Un aficionado ejemplar
Vicente Bellosta Lรณpez
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Desde 1989 la Diputación Provincial de Huesca ha asumido, a través de su Fototeca, la misión de reunir, conservar y difundir el patrimonio fotográfico de la provincia, considerando que constituye un elemento clave de nuestra identidad cultural y un importante recurso para el territorio. Esta colección nace con la vocación de mostrar fondos y colecciones que, por su interés para el estudio del panorama fotográfico de la provincia de Huesca, merecen contar con una monografía. Se trata de libros que, con un formato pequeño y accesible, nos descubren un patrimonio que se encuentra custodiado en los depósitos de la Fototeca de la Diputación Provincial.
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Biografía Hijo de Ramón Bellosta Viñuales y Simona López Ciprés, Vicente Bellosta López nació en el Sobrarbe aragonés el 27 de diciembre de 1911. Su padre era el amo de casa Sampietro de Ligüerre de Ara. Su madre procedía de una familia numerosa, de veintiún hermanos, de la histórica localidad de Bergua. Vicente era el segundo varón de cinco hermanos, al que la tradición del primogénito heredero de la casa obligaba a prepararse para abandonar el hogar al cumplir la mayoría de edad, por lo que pronto empezó a trabajar como ayudante en el cercano Ayuntamiento de Lacort. Tenía veinticuatro años cuando se declaró el golpe de Estado que desembocó en la Guerra Civil. Sus descendientes no refieren nada concreto sobre su posicionamiento en el conflicto, solo que al terminar la contienda consiguió ser rehabilitado para la función pública1 y, tras examinarse, ya como secretario de Administración local, fue destinado a Pájara, el mayor municipio de Fuerteventura. Su aventura insular en aquellos años de mísera posguerra duró pocos meses. Se encontró con una población sin luz eléctrica ni agua corriente, flanqueada por unos paisajes, tanto el natural como el humano, extraños para él y demasiado alejados de los de su tierra natal. A principios de los años cuarenta obtuvo un destino en Ortilla, localidad más amable perteneciente a la actual Hoya de Huesca, que por su emplazamiento no había sufrido demasiados estragos durante
1. El Instituto de Estudios de Administración Local se creó por orden de Franco en 1940. Durante su vigencia tuvo carácter de órgano nacional de control de las corporaciones locales españolas y le correspondían, entre otras funciones, la selección, la formación y el perfeccionamiento de funcionarios de entidades locales y territoriales.
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la guerra. Todavía los más ancianos del lugar lo recuerdan joven y soltero, alojado en la pensión del pueblo. Poco tiempo después Bellosta fue designado para el Ayuntamiento de Biescas, cuya circunscripción era un paradigma de la escenografía de posguerra. La localidad y sus infraestructuras habían quedado prácticamente reducidas a escombros tras el abandono de las posiciones de la 43.ª División del Ejército Popular de la República en abril de 1938. La situación estratégica de Biescas, a la entrada del valle de Tena, favoreció que fuera adoptada por el Caudillo para ser reconstruida por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones.2 Hasta 1945 fue sede de la oficina local del servicio de Biescas, Gavín y Oliván. En 1943 finalizó la construcción del nuevo edificio consistorial, al estilo de la arquitectura tradicional de los Pirineos, que albergaba en la segunda planta la vivienda destinada al secretario. En dicha localidad, apodada en aquellos años de omnipresencia franquista la afortunada, conoció a la que sería su esposa, Amparo Ferrer Blasco. Se casaron en 1944 y un año después nació su benjamín, Pedro Vicente. Su segundo hijo, Ramón Luis, nació en Huesca ocho años más tarde en la casa del Coso propiedad de sus abuelos maternos. Cuentan sus hijos que en 1948, estando su padre en la Diputación de Huesca, llegó el responsable del Ayuntamiento de Benasque demandando un secretario para su administración y Bellosta se ofreció sin reparos para el puesto. Seguramente le atraía el desafío de una población en expansión, tradicionalmente comunicada con la región francesa del Alto Garona y con el valle de Arán a través de pasos 2. En Biescas, además de llevarse a cabo las obras del Ayuntamiento, se rectificó el trazado viario y se acometió la construcción de una granja escuela de la Falange, el cuartel de la Guardia Civil y la casa de forestales.
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históricos de alta montaña y parte de cuyo término municipal está ocupada por el actual parque nacional Posets-Maladeta. La villa gozaba de prestigio turístico desde que el empresario y militar Lorenzo Almarza,3 fascinado por la belleza y la plenitud de los valles de Benasque y Gistaín, iniciara a través del Sindicato de Iniciativa y Propaganda de Aragón una intensa campaña para promocionarlos entre sus paisanos. Hasta entonces habían sido bien rastreados por los pirineístas franceses y por los exploradores catalanes, pero, debido a su difícil acceso, permanecían casi ignorados por los aragoneses. Almarza, fundador de Montañeros de Aragón, también promovió el excursionismo deportivo en la zona documentando fotográficamente las ascensiones al Aneto que llevó a cabo junto a guías locales y miembros del Centre Excursionista de Catalunya. «A Benasque llegó sin plaza, pero luego la sacaron a concurso», explican los hijos de Bellosta. En este municipio maduró como funcionario de la Administración local y se inició en su afición a la fotografía. A principios de los años cincuenta certificó, tanto en los pliegos burocráticos como con su cámara fotográfica, los trabajos de recuperación y reconstrucción que se gestaron en Benasque.4
3. Lorenzo Almarza, El valle de Benasque en los años veinte, Huesca, Diputación Provincial de Huesca, 2006. En 1915 Almarza viajó por primera vez a los Pirineos Centrales, impulsado por su gran afición a la montaña, la caza y la fotografía. 4. Cabe reseñar las ayudas y las cesiones de terrenos municipales al Ejército español para la fortificación defensiva de los Pirineos Centrales: la restauración del refugio militar del valle de Estós y, simultáneamente, la edificación de un acuartelamiento de compañía en la finca denominada Campo del Puente. Asimismo Bellosta presenció la reconstrucción de los baños de Benasque por la iniciativa privada de Valero Llanas Tolosa. Estas intervenciones han sido documentadas en sendos audiovisuales producidos por la Fundación Hospital de Benasque y alojados en el canal de YouTube Llanos del Hospital. Ambos incluyen fotografías de Vicente Bellosta.
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Vicente Bellosta inicia su carrera como aficionado en una época en que la fotografía en España empieza a recuperar su tono vital para convertirse en un artículo de consumo. Durante los años cincuenta y sesenta se crean grupos y asociaciones de diversa índole que intentan reivindicar nuevas opciones y formas de fotografiar; los concursos y las exposiciones de fotografías crecen exponencialmente; los semanarios gráficos y la prensa ilustrada cobran gran popularidad, y en algunos casos constituyen toda una lección de diseño y composición, aunque por dificultades fotomecánicas hasta finales de los sesenta el dibujo sigue primando sobre la fotografía; las marcas se anuncian y representan un papel importante en la difusión de la técnica; comienza la implantación del color, primero en la fotografía profesional y luego en la amateur; los consumidores se consolidan como los verdaderos protagonistas de la industria fotográfica. Es en este ambiente de abundancia fotográfica donde Bellosta, bien situado en la avanzadilla de los aficionados altoaragoneses, encuentra la inspiración para expresar su sentido artístico y dar rienda suelta a sus aspiraciones.
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«Ninguna carrera internacional de armamentos fue jamás tan febril ni tan duradera como nuestra desesperada búsqueda de lentes más luminosas, películas más rápidas, reveladores más efectivos y grano más fino», decía hacia 1950 Bob Schwalberg, asiduo colaborador en cuestiones técnicas de la renombrada revista americana Popular Photography. En este sentido Bellosta era un aficionado afortunado, ya que por lo general trabajaba en condiciones de luz natural inmejorables para cumplir con las expectativas que preocupaban a los fotógrafos más aventajados del momento: exponer a índices bajos de sensibilidad para obtener grano más fino en los negativos y mejor contraste en los positivos. En alta montaña la cantidad de luz nunca es un problema, y su calidad tampoco; allí la luz es más actínica o de una temperatura de color más alta, es decir, es más azul que amarilla, lo cual acelera la reacción de los haluros de plata. Aun así era primordial acertar con la exposición de la película, que siempre había de ser la mínima compatible con la obtención del detalle correcto en las sombras. El revelado también era crítico para evitar quemar las luces. En aquellos días, ya superado el efecto del pictorialismo, la máxima era que la fotografía se pareciese lo más posible a la escena; las imágenes debían simular lo que los ojos habían visto.
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Ibรณn Blanco de Literola. Ca. 1950-1960
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RĂo Ara y Mondarruego. Ca. 1969-1970
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Sin tĂtulo. Ca. 1950-1955
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Ventisca. Benasque. 1950
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Nevada. Benasque. 1950
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Rogativa. Benasque. 1950
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En el fondo de Vicente Bellosta llaman la atención las puestas en escena que preparaba con sus hijos como parte del álbum familiar. Las imágenes que obtuvo pueden relacionarse con las viñetas de los populares tebeos, que tan en boga estuvieron en las décadas de los años cincuenta y sesenta, porque son como instantes acotados de una historia más amplia. Por otro lado, estas fotografías de su entorno doméstico nos trasladan a la estética cándida, de gran aceptación en la época, reflejada por el ilustrador español Juan Ferrándiz, especializado en cuentos infantiles y postales navideñas. Estas creaciones también nos remiten a las imágenes, optimistas y tiernas, del dibujante publicitario americano Norman Rockwell, muy conocido en los hogares españoles y difundido en la prensa ilustrada durante la dictadura franquista. Bellosta trataba de imprimir su sello personal a las composiciones eligiendo los elementos del relato visual, así como mediante las poses dirigidas de los chiquillos y el tratamiento de los claroscuros. Las imágenes nos orientan hacia los medios amateurs que frecuentaba, los cuales siempre han tenido en cuenta la artisticidad de la fotografía y han hecho evolucionar su potencial a través de sus inocentes experimentos.
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Benasque. 1957
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Ramรณn Bellosta en el portal de casa Barrรกu. Anciles. 1959
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Sin tĂtulo. 1957
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Ramรณn y Vicente hacia Alba. Benasque. 1959
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Camino a Alba desde los BaĂąos de Benasque. 1959
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Enfado. 1957
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Apuesta. 1957
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