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Capítulo 1

EL BHAGAVATHA

El nombre de Bhagavatha puede aplicarse a todo relato de las experiencias de quienes han Pero éstas representan sólo un aspecto de la tarea. La concesión de paz y alegría, y otorgar la sensación de plenitud a los buscadores que contactado con Dios y de los se han esforzado mucho, también es parte de devotos (Bhagavan y Bhakta). Dios asume la tarea. muchas formas y realiza muchas actividades. El Avatar o la forma encarnada, es sólo

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El nombre de Bhagavatha se da a las la concreción del anhelo de los buscadores. descripciones de las experiencias de quienes Es la dulzura solidificada de la devoción de

Lo han realizado en esas formas y de quienes los aspirantes piadosos. Lo sin forma asume han sido bendecidos por Su gracia y han sido la forma por el bien de estos aspirantes y elegidos como Sus instrumentos. buscadores.

La gran obra conocida con ese nombre Ellos son la causa principal. La vaca es honrada por todos los maestros Védicos. produce leche para el sustento del ternero.

Es una panacea que cura las enfermedades Ese es el principal beneficiario. Pero como físicas, mentales y espirituales. El Bhagavatha vemos, otros también se benefician de esa está saturado de la dulzura del néctar, brilla leche. Así también, aunque aquellos que se con el esplendor de Dios. acercan a Dios mediante el amor y la devoción

El principio del Avatar, o el descenso de (Bhaktas) son la causa principal y, su alegría

Dios a la Tierra, la encarnación de lo informe y sustento el propósito principal, también se con forma, para la elevación de los seres: obtienen otros beneficios incidentales, como éste es el hecho básico que hace que el el fomento de la acción correcta (Dharma),

Bhagavatha sea auténtico. Por Bhagavatha la supresión del mal, la aniquilación de los entendemos también a los que tienen apego malvados. a Dios, a los que buscan la compañía de Dios. No hay ninguna regla compulsiva de que

Para ellos, el libro, Bhagavatha, es lo más las encarnaciones deban ocurrir sólo en la precioso; es el aliento de su vida. Estar en Tierra y en forma humana. Cualquier lugar, medio de tales propios de Dios (Bhagavathas) cualquier forma, puede ser elegida por El es fomentar la propia devoción. A menos Siempre Libre. Cualquier lugar, cualquier que tengan un gusto por los pensamientos forma, promueven el propósito de satisfacer divinos, no obtendrán alegría de éstos. Para el anhelo del devoto, ese lugar y esa forma fomentar ese gusto, el Bhagavatha relata son elegidos por la voluntad de Dios. Dios historias acerca de las encarnaciones, para el está por encima y más allá de los límites del investigador sincero. Entonces, uno desarrolla tiempo y el espacio. Está más allá de todas el anhelo de experimentar el éxtasis de Dios, las características y cualidades; ninguna lista a través de todos los niveles de consciencia. de éstas puede describirle plenamente. Para

El que tiene este intenso anhelo puede ser un Él todos los seres son iguales. La diferencia verdadero Bhagavatha. entre el hombre, la bestia, el pájaro, el gusano,

La gente cree que las encarnaciones de el insecto e incluso una deidad no es más que

Dios ocurren sólo por dos razones: el castigo una diferencia del “recipiente” (Upadhi). a los malvados y la protección a los justos. Es como la corriente eléctrica que fluye

a través de varios aparatos y se expresa en diversas actividades. No hay distinción en la corriente, es la misma. Hablar de ella como diferente es revelar la propia ignorancia (Ajnana). Así también, el Dios único activa cada receptáculo o Upadhi y da lugar a múltiples consecuencias. El sabio sólo ve la corriente única uniforme. El ignorante siente que todos son distintos. Dios aprecia la conciencia de la unidad como el motivo básico de los actos. Él no aprecia que la actividad en sí sea una, sin variedad; se adapta a las diversas necesidades. Los frutos del karma o de la actividad sólo atraen a los que se identifican con el cuerpo y no a aquellos, que saben que son el indestructible Atma (alma, fuerza motriz interior en todo).

Una vez más, deben saber que las encarnaciones de Dios no tienen fin. Él ha descendido en innumerables ocasiones. A veces viene con una parte de su gloria, a veces con un equipo más completo de esplendor, a veces para una tarea particular, a veces para transformar toda una era en el tiempo, todo un continente del espacio.

El Bhagavatha explica la historia de esto último. El drama representado por el Avatar, y los que se acercan a Él atraídos por el amor y la devoción (Bhaktas), es el tema del Bhagavatha. Escucharlo promueve la realización de Dios. Muchos sabios han dado testimonio de su eficacia y han ensalzado el Bhagavatha, el cual ha ayudado a preservar para la posteridad.

En general, el hombre se siente atraído por los objetos de los sentidos porque es víctima de los instintos. Los instintos buscan fácilmente los objetos sensoriales. Vienen con el cuerpo y no se derivan de ningún aprendizaje. El bebé busca la leche del pecho de la madre, el ternero recién nacido se acurruca en la ubre. No se necesita ningún entrenamiento para esto. Pero para que el niño camine y hable, es necesario un entrenamiento. La razón es que no son automáticos. Son impulsados socialmente, por medio del ejemplo y la imitación de los demás.

El entrenarse es esencial incluso para la búsqueda adecuada del placer de los sentidos, ya que la búsqueda desenfrenada de dichos placeres es lo que promueve la ira, el odio, la envidia, la malicia y la presunción. Para entrenar los sentidos en líneas saludables y mantenerlos bajo control, son esenciales ciertas buenas disciplinas como la recitación del nombre del Señor (Japa), meditación (Dhyana), ayunos (Upavasa), adoración al amanecer y al atardecer (Sandhyavandana), etcétera. Pero por mucho que se alabe su valor y se recomiende su práctica, la gente no desarrolla el gusto por ellas. Esto se debe a que el deseo de placer sensorial ha echado raíces profundas en el corazón humano. Cuando a uno se le pide que realice actos espiritualmente saludables, no tiene ningún motivo interior. Aun así, no hay que rendirse y desesperanzar. Hasta que el gusto brote, hay que seguir estrictamente las disciplinas. Este gusto es el resultado del entrenamiento, nadie lo obtiene desde el principio. La práctica constante creará el gusto.

El niño no conoce el sabor de la leche. Al tomarla a diario, desarrolla un apego tan profundo por ella que, cuando hay que dejar la leche y sustituirla por arroz, empieza a protestar. Pero la madre no se desespera. Convence al niño de que tome pequeñas cantidades de arroz cocido a diario y así empieza a gustarle el arroz y deja la leche. La leche era su alimento natural. Con la práctica, el arroz se convirtió en su alimento natural, tan natural que, si no hay arroz disponible durante un sólo día, se siente miserable.

Así también, aunque los placeres de los sentidos son “naturales” al principio, por medio de la práctica y el entrenamiento y escuchando los elogios de los sabios, lentamente se capta el mayor y más duradero placer derivado de las glorias del Señor y su recapitulación. A partir de entonces, uno no puede existir sin esa atmósfera, ni siquiera por un minuto. Uno siente que no hay nada tan dulce como la experiencia de escuchar el esplendor del Señor. La compañía de los mundanos que parlotean sobre los sentidos y los objetos sensoriales ya no lo atrae. La compañía que

se regocija en alabar al Señor lo atraerá y retendrá.

Este es el verdadero sello del bien. Los aspirantes espirituales (sadhakas) y los devotos del Señor deben ser juzgados por esto, no por la vestimenta o apariencias externas. Si uno se mezcla con hombres que se deleitan en la charla y las actividades sensoriales, entonces, uno se pone fuera de la corte. Pasen su tiempo en compañía de los piadosos, ocupados en asuntos piadosos. Eviten mezclarse con la compañía de los impíos. No vean sus actividades ni escuchen sus relatos. Sólo aquellos que los evitan pueden ser llamados propios de Dios (Bhagavathas).

Leer y disfrutar de las historias de la gloria de Krishna en algún lugar sagrado, en algún templo, sala de oración, ermita de un santo o sabio o en compañía de los virtuosos y los buenos, eso es una fuente de gran inspiración y alegría. Hace que la gente se olvide de todo lo demás. También puede uno acercarse a hombres piadosos y servirles, escuchar su exposición de las glorias de Dios. El gusto por una literatura tan sana es el resultado del mérito y del esfuerzo acumulados. Es ese mérito el que lo recompensa a uno con tal compañía. Escuchar será suficiente al principio. Más adelante, los relatos despertarán el interés por la naturaleza y las características de Dios y el aspirante buscará y encontrará por sí mismo el camino de la realización.

Escuchar las exposiciones de los sabios es mucho mejor que leerlas uno mismo; o bien, se puede estar mirando el texto mientras se escucha. Es preferible escuchar acompañado que solo. Por supuesto, es excelente escuchar con un número de aspirantes sinceros. Si la persona que expone ha experimentado la emoción genuina, entonces es la fortuna más suprema, pues da los mejores resultados. Porque, su rostro florecerá de alegría, sus ojos derramarán lágrimas de gozo ante la sola contemplación de la gloria del Señor. Los que le escuchen se contagiarán de esa inspiración. Ellos mismos experimentarán la alegría. En medio de un grupo que llora, las lágrimas brotarán de los ojos de los que han entrado. Cuando un niño sonríe, los que están alrededor también sonreirán al unísono. Así también, las palabras de los que están saturados de devoción a Dios saturarán los corazones de quienes los escuchan. Es imposible medir el provecho que se puede obtener estando en compañía de los grandes.

A través de ese proceso de escucha, un corazón cargado de suciedad se transformará en un corazón limpio e iluminado, que brillará con luz genuina. Para los olores nauseabundos de la búsqueda de los sentidos, la agudeza de escuchar las glorias de Dios es un valioso desinfectante, además de estar, en sí mismo, tan lleno de dulce fragancia. El escuchar limpiará el corazón a través del impulso que le da para hacer un buen trabajo.

Un corazón tan limpio es el altar o tabernáculo más apropiado. En esa fragante enramada, el Señor se establecerá. En ese mismo momento, también ocurrirá otro incidente. El grupo de los seis vicios que había infestado el lugar lo abandonará sin siquiera despedirse.

Cuando estos vicios se retiren, el séquito de malas tendencias y actitudes vulgares que viven en ellos levantará su campamento y desaparecerá sin dejar siquiera su dirección. Entonces, el ser humano brillará en su esplendor nativo de la Verdad y el Amor (Sathya y Prema). Se esforzará sin obstáculos por realizarse a sí mismo y, finalmente, logrará fundirse con lo Universal y Eterno. Se liberará de la maraña de la ignorancia (Maya). Su mente se desvanecerá. El secreto largamente escondido le será revelado. Descubrirá su divinidad (Madhavatwa).

La naturaleza del ser humano es Amor (Prema). Él no puede sobrevivir ni un momento cuando se le priva del Amor. Es el mismo aliento de su vida. Cuando los seis vicios, a los que estuvo apegado tanto tiempo, desaparecen, el Amor es el único habitante del corazón; pero el Amor tiene que encontrar un objeto, un ser amado. No puede estar solo. Así, se dirige al

Divino Niño azul oscuro, el encantador pastor de vacas, que es la Pureza personificada, que es la encarnación del servicio, el sacrificio y el desinterés, que ha tomado residencia en este limpio altar. Ahora no hay lugar para que crezca ningún otro apego. Así, paso a paso, este amor por Madhava (otro nombre de Krishna) se vuelve más profundo, más puro, más abnegado, hasta que por fin, no hay otra necesidad de pensamiento y el individuo se funde en el Universal.

Cuando Vaasudeva entra en el corazón del hombre, vasudeva ya no tiene lugar en él. En otras palabras, cuando el deva de vasu o la riqueza se asienta en el corazón, el divino Vaasudeva o Krishna no puede habitar en él.

Cualquier intento de alojar a ambos en el corazón está destinado al fracaso. La oscuridad y la luz no pueden existir al mismo tiempo y en el mismo lugar; no pueden coexistir juntas. La riqueza (Dhanam) y Dios (Daivam) no pueden ser ideales juntos. Cuando se busca la riqueza (Dhanam), no se puede alcanzar también a Dios (Daivam) o Dios. Si el hombre busca ambos, lo que logrará no será ni riqueza (Dhanam) ni a Dios (Daivam), sino al diablo (Dayyam).

Es meritorio si el hombre se comporta como hombre. Es loable si se comporta como Dios (Madhava) que realmente es. Pero comportarse como un demonio o como una bestia es realmente despreciable. Porque, el hombre nació como un mineral y murió como un mineral. Luego, se auto promovió como un árbol. Durante mucho tiempo nació como árbol y murió como árbol; pero en el proceso, fue promovido a animal; pero ahora se ha elevado a la condición de hombre. Este ascenso de una escala a otra ha sido reconocido por la ciencia y la experiencia espiritual. Ahora, por desgracia, nace como hombre y muere como hombre. Es una vergüenza mayor si se desliza hacia abajo como una bestia o un ogro bestial. La alabanza es lo que le corresponde, sólo si se eleva a la condición divina. Ese es el verdadero cumplimiento de su destino.

Por lo tanto, eviten el contacto con los vicios; desarrollen el apego a las virtudes; transmuten el corazón en un altar para el Señor. Destruyan todos los brotes y retoños del deseo; entonces, su lago de la conciencia interior (Manasa-Sarovaram) se sublimará en un océano puro de leche, sobre el que el Señor se reclina en el sofá de la serpiente (Kshirasagara). Su Yo real, como el cisne celestial (Hamsa), se deleitará en las plácidas aguas de ese lago, así transformado. Y descubrirá un deleite sin fin. ¿Quién puede marcar el comienzo de las continuas olas del océano? Es una tarea imposible. Si alguien decidiera hacerlo, la ola con la que inicie el cálculo será considerada como el principio, la ola con la que detenga su cálculo será para él la última. Hay un principio y un final para su recuento. Pero, no hay principio ni final para el proceso. Nadie puede visualizar ninguno de los dos, en esa ilimitada extensión ilimitable. La gloria de Dios es el océano sin orillas. Cuando uno empieza a describirlo, Este comienza para él. Cuando termina su descripción, es el final, para lo que a él respecta. Pero la Gloria de Dios está más allá del espacio y del tiempo. Sólo las mentes pequeñas, las mentes limitadas, argumentarán que la gloria de Dios tiene un principio y un fin. El escenario en el que Él actúa (Su Lila) no tiene límites.

La historia de Su Lila es todo néctar; no tiene ningún otro componente, ningún otro sabor, ningún otro contenido. Todo el mundo puede beber hasta la saciedad, de cualquier parte de este océano de néctar. La misma dulzura existe en todas partes, en cada partícula. No hay nada inferior que estropee la dulzura.

El amor de Dios y el amor por Dios son ambos eternamente dulces y puros, cualquiera que sea el método para aceptarlos o alcanzarlos. Tal amor es sagrado e inspirador. El azúcar es dulce si se come durante el día o durante la noche. Porque es la noche o el día para la persona que come, no para el azúcar. El azúcar se comporta siempre de manera uniforme.

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