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Pidan por Dios y solamente por Dios Tribhuvan Sachdeva
PIDAN POR DIOS Y SOLAMENTE POR DIOS
T R I B H U V A N S A C H D E V A
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Cada vez que tenemos una opción, Swami dice que no debemos pedir baratijas, o cualquier cosa pequeña del mundo. Si realmente necesitamos pedir algo en nuestras oraciones, ¡deberíamos pedir solo por Bhagavan!
Y hermanos y hermanas, créanme, Swami habló sobre esto (sobre la oración) en septiembre de 1979. Y desde ese día, hasta hoy, no le he pedido a Bhagavan nada relacionado con este mundo. Anteriormente, solía pedir Vidya (conocimiento) y Sadbuddhi (buen sentido), y Swami me enseñó una lección ese día. Después de ese día, no he pedido nada relacionado con este mundo. ¡Y cada vez que he pedido, siempre he pedido por Bhagavan! ¡Y el Señor ha respondido derramando Sus bendiciones en abundancia, tanto que incluso no nos caben en nuestras pequeñas manos! Esta es una experiencia que, a menos que una persona la experimente en su vida, no se puede tomar conciencia.
Enseñando a través del Dolor y el Sufrimiento
Después de pasar mi licenciatura en Comercio (Bachiller en Comercio), había una brecha antes de que pudiera unirme a la maestría en comercio (Máster en Comercio). Mi admisión a la maestría no había tenido lugar por algunas razones técnicas. Me estaba quedando en Prasanthi Nilayam asistiendo a bhajans y cantando bhajans mañana y tarde, teniendo grandes Darshans y disfrutando de la vida y no yendo a la universidad ni a la residencia. Los chicos de la residencia podían tener Darshan solo por la noche, mientras que yo estaba teniendo Darshans por la mañana y por la tarde, y era muy divertido estar en los ojos de Swami todos los días.
Entonces, un buen día Swami decidió que tenía que enseñarme una lección sobre algo. Él dejó de hablarme. Ahora, todos los que hemos sido fervientes devotos de Bhagavan sabemos qué experiencia tan dolorosa es cuando Swami se niega a interactuar. Él mira a través tuyo, habla con la persona que está a tu lado en ambos lados, y también con las personas que te rodean, pero no te reconoce, no te mira, ¡no te habla! Él hará todas las preguntas a todos los que te rodean, también sobre ti, pero no te mirará. ¿Y que fue eso? Ese es el momento cuando uno necesita entrar en Atmanireekshan (auto-introspección). Uno tiene que autoindagarse y comprender por qué Swami lo está tratando a uno de esta manera. ¿Por qué Bhagavan no me habla? Dio la casualidad de que era esa fase. Después de un mes más o menos, estaba sentado cantando bhajans, pero Swami había dejado de hablarme. Y estaba haciendo mi mejor esfuerzo para llamar la atención de Swami preguntándome: “¿Dónde me estoy equivocando? ¿Qué estoy haciendo mal? ¿Por qué Bhagavan no me responde, por qué Bhagavan no me habla a mí? Seguiría intentándolo, pero para Swami yo era invisible, y Él miraba a través mío. Incluso si me sentaba en la primera fila, ¡Él no hablaba con los niños sentados conmigo, para
que no me acercara y pudiera tomar Su Padanamaskar! Me estaba evitando a propósito. Y seguí orando por Bhagavan; seguí orando, pero Swami no respondió. Entonces, una mañana, Swami anunció: “Hemos comenzado una escuela en Bukkapatnam. Y me gustaría que algunos chicos cuidadosamente seleccionados vinieran arriba por la tarde. Llevaremos algunos vestidos, algunas ropas, algunos libros, algunos artículos de papelería y se los daremos a todos los niños de esa escuela del pueblo”. Esta escuela en Bukkapatnam fue iniciada por Central Trust en 1983, creo. Y luego Swami fue a buscar a algunos muchachos y dijo: “Sí, vienes, vienes...” Y yo estaba sentado y oraba a Swami y estiraba el cuello y cambiaba mi posición para que Swami me notara. Pero Swami se negó a verme. Se llevó a unos quince niños, ¡y mi nombre no estaba allí! Y, de hecho, la idea de que Swami te llamara a subir al sanctum sanctorum, el lugar donde vive Swami, quiero decir, ¡imagina qué tipo de suerte debías tener para subir allí!
Swami estaría sentado y dirigiendo: pon este paquete aquí, pon este paquete allí, etc. No era el hecho que el trabajo fuera mucho, ¡es solo que Swami te daba la oportunidad de compartir esa dicha y esa alegría de estar en Su proximidad! Entonces, esa mañana cuando los bhajans terminaron, estaba tan abatido, tan abatido, tan lastimado. Seguí diciendo: “¿Cómo puedes hacerme esto? Estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo. No me estás hablando, no me estás mirando, no estás haciendo nada. ¡Swami, por favor responde, Swami, por favor responde, Swami, por favor responde!
El ejemplo de Sri Ramakrishna Paramahamsa
Y luego recordé algo. Habíamos
hecho una obra de teatro sobre la vida de Sri Ramakrishna Paramahamsa allí. Y Swami me había dicho personalmente: “¿Sabes cómo debes anhelar a Dios”? Cuando esas sesiones de ensayo solían tener lugar, Swami solía sentarse en esa silla (para ver los ensayos), y solía hablarnos. Hubo una escena en la que estaba (actuando como) Sri Ramakrishna Paramahamsa, así que tuve que orar a la Madre Kali y gritar: “Maa (Madre), ¿por qué no te me revelas? ¿Por qué no me das Tu Darshan? Hay otros devotos a los que les diste Tu Darshan, pero ¿por qué no me lo has dado a mí”? Entonces, tuve que suplicar desde mi corazón. Pero Swami dijo: “No. No actuando, debes sentir ese dolor en tu corazón. ¿Sabes cómo se debe sentir ese dolor? Como si te hubieras separado, como que algo te ha sido quitado”. Todavía probablemente no podía
cumplir con las expectativas de Bhagavan. Le dije: “Swami, ¿cómo sentimos ese dolor”? Entonces Swami dio un ejemplo. Nos hizo sentarnos. Una vez que todos los niños estuvieron allí, Swami dijo: “Un día Ramakrishna Paramahamsa estaba hablando sobre lo mismo con Swami Vivekananda, y Vivekananda hizo esta pregunta: ¿cómo debemos extrañar a Dios en nuestras vidas? Mira, cuando nuestro hijo se va, ¿lo extrañamos? Extrañamos a nuestros hijos cuando se van a estudiar o cuando los casamos. Cuando una hija se casa, invariablemente tenemos lágrimas en los ojos. ¿No extrañamos a nuestros seres queridos? ¿Pero alguna vez extrañamos a Dios? ¿Alguna vez lloramos por Dios? Entonces, respondimos: “No, Swami, no lloramos por Dios”. Él dijo: “Debes llorar por Dios. ¿Y sabes lo que solía decir Ramakrishna Paramahamsa? Dijo que nuestro dolor debería ser como cuando un niño nace de una madre, y después de que la madre ha amamantado al niño durante tres o cuatro días, separan al niño de la madre. ¿Cómo extrañaría la madre al niño? ¿Cómo le oraría a Dios para recuperar al niño? Así es como debe doler tu corazón”. Y acercándose a los muchachos, dijo: “Si te casas, y después de dos días de tu matrimonio, la esposa se va a la casa de la madre, ¿cómo extrañarías a tu esposa? Debes extrañar a tu Dios así. Ese es el tipo de dolor que debe causar en tu corazón”.
Entonces, escuché todo eso y me di cuenta (y me dije): “Swami, creo que me estás probando. Te estoy extrañando, pero el dolor no está allí. Debo crear esa cosa y Swami debes hacer algo”. Y de verdad estaba abatido, estaba roto, sentí que toda mi vida había llegado a su fin cuando Bhagavan no me hablaba. En ese momento, era un niño pequeño, y no podía entender que esta era una forma en que Swami me daba madurez y me hacía comprender, y también se revelaba a Sí mismo.
Cuando le pides a Dios por Dios, Él llegará corriendo
Seguí llorando después de que el Bhajan terminó. Sin decir una palabra, entré en mi habitación, cerré la puerta, me senté en mi cama y lloré como un niño. Grité: “¿Por qué, Bhagavan, por qué? ¿Porque no me estás hablando? ¿Dónde me hace falta mejorar? ¿Por qué no me llamas? Si me estoy quedando corto en algo, ¡por favor corrígeme, Bhagavan!” Y poco después me di cuenta, estaba llorando por Bhagavan como lo haría un bebé, y estaba rodando por el suelo. Y dije: “Swami, me habías dicho que, si lloro como Ramakrishna Paramahamsa, vendrás tú mismo. Pero Swami, si no vienes hoy, ¡eso significa que todo lo que has dicho está mal y todo lo que he escuchado está mal! Porque hoy no puedo extrañar a nadie más de lo que te extraño en mi vida y si no vienes y tocas a mi puerta de inmediato y en este momento, Swami, incluso estoy dispuesto a renunciar a mi vida por ti, pero te quiero, Swami”. Y deseaba tanto a Swami que lloraba con lágrimas rodando por mis ojos. Era como un loco, literalmente como un loco.
Y de repente, llamaron a mi puerta. ¡Oh Dios mío! ¡Sentí que Bhagavan había venido! Pero luego pensé, Swami ya había subido las escaleras, ¿cómo puede bajar ahora? Inmediatamente me sequé las lágrimas, y me llevó casi cinco minutos volver a la normalidad. Cuando abrí la puerta, encontré a Sri Chiranjeevi Rao parado allí. Qué decepción. Esperaba que Bhagavan estuviera allí. Pensé que era Bhagavan. Y vi a Chiranjeevi Rao parado allí. Y él preguntó: “¿Eres
Tribhuvan Sachdeva”? Le dije: “Sí, señor”. Él continuó: “¿Está todo bien”? Debido a que vio que mis ojos estaban inyectados en sangre, todavía estaba llorando, y parecía una persona loca con mi cabello probablemente todo despeinado. Le dije: “Sí, señor. Estoy bien”. Él dijo: “No sé, Swami me estaba dando instrucciones sobre esa aldea; de repente me dijo que me apresurara de inmediato. Swami dijo: Ve al antiguo albergue, un niño llamado Tribhuvan Sachdeva estará allí. Solo dile que esté listo a la 1.30 p.m. o las 2.00 en punto. Debía subir a la habitación de Swami. Olvidé decírselo, y entonces él está allí en la habitación esperando mi llamado”. Entonces, yo (Sri Chiranjeevi Rao) dije: “Swami, cuando pase por allí se lo diré”. Swami respondió: “No, no, no, te daré instrucciones más tarde; te vas ahora, te vas ahora”. Swami literalmente lo echó de allí, por lo que Chiranjeevi Rao vino y llamó a mi puerta, y abrí y lo encontré allí. Él dijo: “Espero que todo esté bien contigo, porque Swami me envió con mucha urgencia”. Entonces, nuevamente comencé a llorar y dije: “¿Qué es esto? Lloré por ti y realmente enviaste...”, y luego lo miré. Él habría pensado que este tipo era un Pichivaadu (loco). Era un hombre de pocas palabras en cualquier caso, y se volvió y se fue.
Cerré la puerta y nuevamente comencé a llorar; ahora había lágrimas de gratitud en mis ojos. Estaba diciendo (dentro de mí): “Swami, todo lo que dijiste era correcto, todo lo que dijiste era correcto. Por primera vez en mi vida, lloré por ti, te anhelé y dije: Swami, si realmente eres Dios, vendrás hoy. Swami, no viniste, pero enviaste a tu mensajero, y me dijiste y me hiciste entender que mis oraciones te alcanzaban, y si me duele en mi corazón, te lastimó también a Ti porque hiciste que
Sri Chiranjeevi Rao dejara todo y viniera”. Y mientras agradecía a Swami y las lágrimas aún corrían por mis ojos, ¡otra vez tocaron la puerta! Me preguntaba ahora quién era. Esta vez, abrí, y allí estaba el ingeniero Jayakumar. Dijo que cuando Chiranjeevi Rao regresó, Swami le preguntó al instante: “¿Le diste el mensaje”? Él dijo: “Sí, Swami, di el mensaje”. Swami preguntó además: “¿Qué dijo Tribhuvan”? Chiranjeevi Rao dijo: “Él acaba de decir que vendrá”. Y, después de dar algunas instrucciones a Chiranjeevi Rao, Swami nuevamente me dijo (Jayakumar): “Sí, vete. Él todavía está allí esperando una llamada. Ve y dile que todo está bien. Swami lo llama por la tarde, no te preocupes. Todo estuvo bien. Solo ve y dile”. Entonces, volvió otra vez y me informó que Swami estaba diciendo que todo estaba bien, y que no me preocupara. Y luego me preguntó: “¿Está todo bien? ¿Hay algún problema en la familia? Dije que no”. Me vio llorar y se preguntaba si este tipo parece ser un tipo cuerdo, entonces ¿por qué está llorando como un bebé? ¡Y Swami estaba tan preocupado que estaba enviando gente una y otra vez, una tras otra!
Ese día me di cuenta de que todo lo que Bhagavan dice tiene un significado. Él dice: Den un paso hacia Mí y yo daré diez pasos hacia ustedes. Esa fue la idea que me sorprendió, que es fácil convencer a Bhagavan. Tienes que anhelarlo. Tienes que orarle. ¡Literalmente tienes que pedir por Él y solo por Él! Y cuando haces eso, ¡Él viene corriendo como lo hizo por Sudama, como lo hizo por Draupadi, como lo hizo por Arjuna, como lo hizo por todos! Y esa tarde, con mucha culpa en mi corazón, vestí mi mejor ropa blanca y fuí allí. Fui felizmente poniendo ropa aquí y allá, haciendo pilas, y de repente encuentro dos pies pequeños acercándose a mí y
esa túnica naranja, ¡justo en frente de mis ojos! ¡Y no levanté la cabeza porque era culpable y (dije dentro de mí), “Swami, lloré mucho y te molesté tanto, y tuviste que enviar dos mensajeros”! Y Swami me miró, con ambas manos cruzadas hacia atrás, y en esa pose suya, solo levantó las cejas y dijo: “Hmm”. Y solo miré a Swami sin saber qué decir. Él dijo: “Histeria, histeria. ¡Histeria completa! Eso es lo que dijo, y yo solo miré a Swami, y luego me dio unas palmaditas y dijo: “Amor, amor, no histeria”. Oh! Comprendí lo que Swami quería decir. Nadie más entendió lo que estaba sucediendo. Alguien dijo: “¡Escribiste una carta a Swami! Dijiste algo”? Ahora, ¿cómo podría decir que me comporté tan tontamente, como Ramakrishna hiciera ante la Madre, hice ante mi Madre Sai? Lloré por Él, recé por Él, le grité, literalmente estaba rodando por el suelo, entonces ¿qué más puedo pedirle a Dios? Y Luego, cuando prometió “¡Lo que sea que pidas, te lo voy a dar”! (Cortesía: “Sri Sathya Sai Bhagawatham, Volumen 1)
– De la charla Samarpan de Tribhuvan Sachdeva, un ex alumno y ex miembro del Instituto Sri Sathya Sai de Enseñanza Superior, impartido por él en el Dharmakshetra, Mumbai.
Sus pasos deben estar en la dirección de lo que es bueno. ¿Qué es bueno? Los pasos deben elevarlos espiritualmente. Entonces, si ustedes ascienden diez pasos, Yo les ayudaré a subir cien pasos. Deben moverse en la dirección correcta, no en la equivocada. En la medida en que ansíen y anhelen a Dios, Dios anhelará por ustedes mil veces. No pueden tener idea de la preocupación de Dios. Su deseo es “Tamas” (pereza), el deseo de Dios es Tapas (penitencia). La diferencia entre los dos debe ser entendida.