Minificciones

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Minificciones, hacia una aproximaci贸n del microtexto en la era de la brevedad y las pr谩cticas lectoras en las plataformas virtuales

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Tabla de contenidos 8

1.0 Introducción 2.0 Capítulo I

Minificciones: Hacia Una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad y las Prácticas Lectoras en las Plataformas Virtuales

2.1 Microtexto y minificción

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2.2 ¿Qué es un microtexto?

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2.3 La minificción: forma y contenido

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2.4 Minificción como categoría poligenérica Vs Microrrelato

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2.5 El microtexto ficcional y la era de la estructura breve

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2.6 De lo micro a lo hiper

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como género: algunas diferencias

3.0 Capítulo II

Prácticas Lectoras de los Microtextos en las Plataformas Virtuales 28

3.1 La web 2.0 y la literatura 3.2 Prácticas lectoras de los microtextos ficcionales

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3.3 Tumblr: Microtextos Y

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en los jóvenes y las plataformas virtuales

Microblogging (Fragmentarismo)

3.4 Twitter: Hashtags Y

Poetweets (Brevedad)

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3.5 Saber leer y saber proponer: Una propuesta pedag贸gica de la lectura de microtextos en las plataformas virtuales

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4.0 Conclusiones

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5.0 Bibliograf铆a

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1.0 Introducción •

Probablemente una de las preocupaciones que nos concierne a los amantes de la literatura en general es su aspecto esencial en la era actual y sus manifestaciones, no sólo en lo que respecta al libro físico, acompañante histórico por excelencia, sino también a su posible configuración digital en la actualidad. La gran mayoría de los teóricos y adeptos a las letras, si bien no sabían del todo qué era literatura, las doctrinas del formalismo ruso y el estructuralismo les dieron luces para delimitar el campo y saber por lo menos qué no era literatura. De la mitad del siglo XX en adelante las artes y las ciencias humanas estallaron a horizontes relativos, nuevas formas, y por ende, nuevos sujetos que leían distinto el mundo de las artes y las letras, de las humanidades. Por consiguiente, nuevos retos epistemológicos nacieron para el ejercicio literario.

Nunca Walt Whitman o Novalis pensaron que sería un Ibook en una pantalla lumínica, y que el pasar de sus hojas se convirtieran en un touchscreen, que sus libros no iban a ser cerrados o abiertos por el lector sino apagados al gusto del usuario de la pantalla, o que sus escritos podrían convertirse en frases célebres de algún olvidado y poco frecuentado blog temático. Esto no nos puede asustar, las nuevas formas no pueden corresponder a las malas lecturas, sea el medio o la forma en que la literatura en la actualidad se manifieste. Lo que nos debe importar es la forma de leerlos, siempre la forma de leer debe prevalecer sobre la forma en que la literatura se materialice, no importa el día en que el libro como lo conocemos no exista, sino el lector del libro bajo las formas futuras. Este saber leer compete a los amantes del arte de las letras, y no es tiempo ya de ser reclamadores nostálgicos de una literatura de antaño, de anaqueles y lomos aglutinados en bibliotecas.

Las preocupaciones que tienen que ver con la manera en que debemos asumir las nuevas literaturas, las nuevas formas de leer los docentes, jóvenes, adeptos de la literatura en general es lo que impulsó la realización de este trabajo titulado Minificciones: Hacia una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad y las Prácticas Lectoras en las Plataformas Virtuales. Cuyo propósito no tiene nada que ver con la preocupación por la posible muerte del libro, sino celebrar y asumir propositivamente las nuevas formas de lectura con lo mucho o poco que nos ofrezca esta nueva era.

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En un primer momento, se harán unas aproximaciones teóricas a una forma en que la literatura (sea el género que sea) más allá de su característica implícita hipertexual en los medios digitales y virtuales, se ha venido manifestando (por el fenómeno del fragmentarismo o el de brevedad) bajo una forma habitual y recurrente en los medios, esta es: El microtexto. Sus nuevas manifestaciones y su forma de circulación y difusión en dos plataformas virtuales (Tumblr y Twitter) en términos de lectura (Tumblr) y ejercicio escritural (Twittter). Se hablará de dos páginas, una de fragmentos literarios y otra de la cuenta de usuario de un escritor chileno llamado Alejandro Jodorowsky, el cual hace microtextos ficcionales en 140 caracteres.

En este apartado, se delimitará el microtexto a una forma muy utilizada y que amenaza, en el buen sentido, en convertirse en género literario como lo hizo en su momento el microrrelato, y es el concepto de Minificción, en el cual cabe la poesía en prosa breve, las apologías, los aforismos, las greguerías, los haiku, fragmentos de obras, alegorías y miniensayos. Tratando de diferenciarlo sustancialmente del microrrelato y su exclusivo ejercicio narrativo. Además, se tratará de arrojar respuesta a los fenómenos actuales de lectura breve en los jóvenes que frecuentan más las plataformas virtuales que los libros, y se expondrán los beneficios e impedimentos que esto trae en la era de la web 2.0. Se darán luego conclusiones acerca no solo del microtexto como hipertexto, sino del microtexto en las hipermedias, es decir, de la minificción en los entornos hiperficcionales que ofrece la red.

En un segundo momento, se darán unas conclusiones abiertas a manera de nuevas propuestas para el lector de este tercer milenio. Esto con el ánimo de dejar abierta la plenaria y la discusión que concierne a las literaturas juveniles. Por último, se presentará respectivamente la bibliografía de apoyo.

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2.0 Capítulo I

Minificciones • Hacia una Aproximación del Microtexto en la Era de la Brevedad y las Prácticas Lectoras en las Plataformas Virtuales •

Aproximaciones Teóricas

Figura ilustrativa 1. Montt, Alberto (Mayo 28, 2012). “Dosis diarias”,consultado el 20 de junio de 2012, de http://www.dosisdiarias.com/search?updated-max=2012-06-05T00:32:00-04:00&max-results=7

2.1 Microtexto y minificción Son innegables los cambios radicales que ha sufrido la literatura a lo largo del siglo XX hasta la fecha, en términos no solo de sentido, corpus y canon (Lagmanovich 2008), sino de espacio físico. Se podría afirmar que la literatura tenía antes de la era digital, mucho antes, inclusive, a expensas de la posmodernidad, un espacio físico y considerable en los anaqueles de las bibliotecas (análisis literarios), en las revistas literarias (cuentos y ensayos), en los pasquines (opinión literaria), en las publicaciones realmente protagónicas

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de novelas y poemarios aunque también probablemente, menos accesibles. Cada publicación era merecedora de aportar teoría y cuerpo a la literatura en general, era publicable, difundible y sobre todo legible si se quería saber de qué se estaba hablando en términos de la “movida literaria”.

Es decir, abrir la página y recorrer con los ojos el medio impreso, el espacio físico de un libro, un periódico o una revista, hablaba de un acto evidente como lector y uno de prestigio como escritor (recordemos que antes de la era digital no todos los escritos eran dignos de difusión, el filtro era el canon, la publicación de la obra era sinónimo de oficialidad y profesionalismo del arte de escribir). No significa que no pase ahora, pero algo cambió, casi irremediablemente entre los sujetos sociales, el acontecimiento literario, y en general el acontecimiento de cualquier obra de arte actual, quedó a disposición de su contemplación digital.

Es muy probable que más ahora, no se abra un libro, no se contemple directamente del museo una obra de arte, sino que se abran vínculos informativos, y se tenga a merced de la era virtual, un menú digital listo y digerible que enseña todo lo que pasa: la pantalla es el nuevo cuadro artístico, la literatura en la pantalla es el nuevo libro.

Esto no quiere decir que no siga siendo un acontecimiento notable entre muchos acontecimientos notables, sino que tomó la forma equitativa (sea por su divulgación) de ser igual de relevante que todo lo demás. En la Internet, todo tiene la misma relevancia, todos los contenidos son posibles, pero es la dieta cognitiva que hagan sus nativos o inmigrantes digitales (Piscitelli, 2009) lo que marca la diferencia de relevancia, es en la lectura consciente de la pantalla digital, donde nace la prevalencia de la obra en cuestión, del acontecimiento literario actual.

¿Se ha preguntado por un Gabriel García Márquez nacido en los años '80? ¿La era digital hubiese potenciado su difusión o lo hubiese normalizado como escritor, lo hubiese igualado en términos de acontecimiento literario? Se Cree que la democratización de la internet permitió que todos fueran dignos de difundir el conocimiento y producción (sea artística, sea intelectual, sea personal, sea meramente informativa), y hace confiar a los sujetos de ser igualmente importantes en términos de acceso y sobre todo, posteridad.

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Respondiendo a la pregunta, un Gabriel García Márquez nacido en los 80 tendría actualmente 31 años de edad, y le faltaría 9 años para publicar su primera novela Cien Años de Soledad, en lo que sería el año 2021.

En la actualidad (hablando de 30 años atrás hasta la fecha) el campo editorial está cada vez más lejano de las posibilidades de la publicación de las obras literarias, debido a los altos costos y a los pocos ingresos que genera hoy en día. Ya no es fundamental comprar un libro, y más de un escritor nuevo que no garantiza que el costo de su libro se considere una buena inversión al terminar de leerlo. Por esta razón, un autor “publicable” sería entonces un autor que haga una pieza literaria digna de controversia, fresca y de temática actual o sencillamente que sea proyectiva e inspiradora al cine, a una telenovela o un seriado. Esto generaría venta de derechos de autor, regalías, entre otras.

En otras palabras, “El mundo entero es pasado por el cedazo de la industria cultural. La vieja esperanza del espectador cinematográfico, para quien la calle parece la continuación del espectáculo que acaba de dejar, debido a que éste quiere precisamente reproducir con exactitud el mundo perceptivo de todos los días, se ha convertido en el criterio de la producción.” (Max Horkheimer y Theodor Adorno, 1988, p. 3). Es así como podría hablarse de una industria cultural marcada en todo lo referente al arte.

Un Gabo del ahora, hubiese tenido probablemente problemas con publicar su primera novela (no del todo posible en el cine, no controversial, no fácil de leer). Incluso con ser columnista hubiese publicado columnas de opinión política en El Espectador, pero en su versión virtual probablemente. Se sentiría agradecido por la hipermedia y buscaría más posibilidades de difusión, abriría un blog propio para darse a conocer por sí mismo y dada la dificultad de los tiempos, Cien Años de Soledad se hubiese publicado semanalmente por capítulos en su blog, si Gabo hubiese contado, claro está, con ese ingenio en las plataformas virtuales. Hubiese sido igual de eminente, igual de ilustre pero, ¿hubiese sido igual de influyente?

La era digital permite difusión en tiempo real, pero probablemente aminora las posibilidades de influencia por las posibilidades de impacto. Ese Cien Años de Soledad del que hablaríamos si fuese publicado en el 2021 hubiese tenido problemas en llegar a muchos

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usuarios, tendría que rendirse al fragmentarismo, la brevedad (y no por ello a su profundidad temática), pero sobre todo, se vería enfrentado a ingeniarse una forma de leerse fácil, didáctico y audiovisual. Por fortuna Gabriel García Márquez fue y para sus lectores, se podría decir, el último escritor cercano que gozó de la cultura del libro y sobre todo que está incluido con justicia en el canon de nuestras lecturas.

Podríamos decir que fue el último escritor ilustre, no cronológicamente hablando, que se vio beneficiado del libro como espacio físico, del libro como medio eficaz de difusión e impacto, de la obra literaria larga y leída por lectores evidentes y de ejercicio consciente, del lector ritual del libro, del lector antes de la era digital.

Probablemente se está siendo fatalista y rotundo en las suposiciones, pero no distaría mucho la situación de este escritor con las oportunidades del mañana para cualquier otro escrito, que tiene que pensarse para llegar más lejos en difusión pero no precisamente para ser mejor en aspectos del canon literario. La internet desaparece el canon literario a favor de los críticos especializados y lo deja al servicio de lector cotidiano. Por ello es más preocupante hoy en día, y más importante, llegar a más lectores-usuarios, que a críticos literarios que poco ceden a nuevas formas, nuevos horizontes virtuales por denominarlos, de segundo orden y menos respetable que un escritor publicado. Es por eso que el escritor de hoy, tenga que sacrificar cantidad y espacio, por brevedad y contundencia.

El microtexto es la forma por excelencia que la era digital adoptó para llegar fácil, mejor y más prontamente al usuario intermitente, audiovisual e hipertextual (Landow, 2009). Pero no todo es crisis, la era digital también ha beneficiado enormemente a la literatura, la ha enriquecido, la ha diversificado y sobre todo, la ha hecho más accesible al lector y más distante al canon modernista con el que se venían haciendo letras. La literatura de ahora es interdisciplinaria y polifacética, ha sabido mutar y ha podido sobrevivir a las lecturas precipitadas con las que los lectores digitales se alimentan a diario.

¿Por qué hablar de microtexto en este capítulo y más exactamente minificciones? El microtexto es prácticamente, el nuevo lenguaje hipermedial en términos de forma y estructura, pero es en la minificción donde se puede dar cuenta de la literariedad en términos de contenido. Si bien un microtexto es la forma que adapta la nueva literatura

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hipermedial, la minificción es el lenguaje propio de la literatura actual en el medio digital (Lagmanovich, 2008).

Cabe aclarar, que fuera de la pantalla hipermedial, el microtexto había tomado fuerza desde el primer cuarto del siglo XX hasta la actualidad. Aunque no fue el lenguaje obligado que adoptó la literatura antes de la era digital, fue creciendo como un género más bien emergente, serio y con grandes precursores del la literatura contemporánea. Aunque este no es el tema que concierne en este capítulo, más adelante se hará un breve acercamiento al nacimiento del microtexto.

Si el microtexto en la era digital es muy frecuente como formato, la minificción es muy importante como acontecimiento literario, pero no es considerado aún como una pieza literaria fuerte, debido a que se le relaciona estrechamente con el microrrelato (que ha a tomado fuerza como género) con estilos retóricos con los que no podrían considerarse género. Siendo así, ¿Se puede hablar de un género exclusivo y que concierna a la era virtual respecto a la literatura? ¿O hay que disponerse a hablar de la era virtual como un nuevo medio a merced de la literatura, que no necesariamente aporte al nacimiento de un nuevo género literario? Estas son preguntas que quedan abiertas al debate actual acerca de qué es y qué no es literatura actualmente.

2.2 ¿Qué es un microtexto? Unir dos o tres palabras puede ser más creador que muchas obras completas. Gabriel Zaid

La brevedad textual, el enunciado creativo (más que literario), el lenguaje como una expresión creadora y las manifestaciones orales y escritas existieron mucho antes del arte, mucho antes del libro o de la obra como se concibe ahora. No es un tema nuevo en la literatura, que el hombre haya creado la palabra estética y autoconsciente antes de la novela, antes del cuento, incluso antes del poema. Es decir, antes de ponerle nombre a

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una forma específica en el cual autoreferenciar su yo, que hablaba y que creaba sentido, sin saberlo, literario.

Si se acude a las categorías de género literario, se encontraría (de mayor a menor extensión) que el género dramático y el de la novela ocuparían el primer lugar, luego el género narrativo (cuento) y por último el género lírico (poema). Aunque estos dos últimos pueden variar de posición. Pero si se sigue yendo a la menor extensión se encontrarían categorías del tipo textual solamente, es decir, se llegaría al párrafo, al enunciado, a la frase, a la oración y, por último, a la palabra. Esto en términos de “extensión”, pero si se va a manifestaciones cortas de tipo creativo como las anécdotas, los fragmentos, las apologías, las gregarias, las adivinanzas, los refranes, el adagio, los haiku, las parábolas, etc. éstas cabrían perfectamente dentro de lo que se considera por términos de extensión, en las categorías solamente textuales. Siendo así, ¿no podría considerarse “literatura” una frase, una oración, un enunciado, un párrafo o incluso una palabra, a pesar de su extensión, y a pesar de no ser géneros literarios sino formas textuales breves únicamente, pero que conllevan en su contenido carga literaria?

Para responder a esta pregunta sería pertinente citar a Gabriel Zaid, probablemente el único teórico que ha tratado el concepto estructural del microtexto: Hay una extensa literatura microtextual, poco estudiada como literatura, porque sigue siendo en gran parte oral, anónima y breve. ¿Qué hacer con los refranes? ¿Son creación léxica o literaria? ¿Son parte del folclor o la literatura? ¿Son historiables, analizables literariamente? La historia se concentra en las obras escritas por autores reconocidos, no en los microtextos anónimos y orales. Además, la escala es un criterio poco usual en los estudios literarios, aunque de hecho es determinante en la fisonomía de las obras, como es obvio en los casos extremos: el epigrama frente al poema largo, la short short story frente a la novela río. Por esta fisonomía, los microtextos tienen un aire de familia. ¿Son un género? ¿Son variantes de los géneros conocidos? El poema y el cuento mínimos hacen pensar en esto. Pero ¿cada aforismo hipocrático es un tratado médico en pequeña escala? Las anécdotas, ¿son historia? Las adivinanzas y los chistes, ¿a qué corresponderían? Curiosamente, en el caso de los microtextos, hay una extensa nomenclatura para los subgéneros, pero el género mismo no tiene nombre. No se ha reconocido que la brevedad (perfecta para la memoria) les imprime un carácter genérico: reduce las opciones de construcción, limita la información manejable, tiende a lo redondo, a la vivacidad, requiere unidad de sentido (sostenerse aparte), exige rasgos (prosódicos, semánticos, imaginativos) memorables y culmina en la gracia para decir las cosas, a pesar de tanta economía. De ahí resulta el aire de familia. (Gabriel Zaid, 2004, p. 4)

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Zaid ha enunciado de la mejor manera el problema del canon literario contemporáneo, y uno de los problemas más representativos y que ha generado mayor debate: el de considerar el microrrelato como genero literario por un lado. Y por otro, el de considerar las minificciones en general (microtextuales en su extensión) de ante mano, como literatura.

El que no se consideren expresiones literarias fuera del margen de lo que es literatura, pone en primer lugar la manifestación creadora de la literatura (discurso clásico de las artes) antes que las creaciones humanas en general, y entraría a considerarse dignas de pertenecer al grupo literario sólo aquellas que se constriñen a un formato específico.

El microrrelato ha sido bien librado por teóricos como Dolores Koch, Lagamonovich, Armando Epple, Irene Andres-suarez, entre otros. Pero la minificción es un tema joven en aspectos teóricos, y en representantes de tan olvidada empresa literaria. Si bien Julio Torri, Juan José Arreola y Augusto Monterroso han hecho grandes microrrelatos, las minificciones han quedado relegadas a obras no oficiales, ocurrenciales, e incluso, se han convertido en sinónimo del microrrelato como tal, llegando a confundírsele o tomársele por igual.

Para seguir respondiendo a la pregunta de lo que es un microtexto hay que tener en cuenta tres generalidades en cuanto a su definición y origen:

1. Un microtexto puede ser creado así por su autor con intenciones específicas (microrrelato, minificción). 2. Un microtexto puede darse de manera accidental, lejos de su autor, que como primera intención debió crear otra cosa dentro del margen literario (un fragmento de un cuento, de un poema, de una novela, etc.). Esto quiere decir, que hay microtextos considerados así por el fenómeno del fragmentarismo. Este fenómeno fragmentario como microtexto, se dio más en la era digital y en los lectores-usuarios ágiles y ávidos de información que en el ritual clásico de la lectura. Es el lector el que decide qué tomar de una obra y fragmentarlo para citarlo. Citar convierte ese texto grande en microtexto. Y por último; 3. No todo microtexto es una minificción pero sí toda minificción es un microtexto.

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En el Diccionario del Diablo, por ejemplo, Ambrose Bierce en la definición de Hombre hace un sátira kitsch haciendo alusión a cosas del mundo, autores y situaciones para definir conceptos cortos con tono aveces ficcional, aveces satírico y sarcástico. Utilizando como excusa las definiciones descriptivas. Aunque cuente con este elemento, no es un microrrelato, sino un brevario contemporáneo con las características de un microtexto ficcional. Por ser un término joven sin asidero teórico, se podría decir que todo aquello que no es microrrelato es entonces minificción. Hombre, s. Animal tan sumergido en la extática contemplación de lo que cree ser, que olvida lo que indudablemente debería ser. Su principal ocupación es el exterminio de otros animales y de su propia especia que, a pesar de eso, se multiplica con tanta rapidez que ha infestado todo el mundo habitable, además del Canadá. (Bierce, 2004, p. 71)

2.3 La minificción: forma y contenido El microtexto no existía desde la antigüedad como es conocido ahora. El microtexto nace del relato breve en las culturas de transmisión oral, que tenía como propósito el de difundir las cosmogonías y representaciones de los hombres a través del lenguaje, y la mejor forma de lograrlo era a través de los relatos breves. Desde las literaturas medievales pasando por composiciones líricas acerca de la naturaleza de los haiku japoneses, o como el códice de Dresde (Epple, 2006), el microtexto tenía como única intención el medio, para transmitir saberes e identidades culturales. Sólo hasta la aparición del modernismo se pudo hablar de una estructura formal y una categorización del microtexto, en sus inicios, no se le veía relacionado precisamente con el minicuento o la minificción en términos generales.

Los haiku fueron probablemente, las primeras minificciones que hacían referencia a la naturaleza en casi todas sus figuras retóricas y la observación del mundo en general. Matsuo Bashō fue un escritor japonés de haikus nacido en el año 1644. En las versiones de Francisco Serrano de los 40 Haiku de Matsuo Bashō encontramos:

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A un discípulo Sé tú, no yo, nunca un melón partido, mitad idéntica.1

Solo después, con el adoctrinamiento de las artes y las abstracciones teóricas del corpus literario (Lagmonovich, 2008) se pudo hablar de un estudio especializado de lo que se consideraba literatura formal, literatura no oficial y manifestaciones culturales y orales que aunque alimentaron algunas obras, no eran dignas más que de la creación literaria del hombre en su vida cotidiana. Una leyenda urbana de tradición oral, por ejemplo, sólo entraba a considerarse de estudio temático si un escritor de oficio introducía dicha tradición en una obra literaria, de lo contrario no eran más que fenómenos del lenguaje. Estos casos los podemos ver con Poe, los hermanos Grimm y Gibran como grandes rescatistas de tradiciones orales, vueltas manifestaciones literarias oficiales.

Los términos de microtexto y minificción son acepciones modernas, no existían como definición, y tuvieron su espacio en la experimentación de nuevas formas literarias que promulgó el romanticismo hasta el vanguardismo en la modernidad a principios de siglo, posibilitando esto “la creación de diversos modos de escritura, transgrediendo los géneros establecidos y originando otros. El desarrollo de la prensa, de las comunicaciones marítimas, la telegrafía, de los viajes y exploraciones a regiones remotas del globo, contribuyeron a privilegiar la escritura breve, de ribetes sorpresivos, el retrato, el esbozo y la comunicación de situaciones novedosas, y, con el advenimiento de la fotografía, la percepción e inmovilización del presente.” (Epple et al, 2008, p. 125).

Hasta entonces se volvió a recordar ese reino olvidado de la brevedad, de la experimentación literaria y no solamente textual, de la creación breve. Y más aún, a traer el microtexto que ya existía en forma de apología, adagios, refranes, etc. de culturas lejanas a la literatura. En la modernidad se generó cierto prestigio en evocar a la obra literaria todo aquello que fuera exótico en el diámetro local del escritor, a referirse a culturas orientales exóticas y nuevas. Fue así como el microtexto tomó valor, si bien por su tamaño, también por su contenido ficcional y puramente narrativo, contundente como un disparo, en el microrrelato 1 Serrano, Francisco. “40 Haiku de Matsuo Bashō”. Consultado el 10 de junio de 2012, de http://www.franciscoserrano.com/translation/40haiku.pdf

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como nuevo género y en las minificciones como nueva ventana creativa más allá de la narrativa. Si durante todo este tiempo hubo un fuerte ejercicio de rescatar las formas microtextuales antiguas, y si fue el microrrelato su mayor representante, creando así microtextos nuevos ¿Qué sucedió con las minificciones que también rescataban formas microtextuales antiguas?

La minificción se caracteriza por no ser puramente narrativa ni puramente lírica, lo que hace no considerarla como cuento ni como poema, conteniéndolos parcialmente pero no todas las veces. Su mayor cualidad es la de ser híbrida y ecléctica, contener la palabra literaria aún cuando no se reduce a ella como género puro. Pues los puede contener todos (Andrés Suárez, 2006). Por ello: La minificción tal como la entendemos hoy nace entonces con la modernidad, en forma no muy diferente al desarrollo del cuento, Así como el desarrollo del cuento moderno aparece vinculado al artículo de costumbres y al ensayo, la minificción aparece imbricada con el poema en prosa, que aún los críticos de hoy ven como una conjunción libre e irresuelta entre narración y expresividad lírica [...] Esta estética, que tiende a la brevedad y a la impresión discontinua de las imágenes, se desarrolló especialmente en el poema en prosa. Aquellos que acentúan el núcleo anecdótico o narrativo pueden ser recanonizados, y de hecho lo han sido, como minificciones. (Epple, 2008, p. 128)

Dando un ejemplo claro, podemos traer a colación a Luis Vidales, que en su antología de minificciones Suenan Timbres de 1926 nos puede dar un retrato de lo que es una minificción: Teoría de las puertas

Soy alguien dado a investigaciones científicas. Últimamente he descubierto una teoría del equilibrio. Ante todos los sabios del mundo yo asiento mi teoría del equilibrio. Cuando una puerta se abre, la puerta equidistante, al otro lado del mundo, se cierra irremisiblemente. Por eso —y todos lo hemos visto— de golpe, las puertas se cierran solas. El día que todas las puertas se abrieran a una vez, el mundo quedaría lleno de huecos y el viento se entraría en ellos y se llevaría la tierra por los espacios ilímites...2

Como es evidente, el carácter de esta minificción no es el de narrar. El personaje, en este caso el mismo autor - lo que lo hace no autobiográfico sino anecdótico-, tiene como 2 Epple, Juan Armando (Septiembre de 2005). “Precursores de la minificción latinoamericana (II). Luis Vidales”. Consultado el 10 de junio de 2012, de http://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/septiembre_05/27092005_01.htm

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objetivo retratar su descubrimiento acerca del equilibrio, teorizando de manera filosófica -aforismo o greguería- las conclusiones que sacó de las puertas. Hubiera sido microrrelato si se retrata un acto desencadenado, por ejemplo en la frase “Soy alguien dado a investigaciones científicas. Últimamente he descubierto una teoría del equilibrio” no hace referencia a una situación concreta por la que él llegó a esa conjetura, ni tampoco a que con ello el autor provoque una trama más allá que la de confesar que descubrió en algún momento una teoría. No es un acto secuencial, debido a que entre el primer momento “soy alguien dado a” y el segundo momento “el día en que las puertas se abrieran” no existe una similitud narrativa sino una confidencia personal y una reflexión filosófica y poética, casi proyectiva y onírica entre descubrir algo y suponer algún día que se abriera un objeto.

La minificción se caracteriza por estar en primera persona, o bien por carecer de personificación, y generar la sensación de omnisciencia. Su fin no es el de resolverse narrativamente, sino el de hacer una apología, un enunciado a favor de una idea invisible. Si bien no es un poema, utiliza la prosa como medio de expresión intimista -característica por excelencia de la poesía modernista – que en el género de la novela se llamaría monólogo interior.

Genera en el lector la idea de conversación libre y en prosa, la estructura textual no contiene la estrofa como forma del poema, sino más bien como la de un fragmento reflexivo sin principio ni fin claros. La carga ficcional está dada en el peso del personaje más que en las imágenes retóricas del texto, debido a que quien desata el pensamiento no necesariamente está preocupado por su histrionismo sino por verbalizar su deseo incumplido acerca de algo irrealizable: “el mundo quedaría lleno de huecos y el viento se entraría en ellos y se llevaría la tierra por los espacios ilímites...”.

2.4 Minificción como categoría poligenérica Vs Microrrelato como género: algunas diferencias

El microrrelato cuenta con fuertes defensores, ya casi un siglo hasta la fecha en Latinoamérica y teóricos que lo convirtieron durante casi 30 años en un género literario nuevo, dejando de ser un simple fenómeno literario alterno a los demás géneros establecidos. Pero ¿Qué sucede con la minificción? Muchas veces se toma prestado un término para referirse al otro,

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por esta razón se harán en este apartado algunas diferencias conceptuales.

En primera instancia, el microrrelato debe tener necesariamente una historia aunque sea mínima (Andrés-Suárez, 2008), un conflicto al cual adherirse y una acción que dé vuelco a la trama, es decir, tiene que suceder algo. También cuenta con una carga ficcional fuerte sin que ello lo convierta en un texto puramente fantástico, pero sí, con una autonomía que lo hace considerarse un texto breve distinto a los otros. Se define el microrrelato com el “texto ficcional en prosa, articulado en torno a los principios básicos de brevedad, narratividad y calidad literaria.” (Andrés-Suárez, 2008, p. 18)

Vicente Huidobro en su libro Vientos Contrarios (1926, p. 27), en uno de sus microrrelatos retrata el carácter narrativo y ficcional, sin irse al texto misceláneo (característica más de la minificción), a la apología o el aforismo: Dios después del séptimo día cayó al suelo sin conocimiento y pálido de fatiga. Cuando volvió en sí encontró a su lado a una partera que le estaba tomando el pulso.

El microrrelato guarda una estructura que aunque breve, es ordenada y puntuada. El punto seguido entre la primera oración y la segunda sugiere dos momentos en el relato, alejándolo de ser una frase suelta o idea literaria. Los verbos en pasado atribuidos al sujeto de la oración, que es Dios, son frecuentes en el componente narrativo del cuento: el acto sucedido es contado. Ahora bien, que exista la cualidad fantástica en este microtexto no quiere decir que tenga la cualidad de fábula o sátira, aún cuando contenga elementos recurrentes de otras expresiones delegadas a la literariedad.

Por otro lado, la minificción se puede considerar un texto misceláneo que deja abierta la posibilidad de escribir más allá del relato -lo que la diferencia del microrrelato-. En la minificción puede suceder algo, puede existir un acontecimiento, pero sin ser contado: no es un texto narrativo; aún cuando puede contener componentes descriptivos como la fábula o la anécdota, que utiliza este componente como medio para un fin mayor al de narrar, que puede ser retratar. Por esta razón, el escritor utiliza casi siempre la primera persona en el texto y el tiempo verbal absoluto como forma de autoreferenciarse en la minificción. Como ejemplo de esto último, se expondrá uno de los temas favoritos de Luis Vidales

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en su libro La casa de la Luna (1926): El tiempo. Si bien describe el tiempo como figura irremediable no narra qué pasa con el tiempo sobre él, solo lo expone como una traje que lleva puesto, Generándonos finalmente, una reflexión irónica de la vida pero no moralizadora (como lo haría la fábula): No hay sino dos cosas en el mundo, las horas y yo. El calendario es el único árbol del mundo que sufre de otoño recurrente.3

Es mini por ser breve y es -ficcional porque no necesariamente alude a un mundo real, fáctico, se remite a personajes imaginarios o situaciones no “comprobables”. Irene Andrés-Suarez (2008) nos dice que esto sucede en general con la literatura, porque entre el lector y el escritor existe “un pacto de ficción”, debido a que la obra literaria en su totalidad no retrata la realidad fielmente sino que la recrea.

figura 1

3 Espinosa, Santiago (Agosto 11, 2011). “Luis Vidales o el siglo subvertido”. Consultado el 1 de junio de 2012, de http://es.calameo.com/read/000948328bfc5f4536c97

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En la figura 1 se ilustran las diferencias y similitudes sustanciales entre microrrelato y minificción. Finalmente en palabras de Irene Andrés-Suarez se puede concluir que La minificción recibe un área más vasta que la del microrrelato, el cual alude a un tipo de texto breve sujeto a un esquema narrativo. La minificción, en cambio, es una supracategoría poligenérica (un hiperónimo), que agrupa a los microtextos literarios ficcionales en prosa, tanto a los narrativos (el microrrelato sin duda, pero también las otras manifestaciones de la microtextualidad narrativa, como la fábula moderna, la parábola, la anécdota, la escena o el caso, por ejemplo) como a los no narrativos (el bestiario – casi todos son descriptivos – el poema en prosa o la estampa). En definitiva, el microrrelato es una minificción, pero la minificción no necesariamente un microrrelato, por lo tanto, a nuestro juicio, ambos términos no deberían utilizarse como sinónimos . Y tampoco nos parece correcto afirmar que la minificción es un género porque dicha nomenclatura, como ya se ha señalado, engloba diversos géneros literarios autónomos. (Andrés-Suarez, 2008, p. 21-22)

Por ello la minificción se podría proclamar como un paria que ha desatado una libertad literaria en los escritores que no se casan con ningún género (oficio más recurrente en la posmodernidad y la escritura digital), y una sensación polisémica en el lector que no le basta con encontrar en la brevedad una lectura corta en proyección y unidimensional. En la figura 2 podemos ver la triada microrrelato-microtexto-minificción:

figura 2

En los siguientes apartados, se utilizará el término microtextos ficcionales para hacer referencia a los dos conceptos (microtextos/minificciones), y no olvidar las características tanto intrínsecas como extrínsecas de la minificción como microtexto.

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2.5 El microtexto ficcional y la era de la estructura breve En los apartados anteriores se hizo un acercamiento al concepto de minificción y en general al microtexto, trazando diferencias con el microrrelato. Antes y durante la literatura las manifestaciones ficcionales han existido en enunciados breves, pero mucho más ahora. Desde que el hombre existe, existen las representaciones literarias como creación estética, como expresión, como representación, como manifestación identitaria, como tradición y cultura. Pero a partir de las hipermedias, la internet, los wikis y las plataformas virtuales desde la web 1.0 hasta la 2.0 (Alejandro Rodríguez, 2011) las formas de escritura cambiaron, probablemente, por las formas de lectura y no al revés como venía presentándose.

Si partimos en dos momento radicales las dinámicas de escritura y lectura en el siglo XX, en el primer momento, desde las vanguardias literarias de los años ‘20 hasta el consolidamiento del cuento y la novela periodística en los ‘80, se puede hablar de una cultura (bien sea fuerte o débil) de la triada escritor-libro-lector. Pero si hablamos del segundo momento del siglo XX con la inclusión de la internet (aún joven) la tríada se iría cambiando paulatinamente de la siguiente manera (sin dejar de ser la primera aún): escritor-texto digital audiovisual-lector digital audiovisual. Esto permitió no sólo que los escritores y la “movida literaria” mandaran sobre lo que se debería o debió leer, como pasaba en el primer momento, sino que el lector decidiera qué tenían que escribir los escritores según las necesidades de rapidez en la posmodernidad (Calvino, 1997).

La literatura se vio obligada a llegar de manera más pronta a la pantalla. Tuvo que enfrentar dos problemas. El primero, el ritual histórico del libro entre las manos y el pasar de hojas se vio reemplazado por la fría pantalla y el endless scrolling. El segundo, es que tuvo que recordar la brevedad, pero no como su origen, sino por eficacia de información que opera en la red. Fusionando estos dos problemas, al solucionarlos, resulta un nuevo enunciado literario: la literatura digital.

El microtexto ficcional ha sido el formato más recurrente en la hipermedia. Tanto así, que se podría hablar de una cibercultura de una ciberliteratura (Alejandro Rodríguez, 2011). Para Jaime Alejandro Rodríguez “la tecnología ha contribuido a que las obras literarias lleguen a más receptores, gracias a la eliminación de obstáculos y dificultades en el

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acceso de algunas obras literarias que son leídas ahora en bibliotecas o en repertorios virtuales. Pero las tecnologías de índole digital no solo han contribuido a la difusión de la literatura, sino que, de una manera inédita y poderosa, han generado escenarios para la creación de nuevas formas de literatura.” (Rodríguez, 2011, p. 45) Una de esas nuevas formas son los microtextos ficcionales y las narrativas emergentes como los relatweets (Andrés Muñoz, 2011).

Además, nace una nueva figura dial: el lector-escritor, que gracias a las plataformas virtuales se vuelve escritor cotidiano. Antes de la era digital, un escritor se veía enfrentado a pasar por conductos regulares, plataformas editoriales y publicaciones que le exigían escribir con responsabilidad de canon, métrica y teniendo en cuenta normas específicas para el tipo de género al que fuese a escribir de manera reglamentaria y nombrarse a sí mismo, como escritor de oficio.

Existía cierta mística y distanciamiento entre lo que era un lector y un escritor, los dos ocupando una extensión notable tanto al momento de leer, como al momento de escribir. Es decir, existía un tiempo como un espacio exclusivo para estos dos ejercicios. Ahora el lector digital se volvió un lector parciliazado, mientras está en Facebook y en Twitter tiene abierto vínculos de información que pasan por sus experiencias y emociones; lee, conoce y siente al tiempo que escucha música y ve videos en línea y para su mayor fortuna, puede escribir mientras navega acerca de lo que quiera en su blog, en su Timeline o en su Twitter (lo que anula la publicación responsable del canon). Esto hace que mezcle producción literaria, con relato de vida, opinión política, enunciados ficcionales, expresión lírica, imágenes de apoyo, videos ilustrativos, etc. Qué mejor que el formato breve para escribir más fácilmente y para que lo lean eficazmente más usuarios-lectores.

Gabriel Zaid hace una reflexión excepcional acerca de la muerte de la extensión literaria, de la obra de arte en general, que podría darse en la actualidad (en este caso el ciberespacio). De manera casi nostálgica retrata al escritor actual, a ese escritor que aún cree en el oficio que profesionaliza la literatura, pero le dice que los tiempos han cambiado: La declarada imposibilidad teórica de hacer un gran poema, una gran novela, un gran cuadro, una gran composición musical, se esfuma cada vez que un artista hace en la práctica lo que teóricamente ya no se podía hacer. Que esto sea excepcional no debilita la demostración,

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porque las grandes obras del pasado también fueron excepcionales. No juzgamos a los tiempos pasados por sus legiones de mediocres, sino por sus autores excepcionales.(Gabriel Zaid, 2004, p. 4)

Es innegable la brevedad en estos tiempos. Si completamos esto con palabras de Zavala, se puede concluir la situación actual y el fenómeno de la brevedad que ha sufrido la minificción en este tercer milenio: En su lugar, la minificción es cada vez con mayor intensidad un género practicado con entusiasmo y con diversas clases de fortuna por toda clase de lectores. En el momento en el que está agonizando el concepto mismo de escritores monstruosos o sagrados, surgen en su lugar múltiples voces que dan forma a las necesidades estéticas y narrativas de lectores con necesidades igualmente múltiples, difícilmente reducibles a un canon que señale lo que es o puede llegar a ser la escritura literaria. (Zavala, 2000, p. 1)

Sin embargo no todo se resume en aminorar las artes y la literatura. A menor extensión literaria, mayor capacidad de llegar a más personas. Zavala nos cuenta que esta es una cualidad poderosa en la cibercultura, debido a que entre más se implementan textos breves en las hipermedias, más didáctico se vuelve en términos pedagógicos enseñar literatura (Zavala, 2010), puesto que la brevedad cuenta con la misma rapidez y eficacia que la tradición oral en la actualidad y sobre todo, utiliza un lenguaje común, el lenguaje de los usuarios en término de acceso. Esto se debe a que internet democratiza la información.

2.6 De lo micro a lo hiper Partiendo de la inclusión de los términos microtexto, microrrelato y minificción, es momento de hablar de un término potencializador del fenómeno de la brevedad en el ciberespacio, este es: ambiente hipermedial. ¿Qué sería del microtexto ficcional sin el ambiente hipermedial?

En los anteriores apartados se ha tratado de entender el poder del prefijo mini o micro en la literatura actual. Pero en este caso, se explicará qué es un ambiente hiper-medial. Se entiende por ambiente hipermedial un escenario de aprendizaje medido por el computador, en el que se presentan contenidos de diferente naturaleza con fines pedagógicos. Éstos se

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apoyan en lenguajes gráficos, sonoros, textuales, así como en otras herramientas que cuentan con diversos vínculos que permiten crear asociaciones hipertextuales, como las plataformas virtuales, como las plataformas virtuales – entre estas Internet, que puede considerarse como la de mayor asociación hipertextual – o los programas computacionales. (Gonzáles Martínez et al, 2006, p. 39)

Recordemos que en este trabajo no se hablará del hipertexto, porque “toda narración digital, debemos recordar, no necesariamente toma la forma de hipertexto.” (Landow, 2009, p. 271)

Pero aquí se propone hablar de otro hiper- merecedor al microtexto. El ambiente hipermedial compromete un campo de estudio y análisis por parte de la pedagogía y la didáctica de la literatura. Pero hay un territorio (más que ambiente) informal y latente, José Luis Orihuela (2006) lo denomina territorio de la hiperficción.

Este territorio existe en todas las plataformas virtuales que tienen como opción el espacio para la creación por parte del usuario-lector. La opción “Notas” de Facebook, los hashtags de Twitter, los nuevos blogs como Tumblr, los foros literarios, entre otros. Son territorios hiperficcionales. Entiéndase por hiper- la posibilidad infinita del espacio virtual donde reposan y palpitan los mundos ficcionales del microtexto.

En el capítulo siguiente, se hará referencia a dos territorios de hiperficción. Una es una página de microblogging llamada Tumblr y la otra de la cuenta de Twitter del escritor chileno Alejandro Jodorowsky que hace microtextos ficcionales (poesía breve en prosa y aforismos) en 140 caracteres o menos.

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3.0 Capítulo II •

Prácticas Lectoras de los Microtextos • en las Plataformas Virtuales

3.1 La web 2.0 y la literatura El último escenario que se está viviendo tiene no un siglo o una década a la cual referirse sino una categoría generacional. Esta se denomina la generación de la web 2.0.

Primero recordemos que la web 1.0 empezó con el surgimiento de la computadora en casa. Hacia el año 2000 casi un cuarto de la población ya tenía un ordenador, sinónimo de progreso y tecnología. Aun no existía la Internet de uso frecuente, pero sí contenidos dinámicos con un lenguaje de programación fácil de leer y acceder, el discurso era lineal (emisor-receptor) e imperaban las enciclopedias digitales como Encarta y los programadores didácticos que compendiaban información en grandes cantidades. Esto generó un cambio radical, puesto que la web 1.0 recibió de la tecnología computacional el progreso en el ahorro de espacio: Encarta y Word valían más que mil bibliotecas y un montón caótico de papeles. La web 1.0 hizo cambiar las prácticas de escritura y de lectura. Por el simple y evidente hecho, de separarnos circunstancialmente de la lectura en papel como la conocíamos y de la escritura manual. Además, se crea la cultura del entretenimiento de estas dos prácticas.

Ahora bien, desde la inclusión de la internet doméstica, se vieron nuevos horizontes de acción entre acreedores de un ordenador a otro, naciendo así la interactividad y el usuario. A esta nueva generación se le llama web 2.0 y se caracteriza por la inclusión de la Internet doméstica. Es una generación que nació de la exigencia de un manejo de información más dinámico entre los usuarios que querían compartir la experiencia estética de navegar por la Internet y el contenido dinamizado por ellos mismos.

Una de las grandes características de la web 2.0 es “que reduce efectivamente la distancia entre los que acceden a la web y los que publican en ella información. Esas

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tecnologías y el consecuente cambio de actitud que exigen presentan una multitud de oportunidades estéticas. Entre ellas, se destaca el concepto de ‘software social’, el cual se refiere al uso de la comunicación mediada por ordenador para la información de comunidades (llamadas redes sociales o comunidades virtuales de práctica).” (Alejandro Rodríguez, 2011, p. 46).

Esto posibilitó el surgimiento de plataformas de creación colectiva de información libre y gratuita como Wikipedia, y la desaparición de las enciclopedias digitales como Encarta. De esta manera se permitió que el usuario interviniera en los procesos de generación de contenidos y difusión de conocimiento y la descentralización de las grandes instituciones sociales de tipo académico. Por otro lado la aparición masiva de blogs de contenido modificable, de fácil personalización por los usuarios, tales como el blog de imágenes Flickr. Lo que más marcó la generación del la web 2.0 fue el surgimiento de plataformas del tipo social. Facebook es probablemente uno de los fenómenos sociales más incidentes en la última década debido a que “humanizó” al navegador digital, le otorgó al usuario un espacio personal pero al tiempo público. Internet empezó a tener alma gracias a los contenidos de tipo personal y creativo que se colgaban a diario.

Luego fueron naciendo espacios tales como Wordpress que permitían un lugar de contenido exclusivo de los que navegaban en la red, manejando un lenguaje en html fácil de modificar. Finamente en la última etapa de esta generación, surgieron Twitter y Tumblr. El primero permite una interactividad del tipo escritural, bien sea porque el usuario cita o taggea de otros usuarios o porque el usuario crea en 140 caracteres o menos, enunciados de tipo informativo, literario, emocional, de opinión, etc. Convirtiéndose Twitter en, como lo comentó un twittero llamado @bryanshiller1, “el rollo de papel higiénico electrónico más grande del mundo” haciendo referencia a tanta información que se escribe de todo tipo.

Twitter utiliza hashtags como forma de colgar de manera temática un tipo especifico de opinión y producción escritural. Por ejemplo, los hashtags se caracterizan por tener un numeral como código de distinción en cambio del arroba que identifica a los usuarios. #poetwitt por ejemplo es un hashtag que pueden seguir los usuarios en el cual

1 Este usuario de Twitter ha desactivado esta cuenta. Razón por la cual no hay referencias bibliográficas ni vínculos web.

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escriben “poetwitts” (o microtextos poéticos), el escrito se cuelga automáticamente en este hashtag y tiene el siguiente formato: “el amanecer es el primer atardecer del día, pero en su sentido contrario #poetwitt”. Al poner al final el hashtag, Twitter direcciona automáticamente el escrito al perfil del mismo, que compila todos los tweets que contengan el hashtag #poetwitt y que puede ser seguida por cualquier usuario en Twitter. Esto genera un espacio colectivo de escritura individual, al tiempo que se comparte mediante una etiqueta las particularidades de los usuarios sobre un tema en general. En este caso los poetwitts.

El segundo es un promotor de contenidos de imágenes, textos, videos y enlaces llamado Tumblr, el cual permite mediante una plataforma de microblogging, hacer que la información de otro usuario se cuelgue a su propio blog con un solo click, guardando el “source” o la procedencia de lo que se ha bloggeado para evitar el plagio. “Los usuarios pueden «seguir» (follow) a otros usuarios registrados y ver las entradas de éstos conjuntamente con las suyas, por lo cual Tumblr puede ser considerado una herramienta social. El servicio enfatiza la facilidad de uso y personalización.”2

Estas dos plataformas cambiaron las dinámicas de escribir en la web, permitiendo mayor libertad y efectividad de contenidos propios que se quieran dar a conocer, de una manera más ágil y práctica.

3.2 Prácticas lectoras de los microtextos ficcionales en los jóvenes y las plataformas virtuales

En este apartado es importante referirse a dos ejemplos que el autor del presente informe quiere exponer para dar cuenta de dos tipos distintos de crear microtextos ficcionales, o bien, leerlos. Microtextos que pueden proceder de dos maneras: por fragmentación o por brevedad. Aun no es evidente un ejercicio por parte de los usuarios de escribir o leer de una manera consolidada minificciones. Pero sí existen espacios donde los microtextos ficcionales están a la orden del día. Los jóvenes lectores de las plataformas virtuales 2 Wikipedia (2012). Tumblr. Consultado el 10 de junio de 2012, de http://es.wikipedia.org/wiki/Tumblr

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(que van desde los 16 años hasta los 25) están expuestos al fenómeno predilecto de la Internet de abreviar y fragmentar todo tipo de textos hasta convertirlos en píldoras con altas dosis literarias y que generen la sensación de haber experimentado un goce estético con tan poco contenido.

Guillermo Siles (2007) en su libro El Microrrelato Hispanoamericano hace dos distinciones importantes respecto a este fenómeno de fragmentar todo texto hasta reducirlo a su máxima expresión en la lectura y/o escribirlo hasta su expresión más breve. Por un lado, nos dice que el fragmentarismo es un fenómeno que desde el enciclopedismo académico ha existido. Reducir a citas alguna expresión literaria de grandes extensiones, permite un diálogo sucinto entre el lector y el escritor, generando una invitación agradable a la obra u obras en general. Dicho fenómeno tiene como intención darle un componente comunicativo a la literatura, pero está en el papel del lector trascender del fragmento a la obra, y esto sólo se genera si el lector hace del fragmento un hipertexto inacabado en términos de lectura y va a la fuente directa. La fragmentación de textos reducidos por su propósito a microtextos exige necesariamente adoptar el estilo de la cita bibliográfica, y acudir al crédito de la autoría de dicho texto modificado a su expresión más pequeña.

Es muy probable que los lectores jóvenes de hoy en día, hayan leído más a los clásicos y poetas por sus fragmentos que por su fuente directa. Está en la lectura consciente y motivada en la red, traspasar los límites (que al tiempo son cualidades) de la brevedad que permite la Internet e ir de lleno a las obras literarias tal como son.

Este papel fragmentario de la literatura y la red se evidencia en el apartado Tumblr: microtextos y microblogging (Fragmentarismo). Con un blog que hace mención a este maravilloso papel de traernos del fragmento un territorio basto de literatura del mundo. Lo que es atractivo en los usuarios jóvenes.

Por otro lado, Selis nos dice que la brevedad articula la formulación de poéticas individuales. Además se concibe como “patrimonio de la sabiduría y el consejo popular, y está emparentada con la profundidad y con la risa. Este tipo de lenguaje reflexivo vendría a contrarrestar el lenguaje casuístico, establecido por la retórica clásica para operar en forma muy distinta, no por acumulaciones ni previsiones

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largamente preparadas, sino a través de la sorpresa y la novedad, buscando hacer aparecer el lenguaje del individuo. Las formas breves si bien existieron siempre, continúan surgiendo después del Renacimiento, circulando en las márgenes de la perspectiva como lo diferente.”

(Selis, 2007, p. 117)

La brevedad es pues, el lenguaje predilecto en un inicio de la cultura oral, que ha tomado fuerza de nuevo hace aproximadamente un siglo pero esta vez en la escritura. A mayor usuarios en la Internet, más se piensa en un lenguaje eficaz y difundible, y qué mejor forma de difusión que escribir textos breves para convertir la obra escrita en sabiduría popular. En el apartado Twitter: Hashtags Y Poetweets (Brevedad) se hablará de la cuenta de usuario del escritor Alejandro Jodorowsky que hace microtextos ficcionales o simplemente reflexivos, en forma de poemas breves en prosa o aforismos.

3.3 TUMBLR: MICROTEXTOS Y MICROBLOGGING (FRAGMENTARISMO) •

En Tumblr, existe dentro de los 46,5 millones de blogs uno en particular que se preocupa por preservar la cultura de la cita bibliográfica y el fragmento microtextual de textos poéticos y ficcionales.

Este página se llama Poesíanoerestú.tumblr.com (o Inmovilidad), se puede acceder a ella siendo o no usuario de Tumblr. Este blog consta de un formato textual solamente y se encarga de colgar contenidos creados por el mismo usuario (el usuario creador de la página es desconocido como todos los usuarios de Tumblr, lo que lo diferencia de otras redes sociales) o por otros usuarios, frases contundentes de una obra literaria, bien sea poema, bien sea novela, cuento, etc.

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Esta imagen y las siguientes son capturas de pantalla de los blogs nombrados

El primer paso que hace el creador de este blog es escribir el texto a citar entre comillas, seguido de la palabra “Fragmento� del texto del que fue sacado en forma de cursiva, luego de una coma pone el nombre del autor:

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Cuando el usuario le da click en la opción “Crear Publicación” esta se hace pública en la página del usuario. Al estar publicado, más abajo aparece en el historial obligatorio que permite visualizar Tumblr, mostrando de qué otro usuario fue taggeado el fragmento o si fue creado desde el mismo blog, el número de usuarios que le dieron “like” o lo “rebloggearon” luego de la publicación:

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El creador del blog, pone el tag “Andrés Alvarado” (autor del fragmento) para cuando se le dé click, se abra en otra pantalla todas las citas donde el autor aparece. Si la persona que visita el blog también es usuario de Tumblr y tiene su propio blog, puede poner en la opción “+seguir” la página e inmediatamente en el escritorio de su propio blog aparecerán todos los nuevos posts de poesíanoeres.tumblr.com (a diferencia de otras redes sociales, no se agrega como amigo al usuario sino se siguen las actualizaciones de su blog):

Las dos siguientes imágenes se muestran cómo quedaría en otro blog el rreblogging que otro usuario hizo de esta página:

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Así es como se puede compartir información en Tumblr, que permite crear una cultura responsable de la autoría en la red. Leer es sinónimo de compartir en las redes sociales. En la imagen anterior, un blog llamado gerade-aus.tumblr.com de una mujer madrileña de 19 años que mezcla imágenes de temática masculina y orgánica, al tiempo que fragmentos literarios.

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La usuario del blog gerade-aus.tumblr.com, en una entrevista que se le realizó vía mensajes textuales por Tumblr entre usuarios, dice que: “Tumblr es la mejor página, el mejor banco de imágenes y de textos que a mí me interesan, solo es que vayas al navegador de tu escritorio en tu Tumblr, y empiezas a visitar otros blogs que sienten igual que tú la imagen y el texto. Les doy ‘seguir’, ellos me siguen a mí, nadie sabe quién soy ni tiene que saberlo afortunadamente, el anonimato en Tumblr es lo mejor, además, qué mejor que sepan quién eres por el trabajo que haces con tu Tumblr que por si eres fea, o gorda, o bueno... real.”

Respecto a su ejercicio de lectura en Tumblr, nos dice lo siguiente: “Yo sigo el Tumblr de ‘Poesíanoerestú’ y vaya que me ha dejado fascinada! Muchas veces leo lo que cuelga a diario ese tipo, o quién sea jeje. Y si se me da la gana, solo me quedo con la sensación de ese pequeñito poema o fragmento y si quiero, como él cita al autor, googleo al poeta o novelista que ha citado y leo de más, o leo el poema completo. Una vez conocí una novela de Joyce porque este tipo puso fragmentos que me enamoraron un montón, ya luego me compré el libro, que no lo pude evitar! Bueno es que me siento una tonta escribiendo... pero aveces me animo y dale, escribo y posteo como este tipo, uno que otro me postea y ya está, se siente de lo mejor que te lean, me gusta también escribir cortito, que nadie te leería un mamotreto.”3

Podemos evidenciar mediante este testimonio virtual, que Tumblr ha cogido fuerza por la versatilidad en el contenido que sus bloggers hacen al momento de compartir información, bien sea propia o de otros. Las prácticas escriturales y lectoras están supeditadas al entretenimiento, a lo que seduzca más y capture mejor la sensación de algo que identifique. Las plataformas virtuales en últimas permiten humanizar los perfiles creados, y darles identidad audiovisual.

3.4 TWITTER: HASHTAGS Y POETWEETS (BREVEDAD) •

En Twitter el fenómeno de la brevedad del que hablaba Selis, ha tomado auge desde su creación. Los usuarios de Twitter se caracterizan por haberse denominado creadores natos y breves, gracias a los 140 caracteres o menos a disposición. Son usuarios que les importan más las producciones escritas que hablen por ellos, que las fotos, o la imagen evidente que cada uno muestra en Facebook. Twitter ha permitido la creación de hashtags o temáticas abiertas a cualquier usuario, como forma 3 Entrevista realizada el día 4 de junio de 2012 mediante inbox mandados a la usuario de la página.

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de genera ejercicio de escritura consciente con un canon de libre apropiación hecha por los mismo usuarios.

En este caso, se mostrará la cuenta de usuario del escritor Alejandro Jodorowsky (http://twitter.com/#!/alejodorowsky). Que tiene como propósito crear un espacio donde los usuarios que lo sigan (igual que en Tumblr) tengan la opción de leer microtextos del autor de contenido poético con un alto contenido creativo y contundente, a la vez que genera la posibilidad de crear textos con sus seguidores en Twitter mediante juegos literarios o temáticas.

Pero a través de esta cuenta de usuario no sólo en se lee al autor, sino que mediante la opción de hashtag se puede citar o bien se crear otro texto que haga mención creativa a los microtextos ficcionales de Jodorowsky.

La implementación del poetwitt o relatweet se dio a mediados del año 2010 en este servidor social. Éste se define como un escrito de carácter poético que está estrechamente relacionado con el aspecto emocional y existencial del usuario. Son textos de contenido también filosóficos (aforismos) pero ahora, con mayor fuerza, se están implementando contenidos cosmogónicos y de conciencia del universo.

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Jodorowsky es uno de los maestros más polifacéticos que han existido, ha sido desde escritor, pasando por psicoanalista, hasta cinematógrafo y pintor. Fue el creador de un método de autodescubrimiento de la cura psicoanalítica con métodos creativos llamado Psicomagia.

La Psicomagia para Alejandro Jodorowsky (2010) es una serie de técnicas que se implementan para dar con la cura del alma, estas pueden ser de carácter excéntrico como caminar desnudos en la calle o como un ejercicio de reflexión interna. Para el escritor chileno la palabra es el vehículo más sanador de la realidad que nos circunda, razón por lo cual, el ejercicio de escribir permite verbalizar el síntoma. Uno de los métodos más utilizados dentro de la Psicomagia es el acto poético. Jodorowsky en su blog Plano Creativo (2009) define el acto poético como: El lenguaje es el más alto producto del sistema nervioso. El lenguaje modifica la médula nerviosa de las personas. Si insultas, ¡te perjudicas! Podemos sanarnos con poesía. Escribe un poema cada mañana. Yo lo hago. Recomiendo a todos los que lean esto que lo hagan. También podemos renovar la realidad por medio de la poesía, renombrando las cosas que nos rodean con nuevas palabras. De esta manera las transformamos, porque los nombres imprimen la identidad. (…) El acto poético debería permitir manifestar con bondad y belleza energías creativas normalmente reprimidas o latentes en nosotros. Un haiku japonés da una clave: el alumno le muestra al maestro su poema Una mariposa: le quito las alas. ¡Obtengo un pimiento! La respuesta del maestro es inmediata: No, no es eso. Escucha: Un pimiento: le agrego unas alas. ¡Obtengo una mariposa! La lección era clara: el acto poético debía ser siempre positivo, buscar la construcción y no la destrucción.4

En su cuenta de Twitter, el escritor desde la mañana hasta el medio día de todos los días, cuelga aproximadamente 15 twetts ficcionales o poetwitts. Algunas veces, 4 Jodorowsky, Alejandro (Enero 21, 2009). ¿Qué es un acto poético? Consultado el 4 de junio de 2012, de http:// planocreativo.wordpress.com/2009/01/21/¿que-es-un-acto-poetico/

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permite el juego y la interacción con sus seguidores, escribiendo acerca de temas específicos. Por ejemplo, el día 10 de junio de 2012, el escritor puso en su cuenta:

Al cual respondió, en este juego creativo los siguientes microtextos, para darle pie al ejercicio escritural de sus seguidores:

Sus seguidores, mediante el método de hashtag (#alejodorowsky) o de publicación directa, escriben los siguientes tweets:

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Finalmente, el juego se termina al medio d铆a, que es el momento en el que Jodorowsky se despide de sus seguidores. Luego se dispone a seguir creando microtextos diversos. Unos de opini贸n y otros del tipo ficcional:

Debido a que su ejercicio escritural e interactivo con sus seguidores es constante, el escritor genera la sensaci贸n de la escritura virtual de oficio, que poco es frecuente

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en las dinámicas virtuales de la ciberliteratura ficcional en la web. Pero sobre todo permite algo que no era pensado con frecuencia antes de la posmodernidad y los medios virtuales, y esto es “tocar a los ídolos”. Es más recurrente que una persona famosa o un escritor famoso, abra una cuenta de Twitter para permitir la interacción con sus seguidores, acceda a compartir su vida íntima con sus fans y genere la sensación de normalizarse como un sujeto que también saca provecho de la web en términos de hacer pública su privacidad, sea cual sea.

3.5 Saber leer y saber proponer: Una propuesta pedagógica de la lectura de microtextos ficcionales en las plataformas virtuales

Durante todo el trabajo, se ha enumerado una serie de planteamientos teóricos para responder preguntas acerca de qué es literatura, qué es literatura juvenil, qué es un microtexto, qué es una minificción, entre otras. Pero una de las Preguntaproblema más importantes que nos competen a los docentes, e inmigrantes digitales al tiempo, es cómo enseñar literatura (bien sea juvenil o en general). ¿La literatura se puede enseñar?

La literatura no se puede enseñar, pero se pueden enseñar competencias lectoras que despierten el amor por la lectura. Con el implemento de las plataformas virtuales, tenemos que tener en cuenta qué tipo de maestro puede llegar a ser la pantalla digital, para cuando no esté presente el docente en la escuela.

No compete a este trabajo realizar un aula virtual que posibilite un ambiente hipermedial. Debido a que no todas las posibilidades pedagógicas están estrechamente relacionadas a formalizar un espacio en la pantalla, porque recordemos, son más las páginas y los fenómenos virtuales que se escapan al aula virtual. Lo que debemos hacer los docentes de hoy en día, es enseñar a leer la pantalla, probablemente creando competencias lectoras de ese tipo, los mismos estudiantes y jóvenes lectores aprenderán a ser sus propios maestros reguladores y potencializadores de sus procesos de escritura y de lectura en la red. La Internet es entretención y esparcimiento, pero también es un juego responsable del que podemos sacar provecho como sujetos sociales.

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A continuación, se expondrán unos Mandamientos Para La Literatura En La Web. Creemos fuertemente que esta es una mejor posibilidad, y una forma dinámica de enseñar preceptos de conductas sanas en la red, respecto a la literatura hipermedial o ciberliteratura de microtextos ficcionales.

*Imagen y texto hechas por el autor del informe

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4.0 Conclusiones •

Las minificciones o los microtextos ficcionales son probablemente, las ventanas literarias del futuro. O lo que es mejor, el ojo de cerradura de algún otro mundo siempre a punto de estallar. Una palabra quizás, un brevísimo guiño textual, o un juego de letras tan solo, permite mundos más allá de la ficción y más cercanos a la imaginación y el arte de la palabra.

No veamos de manera negativa el surgimiento de un minimalismo en términos de literatura. El día en que se reduzca a su expresión más mínima, probablemente eso significaría que lo logramos tan bien, que pudimos contener todo el arte literario en una palabra, un sentimiento, una dimensión, inclusive un gesto. Primero fue el hombre que la literatura y todas sus artes. Llegará el día en que el hombre las pueda dominar de tal manera, que el tamaño no sea problema para comunicarla, expresarla y sentirla. Que Don Quijote y El Dinosario de Monterroso se tomen de la mano en términos de virtuosismo y tengan el mismo peso literario para todos sus lectores, es el ideal.

Sin importar su extensión, nuestro papel como amantes de la literatura es hacer de la ella un puente que se construya de los dos lados (pensando un poco en Cortázar): del lado del lector y del lado de la obra. La obra sola no siempre será el puente, el puente es el componente diálogico que de ellos dos se pueda entablar. En este sentido, el medio por el que viaja la obra juega un papel fundamental. Es improbable que el libro impreso desaparezca con las únicas e irremplazables posibilidades sensoriales y de interacción que ofrece al lector, sin embargo las plataformas digitales ofrecen otras posibilidades sensoriales, de acceso y de interacción muy distintas que pueden ser vastamente aprovechadas por la literatura contemporánea.

La instrumentalización de la literatura es uno de los daños más grandes, y una de las formas más seguras de alejarla de nuestros jóvenes lectores. No se puede mezclar una educación formal de la lengua con una novela, la metáfora con un poema, la historia del hombre con un clásico. Hay que leer el mundo particular del castellano en una novela, saborear la metáfora por el placer de la metáfora en sí y leer un clási-

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co por el placer del viaje a otros mundos. El lector del futuro, es un lector ético más que moral. Que se responsabilizará de sentir las letras y en algún momento hacerlas sentir. No nos preocupemos por hacer buenos maestros, si no sabemos ser buenos alumnos de un libro. No hay mayor maestro que el que se enamoró de su proceso, de su experiencia en algo especifico.

Si enseñamos el amor por la literatura, enseñamos a que nuestros jóvenes lectores en un futuro, compartan su amor por la lectura, sin ser necesariamente docentes, sino portadores de ese fuego interno. Los nuevos medios más que denigrar la literatura, la diversifican y democratizan, poniendo al alcance de cualquier persona con acceso a Internet tanto la posibilidad de crear y compartir contenidos literarios, como de acceder a los contenidos generados por otras personas en tiempo real. Es un hecho innegable que las plataformas sociales en la Internet juegan un papel muy importante en la manera en que interactuamos en la actualidad y lo seguirán haciendo en el futuro, probablemente incluso con más fuerza. Hoy en día niños desde los 7 años tienen un perfil en Facebook, reciben y entregan sus tareas del colegio por correo electrónico y pasan una cantidad considerable de tiempo en la red. Esto representa una oportunidad invaluable para el maestro, de mostrar al estudiante el mundo literario no sólo impreso, sino también el que sucede ahora, el que se escribe día a día, y al que también pueden contribuir los estudiantes desde su ordenador con sólo un click.

La literatura en general tiene que ser el medio para enseñar valores y desaprenderlos al tiempo, para enamorarnos de la vida y desenamorarnos al tiempo, para vivir y para morir un poco en la palabra. Más que hacer una pedagogía para la literatura en las escuelas, nuestro papel como amantes de la literatura es el de crear una herencia cultural y estética del libro y de la pantalla digital. A lo mejor, la pasión por un libro no se enseña, el amor por la lectura no se enseña, pero de lo que podemos estar seguros es que se contagia.

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