Poemario
MaterNatura
Diseño: Diego Castañeda Ochoa
• TBS•
Universidad Galileo // FACOM
La Enredadera Por el molino del huerto asciende una enredadera. El esqueleto de hierro va a tener un chal de seda ahora verde, azul más tarde cuando l egue el mes de Enero y se abran las campanil as como puñados de cielo. Alma mía: ¡quién pudiera Vestirte de enredadera!
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La primavera
Besaba La primavera besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Las nubes iban pasando sobre el campo juvenil... Yo vi en las hojas temblando las frescas l uvias de abril. Bajo ese almendro florido, todo cargado de flor -recordĂŠ-, yo he maldecido mi juventud sin amor. Hoy en mitad de la vida, me he parado a meditar... ÂĄJuventud nunca vivida, quiĂŠn te volviera a soĂąar!
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La Flor y la Muerte ¡Pobre flor! ¡ Qué mal naciste! ¡Qué fatal que fue tu suerte! Al primer paso que diste tropezaste con la muerte. El dejarte, es cosa triste el cogerte, cosa fuerte, pues dejarte con la vida es quedarte con la muerte
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Mater
Natura Toda madre ama sin límite cede la vida en bien de la proleasí Natura la da por todos pese a ingratos que en contra están. Natura nos ha cantado nos ha cobijado desde antaño ha abierto sus misterios a los osados y ha templado los corazones. Madre al fin da tesoros a manos l enas nutre hasta el cansancio a tontos y locos y en el misterio bioquímico de siempre los rayos trocan polvo en germen.
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Popocatépetl El guerrero repite lo profundo es desde revelación fulminante claustrofobia en la cámara late el cono de estiércol desgarra comisuras expele idioma de roca metafísica abortada vaho de cenizas estertor de los dioses la vida se fuga chimenea en el taller de la vida la espátula remueve rebabas milagro para los atormentados la miga de Popoca alma envuelta en gas proclama su sitio...
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los...
Ríos El guerrero repite lo profundo es desde revelación fulminante claustrofobia en la cámara late el cono de estiércol desgarra comisuras expele idioma de roca metafísica abortada vaho de cenizas estertor de los dioses la vida se fuga chimenea en el taller de la vida la espátula remueve rebabas milagro para los atormentados la miga de Popoca alma envuelta en gas proclama su sitio nube ardiente intimidad expuesta Iztaccíhuatl duerme los eunucos vigilan hombrecil os de estiércol desprovistos de embriaguez solos con su presente escuchan el estruendo la pesadil a agita el vientre del Popocatépetl.
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Hojas Oro Sobre la tierra de piedras La raĂz oro, amarrada celosamente La arena se espuma sus venas Otro suelo abrazarĂĄ su hambre Hundido en manto de arena En hueco el lodo duerme, Bajo el cobijo de helechos Juega el rocĂo en vida En remolino rueda las hojas oro Las aves beben en cerezas.
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Ella
Luna La vimos enrojecer y mutar de piel por tres noches. Acuartelarse en la zona del reposo. Reinventar cuentos de sí misma y caminar alejándose del dragón sin alas, sin fauces. Ella era redonda y se creía amada. Era un instante de ternura, una promesa, una retórica dialogicidad. Incomprensible al oído humano. Ahí estaba. La vimos, la amamos unos segundos; lo que dura el aletear de la noche. Nuestra noche. Fue entonces, Ella, pálida y turgente voluptuosa, amada.
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El abuelo ceibo El ceibo extiende sus brazos, sus edades sobre el ancho río de los cañaverales. Obsequia a sus hijos y nietos su sabia sombra verde oscura. En sus ramas se columpian los años y algún siglo adolescente, el viento arrulla a los polluelos en el nido de la calandria retando a las alturas.
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Canción
de plumas Canción de plumas suspendida en la pauta metálica, senda de música y mensajes de amor. Colorido plumero que sacudes el polvo del rincón de las ramas. Chapoteas en el charco y lo pintas de tarde. Corazón en la mano del oscuro follaje, con la luz de la aurora serás flor, serás obsidiana que dispara el arco iris y entrará tu fragancia en mis ojos.
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