Portada
Indice
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¿De dónde Venimos?
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Ensayo Grupal “Metamorfosis del Pensamiento”
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Conclusiones
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Referencias Bibliográficas
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Ensayos Individuales: Sonoridades en la vida del campo por Marisol Vidal
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Mujer y camino… por Nancy Torres Victoria
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La palabra de la conciencia ingenua a la conciencia crítica;
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un estado de diálogo para la transformación por Virginia Cerdas Montano Pedagogía con sentido de vida por Guiselle Villalobos
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Jauberth El diálogo y la educación, binomio interactivo en el Placer
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de Aprender por Dilia Colindres Molina La Pedagogía de la corporeidad y el buen vivir por María
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Antonieta Ozols Rosales El buen vivir de la poesía como práctica de la libertad del
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ser, por Luis Fernando Duarte Martínez
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Coaprendiente: Marisol Vidal Castillo ¿De dónde vengo? Nací junto con un destello que trastocó todo; nací de una luz inmensa y de una esperanza nueva. Como ser vivo puedo decir que vengo de una tierra viva, sabia y buena.
Vengo de
un universo complejo, interconectado y en movimiento
permanente. Luego
de
“millones de
instantes”
emergí
en
manifestaciones de
vida
microscópicas, posteriormente en formas de vida visibles y más en proximidad a lo que soy hoy; en una especie viva que logró convivir con la vida asumiéndose en coexistencia con el cosmos. Para dicha mía tengo en mis entrañas el recuerdo de la vida ancestral que se desarrolló en un pedazo de la madre-tierra, América Latina; un continente libre, soñador, abrazador del porvenir, autosuficiente y seguro de sí mismo. Vengo de una tierra que vivió momentos de dolor al ver la explotación, humillación y vejación de sus hijos e hijas, vengo de una tierra dorada por el sol; pero maltratada por manos y conciencias que sin compasión y piedad abrumaron con un Dios adormecedor; vengo de una tierra que luchó con agallas y derramó sangre para no ser colonizada, para no perder su libertad. Vengo de una tierra que cantó y canta cuando la desesperanza llega, vengo de una tierra que empuña memorias, abrazos, corazones y conciencias para reconstruir caminos. Vengo de un puñado de gentes que despertó dimensiones de su ser para aprender a vivir comprendiendo que la vida es un viaje colectivo; donde existe un concierto infinito de energías, emociones, canciones y poemas. Un viaje que nos exige ser y estar con nosotros mismos (dimensión
interna) y ser y estar con el
mundo (dimensión externa).
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Para poder ser y estar conmigo misma debo disponerme a realizar viajes a mi ser interior, necesito de mi
no-pensamiento; de ser y estar pero sin tiempo, ni
espacio; aprendiendo auto-mirarme, auto-escucharme y
auto-sentirme; solo así
tomaré autoconciencia de mi fuerza, de mi condición de ser vivo temporal en un estadio de vida, pero infinita en el viaje eterno del universo. Cuando me senti-pienso en mi dimensión interna me explico lo inexplicable para occidente, porque una madre indígena quiere parir su hijo, hija cerca de la tierra, escuchando el canto del viento, el viaje del río entre las piedra y disfrutando como única compañía TODO lo vivo. Quizá porque en el momento de ser vientre de la vida, lo único que se necesita es ser y estar consigo misma. Para comprendernos a nosotras mismos, a nuestra América Latina, es necesario romper cadenas invisibles, esas que moran en nuestras entrañas al saber que la esclavitud habitó estas tierras; para comprender que nos ataron-atan con cadenas de miseria al robarnos la palabra, la posibilidad de hacer la historia y la necesidad de construir futuro. La dimensión externa me lleva a sentí-pensarme como sujeta histórica, me lleva a mirar el pasado de mis antepasados; me exige armar mi corazón de valentía para que aunque sienta dolor quiera buscar recuerdos. El pedazo de tierra que me vio nacer no es ajeno a la historia; forma parte de un planeta vivo que asumió una forma de sentí-pensar antinatural; el grupo humano que llegó a nuestro continente no tuvo conciencia de viaje colectivo, pensó que podía ser y estar por encima de todo y de todos. Sin piedad pisoteó la dignidad de las abuelas de mis abuelas, encadenó la esperanza y trató de desterrar el buen vivir. Las personas que llegaron a nuestro continente en nombre del “desarrollo” se olvidaron de su amorosidad por la vida; explotaron-explotan la vida, mancillaron mancillan la dignidad, encarcelaron-encarcelan la libertad y creyeron que podían vivir el presente sin conciencia de su pasado y sin ilusión por su futuro. 4
Usurpadores llegaron a despojarnos de la casa-madre-tierra, Paulo Freire (2004) expone; con desamor y violencia ofrecieron pan, palo y paño, despojaron a esta gente buena de la dignidad de sembrar la cosecha, del derecho a decidir sus destinos, de la necesidad de abrigar esperanzas en la vida buena. Además, intentaron robar de esta tierra buena la manera de pensar y estar en el mundo; de ser y estar con el pueblo, de pensar y actuar en la vida. Hoy tengo coraje, valentía y la convicción para despertar mi conciencia individual; para hacer despertar la de mis hermanos y hermanas en América Latina y construir conciencia colectiva,
para volver a mis raíces con dignidad, sintiendo
orgullo por vivir en una tierra capaz de detenerse para danzar con el sol y la lluvia; una tierra mágica, una tierra que prefiere ver el mar sereno antes que torres de petróleo; una tierra que defiende su derecho a disfrutar la paz que brinda la naturaleza en concierto; la música del bosque, el río y la noche estrellada. Vengo de una tierra que tiene claro su sentido de vida, que abrazada a la aprendiencia de la
palabra y el disfrute de la
poesía mueve conciencias y
cuerpos, vengo de una tierra con esencia de mujer y mirada campesina.
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Co-aprendiente Ma Antonieta Ozols Rosales. ¿De dónde vengo? Para algunos es muy fácil tratar de contestar esa pregunta pero para mí es difícil. En mi familia casi todos son blancos, pero yo vengo de una mezcla de etnias indígenas, afrodecendientes y de padre ruso. Con esta variedad de etnias, construyo una variedad compleja de pensamientos, ideas, emociones y experiencias. Soy ellos, pero no me siento ellos. Hablando desde la perspectiva indígena la tenacidad por la defensa a la naturaleza, el deseo por la justicia a todo ser viviente y por el amor a la vida. Desde la visión afrodescendiente, el amor al ritmo, la música, el encontrar una melodía a cada nota o palabra y buscar incansablemente el ritmo a las cosas. A Rusia, el deseo de explorar y buscar la verdad en cada momentum y lugar, buscando el por qué, y el explicar las relaciones e interrelaciones que se dan. Vengo puedo decir de la interrelación de los seres vivos, que me indican cada día hacia donde voy. Vengo de un país latinoamericano que está encontrando respuestas a muchas interrogantes y que desea salir avante. Vengo de un país que ha sido privilegiado no como otros, como
en
Centroamérica) que han sufrido en carne propia los resultados de la guerra, destrucción y el hambre que carcome y amenaza a una nación entera pueblos enteros. Vengo de un país que ha sido colonizado y que trata como puede de salir del pensamiento de subdesarrollo, para abrirse paso en el mundo. Pero vengo de la lucha día a día para surgir y no sumirme en la cotidianidad de la vida. Pero también debo decir que vengo de la mujer negra ultrajada, violada, destinada a ser el objeto sexual y de trabajo de algún amo y señor. De la mujer negra esclava que solo recibió migajas de las sobras de la mesa. A complacerle todos sus deseos y caprichos sin ni siquiera protestar por cansancio ni dolor.
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Vengo de la mezcla étnica que trae consigo la herencia que han transcurrido en el espacio y que siguen allí, calando para mostrarse en cada gesto, mirada, sentimiento, pensamiento e ideas que van transformando toda la historia de mi vida. Vengo, pues, de una herencia que ha pasado de generación a generación y de las cuales muchas enseñanzas y muchas experiencias, se imprimen en mí y no sólo en mí sino en aquellos que me rodean. Vengo de una raza que tiene la génesis de Homo; pero la humanidad entera nunca le ha reconocido como raza- madre. Vengo de una raza de piel negra, valiente, pujante y de esperanza joven, vengo de una raza que ha gritado al mundo su dolor con danza y canto. Vengo de una raza fuerte, tierna y soñadora, que busca en el día a día como formar parte de ese cosmos. Vengo de unas raíces fuertes, que aunque el dolor empeñaba sus vidas sabían como salir adelante. Vengo de una madre que luchó valerosa para sacar adelante a sus siete hijos y aunque sufrió, se sintió orgullosa al verlos crecer fuertes y con ganas de vivir. Vengo del deseo de ser mujer, fuerte, valerosa y de la eterna búsqueda de la felicidad, la mía, la nuestra, la de los demás. Vengo de sentirme honrada con el privilegio de ser cada día más, una persona con aspiraciones, deseos, sentimientos y añoranzas por construir un mejor mañana para todos y así ser feliz.
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Coaprendiente: Dilia Colindres Molina ¿De dónde Vengo? Quiero pensar de dónde vengo y recreo los recuerdos que tengo de mi niñez, hay unos que añoro, pero también surgen como entre el humo la lucha por la sobrevivencia, los horrores de la guerra que ha vivido la tierra en donde nací. En mis recuerdos de niña están aún los latidos del corazón a punto de explotar oyendo el ruido de los aviones y debíamos correr a escondernos en unas especie de sótano, apagar las luces y no se podía ni encender una vela, porque podía ser una señal para que nos dispararan. Sin embargo el dolor no encontró anido en mi corazón, me he amarrado a los momentos mágicos que me han soñar amar volar y sentirme libre, me he hecho dueña de mis ilusiones y de mis pasiones. Como menciona Pablo Freire: La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados "ignorantes" son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una "cultura del silencio". Vengo de un país donde existía y existe un gran analfabetismo, un pueblo maltratado por el poder de los más ricos, donde el pueblo es silenciado, ya no solo sus expresiones de cultura, sino todas sus expresiones. Vengo de un sistema político rígido, donde no se admiten posiciones intermedias, de una sociedad divida en clases bien diferenciadas, donde la violencia ejercida por los opresores está a la orden del día y donde, todos los intentos de sublevación han sido brutalmente aplastados. Pero no dejo de creer que los oprimidos tienen el desafío de transformarse en los reconstructores de la libertad. Vengo de un lugar donde la mujer ha sido y sigue siendo un objeto para el hombre, sumisa, en el hogar, cuidadora de niños, niñas, ancianas, madres, esposos, sin derecho a estudiar, sólo a servir. Ese es mi Honduras, o por lo menos, el que recuerdo.
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Sin embargo me atreví a asomarme con muchos temores por la venta de la vida, y dije no más al abuso, y ahora voy por la vida defendiendo esa misma vida que un día fue violentada, ahora me asomo con un cambio de actitud, de criticidad, de reflexión de diálogo, de opciones que me permite hacer transformaciones por medio de acciones comprometidas. Estoy en un proceso de aprendiencia en el que conocer implica una acción transformadora de la vida, una búsqueda constante, invención y reinvención; una reflexión crítica personal sobre el acto mismo del conocimiento. Como dice Freire: Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre.
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Co Aprendiente: Luis Fernando Duarte Martínez ¿De dónde vengo? Laberinto…y algo más ".. La vida no es un ensayo, aunque tratemos muchas cosas; no es un cuento, aunque inventemos muchas cosas: no es un poema, aunque soñemos muchas cosas. El ensayo del cuento del poema de la vida es un movimiento perpetuo: eso es, un movimiento perpetuo..."Monterroso Soy un ser unido al cosmos en constante movimiento, único e irrepetible por ley biológica. Vengo de la palabra hecha amor al unirse mi padre y mi madre. El paso por esta ciudad interminable es placentero si lo sabemos canalizar, disfrutar cada momento que nos regala la vida como si fuera el último, es una de las metas que me he propuesto. Vengo de una familia humilde, pero heredera del tesoro más grande que como humano percibo, el amor de mis hermanas, de mi madre, de mis sobrinos. Vengo de un hogar golpeado por la soledad de mi padre ausente y abrazado por el cariño de una madre generosa y valiente. Vengo de una lucha interior por quererse ser, vengo luchando contra mí mismo para vencer el miedo a la diferencia, vengo del devenir de un pasado milenario y un presente liberador. Unido a este sentimiento, los miembros de mi familia hemos realizado incansables esfuerzos por sobrevivir, a veces en estados de resiliencia, pero siempre con la meta de emigrar y construirnos como mejores seres humanos, que tienen como única meta dejar este mundo un poco mejor de cómo lo encontramos, escalando cada peldaño de la vida en los hombros del esfuerzo, de la lucha, de la esperanza, de buscar ese arco iris de armonía que lo brinda la felicidad de estar juntos compartiendo la mesa, el pan de cada día, escuchando las melifluas palabras de mi madre que susurran alegría y cariño permanente en cada uno de sus hijos.
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En la vida somos onda y partícula que transita en el cosmos, y este espacio se presentan laberintos, bueno es saber y valorar el camino para la edificación de nuestra vida en el campo personal, profesional y familiar. En muchos aspectos de este inquieto viaje por el laberinto de la vida ha sido indispensable recurrir a la determinación y al coraje de manera que, al transitar las sucesivas etapas que se presentan, nunca me he sentido solo. En ocasiones he sentido, en toda mi corporeidad, el efecto del camino, rodando y chocando contra las paredes de piedra o colisionando con otras personas; lo extraordinario es que lo he recorrido con compañeros que hacen el andar por el laberinto, más placentero. Este es mi caso, con mi familia biológica y mi familia de los Inquietos. Para mí la existencia no tiene límites, la noche es extensión de la luz que se torna tenue y envolvente, como la poesía que con sus brazos de agua apaciguan mi sed. El día es extensión de la oscuridad que se torna púrpura en el espejo de agua de la ciudad interminable, así, la vida, con su alma de niña riega el jardín de mi alma. En la dimensión educativa, vengo de un sistema rural, urbano, con buenos recuerdos hacia los maestros y maestras que se encargaron de mi educación, como expliqué en uno de los ensayos, fui cosmopolita en mi propia provincia porque nos matriculaban en varias escuelas y colegios de la provincia de Alajuela. Haciendo un análisis introspectivo del tipo de educación que recibí, fue de tipo bancaria, tradicional, acompañadas en algunas ocasiones con metodologías participativas, con maestras y profesores muy entregados a su docencia. Fui un niño my feliz en mi etapa primaria y no así en la secundaria, que es más impersonal y conductista el aprendizaje. Sin embargo gracias a estos saltos de peldaños, logré ingresar a estudios universitarios para ejercer en la docencia.
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Co aprendiente: Nancy Torres V. ¿De dónde vengo? Vengo de la itinerancia, de matria violentada, del mestizaje que es el símbolo de mi identidad, vengo de la ebullición de las ideas, vengo de la cadencia, los sabores, los rituales de los negros esclavos en las plantaciones de la caña de azúcar del Valle del río Cauca. Miel y hiel. Patrón y esclava. Blanco y negra. Poderoso y débil. Del batido delicioso de lo múltiple, alternándose entre lagrimas y risas. Vengo de los tambores y las caderas frenéticas, de la sangre de muchos colores. He hecho cuentas. Sumas y restas. La madre de mi tatarabuela fue hija de vientre liberto o libertad de partos. Una ley de 1821, que dejaba libre a los hijos e hijas de los esclavos cuando éstos alcanzaran la edad de 18 años. Se promovió la libertad de vientres, obligando también a los amos esclavistas a vestir y alimentar a los hijos libertos. La Constitución de Cúcuta en los artículos 1 y 15 reza: Serán libres los hijos de las esclavas que nazcan desde el día de la publicación de esta ley en las capitales de provincia, y como tales se inscribirán sus nombres en los registros cívicos de las municipalidades y en los libros parroquiales. Se declaran perpetua e irrevocablemente libres todos los esclavos y partos de esclavas que habiendo obtenido su libertad en fuerza de leyes y decretos de los diferentes gobiernos republicanos, fueron después reducidos nuevamente a la esclavitud por el gobierno español. Los jueces respectivos declararán la libertad, acreditándose debidamente. (Búsqueda en Wikipedia, diciembre 16 de 2011) Sin embargo, muchas esclavas libres se quedaban a servir en las casas de sus antiguos amos como cocineras, mucamas, (arreglo de la casa) modistas, niñeras, amas de llaves; es decir, no se iban del lado de sus patronos. Generación tras 12
generación vivieron mis antepasadas en haciendas azucareras del hermoso Valle del Cauca. En una de esas inmensas haciendas nació mi abuela Susana. Negra, carnavalera, delgada, esbelta y parió a mi padre, Jorge, con un solo apellido, el suyo. Vivieron en la hacienda, con otros hermanos blancos, negros, vivos, muertos, verdes, amarillos. El rompió finalmente la cadena de mujeres libres en con conciencias esclavizadas haciendas de caña de azúcar, pariendo hijos de patronos blancos. Y lo hizo sin saberlo, sin ser consciente, sin hacer nada. Sólo por el hecho de haber nacido hombre. Después han llegado muchos Jorges en mi vida. A todos los he amado, con todos ellos he ido y venido por caminos de palabras, vinos, risas, cartas, noches. Vamos juntos en sueños a los lugares que queremos. Vengo y vienen cuando quieren. Son hermanos, sobrinos, amigos. Es mi padre que sigue aquí, es la luz y son los ojos que vigilan en la noche para que yo siga aquí, viviendo y respirando, avanzando, aprendiendo, transformando, inventando. Su mano me es conocida. Ya murió el abuelo hacendado. Vicente Valderrama se llamaba. Ahora saludo a mis tías blancas, que también ahora se volvieron mestizas, algunas ya no son ricas, me quieren conocer, las perdí de vista cuando murió mi padre en un accidente de tránsito. Nunca supo que murió, sigue vivo y cuida de mí. Luego nos envió otro padre, después le dedicaré a él una noche entera para dibujarlo, para darle de beber el agua que siempre le prometí. ¿Recibió a tiempo todo lo que intenté darle? Algún día me responderá. ¿Y de mi madre? De ella he tomado leche india. Abuela blanca, abuelo indio, hija mestiza, hijo mestizo, nieta ésta que soy de mil colores. Edifico mi identidad desde el maíz, y no la harina, desde el suburbio y los patios con solar, con el árbol de mango en el centro, desde las canciones de los años setenta y ochenta, desde la minifalda, desde mi perro Atila, desde mi puño cerrado que es del tamaño de mi corazón.
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Sangre india, negra, humilde, llevo en mi devenir. Vengo del abismo, de la ropa blanca, de la voz y el canto en la noche de luna y de la conjura del amor entre el agua y la tierra, el perro y el dragón. Vengo entonces del despojo, de la inequidad, de la injusticia, de un país en guerra hace doscientos años, de una ley que no se cumplió, de una libertad que no se dio, de abusos que nadie reconoció, de terratenientes que nunca repartieron la tierra, que no pagaron sus deudas, que murieron sin saber que fueron infames, vengo del no olvido, de la memoria subversiva, de la miel, de la caña, del valle, del río, de la humildad, del baile, del sudor, de muchas risas, muchas hermanas, dos hermanos, muchas tías y tíos que no fueron y ahora son, del dolor pero también del amor, del abrazo y el nuevo amanecer, de cielo azul y la flora que se pelea cada centímetro para existir en este país del que no vengo, pero de donde ahora soy. Agradezco a mis antepasados por traerme hasta aquí y ahora, por dibujarme ésta y no otra, por dejarme lo que necesitaba, nada más. Por permitirme recorrer mi camino. Por amar, por crecer, por cambiar, por parir, por pelear, por tener miedo y no asustarme, por leer, por escribir, por sentir la poesía de mis amigas, de mis poetas, de los poetas rusos, por mi hija, por el sol, por los ojos de Hernán y por toda su tristeza.
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Coaprendiente Virginia Cerdas Montano ¿ De donde vengo? Mi referente contextual, el más cercano, el que reconozco desde mi emocionalidad, más que de mi racionalidad, se ubica fácilmente en un momento histórico- social relativamente pasivo y sin mayores cuestionamientos sobre el rumbo de nuestra América. Cuando uno está inmerso en un contexto y la conciencia transitiva ingenua lo acompaña en la visión del mundo que le rodea, no hay mayores altibajos, ni luchas que dar, porque el orden preestablecido es el que debe de prevalecer. El silencio, la reproducción del orden social incuestionable y el respeto hacia la iglesia con sus dogmas, es casi motivo de reverencia. Así crecí en un pueblo rodeado de grandes montañas azuladas, que siempre estaban observando pasivas, hasta que algún cazador, interrumpía su vigilia. Campesina, hermana, hija, amiga, mujer… Las visiones obtusas y simplistas sobre el mundo se limitaban a las interpretaciones que podía hacer sobre las lecciones de mis maestros en la escuela, a las conversaciones de mi padre con sus amigos y a los largos sermones de mi madre, queriendo siempre hacer de mi una “muchacha de bien”. La prevalencia de una conciencia transitivo- ingenua y la carencia de una conciencia transitivo- crítica, dio tonalidades múltiples a nuestra organización en ese pequeño pueblo, alejado de los adelantos tecnológicos y científicos, hasta hace un par décadas. Crecer entre hombres y mujeres campesinos, tiene sus bondades, como el vivir día a día los principios más nobles que accionan al ser humano, como la solidaridad mostrada en cientos de veces cuando no importaba la hora de la noche, mi madre se levantaba para compartir con los vecinos, la medicina para el
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dolor de oídos o el dolor de muelas. La solidaridad mostrada entre los amigos de mi padre, que se compartían una lata de frijoles de la mejor semilla, para tener una buena cosecha, y que era devuelta cuando se aporreaba la primera “cogida de frijoles”. La solidaridad cuando a uno de los tantos hombres que trabajaba en el campo, lo mordía una serpiente y todos los demás se reunían para sacarlo en hamaca por caminos en donde si acaso una carreta podía entrar. El valor de la palabra, cuando uno de estos campesinos de tez curtida por el sol y la lluvia, daba su palabra, no se requerían abogados para certificarla, solamente teníamos la certeza de que a esa palabra, le sucedía una acción, que la hacía noble, válida y honorable. El respeto por la propiedad ajena. El compartir siempre un “gallito” con cualquier persona que llegara a la casa de visita, no importaba si ya había pasado la hora del almuerzo. Las bondades de crecer en un pueblo, sin electricidad, ni agua potable, ni siquiera un colegio para brindar posibilidades de una condición de vida diferente, son muchas, si las analizamos desde una perspectiva ambiental, humanizadora y emotiva, sin embargo también es limitante, opresora y mutilante de nuevas formas de pensar, es la masificación y soporte de las clases dominantes. La vivencia de procesos democráticos, de diálogos, de encuentros reflexivos, profundos y críticos sobre nuestro propio existir, vivir y convivir, eran en estos tiempos más que silenciados, inexistentes. En
estas
condiciones
sociales,
geográficas,
política,
económica
las
transformaciones son lentas, pero han permeado la vida de mi gente y de mi pueblo. Dar voz a las mujeres de mi pueblo, como la primera transgresora que logró liberarse de la casi sentencia de continuar repitiendo los patrones sociales, es parte de mi propia lucha interior, pero también sé que hay un sentimiento íntimo compartido y silenciado hasta este momento con las mujeres de mi pueblo, que anhelan y sueñan una mejorar calidad de vida para ellas y los suyos.
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Co aprendiente: Guisella Villalobos Jauberth De dónde vengo? ¿De dónde vengo? pareciera una pregunta cotidiana y fácil de responder. Nada más lejos a la realidad! Intentaré responderla desde mi contexto socio- histórico, profundizando en mí ser. La sincronicidad del universo me dio la fortuna de crecer en una familia de clase media, con un árbol familiar no muy claro al ser mi bisabuelo paterno un migrante que viene a Costa Rica a establecer su pequeño mundo. Al llegar a este bello territorio se entrega con pasión a los juegos de azar, hasta que un día tristemente la suerte lo abandonó, dejándolo con su mismidad y la responsabilidad de una familia. Su vida, nos marcó un antes, para construir un después sobre los cimientos frágiles que nos heredó. Vengo de un contexto donde se lucha por lo que se desea, se sueña y se alcanza con el esfuerzo, con el apoyo de la familia, del contexto social, del amor a la vida a la naturaleza, donde mi madre enseñaba a dar al necesitado, a no lastimar a los animales, a cuidarlos, a darles siempre lo mejor; pero vengo de un contexto donde la mujer siempre lucho por su espacio, no permitió ser dominada por siempre, quizás esperó pero la final siempre luchó por sus ideales. Vengo de donde se valora al otro, donde mi abrigo se cambiaba por uno nuevo pero el mío se le daba a quien lo necesita más, donde se unen las fuerzas y las energías ante el dolor del otro, donde el llanto es válido, donde la distancia no es impedimento para luchar y para alcanzar las metas. Vengo también hoy de un espacio que estoy construyendo, en la reflexión y la liberación, vengo de un mundo de energías que nunca sabré cual es el fin último pero si el fin inmediato sincronizarme con el otro, con el planeta, con la visión de integralidad de una nueva forma de aceptarme, de reinventarme y de soñar.
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La metamorfosis del pensamiento… La humanidad está situada en un pequeño planeta ubicado en un suburbio del cosmos, somos errantes aventureros en busca de un destino incierto. (Morin 2006:81) Si buscáramos un adjetivo que definiera en pocas palabras el momento que vive el mundo en la actualidad, casi todos estaríamos de acuerdo en calificarlo como un período lleno de constantes y vertiginosos cambios. Cambios que ocurren en nuestras vidas, en el entorno, en nuestras relaciones, en la forma en la que nos comunicamos, en la forma como percibimos y concebimos el mundo, para citar solo algunos. No hemos querido hablar de cambios culturales, sociales, económicos, políticos con el fin de no continuar haciendo lectura de la realidad a partir de las áreas impuestas desde la lógica de la fragmentación. ¿Y ante todos estos cambios, transformaciones, evoluciones cómo ha respondido la educación? ¿Tenemos motivos para ser críticos? ¿Qué lectura estamos haciendo de la realidad? ¿Qué innovaciones hemos estado proponiendo como respuesta? Digamos entonces, que los cambios, se vienen sucediendo de manera presurosa sin que en la educación tengamos mucha conciencia y espacio para reflexionar sobre ellos. La sociedad moderna ha vivido los últimos cuatro siglos bajo el paradigma mecanicista, generado en el marco de la revolución industrial, desde donde se crea el modelo del universo omnisciente y abarcador de todo. La lógica es el centro de todo análisis, el mundo, el cuerpo son máquinas que deben ser estudiadas descomponiendo sus partes, se separan la mente y el cuerpo, es decir, se concibe aparte la materia (cuerpo) y la energía (mente). La naturaleza era una máquina a la cual se debía dominar, controlar, explotar. Los recursos que en ella encontrábamos eran inagotables, según nos enseñaban hace apenas unos cincuenta años atrás.
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En sólo cuatrocientos años y desde este depredador paradigma hemos logrado producir un sistema ecológico a punto del colapso, muchos autores piensan que sin un giro drástico a este modo de consumo, la vida el planeta no será sostenible por más de cincuenta años. Este grupo de personas inquietas y ubicándonos desde nuestro quehacer, sentir, pensar, no tiene respuestas, pero tiene inquietudes, anhelos y esperanzas de que podremos contribuir haciendo camino y reflexionando sobre él. “Llamamos caminos a nuestras vacilaciones”, (Kafka, citado por Morin: 2008:22). Nos echamos a andar y esperamos volver distintos de esta experiencia, búsqueda, itinerancia, travesía. No se vuelve igual de ningún viaje, aunque se llegue al mismo lugar de partida, volveremos diferentes, con la experiencia instalada de haber transitado un camino. El regreso no podrá ser un círculo completo. Nos vamos de viaje en busca de un método, resistiremos a las tentaciones de capturar la verdad. Seremos nosotros y los otros. Philip Snow Gang hace una interesante propuesta a la educación actual relacionando tres principios de la física cuántica, misma que ha contribuido a cambiar el paradigma mecanicista y fraccionador a partir de una pregunta que los humanos nos hecho desde que tenemos conciencia de que existimos: ¿cuál es la verdadera esencia de las cosas? (la physis). Y desde la misma física cuántica podríamos respondernos abordando sus tres principios básicos: interdependencia, atracción y movimiento. La interdependencia de la energía y la materia queda revelada al demostrar que cada una de ellas, no posee significado por sí mismas, sólo tienen sentido si se las ve en un contexto integrado. (Snow Gang 2008:149). Es decir, en la educación no podríamos separar mente cuerpo, no aprende la mente sola, no aprende el cuerpo solo. Son los dos en un bucle recursivo de autoproducción y autoorganización. En este proceso los efectos o productos son al mismo tiempo causantes y productores. Es decir, el que aprende debe ser a la vez aprendiente de conocimiento y objeto de conocimiento, entendiendo que el conocimiento que vale 20
es aquel que se nutre de incertidumbre y el único conocimiento que vive, es aquel que se mantiene a la temperatura de su propia destrucción. (Morin 2006:34). Así pues, la energía y la materia, (mente - cuerpo) generan un proceso que se produce – reproduce así mismo, alimentándose de una fuente externa: la percepción y lectura de la realidad (entorno). El principio de la atracción se puede entender a partir de las fuerzas electromagnéticas que mantienen a la partícula y la onda en su relación especial. (Fuerza de gravedad – inercia), la atracción entonces, crea relación. (Principio de autonomía - dependencia) Cuando aprendemos y acompañamos procesos de aprendizaje la atracción hacia el interior de nuestra historia, de nuestros deambular, caminar, genera relaciones en las que también a veces somos onda y a veces materia y nos mantenemos en permanente relación con esos otros que aprenden y con quienes aprendemos. No hay posibilidad de ser autónomos sin múltiples dependencias en el aprendizaje. Nuestra autonomía como individuos aprendientes, no sólo depende de la energía que captamos biológicamente del ecosistema, sino de la información cultural (Morin 2006:41) Nos movemos entonces, en un campo magnético de esta autonomía – dependencia, determinada por la cultura, las creencias, la religiosidad, el amor, los afectos de todos los que aprendemos y de nosotros mismos. Contamos con varias propuestas educativas que ya incorporan estos principios como la educación holística, la coeducación que se fundamentan en la teoría de los sistemas vivientes y su interconexión. Esta teoría indica, que todo en el planeta comparte un conjunto de propiedades y principios de organización comunes; visualizando dos términos fundamentales las relaciones e integración. Estas interrelaciones están dispuestas en una serie de patrones complejos e interconectados a los cuales llamamos sistemas vivientes. En resumen, la ecoeducación basa su teoría en la interrelación que existe entre el ser viviente, la naturaleza y la otredad.
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Cada ser viviente está conformado de una forma única y específica que le permite seguir existiendo. Encontramos una interdependencia tal que el éxito individual determinará el éxito colectivo. Los sistemas vivientes dependen del principio de sobrevivencia que depende de los recursos limitados a los que tiene accesibilidad. Los ciclos fluctuantes se desarrollan en el constante intercambio de información que se dan en los seres vivos para mantener el sano equilibrio requerido por el sistema. Pero para que se impulsen los sistemas vivientes requieren de una energía externa, una fuente de energía que moviliza las acciones en los seres vivos. En todo sistema los miembros deben estar ligados en una interacción tenue y dinámica y la diversidad se ve presente en todo sistema como también la coevolución en donde se manifiesta con el proceso de crecimiento, desarrollo y aprendizaje y la elección y valoración que se realiza con los nuevos conceptos que se construyen. Este modelo está muy distante de ser una pirámide, más bien es una red, en donde el compromiso y la responsabilidad son vistas como interdependientes. Los niveles de responsabilidad son de acuerdo a los individuos en cada nivel, enfocando que el estilo y forma para cumplir las tareas se deben ajustar a sus intereses, conocimientos, habilidades y metas. A nivel del aula, se delega a los estudiantes la responsabilidad de su propio aprendizaje, permitiendo de este modo que se convierta en una persona responsable, y dispuesta a seguir aprendiendo toda su vida. Dentro del contexto de la ecoeducación y la educación holística, comprendemos que todo “está conectado a todo lo demás”, por lo que la acción de un individuo dentro de una comunidad va a afectar al resto (o con el todo). El tercer principio de la física cuántica es el movimiento que establece un equilibrio dinámico que incorpora a toda la realidad (Snow Gang 2008:148), es decir, el movimiento ha generado fusiones que ahora se expresan en materia (cuerpos) que interactúan estrechamente a través de la velocidad y que componen todo lo que somos. Somos materia viajante a velocidades fantasmagóricas en perfecto 22
equilibrio integral e interior. Somos el todo y las partes a la misma vez. Somos cuerpo y espíritu, seres naturales y sobrenaturales. Naturales con un doble arraigo; el cosmos físico y la esfera viviente y sobrenatural porque estamos inscritos en una cultura que a la vez tiene creencia, religiones, historia; historia que cargamos en el ADN cultural, cultura que moldea nuestra conciencia, que permea nuestra mente y nos vuelve extraños a ese cosmos, del cual no dejamos de ser secretamente íntimos (Morin 2006: 80). Ningún acontecimiento está desconectado del otro en este organismo que ha evolucionado generando vida, belleza, diversidad, pluralidad, multiplicidad, complejidad en el universo entero. Cuando aprendemos entonces, aprendemos individualmente, con otros, de otros, en un ilimitado proceso dinámico que permite que nos transformemos, manteniendo la esencia de nosotros mismos, es decir, se mueven y se modifican cuerpos, ideas, percepciones, acciones, somos cambio y permanencia, la interacción permanente entre los seres vivos nos permea y nos marca. Entender esto nos ayuda a mirarnos en el universo ya no como el centro de la vida y la razón, sino como un elemento más de la enorme complejidad que se construido antes de nosotros saber qué éramos y de tener conciencia de que estábamos aquí. Vamos caminando en búsquedas eternas para descubrir nuestro propio yo desconcertado, entendemos que dudamos, que la incertidumbre es nuestra guía, que no tenemos las respuestas, que estamos solos y a la vez acompañados en la comprensión del universo, que cada ser debe recorrer su propio camino hacia la perplejidad, hacia la complejidad. La generación de una nueva conciencia y el reconocimiento de que vivimos momentos de cambios y transformaciones trascendentales para la sostenibilidad de la vida y la diversidad del planeta, del universo, debe conducirnos al reconocimiento de que en este momento, somos
la generación que puede
considerarse la primera generación de ecohumanos, tal como lo afirma Snow Gang. (2008:152).
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Un grupo inquieto por pensarse y pensar una ruta que guíe nuestros pasos como educadores… Durante este tiempo de formación en el ser (así lo valoramos), por el ser; pero para el mundo (nunca debemos olvidar el compromiso social de transformar mentes y corazones que puedan cambiar las realidades), hemos realizado un proceso de reflexión para tomar conciencia de quienes somos, “desvistiéndonos” de trajes académicos y sentí-pensando sobre quiénes somos a partir de nuestra conciencia como sujetos históricos y sujetos llamados a construir vida ciudadana en, por y para la madre tierra. Hicimos un esfuerzo supremo por viajar hasta el ser interior para desaprender y aprender a expresarnos sin temores, con transformados marcos de referencia y convencernos del poder que habita en nosotros cuando nos atrevemos a revisar la episteme de nuestra vida. Nos hemos pensado como educadores, es decir como personas que están en el mundo (no en el aula) con un sentido, una misión y una meta noble; aportar ideas, fuerzas, energías, trabajo, sonrisas, enojos, escritos, cantos y poesía para que las gentes del mundo comprendan el sentido de vida, den
fuerza a su palabra,
disfruten de la aprendiencia, asuman su corporiedad trascendiendo la visión físicoquímica de su cuerpo, conscientes del dolor que abriga la mujer caminante que siente su Patria ausente; pero abrazados con fuerza a la utopía de que otra humanidad es posible aprendiendo a sentí-pensar mediante la poesía y capaces de soñar un horizonte nuevo, un espacio de vida y co-existencia apacible, generoso y austero como el que se frecuenta en el campo. En esta experiencia de vida hemos abierto ventanas nuevas desde donde mirar la estrellas, ya no son luminosos destellos en el firmamento ajenos a nosotros mismos; cuando las miramos nos reconocemos en ellas y sentimos que están dentro de nosotros; hemos aprendido a re-semantizar la historia para comprender que la vida tiene un ayer enseñante; para comprender que tenemos un presente “ amargo” para millones de seres vivos que sin saberlo, ni merecerlo sufren 24
desalientos, falta de alimento y abrigo en la casa Madre Tierra; y un futuro soñador que puede forjarse cuando no se renuncian a las utopías y cuando somos capaces de asumirnos como sujetos históricos, capaces de comprender que la falta de libertad mutila el alma y con ella toda esperanza en el buen vivir. Pensamientos encarcelados y corazones mutilados Pero antes de dedicar-regalarnos un espacio para pensar el aporte de la pedagogía en este contexto, creo conveniente detenernos a tratar de explicarnos cómo la historia alienadora condiciona la posibilidad de experimentar libertad para reconstruir un espacio de coexistencia más justo, sustentable, solidario y esperanzador para la vida. El espacio socio-histórico y físico donde nos está tocando vivir tiene una historia marcada por la explotación, el maltrato, la humillación del más fuerte sobre el más débil; el pobre espiritualmente sobre el que reconocer lo sustantivo de la coexistencia, y esa historia perpetuada desde la dominación intangible hace que las luchas se desdibujen en los imaginarios colectivos. Pero vale la pena que nos detengamos a mirar que pasa en el ser cuando se recibe humillación, qué pasa en el esclavo cuando su dignidad es pisoteada y es tratado como objeto y no como sujeto; que dolor-angustia-soledad y desesperanza abriga el corazón de un esclavo; pues bien esa esclavitud de la que sentimos vergüenza cuando podemos acceder a la historia real y no oficial que tradicionalmente nos narran en las escuelas, está presente hoy solo que de manera disfrazada. Despertar sin renunciar a la trascendencia Antes de entrar a mirar cómo se disfraza deseamos ofrecer una pregunta que revele la condición de alienamiento que vivimos de manera poco consciente: ¿Qué se nos enseña cuando desde antes de nacer “aprendemos” que existe un ser supremo, trascendente, omnipresente e invisible que todo lo puede? Deseamos pensar en la respuesta a esta pregunta, tratando de evitar la culpa de sentirnos 25
ateos, asumiéndonos como sujetos pensantes y buscamos respuestas inspirados en el deseo genuino de liberarnos de ataduras que impiden que nos pensemos como sujetos constructores de nuestra historia en tiempo presente. Cómo educarnos y cómo educar para lograr seres humanos “nuevos” En estos meses nos corresponde reflexionar sobre un tema sustantivo para nuestro tiempo, la pedagogía, y al intentar definirla hemos coincidido en que la concebimos como un arte; un arte que puede hacer posible el renacer de las personas; un renacer en su sentimiento, pensamiento y acción para consigo mismo y con el mundo que le rodea. También decimos puede, porque todo depende
justamente de cómo se asuma la pedagogía desde las perspectiva
epistemológica, ontológica, y pragmática. Pero bueno, casi olvidamos la pregunta que es el eje orientador de nuestras ideas en torno a esta reflexión: ¿Cómo educar desde el Holismo? Una pregunta simple de respuestas complejas, por cuanto exige rupturas profundas en el paradigma desde donde pensamos la vida misma; exige una revisión crítica de la historia y la vida presente, exige comprender el qué, para qué y por qué de la vida, pero despojándonos de los esquemas ideológicos ingenuos que habitan en nuestras entrañas; abrirnos a respuestas nuevas y también a nuevas preguntas. Perder la inocencia ideológica. Asumir el paradigma emergente; En el libro El Destino Indivisible de la Educación se resume en una frase, “…es cabalmente relevante una revisión paradigmática de la educación” (p. 39); a la educación escolarizada y no escolarizada
le corresponde la
monumental tarea de revisar muchos temas,
todos los temas, hasta la religiosidad en las diversas culturas, y claro que comprendemos que el hecho de tocar este tipo de temas, resulta una tarea muy delicada para la gente, los pueblos, los Estados; pero es urgente pensar en un
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Dios que no esté divorciado de la vida, de la compasión, del amor, un Dios que no nos haga nacer pecadores, como lo expresa Krishnamurti en este mismo libro. Necesitamos despertar a una espiritualidad humanizada que comprenda que la vida no tiene sentido cuando mutila la posibilidad del buen vivir de la vida misma en todas sus manifestaciones. No es posible que en nombre de dioses (cultura religiosa) las personas se asesinen y se crean superiores unos a otros. La reflexión sobre el ser es uno de los aspectos que se dejado de lado en el encuadre de la educación occidental. No es así en otras culturas como la oriental. No podemos cultivar el ser sin el transformar el hacer. El gran aporte del pensamiento de Freire está en esta idea movilizadora. La conciencia está concebida en relación con los otros, transformando la propia conciencia estamos o debemos estar obligados a transformarnos nosotros mismos y acompañar a la movilidad del hacer. La liberación de ser, se inicia desde los desapegos materiales en la cultura oriental, desde la dimensión del nuevo paradigma emergente latinoamericano, se trata de liberarnos d la realidad histórica y de la vulnerabilidad actual de nuestros pueblos, entender, comprender cuáles son las cadenas que tendríamos que romper. Veremos la educación holística, asumiéndonos primero como sujetos históricos desde un pasado que en nosotros comprender es fundamental, para asumirnos como aprendientes desde nuestra propia cultura. Es necesario abandonar la cultura adulto-céntrica para comprender que la infancia es una época que tiene una inteligencia fresca no tan condicionada, alegría espontánea, imaginación, juegos, creatividad y posibilidad para observar el origen de nuestros pensamientos, la historia de nuestros sueños, de nuestros miedos y las raíces de nuestras fantasías; redescubrir nuestras infancias. Quizá vale la pena darnos el espacio para asumir el arte de escuchar, el arte de observar, el arte de ser, el arte de aprender, el arte de sentir. Parece también revelador despertarnos a la intuición, las especies animales están demostrando en este ciclo que gracias a la intuición han podido conservar su vida en momentos catastróficos de la vida planetaria, cuánto podríamos lograr 27
los seres humanos si despertamos la intuición para saber escuchar nuestro ser interior y dejar que el corazón nos diga cómo transitar por la vida. Un saber estar como educadores; es urgente que la educación asuma colectivamente la resolución de un problema civilizatorio de orden ético y espiritual; David Bohm creador de “la teoría del orden implicado indicó que el pensamiento no es el “instrumento adecuado” para enfrentar los problemas relacionales de la humanidad (Bohm, citado por Gallegos, 1997:188). Es necesario que el mundo académico y la escuela comprenda que el conocimiento por el conocimiento NO generará la nueva humanidad, es necesario desestructurar la manera de construir vida académica y de partir de verdades y certezas, es fundamental asumir la “locura intelectual” para atrevernos a indagar sobre cómo podemos construir paz interior, cómo aprendemos a vivir en comunidad planetaria, cómo la compasión y la solidaridad dejan de ser discursos políticos y religiosos y se convierten en sentido de vida. En el mundo contemporáneo parece urgente construir y vivir el saber dialogar, pero vamos a detenernos un poco para comprender qué significa saber dialogar. Partiremos de lo que no es para evitar confusiones. No es conversar, no es expresar en un conjunto de oraciones unas ideas sobre nuestro pensamiento vinculadas a asunto o situación para establecer comunicación; es algo más profundo según lo sugiere Krishnamurti; se trata de lograr un estado de nuestra propia mente, para abrirse a sentir, comprender, escuchar, transformar miradas para construir preguntas que permiten conocer más a fondo desde los otros y no desde nosotros mismos (Krishna, 1997). Para lograrlo, es importante aprender a vaciar la mente, despojarla de ideologías y marcos interpretativos para dejarla libre en su sentir y deseos de comprenderlo y explicarlo todo. Para saber dialogar es importante comprender que no interesa debatir, argumentar y menos “ganar”, sino construir capacidad de discernimiento para
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ampliar los marcos contemplativos para estudiar la vida. Se trata de aprender a comprender el sentido holista de la vida, es decir a construir sabiduría. La sabiduría significa aprender a dialogar con nosotras mismas, para comprendernos y poder transformarnos. También, significa aprender a dialogar con otredades partiendo de la amorosidad por su sentimiento, pensamiento y manera de mirar e interactuar con el mundo.
Además, significa aprender a
dialogar con el universo como un todo, para poder sentir su armoniosidad de manera que las energías se “junten” y fluyan generando porvenir. Dialogamos con los otros y con el mundo desde y con nuestras mentes limpias de prejuicios, haciendo revisión de nuestras historias, de nuestras creencias, de nuestros conjuntos de valores, para entender que la persona que va a ofrecer su palabra, su aprendiencia tiene y viene de otras creencias, entramos a su vida y ella entra en la nuestra para poder generar transformaciones que nos cambien a ambas, sin violentarla, de ahí la importancia del diálogo, de la mediación. ¿Desde dónde podemos hacer propuestas – transformaciones?: Las instituciones a las cuales llegamos cada mañana a desempeñar nuestros trabajos se han convertido en un fin en sí mismos, existe para sí y sobre sí, se olvidó que hay una realidad afuera pujante y urgida de corazones y mentes nuevas. Es necesario entonces, que las asumamos como seres vivos, capaces de ajustarse a su entorno y de formar parte de la red de interacciones que genera bienestar para otros y no solo para sí misma. Un ser que abriga en su seno a otros seres y los vincula con el mundo natural, cultural, social y económico. Una institución que comprenda que sí no se reconoce viva, se muere o en el peor de los casos de fosiliza. Hay que comprometernos a Forjar Instituciones vivas A manera de conclusiones Es urgente que promovamos una educación que brinde la pregunta históricocrítica que nos permita hurgar en los recuerdos silenciados de la gente que no habló, no escribió, no soñó, pero protestó en silencio cuando brotaron las lágrimas
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de sangre que mancharon de orgullo su historia, su dignidad. Necesitamos aprender nosotras mismas, con otros y de otros a no vivir sin historia. A partir de estas reflexiones y consideraciones, la educación tiene importantes retos no ya en el futuro sino para afrontar ya mismo. Se trata de promover inteligencia humana que respete la vida integralmente, que incorpore la emoción y la razón al mismo tiempo, que se parta del principio de que cada individuo es único, con capacidad ilimitada de aprender a lo largo de toda su vida, entender que el espíritu humano tiene posibilidades infinitas, que somos uno y el otro al mismo tiempo, las experiencias de aprendiencia deben conectar con la vida real, partiendo de la mismidad, la otredad, el entorno, la comunidad, la familia, los amigos, el país, la región, el mundo, el planeta, nadie sabe todo, nadie comprende todo. El viejo paradigma de concebir al aprendiente como un recipiente vacío, pasivo, debe ser removido de las prácticas actuales pues los tiempos no permiten y no resisten ya las viejas estructuras educativas. Es preciso devolver el protagonismo al aprendiente. La objetividad no existe sin la subjetividad. No podemos ser objetivos pues somos sujetos. De ahí la importancia de tener claro la integralidad del ser vivo que aprende – aprendemos; e implicar emociones, sentimientos, además de la lógica y la razón. En fin, habría que entender que hay que educar y educarnos haciendo el camino, la búsqueda en permanente reflexión, poniendo a prueba la estrategia en el caminar, abriéndole espacio a la re – pregunta, a la duda, a la intuición, a la complejidad, creando y recreando métodos y estrategias para ser revisadas y reconstruidas. Si Bohm no se hubiera atrevida a rebatir la más certera verdad de la física, no habríamos podido avanzar en la comprensión de la física cuántica. En este grupo de inquietos, todos somos educadores de educadores, nuestra vida laboral se desarrolla en este ámbito. De ahí que nos hacemos una pregunta: ¿Qué hemos comprendido que deberemos cambiar en el quehacer educativo? Y la respuesta nos surge múltiple.
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Hay temas urgentes, el fortalecimiento de las condiciones y reflexiones para la emergencia de una sociedad con individuos comprometidos en dar el giro necesario para la construcción de una civilización planetaria. La respuesta que se hacía Karl Marx sobre quién educará a los educadores debemos responderla los mismos educadores, con nuestras acciones dirigidas a generar pensamiento complejo, posiciones críticas, comprensión de que la educación es una tarea política, un andar juntos para construir metodologías, estrategias, técnicas, artes para la vida, para la vida cotidiana, también para la ciencia, también para el amor. Pero sobre todo, nunca olvidarnos de que el amor y el placer de construir conocimiento con nuestros aprendientes, está integrado al placer, el amor y el deseo de compartir un don. Una tarea principal de nosotros, los educadores es la de aprender a generar y percibir dos esfuerzos que van en contravía, pero que son complementarias, tal como lo indica Morin 2006:124. Entender que hay que desarrollar acciones para conservar la capacidad de que la vida exista en el planeta y al mismo tiempo, promover acciones “revolucionantes” que permitan el progreso de la hominización. Está claro que ya no estamos hablando solo de humanidad. Se trata entonces de relaciones entre el planeta y los seres vivos, entre los seres vivos y la naturaleza, entre los seres humanos y la tecnología, entre los seres humanos y la burocracia, todo esto con el fin de garantizar la continuación de la vida planetaria. Por otro lado, y siguiendo al mismo autor, los educadores debemos tener claro que somos los llamados a proponer, a orientar la resistencia ante la barbarie y la injusticia incrustada en los sistemas económicos, la violencia, la dominación de las tecno burocracias como él mismo las llama. Somos los que debiéramos abanderar la lucha de los indignados, de los desempleados, de los que se han quedado al margen en su relación con las tecnologías, de las mujeres, de la lucha con el trabajo infantil, la trata de personas, el abuso sexual infantil, para citar solo algunas de las barbaries de la sociedad actual.
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Como educadores de educadores, tenemos que problematizar y repensar el concepto y la noción de desarrollo y sub desarrollo relacionado con la idea de progreso, certeza, civilización y cultura. No hay desarrollo que se mantenga para siempre, igual que todo, el desarrollo se degrada, y debe regenerarse. De igual manera, el concepto de subdesarrollo debe ser centro de las discusiones con los educadores. En nuestro continente somos portadores de culturas milenarias que han sido enterradas bajo el lema de que la civilización occidental y su desarrollo traerían progreso. Han desconocido y silenciado saberes, conocimientos, rituales, sentires. Y no es que haya que hacer apología de las culturas ancestrales, debemos entonces, promover el respeto por las diferentes culturas y comprender que tal como lo es el desarrollo, no hay perfección en ninguna de ella. Desde las posturas freireanas, la historia juega un rol fundamental en la construcción identitaria y el posicionamiento ante la injusticia, la belleza, la equidad. Sabernos y comprendernos como sujetos históricos nos permite así mismo, generar preguntas a nuestro alrededor sobre el pasado – presente – futuro. “la actual crisis de futuro provoca la hipertrofia del presente y la fuga al pasado, suscitando re-enraizamientos étnicos y/o religiosos, así como la aparición de fundamentalismos, como respuesta a la crisis de futuro y a la miseria del presente” (Morin 2006:132). Cuando miramos el caminar de las generaciones del presente y futuras de nuestra Madre Tierra, nos preguntamos sí sabrán, de dónde llegaron sus abuelos y abuelas, cuáles fueron sus anhelos y cuáles cantos se ahogaron en su garganta. Actualmente vivimos en un mundo desechable como genuinamente lo ha planteado Eduardo Galeano, se ha creado un imaginario social que todo nació ayer, sin raíces fecundas y sin compromisos futuros. Los educadores de educadores tenemos la obligación de hacer política cuando hacemos educación. Complejizar la discusión sobre la unidimensionalidad del ejercicio político actual que ha estado impregnado de racionalidad plana y llana, 32
generando incomprensión y desinterés por las posibles respuestas, incapacidad para imaginar la crisis y sus salidas. La parcelación de la inteligencia, el fraccionamiento
del
conocimiento,
la
imposibilidad
de
reflexión
multidimensionalmente instalada en la práctica educativa de la educación formal, han contribuido a que la concepción de la política sea banal, no interesante, no comprensible, no esté al alcance en los ámbitos educativos. Finalmente, y tal como lo sistematiza Morin (2006) en su libro Educar en la era planetaria tenemos que educar humanos para la era planetaria. No podemos seguir planetarizando las miserias de las culturas. Y queremos cerrar nuestras reflexiones, con un párrafo de Morín “se requiere fortalecer y desarrollar los imperativos de la asociación y la cooperación, mediante la dinámica de las redes sociales horizontales articuladas con organismos de vocación planetaria, con la implementación participativa de la política compleja y la construcción de una mundología de la cotidianeidad, capaz de percibir la interrelación y recursividad entre el contexto y local y el individuo y el contexto planetario” (2006:137).
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“Sonoridades de la vida en el campo” Co-aprendiente: Marisol Vidal Castillo.
Desde cuáles sonoridades escribo Primero creo meritorio destacar que escribo pensando en los miles y miles de personas que viven en el campo de nuestro planeta; particularmente en las comunidades rurales de América Latina donde he tenido la noble dicha de construir nuevas miradas sobre la vida en la última década; esos pueblos que viven como si el tiempo se hubiese detenido; escribo teniendo en mi corazón y en mi mente a los pueblos que hoy viven ajenos al mal llamado desarrollo-progreso; familias donde la electricidad no llega, donde la tecnología es un lujo y donde los servicios públicos no dejan ser vanas promesas de los discursos politiqueros de campañas electorales.
Por qué esas sonoridades me inspiran Escribo desde ahí porque me he jurado coraje y valentía para expresar son sentimiento altruista las voces silenciadas de mujeres en el campo que al caer la tarde sienten dolor en su pecho por el fuego ausente en el fogón, al saber que no hay nada para la cena; por los cientos de abuelos y abuelas que han expresado cansancio físico; por los miles y miles de seres humanos excluidos, ignorados y humillados, que tienen derecho a que les sintamos y pensemos como sujetos históricos con una vida presente por construir y una vida futura que soñar.
Me ubico en este contexto porque pese a todas las posibles limitaciones y sufrimientos que en él coexisten, he sentido una filosofía de vida que brinda posibilidades para la convivencia solidaria, para brindar respuestas profundas a la crisis existencial de la humanidad. Un pensamiento que orienta otro sentido a la existencia Inicio mi reflexión con un pensamiento profundo que regaló el Gran jefe Seattle a la humanidad; brinda sentimiento-pensamiento para pensarnos desde un paradigma diferente, ligados al cosmos. 38
“Debéis enseñar a vuestros hijos lo que nosotros hemosenseñado a los nuestros: que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurre a la tierra leocurrirá a los hijos de la tierra, si los hombres escupen en el suelo, se escupen a sí mismos. Y deuna cosa estamos muy seguros: la tierra no pertenece al hombre, es el hombre el que pertenece ala tierra. Todo va enlazado, el hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo”. Creo que la vida del campo hace “más posible” asumir lo que expresa el pensamiento del gran Jefe Seattle; es un contexto que brinda condiciones para estar más cerca del entorno;es frecuente vivir a puertas abiertas, con flores en el patio, sin tapias, sin verjas, rodeados de animales y árboles; más cerca de las gentes; es un espacio que ofrece posibilidades para tener un sentido de vida diferente a lo que tradicionalmente se vive en el contexto urbano; esta condición favorece la construcción de una mirada nueva-genuina que nos acerca física y espiritualmente a las otredades, nos ayuda a estar más con nosotros mismos y nos permite mirar el contexto como un espacio familiar grande, donde nadie es ajeno o indiferente. Pensar desde nosotros y no desde el “Yo” He terminado de conversar con Edgar Morín (él no lo sabe) esa es la desdicha de ser autor; no así del lector. La lectura de su libro “Educar en la era planetaria” hace un recorrido histórico que deja evidencias de la temible edad de hierro que ha vivido-vive la humanidad; pero también ofrece un desafío alentador de esperanza al mostrar que miles de seres humanos trabajamos empuñando ideas y anhelos para lograr reorientar el rumbo de la humanidad.
Además, me ha resultado alentador con el libro de Freire, La educación como práctica de la libertad
reafirmar como la educación debe ser un proyecto
valiente, que genera nuestra libertad y despierta nuestras conciencias para que
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podamos mirar y reescribir nuestra historia de manera que nos oriente a lograr el merecido buen vivir y la felicidad.
Me ha resultado sumamente gratificante saber que distinguidos autores reconocen en que existimos educadoras y educadores del mundo que nos anima “la fe en la necesidad de reformar el pensamiento y de regenerar la esperanza”,(Morín2002 p: 122). Además, resulta animador sabernos comprendidos cuando asumimos la educación como un acto de amor; capaz de despertar sentimientos, pensamientos y acciones que movilizan conciencias y esa conciencias unidas mueven los pies y las manos; para hacer posible la transformación de realidades. Las ideas los autores y las autoras que hemos leído en estos últimos días de encuentros y desencuentros, me llevan a reafirmar algunas ideas que he tenido sobre la vida que acontece en las comunidades rurales, esas donde he tenido la dicha de sentir-conocer-disfrutar y pensar. En mi caso he decidido descubrir “Las sonoridades de la vida en campo”, no para hacer apología, ya sabemos que toda cultura tiene desavenencias, sino para exigirme el ejercicio senti-mental de pensar cómo transcurre la vida en estos contextos. ¿Qué es lo que hace que la vida del campo tenga otro sentido? Primero deseo pensar qué sentido tiene la vida en este contexto; me animo a decir que es un sentido diferente a lo que se mira en los centros urbanos; para lograr una aproximación a esta respuesta creo fundamental caracterizar el contexto socio-histórico de la vida en estos pueblos; generalmente son comunidades fundadas por gente esperanzada, gentes que se mueven de un lugar a otro llevando consigo un puñado de añoranzas; unos deseos de vivir bien (comidatecho-dignidad-compañía y abrigo). Es gente que ama la tierra, su deseo de tener está vinculado al techo que brinda abrigo; quizá por esto en comunidades dispersas es tan poco frecuente el alquiler de casas.
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Yo creo que la vida en el campo parte de pensar en nosotros y no desde el Yo; normalmente las familias del campo son numerosas; el vivir en esta condición hace que se aprenda a compartir todo; el tiempo, el dolor, el gozo, la tertulia, el juego, la cama, el alimento, la ropa,… se vive una “solidaridad natural”; ya que es impensable tener-poseer sin pensar en los demás-la familia con quien se comparte cada día de la existencia. En las familias de campo la hora de la cena es un espacio sagrado para el encuentro, para saber cómo estuvo el día, para conversar sobre la milpa, para organizar la vigilia de la cerda que está por parir en la noche; para que papá “jale el aire” a Juan y Pedro par las llegadas nocturnas; para que Marcela anuncie que el domingo llegará Dionisio a pedir su mano. La vida en el campo es un poco de todos y menos nuestra. La vida en el campo transcurre con austeridad material; es frecuente tener poca ropa, un par de zapatos, vivir con limitado confort y aprovechar hasta el último grano de arroz y frijojes; incluso lo que sobra en el plato se guarda para los cerdos y las gallinas. Esta condición hace que el espíritu consumista que tiene al planeta a punto del colapso esté ausente en estos espacios. Quizá también esta condición hace que se geste un desarrollo espiritual, por cuando se aprende a ser y no a tener desde la condición que ofrece la vida cotidiana. Existe un mejor desarrollo ético del ser La vida en el campo hace imposible el
anonimato, la individualidad yla
indiferencia; (por lo explicitado en las páginas anteriores) por esto me animo a expresar que hace posible un mejor desarrollo ético del ser. Asumo lo ético como el compromiso que tengo de generar estados de bienestar y coexistencia para mi ser y todo lo vivo que me rodea. Concluyo expresando que las sonoridades están presentes, pero sigo en búsqueda hasta construir una hermosa sinfonía; sé que la “educación consciente, despierta y comprometida es el camino. 41
Referencias bibliográficas Clark,E.; Damián, V; Krishna, P.; Lee, M.; Roberts, T., Snow, P. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax, México
Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad. Siglo Veintiuno EditoresArgentina S.A. Segunda Edición argentina, revisada: 2008
Gutiérrez, F.(1982). Educación como praxis política: ensayo sobre educación. Edipec – Nueva Década, San José.
M. Vidal. (2011). Reflexiones individuales a partir de lecturas conscientes de autores contemporáneos y sentidas miradas del mundo rural de América Latina. http://www.flyfishing-argentina.com/ecologia/asitermina.html. Mensaje del Jefe Seattle. Citado el 15/12/2011.
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Coaprendiente Nancy Torres V. Mujer y camino… “De poco sirve tener derechos si la sociedad en que uno vive no le da la posibilidad de ejercerlos”. E. Zuleta (1980) Como he venido sosteniendo en mis últimas reflexiones escritas, la condición de ser mujer nos determina en muchos sentidos, en el rol que se espera que juguemos en la familia de la cual venimos, la que después formamos, en lo laboral, en lo religioso, como madres, esposas, hijas, hermanas, como amigas, es decir, todos esos roles que Marcela Lagarde ha denominado sororidad. Y parto de la idea de que es cierto todo esto. Asumimos roles y nos comportamos de una manera especial y particular en la sociedad. Pero quisiera detenerme en todo lo que además, de esto, debe asumir la mujer que es migrante. Todo. Su relación con los hijos e hijas, temerosos de enfrentar nuevas realidades, con el peso de responsabilidad de organizar nuevo, o nuevos hogares, de garantizar la vida, la alimentación, la educación, la vida familiar y que se asume de diferentes formas cuando se es mujer – migrante. Pero, ¿de cuáles mujeres migrantes estamos hablando? De las mujeres migrantes de ideologías paralizadoras, de patrias infames, de relaciones no amorosas, violentas, de cautiverios humillantes, de cegueras voluntarias, de comodidades invalidantes… Las mujeres no viajamos solas, llevamos encima los fardos de nostalgia de toda la familia, con el corazón en tinieblas, con los recuerdos y la duda; ¿volveré? ¿Volver para qué? ¿Para sentir de nuevo que se desgarra la ausencia? ¿Quedarse? ¿Cómo? ¿Con quién? ¿Haciendo qué? No es lo mismo migrar cuando somos mujeres. Las trampas del amor, la manipulación de los discursos, los juegos del poder y la lógica patriarcal nos obligan a repensar nuevas maneras de resolver los conflictos, nuevas fuerzas para 44
desconfiar de las certezas. En paisajes ajenos, al inicio, nos reinventamos diariamente con duendes enredados en los ojos y en las pupilas para poder seguir riendo y amando. ¿Y cómo empezar a vivir desde lo desconocido? ¿Será posible que pudiéramos dejar de pensar en patrias pequeñas, mezquinas y que no nos protegen, que venden nuestras riquezas a mercaderes bárbaros, y empezar a pensar en que somos ciudadanos planetarios, habitantes todos, de este planeta que es tan vulnerable como una persona indocumentada? ¿Y cómo empezar a vivir sin ellos? ¿Sí toda nuestra vida giraba a su alrededor? ¿Y cómo reinventarnos? ¿Qué significa eso en el mundo actual? ¿Si cada gobierno impulsa campañas diseñadas para arraigar a los unos en contra de los otros? ¿De los de allá? ¿De los diferentes? En casi todos los ámbitos se ven ahora las contradicciones entre los míos y los ajenos. En las selecciones de fútbol, entre los estudiantes adolescentes de colegios, entre las provincias, entre los heterosexuales, en fin, la tendencia es a dividirnos en buenos y malos, a partir de una visión plana, llana y desmesuradamente sencilla de la lectura de la realidad. El pensamiento complejo no se aplica para el análisis de temas tan candentes como el de la migración, la crisis ambiental, la vulnerabilidad de las mujeres, las niñas, los niños, la violencia intrafamiliar entre otros temas. Somos del blanco o del negro. Del cielo o de la tierra. Del agua o del fuego. Y la enorme riqueza y diversidad existente nos está pasando de largo. No hemos desarrollado en la gente pensamiento complejo para entender que nada es bueno, ni perfecto, ni sólido, ni completo, no hay soluciones totales… para siempre. Pero cuando somos más planos y faltos de imaginación es cuando tratamos de imaginarnos la felicidad. Queremos tener certezas, en las relaciones afectivas, en el amor, en los contratos laborales, en la filiación política a la que pertenece. Y nos gastamos la vida buscando la felicidad, el paraíso eterno, el planeta de miel.
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Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque, finalmente se constituyen el modelo de nuestros propósitos y nuestros anhelos en la vida práctica. La condición de mujer migrante de los diferentes escenarios – no sólo el geográfico - sacude en las personas la comodidad, las garantías totales y definitivas, le obliga a desarrollar miradas y actitudes agudas que estimulan la lucha y los cambios, hay que abandonar la matriz calidad y la sala cuna de abundancia pasiva. Estimula a trabajar arduamente por hacer efectivas las posibilidades de sobrevivencia, nos obliga a hacernos preguntas, a mirarnos y revisarnos, nos saca del nido de amor eterno, nos llena de incógnitas y preguntas, nos obliga a colocarnos los lentes nuevos para poder leer la realidad nueva y ubicarnos en ella. Como bien afirma el filósofo colombiano Estanislao Zuleta, “Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que queremos regresar a él”. (Conferencia magistral Universidad del Valle (Colombia) s.p. 1980) La no aceptación de la diferencia es un atractivo terrible que refuerzan los gobiernos con la promesa embriagadora de que somos mejores, igualitos y que pertenecemos a una comunidad humana no problemática. Se suprime la indecisión y la duda, se entrega a otro, la capacidad de pensar por mí. Separan un interior bueno –el grupo- y un exterior –el otro diferente - amenazador. También así, nos estamos ahorrando la angustia de pensar, de dudar, vacilar, de cuestionarnos, de preguntarnos y de preguntar, de titubear, se distribuye la ambivalencia de un amor por lo propio y un odio por lo extraño y se produce una simplificación de la vida, de la vida fácil, donde no hay que tomar decisiones, otros las toman por mí, (medios de comunicación, partidos políticos, legisladores en la asamblea, diputados, religiones y dogmas establecidos desde la más espantosa facilidad). La comprensión desde el pensamiento complejo, la diversidad, la pregunta, la reflexión sobre el método, la estrategia y la visión integral, panorámica, desde la 46
interdependencia, la interacción, la conexión, la movilidad, son la posible vía para construir nuevos caminos en la itinerancia y en la migración. Hay que construir un camino – método para la realización de lo imposible. No sólo construyendo desde el pensamiento, sino elaborando desde el cuerpo, nuevas posturas de mirar, de andar, de vernos, de darnos, de reír, de amar… hemos de revisar nuestros miedos, flaquezas, inseguridades, sacarlos afuera, airearlos al sol, que el viento se los lleve como polvo del camino. Que se vayan al mar, que se vuelvan aire, agua que apague la sed. El método de pensarnos y pensar nuevas mujeres se genera en ese pensarnos y pensar, surge del camino transitado, es el camino y el viaje al mismo tiempo. La experiencia y la actitud deben alumbrarnos en identificar lo no irrealizable, los límites de nuestro dar, de nuestro abarcar, de nuestra ilusión de comprender. Al calor de estas reflexiones y enmarcándolas en el tema que me atañe, - mujer y camino - debo preguntarme, ¿qué es entonces lo que, como mujeres migrantes de muchas migrancias, debemos aprender y también desaprender? En este itinerario tendremos que aprender y sobre todo desaprender a renegociar mis hábitos de analizar, de mirar, de construir. Debemos aprender cuánto puede sanar un abrazo, una imagen, una palabra. Debemos aprender a rumiar serenamente los sucesos, las vivencias, experiencias, revisar si estamos abordando lo esencial, sí todo lo que damos está llegando a tiempo y a ese que se lo estamos enviando. Revisar con cuanta frecuencia nos otorgamos a nosotros mismos, en la vida individual, social y colectiva, la triste facilidad de ejercer lo que llama Zuleta (s.p. 1980) una no reciprocidad lógica; es decir, el empleo de un método explicativo completamente diferente cuando se trata de dar cuenta de los problemas, los fracasos y los errores propios y los del otro, cuando ese otro es alguien al que consideramos adversario o cuando disputamos con él. En el caso del otro, aplicamos el esencialismo: lo que ha hecho, lo que le ha pasado, es una 47
manifestación de su ser más profundo; en nuestro caso aplicamos el circunstancialismo, de manera que aún los mismos fenómenos se explican por las circunstancias adversas, por alguna desgraciada coyuntura. El es así, yo me vi obligado. El cosechó lo que había sembrado; yo no pude evitar el resultado. El discurso del otro no es más que un síntoma de sus particularidades, de su género, de su sexo, de su neurosis, de sus intereses egoístas; el mío es una simple constatación de los hechos y una deducción lógica de sus consecuencias. Preferíamos que nuestra causa se juzgue por los propósitos y la adversaria por los resultados. Y de esta manera, cuando nos empeñamos en ejercer esa no reciprocidad lógica, no sólo irrespetamos al otro, sino también a nosotros mismos, puesto que nos negamos a pensar efectivamente el proceso que estamos viviendo. Debemos desaprender a fraccionar, a fragmentar, a dividir, a reducir el todo al conocimiento de las partes. Desaprender que todo debe analizarse, medirse, estudiarse desde el principio de la causalidad lineal, que la observación debe ser objetiva, y que el observador no debe y no puede influenciar lo observado, que el cuerpo es una máquina. Que el mundo funciona como una máquina, que para conocer el mundo incluido lo vivo, lo social, debía despedazar eso que estoy tratando de comprender. Debemos desaprender que podemos tener miedo, que no hay que temer a la libertad, a ser huérfanas de nosotras mismas. Aprender a estar sola, a tomar decisiones, aprender que la soledad es un espacio donde pueden pasarnos cosas lindas, como poder pensar frente a mí misma. Poder aprender a dudar en soledad. No para pensar en los otros, como casi siempre nos sucede, sino para pensar en nosotras mismas. Y ¿cómo hacerlo? Juntas. Juntos. Empezando por nosotras mismas… reinventándonos, reconstruyéndonos, escribiendo para sacar los fantasmas de la infamia, de la violencia, de la injusticia, del olvido, de la rabia, de la impotencia, de la ira. 48
Aferrándonos a la orilla del río. Este río que tiene su destino, que nos obliga a nadar hacia el centro, a mantener los ojos bien abiertos. Pero en este caminar, debemos cuidarnos de no caer en la trampa de rivalizar, de competir, de comparar, de negar, de fustigar. Nuestras compañeras y compañeros de viaje son el espejo en el que podemos abrazarnos con las diosas que acompañan mis momentos de orfandad. Aprendemos de cada historia, como sujetos que somos de la historias de la humanidad, de los países, continentes... Nos daremos las manos para continuar la marcha de nuestras jornadas. Construiremos nidos, conversaremos de lo que no somos, de nuestros avances, de los viajes a nuestros seres, de las leyendas, cuentos, no nos perderemos porque vamos juntos, somos un nosotros, pero sin nosotras, nos moriremos nosotras. Seremos un equipo participando del ejercicio colectivo de recuperación de lo humano, lo viviente, lo sintiente, lo emocionante, lo delirante. Somos aprendientes y enseñantes soñadores de nuevos tiempos, escribientes, peregrinos de nuestras propias rutas. Construyendo
caminos,
incertidumbres,
búsquedas,
puentes, preguntas
diálogos,
pluralidades,
esperanzas,
emociones,
sororidades,
lecturas,
discusiones, reflexiones, afectividades…Estudiando los mitos, las creencias, los mandatos que rigen a las mujeres. Vamos a transitar por la historia de las mujeres, a comprender cómo y por qué hemos llegado a estos tiempos, cómo es que nos han mutilado en los sentires, saberes, y pensares que nos son innatos. Vamos a investigar sobre las abuelas. Las abuelas rurales, campesinas y citadinas. Las mujeres separadas, las jubiladas, las heridas, las esperanzadas, las víctimas, las menopáusicas, las desplazadas, las enamoradas. Todas. Debemos aprender que somos síntesis de la incertidumbre, pero que hay que navegar en la confianza de nuestros propios anhelos. Aunque a veces confiemos con los pelos de punta, como cuando vamos en un avión y hay que depositar en el piloto toda la confianza, que nada en la vida debe o merece ser temido, sino 49
comprendido, que es el momento de comprender más para tener menos, que este planeta es de todos, aún de los más tristes, de los que nada tienen, solo sus anhelos y esperanzas y a luchar por sus demandas. Que la vida son los recuerdos que tenemos atesorados para cuando llegue el momento. Aprender a navegar en los ojos de los niños y las niñas, a comprender y contemplar con ternura sus profundos temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, sus dolores, sus anhelos. Y como maestras que somos, debemos enseñar y aprender el valor del frágil amor de las mañanas, el amor de los abuelos y las abuelas, el amor del maíz, el amor de los perros y a los gatos. Debemos buscar con afán explicaciones, reflexiones, conversaciones que nos ayuden a caminar caminos venideros. Para querernos más, para sabernos más sabias, para ser mejores amigas, más escuchadoras, más abrazadoras, más…Y de toda esta búsqueda hemos de salir renovadas, reafirmadas, enamoradas, solidarias, amorosas. Aprenderemos a ser mujeres y hombres sentipensantes como dice Galeano. Derrotaremos la cultura de impotencia que nos hace pensar, - a veces – que no seremos capaces de cambiar, que no podremos identificar este momento en el cual aún es posible echar reversa y reconciliarnos con el planeta, que no seremos nunca capaces de ver el otro y la otra como una promesa. Que en este mundo diseñado para la muerte y no para la vida, los señores de la guerra borren de sus miradas la miseria, el terror, la desesperanza. Debemos confiar que seremos capaces de construir un mundo sin hambre, de pan y de cariño. Debemos ser conscientes que somos parte de una generación comprometida con re – construcción de una civilización planetaria. ¿Desde dónde? Desde el pensamiento complejo que nos enseña los peligros que pueden acarrear estas simplificaciones y reducciones rápidas; nos dice que el todo es más que la suma de las partes, que existen cualidades emergentes, nos enseña que hay que integrar la incertidumbre, que hay que contextualizar, globalizar, pero al mismo tiempo, reconocer lo singular, lo concreto. 50
Este enfoque nuevo nos permite decir como Fausto: “También esta noche, Tierra, permaneciste firme. Y ahora renaces de nuevo a mí alrededor. Y alientas otra vez en mí, la inspiración de luchar sin descanso por una altísima existencia” Referencias bibliográficas Clark, E., Damián-Juárez, V., Krisna, P., Lee, M., Roberts, T., Snow-Gang, P., y Gallegos, R. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax México. Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad.Siglo XXI. Editores Argentina S.A. Gutiérrez, F. (1982). Educación como praxis política. Editorial Nueva década. San José, Costa Rica. Morin, E., Ciurana, E. y Motta, R. (2006). Educar en la era planetaria. Gedisa Ediciones. Barcelona. Morin, E. (1999). Los siete saberes. Editorial UNESCO, Paris, Francia. Snow-Gang, P. (2008). Educación holista y transformación humana. F.I.E.H.
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La palabra: de la conciencia ingenua a la conciencia crítica; un estado de dialogo para la transformación Aprendiente: Virginia Cerdas Montano El reto de sentí- pensarse y además generar procesos de sinergia sobre los cuales podamos aportar nuevas alternativas para un planeta en crisis, es una tarea asignada para la sociedad planetaria, en la cual quiérase o no todos y todas estamos inmersos. Ser capaces de hacer un proceso profundo de retrospección desde donde estamos situados históricamente y por consiguiente, con que “ojos” estamos percibiendo el mundo, es un ejercicio necesario para transitar de una conciencia ingenua a una conciencia crítica, como lo refiere Paulo Freire. Es en este marco inicio mi proceso de reflexión, intentando con él no encontrar soluciones, sino, unirme a la búsqueda de senderos para descubrir caminos no andados con otros caminantes que comparten y albergan la esperanza de una sociedad planetaria, más justa, equitativa, y en armonía con la naturaleza, que nos permita frenar la carrera veloz que llevamos hacia nuestra propia autodestrucción. Quiero abordar mi reflexión, desde la parte hacia el todo, visto este como un proceso holográfico, en donde una de las partes incluye el todo y el todo a las partes. Morin, Ciruana y Motta (2003) “Principio Hologramático: al igual que un holograma cada parte contiene prácticamente la totalidad de la información del objeto representado, en toda organización compleja no solo la parte está en el todo, sino también el todo está en la parte” (p.38). Es decir, yo soy ésta que soy, 53
porque antes de mí, han existido otros que han posibilitado que yo esté aquí, pero además soy mi país, mi continente, mi Guanacaste, mi madre y mi padre, mi mente y mi cuerpo. Mi planeta, mi mundo. Me pienso desde mi planeta personal y pienso entonces, en el planeta de todos y todos. Y me pienso en los dilemas planetarios, como la destrucción de sistemas ecológicos, el desequilibrio económico, el crecimiento demográfico desmedido, la vulnerabilidad en los sistemas tecnológicos, los genocidios la sobreexplotación de los recursos y la incapacidad humana para emprender una acción política responsable, hay muchas cuestionamientos, como: ¿Qué debemos de hacer frente a estos dilemas planetarios? ¿Quiénes son los responsables de estos dilemas? ¿Cómo podemos iniciar cambios que transiten de una conciencia ingenua a una conciencia crítica? ¿Cuál es el papel que debemos de accionar como educadores? Como responsable y participe del rumbo que llevamos requiero primero poner mi mente- cuerpo, como una unidad indivisible, en un estado de diálogo, entendiéndose este estado como aquel que nos permite un estado de aprendiencia permanente, abriendo nuestra mente- cuerpo a la sabiduría, que nos permite una escucha atenta, una comprensión que trasciende lo cultural, político, económico, para dar paso a la humanización del ser. Como lo refiere Krishna (1997) “La mente en estado de dialogo no está sujeta a ninguna opinión o creencia religiosa, no busca la satisfacción, ni juzga en base a preferencias o versiones sobre la verdad” (p.7) Estoy consciente de las limitaciones que como seres humanos tenemos, para alcanzar estados como el que nos propone Krishna, pero es uno de los pasos más importantes en un proceso de transformación, el poder ser conscientes de mi ser, de mi historia, de mis habilidades, de mis limitaciones, para poder iniciar la búsqueda abierta y consciente a otro nivel de pensamiento, de compromiso, de comprensión, que me permita trascender, cambiar, evolucionar y transformar. Paulo Freire, nos refiere a un proceso de concientización, como parte sustantiva del proceso de liberación, y nos aporta en este mismo sentido que “Lo primero que 54
salta a la vista es que nadie que pretenda lograrla en otros, podrá hacerlo si él, a su vez, no está concienciado” (pag.16). Tanto Krisnha como Freire, coinciden en que para generar procesos de cambio, lo primero que se debe de trabajar es el ser. En el propio ser. Ahora bien, ¿Qué alternativas podemos accionar desde nuestro papel como educadores para empezar a abrir nuevos senderos que se constituyan en el camino hacia un planeta más armonioso, equitativo y justo? Uno de los senderos que ya se están abriendo espacio precisamente es la educación holística, la ecoeducación, la educación liberadora y otras corrientes emergentes que reaccionan a la emergencia planetaria. Estas corrientes, representan en nuestra época, una nueva educación basada en una visión del mundo compatible con los recientes descubrimientos en las ciencias de frontera, que permite una ruptura entre los viejos paradigmas mecanicistas y anquilosados, para dar paso a una forma nueva de percibir el mundo y sus interrelaciones. Esta nueva visión holística, se fundamenta en el principio de interconexión de todas las cosas y la necesidad de una conciencia planetaria. Se requiere con urgencia de una educación holística, integradora, humanizante, liberadora, que pueda volvernos a nuestra espiritualidad y poder encontrarnos desde nuestras particularidades en la unidad que conformamos. El camino no es fácil, ya que requiere de una constante, o más bien permanente estado de reflexión, que nos permita asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos planetarios. La educación holística, va más allá de un aporte pedagógico, es una filosofía de vida, una forma de percibir el mundo y de vivirla. Paulo Freire, inserta el término de “alfabetización”, como sinónimo de concientización, de liberación. Tomando estos aportes e integrándolo a esta propuesta holística, en la que muchos estamos apostando, vemos la importancia de que nosotros como educadores estemos en un estado de dialogo, que nos permita reconocer nuestro referente sociohistórico, para poder generar procesos de cambio y de liberación. Freire (2004) 55
“La alfabetización, por ende toda tarea de educar, solo será auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad nacional, en la medida en que pierda miedo a la libertad, en la medida en que pueda crear en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad” (p.15). Para este proceso de transformación, el mismo Freire nos aporta la palabra como una de las claves más importantes que podemos accionar. Freire (2004) “No puede haber palabra verdadera que no sea un conjunto solidario de dos dimensiones indicotomizables, reflexión y acción. En este sentido, decir la palabra es transformar la realidad. Y es por ello también por lo el decir la palabra no es privilegio de algunos, sino, derecho fundamental y básico de los hombres”. (p.17) Estamos llamados como educadores del presente a ser conscientes de que la educación es una acción política que representa el pensamiento de la clase dominante, del tipo de ciudadano que se desea formar. Es por ello que Gutiérrez (1982) nos cita “Mantener el control de la escuela es asegurarse la transmisión ideológica dado que gracias al carácter persuasivo, insistente y repetitivo de la comunicación educativa, se hace posible la internalización de ideas modos de hacer y pensar” (p.20). Una vez más se destaca la palabra como una de las herramientas importantes para instalar ideologías o generar procesos de transformación. Hemos
utilizado
la
palabra
como
una
herramienta
que
desencadena
pensamientos, creencia y acciones, sin tener en nuestro mente- cuerpo, un estado de dialogo, que nos permita estar conscientes de que como educadores hemos sido reproductores de un orden social preestablecido y dominado por una élite, que nos ha hecho creer que somos los “técnicos” de la educación, que solamente transmitimos un programa y desarrollamos contenidos “necesarios” para que nuestros
muchachos
continúen
su
proceso
de
“escolarización”.
Somos
responsables directos de sostener un orden social que cada día incrementa más sus estadísticas de inequidad e injusticia, que marca más las brechas entre los 56
ricos y los pobres, entre los asalariados y los empresarios. Para ello la palabra ha sido parte de nuestra estrategia, una palabra explicativa que carece de afectos y se torna fría y deshumanizante en el salón de clases. Lamentablemente esta palabra explicativa carente de afectos y cargada de una supuesta racionalidad, ha trascendido el salón de clases y se ha instalado en la familia, la comunidad, en nuestro ser, provocando enajenamiento, sordera e individualismo ante los acontecimientos dilemas que nuestro propio orden social ha reproducido. Una forma de organización, social, política económica y estructural que se cree e institucionaliza la desigualdad como un mal necesario. Hemos castrado de afectos la palabra y la hemos puesto al servicio de nuestra propia autodestrucción. Tenemos ahora la tarea de construir nuevos caminos, buscar nuevas alternativas que nos permitan ser y hacer, desde un contexto socio- histórico, validado nuestros propios saberes. Reconociendo que el aprendizaje y el conocimiento tiene una plataforma frágil, compleja y que lo único que la caracteriza es que es cambiante. Ya no podemos seguir creyendo en verdades absolutas, ni actuando desde estos marcos de referencia. Podemos iniciar la búsqueda de nuevos caminos
desde
experiencias
pedagógicas,
mediadas
con
afecto
y
contextualizadas desde nuestras realidades, que permitan generar estados de dialogo en nuestra mente- cuerpo y en el de la otredad. Morin, Ciruna y Motta(2003) nos aportan que ya el mismo concepto de la que comprendíamos por teoría se está resignificando y nos refieren que “Una teoría no es conocimiento, permite el conocimiento. Una teoría no es una llegada, es una posibilidad de una partida. Una teoría no es una solución, es una posibilidad de tratar un problema” (p.25) Las verdades con las que fuimos formados a través de la palabra explicativa, hoy en día han cambiado, se han transformado y eso inevitablemente cambia la forma de percibir el mundo. Superemos el error en el cual hemos caído, y busquemos juntos nuevos senderos, para abrir caminos que nos lleven desde nuestra individualidad del ser, a la colectividad de cómo ciudadanos planetarios y así poder desde la totalidad, dar un 57
giro urgente al rumbo que hemos tomado y que inevitablemente nos lleva hacia la exterminación de la vida tal y como la conocemos. Tenemos la tarea pendiente de converger en esta búsqueda, desde nuestros contextos socio- históricos, reconociéndonos como seres interdependientes, desde la complejidad y no desde el determinismo. La palabra nos ofrece posibilidades de resignificar nuestro ser, nuestros espacios de trabajo, de convivencia, de nuestra nación, de nuestro planeta, del cosmos. Referencias bibliográficas Clark, E., Damián-Juárez, V., Krisna, P., Lee, M., Roberts, T., Snow-Gang, P., y Gallegos, R. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax México. Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad.Siglo XXI. Editores Argentina S.A. Gutiérrez, F. (1982). Educación como praxis política. Editorial Nueva década. San José, Costa Rica. Morin, E., Ciurana, E. y Motta, R. (2006). Educar en la era planetaria. Gedisa Ediciones. Barcelona. Morin, E. (1999). Los siete saberes. Editorial UNESCO, Paris, Francia. Snow-Gang, P. (2008). Educación holista y transformación humana. F.I.E.H.
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Pedagogía con sentido de vida Co aprendiente Guisella Villalobos Jauberth
Sentir y vivir desde la pedagogía, invita a reencontrarse con nuestra propia historia, aproximándonos a entender que debemos tener claro en esta perspectiva qué nos da sentido de vida, qué nos hace encontrarnos con nosotros mismos, qué nos permite ser mejores seres humanos y encontrarnos con nuestra espiritualidad. Este sentido de vida se verá reflejado en nuestro accionar, ya sea que lo tengamos como lo sugiere Paulo Freire, desde una conciencia ingenua o desde una conciencia crítica. En nuestra integralidad del ser esto afecta todas las acciones que generemos desde nuestra individualidad y por consiguiente en nuestras afectaciones de las interconexiones con los demás. Desde mi experiencia como educadora, me cuestiono también el sentido de vida desde la pedagogía y cómo esta me afecta y también como puedo contribuir a que desde la educación se pueda hacer mujeres y hombres más plenos y conscientes de su propia existencia. En este sentido de vida desde la pedagogía, vale la pena preguntarse ¿cuál es el valor que le estamos otorgando al ser y sentido de vida desde la pedagogía? Quizás responder esta pregunta sea muy ambicioso, debido a que va a depender de cada individuo, desde su vida misma, desde el donde viene como ser humano y desde donde le enseñaron a enfrentar o a comprender la vida misma. Desde su propio marco socio- histórico. Pero lograr darse cuenta que quizás se viven solo procesos culturales y económicos de la sociedad imperante, sin contemplar las necesidades que cada ser humano tiene en su psique y en su necesidad social, moral, espiritual, y personal, como elementos que le faciliten la trasformación de relaciones sociales. El cambio de la visión pedagógica, puede nacer de un trascender no solo de paradigma liberador de la educación como lo propone Freire, sino de la toma de conciencia individual que cada ser humano logre 60
realizar de sus procesos pedagógicos en la vida misma y en lo que denomine para sí sentido de vida. Es indispensable dejar de lado la visión segmentada de la vida, e incorporar una nueva idea de pedagogía y educación holista, que permita facilitar la integración de ideales y de experiencias que nos señalen la necesidad de abandonar la causalidad y considerar la sincronicidad como un modo de acercarnos a un modelo de vida, donde pensemos que cada una de las acciones que emanen de nuestro ser pueda modificar procesos no solo educativos, sino sociales, personales, morales y espirituales de futuras generaciones, desde un cambio de vida que impacte. Para Clark (p.89) “La meta del aprendizaje común es comprender la interconexión de las cosas”, esto permite hacer un análisis de lo anquilosado
de la visión
mecanicista que nos ha dominado por años, y que para muchos es la responsable de la crisis global que actualmente vivimos y que como paradigma favoreció que imperara el individualismo, la competencia y la lejanía con las necesidades del otro, al igual que la poca preocupación por los daños causados al planeta mismo; donde solo se creía el ser humano dueño del poder. Pero la urgencia de comprender esas interconexiones que menciona Clark, lleva a replantearnos una visión planetaria y holista, donde los seres humanos actuales somos llamados como lo indica Damián (p.15) “gente del paréntesis” por estar inmersos en una época de grandes cambios y en realidad quienes debemos dar respuesta a interrogantes planetarias y que nos señalan como los que podemos lograr cambios, como en el sentido de ¿Se puede proveer a las personas en etapa infantil de una educación tendiente al cambio de la racionalidad que propicie en ellos una conciencia planetaria?, desde una visión holista y desde el sentido de vida, puede lograrse como lo indica Lee (p. 51) si la “educación simplemente desarrolla de mejor manera el entendimiento, el arte de escuchar, el arte de observar y el arte de aprender”, aspectos que han sido dejado de lado desde los contextos sociales y de educación.
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Estos elementos mencionados favorecerán la visión de aprender, el saber escuchar con el deseo que todo se acomode en su sitio correcto de forma natural, aprender desde adquirir un conocimiento o desarrollar habilidades necesarias para la convivencia. Esto permitirá favorecer los eventos personales, educativos y emocionales que van a suceder de cualquier modo, pero con la diferencia de lograr, desde la educación el efecto de sincronicidad, libertad, holismo, que permita
como un
elemento transformador de los procesos internos de la mente; o como lo indica Clark (p.51) “Los niños se someten a la instrucción escolar, pero no son auténticamente educados. Sus cerebros se desarrollan para funcionar en campos altamente técnicos, abstractos, lineales y mecanicistas”, en la educación que nos ha regido por años se ha dejado de lado la integralidad del ser humano de partió y solo se trabajó su intelecto, lo que para nuestra cultura es sinónimo de orgullo y de poder, sin contemplar la importancia de que las emociones, relaciones y percepciones del mundo sean abordadas en su integralidad y que beneficien al ser humano en su sincronicidad con el medio que lo rodea. Esta lucha por fortalecer el intelecto desde una visión mecanicista, debe ser reemplazada por el propósito de la nueva pedagogía desde la educación holista y liberadora la cual busca lograr que “Los estudiantes se convierten en activos y creativos buscadores de información apropiada” Clark (p.105) libre y con la posibilidad que responda a sus necesidades personales, sociales y de relación planetaria. Por lo que sentido de vida desde la educación facilita el aprendizaje de las necesidades de cada ser humano y de la posibilidad de cómo lo indica Gutiérrez (p.109) el idea sea “Educar en la esperanza visionar e imaginar la utopía que supone un orden nuevo, una sociedad diferente en la que se haga posible la afirmación, liberación y recreación del ser”. Desde la integralidad misma del ser humano se hace importante replantear la forma de aproximarse a la educación holista y liberadora la autogestión que favorezca el salto al nuevo paradigma planetario como lo expresa Gutiérrez (p.77) “Educar en la autogestión exige como 62
condición básica en cambio de actitudes de los profesores, estudiantes y padres de familia”, y ese cambio de actitudes no surge de la nada, sino que responde a un indudable sentido de la vida que el ser humano encuentra, en una diversidad de positivas y enriquecedoras actividades culturales, científicas, artísticas, deportivas, espirituales dentro de su contexto sociocultural; pero que es la misma sociedad quien consiente de las necesidades de cambios de lo mecanicista a lo planetario deberá crear y proveer los espacios para proyectar un cambio real y acorde a las necesidades del medio. Aún así si bien es cierto, existe todo un campo de posibilidades dadoras de sentido de vida; también es cierto, que el auténtico y verdadero sentido, el que responde a las exigencias más hondas e íntimas del ser humano, es el que alcanza el sentido que se inspira en la dimensión trascendente de la persona, que no es otro, que el sentido que se funda en Dios como el acto de ser perfecto que posee la plenitud de sentido o para otras filosofías de vida la existencia de una fuerza espiritual o creadora. ¿Pero en qué realidad concreta y determinada debe fundarse la actividad humana, para encontrar un auténtico sentido en su vida desde la pedagogía o educación holista? ¿No puede ser, que la educación, esté suscitando la necesidad de un sentido abstracto y vacío de contenido desde la necesidad del ser? Por lo que el sentido de vida que impacte a la educación y pedagogía debe permitirse no solo contemplar el pensamiento abstracto, sino la posibilidad de incorporar el inmediatismo del contacto vital, los encuentros personales, en el movimiento corporal, en la música y en el canto, en los sueños, en las distintas formas de inteligencia y lo espiritual y en la aplicación de otras formas de aprender y de accionar. Por lo tanto la interpretación del sentido supone que el ser humano es espiritual, aspecto fundamental por el cual el ser humano se remite siempre más allá de sí mismo, hacia algo que no es él, hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido. 63
El ser humano de realiza así mismo en la medida que se trasciende, y es transcendiendo como se generan los mayores cambios en la humanidad. Quizás cuando comprendamos que desde la educación podemos brindar un sentido de vida hacia lo interno, con seriedad y profundidad en el ser, y con un alto entendimiento del autoconocimiento; donde no es solo educar en conocimiento académico o intelectual, sino es educar en la psique lo que nos va a conllevar a realizar un cambio en la transformación espiritual en lo referente al aprendizaje, a la vida, y las relaciones; quizás apropiándonos de un cambio de sentido de vida con propósito espiritual y
liberador y que como seres que mediamos en la
pedagogía de educación holista de otros seres humanos, podamos entender que todas nuestras acciones pueden propiciar cambios en cadena, que sean sincrónicos en lo social y que reflejen la necesidad de reconocimiento del otro y en las generaciones futuras como una posibilidad de cambio en la visión planetaria.
Referencias bibliográficas Clark, E., Damián-Juárez, V., Krisna, P., Lee, M., Roberts, T., Snow-Gang, P., y Gallegos, R. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax México. Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad.Siglo XXI. Editores Argentina S.A. Gutiérrez, F. (1982). Educación como praxis política. Editorial Nueva década. San José, Costa Rica. Morin, E., Ciurana, E. y Motta, R. (2006). Educar en la era planetaria. Gedisa Ediciones. Barcelona. Morin, E. (1999). Los siete saberes. Editorial UNESCO, Paris, Francia. Snow-Gang, P. (2008). Educación holista y transformación humana. F.I.E.H.
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Co aprendiente Dilia Colindres Molina El diálogo y la educación: binomio interactivo en el placer de aprender
“En tiempos de cambio, quienes están dispuestos a aprender heredarán la tierra, mientras que los que creen que ya saben se encontrarán hermosamente equipados para enfrentarse a un mundo que dejó de existir.” (Eric Höffer)
Metamorfosis del aprendizaje Los seres humanos desde antes de nacer estamos en procesos de aprendiencia, existimos y
aprendemos en cada momento de nuestra existencia, a través del
sentido de vida, de la vida en el campo, del poder de la palabra, en el fluir de la poesía, desde la corporeidad, interconectado con TODO,
desde las mujeres migrantes, todo está
estamos unidos a los demás y a las formas no
humanas que nos rodea en una compleja red de la vida.
Como ese espacio
holográfico que cita Morín, Ciruana y Motta (2003) el “Principio Hologramático: al igual que un holograma cada parte contiene prácticamente la totalidad de la información del objeto representado, en toda organización compleja no solo la parte está en el todo, sino también el todo está en la parte” (p:38). Vivimos riesgos, incertidumbres, evoluciones, progresiones y regresiones, la historia es un complejo de orden y desorden, entender que la historia no debe verse como una evolución lineal, ya que se dan disturbios, bifurcaciones, virajes, momentos de quietud, momentos de turbulencia y tormentas, como bien lo dice Morín.
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Mi vida ha sido de un constante aprender, desaprender, un empezar algo que nunca termina.
Es necesario abrir los ojos a una realidad que se esconde tras
los prejuicios inculcados y asumidos por los que tienen el poder. Hay que querer vivir de otro modo, donde seamos nosotros mismos
tomando en cuenta que
vivimos en un proceso abierto e inacabado. Estamos viviendo una época de conflictos de paradigmas entre el positivista, mecanicista (Descartes, Newton, Loke entre otros) y lo moderno que busca una visión holística, una nueva era, una conciencia humana, con necesidad de una civilización planetaria”(Morín, p: 90). Somos seres vivos con diferentes culturas que tenemos en común un mismo planeta que es la casa de todos por lo que debemos ser éticos, responsables y solidarios con él, de esta manera se regenerará nuestra civilización y calidad de vida. Como dice Morin, Ciurana y Domingo (2003) “hay que comprender la vida como emergente de la historia de la Tierra y a la humanidad como emergente de la historia de la vida terrestre”. Es necesario romper paradigmas, ideas, pensamientos, percepciones, descubrir una nueva visión de mundo,
buscar nuevas formas de aprender donde la
creatividad, imaginación lo cual implica un despertar el placer, como señala Assman (2005:34) “aprender con curiosidad de aprender es despertar el placer de conocer, comprender, descubrir, construir y reconstruir el conocimiento” y, para él, a esta curiosidad activa le gusta la variedad y es candidata, siempre que sea profunda, a captar la complejidad”. Cuando se dan procesos en los que el ser humano es consciente de lo que significa para él aprender y quiere seguir ineludiblemente en ellos es cuando se entiende lo que menciona Assmann al decirnos que educar tiene mucho que ver con la capacidad de seducir.
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“Educador es quien consigue deshacer las resistencias al placer del conocimiento. ¿Seducir para qué‟? para un saber/sabor, por lo tanto, para el conocimiento como fusión... pedagogía es encantarse y seducirse recíprocamente con experiencias de aprendizaje. En los docentes se debe hacer visible el gozo de estar colaborando con algo tan estupendo como hacer posible e incrementar la unión profunda entre procesos vitales y de conocimiento.” (Assman, 2002: 33) Por otra parte dice Morín que el sentimiento, el odio, el amor y la amistad pueden cegarnos; pero también hay que decir que en el mundo todos mamíferos y sobre todo en el mundo humano, el desarrollo de la inteligencia es inseparable de la afectividad, es decir de la curiosidad, de la pasión, que son a su vez, de la competencia de la investigación filosófica o científica. La afectividad puede asfixiar el conocimiento, pero también puede fortalecerle. Repensar el Aprendizaje ¿Por qué es necesario repensar sobre el aprendizaje?, ¿En que ayudara al planeta ese repensar del Aprendizaje? Es necesario repensar, construir alternativas colectivas que nos permitan caminar hacia la construcción, no solo de sociedades democráticas y equitativas sino sociedades que preserven la vida en el planeta. Hay que estar en él y con él cosmos, crear una conciencia del ser inacabado, comprender el ayer, reconocer el hoy y descubrir el mañana como menciona Freire. Tradicionalmente la educación se ha delimitado a poner límites a las capacidades de los seres humanos, por lo cual es necesario que se eduque y no simplemente que se instruya, que libere y no simplemente condicione, tomar en consideración que la pedagogía es una actitud hacia la vida. “De ahí la necesidad de una educación valiente, que discuta con el hombre común su derecho a aquella participación. Una educación que lleve al hombre a una nueva posición frente a los problemas de su tiempo y de su espacio” (Freire, 2004:87)
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Explorar la mente que esta involucrada en el acto de conocer, lo intelectual y lo mental, todo esta vinculado con las emociones con el pensamiento espiritual, es necesario auto conocerse, tener un poco de privacidad, mirarnos hacia adentro pare luego ver hacia afuera para transformarnos, hay que saber escuchar, observar y practicar la pedagogía de la escucha Otro concepto importante por
rescatar es la concepción de diálogo que para
Krishnamuti es la capacidad de tener una mente abierta a la vida, en constante indagación
donde no se consolide una única conclusión u opiniones ya
elaboradas, sino que se propicie un espacio para lenguajear para crear en otredad. La educación y el aprendizaje son procesos de conocimientos que asemejan a una espiral inacabada a un bucle reflexivo, concepciones que he venido aprendiendo y construyendo a través de las lecturas, diálogos con el grupo de autores como: Edgar Morín, Jung, con la aportación de el inconsciente colectivo; Ivan Illich, en la Teoría de todo; Fritjof Capra y Francisco Varela con sus aportaciones a la naturaleza de la Consciencia; I. Prigogine; H. Maturana, sus aportaciones desde la biología, Freire entre otros. Ecoeducación y aprendizaje Solo será posible el aprendizaje en su justa dimensión holística,
equitativa,
donde se haga de los más marginados los más favorecidos a través de los más favorecidos, que seamos un ejemplo vivo del ganar, ganar sin egoísmos. En un sistema viviente, en una comunidad de aprendiencia donde se asuma que cada miembro de la comunidad esté en sincronía con multidimensional,
hacia
una
humanidad
un pensamiento complejo y
bio-cultural
no
con
una
visión
reduccionista. Deseo compartir una conversación que tuve con mis cinco sobrinos adolescentes en mi natal país.
Les preguntaba chicos y chicas. ¿Por qué se salieron del
colegio? ¿Por qué decidieron no seguir estudiando? 69
Y su respuesta fue: -tía para qué estudiar, qué aburrido, siempre lo mismo, los docentes llegan a recitar los contenidos, hay que hacer solo lo que ellos quieren, hacer las cosas como ellos dicen, aprender lo que a ellos o ellas les interesa que aprendamos y no importa lo que pensamos, qué queremos, si uno está feliz o está triste, si tiene problemas en la casa o no, no les preocupa lo que sentimos, no les interesa nuestro mundo, no entiende nuestro lenguaje, nuestra formas de comunicarnos, y nosotros si tenemos la obligación de entenderlos a ellos, como cita Gutierrez “el maestro en su afán de dominio sanciona y castiga aquellos rasgos de la personalidad, que alentados, podrían resultar un peligro para el orden y la estabilidad del sistema”. Continuaron diciendo: -además tía, lo más importante en este país es tener el poder o tener amistades que tengan el poder y si usted tiene una buena amistad o un buen conecte, se puede conseguir lo que uno quiera, sin importar los estudios o títulos que usted tenga. A nuestros padres y madres no les interesa conversar con nosotros, solo cuando usted viene o cuando viajamos a Costa Rica que conversamos con usted tía con su esposo, con mis primos. Sentí tanto dolor escucharlos y es una realidad que no se puede esconder en mi país, la opresión del pueblo está a flor de piel, lo pude sentir, percibir, oler y lo pude vivenciar y verlo reflejado a través de mis sobrinos.
Se ve en esta
conversación como mis sobrinos tienen un pensamiento mutilado que sigue reinando. Esta citas apoya lo que comentan mis sobrinos: “la libertad es no solo una manifestación subjetiva y voluntaria de las personas, sino además resultado de las relaciones concretas del individuo y su medio social, económico y cultural. También creo necesario insistir en que el educador no puede convertirse en agente de la educación liberadora mientras siga creyendo el 2 mito de la libertad que su medio le ha inculcado” (Gutiérrez 1999:100) Demasiados jóvenes en el mundo se encuentran inagobiados en su interio, generaciones completas se esta aniquilando, los jóvenes buscan respuestas, héroes o fuerzas sobrenaturales que le de sentido a sus vidas (Clark y otros, 1997). 70
Estamos en estados múltiples de transformación donde la emoción y la razón son parte del dilema planetario, la cosmovisión trasciende a un deseo desde mi ser y para lograr estos procesos de transformación en este cosmos, en este planeta, en esta vida, es necesario y urgente un llamado a la conciencia que fortalezca los valores, la espiritualidad, el compromiso, la eco y coeducación, la equidad de género, desde una biopedagogía del amor y del aprendizaje. Referencias bibliográficas Clark, E., Damián-Juárez, V., Krisna, P., Lee, M., Roberts, T., Snow-Gang, P., y Gallegos, R. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax México. Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad.Siglo XXI. Editores Argentina S.A. Gutiérrez, F. (1982). Educación como praxis política. Editorial Nueva década. San José, Costa Rica. Morin, E., Ciurana, E. y Motta, R. (2006). Educar en la era planetaria. Gedisa Ediciones. Barcelona. Morin, E. (1999). Los siete saberes. Editorial UNESCO, Paris, Francia. Snow-Gang, P. (2008). Educación holista y transformación humana. F.I.E.H.
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La pedagogía de la corporeidad y el buen vivir Co aprendiente María Antonieta Ozols Rosales
"What is the purpose of life? I believe it is happiness. Our culture, education, economy and all human activities should be meant for that goal." Dalai Lama
La educación a través de los años, se ha convertido en el pilar fundamental para transformar a los aprendientes, de tal forma que puedan convivir en una comunidad de forma aceptable, y poder así transmitir esto a las nuevas generaciones. Para poder vivir en una comunidad, es importante desarrollar valores como la honestidad,
solidaridad,
respeto
mutuo,
colaboración,
equidad,
aspectos
importantes para la convivencia en armonía de la comunidad. Es en la comunidad humana y en la sociedad donde los valores no cobran la importancia que debieran, encontramos una sociedad desintegrada sin rumbo, y es aquí donde la educación debe tomar fuerza, para restituir “la biología del amor como el espacio relacional tanto privado como público en el que los niños y niñas 73
aprenden en ella, espontáneamente a ser adultos” (Maturana, 2002: 10). Además no debe olvidarse que la educación se desarrolla en todos los escenarios del vivir, en donde se definen día a día las dicotomías entre lo hermoso y lo feo, lo aceptable y no, lo deseable y lo no. Los seres humanos por naturaleza somos seres sociales, estamos en constante comunicación con la otredad. Sin embargo, encontramos una dicotomía entre el ser social y el ser individual. En el Occidente, esta dicotomía ha provocado una lucha entre las teorías políticas, económicas y culturales de la humanidad. Se discute si los intereses individuales deben prevalecer sobre los intereses sociales, o viceversa, dejando de lado al ser humano individual para tomar en cuenta los intereses sociales. Esta dicotomía de intereses ha calado grandemente en nuestro planeta, al talar los árboles de forma indiscriminada, al quemar hectáreas de terreno violentando el hábitat de miles de especies, al envenenar los ríos, estos son algunos atrocidades que el hombre ha hecho a través de los años. Otro hecho histórico que marcó a la sociedad fue la esclavitud. Los hombres provenientes de África fueron desalojados de sus tierras y país para ser embarcados como esclavos en el nuevo mundo. En esta despiadada migración, las mujeres no estuvieron exentas. Sin embargo, fue la mujer la que llevó la peor parte al ser violadas, al tener que realizar prácticas sexuales abusivas y a ser desprendidas de sus hijos para ser vendidos o tratados como esclavos. Las mujeres negras se veían coartadas en su libertad como praxis de su corporeidad. La mujer afro descendiente sufrió la triple discriminación: ser negra-pobre-esclava, y sólo podía disfrutar de su maternidad mientras amamantara al niño o niña, de lo contrario, debía volver a la rutina establecida. La corporeidad de la mujer negra se veía pues relegada al antojo de su amo y señor, sin ni siquiera protestar, esta colaboración corporal meramente política aseguraba el porvenir de sus hijos e hijas asegurándose una mejor calidad de vida de éstos.
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Las mujeres afro descendientes con su trabajo transformaron el mundo que les rodeaba en donde la realidad, cada vez se hacía más compleja. Esta transformación generada se realizó no sólo en el mundo que le rodea sino que también en sí misma. Con el nuevo siglo, se presentan nuevos retos para la humanidad, la cual es la sobrevivencia ante la constante destrucción planetaria, para lo cual necesitamos encontrar una solución mediante una correcta educación establecida en la cooperación y el diálogo. Pero esta educación, no debe ir solamente enfocada al aula sino que debe trasladarse a otros escenarios para que genere impacto en la sociedad planetaria. Según Krishna (1977) “el diálogo está confinado al campo de las ideas y al conocimiento, que no necesariamente conduce a la compresión de una verdad más profunda” (p. 4). En el diálogo no existe uno superior ni inferior, sino que ambos buscan una “percepción profunda y directa de la verdad, y no simplemente una transferencia de conocimientos” (Krishna, 1997: 5). Para que el diálogo se realice, éste debe estar atento a realizarlo es decir preparar a la mente-cuerpo-espíritu en estado de diálogo continuo, diálogo consigo mismo, con quienes nos rodean y con la naturaleza. Nuestra mente, entiéndase mentecuerpo-espíritu, estará en un estado de aprendizaje, es decir alerta y observadora para poder discernir entre lo que es verdadero o falso. Sumado a este estado de alerta es fundamental reconocer el amor como pilar en el desarrollo de la persona en su integridad, y como sentimiento que potencia las posibilidades de construir aprendizajes. Al estar en estado de aprendizaje, nuestra mente-cuerpo-espíritu produce y hacen uso de diversos estados de conciencia. Como lo indica David Bohm (citado por Lee, 1997), el pensamiento no es solamente intelectual, sino que al mismo tiempo toda reacción al pensamiento es “emocional, neurofisiológica, química y todo lo demás” (p. 53). A este nuevo paradigma se le llama multiestados. Ejemplos de éstos los encontramos “en el estado ordinario de vigilia, los sueños y los diversos 75
estados meditativos, los causados por el ejercicio físico y las rutinas espirituales y mucho más” (Roberts, 1997:168). Debemos pensar en una sociedad planetaria casada con la idea de la preservación, el uso racional de los recursos, el constante diálogo con el otro y con los otros seres vivos. La educación holística viene a ser en parte una respuesta para salvar a la sociedad planetaria; esto debido a que se basa principalmente en la interconexión de todas las cosas, y la necesidad de promover a una conciencia planetaria. Esta conciencia planetaria debe ir enfocada a que evite la destrucción de los sistemas ecológicos, la
inestabilidad financiera, la sobreexplotación de los recursos
naturales y por último la falta de capacidad del ser humano de promover una acción política responsable (Morin, Ciurana y Motta, 2006). Si comparamos a las sociedades tradicionales podremos observar que ellos vivían en mayor armonía que nosotros sin necesidad de la gran cantidad de información con la que contamos hoy en día. La nueva propuesta de educación sería la que incluya una visión holística con un enfoque transdisciplinario, integral, considerando la ciencia, arte y espiritualidad como suplementarias. Y como lo indica Freire (2004), la educación para ser humanista debe promover la “integración del individuo a su realidad nacional” (p. 15). En donde el individuo sea consciente y transformador de su entorno y como puede transformar y leer ese Gutiérrez (1982) y Clark (1997) plantearon una educación en donde el aprendiente sea el generador de su propio aprendizaje, visionando una educación en concordancia consigo mismo, la naturaleza y con los otros. Una educación que motive a los aprendientes a aprender por el simple hecho de aprender y que ésta sea una experiencia feliz.
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Como lo menciona Gutiérrez (1982) el centro de la educación no lo es la pedagogía sino la política, porque está determinada por la clase dominante que es la que decide que se va a aprender. Se entiende, por lo tanto, que la pedagogía y la política son partes fundamentales de un todo. Bajo esta concepción debemos considerar la escuela como una función político-social. En donde, el plan de estudios tiene que ir acorde con lo que estipula la clase dominante.
Si queremos un cambio en el sistema educativo, tendremos que realizar vertiginosos avances en el sistema social-económico y político para lograr impactar planetariamente.
Referencias bibliográficas Clark, E., Damián-Juárez, V., Krisna, P., Lee, M., Roberts, T., Snow-Gang, P., y Gallegos, R. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax México. Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad.Siglo XXI. Editores Argentina S.A. Gutiérrez, F. (1982). Educación como praxis política. Editorial Nueva década. San José, Costa Rica. Morin, E., Ciurana, E. y Motta, R. (2006). Educar en la era planetaria. Gedisa Ediciones. Barcelona. Morin, E. (1999). Los siete saberes. Editorial UNESCO, Paris, Francia. Snow-Gang, P. (2008). Educación holista y transformación humana. F.I.E.H.
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El buen vivir de la poesía como práctica de la libertad del ser Coaprendiente: Luis Fernando Duarte Martínez “El diálogo es juntar los pensamientos creando un significado que fluye y evoluciona continuamente, llevándonos a niveles más profundos de entendimiento” David Bohm
Al iniciar el ensayo individual, desfilan una serie de ideas que fluyen por los anaqueles de mi memoria, producto de las lecturas realizadas y otras conexiones de lecturas anteriores, las cuales pretendo esclarecer en el desarrollo de este escrito, sin pretender crear versos, exteriorizo algunas de ellas…
Educación es… La virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano, obtener lo mejor de uno mismo… Darnos cuenta de cómo la gente de otras razas y religiones comparten los mismos sueños, las mismas esperanzas. Es agitar la vida, pero dejarla libre para que se desarrolle. Ser mejores cada uno, con comportamiento correcto, con todo lo que nos rodea. El diálogo holista propone estar a la escucha del otro para descubrir juntos la verdad, respetar los saberes de los educandos, leer la corporeidad de las palabras, respetar a la autonomía del ser del educando. Saber escuchar… Reconocer que no hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión. 79
Reconocer que la poesía puede transformar al mundo. Educar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre. Saber que somos ondas creadas por el universo… Reconocer que somos poseedores de energía con conciencia, que somos los medios por los que el universo se vuelve consciente de sí mismo. Soñar la autonomía del ser vivo al centro de la caracterización de la biología, y abrir al mismo tiempo el abanico de posibilidades de considerar los seres como dotados de capacidades interpretativas desde su mismo origen.
El tema de mi chifladura es “El buen vivir de la poesía como práctica de la libertad del ser”, esto por cuanto la poesía es una totalidad viviente, hecha de elementos humanos. La verdadera traducción no puede ser, así, sino re-creación. En mi caso, cuando disfruto de la poesía sucede algo extraño en mi ser, me proyecto a un estado que no es el cotidiano, eleva mi concentración y pensamiento, es como un duende que recorre todo mi ser y explora terrenos que no siempre afloran desde la autopoiesis de mi ser. Sin la voz, es decir, la palabra, nada podría nombrarse ni sentirse llamado. Ella es quien posa en los objetos su importancia, su superficie, su identidad, su timbre verdadero, que sabe prolongarse al soñar y hacerse verso, que busca explicarse el mundo como quien quiere explicar la vida y su pasión para vivirla. Al leer y escribir poesía me genera estados de bienestar y me permite compartir con el mundo sus mensajes; la poesía es el vocablo que disipa todo prejuicio; es el verbo creado y creador, es la palabra que me genera y me dispone en un estado permanente de aprender, ¿aprender qué? Que su vocabulario y diversos mensajes son infinitos, porque
no cree en la certeza de todas sus posibles
combinaciones. Su valor está marcado por la distancia que va de lo que vemos a lo que imaginamos que funciona como atractor entre mente y materia en un proceso de conviviencia.
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Y es que este proceso atractor entre mente y materia la visualizo desde el vivir poéticamente como una dimensión holística que genera arte en el vivir, en el pensar, en el actuar, en el convivir, en el aprender juntos, en hacer historia juntos. La poesía de la eco educación construye a través de la palabra totalidades que generan en el ser organización y auto organización y es expresado por el maravilloso don de la palabra. Existe poesía del cosmos, del hombre, de la totalidad del ser, del niño, del campesino, de la estrella, del sol, del político, de todo se puede construir poesía y este pensamiento lo asocio con la mirada crítica de la totalidad, que realiza el holismo al hacer diálogos con la Teoría del Orden Implicado del físico David Bohm; el trabajo del psicofisiólogo mexicano Jacobo Grinberg-Zilberbauni con su Teoría Sinérgica; los aportes a las neurociencias de Karl Pribram y su paradigma holográfico; los postulados del biólogo Rupert Sheldrake en su teoría de la Resonancia Mórfica, con la marcada diferencia que uno lo presenta desde el punto de vista científico y el otros desde el punto de vista poético, pero ambos mantienen la idea de totalidad, exaltando el ser en toda su dimensión. Ese ser que viaja por el cosmos y en el cosmos en busca de preguntas y de respuestas, ese ser que en una dimensión científica u ontológica expresa a través del lenguaje sus sentires, preocupaciones, leyendas, fórmulas, enigmas, entre otros. Nuestro amigo Freire le denomina la pedagogía de la pregunta. Es por ello que el poeta transforma, recrea y purifica el idioma; y después, lo comparte con una totalidad que es la humanidad. Ahora que, ¿en qué consiste esta purificación de la palabra por la poesía y qué se quiere decir cuando se afirma que el poeta no se sirve de las palabras, sino que es su servidor. Cada palabra del poema es única. Única e inamovible: imposible herir un vocablo sin herir todo el poema; imposible cambiar una coma sin trastornar todo el edificio. En alguna parte dice que "el poema es el desarrollo de una exclamación". Entre desarrollo y exclamación hay una tensión contradictoria; y yo agregaría que esa 81
tensión es el poema, y ese poema está hecho para el ser y representa a la humanidad entera, es ahí donde visualizo lo holístico de ambas posiciones. Al respecto, Ramón Gallegos predica… “sin embargo, el diálogo holista no es lo mismo que conversar, discutir, debatir, persuadir o convencer, pues así no se cumple el principio fundamental de la comunicación que es la realización en común o la creación conjunta, por el contrario, nos lleva a la confrontación sutil o no tan sutil con los demás. El diálogo holista propone estar a la escucha del otro para descubrir juntos la verdad” (Gallegos, 1997:188) Gracias a la poesía, el lenguaje reconquista su estado original. En primer término, sus valores plásticos y sonoros, generalmente desdeñados por el pensamiento; en seguida, los afectivos; y, al fin, los significativos. Purificar el lenguaje, tarea del poeta, significa devolverle su naturaleza original. Y aquí tocamos uno de los temas centrales de esta reflexión. La palabra, en sí misma, es una pluralidad de sentidos, como el holismo es pensado para la comunidad en permanente estado de aprendiencia. Es por ello que al disfrutar leyendo y construyendo poesía, se evaden en mí tristezas, y se afloran añoranzas, esperanza en la humanidad, es una conversación profunda con mi yo interior y con el mundo. Es esa ontogénesis del ser que como válvula de escape se hace sentir y vibrar en mi ser, permitiendo que fluya mi pensamiento hecho palabra y adquirir un estado más profundo y como rodeado de un aura luminosa que me eleva de un plano habitual y me envuelve en una atmósfera encantada que solo brotan del ser. La educación holista y el vivir poéticamente no son un campo homogéneo; se compone de diferentes perspectivas que comparten un conjunto de principios comunes
entre
los
que
podemos
mencionar
los
de
interdependencia,
sustentabilidad, cooperación, responsabilidad, libertad, amor, y, sobre todo, una mirada crítica a la totalidad. La poesía es un diálogo interior y exterior de la persona, de todas las esferas y clases sociales, es la encargada de disipar muchas patologías sociales, porque al 82
sacar y expresar, nos liberamos de prejuicios que suceden en nuestro interior y lo veo como un antídoto que regenera la autopoiesis de mi corporeidad. Mientras escribo mi pensamiento, me bifurco a las palabras de Freire, quien decía: “Pero a la vez, nadie dice la palabra solo. Decirla significa decirla para los otros. Decirle significa decirle para otros. Decirla significa necesariamente un encuentro de los hombres. Por eso, la verdadera educación es diálogo, y este encuentro no puede darse en el vacío, sino que se da en situaciones concretas” (Freire, 2004:17) Y esto lo relaciono al pensamiento de Maturana al decir que … “la biopedagogía del aprendizaje se nutre de la pasión por conocer para vivir” p 19, esto porque la poesía no explica la vida. Ella es poseedora en el sentir, en el hacer en el ser, ¿cómo?, usando las palabras de la lengua, el poema procura dar una equivalencia a una situación dada, vivida o soñada, y la finalidad de toda poesía es la captura de un instante de lo real, tal y como es, y en su prolongación imaginaria y/o espiritual. Según Francisco Gutiérrez, una escuela que no entusiasma ante la vida no, responde a las necesidades actuales. Y es igualmente importante analizar la importancia de la poesía como arte que se manifiesta a través de la palabra para promover espacios lúdicos de pensamiento y de acción ya que el lenguaje poético hace cambiar de vida a las cosas de la naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra de repente rincones desconocidos permitiendo la expresión creadora del ser en su máxima expresión. En relación con lo anterior se dice que nada ocurre por casualidad, y desde la física cuántica, y el lenguaje poético, es más fácil responderse por qué estamos juntos, es a través del lenguaje que las ondas, las partículas, la energía emitida por cada palabra que permite converger en este maravilloso e inquieto viaje, en esto, hago la conexión con David Boom, quien expresaba, “el orden no estaría
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más que en la interconexión de todos los fenómenos, cada partícula consiste en todas las demás partículas ”Clark y otros 1997: 19) así pues nos conformamos y somos un todo, compartimos el diálogo que revela la palabra, descubrimos que hay palabra verdadera, y que esta nos llama a la acción y a la reflexión, de ahí que decir la palabra verdadera es transformar el mundo, por el contrario, cuando la palabra hace exclusiva referencia a la acción, se convierte en activismo, minimiza la reflexión, niega la praxis verdadera e imposibilita el diálogo. “En este sentido, decir la palabra es transformar la realidad. Y es por ello también por lo que el decir la palabra no es privilegio de algunos, sino derecho fundamental y básico de todos los hombres” (Freire, 2004:17) Me uno a las palabras de Freire, cuando dice “los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial” Y cuando hablamos de la palabra, el lenguaje poético, el vivir poéticamente, presenta su vida secreta. Una vez más, este monstruo de la pedagogía brasileña, llamado Paulo Freire, enfatiza que a través de la palabra se transforman los pueblos, en este sentido, este autor logró alfabetizar a miles de personas por medio de procesos lectores y escritores en los cuales la palabra pensada cobra especial importancia. Referencias bibliográficas Clark, E., Damián-Juárez, V., Krisna, P., Lee, M., Roberts, T., Snow-Gang, P., y Gallegos, R. (1997). El destino indivisible de la educación. Editorial Pax México. Freire, P. (2004). La educación como práctica de la libertad.Siglo XXI. Editores Argentina S.A. Gutiérrez, F. (1982). Educación como praxis política. Editorial Nueva década. San José, Costa Rica. Morin, E., Ciurana, E. y Motta, R. (2006). Educar en la era planetaria. Gedisa Ediciones. Barcelona.
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Morin, E. (1999). Los siete saberes. Editorial UNESCO, Paris, Francia. Snow-Gang, P. (2008). Educaci贸n holista y transformaci贸n humana. F.I.E.H.
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