Historia geológica del Altoaragón

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HISTORIA GEOLÓGICA DEL ALTOARAGÓN (Cuatro momentos de millones de años) ELISEO Y JOSÉ LUIS ASO SAMPER INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES DIPUTACIÓN DE HUESCA


Director: BIZÉN D'O RÍO Redacción: INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOARAGONESES Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» tienen, sobre todo, una vocación didáctica; están concebidos para enseñar —si es posible, deleitando— de una manera sencilla; pretenden poner al alcance de cuantos se asomen a ellos los más variados temas de la realidad pasada y presente del solar en el que nacen, tierras llanas y quebradas de Huesca. Mas, a pesar de su sencillez, no renuncian ni un ápice a la rigurosidad de sus contenidos. Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» no desdeñan los datos y detalles pequeños y elementales, siempre necesarios para el tratamiento analítico de cualquier tema, pero se interesan también, y mucho, por las ideas y los métodos de trabajo. Tienen, por lo tanto, otra intención: la de alentar el espíritu crítico. Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» hablarán de cosas múltiples. De piedras seculares y de odres para aceite y vino; de valles y plantas medicinales; de gentes anónimas y sus comidas, juegos y refranes. De los ríos, tal vez... Los «CUADERNOS ALTOARAGONESES DE TRABAJO» quieren incitar a recorrer, recoger, guardar y admirar; a preguntarse por las cosas, a que cada cual, movido por la curiosidad, trabaje a su manera por defender la cultura de todos.

Edita: Instituto de Estudios Altoaragoneses Autores: Eliseo y José Luis Aso Samper Foto portada: Pantano de la Sotonera (Foto: Javier Sarasa Escuer) Depósito Legal: HU-55/91 ISBN: 84-86856-49-3 Imprime: Grafic RM Color S.L. C/ Comercio, parcela I, nave 3 Tel: (974) 24 54 64 - 22006 Huesca Impreso en España/Printed in Spain



Mapa geolรณgico del Altoaragรณn.

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LEYENDA PERIODO

ERA

ROCAS

Millones de Años

CENOZOICO

CUATERNARIO - PLIOCENO Gravas, arenas, limos y arcillas

MIOCENO

Conglomerados, areniscas y arcillas

OLIGOCENO

Areniscas, arcillas y yesos

EOCENO - PALEOCENO

Margas, calizas

EOCENO - PALEOCENO

Flysch con barras calcáreas

CRETACICO SUPERIOR

Calizas, dolomias, margas

CRETACICO INFERIOR

Margas, areniscas, conglomerados y calizas

JURASICO

Calizas, dolomias y margas

TRIASICO

Areniscas, calizas, arcillas y yesos

PERMICO

Conglomerados, areniscas, lutitas y calizas

CARBONIFERO

Pizarras y grauvacas, calizas

DEVONICO

Calizas y dolomías, pizarras y areniscas

SILURICO

Cuarcitas y pizarras

ORDOVICICO

Cuarcitas

CAMBRICO

Pizarras y areniscas

PRECAMBRICO

Pizarras

MESOZO ICO

65

PALEOZOICO

230

500

ROCAS PLUTONICAS (GRANITOS)

SIGNOS CONVENCIONALES Contado normal Falla • - • Cabalgamiento Anticlinal

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Sinclinal Tabla geológica.

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1. INTRODUCCIÓN A través de estas páginas no pretendemos, ni mucho menos, transmitir la pasión que nosotros sentimos por la Geología. Nos sentiríamos satisfechos si conseguirnos, simplemente, interesar al lector por la geología que nos es común a cuantos vivimos en el Altoaragón. Conocer la historia de nues-

tras rocas y de nuestras montañas (especialmente las del Pirineo) puede ayudarnos a querer un poco más nuestra tierra. Cuando nos aproximamos al Pirineo, tras atrave- • sar la Hoya de Huesca, encontramos las sierras próximas a Huesca capital. Aunque tan sólo son prepirineo, dan una imagen aproximada de lo que escon-

Fig. 1. Situación de España (*) en los tiempos primeros de la era Paleozoica (Cámbrico). Los asteriscos indican las dos partes en que se encontraba dividida. Según Philips y Forsyth (1979).

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Fig. 2. Vista general desde el balneario de Panticosa del granito en Argualas (Foto: Javier Sarasa Escuer). den a sus espaldas. El Pirineo nos aguarda agazapado con su extraordinaria belleza. En nuestro Pirineo han desarrollado su labor investigadora oscenses como Lucas Mallada y se han paseado por él geólogos tan eminentes como Charles Lyell, divulgador de algunas "pistas" sobre las que se desarrollaron más tarde las ideas darwinianas. Los primeros trabajos e investigaciones sobre los Pirineos aparecen en la revista Monthly Review (1777). Se centran en el estado de degradación de los Pirineos, los autores comentan que la cadena montañosa crece por agentes atmosféricos, biológicos e hipogeos (terremotos). Como siempre la economía determina los estudios, así en este tiempo la orografía, mineralogía y geología se analizan buscando recursos naturales. Determinadas zonas son investigadas con mayor detalle, zonas como Monte Perdido se presentan a la comunidad científica internacional en el Nicholson's Journal (1799). Otro aspecto estudiado es la disimetría de la cadena observada por las máximas alturas que a su vez se disponen según una banda calcárea meridional.

De todos los trabajos realizados destaca el de Charpentier (1824), que incluso intentó formar un concepto global ya que aportó un corte esquemático de la cordillera, en el cual muestra su disimetría. Los primeros trabajos sobre el Pirineo llegaron hasta los Estados Unidos: la publicación de un mapa geológico sobre el Pirineo en 1825 sirvió para dar a conocer con mayor detalle la cadena sur-europea. En estos años se relaciona el Pirineo con los Alpes y con otras cordilleras jóvenes. La primera cita de los granitos del Pirineo se remonta a 1858 y concretamente una cita de los Pirineos Centrales se encuentra en 1875. Los primeros trabajos sobre los Pirineos se centraban en la Fisiografía y Geología de la cadena. Las descripciones fisiográficas engloban conceptos como madurez de los cauces fluviales o la influencia de la litología en la denudación del terreno. Sobre los años 70 del siglo pasado se describen geomorfológicamente el valle de Benasque, Collarada, Tendeñera y Maladeta. Lyell estudió en 1830 las capas fosilíferas de Monte Perdido dándolas como cretácicas. Sin

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embargo, de todos los autores que trabajaron en estos años sobre el Pirineo destaca Stuart-Menteath, un escocés que recorrió nuestras tierras durante sesenta años.

materiales, y extrusivos, lavas y basaltos. Llegó a determinar por observaciones de detalle cómo el intrusivo (p.ej. granito) era más joven que el propio encajante.

La geología fue en sus comienzos una ciencia histórica. Intentaba definir los sucesos registrados en las rocas y ordenarlos en el tiempo. Los geólogos han trabajado fundamentalmente en el campo. Desde siglos han escarbado en la tierra recogiendo información para desentrañar los misterios de la naturaleza. En la actualidad trabajan tanto en el laboratorio como en el campo, siendo su fin científico definir procesos geológicos y reconstruir y ordenar en el tiempo los ambientes genéticos donde se forman las rocas.

Werner y Hutton ofrecieron dos formas de entender el hecho natural y durante el siglo XVIII ambas fueron válidas. Uno y otro presentaban argumentos pero sólo el trabajo de muchos investigadores pudo desvelar cuáles de todos eran engañosos.

Tanto los autores citados arriba como los que les siguieron fueron y son hijos de su tiempo. Los conceptos en Geología varían, los paradigmas se reemplazan como consecuencia del progreso que viene de la mano de nuevas preguntas sin solución y que colocan el modelo establecido en entredicho. Cuando las preguntas dominan y las respuestas argumentadas escasean comienzan los períodos de crisis científicas. La Geología no es un caso aparte, las grandes controversias han estado presentes y lo confirman. Aquí comentamos muy brevemente dos grupos: neptunismo-vulcanismo y plutonismo, por una parte, y uniformitarismo y catastrofismo, por otra. El neptunismo estuvo apoyado y defendido por Abraham Gottlob Werner (1749-1817). Afirmaba que los materiales basálticos estaban relacionados con sustancias combustibles, como el carbón y el betún mineral. Este argumento había sido utilizado por Jean Étienne Guerrard para la formación de volcanes (1715-1786). Los seguidores, investigadores de prestigio de su época, mantuvieron la idea de que el carbón o materiales similares eran la causa de los volcanes y por lo tanto de los basaltos. Sin embargo, Hutton (1726-1797) consideraba que un volcán era un fenómeno natural "que previene de las innecesarias elevaciones de la tierra y de los fatales resultados de los terremotos". Este mismo autor diferenció perfectamente entre materiales intrusivos resultado de la fusión y cristalización de

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Por otro lado tenemos los conceptos catastrofistas y uniformitaristas. Las ideas catastrofistas se relacionaron con las neptunistas-volcanistas, y las uniformitaristas con el plutonismo de Hutton. Considerar que unos estaban enclavados en el error y otros en la verdad es tan falso como burdo. Todos los conceptos colaboraron en la construcción de la Geología, ya que todos contienen una parte de verdad y ninguno de ellos la posee toda. La naturaleza con su inmensa complejidad es capaz de crear lugares de absoluta hermosura. El medio natural está dentro del espacio delimitado por nuestro planeta azul y dentro de él realizamos nuestras investigaciones. Entrar en la historia geológica de la Tierra es entrar en el origen de la Tierra, en el del sistema solar y en el de otras estrellas y galaxias, y además es entrar en el "punto límite" de la física y evolución de los átomos. El origen del Universo se ha intentado explicar con diferentes hipótesis a la luz de los datos que en las diversas épocas se han formulado. La hipótesis más conocida es la del big-bang, que explica la formación del Universo como consecuencia de una gran explosión. Ésta lanzó una masa concentrada en un punto al espacio exterior y, probablemente, en todas las direcciones por igual. Previa a la anterior, y totalmente contraria, es la hipótesis mantenida durante largos años que proponía la permanencia del Universo por siempre. Esta teoría propugnaba un Universo inmutable y estático, paralizado desde que el "dedo" del Hacedor lo hiciera: creación, no evolución. Esta hipótesis se sustentaba en creencias religiosas (la Biblia sirvió durante tiempo para rebatir ideas científicas). Algunas pruebas han descartado la teoría estática del Universo y han abierto un camino firme que apoya la idea del big-bang. La Tierra, como todo en el Universo, ni es estática ni lo ha sido nunca. El pla-


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Fig. 3. Durante el Silúrico (3b) y Devónico (3a) las dos partes de España fueron derivando junto al resto de placa al que estaba soldada, aproximándose hasta el Carbonífero. Según Philips y Forsyth (1979).

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Fig. 4. Durante el Carbonífero España ya se encontraba unida. Según Philips y Forsyth (1979). neta azul posee un origen y un fin, está "vivo" y en constante evolución. El efecto Doppler muestra cómo las "zonas límites" del Universo se están alejando de la posición del observador, es decir, de la Tierra. Cabe preguntarse: ¿Estará siempre expandiéndose?

a un límite, pasar a contraerse. Para conocer este detalle es preciso mirar al límite del Universo y construir aparatos suficientemente sofisticados como para poder captar eficazmente las ondas de radio emitidas por los objetos más lejanos del Universo (13 billones de años luz o 112 x 1022 Km).

Algunos científicos aportan datos que apuntan a un Universo en expansión para, después de llegado

Precisar lo que sucedió en el pasado para que se formara nuestro sistema solar resulta casi tan difícil

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como predecir lo que sucederá en el futuro. Poder reconstruir la secuencia de los acontecimientos según los datos obtenidos de la observación sistematizada puede resultar ciertamente embarazoso. Sin embargo, nuestra aproximación al conocimiento no la podemos establecer de otra manera. Nuestro conocimiento del sistema solar es fragmentado y ello nos impide adentramos en él con un grado de veracidad suficiente, pudiendo incluso elaborar argumentos contradictorios. Hoy tenemos herramientas para el estudio que no nos permiten nada más que emitir, en la mayoría de los casos, conjuntos de argumentaciones que acaban desembocando en puras conjeturas. Albert Einstein marcó gran parte del conocimiento científico en la historia de la humanidad. En su teoría de la relatividad presenta un universo dependiendo constantemente del tiempo. El tiempo se muestra como amo y señor, pues de él depende toda observación. La teoría de la relatividad indica que el tiempo modifica de una manera importante la física, superando conceptos clásicos sustentados por Newton. Por ello para conocer la historia del Universo no podemos olvidar la variable "tiempo". Es este tiempo el que controla parcialmente al hombre, a la Tierra, a los planetas y al Universo en general. Algunos autores anteriores a nuestro siglo estudiaron el origen del Universo. Jean Buffon lo hizo en su estudio de las ciencias de la Tierra. Laplace trabajó, investigó y desarrolló una teoría que explica la génesis de nuestro sistema solar como procedente de una gran masa caliente y de alta densidad. Ésta, por rotación, fue expulsando parte de su materia al espacio exterior, para más tarde enfriarse y como consecuencia producirse una condensación de materia que redujo el volumen original de estas masas. Esta materia comenzó a girar en torno a la masa "madre" (traslación) y alrededor de sí misma (rotación) debido a las leyes de la gravitación universal. Así se conseguiría la configuración planetaria que hoy conocemos. De cualquier manera, fuera como fuere, se originaron estrellas, planetas y asteroides, que unidos en conjuntos formaron galaxias. Y así, hace unos 5.000 m.a., "gracias a procesos físico-químicos", teníamos preparado un planeta sobre el que se iba a originar la vida. Este suceso constituye para el hombre el más importante de toda la historia geológica, pues a él se va a deber su propia existencia. En la historia

de la Tierra podemos considerar diferentes períodos que tuvieron que transcurrir para la formación de la vida: uno prebiológico y otro biológico propiamente dicho. En el primero se prepararon las condiciones para que existiera alguna probabilidad de originarse la vida. Durante la década de los setenta y principios de los ochenta se daban como factores necesarios para la formación de la vida la existencia de una tierra con agua, amoníaco y metano, cubierta por una protoatmósfera. Esta mezcla, unida a la radiación solar y a descargas eléctricas, permitió la formación de la primera "sopa" de aminoácidos, que constituyeron el soporte para el desarrollo de la vida. Hoy, al final de los ochenta, la presencia de metano está bastante cuestionada. Por otra parte, las últimas investigaciones en crecimiento cristalino con la interacción de macromoléculas o ácidos orgánicos permiten aventurar que la materia viva se originó a la sombra de la materia cristalina. Si esto es así, la separación que siempre se había establecido entre el mundo orgánico y el inorgánico comenzaría a debilitarse. Ambos campos se aproximan y, probablemente, o uno es consecuencia del otro, o están en estrecha relación. Atendiendo a hechos geológicos y a evidencias en el registro como, por ejemplo, la sedimentación y la actividad orogénica, tenemos que hablar en un primer momento del estado de Pangea, hace 2.700 millones de años en el "Arqueozoico". La primera orogenia, surgimiento de cordilleras y formación de un plegamiento, aparece hace 2.500 m.a. y es denominada Rodésica. Por aquel entonces la unidad geográfica y política de Huesca no existía ni en la mente del dios Vulcano. Tras ella se sucedieron otras orogenias hasta los primeros tiempos del Precámbrico, como fueron la Carélica (1.700 m.a) y la Daslandandiense (1.000 m.a.). El actual paradigma de tectónica de placas, que más adelante exponemos, muestra una sucesión de episodios de estado de Pangea y de fragmentación en placas que derivan, en las cuales se desarrollan cuencas que más tarde se rellenan de sedimentos (que pueden plegarse, sufrir metamorfismo y terminar subduciendo). La unidad básica de la materia es el átomo y éstos forman especies químicas. Los elementos y sustancias químicas se conforman en unidades mayores configurando redes de moléculas.

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Fig. 5. Situación paleogeográfica del granito de Panticosa dentro del contexto europeo. Con trama de cuadrícula zonas granitizadas y con líneas verticales zonas de metamorfismo. La flecha indica el movimiento que deberíamos realizar con la zona ibérica para verla en la posición en la que debió encontrarse durante este período. Según Aubouin, Brousse y Lehman (1975). Los cristales, formados por esta ordenación reticular, se encuentran en las rocas formadas en la superficie terrestre como consecuencia de procesos de erosión, transporte y sedimentación o en zonas más profundas. Comúnmente denominamos minerales a diferentes categorías de cristales. Éstos están comprendidos en unidades mayores que denominamos rocas, llamadas según su origen sedimentarias o ígneas.

Los cuatro elementos (cristales, minerales, rocas y formaciones) son básicos para describir el hecho natural; estos conceptos nos permiten construir un edificio lógico.

Las rocas, tanto sedimentarias como ígneas, están formadas por cristales y texturas (relación entre cristales); los conjuntos de rocas se ordenan en formaciones y éstas configuran el registro geológico.

Los procesos que explican los fenómenos geológicos vienen integrados en cinco grupos distintos: procesos mecánicos, procesos químicos, procesos de deformación, procesos magmáticos y procesos metamórficos.

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Observando las características físicas y químicas, sus relaciones y estableciendo las hipótesis genéticas podemos aproximarnos a la realidad del objeto geológico estudiado.


Los procesos mecánicos están determinados por factores tan comunes como es el clima. El clima de una zona vendrá determinado por las precipitaciones y por la temperatura; el agua permite la alteración de minerales y rocas. Por otra parte el transporte de elementos detríticos y la temperatura-hacen que esa agua sea más agresiva y condicione la vegetación de la zona.

mente la variación en sus elementos constituyentes. El agua y los seres vivos tienen un papel principal en estos procesos.

Todos los elementos detríticos transportados son depositados en los lugares donde la energía del medio es insuficiente para mantenerlos en suspensión. El viento o el agua van formando depósitos debido a la sedimentación. La disposición de los elementos detríticos configura la estructura de la roca sedimentaria. La disposición de los componentes configura la estructura de la roca.

El medio natural es complejo; así los procesos y hechos que se desarrollan dentro de él lo son también. Un ejemplo de esto lo tenemos en los perfiles de alteración que se forman en los depósitos previamente sedimentados.

Los elementos químicos son liberados de la estructura cristalina, su comportamiento posterior depende de su naturaleza y de las propias condiciones del medio.

El conjunto de características se denomina facies y la unidad mínima que expresa un conjunto de rocas sedimentarias se conoce como estrato.

Esquemáticamente el proceso lo podemos representar como el resultado de sumar la acción del agua sobre el material original, quedando una alterita (roca residual) y unos iones que se desplazarán hasta que el medio les permita constituir o introducirse en otros minerales.

Los procesos químicos son aquellos que degradan los materiales y alteran la composición química original. La alteración química de las rocas permite la formación de nuevos minerales, o bien simple-

Los procesos mecánicos y químicos son integrados en sistemas mayores, los medios sedimentarios. Se engloban en ellos la descripción, la búsqueda y explicación de los procesas y su génesis. Ejemplos

Fig. 6. Vista de Brazatos en Panticosa (Foto: Javier Sarasa Escuer).

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— Ecuador

— Ecuador

Ecuador

Fig. 7. Situación aproximada de los continentes durante el Triásico, 220 m.a. (1); Jurásico, 170 m.a. (2); Cretácico, 100 m.a. (3), y Terciario, 50 m.a. (4). España está marcada con un asterisco, las flechas indican las direcciones de movimiento seguido por algunas de las placas que forman los continentes actuales. Según Smith et al. (1973).


de éstos son los ambientes sedimentarios glaciares, interglaciares, áridos y húmedos. Los cuatro presentan períodos de Biostasia, en los que la sedimentación es abundante, y períodos de Resistasia.

La deformación puede afectar a conjuntos de estratos generando relieves montañosos, variando la disposición original de los sedimentos de una cuenca sedimentaria.

Estos períodos generales nos ayudan a comprender momentos geológicos en los que es frecuente la denudación de la superficie terrestre o abunda la sedimentación de materiales detríticos.

La deformación a gran escala puede ser apreciada por las discordancias, los estratos se disponen cortándose. La discordancia angular nos permite definir la edad de la cadena o de la deformación. A lo largo de la historia de la Tierra ha habido varios períodos orogénicos, uno de los cuales ocasionó la cordillera Pirenaica.

Cada medio sedimentario tiene unos rangos que permiten diferenciar unos de otros: los glaciales presentan cantos angulosos y de todos los tamaños; los húmedos poseen cantos redondeados y los tamaños son más concretos, y los áridos presentan un material cuyo tamaño de grano es muy específico. Los fósiles y los restos orgánicos nos permiten por una parte definir con mayor precisión el medio y las condiciones climáticas y por otra establecer correlaciones entre sedimentos que se encuentran separados. Los fósiles presentes en los estratos nos ayudan a establecer su edad. Los fósiles han sido fundamentales en la tectónica de placas, floras y faunas diferentes se han encontrado en lugares diferentes (África y América) y separados por el Atlántico. Los fósiles son un testimonio precioso de los ambientes pasados. Los procesos de deformación se observan en los estratos, ya que siendo unidades tabulares en algunos casos se encuentran plegados. Este plegamiento nos muestra una deformación del objeto original. La simple flexión de un conjunto de estratos genera p.ej. un sinclinal (la concavidad hacia arriba) y anticlinal (concavidad hacia abajo). El plegamiento puede ser intenso o débil dependiendo de tres factores importantes: la naturaleza de la roca, las condiciones de presión y temperatura en las rocas, y la velocidad de deformación. Los estratos, por estar incluidos en un medio dinámico y no estático, están espuestos a este tipo de procesos. En ocasiones debido al comportamiento frágil de los materiales se producen fracturas que, según su tamaño, serán o bien grietas en el interior del estrato o bien serán fallas cortando conjuntos de estratos.

Los procesos magmáticos generan dos tipos de rocas: las intrusivas y las extrusivas, dicho de otra manera las plutónicas y las volcánicas. Pero ambas proceden de un magma. Algunos magmas se forman en profundidades de hasta 100 Km y a temperaturas muy elevadas (1.000°C). Si estos materiales extruyen en la superficie de la litosfera forman rocas volcánicas, consecuencia de las lavas líquidas y del gas volcánico. La roca representativa de estos materiales son los basaltos. Si el magma intruye materiales pero no llegan a la superficie podemos denominar las rocas resultantes plutónicas, dentro de las cuales se encuentran los granitos y gabros. Las rocas magmáticas se clasifican según su composición en graníticas y basálticas. Entre los procesos de deformación y magmáticos tenemos los metamórficos. Los procesos metamórficos, gracias a factores como la presión y la temperatura, pueden transformar rocas sedimentarias y magmáticas. Las rocas formadas bajo estas condiciones forman minerales nuevos, distintos a los que presentaban originalmente. Por medio de ensayos experimentales podemos conocer los minerales presentes como indicadores de presión (barómetros) y temperatura (termómetros). La asociación de diferentes minerales permite definir las facies metamórficas. Un rasgo característico de este tipo de rocas es la presencia de esquistosidad. En los procesos metamórficos actúan factores químicos y dinámicos.

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Fig. 8. Vista del pitón de Anayet, con un manto lutítico rojo destacando sobre él (Foto: autores).


Nosotros hemos seleccionado cuatro momentos para el estudio geológico de nuestra provincia: Carbonífero, Pérmico, Cretácico y Mioceno (ver Tabla geológica). En el Carbonífero, tenemos como máximo exponente al granito de Panticosa. En el Pérmico destaca la selva de Oza-Anayet, con sus materiales rojizo-vinosos. El Cretácico está representado en su mayor parte por los afloramientos del Pirineo axial. Y por último, los materiales del Mioceno, que se extienden desde el Prepirineo hasta la cabecera de Los Monegros. Aunque sólo son cuatro momentos geológicos, constituye un objetivo difícil intentar condensar lo mucho que nos cuentan las rocas de estas zonas en el espacio de este "Cuaderno de Trabajo".

2. EL CARBONÍFERO (El granito de Panticosa) Cuando observamos o nos cuentan los efectos devastadores de los volcanes enseguida pensamos en la masa rojiza que sale de ellos: la lava. Este magma, que fluye al exterior de la tierra desde sus partes más profundas, posee propiedades físicas bien distintas y su composición química no es siempre la misma. Dependiendo de ella, de la presión y de la temperatura, la roca formada poseerá unos minerales u otros. El granito es una roca magmática cuyo componente químico fundamental es sílice y sus minerales son cuarzo, feldespato y mica. En el Pirineo oscense hay granito en lugares como Benasque y Panticosa.

aunque si se dio tal hecho, en algún momento posterior ambas partes tuvieron que "chocar", de lo que no hay evidencia orogénica alguna. Las capas de Orea que se encuentran en Andalucía evidencian la existencia del período glaciar, que ocurrió en el Ordovícico Superior, ratificando además la posición polar de al menos una parte de España. Para el Ordovícico el Sáhara se habría desplazado hasta el polo sur y en el Devónico se encontraría próximo a Suráfrica (fig. 3). Tectónica de placas Tras la formación de la tierra como planeta ha sido constante la existencia de una litosfera separada del manto por la discontinuidad de Mohorovicic. Los límites de la litosfera y de la discontinuidad han variado en el transcurso del tiempo. Esta litosfera está formada por diferentes placas, que se dividen en oceánicas y continentales. Cuando las placas se encuentran reunidas, decimos que están en un estado de Pangea. La fracturación de ésta origina la formación de diferentes placas. Su separación dejará un espacio abierto que será ocupado por los océanos. Cada placa está conformada por un margen pasivo o un límite de subducción y una dorsal oceánica, que son las respuestas de las placas a la compresión (subducción) o tensión (dorsal oceánica).

Antes de comenzar a describir lo referente al granito de Panticosa, hagamos un pequeño viaje: sigamos la evolución de la situación geográfica de España desde el Cámbrico hasta el Devónico.

El plegamiento de placas es una consecuencia de la compresión. Si ésta progresa, las placas pueden solaparse, cabalgar (obducción) o sumergirse (subducción). A veces, en zonas comprimidas se manifiesta esta compresión engrosando las capas y dando origen a un margen pasivo. La dorsal oceánica constituye el motor que produce el desplazamiento y es en ella donde el movimiento se manifiesta de manera más palpable. En las zonas de tensión se produce una rotura y agrietamiento de las placas y, posteriormente, una separación. Los bloques fracturados caerán gravitacionalmente en el hueco que deja el desplazamiento de las placas. Ocasionalmente no existe rotura sino adelgazamiento del material. Ambos comportamientos dependen únicamente de las propiedades físicas del material y de la magnitud de la tensión.

Algunos autores sostienen que durante el Cámbrico el sur de España, localizado cerca del polo sur (fig. 1), estaba separado del norte, próximo al Ecuador. Los datos climáticos apoyan esta idea,

El "motor" que permite estos movimientos de las placas está definido en sus detalles más groseros en el paradigma general de la tectónica de placas. La procedencia de la "gasolina" es algo que todavía

La formación del granito de Panticosa (fig. 2) tuvo lugar durante el Carbonífero, estando datado con una edad de 290 millones de años. Pero para que esto ocurriera debieron pasar muchos m.a., resultado de la suma de los correspondientes a los períodos Cámbrico, Ordovícico, Silúrico y Devónico.

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Cuencas Pérmicas Pirenaicas

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Fig. 9. Relación paleogeográfica de continentes y mares en el Pérmico. Según Aubouin, Brousse y Lehman (1975).

hoy se discute en los foros científicos. Sin embargo, la energía necesaria para que se produzca este movimiento puede deberse a "circuitos de convección" originados por diferencias de densidad y temperatura.

en cuencas cerradas y montañosas, como lo fueron las cuencas mineras de Asturias, Bohemia y el macizo Armoricano (fig. 5). Sin embargo, a veces, algunos carbones se sitúan fuera de los trópicos e incluso en zonas húmedas y frías.

La teoría de la tectónica de placas se pone de relieve cuando observamos la evolución de los continentes desde el Cámbrico hasta la actualidad (fig. 7).

Destaca en este período el emplazamiento de granitoides. Estos granitoides, afectados por un proceso de metamorfismo (cambios de presión y temperatura que dan lugar a variaciones en la mineralogía de la roca), son los que se encuentran en Panticosa y son equivalentes a los de Bretaña, macizo Armoricano y Silesia (fig. 5).

Un largo camino tuvo que recorrer nuestra provincia, enclavada en España, hasta la formación del granitoide de Panticosa. En el Carbonífero España era "una". La Antártida se encontraba en una posición cercana al polo sur geográfico (fig. 4). Toda Europa y América del Norte tenían climas tropicales, con abundantes bosques, que suelen dar origen a la formación de carbones

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En estos momentos la disposición de España era diferente a la que presenta actualmente. No sólo se encontraba unida a Francia, como ahora, sino que además la zona astur-portuguesa se unía a Bretaña (fig. 5). La cuenca de Asturias estaba entre una cordillera emergida en Europa central y la Cordillera


Fig. 10. Vista general de los materiales replegados en la zona "Las Arroyetas" por la canal de Izas (Foto: autores).


Placa de Laurasia

Mar Pirenaico Dorsal oceánica

Placa ibérica'

Placa africana

Fig. 11. Apertura del golfo de Vizcaya yen su apéndice el mar Pirenaico.

Ibérica, que estaba emplazada en Portugal y Extremadura. Era una cuenca intramontañosa en la que se desarrollaron grandes masas boscosas. Y, mientras tanto, el granito de Panticosa se emplazó en la corteza terrestre. El desarrollo de este macizo granítico tuvo lugar durante la fase orogénica Sudética y se llevó a cabo durante millones de años. Esta fase orogénica implicó la formación de un relieve joven en la parte superficial de la corteza y de un engrosamiento en la parte basal debido a la acumulación de material ígneo-ácido. La estructura del macizo de Panticosa (granitoide) es concéntrica, estando cortada por familias de diques que la atraviesan (fig. 6). El material ígneo que se produce en las profundidades de la tierra puede disponerse formando geometrías específicas. En materiales magmáticos pueden ser usuales las estructuras de tipo concéntrico regular. Los geólogos se han planteado por qué y cómo se han ori-

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ginado. Sin duda, las contestaciones a ambas preguntas están estrechamente relacionadas. En la literatura geológica hay diferentes vías explicativas para este tipo de estructura: 1. Diferenciación magmática "in situ". La primera vía se basa en la "zonación regular". Para ello es necesario que haya una variación química (de fuera a dentro) en los materiales estudiados. Así, en el corazón del macizo de Panticosa deberíamos encontrar diferencias en el contenido de óxido de sílice con respecto a las rocas del exterior. Además, al ser las variaciones de tipo químico, no podremos encontrar contactos bruscos y netos, siempre deberán ser graduales entre las diferentes zonas analizadas. 2. Cuerpos magmáticos con intrusiones múltiples. Para argumentar en favor de este modelo debemos encontrar contactos netos entre las diferentes zonas desarrolladas. Lo más frecuente es hallar límites


bruscos entre el macizo y el encajante. Además encontraremos enclaves (rocas formadas con anterioridad que constituyen parte de la nueva roca) incluidos en las masas ígneas. Las rocas enclaves están en las zonas más recientes. Teniendo en cuenta estas características de las rocas se irá construyendo una cronología relativa. Podemos encontrar "digitizaciones" con morfología de filones, zonas de rocas interrumpidas por diques que cortan el cuerpo ígneo y de características muy diferentes a la mineralogía del granito. 3. Asimilación del "encajante". La explicación por asimilación implica la "fagocitación" de parte de los materiales preexistentes en los más jóvenes que se emplazan. La presencia de enclaves del exterior al interior del macizo disminuye, estando gradados desde fuera hasta el centro del afloramiento. Las características químicas del encajante son similares a las que presenta el material asimilado en su periferia. No existen cortes bruscos y sus límites se difuminan en la roca. Genéticamente, el granito de Panticosa está asociado con los granitoides de Cauterets (Francia). Las medidas geocronológicas que usan métodos isotópicos (Rb/Sr) establecen para los granitoides una edad de 290 millones de años. En este tiempo se estaba produciendo una sedimentación marina a la vez que se originaba este conjunto magmático. Los materiales son pelitas, calizas y areniscas con una potencia que va desde los 1.500 a los 2.000 metros. Es importante constatar que dentro del desarrollo de un macizo como éste no hay una única fase de formación, sino que se va desarrollando en diferentes períodos. El emplazamiento de estos "granitoides" se produjo mediante intrusión múltiple, en materiales datados como Devónico y Carbonífero. La asimilación y subsidencia del autóctono no habría jugado nada más que un papel secundario en su emplazamiento. Estudiados en detalle encontramos, pues, que en estos granitoides han actuado varios procesos para su formación. La naturaleza, en pocas ocasiones, acoge una única vía explicativa para sus fenómenos. Así, los autores distinguen distintos tipos de estructura concéntrica en los diferentes macizos que constituyen el conjunto Cauterets-Panticosa. En concreto, para Panticosa describen un modelo concéntrico normal y regular. Éste se produciría por la diferenciación magmática de intrusión (única realizada durante el emplaza-

miento), que consiste en separar entidades de idéntico quimismo en un lugar común. En los bordes de los materiales graníticos se presentan rocas con evidencias de haber sufrido un metamorfismo de contacto. Cuando se emplazó el magma, los materiales autóctonos DevónicoCarboníferos soportaron presiones de 3.000 bares y temperaturas de 650°C. Ascendiendo a los lagos, en el macizo de Panticosa, podemos observar unos diques que por su color marrón se diferencian del granito, de color más claro. Estos filones son lamprofidíticos englobados en el material granitoide y se originarían con posterioridad al resto del granito. Pero, ¿cuál es el origen de los materiales magmaticos?, ¿cómo se formó esta masa granítica? Las diferentes explicaciones son muy controvertidas y están siempre asociadas al origen del material ígneo de la corteza inferior. El macizo de Panticosa se ha visto envuelto en dos orogenias: la Hercínica y la Alpina. Se formó en la fase orogénica astúrica del Carbonífero y su acción produjo un metamorfismo "regional" en las rocas Devónico-Carboníferas. En la orogenia Alpina se formó una red de fracturas, y además las fallas que se habían originado durante la orogenia Hercínica volvieron a rejugar en la Alpina.

3. EL PÉRMICO (Las cuencas StephanoPérmicas de Oza-Anayet) Próximo al granito de Panticosa, y siempre en el Pirineo axial, encontramos el pico del Anayet (fig. 8) y la selva de Oza. Ambos lugares están conectados por Candanchú y el ibón de Estanés. Son paisajes agrestes y duros en los que dominan los tonos rojizo-vinosos, que pueden apreciarse frecuentemente en numerosas panorámicas de postales. La edad de estas litologías está dada como Stephano-Pérmico. El Stephaniense es un piso del Carbonífero Superior, mientras que el Pérmico es un período (ver Tabla geológica). Durante el Pérmico, la Antártida se encontraba en el actual polo sur, el movimiento de las placas litosféricas tendía al establecimiento de una sola, resul-

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HACIA LA CUENCA DE PARIS (NORTE)

— Areniscas Plataforma carbonatada Flysch

surco pirenaico

••••

_—tea.

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(SUR) HACIA LA MESOGENA

Fig. 12. Caricatura del mar Pirenaico. Obsérvese el surco marino donde por orden de profundidad se sedimentaban materiales turbidíticos (flysch), calcáreos y detríticos. La cuenca de París y el mar Mesogeo lo limitaban.

tado de la fusión de las diferentes placas que a lo largo del Paleozoico habían actuado. A partir de esta "penúltima" deriva, y tras la formación de la Pangea, se diseñó el aspecto continental que poseemos en la actualidad (fig. 7).

más profundo que el de Zechstein. La situación de los mares viene marcada por el movimiento de las aguas (transgresiones o regresiones), provocado en algunos casos por el movimiento de las placas. Entre ambas zonas marinas se encontraba la zona

España y el continente europeo estaban próximos al Ecuador (fig. 9). El mar de Zechstein se extendía desde Inglaterra hacia los países del Este. El sur de Europa estaba limitado por el mar de la Mesogea,

continental, donde se extendían lo que se ha denominado "las Nuevas Areniscas Rojas". Este nombre se les da porque anteriormente hubo un momento en la historia geológica de la tierra en el que se acumularon grandes depósitos detríticos rojos. Los

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materiales de Oza-Anayet pertenecen a las "Nuevas Areniscas Rojas" (fig. 10). En el Pirineo durante este tiempo se desarrollaron una serie de cuencas sedimentarias al pie de los orógenos. Éstos se originaron como consecuencia de la orogenia Hercínica, que durante el Pérmico levantó cordilleras en buena parte de la Europa central actual. Algunas de estas cuencas se formaron a favor, y como consecuencia, de la fracturación Tardihercínica. El nacimiento de esta cuenca sedimentaria fue violento, con grandes manifestaciones volcánicas. La cuenca se desarrolló a la sombra de un volcán cuya caldera hoy se conserva en el pic d'Ossau, próximo al Portalet. Este volcán pudo tener volcanes subsidiarios que expulsaban material ígneo (coladas) aprovechando las fracturas previas. Las coladas andesíticas, que se generan subaéreamente, pueden arrastrar árboles a su paso, que fosilizarán en el material volcánico. Las andesitas intruidas en el terreno no tienen partes tan marcadamente diferenciadas.

En líneas generales podemos decir que el vulcanismo va siendo menor en la cuenca conforme avanza el tiempo (del Pérmico Inferior al Superior). Así, en la subcuenca de Oza (Aguas Tuertas), formada más tardíamente, el vulcanismo que podemos encontrar es mucho menor que en el resto de la cuenca Stephano-Pérmica de Oza-Anayet (tanto en intensidad como en extensión). La zona volcánica del pic d'Ossau, activa durante el Stephaniense, es sustituida por la zona del Anayet en el Pérmico Superior. El Anayet, pico muy conocido entre los montañeros, es un batolito andesítico. Constituyó la fuente de los materiales volcánicos que, a diferentes niveles estratigráficos, hoy podemos encontrar en los materiales detríticos próximos a los "ibones del Anayet". La actividad volcánica de la cuenca durante el Stephaniense quedó registrada en los depósitos de piroclastos, ignimbritas y material explosivo, tales como bombas volcánicas y andesitas. Estos materiales se encuentran en la zona este del Anayet.

Depresión del Ebro Láminas cabalgantes superiores Molas ^Trías/\ áminas cabalgantes inferiores

ZÓCALO

Fig. 13. Esquema de algunas estructuras tectónicas que se desarrollan en el Pirineo. , Un ejemplo de molasa son los mallos de Riglos.

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Fig. 14. Vista de los mallos de Riglos desde Agüero. Obsérvense los conglomerados de los mallos y los materiales plegados en su espalda (Foto: Andrés Pocovi).

La fuerte actividad volcánica subaérea de esta cuenca en el Stephaniense no fue una constante, pues a lo largo del Pérmico fue disminuyendo, como nos indica la menor presencia de ignimbritas y de cenizas volcánicas en los sedimentos depositados durante tiempos posteriores. La actividad volcánica durante el Pérmico se localizó principalmente en Anayet. En los períodos intrusivos y efusivos, se emplazaron respectivamente sills y coladas. En los períodos de "tranquilidad" volcánica se desarrollaban sobre las coladas volcánicas costras carbonatadas. En el Pérmico InferiorMedio fue abriéndose la cuenca hacia el oeste; y en el Pérmico Superior se formó la parte de la cuenca de Oza (separada por el alto de Astún-Candanchú), dando lugar a una subcuenca dentro de ella, de características parecidas, pero con algunos elementos diferenciadores, que nos permiten separarlas en su génesis. Los materiales detríticos que forman estas cuencas Pérmicas son conglomerados, areniscas, lutitas y andesitas. Estas últimas son expresión de los episodios volcánicos efusivos e intrusivos menciona-

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dos más arriba. Los materiales detríticos se depositaron al pie de los relieves que rodeaban las cuencas, organizándose en "abanicos" aluviales. Este nombre es debido a la morfología formada por el conjunto de materiales que transportaban los ríos desde las cabeceras de las montañas hasta las zonas deprimidas, dando como resultado grandes masas detríticas (molasas). Ocasionalmente, entre diferentes conos aluviales y en las charcas generadas en época de lluvias o tormentas, se depositaban materiales calcáreos que quedaban enterrados por los materiales detríticos. En general, estas cuencas alineadas a lo largo del Pirineo poseen sedimentos que están dirigidos y ordenados por la acción de la tectónica. Ésta es relevante para el tipo y disposición de los sedimentos mientras no se encuentren litificados. Así ocurre en la cuenca que se extendía desde Campo de Troya hasta la selva de Oza, en cuyos bordes las fallas determinaron las características de los depósitos, como en Arroyetas. Durante la formación de estas cuencas, la tectónica va dejando su "marca" en las características de


Fig. 15. Vista de las sierras marginales prepirenaicas (Foto: AndrĂŠs Pocovi).


Fig. 16. Los matos de Riglos (Foto: autores).

los sedimentos. Así, las variaciones granulométricas (tamaño de los cantos) que podemos encontrar en la litología son consecuencia de la actividad de las fracturas y no de la energía del medio fluvial. De esta manera, los materiales de la cuenca son estupendos "marcadores" de movimientos tectónicos. Estas cuencas estaban en zonas intramontañosas aisladas entre sí. Los materiales que se depositaban lo hacían al pie de zonas escarpadas dando molasas, y la movilidad tectónica de la región permitía que los abanicos aluviales originados se desarrollaran siguiendo las pautas impuestas por los movimientos de las fracturas. Durante el Stephaniense, el clima predominante era tropical-húmedo con una corta estación seca. La abundante vegetación y la humedad darían lugar a la formación de zonas con mucha materia orgánica y posibilitarían la existencia de zonas capaces de albergarla. Éste es el hecho que se pone de manifiesto en Campo de Troya (próximo a Sallent), donde se han explotado los carbones hasta hace poco y donde los restos de troncos silificifiados se presentan.

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El clima de estas cuencas evoluciona en el Pérmico a un clima peritropical acorde con la situación geográfica de la península. Este clima es propio de sabanas, con grandes extensiones encharcadas y una vegetación de tipo matorral. Además, la formación de suelos encharcados que sufren repetidos períodos de desecación son característicos de zonas donde la estación seca es lo suficientemente larga como para dejar su impronta (grietas de désecación). Esta reconstrucción climática del Pérmico no se ve alterada por la existencia de yesos en peña Marcantón y de calizas con abundantes evidencias de desecación en pico Secus, que ponen de manifiesto en cierta forma la escasez de lluvias y la aridez del ambiente. Probablemente no sean expresión de períodos climáticos estacionales con aumento de la aridez, sino más bien de características propias de subambientes sedimentarios asociadas al clima generalizado en esta cuenca. Uno de los principales problemas para una mejor reconstrucción ambiental de esta cuenca es la ausencia hasta el momento de restos paleontológicos útiles. Es por todos conocida la importancia de


Fig. 17. Vista de granitos y calizas de Literola (Foto: Javier Sarasa Escuer).


Fig. 18. Castillo de Atxer, Selva de Oza (Foto: autores).


los fósiles para llegar a precisar aspectos biológicos y cronológicos del pasado. Éstos permiten, por una parte, un mejor conocimiento de los ambientes sedimentarios; y por otra, una datación relativa de los materiales que favorece la determinación en el tiempo de los sucesos geológicos con mayor definición. Una de las preguntas que se nos puede plantear es cómo se formaron los "recipientes", es decir, las cuencas que sirvieron para recibir y almacenar los sedimentos que aportaban los ríos. La formación de estas cuencas Pérmicas está dentro de una banda de desgarres, que en un ancho de 2.000 Km de amplitud se produjo desde Groenlandia a los Urales (de oeste a este), pasando por todo el norte africano. Esta banda está estudiada gracias a los numerosos rasgos tectónicos de compresión y distensión que se reflejan en las rocas. El significado exacto de esta banda de desgarres es discutido. Se afirma que esta zona de desgarre sería el resultado de un movimiento especial de placas similar al rifting (un estado actual de rifting lo encontramos en zonas próximas al Mar Rojo). Como resultado de estos desgarres se produjo un sistema de rupturas ortogonales, y en la intersección de familias de estas fracturas tuvo lugar la formación y posterior desarrollo de las cuencas Pérmicas pirenaicas.

4. EL CRETÁCICO (Pirineo) (Cuando los dinosaurios se pasearon por nuestra provincia) Desde el golfo de Vizcaya hasta el Mediterráneo se extiende el Pirineo a lo largo de 435 Km. El Pirineo oscense cuenta con 134 Km de longitud y una anchura de casi 100 Km de norte a sur. Toda esta unidad geográfica constituye una de las cordilleras más importantes de todo el mundo. Pero lo que hoy es cordillera en un pasado fue mar, conformando un profundo surco que se abría al Atlántico por el golfo de Vizcaya. El Cretácico es el último período del Mesozoico. Esta era se extiende desde finales del Pérmico hasta el principio del Terciario (ver Tabla geológica). Durante el Mesozoico se abrió y fragmentó la Pangea Pérmica, comenzando a diferenciarse los continentes que hoy conocemos. Esta fragmentación comienza con la deriva de placas de Norteamérica-Europa-Asia con respecto a la placa

de América del Sur-África-Antártida (fig. 7), lo que provoca el inicio de la desaparición del mar del Tethys (heredado del Paleozoico). A finales del Triásico, la placa que contenía a la futura India comenzó su deriva hacia el norte (no concluyendo hasta el Mioceno), y originó los Himalayas tras colisionar con la placa Euro-Asiática. La formación de dorsales oceánicas se muestra inevitablemente asociada al estado de Pangea y a la subsiguiente ruptura de placas. Es lo que ocurrió en el Trías Superior entre América Central y del Norte, y América del Sur y África (fig. 7). Pasados 50 m.a. desde el inicio del Triásico, la separación entre América del Norte y África alcanzó unas mayores proporciones. Al mismo tiempo, por el sur, la Antártida, separada del resto, se individualizó como continente. Además, la separación actual entre América del Sur (Brasil) y África (costa guineana) originó "pulsaciones" que marcaron el nacimiento del Atlántico. Esta separación entre placas provocó también la separación de faunas que se habían desarrollado juntas, "derivando" genéticamente y dando aspectos bien distintos en cada uno de los nuevos continentes. Estas faunas originaron poblaciones de rasgos comunes en un principio, pero la fragmentación del continente imposibilitó el cruce genético dando origen a especies diferentes. A finales del Cretácico, la recién nacida dorsal oceánica en el Atlántico comenzó a abrir una rama, dando lugar a lo que hoy es Atlántico Norte. También se inició la separación de América del Norte y Euro-Asia. Pero previamente, esta dorsal oceánica se ramificó tímidamente hacia el este, originando una placa que millones de años más tarde soportará los países de España y Portugal (fig. 11). El desarrollo de la misma dorsal oceánica que se formó entre América del Norte y África (durante el Cretácico Inferior y Superior), va a originar, a finales del Cretácico, el "mar Pirenaico" (fig. 12). El establecimiento de esta dorsal oceánica originó la formación de la placa ibérica. Posteriormente esta placa se desplazó hacia el sur a consecuencia de la actividad de la dorsal. Independientemente del tamaño, los movimientos de placas ocasionan fricciones y colisiones (manifestadas por vulcanismo y/o actividad sísmica), que finalmente pueden originar orógenos, o bien acabar deslizándose hacia abajo subduciendo. Esto último

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le ocurrió a la placa gemela de Iberia. Esta placa, en la que viajaba Italia, se desplazó hacia el este por la apertura entre ambas de una pequeña dorsal. Tras esto, derivó hacia el norte por acción de otra dorsal que se formó al sur de la placa y que acabó separándola de África (fig. 11). La placa Iberia giró a la derecha y se desplazó hacia el sur como consecuencia de la apertura del surco marino próximo al golfo de Vizcaya. Contemporánea a este surco marino es la cuenca de París, que, situada entre cuatro zonas emergidas, ponía en relación las aguas de la Mesogea, del Atlántico y las de un mar Centro Euro-Asiático. En la Mesogea se depositaron los flysch (sedimentos de zonas marinas profundas), materiales característicos y típicos de nuestro Pirineo. A este grupo de sedimentos pertenecen los próximos a Echo y Aragüés del Puerto. Estos flysch, con abundantes areniscas y lutitas, son los que dan a entender que el surco marino pirenaico poseía una profundidad importante. Este mar de aguas calientes era alimentado por los ríos que afluían desde las montañas del este (fig. 12). La cuenca se rellenó con sedimentos de las zonas continentales que la rodeaban. Esta sedimentación estuvo marcada por el compás de la tectónica: los movimientos verticales e incluso horizontales influían en las características de las zonas emergidas. Los "pulsos" tectónicos originaban mantos y cabalgamientos, solapándose y montándose unos encima de otros y rellenando la cuenca con un orden estricto. En el Cretácico Medio-Superior la cuenca tenía una profundidad suficiente y sus aportes le permitían la formación de los sedimentos flysch. Estos materiales de color negruzco y aspecto tableado (también denominados turbiditas) se extienden a lo largo del surco de este a oeste. Representan la parte más profunda de la cuenca y pueden contemplarse en la carretera de Echo o de Búbal.

que forman el flysch. Estas masas arrastradas desde la plataforma caliza (a veces de una envergadura considerable) se implantan, en ocasiones, sobre los sedimentos flysch, incluyéndose entre el material circundante mucho más fino. Un ejemplo de esto lo encontramos en el kilómetro tres de la carretera a Aragüés del Puerto. Los últimos depósitos que se emplazan en la cuenca son detríticos de características continentales, denominándose Facies Garumnenses (pueden observarse en Arguis, distinguiéndose por su color rojo). Son la evidencia de la proximidad del continente y, por lo tanto, del acortamiento del surco marino como consecuencia del inicio de la fase compresiva que acabará formando los Pirineos en la orogenia Alpina. Esta compresión se pone de manifiesto, desde el Cretácico Superior hasta el Mioceno Inferior, por el emplazamiento de láminas cabalgantes en el seno de la cuenca. Como comentábamos en párrafos anteriores, estos "pulsos" tectónicos ocurren a consecuencia de la situación general de compresión. Así, por ejemplo, el conjunto de rocas que forman la zona de Gavarnie y la lámina cabalgante que las engloba (Manto de Gavarnie) acabó de emplazarse en el Mioceno Inferior. Estos cabalgamientos pueden presentar la intersección de ese manto con la superficie que pisamos. En otras ocasiones, no afloran y originan cabalgamientos "ciegos" por no llegar a manifestarse en superficie. Estas láminas cabalgantes se dividen en dos partes: superiores e inferiores. Cuando estas láminas poseen dimensiones importantes se les denomina mantos (fig. 13).

Sobre estas turbiditas se desarrollan plataformas carbonatadas en los márgenes próximos al continente (al norte y al sur) que, por basculamiento repetido de la estructura que lo soporta, da sucesivos depósitos calizos (fig. 12).

Las láminas cabalgantes superiores están formadas principalmente por carbonatos mesozoicos. Cotiella y Pedraforca son láminas cabalgantes incluidas en una lámina cabalgante mayor denominada Manto del Montsec. La dirección E-0 de estos cabalgamientos y mantos es constante, aunque en ocasiones y asociadas con éstos, podemos encontrar otras estructuras con dirección N-S (ver Mapa geológico). Estas estructuras pueden ser anticlinales (anticlinal de Boltaña con una dirección N-S). La interpretación es que la compresión se produjo no sólo en la dirección N-S, sino también en la E-0.

Ocasionalmente, del margen sur parten masas de cantos calizos irregulares, llegando hasta el surco profundo donde se depositan junto a los materiales

Las láminas cabalgantes inferiores se desarrollan en los niveles más profundos, por lo que pueden implicar al zócalo, siendo poco frecuentes en el

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Fig. 19. Añisclo (Foto: Blas Valéro).

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Fig. 20. Coll de Ladrones (Foto: Blas Valero).


Pirineo oscense (fig. 13). Están formadas por materiales mesozoicos de poco espesor y paleógenos más representados. Las láminas cabalgantes que se ponen de manifiesto de una manera más clara en la superficie pirenaica son las superiores. El desplazamiento sufrido por estas láminas fue muy grande, e incluso algunas recorrieron distancias de entre 10 y 25 Km. Si pensamos en la cantidad de tierra transportada nos haremos una idea aproximada de la importancia de estos movimientos rocosos. En la actualidad no tenenemos evidencias de desplazamientos tan enormes de masas de sedimentos ni en los oceános ni en otros lugares.

5. MIOCENO (El "Gran Lago" del sur) Con la extinción de los grandes reptiles y el paso al predominio de los mamíferos de los que el hombre es descendiente directo, queda establecida la división entre Cretácico (Mesozoico) y Eoceno (Cenozoico). Desde entonces, la disposición de las placas continentales ha variado poco (fig. 7).

fYi

Los cambios producidos desde el Eoceno hasta ahora quedan reflejados en la situación del mar, sucediéndose transgresiones (elevaciones del nivel del mar) y regresiones (descenso del nivel del mar). Esto es, el mar avanza y se retira del continente por causas tectónicas o simplemente estáticas. Los movimientos de las placas han continuado empujando, abriéndose a veces, pero la disposición geográfica no ha cambiado en exceso. Sin embargo, en el Terciario (Cenozoico) se han formado las montañas que hoy conocemos. Los Andes se levantan por movimientos tectónicos durante el Paleoceno, Eoceno Medio y Oligoceno Inferior. También en el Oligoceno se originan los Alpes por el choque de la placa de Apulia (que contenía a Italia) contra Europa. Los Himalayas se erigen en el Mioceno tras consumirse completamente el anciano mar del Tethys oriental, soldándose la placa que contenía a la India con Asia. Bastante más al oeste, y también en el Mioceno, diferentes subplacas ciegan por completo el Tethys occidental, pero abren una cuenca que evoluciona dando lugar a lo que hoy conocemos como Mediterráneo (fig. 7). La mayoría de orógenos y mares que contemplan nuestros ojos son efecto de los movimientos de placas durante el Cenozoico. La erosión y otros importantes factores han modificado mucho su geomorfo-

logia, su aspecto externo, pero en esencia permanecen inmutables. Las rocas más jóvenes son las que conservan en el registro geológico un mayor número de sucesos. Así, hoy podemos desentrañar un mayor número de detalles, contrariamente a lo que sucede en el Paleozoico. Además, según la edad de los sedimentos, el grado de detalle que puede alcanzarse es muy diferente. En la península y concretamente en nuestra provincia, durante el Cenozoico termina por cerrarse el mar Pirenaico y comienza el levantamiento de los montes, que bastante más tarde el horno sapiens llamará Pirineos. El empuje de la placa Africana sobre la subplaca Iberia produce una compresión que retira el agua del mar Pirenaico, puesto que el sustrato marino comienza a elevarse así como los alrededores continentales. Así, para el Eoceno, la península ibérica está casi totalmente emergida, mientras que el resto del sur de Europa es un conjunto de islas. En este tiempo (hace 60 m.a.), el Pirineo central y oriental siguen levantándose lenta pero imparablemente. En el Eoceno finaliza la existencia de este mar Pirenaico que determinó el aspecto del norte de nuestras tierras. Tras de sí, tan sólo dejó pequeñas cuencas marinas restringidas de poca profundidad que se desecaron precipitando en ellas abundantes sedimentos salinos. Los movimientos tectónicos de elevación y de giro de tijera se suceden formando mantos y cabalgamientos (como el mencionado de Gavarnie hace 35 m.a.). Parece ser que estos hechos son las causas de los gigantescos desplazamientos que los cabalgamientos de las rocas pudieron alcanzar. El emplazamiento de estos "mantos" de rocas cambia la geografía pirenaica. Así ocurre en el caso del Manto del Montsec, al quedar la zona central del Pirineo emergida. A finales del Oligoceno el mar Pirenaico es sólo un recuerdo. Al sur de una línea que pasa por Jaca y Boltaña se producen sedimentaciones de tipo continental; son, por ejemplo, los conglomerados de los mallos de Riglos (fig. 14) y Nueno, y las areniscas que rodean el pantano de la Sotonera. En las zonas más bajas se acumula el agua formando lagos de corta duración en los que precipitan calizas y yesos, tan comunes en las proximidades de Almudévar o Tardienta.

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La última fase orogénica importante para la elevación del Pirineo se produce a finales del Oligoceno y principios del Mioceno; es entonces cuando se levantan las sierras marginales (fig. 15). Ya a finales del Mioceno se extiende al sur del Pirineo el "Gran Lago", cubriendo la casi totalidad de Aragón (ver Mapa geológico) y compuesto de diferentes lagos que son alimentados por los ríos que proceden de los montes recientemente formados: Pirineos al norte, Catalides al este y Montes Ibéricos al sur. En estos tiempos la cuenca del Ebro era endorreica, esto es, no todos los aportes de los ríos tenían salida al mar. Dichos aportes alimentaban a estos lagos, que en la mayoría de los casos producían calizas y yesos por evaporación. A finales del Mioceno y durante el Plioceno, el paisaje de la Depresión es el de una amplia llanura. La cubeta lagunar ha sido colmatada, los últimos depósitos carbonáticos y los relieves de la periferia han sido arrasados por la erosión. Además, ahora la cuenca endorreica va a conseguir una salida al mar, probablemente debido al basculamiento sufrido por la península, hundiéndose el oeste y levantándose el este. El Mediterráneo occidental se deseca parcialmente e inicia un hundimiento que conducirá al aspecto actual de bus costas. Estos fenómenos van a producir el descenso del nivel de desembocadura de los ríos y el aumento de su pendiente, con lo que su capacidad erosiva será mayor y las redes

fluviales se "clavarán" en el terreno. Tras de sí dejarán como evidencia multitud de terrazas en los lados de los ríos. Desde entonces los fenómenos físicos serán los que hagan un importante trabajo de remodelación y de degradación de la morfología de la superficie del terreno que forma nuestra provincia.

6. BIBLIOGRAFÍA BIXEL, F.; CLIN, M.; LUCAS, C.; MAJERTÉ-MEUJOULAS, C.; MIROUSE, R. y ROGER, P. (1983), Pyrénées, 500 millions d'années, BREM.- HALLAN, A. (1983), Grandes controversias geológicas, Ed. Labor.RIBERA I FRAIG, E. (1988), Historia del interés anglosajón por la geología de España, C.S.I.C., Madrid.GÓMEZ PORTER, J.R. y P. (1990), Fósiles del Altoaragón, I.E.A., Huesca.- Geología de España, Libro jubilar J. M.5 Ríos, t. I, II y III, I.G.M.E., 1983, Madrid.- Aso, E.; VALERO, B. y GISBERT, J. (1991), Stephaniense-Pérmico del Altoaragón (Selva de Oza-Anayet), publ. en microficha, I.E.A., Huesca.VALERO, B. (1986), El marco geológico del Stephaniense-Pérmico del Alto Aragón y Alto Gállego (Pirineo de Huesca), Tesis de licenciatura, Universidad de Zaragoza.- Aso, E. (1987), Estudio geológico del Stephaniense-Pérmico en el Alto Aragón: La región de Oza y su correlación con el macizo del Anayet, tesis de licenciatura, Universidad de Zaragoza.- VALERO, B. (1991), Los sistemas lacustres carbonatados del StephaniensePérmico en el Pirineo Central y Occidental, Tesis de doctorado, Universidad de Zaragoza.

Fig. 21. Aguas Tuertas (Foto: Blas Velero).

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TíTULOS DE LA SERIE

La siguiente no es una relación cerrada. No obstante, para dar una idea global de su contenido, se indican algunos de los títulos previstos, sin orden de prelación, excepto para los ya publicados o los de inminente aparición. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

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