El castillo de Loarre: historia constructiva y valoración artística

Page 1



EL CASTILLO DE LOARRE HISTORIA CONSTRUCTIVA Y VALORACIÓN ARTÍSTICA


r

=

a

I .

I '

.

:

• 1.

, il 1

• .

I

i•

.1

.eE

-

f

J

.

I

2 '

• .•

...e -

Z.

n••

. z 5.0 11E

.

.

:••

..

E

• •

.• • • ti

r

.

.

••11

•.> • :•>-. . • L

rk'

.

r

.•

.. 1 •.

a. a. • •

1

•v •

• . L

.

• •

ti •

••I •

.

L.

•1

.

• • •

r.

r

• • .1. . .

.

• •

..1

-

i

.

a

..

• :

lid

•••

••

••••

L:

.1

• • '

...- ' , •

E

f

...

.

:

....

p

.

" .1....m• • r' .•1.•.

4L " •

.

:5

;

.•.

.A

.. ...,1

' ••

1E19

I I • I

.•

..;

ti I;

.. '

r: A".> I

al

o • . • . ; ti... 1% L' - II. 1 •• 1 .1•• ' I"j • : .1,.. :I

•• .• .1-

NI •

ti "

.

N.

• •

_

ti

.mli; •

. ••

—: -. • .

. . . • •11•O• am ...

•-•

-%9 • á j1.46 E. rif= . :•i• • 1. ° •:. • o... •

g w i•U'; I 1:1...... .1r -.41••••

—a

.5 1

= I

. .

I

... .

1.. .; ... ' :.

.•

.• 111: . rIllat

o

. -.1. 1 . • Li....

...

."' . : .•.

PEIV.

...._ :1 . •

•••11•:. •••I•I•

V.:.• i.

or. r , .< r_.

• .. . :-

ir y • 1 • .1 : I: . - • . ..... .e.,Y j . • ..:....... . ,

..

• s.:1".1 11....

• r ..

:. •

• 1

..

. • j • ••

• 11••

1L e 0,

• • •

. ..•

0

4 .. I•

11.4 liliir d. r

1:::

&19 . . •rld 7f

il l... 5•W:11.11 •

.

..i...N . l'i .... .15111111

:.:

I ••

••

in .... • ?.12

11 Y '

.

—1"1 :t:i!ll'.

• ...VI& 3r. .

h

.• 1

!.

.: z .•

d.

• •

.2

1111•1


EL CASTILLO DE LOARRE HISTORIA CONSTRUCTIVA Y VALORACIÓN ARTÍSTICA

José Antonio Martínez Prades


Ficha catalográfica MARTINEZ PRADES,

José Antonio

El castillo de Loarre. Historia constructiva y valoración artística. — Huesca : Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2005 214 p. : il. ; 24 cm. — (Colección de Estudios Altoaragoneses ; 51) Bibliografía D. L. Z-735/2005. — ISBN 84-8127-151-9 1. Loarre, castillo de I. Título. II. Serie 728.81 (460.222 Loarre)

El presente texto constituye una adaptación de la tesis doctoral que, dirigida por el profesor Gonzalo M. Borrás Guaba, fue defendida por el autor en la Universidad de Zaragoza el día 9 de septiembre de 1991. y por la que obtuvo la máxima calificación.

Colección de Estudios Altoaragoneses, 51 Director de la Colección: Guillermo Pérez Sarrión Diseño de la Colección: Blanca Otal Coordinación editorial: Teresa Sas Corrección: Isidoro Gracia Cubierta: Castillo de Loarre (Fotografía: Fernando Alvira Lizano) ISBN: 84-8127-151-9 Depósito legal: Z-735/2005 Preiinpresión: Ebro Composición, S. L. Imprime: Línea 2015, S. L. Edita: Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca) Parque, 10. E-22002 Huesca • Tel. 974 294 120 • Fax 974 294 122 www.iea.es • iea@iea.es


Vista del รกbside de la iglesia y el muro este.


., .

. .

..

. ..

.

. • • ' .• •• '▪ 1 ' ' 7

.•

w

•4

IN

1. .

-

.•

L I

• or . IN ' a-

J. LL

•.•• . • e k..r

.. L

I

• •

• •

.•

.0. -.

-AL

5■

.1

r

.

II."

• •

.... •-% ;

iii; —15. j ' 1 I "

e.

i• 4;•1( 1.1. •ri 11

-2;

.1

• •

-

..

.

- . •J1; .. .. s

:

.

.•

.•

••

•;.:

.

.

• :••.2. • 1,'. IE • <iloi . I I• • a• , }• 1 . .- ....'5P-E'rr• :. .4%.1

••

•5 : I .•

-1 ..1• • J. ..1

. 0•• " " U - . .d 'rili - "

_ ....._

°

• 1 _:••

. • I ..

• .., •

. •

.

• •• •

•.:

• -• • .

• •• .1

• • • • • .

117 2c

z

•1

.•

=

•V

Pl i•

1'. -.!'

.• á

r.•_, . I

1 11 . •• • 71

.r - :..- •▪ V•

7i1•11.: — ... -• 1. • -' • • 1 : .Id• • -4 "

••

. •-.

W• -....

5 , -1

..-1

• -

. •

5L.-1, ,

.

.

II • " - .

• • •

•.

.

I.

5 ' .sZ 1.•IY 1 } .111.1.;•• . . .:we I ?. ji .. ... •! i • 1. a-- .• ... , I • ..'w • 1 .. • -: • : 1 .•11 d. . ' . ..

.. .•

• mg.

I. .. .

• •_.5.1 ,r• 9-,

• % • •

. 14

1

2▪▪1•11

111-

. • ..sr .• _ :.

i: II.? • .

Lr...

.r .1 ti'

•. 1E • • f

r:.

. L'I. .

.• '• II . ;1:1 ': II i _,_ .. ..a.L.:-.. 1.11 14.0 • •• °TV— •• •.. , ..._ • -. - ns ' .1— e g.- —.• I." ' U :." 11---... .° • .• .

'

i•

• ....

.•

r-----

•.51

i .. .

a

._ •

:• ... _. I :.

' '': ..'.•Ili

a • • 4 1.P

.

:

.

•••••I

., .

11 1 111.: 7!: .- l '• .-

1 011 rL í.

.1 .1 55.:

rrol• : -7'•'... ' . ..-

: .

111•1••V ••

.- i-j •

.

••

:

• •• I . •

• •-

t.

. ..

•''''

.. . -, f

~-. --Z- 9 •-''' -., • .. • • • . - 1.",•

I I I : -..1.


Para Maite


▪.•

• .• • •

F. •

_

.•

• .• •

' •

.

.

.e •

••• •.• • I r • •

II • •

• _•

• •

• f.

a• •

,

a

• . II •

••••••• :

ti

• ••••

• •

I. •

. - • .r • • •

" • .

.1

'i j•

' .i. d. r.: • •

1

+

•1 I. . ili • '.:a: ▪ 5 1. •• . :19 : I:' r. • • • . > . • • '1•• e.

..r. •

• ..i•

II& 7,- "•• •-

-P. • ::h : • li•

I • ▪ 1 • J. •Ik: -i • 1.

' .... "

-% .-

I ..

6

: . N. ".

: •

r

•.•

• Ir •• . • 2 z

• . P.' ..

L

•1

'III •

I

..). i • -1 Li. • o ..% Ni' .0- . • . • •• ••• • •

l• •

I

r

d•

VD,

• •


ÍNDICE

Presentación, a cargo de Gonzalo M. Borrás Gualis Abreviaturas y siglas utilizadas

11 13

ASPECTOS HISTÓRICOS Estado de la cuestión de los estudios históricos Los orígenes del lugar. La época antigua Desarrollo histórico medieval Dominación musulmana y conquista cristiana Los tiempos de Ramiro I La etapa de Sancho Ramírez El siglo xiI y siguientes

15 17 21 25 25 28 32 37

ARQUITECTURA Consideraciones previas Restos antiguos y prerrománicos La época antigua Restos prerrománicos El castillo románico Las primeras construcciones Aproximación arqueológica a) El primer recinto b) La ampliación de Ramiro I Determinación del estilo y datación cronológica La fortaleza de Sancho Ramírez Estudio arqueológico a) Análisis gliptográfico b) Descripción del conjunto Análisis formal a) La introducción del nuevo estilo b) El estilo de Loarre y sus vinculaciones formales c) Aproximación cronológica Construcciones posteriores Aspectos castellológicos

39 41 43 43 43 47 47 47 47 54 58 64 64 64 75 80 80 86 88 90 93

ESCULTURA Los estudios sobre la escultura de Loarre Otros conjuntos del Camino de Santiago y su problemática Estudio formal Los elementos escultóricos Análisis específico La hibridación de tendencias a) El relieve de la entrada y sus obras afines b) Otras obras figuradas c) Capiteles vegetales La decoración con roleos

97 99 103 107 107 108 108 108 115 126 128

9


INDICE

Los capiteles de factura jaquesa Los capiteles con modelos jaqueses El estilo Frómista-Jaca Los capiteles tolosanos Un caso especial El estudio de las impostas a) Tipo A b) Tipo B c) Tipo C d) Tipo D La iconografía loarresa Loarre y el desarrollo del románico internacional en torno al 1100

133 142 145 152 156 160 160 161 161 161 163 177

APÉNDICES

187

BIBLIOGRAFÍA

203

10


PRESENTACIÓN

Hace ya más de trece años, en septiembre de 1991, que el autor, José Antonio Martínez Prades, se doctoró en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza con un excelente trabajo de investigación sobre el castillo de Loarre, realiiado bajo mi dirección, que obtuvo la máxima calificación académica y que ha sido el fundamento del presente libro, tan importante como necesario. La paciente espera del autor ante las prensas del Instituto de Estudios Altoaragoneses ha obtenido finalmente la recompensa de esta pulcra edición, de la que todos vamos a disfrutar. Este libro sobre la historia constructiva y la valoración artística del castillo de Loarre se ha aligerado de todos los requilorios académicos de las tesis doctorales sin perder un solo ápice de su rigor científico, por lo que mantiene todas las virtudes que ya atesoraba su trabajo doctoral y que además ahora quedan más explícitas. En mi opinión, el mayor mérito de la presente obra consiste en haber abordado el estudio del castillo de Loarre de una manera global, sin eludir ninguna de las muchas dificultades que el tema planteaba en sus diversos aspectos históricos y artísticos. De este modo, el lector tiene la absoluta garantía de encontrar una respuesta adecuada a los múltiples interrogantes que sobre el mismo se han planteado tanto desde la historia como desde la historia del arte. A nadie se le oculta la trascendencia de una obra de este calado, en la que son revisadas críticamente pero con exquisito trato numerosas opiniones, con frecuencia enfrentadas y discrepantes, de prestigiosos historiadores como Ramos Loscertales, Del Arco, Lacarra, Durán Gudiol y Antonio Ubieto, y de eximios historiadores del arte como Chamoso Lamas, Íffiguez, Moraleja Lyman y Watson, entre otros. El lector encontrará las posiciones de cada estudioso expuestas con limpieza, sin torceduras, pero el autor nunca se pierde en esta selva historiográfica, ya que tiene trazados desde un principio sus propios objetivos, sacrificando en todo caso la brillantez a la precisión y a la claridad. De este modo, podemos seguir de forma rigurosa y ordenada todos los acontecimientos históricos relacionados con el castillo de Loarre entre 1033 y 1110, que se nos ofrecen en el apéndice 1, siempre con indicación de las fuentes de donde proceden los datos, así como una exhaustiva crítica de autenticidad del monumento en su estado actual, con todas las actuaciones realizadas sobre el edificio entre los años 1904 y 1979, que se nos ofrecen en el apéndice 2.

II


PRESENTACIÓN Particularmente preciso es el análisis de las tres etapas constructivas del castillo de Loarre, así como la caracterización formal y arquitectónica de las mismas: la más antigua, de Sancho el Mayor de Navarra (hacia 1030); la intermedia, de Ramiro I, y la más reciente, de Sancho Ramírez (hacia 1090-1095), que se acompañan de los correspondientes planos, en buena medida elaboración del autor a partir del plano general del conjunto, realizado por el equipo de Pons Sorolla. Destaca, como personal aportación del autor, su estudio de las marcas de cantero, que tan solo aparecen en la etapa de Sancho Ramírez y que le permiten aportar interesantes matizaciones sobre el sistema de trabajo seguido en este momento. A propósito de las marcas de cantero, conviene recordar que el autor había formado parte, junto con Francisco Javier Jiménez Zorzo, Ignacio Martínez Buenaga y José Miguel Rubio Samper, de un excelente grupo de investigación gliptográfica, surgido en la década de los ochenta en la Universidad de Zaragoza bajo la dirección de José Antonio Ferrer Benimeli, que llegó a elaborar una metodología propia, presente en este libro. Con posterioridad el autor ha profundizado en el estudio de los canteros medievales, un tema en el que se ha labrado un notorio reconocimiento de la comunidad científica. No menos trascendente que el estudio arquitectónico dedicado al castillo de Loarre es el relacionado con la decoración escultórica. Aquí de nuevo Loarre se inserta en la problemática general de la formación de la escultura románica europea y, por tanto, las valoraciones realizadas en esta obra afectan a toda la secuencia de la primera escultura románica hasta el año 1100, es decir, a los talleres de Santiago de Compostela, León, Frómista, Jaca, Toulouse y Moissac, siempre presentes en Loarre en viajes de ida o vuelta a través del Camino de Santiago. Si la espera de este libro ha sido larga en demasía, sin embargo el tiempo transcurrido en lugar de debilitarlo a mi entender lo ha fortalecido, ya que ahora pueden contrastarse mejor sus virtudes, entre las que destaca sobre todas la obra bien hecha, con sobriedad, con solidez científica y con honestidad intelectual, unos valores que desafían siempre el paso del tiempo. Espero que los lectores sepan apreciarlo. Por todo ello también hay que agradecer y felicitar al Instituto de Estudios Altoaragoneses por esta edición que incorpora a su catálogo una obra de excepcional interés para el conocimiento y la difusión del patrimonio oscense. Gonzalo M. BORRÁS GUALIS Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza

12


ABREVIATURAS Y SIGLAS UTILIZADAS

AA Al Andalus. AAMCA L'Artista artesó a la Corona d'Aragó. AAV Boletín del Seminario de Arte y Arquitectura de Valladolid. AB The Art Bulletin. AE Arte Español. AEA Archivo Español de Arte. AEAA Archivo Español de Arte y Arqueología. AEM Anuario de Estudios Medievales. AGWG Abhanlungen der Gesellschaft der Wissenschaften. AHN Archivo Histórico Nacional. AIBE Academie des Inscriptions et Belles-Lettres. AM Alrededor del mundo. AMI Annales du Midi. AR Arquitectura. ArSI Aragón. BAC Biblioteca de Autores Cristianos. BCTHS Bulletin Comité des Travaux Historiques et Scientifiques. BH Bulletin Hispanique. BIICH Bulletin Institute International de Cluiteaux Historiques. BM Bulletin Monumental. BMG The Burlington Magazine. BRAH Boletín de la Real Academia de la Historia. BSEE Boletín de la Sociedad Española cle Excursiones. CAA Coloquio de Arte Aragonés. CAI Caja de Ahorros de la Inmaculada. CAIGC Caja de Ahorros Insular de Gran Canaria. CAF , Congrés Archéologique Francais. CAZAR Caja de Ahorros de Zaragoza (lbercaja). CCM Cahiers de Civilization Médiévale. CDCH Colección Diplomática de la Catedral de Huesca. ed. de A. DURÁN Grum., Zaragoza, 1965-1969. CDEHA Colección de Documentos de Estudio de Historia de Aragón. CDSAF Colección Diplomática de San Andrés de Fanlo, ed. de A. CANELLAS LÓPEZ, Zaragoza, 1964. CE Castillos de España. CEC Cuadernos de Estudios Caspolinos. CEG Cuadernos de Estudios Gallegos. CEH Centro de Estudios Históricos. CEHA Comité Español de Historia del Arte. CGC Chriteau Gaillard Conférence. CHCA Congreso de Historia de la Corona de Aragón. CIG Colloque International de Glyptographie. CIGC CIG de Cambrai. CIGG Centre International de Recherches Glyptographiques. CIGM CIG de Mons. CIGN CIG de Nimes. CIGP CIG de Poro-Pontevedra.

Índice


ABREVIATURAS Y SIGLAS

CIGS CIG de Saragosse. CIGSM CIG de Sarnoéns. CIHA Congreso Internacional de Historia del Arte. CIRG Centre International de Recherches Glyptographiques de Braine-le-Cháteau. Bélgica. CNA Congreso Nacional de Arqueología. CP Compostellanum. CPMO Comisión Provincial de Monumentos de Orense. CRSJP Crónica de San Juan de la Peña, ed. de C. ORCÁSTEGUI CROS, Zaragoza, 1986. CS Cesaraugusta. CSIC Consejo Superior de Investigaciones Científicas. CSJP Cartulario de San Juan de la Peña, ed. de A. UBIETO ARTETA, Valencia, 1962-1963. CSMC Cahiers Saint Michel de Cuixá. DA Dossiers d'Archéologie. DCRRI Documentos correspondientes al reinado de Ramiro I, ed. de E. IBARRA RODRIGUEZ, Zaragoza, 1904. DCA Diputación General de Aragón. doc. Documento. DRRVE Documentos para la reconquista y repoblación del valle del Ebro, ed. de J. M. LACARRA DE MIGUEL, Zaragoza, 1982-1985. DSRI Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, desde 1063 hasta 1094. Documentos particulares, ed. de E. IBARRA RODRIGUEZ, Zaragoza, 1913. DSRS Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, desde 1063-1094. Documentos reales, ed. de J. SALARRULLANA, Zaragoza, 1907. edit. Editorial. EEM Escuela de Estudios Medievales. EEMCA Estudios de la Edad Media de la Corona de Aragón. FB Folia Budapestina. fig. Figura. FM Fundación Mediterránea. FUE Fundación Universitaria Española. GO Coya. HFB Homenaje a Federico Balaguer. HJML Homenaje a José M. Lacarra. IASA Istituto d'Archeologia e Storia dell'Arte. [EA Instituto de Estudios Altoaragoneses. lE0 Instituto de Estudios Oscenses. IEP Instituto de Estudios Pirenaicos. IET Instituto de Estudios Turolenses. IFC Institución «Fernando el Católico». IHA Information d'Histoire de l'Art. JWCI Journal of the Warburg and Courtauld Institute. LA Linajes de Aragón. PI Pirineos. PUF Presses Universitaires de France. PV Príncipe de Viana. RECV Revista de Estudios de las Cinco Villas. RIE Revista de Ideas Estéticas. RORZ Reunión sobre Órdenes Religiosas zaragozanas. RTD Resumen de Tesis Doctoral. RV Reviste de Comminges. SAA Seminario de Arte Aragonés. SSARS Scriti di Storia dell'Arte in onore di Roberto Salvini. s. a. Sin autor. s. d. Sin datos. t. Tomo. TB Traza y Baza. VVAA Varios autores.

14

Índice


ASPECTOS HISTÓRICOS


ti

• E

mr •

IT ti • • '

•:

•Z.

•i•7 ti

ti

. . •

I '

• • ..1.••? • - ..• .... .• -

r II . .. ;

1

1-

.2.1

-- .1.

; • 1. . 1 ' • ▪ •• 1 ' • .. •I' '.1‘ •••• ... • . IV •▪ . . • ! :r-

r•

1. ti ti •

rrIC ,•

l•

1


ESTADO DE LA CUESTIÓN DE LOS ESTUDIOS HISTÓRICOS

Los abundantes estudios sobre Loarre han revestido muy diversa índole a lo largo de su dilatado devenir historiográfico; caudalosos ríos de tinta han fluido sobre el tema ya desde el siglo xvi, pasando por numerosas monografías específicas' y llegando hasta citas y alusiones más o menos extensas contenidas en manuales generales de arte y publicaciones artísticas de todo tipo. A pesar de ello, de entre el gran número de monografías, tan solo un par de ellas presentan cierta fiabilidad histórica: una es El castillo real de Loarre, de Ricardo del Arco, y otra la monografía de Durán Gudiol. El primero fundamenta sus tesis históricas con la documentación disponible en su tiempo (1917), mientras que la obra de Durán, más reciente (1971) y posiblemente la más rigu-

1. Monografías por orden cronológico: LAMPÉREZ Y ROMEA, Vicente, «La iglesia de Sta. María en el castillo de Loarre», /1tiki, t. 11, n" 102-104 (1901), pp. 221-224; MONSALUD, Marqués de, «El castillo de Loarre», BRAH, n" 47 (1905), pp. 448-452; SERRANO FATIGATI, Enrique, «El castillo de Loarre», WEL, t. 14, n° 160-161 (1906), pp. 143-144; CIL, Isidro, «El castillo de Loarre», AE, n" 6 (1913), pp. 270318; /Vaco Y GARAY, Ricardo del, Algunas indicaciones sobre antiguos castillos y casas solariegas del Alto Aragón, 1915, pp. 5-6; Asco Y GARAY, Ricardo del, «El castillo de Loarre», LA, t. 6 (1915), pp. 8190; GASCÓN DE. GMOR, Anselmo, «El castillo toquen) de Luar». Estudio [Barcelona], 1915, pp. 87-89; Asco Y GARAY, Ricardo del. «Obras y hallazgos en el castillo de Loarre», 1111111 (enero, 1916), pp. 529; ARCO Y GARAY. Ricardo del, El castillo real de Loarre, Madrid, Librería de J. Martínez, 1917; FIGUERA LEZCANO, Luis de la, El Monumento Nacional Castillo de Loarre, Zaragoza, Salvador Hnos., 1919; FIGUERA LEZCANO, Luis de la, «El castillo de Loarre», AH, n" 60 (1924), pp. 117-119; FictEttit LEZCANO, Luis de la, «El pabellón de descanso en el castillo de Loarre», AnSI, n" 4 (1926), p. 59; Wi Ei iii.I., Walter Muir, «An inscription of 1095 at Loarre», Speculum, t. 3 (1928), p. 254; CHAMOSO LAMAS, Manuel, «Revisión de las formas constructivas en el castillo de Loarre», AM, n" 60 (1943), pp. 384399; GALIAY, José, «El castillo de Loarre», AItSI. n" 197 (1946). p. 3; ALBAREDA, Joaquín, Monumentos históricos y artísticos en Huesca y Provincia. Loarre, Zaragoza, 1957, pp. 81-84; Atan Y GARAY, Ricardo del, «El castillo-abadía de Loarre», mt. n" 13-14-15 (1968), pp. 5-38; CHAmoso LAMAS, Manuel, «Algunas muestras constructivas del primer románico en el Norte Peninsular», trx•, n" 72-73-74 (1969), pp. 49-55 (dedica una buena parte a Loarre); VALENZUELA FOVED, Virgilio, El castillo de Loarre, Huesca, 1E0, 1969; IÑIGUEZ ALMENCIL Francisco, «Las empresas constructivas de Sancho el Mayor. El castillo de Loarre», .4#A, n" 172 (1970), pp. 363-375; Gil, MARRACO, Joaquín, Loarre, castillo gigante, Zaragoza, CAZAR, 1970; DURÁN Gurnot, Antonio, El castillo de Loarre, Zaragoza, Guara Editorial, 1981 (1° edición 1971); BOLEA AGITARON, F. J., El castillo de Loarre, Huesca, 1984: Gumía' APARICIO, Cristóbal, El castillo de Loarre, León, Everest, 1986.

17

Índice


ESTADO DE LA CUESTIÓN DE LOS ESTUDIOS HISTÓRICOS

rosa hasta el momento, goza de la garantía que le confiere la autoría de un insigne medievalista. Sin embargo, toda esta maraña bibliográfica no ha servido adecuadamente para la precisión cronológica de la fortaleza, debido, sobre todo, a la escasez de noticias, a la confusión de las mismas y de los propios historiadores, y a la repetición de los datos tomados de unas a otras publicaciones. Por otra parte, gran número de estas o no profundizan en la problemática del conjunto, o son obras de divulgación sin citas documentales, y las que lo hacen, poseen un marcado carácter historicista que les lleva a trabajar toda la historia, desde la época romana a los tiempos modernos, olvidando en la mayoría de los casos una investigación documental exhaustiva sobre la datación de las construcciones. De entre las publicaciones no monográficas con noticias históricas referidas a Loarre, cabe citar Aragón románico, de Canellas y San Vicente, y Castillos de Aragón, de Cristóbal Guitart, cuyos datos son aprovechados por el autor en una monografía de carácter divulgativo.2 En cuanto a los datos concretos aportados por esta pléyade de investigadores, parece haber coincidencia en una serie de puntos: 1) que Loarre se asienta sobre la antigua Calagurris Fibularia; 2) que alrededor del año 1000 existía ya una fortaleza; 3) que una segunda fase -constructiva tiene lugar durante la segunda mitad del siglo xi o principios del xu, coincidiendo con su mayor esplendor político; 4) que su decadencia comienza a partir del siglo xfi. Nuestra labor debe consistir, pues, en clarificar y precisar dichos puntos. Pero, sin embargo, el hecho de que nuestro trabajo vaya orientado hacia la investigación artística va a condicionar el contenido del presente capítulo de historia, ya que, en este sentido, no nos interesa tanto el estudio de la historia total del castillo, es decir, todos los acontecimientos que rodean a la fortaleza a lo largo de su devenir, sino que lo que realmente nos importa es la datación del monumento, determinar cuándo y por quién se realiza el castillo y cuántas etapas constructivas tienen lugar en él. Por ello, todos los acontecimientos que se producen a partir del siglo xit no tienen para nosotros importancia o, al menos, son secundarios. Al realizar esta tarea hemos omitido, en la medida de lo posible, las noticias contenidas en las monografías sobre el castillo, por ser estas consideradas de segunda o tercera mano. De este modo, se ha preferido acudir al dato histórico directo, a excepción de lo tratado en el apartado sobre los orígenes de Loarre que, por ser de carácter introductorio y fuera del período medieval, objeto cardinal de nuestro estudio, se ha elaborado fundamentalmente a partir de las últimas publicaciones histórico-arqueológicas sobre el Aragón romano. Por lo que respecta a la historia medieval, su estudio se ha estructurado en torno a tres bloques bibliográficos: las fuentes documentales, las noticias de liís-

2. CANELAS, Á., y SAN VICENTE, Á, Aragón. España románica, Madrid, Encuentro, 1979 (edición original: Zodiaque, 1971), pp. 163-184; GUTTART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, Zaragoza, Librería General, 1976, vol. 1, pp. 157-168, y El castillo de Loarre, cit.

18

Índice


ESTADO DE LA CUESTIÓN DE LOS ESTUDIOS HISTÓRICOS

toreadores antiguos y las de los historiadores contemporáneos. Entre las fuentes documentales, son especialmente importantes para el tema: las colecciones documentales de Ibarra Rodríguez sobre los reinados de los reyes Ramiro I y Sancho Ramírez; la de Salarrullana, también sobre Sancho Ramírez; la colección documental de José María Lacarra para la reconquista del valle del Ebro; la de la catedral de Huesca, de Durán Gudiol; el Cartulario de San Juan de la Peña y la Crónica de San Juan de la Peña, si bien algunas de ellas contienen documentos falsos. También es de suma importancia la obra de Agustín Ubieto sobre los tenentes en Aragón y Navarra en los siglo xi y mi, que registra gráficos y listados sobre los mismos, con sus correspondientes referencias documentales? Aparte de las obras citadas, también han sido objeto de análisis otras colecciones diplomáticas y datos extraídos de diferentes investigaciones llevadas a cabo por los historiadores antiguos, pues sus noticias pueden ser de utilidad, especialmente si se tiene en cuenta que pudieron acceder a documentos hoy desaparecidos. De consulta obligada para este trabajo son: los Anales, de Jerónimo Zurita; la Historia de los Reinos de España, de Garibay; los comentarios sobre Aragón de Blancas; la Historia de España, de Mariana; la Historia de los Reyes de Aragón, de Briz Martínez; la Historia de Aragón, de Blasco de Lanuza; los Reyes de Aragón, de Pedro de Abarca; las noticias sobre Aragón de Ramón de Huesca; la España Sagrada, de Flórez, y los Orígenes de Aragón y Navarra, de Ximénez de Ernbún.4 En cuanto a las obras de historiadores contemporáneos, existen algunas importantes para la reconstrucción del ambiente histórico de la época. De entre ellas, cabe citar algunos estudios sobre la historia medieval de Aragón funda-

Eduardo, Documentos correspondientes al reinado de Ramiro I, Zaragoza, CDEHA, vol. 1, 1904, y Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, Zaragoza, CDEHA, vol. 9, 1913; SALARRULLANA DE DIOS, José, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, Zaragoza, CDEHA, vol. 3, 1907; LACARRA DE MIGUEL, José W, Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro, Zaragoza, Anubar, 1982-1985, 2 vols.; DURÁN GUDIOL, Antonio, Colección Diplomática de la catedral de Huesca, Zaragoza, IEP, 1965-1969, 2 vols.; UBIETO ARTETA, Antonio, Cartulario de San Juan de la Peña, Valencia, CAZAR, 1962-1963, 2 vols.; ORCÁSTEcu GRos, Carmen, Crónica de San Juan de la Peña (versión aragonesa), Zaragoza, IFC, 1986 (hemos escogido esta obra por constituir una edición crítica que compara los diversos manuscritos de la versión aragonesa entre sí y a la vez con el texto de la versión latina y catalana); UBIETO ARTETA, Agustín, Los tenentes en Aragón y Navarra en los siglos xt y xn, Valencia, Anubar, 1973. 4. Con historiadores antiguos nos referimos a aquellos que no son contemporáneos, concretamente a los comprendidos entre los siglos xvi y xix: ZURITA, Jerónimo, Anales del Reino de Aragón (1562), Zaragoza, IFC, 1976 (edición de Ángel Canillas); GARIBAY, Esteban de, Compendio Historial de las Chronicas y Universal Historia, Amberes, 1571, X libros; BLANCAS, Jerónimo de, Aragonensium rerum comentarii, Zaragoza, 1588; MARIANA, Juan de, Historia General de España, vol. nr, Valencia, Benito Monfort, 1788 (1° edición siglo xvi); BRIZ MARTÍNEZ, Juan, Historia de la fundación y de las antigüedades de San Juan de la Peña y de los Reyes de Aragón y Navarra, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1620; BLASCO DE LANUZA, Vincencio, Historia Eclesiástica y Civil de Aragón, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1622; ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón en los anales históricos, Madrid, Imprenta Imperial, 1628; HUESCA, Ramón de, Teatro histórico de las iglesias del Reino de Aragón, t. vi, Pamplona, 1796; FLÓREZ, F., España Sagrada, t. 18, Madrid, Manuel Risco, 1866; XIMÉNEZ DE EMBÚN, Tomás, Ensayo histórico acerca de los orígenes de Aragón y Navarra, Zaragoza, Imp. del Hospicio, 1878. 3. IBARRA RODRÍGUEZ,

19 Índice


ESTADO DE LA CUESTIÓN DE LOS ESTUDIOS HISTÓRICOS

mentales para este trabajo: El reino de Aragón bajo la dinastía pamplonesa, de Ramos Loscertales; De la Marca Superior de Al-Andalus al Reino de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, de Durán Gudiol; Aragón en el pasado, de José María Lacarra; el capítulo correspondiente de Sesma Muñoz en Aragón en su Historia y, sobre todo, la Historia de Aragón, de Antonio Ubieto, en sus volúmenes sobre la formación territorial y las divisiones administrativas, obras cardinales para cualquier estudio de historia medieval de Aragón.' Para la figura de Ramiro I, existe una monografía de Durán Gudiol; para la de Sancho Ramírez puede consultarse, también del mismo autor, el apartado correspondiente en la Historia de Aragón y, especialmente, el libro monográfico de Buesa Conde." En historia musulmana: el estudio de Francisco Codera sobre la conquista árabe y, fundamentalmente, los trabajos de María J. Viguera sobre el Aragón musulmán.' Por último, para la historia de la Iglesia en aquel período podemos señalar la obra de Kehr sobre la iglesia en Aragón y la de Durán Gudiol sobre el mismo tema.'

5. Rulos LOSCERTALES, José M", El reino de Aragón bajo la dinastía parnplonesa, Salamanca. 1961; DURÁN GUDIOL, Antonio, De la Marca Superior de Al-Andahrs al reino de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza, Zaragoza, CAZAR, 1975; LACARRA DE MIGUEL, José M", Aragón en el pasado, Madrid, EspasaCalpe, 1979; SESMA MUÑOZ, J. A., «Aragón medieval», Aragón en su Historia, Zaragoza, CAI, 1980, pp. 107-186; IIBIETU ARTETA, Antonio, Historia de Aragón. La formación territorial, Zaragoza. Anubar, 1981, y Divisiones administrativas, Zaragoza, Anubar, 1981. 6. DURÁN GUDIOL, Antonio, Ramiro I de Aragón, Zaragoza, Guara Editorial, 1978, y El Rey Sancho Ramírez. Historia de Aragón, vol. tv, Zaragoza, Guara Editorial, 1985; BUESA CONDE, Domingo, El rey. Sancho Ramírez, Zaragoza, Guara Editorial, 1978. 7. Coma A, Francisco, «Límites probables de la conquista árabe en la cordillera pirenaica», BRAM, n 48 (1906), pp. 289-311; VIGUERA MOLINS, María J., Aragón musulmán, Zaragoza, Mira, 1988 (1" edición 1980), El Califato de Córdoba, y La Taifa de Zaragoza (1018-1110). Historia de Aragón, vol. III, Zaragoza, Guara Editorial, 1985. 8. KEIIR, P., «El papado y los reinos de Navarra y Aragón hasta mediados del siglo xit», EEMCA, n" 2 (1946), pp. 75-180; DURÁN GUDIOL, Antonio, «La Iglesia de Aragón durante el siglo xt», EEMCA, n" 4 (1951), pp. 1-62.

20

Índice


LOS ORÍGENES DEL LUGAR. LA ÉPOCA ANTIGUA

Sobre los orígenes de Loarre se han sucedido numerosas teorías que tratan de desvelar sus más remotos principios. En 1917, una de las primeras monografías rigurosas sobre el tema, escrita por Ricardo del Arco," hablaba de los posibles asentamientos prerromanos, del descubrimiento de monedas ibéricas y del hallazgo de un hacha de bronce prerromana encontrada en 1889 por el abogado Mariano Vidal en su recinto. Pero la gran polémica había surgido incluso antes y estaba referida a la vinculación del lugar de Loarre a una de las antiguas Calagurris romanas, por su reminiscencia etimológica y su situación geográfica. Todo se basa en un fragmento de Cayo Plinio Secundo de su Historia Natural, referente al Conventus Gxsaraugustanus (ni, 3, 24), donde nombra a los habitantes de las dos Calagurris españolas: «Celsenses ex colonia Calagurritani qui Nassici cognominatur [...] Calagurritanos qui Fibularienses cognominatur...». Este se completaba con otro texto de la Guerra Civil, de Julio César (1, 60, 1), que hacía referencia a la ayuda prestada a César por sus habitantes durante la guerra civil contra los partidarios de Pompeyo: «Iterim Oscenses et Calagurritani, qui erant Oscensibus contributi...». El interés de la historiografía por este tema recorre varios siglos; ya en 1628 Pedro de Abarca —por citar a uno de los investigadores más significativos y fidedignos de la época— identifica Loarre con la Calagurris Nassica. Aunque quizá sea Ramón de Huesca, en el tomo vl de su Teatro Histórico, quien dedica una mayor extensión, realizando un estado de la cuestión sobre el asunto en el Apéndice tu de su obra, donde viene a distinguir dos Calagurris, siguiendo los textos clásicos: Nassica y Fibularia, e identificando la ciudad de Calahorra con la Fibularia y el lugar de Loarre con la Nassica, la que, recompensada por César en pago de su ayuda, habría recibido el título de MUNICIPIUM CALAGURRIS JULIA e incluso la potestad de batir moneda, con la inscripción: MUN.CAL.JUL. Opinión tomada y extendida por algunos autores de nuestro siglo como el Marqués de Monsalud, Ricardo del Arco y García Mercadal.' Ricardo del, El castillo real de Loan-e, cit., p. 47. de, Los reyes de Aragón..., cit., f. 117v.; HUESCA, Ramón de, Teatro histórico..., cit., pp. 429-443; MONSALI,D, Marqués de, El castillo de Loarre..., cit., p. 449; ARCO Y GARAY, Ricardo del, El castillo real de Loarre..., cit., p. 47; GARCÍA MERCADAL, J., Viajes de extranjeros por España y Portugal, Madrid, Aguilar, 1952, p. 71. 9. ARCO Y GARAY,

10. ABARCA, Pedro

21

Índice


LOS ORÍGENES DEL LUGAR. LA ÉPOCA ANTIGUA

Sin embargo, esta tesis, que parecía sobremanera sospechosa por la importancia urbana que concedía al poco accesible y enriscado Loarre, se tornó especialmente insostenible a la luz de otros testimonios antiguos. Según Estrabón (ni, 4, 10) y Ptolomeo (n, 6, 66), la Calagurris Nassica estaba situada en el itinerario entre Cascantum y Vareia (Cascante y Varea, en La Rioja) y perteneció a los vascones; según Livio (Frag. xci), en tiempos de Sertorio (123-72 a. de C.), todavía era una ciudad celtibérica; en el siglo i a. de C. acuñaba moneda con la inscripción MUN.CAL.JUL. Por el contrario, pues, la Calagurris Fibularia sería un lugar próximo a Huesca («Oscensibus contributi») y quizá relacionable con Loarre." Según esto, muchos investigadores han identificado Loarre con la Calagurris Fibularia, desde Isidro Gil, en 1913, hasta Durán y Bolea en sus monografías ya mencionadas. Pero la arqueología actual y los expertos en el Aragón romano no están de acuerdo con esta interpretación o, al menos, dudan de la misma. Así, Martín Bueno se muestra escéptico en su descripción: «Loarre, para algunos Calagurris Fibularia, con muros romanos bajo el castillo medieval y hallazgos frecuentes de monedas hispánicas y romanas». Más explícito resulta Antonio Beltrán, quien piensa que la Calagurris Fibularia no estuvo en Loarre, sino en Bolea, pues allí se encuentra un campo llamado Calaborra, localizado en la vía romana hacia el Pirineo, siendo de la misma opinión Villacampa Rubio, y Escribano y Fatás.'2 Otros autores dudan todavía de su ubicación entre Bolea y Loarre y algunos historiadores incluso ponen de manifiesto la inconsistencia de la adscripción loarresa y formulan nuevas hipótesis. Lostal Pros aduce la insuficiencia de pruebas, a pesar de la posible existencia de restos romanos en Loarre, para poder ser asimilado a la Calagurris Fibularia, poniendo en relación dichos restos con el próximo yacimiento romano de Puypullín; para Sancho Rocher no se ha encontrado todavía una relación hiera de dudas y señala la aparición en Biscarrués del topónimo Calaborra, que quizá tenga que ver con la antigua Calagurris." En la actualidad, tal y como hemos visto, el lugar de Loarre no es con seguridad relacionable con la Calagurris Fibularia, ni muchísimo menos con la Nassica, cuya asimilación ha quedado completamente descartada. No obstante, parece verosímil la hipótesis de un asentamiento romano en el lugar. Abona la idea la tradición prerromana con sus hallazgos ya mencionados, y los propios descubrimientos de época romana, que parecen remontarse siglos atrás. En esta

11. SANCHO ROCHER, Laura, El convento jurídico cesaraugustano, Zaragoza, IFC, 1981, pp. 77-78. 12. MARTIN BUENO, Manuel, Aragón arqueológico: sus rutas, Zaragoza, Librería General, 1977, p. 70; BELTRÁN MARTINEZ, Antonio, Atlas de Prehistoria y Arqueología aragonesas, Zaragoza, IFC, 1980, p. 154; VILLACAMPA RUBIO, M° Angustias, y UTRILLA MIRANDA, Pilar, «La conquista romana», Aragón en su Historia, Zaragoza, CAL 1980, p. 57; ESCRIBANO PAÑO, Victoria, y FATÁS CABEZA, Guillermo, «Recepción del cristianismo y dominación visigoda», Aragón en su Historia, cit., p. 92. 13. DOMÍNGUEZ, A., y MAGALLÓN, Á., La arqueología de la provincia de Huesca, Zaragoza, DGA, 1985, p. 42; MONTENEGRO DUQUE y otros, Historia de España. España romana, Madrid, Grados, 1986, p. 131; LOSTAL PROS, Joaquín, Arqueología del Aragón romano, Zaragoza, IFC, 1980, pp. 21-22; SANCHO ROCFIER, Laura, El convento jurídico..., cit., p. 77.

22

Índice


LOS ORÍGENES DEL LUGAR. LA ÉPOCA ANTIGUA

línea, existen noticias de que ya el insigne erudito aragonés Vincencio Juan de Lastanosa poseía entre las rarezas de su biblioteca, cuyo índice fue redactado en 1635, un «cuño antiquísimo» hallado en Loarre y que Ricardo del Arco juzga romano. También Ramón de Huesca (1796) da testimonio del descubrimiento de monedas antiguas en Loarre: «españolas de caracteres desconocidos [posiblemente ibéricas], romanas y de los primeros reyes de Aragón».'4 Por último, otros investigadores contemporáneos hablan de descubrimientos en el recinto y creen ver restos romanos entre los vestigios arquitectónicos. Chamoso Lamas constataba en 1943 «restos de construcción rudimentaria indígena sustentan otros de sello romano...», afirmación que reitera en otro artículo de 1969, y José Galiay, en 1946, vuelve a hacer hincapié en los descubrimientos de «monedas, idolillos y restos de muros romanos».'s Las anteriores noticias parecen, pues, afianzar la hipótesis de un posible asentamiento antiguo en el lugar. A pesar de que hoy en día el reconocimiento de los supuestos restos arquitectónicos ibéricos y romanos es ciertamente difícil, especialmente considerando las numerosas obras que se han llevado a cabo en la fortaleza, no resulta descabellada la citada idea si se tiene en cuenta la proximidad de otros núcleos como Puypullin, Bolea (en el posible caso de ser la Calagurris Fibularia) y aun Osca, y sobre todo si se observa su estratégica situación cercana a la vía que se dirige hacia dicha capital y la que desde Zaragoza penetraba en el Pirineo, que García Villada hace pasar por la misma Calahorra Fibularia hasta Canfranc y que todavía durante la Edad Media mantiene su vigencia:6 • Aquellos que relacionan Loarre con la Calagurris Fibularia le suponen un cierto auge todavía a principios del siglo nr, por lo que se desprende de la hipotética existencia de un obispado, cuyo titular, Jenaro de Fibularia, habría asistido al Concilio de Elvira celebrado en aquella época."

14. ARCO Y GARAY, Ricardo del, «Noticias inéditas acerca de la famosa biblioteca de D. Vicencio Juan de Lastanosa», &Mi, t. 65 (1914), p. 326, y El castillo real de Loarre..., cit., p. 44; HUESCA, Ramón de, Teatro histórico..., cit., p. 128. 15. CHAMOSO LAMAS, Manuel, «Revisión de las formas constructivas en el castillo de Loarre», AM, n° 60 (1943), p. 385, y «Algunas muestras constructivas del primer románico en el norte peninsular», CEG, n° 72-73-74 (1969), p. 49; GALIAY SARAÑANA, José, La dominación romana en Aragón, Zaragoza, IFC, 1946, p. 64. 16. GARCÍA VILLADA, Zacarías, Historia Eclesiástica de España, t. 1, Madrid, 1929, p. 177. En 1087, el rey Sancho Ramírez encarga la construcción de una torre en Artasona, junto a la mencionada vía: «...viam que ducit de Luar a Caragoca...», LACARRK DE MIGUEL, José M°, Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro..., cit., vol. 1, doc. 5, p. 15, en adelante DRRVE. 17. GARCÍA VILLADA, Zacarías, Historia Eclesiástica de España, cit., pp. 173 y 175.

23

Índice


•SI

• : • :va.

•. • . • :A. ATP •▪ -• •-• . • I RO

• ••1 • : • .1 1 • . . •.•P uI • • : r. •.IT

-

%Ir • I

• ;

• •C•

1 .• r • . •

•I

1 • 111 ▪-

• • •

.• •

C

• =15

"frir

• 7.

:

dl

• 1

• 5..•

-

•'

.

r

% • • 1•1•11

1%.1 • •

.1

-r1

.1 4 :1 !

l • •

.T7

•.

-r. •::1•

1.

I • ;...1.:11.

1T

1.

7 •

• 1. I...

L mol'

-•i•. 1 :

•Y. I. 'VA▪ :.LI. 1 •

•• •

.•

12. •I

. •

.•••

:•

.• • 2.

• • :

-•

tirÍ

I

4: •o•

u r ti

. . N6

a Id

I.

.

. • ? '

I

7. •

• 1.•

A.

•••

• •1. .

" itz'A i• ■

..211 •

. • •

'•

I

• -

r

• ..

o

a

• %

••I •

..• .r f; 5h11 % ••

• •ti.

. il .•

•• • i1:1N1 . . . i II 1: .I• : • •

11

• • ▪ •

.

L

1

..

111

h

_ • ..


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

DOMINACIÓN MUSULMANA Y CONQUISTA CRISTIANA

Si poco seguras, exiguas y confusas resultaban las noticias sobre el período romano y anterior, otro tanto puede decirse de la época correspondiente a la dominación musulmana. Se sabe que los ejércitos musulmanes ocuparon Zaragoza en el año 714 y que para el 720 dominaban ya todo el valle del Ebro,'" pero ¿cuál fue la situación del Pirineo aragonés? Para Francisco Codera, la zona de Jaca jamás fue dominada de forma continua por el poder musulmán, tesis que corrobora la Crónica de San Juan de la Peña, según la cual Aragón, Sobrarbe y Ribagorza siempre estuvieron en manos de los cristianos. Por otra parte, parece pronta la formación del núcleo aragonés en torno a determinadas zonas comunicadas con Francia: el valle de Echo (en la vía romana Zaragoza-Bearn), el de Canfranc y los secundarios de Borau, Aísa y Araguás.'" No obstante, a pesar de los anteriores testimonios, los musulmanes debieron ejercer un control más o menos efectivo, al menos durante los primeros tiempos, sobre ciertos valles pirenaicos, ya que el hecho de su paso al sur de Francia debió evidentemente suponer la protección de la retaguardia y la máxima seguridad en el retroceso de sus ejércitos en caso de peligro."" En todo caso, cabe decir que a la mayor parte de la zona pirenaica, dificultado su control por la complejidad orográfica, tan solo se le exigió el pago de

18. Antes de septiembre, según Vict .ERA MOLINS, María J., Aragón musulmán..., cit., pp. 35 y 41. Y en la primavera. según LACARRA DE MictlEi., J. M. Aragón en el pasado..., cit., p. 15. 19. CODERA, E., .Límites probables...., art. cit., p. 290. Cfr. Crónica de San Juan de la Peña..., cit.. cap. 4. p. 13 (en adelante (:RSJP): E feíta la dita perdicion conquista, los chrutianos qui de la

batalla o persequicion podieron escapar; se derramaron el fueron enta las fueras de las montannyas de Sobrarbe, de Ribagorea, de Aragon [...I, do fizieron muytos castiellos el muytas otras fueras do se pudiessen receptar et defender de los moros. E todas aquestas tierras fincaron en poder de christianos, que Wagon tiempo moros non las pudieron possedirz LACARRA DF. Micum.., J. W. Aragón en el pasado..., cit., p. 19: Ubieto reconoce la escasa extensión de este primer territorio, con sus puntos extremos en Senegués y Atarés; durante el siglo x lo supone llegado al sur del río Aragón: UnlErn ARTETA, A. (en adelante, si no se indica lo contrario, se trata de Antonio), Historia de Aragón. La formación territorial.... cit.. p. 18. 20. VIGLIERA MOLINS. Nr J., Aragón musulmán..., cit., p. 41.

25

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

impuestos y el reconocimiento de la autoridad de los invasores, periódicamente recordada por las razias de sus tropas.21 En lo que respecta en concreto al lugar de Loarre, todo parece indicar que se hallaba en una zona sobre la que los musulmanes no ejercieron un control permanente. En este sentido, resulta ilustrativa la llegada de Abd-al-Rahmán I a tierras pirenaicas: cuando en el 781-782 realizó una expedición de castigo para solucionar los problemas internos de la Marca Superior, aprovechó la ocasión para poner en marcha una campaña de razias contra los vascones y núcleos pirenaicos que, apoyados por los francos, se resistían a la entrega del tributo al islam; entre las ciudades reprimidas figuraban Pamplona, Jaca y Huesca, e incluso su itinerario asciende más al norte de Jaca, por la región pirenaica de Cerretania, donde redujo a lbn Balaskut (¿Velascón?). Por su situación geográfica, Loarre se encontraría en este momento dentro de esa zona insurgente. Por otro lado, las noticias geográficas de los historiadores árabes coinciden en señalar a Loarre como límite o zona de separación entre las tierras musulmanas y los núcleos tan solo dominados esporádicamente.22 Dicha noticia es de gran importancia, ya que la cita de Loarre supone su existencia durante la Alta Edad Media con una cierta importancia, urbana y/o estratégica, y hace más verosímil la hipótesis de sus orígenes antiguos. Al hilo de la cuestión, algunos autores han querido ver en determinados restos arquitectónicos de la fortaleza vestigios de la ocupación musulmana en cierta ventana monolítica, más adelante analizada. Dicha ocupación terminó con la intervención pamplonesa y la consiguiente conquista de la zona, si bien esta debió ser lenta y fluctuante. Algunos autores señalan la existencia, ya en siglo x, de una torre cristiana en Loarre,23 coincidiendo con una efímera extensión de la conquista cristiana. Parece ser, según Ubieto, que antes del año 915, el rey de Pamplona, Sancho Garcés I (905925), había ampliado sus dominios por Uncastillo y la comarca de Luesia y que, para el 944, García Sánchez I (934-970) dominaba gran parte de las Cinco Villas —incluidas Sos, Uncastillo, Luesia, Biel y Ejea—, Agüero y Murillo, si bien no se puede precisar hasta qué momento fueron cristianas, pues gran parte de la zona volvió a ser reconquistada; se sabe que Ejea cae en el 907/908 y que Sos, Uncastillo, Luesia y Biel no son fortificadas por los cristianos hasta el siglo xf. Nada dice Ubieto de Loarre, pero Viguera Molins apunta que Sancho Garcés I, aprovechando las fratricidas luchas de los Banu Sabrit de Huesca, reforzó los enclaves de la zona fronteriza: Uncastillo, Luesia, Biel, Agüero, Murillo, Marcuello y Loarre.24 Sea como fuere, Loarre, junto con otros territo21. SE.SMA MUÑOZ, J.

Á., «Aragón medieval...», art. cit., p. 108.

M" J., Aragón musulmán..., cit., pp. 62-69. A., Aragón. España románica..., cit., p. 164. No citan la procedencia de la noticia; tampoco ha sido extraída de ninguna de las publicaciones que traen en su bibliografía de la p. 180. 24. UmE:To ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación territorial..., cit., pp. 25-27; CANELLAS, Á., y SAN VICENTE, A., en Aragón. España románica..., cit., suponen a Loarre una importante fortaleza en tiempos de García Sánchez I; Vicum MOLINS, W J., Aragón musulmán..., cit., p. 123.

22. VICUERA MOLINS,

23. CANELLAS, Á., y SAN VICENTE,

26

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

ríos, debió de perderse antes de finalizar el siglo x y, de este modo, hacia el año 1000, la frontera pirenaica entre los territorios aragoneses y el islam se situaba, aunque por poco tiempo, en una línea que unía el valle de Onsella, Ena, Rasal y Nocito,' unos diez kilómetros al norte de Loarre, quedando, por tanto, este en territorio musulmán. Todos los historiadores coinciden en otorgar la conquista definitiva del lugar al rey navarro Sancho III el Mayor (1004-1035). El monarca, cuyo reinado coincide con el final del Califato cordobés (1031), aprovechó especialmente en su expansión aragonesa los problemas inherentes a la proclamación de la taifa zaragozana, con la independencia de Mundir I (1018-1021/1022) y, sobre todo, la conflictiva sucesión de Yahiá (1021/1022-1036). Así, Lacarra cifra sus posesiones aragonesas en los siguientes enclaves: Sos, Uncastillo, Luesia, Biel, Agüero, Murillo, Loarre, Nocito, Secorún y Buil;25 una situación similar, conteniendo Loarre como conquista del rey Sancho, expresan los mapas publicados en las obras de Durán Gudiol, Sesma Muñoz, Ubieto y Viguera Molins.27 Durán, en su monografía sobre Loarre, concreta todavía más las fechas, emitiendo la hipótesis de su conquista entre 1016 y 1020.28 Al margen de toda suposición, existe una segura data ante quem para la conquista y fortificación del lugar: el 8 de enero del año 1033, momento en el que se constata el primer tenente, Lope Sánchez, y fecha para la cual, según era propio del sistema de tenencias, debía de haber —o todo lo más se estaría construyendo en ese año— una fortificación con su distrito militar y quizá un núcleo de población. Ubieto afirma su fortificación en dicho momento," apoyándose sobre todo en otras obras militares que por aquellas fechas se supone llevábanse a cabo en las cercanas Agüero y Murillo, tal y como dan a entender los siguientes testimonios: un documento del 1 de marzo de 1033, en el que el rey Sancho concede a Gallo Penero privilegio de ingenuidad en recompensa por haber conquistado el castillo de Agüero y otro del 19 del mismo mes y año, en el que concede una heredad en Murillo a Íñigo Jiménez en recompensa por sus servicios;3° ellos nos indi-

25. UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., mapa de la p. 20. 26. VIGUEBA MOLLNS, NI° J., Aragón musulmán..., cit., pp. 174-182; LACARRA DE MIGUEL, J. M', Aragón en el pasado..., cit., p. 23. 27. DURÁN GUDIOL, A., De la Marca Superior..., cit., p. 158; SESMA MUÑOZ, J. Á., «Aragón medieval...», art. cit., p. 116; UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación territorial..., cit., p. 38; VIGUERA MOLINS, M* J., La taifa de Zaragoza (1018-1110)..., cit., p. 70. 28. DURÁN GUDIOL, A., El castillo de Loarre..., cit., p. 12. 29. Publicado por UBIETO ARTETA, A., Cartulario de San Juan de la Peña..., cit., vol. 1, doc. n° 58, p. 171 (en adelante CSJP): Lope Sangez in Loar. Dicho tenente se localiza en el lugar entre enero de 1033 y abril de 1035: UBIETO ARTETA, Agustín, Los tenentes en Aragón..., cit., p. 146. Vid. asimismo LACARRA DE MIGUEL, J. Vi', «Honores et tenencias en Aragon, xi silcle», AM, t. 80, n° 89 (1969), pp. 487-528, en especial la p. 491, y UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., p. 39. 30. Publicado por DURÁN GUDIOL, A., Colección diplomática de la catedral de Huesca..., cit., vol. 1, doc. n° 14, p. 30 (en adelante CDCH): [...] propter illa presone de illo castro de Aguero quia misisti

27

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

can que ambos enclaves estaban ya en manos cristianas y que posiblemente hacía poco que se habían conquistado. Por lo que respecta a sus fortificaciones, resulta muy interesante la falsa bula de Gregorio VII (1084/1085) dirigida al rey Sancho Ramírez que, a pesar de su carácter fraudulento, parece recoger hechos verdaderos; esta se refiere a los castillos de «Ruesta, Ull, Sos, Uncastillo', Luesia, Biel, Agüero y Minino, que fueron edificados por tu abuelo el rey Sancho» y que solo puede referirse al rey Sancho el Mayor?' Así pues, según lo indicado, puede reiterarse la fortificación de Loarre en tiempos de este rey, integrándose como baluarte defensivo en la línea de la frontera aragonesa que, desde Uncastillo a Nocito y Secorún, lindaba con el islam.

LOS TIEMPOS DE RAMIRO 1

Tras la muerte de Sancho III el Mayor (18 de octubre de 1035) sus vastas posesiones son repartidas entre sus hijos, correspondiendo a Ramiro I el antiguo territorio de Aragón más la nueva frontera fortificada (Uncastillo, Luesia, Sierracastilla, Agüero, Carcavilla, Nocito y Secorún) y, a Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza, incorporados más tarde a Aragón al ser asesinado este.32 Sin embargo, Loarre parece que no se entregó con las posesiones aragonesas, como sería lógico esperar, sino que fue adjudicado a Gonzalo, según pensaba Lacarra, posiblemente a la vista de un documento que luego analizaremos, si bien Durán Gudiol opina todo lo contrario. Para este último, Loarre fue desde un principio de Ramiro y nunca de Gonzalo, debiéndose el equívoco a la mala interpretación del topónimo Loarte que, siempre según este autor, se referiría a la localidad leridana de Llort, ubicada en el NE del actual condado de Pallars. Sobre el particular, dice Zurita al comentar la herencia de Gonzalo: «[...] le adjudicó desde Troncedo que está en Ribagorza hasta Martinero [Matidero], y le dio a Loharre y San Emiterio [...]», noticia quizá tomada de la Crónica de San Juan de la Peña, que afirma al respecto: «[...] a Gonzalvo todo Sobrarbe et de Trocedo [o Troncedo] entro a Matirero [o Matirio, actual Matidero], et Loarre et Sant Emeteri [o Martín] con todas sus villas et pertinencias [...] ». Ambos relatos son confirmados por un documento, que Ubieto fecha en el 1035?, en el que se indican las donaciones territoriales que Sancho el Mayor realiza a su hijo Ramiro I y donde puede leerse: «[...] de Matirero usque in Vadum longum ad omni integritate [...], foras Luar et Sancti Emeteri, cum totas eorum villas, quod teneat filius meus Gunde-

te in rnorte propter serbiciutn meum et cum tuos atgatos et tuos ingenuos et pro bono tuo esforzo prendisti illo castello de Aguero et dedisti illum mihi. Ideo fado tibifrancum et libertan et ingentlum [...]; UBIETO ARTETA, A., (vP..., cit., vol. i, doc. n° 59, p. 175: [...] propter quod (toman mihi fecisti serbitimo et a me placet multum [..«]. 31. Publica la bula KElla, Paul, «Cómo y cuándo se hizo Aragón feudatario de la Santa Sede», unten, 1 (1945), pp. 314-317; Ubieto la considera falsa: Historia de Aragón. La formación..., cit., p. 37, nota 2. 32. DURÁN GUDIOL, A., De la Marca..., cit., p. 158; LACARRA DE MIGUEL, J. M", Aragón en el pasado..., cit., p. 38; SESMA MUÑOZ, J. Á., «Aragón medieval...», art. cit., p. 118.

28

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

salvus et Arrosta [Ruesta] cum total suas villas et cum Petiella [Petilla], quod teneat filius meus Garcia».33 De lo anteriormente expuesto se desprende, en primer lugar, que tanto Zurita como la Crónica de San Juan de la Peña hablan de Loarre, aunque, como hemos visto, según Durán podría deberse a la deformación de Loarte, pero, lo que es más importante, en el documento de 1035?, Loarre aparece citado con el término Luar, el más utilizado por la documentación del siglo xi para referirse a dicha fortaleza; por ello no puede haber dudas respecto de su identificación, además, según el sentido de la frase, por fuerza Luar y Sancti Emeteri han de localizarse en territorio aragonés, es decir, entre Matidero y Vadoluengo, y, en esta línea, hay que advertir que Sancti Emeteri no corresponde a Samitier de Sobrarbe, sino a Samitier de Aragón, en la actualidad término de Bailo y partido de Jaca, tal y como Ubieto indica. Por otro lado, no debe resultar extraño que a Gonzalo se le concedan posesiones en territorio de Ramiro, si consideramos que esto fue práctica habitual de Sancho el Mayor en los repartos de sus reinos: así, a García de Navarra le da Ruesta y Petilla, enclaves aragoneses, mientras que al propio Ramiro le asigna diversas posesiones en Navarra e incluso una en Castilla.' Pero si Loarre fue a parar a manos de Gonzalo, también es cierto que este no le prestó demasiada importancia, porque desde 1035 a 1042 la fortaleza permanece sin tenentes, lo que nos da pie para suponer que se mantenía abandonada desde la muerte del rey Sancho, quizá tras algún ataque musulmán. En esta situación, el castillo debió de pasar a poder de Ramiro en una fecha indeterminada; en el año 1042 este domina ya el lugar, adelantándose a la toma de posesión de los territorios de Gonzalo, ya que coloca en él a un hombre de confianza, Fortún Aznárez, vinculado con las tierras occidentales, pues era tenente en Senegués, Luesia y Funes (Navarra), y será mantenido en el cargo al menos hasta 1050; nótese que dicho tenente viene citado por primera vez en 1042, todavía en tiempos de Gonzalo, que muere en 1043 ó 1044.35

33. LACARRA DE MIGUEL, J. M", Aragón en el pasado..., cit.,

p. 38, vid. la nota 102; DURÁN Ct DIOL, A., 31, y El castillo de Loarre..., cit., p. 14; ZURITA, Jerónimo, Anales..., cit., 1, mi, 86. Los nombres entre corchetes corresponden a las variaciones según los distintos documentos de la versión aragonesa; CR.SIP, cit., cap. 14, p. 30; cfr. IBARRA RODRIGUEZ, Eduardo, Documentos correspondientes al reinado de Ramiro I..., cit., doc. CV, p. 188, sin fecha, en adelante DCRRI. nieto le asigna la posible fecha de 1035?: LBIETO ARTE", A., (IsiP, cit., vol. 1, doc. 66, p. 185. 34. LJBLETO ARTETA, A., C.VP, cit., índice de la p. 215. Samitier de Sobrarbe no había sido conquistado todavía: UBIET0 ARUTA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., mapa de la p. 53, y CSJP, cit., vol. 1, doc. 66, p. 185: Et in illa parte ladurn longum dono tibi [Ramiro] Libar et Gallipenzo, cum

Ramiro I..., cit., p.

tocas sisas sillas, et Ligiaxi C11111 Sabaiza et cum Melaba el cum eorurn pertinenciis, et Alloz cure Aztobieta, et Arboniesse el Inrutanie ruin suas sillas, el Arazuri cum suas sillas, el Sarriguren et Ibero cum suas sillas et Turbar et 011az et Erarri cum sisas villas; in Verroza, Ligiera el Taroza et Bannios et Soto malo; et in Castella, Rigo de Vena.

35. Lope Sánchez aparece citado por última vez en Loarre el día 14 de abril de 1035, cfr. DURÁN GUDIOL, A., roen. cit., vol. 1, doc. 15, p. 31. Fortún Aznárez aparece por primera vez como tenente en 1042, cfr. IBARRA RODRIGUEZ, E., oren!, cit., doc. xxi, p. 41; UtuEro ARTETA, Agustín, Los tenentes..., cit., p. 146. Cfr. varios documentos entre ambas fechas: vid. Calendario de Acontecimientos Históri-

29

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

Durante el mandato de Ramiro I, la fortaleza, quizá nuevamente acondicionada, obtuvo gran importancia. En lo militar, constituía uno de los tres distritos en los que Aragón había sido dividido, junto con Nocito y Secorún; en lo urbano y si atendemos a la estructura tradicional de las tenencias, debió de poseer un núcleo poblacional a su alrededor, como parece confirmar un documento de 1062, por el que un tal Sancho Gimaranes dona media casa en Loarre que había sido de su padre al monasterio de San Juan de la Peña," y que no podría estar situada nada más que en el recinto urbano del lugar, fuera de las construcciones eminentemente militares En lo que se refiere a sus tenentes, se encuentran perfectamente documentados el referido Fortún Aznárez (de 1042 a abril de 1050) y Lope Garcés (de marzo de 1054 a marzo de 1064). De la importancia de Loarre durante este período nos habla la personalidad de Lope Garcés, que durante la década de los cuarenta había acaparado ya tenencias tan importantes como Petilla, Agüero, Murillo y Nocito, y en quien Sancho Ramírez seguirá confiando con la entrega, entre otras, de Ruesta, Samitier, Tafalla y Uncastillo.37 Por otro lado, Loarre gozó de gran relevancia estratégica; téngase en cuenta su proximidad a la musulmana Bolea, la cual trató de conquistarse con anterioridad a 1058; es posible que la importancia que Pedro de Abarca concede al lugar en 1054 tenga que ver con estas luchas contra la vecina localidad e incluso la propia muerte al año siguiente, en 1055, de un tal Fortún Mansones en Loarre." Pero, a partir de 1064, cesan los tenentes y su esplendor se eclipsa; algunos autores hablan de una efímera dominación musulmana. Para Pedro de Abarca el castillo, tras caer en manos de los musulmanes, sería reconquistado por Sancho Ramírez en 1068, mientras Ramón de Huesca da la fecha de

ros, años de 1042 a 1050; DURÁN GUDIOL, A., De la Marca..., cit., p. 164; SESMA MUÑOZ, J. Á., «Aragón medieval...», art. cit., p. 118. 36. RAMOS LOSCERTALES, José W, El reino de Aragón bajo la dinastía pamplonesa..., cit., p. 68. Vid. LACARRA DE MIGUEL, J. M", «Honores... », art. cit., en especial la p. 491, y UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. Las divisiones administrativas..., cit., p. 86. El citado documento lo publica IBARRA RODRÍGUEZ, E., Daw, cit., doc. cvt, p. 173, con el nombre de «Lavarre»; Ubieto lo identifica con Loarre: UBIETO ARTETA, A., CSJP, cit., vol. II, doc. 169, p. 215; UBIETO ARTETA, Agustín, Los tenentes..., cit., p. 146. 37. Cfr. varios documentos entre ambas fechas: vid. Calendario de Acontecimientos Históricos, años de 1042 a 1050 y de 1054 a 1064. 38. El 24 de agosto de 1058 Ramiro 1 concede una donación a Sancho de Puibolea, en agradecimiento a la anterior conquista del castillo de dicha localidad: [...] tibi Sancius Bolienis de Pueio, propter causa de castro de Pueio quod fecisti in manus de christiani et illo posuisti ingenuo in tota mea terra, et in ipsa norte occiderant pater tuus in domum suam, proinde modo placuit mihi et facio tibi hanc carta donaciones et ingenuaciones [...], publicado por UBIETO ARTETA, A., CSJP, cit., vol. II, doc. 145, p. 167. En la fecha de 1054: «[,..] entre las defensas de sus pueblos, la más célebre fue la del fortísimo castillo de Loarre, por cuyo recobro porfiaron los paganos para tomar y cerrar los pasos de las montañas de Jaca: fue sin duda la plaza de armas de este tiempo, el objeto de las ansias de los paganos [...]», ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón en los anales históricos..., cit., f. 110; publicado por UBIETO ARTF.TA, A., CSJP, cit., vol. u, doc. 120, p. 122: Fortun Manxiones de Maxones, quem occide-

runt in Luar.

30

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

1070;" otros historiadores dejan constancia de la noticia, pero sin indicar el momento, que debería ser situado en torno a las fechas anteriores. En la actualidad, no poseemos documentación al respecto, ni siquiera la Crónica de San Juan de la Peña alude al hecho, pero es evidente que los referidos autores han tenido fuentes similares, basadas probablemente en documentos hoy desaparecidos;" por otra parte, la idea resulta plausible, especialmente considerando el turbulento final del reinado de Ramiro I, que analizamos a continuación. En primer lugar, hay que advertir el cambio en la fecha de la muerte de Ramiro I realizado por el profesor Ubieto. Tradicionalmente se ha colocado en el ario 1063, durante la batalla de Graus, pero el mencionado autor, tras un concienzudo estudio documental, la sitúa en 1069, con lo que la susodicha batalla debe también ser retrasada. En cuanto al futuro rey Sancho Ramírez, es preciso decir que fue corregente con su padre desde 1062 y que solo después de su muerte comenzó a intitularse «Sancius Dei gratia Aragonense» (a partir del 29 de junio de 1069);41 ambos afrontarán la violenta década de los sesenta. Durante esta época se produjeron sucesivos y fracasados intentos por conquistar ciertos enclaves musulmanes. En 1064 se acomete la conquista de Barbastro, que volverá a perderse en abril de 1065 hasta su definitiva conquista en 1100. Para 1067 se había conquistado Alquézar, pues se constata la construcción de una torre en dicha fecha, si bien sufrió después el asedio musulmán, en 1075 ó 1078, y en 1083 todavía se estaba fortificando.' Por último, la batalla

39. En la fecha de 1066, Sancho Ramírez «puso sitio a Loarre, de las primeras plazas de España, antigua Calahorra Nassica, Loarre se había ganado con Ramiro 1 y se perderá con su muerte (1063) [...] Esta villa, ahora y entonces ciudad, [...] la batió y combatió con lo más y mejor de su ejército, guiado de su persona [...] La conquistó en 1067, pero Abderramán de Huesca la sitió. Fue vencido y cayó en 1068. Con la caída de la fortaleza de Loarre, caen otras vecinas», ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón..., cit., f. 117v.; HUESCA, Ramón de, Teatro histórico de las iglesias del reino de Aragón..., cit., p. 121, t. 4: «Ganó la villa a los moros Sancho Ramírez en 1070 y la fortificó». 40. BLANCAS, Jerónimo de, Aragonensium rerum comentarii..., cit., p. 100: Ad uberes nanq. & fertiles regiones expugnandas, quarum Mauri ad planiciem potiebantur, arma convertens: Balbastrum, ohm Burtinam; Beliam, nunc Boleam; Gradum; Loharrim, quam antiguam, ut diximus, Calagurrim fulianz Nassicam credimus; Marcuellum; Alquezarem, Lunam, Motionem plurimaq. alía opida, & castella ab infidelium manibus erepuit; BRIZ MARTÍNEZ, Juan, Historia de la fundación y antigüedades de San Juan de la Peña y de los reyes de Sobrarbe, Aragón y Navarra..., cit., p. 240, solo hace referencia a las construcciones: cual [Sancho Ramírez] acrecentó magníficamente y le dio el título de colegiata», CILSIP, cit., cap. 16, p. 34, la versión aragonesa da el 1062, mientras que la latina, que se supone anterior, el, 1063. Durán la sitúa en el 8 de marzo de 1064: DURÁN GUDIOL, A., Ramiro cit., p. 72. 41. UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., pp. 68-76; BUESA CONDE, Domingo J., El rey Sancho Ramírez..., cit., p. 33. 42. UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., pp. 66, 67 y mapa de la p. 125; VIGUERA MOLINS, M° J., Aragón musulmán..., cit., p. 194. Año 1067: publicado por CANELLAS LÓPEZ, Ángel, Colección Diplomática de San Andrés de Fanlo, Zaragoza, IFC, 1964, doc. 46, p. 89, en adelante CDSAF: quare fabricatis illa torre in Alchezar, ad exemplamentum de christianos et malum de mauros; publicado por ARCO Y GARAY, Ricardo del, «Referencias a acaecimientos históricos en las datas de documentos aragoneses de los siglos xi y xn», EEMCA, n" 3 (1947-1948), doc. 7, p. 296: Facta carta in Alchezar, <piando se levavit illo sitio de Sarracenis in Era mcxm; 31 de julio de 1083:

31

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

de Graus, situada ahora en 1069, se saldó con la derrota cristiana y la mencionada muerte de Ramiro. Todo ello sin olvidar la presión que sobre el reino aragonés ejercían castellanos y pamploneses. Así, estos acontecimientos bélicos hacen más verosímil la pérdida y recuperación de Loarre, si se tiene en cuenta que la supuesta desprotección de la zona de Aragón, por la concentración de tropas en los antedichos lugares, facilitaría la reacción musulmana. En este sentido, Ma J. Viguera afirma que a finales de 1069 o durante 1070 el régulo de Zaragoza, Ahmar M-Muqtadir (1046-1081/1082), combatía contra Sancho Ramírez. Si se admite dicha pérdida, llave maestra de Aragón, no resulta extraño que junto con Loarre, tal y como apuntan algunos historiadores, fueran efímeramente conquistados otros próximos lugares, como Murillo, que deja de citarse en la documentación entre 1058 y 1094, Riglos, entre 1059 y 1068 y quizá Triste, que no aparece desde 1059.4' Considerando los anteriores hechos, podría establecerse la pérdida del castillo entre 1064 y 1068/1070, cuando sería recuperado.

LA ETAPA DE SANCHO RAMÍREZ

Es en su reinado (1069-1094) cuando tienen lugar las más extensas y nobles obras llevadas a cabo en Loarre durante toda su historia. En aquella época, la importancia del castillo, causa fundamental de su ampliación, radicó en tres aspectos cardinales: militar, religioso y político. Loarre seguía todavía siendo un enclave cercano a la frontera y, sobre todo, secularmente enfrentado a su vecina y musulmana Bolea, hacia la cual se dirigirán sus ataques más próximos, como su efímero dominio en 1083, hasta la definitiva conquista en 1101, ya con Pedro I,44 lo que nos indica su preeminencia estratégica. Además, su ampliación vino determinada por su transformación en centro religioso, con la instalación en sus dependencias de un monasterio de canónigos regulares, y por el prestigio que adquirió al convertirse en escenario de numerosos acontecimientos políticos, jalonados a menudo con la presencia real. El aspecto religioso es el que sin duda determinó la ampliación de las primitivas estancias militares. Tratemos a continuación dicha problemática. En tiempos del papa Alejandro II (1061-1073) es cuando la Iglesia comienza su intervención directa en los asuntos españoles. En este sentido se interpreta

véase UBlaro ARTETA, A., «La construcción de la colegiata de Alquézar. Notas documentales», Pirineos, u" 5 (1949), p. 256: in anno guando fabricaverunt Alchezar. 43. VICUERA MOLINS, .1., Aragón musulmán..., cit., p.198; CANELLAS, Á., y SAN VICENTE, Á., Aragón. España románica..., p. 164; Ricardo del Arco sitúa su pérdida entre 1066 y 1071: ARCO Y GARAY, Ricardo del, El castillo real de Loarre..., cit., p. 49; UBIETO ARTETA, Agustín, Los tenentes..., cit., pp. 150 y 156. La última cita de Triste se data el 21 de abril de 1059. Publica el documento DURÁN GUDIOL, A., (Dm, cit., vol. I, doc. 34, p. 18. 44. URIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., p. 128. Durán da la fecha de 1084: DtittÁN GUDIOL, A., El castillo-abadía de Montearagón, Zaragoza, IFC, 1987, p. 117.

32

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

la visita en 1065 del cardenal Hugo Cándido a la Península, especialmente orientada a estimular el cambio del rito mozárabe y, en general, a estrechar las relaciones con los reinos hispanos. En su itinerario parece que se encontraba Aragón, donde se entrevistó con el propio Sancho Ramírez, entonces infante, y a quien se atraería hacia la esfera papal, incitándole a la realización de un viaje a Roma. Dicho viaje se verificó en 1068,45 no solo por razones estrictamente religiosas, sino también de conveniencia política, en un momento, como antes hemos visto, de numerosos conflictos bélicos, en el que peligraba la propia estabilidad aragonesa." Esta relación con el papado se potenciará a lo largo de su reinado con la introducción de importantes reformas religiosas e incluso llegando a convertir su persona y reino en vasallos de Roma. Las aludidas reformas religiosas, realizadas a principios de la década de los setenta, tienen lugar en tres frentes: la reforma cluniacense, iniciada en los monasterios de San Juan de la Peña y de San Victorián; la reforma gregoriana, desarrollada en el monasterio de San Andrés de Fanlo y Loarre, y la sustitución del rito mozárabe por el romano.' Por tanto, Loarre se inscribe dentro de la nueva política religiosa del rey Sancho Ramírez. El proceso comenzó con la fundación en la fortaleza de una congregación de canónigos regulares de San Agustín, noticia que recogen Briz Martínez y Ramón de Huesca, quien habla de la fundación de un monasterio de canónigos y de la institución del centro como capilla real. Sancho Ramírez gustó de la fundación de las denominadas capillas reales (Loarre, Alquézar y Montearagón), erigidas en complejos eclesiásticos bajo la propiedad y autoridad directa de Roma y exentas, por consiguiente, de la autoridad episcopal." Algunos autores dan para la constitución loarresa la fecha de 1070,4" pero lo cierto es que lo único que puede servirnos de referencia cronológica son tres privilegios otorgados por el papa Alejandro II el 18 de octubre de 1071 y dirigidos a los monasterios de San Juan de la Peña, San Victorián y San Pedro de Loarre, por los que dichos centros quedaban bajo la protección romana. El primero de

45. Sobre estas cuestiones vid. KEI IR. Paul, «El papado y los reinos de Navarra y Aragón hasta mediados del siglo xii.. art. cit.. pp. 75-180. El mencionado viaje consta en un documento de febrero de 1068 publicado por Su. Hut t. \ DI.: Dios.. José, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, cit., doc. 3, p. 7. en adelante DSRS. En otro documento fechado en 1088/1089, Sancho Ramírez recuerda que a la edad de 25 años peregrinó a la tumba de Pedro, publicado por KEi Hl, Paul, «Cómo y cuándo...». art. cit., p. 319.

La Iglesia en Aragón.... HL. pp. 40-41. 47. En 1088/1(189 puso su persona en mallos de Dios y de San Pedro: KEHR, R, «Cómo y cuándo...», art. cit.. p. 319. Sobre las reformas religiosas. cid. Bt is‘ (:u\ DE, D. J., El rey Sancho Ramírez.. cit., pp. 43-46. y DI it t• CI ulg II.. V. Ramiro Amgón. rjL. p. 110.

46. Así lo vio DURÁN GI MOL, A.,

48. Batí NI ganó, y fueron I

l listo/in de la fundación.... cit.. p. 540: «En todos los demás lugares que galilicó Iglesias: y en particular, en la del insigne castillo de Loarre (el cual acre-

centó magníficamente) puso Canónigos regulares, y procuró que gozase del título de Colegiata.. Según Huesca. lo dicen los documentos que él había visto en el monasterio de Montearagón: HUESCA, Ramón

de. Teatro histórico..., cit., 1. vi. p. 122. Vid. asimismo KEIIR, P., «El papado...», art. cit., p. 129. 49. 11.kmos LoseEtriALF.s, J. M.. 1.1 reino de Amgón..., cit., p. 73; KE1IR, R, «El papado...», art. cit., p. 129.

33

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

todos ellos nos indica que fue el abad Aquilino de San Juan de la Peña quien, enviado por el rey Sancho Ramírez, viajó con anterioridad a Roma para solicitar esta protección. El privilegio de San Pedro de Loarre" se refiere a su fundación por el aludido rey con la intervención del cardenal Hugo Cándido, del que se sabe que a principios de 1071 estaba en Aragón.'' Pronto debió de alcanzar importancia Loarre, pues en 1074 se anexiona el monasterio de Fanlo, cuyo abad Jimeno ya dirigía el cenobio loarrés desde su fundación como prepósito; en 1083 aparece citado por primera vez como abad de ambos monasterios. Su ocupación monástica se prolongaría hasta la erección de Montearagón, que sería construido entre 1085 y 1089; en 1093 Loarre, con todas sus pertenencias, es donado al nuevo monasterio. Según Durán Gudiol, en 1097 tendría lugar la fundación de la canónica montearagonesa con los clérigos procedentes de Fanlo y Loarre y, en un documento del 4 de diciembre del mismo ario, aparece Jimeno como abad en Montearagón, Loarre, Fanlo y Siresa. A partir de esta fecha, parece seguro su abandono por los clérigos, ya que Jimeno no vuelve a citarse como abad de Loarre, tan solo como de Montearagón y Fanlo, y tras la conquista de Bolea (1101), en un documento de 1103, se le alude ya como una simple iglesia." Esta actividad religiosa se conjugó en Loarre con su tradicional carácter militar. Tras un largo paréntesis sin noticias sobre sus tenentes, el silencio queda roto en marzo de 1078, cuando de nuevo reaparece Lope Garcés, iniciando una nueva serie que comprende: entre marzo de 1080 y julio de 1085 se cita a García Sánchez; en 1089 a Pedro Beltrán, y a Fortún López entre 1090 y noviembre de 1107.33 Por otra parte, existen además noticias durante este período sobre fortificaciones realizadas en el lugar; estas se llevan a cabo en 1070, 1081 y 1091 —la última comentada por varios autores—, así como determinados testimonios refe-

50. Según Huesca, hubo dos copias en el archivo de Montearagón: HUESCA, Ramón de, Teatro histórico..., p. 122. Lo publica KEHR, P., «Papsturkunden in Spanien, II. Navarra und Aragón», Abhandlungen der Gesellschaft der Wissenschaften su Giittingen, Phil. Hist. Klasse N. F. [Berlín], t. xxi.1, n. 3 y 4 (1928), p. 260; Durán Gudiol en La Iglesia..., cit., pp. 44-45, considera radicalmente falsos dichos privilegios, si bien en otra publicación posterior, El castillo de Loarre, cit., p. 18, aun manteniendo su falsedad, admite su testimonio como «esencialmente válido». nieto, al referirse a los mismos, no se pronuncia sobre su falsedad, de lo que puede deducirse que, al menos, acepta su contenido: UBIETO ARTETA, A., Historia de Aragón. La formación..., cit., p. 80. 51. KEHR, R, «El papado...», art. cit.. p. 92; cfr. ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón.... cit.. f. 118v. 52. Publicado por SALARRULLANA DE Dios, José, IBMS', cit., doc. 11. p. 22: [...] donauit hollo cum Iota sua pertinencia ad Sanctum Saluatorem et ad Sanctunz Petrum de Loar [...J. La noi mema consta en el Privilegio de 1071. Aparece citado como abad de ambos monasterios entre el 1 y el 7 de enero de 1083, publicado por CANELLAS LÓPEZ, Á., COSAF, cit., doc. 71. p. 101. La donación de Loarre se produjo el 5 de mayo de 1093, publicado por DURÁN GUD101.. A.. (MI/. eh., vol. i, doc. 51, p. 74. Sobre el traslado del monasterio de Loarre, vid. DURÁN GUDIOI., A., El castillo-abadía de Montearagón. cit., pp. 12 y 28, y El castillo de Loarre, cit., p. 28. También CANELLAS LÓPEZ. Á., CD,W, cit., doc. 90, p. 180. 53. Lope Garcés se había citado por última vez el 5 de mayo de 1064, publicado por UBIETO ARTETA, A., C.9.IP, cit., vol. II, doc. 173, p. 221. Vid. asimismo SALARRULLANA DE Dios, José, D.SRS, cit., doc. 1, p. 1, y UtuFro ARTETA, Agustín, Los tenentes..., cit., p. 146. Cfr. documentos del Calendario de Acontecimientos Históricos, años de 1080 a 1085 y de 1090 a 1107.

34

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

rentes a su avituallamiento, como la provisión de agua en 1084,54 y otros que nos hablan de ciertas construcciones que, por la naturaleza de su propiedad, debieron de estar fuera de los edificios principales de la fortaleza, quizá en un núcleo poblacional asentado a su alrededor o en los términos del castillo. En este sentido, ya en 1062 señalábamos la donación de media casa por Sancho Gimaranes; ahora, en 1076, es el obispo García, hermano del rey, quien dona unas casas edificadas en Loarre a la canónica de Jaca y en 1083 se constata en su término una torre de un tal García Sánchez." Los referidos aspectos religioso y militar del castillo se vieron, además, resaltados por la actividad diplomática desarrollada también en el lugar durante las décadas de los ochenta y noventa, como reuniones con motivo de donaciones allí concedidas o entrevistas políticas. A este respecto, tenemos constancia de los siguientes acontecimientos: en noviembre de 1082, Sancho Ramírez dona una heredad situada en Luesia; entre el 1 y el 7 de enero de 1083 Sancho Ramírez y el abad Jimeno se hallan juntos en el castillo a causa de una donación; en febrero de 1084 tiene lugar la donación del castillo de Garisa; en agosto de 1089 el rey concede casas en Montearagón a Galindo Dat; en septiembre de 1091 Sancho Ramírez da las torres de Tormos y Biota, y, por último, el 21 de abril de 1094 Pedro Sánchez va a Loare ante el rey." Todo lo anteriormente expuesto podemos verlo con mayor claridad en el cuadro sinóptico siguiente:

54. Vid. en nota 39 la cita de Huesca. El dato de 1081 es dudoso, pues dice «Loberres» que Lacarra identifica con Loarre, con interrogante, publicado por LACARRA DE MIGUEL, J. W, cit., vol. doc. 4, p. 13. Acerca de las fortificaciones de 1091: ZURITA, Jerónimo, Anales..., cit., 1, xxix, 55: «[Sancho Ramírez] fortifica Marcuello, Loarre y Alquézar»; ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón..., f. 130: «Llenó de reparos, armas, víveres y soldados los famosos castillos de Loarre, Marcuello y Alquézar». Es posible que Briz Martínez (véase la nota 40) y Caribay, aunque no citan fecha, se refieran a las mismas fortificaciones: GARIBAY, Esteban de, Compendio historial de las crónicas y universal historia de todos los reinos de España, cit., p. 110: «[Sancho Ramírez] fortificó Marcuello, Loarre y Alquézar». Sobre el agua de Loarre: Sancius [...] don Miro meo magistro [...] dono tibi illa pardina de Gorosped [...] super alios servicios multos per illa presone de Grados et illa agua de Loar, copia del documento del convento de Santa Catalina de Zaragoza conservado en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Colección Traggia, t. 1, folio 320. 55. Vid. nota 36. DURÁN GUDIOL, A., CDCII, cit., vol. 1, doc. 39, p. 54; SALARRULLANA DE DIOS, José, D.SILS, cit., doc. 21, p. 59. 56. DURÁN CUDIOL, A., cuca, cit., vol. i, doc. 46, p. 63; CANELLAS LÓPEZ, Á., CDSAF, cit., doc. 71. p. 101; SALARRULLANA DE DIOS, José, CASAS, cit., doc. 22. p. 69; AHN, Clero, San Juan de la Peña, n. 143, publicado por CANELLAS LÓPEZ, Á., «La cancillería real del reino de Aragón (1035-1134)», Folia Budapestina, Zaragoza, IFC, 1983, p. 42; LACARRA DE MIGUEL, J. M", DRRIT., cit., vol. II, doc. 11. p. 22; IBARRA RODRÍGUEZ, E., Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, cit., doc. 82, p. 221, en adelante DSRI.

35

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

Fortificaciones

Monasterio

Tenentes

Ac(anceimienios

Año 1064 Lope Garcés

1064

1070

1070 1071 Privilegio de Alejandro II 1074 Anexión del monasterio de Fardo

1075

1078 Lope Garcés 1080

1080 1081

García Sánchez 1085

1085

1090

Pedro 1089 Retiran 1090

1082 1083 1084

1089 1091

1091 1093 Donación a Montearagón

1094

1094 1095

Fortén López 1097 Traslado de canónigos

1107

1107

Por el análisis estilístico sabemos que los restos más importantes del castillo se levantaron a partir del último tercio del siglo xl; con los datos históricos hasta aquí aportados, nos referiremos ahora a su cronología constructiva. En este sentido, tenemos una primera data: 1070, con la posible fortificación tras la conquista a los musulmanes. apoyada además por el privilegio de 1071, lo que supondría el comienzo de la actividad en el monasterio, y una fecha ante quern: 1097, con el traslado de los canónigos a Montearagón, más allá de la cual sería ilógico que se siguieran las obras de construcción.

36

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

Durán Gudiol, en su monografía sobre el castillo, supone al futuro obispo García, hermano del rey, como el promotor de la canónica loarresa y opina que en 1076 las obras estarían concluidas. Dicha afirmación parte de un documento de la misma fecha, en el que el ya obispo García de Jaca cedía a la canónica de Jaca «cuanto pertenece al derecho episcopal en Loarre, más las casas que allí he edificado recientemente»;'' para Durán, las casas solo pueden ser las dependencias monásticas, y lo referido al derecho episcopal, la canónica allí fundada." Ahora bien, mal podía donar el obispo García la canónica loarresa, pues no le correspondía; recordemos que Loarre se erigió en capilla real y que, por el privilegio de 1071, se ponía bajo la autoridad directa del papa, consecuentemente exenta del poder episcopal, por lo que dicha expresión probablemente esté aludiendo a una o varias iglesias parroquiales de su término. Respecto de la expresión casas, es harto ambigua para poder ser identificada con las construcciones monásticas y debe más bien referirse a otras edificaciones de menor importancia; reiteremos que el término casa ya aparecía en Loarre en 1062. Hay que tener en cuenta que, partiendo de la hipótesis de que las obras dieran comienzo en 1070 y los canónigos se instalaran ese año o el siguiente, con toda seguridad estas no estarían concluidas en 1071 y es probable que los canónigos ocuparan las antiguas edificaciones, donde se instalaron de forma provisional. Pero no solo las obras no podían estar terminadas en 1071, sino que incluso la fecha de 1076 resulta muy pronta para una construcción de tal envergadura,'' considerando sobre todo la insostenible disonancia de su decoración escultórica, por fuerza concluida a la vez que la edificación, con el desarollo del románico internacional. Por otro lado, debemos analizar las fortificaciones de 1081 y 1091. Si las realizadas en la primera fecha efectivamente corresponden a Loarre, estas serían, como indica el documento, bastante importantes y habría que pensar en una anterior destrucción violenta, aunque dicho documento es bastante dudoso; en cuanto a las de 1091 habría que conocer estrictamente si las fortificaciones —reparos, dice Pedro de Abarca— fueron simplemente tales o

57. DURÁN GUD101„ A., El castillo de Loarre, cit., p. 20. García accede a la sede jaquesa antes de octubre de 1076: BUESA CONDE. D. J., El rey Sancho Ramírez. cit., p. 54; cfr. BRIZ MARTÍNEZ, J., Historia de la fundación..., cit.. p. 537. El referido documento reza: «Concedo quoque et corroboro [...] quic-

quid etiam in Loar Mris est episcopi cum dornibus qua: ibi nuper edifican; eiusdern canonicis trado», publicado por Dt Itkti GUDIOI., vid. nota 55. 58. Dt Gt pm, A., El castillo de Loarre, cit., p. 20. 59. A este respecto y sobre la lentitud de las construcciones medievales, tenemos ejemplos en los monasterios cistercienses de los siglos xii-xm. El monasterio de Vertida, con 300 canteros, costaría entre veinticinco y treinta años terminarlo: JIMÉNEZ ZORZO, F. J.; MARTÍNEZ BUENACA, 1.; MARTÍNEZ PRADES, J. A.. y RUBIO SAMPER, J. M., «Estudio gliptográfico del monasterio de Veruela». Artes du Colloque International de Glyptographie de Cambrai, 1985. p. 598; el de Rueda, veintiséis años con 200 canteros: los mismos autores, «Monasterio de Rueda: evolución histórica y marcas de cantería», El Cister, Zaragoza, IFC, 1987, pp. 133-139; bien es cierto que se trata de edificios de mayor entidad. pero el castillo de Mesones de Isuela (siglo xiv), de menores dimensiones, tardó en concluirse alrededor de diez años, trabajando 127 canteros: vid. MARTÍNEZ PRADES, J. A., El castillo de Mesones de ¡suela, Zaragoza, IFC, 1983.

37

Índice


DESARROLLO HISTÓRICO MEDIEVAL

encerraban en sí la continuación de las construcciones monásticas, mucho antes comenzadas. Por último, la lista de los tenentes y los acontecimientos ocurridos en la fortaleza señalan la década de los ochenta y parte de los noventa como la de mayor actividad del lugar; si a ello añadimos el epitafio colocado en la portada datado en 1095-109660 y el mencionado traslado de 1097, podemos concluir en que las obras no pudieron alargarse más allá de estas fechas.

EL SIGLO XII Y SIGUIENTES

En el siglo XII, el castillo, ya secularizado, pierde también su carácter estratégico tras las conquistas de Huesca (1096) y Bolea (1101), aunque, no obstante, se sigue conociendo la nómina de los tenentes, que llegan hasta finales de siglo. Posteriormente, la fortaleza desciende progresivamente en importancia hasta quedar abandonada. No tenemos noticias sobre fortificaciones del lugar, aunque parece ser que se llevaron a cabo obras de reparación en varias ocasiones a lo largo de su período de decadencia.

60. Vid. capítulo u, «Arquitectura».

38

Índice


ARQUITECTURA


.

1..

.

. •

., •

• • •

i 51.;

• =

,

.

I . • I

...

.•

.

• • I

.•

• .

N

1.1

i .

-

> : I?.

.•

• • r i

.

.i.-

L

. II "

•. .' a : • 11_ .•

••

...

-.

.... 17' • . •... 1 ... . . :1•5! • • •

...

••

.

'

.

.

.. .

••

1

• 1

1

: 1

..2

. a 1 •

• .. %

.

P-•-•>:

=

I

..

-•

• I

L

r

' .-'

5

• \

i

• •

.

j.1 .0

..

••

•.•

7

..••

1. kik.

.1

• d.

...

.•

5 1 .11

.• • • .hi .

„.. ...• n r ... ..

. .

• Or

. 5 .. s i I =•

=g..

. III°

:

9 • .•

.1.

á' -

a E .

. a : . . :' .. I

.,....ar! ti 1 . ii ' •• ••••• .1. • 11, • • .. . . • - . •• . a •• •I ••

5 l' a

SIL

.

Y.

Nal SI% • •+r

• •

1

•.111-..11•.'!'.7 I •

•Zr • _

"TEIT• • . • -•

I

ti

• •

150.•

9i•

.V

1

••

• •

l• .•

•••• .

1 _•••

5-: ' ....-

::F•fas:•• 1 • . • • -D.

• 1

s

• =•

I

.•1

:••• •

. 2

'r

.. h.. ;.•.% ._.kkg_ .. . 5,1:&:.-1.-_ .. .. . • . t. '...t •-•_Z:1 • ..11L'•`; z ....11%5:t -. . . • --•. ... Tigi ..r .: .. a •k: . --%• ..11 . " .'T F— • • e ; • .• • . . ' • .. . •I. ,. : .L. • •

> .I •%

•• S a '111 "1 • "I' .•• • • •

1• • ' . ••

'. in.

.

• =• •

.. •

I . •••

I .

:41191 •• .- I• • • . .li•_,. : i• • i•1. .1.• - ••• . ii • % - . •• . ••. • -~ • • • • . • 1 • -:. a• • •.r• .. in ' 7 - • • ...151 . r • . - ... •• i1. II . . :46 ...,.L.1.1.. .• .., ......104 •• . ur • • . •> ,. ' ..1 • .• - . . - ' ... • •• rI

=

.. •

••

Tr

II' . ..:1.11.01m N li-'• .4,5•11k2a..11 . _ 1_1____.,:j LE. . ,. . .1k-vi • . - .-• .. • -1 1A .

.

-

•.i

.

.

,

''

=

m%.m. •.=


CONSIDERACIONES PREVIAS

El castillo de Loarre ha sido objeto de numerosos estudios orientados a desentrañar la complejidad de sus formas y la cronología de sus etapas. Ya la temprana historiografía de los siglos xvt, xvit y XVIII recogió noticias al respecto, pero es a partir del siglo xix y, especialmente, del xx, cuando se prodigan las investigaciones que intentan concretar el momento de su construcción. En este sentido, en 1848, José María Quadrado adscribe su construcción al reinado de Sancho Ramírez, realizada en «estilo bizantino», siendo de la misma opinión Soler y Arqués (1878), quien lo define como «alcázar bizantino edificado en el último tercio del siglo xt». Algunos autores han querido ver en la fortaleza una actividad constructiva desde tiempos romanos hasta la época medieval, y asimismo una continuidad en su ocupación. También la presencia musulmana en el castillo ha sido tratada por diferentes autores; así, el espíritu musulmán latente en la fortaleza quedó claro para Chamoso Lamas, según sus dos artículos referidos a la construcción, mientras que el descubrimiento de una pequeña ventana monolítica de arcos de herradura ha movido a los investigadores a diversas opiniones: visigoda, musulmana o mozárabe. Pero quizá la mayor dificultad en el estudio se haya presentado al acometer la investigación de los diferentes períodos de la fortaleza cristiana. A pesar de que los primeros autores, como el marqués de Monsalud en 1905 e Isidro Gil en 1913 no distinguían etapas, pronto se vio lo inconsistente de la unidad predicha y la imposibilidad de aglutinar bajo un mismo estilo los muy diferentes restos que Loarre ofrecía al erudito. Desde que en 1915 Ricardo del Arco estableciera tres fases en su desarrollo, las teóricas opiniones de los distintos autores no han hecho sino complicar el panorama sobre su construcción» A nuestro modo de entender, la investigación sobre las etapas constructivas de Loarre ha de contemplar un triple aspecto: histórico, técnico y estilístico, con-

61. Para una mayor profundización consúltense las monografías contenidas en la nota 1 del capítulo «Aspectos históricos». Véase en el anexo planimétrico 1 la disposición general de las construcciones.

41

Índice


CONSIDERACIONES PREVIAS

siderando los restos conservados in situ." Siguiendo esta línea, los estudios que hemos practicado nos conducen a relacionar los diferentes tipos de aparejos con los estilos constatados en el castillo durante las tres épocas de más intensa ocupación, que han sido antes documentadas. Así, en una primera aproximación arqueológica, pueden observarse dos grandes zonas: una, donde se da un aparejo marcado con signos lapidarios, y otra con un aparejo sin marcar. Precisando todavía más, en el aparejo con signos se distinguen dos tipos de sillares: uno perfectamente escuadrado y otro de más tosca terminación, ambos correspondientes al estilo del denominado segundo románico; respecto del aparejo sin signos, se aprecia, por un lado, el sillarejo irregular trabajado a martillo y propio de los maestros lombardos, y, por otro, un tipo de sillar de aspecto grosero, pero cuya ejecución abandona ya el martillo para presentar facies escodadas y que correspondería a un estilo impreciso. En resumen y en virtud de las técnicas constructivas presentes en los restos a la vista, podemos concretar, grosso modo, tres períodos constructivos circunscritos al siglo XI, relacionados cronológicamente con los reinados de sus promotores: 1" Durante el reinado de Sancho el Mayor (1004-1033), se constata una zona de características lombardas, con un sillarejo trabajado a martillo. 2° Durante la ocupación de Ramiro I (1042-1064), se observa un sillar de factura muy tosca, sin signos y perteneciente a un estilo de tradición local. 3° Durante el período de Sancho Ramírez (1070-1094), los sillares contienen signos lapidarios y aparece una decoración escultórica de calidad, características esenciales del románico clásico. Empero antes de analizar dichos períodos, veamos primeramente otros posibles restos anteriores, hoy desaparecidos.

62. Previamente al análisis de dichos restos, se verificó la crítica de autenticidad, con el estudio de todas las restauraciones e intervenciones llevadas a cabo en el edificio. Vid. »Crítica de autenticidad» al final de esta obra.

42

Índice


RESTOS ANTIGUOS Y PRERROMÁNICOS

LA ÉPOCA ANTIGUA

Los posibles orígenes antiguos del castillo han constituido un capítulo largamente debatido por la historiografía loarresa; a este respecto, ya en el siglo XVIII Ramón de Huesca presentaba un extenso estado de la cuestión planteando la polémica sobre la adscripción romana del castillo,b3 polémica que ha llegado hasta bien entrado el siglo xx. Sin embargo, en la actualidad, no parecen probados los orígenes romanos de Loarre y los investigadores en esta materia ito solo han dejado de relacionarlo con la Calagurris Fibularia, sino que nadie admite ya la existencia de restos romanos en su recinto, como ya vimos en el capítulo histórico dedicado a tal efecto. Tampoco historiadores contemporáneos, como Canellas y San Vicente o Durán Gudiol, autores de trabajos generales sobre el conjunto, se han pronunciado sobre la existencia de tales vestigios. Lo cierto es que, tras el estudio de sus partes, no hemos podido constatar la presencia de los supuestos restos, en concreto de los cimientos romanos a los que hacían referencia Ricardo del Arco y Chamoso Lamas, quienes quizá identificaran materiales romanos con las gruesas estructuras típicas de algunos cimientos medievales. No obstante, tan solo a modo de hipótesis podemos negar su existencia, pues para obtener una segura conclusión al respecto sería menester llevar a cabo una excavación de sus muros que permitiera acceder con mayor profundidad a sus cimientos.

RESTOS PRERROMÁNICOS

Una polémica ventana monolítica, descubierta durante la campaña de restauración efectuada por Luis de la Figuera, entre 1914 y 1915, y que él mismo definió como «ventana ajimezada»," es el único resto de una pretendida ocupa-

63. HUESCA, Ramón de, Teatro histórico dé las iglesias del Reino de Aragón, Pamplona, 1796, t. vt, pp. 429-443. 64. FIGUERA LEZCANO, Luis de la, El monumento nacional castillo de Loarre, Zaragoza, Salvador Hnos., 1919, p. 12. Pero la primera descripción la realiza Ricardo del Arco, adelantándose a la propia publi-

43 Índice


RESTOS ANTIGUOS Y PRERROMÁNICOS

ción musulmana del lugar. Es este elemento arqueológico el que, relacionado con las iglesias del valle del Gállego, lleva a Durán Gudiol a suponer a Loarre como una plaza mozárabe." Por el contrario, Fernando Galtier duda de que dicha ventana proceda del propio castillo y propone como posible origen alguna iglesia cercana al lugar y datable a finales del siglo x o principios del xi, estimándola reaprovechada en el siglo xvIa; para el autor, este tipo de ventanas —de las que estudia un buen número de ellas— estarían más bien relacionadas con una tradición arquitectónica anterior, en concreto visigótica." Pero, ante este problema, es preciso exponer, en primer lugar, que en la actualidad ni siquiera podemos saber con certeza cómo era dicha ventana, pues perdida esta, los testimonios gráficos que nos restan difieren entre sí. La ventana en cuestión se hallaba colocada en el muro este de la hospedería adosada en el siglo xvut al muro sur de la iglesia mayor del castillo, justo encima de la portada. Cuando La Figuera llevó a cabo la susodicha campaña de restauración, derribó tan anacrónica adición y, reparando en el original valor de la ventana, fue consignada al Museo Provincial de Huesca, donde, víctima de un bombardeo, desapareció durante la guerra civil. El propio La Figuera se preocupó de dejarnos dos representaciones gráficas de esta en una publicación divulgativa de sus actuaciones: una fotografía del muro este de la hospedería antes de su demolición, conteniendo la ventana, pero tomada desde lejos, lo que hace imposible la percepción de los detalles y, quizá por ello, también un bosquejo a escala de la misma (fig. 1), prácticamente igual al realizado por Durán Gudiol."7 Pero lo curioso son las discrepancias que se producen cuando comparamos estas reproducciones con la fotografía en detalle de la ventana publicada por Ricardo del Arco en su Catálogo de 1942: en los dibujos esta resulta más baja y ancha que en la fotografía, algo completamente evidente si se comparan los vanos uno a uno y, lo que es más sorprendente, al interior de los mismos, su base es plana en los dibujos, mientras que en la fotografía se constata en ambos vanos un relieve puntiagudo decorado con una oquedad curva. Así pues, estarnos ante dos ventanas distintas. Parece excesivo que La Figuera, que tuvo un contacto más directo con la pieza, errara de tal modo al hacer el bosquejo; no sabemos si

cación de La Figuera: «... un pequeño ajimez de piedra, de marcada factura árabe, que revela que no fueron ajenos a la construcción del castillo moros cautivos o conversos, como también lo demuestran algunos ventanales. Ignórase su primitivo destino, y es, además, muy dudoso deducirlo». ARco Y GARAY, Ricardo del, «Obras y hallazgos en el castillo de Loarre», BRAM t. 68 (enero, 1916), p. 15. 65. DURÁN Gumoi„ Antonio, El castillo de Loarre, Zaragoza, Guara Editorial, 1981 (1.° edición 1971), p. 12. Ricardo del Arco fue el primero en relacionarla con las iglesias del Gállego y el primitivo templo de San Juan de la Peña, datándola a finales del siglo x o principios del xi. ARco Y GARAY, Ricardo del, Catálogo monumental de España. Huesca, Madrid, 1942, p. 172. 66. Vid. GALTIER MARTI, Fernando, «Las primeras iglesias de piedra de la frontera de los Arbas, el Onsella y el Gálleg0», Artigrama, n° 1 (1984), pp. 11-46, en especial las pp. 27, 30, 32 y 33. 67. ARCO Y GARAY, Ricardo del, Catálogo monumental de España..., cit., p. 172. Vid. asimismo FIGUERA LEZCANO, Luis de la, El monumento nacional..., cit., en general y las láminas entre las pp. 17 y 18, y láminas finales. También DURÁN GUDIOL, Antonio, El castillo..., cit., p. 66.

44

Índice


RESTOS ANTIGUOS Y PRERRONIÁNICOS

Fig. 1. I)ilnijo de la desaparecida ‘entaiiii geminada. de l'ignera Lezeanii.

Índice


RESTOS ANTIGUOS Y PRERROMÁNICOS

Durán Gudiol se limitó exclusivamente a copiar el croquis de La Figuera o, por el contrario, realizó el dibujo a la vista de la ventana en el Museo de Huesca, con lo cual tendríamos dos testimonios iguales. Por otro lado, también resulta extraña la posible confusión de Ricardo del Arco, autor de varios trabajos sobre la fortaleza y de la primera publicación que da noticias sobre la referida ventana. De cualquier modo, todas las representaciones descritas coinciden en dos aspectos fundamentales: la existencia de un seudoalfiz o recuadro alrededor de cada vano y un exagerado peralte en la primera traza del arco, que llega casi a la circunferencia, características que diferencian a esta ventana del resto de las monolíticas estudiadas por Galtier, ya que carecen todas de recuadro y poseen arco de medio punto o de herradura con menor peralte. Desde luego, la conformación estilística de la ventana de Loarre no resulta de la apariencia surgida del procedimiento técnico utilizado en la realización de_las ventanas prerrománicas de la zona galaico-portuguesa, consistente en horadar en un sillar un círculo y un rectángulo, siempre según Galtier, lo cual conferiría al primero el engañoso aspecto de un arco de herradura, por la simple conjunción de ambas figuras geométricas; pero la de Loarre no se constituye por esa primitiva unión, sino que el rectángulo, de la anchura del diámetro del arco, queda separado de este por la talla de dos poderosas impostas que conforman el arco de herradura; sin embargo, su datación y determinación estilística resulta aventurada, aunque, atendiendo a su gran peralte, a la utilización del seudoalfiz y a su proximidad a la frontera musulmana, podría tratarse de una obra de canteros locales influida por lo islámico," sin necesidad de ser producto de un dominio musulmán sobre la fortaleza. El hecho de que la primitiva villa de Loarre se trasladase desde las faldas del castillo a su actual emplazamiento, da también pie para suponer que, a la hora de construir la hospedería en el siglo XVIII, se reaprovecharan materiales, incluida la ventana, de las ruinas de la primera villa e incluso del propio castillo, si bien esto no excluye de forma determinante la hipótesis de Galtier.

68. GALTIER MARTÍ, Fernando, «Las primeras iglesias de piedra...›, art. cit.. p. 32. Aun siendo completamente distintas existen en Alquézar, reaprovechadas en el muro de su colegiata, dos ventanas geminadas de más tosca factura, cuyos arcos ligeramente ultrasemicireulares parecen denotar la influencia musulmana. Guitart las sitúa en el último cuarto del siglo xl, cronología bastante aproximada según la afirmación de Ubieto, para quien el castillo se estaría construyendo hacia 1083. GOTART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, vol. I, Zaragoza, Librería General. 1979, pp. 168-172, y URIETO ARTETA, Antonio, «La construcción de la colegiata de Alquézar. Notas documentales», PI, n° 5 (1949), p. 256.

46

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

LAS PRIMERAS CONSTRUCCIONES

Con independencia de la posible existencia de un poblamiento prerrománico, y a pesar de la supuesta erección de una torre ya en el siglo x, sostenida por algún autor como ya se ha visto, los restos más antiguos que hoy pueden constatarse se remontan a la primera mitad del siglo xi y se concretan en un primitivo recinto ampliado en una segunda etapa. Analicemos estas construcciones.

Aproximación arqueológica a) El primer recinto Este se realizaría durante el reinado del rey Sancho III el Mayor (1004-1035). Se caracteriza, en primer lugar, por el aparejo utilizado, consistente en un sillarejo muy estrecho —aproximadamente 10 cm de media en altura— y alargado —más del doble de la altura—, que se sirve para conseguir una mayor elasticidad tectónica, con la combinación de la piedra caliza y arenisca, muy abundantes en el Pirineo, trabajadas a martillo, al estilo de los maestros lombardos, organizando hiladas muy regulares. Su tendel es ancho, a modo de encintado en resalte, y compuesto por una argamasa a base de cal, gravas y arcilla rosácea, lo que le confiere un color característico (fig. 2). La constitución de los muros, también dentro de lo lombardo, no hace sino seguir una técnica de tradición romana al levantarse por medio de dos lienzos del aludido material, rellenos con un opus ccementitium; su grosor oscila entre 1 y 1,25 metros. Los vanos se organizan en arco de medio punto y, en ocasiones, a modo de dintel; son generalmente derramados, con derrame doble o sencillo. Dichos arcos, cuando se sitúan al exterior, poseen en su extradós una dobladura decorativa de una anchura aproximada a los dos quintos de la rosca del arco que doblan (fig. 3) y las dovelas son estrechas y alargadas," con anchas juntas y

69. Sirvan como ejemplos el arco de la puerta baja de la Torre de la Reina, con las siguientes medidas: 75 cm de luz, 42 cm de rosca más 33 cm de la dobladura y dovelas entre 7 y 16 cm; y el de la puerta de la capilla, con 87 cm de luz, 47 cm de rosca más 33 cm de dobladura y dovelas entre 5 y 13 cm.

47

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

abundante argamasa, menos trabajadas en el interior, lo que produce una fuerte sensación de rusticidad. La disposición de las puertas es otra muestra más de las artes lombardas, utilizando, al exterior, el típico arco doblado referido y, al interior, a una altura superior, un arco de descarga sobre dintel enterizo —monolítico—, que alberga las hojas de la puerta. Las ventanas poseen generalmente derrame, desarrollando su arco de medio punto una bóveda abocinada en su interior; al exterior, algunas terminan en dintel. Como elemento decorativo, podemos citar la triple ventana geminada, que utiliza maineles enterizos con zapatas (fig. 4). La forma utilizada en la construcción, especialmente de las torres, consistía en la realización de mechinales en los que se introducían los maderos para sujetar los andamios Una vez terminadas las obras, estos fueron aserrados, permaneciendo hoy todavía sus testigos en los muros. Este primer recinto (vid. anexo planimétrico, 2) estaría formado por un perímetro amurallado de planta trapezoidal con una serie de torres angulares y otra albarrana, conservándose en la actualidad esta última, una de flanqueo completa y parte de otra. Veamos parte por parte. La entrada se situaba en la parte sureste del conjunto, junto a la torre denominada de la Reina. Dicha entrada llegó muy deteriorada hasta nosotros, por lo que sus paramentos fueron profundamente modificados en la restauración; no obstante, se han conservado sus arcos de medio punto, doblado al exterior y con dintel enterizo al interior (fig. 5), del tipo de los descritos más arriba. La llamada por la tradición «Torre de la Reina» (figs. 2 y 6) no era sino una torre de flanqueo, desde la que se dominaba el camino de acceso a la fortaleza y se defendía la entrada junto a ella, siendo también utilizada como residencia. En planta, constituía un rectángulo de 4,5 x 7,5 metros, poseyendo una altura de 24 metros. Al interior, se dividía en tres pisos de madera que apeaban sobre maderos entregados al muro. Poseía la entrada en bajo, en su muro oeste, realizada con el aludido sistema de arco doblado externo y arco de descarga al interior; por ella se llegaba al piso inferior, en cuyo muro sur se abren tres vanos de iluminación, con arcos de medio punto abocinados y gran separación entre sus dovelas, terminando en dintel al exterior. En la segunda planta, en el mismo muro sur, se encuentran dos ventanas de medio punto con doble derrame. Pero quizá sea en la tercera donde se concentra el mayor interés; abiertas en el muro sur se observan tres dobles ventanas de medio punto geminadas, que apoyan en grandes zapatas sustentadas por maineles, compuestos por columnillas monolíticas de exagerado éntasis (figs. 4 y 6). El intencionado carácter decorativo de estos ventanales parece indicarnos la función residencial de la torre. También en esta planta se practica, en su pared oeste, una ventana de medio punto que presenta un arco doblado al exterior; en el muro norte aparece otra puerta de idénticas características a las de la entrada y que comunicaba con el adarve del muro contiguo. El remate de la torre ha sido completamente reconstruido durante la restauración, por lo que no podemos considerar su aspecto actual; en fotografías anteriores a las obras (fig. 7), este se presenta desmochado, pero por similitud

48

Índice


EL CASTILLO RO \1 NICO

Fi« 2 Torre de la Reina. ex tel

Fig. 3. Torre

la Reina, purria alta, exterior.

Fig. 4. Torre de la Reina, interior del tercer piso.

49

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 5. Puerta de acceso al primer recinto, interior.

Fig. 6. Torre de la Reina, exterior sur.

50

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

con otras torres lombardas, como la de Abizanda, o Fantova o la misma albarrana del propio recinto, es muy posible que se cubriera con un tejado de madera a cuatro vertientes. La torre albarrana, denominada comúnmente del Homenaje, tenía como función la defensa del camino que subía al castillo, así como servir de último reducto en caso de asedio; comunicaba con la fortaleza a través de un puente móvil de madera, que era retirado en caso de peligro. Posee esta torre una planta rectangular de 5 x 10 metros y una altura de 31 metros. Su interior se halla dividido en cinco pisos de madera. La entrada se sitúa en alto, en la planta tercera, abierta en el lado noroeste y siguiendo el mismo sistema del exterior, esta torre contaba con todo un dispositivo de madera para la defensa, a juzgar por la existencia de mechinales que nos indican el lugar donde entregaban los maderos horizontales soWe—los que se construían los cadalsos. Parece ser que contaba con dos pisos de cadalsos, situados a la altura de la quinta y cuarta plantas. En la quinta planta se colocaban dos cadalsos corridos, uno en cada lado mayor de la torre, a los que se accedía por medio de tres vanos de medio punto en cada lado (fig. 8); los lados menores recibían también un cadalso cada uno, a modo de pequeño balcón y comunicados también por vanos de medio punto. La cuarta planta poseía el mismo sistema de pequeños cadalsos y vanos de salida, correspondiendo dos a cada lado mayor y uno a los menores. El remate de la torre, también modificado por la restauración, estaría compuesto por un sistema similar al descrito para la torre anterior. Al interior se accede a través de la tercera planta; en la actualidad no existe separación entre esta y la cuarta, aunque originalmente la cuarta planta no debió de ser tal, sino tan solo una especie de paseador de madera, adosado a los muros, por el que poder salir a los cadalsos. En esa tercera planta se ubica también el fogón, con chimenea cónica. La segunda planta alberga el retrete, alojado en su muro nordeste, y en la pared sureste se abren dos ventanas de medio punto al interior y dintel al exterior. La primera planta, utilizada probablemente como almacén, posee dos vanos de ventilación abiertos en su muro sureste y organizados en dintel, tanto interna como externamente. El muro nordeste constituye otro de los restos del primitivo recinto (fig. 9), si bien ha sido profundamente modificado por reformas y añadidos de otros períodos; en él se observan los restos de un fogón y el arranque de cuatro arcos de adición posterior y, aunque confundidas en el muro, pueden verse todavía zonas realizadas con el típico aparejo lombardo. La torre norte (fig. 10) también formó parte del primer recinto como torre de ángulo, si bien sus estructuras han experimentado grandes alteraciones, pues en la actualidad tan solo quedan restos de aquella época en sus lados este y sur, donde además sus muros presentan un grosor mayor que los lados norte y oeste, posteriores. En la parte superior del lado este, a la altura del segundo piso, se halla una puerta que reviste las características de las anteriormente descritas. El muro sur, aunque conserva partes originales, ha sido también modificado, especialmente la parte derecha a la altura del primer piso, donde se abrió una puerta en

51

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 7. Vista del castillo desde el este, antes le la caída v restaurariMi ,le su lienzo central. Fotografía de Arco y Caray

Fig. 8. Torre del Homenaje, exterior sur.

52

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 9. Muro nordeste. interior.

Fig. 10. Torre norte, exterior sur.

5.3

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

época posterior, y la parte baja del muro. Al estar derruida a la altura del segundo piso, es arriesgado especular sobre su número de plantas, pero, a modo de hipótesis y por sus proporciones, bien podría tener tres pisos. La puerta debía encontrarse en alto, abierta en el muro sur a nivel del primer piso, pero ya hemos apuntado que las características de la actual no pueden identificarse con aquella. Para el acceso a su interior, durante las obras de restauración, se realizó una abertura en la parte baja de dicho muro. Del muro norte, del torreón oeste, del muro oeste y del muro sur tan solo quedan vestigios en sus partes bajas, siendo reconstruidos casi totalmente con posterioridad. No obstante, parece que el perímetro del primer recinto discurría por ellos. De la capilla, situada en la parte sur del patio, tan solo podemos datar con seguridad en esta época su puerta, con arco de medio punto doblado al exterior (fig. 11), siendo el resto reconstruido en otro momento, debido al cambio de materiales y a la organización de sus ventanas, aunque siguiendo la traza de la planta original. Nada queda de esta época en el muro sureste, si bien por fuerza debió de ubicarse el la posición actual, uniendo el ábside de la capilla con la entrada al recinto.

b) La ampliación de Ramiro I La primera novedad que encontramos en estas obras es la aparición de un distinto tipo de aparejo (fig. 12) que viene caracterizado por el empleo de un sillar que, aunque ciertamente tosco, no ha sido ya trabajado a martillo, sino utilizando técnicas más avanzadas, con la intervención de herramientas como el pico y el tallante que permiten el escuadramiento relativamente liso de las caras. Dichos sillares se disponen a soga, intercalando algunos a tizón y formando hiladas regulares; la altura de las mismas se cifra alrededor de 20 centímetros. La argamasa utilizada es abundante, pero sin encintado; en los restos originales —pues en muchos lienzos los sillares han sido rejuntados durante las restauraciones— se observa su color rosáceo, propio de la arcilla rojiza de aquellas tierras. Los muros poseen un grosor similar al de las primeras obras, entre 1 y 1,25 metros, allí donde se levantan sobre sus restos, mientras que en las zonas de nueva edificación su anchura varía entre 0,75 y 1,50 metros. Los vanos revisten diferentes formas, pero distintas a las del primer recinto. Aparecen sin derrame, con derrame sencillo o doble, abocinadas, pero sus arcos, de medio punto, no presentan nunca dobladura; algunas ventanas se organizan en dintel. Dentro de las obras de ampliación (vid. apéndice planimétrico 3), se construye en esta época la cocina, situada entre el muro nordeste y la torre norte, y la sala E (fig. 13), aunque los vanos de ambas estancias parecen abiertos en época de Sancho Ramírez, o se reconstruyeron entonces sus muros reaprovechando materiales del período que tratamos, pues su estilo es idéntico al de algunas construcciones de Sancho Ramírez con signos lapidarios pertenecientes a su época.

54

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 11. Capilla, exterior norte.

ryr, 4,1" P

e we'vol-r-1-•

Fig. 12. Muro oeste, interior.

55 Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Sobre los restos del primer recinto, se reconstruyen los muros oeste y sur (fig. 12), donde se conservan dos ventanas abocinadas, siendo el mirador central de la época de Sancho Ramírez. Se realiza también en este momento el muro sureste y la sala subterránea F (bajo la sala E, fig. 13), de la cual han llegado hasta nosotros los arranques del arco de medio punto que abría su entrada, sin dobladura, y reconstruido totalmente durante las restauraciones. Esta sala parece que estuvo cubierta por madera, a juzgar por el retranqueo del muro oeste, y dividida en dos espacios muy alargados por un muro central. Su primitivo uso estaría dedicado a caballerizas, aunque se remodeló, especialmente su parte superior, en tiempos de Sancho Ramírez; a esta época debe también corresponder el enlosado de su suelo. La capilla, situada en la esquina sureste del recinto, tan solo conserva la puerta del período de Sancho el Mayor, siendo el resto levantado de nuevo durante esta época. No obstante, cabe apuntar que con toda probabilidad fue construida sobre el perímetro de otra anterior, pues el resto de la puerta sigue el mismo grosor de muros que las edificaciones de la primera época y unas medidas que le confieren un sistema proporcional perfecto (5 x 12,5 metros, . 2 : 5). Es de una sola nave, con bóveda de cañón y ábside semicircular, primitivamente acusado en planta y cubierto con bóveda de horno (fig. 14). En cada uno de sus lados mayores existen dos ventanas con doble derrame y arco de medio punto abocinado; en el muro del ábgide se abre una ventanita de iluminación, también de medio punto, cuya salida al exterior fue desviada durante la ampliación de Sancho Ramírez. En los pies de esta capilla, al exterior, quedan restos de un muro, con el arranque de una ventana de doble derrame, que dan pie para suponer la existencia de un torreón adosado en esta parte y, a la vista de sus materiales, propio de este momento. Por último, además de las obras llevadas a cabo en el recinto de Sancho el Mayor, el castillo se amplió por su flanco nordeste, levantándose de nuevo un muro al norte de la torre albarrana y otro al este de la misma, de los que quedan en la actualidad vestigios en sus partes bajas, compuestos por gruesos y toscos sillares de caliza en hiladas regulares; el muro norte terminaba en su parte este formando un torreón ataludado (fig. 15). Todo este conjunto fue reconstruido en su parte superior en época de Sancho Ramírez, reponiéndose entonces incluso algunas ventanas, lo que es particularmente patente en el torreón mencionado. Este recinto quedaría cerrado por el sur y, aunque no han quedado indicios de esta parte, completamente modificada por Sancho Ramírez, hemos colocado hipotéticamente su cierre (anexo planimétrico 3) siguiendo el desnivel —existente todavía en la actualidad— que arrancaba del frente de la puerta del primer recinto. La entrada se situaría en el extremo sureste de esta muralla, por donde asciende y ascendía entonces el camino que, dando la vuelta alrededor de la torre albarrana, llegaba hasta la puerta de la primera fortaleza. Este nuevo recinto es posible que estuviera solo compuesto por la muralla descrita en torno a la susodicha torre, pues las construcciones que actualmente pueden constatarse en su interior poseen el tipo de piedra y los signos lapidarios correspondientes al período de Sancho Ramírez.

56

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 13. Palacio de Sancho Ramírez.

Fig. 14. Capilla, vista interior.

57

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 15. El castillo desde el norte.

Determinación del estilo y datación cronológica Varios autores han sido los que han emitido diversas hipótesis sobre el estilo de estas primeras construcciones. Ya advertimos con anterioridad cómo Chamoso Lamas, en 1943, fue el primero en considerar las torres de la Reina y del Homenaje como las primeras obras de la fortaleza; también le cupo la primicia, en otro artículo de 1969, de intentar definir su estilo, comparando estas obras con otros edificios que el autor consideraba parejos en el tiempo y en la forma: la Torre de las Campanas de Alonso V (999-1027) en San Isidoro de León, la Torre de Don Cresconio en la catedral de Santiago de Compostela (1040), las Torres del Oeste de Catoira en Pontevedra (1038), también levantadas por Cresconio, y San Antolín de Toques en La Coruña (1060). Las características que Chamoso cita como comunes con Loarre serían el aparejo con juntas rojizas, las bóvedas sobre nacelas, los vanos en derrame y los arcos de descarga.'" Ahora bien, puede objetarse a esta comparación, en primer lugar, que supone a ambas torres y capilla de Loarre de la misma época, cuando ya hemos advertido su posterioridad; en segundo lugar, compara las juntas rojizas, iguales en los monumentos estudiados, pero no así el aparejo, que difiere en casi todos ellos; por último, coinciden derrames y arcos de descarga, lo que no es suficiente para llevar

70. CHAMOSO LAMAS, Manuel, «Revisión de las formas constructivas en el castillo de Loarre», AEA,

n° 60 (1943), p. 385, y «Algunas muestras constructivas del primer románico en el norte peninsular»,

cre, n" 72-73-74 (1969), pp. 51-53. Vid. ilustraciones entre ambas páginas.

58 Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

la comparación a edificios tan lejanos y localizados, cuando existen otros más cercanos en el espacio y en el estilo, y su relación, por ello, resulta más lógica, como luego veremos. Otro autor preocupado por el tema fue Íñiguez Almench, quien, en una publicación de 1970, vuelve a relacionar su estilo con algunos edificios estudiados por Chamoso, como las Torres del Oeste y la Torre de las Campanas de San Isidoro, pero también, y lo que es más importante, identifica estas primeras construcciones de Loarre con el estilo de las iglesias del Gállego, relación igualmente defendida por otros autores. En este sentido, Canellas y San Vicente, en su Aragón románico, de 1971, hablan de las primeras construcciones de Loarre como ligadas al mozarabismo de las iglesias del Gállego.7' Pero sin lugar a dudas, el más acérrimo defensor del mozarabismo de aquellas y su parentesco con Loarre ha sido Durán Gudiol, quien, en su monografía sobre el castillo (1971), sostiene dicha relación, negando su estilo lombardo; habla de la influencia, hacia 1025, del obispo Oliba de Vic en la corte del rey Sancho el Mayor, quien sería el introductor del estilo lombardo, y dice textualmente: «El hecho de que los constructores del Castillo de Loarre no conocieran los modos lombardos, apoyaría la hipótesis de que el núcleo prerrománico (las dos torres y la capilla) fue levantado entre los años 1016, el de la conquista cristiana, y 1025, el de la introducción del estilo lombardo en los dominios de Sancho el Mayor». Para Durán, este núcleo «estilísticamente cabe relacionarlo con la teoría de las iglesias mozárabes del Serrablo, de las que viene a ser como la última fase»; sus elementos comunes, según el autor, serían las ventanas con arco doblado, el dintel monolítico y el arco de descarga.72 Toda la teoría sobre las iglesias del Gállego y su mozarabismo viene detalladamente expuesta en una publicación que Durán realiza junto con Buesa Conde y donde dichas iglesias son fechadas entre mediados del siglo x y mediados del siglo xI.73 Sin embargo, ante esta supuesta relación, hay que objetar que el aparejo es distinto, esto sin contar con que ni siquiera se puede unificar entre las propias iglesias de aquella zona, que los grosores de muros son diferentes y que tan solo se parecen en las ventanas geminadas con parteluz utilizadas por algunas torres de aquellos templos. Pero, además, otros autores difieren, tanto del estilo como de la cronología asignados por Buesa y Durán a las mencionadas iglesias. En este sentido, Joaquín Yarza niega el supuesto mozarabismo, dejando su estilo en una simple influencia musulmana por la proximidad de la frontera, y retrasa su cro-

71. ÍÑICUEZ ALMENCH, Francisco, «Las empresas constructivas de Sancho el Mayor», .4M, n" 172 (1970), pp. 371-372. No en vano había ya tratado, junto con Sánchez Ventura, la problemática de las iglesias del Gallego, relacionándolas con lo mozárabe: ITIGUEZ ALMENCH, E, y SÁNCHEZ VENTURA, R., «Un grupo de iglesias del Alto Aragón», AMA, t. lx (1933), pp. 215-225; CANELLAS, Á., y SAN VICENTE, A., Aragón románico, Madrid, Encuentro, 1979 (edición original 1971), p. 178. 72. DURÁN Gunioi,, Antonio, El castillo..., cit., p. 66. 73. BUESA CONDE, D. J., y DURÁN GUDIOL, A., Guía artística y monumental del Serrablo, Sabiiiánigo, Amigos del Serrablo, 1981, pp. 53-54.

59

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

nología, colocándola en la primera mitad del siglo xi. Tampoco Esteban Lorente, Galtier Martí y García Guatas están de acuerdo con su estilo mozárabe, considerándolo como románico con otras influencias —de lo alpino, lombardo, de los modelos visigodos, de la miniatura mozárabe— y aduciendo que el falso arco de herradura y el alfil no es exclusivo de lo musulmán; restan, además, importancia a dicho estilo, calificándolo de «cantonalista y arcaizante», pues rebajan su cronología colocándola entre el 1050 y el 1070, época en la que el románico clásico ya se está desarrollando. También Establés Elduque, gran estudioso de la arquitectura pirenaica, sitúa su cronología en un momento tardío, entre finales del siglo xi y principios del xu.'4 Por tanto, la relación de Loarre con el grupo de iglesias del Gállego resulta a todas luces inviable, así por la cronología, que supondría dar a las primeras construcciones loarresas una fecha excesivamente tardía, como por el estilo, que habría más bien que relacionar con lo lombardo. Por otro lado, es imprescindible, a la hora de realizar comparaciones, separar completamente el recinto de Sancho el Mayor de la ampliación de Ramiro I, que, como ya hemos indicado, difieren cronológica y estilísticamente. El primer recinto se realizó en estilo lombardo y por maestros lombardos, si atendemos a las circunstancias de su ejecución y a sus características formales. Como ya hemos expuesto en otro lugar, la zona de Loarre debió de ser conquistada con toda probabilidad por Sancho III el Mayor aprovechando los problemas inherentes a la proclamación de la taifa de Zaragoza por Mundir I (entre 1018 y 1021/1022) y, sobre todo, los ocurridos con la sucesión de Yahiá (entre 1021/1022 y 1036). Así es que, en el año 1033, es probable que la primera fortaleza ya se hubiese construido o se estuviera construyendo, pues el 8 de enero de ese año se cita por primera vez un tenente —Lope Sánchez—; y considerando además que en los días 1 y 19 de marzo se dan, por parte de Sancho el Mayor, privilegios por la reciente conquista de los cercanos lugares de Agüero y Murillo, respectivamente, que, según consta en la bula de Gregorio VII, también fortifica el mismo rey, por lo tanto antes de 1035, fecha de su muerte. Por otra parte, hay que tener en cuenta que la introducción y el desarrollo del estilo lombardo se produce en Ribagorza entre mediados del siglo x, en tiempos de Ramón II, y 1016, fecha de la muerte de Guillermo Isárnez; es en este momento cuando tiene lugar la intervención pamplonesa, que consolidaría su dominio definitivo a partir de 1025. Esteban, Galtier y García Guatas suponen la presencia de los maestros lombardos en Loarre por su dependencia de Ribagorza, porque dicho castillo, asignado en herencia a Gonzalo, era administrado por este ya

74. YARZA LUACES, Joaquín, Arte y arquitectura en España, 500-1250. Madrid, Cátedra, 1979. p. 162,

e Historia del Arte Hispánico. Edad Media, Madrid, Alhanibra, 1980, pp. 100-101; EsTEBA \ LOSENTE, J. E; GALTIER MARTÍ, F., y GARCÍA GUATAS, M., El nacimiento del arte románico en Aragón. Arquitectura.. Zaragoza, CAZAR-Fundación Mediterránea, 1982, pp. 187 y 220; ESTARLES ELD1.91E. José M", Arte románico, castillos, monasterios, pueblos, paisajes y tradiciones de los Pirineos. Arquitectura

lombarda, Vitoria, Arquitectura. 1985, p. 147.

6o

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

desde los últimos años del rey Sancho; los mismos autores sitúan su construcción entre los años 1020 y 1030." No obstante, sobre la introducción del estilo lombardo en las tierras occidentales, también debió pesar la influencia que, en el reino de Sancho el Mayor, ejerció el obispo Oliha a partir de 1025.7" Para cerrar el marco cronológico es necesario añadir que el 14 de abril de 1035 se cita por última vez al tenente Lope Sánchez, inaugurándose una época de silencio documental que se extiende hasta 1042,77 lo que da pie para suponer el abandono del castillo, coincidiendo además con la muerte del rey Sancho. Considerando, pues, lo anteriormente detallado, podríamos concluir con la hipótesis de la construcción del primer recinto hacia el año 1030, entre unas fechas extremas que podrían oscilar desde el 1025 al 1035, si bien quizá para el 1033 ya estuviera terminado, como hemos señalado más arriba. En cuanto a sus características formales, cabe señalar que coinciden con otros edificios considerados como lombardos. Así, su aparejo estrecho de hiladas regulares es similar al de la excatedral de Roda de Isábena, comenzada en el 1010, al del monasterio de Obarra, del primer cuarto del siglo Ni. v al utilizado en el castillo de Abizanda, de 1023.7" El arco con dintel enterizo lo encontramos en Abizanda y Fantova (de 1015),7" teniendo también de común con este último y con Obarra el arco de medio punto doblado. Pero tal vez la más estrecha relación, respecto de los edificios lombardos, se presenta con el castillo de Abizanda," quizá por su cercanía en el tiempo; disponen ambos, además de lo indicado, del mismo tipo de planta cuadrangular, de muy parecidas ventanas geminadas con mainel de fuste cilíndrico y capitel-zapata como en lo catalán, amén de la puerta en alto y de la colocación del retrete en el grueso del muro. Así, las anteriores relaciones vienen a confirmar la cronología propuesta, a lo que habría que añadir el ejemplo de la pequeña iglesia lombarda de San Caprario de Santa Cruz de la Serós, que Esteban, Galtier y García Guatas fechan entre 1020 y 1030 y a la que suponen construida por canteros provenientes de Loa/Te!" El aparejo empleado, con un sillarejo mucho más ancho, es muy distinto al del castillo, por lo que dudamos de la filiación referida; ahora bien, no deja por ello de ser una prueba más de la labor realizada por los maestros lombardos en las tierras occidentales durante los tiempos del rey Sancho.

75. Estas circunstancias explican la huida de canteros de aquellas tierras y la existencia de edificios sin terminar. EsTtill‘ \ I

\-1-k. J. E: CAIXIER MARI"- E. y GARcí \

\

M.. El nacimiento del arte

románico.... cit.. pp. 1:24 y 128. 76. DI

\ GID101.. Anznio.

cit., p. 66.

77. Vil]. Calendario de lemilecitnienlem Históricos, de los años 1035 a 1(42. 78. Esuif \ Á in, \TE. 1.

\i kiffi. F., y GARCiA CI Yr \ s. M.. El nacimiento del arte románi-

co.... vil.. pp. 238. 280 y :10:2. 79. Ibidcm. p. 250. Guitar( advierte su vinculación con Loarre. situándolo en los primeros lustros del siglo x y afirmando que quizá sea la torre más antigua entre las fortalezas altoaragonesas. GrITART APARICIO. Cristóbal, Castillos—, cit., p. 89. 80. También Guillan advirtió dicha relación. GUITAR]. APARICIO. Cristóbal. Castillos.... 81. EsTEB.0. LORENTE. J. E:

139-140.

cArras nutrí, E. y CAfictt Ci ms. NI.. El nacimiento del arte románi-

co.... cit.. p. 310.

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Esta primera fortaleza con toda probabilidad se restauró y amplió en tiempos de Ramiro I. Ya hemos apuntado cómo la ausencia de noticias entre los años 1035 y 1042 nos lleva a suponer el abandono del recinto o una posible y efímera conquista musulmana. Pero a partir de la última fecha, según la documentación existente, el castillo vuelve a tomar gran importancia, constituyéndose' en uno de los tres distritos militares de Aragón y efi~andose a su frente poderosos tenentes que acaparan importantes tenencias: Fortún Aznárez (1042-1050) y Lope Garcés (1054-1064). No resulta, pues, extraño que, con la nueva ocupa—Whlemente ción, se restauraran y ampliaran las anteriores construcciones, pc derruidas si consideramos las importantes reparaciones que se llevaron a cabo.' La ausencia de arcos de descarga con dintel y de arcos de medio punto con dobladura diferencia su estilo de lo lombardo, así como, sobre todo, la utilización de un aparejo completamente distinto, con sillares que ya no son trabajados a martillo, sino a tallante, pero sin los signos lapidarios que caracterizarán la etapa posterior del románico clásico de Sancho Ramírez. Tras la marcha de los maestros lombardos, quizá con la muerte de Sancho el Mayor, se recurriría a canteros locales para la adecuación de la nueva fortaleza. La arquitectura local se había guiado por las tradiciones constructivas pirenaicas, incluso paralelamente al desarrollo de lo lombardo, como lo demuestran los ejemplos de las iglesias de Tella y Bonansa,c si bien los canteros de Loarre mostraron con su trabajo un mayor refinamiento en la ejecución de su obra. Eran estos herederos de un sistema de trabajo de la piedra sillar quizá aprendido en ejemplos visigodos desaparecidos," combinado con la tradición local y, en el caso concreto de Loarre, con la influencia románica, que acabará superponiendo el estilo del románico pleno venido por los caminos de peregrinación. Las obras de estos canteros pueden seguirse en varios edificios (le la época de Ramiro I, siendo uno de los más significativos, por la similitud del aparejo, la torre de Alquézar (vid. fig. 16), anterior al 1067. Se sigue en ella la influencia lombarda en la

82. Parece que existió en esta época una población junto al castillo, a juzgar por un doctunento de 1062 —rolicia ya comentada—, en el que se donaba media casa sita en Loarre y que solo podía estar fuera de las coosi rticciones reales. A modo de hipótesis, podría suponerse que dicha población estuviera dentro del recinto creado en la zona NE, alrededor de la torre albarra la. pues es un reducto completamente aislado del primer núcleo, al que no puede accederse sino por la puerta principal. 83. ESTERAN LORENTE, J. E; GALTIER MARTÍ, E, y GARCÍA CUATAS, M., Ll nacimiento del arte románico..., cit., pp. 97-103. 84. Pocos son los restos visigodos que han llegado hasta nosotros (los mosaicos del Monte Cillas en Coscojuela de Fantova, los de Costean y el de Estada en el Museo de Zaragoza, la Villa Fortunatus de Fraga, el sarcófago de Chalamera y la ceca de Cestavii), a pesar de que la presencia visigoda debió de ser importante. Sirva de ejemplo la celebración de un concilio en la sede episcopal de Huesca en el año 598. DomiNctiEz, Almudena, y MAGALLÓN, María Ángeles, La arqueología de lo immita•ia de Huesca, Zaragoza, DCA, 1985, p. 46; Esteban, Caltier y García Cuatas sitúan los modelos visigodos entre las influencias de las iglesias del Cállego: ESTEBAN LORENTE, J. E; GALTIER MARTÍ, E, y GARCÍA Gums, M., El nacimiento del arte románico..., cit., p. 220. Sobre el tema de las influencias puede también consoltarse CID PalEco, Carlos, .Precedentes del románico en la provincia de Huesca», Argensola, t. ti, n" 6 (1951), pp. 125-152.

62

Índice


IRHl 1013

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

utilización del arco de medio punto con dintel de descarga, en este caso partido, todo ello muy rudimentario; sin embargo, el aparejo es tosco, aunque con sillares ya cortados, anchos y dispiivstos algunos a tizón, diferentes por ello de lo lombardo." Otras construcciones militares de la época, como los castillos de Samitier (1045-1055), Pano (1055-1060)," Luzás, Falces y Viacamp (anteriores al 1062)," acusan también la intervención de canteros locales, denotada por el empleo de un aparejo similar de hiladas anchas y regulares, con algunos sillares a tizón; también el vecino castillo de Marcuello parece tener la parte inferior de su torre correspondiente a los tiempos de Ramiro 1." Por tanto, teniendo en cuenta la importancia de Loarre como distrito militar, probablemente se fortificaría antes que los castillos citados, pues todos ellos son de nueva conquista bajo el reinado de Ramiro 1;8" además, si consideramos un posible ataque a su vecina Bolea en 1054, para cuyo momento la fortaleza debía de estar ya lista, podemos concluir en la hipótesis de que las obras de remodelación serían verificadas con toda probabilidad en tiempos de su primer tenente, Fortún Aznárez, es decir. ciare 1042 y 1050.

LA FORTALEZA DE SANCHO RAMÍREZ

Durante esta época, el castillo se reconstruye de nuevo, alcanzando su mayor esplendor. Son precisamente sus restos los que, llegados hasta nosotros, han conferido al conjunto una renombrada proyección internacional dentro del ámbito románico europeo. Analicémoslos seguidamente.

Estudio atrlueológico a) Análisis gliptográfico El estudio de los signos lapidarios resulta imprescindible en esta etapa, pues nos define la extensión y los límites de las construcciones llevadas a cabo por el rey Sancho Ramírez (1069-1094).

85. Se trata de una torre albarrana de la primitiva fortaleza. de la que únicamente resta la parte inferior de otra embutida en el conjunto actual. 86. EsTEu LonEvrE. J. E; GAITIER M:urrí. E. y fiAllit 4(5. M., El nacimiento del arte románico..., en.. p.:105. 87. La conquista de estos enclaves se inscribe en una acciMi de Ramiro 1 para evitar que las tierras en torno a Benabarre, en manos musulmanas, cayeran bajo el poder del vizconde de Alter. ArMin Mir (IV Ii 4,1, 1 uit 111 ARTFJA, Antonio. Historia de Aragón. La formación territorial. Zaragoza. A111111111'. 1981. 111.1. 7/ 1-52. Por un documento de 1062. se sabe ¡pie en aquella fecha ya balitan sido conquistados. rommoilii los siguientes WIIP111VS: .111114'11(1 Fortunones en Lucís. Beltrán Atún ru F11141'S y Guifrvdo Salid en \ NEL\ l '11111.1.k. ( 'adularia de Roda. Lérida. 1072. pp. 17-18. 88. 1.0n. \TE. J. E: Cut ittc \I mit E. y (immí \I- \s. NI.. 11.7 nacimiento del arte románi-

co.... Ht.. 89. l ltu1. 11

279. 1111 1 \

ntonio, Historia de Aragón. La formación—, eit.. vid. mapa de la p. 53.

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

La gliptografía, ciencia donde se encuadra el análisis de dichos signos, aunque ya constituía una disciplina conocida desde el siglo pasado," es de desarrollo reciente, siendo solo en los últimos tiempos cuando adquiere un verdadero carácter científico, con la profusión de congresos y publicaciones tanto a nivel nacional como internacional."' El rigor de sus prestaciones arqueológicas pensamos que ha sido largamente comprobado con el desarrollo de una metodología ampliamente experimentada en el estudio de numerosos monumentos medievales españoles y, en particular, aragoneses," que nos ha permitido determinar las etapas constructivas y las relaciones de unos edificios con otros, cercanos en la distancia y en el tiempo, y parejos en el estilo. Es por todo lo antedicho por lo que nos hemos resuelto a emplearla aquí, completamente convencidos de su eficacia. Metodología. Consta de tres fases: recogida de los signos, ordenación y clasificación, y estudio. Para ello fue preciso, antes de emprender el trabajo, contar con un plano cifrado del edificio (anexo gliptográfico, fig. 1), pues en la primera fase este constituye una pieza fundamental sobre la que guiarnos para ir recogiendo los signos muro por muro, indicando, además, la hilada de su situación. En la fase de ordenación y clasificación, los signos recogidos se pasan a dos tipos de fichas: de localización y de síntesis. A continuación, con los datos obtenidos, se realizan diferentes tipos de gráficas.

. 90. Solo por citar algunas publicaciones, ya históricas: DittoN, M., «Signes lapidaires au Nloyeri .‘ge», Annales Archeologiques,1. IR (1845); Vloirr-LE-Dtic, «Instrtiments et ouvriers d'architect les Archeologiques.. t. u (1848); DÍAZ PÉREZ, V., «Misterios de las catedrales góticas. Signos lapidarios de la Edad Media y símbolos francmasónicos., Alrededor del Mundo (septiembre, 1863); I It BNER, Monumento lingote ibericat, Berlín. 1893; MARTÍNF:Z SALVAR. D. A., «Signos lapidarios», umtto, t. (1901): Symts. . Ti. y KLEIN, R M.: testiges of the craft in Spain, Londres, 1919; STREET, G. E., La arquitectura gótica en España. Madrid. 1926. 91. Hasta la actualidad. se han celebrado los siguientes congresos, organizados por el Centre International de Recherches Glyptographiques de Braine-le-Cháteatt de Bélgica: I Colloque International de Glyptographie de Mons. 28-29 avril, 1979; II CIG de Mines. 15-1617 inai, 1980. Actas 1981: III CIG de Saragosse. 7-11 juillet, 1982. Actas 1983; IV CIG de Cambrai. 14-15-16 Septembre, 1984. Actas 1985; V CIG de Poio-Pontevedra. 8-13 juillet, 1986. Actas 1988: VI CIG de SamoiMs. 5-10 juillet, 1988. Actas 1989; VII CIG de Rochefort-Sur-Men 3-8 juillet, 1990. Actas, 1991; VIII CIG d'Hoepertingen. 29 juin-4 juillet, 1992. Actas 1993; IX CIG de Belley. 5-9 juillet 1994. Actas 1994: X CIG dti Mont-Sainte-Odile. 4-9 juillet, 1996. Actas 1997; XI CIG de Palma de Majorque. 2-9 juillet 1998. Actas 2000: XII CIG de Saint-Christopheen-Brionnais. 1-5 juillet 2000. Actas 2001: XIII CIG de Venise. 1-5 juillet 2002. Actas 2003; XIV CIG de Chambord. 19-23 juillet 2004. 92. Una actualización inetorlológica y bibliográfica sobre el tema puede encontrarse en MARTÍNEZ PRADES. José Antonio, «La Gliptografía. ciencia arqueológica. Fundamentos y metodología de estudio», XXIII Congreso Nacional de Arqueología, Elche, 1995, Actas, vol. 2, 1996; ■ Bibliografía de Gliptografía en España», XXIV Congreso Nacional de Arqueología. Cartagena, 1997, Actas, vol. 5, 1999; sobre la actividad de las logias medievales, vid. Los canteros medievales, Madrid, Akal, 1998. Asimismo recomendamos, como ejemplo práctico de metodología, JIMÉNEZ ZORZO. Francisco Javier; M:urri\F:•r. BUENAGA, Ignacio; MARTINEZ PRADES, José Antonio, y RUBIO SAMPF:R, Jesús Miguel. «El estudio de los signos lapidarios y el monasterio de Veruela (Ensayo de tina metodología de trabajo)». su. xl. (1986).

65

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

La tercera fase consiste en el estudio de todo este material, el cual supondrá un factor fundamental en el establecimiento de la cronología del edificio. Variedad y clasificación. La investigación gliptográfica de Loarre se ha llevado a cabo sobre una cata estadística de más de 1300 signos recogidos por todo el edificio, observando en ellos 93 variantes, tres signos dobles y una inscripción. En cuanto a la significación de los signos lapidarios en general, la historiografía ha mantenido dos líneas interpretativas: ciertos autores han defendido sus connotaciones simbólicas, relacionándolos con la astrología, el esoterismo o los lenguajes masónicos,'" mientras que otros los consideran como las firmas de los canteros que realizaron las construcciones, tal y como confirma la investigación actual."' En el caso que nos ocupa, la relación de los signos con los canteros parece también incuestionable, y en este sentido tenemos la inscripción en un sillar del nombre Sancius (fig. 17), correspondiente a un cantero, a juzgar por el hecho de que su letra inicial S se repite después sola como signo lapidario. No parecen existir, por otro lado, marcas identificables con graffiti (realizados por transeúntes), pues las constatadas o se repiten varias veces o se encuentran a diferentes alturas, mientras que los graffiti, al ser dibujos realizados a posteriori, suelen ser únicos y están a la altura de la mano. Ahora bien, puede que no todos los signos lapidarios de Loarre sean fu-mas de canteros; Jean Louis Van Velle, en su clasificación de los signos aceptada internacionahnente, distingue, dentro de los signos de cantería, los de identidad, o firmas de los canteros, y los utilitarios, o señales técnicas que facilitan la colocación de los sillares;" en este sentido y a modo de hipótesis, es posible que algunos signos lineales del castillo tuviesen esta función indicativa, sin que esto pueda ser por el momento completamente demostrado. Otro tanto ocurre con los signos dobles (tan solo en tres sillares) cuya problemática resulta difícil de desentrañar, a pesar de haberse dado algunas explicaciones al respecto.`

93. Defienden esta tesis: DÍAZ Viriato, «Misterios de las catedrales...», art. cit.; BUENO NAVARRO, F., «La catedral de Ciudad Rodrigo», SLE, VIII (1900); MARTÍNEZ SALAZAR, D. A., «Signos lapidarios», art. cit. 94. Siguen esta interpretación: DIDRON, M., «Signes lapidaires...», art. cit.; PÉREZ VILLAMIL, M.. Estudios de Historia y Arte. La catedral de Sigiienza, Madrid, 1899; LAMPÉREZ Y ROMEA, Vicente, Historia de la arquitectura cristiana en la Edad Media, Madrid, Espasa-Calpe, 1930; vid. también FERRER BENIMELI, José Antonio, «Antecedentes histórico-sociales del oficio de cantero y de la industria de la piedra», Actas del CIC de Saragosse, cit., pp. 11-28. Allí se analizan los estatutos de los canteros de la catedral de Estrasburgo publicados por GRANDIDIER, P., Essai historique et topographique sur l'Église Cathedrale de Strasbourg, Lerrault, 1782. 95. VAN BELLE, Jean Louis, «Signes lapidaires: essai de terrninologie», Actas del CIG de Saragosse. pp. 29-44. 96. Estas hipótesis son las siguientes: — Que una marca correspondiese a la cantera y otra al cantero. — Que una fuese de la logia o cuadrilla y otra del cantero. — Que se tratara de la marca del cantero combinada con la de posición. — Podría ser un sillar realizado por dos canteros, un oficial y un aprendiz. En JIMÉNEZ ZORZO, Francisco Javier; MARTÍNEZ BUENAGA, Ignacio; MARTÍNEZ PRADES, José Antonio, y Risa) SAMPER, Jesús Miguel, «El estudio de los signos lapidarios...», art. cit., pp. 114-115.

66

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 17. Inscripción «SANCIVS».

Fig. 18. Signos lapidarios.

67

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

En suma, pensamos que la mayoría de los signos de Loarre corresponden a firmas de canteros, realizadas para contabilizar su trabajo y responsabilizarse del mismo (fig. 18). En lo que concierne a la clasificación de los signos, hay que apuntar la numerosa variedad de métodos existentes para ordenar, clasificar y catalogar el gran cúmulo de marcas que se presentan en un edificio,' si bien hay que advertir que no aportan nada de cara a la obtención de conclusiones, debido a su exclusivo carácter formal. Por ello y para Loarre, hemos prescindido de aquellos, prefiriendo realizar una clasificación morfológica progresiva, que ordenase los signos de menor a mayor complejidad formal, tan solo con el ánimo de conseguir una secuenciación lógica en su presentación, tal y como puede observarse en el gráfico correspondiente (anexo gliptográfico, fig. 2). Análisis formal. La forma de las marcas resulta muy variada, observándose, entre las más significativas: signos lineales, compuestos por diagonales o aspas; cruciformes; quebrados en ángulo recto; de trazos curvos; un triángulo, una estrella y un mazo, este último alusivo al oficio de los canteros. No obstante, los más interesantes resultan los alfabéticos, con gran cantidad de letras, que nos confirman la datación cronológica, pues sus formas se corresponden con las de otros próximos edificios del siglo xi." Aspectos técnicos. Los canteros de Loarre trabajaron con extraordinaria perfección, combinando dos tipos de piedra, caliza y arenisca, en algunas partes deteriorada en la actualidad, con la que escuadraron sillares donde nos demuestran su maestría y virtuosismo técnico. Sus medidas oscilan entre 25-30 cm de tizón y altura y entre 35-60 cm de soga. Es el sistema de construcción de dos lienzos paralelos de sillería que se rellenan con un emplecton u opus ccementitium, compuesto de argamasa y cantos rodados. Dentro de este recinto, es preciso distinguir dos fábricas diferenciadas en su modo constructivo: la iglesia mayor y las dependencias en torno a la torre albarrana. En la iglesia, los sillares están trabajados con tallante y trinchante, lo que

97. Entre otras. LEarrrE, R., «Multiplicité et grande varieté des signes lapidaires», Actas del CIG de Mons, cit., pp. 61-73; WIERSMA, P., «La systématisation des marques (les tailleurs de pierre», en el mismo coloquio, pp. 113-120; SANSEN, René, Recherche pour nn rade de classement de marques de tailleurs de pierre, Braine-le-Chíiteau, CIRC, 1982; CAPDEV11.1. \ 11 \ \1OS..I.. «Catalogación de los signos de picapedrero en la fachada principal de la iglesia del monasterio de Santes Creus (Tarragona)», Actas del CIG de Saragosse, cit.. pp. 319-332; JANSE, EL. «Un corpus international des signes lapidaires: Methodologie concernent sa constitution», en el mismo coloquio, pp. 165-172: TAttRAG0 Cm. S.. método de catalogación de las marcas de cantero y su aplicación a la catedral de Barcelona». en el mis«Técnica y clasificación de los signos de cantería», en mo coloquio, pp. 305-318; Tous 1 SAN 1511.k. el mismo coloquio, pp. 147-164: V 13t.1.1 t.. J. L.. «Signes lapidaires: essai le icrininologie», en el mismo coloquio, art. cit., pp. 29-44; DELNa.t.. F.. I deuxiéme recherche pour un code de classement des enarques des tailleurs de pierres, Braine-lc-Chíbeatt, CIRC. s. d. Dita.. Antonio, «Las inscripciones 98. Compárense con las grafías de ciertas inscripciones en Dia medievales de la provincia de Huesca». Efm(i. n" 8 (1967). pp. 45-154. vid. especialmente los cuadros de las pp. 7 y 8.

68

Índice


1.1 ( \s 111.1,0

\ 1 \ \ 1(

---\„,,,,_.,_ x

—X

t=.

..---"t>1

/ I\ =

--H ›-

FI

---( 74

A

J

F J

Lj

>.--<

77 g L

TT

__

----

E

a g L

-1_, MI\INNN --5-

G9

H

2

.14

L1.

T" XL

E

i

>< / l I \

I

+

+

rr

r-t-

C------

C5'

E

E

u_ L r I [5

><

G"

,

+

-

--jr-

II

b

6---

j

11

R

N M .t.,S

T

v

v

- . 5 • A ri c 1 v..,-

Anexo glimográfico 2. Morfología.

proporciona a los paramentos upa terminación fina y un ensamblaje perfecto, componiendo un opus quadratum de sillería isódoma con escaso mortero; los muros miden un metro de grosor. En las dependencias, quizá por su carácter menos noble, los sillares reciben un acabado más tosco, con el empleo del pico, confiriendo a los muros una mayor rusticidad; su espesor no es uniforme, aunque están alrededor del metro de anchura. Los signos, tanto en una como en otra parte, se realizan a buril y su existencia nos indica la utilización del sistema a destajo. Por ello, todos los sillares recibirían una marca en origen; la no existencia de estas en las caras externas de los sillares solo puede explicarse por su desaparición posterior, a causa de obras, la erosión ambiental, o por encontrarse en una de las caras ocultas del sillar." Frecuencias y distribución. Del total de los signos mencionados, 38 son (micos, es decir, del total de canteros empleados, esos 38 tan solo realizaron un poseyendo el resto (55 marcas) una frecuencia entre 2 y 235. Es interesante advertir que conforme aumenta la frecuencia disminuye proporcionalmente el número de los canteros que las realizan, como puede observarse en la siguiente tabla:

99. En este sentido, hay que apuntar que en el castillo de Mesones de lsuela (Zaragoza), que aun siendo un edilicio muy posterior (siglo xiv) puede servirnos de ejemplo, se han encontrado signos en las caras internas de los sillares, en zonas en las que el deterioro del edificio permitía su visión. Vid. MANTKEZ NADES, José Antonio. El castillo de Mesones de hada, Zaragoza. Institución «Fernando el Católico». 1083 (Colección Monumentos de Aragón. n" 9). 100. Las cifras presentadas están tontadas de una cata estadística, lo que indica que pudieron existir más signos de los contenidos en el estudio. que. en iodo caso. no han sido vistos o resultaron imposibles de recoger. En el recuento de los signos únicos se han exceptuado los interpretados emno grajfiti.

Úq

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Frecuencias

Signos realizados

Canteros

1

55

55

2-25

42

344

26-50

6

227

51-75

2

122

76-100

2

164

101-200

2

233

> de 200

1

235

La existencia de un elevado número de canteros de los que tan solo hemos constatado un signo (anexo gliptográfico, fig. 3), puede dar pie a la hipótesis de los trabajadores itinerantes, que, tras realizar un pequeño trabajo en la construcción, seguirían su camino hacia otras obras. Las fluctuaciones de las frecuencias en el resto de los canteros casi con seguridad se deben a que no todos trabajaban durante el año entero; parece ser que el grueso de las obras se ejecutaba durante el buen tiempo, mientras que en el invierno la construcción quedaba bajo mínimos, continuada por un reducido número de obreros resguardados en la logia.u" Por otra parte, de la distribución de las marcas por toda la fortaleza y sus frecuencias, es decir, el número de veces que cada signo aparece repetido en un lugar, pueden desprenderse interesantes conclusiones. Así, se denota la existencia de tres grupos de canteros. El primero viene dado por 21 signos (anexo gliptográfico, fig. 4) que solo se encuentran en la iglesia y que coinciden con esa zona que, por su carácter, adquiere una más perfecta terminación. El segundo grupo lo integran 16 canteros, cuyas marcas han sido únicamente constatadas en las dependencias de la fortaleza, de factura menos cuidada. Sin embargo, la diferencia en la realización de ambas partes no parece que se deba a la cualificación de los dos grupos de canteros, sino, como hemos mencionado, a la distinta función de las referidas partes, pues junto a esos dos grupos de canteros existe un tercero que trabaja en ambas, lo que además les atribuye una idéntica cronología. De entre este grupo de 18 signos es preciso resaltar la imporráncia de algunos de ellos, que, coincidiendo con las mayores frecuencias (anexo gliptográfico, fig. 3), se hallan repartidos por todo el edificio; reciben estos el nombre de marcas constitutivas o rectoras y nos indican con su presencia la continuidad y cohesión constructiva del monumento, descartando cesuras cronológicas importantes. 101. Sirvan como ejemplos, aunque más tardíos, el de la abadía de Westritinster, cuyo libro de cuentas para el año 1253 indica que de mayo a agosto aumentan los canteros, de septiembre a noviembre disminuyen y en invierno se estabilizan (Cimm„ Jean, Les bñuisseurs des eathédrales, París, Ed. Senil, 1980, pp. 5-56), y el de la iglesia de Xanthen, de finales del siglo my, donde el trabajo terminaba el día de San Martín (11 de noviembre). quedando en la logia o taller resguardado tan solo tres canteros y dos ayudantes (BEIssEl., S., Die baufiibrung des Mittelalters. Studii iiber die Kirche des Heiligen Victor zu Xanthen. Friburgo de Brisgovia, 1889. p. 126).

70

Índice


Índice iL

SlIpIldtlJalA

8 1_1_

r

—mi L

N

S

'T

\I V

g opyyzgoidg2 oxauy

H

147

7.

H

N

tOTIT

..rni3VIY7

T E

S

1x

___S)

--I—

-4--

?

67

1

II

('

1-d

j

N

i"-'3

'•=1

1--

7-

>< soatu9 souths

f

H 99

o

99 91

S'S

9Jt

A 7

201

14r

j

+

SaldjUlla

1[7.Y1'1H0,13•7386' 05 001 051 00i-7 01Z

s a a

:g£ upuonaan 1109 —

:gg mauanaan ITOD —

S

:9f. mai:tallan I103 —

><

:2n mauanaan uoa —

:seg mauanaan uog — :svropar o spaynnouoa S133.1%1

03INIYIN011 0111ISVD13


EL CASTILLORO\IVAIt o

Signos que aparecen solo en la iglesia (21 signos. 38% del total)* /

\ C5

-5.-

*

á

><

1

77

5

F

G

11

J

T

Signos que aparecen solo en las dependcrn•ias de la fortaleza (16 signos, 29% del total)*

+

TT

>-

-<

------f<

*-

L

L

M

T

T

y

L

+

+

rl

M

N

r

F

Signos qme aparecen por toda la construcción (18 signos. :12.7% del total)*

E

>< E

x

r

L.

N

Tr 5

* El recuento se realiza sobre 55 signos, aquellos que tienen frecuencia mayor. Anexo gliptogrófico 4. Distribución.

Canteros especialistas. Son aquellos que realizan trabajos fuera de lo común, los que no se limitan simplemente a la realización de sillares de relleno, sino que llevan a cabo labores de mayor complejidad estereotórnica, como dovelas. escalones. plementos de las bóvedas o de las trompas. piezas de vanos, arquitrabes, jambas. esquinainientos y tostes (anexo gliptográfico, fig. 5). Sus sigilos se erunarcan (.11 los tres grupos referidos anteriormente y todos corresponden a canteros que, a la vez. realizan otros sillares de relleno: esto revela la gran preparación técnica de los trabajadores del castillo. De entre ellos. destacan que además es una marca rectora. ron 43 piezas realizadas en dovelas, jambas y trompas, y m . con 24 tallas en dovelas, escalones y bóvedas. Densidad gliptográfica. Es el porcentaje de signos registrados en mi lugar del edificio con relación al total; en este sentido, existen zonas con mayor o menor densidad, dependiendo del número de signos aparecidos. En la figura 6 del anexo gliptográfico pueden verse los lugares que registran una mayor («ensidad. expresados en un gráfico. Entre ellos destaca la escalera principal con la mayor densidad; en la iglesia y cripta. construcciones que han sufrido intervenciones en sus muros, la densidad disminuye. careciendo la iglesia prácticamente de signos al interior, con toda seguridad debido al repique sufrido para eliminar las pintu-

72

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Signo

Do \ i.la,

1.1,cal1 ra, 11(1s1`(la,

Vanos

1 Diiiiiralw

°lamba,

Fusil,

11'1111111:1,

1

...\.,.,........

-)

..."----....„.....,,

-,

,,

9

14

(, +

1 1

+ +

•) _

TT

3

>--

1

9

-

---).

1

,---

I

a

YAC

1 1(.1;1\ 1.)

1 1

E

E

i i -

L

i

-,,

2

L

4 1

L Lo

)

4

1 •)

M M

1

9_ 9_

M 5

311

.S.

1

T T y

i

1

9_

i 3 -. Anexo gliptográfico 5. Canten, (-1.(•vitilista,.

ras murales que los decoraban. En las dependencias, las mayores frecuencias se constatan en las bóvedas de las salas B' y C, y en la torre NE, siendo mucho menor en el resto de sus estancias, si bien el deterioro de sus facies v la aspereza de su terminación dificultan su recogida exhaustiva.

73

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

%

20,0 -

d e

15,0 10,0

t o t a

5,0

...7' 7,

7":".

77

p.- 7,, 71

rr

0,0 ' " ' '

1

ff

A B C D E F G H 1 .1 1

Lugares IGLESIA A

Ábside, exterior

6,1

B

Muro norte, exterior

3

C

Bóveda cañón

5,4

D

Cúpula, exterior

5

E

ESCALERA PRINCIPAL

15,8

CRIPTA F Bóveda

6,5

C

Escalera norte

5.7

H

Escalera sur

I

Sala

B, bóveda

4,3

J

Sala C, bóveda

5,1

K

Torre noreste

3,3

DEPENDENCIAS

Anexo gliptográfico 6. Densidad.

Similitudes gliptográficas. Algunos signos de Loarre pueden seguirse en otras construcciones; así, podemos citar el caso de la iglesia de Los Muros. de Ayerbe, posiblemente construida hacia 1090,'°2 con la que coinciden los signos T, N , \ y la iglesia de Berbegal, próxima a Monzón y fechada a finales del siglo x1,1" Estas obras nos indican la posicuyos signos coincidentes son: F, 2, L, N, bilidad de que ciertos canteros de Loarre, terminada su construcción, se dirigieran a la fábrica de las mismas.

\.

102. Se conquista hacia 1083: DUETO ARTETA, Antonio, Historia de Aragón..., cit., p. 85. Se dona a Montearagón en 1093: DURÁN GUDI01„, Antonio, El castillo-abadía de Montearagón, Zaragoza, IFC, 1987, pp. 23-25. 103. Proporcionan el dato CANELAS. Á.. y ti \\ \ 1(.1.\ ti:. :\.. Aragón románico, cit., p. 419.

74 Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

b) Descripción del conjunto Las obras de ampliación emprendidas por el rey Sancho Ramírez en el castillo se reparten entre tres zonas de distinta técnica, estilo y disposición, pero todas ellas construidas dentro de su reinado si atendemos a la continuidad constatada en el estudio gliptográfico. Una la compone el conjunto de la iglesia que comprende también la escalera de entrada y la cripta, constituyendo la parte más noble, cuidada y rica en decoración. Otra zona la formaban las dependencias levantadas alrededor de la torre albarrana, posiblemente destinadas a la vida monástica de los canónigos agustinianos y a la guarnición militar, por encontrarse completamente aislada de la zona superior (anexo planimétrico 4), únicamente accesible por la puerta del primitivo recinto de Sancho el Mayor. Es precisamente en ese primer recinto donde se asienta la tercera zona, construida sobre edificaciones anteriores. El conjunto de la iglesia. La iglesia, realizada en el estilo románico clásico o segundo románico, imperante en Europa a finales del siglo xi, es la parte más importante de toda la fortaleza por la perfección de su fábrica, el atrevimiento en sus logros constructivos y la concentración de elementos decorativos. Con toda probabilidad el diseño de la misma estuvo en manos de un maestro distinto al del resto del recinto, si bien los canteros siguieron trabajando en las otras partes, quizá dirigidos por un maestro local; esta gran diferencia de obra se manifiesta patentemente en la unión exterior de la cabecera de la iglesia con el muro este de la fortaleza (fig. 19) y también en el grosor de los paramentos, uniforme en la iglesia y de muy variadas anchuras en las dependencias. La planta es de una sola nave con ábside semicircular orientado al este; por los pies, se adosa directamente al muro del recinto primitivo. Su asentamiento se realiza sobre el antiguo camino de subida, aprovechando su desnivel, donde se coloca la escalera de entrada y la cripta, encajada justamente debajo del ábside, lo que produce al exterior una gran sensación de esbeltez, y acentuada con la existencia de tres contrafuertes de los que parten sendas altísimas columnas, flanqueadas por otras todavía más finas que vienen a potenciar al máximo el verticalismo de la construcción (fig. 19). La entrada al conjunto se practica en el muro sur de la iglesia (fig. 20). Por ella se accede a la escalera antes mencionada; a su izquierda se sitúa el cuerpo de guardia y a su derecha la entrada a la cripta. Girando a la izquierda, al final de la escalera, se llega a la entrada de la iglesia, abierta en su muro norte; a la derecha, un pasillo conduce hacia las dependencias. En el interior, la iglesia presenta una gran unidad espacial, a pesar de su articulación en tres tramos distintos, que son además cubiertos con diferentes soluciones abovedadas. El ábside semicircular se cierra con bóveda de horno, el espacio central con cúpula hemiesférica y el tramo de los pies con bóveda de medio cañón. Sin duda, el mayor interés reside en la cúpula que cubre el espacio central, reservado a un inexistente crucero y lugar preeminente del templo; su prodigiosa altura impacta al visitante con la inesperada sorpresa de su vérti-

75

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 19. Vista del ábside de la iglesia y el uuu•o este.

re,. 29. Áisla exterior de la iglesia desde el sur.

76

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

go. Se asienta esta sobre cuatro arcos torales apeados en sendos pilares de triple esquina, condicionados por los apoyos de los propios arcos y de los boceles e imposta de billetes que los circundan (fig. 21). De esta estructura cuadrada se pasa al círculo a través de cuatro dobles trompas, entre las que se abren otros tantos óculos; al fin, la cúpula se alza altiva, conformando una casi perfecta semiesfera. También al exterior resulta interesante, pues consta de dos cuerpos superpuestos; el inferior es de sección cuadrada y el superior octogonal, realizando su unión por medio de semipirámides que alojan en su interior las trompas. El tramo absidial se organiza en altura en torno a dos pisos de arcadas delimitados por una imposta de billetes (fig. 22). El piso inferior consta de 13 arcos que apoyan sobre 14 columnas; el superior se compone de cinco arcos, abiertos en ventanales el del centro y los dos del sur, y cegados los restantes del lado norte. Tanto las arcuaciones como los vanos son estructurados en arco de medio punto de trasdós abilletado, cobijando un bocel asentado en columnas; las ventanas poseen derrame interno. La cripta (fig. 23), ubicada bajo el tramo del ábside, tiene planta semicircular y se cubre con bóveda de horno. Sus muros se articulan mediante una arquería de cinco arcos de medio punto, sin billetes ni bocel, separados entre sí, que descansan sobre 10 columnas de pequeño tamaño; la línea de impostas es recorrida por una decoración de billetes, que tiene su paralela en otra imposta del mismo tipo que corre a la altura de las claves de los arcos, señalando el arranque de la bóveda. En el interior de dichos arcos se abren ventanas muy abocinadas, con el aspecto al exterior de saeteras. Las dependencias en torno a la torre albarrana. Se realizan dentro del recinto delimitado por la muralla de Ramiro I, la cual se reconstruye ahora en sus partes altas, reponiendo asimismo nuevas ventanas; esto supuso un cambio en los materiales, lo que es particularmente visible en la fábrica actual de la muralla (fig. 15). No sabemos si hubo construcciones en el recinto de Ramiro I, pero, de cualquier modo, parece ser que los restos actuales corresponden al período de Sancho Ramírez, pues, como ya hemos apuntado, sus signos lapidarios coinciden con los de la primera zona. Estas dependencias constituyen un conjunto de pasillos y salas con dos y tres pisos de altura, cuya principal característica es la tosquedad de sus paramentos y el arcaísmo e improvisación de sus soluciones, debidas probablemente al concurso de maestros locales, de técnicas poco refinadas, y llamados a realizar las partes menos importantes de la nueva ampliación. Las características aludidas pueden verificarse sobre todo en la improvisada traza de las dependencias, lo que determina abovedamientos irregulares, pero variados: bóvedas de medio cañón, de arista y de cuarto de cañón. De entre las numerosas estancias, cabe resaltar la sala NE, que utiliza un novedoso sistema de arcos diafragma de medio punto y de gran luz, sobre los que se asentaba un piso de madera; llama poderosamente la atención la existencia de una bóveda de medio cañón, de la que solo quedan indicios en el muro, coloca-

77

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 21. Cúpula de la iglesia y vista parcial de la bóveda absidial.

Fig. 22. Cabecera de la iglesia.

78

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 23. Ábside de la cripta.

79

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

da de forma transversal entre un tramo dejado por los arcos diafragma (figs. 24 y 25). También resulta interesante la organización de gran parte de los vanos en arco de medio punto con dintel dovelado. La zona del patio primitivo. Se trata de un conjunto de construcciones realizadas en el patio del primer castillo, destinado, con toda probabilidad, a residencia real. Las obras pueden seguirse en tres zonas. La primera la constituyó una sala, hoy desaparecida, que se extendía entre la Torre de la Reina y la cocina, paralela al muro nordeste del primer recinto y cubierta con madera sobre arcos diafragma (fig. 9); posiblemente disponía de dos pisos, aprovechando el superior la entrada en alto de la torre contigua y la abierta encima de la cocina (fig. 10). Otro grupo se sitúa en el lado norte; aquí se reconstruye de nuevo la sala E, reutilizando materiales antiguos, pero empleando un sistema de vanos descritos en la sala NE, por tanto, dentro de la época en estudio. Junto a ella se construyó el aljibe. Por último, se acondiciona la parte oeste. Se eleva en ella el denominado Palacio de Sancho Ramírez, sobre una construcción anterior, quizá de Ramiro I (fig. 13). Se trataba de un edificio de planta muy alargada, dividido en dos naves por una fila central de columnas; posiblemente estuviera diseñado para ser cubierto con bóveda de cañón sobre arcos fajones, a juzgar por los restos de columnas adosadas a sus muros. Los muros que quedan en pie son de construcción anterior y se reaprovechan en este momento adosándoles las mencionadas columnas; la parte sur conserva dos ventanas originales, si bien la central, llamada Mirador de la Reina, se abre durante la remodelación (fig. 26). A la vista de los restos actuales, puede conjeturarse que dicho conjunto jamás llegó a terminarse.

Análisis formal a) La introducción del nuevo estilo El estudio de Loarre no se puede deslindar del proceso de formación del románico en general y del de Aragón en particular. Es en el reinado de Sancho Ramírez cuando se introduce la nueva arquitectura del románico clásico por tierras aragonesas, caracterizada por la decoración escultórica monumental, la utilización de la piedra sillar realizada por logias de canteros que a menudo dejaban sus marcas, conocedores estos de una gran diversidad de soluciones constructivas que les permitían elevar edificios de grandes proporciones, resolviendo además el problema de su cubrición mediante atrevidos recursos de abovedamiento y componiendo un novedoso lenguaje formal que en adelante detallaremos. Pero ¿bajo qué circunstancias aparece el nuevo estilo en el reino de Aragón? Este solo pudo encontrar un marco propicio para su expansión, como ya hemos apuntado, a partir del reinado de Sancho Ramírez, y dicho marco propiciatorio vino dado por la apertura internacional del pequeño reino.

8o

Índice


EL CASTILLO ROMĂ NICO

Vig. 24. Interior de la sala nordeste, vista desde el este.

Fig. 25. linerior de la sala nordeste. desde el sur.

Ă?ndice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 26. Muro sur, vista desde el interior.

Ya vimos en otro lugar cómo las relaciones con la Santa Sede comienzan con la llegada del cardenal Hugo Cándido en 1063, emisario del papa Alejandro II (10611073), y también, motivado por él mismo, cómo el rey realiza un viaje a Roma y, a su vuelta, a principio de los setenta, introduce grandes reformas religiosas en su reino. Por otro lado, estos contactos con el papado le sirvieron indirectamente para estrechar sus relaciones con Francia, pues aprovechando el viaje del abad Aquilino de San Juan de la Peña a Roma, se concertaría el matrimonio del rey con Felicia, hermana del conde Eblo II de Roucy, noble del norte francés y personaje influyente en la corte papal, lo que se llevaría a término hacia 1071.104 La relación de Aragón con otros países parece quedar patentizada con la organización, por parte del papado, de al menos dos cruzadas contra el musulmán español. Respecto de la primera, conocemos un documento de 1063 en el que el papa Alejandro II escribe al clero de Castel Vuturno (Campania) afirmando que concede la remisión de los pecados a quienes fuesen a combatir a los

104. UBIET0 ARTETA, Antonio, I lisloria de Aragón..., cit. p. 81: «En el verano de 1071 el rey Sancho Ramírez estaba viudo, cuando el abad Aquilino de San Juan de la Peña fue a Roma a gestionar ante el papa Alejandro II diversos problemas. Dentro de la hipótesis, no sería extraño que el rey aragonés recordase su sometimiento al pontificado hecho en 1069 y las series de condicionantes feudales. Lo que permitiría suponer que en Roma se acordase el matrimonio del rey de Aragón eón Felicia de Roucy, hermana del conde Ehlo II de Roucy, personaje muy importante en la política pontificia de estos años. El matrimonio de Sancho Ramírez y Felicia de Roucy hacia 1071 explicaría que al año siguiente naciese el infante Fernando, muerto prematuramente, y que en 1073 naciese el futuro Alfonso I el Batallador, ya que tenía sesenta y un años cuando murió después de la batalla de Fraga>.

82

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

sarracenos de España y una moneda conmemorativa de la cruzada, que Ubieto cree dirigida hacia Barbastro en 1064. La otra se desarrollaría, diez años después, en 1073, gestada en los últimos meses del pontificado de Alejandro II, y capitaneada por el propio Eblo II de Roucy, cuñado de Sancho Ramírez, lo que demuestra sus estrechas relaciones, extremo que ha movido a Ubieto a suponerla dirigida a Aragón. En 1073, Gregorio VII, siendo ya papa, escribía a los nobles franceses, dispuestos a hacer la cruzada: «no se os oculta que el reino de España fue desde antiguo jurisdicción propia de San Pedro y, aunque ocupado tanto tiempo por los paganos, pertenece todavía, por ley de justicia, a la Sede Apostólica solamente y no a otro mortal cualquiera»."' Otro testimonio, en este caso del abad Suger de Saint Denis, nos dice que Eblo partió para España al frente de un ejército tan numeroso que era digno de un rey, «cometiendo algunas tropelías»."' Si a las influencias culturales de estas relaciones unimos las que sin duda entrarían también a través del camino de peregrinación a Santiago a su paso por el reino,1 Ó' podemos concluir en la hipótesis de que fueran cuadrillas de canteros venidos de Francia las que introdujesen el nuevo estilo en el reino de Sancho Ramírez, formando quizá a otros obreros locales que les proseguirían imitando su estilo. Al parecer, los canteros del norte y oeste de Francia habían conseguido gran fama ya en el siglo x y luego extendida al x1, trabajando la piedra en forma de grandes sillares regulares, lo que denominaban more antiquorum, según constata

105. Vid. JAFFE-LOEWENFELD, Regesta pontificorum romanorum [Leipzig], 1 (1885), n" 4530. La moneda representaba un busto coronado con la tiara y la leyenda «ALEX» y, en su reverso, «IN SPANIA»: en UBIETO ARTETA, Antonio, Historia de Aragón..., cit., p. 55. Sobre el texto de Gregorio VII, vid. GARCÍA VILLADA, Ricardo, Historia de la Iglesia Católica, Madrid, 1953, pp. 386-387 (Biblioteca de Autores Cristianos, 104). 106. De vita Ludorici Grossi, en MICNE, Patrología latina, 186, p. 1260. Citado por GARCÍA VILLADA, Ricardo, Historia de la Iglesia..., cit., p. 441. nota 14. 107. Sobre el influjo del camino de peregrinación y las relaciones entre España y Francia, podemos destacar. entre otras, las siguientes publicaciones por orden cronológico: PORTES, A. Kingsley, Romanesque Sculpture of the Pilgrimage Roads, Boston, 1923; CAILLARD, Georges, «Les comencements de l'art roman en Espagne», Ni, t. 37, n" 3 (1935), pp. 273-308, y Les débuts de la sculpture romane en Espagne: León-Jaca-Compostela, París, 1938; VÁZQUEZ DE PARCA, Luis; LACARRA DE MIGUEL, José María, y CRÍA Rlu, Juan, Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, Madrid, Escuela de Estudios Medievales, 1948 (relaciones artísticas en el capítulo vi del tomo 1);...-MEZ ri, MORENO, Manuel, «Les origines d'un art roman en Espagne._ Actas del XVII Congreso Internacional de Historia del Arte, La Haya, 1955, pp. 91-96; BONET CORREA, Antonio, «Las peregrinaciones a Santiago de Compostela y arte románico», Coya (1961-1962), pp. 128-135; LYMAN, Thomas W. «The Pilgrimage. Roads Revisited», Gesta, vil] (1969), pp. 30-44; DURLLÁT, Marcel, «The Pilgrimage Roads Revisited?», Bulletin Monumental, cxxix (1971); WILLIAMS, John W., «Spain or Toulouse. A half century later observations on the chronology of Santiago de Catnpostela», Actas del XXIII Congreso Internacional de Historia del Arte, Granada, 1973, pp. 558-567; MORALEJO ÁLVAREZ, Serafín, «Une sculpture de Bernard Gilduin Jaca», Bulletin Monumental, cxxxl (1973), pp. 7-16, y «Sobre la formación del estilo escultórico de Frómista y Jaca», Actas del XXIII Congreso Internacional de Historia del Arte, cit., pp. 427-434; Dt;RLIAT, Marcel, «Les débuts de la sculpture romane dans le Midi de la France et en Espagne», csmc, n" 9 (junio, 1978), pp. 101-113; MORALEJO ÁLVAREZ, Serafín, «Modelo, copia y originalidad en el marco de las relaciones artísticas hispano-francesas (siglos xi-x110», V Congreso del CERA, Barcelona, 29 de octubre-3 de noviembre de 1984, Actas, vol. 1, 1986, pp. 89-115.

83

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Conant sobre textos de la época; incluso dicha habilidad parece remontarse a una tradición muy anterior, si consideramos la noticia de que ya en el año 685 la fama de los canteros galos llega hasta Inglaterra, en donde son llamados para trabajar a la localidad de Jarrow." No debe extrañarnos, pues, esta filiación francesa en Aragón, sobre todo atendiendo al caso del monumento más señero del románico hispano, la catedral de Santiago, comenzada por los maestros Bernardo y Roberto con 50 canteros, a quienes Yarza considera, dadas las características formales de la construcción, franceses por nacionalidad o al menos por formación, recordando que incluso las campanas fueron encargadas por Gelmírez a un artista ultramontano." Por tanto, todo nos hace pensar que la introducción del románico clásico en Aragón debió tener lugar durante el reinado de Sancho Ramírez y nunca antes, pues las condiciones históricas para este evento solo fueron favorables en su tiempo. Al hilo de esta cuestión, habría que precisar que, si admitirnos el retraso en la muerte de Ramiro I y el comienzo del reinado de su hijo Sancho Ramírez en 1069, como prueba Ubieto,' y consideramos que la apertura internacional y los cambios en el reino tienen lugar con el comienzo de la década de los setenta, tendríamos el comienzo del marco cronológico para el desarrollo del nuevo estilo. Es sabido que dicho estilo triunfante en Aragón ha sido denominado románico jaqués, por ser la catedral de Jaca, su edificio más insigne, la creadora de un lenguaje formal arquitectónico tipificado como característico y poseedora de un conjunto escultórico cuyas relaciones se extienden tanto a España como a Francia, influyendo así en un círculo geográfico que refleja su impronta y en el que sin duda se encuentra Loarre. La problemática de su construcción, tema controvertido y polémico, viene suscitando desde hace tiempo enconadas discusiones y opiniones contrapuestas entre los defensores de una cronología alta y aquellos que tratan de rebajarla. Dicha polémica comenzó con una publicación de Gómez Moreno en 1934, donde asignaba para las obras de Jaca unas fechas entre 1060 y 1070, basándose en dos documentos, uno en el que se constataba la celebración de un concilio en 1063 y dentro ya del propio edificio de la catedral, y otro, en el que Ramiro I realizaba una donación para el abovedamiento de las naves e indicaba el estado de las obras, iniciadas a un tiempo por la cabecera y la portada occidental. Esta cronología y la sistematización del románico español en torno a ella fue asumida por Camps Cazorla."' Con la nueva fecha, la catedral de Jaca se constituía en el edificio más antiguo del nuevo románico hispano, desde cuyo foco y hacia el oeste, por el camino de peregrinación, irradiaría su influjo hasta Santiago; incluso

108. CONANT, K. John. Arquitectura carolingia y románica, Madrid. Cátedra, 1986 (1982), p. 54; CLAPHAM, A. W.. English Romanesque Architecture before the Conquest, Oxford, 1930, pp. 17 y 40. 109. 'AH/. \ .1 U:VS. Joaquín, Arte .1:- arquitectura.— cil.. p. 180. 110. 1.1awro . Antonio, Historia de Aragón..., cit., pp. 68-76. 111. GÓMEZ Mout:No. Manuel, El arte románico español, Madrid, 1934. pp. 66 y siguientes; CAMPS Y CAMILA, Emilio, El arte románico en España, Barcelona, 1935, pp. 48 y siguientes.

84

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

su antigüedad sobrepasaba la de algunos monumentos franceses, especialmente Saint Sernin de Toulouse. Pronto se alzaron voces de crítica contra esta cronología y, en este sentido, Georges Gaillard se erige en su más conspicuo opositor, refutando la fecha propuesta, al considerar la falta de sincronismo entre el desarrollo de la escultura española y la tolosana. Pero, al margen de la disputa en campo artístico, surge la opinión de Antonio nieto, que, desde un punto de vista exclusivamente histórico. asestará un duro golpe a la defensa de la alta cronología durante el III Congreso de Estudios Pirenaicos de 1958; demuestra que el documento del Concilio de Jaca de 1063 no es sino una falsificación de finales del siglo xl, así como también el documento de donación de Ramiro I, con lo que la cronología apoyada en ellos se revela completamente insostenible; indica, además, que para la datación de la catedral sería necesario considerar la intitulación de la sede episcopal de Jaca, que comienza en 1076 —antes de Aragón—, y el establecimiento de la ciudadanía jaquesa en 1077 —antes tan solo una villa—. Opinión también confirmada por Durán Gudiol."' Sin embargo, otros autores salieron en defensa de la cronología alta. Al respecto, Iñiguez Almench vuelve a apoyar la fecha del 1063 utilizando criterios arqueológicos. Canellas y San Vicente, volviendo sobre la discusión diplomática, reconocen que los susodichos documentos son falsos, pero que recogen datos materiales ciertos. Del primer documento aducen que el falsificador de finales del siglo xI no podía ser tan malo que hablara de cosas inexistentes hace treinta o cuarenta años; mientras que el documento ad opus de Ramiro I, aunque una falsificación del siglo mi, debe de copiar un documento anterior en mal estado, pues no es factible que se inventara la noticia del abovedamiento de la iglesia cuando en su época las naves seguían sin cubrirse; además, aluden a la comprobación arqueológica verificada por Iñiguez de las etapas citadas en el documento.'" A pesar de estas últimas argumentaciones, la historiografía actual tanto nacional como internacional no acepta una cronología tan antigua para la catedral jaquesa. Dentro de este contexto y en el ámbito nacional, Serafín Moralejo se ha encargado de ir desmontándola desde el plano de la investigación escultórica, tratando de afinar las relaciones estilísticas entre Jaca, Toulouse, Frómista y Santiago, para terminar negando la existencia del arte jaqués antes de 1088."4 Pero dejando a un lado por ahora los aspectos escultóricos, a tenor del contexto histórico que antes hemos expuesto, no parece lógica la construcción del

112. GAILLARD, Georges, «Les comencements de l'art...». art. cit., p. 291, y Les débuts de la sculptare..., cit.. pp. 91-95; 111E1'0 AR7ET1. . \ t ›i io. «I.a cal vi I ra I románica de Jaca. Problemas de cronología». Pi. n" 59-66 (1961-1962), pp. 125-137: 1)1 n

Antonio, El castillo de ['parre, Zaragoza. c v \It. 1971, p. 14. 113. Rica EZ ALMENCI I. ['morisco. «1,a cal e, Ira I ,I, L'ea y los orígenes del románico español», PI, n" 8386 (1%7). pp. 179-20'2: I.\ s. A.. y S0\ Vi( ¡NI .-Iragón románico, cit., pp. 121-123.

114. Vid. MORALEJO

HEZ. Serafín_ «l'He sculpture de Bernard Gilduin...», art. cit.; «Sobre la for-

mación del estilo escultórirt) en Fromista y Jaca...», art. cit.; 'La lauda sepulcral de Alfonso Anmírez (t1093)», Actas del 1 Coloquio de Arte Aragonés. Teruel, 1978, pp. 197-218; «fin reflejo de la escultura de Jaca en una moneda de Sancho Ramírez». sstíts, Florencia, 1984, pp. 29-35.

85

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

templo en 1063, cuya erección en esa fecha supondría un anacronismo con el panorama arquitectónico del momento, siendo más plausible el desarrollo de su estilo durante el reinado de Sancho Ramírez, dadas sus relaciones con edificios de su tiempo y, en especial, con el del objeto de nuestro estudio.

b) El estilo de Loarre y sus vinculaciones formales La importancia del estilo de Loarre fue puesta de manifiesto en su momento por el gran estudioso Kingsley Porter: «el castillo de Loarre debe considerarse como uno de los ejemplares más perfectos del arte románico en Europa». Sin embargo, su estilo no nace aislado, sino todo lo contrario, ligado al de la catedral de Jaca y en relación con otra serie de edificios de su círculo, vinculación con lo jaqués ya desvelada por Gómez Moreno y Camps Cazorla.'" Así es que el vocabulario de formas de la seo jaquesa puede seguirse en la iglesia del castillo de Loarre. La articulación plástica del ábside se realiza mediante una doble división: en altura, por impostas ajedrezadas, y en horizontal, por pilastras y columnas. Este ábside se encuentra modificado en su remate; el estado actual se debe a la restauración de Chamoso Lamas, quien sacó a la luz un camino de ronda cubierto por una remodelación posterior a su construcción."6 Posiblemente fuera entonces cuando se mutilara la parte superior en forma de alero, de estilo jaqués, a juzgar por los cuatro canecillos y dos metopas encontrados al derribar la vieja hospedería del siglo xvill y colocados hoy encima de la portada principal, presumiblemente originarios de dicho alero (fig. 29, parte superior). Incluso Katherine Watson ha querido ver en las cuatro ménsulas colocadas en las trompas de la cúpula sendos canecillos trasladados desde la desaparecida cornisa en el momento de su modificación.' '' También las ventanas se encuadran dentro de lo típicamente jaqués; se organizan por medio de columnillas acodilladas soportando un arco con sección de bocel, todo ello en el interior de otro arco con trasdós recorrido por imposta de tacos o billetes. Entre el arranque de los arcos y el capitel, se coloca una imposta de decoración vegetal, también de tradición jaquesa. Asimismo, se constata la aparición de las características bolas que decoran los extremos de los plintos y las escocias de las basas. A todo esto habría que añadirle la relación de su escultura que trataremos más adelante. Por último, la planta de la iglesia de Loarre, de una nave con ábside semicircular, semeja, simplificado, el modelo jaqués de tres naves. Ahora bien, hay que señalar que ambos edificios no fueron construidos por los mismos canteros, pues ni sus signos pueden ser relacionados, ni tampoco su forma de trabajo, que se realiza mediante dos tipos de aparejo en Jaca, uno tosco e irregular en los muros

115. PORTEN, A. Kingsley, Spanish tromanesque sculpture. Nueva York, 1928, p. 80; GÓMEZ. MORENO, Manuel, El arte románico español, cit., p. 79; CAMPS (:\l()111.5El arte románico..., cit., p. 57. 116. CIIAMOSO LAMAS, Manuel, •Revisión de las formas...», art. rit..•p. 395. n" 41 (1978). p. 299. 117. WATSON, Katherine, .The Corbels in the Dome of Loan-y». 118. Kline advierte su relación con Jaca y Toulouse. Vid Kit \ t. lita I Maria, The decorated impost of the rloister of Moissac, Los Ángeles. Universidad de California, 1977. csis doctoral.

86

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

laterales, y otro bien escuadrado con signos lapidarios, que compone ábsides, puertas, pilares y nártex,' mientras en Loarre, en la iglesia, prima la regularidad y perfección estereotómica. Por otro lado, la diferente concepción de la cúpula nos indica el concurso de dos maestros bien distintos: uno el de Jaca, de reminiscencias musulmanas en el empleo del sistema de arcos cruzados y pegado a la tradición románica en la utilización de simples trompas de ángulo para pasar del cuadrado al octógono, y otro el de Loarre, de talante atrevido, audaz y original en el diseño de una cúpula hemiesférica, introduciendo un novedoso sistema de trompas dobles que le permitió el paso directo del cuadrado al círculo, tomando una apariencia próxima a las pechinas. Es precisamente la cúpula de Loarre el elemento que más ha llamado la atención a los estudiosos del edificio. Lampérez y Romea, en 1901, señalaba su interés; hacía también referencia a las pinturas del siglo xvn o XVIII que decoraban el ábside y donde aparecía la iglesia con la cúpula, manteniendo al exterior la forma semiesférica, lo que le confería un aire oriental, aunque probablemente se debiera a la ruina del tejado, lo que permitía ver directamente los plementos de la bóveda. También Porter y Gómez Moreno resaltaron la originalidad de esta cúpula, levantada sobre trompas cónicas y sin precedentes en España ni fuera de ella. Por otra parte, Canellas y San Vicente hacen notar sus influencias orientales. Sin embargo, más recientemente, DubourgNoves, en un artículo de gran aparato crítico, desarrolla la génesis de las torreslinterna románicas a partir de las torres de los mausoleos romanos (en concreto franceses), que servirían de modelo a las torres con cuerpos cuadrados y circulares u octogonales; esta evolución la lleva hasta los cimborrios españoles, de entre los que el caso de la cúpula de Loarre sobre torre linterna —dice— es el primero en su género.'2° Esto centraría más la arquitectura de Loarre hacia el terreno de lo francés. Otras relaciones formales nos acercan la construcción loarresa hacia ciertos monumentos similares en cronología y estilo, y cercanos en la distancia. Así, el diseño de la cripta con pasillo de Loarre encuentra parangón en la de Sos del Rey Católico. También con la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós presenta similitudes en cuanto a su planta, de una sola nave, si exceptuamos el seudocrucero, en realidad dos capillas adosadas, aunque el espacio previsto para la cúpula fuera ocupado por el arcisterium; asimismo, la forma de solucionar los volúmenes de las cúpulas al exterior es idéntica a la descrita en Loarre, consistente en la fusión entre el octógono y el cuadrado, que quedan uni-

119. Los signos de la catedral vienen recogidos por TORRE, Rodrigo de la, Breve memoria de los signos de la catedral de Jaca. Jaca-Valladolid, 1985 (xerocopia sin publicar). Acerca de la forma de trabajo, vid. la opinión de Canellas y San Vicente (Arte románico, cit., p. 124), que siguen a NIGUEZ Francisco, «La restauración de la catedral de Jaca», ARS'', u° 117 (1935), pp. 99-101. Vicente, «La iglesia de Santa María en el castillo de Loarre», HSEE, t. 11. no 102-104 (1901), p. 223. También son de la misma opinión CANILLAS y SAN VICENTE, Arte románico, cit., pp. 168 y 175. Vid. asimismo: PORTES, A. K., y GÓMEZ MORENO, M., El arte románico. Siglos xt y Xf/. &Immo Artis, vol. ix, Madrid, Espasa-Calpe, 1944, p. 101, y DUBOURG-NOVF.S, Pierre, •Des mausolées amigues aux cimborrios romans d'Espagne. Evolution d'une forme architecturale», CM, t. 23 (1980), p. 346. ALMENCH,

120. LAMPÉREZ Y ROMEA.

87

Índice


EL. CASTILLO ROMÁNICO

dos por medias pirámides, lo que resulta patente en la cúpula del arcisterium y en la de la torre. Por último, existen dos edificios a los que Loarre parece influir en algún aspecto. Se trata, en primer lugar, de la iglesia de Murillo de Gállego, por lo que se refiere a la concepción del ábside, tomado directamente del castillo; el otro edificio es la iglesia de Javierrelatre, donde las ventanas del ábside, idénticas a las de la cripta de Loarre, le sigilen incluso en el cegamiento de sus arcos, constituido al exterior por un paramento en el que se abre una fina y larga aspillera.

c) Aproximación cronológica Para la datación de Loarre contamos con munerosos testimonios históricos y arquitectónicos para establecer su fecha ante quem, pero no así la data post quem. Recordemos, como datos históricos importantes, la donación, realizada en 1093, de Loarre y todas sus pertenencias a la nueva sede de Montearagón, fecha a partir de la cual no resulta probable que se siguieran las obras, y, sobre todo, la fecha límite de 1097, en la que los monjes del ~t'así erio loarrés se trasladan al de Montearagón, a partir de la cual todavía resalta menos razonable la continuación de los trabajos en un lugar prácticamente deshabitado, considerando también la pérdida de importancia estratégica tras la caída de Huesca en 1096. También conviene valorar el testimonio epigráfico de una inscripción situada en la portada principal del castillo que viene a indicarnos que, para su fecha, el castillo debía estar terminado. El padre Ramón de Huesca fue el primero vil dar noticia de ella, indicando su correspondencia con una tumba que estaba colocada bajo la misma portada, ofreciendo, además, la lectura de su texto y su correspondiente fecha, que él databa en el año 1095. Otros autores contemporáneos se han interesado por el tema y, así, Isidro Gil, en su monografía de 1913 sobre la fortaleza, proponía la fecha de 1096. Pero pronto comenzó la polémica, pues, en otra publicación de 1915, Gascón de Gotor presentaba la data de 1045, al igual que en otra monografía del mismo año, donde Ricardo del Arco, refutaba las lecturas anteriores, defendiendo la fecha del 1045, modificándola y confirmándola como 1046 en otros dos artículos suyos. También La Figuera dio, en 1919, la lectura de 1045, mientras que Whitehill, que dedica un artículo monográfico al problema en 1928, es partidario de la de 1095.121

121. 11(1.,( \. llaman de. Teatro histórico de las iglesias..., cit., p. 127. transcribe: «I\ DEI \O \II\ E. I

Hist 11 P\\il1.1S Dr. / 1 T1.1.CAS (.)l l 0131T PRI / 181.

/

n" ti (1913), p. 2; 7: (:\surí\

M.C.XXXIII...»: Gil- Isidro. «El castillo de Loarre».

tno, «El castillo roquero de Loar». Estudio [Barcelona] (1915). p. 87: \

/

Go i oit. Ansel-

\ Gut)). llicardo del. «El

castillo de 'marre», ti, t. 6 (1915), p. 82, «Obras y hallazgos en el castillo do. Lomee». tot 111 (enero, 1916). p. 16. y El castillo real de Loarre, Madrid. Librería de busto Jiménez. 1917. I,. 0. ininscrilw: \s D1.11 \ litills I: /

«1\ DIA \ \ : I IIC HE / OVIESCIT EAMVITS DE /1T\ 1A; ‘s : (,)\l oilliT PRI / 1)1E HA \II. \ \ \1111: ()VI/ i.vcEnrr IsTAH LrFERS /ORE T: PATEIT.

1•1(.1

LEZC\w.

Luis de la. E/ mono-

mento tow000d. .. rit.. p. 13; WunTin1,1,. Walter Muir. «An uttirrilmua id 1005 al 1 (1978). pp, 2.-,4-27,5. transcribe: Di

PHI /1)11 NET 11.11

11

\111R1S1\ E / HA

\

/. n "

il

IN; HE /QVIEscil. I \ \ \ 1 \ DE /11:\ i A; \si:05/105111'

\ \ \ III ()VI /

LEGElin• !s

sriss onET

11‘ s AT 00 /

».

88

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Conforme aumentaban los estudios sobre arte románico, se vio la insostenibilidad de la fecha 1045/1046, siendo más plausible la propuesta por Whitehill, por último aceptada por Ricardo del Arco, y con la matización de un año (1096) que planteaban los trabajos más recientes de Durán Gudiol y Canellas y San Vicente.' Por otro lado, de igual modo hay que tener en cuenta las similitudes gliptográficas. Ya advertimos cómo algunos signos de Loarre eran constatados en Ayerbe y Berbegal, lo que nos llevaría a suponer que, terminadas las obras del castillo, algunos canteros se trasladaran a los mencionados lugares. Ayerbe se conquista en 1083 y en 1093 se dona a Montearagón, aunque Esteban, Galtier y García Guatas estiman como fecha límite de su construcción el 1090;'' la edificación de la iglesia de Berbegal se sitúa a finales del siglo x1.124 No existe correlación entre los signos de Loarre y los de su fortaleza hermana, Montearagón, pero, lejos de lo que se ha venido pensando, la coincidencia de gran número de marcas entre dos grandes construcciones solo indicaría que no fueron construidas al mismo tiempo, ya que los canteros no podrían trabajar en dos obras a la vez. Precisamente por eso, la discordancia de los signos en los casos mencionados puede apoyar la hipótesis de su construcción simultánea, especialmente considerando que si Montearagón se construye prácticamente entre 1085 y 1089,'' es absurdo que Loarre se comenzara después. Aún existen otros testimonios que nos confirman las fechas de limitación arriba indicadas. Se trata el primero de la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós, que parece ser que se estaba construyendo hacia 1095'2" y con la que señalamos alguna similitud. La iglesia de Murillo de Gállego es el otro, a la que influye directamente Loarre, edificada hacia 1097 y consagrada en 110012' y que, lógicamente, sería construida después que el castillo, así como la mencionada iglesia de Javierrelatre, también de supuesta construcción por estas fechas.' Lo anteriormente expuesto nos indica, pues, que las obras de Loarre no pudieron alargarse más allá de mediados de la década de los noventa —quizá de la muerte de Sancho Ramírez en 1094— y que seguramente serían comenzadas en la década anterior, aunque, para el establecimiento de la data post quem, será preciso esperar a las conclusiones del estudio de su escultura, realizado en el capítulo siguiente.

122. Ato o 1 C \

Rieardo del, El cadillo-abadía de Laura,. arl mil.. p 17: DI It,Ay Gt Dim.„ Antonio,

El castillo de Loarre. cit.. p. 69; (1 \ mi \s. Á.. y SI\ V ict:\tr. Á.. Irle románico. (•11.. p. 70. 123. 1 Birro ARTET.A., Antonio. Historia de tragón.... mil.. p. 85: 1/1 III\ Cl 0101.. Antonio, El castilloabadía de illoalearagón. cit.. pp. 23-25: 1SII113 \ \ 1.011E\ TE. 1. E: Uu:111111 MA1I'rí, E. y Gmil.\

\T‘s.

M., El aacanienlo del allí, m'armara.... vit.. 11.241. 124. C

\ \ 1:1.I \S. j..

y S1 \ VICIA I ti.

Ira, románico. cil., p. 419.

125. Durante estas fechas Me rooliailo a «milites» y en 1089. por la bula de Urbano II, se convierte en monasterio: Dt II S \ 126.

\ \Lit. \s.

.A momio. El castillo-abadía de Montearagón, cit.. p. 12.

y S\\

II.. Á.. Arte románico. rol.. p. 205.

127. /bidein. p. -152. 128. GO \ l[z Dr

/.11:1.\„ Manuel, «Cinco iglesias románicas de la escuela jaquesati, EEMCI, d 10

(1975), p. 589.

89

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

CONSTRUCCIONES POSTERIORES

El conjunto militar de Loarre arriba estudiado se encuentra rodeado por una imponente muralla (fig. 27 y anexo planimétrico 1) compuesta por lienzos rectos que unen ocho torreones semicirculares, dos de los cuales flanquean una puerta abierta hacia el este, y un añadido cuadrangular que contiene otra puerta hacia el sur, todo ello consolidado en las restauraciones, especialmente en sus partes superiores. El aparejo que la constituye dista mucho de ser uniforme, pues combina distintos tipos de piedras, tanto calizas como areniscas, siendo su forma muy diversa, desde grandes sillarejos en las partes bajas, similares a los utilizados en la ampliación de Ramiro I, hasta piedras de irregular factura más pequeñas y otras realizadas con mayor perfección de talla en las partes más altas; incluso la argamasa que las une varía desde una modalidad con gran cantidad de cal, patente en su color claro, hasta otra con mayor proporción de arcilla, de tonalidad más rojiza. Los aludidos torreones sirven de articulación a las cortinas y de defensa avanzada hacia el exterior; su planta prolonga el semicírculo en algunas de ellas y, en alzado, están abiertas hacia el interior, poseyendo retranqueos en los muros, donde se colocarían pisos de madera; en sus muros se abren aspilleras adinteladas. La puerta este, situada entre dos cubos, posee su vano organizado en dos arcos (fig. 28), uno exterior de medio punto y otro interior, colocado a mayor altura, que aloja un dintel dovelado y entre los cuales discurría el rastrillo de la puerta. La estructura de la puerta sur es muy distinta a la anterior, pues su planta, como hemos dicho, es cuadrangular, ligeramente irregular, con entrada en recodo en arco de medio punto y dividida en altura en dos pisos de madera apeados sobre retranqueos de los muros y reforzados por arcos diafragma. El establecimiento de la cronología de esta construcción resulta muy problemático, debido, sobre todo, a la heterogeneidad de su fábrica. Fue Durán Gudiol quien lanzó una propuesta cronológica, consistente en que, tras la matanza llevada a cabo por Pedro de Ayerbe entre la población de Loarre en el año 1287, la muralla sería levantada para protegerse de posibles nuevos ataques, teoría que apoya Guitart.129 Ahora bien, dicha afirmación puede ser objeto de algunas consideraciones. En primer lugar, extraña la construcción en el siglo xtit de tan magna muralla de tamaña altura, con ingentes torreones de varios pisos para una villa de tan solo una hectárea,'" de mínima importancia urbana y militar, y cuyo reducido número de habitantes quizá ni siquiera sería capaz de defenderla. Por otro lado, hay que advertir que la fortaleza de Sancho Ramírez no pudo quedarse solamente en el recinto antes aludido, ya que no posee la capacidad suficiente de defensa para soportar un ataque; tenía un camino de ronda en la parte superior del ábside, pero este solo era útil en su tercera parte, aquella contigua

129. DURÁN GUDIOL, Antonio, El castillo de Loarre, cit., p. 71: GUITART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, cit., p. 167. 130. Proporciona la extensión GUI'FART APARICIO, Cristóbal, El castillo de Loarre, cit., p. 27.

90

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

Fig. 27. Vista, de izquierda a derecha, de la «Torre del Vigía», cuatro torreones y la puerta baja, desde el oeste.

Fig. 28. Puerta Alta de la muralla, vista desde el interior.

91

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

al camino de acceso (fig. 19), al que no dominaba completamente; además, la puerta del conjunto —la portada del relieve— quedaba totalmente desprotegida al no poseer elementos de defensa vertical, ya que no se puede constatar la existencia de matacanes y la defensa desde arriba quedaba imposibilitada por la presencia de la cúpula (fig. 20). Por ello nos atrevemos a lanzar la hipótesis de que ya el castillo de Sancho Ramírez estaría rodeado de una muralla exterior que lo custodiara en primera instancia, que con toda probabilidad coincidiría con el trazado y forma de la actual. No debe extrañarnos el diseño semicircular de los torreones en época tan temprana, pues posiblemente tuvieran sus modelos en los de las murallas romanas de Zaragoza y aun en la misma Aljafería, recientemente construida y seguramente conocida; no se olvide que ya en el año 1081 comienzan los ataques de Sancho Ramírez a Zaragoza.'" Pero lo que tan solo es una hipótesis adquiere mayor cuerpo al comprobar que la puerta sur contiene signos lapidarios idénticos a los del período de Sancho Ramírez (1Z1 , L, LL, +)"2 así corno la utilización de arcos diafragma corno los empleados en la sala NE del castillo. No obstante, considerando su brusca unión con la muralla, el resto también podría ser añadido en época posterior. La construcción sufriría la ruina varias veces, como indican sus múltiples remodelaciones con los cambios de material mencionados. En el recinto que cierra la muralla, sin duda se levantó la villa de Loarre hasta su traslado en época moderna a su emplazamiento actual. Todo un cúmulo de construcciones arruinadas aparecen allí semienterradas y necesitadas de una excavación arqueológica que determine su disposición, funcionalidad y cronología, al parecer posterior a la etapa de Sancho Ramírez. Entre los elementos visibles hoy. se observa un aljibe, la denominada Torre del Vigía, restos de una necrópolis a su lado, y toda una serie de vestigios constructivos que descienden hasta la muralla. También en ella se observan restos de edificaciones; el torreón cercano a la puerta sur parece que estuvo cerrado con piedra hacia el recinto, incluso en su interior puede constatarse un nicho en su parte este, quizá con finalidad de retrete; en los muros que le siguen se aprecian arranques de arcos y la ruina de una ventana abocinada en la parte superior. Aunque, de todo el conjunto, la parte más interesante resulta la Torre del Vigía ( fig. 27, torre de la izquierda), construcción de planta cuadrada levantada al sureste de la iglesia. De su remate solo se conservaba una trompa en su lado noroeste, sobre cuyo indicio, en la restauración, se realizaron las otras tres restantes, volteando sobre ellas una pequeña cúpula hemiesférica, posiblemente como sería en origen. Posee tres vanos, también reconstruidos; dos, el este y el oeste. geminados con mainel de columnilla con capitel vegetal de gran sencillez, y otro. abierto hacia el sur en arco de medio punto; al interior, solo existen mechinales colocados a tres alturas, quizá utilizados para el apoyo de sendos

131. 1..:13IFJO ARTETA, Antonio, Ikdoria de Aragón.... cit., p. 84. 132. Los sillares podrían ser reaprovechados, pero resulta extraño que sea la única zona de la auraHa. y aun del recinto que encierra, en poseer signos.

92

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

pisos de madera. Durán Gudiol suponía esta torre como parte de una primitiva muralla que rodearía la fortaleza de Sancho Ramírez,'' sin embargo, el hecho de que imite la cúpula de la iglesia y de que no posea signos lapidarios, así corno también la sencillez de los capiteles que presenta, nos hace suponerla posterior a la realización de las obras del citado rey. Además, es evidente que la torre se adosa posteriormente a la construcción que tiene en su lado sur, sobre la cual monta literalmente, no poseyendo tampoco resto de unión con muralla alguna. Sobre su funcionalidad, solo podemos levantar hipótesis, pero no parece que se trate, como la tradición indica, de una torre óptica, pues carecería de sentido cuando la visión es mucho mejor desde cualquier punto del castillo; el hecho de estar adosada a los restos de un edificio de planta rectangular en orientación este-oeste que posee además una necrópolis en los pies, podría darle la apariencia del campanario de una pequeña iglesia, pero la compartimentación espacial y la confusión de elementos dentro de la supuesta iglesia hacen tal hipótesis un tanto atrevida. Como ya advertimos en otro lugar, el castillo se sigue remodelando a lo largo de su historia. Sobre estos acondicionamientos tenemos noticias documentales durante el siglo xiv, según las cuales, entre 1357 y 1381, perteneciendo la fortaleza a Pedro Jordán de Urriés y doña Toda Martínez, se verificaron obras por valor de 3000 sueldos.'" Sin embargo, ni de los documentos puede extraerse en qué consistieron las modificaciones, ni en la fortaleza quedan restos de otros estilos posteriores al románico que nos hablen de una actuación de envergadura, por lo que, en todo caso, dichas obras consistirían en la consolidación o remodelación de lo existente con materiales reaprovechados y sin un estilo definido.

ASPECTOS CASTELLOLÓCICOS

A pesar de que la importancia castellológica de Loarre ha sido ya ensalzada por casi la totalidad de la historiografía dedicada al estudio del edificio, quisiéramos, no obstante, resaltar aquí dicha preeminencia, especialmente en el contexto de la evolución tipológica de las fortalezas. En este sentido, dos son, a nuestro modo de entender, los aspectos dignos de reseñar sobre el terna en cuestión: que Loarre es uno de los más antiguos castillos románicos de Europa construidos en piedra, sin olvidar que también es de los mayores en tamaño y complejidad, ya en su primera fase, y que también es uno de los primeros en adoptar las salas adosadas a los muros, rompiendo la exclusividad habitacional del donjon. Respecto del primer punto, es preciso señalar que los castillos románicos configuraron una tipología propia, consistente en un recinto amurallado de contorno irregular —por su adaptación al terreno—, presidido por una gran torre o don-

133. Duttl Gtmt. Antonio, El castillo de [marre, cit., pp. 68-69. 134. Extrae la noticia por primera vez y 1u-espina los documentos: ARCO V CARAY, Ricardo del, El castillo real de Loarre, cit.. pp. 59, 100 y siguientes. Recoge la noticia DIRIN Guntot., Antonio, El castillo de Loarre. cit., p. 71.

93

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

jon —keep, en inglés— y que obtuvieron gran desarrollo y proporciones especialmente en Inglaterra y norte de Francia durante los siglos xi y xu.135 Pero ¿cuáles fueron sus modelos? Parece que estos se encontraban en anteriores fortalezas de madera. La Alta Edad Media no había conocido en general otras defensas que los restos de las propias murallas romanas, levantadas a finales del siglo ui para contener las invasiones bárbaras. Las primeras fortalezas auténticamente medievales no se atenían al concepto de castillo propiamente dicho,' sino que más bien eran enclaves defensivos construidos a base de materiales perecederos. Ciertas excavaciones llevadas a cabo en Gniezno (Polonia), Trelleborg (Dinamarca) y Husterknupp (Alemania), por citar tan solo los ejemplos más significativos, han exhumado restos de fortalezas datadas en el siglo x y construidas con madera, barro y arena."' No obstante, ya durante ese siglo, los ejemplares de madera se combinan con los primeros castillos pétreos; datan de aquella fecha: parte del muro del Chatean Coudray (en Chinon, Francia) y las fortalezas Rüdesheim sobre el Rhin, como Oberbur y Niederbug, esta última en torno al año 1000.1' Así, hasta el siglo x, aunque perviviera mucho tiempo después, la madera fue el material más utilizado en la construcción de asentamientos defensivos. El ejemplo más extendido por Europa en este período es la llamada fortaleza de mota y bailey, que aprovechaba una loma para la colocación de la mota o torre de madera rodeada de una empalizada y circundado todo ello por el bailey, compuesto de una segunda empalizada y un foso, y unido a la mota por un puente.'3" Este sistema de mota y bailey constituirá el precedente tipológico de los keeps o donjons en piedra y de la estructura general de los castillos románicos. En un texto de Lamberto de Adres,'" podemos observar la disposición interior de una de estas torres, en la que existían varias plantas: la primera

135. ANDERSON, Williams, Castillos de Europa, Barcelona, Luis de Caralt, 1972 (1» edición, Londres, 1970). En el nomenclátor de su obra, considera la palabra donjon como derivada del término latino dominas y, arquitectónicamente, lo define como el edificio que albergaba al señor y su familia. 136. Vid., para terminología en general, VILLENA, Leonardo, «Glosario de términos castellológicos medievales en lenguas románicas», CE [Madrid], n° 71 (1971). Para Aragón: ESTEBAN LORENTE, J. F., y GARCÍA GUATAS, M., «Fortificaciones cristianas y ordenación fronteriza en el siglo xt: forma y función de la arquitectura militar», Actas del I CM, Teruel, 1978, p. 68, y GUITART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, vol. 1, Zaragoza, Librería General, 1979, pp. 17-21. Dicha terminología varía localmente, a juzgar por los términos hallados en la documentación sobre ciertas fortalezas en concreto; vid., por ejemplo, el caso de las Cinco Villas (Zaragoza): MARTÍNEZ PRADES, José Antonio, «Aportaciones al estudio de la arquitectura militar románica: las fortalezas de las Cinco Villas», REO' [Ejea de los Caballeros], 1 (1986), p. 88. 137. Para Gniezno vid. RUSZECKI, A., «Castles in Poland», n° 19 (1965). Para Trelleborg, ANDERSON, W., Castillos de Europa, cit., p. 41. Para Husterknupp, HERNBRODT, A., Der Husterknupp, vol. 6, Colonia, 1958. 138. Vid. CaozET, René, «Chinon», CAF, VI Sesion, Tours, 1949, pp. 342-351, y Flon, Kleine Kunstgeschichte der deutschen Burg, Darmstadt, 1965, p. 18. 139. ANDERSON, W, Castillos de Europa, cit., p. 51. 140. ARMITAGE, E. S., The early norman castles of the British lsles, Londres, 1912, pp. 89-90 (texto tomado de Monumento Germanice Historia, XXIV, p. 624).

94

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO

se dedicaba a bodegas y almacenes; en la segunda, se disponían los alojamientos de los residentes y la sala con el fogón; en la tercera, se ubicaban los desvanes; la última constituía la capilla. Entre las primeras conversiones a la piedra, se encuentra el castillo de Langeais, edificado por Fulk el Bueno hacia el 955)4' Este mismo proceso de adaptación de la madera a la piedra, aunque en edificios más modestos, se produce en los reinos cristianos hispánicos, iniciándose en el siglo x'42 y consolidándose definitivamente durante el xi. Numerosas son las muestras aragonesas, entre las que sin duda descuella Loarre. En este contexto, Loarre se erige en una de las primeras fortalezas hispanas levantadas en piedra, y la antigüedad de su primera etapa incluso lo sitúa por delante de importantes castillos-donjon europeos, como la Torre de Londres (década del 1070), el castillo siciliano de Adranó y el sajón de Harzburg (construidos antes del 1100).13 Es cierto que existen en España torres de piedra cuya antigüedad remonta la de nuestra fortaleza, como la susodicha Torre de las Campanas de Alonso V (995-1027) en San Isidoro de León, ciertos castillos lombardos catalanes o los más próximos aragoneses de Fantova (1015) y Abizanda (1023), pero se trata de simples torres con reducido recinto circundante, no comparables al conjunto de Loarre, de gran extensión y complejidad. Respecto a su estructura, Loarre se inscribe dentro de la morfología que Lampérez y Romea denominó castillo-abadía,144 con iglesia y salas para albergar a los monjes, reuniendo por ello un cúmulo de construcciones que aunaban el monasterio con la residencia real en una peculiar simbiosis. Los castillos de Montearagón (1085-1089) y Monzón (1089),145 también elevados en tiempos de Sancho Ramírez, corresponden a esta tipología funcional, aunque en su estructura actual, muy transformada, no podamos vislumbrar lo que fueron en su momento. Dentro de la aludida complejidad de Loarre, hay que hacer distinción de sus etapas para comprender mejor sus aportaciones; no vamos a volver a insistir en ellas ni a reincidir en los elementos ya descritos, tan solo reseñemos ciertos aspectos estructurales de gran trascendencia arquitectónica. En la etapa lombarda, su planta, como es sabido, se configura al modo de los castillos románicos, con donjon —torre del homenaje— y recinto; ahora bien, es necesario exponer ciertas originalidades. La primera se refiere a la torre albarrana, o torre exenta fuera de

141. Vid. LESSEUR, E, «Le cháteau de Langeais», CAF, VI Sesion, Tours, 1949, pp. 378-385. 142. ESTABLES ELDUQUE, José Arte románico, castillos, monasterios..., cit., p. 125. 143. La Torre de Londres fue construida por Guillermo el Conquistador, basada en el palacio ducal de Rouen, posiblemente el representado en los tapices Bayeux: ANDERSON, W., Castillos de Europa, cit., p. 53. El castillo de Adranó fue levantado por el normando Roger I (1031-1101); el de Harzburg, por Enrique N (1056-1106), ibidem, pp. 61 y 66, respectivamente. 144. Vid. LAMPÉREZ Y ROMEA, Vicente, «El castillo-abadía en la región pirenaica española», Actas del II CHCA, Huesca, 1922, pp. 295-305, vol. 1. Guitart lo llama «castillo-convento»: GITITART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, cit., p. 30. 145. El castillo de Monzón se conquista en 1089 y de esa fecha debe de ser la torre del homenaje actual, si bien el resto de las edificaciones fueron realizadas por los templarios entre la segunda mitad del siglo XII y principios del XIII: CUITART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, cit., pp. 175-180.

95

Índice


EL CASTILLO ROMÁNICO la muralla y unida a la del homenaje mediante un puente. Aquí aparece patente la tradición musulmana, tan próxima geográficamente. En este sentido, el propio Williams Anderson admite la transmisión de su influencia hacia los países de Europa occidental, indicando como una de sus causas la llegada a aquellos territorios de los moros capturados en la toma de Barbastro (1064), entre los que se encontrarían constructores,'" afirmación sin duda exagerada por lo que se refiere a Europa, pero aceptable en lo que respecta a España y más aún a Aragón. También llama la atención la colocación en la muralla de torres de ángulo para proteger los flancos con mayor efectividad, sistema desconocido en los castillos románicos del siglo xl;" del mismo modo debió de influir en este caso el sistema de fortalezas torreadas musulmanas. Es en tiempos de Sancho Ramírez, como ya se ha expuesto, cuando el castillo alcanza mayor desarrollo y multiplicación de formas. El influjo musulmán parece seguir patente, tanto en la puerta baja de la muralla, diseñada en recodo, como en el propio sistema de salas, constatadas en las zudas del valle del Ebro.'x Son precisamente las salas y su forma de cubrición, con arcos diafragma, los elementos novedosos que Loarre aporta a la arquitectura románica y que tendrán una extensa difusión posterior. La sugerencia palacial y el uso de dicha cubrición fue ya resaltado por Philippe Araguas y Cristóbal Guitart, para quien podría haber servido de modelo a los arcos diafragma de Biel y Sádaba.'" Según lo referido, Loarre se adelanta al tipo de salas que incorporará la nueva tipología «Felipe Augusto», sustitutoria de la planta románica, que hacia el 1200 impone un plan cuadrangular con torres de flaqueo, adarves y salas adosadas a los muros, cuyos máximos ejemplares son Villalba de los Alcores (Valladolid), la zuda de Lérida y los magníficos ejemplares aragoneses de Sádaba y Alcañiz.'" Los arcos diafragma loarreses, por contra, no parecen incidir directamente en esta nueva morfología, más bien afectada ya por el influjo cisterciense.

146.Sobre torres albarranas puede consultarse: TORRES BUBAS, Leopoldo. «Las torres tilbarranas», Al Andalus, xviii (1953). Vid. asimismo ANDERSON, W., Castillos de Europa, cit., pp. 60-70. 147.Así lo estima GUITART APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, cit., p. 174. 148.Sobre las zudas vid. TORRES BALBÁS, Leopoldo, «Bab al-Soda y las zudas de la España oriental», Il Indo/ s. XVII (1952). 149.AliAla \ s. Philippe, «Les cháteaux de la frontii.:re aragonaise au siécle», 1111, t. 18, n" 5 (1973), p. 201; Ci n'un- APARICIO, Cristóbal, Castillos de Aragón, cit., p. 160. 150.Para la tipología «Felipe Augusto» puede consultarse: MARTÍNEZ PaAnEs, José Antonio, «Los castillos románicos y la tipología "Felipe Augusto": su reflejo en las fortalezas aragonesas», HFB, Huesca, lEA, 1987, p. 46 y siguientes. Para Sádaba, vid. MARTÍNEZ BIEN \ C k. mAiniNEz PRADES, J. A., y RUBIO SAMPER, J. M., «Las marcas de cantero en 11 castillo de Sádaba». Artes da (ICS. 1982, pp. 89100. Para Alcañiz, JIMÉNEZ ZORZO, J.; MARTÍNEZ. Bt ENAGA, 1.; MARTÍNEZ l'HADES I A., y Millo SAMPER. J. M., El castillo de Alcañiz, Teruel, IET, 1998 (Cartillas Turolenses, 19).

96

Índice


Si 12952

6o22

Si

99

13119

15551

C6 9J •/"..

49-

Ar

13588

52. 2926

.J '8J /221.2 1.19 15°84

:: e '155 08 L * UY"

4

.1/55

f2:818, 8i.

8

611°-P 1, " *--

,.,..,,,,-

't9›.›. :.1

125'9

/N-,1"›—•—•

-,Pe

12819

/2910

1°Z\ JE ,25s 5 '1,:511 08

e 124'29

/23'21

113

8613

1/24.3 ny Si

n,

e 10854

ri

rrkT:

U., 165 62•226 1015.4 '

ESCALA 1 lusa

152.7'

2•,,GC

011 2 3 4 5 6 7 8 9 10.5

Índice Anexo planimetrieo 1. Plano general de la fortaleza. Equipo de Pons y Sorolla.


Torre W

T. Homenaje' (al barrana)

T. de la Reina"

Capilla ESCALA 1:100 Ă?ndice Anexo planimĂŠtrico 2. Primer recinto de Sancho el Mayor. Dibujo del autor sobre el plano general.


Escala 1.100 Índice Anexo planimétrico 3. Ampliación de Ramiro I. Dibujo (Id autor sobre el plano general.


,..i 1 pSnP` ( j-11 (1_17 5E/55 "'E 'LC125455789

.S W. surto 15,5, 145.69

_ESCALA, lino MINISTERIO DE LA 9111END` E .M.E.-ECKEI SEN5KAL SE .57.G1.1TE E- JE A ....91 e?, ."...9.,:.,ACES Cé . 5,7:.S .1.' .9:75.5,2,

5 +. CCION

-'•".S315

ris91,

154 25

J514I 1 53301. •• •9263— .

les-

'.91

i li420 r 2r V-1 5044

15484

155

15.530

1:11

IGLESIA DE SANTA MARIA 1

TORREON DESAPARECIDO

T4

111:11."19 )91..909 5 A. • 91:. LA 11.5 IMS5

loop 1:11111:511: • • •

:21.0.1.1111111

Anexo planimétrico 4. Época de Sancho Ramírez y posteriores. Equipo de Pons y Sorolla.

Índice


2

P 5O5

Pral. y Cripta glEZ

.54 . 0

til, _ 5 .... "4 IP

11 I I. • • .

44 -14..... Ii.T.:01-Mla tri. ..,

I>

011

ik.1 ..1 u,1.. .., ti lo re,

„Av 0

1 e

,1. . ,....1 1 i., 1 5. ,4

17:: re. le e 1 all ..#41 0 4 _1. alw. 44

, -40,0 41 igho"I'" 4 11 ll''l iii

II .II

11

.110,. i.5,1"ii

Iglesia y 125 pisos

Índice Anexo gliptográfico I. Plano general. Sobre dibujo de F. J. Bolea Aguarón.


ESCULTURA


h I

.1. a • !

1

.

9% •

II

u

.• vI

1

.'

iJ

9

••

yy'

•• ▪•

1

91.

•: .• • I.

a.

•.• • 1.' ••• •

••

1

J I

. .

••

' .•

A

I

:•••

•••III= •

.

. .. • I-. • .1' • .•.1.. L. • . • i 1 Ii . .TI

••••-

• •

"

.

.

ri:

.•

.

1

.

• E l. I •• •

.• •

..

. :

..•

. .

• ..

.••• 1 ,' 1

lir

1. •• I

•••

••

‹.

9

... .

• 1. - A. ,• I ••. .1 • •

▪-1 In ..• .. 1.. ..

•I •

II:

1. .

if•

.

r• •

á

• •

1.• •

.• •.•

• .Z

l• •• • •

• I • •

•• • • i

••••: •

••

p •

II

▪. .

r

••1

1.

•! • 1

r.•

• ••

. •

' • • r. L'51

I

.•

9. •

L

I

ti


LOS ESTUDIOS SOBRE LA ESCULTURA DE LOARRE

Al constatar la bibliografía de la fortaleza, lo primero que nos sugiere es la ausencia absoluta de un serio estudio sobre su escultura, uno de sus principales valores. Respecto de las monografías existentes, va advertimos en otro momento de su marcado carácter historicista y divulgativo, alejadas comúnmente del estudio artístico y carentes, muchas de ellas, de aparato crítico. Tratan el tenia escultórico de una forma tangencial, con leves referencias comparativas a otros monumentos. Algunas de estas publicaciones poseen, no obstante, el mérito de la precocidad en el establecimiento de sus relaciones con otras obras. Así, en el temprano año de 1913, Isidro Gil detectaba el parecido de algunos capiteles con los de San Isidoro de León y Frómista, observando en otros la impronta clásica o su estilo «mahometano». En 1917, Ricardo del Arco los clasificaba en «orientales, clásicos y arábigos», aventurándose a descifrar la iconografía de algunos capiteles absidiales y reconociendo una cierta relación con Moissac. En un trabajo muy posterior (1968), el mismo autor vuelve sobre el tema escultórico, viendo en el relieve de la portada el estilo de Moissac Bari-Módena, siguiendo a Porter, mientras las similitudes en los capiteles las establece con San Isidoro de León, Santa María de Santa Cruz de la Serós y la propia catedral de Jaca, con la que coinciden las impostas. Otros trabajos más recientes los constituyen las monografías de Durán Gudiol, de gran peso histórico. pero desasistidas de un estudio artístico; de 1971 y 1981, son de texto similar y llama la atención la importancia concedida a la relación con Santa María de Iguácel, llegando a la sorprendente afirmación de que el escultor de aquella trabajase después en Loarre; reconoce también influencias de Toulouse y musulmanas.' El resto de las monografías loarresas, en otro capítulo analizadas, no realizan aportaciones al tema de la escultura, por lo que se ha obviado su cita.

151. GIL, Isidro, «El castillo de Loarre», AE, n" 6 (1913), p. 295; Aacot G \ 11 N. Ricardo del, El castillo real de Loarre, Madrid, Librería de J. Martínez, 1917, pp. 16-18; ARco ; GARAY, Ricardo del, «El castillo-abadía de Loarre»„sm, n" 13-14-15 (1968), pp. 18. 24 y 25: DURA:s1 CI nloi„ Antonio, El castillo de Loarre, Zaragoza, Guara Editorial, 1981, p. 69 (1" edición VII 1971. ( Ina).

99

Índice


LOS ESTUDIOS SO1311E I.A ESCI I El

I.DARUL

Como puede observarse, las obras monográficas son poco explícitas en cuanto al estudio de la escultura; incluso proporcionan menos información que otras publicaciones, manuales o artículos específicos, que citan Loarre de forma marginal o como una parte más dentro de su conjunto. En este grupo (le publicaciones, no referidas exclusivamente a Loarre en su conjunto, analizaremos, en primer lugar, las aparecidas en la primera mitad de siglo. En el artículo de A. K. Porter sobre Iguácel de 1928, es donde se cita por primera vez la fecha de 1095 de la portada' corno data ante quem para la realización de la escultura; se relaciona el estilo de los capiteles con Santa Cruz de la Serós, León y Jaca, y una imposta con cabezas aladas, con la portada (le Monópoli en Apulia. En su obra sobre la escultura románica en España, también del mismo año, afirma que las esculturas de las portadas laterales y nave central de San Isidoro son parecidas a algunas de Frómnista y que la misma escuela trabajó en Loarre.''' Por contra. para Mayer (1931), es exagerada la importancia que se le ha dado a su escultura. Gómez Moreno, en 1934, la juzga derivada de Jaca, pero con influencias de Saint Sernin de Toulouse y motivos árabes, aunque supone los dos últimos tramos de la iglesia del siglo xii. Camps Cazorla (1935), que sigue al anterior autor, la considera nula réplica de Jaca. Porter y Gómez Moreno, en el Summa Artis de 1944, creen la cripta anterior a la iglesia superior e inciden en la idea de que el estilo de unos capiteles proviene de Jaca y el de otros de Provenza. Gudiol Ricart y Gaya Nuño„ (.11 Ars Hispanice (1948), opinan que la iglesia debió de terminarse antes del siglo .\a. estableciendo relaciones estilísticas con Jaca, Toulouse, Moissac, Agen. Saint Sever y otros monumentos del sur de Francia, precisando que los elementos más finos no derivan de Jaca, sino directamente de Francia.' También la historiografía francesa ha dedicado interesantes referencias a Loarre. En este sentido cabe destacar a Georges Gaillard, que, va en 1935, incluía su escultura en la escuela de Jaca y denotaba sus relaciones con León, tesis que mantiene en su libro de 1938 y a las que añade, en un artículo de 1961, vinculaciones con Moissac, relacionando algunos de sus capiteles de hojas curvas con otros de Loarre. Asimismo, Marcel Durliat (1962) expresa una opinión simi-

152. PouTEit, Arthur Kingsley. «Iguacel r uin more romaitesque art of Aragón». inc. (1928). pp. 115127, traducción de María Úrit•ti Ibarra. revista I -nirersidad (1929). p. 157. Coincide Imullién en la lectura (le la portada Williff Hit. Walter Mnir. (1928), p. 254.

inseription of 1005 at Loarre»„`ypecolum. t. 3

153. Vil'. Inurns. 1. K.. Sprutish Rowattespw Srulpture. \tit•V;t lnrk. 1028. 154. \I\1Es, Augusto I... El arfe nonánico esprit-1'd. ñol.

estilo romúnico eh España. \latIritl. 1031.1i. 03: GóNiEz \10RE\0. Manuel. CE11. 1034.11.

Barcelona. Labor. 1035. p. 58: P0111'111.

( \ IPS :

k. Emilio. 1:7 allí'

IIIIM;(1fra espa-

k. y (;inniz Nloin \o. 11.. E/ orle rontánierL en Summa

Arlis, vol. IN, Madrid. Espasa-Lalpe. 1044. p. 101: (;\\ \ \u..1..\...1:1. Dio]. vsetrnitra ro/mí/tiras. vil 11..1 lispaniw. t. I\. Nlatlyid. Plus Iltra. 1948, p. 135.

100

Índice


LOS ESTUDIOS SOBRE LA ESCULTURA DE LOARRE

lar, reafirmando sus relaciones con Jaca, León, Toulouse y Moissac. y datando la obra a finales del siglo xi o principios del xu.'" Otro investigador extranjero, como es el profesor L'y-man, realiza sustanciosas referencias a la escultura loarresa en su artículo sobre los caminos de peregrinación de 1969; cree que los capiteles de la cripta son similares a los realizados en Saint Sernin después de 1083, acepta la fecha ante quem de 1095 para la iglesia y compara sus esculturas con las de la iglesia de San Isidoro. Frómista y Jaca, resaltando el gran papel de Loarre en el desarrollo del románico.'"' Desde los años setenta hasta hoy, han aparecido varias publicaciones que reafirman las ya expuestas relaciones con Jaca y Francia. Es en 1971 cuando se publica el Aragón románico de Canellas y San Vicente, en el que confirman las relaciones con Toulouse. En 1972, García Romo vuelve a incidir sobre las relaciones con Toulouse y Moissac, unidas a la tradición musulmana que, proveniente de la Aljafería, llegaría hasta Francia a través de Loarre; afirma la existencia de un escultor que trabaja en Jaca y en Loarre y establece relaciones concretas en cuanto a los leones de Frómista, Jaca y Loarre. Por su parte, Serafín Moralejo ahonda más en estas conexiones en dos artículos publicados en 1973; el estilo de Bernardus Guilduinus, escultor tolosano, caracterizado por los pliegues dobles en los paños, se daría en Toulouse, Jaca y Loarre, donde observa varias tendencias: Toulouse —especialmente en las ventanas altas de la iglesia—, Moissac, elaboración propia degradada e influencia de Jaca —portada de la escalera—; sitúa, pues, Loarre dentro del área de influencia Frómista-Jaca. Por otro lado, Ruth Maria Kline, en su tesis doctoral sobre las impostas de Moissac de 1977, precisa que las de Loarre no derivan directamente del monasterio francés, sino antes de Toulouse v Jaca.'' Otro artículo monográfico de Katherine Watson (1978) sobre las ménsulas de la cúpula de Loarre, relaciona estas con Guilduinus, y la mesa de altar de Saint Sernin con las impostas aladas del castillo y con ciertos capiteles de la parte sur, para concluir que dicho artista pudo trabajar de visita en la fortaleza)" Por último, Serafín Moralejo realiza ciertas precisiones sobre Loarre en algunas de sus publicaciones. Llama la atención sobre la recepción de modelos anti-

155. GAILLARD, Georges, «Les comencements de l'art roman en Espagne», Bit, t. 37 (1935). pp. 5152; Les débuts de la sculpture romane espagnole: León-Jaca-Compostela, París, 1938, y «El claustro

y el pórtico de Moissac», co, n" 43-44-45 (1961), p. 27. N'id. asimismo Dtsuvr, Marcel, El arte románico en España, Barcelona. Juventud, 1964 (1" edición en 1962). p. 20.

156. LYMAN, T. W. «The Pilgrimage Roads Revisited», Gesta. VIII (1969), pp. 40-41. 157. CANELLAS LOPEZ, Ángel. y S \\ VILENTF. PINO, Ángel. /1rogón. España románica, Madrid, Encuentro, 1979 (1' edición en 1971. en Zodiaque), p. 177: GARCÍA ROMO. Francisco. «Metamorfosis en la escultura románica», Go, 6" 43-44-45 (1961), pp. 41-42:N10RA ÁlY \ Serafín. «Une scu]pture do style de Bernard Coildoi» i Jaca». MI, t. 131,1 (1973). pp. 9-10: Mou \ LER), Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico de Frómista y Jaca», Actas del XXIII (111.1, Granada. 1973. p. 433: KLINE, Ruth Maria, The decomted Inpost of the Cloister of illoissac, tesis doctoral leída en la Universidad de California, Los Ángeles, 1977. 158. WATSON, Katherine, «The corbels in the Dome of Loarre», iwet, n" 41 (1978), p. 300.

ICH

Índice


LOS ESTUDIOS SOBRE LA ESCULTURA DE LOARRE

guos en el edificio, en concreto en un capitel al exterior del muro norte, con dos putti; afirma la presencia de escultores de Loarre, junto con los de Jaca, en la segunda campaña de la catedral de Santiago de Compostela (entre 1100 y 1105), y reconoce en la escultura loarresa una «entreverada estratigrafía» e incluso fórmulas «que prefiguran desarrollos ulteriores al marco cronológico —entre 1080 y 1100—», para terminar concluyendo en la existencia de numerosas hibridaciones entre la tradición jaquesa y tolosana.'" De todo lo anteriormente expuesto pueden inferirse las inextricables relaciones de los estilos de Loarre con Toulouse, Moissac, Frómista, Jaca, Santiago y San Isidoro o, dicho de otro modo, con la escultura del Camino de Santiago en las últimas décadas del siglo xi y principios del xii. Es por ello y ante la complejidad de las relaciones formales y la controversia que suscita la datación cronológica de las diferentes campañas y edificios, que resulta obligado exponer a continuación un estado de la cuestión sobre el camino de peregrinación.

159. MORALEJO, Serarm, «La sculpture romane de la cathédrale de Jaca. États des questions>, cskte,

n° 10 (juin 1979), p. 89; «Un reflejo de la escultura de Jaca en una moneda de Sancho Ramírez», &sus, Florencia, 1984, p. 32, y «Modelo, copia y originalidad en el marco de las relaciones artísticas hispano-francesas (siglos xt-xiii)», Actas del V CEHA, vol. 1, Barcelona, 1986, en las notas 25 y 26 de la p. 96 establece las influencias estilísticas de varios capiteles.

102

Índice


OTROS CONJUNTOS DEL CAMINO DE SANTIAGO Y SU PROBLEMÁTICA

Comenzaremos nuestro análisis por el taller más próximo geográfica y estilísticamente a Loarre: la catedral de Jaca. Su cronología ha sido tradicionalmente basada en algunos documentos de dudoso valor, ya analizados anteriormente, sobre los que ha recaído la polémica historiográfica. Por otro lado, existe además un documento conocido como «testamento de Doña Urraca» o donación ad laborent"' que, a pesar de no contener fecha alguna, ha sido situado en el año 1094, por citar la muerte de Sancho Ramírez. Dicho testimonio ha servido de apoyo a los detractores de la cronología alta; en este sentido, cabe señalar a Roberto Salvini, que lo toma como fecha post quem para las obras jaquesas, con lo que discrepa Moralejo, quien piensa que se refiere a las obras en curso, comenzadas con anterioridad. También Durán Gudiol, con otros argumentos, viene a defender en 1973 una cronología muy tardía para la seo jaquesa: por la inscripción que existió en una capilla, que el autor identifica con el ábside norte, supone que la cabecera todavía no se habría concluido en 1105, alargándose sus obras quizá hasta 1139.1" Sin embargo, parece ser que la comparación estilística obliga a centrar la cronología jaquesa en un lugar intermedio entre las apreciaciones sorprendentemente tempranas y aquellas otras excesivamente tardías, para poder establecer a su vez un cuadro más o menos coherente entre las vinculaciones de los diferentes edificios que fueron objeto de un mismo influjo artístico. En este sentido, señalemos que, ya en 1967, Lyman detectaba en las tribunas del transepto sur de Saint Sernin un capitel en el estilo de Frómista-Jaca, realizado por Bernardus Guilduinus o un discípulo —segundo maestro marmolista, le llama— activo entre 1083 y 1096/1098. Complementando esta interesante relación, Serafín

160. Se conserva en el Archivo Histórico Nacional, Santa Cruz de la Serás, leg. 401, 12, 2. 161. SALVINI, Roberto, Medieval Sculpture, Londres, 1969, p. 321; MORALEJO, Serafín, »Une sculpture du style de Berma Guilduin...», art. cit., p. 8, nota 5. Ubieto opinaba que las obras debieron quedar interrumpidas en 1096, con la conquista de Huesca o, todo lo más, en 1098, con el traslado de la sede episcopal a dicha ciudad: UBIETO, Antonio, «La catedral románica de Jaca. Problemas de cronología», PI, n° 59-66 (1961-1962), p. 137; DURÁN GUDIOL, Antonio, Arte altoaragonés de los siglos x y xt, Sabiiiánigo, CAZAR, 1973, pp. 50-51.

t03

Índice


OTROS CONJUNTOS DEL CAMINO DE SANTIAGO Y SU PROBLEMÁTICA

Moralejo sacó a la luz en 1973 un modillón del ábside mayor de la catedral de Jaca ejecutado en el estilo de B. Guilduinus.">2 También por las mismas fechas (1973) se operan cambios fundamentales en concepciones que habían estado tradicionalmente vigentes. La fecha del 1063 para el panteón de San Isidoro dr León es desmentida y retrasada por John Williams, quien establece su construcción entre 1072 y 1101, situando la edificación de la iglesia en la primera mitad del siglo xii. Por su parte, Serafín Moralejo demuestra que el estilo clasicista constatado en San Martín de Frómista fue directamente inspirado en el sarcófago romano de Husillos (siglo II d. de C.), especialmente patente en un capitel del ábside que reproduce una escena del tema del sarcófago, la Orestiada; como dicho estilo aparece también en la catedral aragonesa, piensa el autor que Frómista es anterior e influye sobre Jaca y no al revés, como se había venido manteniendo. Desde Jaca el influjo irradiaría a Loarre, Toulouse, León y Santiago.'" A partir de aquí, Serafín Moralejo ha tratado de establecer una distinta sistematización de la escultura del camino español, confeccionando ama red de nuevas relaciones. En el I Coloquio de Arte Aragonés (1978), presenta el estudio de la lauda de Alfonso Ansúrez, que contiene la fecha del 1093 y cuyo estilo considera como seguidor del constatado en la cabecera de Frómista, suponiendo, por tanto, a esta anterior a 1094; apoya esta tesis con la próxima iglesia de Santa María de Nogal, dependiente de Sahagún, con capiteles en el estilo predicho V con unas fechas límites entre 1093 y 1109. En el año siguiente (1979), un artículo sobre la escultura de la catedral de Jaca le sirve para exponer un cuadro de relaciones entre las diversas obras en cuestión, que puede resumirse como sigue: — No hay arte jaqués antes de 1088, pues los escultores de la primera fase de Santiago (1075-1088) trabajan después en Jaca. — El estilo jaqués es posterior al de Frómista, que se desarrolla poco antes de 1094. — En 1096 se trabaja todavía en Jaca y se sigue después de 1098 (traslado de la sede episcopal a Huesca). — Hacia 1105 se produce un cambio de estilo en Jaca y aparecen en la segunda fase de Santiago escultores aragoneses.

162. LA-MAN, T. \V.. «Notes on the Porte Miegeville Capital, and the Construction of Saint Sernin in Toulouse., AB, n" 49 (1967), pp. 28 y 30. ligs. •I7 y 19. y «The Pilgrimage Roads...», art. cit.. p. 41. Gaillard retrasa las fechas de actividad del taller de Guilduinus entre el 1096 y el 1100: Dt ti.i st Marsade». BM. txxi (1963). p. 166. y «Les don-

ee!. «La construction de Saint Sernin de

t a es historiques relativo, a la vonstruction ole Saint Sernin de Tbolouse», Homenaje a J. !¡reas 1 tres. vol. 1, Barcelona, 1965. ir. 240. Esta cronología es considerada más prudente por Moa,swo, Serafín, «Une sculpture do style tb. Bernard Cuilduin...». art. cit.. p. 10. 163. Vid. WILLIAMS, John. «San Isidoro in León. Evidence for a new history». AB, u" 55 (1973). pp. 177-184. En la actualidad el referido sarcófago se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, pero estuvo en Husillos hasta el siglo \VI: MoR [vio, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultóriyo...», art. cit., vid. especialmente las pp. 427-433.

104

Índice


OTROS CONJUNTOS DEL CAMINO DE SANTIAGO Y SU PROBLEMÁTICA

Por último, intentando concretar más la cronología jaquesa, relaciona su estilo con el de una moneda de Sancho Ramírez, por fuerza anterior a 1094 —fecha de la muerte del rey—, a la vez que realiza otras precisiones; en este sentido, supone la segunda campaña de San Isidoro de León ejecutada a principios del siglo xn; observa la presencia, en la segunda etapa de Santiago y antes de 1105, de mano de obra procedente de Loarre y Jaca; y considera, por último, Frómista y Nogal anteriores a la catedral jaquesa.'"4

164. La lauda, originaria de la iglesia de San Benito de Sahagún. se encuentra en la actualidad en el Museo Arqueológico Nacional. MOHALE.10, Serafín, «La lauda sepulcral de Alfonso Ansárez (t1093), su lugar en el desarrollo de la escultura románica hispánica y sus relaciones con el arte jaqués». /L/L.41, Zaragoza, 1977, vid. especialmente la p. 216; «La sculpture romane de la cathedrale de Jaca...», art. cit., p. 85. y ,,Un reflejo de la escultura de jaca...», art. cit., pp. 81-82.

105

Índice


r

01:

: . • 1. • •— ▪ :.

rr

y.

-••1 • •

•(•

u-

•• = .= 11

L. L ••

'-.11

L•

••••I•

I' • • t.

.

• .•

• •

• •

• •

• •

• •

• •

-.i. •

• • 111'• 1

.1 • l•

••

1. •

E. -•i•

r • :,- '1?

'•

L

‹.

&Al •

• • •

ti •

16. • •2-"• • •Wir

• •

4.5

•• •

V• •

• J VI' uki• • • •

• •

•• •

••

••

'

9

••

III

-

I .•

1.3.1 .

- I . • •

•• . •'• •: • •

•L

r• •

4..

-


ESTUDIO FORMAL

LOS ELEMENTOS ESCULTÓRICOS

Por lo que concierne a la decoración escultórica loarresa, esta se plasma en el relieve mutilado de la portada, en las impostas, los capiteles y ciertas basas. El relieve es único y a él nos referiremos ya en su estudio específico. Las impostas, por otro lado, decoran el interior y el exterior del edificio, articulando los muros y creando una división en altura que rompe la monotonía de su superficie; estas impostas han sido catalogadas en dos tipos distintos, unas se extienden fundamentalmente a la altura de los cimacios de los capiteles, pero interrumpidas ante estos, decoradas con ajedrezado y podrían tildarse de arquitectónicas, pues por su situación, su sencillez formal —quizá obra de los propios canteros—. y la mencionada discontinuidad con las de los capiteles, nos hacen deducir que fueron colocadas por los mismos trabajadores que elevaron los muros; por contra, las existentes sobre los capiteles las hemos denominado escultóricas y suelen ser distintas a las primeras, presentan muy diversos motivos decorativos, como más adelante veremos, y han sido realizadas ya por escultores, generalmente los mismos que tallaron los capiteles sobre los que se asientan. Los capiteles son en Loarre los elementos donde la escultura desarrolla sus formas más diversas. Estos se disponen sobre las columnas que soportan las arquerías murales, los boceles de las ventanas y puertas, y los arcos fajones o formeros; excepto estos últimos casos, de clara función tectónica, el resto de los arcos y boceles carecen de ella, de modo que las columnas que los soportan podrían quitarse perfectamente sin que la obra se resintiera. En lo concerniente a su forma, se trabajan por dos o tres frentes, siendo los primeros de menores dimensiones que los segundos. En su temática, se distinguen dos grandes grupos, las representaciones vegetales y los temas figurados, disponiéndose sus elementos de forma simétrica en la mayoría de los casos. Por último, las basas son áticas con plintos, algunas de ellas decoradas, especialmente las de las columnas absidiales. Dicha decoración consiste en el sogueado de los toros, las puntas de diamante en las escocias y las bolas jaquesas, tanto en las escocias como junto a las esquinas de los plintos.

107

Índice


ESTUDIO FORMAL

ANÁLISIS ESPECÍFICO

En Loarre, trabajan numerosos y variados talleres que asumen muy ricas y diferentes tendencias, en ocasiones inextricablemente fundidas entre sí y difíciles de desentrañar. Vamos por ello a analizar, a continuación, las diferentes obras de escultura, constituyendo grupos con unidad formal. No obstante, antes es necesario señalar que, debido a la complejidad de formas existente en Loarre, unas veces los grupos han sido integrados por obras que siguen un mismo estilo o tendencia, bien los autores o talleres que los ejecutan pudieran ser varios, pero otras, sin enhargo, los grupos conjuntos han sido compuestos en virtud de la identidad de sus talleres.

La hibridación de tendencias Por ser un lugar de cruce de tendencias, existen en Loarre esculturas donde diferentes corrientes de estilo, a veces complejas en su identificación, se encuentran y funden, dando lugar a originales composiciones. Los casos más significativos y de mayor calidad podemos encontrarlos en el relieve de la entrada y en la. arquería absidial de la iglesia, aunque a veces, no obstante, nos remiten a obras situadas en otras partes del edificio con ellas relacionadas. a) El relieve de la entrada y sus obras afines Se trata de un friso mutilado durante el siglo XVIII, en su parte superior, para la construcción de una adición, ya referida, sobre su portada (figs. 29, 30 y 31).1' Resta la parte inferior de un pantocrátor enmarcado con mandorla y, uno a cada lado, dos símbolos del tetramorfos muy deteriorados, dos cuadrúpedos alados, dos ángeles y dos grupos de personas cubiertas por velos ondulados. Fue Serafín Moralejo quien puso de manifiesto en él la impronta de Bernaldus Guilduinus, escultor de Saint Sernin de Toulouse, recalcando su originalidad en España, pues junto a un modillón de la catedral de Jaca, de este mismo estilo, no se ha constatado todavía ningún otro ejemplo hispano de vinculación tan directa.'"<> Dicho estilo puede advertirse en el sobremanto que porta encima de su túnica el ángel izquierdo del friso loarrés, donde se aprecia perfectamente en los plegados el típico doble trazo de Guilduinus (vid. altar de Guilduinus en fig. 32 y relieves del deambulatorio, figs. 33a, b y c), así como, aunque imperceptiblemente, en la túnica del pantocrátor. Sin embargo, junto al estilo tolosano del escultor, puede observarse también el ingrediente jaqués en su formulación, presente en la interpretación de los pliegues de la túnica del ángel. Estos son ..rucho más pronunciados que en las obras de Guilduinus y están ideados para verse desde una perspectiva baja, de modo

165. Vid. campaña de restauración de Luis de In Figuera Lezcano, p. 198. 166. Vid. sobre Loarre MORALEJO, Serafín, «Une sculpture du style de Bernard Guilduin...», art. cit., pp. 13-14, y «Modelo, copia y originalidad...», art. cit., p. 96.

io8

Índice


1

I I D11)11)1-1\1 \1

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 30. Loarre. Friso de la portada del castillo, detalle.

Fig. 31. Loarre. ídem, detalle.

110

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 32. Saint Semin de Toulouse. Mesa de altar de Bemardus Guilduinus.

que fueron trabajados por su parte inferior; un sistema semejante lo encontramos en el capitel norte del arco fajón 1 de la nave sur de la catedral de Jacaui7 y, en el propio Loarre, en el capitel sur del arco fajón este del primer tramo de la iglesia, en el ángel de la derecha. Catherine Watson ha señalado para este relieve antecedentes en la eboraria y en las artes del metal de León y Oviedo,'68 sin embargo, consideramos estos, aunque posibles, un tanto remotos, inclinándonos por una influencia más directa de las mencionadas obras en mármol y piedra tolosana y jaquesa. Por otro lado, las figuras situadas en ambos extremos del friso, cobijadas detrás de telas onduladas, se asemejan al capitel derecho de la ventana 3 del ábside interior, que representa personajes sosteniendo paños de amplias combas, cuyo modelo, recogiendo la tradición de Frómista, parece estar en un capitel jaqués;'69 otro capitel de Santa María de iguácel goza de su misma influencia.

167. Contado a partir de la cabecera. Sirva para todos los edificios de aquí en adelante. 168. Se refiere en concreto a los relicarios de los santos Juan y Pelayo de 1059, al Arca Santa de 1075 y al Carrizo Corpus. WATSON, Katherine, «The corbels in the Dome of Loarre», art. cit., p. 300. 169. Moralejo los relaciona con las Furias cubiertas por el cortinaje, del capitel sur del ábside de San Martín de Frómista (Palencia) (vid. fig. 292). MORALF40, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...», art. cit., p. 340, vid. el capitel este del arco formero 3 de la nave sur de la catedral de Jaca.

III

Índice


EST1.1)10 FORMAL

Fig. 33a. Saint Sernin de Toulouse. Relieve del deambulatorio.

Fig. 33b. Saint Sernin ile Tool(Hise. Relieve del deamludatorio.

Fig. 33c. Saint Sernin de Toulouse. Relieve del deambulatorio.

1 [2

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

Por lo tanto, el autor del relieve se nos antoja como una personalidad formada, al menos, en dos tendencias distintas, Toulouse y Jaca, que, de forma ecléctica, plasma su particular estilo en el friso de Loarre. Otras obras bajo el influjo de Guilduinus las constituyen dos impostas con rostros humanos que, hasta el momento y por su situación, han pasado desapercibidas a los investigadores. Se trata, en primer lugar, de dos placas de relieve idénticas que forman parte de una imposta situada en el muro sur del interior de la iglesia, a considerable altura. Su motivo está formado por un clípeo alado limitado por una soga, con un ala extendida y otra plegada; en su interior aparece un rostro masculino en posición de tres cuartos, casi de frente (fig. 34); su cabello se organiza a modo de estrías, la frente se reduce a una pequeña línea, mientras los arcos ciliares están potentemente remarcados, los ojos, de formas redondeadas, la nariz es recta y los labios, prominentes. Dicha posición de tres cuartos, su concreción circular y sus características formales en general nos recuerdan la efigie contenida en un dinero de Sancho Ramírez, que Moralejo utiliza, relacionándola con el maestro de Jaca, para datar su escultura entre 1063 y 1094, fechas del reinado del monarca."" Su diseño también está dentro del aire de los ejemplos propuestos por el autor, como el personaje bajo el león del tímpano occidental jaques (fig. 35). Pero, sin lugar a dudas, con quien más relación guarda es con el símbolo de Mateo del pantocrátor de Guilduinus en el deambulatorio de Saint Sernin (fig. 33b); véase la idéntica posición de la cara, así como su cabello, crecido del lado izquierdo del hombre v organizado en estrías paralelas, la nariz recta con acusadas aletas, similares los ojos protuberantes y gruesos labios rectos, todo ello más recalcado si observamos el rostro del propio Cristo de la mandorla (fig. 33b). Así pues, estaríamos ante otra obra de modelos tolosanos, pero, en cuya composición, se funde la tradición clásica de clípeos alados o sostenidos por ángeles"' con un formato amonedado, quizá aprendido de diseños numismáticos aragoneses.' La otra pieza mencionada —seis cabezas aladas de perfil— se encuentra sobre el capitel izquierdo de la ventana 4 del interior del ábside (fig. 36) y tiene conexiones tanto con el estilo corno con el diseño de la anterior, aunque difiere sustancialmente. Con toda probabilidad, posea modelos remotos en el arte de Guilduinus, pero va completamente transformados. Las cabezas se encuentran en una posición que no llega a ser aún de perfil completo. Su diseño recuerda, por una

170. MORALE10, Serafín, «Un reflejo de la escultura de Jaca...», art. cit., p. 31. Sobre la fecha del comienzo del reinado de Sancho Ramírez. habría que añadir el cambio introducido por l'humo, quien supone su inicio en 1069, aunque ello no variaría excesivamente el marco cronológico propuesto. 171. En la propia mesa de altar de Guilduinus. en su frente principal. se da este tema (fig. 32); hay otra obra similar situada en la tribuna oriental del crucen, norte; también en Moissac se advierte el mismo trabajo en una imposta de un seguidor de aquel (fig. 44). 172. Moralejo admite la intervención de escultores en la creación monetaria en Aragón basándose en ejemplos documentales. Por otro lado, presenta una serie bibliográfica donde pueden hallarse modelos afines a la pieza estudiada: M0RAI.E.10, Serafín, «Un reflejo de la escultura de Jaca...», art. cit.. p. 30 y nota 1.

113

Índice


ESTUDIO FORMAL

12 . 1 4. 1.1parre. Imposta.

Fig. 35. Catedral de Jaca. Detalle del tímpano de la portada occidental.

14

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 36. Loarre. Imposta.

parte, a uno de los ángeles del deambulatorio de Saint Sernin, atribuido a dicho autor (fig. 33a), así como a los de la cara frontal de su mesa de altar (fig. 32). Son rasgos característicos el carrillo hinchado, el ojo de abultada órbita y sus labios, levantados a partir de una línea central. Pero el resto del diseño se ha deformado, comprimiendo la cabeza y haciéndola más redondeada; fruto de esta compresión, la nariz se ha hecho más corta y ancha, aunque conservando el pronunciamiento de la aleta, aquí exagerado. También las alas difieren sensiblemente, como los nimbos, lisos en Loarre. Por tanto, estas piezas no hacen sino ahondar en la irradiación del arte de Guilduinus, presente a través de un seguidor o un imitador menos dotado, como algo marginal en el conjunto escultórico de Loarre.

b) Otras obras figuradas Hay en principio tres capiteles absidiales (fig. 37), el número 2 (fig. 38), el 5 (fig. 39) y el 11 (fig. 40), cuyos personajes evidencian la intervención de un mismo taller; el diseño de los ojos, de finísimos contornos, la nariz afilada, el resalte de los labios, el rostro ligeramente alargado, el cabello con raya en el centro, los pliegues en zigzag y los dobles en cuello y mangas ponen en relación las figuras de las tres obras. Además, los caulículos del 5 hacen vincular estas piezas con el taller de los capiteles de la portada de la iglesia y sus obras relacionadas en el ábside, más adelante estudiadas dentro de los capiteles de factura jaquesa.

n5

Índice


I

1 1)10 Mil \I \I.

entrada

I

3

I I feei0e le la i_,Ie,ia rIe 1.• rir ver. . 1 r uiii- rIr lít sittlación de

III. rapitelr

Empero. estas esculturas que se inscriben t'emir() de la tradición de Jaca poseen elementos igualmente identificables con lo tolosano. Moralejo califica los leones del 5 como jaqueses, pero vincula su personaje con el second ,narble master de Saint Sernin de Toulouse.'7" Sin embargo, a pesar del parecido en la forma de la cara, nariz, boca y corta frente (compárense los rostros de los -.chalados capiteles de Loarre y el de la fig. 33c), no compartimos la adscripi•iOn de estas obras al estilo del segundo maestro en concreto, especialmente si leni'ini)s en cuenta que la propia distinción entre los dos talleres o maestros mai-1111>i isi as planteada por Lyman es un tanto problemática por la existencia de grato les similitudes entre ellos. Ya Marcel Durliat atribuía todo el altar a un mismo maestro, afirmación admitida y matizada por Jean Cabanot, quien plantea la hipótesis de que los estilos de los dos maestros o talleres no sean nada más que dos momentos en la rápida evolución del propio Guildnintis. En este sentido, cabe añadir que la semejanza de rasgos faciales de las figuras de Loarre puede también establecerse con el pantocrátor (fig. 33b), que el trabajo del cabello no guarda relación con ninguno de los dos estilos, aunque está más próximo al de este último, o que la disposición de los pies, elevados sobre los dedos, o el afán de transparencia en los paños coincide con ambos. Ademas. las figuras de Loarre difieren consustancialmente, tanto en los drapeados romo en los rostros, de las situadas en la Porte

173. Mon LED). Serafín, «Modelo, rupia y originalidad...», art. cit.. p. 96. El término fue acuitado por Lyznan para designar al escultor o taller que ejecuta los relieves grandes del deambulatorio de Saint Sernin de Toulouse (fig. 33c), relacionados con los laterales de la mesa de altar de Berna dos Guilduinus (fig. 32), en contraposición ron el relieve del pantocrátor y del serafín y. el querubín (ligs. 33a y 33b). vinculados con el frente de la mencionada mesa de altar. El segundo maestro marnudista, seguidor de Guilduinus. trabajaría también en ciertos capiteles de la tribuna oeste del crucero sur y en la puerta Milgeyille: I.vm.t N.. T. \\.. «Notes on the Porte

art. cit.. pp. 33 y 35.

116

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 38. Loarre. Arquería absidial, capitel n" 2.

Fig. 39. Loarre.

I 1.1

lial, capitel n" 5.

Fig. 40. Loarre. Arquería ahsidial, capitel o" 11.

Índice


ESTUDIO FORMAL

Miégeville de Saint Sernin, ejecutadas, si Lyman está en lo cierto, por el second

marble master.'74 Por todo ello, resulta más lógico pensar que estamos ante un taller formado en Saint Sernin, pero no sobre un estilo concreto, sino, antes bien, sobre un eclecticismo de formas. Así, puede obserVarse en ciertos personajes de los comentados capiteles de Loarre un sistema de plegado en zigzag que recuerda los restos del relieve de la Porte des Comptes del edificio francés (fig. 41, placa del relieve central) y los pliegues de la figura que, con los brazos abiertos, sostiene un libro en un capitel del extremo del brazo sur de su crucero (fig. 42), vinculados con los de las placas del deambulatorio;'' también el tema, la estructura y la disposición de las figuras del capitel número 2 de Loarre (fig. 38) es semejante a' 1 existente en Saint Sernin en la tribuna oeste del crucero sur, realizado en el estilo del taller de la Porte des Comptes. Estaríamos, pues, ante un taller que, recogiendo la tradición tolosana, abandonaría su fábrica para pasar a trabajar en el círculo Jaca-Loarre. Ahora bien, ¿en qué momento tiene lugar este traslado? Recordemos antes algunos apuntes cronológicos. El establecimiento de las etapas constructivas de Saint Sernin no parece, por el momento, tarea fácil ni segura. Lyman supone una primera fase entre 1072 y 1077, en la que se realizarían las capillas del deambulatorio y parte del transepto, una interrupción de las obras en 1082 como consecuencia de la cual parte del taller de Guilduinus se trasladaría a Moissac —y detalla el autor, para confirmarlo, las similitudes entre ambas obras durante el período 10831100— y, por último, una consecución de la fábrica, entre 1083 y 1096, en la que observa la aparición del taller seguidor de Guilduinus —second marble master— trabajando en las tribunas del crucero y en la Porte Miégeville.'76 Sin embargo, otros autores discrepan en sus apreciaciones; Moralejo considera sus argumentaciones como poco consistentes, Durliat, por otro lado, cree que en 1096 todavía se trabaja en el crucero, que no se concluiría hasta 1100, mientras Cabanot circunscribe la construcción de la cabecera y parte del crucero al período 1080-1096.'

174. DURLIAT, Marcel. «La construction de Saint Sernin au silcle...», art. cit., p. 165; CABANOT, Jean, «Le décor sculpté de la Basilique de Saint Sernin de Toulouse., VI Coloque International de la Société Francaise d'Archéologie (Toulouse, 1971), BM, man, p. 135; LYMAN, T. W., «Notes on the Porte Miégeville...., art. cit., p. 35. 175. Cabanot relaciona las placas de relircr, le la Porte des Comptes con los del serafín y querubín del deambulatorio: CABANOT, Jean, «Le (1(...,1 s,.illpté de la...», art. cit., p. 134; DURLIAT, Marcel, «Les origines de la sculpture romane á Toulon,e ,.1 h Moissac», cem, XII, n° 4 (1969), p. 335, y LYMAN, T. W., «Notes on the Porte Miégeville...., art. cit., p. 31, vid. los pliegues en la terminación de las túnicas de las figs. 33a, 33b y 33c. 176. LYMAN, T. W., «Notes on the Porte Miégeville...», art. cit., pp. 32-34. 177. MOBALE,10, Serafín, «Une sculpture du style de Bernard Cuilduin... », art. cit., p. 10; DUBLIAT, Marcel, «Les origines de la sculpture rornane...», art. cit.. p. 166; CABANOT, Jean, «Le décor sculpté de la...», art. cit., p. 106.

118

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 41. Saint Sernin de Toulouse. Porte des Comptes, conjunto.

En lo que se refiere a su relación con Moissac, esta es evidente en algunas piezas (fig. 43), en los ecos del estilo de la Porte des Comptes y en la repercusión de los modos de Guilduinus, constatados en la forma de los pliegues de las figuras de los capiteles, la relación de sus relieves con los del deambulatorio de Saint Sernin y, en especial, en el caso de algunas impostas, donde existen modelos tomados de la cara frontal del altar (fig. 44), al igual que el modillón de Jaca, aunque la fecha del traslado del taller tolosano tan solo constituya una hipótesis y el único dato seguro sea su conclusión en el 1100.''8 Allí también existen algunas obras 178. Según la Crónica de Ayrneric, el claustro se construiría bajo el abad Anquetil (1085-1115), si bien sabemos que su terminación tuvo lugar en 1100 por una inscripción colocada en el propio claustro. Vid. SCHAPIRO, Meyer, «The Romanesque Sculpture of Moissac», AB, vol. mi (1931), pp. 464-531, nueva edición y traducción en Estudios sobre el románico, Madrid, Alianza Editorial, 1984, p. 158, y GArr I ARO, Georges, «El claustro y el pórtico de Moissac», GO, u" 43-44-45 (1961), pp. 25-26.

"9

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 42. Saint Sernin de Toulouse. Capiteles del interior.

relacionadas con Loarre, a las que más adelante nos referiremos, que ponen en conexión los tres edificios. Sin embargo, no parece que existiese una vinculación cronológico-lineal entre ellos —Toulouse, Moissac, Loarre—, sino, más bien, una bifurcación de tendencias o, dicho de otro modo: si hubo un taller seguidor de Guilduinus que se desplazó a Moissc, debió de haber también otro taller seguidor de Guilduinus —y de toda la tradición tolosana en general— que, por las mismas fechas, se desplazase hacia España, en cuyo caso, dichas similitudes entre Moissac y Loarre se explicarían tan solo por un modelo común: Toulouse. Cuándo abandonaron ciertos escultores Saint Sernin para dirigirse a sus nuevos destinos es algo imposible de precisar por el momento, aunque, por sus relacio-

120

Índice


I -II IlI I

\I

), k. 4" - 41* 4 rF

i7

t

i ry.r

*k y

1

'

1 /.+.

Fig.

• I. -f

43.

1

1 *1

San Pedro de Moissac. capitel del claustro.

Pedro de \

Iniposta de un capitel del claustro.

121

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

nes con Jaca y Loarre, podría producirse dentro del arco cronológico 10831096."° Pero, además de los capiteles loarreses estudiados y que hemos tomado como muestra de este estilo ecléctico, existen otras obras ligadas a ellos en la fortaleza. En la última línea, se nos presenta el capitel 7 del ábside (fig. 45), muy deteriorado y que parece representar un personaje entre dos leones enredados en vástagos vegetales; por la disposición de las garras de las fieras, de potentes uñas, y el tipo de vástago estriado, nos encontramos ante una obra muy próxima al capitel 5 del ábside (fig. 39). Lo mismo podríamos decir de otro capitel exterior del muro sur de la iglesia, también muy deteriorado y del correspondiente al capitel de un arco fajón de la misma (fig. 46). Su tema es similar a su homólogo de otro arco, que copia un modelo jaqués, pero la forma de disponer los elementos y el estilo de las figuras, indican un distinto autor, probablemente relacionado con los mencionados 2, 5 y 11 del ábside. Obsérvense los rostros, con ojos, nariz y boca semejantes, los pliegues en las ropas y los doblados en mangas y cuello; la imposta que lo cubre parece también corresponder al mismo escultor, a juzgar por el idéntico tratamiento dado al pelo y cabeza de los leones, cuyos ojos son iguales a los de las figuras humanas que les acompañan. Su obra contigua, en el mismo arco (fig. 47), denota la misma impronta en los rostros, así como en la indumentaria. Compárese el atuendo de la figura central de la fig. 47 con el de las del capitel 2 del ábside (fig. 38); sus pliegues en zigzag que nos remiten directamente al relieve de la mencionada Porte des Comptes de Saint Sernin (fig. 41); también la cruz patada que portan los ángeles custodios son idénticas a las que muestran algunas figuras del deambulatorio tolosano. Sin embargo, ciertos elementos de su composición nos conducen hacia Jaca: la forma de las volutas, las cabezas sobre los leones —en Loarre hom bres de cuerpo entero— y la sujeción de los animales mediante argollas podemos encontrarlo en un capitel de la catedial jaquesa situado en la parte oeste del arco formero 5 de la nave sur (fig. 48). Hay otro, el oeste del arco formero sur del segundo tramo de la iglesia de Loarre, cuya imposta pertenece al mismo autor que las obras mencionadas, así como su propio capitel, donde existe un cierto reflejo tolosano en los zarcillos, unido a la existencia del típico pitón de ángulo, aparecido en Jaca y en la primera campaña de SaUtiago de Compostela. Por último, existen otras obras, ya referidas por diferentes autores, como son: una imposta situada en el capitel flamero 14 del ábside y cuatro ménsulas colocadas bajo la cúpula de la iglesia.

179. Entre 1082 y 1083 se produjo la interrupción de las obras en Saint Sernin: LYMAN, T. W., «Notes on the Porte Milgeville...», art. cit., p. 33. En 1096 se fecha el altar de Guilduinus; Deschamps publica el texto de su inscripción: DESCHAMPS, Paul, «L'autel roman de Saint Sernin de Toulouse et les sculptures du cloitre de Moissac», BCTHS, (1923), p. 241. En los años anteriores al 1096, considera Moralejo llegado el influjo de Guilduinus a Jaca —presente en el modillón situado bajo el alero del ábside central de la catedral—, irradiando a Loarre: MORALEJO, Serafín, «Une sculpture du style de Bernard Guilduin...», art. cit., p. 12.

122

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 46. Loarre. Arco fajón

Fig. 45. Loarre. Arquería absidial, capitel no 7.

capitel norte.

Fig. 48. Catedral de Jaca. Nave sur, arco formero n" 5 (desde el ábside), capitel oeste.

Loarre. Arco fajón ()eme. capitel sur.

t23

Índice


ESTUDIO FORMAL

La itnposta representa tres cabezas aladas (fig. 49) que Arthur Kingsley Porter relacionó con las arquivoltas de la portada de Monópoli en Apulia, de 1107, si bien las vinculaciones italo-aragonesas fueron posteriormente minimizadas por Géza de Francovich y sus conclusiones aceptadas por Roberto Salvini. Watson. por contra, las pone en relación con las cabezas del altar de Guilduinus y los relieves del deambulatorio de Saint Sernin,'" aunque no creemos en una relación tan directa, al no encontrar el parecido que la autora alude, especialmente con el altar (fig. 32); tan solo las alas se asemejan en su parte superior, al presentar el contorno rodeado por una especie de cordón, a las de los ángeles del deambulatorio (fig. 33a). Sin embargo, lo que sí estimamos probable es la ligazón formal entre ciertos aspectos de las mencionadas cabezas y el estilo de los capiteles números 2, 5 y 11 del ábside, también vinculados con lo tolosano, según ya hemos expuesto; la raya central en el peinado, de donde nacen, incurvadas, las líneas de los mechones. la nariz mili v afilada y la forma de los labios son sus elementos comunes;'"' conipárei ise. sobre todo, las cabezas en cuestión con las de los personajes de la figura 38 y el de la 39. Dentro de este grupo. podrían incluirse también las cuatro tilínsulas isientes bajo la cúpula de la iglesia (fig. 50), en las que los peinados presentan idéntica disposición \ cuyos rostros se dan un cierto aire. Poseen ménsulas con modillones de rollo, de origen intisulinán. ya muy extendidos durante la época que tratamos: aparecen bajo los aleros de la cabecera de Santiago de Compostela y, más parecidos al caso que nos ocupa, sobre la Porte des Comptes de Saint Sernin (fig. 41) y en su interior, en un fragmento de alero reaprovechado en el cuarto pilar de la nave norte. Los rostros recuerdan vagamente al del Cristo del deambulatorio tolosano, especiahnenie el de la ménsula noroeste (fig. 50), pero la disposición del cabello, ocultando las orejas y los arcos superciliares con grandes protuberancias, se distinguen del modelo del deambulatorio, de orejas altas y descubiertas y cejas ligeramente curvas con frente plana; tan solo la cabeza sureste muestra las orejas libres, pero dispone de otro peinado. Catherine Watson no solo relacionó las presentes ménsulas con la escultura tolosana, sino que llegó a afirmar que las mismas habrían sido fruto de una visita a la fortaleza del propio Guilduinus.'°2 Sin embargo, reiteramos que podrían ser obra del mismo taller ecléctico que realiza, entre otras obras, los susodichos capiteles 2, 5 y 11 del ábside, el cual recoge una cierta parte de la tradición tolosana.

180.Poirrts,

A. K., «Iguácel and more romanesque...», art. cit., p. 161. y «Bari, Modera and St.

(1923). p. 58. Vid. asimismo (1ÉzA DE FRANCOVICII, «Wiligelnio da Modena e gli ini-

Istituto cl'Arrheologia e Storni dell'Arte. vII e le origini dello srultutyi romuniro, Milán. 1956,

zii della scultura romanica in Francia e in Spagna», Hen (1940), pp. 225-234: S \i.\ i\i. Roben". Itiligehno

pp. 106-10?: W‘rso\. Kailierine. «The eorbels in the Dome of Loarre». art. cit., 1i. 300. 181. El la•iiiado clat 1-aya ro medio ¿Tareco. en Saint Sernin. en el heme del altar de Cuildnintis (fig 32) y en el iiinitiri•rátor del deambulatorio (lig. 33b), pero ambos ililieren ligeramente de los de lmarre. 182. WATsus.. katherine. «The corbels in the Dome of Loarre», art. cit.. p. 300.

124

Índice


ESTUDIO FORMAL

I

I oiirre.

Fig. 50. Loarre. Ménsula noroeste de la cúpula.

125

Índice


ESTUDIO FORMAL

Por otro lado, en cuanto al origen de estas ménsulas, resulta muy aventurado vaticinar su primitivo emplazamiento. Watson, que sigue a Chamoso Lamas, las supone reaprovechadas del alero del ábside, construido según este durante el siglo xit y posteriormente desvirtuado, al cubrir su camino de ronda mediante un vulgar tejado. Ahora bien, dicha afirmación que, en principio, podría ser verosímil, requiere, a nuestro modo de entender, algunas matizaci( mes. Nada nos indica que Manuel Chamoso Lamas, arquitecto que verificó las restauraciones de 1943, estuviese en lo cierto respecto de sus conclusiones. Por un lado, fue asesorado en sus trabajos por Francisco Íñiguez Altneilch, seguidor de las teorías de Manuel Gómez Moreno, quien data en el siglo xii la iglesia de Loarre;'" por otro, el propio Chamoso afirma que las partes altas de la iglesia se realizarían en una segunda etapa, ya avanzado el siglo xit, «como denuncia la inferioridad artística de sus ventanales y aspecto constructivo», precisa.'" Empero, no podemos coincidir en estas aseveraciones, ya que, tanto el estudio de los signos lapidarios como la existencia de talleres cuyas esculturas se reparten por la obra, nos indican una sola fase constructiva en la iglesia. Además, las partes altas de la misma ni son inferiores ni pudieron corresponder a una segunda etapa; es precisamente la cúpula la que, por la imaginación y destreza de recursos de su maestro, se constituye en un ejemplar único de su clase; por otro lado, no pudo edificarse una primera fase en el templo —partes bajas— sin pensar en su cubrición y, posteriormente, añadirle una cúpula de la les dimensiones sin haber previsto con anterioridad los apoyos necesarios y el calculo de la tectónica de fuerzas. Por último, si las partes superiores, incluido el camino de ronda y el supuesto alero con los canecillos, se hubiesen ejecutado avanzado el siglo xii, como afirma Chamoso y sigue Watson, mal podrían estar las ménsulas dentro del período cronológico propuesto por dicha autora para su edificación —1080— y en directa relación con el arte de Guilduintis.'" No obstante, como ya hemos expresado en otro lugar, aceptarnos, a modo de hipótesis, la posibilidad de su originario emplazamiento en el ábside, en relación con numerosos ejemplos románicos y por la existencia de cuatro ménsulas con modillones (fig. 51), hoy en la portada,' de similares proporciones a las estudiadas. Si bien no podemos aceptar los datos cronológicos mencionados.

c) Capiteles vegetales

Se encuentran emplazados en la arquería absidial, con los números 4, 6 y 9 (figs. 52, 53, 54, respectivamente) y poseen en común la fusión de elementos tolosanos y jaqueses e idéntica estructura vegetal, compuesta por dos franjas

183. GÓMEZ MORENO. \lanw l. El arte románico español, cit., p. 80. 184. GRAMOS° LAMAS, Manuel, «Revisión de las formas constructivas en el castillo de Loarre», AM, n" 60 (1943), p. 398. 185. WATSON, Katherine, «The corbels in the Dome of Loarre», art. cit., pp. 298-299. 186. Fueron halladas por Luis de la Figuera durante sus obras de restauración en 1914 y 1915. al derribar la antigua hospedería del siglo man adosada a la portada.

126

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 52. Loarre. Arquería absidial, capitel n° 4.

Fig. 51. Loarre. Canecillo.

Fig. 53. Loarre. \i quería absidial, capitel n" b.

n 54. Loarre. Arquería al ,i(lial, capitel u' 9.

127

Índice


ESTIDIO FORMAL

inferiores y una superior conteniendo los caulículos y los motivos decorativos entre ellos. El número 4 presenta, según Moralejo,'87 una estructura jaquesa con leones de la Porte des Comptes. Estos, sin embargo, tan solo poseen un remoto parecido (fig. 41) con los de Loarre, aunque podrían tener en ellos un m(lelo deformado en la práctica. El resto del capitel es, sin duda, jaquésl"" y está relacionado —quizá procedan del mismo taller—, tanto en la estructura como en el modo de finísima talla, con el número 12''' (fig. 55), perteneciente al grupo de los capiteles de factura jaquesa, más adelante analizados. El número 6 es una obra que combina la susodicha estructura jaquesa con la decoración de roleos proveniente de Toulouse,'" lo mismo que el 9, que además incorpora potentes pitones N. ca ulículos rizados, que se relacionan con el 8 (fig. 56) y el 10 (fig. 57).

La decoración con roleos Existen en la iglesia de la fortaleza seis capiteles y dos impostas con este motivo, aunque so estilo v procedencia se revela muy distinta. Tema de tradición romana, se desarrollaría de forma paralela a ambos lados de los Pirineos, cuyas correspondientes derivaciones se dan cita en Loarre. En la catedral de Santiago. en los pilares que separan las capillas del deambulatorio, existen capiteles poseollon'S de este motivo, de concepción muy primitiva: gruesos vástagos se enrollan sopee sí inisni(ts. dando lugar a terminíit•ioiii,t‘ti forma de rudimentarias hojas; los caulículos poseentilunerosas estrías y son ( le seeei1;11 plana. Tanto el tipo de caulículos. canto los pitones de ángulo, ames ', irlos. y el lema de los roleos que nos ocupa, parecen tener gran desarrollo en Frátnisia y .111(.11. En la iglesia de San Martín de Frómista (Palencia) los micos aparecen sobre capiteles e impostas (fig. 58), pero aquellos se diferencian en su sistema de enrollado, de formas más prietas. y en sus vástagos estriados que terminan ensanchándose y constituyendo dos hojas carnosas, quizá más directamente relacionados con el sustrato clásico de aquella zona." En ellos podría tener un punto de partida el tipo de decoración envolvente de entrelazo vegetal desarrollada en Jaca y Loarre.''t•' Un tipo de roleo muy semejante lo encontramos en los dos únicos

187. Moitsryto. Serafín. «IS1odelo, copia y

originalidad...». art. cit.. p. 9n.

188. (Iapitelo, y o.eloolo, ron bolas aparecen mooloio-Ho en el panteón de San Isieloro ole León. 189. Este poo,o.r I tifws. otro ponto más de relacioM con Jara y el panto.On do. Salo ',ilion,. 190. Esoa prololconálica -era e,onalittola en el apanado siguiente. sobre lo, rapioelcs ron 191. Dicho sustrato antiguo sirve al desarrollo del estilo cla,ii• i,tio de I o-HM-roe ,00 formación y sus consecuencias cronológicas —anterioridad al estilo jaquo-,s— son pole,m, de maniliesoo en Motu 0.1...10. Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...». art. cit.. pp. 427-434. 192. En el origen de esta decoración \eget&

podrían e,lar lo, lentas eiásieo, diouisíoros. presentes en sar-

cófagos y fustes de columnas. \ 'malojo compara la, similitudes entre dos fragindotos coloononario, de la Puerta de Platerías compostelana y , d1, 1 11,1 ksopoiliour \lo/Hui...lo. Serafín. «Saint Ile. Les pormils tel

de la cat

Irale n'inane». Les dossiers illirhéologie.

olo. :omposoe-

tu" '20 (1977). p. 97.

128

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 55. Loarre. Arquería absidial, capitel n° 12.

Fig. 56. Loarre. Arquería absidial, capitel n" 8.

Loarre. Arquería absidial. capitel 110 10.

129

Índice


ESTUDIO FORMAL

capiteles existentes en la arruinada iglesia del monasterio de Nogal de Huertas, en las proximidades de Carrión de los Condes (Palencia), y muy cercana a Frómista, donde de igual modo hallamos parecidos caulículos, pitones de ángulos y personajes clasicistas, tratados más adelante (fig. 59). La difusión de este motivo llega hasta la misma Saint Sernin de Toulouse, donde puede apreciarse en el crucero sur tribuna oeste, segundo pilar (fig. 42), incluyendo idénticos caulículos y personaje clasicisiii, tomo ya advirtió Lyman."" Pero en Saint Sernin también se constatan los roleos con otra concepción y mayor afán decorativista, unido a un gran virtuosismo técnico; aquí, vástagos verticales se bifurcan simétricamente formando dos roleos, uno a cada lado de su tallo, uniéndose además por ligaduras.'" Talleres seguidores trabajaron en otros edificios llevando su estilo. Ya vimos el caso de Moissac, donde también se plasma el motivo de los roleos (vid. fig. 60); otra iglesia cercana, la de Saint Gaudetts. camino de España, reproduce asombrosamente modelos tolosanos. Su influjo. por esta vía, llega hasta Loarre, donde queda confirmado en el capitel número 6 del ábside y su ménsula (fig. 53), que incorpora la decoración con coleos nacientes de un vástago central. al referido modo tolosano, y el singular detalle de las margaritas entre las volutas, presente en ciertos capiteles de Toulouse. en las placas de relieves del deambulatorio (figs. 33b, 33c) y en la Porte des Comptes"' (fig. 41, laterales superiores del relieve central). Gaillard relacionó su forma con algunos capiteles de hojas curvas existentes en Moissac,1% sin embargo, su estructura es jaquesa, existiendo varios ejemplos en la catedral. Este tipo de hojas redondeadas poseen una especie de casquete estriado que se apunta en el vért ire. v podrían constituir una evolución del pitón compostelano, también presente en Jaca. Un paso intermedio entre el mencionado pitón de ángulo y las palmeta, vegetales; dicho paso intermedio puede apreciarse claramente en el capitel nó itero 9 del ábside de Loarre (fig. 54), donde se observa en los vértices los pitones de ángulo y, bajo ellos, otros enormes pitones, con las mismas estrías, pero convertidos en su parte inferior en patinetas decoradas con roleos en el estilo del ntIntero 6. El capitel derecho de la ventana número 4 del muro sur de la iglesia (fig. 61) recuerda el capitel hispano de Saint Sernin, aunque sus motivos no son exactamente roleos, sino pequeñas piñas y hojas de parra inscritas en círculos formados por zarcillos vegetales; más bien parece una derivación de los primitivos capiteles con roleos de la cabecera compostelana. Otras piezas con este motivo en Loarre son más complejas de definir y parecen situarse en el cruce mismo de la línea hispana y tolosana. Este es el caso del capitel

193. LVMAN, T. W., «Notes on the Porte Miégeville...», art. cit. p. :16. 194. Por su situación, se suponen coetáneos del capitel de tra.liciOil 195. Moralejo indica su modelo común en Toulouse y Moissac: 11 su usan. Serafín, «Modelo, copia y originalidad...», art. cit., p. 96. 196. GAILLARD, GeOrges, «El claustro y el pórtivil...», ar t. rit.. p 27.

130

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 58. San Martín de Fn an i,ui. c•ipnel del ábsid.• uui 1.•.

Fig. 59. Capitel de Nogal de lluertas.

131

Índice


ESTUDIO FORMAL

I ig. OIL San Pedi

I ig. 0I. Loarre.

\Inissae. capitel del

II ierinr de la ventana tu" dereelto.

132

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

derecho de la ventana 1 del interior del ábside (figs. 62, 63), donde, aunque el motivo del roleo es muy parecido al de Toulouse y Moissac, su composición se verifica en forma de ochos, al contrario que en Toulouse, con nacimiento simétrico en torno a un vástago central. Por otro lado, la existencia de bolas y caras felinas, tanto en el propio capitel como en la imposta, de motivos hispano-jaqueses y la presencia en la catedral aragonesa de similar tipo de roleos, nos inclinan a considerar una estrecha vinculación.'"' En la cripta de la iglesia se dan otras piezas del mismo estilo V mano que las anteriores. Lyman estimó los capiteles de esta parte del edificio como casi idénticos a ciertas piezas tolosanas,'" aspecto al que posteriormente nos referiremos. Sin embargo, el capitel derecho de la ventana 1 —muy deteriorado— (figs. 64, 65), idéntico al de la fig. 63, y la imposta del izquierdo, de similares características, nos remiten a la antedicha relación, así como otro capitel —el derecho de la ventana 2 (fig. 66)—, casi más parecido al entrelazo de vástagos que a los roleos, que puede vincularse muy estrechamente con el de cierta ventana de la nave sur de Jaca (fig. 67). El origen de este tema en el círculo Jaca-Loarre es problemático, pues sus características, como hemos visto, se encuentran en un grado intermedio entre las hispanas y tolosanas, en un punto geográfico de cruce de tendencias.

Los capiteles de factura jaquesa Bajo esta denominación se encuadra una serie de obras de Loarre ligadas en mayor o menor medida con la catedral de Jaca. Sin embargo, aunque esta relación es de antiguo conocida, y de ello se ha hecho eco toda la historiografía sobre el tema,'" es necesario apreciar varios niveles en sus vinculaciones formales.' De entre ellos, nos referiremos a continuación al representado por un conjunto de piezas realizadas por escultores que trabajaron en la misma Jaca o se formaron en torno a sus grandes maestros, lo que queda patentemente constatado por su talla, estructura, motivos y temática. Dicho grupo está compuesto por los capiteles de ambas portadas —entrada al castillo (muro sur) y portada de la iglesia (muro norte)—, algunos de las ventanas del ábside y aquellos que soportan el arco fajón este del primer tramo. Los colocados en la portada de entrada al castillo (figs. 68, 69) parecen evidentemente realizados por un escultor de Jaca o un taller formado en su seno; tanto los caulículos como los motivos estriados entre ellos se dan de forma idéntica en varios capiteles del interior de la seo jaquesa, así como sus impostas, exactas a

197. El terna de la imposta del capitel de Loarre se constata en el panteón de San Isidoro de León, existiendo en Jaca motivos parecidos. En la iglesia de Santa María de Iguácel (Huesca), se observan. en la ventana exterior del ábside, una imposta y un capitel con roleos, aunque su estilo parece sugerir un e»tadio :onerior. 198. 1.1 \i \

W.. «The Pilgrimage Roads...», art. cit., p. 40.

199. \7d. el apartado «Otros conjuntos del Camino de Santiago y su problemática», pp. 103 y ss. 200. :Vloralejo habla de dos momentos en la evolución de la tradición jaquesa en Loarre: Serafín, «Modelo, copia y originalidad...». art. cit., p. 96.

133

Índice


Es11 1)10 FORMAL

2

4

1

5

Fig. 62. Loarre. Ventanas del รกbside. Croquis de su situaciรณn.

Fig. (>:3. Lnarre. Venianas 111.1 1111,1111..

eIII

II" 1. r;iliite1 (1,1'1,111i.

134

ร ndice


I

I l DIO FORMAI

3 2

4

5

Fig. 64. Loarre. Cripta. Croquis de la situaciรณn de los capiteles.

Fig. 65. I ,erre. Cripta, ventana n" 1, capitel derecho.

135

ร ndice


ESTUDIO FORMAL

67. Catedral de Jaca. Nave sur. vilitmui ti"2. capitel derecho.

Fig. 66. Loarre. Cripta, ventana it 2. capitel derecho.

Fig. 69. Loarre. Portada principal, capitel derecho.

i;2:. 68. Loarre. Portada principal. capitel izquierdo.

136

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

las existentes en los dos capiteles que flanquean la puerta sur de dicho templo (fig. 87). Estas similitudes se afianzan todavía más si nos referimos a su temática y estructura. Por lo que respecta a la pieza izquierda de la portada de la entrada al castillo2"' (fig. 68), sus vástagos vegetales estriados y terminados en vértices pedunculados encuentran sus formas hermanas en algunos capiteles de las naves norte y sur de la catedral (fig. 70); sus dos personajes, representados de medio cuerpo, semidesnudos, cubierto el de la derecha con una especie de túnica plegada en combas, de aire clásico,202 salidos de entre los tallos, posee una extraordinaria relación con otro jaqués (fig. 71), donde dos hombres, aunque aquí de cuerpo entero, cubiertos con el mismo tipo de manto, surgen de entre la vegetación, con características similares al referido; los caulículos y los motivos entre ellos son también coincidentes, incluso la bola bajo la voluta, deteriorada en Loarre, aparece en ambos vértices del mencionado de la catedral, aquí en forma de rostro felino; también sus impostas poseen la misma clase de motivo. El tema representado en el capitel derecho de la portada en cuestión, dos monos en cuclillas entre grandes palmetas (fig. 69), se sitúa de igual modo en una ventana exterior del muro sur y en otra del exterior de la cripta, si bien no parecen del mismo autor y sus modelos resultan distintos;2" el mismo tema se da en una ventana del muro exterior norte de San Martín de Frómista (fig. 72), pero aunque los monos son similares y las palmetas, conteniendo en ambos casos bolas, parecidas, la mano del escultor es diferente; sin embargo, con toda probabilidad, reproducen modelos comunes. La relación más directa se establece con Jaca,2°-' no solo por la existencia de este tema en la catedral —por ejemplo, en el interior de la ventana del ábside sur—, sino también por la evidencia en él de la mano que trabajó su vecino, patente en los caulículos, espacios entre ellos e imposta. Dentro del mismo grupo se encuentran otros dos capiteles situados en la portada de la iglesia (figs. 73, 74), organizados en tres niveles, el superior compuesto por caulículos de profundas estrías, con motivos distintos entre ellos, de vástago estriado en el izquierdo y de consola, a modo de ménsula con voluta, en el derecho;2'15

201. Ya Porter la había considerado como jaquesa: Poma, A. K., «Ignácel and more mmanesque...», art. cit., p. 157. 202. Su estilo clasicista, cuyo foco originario estaría en San Martín de Frómista, fue estudiado por Moralejo; vid. nota 191. En otra publicación lo considera como estilo jaqués temprano: MORALFJO, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...», art. cit., p. 96. 203. El de la cripta está relacionado con Saint Sernin de Toulouse, cuyas vinculaciones serán más adelante analizadas. 204. Moralejo lo considera también como estilo jaqués temprano: Moamno, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...», art. cit., p. 96. 205. El sistema de consolas centradas entre las ménsulas —del que existen otras ejemplos en Loarre, posteriormente referidos— es un tanto original en su concepción; siendo parecidas en otros edificios, la sugerencia de ménsula resulta muy aminorada. En ocasiones, como en Saint Sernin de Toulouse o Moissac, las ménsulas devienen en auténticos tacos prismáticos, pero ausentes ell todo caso de decoración vegetal. Recuerdan estas de Loarre vagamente a los modillones de rollo, de los cuales podrían constituir una derivación estilizada; véanse los ejemplos de las ménsulas de la cúpula (por ejemplo, fig. 50). La forma de ménsula parece estar tomada de los canecillos que decoran los aleros.

137

Índice


ESTI TDIO FORMAL

Fig. 70. Catedral de Jaca. Nave norte. arco fajón o 1, capitel sur.

Fig. 71. Catedral de Jaca. Nave sur. arco formero n" 1. capitel sur.

Fig. 72. San Martín de Frómista. Capitel exterior del ábside.

Fig. 73. Loarre. Portada de la iglesia, capitel izquierdo.

138

Índice


USTIl IM11:011\1 U.

Fig. 74. Loarre. Portada de la iglesia, capitel derecho.

Fig. 75. Catedral de laca. Portada occidental, caiMel vegetal.

presentan ambos hojitas bajo los caulículos, muy abundantes en Jaca.'" Pero, sin duda, por el diseño de su estructura y, sobre todo, por la conformación de los dos niveles inferiores, estamos ante el mismo escultor —o alguien formado en ese círculo—, del capitel vegetal de la portada occidental de la catedral de Jaca20' (fig. 75), personalidad, por lo demás, de gran virtuosismo técnico. Las palmetas en forma de concha del nivel inferior de Jaca se trasponen en Loarre en la misma posición, aunque variando ligeramente sus proporciones. El procedimiento de talla seguido en el nivel medio es igual al utilizado en Jaca en sus filas intermedias, consistente en el tallado primero de los bloques que contendrán después las hojas vegetales, terminando estos en formas redondeadas en su parte superior, sistema ya analizado. La profundidad de la talla varía, siendo más potente en Loarre y obteniendo un mayor contraste entre luces y sombras, lo que le confiere un mayor barroquismo, en relación con el de Jaca, más naturalista. En la parte superior, los caulículos y los motivos intermedios aparecen actualmente exfoliados en la catedral, aunque por su forma y disposición poseerían la misma estructura que los de Loarre. Las impostas de los ejemplares loarreses fueron realizadas por el mismo escultor que talló los capiteles, pues poseen el

206. Vid. ilustraciones de Jaca. 207. Serafín Moralejo se refiere a su estilo como derivación jaquesa: MORALEJO, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...». art. cit., p. 96.

139

Índice


ESTUDIO FORMAL

mismo tipo de incisión; su motivo es una especie de roleo, unido a los contiguos, que se cierra en su interior en una palmeta fasciculada, inspirada en las del nivel inferior del capitel derecho. Asimismo, dentro del referido grupo jaqués se encuentran dos capiteles interiores de las ventanas del ábside y otro del capitel exterior de una ventana del muro sur, con decoración de vástagos estriados entrelazados, volutas carnosas y motivo anillado entre ellas, todo similar a los capiteles situados en determinadas ventanas de la nave sur de la catedral de Jaca, si bien, en este caso, puede hablarse incluso de una mayor perfección de las obras loarresas, lo que podría suponer una inversión en las relaciones.'" En algunas de estas piezas, la imposta nos indica la misma mano que la del autor de su capitel, por el tipo de talla de superficies finas, pero de apariencia carnosa. Sus temas, además, se constatan en Jaca, en la puerta occidental y sobre algunos capiteles del interior. Además de las mencionadas piezas de estrecha vinculación formal con lo jaqués, puede observarse otras en Loarre donde se aprecia una relación de factura con las anteriores, como ciertos capiteles de las ventanas del ábside, de delicada talla y caulículos carnosos. Por otro lado, el autor del capitel derecho de la portada de la iglesia (fig. 74) parece haber trabajado en el capitel 14 de la arquería absidial (fig. 76), de entrelazo estriado simulando labore de cestería, pues sus caulículos con hojas bajo las volutas y la decoración entre ellas —en su lado izquierdo— a modo de ménsula con rollito, son idénticos a los de aquel. Dicho autor, por otro lado, debe de tener otras obras en el ábside, como el número 1 (fig. 77), a juzgar por la asombrosa similitud en cuanto a la cesta y, lo que es más determinante, las idénticas hojitas bajo los caulículos angulares. Otras obras son el capitel número 12 del ábside (fig. 55), de caulículos y hojitas similares, con follaje de tradición jaquesa.209 De igual modo, en el mismo tipo de capiteles de la portada de la iglesia se incluye un grupo de piezas situadas principalmente bajo los arcos formeros, por ejemplo, el contenido en la figura 78. Es esta una pieza inspirada en Jaca, de donde se toman las grandes palinetas fasciculadas del registro medio y las pequeñas en forma de concha del inferior; sin embargo, en la parte superior, con motivos en ménsula con rollito entre los caulículos, en este caso lisas, y volutas con hojitas debajo, imita, degradándolo, el estilo de la pieza 14 del ábside (fig. 76).

208. El entrelazo de vástagos y el modo de enlazar la voluta en el vértice, así corno las hojitas que nacen bajo la conjunción de las dos volutas en el vértice, recuerdan. de forma muy vaga, ejemplos tolosanos, como por ejemplo un capitel de la galería oeste de Saint Seriii! I. de las primeras series. 209. Amigue Lyman defiende una relució!' con el panteón de San lsii loro de León para la decoración de palmetas corintias, parece haber casos unís cercanos en la catedral de Jaca. por ejemplo: el capitel este del arco formero 1 de la nave norte y el rapii,1 norte del zurro fajón 3 de su nave sur. Vid. LYMAN, T. W., «The Pilgrimage Roads...», art.. cit., p. 40.

40

Índice


I .S11 1111) I OH \IX!.

I i2. 76. Loarre. Arquería absidial, a iu l in." 14.

'2

Loarre. Arquería almidial, capitel uf 1.

141

Índice


ESTUDIO FORMAL

Los capiteles con modelos jaqueses Son piezas que imitan obras de Jaca en la temática. elementos e incluso forma de trabajo, pero cuyo estilo es sensiblemente diferente. fruto de talleres distintos que tratan de seguir la impronta jaquesa. Se caracterizan todas por presentar caulículos de sección cuadrangular, algo habitual en. Jaca y cuyo germen parece encontrarse en la primera campaña de Santiago de Compostela."'" Dentro de este grupo, se encuentra el capitel de un arco fajón'" (lig. 79). donde se evidencia la imitación de todos y cada uno de los elementos de uu capitel de la catedral (fig. 80), que representa dbs leones, uno detrás del otro. cuyas bocas son desgarradas por sendos hombres; incluso las impostas, aunque distintas, revelan la similitud de sus motivos. El mayor parecido lo hallamos en la estructura y en los rostros redondos de los dos hombres que desgarran lits bocas. v luciendo una especie de melena corta hasta las orejas; pero en el resto de las figuras. 111 rotoposición loarresa resulta más exuberante y detallista. En este sentido. las vol utas de Loarre, en geométrica espiral, difieren de las de Jaca, más carnosas: la representación de las plumas en las aves superiores y el pelo en los leones es más minucioso en Loarre, así como las caras (le los mismos, de carácter decorativista. El personaje de la izquierda de la composición denota su carácter imitativo, pero transformador de lo jaques; el atuendo clásico de Jaca aparece en el capitel de Loarre, aunque en este caso, con el personaje completamente sentado, reproduciendo los pliegues en grandes combas de la parte superior de la túnica: la sujeción de la misma en el caso de la catedral se recrea también en el castillo. si bien levantando ahora el personaje su parte inferior. al lado de su pierna izquierda. El hombre desnudo, portador de una escobilla. es de mayor esbeltez y naturalismo en Jaca que en el castillo, donde se nos muestra sentado y toscamente modelado. El autor del referido capitel loarrés posee en la iglesia otra obra contigua a la anterior, situada en el mismo arco fajón este, pero en su capitel sur (fig. 81). Se utiliza la misma imposta y similar tipo de caulículos, aunque el contenido varía completamente, presentándonos en este caso el tema del Pecado Original, en el cual los cuerpos desnudos de Adán y- 1.';‘-a poseen el mismo tosco modelado que la referida obra, así como idénticos tipos de rostro, redondeados y con melena corta; compárense, sobre todo, Eva, en la fig. 82, y el personaje derecho. La estructura compositiva es muy similar a la de su homónimo de San Martín de Frómista e, incluso, el diseño de sus volúmenes se encuentra a caballo entre la morbidez de Frómista y la sequedad del mismo tema representado en la colegial de Saint Gaudens, ambos relacionados.'- Esta triple vinculación quizá provenga de la particu-

210. Junto con los pitones de ángulo, las volutas de sección cuadrangular son elementos característicos de la primera campaña de Santiago de Compostela (1075-1088), cuyo taller trabajaría después en Jaca. MORALEJO, Serafín, «La sculpture romane (le la cathédrale de Jaca...», art. cit., pp. 83-84. 211. También Moralejo lo considera derivación de lo jaqués: MORALEJO, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...», art. cit., p. 96. 212. Dicha relación la estableció I ANI ‘N.

W, «The Pilgrimage Roads...», art. cit., p. 37. Durliat

reafirma las relaciones de la primera campaña de Saint Caudens y España: Di 1111AT, Marcel, «Les cha-

142

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 78. Loarre. Segundo tramo de la iglesia. Arco formero sur, capitel este.

Fig. 79. Loarre. Primer tramo. Arco fajón este, capitel norte.

Fig. 80. Catedral de Jaca. Nave sur, arco formero n° 1, capitel este.

143

Índice


1/11111111\I

Fig. 81. ',narre. Arco fajan este. capitel mil., frente.

I

Imane. Arco

Ini i1

I

-11C. littit) 11111

1111.

44

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

lar interpretación de un modelo común2" y, en el caso de Loarre, dicha interpretación se realiza en el estilo de Jaca; obsérvese el caso del ángel de la fig. 82, cuyos pliegues, trabajados para una perspectiva baja, aparecen también en la catedral jaquesa. El capitel de la fig. 46, aunque representa un idéntico tema, se debe a una factura diferente, como ya hemos apuntado en otro apartado. Existen otras dos obras que siguen modelos de Jaca en el estilo, aunque no en los temas. Se trata de esculturas que degradan el original, de una calidad muy inferior a la jaquesa, realizadas por escultores menos dotados;214 se encuentran en la arquería absidial, con los números 8 y 10 (figs. 83, 84), la última sensiblemente deteriorada. Representan cuatro y cinco personas de pie, respectivamente, cuyos rostros son semejantes a los vistos en las imágenes que rasgan las bocas de los leones en la fig. 79. Los pliegues de las túnicas recuerdan a los del hombre bajo el león del tímpano occidental de la catedral de Jaca, de pliegues paralelos que, en el caso de Loarre, se realizan de forma escalonada; también la cara de este personaje guarda relación con las de Loarre, en su forma redondeada con melena corta, diminutos ojos y boca de labios resaltados. Poseen de la misma forma gruesos caulículos de sección cuadrada, tallados al parecer —se encuentran muy deteriorados— con el mismo tipo de rizo utilizado en los cabellos y que reproduce el capitel número 9 (fig. 85), con el que se encuentran relacionados.

El estilo Frómista-Jaca La definición de la línea común a la escultura jaquesa y de Frómista y sus implicaciones cronológicas se contienen en una comunicación de Serafín Moralejo, en la que se pone de manifiesto la formación del estilo clasicista, operado en San Martín de Frómista (Palencia), a partir del modelo del sarcófago romano de Husillos, del siglo n d. de C. —hoy en el Museo Arqueológico Nacional— y que representa una escena de la Orestiada. El capitel sur del ábside central de dicha iglesia reproduce el tema con gran similitud (fig. 86), incorporando los desnudos, el afán de bulto y los plegados de amplias combas al repertorio de la plástica románica; estos modos llegarían a Jaca y, desde allí, se irradiarían a Loarre, Toulouse, León y Santiago.''' piteaux romans de l'eglise de Saint Caudens•, Recae de Comminges. Pyrenées Centrales. t. xcv (1982), pp. 40 y 42. Moraleja, al contrario que Lyman, cree más relacionada la obra de Saint e:mit:lens con la escultura del panteón de San Isidoro de León, a la vez que vincula en mayor medida el capitel de Frómista a la influencia de modelos antiguos: MORALE.10, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...», art. cit.. pp. 94-95. 213. Moraleja apunta la posibilidad de la circulación de «cartones», como modelo para los escultores: MOBALEJO, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...., art. cit., p. 430, y «Modelo. copia y originalidad...., art. cit., p. 94. 214. Moraleja los califica como derivados de lo jaqués: «Modelo, copia y originalidad...., art. cit., p. 96. 215. El capitel actual es una copia muy exacta, que puede servir de referencia, del original. muy deteriorado, conservado en el Museo Arqueológico de Palencia. Vid. MOHALEJO, Serafín. «Sobre la formación del estilo escidt ». art. cit., pp. 427-434.

45

Índice


1

1 t 1)10 1 011 \ 1 \ 1

Fig. 84. Loarre. Arquería absidial, capitel n" 10.

Fig. 83. Loarre. Arquería absidial. capitel n" 8.

Fig. 85. Loarre. Arquería absidial, capitel n" 9.

146

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 80. Sau Martín de Frómista, capitel de la Orestiada, ábside central.

Fig. 87. Catedral de Jaca. Portada sur. Sacrificio de Abrahatn.

►47

Índice


ESTUDIO FORMAL

Los ejemplos más significativos de Jaca, según el mencionado autor, estarían en las portadas occidental y sur (fig. 87) y en ciertos capiteles del interior; los recuerdos de este estilo en Loarre los califica como vagos, citando el capitel izquierdo de la entrada (fig. 68) y el de los personajes cubiertos por telas' (fig. 88). Por otro lado, existe en Frómista otro modelo que parece haber tenido gran transcendencia en la formación de otros tipos formales; nos referirnos a la figura colocada en el lado derecho del capitel del Pecado Original, en la nave central (fig. 89), que representa a un hombre vestido con una especie de toga, terminada en pliegues paralelos en su parte inferior y la superior sujeta por los brazos, produciendo grandes pliegues y combas, todo ello de potente bulto y gran plasticismo, donde el sabor clásico y la evocación de modelos antiguos resulta evidente. Una derivación de su estilo podemos verla en el capitel izquierdo de la ventana 3 exterior del ábside (fig. 90), en cuya parte no deteriorada se advierte la presencia de un personaje con túnica de arrugas paralelas, que la sujeta por arriba formando enormes pliegues curvos, entre hombro y brazo; también su rostro, de formas redondeadas. recuerda al de Frómista. Pero incluso aquel prototipo parece llegar, cruzando los Pirineos, hasta la propia Toulouse; el capitel de Saint Sernin, calificado de hispano por Lyman (fig. 42), contiene una figura vestida de modo prácticamente similar a la estudiada, los grandes pliegues curvos y la tela plisada en su brazo derecho (izquierdo en Frómista) la hacen semejante al modelo castellano; la boca prieta, la nariz prismática y, especialmente, la forma de los ojos, con las cejas caídas, acentúan todavía más si cabe su similitud, sin olvidar los idénticos caulículos estriados. Por lo que respecta a Loarre, el capitel aludido (fig. 90) está relacionado con el taller de otras obras loarresas que siguen su impronta. También reproduce el antedicho modelo de Frómista, aunque degradando el estilo, el capitel izquierdo de la ventana 5 del interior del ábside (fig. 91) que presenta un personaje sujetando, mediante una cuerda, un oso; su cabeza es grande y redondeada, y viste túnica clásica de pliegues rectos y paralelos, en su parte inferior, y curvos en la parte que, desde el hombro izquierdo, cae a su brazo derecho. Los cauliculos son del estilo común a Frómista y Jaca, estriados y de sección cuadrangular; aunque transformados. ascienden verticales y poseen motivos escamados entre ellos. A este mismo taller corresponden otras piezas. Así, su compañero, el capitel derecho de su misma ventana (fig. 92) presenta dos ángeles simétricos con el mismo tipo de túnica, que sujetan con una mano formando pliegues curvos; dicho sistema tiene reminiscencias. tanto en el personaje de Frómista, especialmente en la cabeza redondeada. corno en el ángel de la fig. 82 de Loarre y, sobre todo, en algunas figuras de .laca, entre las que cabe destacar el ángel que sostiene la espada en el sacrificio de Abrahám (fig. 87). Ciertos tipos de capiteles loarreses también se relacionan por el mismo tipo de decoración corintia.

216.

molimno, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico... art. cit., pp. 430-4:31.

48

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 88. Loarre. Ventana interior n" 3 del ábside. capitel derecho.

Fig. 89. San Martín de Frórnista. Nave norte, arco fajón n" 1, capitel norte.

Fig. 90. Loarre. Ventana exterior n" 3 del ábside, capitel izquierdo.

Fig. 91. Loarre. Ventana interior o" 5 del ábside, detalle del capitel izquierdo.

49

Índice


ESTUDIO FORMAL

Otras dos piezas loarresas acusan la misma impronta, aunque seguramente pertenecen a un taller distinto; ambos capiteles siguen en su composición idéntico esquema, ligeramente variado. El capitel derecho de la ventana 4 del interior del ábside (fig. 93) presenta, simétricamente en cada lado, un hombre que, blandiendo con una mano una espada. sujeta con la otra por el cuello un cordero. El capitel derecho de la ventana 3 del muro interior sur (fig. 94) vuelve a colocar, de la misma forma en cada lado. un personaje que levanta una espada, a la vez que sujeta, en este caso, un león. En ambas piezas, el hombre se sitúa detrás del animal, dejando ver tan solo su pecho, cubierto por una especie de toga colocada desde su hombro izquierdo al brazo contrario, mostrando al descubierto su hombro. Los caulículos est ria( los y, especialmente, el rostro de boca prieta, nariz prismática y ojos de cejas caídas nos recuerdan el tipo de Frómista, pero la postura de la figura, blandiendo la espada y sus drapeados son muy parecidos a los del capitel izquierdo de la entrada al castillo (fig. 68), a su vez relacionados con la figura de Abraham de la portada sur jaquesa (fig. 87).2'7 Del mismo modo, la forma de los leones puede seguirse tanto en Jaca como en Frómista, en el capitel este del arco formero sur del crucero (fig. 86, derecha), con exacto tipo de rizos. Queda, por último. tul grupo caracterizado por sus volutas carnosas sin estrías y, sobre todo, por la degradación de sus modelos, cuyas imágenes parecencopiar los ejemplos de las figs. 94 y 95, aunque con formas más toscas v at•Itaparradas. Varían también su disposición ligeramente, pues colocan un tercer hombre bajo el vértice, sujetando los dos leones por el cuello. y los personajes laterales no portan espadas, sino que levantan la mano extendiendo el dedo índice; sus rostros se encuentran en la línea de los anteriores, pero sus ropas no están definidas; las cabezas de los leones, por otro lado, se asemejan a los rostros felinos presentes en varias impostas jaquesas y del propio castillo. Al mismo taller parece corresponder el capitel izquierdo de la ventana 2 del interior del muro sur (fig. 96), con similares caulículos, con rostros basados en los mencionados modelos de inspiración en Frómista, al igual que los ropajes, aunque de pliegues muy sumarios: (.1 tratamiento de las plumas de las águilas las asemeja a escamas, del tipo de las utilizadas por el grupo de la fig. 95. Otro capitel muy próximo a este es el situado en su misma ventana (fig. 97) que representa dos sirenas de simétrica disposición: sil' embargo, los rostros resultan más delicados y sus escamas, aunque parecidas a las de su compañero, nos recuerdan, por su forma semicircular. las empleadas por Guilduinus en su altar (fig. 32), asimismo abundantes ett las iinpostas de Moissac. Por último, con figuras en la línea del presente grupo, cabe también citar la existencia de otros capiteles repartidos por las ventanas de la iglesia.

217. Monino, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...», art. cit.. p. 429. Lo pone como ejemplo del impacto en Jaca del susodicho capitel de la Orestiada (lig. 86).

150

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 92. Loarre. Ventana interior u" 5. capitel derecho.

94. Loarre. Ventana interior

110

Fig. 93. Loarre. Ventana interior o" capitel derecho.

la ilr1(..ia.

95. !marre. Ventana interior capitel izquierdo.

1111'1,1111.

del ab,ide.

151

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

Los capiteles tolosanos Ya desde principios del siglo xx es unánimemente aceptada por toda la historiografía la relación entre Toulouse, Jaca y Loarre, estrechada todavía en mayor medida por los descubrimientos de Lyman y Moralejo, que ponían de manifiesto las vinculaciones Toulouse-Jaca y viceversa. En este sentido, ya hemos visto en otros apartados obras donde se observaba, de entre sus elementos, un ingrediente tolosano; sin embargo. (ski-1(1i otras en las que la relación con Saint Sernin es más directa. Son capiteles e impostas situados, sobre todo, en el interior y exterior de la cripta, pero tan tbién en algunos otros lugares del edificio. Aparte del ya estudiado capitel de roleos del ábside (fig. 53), existe otro de similar estructura con decoración tolosana. consistente en vástagos que se bifurcan simétricamente, dejando a sus lados palmetas apuntadas: es el izquierdo de la ventana 4 del exterior del muro sur, de decoración parecida a ciertas piezas de Moissac (fig. 43), pero cuyo origen se encuentra, sin duda, en Saint Sernin, corno lo demuestra la ornamentación de algunas impostas más adelante analizadas. Por otra parte, hay un grupo forMado por piezas con un mismo tipo de ~líenlos finos y estriados y decoración entre ellos a base de tres hojitas alargadas. A este pertenecen el izquierdo de la ventana 3 del exterior de la cripta (fig. 98), con aves que vuelven la cabeza para picar tallos, posiblemente inspirado en la cara posterior del altar de Cuilduinus (fig. 32); el derecho de la ventana 3, que utiliza una palmeta de cinco hojas muy habitual en Toulouse; el izquierdo de la ventana 4 (fig. 99), representando un águila, y el derecho de la ventana 5 (fig. 100), con mono en cuclillas y bolas, quizá por contaminación jaqueca, pero con hojas de fondo muy similares a las de la figura 98 y abundantes en Saint Sernin, así como su imposta, como veremos, plenamente tolosana. El izquierdo de la ventana 5 posee caulículos más parecidos a lo jaqués, pero la estructura vegetal, con zarcillos simétricos nacientes de un tallo central y las aves picándolos, idénticas a la de la fig. 98, se relacionan con el altar de Saint Sernin; es similar a éste el capitel este del arco formero norte del segundo tramo de la iglesia. También poseen modelos tolosanos todos los capiteles, del interior de la cripta —a excepción del derecho de las ventanas 1 y 2—, relacionados por Lyman con Saint Semin.21" La similitud de algunas imposta, termina de confirmar estas estrechas relaciones. En este sentido, las contenidas en los capiteles de ciertas ventanas son idénticas a las de determinadas piezas del deambulatorio de Saint Sernin, incluidas por Cabanot entre las más antiguas;''" se componen de hojas vegetales simétricamente afrontadas, alternando la posición de los motivos, uno hacia arriba. otro hacia abajo; se encuentran variaciones de este modelo en varias ventanas. El otro terna semejante a lo tolosano es el que presentan las impostas del capitel izquierdo de la ventana 4 del exterior (fig. 99) y su gemelo de la 5, consistente su motivo en una palmeta de siete hojas en forma de pica, que reduplica su mitad

218. Lynaan considera que los cal teles del interior y exterior de la cripta son «casi idénticos« a los de Saint Sernin, después de 1083: 1.1\15 \. T. W.. «The Pilgrirnage ¡loada...». art. cit., lo. 40. 219. CABANOT. Jean. «Le décor

,callar

de la...s. art. cit., pp. 107 y 110.

152

Índice


EsTunto FORMAL

Fig. 96. Loarre. Muro sur. Ventana interior it" capitel izquierdo.

Fig. 97. Loarre. Muro sur. Ventana interior n" 2, capitel derecho.

Fig. 98. Loarre. Cripta, arquería exterior. Arco n" 3, capitel izquierdo.

Fig. 99. Loarre. Cripta, arquería exterior. Arco u" 4, capitel izquierdo.

153

Índice


ESTI iD10 FORMAL

a cada uno de sus lados. En Saint Sernin lo encontramos en la Porte des Comptes (fig. 41) y en numerosos capiteles del interior. En esta línea, dentro del contexto de relaciones Toulouse-Loarre, es preciso tratar la iglesia de Saint Gaudens, en el camino de Toulouse hacia Jaca. Posee una primera etapa de influencia hispana. puesta de manifiesto por Lyman,22° acometida en el último decenio del siglo xi. y otra bajo la órbita de Toulouse, en torno al 1100, según las cronologías propuestas por Durliat,22' constituyéndose en el edificio estrella en la extensión del modo tolosano en el piedemonte pirenaico francés, representado, ya en el siglo xll, por monumentos como la catedral de Lesear, Saint-Sever-de-Rustan, Maz¿Tes, Saint-Sever-sur-l'Adour y Nogaro.222 Es esta segunda etapa la que nos interesa en relación con Loarre, ya que algunas de sus obras comparten ciertos caracteres formales que expresan claramente un origen común: Toulouse. Así. los roleo, tolosanos (fig. 101) se reproducen en Saint Gaudens (fig. 102) \ también en Loarre (fig. 53), aunque con estructura jaquesa, como hemos visto; otras formas adquiridas en Saint Sernin aparecen asimismo en los antedichos lugares, compárese la fig. 103, de Saint Gaudens, con la 104, de Loarre, y se constatará su asombrosa similitud. Por otro lado, los capiteles de la cripta loarresa que Lyman relacionaba con Saint Sernin se muestran de igual modo estrechamente vinculados con Saint Gaudens. Se compone este grupo de capiteles vegetales con cau I íco los superiores y una o dos filas de palmetas, terminadas en puntas dobladas muy carnosas, todos situados en el interior de la cripta. De igual modo. el tema del águila de alas abiertas se da en ambos edificios, si bien el estilo de su factura varía entre ellos. Para terminar la compleja red de relaciones estilísticas, hay que señalar la existencia de varios capiteles que reproducen de forma directa el estilo de la Porte des Comptes de Saint Sernin. En principio existen tres capiteles en Loarre, el número 13 del ábside (fig. 105), el de una ventana exterior del ábside y el derecho de la ventana 4 del exterior de la cripta."' que presentan basiliscos afrontados tomados de una pieza de la mencionada puerta que representa un suplicio infernal (fig. 41, inferior derecho); en Loarre se ha suprimido la figura central del torturado y las cabezas monstruosas tolosanas han sido sustituidas por otras de aves picando hojas; de igual forma, las escamas del cuello, existentes en lo francés, han desaparecido en Loarre, colocándose crines en rizos, similares a la fig. 52 y a las que muestran los leones de la puerta tolosana y otros capiteles del interior.224 También parecen inspirarse en dichos temas tolosanos diversos capiteles situados en el exterior de las ventanas de la iglesia loarresa. algunos muy deteriorados.

220. 1,1 \I \ \ .

W., «The Pilgrimage Road,...». art. eit., pp. 36-39.

221. DURI.I \ 1. Marcel, «Les chapiteaux rotosos (le reglise...», art. cit.. pp. 42 y 68. 222. Di 111.1 51. Marcel.

La Collégiale de .s'ainI-Candens el les origines de la sculpture romane méridio-

noir. 1cadéinie des Iliscriptions el 13elles-livi tres. 1981, p. 365. 223. L.te va fue calilicado por Moralejo como del mencionado estilo: Muitsi Jo. Serafín, Modelo, erina y originalidad...»., art. cit., p. 96. 224. I n capitel del deambulatorio de Saint Sernin del estilo de la Porte des Comptes presenta leones afrontados, que muerden, en este caso, tallo, vegetales.

154

Índice


\I I

Fig. 100. Loarre. Cripta, arquerĂ­a exterior. Arco n" 5. capitel derecho.

Fig. 101. Saint

de Toulonse. Capitel de la tribuna.

155

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 103. Capitel de Saint Gamlen..

102. Capitel de Saint Gaudens.

Fig. 104. Loarre. Arquería exierior (lel ábside. arco 3. capitel derveliii.

Fig. 105. Loarre, inierion capitel ti' 13.

Un caso especial Se trata de dos capiteles y sus importas situados en el exterior de la ventana norte (figs. 106, 107), de interesantes conexiones posteriores. Referentes a ellos, contamos con las breves anotaciones de Moralejo, que los considera próximos a los modelos antiguos y, sobre cuyo eátilo, dice preludiar el del maestro colabora-

156

Índice


ESTUDIO FORMAL

rig. I (r7. Loarre. \ ci llana del muro norte. Exterior, capitel derecho.

Fig. 106. Loarre. \ ci,latia del muro norte. Exterior. capitel izquierdo.

Fig. 108. Saint Sernin de Toulouse. Porte MlĂŠgeville, detalle.

157

Ă?ndice


ESTUDIO FORMAL

dor del sarcófago de doña Sancha y del de Santa María de Uncastillo.' Pero, sin embargo, nos hallamos ante un original estilo no constatado anteriormente en Loarre y sin un modelo claro en ningún otro edificio. A pesar de ello, el estudio pormienorizado de sus elementos, nos indica que estamos nuevamente ante un caso donde se funden diversas tendencias. Con formas mórbidas, el capitel izquierdo (fig. 106) presenta dos niños desnudos cabalgando leones, que por su afán volumétrico y el deseo de conseguir planos espaciales —obsérvense las patas traseras de los leones—, parece situarse bajo el influjo de modelos clásicos, tal v como opinaba Moralejo; las formas blandas y carnosas de los leones, sus gruesas Colas pasadas por el lomo y el rizado de sus crines nos recuerdan a los de un capItel de Frómista (fig. 86, derecha), incluso el rostro de los putti posee, salvando las distancias, el aire del personaje situado en el capitel norte del arco fajón 4 del mismo templo (fig. 89). Sin embargo, otros detalles nos remiten hacia lo francés: un capitel de la Porte Miégeville de Saint Sernin, aunque tardío22 (fig. 108) nos presenta cuadrúpedos de potentes lomos y patas de detallada anatomía con afiladas uñas. Las alargadas palmetas del capitel derecho (fig. 107), aquí esquemáticas —quizá sin tallar—, se apuntan en Toulouse. aunque su definición, como hemos visto, se verifica en Saint Gaudens y Loarre; de igual modo, las águilas se hallan en lo tolosano; su tipo de escamas semicirculares, también presentes en los grifos de la imposta. se dan en el arte de Guilduinus y en Moissac. La estructura superior de ambos capiteles está igualmente coinpuesta por carnosos caulículos, de sección redonda, muy originales, con motivos prismáticos entre ellos, abundantes tanto en Toulouse como en Moissac; muy ini cresa ni e resulta la colocación, tras las volutas del vértice, de una especie de derivación del pitón jaques, pero convertido aquí en una pieza puntiaguda, de aristas cortantes. Por último, asimismo el gusano marino de la imposta derecha nos indica una posible fuente de inspiración francesa. Estas formas blandas de contornos sinuosos se encuentran germinalmente en los leones y basiliscos de la Porte des Comptes tolosana, las cuales sirven de modelo para generar formas de mayor morbidez en Moissac. En la imposta de uno de los capiteles del claustro moissaguesco (fig. 109), los grifos, más gruesos y carnosos, han sustituido sus patas traseras por robustas colas que se enroscan a modo de enormes culebras, simulando de este modo basiliscos; adviértase la similitud de su curvatura y aspecto general con el caso loarrés. Por lo que respecta al influjo que este capitel pueda ejercer sobre otras obras, será tratado más adelante al referirnos a las diversas corrientes estilísticas en las que Loarre está inmerso.

225. MORAI.E.10. Serafín, «Une sculpture du style de Bernard Guilduin...», art. cit., p. 89, y «Modelo, copia originalidad...», art. eit., p. 96. 226. \II. 1A MAN. W., «Notes on the Pone art. cit., pp. 27 y 35; y CABANOT, Jean, «Le drenr sililpté de la...», art. cit., pp. 141-143.

158

Índice


ESTUDIO FORMAL

Fig. 109. San Pedro de Moissac. Capitel del claustro.

Fig. 110. Abadía de Jouarré. Sarcófago de Teodeguilda.

159

Índice


ESTIIDIO FORMAL

El estudio de las impostas Se encuentran sobre los muros y, sobre todo, en los capiteles, componiendo cimacios. Dejando a un lado las comunes de billetes, el resto son de muy diversas formas, tanto vegetales como figuradas, y realizadas generalmente por el mismo escultor de su capitel. Posiblemente copian modelos que circulaban en forma de dibujo,22T de ahí que se repitan los mismos tipos en gran número de edificios muy distantes, lo que supone la interpretación del mismo tema por varios autores, aun en el caso de una misma construcción, como la que nos ocupa. Los diferentes tipos de motivos aparecidos en Loarre han sido organizados en cuatro grupos (A, B, C, D), atendiendo a sus caracteres formales. a) Tipo A Bajo esta denominación hemos agrupado las impostas cuyo motivo básico consiste en una forma de concha o riñón que contiene una palmeta fasciculada en su interior; dichos motivos se unen constituyendo series continuas y rellenando el espacio de sus albanegas mediante hojas o tallos vegetales (por ejemplo, fig. 39). Sobre el origen y transformación del presente motivo, quizá convenga señalar el ejemplo de un sarcófago francés relacionado con los aquitanos de los siglos v y vi; se trata del correspondiente a la primera abadesa de la cripta de la abadía de Jouarre, cuya decoración escultórica, de tradición clásica, pero dentro del arte merovingio, se remonta a finales del siglo vil y principios del Viti; la decoración de dicho sarcófago es muy interesante (fig. 110), pues presenta dos filas de conchass motivo de indudable raigambre en el arte sepulcral romano, en las cuales se encuentra formado el contorno arriñonado y los propios gallones de las conchas asemejan ya las hojas fasciculadas á las que luego darán lugar; incluso los espacios entre ellas se cubren con tallos terminados en tres hojitas apuntadas, similares a los utilizados en las impostas románicas. En Loarre, dentro del mismo esquema, experimentan distintas concreciones, según los diferentes talleres: con el motivo aplastado y la utilización de zarcillos en las enjutas, con formas más redondeadas y carnosas, de gran bulto y contrastes lumínicos, de concepción decorativista con los vástagos del contorno entrelazados o de diseño casi caligráfico. inspirado en las artes del metal. Para Ruth Maria Kline, autora de una tesis doctoral sobre las impostas de Moissac, las loarresas derivarían de Jaca y Toulouse, antes que del monasterio francés' y es cierto en tanto que las relaciones más estrechas se establecen con esas canteras, pero, v sobre todo por lo que respecta al tipo A, motivos tu t'y similares se encuentran en otros edificios igualmente relacionados por su escultura. En Jaca encontramos dicho motivo en numerosos capiteles, entre los que podemos destacar el capitel del sacrificio de Abraham de la portada sur (fig. 87) o el

227. Ya Moralejo adujo esta posibilidad, incluso para los eal,ildes. VIII. nota 213. 228. Vid. KLINE, Ruth Maria, Tice decorated hnpost oí... vil.

Índice


ESTUDIO FORMAL

capitel sur del arco formero 1 de la nave sur; en Toulouse el motivo resulta más apuntado, lo mismo que en Moissac que acusa su influjo; en Saint Gaudens, se encuentran semejantes en la primera fase de tradición jaquesa. En el panteón de San Isidoro de León, encontramos el terna en el capitel de la curación del leproso; también en San Martín de Frómista existen varios ejemplos (por ejemplo, fig. 89). Del mismo modo, en la pequeña iglesia de Santa María de Iguácel, nos encontramos con un caso de capitel similar, compuesto por el motivo estudiado, así como también con varias impostas con él decoradas. b) Tipo B En este grupo se integran los motivos circulares, separados o enlazados en forma de ocho tumbado; las enjutas se decoran de modo similar a los anteriores, con hojitas adaptadas a los espacios entre los círculos. Las formas contenidas en sus diámetros son variadas, como su tipo de talla; los hay con campanillas, con especie de margaritas (fig. 52), con roleos o con estrellas. Las vinculaciones con otras obras se establecen fundamentalmente a través de los roleos, tema de tradición clásica, presente también en numerosos edificios, como Toulouse, Moissac, Santiago, Frómista, Jaca o Iguácel, cuya problemática ya ha sido antes estudiada. También las margaritas aparecen en la imposta de un capitel de la iglesia del monasterio de Nogal de Huertas. c) Tipo C Se han incluido aquí motivos distintos que por su poca abundancia no podían constituir grupos separados; todas sus piezas tienen, no obstante, el nexo común de utilizar hojas vegetales, aunque formando distintos motivos. Hay pequeñas palmetas en forma de corazón o tallos que reduplicando su incurvación generan extensas palmetas; otras son una transformación del tipo A o muestran hojas contrapuestas en sentido inverso (fig. 100). Estas últimas guardan una estrecha relación con Saint Sernin, ya anteriormente analizada. d) Tipo D Se compone este grupo de impostas con temas figurados de muy diferentes elementos. Algunas ya han sido estudiadas, como aquellas que representan cabezas humanas o formas animales, realizadas estas últimas por los autores de sus propios capiteles. Entre el resto de este grupo, se encuentra una, decorada con círculos que contienen cabezas de toros (fig. 55); los vástagos vegetales que forman los círculos, con sus tres gruesos nervios, son similares a los contenidos en la imposta del capitel izquierdo de la ventana del exterior del muro norte v recuerdan a los que componen la decoración de entrelazo de ascendencia jaquesa, ya vistos en Loarre. Las cabezas de los toros, de ojos almendrados contorneados por una línea y morro redondo, responden al mismo diseño utilizado en las cabezas de perro de otra imposta, donde los cuernos han sido sustituidos por orejas puntiagudas; se colocan aquí de dos en dos, afrontados bajo arcos apeados en columnas. Los escultores de ambas impostas parecen ser los mismos que los de

16i

Índice


ESTUDIO FORMAL

sus respectivos capiteles v. aunque siguen un modelo común en ciertos detalles, son evidentemente distintos. Por último, nos queda un tema constatado en varios capiteles, que representa pájaros enmarcados en círculos. Dichas aves se muestran de perfil o frontalmente, picando los zarcillos en los que se circunscriben; tui tema parecido se encuentra en la cara posterior del altar de Guilduinus de Saint Sernin (fig. 32), pero no podemos olvidar que se trata a la vez de un tema de raigambre visigoda, como puede observarse en las impostas de ciertos capiteles de San Miguel de la Escalada (León), de tradición visigoda y similares a otros ejemplos, como los de, por ejemplo, San Pedro de la Nave (Zamora).

162

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

Hasta la actualidad, muy pocas han sido las piezas loarresas interpretadas iconográficamente; aunque ya en 1917, Ricardo del Arco, en su monografía se aventuraba con gran voluntarismo a desentrañar el sentido de algunos capiteles,'" lo cierto es que hasta el momento no ha logrado descifrarse mucho más, lo que viene a demostrar la dificultad del conocimiento iconográfico de esta escultura. Cabe señalar, no obstante, que, superada la polémica entre el carácter ilustrativo y meramente decorativo, parece plausible la idea de que no todo tiene por qué contener una nítida significación a priori y que incluso los mismos artistas estarían copiando en ocasiones temas que no comprenden. Serafín Moraleja al referirse a la iconografía jaquesa, opina que el escultor románico tomaría modelos clásicos, fascinado por su hermetismo, para conseguir obras con un «no sentido», prestigiadas precisamente por su enigma; con el paso del tiempo, ciertas imágenes terminaron por engendrar a posteriori su propio texto justificante,' lo cual puede hacerse perfectamente extensible a Loarre. Aquí, abundan dichos temas de origen clásico, que la tradición cristiana se ha encargado de incorporar a su repertorio icónico. Este es el caso de animales reales como los leones, especialmente los asociados a la persona humana, Daniel. David, Sansón, estos últimos asimilados con el episodio de Hércules contra el león de Nemea,2." o el águila, con las alas plegadas, en compañía de otros animales o en representación frontal con las alas abiertas, siendo algtmas sorprendentemente parecidas a modelos romanos.232 Del mismo modo se hallan ejemplos

229. ARco, Ricardo del, El castillo real de Loartr, cit.. p. 17. 230. ~Amo, Serafín, «Aportaciones a la interpretación del programa iconográfico de la catedral de Jaca», hUML, Zaragoza, 1977, pp. 176-179. 231. Hércules ha sido considerado como la prefiguración de Cristo. Sobre el tema vid. SINION. M., flercale et le Christianisme, París, 1955. 232. Compárese el águila romana encontrada en Mérida —existen ejemplos en otros lugares del Imperio— con la de la fig. 99 y se apreciará su asombroso parecido. También se ha constatado piezas musulmanas que siguen el mismo tipo romano, como la representada en m'a pila califa' de Sevilla, similar a otra de Marraquech de la misma época. Trae las ilustraciones YARn LIMES, Joaquín, Arte y arquitectura en España. 500-1250. Madrid, Cátedra, 1979. p. 85.

163

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

de seres fantásticos, como la sirena. el grifo o el basilisco. Tanto unos como otros, no solo contaron con los tipos escultóricos de las representaciones artísticas, sino también sin duda se nutrieron de una completa serie de lex tu, literarios, descriptivos de los diferentes tipos animales, entre los que cabe dest arar la Naturalis Historia, de Plinio (23-79 d. de C.)," el Fisiólogo griego (siglos tti-v d. de C.),' el Fisiólogo armenio (siglo y?) y el Liber monstrorurn de diversis generibus (siglo vi).' Otras obras, sin embargo, muestran meramente figuras humanas componiendo escenas, cuyo sentido concreto, en gran parte, se nos escapa. De las piezas sobre las que podernos ensayar alguna interpretación, se encuentra la portada de la entrada al castillo, a la cual suponemos una cierta unidad iconográfica. Dicha portada (figs. 29, 30, 31), situada en el muro sur de la fortaleza y sirviendo de entrada a todo el recinto, tiene la función de sustituir iconográficarnente a la verdadera portada de la iglesia, en realidad, una pequeña puerta abierta en el muro norte, flanqueada tan solo por dos capiteles vegetales (figs. 74, 75) y situada en un lugar angosto, con poca perspectiva y, por consiguiente, sin impacto visual sobre el espectador. En este sentido, la portada de la entrada era la que primeramente atraía la atención del visitante del conjunto. Como ya hemos indicado en otro lugar, de ella queda actualmente un relieve mutilado, colocado encima de la puerta, y dos capiteles en sus lados (figs. 68, 69). El relieve se componía de un pantocrátor en mandorla, con su tetramorfos y, a cada lado, un grifo, un ángel y un grupo de figuras. La mandorla poseía una inscripción en su contorno, ahora incompleta e inidentificable, que algunos autores de principios del siglo xx intentaron transcribir," y también uno de los ángeles.237 Por otro lado, parece ser este un raro caso en su temática para la zona y la época, dominadas por el desarrollo del crismón, siendo más abundantes los ternas figurados en la zona occidental española.' En el caso que nos ocupa, se representaba a Cristo en majestad en el Juicio Final, según la visión del Apocalipsis en mezcla con la de Isaías (Is 6), rodeado de los cuatro seres y sus ángeles custodios. La composición es completamente simétrica, en torno a la figura de

233. Vid. FAiNot -T. A.. Mine rinden. Hitoire Naturelle. Lira, MI, París. Les Selles Letires, 1052. 234. Vid. (: 111.1.11,..1.. l.jac nt. the Keasf. Ph)•siologus, Luudres, Carllil ami Stallybass, 1924. 235. ( : uli( a y \I ‘11.11\ . !N'almiar mélanges (rurelh4ologie. rrhisloire el de littérattur sur le moren rige. Curiosih's nrvshWvuses. Parí,. Firmin-Didot. 1117+ Boum; \ Cerrado, Liber monstromm de diversis generibus. Libro delle ntirab,I, difformiot. 236. Isidro Gil transcribió:

Bonipiaoi. 1977.

Gil., Isidro, «El castillo de Loarre«, art. cit.. p. 281). Aunque Ricardo (1(.1 Arco entendió algo completamente distinto: «1181 TI... FONS ECO \ \ \S I\\ HIT \5 \Will»:

til \I n'\», negando la existencia de la tedia 1(165: Aaco. Ricardo del, El castillo real de Loarre, cit., I.. 10. 'hunpoco la vio FiciERA, Luis de la. El monumento nacional castillo de Loarre, Zaragoza, Salyador Hnos.. 1919, p. 13. 237. Ricardo del Arco leyó: «CA811113.

Foartrt DO DEI»: Asco, Ricardo del, «Obras y hallazgos en el

castillo de Loarre»,11/1111 (enero 1916). p. 16. 238. GANA NIÑO, Juan Antonio, «Tímpanos románicos españoles», Go. u" 43-44-45 (1961), I. 35.

164

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

Cristo y rematada en los extremos por dos grupos de cinco personas, de un tamaño menor que las figuras centrales y que se ocultan con telas onduladas, representando a los bienaventurados y a los condenados; ambos conjuntos se cubren con los referidos drapeados para simbolizar el paso al mundo sobrenatural. El tema del relieve se complementa con el de los capiteles de la portada. El de la izquierda ya fue definido por Porter como el Sacrificio de Abraham239 y puede relacionarse con el sentido de la liberación de Isaac de la muerte,24" pero también con la exaltación de la fe ciega en Dios; mientras que el de la derecha nos presenta dos monos en cuclillas acompañados de decoración vegetal. El mono se ha considerado como el mejor exponente de la parodia humana y de la degradación mora1,241 identificándose habitualmente con la lujuria.242 Así pues, el visitante se encontraría con una portada presidida por Cristo Juez, advirtiendo a su izquierda —derecha de Cristo— la presencia de los justos y debajo, en ese mismo lado, en el capitel de Abraham, la exaltación de la fe en el Señor y la liberación de la muerte, es decir, el simbolismo de la vida eterna que espera a los bienaventurados. Al otro lado, se mostraba la condena de los impíos, estrechamente ligada a su capitel inferior, simbolizando la lujuria y, por extensión, toda clase de vicios reprobables; de este modo, se contraponían en la portada la principal virtud y uno de los vicios más extendidos. Según lo expresado, la idea de este conjunto estaría próxima al sentido penitencial manifestado de forma más compleja en Jaca,' donde puede leerse en una de sus inscripciones, la situada bajo el tímpano: «Si deseas vivir, tú que estás sujeto a la ley de la muerte, ven aquí suplicando, rehusando los consuelos del veneno. Purifica el corazón de los vicios, para que no perezcas en una segunda muerte», aplicable, salvando las distancias, a Loarre y donde se exhorta al fiel al abandono del pecado y se le advierte de sus consecuencias. Esta idea de advertencia para los que se acercan al templo queda de igual modo reflejada en las inscripciones de otros templos, como la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la Serós (Huesca), donde increpa la inscripción final: «Corrígete primero, para que tengas fuerza para pedir a Cristo», o en Santa Fe de Conques, cuyas inscripciones terminan con esta invocación final: «Oh pecadores, si no reformáis vuestras costumbres, sabed que será duro vuestro juicio futuro».244 Por lo que respecta a la iglesia del castillo, el lugar preeminente es el ábside, en cuya arquería se concentran los capiteles de mayor tamaño y mejor talla, dispuestos según el siguiente esquema:

239. PORTER, A. K., «lguácel and more romartesque...», art. cit., p. 159. 240. MORALE10, Serafín. «La sculpture romarte de la cathédrale de Jaca...', art. cit.. p. 105. 241. Vid. JANSON, FI. \V, Apes and Ape-Lore in the Middle Ages and the Renaissance. Londres, 1952, P. 98. 242. MORALE10, Serafín, «La sculpttur romane de la cathédrale de Jaca...•, art. cit., p. 99 y nota 28. 243. Ibidem, p. 94. Pone de manifiesto dicho sentido. 244. YARZA LuAcEs, Joaquín (dir.), Documentos para la Historia del Arte. Arte Medieval II, Barcelona, Gustavo Gili, 1982; inscripción de la catedral de Jaca. p. 178; inscripción de Santa Cruz de la Serós, p. 179. e inscripción de Santa Fe de Conques, p. 180.

165

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

8 9 10 11 12 13 14 F VE F

1 2 3 4 5 6 7 V F ? V F V F V = vegetal

F = figurado

* = centro

Aquí se combinan, junto con piezas puramente vegetales, ternas del repertorio internacional, constatados en diferentes edificios, con otros de difícil interpretación. Entre los primeros, contamos con el número 2 (fig. 38); su temática la encontramos en Saint Sernin, en la tribuna oeste del crucero sur, donde probablemente represente, al igual que en Loarre, un suplicio infernal, como los que acontecen en la decoración de la Porte des Comptes, de entre los cuales, el más similar a nuestro caso (fig. 41) ha sido identificado por Lyman como el castigo de un pecado de espíritu, quizá del orgullo.2" Algo que parece ser normativo en Loarre, la representación descalza de los espíritus humanos o celestiales, parece corroborar que el suplicio aludido, patente en el caso loarrés, se ejerce sobre las almas de los infortunados —los personajes van descalzos— y en el infierno, situado en el más allá, en un espacio ideal, fuera del ámbito natural. El otro tema de amplia difusión es Daniel entre los leones del capitel número 5 (fig. 39), a veces representado de forma compleja, como en el caso de Jaca,24b pero siguiendo una de sus composiciones más comunes, consistente en la colocación central y frontal de Daniel, flanqueado por dos leones, por lo que su identificación no ofrece dudas;247 en la misma línea parece encontrarse el número 7 (fig. 45), muy deteriorado, pero donde puede apreciarse un personaje central, prácticamente desaparecido y dos leones a cada lado, en este caso con los dorsos en primer término y entrelazados por vástagos vegetales. Cierto capitel, el número 8 (fig. 56), representa a dos ángeles en los extremos sosteniendo libros y a dos hombres en el centro, uno apoyado sobre un bastón y otro señalando con su mano el libro del ángel contiguo. Ricardo del Arco vio en ellos a los cuatro evangelistas, mientras que Francisco Iñiguez lo asimiló a un hombre caminante por la vida o un alma conducida al juicio, apuntando la influencia musulmana por la aparición de los dos ángeles custodios.248 Figuras con libros aparecen en otros lugares, por ejemplo, en un capitel ya mencionado de Frómista (fig. 89) o en otro de Saint Sernin (fig. 42) que Lyman identifica con

245. 1."1AN, T. W., «The sculpture Progranune of the Porte des Comptes Master al Saint Sernin in Toulouse». inri. xxxiv (1971), p. 16. 246. Se encuentra en la portada occidental, potenciándose en ese caso la figura del ángel que acude en socorro de Daniel. La pieza ha sido analizada MORAISJO, Serafín, «Aportaciones a la interpretación del programa iconográfico...», art. cit., pp. 179 y ss. 247. Para la iconografía del tema de Daniel vid. NF.ws, Wilhein, Die katalanische Bibelil/ustration tun die Wende des Ersien Jahrtausends und die altspanische Buchtnalervi. Bonn-Leipzig, 1922. 248. Auco, Ricardo del, El castillo real de Loarre, cit., p. 17. e ÍS1(.11.z Al mt:Ncit, Francisco, «La escatología musulmana en los capiteles románicos., PI (1967), p. 269.

166

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

un clérigo probablemente;' sin duda en todos los casos el libro hace referencia a las Sagradas Escrituras. El hecho de que los personajes centrales vayan calzados nos indica su carácter terrenal, así como el bastón, accesorio que ayuda a superar las fatigas del camino; su sentido podría estar relacionado con el paso de los hombres por la vida, cuyas adversidades y sufrimientos quedan reflejadas en la figura antedicha, aunque, si bien se ven reconfortados y guiados por las Escrituras, como señala el personaje izquierdo; así, el sufrimiento físico se halla contrarrestado por la guía espiritual, que además anuncia la recompensa celestial a tanto esfuerzo en la Tierra. La existencia de dos ángeles no parece que tenga que ver con lo musulmán, ya que ambos no son custodios de una sola persona, como ocurre en lo islámico,25° incluso no deben de tener un carácter de guarda, sino ser tan solo el símbolo de la guía espiritual de la persona, ayudando iconográficamente a hacer sagrados los libros que portan y contribuyendo formalmente a la composición de la cesta, siendo prácticamente simétricos. El capitel número 10 (fig. 57) posee relación formal con el anterior y es posible que también iconográfica, aunque el sumo deterioro que afecta a las figuras impide un análisis acertado del mismo. Quedan por último del ábside dos capiteles figurados, los números 11 y 13. El primero (fig. 40), con cinco figuras, tres con los brazos abiertos, cada una en el frente de las caras, y dos cabalgando una especie de ranas en cuclillas en los vértices, fue identificado por Porter como Moisés, Aarón y Ur,25' aunque por la disposicón de las mencionadas figuras agachadas parece relacionarse más con el tema de la lujuria, tal y como lo vio Emille Mále. También Ricardo del Arco lo puso en relación con el tema de los vicios y los pecados,252 ya aparecido en otras obras del castillo y en la misma Jaca.Sn La otra pieza (fig. 105) nos presenta cuatro basiliscos afrontados, de carácter maléfico, como son descritos en los bestiarios medievales; Pierre de Beauvais, que recopila bestiarios tradicionales franceses, relaciona al animal, un tipo de serpiente, con la representación del demonio.254 También ciertas obras románicas

249. LYMAN, T. W., «Notes on the Porte Milgeville...», art. cit., fig. 26. 250. bilGUEZ ALMENC11, Francisco, «La escatología musulmana en los capiteles...», art, cit., p. 269. 251. PORTER, A. K., «Iguácel and more romanesque...», art. cit., p. 159.

L'ad religieux en France au V9/'" sikle, París, 1922, pp. 375-376. ARCO, Ricardo del. El castillo real de Loarre, cit., p. 17. 253. Moralejo alude al terna en el capitel de la Anunciación: MORALIOO, Serafín, «Aportaciones a la interpretación del programa iconográfico..... art. cit.., pp. 196-197. 254. Dicho bestiario data de 1206. MALAXAVERRÍA, Ignacio, Bestiario medieval. Madrid, Siruela, 1986, p. XV: «Este animal representa al diablo, al mismo Satanás que se escondió en el Paraíso, que engañó a Eva y Adán; así comieron del fruto prohibido. Por eso fueron expulsados del Paraíso, cuando fueron envenenados ellos y todos los descendientes de Adán durante cuatro mil años, que murieron todos y cayeron a la cisterna, con el basilisco, es decir. al infierno, con el demonio.. Recogido por BtANct:nri 0. G.. Bestiaires du Moyen Áge. Le Bestiaire de Pierre de Beauvais, París, Stock-Plus, 1980.1)1) 214-215. 252. MÁLE, Emille.

167

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

confirman este sentido; así, en la Porte des Comptes de Saint Sernin de Toulouse aparecen estas bestias como demonios castigando a un condenado (fig. 41) y en un capitel del claustro de Moissac quedan taxativamente asimiladas al diablo con la inscripción: «serpens anticvvs qvi est diabolus».2" En conjunto, las piezas absidiales no parecen observar un orden lógico en su colocación, como confirma el esquema anteriormente visto y, por tanto, no puede hablarse de un programa iconográfico coherente para esta parte de la iglesia. Ahora bien, de todo ello se desprende un cierto sentido de ejemplificación moral con matices escatológicos, en la línea iconográfica de la portada. Junto a la exaltación de la virtud en Daniel, aparece la personificación de los vicios, con la lujuria y, entre ambos, los hombres que caminan por la vida ayudados por las Escrituras; en el extremo izquierdo, derecho nuestro, se significa el demonio a través de los basiliscos y, en el derecho, se narra un suplicio infernal como advertencia futura. Por lo que respecta a las ventanas del ábside, entre los capiteles que se prestan a una lectura iconográfica, se hallan los de la ventana 3. El izquierdo muestra dos leones andrófagos, que devoran a un hombre por los pies. Se trata, sin duda, de un tema polivalente, que puede en principio tener un carácter escatológico, vinculando su acción con el suplicio de las almas en el infierno, pero también encierra el simbolismo del león como agente de la muerte, que hace posible la metamorfosis de la vida terrenal en vida sobrenatural, poseyendo un sentido solar, de muerte y resurrección;'" siguiendo esta línea, puede ligarse con el sacramento del bautismo, con la muerte del pecado original y el alumbramiento de una nueva vida espiritual, tema que aparece en numerosas pilas bautisrnales.2' El capitel derecho (fig. 88) representa a unos personajes tras de telas onduladas. El tema aparece en Jaca e Iguácel (fig. 111) —aunque aquí las ondulaciones parecen acuosas o ígneas— y también en la propia portada del castillo (figs. 29, 31); el hecho de que en esta última la imagen simbolice a los condenados y bienaventurados nos lleva a considerar estos drapeados como elementos significantes del otro mundo y a proponer como lectura del capitel en cuestión la representación de las almas en el más allá. En la ventana 4, a su izquierda, se sitúa una pieza que presenta dos leones afrontados. Jesucristo es el León de Judá, tal y como indican las Escrituras (Gn 49, 9 y Ap 5, 5) y también interpretan los bestiarios medievales; el de Philippe de Thaün —primera mitad del siglo mi—, que sigue la versión latina del Physiologus, afirma que el León es el Hijo de la Virgen María"" y de este modo es

255. Transcripción del autor. Trae la ilustración del capitel SCflAPuto, Meyer, «The Romanesque Sculpture of Moissac., art. cit., nueva edición en Evutdios sobre el románico, p. 184, fig. 80. 256. Vid. CHAMPEAUX, G. de, y STERCK X. S.. Introducción a los símbolos. La Europa románica, Madrid, Encuentro, 1984 edición de 1972. en Zodiaque), pp. 336-337. 257. GUERRA, Manuel, Simbología ronuínien. Madrid, FUE, 1986. pp. 83-84. 258. WALBERG, E., Le Bestiaire de Philippe de Thahiin, París, Müller, 1900, pp. 25 y ss.

168

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

Fig. 111. Santa María de Iguácel. Capitel del exterior del ábside.

169

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

relacionado en las inscripciones del tímpano de la catedral de Jaca:

«PARCERE

STERNENTI LEO SCIT XRISTUSQVE PETENTI * IMPERIUM MORTIS CONCVLCANS EST LEO

La reduplicación del león y su colocación afrontada, además de un recurso formal para conseguir la simetría, supone el enfrentamiento entre ambos, lo que explicaría su sentido ambivalente, pues el león puede representar también al demonio," dando lugar al tema de la oposición de los contrarios, a la lucha entre el bien y el mal. En el capitel derecho se sitúan de forma simétrica dos corderos con dos hombres detrás que, blandiendo una espada, se disponen a sacrificarlos (fig. 93); la referida simetría vendría motivada por razones estéticas, siguiendo además el mismo esquema que en la fig. 94, pero en la pieza en cuestión el tema, idéntico así en ambos lados de la misma, estaría relacionado con el Sacrlficio de Abraham, aunque escenificando un segundo momento en el que Isaac ha sido sustituido ya por el cordero, al cual se va a sacrificar de inmediato. La representación del cordero no parece ser un tema habitual en el repertorio románico; Serafín Moralejo cita el caso de la portada meridional jaquesa y el de otro capitel de Saint-Benoit-sur-Loire, relacionando el tema del cordero que se troca por Isaac con el simbolismo de Cristo que sustituye a la humanidad en el sacrificio de la cruz; apunta asimismo el posible significado de la personificación de la Sinagoga o el Sacrificio de la Antigua Ley.'" Quedan de esta parte del edificio los capiteles de la ventana 5. En el izquierdo (fig. 95) aparece un personaje que sujeta mediante una cuerda a un oso; este animal posee un carácter negativo en las representaciones románicas," como confirma el aludido tímpano de la catedral de Jaca, donde un león pisa a un oso y a un basilisco, paradigmas de la maldad demoníaca. En el caso de Loarre, podría hacer alusión a la victoria de Cristo sobre el demonio o a una exaltación del hombre que domina el pecado. El derecho (fig. 92) nos presenta dos ángeles simétricamente opuestos; el vértice de unión entre ambos laterales ha desaparecido, pero sus restos parecen indicar la existencia de un incensario, por lo que podríamos estar ante dos ángeles turiferarios. En el exterior de las ventanas absidiales, aparecen capiteles cuya temática ya ha sido, en la mayoría de los casos, comentada anteriormente. Existe uno en la ventana 3 que parece presentarnos a David o Sansón desquijarrando dos leones; resulta curioso, además de la reduplicación de los leones, uno a cada lado del capitel, afrontados y con David en el centro, la colocación, detrás de las bestias, de sendos personajes que levantan una mano desplegando su dedo índice. Dichas escenas veterotestamentarias deben de tener aquí un significado cristológico, expresando quizá que, así como David-Sansón, agente divino, doblega la portentosa fuerza del león, del mismo modo Cristo combate victorioso la potenFORTIS».259

259. 260. 261. 262.

CANELLAS, Á., y SAN VICENTE, Á., Aragón. España románica, rjt., p. 127. GUERRA, Manuel, Simbología románica, cit., p. 87. MORALEJO, Serafín, «La sculpture romané de la cathédrale de Jaca...», art. cit., pp. 103-104. Así lo estima GUERRA, Manuel, Simbologjia románica, cit., p. 231.

170

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

cia del maligno; incluso el personaje reduplicado ad hoc, con el expresivo gesto de su índice, parece llamar nuestra atención y advertirnos del sentido de la representación. En la ventana 4, se nos muestran temas ya analizados: basiliscos afrontados y leones que se dan el dorso. En la 5, el capitel izquierdo representa cuatro leones rampantes, dos de ellos afrontados en el vértice de la pieza, devorando serpientes, cuyo simbolismo probablemente se encuentra en la línea de otras obras que presentan a Jesucristo —león-- venciendo al mal —serpiente--; en este sentido, cabe citar la ya aludida frase del capitel del claustro de Moissac, y que corrobora la asimilación del diablo a la serpiente en el mundo románico, cuya inspiración bebe en las Escrituras y cuya escena prototemática es la seducción por esta de Eva (Gn 3). El capitel derecho presenta un mono en cuclillas, flanqueado por dos personajes, cuyo significado debe de estar próximo a la lujuria, referida más arriba en otras obras. Respecto del significado de las piezas de las ventanas absidiales, es necesario apuntar que abundan en lo escatológico, introduciendo un sentido cristológico. Las ventanas 1 y 2, ciegas, poseen decoración vegetal; es la 3 donde aparecen ya temas figurados y posiblemente relacionados entre sí. Su sentido es ambivalente y recogen el principio y el fin de la vida cristiana en el ámbito terrenal; por un lado, el izquierdo simboliza el bautismo y el derecho los hombres inmersos en las ondulaciones acuosas; por otro, el izquierdo puede aludir al pa,,o de la vida natural a la sobrenatural a través de la muerte y el derecho a las almas en el más allá, con lo que su relación podría ir en este sentido. En la ventana 4 se nos presenta a la izquierda el enfrentamiento Cristo-demonio o entre el bien y mal, y en el derecho el Cordero de Dios que sustituye a la humanidad para salvarnos precisamente del pecado. Por último, la serie se completaría con el sometimiento del pecado y los ángeles turiferarios, de la ventana 5. Otro conjunto con una aparente vinculación iconográfica es el compuesto por los cuatro capiteles de los arcos fajones del primer tramo de la iglesia. Del arco este, el capitel norte (fig. 79) contiene dos hombres desquijarrando leones con pájaros sobre estos, todo flanqueado por un personaje más a cada extremo. Para Iñiguez Almench, representaría a los maledicientes o mentirosos castigados en el infierno, según la escatología musulmana,=u' aunque su sentido no parece estar claro, sobre todo por la aparición de las dos figuras marginales que complican la escena principal. No obstante, el hombre en lucha con el león tiene la reminiscencia del pasaje mitológico de Hércules contra el león de Nemeatt 4 y, con toda probabilidad, ha sido adaptado aquí al tema veterotestamentario de Sansón o David contra el león (Jc 14, 5 y 6) (Sin 18, 34 y 35). La escena se constata también en un capitel de la galería este del claustro de Moissac, donde su inscripción no deja

263. El tema se da en Jaca, en la nave norte, capitel este. Vid. fig. 80. Para la interpretación islámica, vid. ÍÑICUEZ ALMENCI I, Francisco, «La escatología musulmana en los capiteles...», art. cit., p. 271. 264. Hércules cotno prototipo de Cristo. Vid. nota 231.

171

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

dudas sobre la identidad de Sansón.2b5 Por otro lado, la significación de la conjunción ave-león parece estar relacionada con la unión alma-cuerpo,"' lo que nos llevaría a proponer como lectura el castigo del hombre por el agente divino, sin negar la ambivalencia o polivalencia del tema, cuyo sentido se nos escapa. El capitel sur del mismo arco (figs. 81, 82) presenta el Pecado Original y la Expulsión del Paraíso. Centra la composición el árbol de la ciencia, del bien y del mal, rodeado por la serpiente y, a ambos lados, Adán y Eva, desnudos, cubriéndose con una mano sus partes pudendas; el ángel del texto bíblico se ha reduplicado aquí para conseguir la adecuada simetría. En el arco fajón oeste, el capitel norte (fig. 46) posee idéntico tema que su homónimo del arco este. La pieza sur (fig. 47) es mucho más original, disponiendo un personaje central, sentado y sujetando mediante argollas dos leones, sobre los cuales vuelan ángeles; en el extremo de cada frente lateral, se sitúa otra figura humana. El contenido de la escena puede revestir al menos dos sentidos. De un lado, puede perfectamente representar a Daniel vencedor de los leones, en su primera condena (Dn 6, 16-23), pero, de otro, la figura hace también alusión a Jesucristo victorioso sobre las fuerzas del mal y recuerda la visión de Isaías, en la que Yahvéh se le presenta sentado en un trono sostenido por serafines, si bien aquí la escena toma un sentido cristológico, potenciado además por las propias cruces patadas que portan los ángeles. La relación colectiva de estas piezas parece fallar al repetirse el mismo tema en dos capiteles, pero, no obstante, pueden apuntarse dos líneas de significación. Una partiría del pecado original, corno origen de toda transgresión, castigado en un suplicio infernal —repetido— y terminando en la representación de Jesucristo, vencedor del mal. La otra línea podría tener un sentido bautismal; parte también del pecado original, pero este es arrancado de los hombres mediante el bautismo —tema repetido— y concluiría en el capitel de Daniel, como sinónimo de vida virtuosa, modelo a seguir por el nuevo cristiano. De este modo, se repetiría aquí el tema de contenido escatológico o bautismal, tan extendidos en la icónica del románico. En el muro norte existe una ventana que posee al interior dos capiteles prácticamente iguales (fig. 112) y donde se disponen dos ángeles sosteniendo un clípeo central con una imagen dentro, lo que posiblemente nos indica que estamos ante un ascensus anime ad ccelum, otro de los temas relativamente frecuentes en la plástica del momento. El motivo de la imago clipeata arranca de lo clásico y paleocristiano267 y adquiere difusión en el románico; ya Gaya y Gudiol observa-

265. Trae la ilustración SCHAPIRO, Meyer, Estudios sobre el románico, cit., p. 194, fig. 97. 266. CHAMPEACX, G. de, y STERCKX, S., introducción a los símbolos..., cit., pp. 310-311. 267. Sirva como ejemplo el denominado Marfil Barberiai del Museo del Louvre, que representa el triunfo de un emperador bizantino —Anastasio (491-518) o Justiniano (527-565)— y cuyo registro superior muestra una imago clipeata sostenida Por dos ángeles. de un modo muy similar al de las imágenes románicas. Se encuentra la fotografía en VV.AA., Lourre. Cuide des colleriMns, Ministére de la Culture, Réunion des musées nationaux, París, 1989, p. 215.

172

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

Fig. 112. Loarre. Ventana del muro norte. Interior, capitel derecho.

173

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

ron su tema homólogo en Jaca,'" pero el motivo aparece además en otros conjuntos, como en ciertos capiteles de Saint Sernin de Toulouse, en el frente de la mesa de altar de Guilduinus (fig. 32), en una imposta de Moissac (fig. 44) o en el sepulcro de doña Sancha, por citar tan solo obras de un próximo entorno cronológico. En el exterior de la misma ventana, el capitel izquierdo (fig. 106) nos presenta dos putti cabalgando leones afrontados, seguramente tomados de modelos antiguos, tal y como apunta Moralejo,2"9 y el derecho, dos águilas igualmente afrontadas (fig. 107). Representa el águila la renovación, según el Fisiólogo griego, por ello es también el símbolo de Jesús y, así como el águila soporta el refulgir del sol, del mismo modo Cristo puede mirar al Padre sin cegarse;" dicho sentido cristológico explica los numerosos ejemplos iconográficos en el ámbito románico; existen, por ejemplo, en Jaca, Iguácel, Saint Sernin, etc. Por lo que se refiere al muro sur, aparecen las siguientes piezas. En la ventana 1, tanto en el capitel izquierdo como en el derecho, se disponen grifos afrontados; aluden a la divinidad,"' no en vano funden las figuras del águila y el león, ambas sinónimos de Cristo, participando además de un doble carácter: la pasividad y fortaleza del león, y el dinamismo y la astucia del águila El capitel izquierdo de la ventana 2 (fig. 96) nos presenta dos hombres en los extremos sujetando una serpiente y un águila cada uno, las cuales devoran un pequeño cuadrúpedo situado en el vértice y parecido a un zorro, símbolo del demonio;"" en este sentido representaría a los hombres gil dominan el pecado, expresado en la serpiente, y apoyados en Cristo, el águila, vencedor del demonio. El capitel derecho (fig. 97) presenta dos sirenas, simétricamente opuestas; su sentido es puramente sensual, siguiendo la tradición clásica; según Philippe de Thaün, su dulce canto atrae al oyente, engañándolo, hacia el pecado, pero asimismo pueden revestir el significad del bautismo.273 En la ventana 3, el capitel izquierdo es idéntico al ya comentado del tema de Sansón o David con los leones, y el recho áe presenta la misma escena, pero aquí el personaje levanta la espada para sacrificar al león. Al exterior del muro sur, la ventana 1 posee dos capiteles muy deteriorados que parecen contener jinetes. El resto de los capiteles figurados de esta zona pre-

268. En el capitel (:,le del arre formero sur del crucero. GAYA NUÑO. J. A.. y G:1-DIOL Hifi:MIT, J., Arquitectura y escultura roninierts. ea.. p. 130. 269. Moam.E.10. Serafín, al 'lie sculpture du slyle de Bernard Guilduin...», art. cit., p. 89. 270. Vid. (:Amt.w. J., Epic of the Beast..., Cit. , pp. 209-210, y WALBERG, E., Le Bestiaire de Philippe de l'halan,. ea., pp. 2013-2042. 271. J., Epic of the Beast..., cit., p. 231. 272. Así lo identifica GUERRA, Manuel, Sintbalogla románica. cit.. p. 313. 273. WAI.BERG, E., Le Bestiaire de Philippe de Thalnin. cit.. pp. 1361-1414. Sobre el tema de las sirenas vid. JEI.ABERT. D., «De l'art oriental a Fan minan. Recherches sur la faene et la flore romane, 11. Les sirenes»., HM (1936), pp. 433 y ss.: y Bol souvr, Jacques. «Copie el expansion de motifs dans la sculpture romane: la sirime aux (T'intuyes». ¡teme (le ( 'onnitinges. Pln;nées Centrales, xcia (1980), pp. 563-579.

174

Índice


LA ICONOGRAFÍA LOARRESA

senta motivos iconográficos ya analizados, como el derecho de la ventana 2, con cuatro águilas, el derecho de la ventana 3, con un suplicio infernal similar al constatado en un capitel de la Porte des Comptes de Saint Sernin, o el derecho de la ventana 4, con águilas sobre leones. Si consideramos en conjunto estos capiteles del muro sur, tanto del interior como del exterior, podremos observar la repetición de los temas ya aludidos, aunque aquí sobre todo desconexos entre sí. Lo mismo puede decirse de las piezas de la cripta, con temas ya tratados; basiliscos en el capitel derecho de la ventana 4 interior, águilas afrontadas en el izquierdo de la ventana 3 exterior, un águila de alas abiertas en el izquierdo de la 4 y un mono en cuclillas en el derecho de la 5 (fig. 113); tan solo la pieza derecha de la ventana 4 del exterior nos muestra tres personajes, los laterales con cartelas donde la leyenda ha desaparecido, de oscura interpretación. Podemos así concluir sobre el conjunto loarrés que presenta un aparente desorden en las piezas, que impide descifrar un cierto programa iconográfico, lo cual, por otra parte, acontece en la mayoría de los edificios románicos, donde la crítica historiográfica no ha logrado desentrañar su significado, aun después de largos años de investigaciones —sirvan como ejemplo los capiteles interiores de la catedral de Jaca—, y probablemente nunca lo consiga. Y ello porque, tal y como planteaba Moralejo,2' algunas obras nunca tuvieron un sentido claro para sus propios autores, en cuanto a los capiteles como piezas individuales y, mucho menos, en conjunto; lo cual pudo agravarse en Loarre, donde los talleres que trabajan al unísono eran varios. Por ello quizá nos hayamos aquí excedido en ciertas interpretaciones, aunque es preciso recalcar su carácter de simples hipótesis, en un contexto donde la seguridad interpretativa no existe y la oscuridad iconográfica solamente puede ser, por el momento, iluminada con meras conjeturas intelectuales, cuya solidez resulta relativa. En cambio, lo que sí parece desprenderse de su estudio es la casi exclusiva utilización de temas veterotestamentarios —Adán y Eva, sacrificio de Abraham, Sansón, David, Daniel— y de símbolos teriomórficos, adaptando su significado a las exigencias de la cultura románica y dotándolos de un nuevo sentido cristológico, escatológico o bautismal. En esta línea, se observa una articulación entre la virtud, el mal y su castigo, y la exhortación moral al abandono del pecado, adquiriendo de este modo un sentido penitencial relacionado con la portada, que avisa al fiel sobre el peligro de la iniquidad y sus nefastas consecuencias.

274. Vid. nota 230.

175

Índice


1 \ ICO OC.11114A LOARRESA

Fig. 113. Loarre. Cripta, arquería del ábside. Arco n" 5 exterior, capitel derecho.

176

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL EN TORNO AL 1100

Dejando a un lado la estéril polémica sobre la primacía gala o hispánica en los orígenes del románico clásico, cada vez parece cobrar más fuerza la idea de una formación paralela del estilo a ambos lados de los Pirineos; en este sentido, tal y como indica Serafín Moralejo, «más que la introducción del románico en España, habría que hablar de la integración de España en el ámbito en que el románico se estaba gestando» .2: '1 Por otro lado, y en cuanto a la génesis de dicho estilo, parece últimamente reafirmarse la existencia de un cierto sustrato clásico como modelo de la plástica románica, tanto para los temas figurados'° como para la decoración vegetal, especialmente en el desarrollo de los capiteles corintiosr ambos casos presentes en Loarre. De este modo, como expresa Isidro Bango, la escultura española y francesa llegarían a resultados independientes, «basándose en la fuerza de las manifestaciones clásicas de su propio patrimonio de romanidad» .2'8 Ahora bien, el problema principal reside en estructurar las relaciones que, sin duda, unen muchos de estos edificios. Bango ha llamado la atención sobre toda una arquitectura y escultura coetánea que desapareció, lo cual vendría a cuestionar las conclusiones sobre su estudiar" aunque Moralejo, consciente de ello —«la Historia lo es siempre de fragmentos»—, se congratula de que España haya conservado grandes jalones de este proceso —Santiago, León, Frómista, Jaca, Loarre—, en contraposición a los restos franceses, mucho más castigados por la destrucción.'m

275. MORAI.E.10, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...», art. cit., p. 92. 276. Vid. »Hutu:Y), Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...», art. cit. Aceptado por DtuLIAT, Marcel, «Toulouse et Jaca., tunn„ Zaragoza, 1977. pp. 199-208. 277. Vid. Gut \ (Yr, Jean. «La redécouverte du chapiteau corinthien au xt" silcle en Gascogne, Navarre et Aragon», tmtc. x (1979), 'pp. 139-141. Pueden seguirse los modelos romanos en GUTIÉRREZ BEIIEMERID, Mn Ángeles, Capiteles romanos de la Península Ibérica. Valladolid. Universidad de Valladolid, 1992. 278. BANCO TORVISO, Isidro, Alta Edad Media. De la tradición hispanogoda al románico. Madrid, Sílex, 1989, p. 144. 279. Ibidem, p. 132. 280. MORALEJO. Serafín, «Modelo, copia y originalidad...., art. cit., p. 100.

177

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

Cómo se relacionaron sus fábricas no es tarea fácil de resolver, pues resulta complejo establecer qué es o qué se debe a desplazamientos de talleres o escultores y lo que corresponde a copia de modelos en circulación.2" Sea como fuere, la implicación estilística de los monumentos más arriba referidos es unánimemente aceptada y en ella tiene cabida Loarre, ya que las relaciones de esta obra se dirigen hacia ambas direcciones, es decir. Francia y España, y pueden contribuir a aclarar el panorama de la escultura románica en torno al 1100. Una línea de conexión tiene su origen en la primera campaña de la catedral de Santiago de Compostela, donde, como ya hemos dicho, aparecen los pitones de ángulo y los caulículos de sección cuadrangular, que asimismo se constatan en Loarre en diferentes estadios de evolución (por ejemplo, fig. 54). Estos modos se rastrean en San Martín de Frómista21' (fig. 86), y la próxima iglesita del arruinado monasterio de Nogal de Huertas (fig. 59), extendiéndose hacia el este y llegando hasta la zona de Jaca-Loarre,'" para irrumpir incluso hasta en el propio territorio francés;2" algo parecido sucede con el tema de los roleos, presentes en las primeras piezas compostelanas y llegados, aunque de forma más o menos clara y directa, hasta los mencionados edificios aragoneses.28' Otro conjunto relacionado con el círculo Jaca-Loarre es el panteón de San Isidoro de León, por lo que se refiere a ciertos capiteles de raíz corintia, con decoración de bolas y piñas, y a determinadas impostas vegetales, cuyos esquemas parecen reproducirse en las antedichas obras. Todo lo anterior nos permite confeccionar ya un primer cuadro cronológico para la inscripción de Loarre en su contexto. Sabemos que la primera campaña de Santiago tiene lugar entre 1077 y 1087/1088.2" Pero otros cambios cronológicos, ya previamente señalados, han sido introducidos por Moralejo para Frómista, Nogal y Jaca, de modo que la escultura de San Martín se ejecutaría antes que la de Jaca, proponiendo para la primera unas fechas entre el 1085 y el 1094,2' siguiéndose su estilo en Nogal, entre 1093 y 1109.288 Según todo esto v especialmente considerando la finalización de la primera campaña compostelana, piensa que la escultura de Jaca no puede ser anterior a 1088. Por último, la

281. MORALEJO, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...», art. cit., p. 430. 282. Su relación fue ya puesta de manifiesto pa- GIL, Isidro, «El castillo de Loarre», art. cit., p. 295, y posteriormente por GAILLARD, Georges, «1A, comencements de l'art roman...», art. cit., p. 52, y

IX \ IAN, T. W, «The Pilgrimage Roads...», art. cit.. II. 40. 283. La existencia de estos caracteres en Jaca e, entendida por Moralejo como una consecuencia de su derivación de Frólnista: MORALF:10, Serafín. «La lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez...», art. cit., p. 218. Jaca y Frómista tendrían a su vez su antecedente en Santiago: MonA1.FJ0, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...», art. cit., p. 84. 284. Duiumr, Marcel, «Les débuts de la sculpture romane dans le Midi de la France et en Espagne», (mur. O (junio, 1978), p. 107. 285. Vid. el apartado correspondiente a «La decoración con nitros». 286. Mon \1.1;1O, Serafín, «La sculpture romane de la cathédrale de Jaca...». art. cit., p. 82. 287. Vid. MORALEJO, Serafín, «Sobre la formación del estilo escultórico...», art. cit., y «La lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez...», art. cit., p. 218. 288. MORALEJO, Serafín. «La lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez...», art. cit., p. 198.

178

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

datación por Williams del panteón de San Isidoro de León entre 1072 y 11012" hace más verosímiles las similitudes arriba expresadas. Sobre la cronología loarresa, se han levantado numerosas conjeturas, desde su situación en el siglo xll, por Gómez Morenos"" o Durliat —fines del siglo xi o principios del xn—,291 hasta las que consideran el conjunto más antiguo, como la tesis de Porter, quien lo estima anterior al 10952"2 o Gaya y Gudiol, cuya fábrica creían concluida antes del siglo xn.1"3 Si bien lo único seguro son ciertas fechas ante quem ya estudiadas, corno la donación del castillo a Montearagón en 1093, la inscripción de la portada en 1095/1096 y el traslado definitivo de los monjes en 1097, a partir del cual parece altamente improbable que se siguieran las obras. No poseemos, sin embargo, ningún dato histórico para el comienzo de los trabajos de escultura, pues ni el privilegio de Alejandro II para la creación del monasterio en 1071, ni la anexión a este del de Fanlo en 1074, aunque indicios seguros de la actividad monástica, son determinantes para el comienzo de las obras escultóricas, ni siquiera para las arquitectónicas, por lo temprano de las fechas para lo avanzado de la construcción. No obstante, si, corno parece posible, el arte jaqués no puede desarrollarse antes del 1088 y considerando las cronologías del resto de los edificios antes vinculados, las obras del taller escultórico de Loarre podrían llevarse a cabo hacia la primera mitad de la década del 1090. En este sentido, existen otros datos que pueden abundar en la cronología propuesta: las relaciones con Toulouse y con la segunda campaña de Santiago. Ya hemos indicado en otro lugar cómo la cronología de Saint Sernin de Toulouse es un tanto compleja de establecer, pero que, de cualquier modo, no es anterior a 1070, ni parece lógico que se prolongue más allá del 1100, y cómo, en su segunda etapa (hacia 1083-1096), es posible que parte de su taller marchase camino de España. Prueba de ello es la difusión de un tipo de capitel de derivación corintia, de dos filas de caulículos, que se da tanto en la colegial de Saint Gaudens —situada en el camino hacia España y a partir de fines del siglo xi—,2"4 como en la cripta de Loarre,'" donde además, corno ya hemos advertido, se constatan otras similitudes formales en diversas piezas. Este tipo palmetiforme, incorporando las bolas jaquesas y otros aportes de la catedral —como el achatamiento de las propias palmetas— puede seguirse en la segunda fase de Santiago de Compostela;""' ubicado en el crucero y las naves (por

289. WILLIAMS, John, «San Isidoro in León...», art. cit.. pp. 174-184. 290. GÓMEZ MORENO, Manuel, El arte románico español. cit.. p. 80. 291. DliRLIAT, Marcel, El arte románico en España, cit., p. 20. 292. Poma, A. K., «Iguacel ami more romanesque...», art. cit., p. 157. 293. GAYA Nt 50, J. A., y Gt Dan. RICART, J., Arquitectura y escultura románicos, cit., p. 135. 294. Dunuvr, Marcel. «Les chapiteattx romans de l'église...». art. cit.. p. 68. 295. Relación ya establecida por LYMAN. T. W., «The Pilgrimage Roads...., art. cit., p. 40. 296. Moam.E.m, Serafín. «Saint Jacques de Composteile...», art. cit., p. 90. Según dicho autor, a partir de 1105 aparecen en Santiago escultores procedentes de Jaca y Loarre: MORALF.10, Serafín, «Un reflejo de la escultura de Jaca...», art. cit., pp. 81 y 82.

179

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

ejemplo, fig. 114), aunque también se ha localizado alguno en la cabecera, lo que podría explicarse por la continuidad de la decoración de la misma durante esta segunda campaña. Dichos tipos vegetales aparecen también en la iglesia de San Isidoro de León;2"' véase, en este sentido, la fig. 115, cuyos caulículos, composición y forma de las palmetas nos remiten directamente a modelos jacetano-loarreses (por ejemplo, fig. 116). Otros temas compostelanos, como las labores de entrelazo (fig. 117) o los leones afrontados, de igual modo nos señalan hacia los mencionados modelos. Según esto, la fecha de aparición del nuevo estilo, 1105, implica la conclusión anterior de la escultura de Loarre. ((In firmando con mayores visos de verosimilitud la cronología loarresa propue,i a. También determinadas obras de San Isidoro ponen de manifiesto su relación con Jaca y Loarre; así, por ejemplo, la de la fig. 118, con decoración vegetal similar a ciertos capiteles del castillo y de la catedral jaquesa, u otras tallas con volutas enlazadas, pitones de ángulo y consolas estriadas, con hombres desquijarrando leones, con águilas afrontadas y consola de felino, con sirenas, o los propios relieves del tímpano del Cordero vinculados con ciertas esculturas de Platerías, pero que, sin duda, se insertan dentro de la corriente jaquesa," como se observa en la fórmula de los plegados y plisados, vistos desde abajo, plasmados asimismo en Jaca y Loarre. Pero el influjo loarrés, modelado en el entorno de Jaca, no solo se advierte en los monumentos de primera línea, sino también en otros menores, situados en el Camino de Santiago, como la colegiata cántabra de San Martín de Elines, objeto de la tesis doctoral de María Ealo de Sa.'"" Se confirma aquí el típico ajedrezado jaqués, unido a la aparición de capiteles sorprendentemente parecidos a los de Loarre, aunque degradados en la forma. Guardan similitudes los de entrelazo, mientras que otros, de hojas muy estilizadas y alargadas, señalan a los de la cripta del castillo, en los que parecen inspirarse; pero la relación deviene más estrecha al comparar los leones presentes en ambos conjuntos. Según Ealo de Sa, la colegiata se comenzó en 1060, pero se reconstruyó durante la primera mitad del siglo XII," extremo este que acuerda su cronología con la influencia loarresa. No obstante, la presencia de elementos formales de Loarre no termina ahí; pensemos en el gran número de piezas del castillo, trabajadas por varios escultores o talleres que indudablemente se dispersaron a la finalización de las obras.

297. Su construcción también es problemática. Williams la sitúa en la primera mitad del siglo

vid.

WILLIAMS, John, «San Isidoro in León...», art. cit., pp. 174-184. Moraleja la circunscribe a los primeros años del mencionado siglo: ~Amo, Serafín, «lin reflejo de la escultura de Jaca... p. 32. 298. MORALEJO, Serafín, «Saint Jacques de Compostelle...», art. cit., p. 90. 299. EALO DE SA, María, El románico de Cantabria en sus cinco colegiatas, Institución Cultural de Cantabria; Diputación Provincial de Santander, 1978. Tesis doctoral leída en 1977 en la Universidad Complutense y dirigida por Hernández Perera. 300. Ibidem. p. 29.

18o

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

Fig. 114. Catedral de Santiago de Compostela. Capitel del crucero sur.

Fig. 115. Colegiata de San Isidoro de León. Capitel de la nave sur.

Fig. 116. Catedral de Jaca, nave norte. Arco formero ti' 4. capitel oeste.

181

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

Tanto es así que su estela puede rastrearse en el propio Aragón con resultados bastante interesantes. Sabidas y aceptadas son las relaciones entre Jaca y Loarre durante la primera etapa constructiva de la catedral, pero, al parecer, dichas relaciones continuaron durante la segunda, a juzgar por una imposta loarresa (fig. 55) reproducida de forma casi idéntica en la de un capitel de la sala capitular de la catedral jaquesa (fig. 119). Se trata de vástagos enlazados, formando círculos, en cuyo interior se colocan cabezas de toro, nacientes de los mismos vástagos. El autor de la ménsula de Loarre parece ser el mismo que el de su capitel, el cual posee unos canlículos muy similares a los del jaqués; por otro lado, la rizada cabellera de los personajes del capitel de Jaca presenta la misma concepción que las cabelleras de los mencionados toros de Loarre, así como las cabezas de los leones bajo las volutas son muy parecidas a las de otro capitel del ábside loarrés (fig. 39), situado dentro de la misma familia formal del que contiene la imposta en cuestión. Así pues, o estamos ante un taller constituido en Loarre o ante otro que interpreta ciertas formas suyas. El inicio de la segunda campaña jaquesa, que incluye la sala capitular y el claustro, arrancaría en 1105,20' lo cual hace muy posible la intervención del antedicho escultor —o escultores— loarrés. Otra fábrica que acusa la mano de los artistas de Loarre es la de San Pedro el Viejo de Huesca. El denominado Maestro de los pliegues planchados, que ejecuta la Epifanía del pórtico sur (fig. 120), está íntimamente ligado al escultor o taller que labra los capiteles 2 (fig. 38), 5 (fig. 39) y 11 (fig. 40) del ábside de la iglesia loarresa, con el mismo tipo de pliegues plisados, especialmente visibles en el 2 y el 11. Sin embargo, la más estrecha relación se halla en los rostros de los reyes que están de pie, sobre todo el segundo, prácticamente idéntico al del capitel 5 de Loarre, y muy similar al personaje izquierdo del 2. El modo general de la disposición de las cabezas resulta muy parecido, terminadas en una especie de grandes cascos en Loarre y convertidos estos, en Huesca, en coronas para los reyes o en tocados para el resto de las figuras, pero siempre haciendo contacto con la parte superior del marco. Singularmente interesante resulta el tocado de la Virgen, idéntico al que exhiben las figuras centrales de cada una de las caras del capitel 11 del castillo. David Simon acepta la opinión de Porter para la construcción de San Pedro el Viejo: poco después de 1096,102 con lo que nuevamente volvemos a tener una cronología apropiada para la expansión de los modos loarreses. Se habrá observado que las dos últimas obras comparadas con Loarre forman parte de dos grupos de piezas relacionadas con una tercera: el sarcófago de doña Sancha, procedente de la iglesia del monasterio de Santa María de Santa Cruz de la Serós, sobre el que existen varios trabajos donde se ponen de manifiesto las susodichas vinculaciones y de entre los que cabe destacar la tesis doctoral de

301.»mut:in, Serafín, «La srulpture romane de la eathédrale de jara...», art. cit., 85. 302. SIMON. David, .Le sarcophague de Doña Sancha á Jaca•. csmu.

10 (1979), p. 114.

182

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

Fig. 117. Catedral de Santiago de Compostela. Capitel del crucero sur.

Fig. 119. Catedral de Jaca. Capitel de la sala capitular.

Fig. 118. Colegiata de San Isidoro de León. Capitel de la nave sur.

183

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

David Simon.3" Junto con otras talla, la Epifanía de San Pedro el Viejo (fig. 120) se ha relacionado con el frente del sarcófago y el capitel de Jaca con la parte posterior del mismo. Ahora bien, aun ginando las piezas comparadas de tan estrecha ligazón con Loarre, esta vinculación no parece poder hacerse extensible al sarcófago, cuyas figuras difieren de las loarresas comentadas, suponiéndose además su fecha de realización más tardía;'" tan solo las colocadas en la parte derecha del frente, la condesa y dos mujeres, parecen poseer cierta relación respecto de los tocados. Por contra, la conexión expuesta por Dulce Ocón de la cara posterior del sarcófago con la escultura del Maestro de Uncastillom5 resulta tener más puntos de contacto con Loarre, pues existe en la iglesia del castillo un capitel (fig. 106) que parece preludiar ambos estilos:" En este el tratamiento del cabello y la forma del resto, así como los rizitos presentes en los leones se reproducen en las figuras de las arquivoltas de la portada de la iglesia de Santa María de Uncastillo (fig. 121); prueba verosímil de esta relación es la imposta que corre bajo las figuras de la arquivolta, de vástagos vegetales carnosos que sugieren formas marinas, de innegable inspiración en la imposta del referido capitel de la fortaleza o en un modelo común. Así pues, vemos que las líneas de expansión de los modos loarreses son extensas, lo cual no puede sorprendernos si consideramos la aludida dispersión de sus varios artífices y el hecho de que todas las obras tratadas en Aragón son empresas, como Loarre, impulsadas por la monarquía, de lo cual cabe deducir una cierta continuidad de sus artistas. Pero, por otro lado, no puede olvidarse tampoco el papel que sin duda jugaron los ya mencionados dibujos o cartones, sobre los que probablemente se basaron generaciones de escultores, reinterpretando sus formas y contenidos. De ahí la dificultad de discernir qué se debe al desplazamiento de talleres concretos o a la circulación de dichos modelos; lógicamente, cuanto más distanciamiento cronológico, e incluso geográfico, más posibilidad en la copia reinterpretativa de las piezas primigenias.

303. La primera publicación sobre el tema fue PORTES, A K., «The Tomb of Doña Sandia and the Romanesque Art of Aragon», M, XLV (1924), pp. 165-179. El trabajo de mayor entidad lo r msiituyó la tesis doctoral de SimON, David, The Doña Sancha Sarcophagits and the Romanesque Scalprare in Aragon, Courtauld Institute of Art, Universiity oí Loin Ion. 1977. Más recientemente se hall sm.ci do otras aportaciones sobre el tema: DULCE De." Alonso, «Los maestros de San Pedro el Viejo: un ensayo de aproximación a los prócesos de creación artística en la escultura románica». Aclas(lel CAA, Sección II, Huesca, Diputación Provincial de Huesca, 1985, pp. 87-100; y CAMPO IlvraRN, María Gloria, «El sarcófago de Doña Sancha y la escultura románica del Alto Aragón», HFtI, 1 luesca, lEA, 1985, pp. 257-278. 304. Simon lo considera realizado en la segunda década del siglo xa: SIMON, David, «Le sarcophague de Doña Sancha á Jaca», art. cit., p. 123. Campo, después de 1125: CAMPO BETRÁN, María Gloria, «El sarcófago de Doña Sancha y la escultura...», art. cit., p. 278. 305. DULCE Ot:ÓN, Alonso, «Los maestros de San Pedro el Viejo...», art. cit., p. 91. 306. Así lo estima MORALE10, Serafín, «Modelo, copia y originalidad...». art. cit.. p. 96. Si bien la obra Á.. de Uncastillo resulta muy posterior: poco tnás allá de 1135, según CANELL \S. :S.. y S\\Vicv Aragón. España románica, cit., p. 346.

184

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

Fig. 120. San Pedro el Viejo de Huesca. Tímpano de la Epifanía.

Fig. 121. Iglesia de Santa María de Uncastillo. Detalle de la arquivolta.

185

Índice


LOARRE Y EL DESARROLLO DEL ROMÁNICO INTERNACIONAL

No obstante y sea como fuere, concluimos en la plena inclusión de su escultura en las corrientes artísticas de la época; es más, Loarre, podemos afirmar, constituye una encrucijada donde se dan cita tendencias de muy diversa índole que, reelaboradas, son irradiadas de nuevo hacia otros lugares, influyendo incluso sobre generaciones posteriores. Aquí se recibe el primer arte compostelano y el clasicismo de Frómista, en estrecha relación con Jaca, expandiendo el estilo hacia Francia, de donde, como contrapartida, vienen los influjos tolosanos que, reinterpretados en el círculo Jaca-Loarre, se desplazan junto con sus logros hacia las tierras del oeste hispano, influyendo a su vez de igual modo y con intensidad en el ámbito aragonés. De esta forma, Loarre depara muchos puntos de partida para desarrollos ulteriores de su estilo, que introducen sus complejos tentáculos en el anchuroso mar del siglo

186

Índice


APÉNDICES


• • •

• • •

••

1

• I

I

: • • •

I

-E • '

1 .I

;

B.. • ti

z..

1

I

.-

EN

1 ▪ I' II

» •1

. r

...k

.. 1

. •

.

I•

1.1 . .

. •N i ?V . . ;

• •

M : .•I

: . .• 2 ..0

•.. g •

II p -11.

..11 . r I% Iljl i

•7 IEL E.I : • a lj

Fi.

.1 L

• :5'

a.:

.

1

rr ..., . ::. • •

..

I . W .• ga, . % I 1 ' mg • . 1 .:. p

1— i ..„: . 1.7 •1111 • : ....dr .11.fii •• I 7 hm'

rI l'

. oz •:

l ' Em.'

il • • • :•.1: r . ' 1: • • . Z•. • • : .< ,. .r Y i..z li. I '.

...I • wilinizsalLA 7

.. i

....41 : . ' '

• •

ti


1 Calendario de acontecimientos históricos En este Calendario se reseñan, año por año, todas las noticias referentes a la fortaleza de Loarre, con la indicación de las fuentes de donde han sido extraídas. Para una mayor agilidad en el trabajo, aquellas fuentes que se citan varias veces han sido indicadas por las siguientes abreviaturas: (A) ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón en los anales históricos, cit. (B) ARCO, Ricardo del, «Referencias a acaecimientos históricos contenidos en las datas históricas del los siglos xl y XII», EEMCA, v (1947-1948). (C) BRIZ MARTÍNEZ, Juan, Historia de la fundación y de las antigüedades de San Juan de la Peña y de los Reyes de Aragón y Navarra, cit. (D) CANELLAS LóPEZ, Ángel, Colección diplomática de San Andrés de Fanlo, cit. (E) DURÁN GUDIOL, Antonio, Colección diplomática de la catedral de Huesca, cit. (F) HUESCA, Ramón de, Teatro histórico de las iglesias del Reino de Aragón, cit. (G) IBARRA RODRÍGUEZ, Eduardo, Documentos correspondientes al reinado de Ramiro 1, cit. (H) IBARRA RODRÍGUEZ, Eduardo, Documentos correspondientes al reinado de

Sancho Ramírez, cit. (I) LACARRA DE MIGUEL, José Ma, Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro, cit. (J) ORCÁSTEGUI GROS, Carmen, Crónica de San Juan de la Peña, cit. (K) SALARRULLANA DE DIOS, José, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, cit. (L) UBIETO ARTETA, Agustín, Los tenentes en Aragón y Navarra en los siglo xi y YK, cit. (M) UBIETO ARTETA, Antonio, El Cartulario de San Juan de la Peña, cit.. (N) ZURITA, Jerónimo, Anales del Reino de Aragón, cit.

189

Índice


APÉNDICES

1033 Tenentes: — Lope Sánchez, enero de 1033 / abril de 1035: (L), p. 146. — Ídem, 8 de enero: (M) vol. i, doc. 58, p. 171. — Ídem, 19 de marzo: (M) vol. 1, doc. 59, p. 175 y doc. 60, p. 177. — Ídem, 19 de marzo: AHN, Libro Gótico, folios 23 vuelto y 29 vuelto. 1035 Tenentes: — Lope Sánchez, 14 de abril (E) vol. t, doc. 15, p. 31. Otros datos: — Sancho el Mayor entrega a Ramiro I las tierras entre Vadoluengo y Matidero, a excepción de Loarre y Samitier, que corresponden a Gonzalo: (M) vol. 1, doc. ,6, p. 185. — Gonzalo recibe de Sancho el Mayor, entre su heredad, el castillo de Loarre: (N) 1, 13, 87. 1042 Tenentes: — Fortuño (Fortún) Aznárez , 1042 / abril de 1050: (L) p. 146. — Ídem: (G) doc. 21, p. 41. 1045 Tenentes: — Fortuño Aznárez, septiembre: (M) vol. II, doc. 87, p. 161. 1046 Tenentes: — Fortuño Aznárez, marzo: E) vol. 1, doc. 16, p. 32. — Ídem, 14 de julio: (M) vol it, doc. 93, p. 71. — Ídem: (G) doc. 31, p. 59; loc. 36, p. 70; y doc. 148, p. 222. 1047 Tenentes: — Fortuño Aznárez: (M) vol.

II,

doc. 95, p. 75.

1049 Tenentes: — Fortuño Aznárez, 20 de al >ril: (M) vol. ti, doc. 100, p. 86. — Ídem: (G) doc. 42, p. 79.

190

Índice


APÉNDICES

1050 Tenentes: — Fortuño Aznárez, 16 de abril: (M) vol. II, doc. 103, p. 91. — Ídem (alrededor de 1050): (E) vol. 1, doc. 17, p. 32. 1054 Tenentes: — Lopc Garcés, marzo de 1054 / marzo de 1064: (L) p. 146. — Ídem, 16 de marzo: (D) doc. 30, p. 22. — Ídem, 10 de octubre: (M) vol. II, doc. 111, p. 105 y doc. 112, p. 108. Ídem: (G) doc. 60, p. 104; doc. 61, p. 105; doc. 62, p. 106; y do4. 63, p. 108. Otros datos: — Importancia de Loarre, con anterioridad musulmán: (A) p. 110. 1055 Datos: — Donación a San Juan de la Peña de Fortún Mansones, «quem occiderunt in Luar»: (M) vol. n, doc. 120, p. 122. 1058 Tenentes: — Lope Garcés, 24 de agosto: (M) vol. ❑, doc. 145, p. 167. 1059 Tenentes: — Lope Garcés, 21 de abril: (E) vol. 1, doc. 18, p. 34. 1061 Tenentes: — Lope Garcés, 19 de marzo: (M) vol. II, doc. 161, p. 204. — Ídem, 31 de agosto: (M) vol. fi, doc. 165, p. 209 y doc. 167, p. 213.

191

Índice


APÉNDICES

1062 Tenentes: — Lope Garcés, 24 de junio: (M) vol. u, doc. 170, p. 217. — Ídem: (E) vol.], doc. 22, p. 37 y doc. 23, p. 38. Ídem: (G) doc. 106, p. 173. y doc. 108, p. 175. Otros datos: — Enero: Sancho Gimaranes da a San Juan de la Peña media casa en Loarre: (M) vol. II, doc. 169, p. 215. — Donación de casas en «Levarre»: (G) doc. 106, p. 173. 1064 Tenentes: — Lope Garcés, febrero: (D) doc. 36, p. 86. — Ídem, 5 de marzo: (M) vol. II, doc. 173, p. 221. — Ídem, marzo: AHN, Clero, Carpeta 700, doc. 6. Publicado por CANELLAS LÓPEZ, Ángel, «La Cancillería Real Aragonesa», Folia Budapestina, Zaragoza, IFC, 1983. 1066/1068 Datos: — En 1066 (Sancho Ramín •z) «puso sitio a Loarre, de las primeras plazas de España, antigu, Calagurris o Calahorra Nassica, Loarre se había ganado con Rau tiro I y se perderá con su muerte (1063) [...] Esta villa ahora y en: onces ciudad [...] la batió y conbatió con lo más y mejor de su ejér rito, guiado de su persona. La conquistó en 1067, pero Abderranu n de Huesca la sitió. Fue vencido y cayó en 1068. Con la caída (I( la fortaleza de Lloarre, caen otras vecinas». (A) folio 117 vuela( 1070 Datos: — Sancho Ramírez ganó la villa a los moros y en 1070 la fortificó. (1) p. 21. — Recoge la noticia de la conquista a los moros, sin fecha, Jerónimo de Blancas: Aragonensium rerum comentarii, Zaragoza, 1588. — Recoge la noticia de la fortificación, sin fecha, Esteban de Gariba \ : Compendio Historial de las Chronicas y Universal Historia, Amberes, 1571, X libros.

192

Índice


APÉNDICES

1071 Datos: — 18 de octubre, bulas de Alejandro II: (F) p. 122. — 18 de octubre: el abad Aquilino de San Juan de la Peña, enviado por Sancho Ramírez a Roma, recibe tres bulas de Alejandro II, por las que toma bajo su protección los monasterios de San Juan de la Peña, San Victorián y San Pedro de Loarre. Publica las bulas KEHR, Paul, Papsturkunden in Spanien..., cit. — Llega el legado de Alejandro II, Hugo Cándido, para tornar obediencia e introducir los ritos de Roma: (A) folio 118 vuelto. 1074 Datos: — 5 de julio, creación de la Canónica de Loarre y Alquézar: (K) doc. 11, p. 22 — Sancho Ramírez anexiona a Loarre el monasterio de Fanlo: ) p. 122. 1076 Datos: — El obispo García de Jaca dona casas suyas construidas en Loaren: (E) vol. 1, doc. 39, p. 54. 1078 Tenentes: — Lope Garcés, marzo: (K) doc. 1, p. 1. 1080 Tenentes: — García Sánchez, marzo de 1080 / julio de 1085: (L) p. 146. — Ídem, 25 de marzo: (H) doc. 48, p. 127. — Ídem, 26 de mayo: (H) doc. 49, p. 131. 1081 Datos: — Mayo: fortificación de «Loberres» (¿Loarre?): (I) doc. 4. p. 13.

193

Índice


APÉNDICES

1082 Datos: — Donación de Sancho Ramírez realizada en Loarre: «Factam cartam istam [...] in castro quod vocitatur Luar»: (E) vol. 1, doc. 46, p. 63. 1083 Tenentes: — García Sánchez, 1 / 7 de enero: (D) doc. 71, p. 101. — Ídem, 11 de enero: (D) dóc. 72, p. 102. Ídem: (K) doc. 21, p. 59. Otros datos: — 1 / 7 de enero: el abad de Loarre y el rey Sancho Ramírez se entrevistan en el castillo: (D) doc. 71, p. 101. — Se cita el término de Loarre, con la torre de su señor, García Sánchez: (K) doc. 21. p. 59. 1084 Tenentes: — García Sánchez, febrero: (K) doc. 22, p. 69. — Ídem, marzo: (K) doc. 23. p. 72. Ídem, marzo: (E) vol. 1, doc. 49, p. 65. Otros datos: — «Sancius [...] Don Miro meo magistro [...] dono tibi illa pardina de Gorosped [...] super alios servicios multos per illa presone de Grados et per illa agua de Loar»: copia del documento del convento de Santa Catalina (Zaragoza) en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia. Colección Traggia, tomo 1, folio 320. 1085 Tenentes: — García Sánchez, abril: (K) doc. 25, p. 78 y doc. 26, p. 83. — Ídem, mayo: (K) doc. 27. p. 85. — Ídem, julio: (K) doc. 28, p. 87.

194

Índice


APÉNDICES

1089 Tenentes: Pedro Beltrán: (L) p. 146. Otros datos: — Agosto: Sancho Ramírez concede casas en Montearagón a Galindo Dat. Documento dado en Loarre: AHN, Clero, San Juan de la Peña, n" 143. Publicado por CANELLAS LÓPEZ, Ángel, «La Cancillería Real Aragonesa», Folia Budapestina, Zaragoza, IFC, 1983. 1090 Tenentes: — Fortuño (Fortún) López, 1090 / noviembre de 1107: (L) p. 146. 1091 Tenentes: Fortuño López: (I) vol. 1, doc. 11, p. 22. Otros datos: — Sancho Ramírez dona las torres de Tormos y Biota, «in loco vel kastrum que vocitant Luar»: (I) vol. I, doc. 11, p. 22. — Sancho Ramírez fortifica Marcuello, Loarre y Alquézar: (N) 1, xxix, 55. — [Sancho Ramírez] «...11enó de reparos, armas, víveres y soldados los famosos castillos de Loarre, Marcuello y Alquézar, conquistados de su persona»: (L) folio 130. 1093 Datos: — 5 de mayo: donación de Loarre con todas sus pertenencias a Montearagón: (E) vol. I, doc. 55, p. 74. 1094 Tenentes: — Fortuño López, 1 de junio: donación de Sancho Ramírez a García Íffiguez. Documento dado en Loarre: (E) vol. 1, doc. 59, p. 83. Otros datos: — 21 de abril: Pedro Sánchez va a Loarre ante el rey: (H) doc. 82, p. 221.

195 Índice


APÉNDICES

1097 i‘r lentes: — Fortuño López, 5 de diciembre: (D) doc. 90, p. 108. Otros datos: — 5 de diciembre: abad Eximen() en Montearagón, Loarre, Fanlo y Siresa: (D) doc. 90, p. 108. 1099 Tenentes: — Fortuño López, febrero: (E) vol. 1, doc. 74, p. 102. 1101 Tenentes: — Fortuño López, septiembre: (E) vol. i, doc. 83, p. 109. 1103 Tenentes: — Fortuño López, octubre: (D) doc. 94, p. 113. 1105 Tenentes: — Fortuño López: (I) vol. 1, doc. 21, p. 35; doc. 23, p. 36; y doc. 24. p. 38 1107 Tenentes: — Fortuño López, julio: (E) vol. 1, doc. 101, p. 125. — ídem, noviembre: (E) vol. 1, doc. 102, p. 126. — ídem: (I) doc. 28, p. 43 y doc. 29, p. 44. 1110 Tenentes: — Pere Petit, abril de 1110 / enero de 1133: (L) p. 146.

196

Índice


APÉNDICES

2 Crítica de autenticidad Actuaciones sobre el edificio La información sobre las actuaciones tendentes a la conservación del edificio puede seguirse en las siguientes publicaciones y documentos (por orden cronológico): MONSALUD, Marqués de, «El castillo de Loarre», BRAH, n" 47 (1905), pp. 448452. SERRANO FATIGATI, Enrique, «El castillo de Loarre», BSEE, t. 14, n" 160-161 (1906), pp. 143-144. ARCO Y GARAY, Ricardo del, «Obras y hallazgos en el castillo de Loarre», BRAH (enero, 1916), pp. 5-29. ARCO Y GARAY, Ricardo del, El castillo real de Loarre, Madrid, Librería de J. Martínez, 1917, pp. vil a a (del prólogo). FIGURA LEZCANO, Luis de la, El Monumento Nacional Castillo de Loarre, Zaragoza, Salvador Hnos., 1919, pp. 117-119. CHAMOSO LAMAS, Manuel, «Revisión de las formas constructivas en el castillo de Loarre», AE4, n" 60 (1943), pp. 384-399. PONS Y SOROLLA ARNAU, Francisco, Castillo de Loarre (Huesca). Proyecto de restauraciones y consolidaciones, Ministerio de la Vivienda; Dirección General de Arquitectura; Ordenación de Ciudades de Interés Artístico-Nacional, 1972. Copia del Servicio Provincial de Urbanismo de Huesca, Diputación General de Aragón. PONS Y SOROLLA ARNAU, Francisco, Castillo de Loarre (Huesca). Proyecto de

obras de conservación, cierre y accesos, y consolidación de muros del recinto interior del castillo, Ministerio de la Vivienda; Dirección General de Arquitectura, Sección de Monumentos y Conjuntos Arquitectónicos, 1975. Copia del Servicio Provincial de Urbanismo de Huesca, Diputación General de Aragón. PONS Y SOROLLA ARNAU, Francisco, Castilló de Loarre (Huesca). Proyecto de

obras complementarias de conservación y restauración en descubrimientos realizados en el interior, Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo; Dirección General de Arquitectura y Vivienda; Servicio de Restauración Arquitectónica, 1979. Copia del Servicio Provincial de Urbanismo de Huesca, Diputación General de Aragón.

Calendario de actuaciones y restauraciones 9 de mayo de 1904 El párroco Joaquín Torres y el Ayuntamiento de Loarre solicitan la declaración de Monumento Nacional a la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos.

197

Índice


APÉNDICES

14 de junio de 1905 Gabriel Llabrés, secretario de la Comisión Provincial, informa favorablemente. 17 de noviembre de 1905 La Real Academia de la Historia da a conocer un informe favorable elaborado por el marqués de Monsalud. 6 de febrero de 1906 La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando emite otro informe en el mismo sentido. 5 de marzo de 1906 El ministro de Instrucción Pública, Santamaría de Paredes, inserta en la Gaceta de Madrid la orden de Declaración de Monumento Nacional. abril de 1913 Se encarga el primer proyecto de restauración al arquitecto Luis de la Figuera Lezcano. 1914-1915 Campaña de restauración de Luis de la Figuera Lezcano (Asesorado por Ricardo del Arco.) — Se elaboran los primeros planos. — Se lleva a cabo en dos etapas: 1« Se aprueba el 14 de septiembre de 1914 y se desarrolla entre noviembre y diciembre del mismo año. 28 Se aprueba el 1 de marzo de 1915 y se verifica entre mayo y diciembre de ese año. — Se acometen las siguientes obras: Recinto exterior: se descubren tumbas medievales. Portada: eliminación de la hospedería construida en el siglo xvin, rescatándose la parte inferior del relieve de la portada, una ventana ajirnezada, cuatro canecillos y dos metopas. Iglesia mayor: — Se cierran grietas y se consolidan las techumbres. — Se desciegan las ventanas del ábside. — Se elimina el retablo barroco y las pinturas del siglo xvin. — Se restauran fustes y basas del ábside. — Se descubren dos escaleras de comunicación con la cripta. Dependencias de la fortaleza: — Se descubren dos aljibes. — Durante las obras, se derrumba accidentalmente un lienzo del muro este con dos ventanas grandes y una ventana ajimezada. — Se desescombra y restaura la sala NE.

198

Índice


APÉNDICES

1943 Obras de restauración de Manuel Chamoso Lamas (Asesorado por Francisco Iñiguez Almench.) Se desarrollaron mientras Manuel Chamoso ocupaba la Comisaría del Patrimonio Artístico de la Zona de Aragón y Francisco Ífiiguez, la Comisaría General. Se verifican tras un largo período de abandono de la fortaleza. Las actuaciones seguidas fueron las siguientes: — La restitución del antiguo tejado de la torre de la reina. — La restauración de grietas en el tambor y el ábside de la iglesia mayor. — El atado metálico con hormigón del tambor de dicha iglesia. — El descubrimiento del paseo de ronda en la parte superior del ábside de la iglesia y su restauración. 1970 Segunda redacción de planos realizada por el arquitecto Teodoro Ríos (Encargada por la Sección de Ciudades de Interés Artístico-Nacional de la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda.) 1972 Obras de restauración de Francisco Pons y Sorolla Arnau (Encargadas por la Ordenación de Ciudades de Interés Artístico-Nacional de la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda.) Se elaboran nuevos planos sobre los realizados por Teodoro Ríos. Las acciones afectaron a las siguientes partes: Recinto exterior: Restauración de la muralla: Consolidación de muros: desmontado y montado (con cemento) de las hiladas superiores. — Lavado de la piedra y rehundido de juntas. — Zonas derruidas: reconstrucción con material original de sus ruinas. Al final de la muralla por el oeste, se recrece lo conservado para sugerir el recinto total. — Consolidación del aljibe exterior. Restauración de la Torre del Vigía, reponiendo la bóveda (tan solo conservaba una trompa original). Muro este: — Reposición del lienzo hundido durante las obras de La Figuera, indicando su unión. Cripta: — Limpieza general y rejuntado del aparejo. Iglesia mayor: — Desmontaje y restauración de la cubierta. — Descubrimiento del antiguo acceso desde la iglesia al patio A.

199

Índice


APÉNDICES

— Limpieza interior y rejuntado de grietas. — Reposición del arco central del ábside y de los fustes desaparecidos. — Desmontado del altar y nueva colocación a nivel inferior (0,80 m). — Reparación del pavimento. — Cierre de ventanales con tableros de alabastro. Dependencias de la fortaleza: — Reparación general de bóvedas, pavimentos y muros. — Restauración de la bóveda de la torre NE. — Reposición de tres arcos hundidos en la sala NE. Torre del Homenaje: — Reposición de la cubierta y remate superior. — Colocación de pisos y escaleras de madera. — Reparación de la chimenea. Torre de la Reina: — Reposición de la cubierta y remate superior. — Colocación de pisos y escaleras de madera. 1975 Obras de restauración de Francisco Pons y Sorolla Arnau (Encargadas por la Sección de Monumentos y Conjuntos Arquitectónicos de la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de la Vivienda.) Se elaboran nuevos planos, algunos originales, otros sobre los realizados para la restauración de 1972. Las tareas se centraron en los siguientes aspectos: Recinto exterior: — Consolidación del muro entre la Torre del Vigía y el aljibe exterior. — Conservación del cementerio. Restauración de la puerta baja de la muralla: — Completando las jambas del arco interior. — Reponiendo los arcos diafragma. Restauración de la Puerta Alta de la Muralla: — Reponiendo el arco en su posición original (rebajado en época moderna). — Colocando dos hojas de madera y chapa, para cerrar dicha puerta. Restauración del ábside de la iglesia mayor: — Reponiendo columnillas del muro. — Restaurando la cornisa. — Reconstrucción de la parte central del muro Este, caído durante la restauración de La Figuera, solo en la parte imprescindible para conseguir el atado del lienzo Este (no se reconstruye la denominada «galería de los ajimeces»). Iglesia mayor: — Limpieza y rejuntado de la cripta.

200

Índice


APÉNDICES

— Restauración de la escalera principal. — Colocación de la puerta principal, con hojas de roble y chapa. Torres del Homenaje y de la Reina: — Consolidación del puente. — Construcción de una pasarela que une la Torre de la Reina con el puente. — Cierre de huecos modernos en los muros. — Colocación de puertas de madera en ambas torres. Restauración de la puerta entre la iglesia y el patio B: — Consolidación del torreón N, junto a la cocina. — Limpieza, renovación de la cubierta y cierre de vanos con losas de alabastro en la Capilla de la Reina. 1979 Obras de restauración de Francisco Pons y Sorolla Arnau (Encargadas por el Servicio de Restauración Arquitectónica de la Dirección General de Arquitectura y Vivienda del Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo). Se elaboraron nuevos planos, algunos originales, otros basados en los realizados para las restauraciones de 1972 y 1975. La restauración tuvo por objeto los siguientes núcleos: Palacio de Sancho Ramírez: — Limpieza de pavimentos, con levantamiento de los hundidos y nueva reposición, completándolos. — Consolidación de muros y aspilleras, en sillarejo o sillería. — Restauración del arco hallado, separando con pizarras las dovelas nuevas de las antiguas. Torreón norte: — Recrecido de muros con sillarejo. — Restauración de su ventana este. Torre del Vigía: . — Restauración de los vanos ajimezados con las piezas conservadas. — Reconstrucción de la bóveda.

201

Índice


..11 •.•

• • ...• I •r

.

•., '• •

• -•r

J

- ..

• {

.'

ro.% :'.1 r. ' . • •. .AVIA

4 .5.

F•

• :• 11°.11 •

••

. •%; ..W11.1

••

• O.

I.

al • =el '. L .1

.1 •

•Yr ic

•• I ..›1•3 ▪ 'F:...ze1,11•1 5Y. 1.1

; • ki Wil TAU..

• II

"'Y T

u .1'1;.:.1 i'"d

11%9 • .

• 1.• ESO

r

.

p•

••

1.

.

.

II"

- %••••-• .•. :•• L. • . • NY .1 411i-

•. •. '.

.r

• leo /-', . "-La . ; : . •

.

%

• .1 .1 I

L I -• • ' •

• •

? .

1

. - . • .1 51..: }.i1

• • /^•

1 :

11 -.1-1..• .,'

.•'.11 1 -+AV

Til

5.1,

.•.

.1. Z'. • • it 1 • .

.•

•. • ..1.•

}d.- 1.; •

11•71:1"›11

re 1.

• I .1

. ir: i • 'u

.

r.

F

• • I

•; 3 i

.:

1 ..19 :0•..T. t.

. ''. 1

1.• NI:

II

.. •., /. 4- . :1....1:rk •

1 :

.• •

1 ":▪ . • : ' Ea. z•

▪ • •

• E 1

.11•9/111Willr

.1

•17--2.1.... / ' : d In Al

-

vid Ial 1.. al. .• ik1:5. .1 00 V1.4-fr • • 1•y. .. • - • • 'Pl. • 'I k 1 • .•.' • •rj:5 ..

••• ••••••

..

i . .1 p ..LI .. I

ala =

g.l.'

.

I

.7,

a=

.

.• •

Lid .= • J: 11 .

-..j..2

':111'. • ‘r

-II• % 0E1115 1

J.' .: •

. 1 i• .•.▪ y

' .. ,

. ti

• 1

, ... •

• ,-.«.Lr.1 o ... 111.1. II • TI 5. Al • ' • .. • it • I.. • ig r ... : - rli. "1 i , •.• 4 : - .

•- i

:

• li

..er

.• - •A

.• •

1'

.

-1

1 ...

•a ..

<1

:. .i

rk

. '. ..:. 1 :. • •

9

.

EE.

l

si . ... • : ..

a

Im .=

.•

...

: .

.. 0:.

..1 .1

. : .1 ...,

•••

▪..

11. ' • .: • I• . Dr. 'I 'w ' • • i

.lh

. •

1, ...,

- •. • L.•••r 1 . .1 .• , 5

i

I

..

11. • ..r

• -.., :

• • •714 I. II▪ • . •

.

. ▪

..

•:l I

•••'.1 •.

.

.

••11

5r•

... L

.1 1 .:.

• :

i

•• •

• .{

. E

I

: T

1

'I. • g..

•}

.

I

. rl 2.' .. ... • r ii 5•I ...11

: :

.111r.

. .. • ...I. • •Er j. 1

I I L

¿ I

. -..e lir .

'.11.1.31.1 .1"

.•

: .' 'SI

....

da ... • : 2 :

1

1

••

d . • • '.. . .010. ' "zr: :

gr..° • • e - •s•. • •"-9.1. ,

• :

.

-•.•

..

rzao 1

.

.. !

i

.

=E

Js:1 . 1

II -

:M. y

I • • 7 1 : . •

milli ' :.. 11 ifri uw.; .

.1.■

. '-'1_

Z.. I . . •

7

NI I

• 1.11.1

11 a

E.

. .•;11'11.

di

.1 •:.4 ..• .1:.1 . •-•

1.

'1 .• •

L• .1


BIBLIOGRAFÍA

FUENTES

ARCO Y GARAY, Ricardo del, «Referencias a acaecimientos históricos en las datas de documentos aragoneses de los siglos xi y xit», MICA, n" 3 (1947-1948), pp. 1-64. BOSCH VILA, J., «Los documentos árabes y hebreos de Aragón y Navarra», EEMCA, n" 5 (1952), p. 407. CANELLAS LÓPEZ, Ángel, Colección Diplomática de San Andrés de Fanlo, Zaragoza, IFC, 1964. —, El Cartulario Visigótico de San Juan de la Peña, Gran Canaria, CAIGC, 1975. Colección diplomática de San Juan de la Peña, AHN, s/d. DURÁN Guoioi„ Antonio, Colección Diplomática de la catedral de Huesca, 2 vols., Zaragoza, IEP, 1965-1969. Hm' MIRANDA, Antonio, Crónicas árabes de la Reconquista, Tetuán, Editora Marroquí, 1953. IBARRA RODRÍGUEZ, E.. Documentos correspondientes al reinado de Ramiro I, Zaragoza, CDEHA (vol. 1), 1904. —, Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, ' Zaragoza, CDEHA (vol. 9), 1913. JAFFE-LOWENFELD, Regesta pontificorum romanorum, Leipzig, 1885. LACARRA DE MIGUEL, J. M», Documentos para el estudio de la reconquista y repoblación del valle del Ebro, 2 vols., Zaragoza, Anubar, 1982-1985. ORCÁSTEGUI GRos, Carmen, Crónica de San Juan de la Peña (versión aragonesa), Zaragoza, IFC, 1986. SALARRULLANA DE Dios, J., Documentos correspondientes al reinado de Sancho Ramírez, Zaragoza, CDEHA (vol. 3), 1907. SANGORRÍN, Dámaso, El libro de la Cadena de Jaca, Zaragoza, CDEHA (vol. 12), 1921. UBIETO ARTETA, Agustín, Los tenentes en Aragón y Navarra en los siglos my MI, Valencia, Anubar, 1973. UBIETO ARTETA, Antonio, Cartulario de San Juan de la Peña, 2 vols., Valencia, CAZAR, 1962-1963. YELA UTRILLA, Juan E, Cartulario de Roda, Lérida, 1972.

203

Índice


BIBLIOGRAFÍA HISTORIA ABARCA, Pedro de, Los reyes de Aragón en los anales históricos, Madrid, Imprenta Imperial, 1628. Aaco Y GARAY, Ricardo del, Estudios varios. Sobre arqueología romana oscense, Huesca, 1911. , — «Noticias inéditas acerca de la famosa biblioteca de don Vincencio Juan de Lastanosa», BRAH, t. 65 (1914), p. 326. —, «Fundaciones monásticas en el Pirineo aragonés», PI, n" 13 (1952), pp. 263-338 BELTRÁN MARTÍNEZ, A., Atlas de Prehistoria y Arqueología aragonesas, t. 1, Zaragoza, IFC, 1980. BLANCAS, Jerónimo de, Aragonensiunz rerum comentarii, Zaragoza, 1588. BLASCO DE LANUZA, V., Historia Eclesiástica y Civil de Aragón, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1622. BOSC:H GIMPERA y otros, Historia de España. España Romana, dirigida por Menéndez Pidal, t. 2, Madrid, Espasa-Calpe, 1935. BRIZ MARTÍNEZ, Juan, Historia de la fundación y de las antigüedades de San Juan de la Peña y de los Reyes de Aragón y Navarra, Zaragoza, Juan de Lanaja, 1620. BUESA CONDE, D. J., El rey Sancho Ramírez, Zaragoza, Guara Editorial, 1978. CANELLAS LÓPEZ, Á., «La cancillería real del reino de Aragón (1035-1134)», Folia Budapestina, Zaragoza, IFC, 1983. CODERA, Francisco, «Límites probables de la conquista árabe en la cordillera pirenaica», BRAH, o" 48 (1906), pp. 289-311. CORONA BARATECH, C., «Las tenencias en Aragón desde 1033 a 1134», EEMCA, n" 3 (1947-1948), pp. 379-396. DOMÍNGUEZ, A., y MAGALLóN, M. Á., La arqueología de la provincia de Huesca, Zaragoza, DGA, 1985. DURÁN GUDIOL, Antonio, «La Iglesia de Aragón durante el siglo xi», EEMCA, n" 4 (1951), pp. 1-269. — , De la Marca Superior de Al-Andalus al Reino de Aragón, Zaragoza, CAZAR, 1975. — , Ramiro I de Aragón, Zaragoza, Guara Editorial, 1978. —, El castillo-abadía de Montearagón (siglos ttt-A4, Zaragoza, IFC, 1987. ESCRIBANO, V., y FATÁS, G., «Recepción del cristianismo y dominación visigoda», Aragón en su Historia, Zaragoza, CM, 1980. FLÓREz, E, España Sagrada, t. 18, Madrid, Manuel Risco, 1866. GALIAY SARAÑANA, J., La dominación romana en Aragón, Zaragoza, IFC, 1946. GARCÍA MERCADAL, J., Viajes de extranjeros por España y Portugal, Madrid, Aguilar, 1952. GARCÍA VILLADA, Z., Historia Eclesiástica de España, t. 1, Madrid, 1929. GARIBAY, Esteban de, Compendio Historial de las Chrónicas y Universal Historia, x libros, Amberes, 1571. HUESCA, Ramón de, Teatro histórico de las iglesias del Reino de Aragón, t. 4, Pamplona, 1796.

204

Índice


BIBLIOGRAFÍA KEHR, Paul, «Papsturkunden in Spanien, Il. Navarra tmd Aragon», AGUG, t. XXI, 1 (1928). —, «Cómo y cuándo se hizo Aragón feudatario de la Santa Sede», ame.4. i ( 1945). pp. 314-317. —, «El papado y los reinos de Navarra y Aragón hasta mediados del siglo XII», ED/C1, II (1946). pp. 75-180. LASAS k. Juan Bautista, Itinerario del Reino de Aragón, Zaragoza, 1895. Edición de G. Mercadal, 1952. LACAIIIÍA DE MIGUEL, J. M», «Expediciones musulmanas contra Sancho Garcés», PU. n" 1 (1940). —, «Honores et tenencias en Aragon, xi'""' sicle», AMI, t. 80, n° 89 (1969), pp. 487-528. — , La vida de Alfonso I, Zaragoza, 1971. —, Aragón en el pasado, Madrid, Espasa-Calpe, 1979. LASTANOSA, Vincencio de, Tratado de la moneda jaquesa y de otras de oro y plata del Reino de Aragón, Huesca. 1681. LOSTAL PROS, Joaquín, Arqueología del Aragón romano, Zaragoza, IFC, 1980. MADOZ, Pascual, Diccionario geográfico, histórico y estadístico de España, Madrid, 1849. MARIANA, Juan de, Historia general de España, vol. i, Valencia, Benito Monfort, 1788. MARTÍN BUENO, Manuel, Aragón arqueológico: sus rutas, Zaragoza, Librería General, 1977. MONTENEGRO y otros, Historia de España. España romana, Madrid, Gredos, 1986. PÉREZ DE URBEL y ARCO, España cristiana. Comienzo de la Reconquista, Madrid, Espasa-Calpe, 1971. PÉREZ SAMMER, Mariano, «La moneda jaquesa», Aragón (1900), pp. 105-107. QUADRADO, José M«, España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza e historia. Aragón, Barcelona, 1886. RAMOS LOSCERTALES, J. M., El Reino de Aragón bajo la dinastía pamplonesa. Salamanca, 1961. SANCHO ROCHER, Laura, El convento jurídico cesaraugustano, Zaragoza, IFC, 1981. SESMA MuÑoz, J. A., «Aragón Medieval», Aragón en su historia, Zaragoza, CAl, 1980. UBIETO ARTETA, Antonio, «La construcción de la colegiata de Alquézar. Notas documentales», Pirineos, n" 5 (1949).

—, «Ramiro I y su concepto de realeza», Cuadernos de Historia de España (1953). - «¿Una moneda aragonesa en el siglo xi?», cs, n" 15-16 (1960), pp. 185-187. — , La división de Navarra en 1076, Pamplona. 1971. - «¿Un ataque aragonés a Zaragoza en 1089?», MICA, n" 10 (1975), pp. 679688.

— , Historia de Aragón. La formación territorial, Zaragoza, Anubar, 1981. — , Historia de Aragón. Divisiones administrativas, Zaragoza, Anubar, 1981.

205

Índice


BIBLIOGRAFÍA VIGUERA MOLINS, M° Jesús, Aragón musulmán, Zaragoza, Mira, 1988 (1" ed. 1980). —, «El Califato de Córdoba», Historia de Aragón, t. In, Zaragoza, Guara Editorial, 1985. —, «La Taifa de Zaragoza», Historia de Aragón, t. ni, Zaragoza, Guara Editorial, 1985. VILLACAMPA, M., y UTRILLA, P., «La conquista romana», Aragón en su Historia, Zaragoza, CAI, 1980. VV.AA., Historia de Aragón, ts. ni y IN', Zaragoza, Guara Editorial, 1985. XIMÉNEZ DE EMBUN, Tomás, Ensayo histórico acerca de los orígenes de Aragón y Navarra, Zaragoza, Imprenta del Hospicio, 1878. XIMÉNEZ DE RADA, Rodrigo, Rerum in Hispania Gestorum, Fráncfort, 1603. ZURITA, Jerónimo, Anales del Reino de Aragón (1562). Zaragoza, IFC, 1976 (edición de Á. Canellas).

LOARRE ALBAREDA, Joaquín, Monumentos hitóricos y artísticos en Huesca y provincia, Zaragoza, 1957, pp. 81-84. ARCO Y GARAY, Ricardo del, «El castillo de Loarre», LA, t. 6 (1915), pp. 81-90.

—, Algunas indicaciones sobre antiguos castillos y casas solariegas del Alto Aragón, Huesca, 1915, pp. 5-6. —, «Obras y hallazgos en el castillo de Loarre», BRAII (enero, 1916), pp. 5-29. —, El castillo real de Loarre, Madrid, Librería de Justo Martínez, 1917. —, «El castillo-abadía de Loarre», SAA, n" 13-14-15 (1968), pp. 5-38. BOLEA AGUARON, E J., El castillo de Loarre, Huesca, 1984. CHAMOSO LAMAS, Manuel, «Revisión de las formas constructivas en el castillo de Loarre», AM, n" 60 (1943), pp. 384-399. —, «Algunas muestras constructivas del primer románico en el norte peninsular», CEO, 72-73-74 (1969), pp. 49-55. DURÁN GUDIOL, Antonio, El castillo de Loarre, Zaragoza, Guara Editorial, 1981. FIGUERA LEZCANO, Luis de la, El Monumento Nacional Castillo de Loarre, Zaragoza, Salvador Hnos., 1919. —, «El castillo de Loarre», AR, n" 60 (1924), pp. 117-119. —, «El pabellón de descanso en el castillo de Loarre», ARSI, n' 4 (1926), p. 59. GALIAY, José, «El castillo de Loarre», ARS/, n° 197 (1946), p. 3. GASCÓN DE GOTOR, Anselmo, «El castillo roquero de Luar», Estudio [Barcelona] (1915), pp. 87-89. GIL, Isidro, «El castillo de Loarre», AE, n° 5 (1913), pp. 245-248. —, «El castillo de Loarre», AE, n° 6 (1913), pp. 270-318. GIL MARRACO, Joaquín, Loarre, castillo gigante, Zaragoza, CAZAR, 1970. GUITART APARICIO, Cristóbal, El castillo de Loarre, León, Everest, 1986. HERNÁNDEZ PÉREZ, Jesús, «Las artes industriales españolas de la época románica», Go, 43-44-45 (1961), pp. 98-103.

206

Índice


BIBLIOGRAFÍA ÍÑICUEZ ALmENtai, F., «Las empresas constructivas de Sancho el Mayor. El castillo de Loarre», AM, n" 172 (1970), pp. 363-375. —, «Las arquetas de reliquias del castillo de Loarre», H✓ML, vol. 1, Zaragoza,

1977, pp. 165-171. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., «La iglesia de Santa María en el castillo de Loarre», BSEE, t. 11, n" 102-104 (1901), pp. 221-224. MONSALUD, Marqués de, «El castillo de Loarre», BRAH, n" 47 (1905), pp. 448-

452. SERRANO FATIGATI, E., «El castillo de Loarre», BSEE, t. 14, n" 160-161 (1906), pp. 143-256. UBIETO ARTETA, Antonio, «Los relicarios de Loarre», MICA, 3 (1947-1948), pp. 476-480. VALENZUELA FOVED, V., El castillo de Loarre, Huesca, IEO, 1969. WATSON, Katherine, «The Corbels in the Dome of Loarre», JWCI, n" 41 (1978), pp. 297-301. WHITEHILL, Walter Muir, «An inscription of 1095 at Loarre», Speculum, t. 3 (1928), p. 254.

CASTELLOLOGÍA ANDERSON, Williams, Castillos de Europa, Barcelona, 1972 (edición original

1970). ARAGUAS, Philippe, «Les chateaux de la frontiére aragonaise au xi" silele», IBA, t. 18, n" 5 (1973), pp. 199-203. BOUARD, M. de, «Les premiers donjons en pierre de Transylvanie», CGC, Munstereifel, 1976, pp. 7-20. BROWN, R. Allen, The Architecture of Castles, Bicester, Library CCPD, 1984. CABAÑERO SUBIZA, B., Los castillos catalanes de los siglos /X y A', Universitá di Bologna, Rávena, 1987, pp 85-117. COAD, J. C., «The Wakefield Tower, Tower of London», CGC, Munstereifel, 1976, pp. 87-101. ESTEBAN LORENTE, J. F., y otros, El nacimiento del arte románico en Aragón. Arquitectura, Zaragoza, CAZAR; Fundación Mediterránea, 1982. —, y GARCÍA Gums. M., «Fortificaciones cristianas y ordenación fronteriza en el siglo XI: forma y función de la arquitectura militar», I CAA, Teruel, 1978, pp. 95-123. GARCÍA GUATAS, Manuel, «El castillo de Abizanda en la frontera de la reconquista», 11.1ML, vol. 1, Zaragoza, 1977, pp. 120-164. —, «El conjunto religioso-militar románico de Samitier», AR, t. 20, n" 86 (1978), pp. 311-332. GUITART APARICIO, C., Castillos de Aragón, 2 vols., Zaragoza, Librería General,

1976. —, Castillos de Aragón, Zaragoza, Banco de Bilbao, 1982. JIMÉNEZ ESTEBAN, J., El castillo medieval español y su evolución, Agualarga, 1995. 207

Índice


BIBLIOGRAFÍA MARTÍNEZ PRADES, José Antonio, «Aportaciones al estudio de la arquitectura militar románica: las fortalezas de las Cinco Villas (Zaragoza)», Revista de Estudios sobre las Cinco fillas, 1 (1986), pp. 81-94. —, «Los castillos románicos y la tipología "Felipe Augusto": su reflejo en las fortalezas aragonesas», Homenaje a Federico Balaguer, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1987, pp. 43-64. TONNELIER, Chanoine, «Les donjons Philippe-Auguste», Arqueología, n" 52 (1972), pp. 72-73. UTRILLA UTRILLA, J. E, «La Zuda de Huesca y el monasterio de Montearagón», fumL, vol. 1, Zaragoza, 1977, pp. 285-305.

ARQUITECTURA Y OBRAS GENERALES ARco Y GARAY, R. del, Catálogo monumental de España. Huesca, Madrid, 1942. SANGO TORVISO, Isidro, Arte español. Alta Edad Media. De la tradición hispanogoda al románico, Madrid, Sílex, 1989. BONET CORREA, Antonio, «Las peregrinaciones a Santiago de Compostela y arte románico», 00, 11" 43-44-45 (1961), pp. 128-135. BORRÁS, G., y ESTEBA \ LORE \ E. J. E, «La iglesia de Santiago de Ruesta», 11.11111., vol. 1, Zaragoza, 1977, pp. 209-217. CALZADA, Andrés, Historia de la Arquitectura Española, Barcelona, Canosa, 1928. CAmps CAZORLA, E., El arte románico español, Barcelona, Labor, 1935. CANELLAs, Á., y SAN VICENTE, Á., Aragón. España románica, Madrid, Encuentro, 1979 (edición original 1971). CHUECA GOITIA, E, Historia de la Arquitectura Española, Madrid, Dossat, 1965. CLAPHAM, A. W., English Romanesque Architecture before the Conquest, Oxford, 1930. CONANT, K. John, Arquitectura carolingia y románica, Madrid, Cátedra, 1986 (1982). DtrsoutIG-NovEs, Pierre, «Des inansolées antiques aux cimborrios romans d'Espagne. Evolution d'tme forme architecturale», (r.ti, t. 23 (1980), pp. 323359. DURÁN GUDIOL, A., Huesca, León, Everest, 1968. —, El arte altoaragonés de los siglos x y xi, Sabiliánigo, CAZAR, 1973. —, y BUESA CONDE, D. J., Guía artística y monumental del Serrablo, Sabiñánigo, 1981. DURLIAT, Marcel, El arte románico en España, Barcelona, Juventud, 1973 (edición original 1962). «La construction de Saint Sernin au siécle», Rli, cxxi (1963), pp. 151-170. EALO DE SA, María, El románico de Cantabria en sus cinco colegiatas Santander, Diputación Provincial de Santander, 1978. ESTABLÉS ELDt VI L. J. M., Arte románico, castillos, monasterios, pueblos, paisajes y tradiciones de los Pirineos. Arquitectura lombarda, Vitoria, Arquitectura, 1985.

208

Índice


BIBLIOGRAFÍA GALTIER MARTÍ, F., «Las primeras iglesias de piedra de la frontera de los Arbas, el Onsella y el Gállego», Artigrama, n° 1 (1984), pp. 11-46. GAYA Ntfisio, J. A., y GUDIOL RICART, J., Arquitectura y escultura románicas, Ars Hispanice, t. 4, Madrid, Plus Ultra, 1948. GÓMEZ MORENO, M., El arte románico español, Madrid, CEH, 1934. IÑIGUEZ ALMENCH, F., «La catedral de Jaca y los orígenes del románico español», PI, n° 83-86 (1967), pp. 179-202. —, y SÁNCHEZ VENTURA. R.. «Un grupo de iglesias románicas del Alto Aragón», AEM, t. tx (1933). pp. 215-225. LAMPÉREZ Y ROMEA, V., Historia de la Arquitectura Civil Española, Madrid, Espasa-Calpe, 1922. — , Historia de la Arquitectura Cristiana en la Edad Media, 3 vols., Madrid, Espasa-Calpe, 1930. LLAGUNO Y AMIROLA, E., Noticia de los arquitectos y arquitectura en España des-

de su restauración, ilustradas y acrecentadas por D. Juan Agustín Ceán Bermúdez, 4 vols., Madrid, 1829. MAYER, Augusto L., El estilo románico en España, Madrid, 1931. NAVAL MAS, A. y J., Inventario artístico de Huesca y su provincia, Madrid, Ministerio de Cultura, 1980. OURSEL, Raymon, La arquitectura románica, Madrid, Encuentro, 1987 (edición original 1970). PITA ANDRADE, José M., «Estructuras arquitectónicas del románico en España», Go, n° 43-44-45 (1961), pp. 2-12. SAN VICENTE, Á., y otros, Arte religioso en Sos del Rey Católico, Zaragoza, IFC, 1978. SOLER Y ARQUES. Carlos, De Madrid a Panticosa. Viaje, Madrid, 1878. TORRALBA 50111 \NO, E, Nueva Guía artístico-monumental de Aragón, León, Everest, 1979. UBIETO ARTETA, A., «La catedral románica de Jaca. Problemas de cronología», Pl. n" 59-66 (1961-1962), pp. 125-137. VÁZQUEZ DE PARCA y otros, Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, 3 vols., Madrid, EEM, 1948. YARZA LUACES, Joaquín, Arte y arquitectura en España. 500-1250, Madrid, Cátedra, 1979.

GLIPTOGRAFÍA Y TRABAJO DE LA PIEDRA BEISSEL, S., Die baufiibrung des Mittelalters. Studii über die Kirche des Heiligen Victor zu Xanthen, Friburgo de Brisgovia, 1889. COLDSTREAM, Nicola, Medieval Craftsmen. Masons and sculptors, Londres, British Museum Press, 1991. COLOMBIER, Pierre du, Les chantiers des cathédrales, París, Picard, 1973. DÍAZ PÉREZ, V., «Misterios de las catedrales góticas. Signos lapidarios de la Edad Media y símbolos francmasónicos», Alrededor del Mundo (septiembre, 1863).

209

Índice


BIBLIOGRAFÍA DIDRON, M., «Signes lapidaires au Moyen Áge», Annales Archéologiques, t. III (1845). FERRER BENIMELI, J. A., «Antecedentes histórico-sociales del oficio de cantero y de la industria de la piedra», CIG de Saragosse, pp. 11-28. FITÉ, Francesc, «Sobre els mestres d'obra i la construcció medieval a Catalunya», AAMCA, Lérida, 1998, pp. 211-240. GIMPEL, Jean, Les beitisseurs des cathédrales, París, Ed. Seuil, 1980. GRACIAM, Amparo, La técnica de la arquitectura medieval, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2001. HÍIBNER, Emil, Monumenta linguae ibericce, Berlín, 1893. JIMÉNEZ ZORZO, F. J.; MARTÍNEZ BUENAGA, I.; MARTÍNEZ PRADES, J. A., y RUBIO SAMPER, J. M., «El estudio de los signos lapidarios y el monasterio de Veruela (ensayo de una metodología de trabajo), SAA, XL (1986). MARTÍNEZ PRADES, José Antonio, «La Gliptografía, ciencia arqueológica. Fundamentos y metodología de estudio», XXIII CNA, Elche, 1995, vol. 2. Actas, 1996. - , «Bibliografía de Gliptografía en España», XXIV CNA, Cartagena, 1997, vol. 5, Actas, 1999. - , Los canteros medievales, Madrid, Akal, 1998. - , «La construcción medieval. Aportaciones bibliográficas», X/Wm, Colloque. International de Glyptographie de Chambord (France), CIRG juillet, 2004. MARTÍNEZ SALAZAR, D. A., «Signos lapidarios», CPAIO, t. I (1901). SYDNEY, T., y KLEIN, P. M., Vestiges of the craft in Spain, Londres, 1919. VAN BELLE, Jean L., «Signes lapidaires: essai de terminologie», CIG de Saragosse, pp. 29-44.* VIOLET-LE-DUC, E. E., «Instruments et ouvriers d'architecture», Annales Archéologiques, t. 11 (1848). * Hasta la actualidad, se han celebrado los siguientes congresos organizados por el Centre International de Recherches Glyptographiques de Braine-le-Chíiteau de Bélgica: - I Colloque International de Glyptographie de Mons. 28-29 avril, 1979. - II CIG de Nimes. 15-16-17 mai, 1`980. Actas 1981. - III CIG de Saragosse. 7-11 juillet, 1982. Actas 1983. - IV CIG de Cambrai. 14-15-16 septembre, 1984. Actas 1985. - V CIG de Poio-Pontevedra. 8-13 juillet, 1986. Actas 1988. - VI CIG de Samoéns. 5-10 juillet, 1988. Actas 1989. - VII CIG de Rochefort-Sur-Mer. 3-8 juillet, 1990. Actas, 1991. - VIII CIG d'Hoepertingen. 29 juin-4 juillet, 1992. Actas 1993. - IX CIG de Belley. 5-9 juillet 1994. Actas 1994. - X CIG du Mont Sainte Odile. 4-9 juillet, 1996. Actas 1997. - XI CIG de Palma de Majorque. 2-9 juillet 1998. Actas 2000. - XII CIG de Saint-Christophe-en-Brionnais. 1-5 juillet 2000. Actas 2001. - XIII CIG de Venise. 1-5 juillet 2002. Actas 2003. - XIV CIG de Chambord. 19-23 juillet 2004.

210

Índice


BIBLIOGRAFÍA ESCULTURA ABBAD Ríos, Francisco, «El arte románico en Aragón y Navarra», AEM, n" 9 (1974-1979), pp. 623-624. ÁLAMO MARTÍNEZ, C. del, El claustro románico de Silos, León, Everest, 1973. ANTÓN CASASECA, F., «Las influencias hispano árabes en el arte occidental de los siglos xl y xu», mv, t. 3 (1934-1935), pp. 221-257. CAMPO BETRÁN, 1W G., «El sarcófago de Doña Sancha y la escultura románica del Alto Aragón», HFB, Huesca, IEA, 1987, pp. 257-278. CARO BAROJA, Julio, «Santa María de Iguácel, su construcción y la inscripción...», Pv, nO 128-129 (1972), pp. 265-267. CHAMOSO LAMAS, M. y otros, Galicia. La España románica, Madrid, Encuentro, 1979 (edición original 1973). DULCE OCÓN, Alonso, «Los maestros de San Pedro el Viejo de Huesca: un ensayo de aproximación a los procesos de creación artística en la escultura románica», /// CM, Huesca, 1983, pp. 87-101. DURLIAT, Marcel, «Toulouse et Jaca», HJML, Zaragoza, 1977, pp. 199-208. —, «Les débuts de la sculpture romane dans le Midi de la France et en Espagne», csmc, n° 9 (juin 1978), pp. 101-119. —, «Les chapiteaux romans de l'eglise de Saint Gaudens», Revue de Cominges. Pyrenées Centrales, t. xcv (1982), pp. 31-70. GAILLARD, George, «Les comencements de l'art roman en Espagne», BH, t. 37, n° 3 (1935), pp. 273-308. —, «El claustro y el pórtico de Moissac», GO, n" 43-44-45 (1961), pp. 25-31. GARCÍA ROMO, E, «Metamorfosis en la escultura románica», Go, n° 43-44-45 (1961), pp. 18-23. —, «Orígenes y cronología de nuestro románico», RIE, t. 30 (1972), pp. 23-47. GAYA NuÑo, J. A., «Tímpanos románicos españoles», GO, n" 43-44-45 (1961), pp. 42-43. GÓMEZ DE VALENZUELA, M., «Cinco iglesias románicas de la escuela jaquesa», EEMCA, n° 10 (1975), pp. 581-601. GÓMEZ MORENO, M., «Les origines d'un art roman en Espagne», XVII CIHA, Amsterdam, 1952, pp. 23-31. IÑIGUEZ ALMENCH, E, «La restauración de la catedral de Jaca», ARSI, n" 117 (1935), pp. 99-101. KLINE, Ruth Maria, The Decorated Impost of the Cloister of Moissac, Los Ángeles, Universidad de California, 1977. LYMAN, T. W., «Notes on the Miegeville Capitals and the Construction of Saint Sernin in Toulouse», AB, n° 49 (1967), pp. 25-36. —, «The Pilgrimage Roads Revisited», Gesta, viii (1969), pp. 30-44. —, «Le style comme symbole chez les sculpteurs romans: essai d'interprétation de quelques inventions thématiques á la Porte Miégeville de Saint Sernin», csmc, n° 12 (1981), pp. 161-181. MORALEJO ÁLVAREZ, S., «Une sculpture du style de Bernard Guilduin á Jaca», BM, t. 131, i (1973), pp. 6-16.

211

Índice


BIBL IOGRAFÍA MORALEJO ÁLVAREZ, S., «Un reflejo de la escultura de Jaca en una moneda de Sancho Ramírez», SSARS, Florencia, 1984, pp. 29-35. —, «Aportaciones a la interpretación del programa iconográfico de la catedral de Jaca», 11JML, Zaragoza, 1977. —, «La lauda sepulcral de Alfonso Ansúrez (f1093), su lugar en el desarrollo de la escultura románica hispánica y sus relaciones con el arte jaqués», / CM, Teruel, 1978, pp. 197-218. — , «La sculpture romane de la cathédrale de Jaca. États des questions», csmc, n° 10 (juin 1979), pp. 79-106. —, «Sobre la formación del estilo escultórico de Frómista y Jaca», XXIII CIHA, Granada, 1973, pp. 427-434. MOSTALAC CARRILLO, A., «ConsideraCiones sobre el posible ciclo iconológico del sarcófago de la "receptio anirme"i en la cripta de Santa Engracia, Zaragoza», 1 CM, Teruel, 1978, pp. 235-245. PORTER, A. Kinsley, «La tumba de Doña Sancha y el arte románico de Aragón», BRAN (julio-septiembre 1926), pp. 119-134. - Spanish romanesque sculpture, Nueva York, 1928. - «Iguácel and more Romanesque Art of Aragon», BMG (1928), pp. 115-127. Traducción de M° África IBARRA, Universidad (1929), pp. 145-171. SALVINI, Roberto, «Il problema cronologico del portico de S. Isidoro di Leon», XVIII CIHA, Granada, 1973, pp. 465-475. ScHAPIRO, Meyer, Estudios sobre el románico, Madrid, Alianza Editorial, 1984. SIMON, David, «Le sarcophague de Doña Sancha á Jaca», CSMC, n" 10 (1979), pp. 107-124. VIÑAYO GONZÁLEZ, A., León y Asturias. La España románica, Madrid, Encuentro, 1979 (edición original 1972). WILLIAMS, J. W., «Spain or Toulouse?, chronology of Santiago Compostela», XXIII CIHA, Granada, 1973, pp. 174-184. —, «San Isidoro in Leon. Evidence for a new history», AB, n" 55 (1973), pp. 171184.

ICONOGRAFÍA BALTRUSAITIS, Jurgis, La Edad Media fantástica, Madrid, Cátedra, 1983. BIAINCCIOTO, G., Bestiaires du Moyen Áge. Le bestiaire de Pierre de Beauvais, París, Stock-Plus, 1980. BOLOGNA, Corrado, Liber monstrorum de diversis generibus. Libro delle mirabili difformitá, Milán, Bompiani, 1977. BOUSQUET, Jacques, «Copie et expansion de motifs dans la sculpture romane: la siréne et les centaures», Revue de Comminges. Pyrenées Centrales, xciii (1980), pp. 563-579. CAHIER y MARTIN, Nouveau mélanges d'archéologie, d'histoire et de littérature sur le Moyen Áge. Curiosités mysterieuses, París, Firmin-Didot, 1874.

212

Índice


BIBLIOGRAFÍA

CALAMORRA, P., y otros, Iconografía musical del románico aragonés. Zaragoza, IFC, 1993. CARLLIL, J., Epic of the Beast. Physiologus, Londres, Carllil & Stallybass, 1924. CHAMPEAUX, G. de, y STERCKX, 8., Introducción a los símbolos, Madrid, Encuentro, 1984 (edición original 1972). CIRLOT, Juan Eduardo, Diccionario de símbolos, Barcelona, Labor, 1981. ERNOUT, A., Pline l'Ancien. Histoire Naturelle. Vivre VIII, París, Les Belles Lettres, 1952. ESTEBAN LORENTE, J. E, «Las inscripciones del tímpano de la catedral de Jaca», Artigrarna, n" 10 (1993), pp. 143-161. GUERRA, Manuel, Simbología románica, Madrid, FUE, 1986 (1`. edición 1978). IÑIGUEZ ALMENCH, E, «La escatología musulmana en los capiteles románicos», PF (1967), pp. 265-275. JANSON, H. W., Apes and Ape-Lore in the Middle Ages and the Renaissance, Londres, 1952. JELABERT, D., «De l'art oriental a l'art roman. Recherches sur la faune y la flore romane, II. Les sirenes», BM (1936). MALAXEVERRIA, I., Bestiario medieval, Madrid, Siruela, 1986. siécle, París, 1922. MÁLE, Emille, L'art religieux en France au Die catalanische Bibelillustration um die Wende des Ersten JahrNEWS, Wilhem, Bonn-Leipzig, 1922. tusends und die altspanische Buchmalerei, RIVAS GONZÁLEZ, E, Significado de las imágenes de bailarinas en el románico aragonés, Huesca, IEA, 1998. SCHWARZ, I., y otros, El libro de los signos y los símbolos, Buenos Aires, Ateneo, 1982. SIMON, M., Hercule et le Christianisme, París, 1935. WALBERG, E., Le bestiaire de Philippe de Thahün, París, Moller, 1900. YARZA LUACES, J., «Las bestias apocalípticas en la miniatura de los beatos», TB, n" 4 (1973), pp. 51-75. —, «Las peregrinaciones a Santiago y la pintura y la miniatura», CP, vol. xxx, n" 3-4 (1985), pp. 369-393.

213

Índice



OTROS TÍTULOS DE LA COLECCIÓN

I. Antonio Durán Gudiol, Historia de los obispos de Huesca-Jaca de 1252 a 1328 (1985). 2. José M" García Ruiz, Juan Puigdefábregas y José Creus Novau, Los recursos hídricos superficiales del Alto Aragón (1986). 3. Antonio Plaza Boya, El mundo religioso del alto Ésera (1986). 4. Joaquín Rodríguez Vidal, Geomorfología de las sierras exteriores oscenses y su piedemonte (1986). 5. Lourdes Ascaso Sarvisé, El monasterio cisterciense de Santa María de Casbas (1986). 6. César Pedrocchi Renault y otros, Estudio multúlisciplinar de La Laguna, Sariñena (Huesca) (1986). 7. Ángel Conte Cazcarro, La encomienda del Temple de Huesca (1986). 8. Jesús Morales Arrizabalaga, La derogación de los fieros de Aragón (1707-1711) (1986). 9. Francho Nagore Laín, El aragonés de Panticosa. Gramática (1986). 10. Vicente. Bielza de Ory y otros, Estudio histórico-geográfico del valle de Bielsa (1986). 11. Carlos Mazo Pérez y José M» Rodanés Vicente, Corpus de útiles pulimentados de la comarca de Monzón (1986). 12. Rafael Vidaller Tricas y José Enrique Ortega Cebollero, Los árboles del Altoaragón (1987). 13. Ricardo García González, Estudio del crecimiento postnatal en corderos de raza Rasa Aragonesa ecotipo Ansotano (1987). 14. Ramón López Batalla, La población de Estadilla (Huesca) en el siglo estudio de demografía histórica (1987). 15. Miguel Bandrés Nivela, La obra artigráfica de Ramón Acín: 1911-1936 (1987). 16. C. Alfageme Ortells y otros, Félix de Azares, ingeniero y naturalista del siglo xr in (1987). 17. Antonio Jesús Gorría Ipas, Evolución y crisis demográfica de la organización social. El ralle de Ansó (1987). 18. Francisco Salamero Reymundo, Ensayo biográfico sobre Diego Cera, un grausino universal (1987). 19. Gabriel Montserrat Martí, Catálogo florístico del Cotiella y la sierra de Chía (1987). 20. Carmen Frías Corredor y Miriam Trisán Casals, El caciquismo altoaragonés durante la Restauración (elecciones y comportamiento político en la provincia de Huesca, 1875-1914) (1987). 21. M" Pilar Lascorz Garcés, Barbastro y su desarrollo urbano en el siglo xtx• (1987). 22. Javier Callizo Soneiro, La red urbana de Huesca (1988). 23. Philippe Moreau, La iglesia de San Pedro de Ansó (1988). 24. José Antonio Gracia Guillén, Introducción a las rentas de la Universidad de Huesca (1987). 25. Adolfo Castán Sarasa, Arquitectura militar y religiosa del Sobrar•be y Serrablo meridional (siglos (1988). 26. José Garcés Romeo, Julio Gavín Moya y Enrique Satué Oliván, Arquitectura popular de Serrablo (1988; 3» ed., ampliada, 2000). 27. José Ángel Sánchez Navarro, Los recursos hídricos de las sierras de Guara y sus somontanos (1988). 28. Ana Castelló Puig, Propiedad, uso y explotación de la tierra en la comarca de los Monegros oscenses (1989). 29. Brian Mott, El habla de Gistaín (1989). 30. David Badía Villas, Los suelos en Fraga. Cartografía y evaluación (1989).


31. M" Jesús Murillo Capdevila, La brucelosis en la provincia de Huesca (estado actual y repercusión económica) (1989). 32. Carmen Rábanos Faci y colaboradores, La casa rural en el Pirineo aragonés (1990; 2" ed., 1993). 33. Ana I. Escalona Orcao, Las comunicaciones transpirermicas en Aragón (1990). 34. Francis Chauvelier, La repoblación Arestal en la provincia de Huesca y sus impactos geográficos (1990). 35. Justo Broto Salanova, Un olvidado: José M" Llanas Aguilaniedo (1992). 36. M" Teresa Cardesa García, La escultura del siglo .vii en Huesca (1. El ambiente histórico-artístico) (1993). 37. José Vicente Ferrández Palacio y Juan Manuel Sanz Casales, Las plantas en la medicina popular de la comarca de Monzón (Huesca) (1993). 38. M" Teresa Cardesa García, La escultura del siglo 179 en Huesca (2. Catálogo de obras) (1996). 39. Severino Pallaruelo Campo, Los molinos del Altoaragón (1994). 40. José Domingo Dueñas Lorente, Ramón J. Sender (1924-1939). Periodismo y compromiso (1994).

41. María Jesús Lacarra (coord.), Estudios sobre Pedro Alfonso de Huesca (1996). 42. Carlos Laliena Corbera, La formación del Estado feudal. Aragón y Navarra en la época de Pedro 1 (1996). 43. Alberto Sabio Alcutén, Los montes públicos en Huesca (1859-1930). El bosque no se improvisa (1997). 44. María Jesús Vicén Ferrando, Mariano Carderera y Potó. Orígenes y desarrollo de su pensamiento pedagógico (1999). 45. Ramón Acín, Aproximación a la narrativa de Javier Torneo. Simulación, intertextualidad e interdiscursividad en las primeras novelas del autor (2000). 46. María José Pallarés Ferrer, La pintura en Huesca durante el siglo XIII (2001). 47. Guillermo Vicente y Guerrero, El pensamiento político de Alejandro Oliván en los inicios del rnoderantismo en España (1820-1S43) (2003). 48. Francho Nagore Laín, El aragonés del siglo.vi; según el texto de la Crónica de San Juan de la Peña (2003). 49. José Arlegui Suescun, La Escuela de Gramática en la Facultad de Artes de la Universidad Sertoriana de Huesca (siglos Atr-XiiI) (2005). 50. Isabel Romanos Colera, Sillerías corales del Alto Aragón en el siglo XII (2004).




LA

00 00

co

o,

INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGON ESES Diputaciรณn de Huesca


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.