La familia que reza
unida permanence unida. LA IGLESIA DOMÉSTICA UNIDA EN ORACIÓN Familias de 8 parroquias de la Diócesis peregrinaron al Santuario Nuestra Señora de Czestochova, Doylestown, para una experiencia de fe y oración. Fotos | Mateo Greeley
La oración: aire fresco para vida diaria PADRE CARLOS FLOREZ
Vicario parroquial, San Bernabé, Bayville, e intermediario diocesano para la comunidad hispana
H
ace un par de días, mientras repasaba unas líneas en mis viejos cuadernos del seminario, me tropecé con una frase que me llamó mucho la atención. “Dame una persona de oración y será capaz de todo.” Según lo que escribí en ese pedazo de papel, tal frase la dijo San Vicente De Paul cuando dirigía un retiro para las personas que le ayudaban en la distribución de comida a los pobre de la ciudad de Paris, Francia. Quizá esta frase nos pueda ayudar
a meditar cuán importante es la oración en la vida del creyente. San Vicente nos recuerda que si oramos seremos capaces de hacer grandes cosas e incluso “todo.” Pero, ¿qué es orar? En el Evangelio, San Lucas nos dice que Jesús se retiraba a orar en soledad, o que subía a la montaña a hablar con Dios especialmente antes de tomar decisiones importantes; Lc 6, 12. Subir a la “montaña” tiene un valor muy especial en el Evangelio de Lucas puesto que significa levantarnos por encima de nuestra cotidianidad; se sube a la “montaña” para poder respirar aire puro y de alguna
manera para reconectarnos con la belleza de la creación o simplemente divisar las cosas mejor. Causa curiosidad que sólo cuando subimos a la montaña, nuestro modo de respirar cambia y nos volvemos más conscientes de cuán importante es el aire para vivir. Por eso es que orar fue importante para Cristo y lo es para nosotros también. Orar como respirar es quizá las únicas dos cosas en la vida de las cuales podemos tener mejor control. Jesús oraba para elevar su espíritu a Dios es decir, Jesús hablaba con Dios porque... sigue en página 22
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