Heptacuento II - El Viaje de Anemix by Diego Perdikaki

”El Viaje de Anemix” Heptacuento II

HEPTACUENTO II - EL VIAJE DE ANEMIX

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Anemix es un ser de otro mundo, y cuando decimos de otro mundo no es porque sea especial, aunque realmente lo es y lo será; no, en este caso decimos de otro mundo porque realmente habita en otra galaxia, en un planeta que se encuentra a millones de años luz del nuestro. Anemix tiene una vida normal: tiene amigos, padres, novia, hasta una mascota, un bello gato extraterrestre a quien llamaremos Blu. Blu y Anemix eran inseparables, dormían juntos y jugaban en ciertas horas del día cuando Blu no estaba durmiendo y Anemix no estaba en la escuela; porque sí, en el planeta de Anemix hay Escuelas, Universidades y hasta aburridos trabajos como el de su padre (claro, eso piensa él). Su padre es un prestigioso científico que trabaja en la construcción de una nave interestelar que, de funcionar, podría viajar a la Vía Láctea, galaxia que se encuentra a 8 millones de años luz de Karacolix IV, hogar de Anemix, el Sr. Fornax, padre de Anemix, y Blu, su gato. Según los estudios del Sr. Fornax, en esta Galaxia podría existir un planeta con vida extraterrestre y, de ser así, sería éste el descubrimiento más importante en la historia de Karacolix IV.

Un día, Anemix, aburrido de tener un padre que trabajara 18 de las 30 horas del día Karacolixiliano, decide visitar a su padre al laboratorio. Por su corta estatura, 1.90 mts., estatura realmente baja para un niño de su edad, logró escabullirse por entre el cubículo de recepción, entre los escritorios, sillas y armarios (ah, sí, también tenían esas cosas como nosotros) hasta llegar al Laboratorio donde construían la famosa nave. Se quedó asombrado, jamás había visto algo tan grande… bueno, el creía que su padre lo era, pero ahora este aparato le ganaba por mucho. Tuvo que parpadear varias veces para saber que lo que veía ante él era real… ese aparato se parecía un poco a un juguete que su padre le había regalado en su cumpleaños número 6, hace tan sólo 6 meses, un modelo a escala de la nave real y con la que Anemix jugaba a volar por los cielos de su planeta.

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Anemix sin dudarlo entro a la inmensa nave espacial, la cual tenia infinidad de aparatos, cuartos, botones y pantallas. El joven extraterrestre estaba fascinado con toda esta tecnología y, sin dudarlo un segundo, empezó a explorar toda la nave hasta llegar finalmente a un cuarto que tenia por nombre "el viaje vacío”, cosa que a él le pareció muy interesante. Al entrar a este cuarto una voz muy tenue le preguntó: “¿Estás dispuesto a olvidar el concepto que conoces de la felicidad por saber qué hay mas allá?”. El "pequeño" extraterrestre no lo dudó un segundo y respondió afirmativamente sin pensar en las consecuencias.

De repente todo se nubló, su piel grisácea era más pálida que de costumbre, la órbita de sus ojos se altero drásticamente: lo que eran unos ojos saltones ahora

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eran cráteres oscuros y sin vida; miles de preguntas lo invadieron: “¿para que estoy en este mundo?, ¿vale la pena mi existencia?, ¿cual es el propósito de vivir?, estas dudas lo agobiaban y poco a poco un nuevo entorno se fue formando a su alrededor, un mundo vacío donde lo único que podía sentir eran las frías hierbas que tenía bajo sus pies que ahora vagaban por este nuevo mundo en el que se encontraba, lo único que saciaba su enorme sed de preguntas era imaginarse la vida de otros seres disfrutando de un sin fin de emociones que él mismo carecía, recolectando objetos en el camino, preguntándose si un juguete sería un sinónimo de diversión, o si una rosa roja sería la representación física del sentimiento del amor. Realmente Anemix extrañaba esos sentimientos que hacían de esta vida un poco mas llevadera... verdaderos problemas para un niño de 6 años…

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Al mirar el tono del cielo, Anemix decidió que había caminado ya lo suficiente. Estaba cansado de cuestionarse tanto y no hallar respuestas. Además, sentía algo de dolor en los pies. De cierta manera y sin saber por qué, se sentía más pesado. No lo entendía. Estaba maś delgado pero cada paso que daba lo hacía con dificultad. Pensar en la forma de su cuerpo hizo que el extraterrestre notara el hambre que antes había sido opacada por las preguntas, el camino y los objetos que ahora llenaban su maleta. Llegó a una roca y se sentó, colocó su maleta en el piso y empezó a sacar cosas que había recogido. Una flor, una muñeca de trapo, una botella; la mayoría objetos que despertaban en el muchacho gris mucha curiosidad, pues no sabía bien qué eran o para qué se utilizaban. Anémix terminó de sacar todo lo que llevaba en su mochila y revisó los cacharros apilados en el piso. Revisó de nuevo el morral. Estaba seguro haber empacado un sanduche de kardú antes de salir de casa. Revisó los demás bolsillos entre los que encontró un tubo espiral con el que solía jugar con sus amigos, un empaque de comida vacío y el modelo de la nave que su padre le había regalado. Extrañado por el fracaso de su búsqueda, Anémix se quedó un rato pensando, tratando de recordar. A los pocos minutos, como si una nueva idea lo iluminase, se puso de pié, se cruzó de brazos y exclamó: “Aparece de una buena vez”. Como si fuera un fantasma, se empezaron a dibujar unas orejas puntiagudas, luego unos largos bigotes, unos ojos verdes y unas patas peludas. Blu se había metido en uno de los bolsillos y había acompañado a nuestro extraterrestre durante todo el camino. Al reconocer algunas migajas de kardú en los bigotes del gato, Anemix lo miró, lo acarició y dijo “Ahora sé a dónde se fue mi comida”. El animal ronroneó y el muchacho de piel gris hizo un gesto de alivio. Por lo menos ahora no se sentiría sólo. Sin embargo y desafortunadamente, la compañía de su amigo no respondería sus preguntas, ni le quitaría el hambre.

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Justo cuando pensó que las cosas no podían marchar peor, Anemix se fijó en que el cielo de su alrededor se tornó muy nublado, de un gris como el de su piel. Comenzó entonces una fuerte lluvia, cosa que era terrible para el extraterrestre, ya que para su raza, el H2O es una sustancia muy irritante cuando se entra en contacto con ella. Sin dudarlo, agarro a Blu (quien también detestaba el agua) y se oculto bajo una gran cueva donde encontró más objetos extraños. Uno que le llamo la atención, fue una pequeña carta de amor, no sabia leer este lenguaje, pero sabia perfectamente que era de amor; lo dedujo ya que tenía mucho color rojo, flores y unas figuras muy extrañas. Le parecía curioso poder entender ese tipo de cosas en muestras de una raza extraña, dada su incapacidad para entender este tipo de cosas aún en su propia raza; cosa que comprobó cuando vio alguna vez una filmación del Krutborf de 9 lunas de sus padres (algo similar al matrimonio humano) y vio que se comportaban de una manera en la que de entre treinta y seis hermanos, era él el único que no podía entender. Él pensó que el amor era quizás algo similar a lo que sentía por Blu, pero él tampoco comprendía qué sentía por su compañero.

Ya comenzaba a parar la lluvia y Anemix estaba alistándose para subirse en la nave y averiguar qué sucedía con este sitio tan extraño, pero por cosas de su destino, con un gran estruendo y destello que hizo brincar terriblemente a Blu y que agito los dos corazones de Anemix. vio que un inmenso rayo destruyo la nave, dejando al pobre Anemix no solamente a la deriva, sino con varias preocupaciones, entre ellas, saber cómo volver a casa e imaginar qué le tendría que decir a su padre sobre la nave. Entonces, agarró de nuevo sus cosas de la mochila, y decidió caminar para encontrar una solución o por lo menos, alguna respuesta sobre qué rayos ocurría.

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Anemix y Blu empezaron una gran caminata por aquel extraño lugar donde todo parecía pequeño ante sus pies; todo era minúsculo, extraño, lleno de cuestionamientos…

Encontró un pueblo de humanos todos más pequeños que él (Blu cada vez que los veía desaparecía porque le daba miedo), y aprendió qué podría comer. Al principio todo le sabía horrible y le hacía doler uno de sus 5 estómagos; pero después, se fue acostumbrado y ya resistía la comida, al menos no moriría de hambre.

En una de sus caminatas explorando aquel nuevo mundo, vio desde la lejanía a un pequeñísimo niño llorando con tanto dolor que él jamás había siquiera sentido y al siguiente instante apareció un hombre quién lo abrazó con todo el cariño posible y lo calmó entre sus brazos. Entonces entendió que deseaba con todo su corazón volver a ver su padre, era una nostalgia que le llenaba de una sustancia líquida los ojos, así que por fin había encontrado un rumbo, una ruta en su destino: tendría que hacer todo lo posible para volver a su mundo, para arreglar la nave que había construido su padre y viajar de nuevo para PÁGINA !4 DE !5

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encontrarse con él. Fue directamente a la nave donde él vio que había caído aquel destello estruendoso y encontró que la nave estaba totalmente quemada, ¿Qué podría hacer? ¿Qué debería hacer? Blu empezó a arañar aquella masa negra, descubrieron unos cables de colores que estaban cortados por los que saltaban chispas de electricidad.

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Y ahí estaba... varado en medio de un mundo desconocido para él, con su espalda cargada de tantos objetos, y cada uno de estos a su vez, repleto de recuerdos, tantos recuerdos, tantos... y fue percibiendo poco a poco lo aferrado que estaba a cada uno de ellos, entendió la razón por la cual los cargaba en su espalda. Así pues, la vida lo avocaba a vivir en un planeta desconocido, en un paisaje nuevo, en un clima extraño, con una comida a la cual aun no se podía acostumbrar, pero cargado de recuerdos, muchos recuerdos. Observó entonces cómo cada objeto cargado en su espalda parecía hacerse parte de él mismo, de sus vertebras, de sus huesos , de sus pensamientos. ¿Cómo podría vivir en este nuevo mundo, tan cargado de apegos, tantos que doblaban su espalda y nublaban su ojos? ¿cómo quitarse tanta cosa de su espalda, de sus ojos, de su mente?. Más allá de volver a su planeta era volver a su vida desprovisto de tanta carga. Tal vez no era tiempo de navegar en aquella averiada nave, tal vez era el tiempo de navegar en su propia y averiada existencia.

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Cuando Juan Camilo despertó, esta vez no tomó el desayuno, no ató su corbata, no comió su cereal, no besó a su mujer y mucho menos arrancó su Audi para ir a la oficina. Simplemente bajó el pie derecho de su cama y sin que nadie lo notara se fue a la habitación de Antonio, su hijo de seis años y el más alto de su clase, el mismo que hace seis días no para de llorar porque su padre por estar trabajando no puede acompañarlo al campamento que organiza su colegio.

La mayoría de personas no lo entienden, llevan a cuesta sus mochilas de recuerdos llenos de apego, con la espalda doblada intentando buscar los cables que arreglen su cotidianidad para seguir el día a día, tal cual como fue marcado…

Quienes han tenido la oportunidad de soñarse con Anemix dicen que siempre toma formas y edades diferentes, sigue vagando con Blu entre el pueblo de humanos brindado sus enseñanzas a quienes las necesitan… porque hay veces para navegar en tu propia existencia y obtener las respuestas a todas tus preguntas, solo necesitas de Anemix, Blu y una noche.

¡Dulces Sueños!

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Ficha técnica (para saber un poco más):

En cuanto al factor tiempo:   Parte 1 - Nacimiento: 9 al 11 de Noviembre de 2014 Parte 2 - Vida: 11 al 16 de Noviembre de 2014 Parte 3 - Muerte: 17 de Noviembre al 23 de Diciembre de 2014 Resurrección en forma de Publicación: Se publica el día Miércoles 24 de Diciembre de 2014 en el grupo de Facebook a través del portal de publicaciones ISSUU. (www.facebook.com/groups/perdikakiheptacuento).

En cuanto al factor pluma:   7 Escritores. 7 Heptacuentistas. Ximena Castillo Luis Carlos Correa Morales Leonardo Guarín Herrera Carolina Ruiz Rogelio Florez Sergio Navarrete Suarez MariAle Gomez

El título del Heptacuento se eligió por votación de los Heptacuentistas entre los siguientes títulos postulados por ellos mismos:

1. El viaje de Anemix. (Sergio) 2. Anemix, el extraterrestre de los sueños. (Carolina) 3. Cuento con Sueño. (Rogelio) 4. Memorias de un sentimiento de otro mundo. (Luis Carlos) 5. Un final inesperado. (Ximena) 6. * 7. El viaje de Anemix (hubo doble postulación de este titulo) (MariAle)

*Leonardo no postuló ningún título en los tiempos dados. Dada la votación se eligió “El Viaje de Anemix” por “cuasiunanimidad” (Leonardo no votó dentro de los tiempos destinados para ello).

En cuanto al factor formal: Cada uno de los Heptacuentistas accede de manera voluntaria a hacer parte del Heptacuento haciendo acorde su participación a los lineamientos informados previamente en el grupo de Facebook. Si desea conocer más acerca de la naturaleza del Heptacuento, puede consultar el siguiente enlace: www.facebook.com/groups/perdikakiheptacuento.

Edición, Acompañamiento e Ilustración: Diego Fernando Pinzón (Diego Perdikaki) (www.facebook.com/DiegoMusico)

El Heptacuento es una idea Perdikaki para generar encuentros. Para mayor info: (https://www.facebook.com/mundoperdikaki)

Gracias a los 7 Heptacuentistas por apoyar con su Ser esta idea

Perdikaki

Vida para tu Vida