — Ya podemos irnos Sr. Francisco, estoy lista. — Sandra, por favor solo llámame Francisco. Asentí, mientras le di la espalda para empezar a salir de las oficinas hacia su auto. Una vez ambos montados el auto, encendió el motor y salimos a las calles coloridas y hermosas de Barcelona. — Sandra ¿Qué te apetece comer? — Mmmm… no sé déjame pensar— le dije mirando a la carretera, ya que si lo miraba a él era muy probable que terminara embobada y estaba consciente que eso no me convenía. Gracias a Dios que era una de las pocas mujeres que adoraba llenarse de carbohidratos, no me imaginaba diciéndole a este hombre… “Hay vamos a comer caldito de pollo”… la verdad me encantaba todo tipo de comida y mas que probarla me deleitaba comiéndola. — Vamos a un restaurante chino, esa comida me encanta— le dije sonriendo. Muchacha tonta sigue sonriendo y se te congelaran los dientes de tanto enseñarlos— me reproché mentalmente. — Buena idea… vamos entonces a buscar un buen restaurante chino.
Mientras él manejaba buscando un restaurante en la ciudad, empezó a preguntarme diferentes cosas que al parecer le interesaba un poco. — ¿Qué estudiaste Sandra? ¿Ya te graduaste? — Sí, soy licenciada en contaduría. — ¡Excelente! Por mi parte me gradué en ingeniería mecánica. — ¿Qué edad tienes?— me preguntó curiosos, pude verle el destello de curiosidad en sus ojos. — Tengo 29 años. Él puso una fugaz cara de asombro, diciéndome: — Creo que te llevo unos cuantos años, a decir verdad diez, ya que tengo treinta y nueve años. Pero tú pareces tener menos edad, pensé que tenias entre veintitrés o veinticuatros años no más de allí. Para romper un poco el hielo, y no darle tanta importancia al asunto de diferencia de edad, le dije entre risas: — Bueno entonces hazte cuenta que tengo veinticuatros años entonces. Él se empezó a reír conmigo, al parecer le hizo bastante gracia mi punto de vista. Llegamos al sitio más rápido de lo que me esperaba. Nos bajamos del auto y entramos al lugar. Era muy acogedor, las luces estaban un poco bajas, con un ambiente muy colorido. < Ya saben cómo son los chinos con todos esos cuadros y cosas guindando por el lugar> Nos dirigimos a una de las mesas para dos, que estaban retiradas al lado de unas de las paredes del lugar. Francisco me movió la silla para que pudiera sentarme, el gesto simplemente me derritió, no podía parar de sonreír me sentía nerviosa pero a la vez cómoda a su lado. Una vez ya sentados Francisco empezó a verme con unos ojos penetrantes, parecía que pudiese ver a través de mí, de inmediato sentí que me empezaron a sudar las manos. — Haber Francisco tengo algo de curiosidad ¿Vives en esta ciudad? Quería saber la respuesta pues poco lo veía y eso que muchas veces salía con Carmen a hacer diligencias en otras empresas pero jamás nos topábamos con él.
— Vivo relativamente cerca… solo vengo a este lugar por cuestiones de trabajo. Eso explica el porqué poco lo veía—pensé. — Entiendo… y ¿Tienes familia?... ¿Hijos? — Si claro tengo 3 hijos, un varón y dos hermosas hembras. Está casado— pensé escandalizada. Sentí inmediatamente una punzada en el pecho que no pude identificar, la noticia me caía de la patada y por alguna razón me sentía netamente egoísta. Normalmente no soy así, soy muy segura de mi misma y me enseñaron a respetar lo ajeno. — Estoy casado desde hace unos cuantos años— le escuche a decir a Francisco mientras pensaba. Mierda esto definitivamente me caía como un balde de agua fría. — Entiendo— le dije mientras asentía y me tomaba un trago de agua. Mis defensas súper feministas saltaron ante mí, poco a poco empecé a formar un enorme letrero imaginario en la frente de Francisco que decía “Prohibido”… pero la acción me causaba mucha tristeza. Por Dios será que dejaré de sentirme por un momento tan bipolar cerca de este hombre; de repente estoy realmente feliz, luego siento celos, y ahora quiero apartarme de él… vas progresando Sandra— pensé. — Sandra ¿Quieres acompañarme con una copa de vino? Mejor que sea una botella completa, sí que la necesito— pensé. — Por supuesto de por sí, es una de mis bebidas preferidas. Él sonrió plenamente y llamó al mesero para que nos trajera dos copas de vino blanco. — ¿En qué piensas Sandra? Estas como distraída. Oh chévere aquí estoy de nuevo perdida en el limbo—pensé. Dándome cuenta que estaba mortalmente seria pensando en lo que Francisco me acababa de decir. Quise ser un poco graciosa y le respondí: — No pienso en nada… aquí estoy— le dije en tono burlón.
— Si tienes toda la razón… ¡Estas aquí!... pero tu mente al parecer está en otro lado. — Eso no es cierto— empecé a decir, pero el mesero nos interrumpió ya que nos estaba colocando sobre la mesa las copas de vino ya servidas. Le dimos un pequeño toque, copa con copa a nuestras bebidas y me tomé un sorbo del sabroso vino. Seguidamente Francisco hizo lo mismo, tomó también el menú y empezó a ver qué era lo que él pediría. Mientras él estaba realmente entretenido observando con sus pequeños lentes el menú, aproveché para observarlo; y si el hombre me ponía los pelos de punta, realmente me gustaba, era serio pero con una sonrisa que me removía el alma, me llevaba unos cuantos años pero no me importaba a puesto podría aprender muchísimo de él, tenía hijos y eso le daba algo más de madures… el único defecto era que estaba casado y por alguna razón eso me decepcionaba demasiado. — ¿Qué vas a pedir? ¡Que me jodan!... ya notó que lo veía. — A si… déjame ver— le dije. Tomé el menú, normalmente no como carnes rojas, así que decidí pedir unos camarones con salsa agridulce. — Pídeme por favor, unos camarones con salsa agridulce, arroz con solo camarones y otra copa de vino por favor. Él asintió y me dijo: — Pediré una ensalada de vegetales, con una rica crema que sirven aquí y si no es mucha molestia comeré un poco de tu arroz con camarones, la verdad ya sabes cómo son los chinos sirven demasiada comida. — Si tienes razón— le dije asintiendo. Él llamo al mesero y le dio la orden. Inmediatamente nos trajeron otra copa de vino, empezamos a conversar de trivialidades sobre las cosas que nos gustaban. Simplemente por lo que podía percibir él solo se limitaba a trabajar, compartía poco con su familia y viajaba realmente mucho. De mí lo que él pudo saber es que me encantaba estudiar, que poco salía y que me gustaba muchísimo trabajar. Parecía bastante complacido con la conversación y yo también me sentía muy a gusto. Su presencia seguía haciendo que mi cuerpo reaccionara impulsivamente hacia él, pues cuando sonreía con algunos de mis comentarios a mi me parecía
que el tiempo se detenía, a medida que lo conocía un poco más me sentía muy identificada con él, sentía que lo conocía desde siempre y eso si que estaba empezando a afectar a mi corazón pues el parecía no dejar de palpitar a mil por hora. — ¿Dónde vives Sandra? ¿Y con quién? ¿Estás casada? ¿Tienes hijos?— las preguntas las hizo rápidamente, con tono interesado, pues dejó de beberse su copa para mirarme a la cara. — Vivo a casi una hora de la oficina, aquí mismo en la ciudad y eso depende del trafico claro… vivo con mi madre y no… no tengo hijos. Cuando terminé de decirle eso, percibí un rápido brillo en sus ojos, pero fue demasiado rápido para estar segura que en verdad lo vi o si era una mala jugada de mi imaginación. Nos sirvieron la comida, entre conversaciones cortas y triviales degustamos la rica comida. Un hecho que para mí fue muy curioso, fue ver a un hombre cuidar tanto de su alimentación pero bueno cada quien con lo suyo. — Sandra ¿me permitirías que te lleve hoy a tu casa? La invitación me dejó realmente complacida pero recordé que del restaurant debía irme directo a la oficina. — Debo llegar al trabajo Carmen esta esperándome. — Mi invitación es para después que salgas del trabajo. Estoy bien enterado de que debes trabajar y bueno en realidad también tengo que hacer algunas cosas antes de las tres de la tarde… ¿te sirve a esa hora?... Sino bueno, no me molestaría esperar hasta que salgas. Recordé que había terminado todo el trabajo en la oficina por el día de hoy, que si Carme necesitaba de algo solo tendría que imprimirlo, así que estaba segura que ya a las tres estaría lista. — Creo que a esa hora estaré lista, así que no tendré problemas de salir a las tres. — Bien— terminó diciéndome Francisco, el resto del tiempo que estuvimos comiendo lo pasamos en silencio. Una vez que terminamos el mesero retiró los platos de la mesa y nos trajo dos copas más de vino. Cuando él le dio el primer sorbo me dijo: — Sandra realmente eres muy bonita sé me es difícil aceptar que estés sola… ¿De verdad no me estas mintiendo? — No… no lo hago soy muy sincera en realidad estoy sola porque siempre me consigo con hombres muy mal mentirosos… Yo no digo que mientan pero ¡Por
Dios! Deberían ser un poco menos descarados en el hecho— le dije en tono irónico. Él sonrió soltando una pequeña carcajada también. Entonces sin más le dije: — ¡Estas realmente ciego Francisco! Al decir eso de mí. Él sonrió aun riéndose y negó con la cabeza, como diciendo que me equivocaba pero él no dijo nada mas, tomó un poco más de su copa… y llamó al mesero para pedir la cuenta. — Dame un segundo Francisco necesito ir al baño. Me levanté con cuidado y caminé al baño, desgraciadamente note dos cosas; las copas ya se me habían subido a la cabeza y por alguna razón que no quería aceptar < por el alcohol > me moría por besar a francisco. — Maldición… ¡Tenía que ser casado!— dije susurrando. Mirándome en el espejo dándome cuenta que tenía poca sensibilidad en el rostro. < Estoy pasada de tragos que horror > Terminé retocándome el maquillaje, revisé que mis dientes no tuvieran restos de comida y me acomode el cabello. ¡Lista tan mona como siempre!... ¡Y que me lleven quien me trajo!... ¡Estoy mareada! — Vamos Sandra camina derecha y lentamente… nada te pasará… solo no te caigas— susurré. Eso mismo hice, caminé hacia Francisco. Él ya me esperaba cerca de la puerta del restaurante… ya había pagado así que caminamos hacia el auto. Una vez dentro de este, vi que abrió la ventana y encendió un cigarro; brinqué de la emoción. ¡Él fuma! así que no se incomodará por que también lo haga— pensé. Sonreí complaciente, me armé de valor y le pedí un cigarrillo. Sin mucho preámbulo me regalo uno y pude notar que no se escandalizó con el hecho. Fumamos mientras llegábamos a la oficina haciendo que el viaje de regreso se sintiera un poco más corto, ya que no conversamos por estar fumándonos el cigarrillo. Al llegar a la oficina él se estacionó y mirándolo a la cara le dije: — Muchas gracias por el almuerzo… te espero aquí a las tres. — Aquí estaré Sandra.
CAPITULO 2 “Equivocaciones” ¡Definitivamente las copas se me habían subido a la cabeza! — ¡Ajaaaaa!... ¡Sandra has tomado!— dijo Carmen sonriente. En realidad Carmen era mi única amiga cercana, nos confiábamos todo y nos contábamos hasta la más grande intimidad, ella era muy alcahueta a decir verdad nunca me criticaba y en todo me apoyaba así me equivocara, claro no sin antes sermonearme. — ¡Algo!... solo fueron tres copitas y necesito salir a las tres de la tarde, así que no te antojes ¡Por favor!— arrastré esas últimas palabras— de pedirme algo déjalo para mañana ¿Si? — Claro que puedes irte, me muero del remordimiento si te digo que no ¿Acaso crees que no me doy cuenta que se te cae la baba cuando lo ves? — ¡Eso no es cierto! a mí no se me cae nada por él y mucho menos la baba— dije frustrada al ver que era tan evidente. Que Carmen se diera cuenta me preocupaba. Sí que debía ser evidente pues ella era la mujer más anti parabólica 1que conocía en la tierra, apuesto que ya Francisco debe estar bien enterado de lo mucho que me gusta. Carme estaba a punto de desmayarse de la risa. — Si eso no es cierto Sandra… explícame cómo fue que al medio día te paraste en el pasillo para arreglarte la ropa antes de verte con él… ¡Niégamelo!— me dijo aun entré risas. Quedé impactada de que ella se diera cuenta de eso y le dije rápidamente: — Eso fue solo cuestión de estética Carmen no me jodas con eso. — A siii… ¿Cuestión de estética no?... ¡Defiéndete mejor Sandra! ¡No soy una niña! ahora niégame que no se te subió seis litros de sangre a la cabeza cuando te dije lo que te acabo de decir. ¡Mierdaaaaaa!— pensé. — Eso fue culpa del alcohol que tengo en la sangre, deja ya de fastidiarme Carme. Pero empezó a reírse aun mas alto y no pude evitar reírme con ella… ahí fue cuando me rendí y terminé aceptando ante ella lo que me pasaba. 1
Despistada
— Él te puede hacer feliz un rato ¿o no?... Sandra deja de ser tan amargada y permítete un rato de felicidad. Ante la afirmación me puse mortalmente seria. — ¡Esta casado Carmen! Y ya eso implica que para mi tiene un “No Tocar” gigante en la frente… eso me cohíbe de querer tener algo con él. — Si te entiendo, pero respóndeme algo con sinceridad… ¿Tu tendrás algo con él?... o ¿con su esposa? — Ahh Carmen tu siempre con tus condenadas preguntas que arrinconan a uno. — ¡Respóndeme Sandra! — Si llegara a tener algo con él… seria ¡solo con él! no con su esposa— dije muerta de la vergüenza al responder su pregunta tan especifica, pero claramente todo este tema tenía un trasfondo que no podría ocultar con un solo dedo. — ¡Ves! Me estás dando la razón. Además tú no sabes cómo es en realidad esa relación que él lleva con su esposa… tal vez ellos no estén juntos y vivan cada quien por su lado. Además entiende algo hombre enamorado no mira para los lados… y mira la realidad él al parecer está interesado en ti. A la final el desgraciado no debe estar enamorado de su mujer o ¿me equivoco? — Los hombres miran a cualquier mujer Carmen… Ponle a una escoba2 una falda y veras como unos cuantos voltean— le dije entre risas. — Ahh Sandra… sigue así y te quedaras para vestir Santos… aunque no… no creo que eso pase ya que no eres virgen. — Perra irónica— le solté. Ambas nos reímos un buen rato hasta que se nos salieron las lágrimas. Nos tomamos un café < éramos adictas al preciado liquido marrón > y nos pusimos a revisar unos cuantos documentos que nos estaba pidiendo la aduana, durante ese tiempo tomé bastante café para bajar mis niveles de alcohol en la sangre. — Bueno todo listo Sandra. Ya te puedes ir si quieres. Haré unas cuantas llamadas y luego me voy a casa. Mire el reloj y eran las 2:30 de la tarde, faltaba media hora para que llegara Francisco. 2
Cepillo de barrer.
— Tranquila sabes que puedes irte, recuerda que tengo llave de la oficina, no necesariamente debes esperar a que yo me vaya— Carmen estaba siendo más flexible de lo normal. Sin pensarlo mucho le dije: — Por cierto me iré con Francisco. — ¡No pierdes tiempo! ¿No?— me respondió sonriendo. — ¡Ah no te metas necia!— le dije en tono burlón. Ella me hizo mofa. Carmen salió de mi oficina y se encerró en la de ella hacer las llamadas. Me enfoqué a ver mis correos, twitter y facebook, esperando que se hicieran las 3 de la tarde. A las 3 pm en punto sentí que el auto de Francisco se estacionaba en frente de la empresa, lo sé porque mi oficina daba al frente de la infraestructura del lugar, de una vez sentí como el corazón se me aceleraba y me sudaban las manos, definitivamente no me podía controlar con este hombre ¡esto era absurdo!… caminé hacia la oficina de Carmen para despedirme pues ella aun estaba encerrada hablando por teléfono. — Me voy Carmen hasta mañana— susurré para no interrumpirla. — Cuídate Sandra— vocalizó pues aun hablaba por el teléfono, mientras movía su mano en forma de despedida. Tomé mi cartera y salí hacia el auto. Me senté en el asiento saludando a un sonriente y varonil Francisco de nuevo… Él condenado me dejaba sin aire al verlo. — ¿Todo listo cierto? ¿Nos vamos? ¿No se te ha quedado nada?— dijo Francisco. — Todo listo— le respondí. Y sencillamente arrancamos vía a mi casa. La verdad estaba un poco ansiosa por poder tomar un poco mas de alcohol, el café había sido una mala combinación ya que ahora estaba imperactiva, la verdad sin pensarlo terminé diciéndoselo. — ¿Podemos seguir tomando vino? — Si de verdad quieres, con gusto te complazco— me dijo Francisco muy sonriente.
Muerta de la pena porque ya había metido la pata hasta el fondo al decirle eso, simplemente le sonreí y asentí. No dije nada mas no fuese a ser que le terminara pidiendo un beso. Nota mental: < El vino definitivamente me prende rápido > Este hombre pesará que soy una borracha. Aunque por alguna razón me sentía muy cómoda con él o eran los efectos del alcohol, una de dos, pero de que la sensación estaba allí… ¡Estaba! — Vamos a bajarnos un rato aquí ¿Te parece? Mire hacia el lugar para darme cuenta que era un club, se veía realmente cogedor y nada peligroso así que asentí. Él sin más empezó a buscar un lugar para estacionarse. Al entrar al club me pareció aun mas relajante, el lugar tenía poca luz < eso me haría sentir un poco más segura con él, pues soy bastante torpe y tomada aun más >, no lograba identificar el color de las paredes pero supongo que eran de un tono claro, el lugar estaba repleto de mesas con sillas a su alrededor, no habían muchas personas así que tuvimos opciones para elegir un buen lugar. Me senté en una de las mesas que estaban cerca de las ventanas y las mismas daban hacia la carretera, él se fue en busca de la preciada botella. Luego se sentó junto a mí y sirvió una copa para cada uno. Estuvimos hablando un poco del trabajo, dándome cuenta que era un hombre que le gustaba tener la mayor cantidad de entrada de dinero posible, tenía un poco de ambición pero siempre y cuando se hiciera con esfuerzo propio y no a costillas de los demás, eso lo dejaba para mí aun en los parámetros normales de sencillez. Para mí los hombres trabajadores eran seres excepcionales pues ahorita la gran mayoría de los hombres son unos grandes vagos mantenidos por las mujeres. De repente empezamos a reírnos por sabré Dios que… pues ya estaba simplemente ebria, me di cuenta que sentía calor en mis mejillas y que ya me costaba decir cosas coherentes… estaba simplemente sobre cargando mi cerebro. A por Dios Sandra… Francisco pensara que eres una zorra borracha— pensé. De repente Francisco se levantó y tendiéndome su mano me dijo: — Sandra… ¿Bailamos? — Bien por mí no hay problema.
A mierda me caeré por andar de inventora aceptando tan enorme invitación y yo borracha… ¡Chévere Sandra te la estas comiendo!— me dije a mi misma. Él me tomo de una forma delicada en la cintura y acercó su cuerpo al mío, de esa forma pude percibir su olor, quería quedarme allí, no quería alejarme de su magnífico olor. Empezamos a bailar y sus movimientos eran perfectos y muy coordinados… ¡Gracias a Dios! Le pude seguir el paso sin ningún tipo de tropiezo. Sigo así… y en varios minutos no sabré como coordinar poder tenerlo cerca, olerlo, mirarlo y bailar al mismo tiempo— me dije a mi misma. Sin más la música que bailábamos terminó y colocaron una más suave inmediatamente nuestros cuerpos empezaron a bailar una excelente danza de seducción; así lo sentí pues mi cuerpo se alteró al ver como Francisco empezó a olerme el cabello, luego bajo una de sus manos y la colocó en mi espalda baja, ya casi un poco mas y él tenia su mano en mi trasero… no me incomodó la verdad ya estaba hechizada por él… pues con la otra mano me tomó del rostro para así poderlo ver a la cara. Ok… ok… ok Sandra te va a besar…. ¡pero no lo permitas ese hombre no puede ser para ti!… no sin antes romper un hogar—pensé. Pero todos esos pensamientos se hicieron añicos cuando me sonrió, su sonrisa era perfecta, pudo ver como suspiré e inmediatamente morí de la pena, eso pareció complacerle o más bien pareció darle el permiso para acercarme más a mí y Besarme. Me besó lentamente pero a la vez fue muy febril, pero la explosión que eso provocó en mi fue lo que me dejó mas anonadada por Francisco. Besarlo me hizo sentir que no era la primera vez que lo hacía, sentía como si desde siempre nos hubiésemos besado, no hubo ningún error, todo fue perfecto, él terminó dejándome sin aliento; cuando nos separamos habíamos dejado de bailar y estamos mirándonos a los ojos así… uno muy cerca del otro. Bajé la mirada llena de vergüenza, ese beso provocó que hasta la borrachera se me pasara, estaba toda llena de adrenalina, estaba sumamente feliz; algo había ocurrido en mí ya qué primera vez sentía todas estas sensaciones, pero no por eso debía demostrárselo. Miré mi reloj para disimular preocupación por la hora y le dije: — Necesito que me lleves a casa ya es tarde. Situación que era mentira pues yo podía llegar a la hora que quisiera en casa, es solo que estaba loca de huir de todo esto, necesitaba pensar. — No tengo problema con eso Sandra, vámonos entonces.
Francisco retiró un mechón de cabello que tenía en mi rostro, por alguna razón no terminábamos de separarnos realmente y me dijo: — Besas realmente bien… fue divino Sandra. ¿Yo beso divino?... Más bien es él quien besa como si te pudiera arrancar la vida con ello. Sentir sus labios fue como caerme en un abismo, estaba segura que no saldría de allí en mucho… mucho tiempo. Este hombre casi que me hace perder el conocimiento y desde que dejamos de besarnos solo quería lanzarme sobre él para besarlo hasta que los labios se me derritieran. — Tú también besas muy bien— le respondí y luego de eso quería que me tragara la tierra. < Wuao… ¡Qué bien!... ahora Francisco pensará que soy una puta borracha fácil > Él se me quedo mirando algo curiosos < debe ser que con mi cara dije mucho > y me dijo: — ¿En qué piensas Sandra? En que moriría si no vuelvo a besarte y eso me convierte en una condenada fácil—pensé. — En nada Francisco, bueno estoy lista ya podemos irnos— Esto último se lo dije caminando hacia la mesa y recogiendo mi cartera. — Déjame pagar la botella que nos hemos tomado. Permíteme. Le di un pequeño espacio para que caminara y lo seguí. Él canceló la cuenta y nos dirigimos al carro. Una vez dentro y vía a mi casa, pasé gran parte del camino contemplándolo < pues la gran mayoría del tiempo lo pasó hablando por teléfono >… y pensando en lo que había pasado. < Sandra ¿Por qué cuando tienes a ese hombre cerca y aun sabiendo que es casado se te olvida todo lo que tu madre te ha enseñado?... ¿Por qué quieres brincarle encima como si él fuera sencillamente para ti?... deberías recordar que es casado y que tiene tres hijos… si Sandra es definitivo… ¡Si eres una borracha, puta fácil! > Francisco me saco de mis divagaciones diciéndome: — Si sigues así Sandra tendré que hallar la forma de comunicarme contigo telepáticamente. Solté una pequeña risita y le dije en un tono bajo: — Solo me siento un poco incomoda.
— ¿Por qué Sandra?... ¿Acaso hice algo que no te agradara? Al contrario has hecho que mi cuerpo se caliente en zonas que no son adecuadas para personas que recién se conocen; y si soy sincera con él no… definitivamente no me molestaba que me ocurriera—pensé. — Ese beso— hice unos segundos de silencio tratando de conseguir mejor las palabras— Eres casado Francisco y lo que pasó no fue correcto. — No te preocupes por eso Sandra, sé que mi situación social dice “Casado”, pero eso no es algo que te afectará a ti. No tengo nada con ella, simplemente estamos juntos por algo social y económico ya que tenemos muchas propiedades juntos, pero tanto ella como yo llevamos vida separadas. Mi cerebro, mi cuerpo, mi alma; se sintieron un poco más optimista al escuchar esa información y no pude evitar soltar una sonrisa y él me la correspondió. Al fin llagamos a la casa y aun estando dentro del carro me tomó del rostro de una forma muy dulce, para poderme besar de nuevo pero estaba vez con una pizca de ansiedad parecía que él tenia las mismas ganas que yo de besarnos. En este segundo beso me sentí tan suya, sentí que ese era mi lugar. Me estoy volviendo loca— pensé. Me separé de él algo mareada por la sensación de sus labios, necesitaba aterrizar, entonces me dijo: — Toma mi número. Me pasó una tarjetica. Miré la tarjeta teniéndola ya en mano y la guardé en la cartera mientras que salía del auto diciéndole: — Mañana te escribo. — Entonces estaré esperando tu mensaje— respondió. Caminé hacia la puerta principal de mi casa y él arrancó su carro perdiéndose de mi vista rápidamente.
CAPITULO 3 “Enamorándome” Buenos días ¿Cómo amaneciste? Le envié ese mensaje de texto a Francisco. Ansiosa que respondiera rápidamente y pues así mismo lo hizo. Menos de un minuto después, él respondió: Buenos Días. Bien… bien. ¿Y tú?... ¿te dijo algo tu madre por llegar tarde a tu casa? Estoy con una resaca que hará que en cualquier momento vomite mi cerebro, pues me dolía a horrores la cabeza. Mi cuerpo estaba tan lleno de alcohol que ni siquiera logré soñar con nada ni con nadie, es mas parecía que no había dormido nada. Aunque no debería de extrañarme eso pues lo tenía bastante claro, cada vez que ingería algún alcohol termina perdiendo esa facultad que tenia para soñar cosas que podrían suceder… dirán que estoy loca pero si dicen eso estarían equivocados pues varios en mi familia tienen esa cualidad… entonces eso teóricamente tendrían que decir que todos ellos están locos. El hecho está en que prácticamente pueden sentir o ver que hace aquella persona con la que tengo un gran lazo o conexión a través de un sueño, muchas veces las cosas se cumplen… otras veces lo que veo se medio realiza, pero a la final a veces es terrible tener esa cualidad… es un don de familia. Aquí en el trabajo… y tranquilo mi madre no se molestó porque llegue tarde. Le respondí eso unos minutos después, necesitaba responderle con un poco de indiferencia para que no pensara que estaba estúpida por él. — Aunque si estoy estúpida por él— dije en un susurro. Ah y que horror él pensará que soy una niña controlada por su madre…. De verdad que… ¿Que dirá de mi Francisco en estos momentos? entonces me llego un mensaje al celular del que decía. ¿Podemos vernos hoy? Cuando leí el mensaje casi se me cae el celular de las manos… ¡Este hombre si que me ponía nerviosa!... ¿Qué hago?... ¿Qué le respondo?... ¡Vamos Sandra!... ¿Qué te puede pasar?... Solo intenta esta vez no tomar ni agua… Porque ya te distes cuenta que tanto gusto por un hombre ligado al alcohol…
Harás que entres en su cama en un dos por tres— pensé. Mientras caminaba carcomiéndome de nervios en la oficina. No… hoy estoy muy ocupada… mejor mañana. ¿Puedes pasar por mí mañana por la mañana y dejarme en el trabajo? Necesito llegar a las 8:00 am a la oficina. Inmediatamente me respondió: Bien quedamos así entonces Sandra. Pienso en ti Me entusiasme al ver ese mensaje pero ni loca le respondía, que yo también está pensando mucho en él… a decir verdad no se me salía de la mente. El día transcurrió rápido, fue tranquilo, pero no dejé ni por un segundo de pensar en él. Sentía que lo conocía de otro lugar y mi cuerpo me pedía a gritos estar cerca de él. Llegué a casa tome una ducha y me acosté. *** — Vamos quiero tenerte muy cerca de mi— dijo Francisco Él me agarró por la cintura y de una forma medio brusca me jaló hacia él y me besó dejándome sin aire, dejándome jadeante por él. Cuando pensé que el profundo beso me dejaría inconsciente en un movimiento rápido, me volteó dejando mi espalda delante de su pecho. Y besándome el cuello lentamente... Metió una mano dentro de mi jean hacia mi entrepierna, el contacto tan íntimo hizo que mi corazón pareciera que iba a mil por hora, de la impresión solté un chillido de anticipación a lo que él haría. Mi cuerpo sabía lo que pasaría porque no era primera vez que estaba en esta situación. Sin más el introdujo un dejó dentro de mí y ambos nos dimos cuenta que no sólo mi ser quería estar con él... Pues mi cuerpo ya estaba preparado... Estaba húmeda... Y por mi intimidad sentía pequeños corrientasos... Necesitaba tenerlo... El cuerpo me pedía a gritos que él estuviera dentro de mí. Todo el ser se estremecía ante su contacto. Estaba hechizada, pero luego de unos minutos que me parecieron eternos el sacó su mano y yo tenía ganas de gritar de la frustración, podía oler como olía mi excitación por él. Eso provocó que mi cuerpo colapsara y quedará a su merced. Necesitaba estar debajo de él y así sentir su peso sobre mí. — Sandra necesito estar dentro de ti— me dijo en un susurro cerca de mi odio, para que pudiera escucharlo se escuchó demasiado sensual me derretí en el instante.
Sin poder decir palabras simplemente asentí. Empecé a ver como el poco a poco, quitaba una a una, mis prendas de vestir... Pero cuando él empezó a quitar las suya sencillamente dejé de respirar. La genética sí que había sido generoso con Francisco de su pantalón salió un miembro bien erecto. A simple vista podía ver que dolería de los mil infiernos tenerlo dentro de mí. Pero ya a estas alturas no podría negarle a mi cuerpo tan grande placer... Necesitaba ser de él y necesitaba que él fuera mío. Me acostó sobre las sabanas azul marino de la cama y se postró sobre mí... Su cuerpo estaba totalmente encima de mí. Él de una forma delicada movió una de mis piernas hacia un lado y afincó su erección contra mí. Ya estaba tan deseosa por él, que sentía que en cualquier momento le rogaría para que él estuviera dentro de mí. Francisco empezó a besarme apasionadamente tocando cada rincón de mi ser, besó mi cuello haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera, pasó sus manos por mis pechos, lamió mi cuello, acarició mis piernas… Y de repente sentí que se paró el tiempo… Francisco se había introducido rápida pero delicadamente dentro de mí... Empezó con movimientos suaves y delicados dentro de mí pero terminamos perdiéndonos en el más profundo de los movimientos constantes; cada vez más profundos y bruscos. Su miembro era realmente grande para mi intimidad, pero el dolor pasó rápidamente a una divina sensación. Ya estaba empezando a sentir que llegaría al éxtasis por él… aun no podía creer que estuviéramos haciendo tan delicioso acto. — Sandra te amo— me dijo Francisco al oído. *** Al escuchar eso desperté, sentándome de golpe sobre la cama toda aún jadeante... Con la respiración entre cortada... Y sin Francisco a mi lado. — ¡Maldita sea!— susurré. ¿Me dijo que me amaba?... ¡Y me desperté!... oh mi Dios… No sentí que fuera la primera vez entre nosotros… mi alma reconoció la intención, mi cuerpo rebosó de la felicidad cuando escucho eso… ¡Y fue todo un sueño!... ¿Pero que me ocurre?... ¡no puede ser! Sentí que fue real, sentí su piel, su peso sobre mí, aun me duele un poco el vientre… definitivamente mi cuerpo está empezando a separarse de mí y está cobrando vida propia. Miré hacia mi entre pierna y me toqué, y que me lleve quien me trajo… ¡Estaba aun mojada! — ¡Soñé que hacía el amor con Francisco!— dije con un chillido. No puede ser…. ¡Estoy sentenciada!... ¡Seré suya!... no mejor dicho… me siento como si ya hubiese sido suya, sigo pensando que lo conozco y estoy
segura que esto fue más que un sueño… Hoy soñé algo que ya en otra ocasión pasó— me dije a mi misma. Miré el reloj que tenia a un lado de la cama en mi mesita de noche… yyyy… ¡No puede ser!... son las 6:30 am. — Me llevan los demonios ¡Me quedé dormida! Rápidamente me metí al baño me bañe en 10 minutos, me vestí bien bonita, me maquillé por encimita, solo compacto y rímel ya que no quería parecer demasiado cargada para Francisco < Las que se maquillan mucho son las feas… así dicen los diseñadores y yo tomo eso como regla principal > eso ayudó que estuviera lista cinco minutos para las siete de la mañana. Efectivamente llego bastante puntual exactamente estuvo en frente de mi casa a las siete am. Cuando vi que el auto se estacionó, mi corazón empezó a palpitar a mil por horas, me sentía nerviosa y tonta a la vez. Pero para hoy había decidido preguntarles algunas cuantas dudas sobre su situación sentimental… debía encararlo… ¡soy una mujer de principio! Y lo de ese día no debió suceder y mierda tampoco debí soñar con eso, cuando lo recordaba me ponía peor, me confundía aun más. Caminé hacia el carro, abrí la puerta y me senté, lo fui a saludar en su mejilla y el sin más voltio un poco su rostro y me dio un cortico beso en mis labios. ¡No me lo esperaba! Sentí inmediatamente como se me calentó la sangre, hasta los límites donde no sabía que podía calentarse, me asombré ante mi reacción y para variar terminé ruborizándome. — ¿Cómo amaneciste? — Bien… dormí bastante bien. Me acordé del sueño y me dio un ataque de tos. Él no le dio importancia a mi pequeña tosedera y arrancó el motor. Como la última vez que lo vi, el paso casi todo el camino hacia el trabajo hablando por teléfono. Yo estaba solo atenta al sonido de su voz… él de vez en cuando me observaba y sonreía. Cuando ya llevaba más de 20 minutos seguidos hablando por el celular tranco la llamada y me dijo: — Discúlpame de verdad Sandra… Debes entender un poco que mi trabajo es así… y utilizo mucho este aparatico— esto último me lo dijo enseñándome su celular.
— Tranquilo no tengo problema con eso— le mentí. Me gustaría conversar más con él, conocerlo más pero esta vez el que me dejara prácticamente sola me hizo pensar y lléname de valor para preguntarle lo que en realidad quería saber. — Francisco ¿si te pregunto algo serás sincero? — Claro pregúntame lo que quieras. Sin más se lo terminé diciendo. — Tú estás casado ¡es un hecho!... ya con eso no puedo hacer nada… pero ¿tú intimas con ella?... ósea ¿tienes relaciones sexuales con ella? Necesitaba que él me dijera que no. Noté que ante la pregunta se puso tenso, pero rápidamente me respondió: — Sandra de verdad, no te preocupes, ella no está realmente conmigo desde hace más de un año, y bueno si estoy casado como te dije, pero a penas y nos vemos en la casa, cada quien está por su lado, cada quien está pendiente de su mundo… simplemente nosotros ya no somos pareja. Al escucharlo me provocó una gran tranquilidad, pues para que mentirme, yo quería en verdad tener algo con él, sé que las circunstancias no son las mejores, pero uno debe aprender a vivir con la realidad, y más cuando prácticamente te dan a elegir como en este caso. — Entiendo Francisco entonces confiaré en tu palabra. Espero que más adelante me demuestres eso, estoy bastante consiente que esas cosas pasan, tengo varios tíos que viven de esa forma, que están en esa misma situación y no se divorcian por el qué dirán pues les importan más las apariencias y las cuestiones económicas que encontrar su verdadera felicidad. — Así mismo son las cosas— cierta forma lo entendía.
respondió Francisco complacido porque en
Llegamos a la oficina y él se despidió de la misma forma en que me recibió al montarme en el auto. Pero esta vez el corto beso… fue correspondido por mí. Sentía que podía levitar en sus manos. Le toqué el rostro mientras nos besábamos y él hizo lo mismo sintiéndonos más cómodos así con el acto. Unos segundos después me jaló hacia él acercando mas mi rostro para poderme besar más profundamente. Me separé de él porqué ya estaba sin aire, me costaba respirar, no tenia que verme en el espejo para saber que estaba ruborizada y con los labios bien rojos. Salí del auto prácticamente huyendo de él, no sé qué me pasa cuando estoy con él, mi corazón y mi alma se regocijan… me siento tan tranquila y feliz.
El día en la oficina fue tranquilo sin muchos corre corres, no supe de Francisco en todo ese tiempo. La verdad sabía que era un hombre muy ocupado y por mucho que me frustrara la situación estaba clara que solo hacia eso “trabajar”. Una que otra vez sentí fuertes ataques de rabia o de ansiedad; eso me tenia molesta y desconcertada sobre manera, ya que no lograba entender porque esos bruscos cambios de humor, si mi día había sido tranquilo y sin percances. La tarde trascurrió un poco más rápido pero no por eso dejaba de pensar en él, una que otra vez recordaba ese magnífico sueño y podía sentir como el cuerpo se me excitaba ligeramente. Se hicieron las 5pm < hora de salida legal > entonces apagué el computador y al salir, sorpresa la mía, Francisco estaba esperando por mí en el frente de la oficina. Nota mental: “No escuchar música tan alto en la oficina para darme cuenta cuando llegue alguien” Verlo allí sencillamente me hizo sonreír, todo en mí se intensificó, mi corazón estaba ya tan desbocado que sentía que en cualquier momento saldría disparado de mi pecho. A mierda… Me estoy enamorando de este hombre y no tengo ni una semana tratándolo— pensé. — Hola Sandra ¿Cómo te trató el día? — Digamos que bien— le dije recordando esos raros momentos de rabias que pase sin razón alguna. — A mi no me ha ido bien, pasé demasiadas rabias en el día… pero confió en que termine bien. Él me miro como si todo el peso de esa expresión cayera sobre mí, si supongo que lo que me quiso decir es que conmigo el arreglaría su mal día. Con respecto a su afirmación de que pasó un mal día, no quería ni pensar que estaba tan conectada a él como para sentir eso… ¡por Dios lo conocía desde hace solo unos días!... aunque a mi ser parecía conocerlo más de lo que yo pensaba… y eso me desconcertaba… pero no mencioné palabra alguna al respecto ya es suficiente que piense que soy una borracha a que también crea que estoy loca… pero nadie me quita de la cabeza que esas son cosas que pueden pasar. Francisco me sacó de mis pensamientos diciéndome: — ¿Quieres ir a una de mis casa que tengo por aquí cerca?
¡Casa! ¡Él y yo!... ¡Solos!... ¡condenado el diablo que me tienta!— pensé pero antes de poder cerrar la boca y pensar mejor la respuesta le dije: — Claro no hay problema, así aprovechamos y comemos algo, la verdad tengo bastante hambre. — Buena idea… eso mismo haremos— respondió muy complacido. Al llegar al lugar noté que la casa era realmente bonita, con algunos lujos, no era difícil imaginarse el cómo sería la casa donde él vive con su familia, era de suponerse que era varias veces más bonita y costosa que esta. Cuando entramos a esta, lo siguiente que ocurrió fue demasiado rápido. Francisco me tomó de una mano jalándome hacia él para besarme como si quisiera comerme. Como también quería sentirlo y acariciarlo dejé que abusará así de mis labios, me dejé llevar por su abrazador beso, me sumergí en él y… ¡Sí!... no quería que esto acabara, no quería que el parara, me sentía única estando así con él, todo era embriagador… demasiado intenso. — Vamos— me dijo entre besos. Dando torpes pasos hacia una habitación. Me hizo entrar a una bonita habitación, al observar la cama, al ver el color azul oscuro de las sabanas… mi sueño por enésima vez el día de hoy me vino a la mente… me concentré un poco más en observar pues los besos de Francisco me consumían, el cuarto era exactamente igual a como lo soñé, había un cuadro hermoso con un paisaje casi inimaginable arriba de la cama, los colores de las paredes eran de un color salmón muy claro, al lado de la cama estaban dos hermosas mesitas de noche talladas en madera de un color marrón claro eran sencillos esos detalles pero elegante. Me hará suya— pensé. Pero ya a estas alturas estaba decidida a llegar a donde él quisiera. El sueño resultó ser menos intenso que la realidad, mis gemidos se escuchaban en todo el lugar, sentía que la piel se me quemaba a su contacto, luego que me colocó debajo de él, sentí que fue altamente explosivo… muy excitante… no me sentí cohibida sentía que no era primera vez que hacíamos esto, estaba relajada, este hombre simplemente me dejo tocar las nubes. — Sandra te amo. Oh mierda me lo ha dicho igual como en el sueño— pensé. — Yo también te amo— le dije sin titubear. Al mencionar eso sentí que algo se llenaba entre nosotros, que estando así el amor se podía tocar, sentí protección y admiración de su parte por mi… sentí que él era esa mitad que me complementaba… me di cuenta que era mi mitad.
CAPITULO 4 “Sensaciones” Los días siguientes a ese fueron súper hermosos, hacíamos todo juntos, nos contábamos las experiencias, sonreíamos, compartíamos, estábamos muy al pendiente del uno al otro… sentía que era correspondida y que la vida me sonreía. — ¿Te has enamorado así alguna vez?— le pregunté mientras estábamos acostados en nuestra cama abrazados. Decía “nuestra cama” porque esa casa donde me llevó Francisco la primera vez, era nuestro lugar de encuentro para vivir esto tan intenso que ambos sentíamos. — No Sandra jamás sentí esto por nadie… solo por ti. Cuando lo escuché me alegré infinitamente, me hizo suspirar. Cada vez que recordaba esa conversación todos mis sentidos se despertaban y quería tenerlo cerca. Estaba muy consciente que estaba enamorada de él y también estaba clara que él estaba igual de enamorado, cuando ambos estábamos muy cerca suspirábamos sin ningún control a cada rato. Últimamente estamos tan compenetrados que ya podía saber cuando él me dirá un “Sandra te adoro”… presentía cuándo me llegaba mensajes bonito a mi celular, cuando me llamaría, ya sabía cuando él me deseaba… pero también aprendí a sentir otras sensaciones que a él jamás le conté. Sabía cuando él realmente estaba preocupado… pues las sensaciones corrían por mí ser sin más… sin previo aviso; cuando él agarraba una fuerte rabia me ponía intolerable y en el pecho sentía una fuerte molestia sin ninguna razón. Pero también había aprendido a sentir todo lo contrario, sabia cuando se sentía realmente feliz pues me ponía eufórica sin razón alguna y cuando sentía excitación sin más… ya sabía que era que él me estaba deseando estuviera donde él estuviera. Todo esto me daba vergüenza decírselo pues él pensaría que estaba loca, pero sé de mujeres que tienen ese sexto sentido bien desarrollado, y también sé de mujeres que al igual que yo sienten todas esas sensaciones. En tondo caso a la hora de la verdad eso no era algo malo, tener ese vinculo súper sensorial con alguien era una buena característica para decir que si corría verdadero amor y complemento entre los dos. Aunque por si acaso había investigado en el internet sobre esas cosas, sino tendría que buscarme un psicólogo o no mejor dicho un psiquiatra para ver qué era lo que sucedía con mi jodido cuerpo. La verdad ya era suficiente con tener sueños casi proféticos porque todos se hacían realidad al pie de la letra… que
ahora también sentir cosas que al parecer no eran reales… o bueno que en realidad a mí me costaba un poquito creer que me pasaran a mí. Me conseguí con cualquier cantidad de cosas que me dejaron un poco asombrada y me sentí un poco menos loca… leí sobre la teoría de BUDA3 y mitos que hablaban sobre Zeus, que bueno a la hora de la verdad al terminármela de leer determiné que ese Zeus es ¡un gran hijo de su madre!... al ofrecernos a nosotros los humanos semerendo castigo de separarnos en dos y condenarnos a vivir sin nuestra otra mitad < alma >… buscándola por todo el mundo. La otra teoría que me conseguí fue la teoría de Platón en su obra “El banquete” ¡que por Dios! Hablaba de un alma gemela… él decía que dos personas se podría conocer durante sus varias vidas, reconocerse y volverse amar. Todo lo que decían esas condenadas teorías parecía hacerse realidad en mi vida. — Necesito de verdad una clase de autodesarrollo para dejar de sentir que dependo tanto de este ser— me dije a mi misma en forma de reproche. La verdad es que a medida que pasaba el tiempo yo quería todo con Francisco; ser siempre de él, que el viviera para mí y yo para él, ya me sentía en el punto de que si no estaba con él me sentía vacía, sentía arduos celos por su esposa a pesar de lo que él me había dicho ya no me sentía cómoda… ya no lo quería cerca de él… tenía muchas ansias de que abandonara su casa y que ambos nos fuéramos a vivir a la casa donde siempre estábamos juntos. En dos ocasiones tuve ataque de celos y terminamos discutiendo, pero luego nos arreglábamos y terminábamos haciendo el amor por horas… entre mas lo hacíamos más nos enamorábamos… mas queríamos estar juntos. Miré mi reloj. — Es bastante tarde me dormiré— susurré. Mañana es fin de semana y quedé con Francisco en vernos para salir, lo extrañaba a horrores, simplemente me quería dormir para que llegara rápido el día de mañana. *** — Ven mi amor… Ya es tarde te necesito. Escuché la gruesa voz de Francisco llamándome, mi cuerpo se excitó de anticipación, volteé para conseguirme con mi amado pero lo que vieron mis ojos fue desgarrador. 3
Buda: Es un nombre honorífico con contenido religioso que se aplica a quien ha logrado un completo despertar espiritual.
Frente a mi estaba una mujer un poco mayor que yo, bonita, con un buen cuerpo y cabello muy amarillo, ella caminaba hacia Francisco en movimientos gráciles. ¿Se meterá esa mujer en la cama con él?— pensé mientras miraba la horrible y dolorosa escena. — No Francisco no lo hagas— le grité. Pero parecía no escucharme, la mujer terminó sentándose al lado de él y toco su rostro dulcemente, mirándolo con deseo y viéndose tan cómoda a su lado. Él la tomó por su rostro como muchas veces me hizo a mí y la besó apasionadamente. Ver esa escena hizo que me ahogara en una horrible desesperación, sentía ganas de despertar…. ¡ya me había dado cuenta de que esto era un maldito sueño!... Pues esto no podría estar pasando en realidad. Pude ver como se tocaban, como se comían, como se besaban… cada contacto que vi lo sentí como puñales que se incrustaban en mi. — Francisco yo te amo ¿Por qué me haces esto?— le grite a todo pulmón con mis ojos llenos de lagrimas. Pero él no podía escucharme, parecía no verme, no podía sentir mi presencia allí. Me senté en el suelo y puse mi cabeza entre mis piernas y empecé a llorar cada vez mas fuerte e incontrolablemente… pero mis oídos aun estaban muy consientes de lo que pasaba… ambos gemían… ambos se decían palabras, que si recordaba él también me las había dicho a mi… ambos llegaron al clímax y luego durante unos minutos escuché un brutal silencio… levanté mis ojos y miré la escena. Ambos estaban acostados muy cerca del otro, la cabeza de la mujer estaba sobre el pecho de Francisco, ella parecía estar durmiendo… pero Francisco la contemplaba… ambos ya respiraban con mucha tranquilidad, en los ojos de él había adoración por ella pero lo que escuché luego sí que acabo con mi corazón. — Te amo Yuliet… siempre seré tuyo. *** Me desperté llorando… con el corazón destrozado… ahogada en el dolor… no podía parar de llorar y el dolor era insoportable. — El estaba con ella… con su esposa— susurré entre lágrimas y me acosté en mi cama a llorar por lo que restaba de madrugada. Al levantarme en la mañana vi que mis ojos estaba muy hinchados ya me dolían y el pecho lo sentía oprimido… ¡Yo no debí soñar eso!... ¡no debería estar sintiendo todo eso!... ¿Qué me pasa?... debería confiar en la palabra de Francisco… ¡Estos estúpidos sueños no todos deben ser realidad estoy
segura!... esperaré a que él llegue a mi casa como quedamos y olvidaré ese sucio sueño. Francisco nunca llegó… se pasó todo el sábado y todo el domingo sin enviarme un mensaje… sin llamarme… no supe nada de él. Le escribí mensajes diciéndole que lo amaba… que lo extrañaba… que necesitaba de él… pero él no respondió ninguno de los mensajes. Llamé cientos de veces a su teléfono pero él no contestó. Me acosté y me puse a ver la televisión para que pasara el tiempo, me sentí muy preocupada de que le hubiese pasado algo malo, me sentía tan dolida como preocupada. Volví a llamarlo para ver si respondía pero era inútil el celular repicaba e inmediatamente salía la contestadora. Ya eran las 9 de la noche del domingo, no sabía que sentir si dolor de pensar que le hubiese pasado algo o rabia de pensar que estaría con su esposa. Mi celular empezó a repicar y me di cuenta que era la llamada que tanto estaba esperando… ¡Era Francisco llamándome!… inmediatamente mi ser se emocionó por completo y mis malos sentimientos se volcaron para poner en mi rostro una sonrisa. — Hola mi amor— le dije entusiasmada rápidamente le seguí diciendo— ¿Por qué no me has contestado las llamadas he estado preocupada por ti mi vida? — ¡Mira quién eres tú!— me dijo una voz de mujer. Sentí como el corazón se detuvo dentro de mi cuerpo, me quedé en silencio pues de la impresión no podía decir nada. — Soy Yuliet la esposa de Francisco… ¿me puedes explicar quién eres tú?... ¿Y porque lo llamas tanto?— dijo la mujer al otro lado del celular. Cuando escuché ese nombre todas mis sospechas se hicieron ciertas… ¡Él aun estaba con ella!... sentí una inmensa rabia y le conteste impulsivamente a la mujer: — Soy Sandra la mujer de tu marido— le colgué de inmediato. No hice más que sentarme a llorar, él se había burlado de mi… me había mentido… había jugado conmigo. De repente sentí esa sensación fuerte en mi pecho… era rabia… pero no era mía pues yo solo sentía dolor… era de él. Supongo que debía de estar en estos momentos discutiendo con ella, estaría aclarando las cosas con esa mujer.
El dolor que sentí los siguientes días fue casi agobiante, tenía sueño donde ambos nos amábamos, veía también esos sueños donde ellos se amaban, pero no podía negarlo mi cuerpo necesitaba de él… yo necesitaba unas disculpas y unas cuantas verdades de ese desgraciado… quería explicaciones, pero eso nunca llego, simplemente él por varias semanas desapareció. Por mi parte dejé de vivir para solamente existir, estaba sumergida en una agobiante depresión, nada me hacia sonreír, me sentía muerta por dentro, no me apetecía ningún alimento… pedí permiso en mi trabajo y simplemente me encerré. Sencillamente dejé de ser yo… la chica genial que reía y echaba bromas con todos a quienes conocía, para convertirme en una sombra viviente… perdí peso… no lograba comer… no sentía nada de apetito… no dejaba de llorar… no dejaba de sentir ese mal sentir en mi corazón… me sentía vacía… incompleta… sentí que no volvería a ser la misma… pues aun lo amaba y por eso aun sufría.
CAPITULO 5 “REENCUENTRO” Ya había pasado más de un mes desde el incidente con la esposa de Francisco no supe más de él, hasta que me envió un mensaje de texto que decía Sandra te amo y por más que me lo niegue a mi mismo no puedo vivir sin ti. Cuando leí el mensaje sentí rabia por como reaccionó mi cuerpo… inmediatamente me puse feliz… dejando a un lado todo el desgraciado mes de sufrimiento que había pasado… mi corazón palpitaba rápido… ¡y si quería responderle!... necesitaba responderle. Yo también te amo. ¿Por qué me hiciste esto? Mis lagrimas empezaron a correr y todas esas imágenes que soñaba me vinieron a la cabeza… me lastimaban… me herían… pero quería verlo… quería amarlo… necesitaba una explicación. Iré a buscarte Sandra. Espérame. Cuando vi el mensaje fue rápidamente a bañarme, a vestirme bien bonita como acostumbraba a ponerme para él, me solté el cabello, me apliqué el perfume que tanto le gustaba, estaba realmente bonita, aunque las sombras debajo de mis ojos se me hizo un poco difícil ocultar. Una parte de mi estaba ansiosa de verlo, pero la otra reprimía un fuerte dolor. Pero igual esperé ansiosa su llegada. Pasaron las horas y él no llego, ya eran las 9 de la noche era evidente que no volvería, la decepción me cubrió como una nube negra, terminé tirada en mi cama llorando de nuevo, corriéndoseme todo el maquillaje mi cara estaba toda demacrada y me sentía humillada. Empezó a sonar mi celular y al mirar la pantalla noté que era él quien me llamaba. Contesté quitándome las lagrimas de los ojos < como si el pudiese verme > agarré aire para calmarme ya que no quería que él se enterara que estaba llorando, debía mantener un poquito mi orgullo. — Hola Francisco ¿Por qué no has llegado? Me he quedado esperando por ti. — Mi amor tuve un problema en el trabajo y se me hizo imposible. — Lo de tu trabajo lo puedo entender pero ¿Por qué no me has dicho? ¿Por qué no me llamaste para avisarme? — Me quede sin batería mi amor pero mañana te prometo que paso por ti… tengo que colgar la llamada— sin más él corto la llamada y no dejó que le diera las buenas noches. Me acosté sobre la cama y me quedé dormida llorando.
Al otro día por la mañana me vestí y esperé a que llegara, tenía miedo de que volviera a dejarme plantada pero esta vez no fue así… él fue a buscarme a casa bien temprano por la mañana y era definitivo el que nosotros estuviéramos juntos en un mismo lugar creaba un completa explosión… fuimos a esa casa donde siempre nos amábamos y hicimos el amor, hacerlo fue lo más intenso, fue súper apasionado; al verlo y corresponderle sus besos fue como dejar expuesta mi alma, él me llenaba hacía que todo mi ser cobrara vida, me hacía muy feliz. — ¿Eres mía verdad Sandra? — Si… si lo soy— le dije mientras él embestía con su miembro una y otra vez dentro de mi… su tacto era abrazador… me sentía amada… me sentía viva. — ¿Y tu francisco?... ¿Tú eres mío?— le pregunté con respiración entrecórtate pues estábamos a punto de llegar al éxtasis. Él me beso y sin mirarme a los ojos me dijo: — Si Sandra soy solamente tuyo. La afirmación me hizo aterrizar pues sentí un inmenso convencimiento de que él en ese momento me mentía, pero no pude decirle nada porque inmediatamente después llegamos ambos al clímax, gemí tal alto de satisfacción que momentáneamente olvide el dolor en el pecho y me hundí entre sus brazos. Percibí su olor y me hizo suspirar. Lo que dije se me escapó de los labios: — Francisco te amo. — Yo te adoro— soltó rápidamente. Me quede abrazada a él para unos minutos después preguntarle: — ¿Por qué me has mentido?... siento que tienes algo con ella…. Ella hasta me llamó por teléfono… vamos Francisco dime la verdad. — Sandra te doy mi palabra de que yo con ella no estoy, dormimos hasta en cuartos separados, ella solo se enfureció… entiende que ella jamás nos dejara en paz, no quiere que seamos felices… y nos hará la vida cuadritos. ¿Pero porque?... si a ella no le importara el simplemente ignorara la situación, no se daría mala vida— pensé. No le dije nada porque no quería incomodarlo con mis al parecer celos infundados; quería demostrarle que sentía confianza por él.
— Pero déjala Francisco… si ya ustedes no tienen nada… déjala y quédate conmigo… nosotros nos amamos… tú a ella no la quieres. — Sandra las cosas no son tan fáciles como tú lo dices. — Lo sé… pero las cosas se deben hacer bien, esto de por sí ya no es justo para ella, más que bien ella ya sabe lo de nosotros, tú tampoco puedes darle mala vida a la madre de tus hijos… todo en esta vida se devuelve… y si no lo pagas tú… lo pagaran tus hijos… tú debes entender que esas cosas son así. — Tienes razón nada de esto es justo… para ti tampoco lo es… pero ya no queremos ¿o no?... ven acá bésame— me respondió Francisco jalándome hacia él y colocando su pierna sobre mi vientre para abrazarme con todo su cuerpo mientras nos besábamos. Así pasamos todo el día… fue magnífico ser suya más de tres veces en ese día. Llegó la noche y me llevó a casa. Simplemente me acosté para descansar del día tan excitante y a la vez relajado que tuvimos… nada podría quitarme la verdad de la cara en estos momentos. Baje a la planta principal para conversar un rato con mama y luego decidí sentarme en la computadora para revisar mis correos, mi facebook y mi twitter como era de costumbre antes de caer en esos días de tristeza que acababa de salir… quería ver cómo estaban mis amigas y ver cuando podríamos vernos. Siempre he sido muy buena con todo lo referente al internet, siempre podría conseguir cualquier cosa que me propusiera.
CAPITULO 6 “Verdades” Estando frente a la computadora sentí de repente una punzada de curiosidad… y quise ver cómo era la vida social de Francisco en la web, ya saben que todos esos lugares si no son bien bloqueados uno puede entrar en ellos con facilidad y ver todas las fotos y comentarios. Teclee el nombre completo de Francisco y lo que logre ver casi me hace vomitar de la impresión. La sensación que sentí fue como si me arrancaran el alma de raíz allí mismo en esa silla donde estaba sentada… se me había quedado el cuerpo sin vida. Tenía en su facebook cualquier cantidad de fotos él muy feliz con esposa, era la misma mujer de mis sueños, entonces logré conocer el nombre completo de ella e hice lo mismo para ver con que me encontraría y fue casi lo mismo pero fotos más recientes entre ellos. Ambos tenían comunicación reciente por esas páginas tan comunes y yo aquí como idiota sin darme cuenta de lo que en verdad pasaba— pensé. Las conversaciones eran mensajes donde ella le decía que lo amaba y que él era el ser más maravilloso del mundo… él le contestaba a sus mensajes con un “también te amo”. Ahora entiendo porque el pocas veces me decía te amo… siempre me decía te adoro… así sería el cargo de conciencia que tenía el muy desgraciado. Muerta de la rabia decidí invadirle su correo personal < estaba en todo mi derecho me sentía frustrada y muy dolida > entre lagrimas por tantas mentiras logré jaquearle el correo a Francisco y lo que logré fue aun más doloroso. Ambos tenían mucho contacto y se notaba que se querían… aun él la amaba. Llena de ira y consternada por todo lo que me acaba de enterar le envié varios mensajes de textos. Quería una verdadera oportunidad contigo… es esos días en que no estuviste te dejé claro que sufría… me arrastré ante ti para que me prestaras atención… yo simplemente quería ser feliz contigo… pero soy insignificante para ti… me usaste te burlaste de mi. Él al ver el mensaje inmediatamente me llamó. — ¿Qué te pasa Sandra porque me dices esas cosas? — Porque grandísimo desgraciado pedazo de hombre infeliz… tu aun estas con tu mujer… no quiero que me busques de nuevo… ¡te has burlado de mi!... nadie me ha hecho tanto daño como tú— le dije gritando entre llanto… sentía que me desmayaría de la rabia.
— ¡Estas equivocada Sandra! te adoro y no estoy con ella. — ¡Mentira! Gran infeliz… yo misma lo vi en el facebook… revisé tus cuentas y la de ella… sus twitter… revisé tu maldito correo… ¡lo vi todo con mis propios ojos!... ¡te odio desgraciado!— le grité con todas mis fueras. Él no dijo palabra alguna por unos minutos, serian dos o tres, pero lograba escuchar su respiración por el celular. Luego de eso me dijo en un tono muy serio: — No debiste revisar mi correo eso fue un abuso de tú parte has roto mi confianza. — ¡Púdrete pedazo de perro!… ese no es el hecho por lo que discutimos aquí… ¡tú me mentiste y de eso es de lo que estamos discutiendo!— le dije mortalmente seria pero aun mis lagrimas corrían en silencio por mi rostro… quería ser fuerte pero la fachada estaba a punto de derrumbarse. — De ese asunto no hablaré Sandra— me terminó diciendo y luego colgó la llamada. Eso sí que fue un golpe bajo, con esa actitud él admitió todo, tenía razón en lo que acababa de descubrir, es que a decir verdad no necesitaba su confirmación porque ya estaba segura de todo. Sentía tanto dolor, la cabeza me explotaría en cualquier momento, la sangre me corría caliente por todo mi cuerpo, vomite dos veces de la rabia, desolada me acosté para pensar en todo lo que ocurría. Todos los te amo que me dijo, los besos, las sonrisas, los abrazos, las miradas dulces, el hacer el amor, el sentirme suya, el estar protegida; todas esas conversaciones donde él me decía que se quedaría conmigo, todos esos arranque de pasión que nos daban, todos esos recuerdos que solo hace unos días, solo hace unas horas me hacían tan feliz ahora eran como filosos y desgarrantes puñales que se enterraban en todo mi ser. Ellos provocaban un profundo dolor, todo eso de lo que me había enterado hoy me abrió los ojos de una manera muy brusca, arrancándome la felicidad de golpe. El ver como él denigro mi ser, como se burlo de mi, él ahorita debería estar con ella, viviendo su vida como si nada, hasta la debería de tener entre sus brazos y haciendo caso omiso de todo mi dolor, de todo el sufrimiento que en este momento sentía carcomiéndome la vida. Seguí llorando por días enteros… estas benditas vacaciones habían llegado en mal momento porque ahora no tenía nada con que entretenerme… no hacía más que sufrir y llorar en mi cuarto.
De ese desgraciado no recibí nunca unas disculpas… Ni un “Perdón Sandra”, tampoco recibí un “Yo acepto mi culpa te engañé pero quédate conmigo”… nada simplemente él jamás se apareció… jamás llamó… simplemente se desapareció. Él me privó de mi felicidad… no me dejó elegir siquiera… me abandono sin más… le escribí por días y no recibí respuestas de él… estaba tan deprimida que caía en sueños profundos, no comía, descuide mi presencia, no dejaba de pensar en él, me sentía muerta en vida.
CAPITULO 7 “Decidiste Tarde” Mis días se hicieron monótonos, miraba mi cel. Esperando ese mensaje de él que jamás llego. Lloraba día y noche, en la madrugada no hacía más que sentir fuerte dolores en el pecho, cuando dormía tenia sueños de nosotros haciéndonos el amor y me levantaba llena de frustración de no poderlo tener… de rabia por haberme hecho todo eso y anhelándolo porque simplemente lo amaba.
Muchas veces soñé con él haciéndole el amor a su esposa, lo hacían incansablemente, no podía despertar cuando soñaba con esas cosas… era una tortura y pensar que no eran los mismo sueños porque podía verlos con distinta ropa… distintas posiciones… cuando lograba despertar gritaba de frustración. Mi cuarto estaba en la planta alta de la casa así que estaba segura que mamá no escuchaba nada de lo que me pasaba, no me gustaría que ella supiera de mi sufrimiento, siempre intentaba verme bien frente a ella, no quería agobiarla con mis problemas. Estaba completamente en una profunda depresión, entonces empecé a tener sueños feos sobre mí…. Me veía muerta… en mi baño… tirada en el suelo y el cabello se me veía aun más largo… ¿o no?... era la sangre tan roja como mi cabello, que se esparcía por todo el suelo y sobre mí. Cuando tenía esos sueños me levantaba toda aterrada, a veces quería que eso fuese verdad pues quería parar tan horrible dolor, necesitaba terminar con todo esto. Enamorarme así definitivamente dolía, amar de esta forma me había consumido completamente la vida. Cada vez más seguido tenía esos tres tipos de sueños, pero de repente empecé a soñar que mamá lloraba demasiado. Intentaba reconfortarla en el sueño pero era inútil pues era un sueño... nada parecía hacerla feliz. Por mi parte en la realidad no salía de mi cuarto y cada vez me sentía más sola, mas dolida, mas frustrada; solo lloraba y recordaba, me quedaba viendo el teléfono… esperándolo verlo repicar… pero jamás llegó su mensaje. Cada vez que dormía terminaba teniendo pesadillas y las sensaciones se sentían reales, cuando soñaba conmigo que estaba desangrada sentía tanto frio y ardor en mis muñecas que de golpe me despertaba. Llegó un momento en que caí enferma, dejé completamente de comer y me asombraba aun poderme despertar, cada vez sentía más frio estando despierta y mi rostro estaba demacrado con grandes bolsas bajos mis ojos… mi piel estaba amarilla y mis ojos inyectados de sangre. Un día sin más… bajé por las escaleras, tenía necesidad de conversar un rato con mamá pues podría jurar que la escuchaba por la casa llorando, una cosa
es que yo este deprimida otra muy distinta es que mamá lo esté… eso me preocupaba. A medida que bajaba las escaleras empecé a escuchar mas lo que ocurría mamá lloraba desconsoladamente… gritaba mi nombre… y el sonido era desgarrador, me entraba frio de repente al cuerpo solo de escucharla… el sonido se hizo más potente… más trágico. Me paré delante de ella y le dije: — Mamá ¿qué te pasa? ¿Por qué lloras así?... ¿Aquí estoy? Mi voz a penas y se escuchaba no entendía el porqué. Ella no lograba escucharme parecía ni siquiera poder verme, me enfoqué un poco en la sala y note dos cosas: Primero… la gente que estaba era pura familia y conocidos míos. Segundo… todos parecían haber llorado y otros se les salían las lágrimas al ver a mi mamá gritar mi nombre. — Maldición mamá aquí estoy ¡No llores así por favor me da miedo! ¿Qué ocurre aquí?— grité pero mi voz a penas y se escuchaba. ¿Algo pasa pero qué?... ¿no entiendo nada!— pensé. — Vamos Mariela… no hagas todo esto… no llores así… nos lastimas a todos— le decía mi tía a mi madre. — Si mamá todo está bien— le decía al oído pero ella no me respondía nada. — Mariela ya han pasado más de tres meses desde que Sandra murió… no llores así te lo suplico… me rompes el corazón… todos la amábamos tanto como tú. Al escuchar eso sentí que se me salió todo el aire del ser y empecé a ver como mi cuerpo empezaba a congelarse. — ¿Qué?— dije en un chillido. De repente todo lo que ocurrió empezó a pasar delante de mis ojos como una película… veía imágenes cortadas de todo lo que ocurrió. “Mama yéndose de viajes de negocios y yo despidiéndola forzando una sonrisa en mi cara” “Francisco buscándome… yo aceptando y él dejándome de nuevo” “Yo llorando mirándome al espejo y pensando cómo acabar con tanto dolor”
“Yo escribiéndole a Francisco que viniera a verme pero nunca llego” “Recibí muchos mensajes hermosos de Francisco… me contentaba… él se acostaba conmigo y luego volvía a desaparecer” “Yo cortándome las venas y muriendo a los pocos minutos pues no tenía nada de fuerzas por no haber comido en días” Mi tía me sacó de los recuerdos ya que le dijo a mi madre: — Mariela… ¡asesinada!... ¡o suicidio!... maldita sea está muerta… no fue tú culpa… tú ni estabas aquí, nadie sabe el porqué ella lo hizo… ya por favor… cálmate un poco. — ¡Oh madre perdóname!... yo… yo…— susurré. Y me tiré a llorar desconsoladamente en la habitación en frente de todos mis familiares que no podían verme. < ¿Cuándo acabé con mi vida? > De repente la respuesta llego a mi cabeza… Luego de la conversación por teléfono de toda la verdad que había descubierto por el internet… pase días llorando, luego mamá se fue de viaje y quede sola. Esa mujer su esposa volvió a llamarme y me dijo que los dejara en paz que dejará de llamarlo… que respetara la felicidad de los demás… sin más cayendo aun más hondo en la depresión tomé unas hojillas y desgarré la carne de mis muñecas… exponiendo mi ya débiles venas y viéndome desangrar me sumergí en más profundo de los sueños… “la muerte”. Mi muerte me confundió los tiempo jamás me creí capaz de hacer esto. Miré por la habitación a ver si estaba entre la gente Francisco pero no… el muy desgraciado no estaba. Aunque no tenia porque ya que jamás conoció a mi familia. Él se burlo de mi… luego de morir no tuve sueños… lo que yo veía era la realidad… todo esto que él me hizo fue bajo y doloroso… aquí estoy muerta con mi familia y amigos desolados y ni siquiera saben porque tomé esa decisión de suicidarme. — Me imagino que el maldito de Francisco debe estar muy tranquilo disfrutando de su mujer— susurré. Ya consciente de lo que en verdad pasaba empecé a pensar fuertemente en Francisco para ver si de ese modo lograba ir hacia donde él estaba… y así fue… terminé parada medio a medio de la habitación donde siempre nosotros hacíamos el amor.
Pero lo que vi me partió el alma… Francisco estaba acostado llorando, desolado, parecía tener ya tiempo postrado en esa cama… miré a mi alrededor y el cuarto estaba totalmente desordenado casi estaba a punto de verse bien sucio. Caminé hacia Francisco y él empezó a ver a los lados como si me sintiera, tenía los ojos como platos. — Definitivamente estoy loco… ¡Sandra!... ¡Sandra!... yo puedo olerte sé que estas aquí. Sé que estoy muerta pero sentí de todo cuando él me dijo eso… el frio se calmó un poco en mi… y sentí como calor en mi cuerpo. Le vi el rostro estaba todo descuidado, la belleza y brillo que alguna vez vi en sus ojos ya no estaba, todo eso había sido suplantado por unos ojos inyectados de sangre… estaba mucho más delgado… había dejado crecer su cabello. — Sandra perdóname… necesito me perdones… desde que tomaste esa decisión de acabar con tu vida por mi culpa… mi ser se ha ido muriendo poco a poco me siento vacio… necesito dormir en paz… te veo en mis sueños todas las noches… veo que hacemos el amor… te extraño… te necesito… siento que me volveré loco… si no es que ya lo estoy. Me senté a su lado y él miró a la altura de mis ojos… sabía que no podía verme… pero tenerlo así de cerca me hacia suspirar de nuevo. — Me equivoqué Sandra… me equivoqué lo acepto… tú fuiste quien despertó el verdadero amor en mi…pero yo no lo vi… no te valoré— grito todo desesperado. Empezó a llorar descontroladamente y escucharlo me estrujó… me dañó… quería que parara no quería verlo más así. — Era por eso que no podía separarme de ti… por eso fui egoísta no supe discernir a quien en verdad quería— volvió a gritar Francisco y me hizo llorar. Si… lloré… las almas en pena como yo… si podían llorar. Coloque una mano en su rostro y le dije: — Vamos Francisco no llores… te dije mil veces por mensajes que te perdonaba… pero tú no quisiste decidirte. Él no me escuchaba pero noté que se acostó completamente en la cama y empezó a oler esas sabanas que por tanto días nos protegieron del frio mientras hacíamos el amor, no eran las mismas pero nuestra escancia estaba allí.
Me partió en mil pedazos verlo así. — Jamás pensé que te atreverías a quitarte la vida… ¡si hubieses esperado solo un poco más!... yo me hubiese dado cuenta de que en verdad a la que amaba era a ti— gritó a todo pulmón Francisco. Sentí ese feo reproche y mis lágrimas salieron cada vez más rápido de mis ojos marrones. — Después de esa llamada que te hizo mi esposa…que debí alejarme… empecé a sentir mucha necesidad de ti… de repente me sentía muy triste y yo sabía que no eran sentimientos propios porque llegaban de repente… esa fea ansiedad solo se me quitaba cuando te veía y te hacia feliz… Yo no podía salir de mi realidad… sé que te enteraste de muchas cosas… pero yo no sabía que te amaba, pero ahora si sé que te amo— Francisco se quitó unas cuantas lágrimas de su rostro. Él me hablaba como si me sintiera en este lugar… en verdad él me sentía aquí. Seguí sentada a su lado y él permaneció acostado… tomé su mano y el contacto hizo que sintiera como hormigas pasando por mi mano, él pareció sentir lo mismo porque alzó su cabeza y sin mover la mano la miró con el seño fruncido. — Sé que estas aquí mi amor… Sandra llegaste tarde a mi vida… no supe valorarte… de verdad perdóname. Chité mis dientes y sonreí complacida porque solo eso era lo que anhelaba antes de morir… “Su arrepentimiento” — No Francisco… yo llegué en el momento justo… llegué en el momento preciso… Tú tardaste en decidir… por tu comodidad…. Por tu machismo perdiste todo… pero no importa nada… te perdono. Sentí como una parte de mí salía y se metía dentro de él… vi claramente cuando él suspiro y sonrió… inmediatamente deje de sentir esa fea sensación que me acompañaba. — Dime algo… Sandra… ¿Por qué lo hiciste? Sonreí… era una lástima que él no pudiera verme me enfoqué en sus ojos y esta vez vi que tenía ese hermoso brillo igual cuando me enamoré de él. Y aun sabiendo que él no me escucharía… soné mi garganta y con voz un poco melancólica le dije: — Porque cuando el amor no es correspondido simplemente deja de hacerte feliz… para convertirse en tu verdugo… no fui fuerte… no supe esperar… Te ame más que a mí misma y como no fui correspondida impulsivamente acabe con el dolor.
Solo vi cuando Francisco se quedo rendido al terminar de decirle esto último… yo sabía que por primera vez en meses él no me encontraría en sus sueños... sabía que nada de lo que le había dicho me lo había escuchado… pero sé que le provocó una profunda e infinita paz. Sin nada más que amarrarme a este mundo, porque ya había escuchado el arrepentimiento de Francisco sentí como algo me arrastró sacándome de golpe de este mundo y hundiéndome en una profunda e incontrolable paz. FIN.
NOTAS DE AUTOR La mujer fue creada para proteger y amar… normalmente nosotras las mujeres nos equivocamos eligiendo, y muchas veces a quienes elegimos nos hacen sufrir. Muchas mujeres del mundo son débiles y terminan así como Sandra… pero hay otras que son fuertes y terminan avanzando… a esas son las que yo admiro. El amor subsiste en dos realidades, o somos realmente felices o sencillamente el sentimiento nos carcome poco a poco hasta dejarnos triste y vacías. Como amigas de todas vosotras les digo: “Que deben entender que la verdadera felicidad no se consigue a través de un hombre o de quienes nos rodean… simplemente se conoce conociendo a Dios, él es el único que te amara sin tener que esperarlo… y sin tener que esperar que él decida por nosotras… te será fiel y te juro que jamás te fallará” Y a las ateas les digo: “El verdadero amor lo demuestras poniéndote tú un valor y demostrándoselo al mundo, no dejándote llevar por ningún otro ser sino por ti misma… la felicidad esta simplemente dentro de ti”. Y a los hombres les digo: “El amor se debe valorar… porque a veces de nada sirve el arrepentimiento” GRACIAS DE VERDAD LOS APRECIO A TODOS