CN
cosas nuestras
33
33 21. José M.ª Ferrer Salillas y M.ª Ángeles Abió Zamora, Angüés. Historia, vida y costumbres de una villa del Somontano oscense (1998). 22. Francisco Castillón Cortada, Santa María de Valdeflores y San Miguel, las dos parroquias de Benabarre (1998). 23. Ester Sabaté Quinquillá (coord.), Albelda, la vida de la villa (1999). 24. Jeanine Fribourg, Fiestas y literatura oral en Aragón (El dance de Sariñena y sus relaciones con los de Sena, Lanaja y Leciñena) (2000). 25. Chabier Tomás Arias, El aragonés del Biello Sobrarbe (1999). 26. Ramon Vives i Gorgues, Costumari de Castellonroi (Ànima d’un poble) (2001). 27. Mariano Constante, Crónicas de un maestro oscense de antes de la guerra (2001). 28. M.ª Celia Fontana Calvo, La iglesia de San Pedro el Viejo y su entorno. Historia de las actuaciones y propuestas del siglo xix en el marco de la restauración monumental (2003). 29. Ignacio Almudévar Zamora, Retablo del Alto Aragón en el último tercio del siglo xx (artículos, charlas y conferencias) (2005). 30. M.ª Dolores Barrios Martínez y Pilar Alcalde Arántegui (eds.), Antonio Durán Gudiol y la prensa escrita (artículos) (2005). 31. Ramón Lasaosa Susín (ed.), Enrique Capella. Folclore y tradición (2006). 32. Ángel Huguet Canalís, Plurilingüismo y escuela en Aragón: un estudio sobre las actitudes ante las lenguas aragonesas (aragonés, castellano y catalán) y las lenguas extranjeras (2006).
Ayuntamiento de Angüés
Partiendo de su situación en la comarca de la Hoya de Huesca, se analizan las características geográficas de Bespén, su historia y su economía, fundamentalmente agrícola, aunque también la ganadería y los servicios destacan por su importancia. El estudio urbanístico del pueblo nos permite conocer los restos que se conservan del castillo, así como la iglesia parroquial, resultado de una reforma muy bien encajada en la primitiva construcción románica. Paseando por sus calles podemos contemplar piedras armeras de infanzonía, casas que todavía mantienen las características arquitectónicas propias de esta zona del Somontano, curiosos portones de madera… Fiestas patronales, procesiones, romerías, oraciones y cánticos —algunos de los cuales se reproducen en el anexo— constituyen una muestra de las costumbres de los bespenenses. Se incluye asimismo una cuidada selección de fotografías que sirven de ilustración a los textos.
José M.ª Ferrer Salillas
números de la colección
Bespén
Últimos
Bespén Recuerdos del pasado y una mirada al presente José M.ª Ferrer Salillas
José M.ª Ferrer Salillas (Velillas, 1957) realizó los tres primeros años de Bachillerato en su pueblo con la ayuda de la maestra Amelia Pardo Navas, se examinó como alumno libre en el Instituto Ramón y Cajal de Huesca y terminó estos estudios en el Seminario Conciliar de Santa Cruz. En junio de 1977 se diplomó en la Escuela Universitaria del Profesorado de EGB de Huesca.Ya en segundo curso de carrera comenzó a colaborar como becario en la residencia de la entonces denominada Universidad Laboral. Luego fue ascendido a ayudante de director de colegio y obtuvo, mediante el correspondiente concurso-oposición, la plaza de educador de residencia. Más tarde se licenció en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. En la actualidad desempeña su actividad en el IES Pirámide. En esta misma colección ha publicado Velillas en el Somontano oscense (1992), sobre su pueblo natal, y Angüés, historia, vida y costumbres de una villa del Somontano oscense (1998), junto a M.ª Ángeles Abió Zamora. En 1999, el Ayuntamiento de Angüés editó su monografía Iglesia parroquial de Velillas: dominio del Colegio Imperial y Mayor de Santiago de Huesca.
BespĂŠn Recuerdos del pasado y una mirada al presente
Bespén Recuerdos del pasado y una mirada al presente José M.ª Ferrer Salillas
Ayuntamiento de Angüés
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente / Ferrer Salillas, José M.a. — Huesca : Instituto de Estudios Altoaragoneses ; Angués : Ayuntamiento de Angüés, 2007. — 146 p. : il. bl. y n. ; 21 cm (Cosas Nuestras; 33) Bibliografía: pp. 127-129 D. L. HU 58-2007.— ISBN: 978-84-8127-177-5 1. Bespén – Descripción. 2. Bespén – Usos y costumbres. I. Título. 908 (460.222 Bespén) 392 (460.222 Bespén)
© José M.a Ferrer Salillas © De la presente edición, Instituto de Estudios Altoaragoneses 1.a edición, 2007 Colección: Cosas Nuestras, n.o 33 Director de la colección: Carlos Garcés Manau Comité editorial: Julio Alvira Banzo, M.ª Pilar Benítez Marco, Ramón Lasaosa Susín, Antonio Turmo Arnal y Eduardo Viñuales Cobos Coordinación editorial: Teresa Sas Bernad Corrección: Ana Bescós García Fotografía de cubierta: Vista de Bespén Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación Provincial de Huesca) Parque, 10. 22002 Huesca, España Tel.: 974 294 120. Fax: 974 294 122 e-mail: iea@iea.es Dirección de Internet: http://www.iea.es Ayuntamiento de Angüés Plaza Mayor, 1. 22123 Angüés (Huesca) Tel.: 974 260 001 Impreso en España Imprime: Gráficas Alós. Huesca ISBN: 978-84-8127-177-5 DL: HU. 58/2007
Prรณlogo
Se completa con esta aproximación geográfico-histórica y artística la trilogía que se iniciara en 1992 en esta misma colección «Cosas Nuestras», con el fin de estudiar tres pueblos muy representativos del paisaje del Somontano oscense, que tienen como referencia visual común, mirando hacia el norte, la sierra de Guara con su cima del Tozal, de más de dos mil metros de altitud. Los tres tienen ya su libro —Velillas (1992), Angüés (1998) y ahora Bespén, editados por el Instituto de Estudios Altoaragoneses— y constituyen el Ayuntamiento de esta segunda localidad mayor y villa antigua, rango que también tuvo Bespén en la Edad Media. Su autor, José M.a Ferrer Salillas, profesor y licenciado en Geografía e Historia, es hijo del pueblo. Nació en Velillas y huelga decir que conoce estos lugares y los cálidos rincones del territorio del Somontano como las palmas de sus manos. Aquí fue a la escuela —cuando la había—, jugó en la plaza y fue al campo a ayudar en las faenas agrícolas. Se divirtió en las fiestas —cuando eran otra cosa— y conoce muy bien a los habitantes —que ya van quedando pocos—, a quienes ha acompañado en sus momentos de alegrías y sinsabores. Precisamente porque muchos pueblos oscenses han empezado a ser más pasado que presente, y el futuro de su supervivencia es incierto, el autor ha querido que no se fuera con ellos la memoria de sus gentes y la historia común de estos lugares, mejor dicho toda su historia, que ha investigado con tenacidad y hondura. En ella no faltan los nombres de sus habitantes —que cita con sus apellidos al pie de numerosas fotografías— y de las partidas del término municipal —para que no caigan en el olvido—, pues fueron los
antepasados de hace siglos quienes pusieron nombres a los campos, caminos, barrancos, lomas y colinas para orientarse y dominar su territorio. José M.a Ferrer ha sabido reunir toda la historia de Bespén: desde los restos y sitios arqueológicos de aquellos desconocidos ilergetes que ocuparon estas tierras, atravesadas por la calzada romana OscaIlerda, pasando por la Edad Media, cuando ya hay constancia escrita del nombre de Bespén y de su castillo, hasta la transformación mecanizada de las faenas agrícolas en los años de 1960, que antes se hacían a fuerza de brazos y ahora se han quedado sin ellos para atender los olivos, las viñas —tan famoso su vino recio de cepas garnachas desde el siglo xii, como documenta el autor—, los almendros y el cereal, base de la economía ancestral de este pueblo y de todos los de su entorno. Bespén tuvo a lo largo de su historia momentos de riqueza y desarrollo. Buenos testimonios son, por ejemplo, las fotografías desde los años veinte y, para los siglos pasados, la arquitectura de sus casas, bastantes de ellas con escudos de hidalguía esculpidos en sus fachadas, y su iglesia románica, de buena piedra sillar y abovedada, además del muñón del castillo que hubo junto a ella. Se disputaron el lugar de Bespén la mitra oscense y el monasterio de Montearagón, que extendieron su influencia junto con la abadía cisterciense de Casbas y el señorío del lugar de Foces por un radio de unos veinte kilómetros en torno a este territorio. Este libro que ahora se presenta, con la colaboración del Ayuntamiento de Angüés, tendrá dos tipos de lectores: los hijos de Bespén —que sin duda seguirán sus páginas al detalle, añadirán de viva voz más nombres de personas que fueron o son y lo ilustrarán con historias menudas y anécdotas— y los estudiosos e investigadores de la historia y formas de vida y convivencia del Alto Aragón, que de esta virtud social han sido y son buenos ejemplos nuestros pueblos del Somontano oscense. Manuel García Guatas Universidad de Zaragoza
Introducciรณn
Con la publicación de este libro he pretendido reconstruir la historia del pueblo de Bespén y la memoria de sus habitantes, reflejados en las fotografías que cuidadosamente guardan sus familias, quienes las han sacado a la luz para su publicación. La mirada al presente nos sitúa en el umbral del siglo xxi y permite una visión de esta localidad en el año 2004. Todos los pueblos de la geografía oscense tienen su encanto y su historia, que confieren a cada uno de ellos las características o peculiaridades que los identifican. Uno de estos lugares es Bespén, situado en un apacible paraje natural de los muchos que nos brinda el variopinto Somontano oscense. Formando parte de la recientemente constituida comarca de la Hoya, está incluido en la denominada ruta del vino, porque desde siempre ha sido reconocido por la calidad de sus vinos tintos y claros, fruto de los viñedos cultivados en monte bajo y muy extendidos en otro tiempo por la parte occidental de su término municipal, por donde discurre un barranco conocido precisamente como barranco de las Viñas. Hasta aquí debe acercarse el viajero, para quien ya no hay distancias, y hacer un alto en la ruta para pasear por sus calles y contemplar sus casas, con las peculiares formas de edificación que siguen los modelos propios del Somontano (con adobe y tapial entre esquinazos y cadenas de sillares o ladrillos), diversas portadas de arco de medio punto y adinteladas (algunas de ellas con escudos heráldicos, recuerdos de la noble condición de sus dueños), el arte románico reflejado en su iglesia parroquial, etcétera.
11
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Con el paso de los años, Bespén ha ido evolucionando y sus habitantes adaptándose a las circunstancias de la vida. Generación tras generación, sus gentes han trabajado duro para poder sobrevivir en un medio geográfico no siempre favorable a sus expectativas, preparando terrenos de cultivo y procurando aumentar su extensión con la roturación de tierras «yermas», aprovechando los diversos recursos que brinda la naturaleza para poder construir sus casas y satisfacer sus necesidades vitales. Todas estas peculiaridades, además de otras circunstancias que me vinculan a Bespén, han motivado el que me haya interesado en hacer un estudio de este entrañable pueblo para preservar su memoria con la ayuda de sus vecinos y descendientes. Para iniciar esta apasionante tarea de investigación, empecé por hablar con las gentes que quedan en la localidad, y recopilé sus particulares experiencias (anécdotas, costumbres, modo de vida, etcétera), todo aquello que día a día va configurando la historia de cada pueblo. Compaginando el trabajo de campo con la investigación en los diversos archivos y contando en todo momento con la valiosísima colaboración de Joaquín Gota Arnillas, hijo del pueblo y mecenas en este trabajo, se ha conseguido sacar a la luz pública el presente libro. Mi agradecimiento más sincero a los vecinos de Bespén por la hospitalidad que me han dado y la información que me han aportado. Ellos han sido y son los protagonistas de esta historia. Así mismo hago extensible mi gratitud a Manuel García Guatas, quien ha tenido la amabilidad de supervisar el trabajo haciendo las pertinentes observaciones para mejorarlo y sortear algunos errores; a los responsables de los diversos archivos, que me han facilitado la consulta de sus repertorios; a Manuel Benito Moliner por la documentación que me ha prestado; y, finalmente, como toda publicación conlleva unos gastos, al Ayuntamiento de Angüés, municipio al que pertenece Bespén, y al Instituto de Estudios Altoaragoneses por sus aportaciones económicas.
12
Situación y características geográficas
Territorio y comunicaciones A 28 kilómetros de Huesca y 7 de Angüés se encuentra el pueblo de Bespén, próximo al cauce del barranco Rija o de la Hormiga. En terreno ondulado a 457 metros sobre el nivel del mar, goza de un clima saludable. Su término municipal limita al norte con el de Angüés, al sur con el de Antillón, al este con los de Lascellas y Barbuñales y al oeste con el de Blecua. Bespén pertenece a la comarca de la Hoya, de la cual ocupa la parte más suroriental. Para llegar a esta localidad, saliendo de Huesca en dirección a Barbastro, al llegar a Angüés se toma el desvío que está a la derecha de la carretera nacional 240. Otro modo de acceder por la misma carretera es la local de Torres de Montes, Blecua y Bespén. También se puede ir desde Huesca por la comarcal de Sariñena, tomando el desvío en Monflorite para desde ahí continuar por la carretera local de Alcalá del Obispo, Fañanás, Pueyo de Fañanás, Blecua y Bespén.
15
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Yéqueda
Sasa del Abadiado
HUESCA
Loporzano Quicena
Castillo de Pompién Vicién
Castejón de Arbaniés Siétamo
Bellestar de Flumen
Sieso Casbas
Liesa Velillas
Junzano N-2
Ola
Fañanás
Pueyo de Fañanás Blecua
Argavieso
Albero Alto Novales
Bespén
Antillón
Piracés
Salillas Sesa
Tramaced
Parte suroriental de la comarca de la Hoya de Huesca.
16
Angüés
Alcalá del Obispo
Lascasas
Buñales
Ibieca
40
Monflorite
Tabernas del Isuela
Arbaniés
Bandaliés 0 24 N-
Tierz
Pompenillo
Labata
Ayera
Pertusa
Situación y características geográficas
ra loca
Be spé n
de lo iel rn fu Al
de
a
ma
ig
m
Ca
mi
no
de
Be
spé
na
Ba
rbu
Alfurniello
ñal
es
Término municipal de Barbuñales Fuente de La Poza
mi
Bco .
Ca
de
La
Ral la
o.
de
La
Po
za
Fuente de la Sarteneta
Bc
no de
Término municipal de Antillón
ro
de
Co . co
B
o
ob
lL
de
del Fuente Lobo
dre
ana
Alc
Término municipal de Bespén.
Río
Término municipal de Blecua
Fuente de Valcarbón
Lo
or
C
re ar
l
ca
lo
Bco. de Valcarbón Fuente Las Huertas
a tus Per
s
aH
a ter
Rí o
Carrete
nte
el Fuente de la Sentif
sa
Mo
od
Senti
f
Fuente Ramonico
Camino de Bespén a Ponzano
ino de B
Alcanadre
spén
e Alm ino d
Cam
de
ja
de la
Cam
radada
e la Fo
Bco. d
ellas
res Tor
Ri
Bco.
Fuente Foradada
Ermita Ntra. Sra. de la Sierra
r
a lecu
ga
rru
la A
Lasc
de
o.
o.
Bc
e los Bco. d ares Conell Fuente Fondoneta
l de
ino
Bc Fuente
güé An e gen od Vir min la de ma Lo
m Ca
Bco. de las Viñas
Ca
ue
nq
ra
r Ba
e od
n mi
Ca
l d e Be
os
Tér
n
mu
s
güé
An
ipa unic ino m Térm
o min
l de
a icip
17
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Dentro del término municipal hay varios caminos que en tiempos pasados eran muy transitados para desplazarse a los pueblos vecinos, entre ellos el de Angüés, el de Bespén a Ponzano pasando por casa Lizana, al otro lado del río Alcanadre, el de Blecua, el de Angüés a Pertusa (antiguo camino-cabañera) —que se cruza con el de La Arruga, el de Bespén a Ponzano y el de Bespén a Barbuñales, y se continua por el de Codero para llegar a Pertusa—, el de Bespén a Barbuñales, el de Codero y el de La Arruga. Todos ellos dejaron de usarse hace tiempo por los viandantes, pero no por la maquinaria agrícola.
Vista aérea de Bespén, en la que pueden apreciarse los accesos y vías de comunicación. (Foto: Francisco Cano Biosca)
18
Situación y características geográficas
El agua y su aprovechamiento Debido a la escasez de precipitaciones existentes en la zona, abundan las áreas endorreicas donde las charcas son las encargadas de recoger las aguas de escorrentía superficial, existentes solo en los momentos de lluvia. Como testimonio de esta circunstancia, dentro de su término municipal quedan pequeñas balsas de recogida de esta agua. En el pueblo hubo una alberca situada en el camino de Angüés que servía para dar de beber a las caballerías y otros menesteres. Otra charca de uso común era la denominada de la Tejería, en el camino de Pitiellas, a la que también acudía a abrevar el ganado ovino. Otras más pequeñas eran las de los huertos situados en el ya mencionado camino de Angüés, junto a la carretera. Por la parte occidental del término municipal discurren dos barrancos: el de las Viñas y el de la Sentif, los cuales, procedentes del término municipal de Blecua, vierten sus aguas en el Rija o de la Hormiga, que atraviesa aquella zona. Otros de menor caudal son el Barranquer, que atraviesa el camino de Torres de Montes, y los de la Poza, la Ralla y el Lobo, en la parte sur del término municipal; todos ellos vierten sus aguas al ya mencionado barranco Rija o de la Hormiga. En el área más oriental está el río Alcanadre, que sirve de límite natural al municipio y al que vierten sus aguas los barrancos de los Conellares, la Foradada y Valcarbón. En la margen derecha de este río, y dentro del término municipal de Bespén, hay unas curiosas formaciones orográficas consistentes en dos columnas de materiales finos, gravas y arena, modeladas por la acción erosiva y coronadas por dos bloques calcáreos a modo de sombrero. Aguas arriba, próximo a estas formaciones del relieve, se encuentra un gran desnivel en la roca natural con respecto al cauce del río, conocido por los vecinos de Bespén como peña Águila. Para poder contemplar esta especie de monumentos que nos ofrece la naturaleza hay que tomar en la ermita de la Virgen de la Sierra el camino de El Vedado. Para proveerse del agua para beber, los vecinos acudían a la denominada sencillamente la Fuente. Está en el camino que comunica Bespén con Blecua, y para llegar a ella se ha de cruzar el
19
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Curiosas formaciones orográficas en la margen derecha del río Alcanadre, en el término municipal de Bespén. (Foto cedida por Manuel Benito Moliner)
río Rija. Se tardaba media hora entre ir a buscar el agua y regresar de nuevo al pueblo; la distancia preocupó siempre a los habitantes de la localidad. El río se podía atravesar por la denominada palanca, una especie de pasarela para las personas, ya que los animales de carga cruzaban por el cauce. Cuando se arregló el torno o molino de aceite, se aprovecharon los atraus (unos maderos largos que, utilizados de cuatro en cuatro, hacían la función de una palanca) para construir la pasarela, apoyada en tres pilastras de piedra. Una
20
Situación y características geográficas
vez finalizada la guerra civil se realizó un nuevo puente de hormigón, más consistente, pero, debido a una gran tormenta que hizo crecer muchísimo el río, quedó destruido. Desde hace años, los vecinos de Bespén ya no tienen que ir a buscar el agua a esta fuente, que ellos denominan fuente vieja, de modo que no se ven obligados a atravesar el río como antiguamente; además, el caudal del mismo ha disminuido muchísimo con respecto a años anteriores, y para cruzarlo se sirven de unos pequeños pilones de cemento.
Puente de la carretera local de Bespén a Blecua, sobre el barranco Rija o de la Hormiga (2004).
Con el fin de acortar las distancias, se construyó un sistema de conducción de agua desde este manantial hasta las proximidades del río Rija, por medio de tubos cónicos de cerámica. Todavía se puede contemplar el inicio de dicha conducción, consistente en una especie de acanaladura picada en la roca. Con el paso de los años se deterioró y quedó inutilizada. En 1911 la fuente fue acondicionada a base de sillares de piedra que le daban un nuevo aspecto y facilitaban
21
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
el acopio del agua. En 2001 se llevó a cabo un adecentamiento de la misma, y el lugar ha llegado a convertirse en un acogedor rincón. Se conservan los lavaderos horadados en la roca, con unos pequeños aparadores en los que se colocaban unos candiles para que las mujeres que lavaban la ropa pudieran ver cuando ya era de noche.
Lavadero de la fuente vieja en el camino de Blecua (2004).
Hay otras fuentes dentro del término municipal, que enumeramos a continuación. Fuente de Marín. En el camino de Blecua y muy próxima a la fuente vieja. Los vecinos de Bespén la denominan así porque fue el practicante Marín (que estuvo muchos años desempeñando su profesión en Bespén) quien observó que era un manantial intermitente, y cuando manaba el agua era indicio de que iba a llover. Fuente de la Sarteneta. En las proximidades del puente que atraviesa el barranco Rija o de la Hormiga (para algunos vecinos se conoce también como barranco de la Sentif, ya que se puede considerar como una continuación de este).
22
Situación y características geográficas
Fuente de Ramonico. En las denominadas fincas Ramonicos, debajo de la ermita de la Virgen de la Sierra. Fuente del Lobo. En el barranco del Lobo, en la partida del monte denominada Codero. Fuente de la Sentif. En el límite occidental del término municipal y junto al barranco que lleva su nombre. Hasta hace muy pocos años servía para regar algunos huertos situados en sus proximidades. Fuente de la Poza. En el barranco que lleva su nombre, en la parte meridional del término municipal. Fuente de la Fondoneta. Junto al barranco de los Conellares y próxima al río Alcanadre. Fuente de Valcarbón. En el barranco homónimo. Fuente de las Huertas. Junto al río Alcanadre, al final del barranco de Valcarbón.
En el camino de Bespén a Barbuñales, a la salida del pueblo, hay una cruz de hierro sobre pedestal y columna de piedra. A unos 10 ó 15 metros de ella hubo en tiempos un pozo de bastante profundidad excavado en la roca. Se sacaba el agua con un cubo atado a una cuerda. Posteriormente los vecinos de Bespén excavaron una larga escalinata para poder acceder a recoger el agua, que se solía utilizar para dar de beber a los animales y no para uso doméstico. En el año 1943, siendo alcalde del pueblo Gregorio Altemir Espona, se iniciaron las obras para la traída de aguas desde el embalse de Calcón, tarea que se llevó a cabo con pico y pala en colaboración con los vecinos de Angüés. El agua llegó a esta localidad, pero los trabajos quedaron paralizados allí. En 1945, el mismo día en que era inaugurada la fuente de Angüés, se aprobó por orden ministerial la continuidad de las obras; la comunicación la recibió de parte del gobernador civil de Huesca el entonces alcalde de Bespén, Ramón Foncillas Benedet. El coste económico de la obra de traída de agua desde Angüés ascendió a la cantidad de 800 000 pesetas. Por fin, en 1947 el agua llegó al pueblo y se almacenó en los depósitos ubicados en un terreno cedido por su propietario, José Arnillas Bailo. Los vecinos pudieron hacer acopio de agua gracias a las seis fuentes que se instalaron en la localidad, ubicadas en las calles Alta, de la Iglesia, del Medio, Baja y del Paso, y en las Cuatro Esquinas. Además se disponía de un lavadero en la calle Alta, junto a los depósitos de agua.
23
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Bespén es uno de los nueve núcleos que forman parte de la Mancomunidad de Aguas de Calcón. En el año 1981 los alcaldes de los municipios de Aguas, Angüés, Bespén, Casbas, Ibieca, Junzano, Labata, Panzano y Sieso constituyeron la Comunidad de Ususarios Expectantes de Calcón para reivindicar la terminación de las obras de esta presa, que recoge el caudal de los ríos Calcón y Formiga y cuya construcción había quedado interrumpida en 1964. Tras diversas vicisitudes, finalmente pudo ser inaugurada el 23 de enero de 1996. Los trabajos llevados a cabo en dicha presa han permitido que los vecinos de los nueve núcleos poblacionales vean satisfecha su demanda de agua para uso doméstico y ganadero. Así, los habitantes de Bespén disponen ahora de una mayor cantidad, ya que se ha ampliado la capacidad de la tubería y, como consecuencia de esta mejora, en el año 2003 se procedió a cambiar la instalación existente en el pueblo para la conducción de agua a las viviendas.
24
Historia
Orígenes y Edad Media Para hablar de los primeros pobladores que ocuparon las tierras de Bespén he tomado como punto de partida la tesis doctoral de Javier Rey Lanaspa (1987). Según él, existe un yacimiento en la zona conocida como La Arruga, el cual, con los pocos restos encontrados y por afinidad compositiva de la cerámica, podría datarse en la Edad del Bronce final iii (850-700 antes de Cristo), momento histórico que corresponde a la época de apogeo de la cultura de los Campos de Urnas. Próximo al río Alcanadre, se trata de un yacimiento al aire libre en ladera, a veces en una especie de rellano natural. Cuando se extendió la cultura ibérica por las tierras de Huesca, en torno a los siglos iii y ii antes de nuestra era, y tomó personalidad propia como consecuencia del contacto de los antiguos pobladores hispanos con la influencia de los griegos y fenicios, Bespén quedó dentro de la zona ocupada por los pueblos íberos, concretamente por los ilergetes (pueblo muy iberizado que fue dominado por los romanos). Cerca de Bespén, por la localidad de Pertusa, pasaba la importante vía romana de Osca a Ilerda, de donde partían caminos que comunicaban con las villas y pequeños poblados de las proximidades (Magallón, 1987); se trataba de una red de caminos secundarios relacionados con la administración y la explotación económica del territorio. Se han encontrado restos de cerámica romana en un campo próximo al camino que atraviesa la parte del monte denominada Armalla, zona con buena tierra para el cultivo
27
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
agrícola, que durante la ocupación romana aprovecharían sus ocupantes. En el año 711, los musulmanes cruzaron el estrecho de Gibraltar y ocuparon el suelo peninsular para llegar hasta el área pirenaica. Durante la dominación musulmana, Bespén quedó integrado en la marca oriental de la frontera superior de Al-Andalus, y tenía su correspondiente mezquita, en la que se celebraban los cultos propios de la religión musulmana. Como restos del hábitat de los musulmanes se conservan algunas cuevas excavadas en la roca y próximas al pueblo, siendo la más significativa la que está horadada en un gran peñasco junto al camino de Bespén a Barbuñales, y que merece la pena visitar por su peculiar estructura. Se accede a ella por una estrecha entrada a modo de tubo, a través de la cual se ha de pasar tumbado para llegar a una cavidad interior donde es posible estar sentado; existe además otro tubo para salir mediante deslizamiento.
Cueva de los Moros, en el camino de Bespén a Barbuñales.
28
Historia
Avanzando en el tiempo y centrándonos en el siglo xi, el rey Sancho Ramírez de Aragón y Navarra inició la conquista de Huesca y sus alrededores. Un grupo de tropas aragonesas procedentes de la val de Nocito pudo alcanzar Piracés, Blecua y Bespén para recuperar dicho territorio (Durán, 1987). Una vez recuperadas las zonas ocupadas por los musulmanes, Sancho Ramírez donó al monasterio de Montearagón diversas iglesias, entre las que se encontraba la de Bespén. En el mes de marzo del año 1099, su hijo, el rey Pedro I, confirmó la cesión de esta iglesia. Fruto de estas donaciones fue la ampliación de la jurisdicción eclesiástica en beneficio del citado monasterio-abadía, de modo que la zona de influencia del obispado de Huesca quedó reducida, lo que dio origen a un conflicto entre el abad de Montearagón y el titular de la diócesis por el establecimiento de sus límites eclesiásticos y la formación de sus dominios territoriales a finales del siglo xi y principios del xii. Fue en los primeros años del xiii cuando se resolvió el problema y el obispo de Huesca, García Gudal, cedió al monasterio el derecho episcopal sobre la cuarta del diezmo de varias iglesias, entre las que figuraba la de Bespén. La pertenencia del pueblo a Montearagón debió de suponer un aumento de las tierras que el monasterio poseía destinadas al cultivo del viñedo, dada la gran cantidad de campos que se dedicaban a él en la localidad. Lógicamente, esta aportación contribuiría a solventar las necesidades de la abadía, tanto para el culto religioso como para el consumo alimenticio. Era vino de calidad, ya que en los esponsales de doña Petronila, celebrados en Barbastro el 17 de agosto de 1137, se llevaron treinta boticos de vino de las cepas garnachas de Bespén para los brindis de las capitulaciones matrimoniales. Pero el pueblo no solo aportó a Montearagón recursos económicos y alimenticios, sino también humanos, como García don Dodo, «público escribano de Bespén», quien copió en romance un documento de Marco Ferriz referido a la adjudicación del castillo y villa de Sipán al mencionado monasterio-abadía. En el siglo xiv los infantes aragoneses tenían su propio patrimonio señorial, normalmente desgajado del Patrimonio Real y administrado por oficiales particulares (tesoreros, comisarios, porteros, etcétera). Al analizar las comisiones económicas encargadas entre los años
29
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
1368 y 1376 a Martín de Lezina, portero del infante Martín (futuro monarca Martín I), se encuentra documentada la localidad de Bespén, que contribuía en el año 1373 al pago del monedaje (tributo perteneciente a la fiscalidad real); la cantidad total recaudada ascendía a 126 sueldos jaqueses, aportados por 18 personas de Bespén que estaban obligadas al pago del mencionado impuesto aquel año. Esta localidad era del infante y la carta de pago fue redactada por Simón de Lezina, notario de La Perdiguera. Durante la Edad Media, y a medida que avanzaba la Reconquista, el rey iba entregando en tenencia las fortalezas que iba tomando y las tierras que las circundaban a los caballeros que le habían ayudado en las campañas militares, como reconocimiento a los servicios prestados. La tierra de Bespén fue propiedad de diversos tenentes: uno de los primeros pudo ser Fortún de Lizana (quien, desterrado en las tierras de Gascuña, había acudido en ayuda del rey Pedro I para la conquista de Huesca);1 en 1149 era del vizconde de Gabarret y de Béarne; en 1177, de Galindo de Naya; en 1233 el rey Jaime I de Aragón concedió a Artal de Foces la villa de Bespén; el 13 de diciembre de l287 el rey Alfonso III de Aragón dio a Alamán de Gúdar el castillo y villa de Bespén; en 1363 Pedro IV cedió dicho lugar al infante Martín; en 1424 era de Berenguer de Bardají, y, en 1436, de Lope de Gurrea. El apellido Lizana hace recordar la existencia del castillo que llevó su nombre. En el término municipal de Barbuñales, en las proximidades de la margen derecha del río Alcanadre, se conservan algunos restos en la zona donde debió de estar ubicado dicho castillo. En él tuvieron lugar dos acontecimientos bélicos: por un lado, el último hecho de armas del rey Alfonso I el Batallador, cuando, estando el castillo de Lizana en manos musulmanas, el rey procedió a su asedio en el mes de agosto de 1134; 1 En el año 1096, Fortún de Lizana acudió en ayuda de Pedro I con 300 peones y
tres cargas de mazas (armas consistentes en un delgado mango de madera con un remate en globo redondo guarnecido con planchas de hierro de las que salían púas). Consecuencia heráldica de la victoria de las tropas cristianas en la batalla de Alcoraz fue la concesión de escudos de armas propios para algunos linajes por su participación en la batalla; tal es el caso de las mazas gasconas, que fueron las armas de Fortún de Lizana en la batalla y de Fortún Maza en el escudo.
30
Historia
por otro, el enfrentamiento protagonizado entre los Lizana y el rey Jaime I cuando don Rodrigo de Lizana se fue al solar que su pariente don Lope tenía en Albero Bajo, le tomó prisionero y se llevó consigo 2000 cahíces de trigo. Enterado el rey de tales tropelías, puso cerco al castillo de Lizana en el mes de mayo de 1220 y liberó a don Lope de Albero. Algunos años después de estos acontecimientos, al iniciarse la expansión de Aragón por el Mediterráneo con la conquista de Mallorca en el año 1229 por el rey Jaime I, le ayudaron en esta empresa gran número de caballeros aragoneses, entre los que se encontraba Rodrigo de Lizana.
Al fondo, el lugar donde se ubicó el castillo de Lizana, visto desde la orilla del río Alcanadre (1985). (Foto cedida por Joaquín Lizana Salafranca)
Al mencionar a Galindo de Naya como tenente de Bespén en el año 1177, tenemos que hacer una referencia al castillo de Ador, localizado junto a la carretera que lleva de Azara a Azlor. Naya, Ador y Bespén son tres nombres propios que tuvieron relación entre sí. A finales del siglo xv dicho castillo pertenecía a Pedro de Naya (cuyos sucesores tuvieron el título nobiliario de barones de Alcalá, en referencia al pequeño altozano conocido como monte de Alcalá, 31
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
donde se encuentra ubicado), y su hacienda se adscribió al término municipal de Bespén; de ahí su relación con esta localidad. El castillo, como vivienda, quedó abandonado a partir del siglo xvii, y con el paso del tiempo se fue deteriorando progresivamente; hoy día solo se pueden contemplar restos de anchos muros de gran altura en los que se aprecian algunas ventanas y balcones.
Ruinas del castillo de Ador, cuya hacienda se adscribió al término municipal de Bespén (2003).
Durante la baja Edad Media, las finanzas eran un tema fundamental dadas las cuantiosas sumas de dinero con las que se debía hacer frente a la costosa política internacional del reino de Aragón. Había dos tipos de rentas: las que eran del reino, de las que se ocupaba el baile, y las propias del rey, de cuya administración se encargaba el merino. Este tenía las funciones de cobrar los tributos y rentas e imponer penas por el quebrantamiento de la ley; los territorios que gobernaba se llamaban merinados; Bespén fue una de las poblaciones que pertenecieron al de Huesca, contribuyendo por lo tanto a las rentas del rey. A medida que, con el paso de los años, se organizaban
32
Historia
nuevas divisiones territoriales administrativas, la localidad se iba incorporando a ellas. Así, en el año 1495 pertenecía a la sobrecullida de Huesca (nueva división territorial relacionada con la percepción de impuestos sobre el tránsito de mercancías). En ese año Bespén contaba con un censo de 27 hogares. En el siglo xvi, el territorio altoaragonés tenía abundante población dispersa asentada en pequeñas localidades, y la posesión del suelo era el factor que determinaba la ubicación de las personas, siendo los señores quienes detentaban dicha posesión. En esos momentos se produjo una conflictividad social en cuyo trasfondo estaba la necesidad de tierra y agua que tenían las crecientes poblaciones. Las revueltas concejiles fueron comunes y algunas de ellas desembocaron en disputas armadas, de las que Bespén no quedó exento. Así, se vio involucrado, junto con Abiego, Antillón y Ponzano, en el enfrentamiento con el señor de la baronía de Antillón, de la que formaron parte estos pueblos.
Épocas moderna y contemporánea Durante el reinado de los Borbones (1711-1833) se produjo una nueva división territorial para lo militar, económico, político y gubernativo, estableciéndose los denominados corregimientos. Bespén perteneció al de Huesca. Posteriormente, tras la implantación de la división de España en provincias, en 1834 el pueblo contó con Ayuntamiento propio, y llegó a tener una población de 475 habitantes en 1857. Transcurridos unos años, en el reinado de Alfonso XII, una vez que este nombró al jefe del Gobierno, se convocaron elecciones para constituir las Cortes. Para las celebradas en el año 1876 se procedió a determinar la división territorial de España en distritos electorales. La relación de los pueblos altoaragoneses que componían cada uno de ellos apareció publicada en el Boletín Oficial de la Provincia del 10 de enero de dicho año, aunque los límites de los distritos electorales no coincidieron exactamente con los partidos judiciales. Así, en el distrito de Sariñena, al que pertenecían Pertusa y Antillón, aparecía Bespén dentro del partido judicial de Huesca, junto a otros
33
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
pueblos como Angüés, Blecua, Torres de Montes, Casbas, Siétamo y Velillas. En dichos comicios, seis de los siete distritos consiguieron representación conservadora. En la ciudad de Huesca fue elegido diputado a Cortes Antonio Naya Azara, sexto barón de Alcalá desde 1849 y conservador (Frías y Trisán, 1987). Posteriormente fue nombrado senador tras las elecciones celebradas en 1884. Descendiente de los Naya del castillo de Ador, ya citado al hablar de la época medieval, Antonio Naya Azara fue promotor del Banco de Crédito y Fomento del Alto Aragón, creado el 5 de marzo de 1862 con un capital de 12 millones de reales. Él era uno de los mayores accionistas y el decimocuarto contribuyente de la provincia de Huesca en 1875, ya que en esta fecha satisfacía la cantidad de 2570,93 pesetas por las propiedades que poseía en Bespén (581,54 pesetas), Azlor (294,26), Huesca (1230), Monzón (128,31), Adahuesca (289,10) y Fiscal (47,72). Estos datos nos corroboran, una vez más, la importancia de la adscripción de la hacienda del castillo de Ador al término municipal de Bespén. Según el Registro Fiscal de Edificios y Solares correspondiente al término municipal de Bespén, a principios del siglo xx aparece domiciliado en el pueblo Mariano Naya Azara como propietario de dos pajares (uno de 57 metros cuadrados y otro de 95), un conejar de 142 metros cuadrados, una cochera de 54, una leñera y paridera de 394 y una bodega, establo y corral de 371. Independientemente de las elecciones a Cortes se celebraban las municipales, ya que cada pueblo tenía constituido su propio Ayuntamiento, con alcalde y concejales que regían los destinos de la localidad. Según el Boletín Oficial de la Provincia de 31 de marzo de 1931, en Bespén había que escoger a seis concejales con motivo de la votación general convocada para el 12 de abril de dicho año. La mesa electoral quedó constituida por los siguientes vecinos: Marcelino Alfaro Rivera (presidente), Faustino López Gota (suplente), Pascual Aniés Castillo y Leoncio Torrecilla Castillo (adjuntos), Félix Vilellas Valdominos y Ponciano Villacampa Pérez (suplentes). Así mismo, en cada pueblo algunos vecinos eran designados para administrar justicia. En el Boletín Oficial de la Provincia del 29 de junio de 1931 aparecen designadas para los cargos de justicia las siguientes personas: Feliciano Foncillas Lahuerta (juez), Gregorio
34
Historia
Altemir Espona (suplente), Antonio Solans Arnillas (fiscal) y Martín J. Javierre (suplente). En el año 1931 también había mujeres que desempeñaban el papel de jurados; en Bespén correspondía esta función a Alejandra Escario Laborda.
Grupo de mujeres, de tertulia, en la calle Alta (1930). (Foto cedida por Lorenzo Cáncer)
Guerra civil Continuando con el estudio cronológico de los acontecimientos que conforman la historia de Bespén, hay que dedicar un pequeño apartado, dentro de la época contemporánea, a uno de los últimos hechos que han dejado huella en esta localidad: el desencadenamiento, en julio de 1936, de una guerra fratricida entre los españoles como consecuencia de las desavenencias entre los políticos. Barbastro, que pertenecía a la IV División de Barcelona, se mantuvo fiel a la República, lo que permitió que la zona oriental de Huesca enlazara con Cataluña (Salomón, 1999), de donde partieron los milicianos que llegaron por el Somontano oscense con el coronel Villalba como jefe de operaciones del frente de Aragón. Desde los inicios de la contienda civil, la localidad de Bespén quedó dentro de la
35
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
zona adicta a la República, ocupando el tercer lugar en importancia, después de Angüés y Abiego, en cuanto a concentración de tropas y personal civil defensores del Gobierno republicano. En aquellos momentos, era alcalde de Bespén Domingo Bolea Peira. El abastecimiento de las columnas republicanas supuso la recogida de ganado y otros productos procedentes del sector primario, lo que mermó la economía agrícola de muchas familias. En Bespén, pronto se organizó la colectividad agraria, en la que «todo era de todos». Como su propio nombre indica, fue una comunidad fundamentalmente agrícola, surgida en una situación bélica en la que se planteó poner en marcha un proceso de autoorganización de las explotaciones basada en la recolección y distribución de los frutos y productos del campo. Para ello se habilitaron algunas casas particulares y edificios religiosos como almacenes. En la iglesia se guardaba la ramilla procedente de la limpia de los olivos, que se utilizaba para alimentar el ganado. La ermita de la Virgen del Pilar sirvió de pajar. En casa Ribera, situada en la plaza de la Iglesia, se depositaba el grano. Allí también se conservaba el aceite y, en otras viviendas (la de Marco Casbas, casa Trell, etcétera), el vino, del que se recogieron 8000 nietros durante los dos años que duró la colectividad agraria y que se almacenaba distribuido por las diversas bodegas del pueblo. Aprovechando la debilidad de las fuerzas insurgentes, nacieron en los pueblos comités antifascistas locales, también denominados comités de defensa o revolucionarios. Estaban compuestos por vecinos de la localidad, inicialmente con predominio de la CNT, y actuaron incautando casas, bienes, tierras y edificios públicos, lo que se puede relacionar con el comienzo de las colectividades. Para normalizar la vida en el pueblo se sustituyeron los comités locales, creados al principio de la guerra, por consejos municipales, lo que supuso una limitación del poder de la CNT por la intervención de socialistas, comunistas y republicanos en las actividades (Casanova, 1985). Si en el proyecto de estructura federal de Aragón se concebía la comarca como una unidad administrativa intermedia (nexo entre los pueblos y el Consejo de Aragón), desde el punto de vista económico la federación comarcal era la expresión organizativa que configuraba el conjunto de colectividades de un determinado territorio. Así, la
36
Historia
Vista del pueblo de Bespén en la actualidad. (Foto: Francisco Cano Biosca)
de Angüés comprendía las agrupaciones de 33 pueblos, con un total de 5708 afiliados, de los cuales 240 eran de Bespén. El centro social de la CNT-FAI estaba ubicado en el café-bar de casa Casiano, y las reuniones se llevaban a cabo en la casa del esquilador, que por aquel entonces estaba deshabitada. El Comité se localizaba en casa de Máximo Trell, en la plaza Mayor, junto a la herrería. Entre los casales incautados por el Comité se puede citar la vivienda de Faustino López, además de la ya mencionada casa Ribera, cuyo gran salón se utilizaba para celebrar los mítines. Para avisar de los posibles ataques de la aviación se tocaba la pequeña campana de la iglesia, conocida con el nombre de Benito: a su toque, todos los vecinos corrían a refugiarse en las cuevas del castillo, junto al cementerio viejo, y en cuevas del monte. Afortunadamente, no padecieron bombardeos de la aviación. No obstante, y como consecuencia de la guerra civil, de los 534 habitantes con los que contaba Bespén fallecieron 13 personas, entre los caídos en el frente de batalla y los fusilados por ambos bandos. A 2 kilómetros de Antillón,
37
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
junto a la carretera a Pertusa, se erige un pequeño monumento en el lugar donde fueron fusilados cinco vecinos de Bespén, dos de Laluenga y el párroco de Antillón, Julio Bescós Torres, que oficiaba misa en Bespén sustituyendo a Enrique Otal Siurana (párroco titular del pueblo que había fallecido el 17 de abril de 1936 a los 69 años de edad). Los edificios religiosos como la iglesia y las ermitas de la Virgen del Pilar y de la Virgen de la Sierra sufrieron el expolio, con la consiguiente pérdida de las obras artísticas. Finalizada la guerra civil española y una vez restablecida la normalidad en la vida de sus vecinos, Bespén siguió teniendo su propio Ayuntamiento hasta que en el año 1970 quedó incorporado al de Angüés a efectos administrativos y estadísticos municipales. El número de habitantes ha ido disminuyendo con el paso de los años; así, en 1950 contaba con 353 personas como población de hecho. Veinte años después tenía 209 habitantes y en el año 2004 son 61 los vecinos que residen de manera permanente. Adaptados a los nuevos hábitos de vida y ajustándose a las circunstancias económicas del momento, dan cierta vida al pueblo.
38
EconomĂa
A la hora de hacer un estudio pormenorizado de la economía de Bespén, he agrupado las actividades de sus habitantes en tres apartados: agricultura, ganadería e industria y servicios, siendo conscientes de que en ocasiones resulta difícil ajustarse a esta clasificación debido a las interdependencias laborales que se dan entre unos sectores y otros.
Agricultura En el paisaje rural de Bespén podemos apreciar ciertos contrastes y diversidad, fruto de la actividad de sus habitantes, que a lo largo de la historia han impuesto un determinado ordenamiento al espacio agrario con la introducción de nuevos cultivos y la aplicación de nuevas técnicas, respondiendo así a los condicionantes del medio natural. Forman parte del paisaje rural las diversas casetas de monte utilizadas en tiempos pasados para que los vecinos dedicados a la agricultura pudieran protegerse de las inclemencias del tiempo e incluso pasar algunas noches en ellas, ya que desde las viviendas del pueblo hasta muchos campos de cultivo hay una distancia considerable y antiguamente no se podía recorrer con la rapidez que hoy día permiten los modernos medios de locomoción. Dispersas por el monte, por las zonas conocidas como Valcarbón, Las Lecinosas, Los Perdigones, El Vedado, Pitiellas, Armalla y Las Planas, se llegaron a
41
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
contabilizar un total de dieciocho casetas. La más pequeña de ellas mide 5 metros cuadrados; la mayoría, alrededor de 16, y las cuatro más grandes tienen entre 28 y 33, siendo tres de ellas propiedad de Antonio Gota Gota (una situada en Las Lecinosas, otra en El Vedado y la tercera en Las Planas). De todas estas casetas, hay dos que merece la pena visitar. La primera de ellas es la denominada El Vedado de Migalico, situada en un campo propiedad de la familia Palacio. Construida toda ella con piedras muy bien seleccionadas y encajadas, es curiosa su cubierta (consistente en la aproximación de hiladas de piedra formando una falsa cúpula), y dispone de una pesebrera en el exterior y de una balsa. La segunda es la de El Vedado de Oriñaque, propiedad de la familia que lleva este apellido. Tiene la particularidad de estar excavada con pico o escoplo en la roca natural y dispone en su interior de unas pesebreras excavadas también en la propia roca; en el exterior y delante de la puerta de entrada hay un amplio corral con paredes ya derruidas. Como curiosidad, en otra de las casetas, la de Las Planas, propiedad de la familia Gota, todavía se conserva un reloj de sol. Un hecho a tener en cuenta en la población agraria de Bespén es la autonomía familiar y el bajo o nulo porcentaje de asalariados. En el año 1890, según el censo de los vecinos de Bespén, de los 124 varones censados en el pueblo 99 se dedicaban directamente a la agricultura. A partir de los años sesenta se produjo una aceleración en la emigración de los habitantes de la localidad a las ciudades en busca de empleo, lo que trajo como consecuencia una reducción del número de activos dedicados al sector primario. Con el paso de los años ha continuado esta disminución de población dedicada a la agricultura al mismo tiempo que ha ido envejeciendo la existente. En los primeros años del siglo xxi, la estabilidad de la agricultura familiar se ha ido garantizando gracias a las aportaciones de la Comunidad Económica Europea y al programa de ayudas a jóvenes agricultores. La incorporación de España a la CEE añadió una nueva circunstancia a la agricultura de nuestros pueblos, cuyos trabajadores se ven obligados a adaptar las estructuras productivas a las actuales exigencias del mercado. Teniendo en cuenta la liberalización de
42
Economía
mercados dentro de la Unión Europea, se insiste en la necesidad de una mayor modernización de este sector. Los agricultores de Bespén se han preocupado de incrementar el rendimiento por superficie gracias a la mecanización, el uso de fertilizantes, semillas selectas, etcétera. En esta línea de trabajo, un factor importante a tener en cuenta para una mayor productividad agrícola es el hecho de disponer de tierras en regadío; pero hoy día, lamentablemente, el término municipal de Bespén carece ellas, y sus habitantes, a pesar de la existencia del embalse de Calcón, solo pueden disponer del agua recogida en el mismo para beber. Modernizar la agricultura también supone agrandar, y a este fin está orientada la concentración de explotaciones, pues la excesiva parcelación condiciona el desarrollo agrario del territorio, dificultando la mecanización del campo y, en definitiva, la racionalización y capitalización de la actividad agraria. En este aspecto, la localidad también queda al margen de la concentración parcelaria, y existe una gran división de los campos. Haciendo un estudio de los censos agrarios de España y partiendo del año 1962, en el que se hizo el primer censo agrario, con respecto a Bespén tenemos los siguientes datos: De 1 a 2 ha De 4 a 5 ha De 5 a 10 ha De 10 a 20 ha De 20 a 70 ha De 70 a100 ha De 100 a 150 ha De 300 ha
1962
1972
4 0 15 22 0 2 0 1
0 5 9 16 16 2 2 1
Número de explotaciones agrarias clasificadas según la superficie total de sus tierras.
Según los datos de este primer cuadro comparativo, se puede apreciar que en el periodo de diez años se produce un incremento del número de explotaciones que tienen entre 20 y 70 hectáreas, y que se crean dos de más de 100. Todo ello se puede explicar por un
43
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
incremento en la roturación de tierras destinadas al cultivo, ganando terreno a las zonas denominadas yermas gracias a la mecanización. Menores de 0,5 ha Menores de l ha De entre 1 y 5 ha De más de 5 ha Total
1962
1972
0 121 302 56 479
49 82 357 49 537
Número de parcelas según tamaños.
Como vemos, en el año 1962 no existen parcelas de menos de 0,5 hectáreas y hay 302 parcelas de entre l y 5. En 1972 se produce un incremento del número de parcelas menores de 0,5 hectáreas (49 en total) y de entre 1 y 5 (357 en total). Estos datos son el reflejo de un aumento de la parcelación de las explotaciones agrícolas. Menores de 0,5 ha En propiedad En arrendamiento En aparcería Total
1962
1972
0 1419 64 0 1483
49 1699 53 0 1752
Distribución de la superficie agrícola censada (en hectáreas) según el régimen de tenencia.
Es decir, en 1962 tenemos el 96% y en 1972 el 97% de la superficie en régimen de propiedad, siendo mínimo el porcentaje de tierras en arrendamiento y nulo el de las que están en aparcería. Hoy día estos datos se han modificado por la emigración de los habitantes del pueblo a la ciudad y por el envejecimiento de la población activa dedicada a las faenas agrícolas. Esta circunstancia hace que algunas tierras cultivables de Bespén se encuentren en régimen de arrendamiento. Según el repartimiento de utilidades para el año 1940, aparecen como terratenientes de Bespén Rafael Arnillas Barecha, Pablo
44
Economía
Barecha Salas, José Foncillas Mur, Andrés Gota Ciprés, Martín Gota Javierre, Francisco Alfaro Cardona y Luis Ballarín Sancerni. Si hacemos un análisis de los cultivos agrícolas existentes, los datos referidos al año 1950 indican que la producción agrícola del pueblo destacaba en aceite, cereales y vino, estando dedicada una buena parte del monte a olivos, viñedos y encinares. Como cosecheros de aceite en dicho año aparecen mencionados los vecinos Germán Ciria, Antonio Gota, José Mancho, Martín Palacio, Ángel Rivera y la viuda de José Rivera (Joaquina Monaj). El cereal Los antiguos sistemas de cultivo hacían que los campos destinados al cereal no fueran sembrados en su totalidad, con la finalidad de dejar descansar la tierra un año para conseguir mejor cosecha el siguiente. El proceso a seguir para la producción del cereal pasaba por varias fases: a. La labranza del terreno de cultivo conllevaba en primer lugar el romper los rastrojos en aquellos campos que no habían sido sembrados, tarea esta que se realizaba en el mes de febrero. Seguidamente, en abril o mayo se mantornaba la tierra con un tipo de arado conocido como vertedera. En septiembre se solía echar estiércol por la tierra; luego este se envolvía y se pasaban las tierras con el arado de tres rejas. b. La siembra se efectuaba en el mes de noviembre, y para ello se realizaban unas divisiones en la tierra conocidas como lesnas, en las que se extendía la semilla lanzada a puñados. Cada vez que se completaba una lesna, se pasaba por ella el arado de tres rejas o las gradas y a continuación un tablón de ganchos para alisar el terreno. c. La siega o recogida de las espigas se iniciaba a mediados o finales de junio, cortando la mies con la hoz o con la dalla y recogiéndola en manojos para agruparlos a su vez en fajos, tarea esta a la que se conocía como dar o atar gavillas. Las gavillas se amontonaban en grupos de nueve (novenas) o de quince (fajinas). d. La trilla se efectuaba en las eras del pueblo, que previamente habían sido preparadas (limpiando las hierbas que habían crecido durante el año y apisonando la tierra). Una vez extendidas las gavillas por la era, se procedía a la trilla de las mismas, enganchando una pareja de caballerías a un trillo que podía ser de piedras de sílex (el más antiguo) o de ruedas de hierro dentadas (el más moderno). 45
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Domingo Arnillas López con las caballerías aparejadas con el yugo para ir a arar la tierra (1947). (Foto cedida por la familia Gota)
Después, se procedía al aventado para separar la paja del grano, el cual se transportaba ya limpio a la casa, en espera de su venta. Por otra parte, la paja se almacenaba en los pajares, que eran muy abundantes: se contabilizaban 15 a las afueras del núcleo urbano, en la partida conocida como Las Eras. Entre ellos, los más grandes eran los de Josefa Mancho Foncillas (170 metros cuadrados), José Rivera Calvo (160), Matías Viñuales Subías (140), Antonio Gota Gota (110), María Gota Gota y Marcelino Alfaro Rivera (100 cada uno). Otros se ubicaban en el Despoblado, camino de Armalla, como el de Mariano Naya Azara (95). En el camino de Armalla había 17 pajares de reducidas dimensiones (entre 18 y 46 metros cuadrados), pertenecientes a los agricultores de menor patrimonio. Otros pajares se localizaban en los caminos de la Fuente, de Torres, de Antillón, de Bespén a Pertusa y de Blecua, así como junto al río Rija. Dentro del núcleo urbano también había alguno de pequeñas dimensiones, en las calles Alta y del Paso, además de en las proximidades del castillo.
46
Economía
Domingo Arnillas López y su primo Ángel atablando el sembrado (1947). (Foto cedida por la familia Gota)
La mecanización ha permitido que estas tareas no sean tan penosas para los agricultores de Bespén, que en el año 1968 contaban con 17 tractores pero sin ninguna cosechadora para la recogida del cereal (acudían las de los pueblos próximos). Si antiguamente se dejaban tierras sin sembrar (en barbecho) para un mejor rendimiento, hoy día se dejan igualmente (en abandono) por las nuevas disposiciones de la política agrícola. La vid Muy bien adaptado a las tierras del Somontano, en Bespén el cultivo del viñedo forma parte de la base de una economía agrícola fundada en la abundancia y calidad de los vinos. Este tipo de cosecha ha sido siempre muy importante, y hoy día la localidad se encuentra catalogada dentro de la ruta del vino, en la actual comarca de la Hoya de Huesca.
47
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Maruja Encuentra Palacio y el niño Jesús Palacio Rivera trillando en la era. No ha sido posible identificar a la otra persona (1960). (Foto cedida por la familia Estrada-Palacio)
La vid, como planta cultivada, se extendió por Aragón desde la dominación romana y ocupó buena parte de las tierras de nuestros pueblos. En 1877, y según afirmación del vizconde de Torres Solanot, la producción de cereales en la provincia de Huesca estaba amenazada por la importación de trigos americanos, y señalaba como alternativa «el cultivo de la vid en todas las tierras que lo admitieran». Una de las salidas momentáneas a la crisis triguera pasó
48
Economía
por el aumento de la plantación de viñas, con lo que se intensificó la producción de los buenos caldos del Somontano. En 1890 el cultivo de la vid pasó por malos momentos debido a la plaga exterminadora de la filoxera, que supuso la pérdida de gran cantidad de cepas y sumió al Somontano en una crisis de la que no empezaría a recuperarse hasta 1910 con la sustitución, como es sabido, de las vides enfermas por nuevos pies injertados de cepas americanas y europeas. Además de esta plaga, la vitivinicultura francesa se había recuperado y España ya no suministraba vino a Francia, por lo que se pasó de una buena época, en la que el vino español era la principal partida exportadora, a un periodo de crisis en la producción. Las cepas se plantaban en los meses de enero y febrero, que son los idóneos para ello, y uno o dos años después se procedía al injerto de la clase de uva deseada. Con el fin de proteger la planta de los hongos producidos por el exceso de humedad, en los periodos de mucha niebla se fumigaban las cepas con sulfato de cobre mezclado con cal viva. En Bespén se han cultivado muchas variedades de uva: alcañón, aramón, garnacha, izaco (blanca y negra), moristel, mazuela, macabeo, moscatel, porrel, porreleta y vitadillo. Según los datos aportados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Somontano, en el año 1950 existían las de alcañón, garnacha tinta y moristel; en 1990 se añadió la variedad macabeo y en 2002 se introdujo la de tempranillo. Cuando las uvas alcanzan su madurez se procede a su recolección o vendimia cortando los racimos con tijeras o falceños. Una vez transportadas a la casa, son pisadas en la tina o pisadera para proceder a la obtención del mosto y a su posterior fermentación en lagares. Dependiendo de la técnica utilizada y del tipo de uvas (blancas o tintas), del mosto se obtienen dos tipos de vino: tinto y clarete. El primero se elabora produciéndose la fermentación con todos los componentes sólidos de la uva (hollejos, borfollos, barrazas), ya que en ellos se encuentran las sustancias que le dan el color. El clarete se puede elaborar a base de uvas blancas o separando, una vez pisadas las uvas, el mosto del hollejo y las barrazas. Así mismo, hay que
49
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
mencionar el vino macabeo (obtenido de la uva que lleva su propio nombre), que los hermanos Castellor Morlans, de Bespén, tienen para degustar en el restaurante La Campana, en Huesca, fundado por ellos en el año 1989. El vino siempre ha sido uno de los importantes productos agrícolas de esta localidad. En anteriores páginas ya hemos hablado de la gran cantidad de él que se almacenó durante la contienda civil española. Después, y según información de José María Escartín Sanz, el alguacil encargado de medir el vino destinado para la venta llegó a contabilizar en un año un total de 4012 nietros, independientemente del que cada familia se reservaba para su consumo particular. Todavía se conservan algunos cubos de grandes dimensiones con capacidad para 16 000 litros de vino; entre ellos están los de casa Marco y casa Alfaro. En esta última, curiosamente, el lagar se encuentra al otro lado de la calle, y por debajo de ella pasa la tubería de conducción del vino hasta la bodega. En relación con el vino, se conservan algunas coplas: El vino de Bespén sabe a poco, sabe mucho y sabe bien. Para frutas, las de Fraga; para huertas, las de Tierz; para longanizas, Graus, y para vinos, Bespén.
El olivo Uno de los cultivos tradicionales del Alto Aragón es el destinado a la producción olivarera. En tiempos pasados, una buena parte del monte de Bespén estaba ocupado por este tipo de arbolado, lo que llevó a construir un molino. La recolección y molienda de la oliva se sigue realizando en los meses de diciembre y enero. Una vez recogidas las aceitunas, se procede a su limpieza en el abental, una especie de cajón en plano inclinado por el que se vierten las olivas para separarlas de las hojas; quedan así limpias y disponibles para matar, si se destinan al
50
Economía
consumo, o bien se llevan al molino para extraer el olio con el que aderezar las comidas. El primer molino aceitero que existió en Bespén estaba situado en las proximidades del castillo, y a él llevaban las olivas todos los vecinos. Disponía de un hogar con su correspondiente chimenea, por la que salía el humo del fuego que calentaba el agua, una prensa donde se colocaba la pila de esteras y pasta de olivas deshechas para proceder a su prensado, un recipiente grande de piedra en el que caía el aceite mezclado con el agua y otro pequeño en el que se recogía el aceite ya limpio. Para deshacer las olivas se usaba una pesada piedra de moler o ruello, movida por la fuerza de una caballería. Una vez obtenida una especie de pasta resultante de aplastar las olivas con el ruello, se iban colocando en la prensa esteras con su correspondiente capa de pasta hasta alcanzar una determinada altura, a la que se denominaba pie. Todo era mojado con agua hirviendo y se iba prensando hasta la obtención del aceite limpio, que se recogía en la pila. El Somontano no solo producía aceite para abastecerse, sino que también vendía a otras zonas; este tráfico aceitero dio origen a una importante producción de botos de cuero para su transporte. El primitivo molino aceitero de Bespén se utilizó hasta el año 1945, fecha en la que fue sustituido por la instalación de la fábrica de aceite San Fernando, situada en la actual calle del Paso, número 30, y cuyo primer titular fue Simón Viñuales Lisa. Dicha fábrica supuso la sustitución de la fuerza de las caballerías por la corriente eléctrica para el molido de la oliva. Para la obtención del aceite se sigue utilizando el sistema tradicional o de italianos, consistente en dos grandes piedras de granito que ruedan sobre una tercera horizontal. En 1945 se instaló el molino y una prensa hidráulica proporcionadas por la industria Baró, de Tortosa, y en 1950 se incorporó una nueva prensa, lo que hizo que en 1953 el molino aceitero de Bespén tuviese una capacidad de molturación de 2000 kilogramos de aceitunas en ocho horas. En el año 1980 se instalaron la batidora y el parador o confeccionador de pies, ambas máquinas proporcionadas por la industria Fuentes Cardona, de Úbeda (Jaén). Fernando Viñuales Allué, nieto del primer propietario, es el actual titular de la fábrica. Puesto que la cantidad de olivas recogidas
51
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
en Bespén no es suficiente para la capacidad de producción de aceite que tiene la factoría, se traen olivas de otros lugares de nuestra geografía, con variedades específicas, entre las que podemos citar las olivas de empeltre o injerto de escudete,2 traídas del Somontano de Barbastro (de Costean, Cregenzán, Hoz, etcétera), las del Bajo Aragón (Valjunquera, Calanda, Calaceite) y las de la variedad hojiblanca, traídas de la provincia de Málaga. Una vez obtenido el aceite, queda el alperchín o mezcla del agua separada del aceite con las morgas. Esta materia de desecho pasa por tres pilas hasta que, por el sistema de cantimplora, queda depositada en la tercera, de donde es recogida en una cuba-cisterna para ser transportada a una balsa impermeabilizada situada en el campo. Gracias a la evaporación se van perdiendo estos residuos. Tras el envasado del aceite, este se vende directamente al consumidor como producto artesano elaborado en Bespén. Su venta se ha extendido a localidades de Zaragoza, las Cinco Villas, Navarra, Barcelona, Madrid, San Sebastián, etcétera.
Etiqueta comercial de la fábrica de aceite de Bespén.
2 Injerto que se hace introduciendo entre el líber y la albura del patrón una yema con
parte de la corteza a la que está unida, cortada esta en forma de escudo.
52
Economía
Ganadería La explotación pecuaria ha sido otro de los pilares básicos en la economía de Bespén dentro del sector primario. El gran número de animales que había en el pueblo permitió que llegaran a coexistir dos sociedades: una para el ganado bovino y otra para el ovino o lanar; de ellas formaban parte todos los vecinos que tenían bueyes u ovejas. Ambas organizaciones se disolvieron en el año 1950. Ganadería bovina Los bueyes tuvieron mucha importancia en Bespén como animales de tiro para roturar la tierra. En el año 1863 había 52 cabezas de ganado bovino, en la tercera década del siglo xx llegaron a contabilizarse hasta 20 parejas, en el año 1950 ya solo quedaban 10 ejemplares y con el paso de los años ha ido perdiendo importancia este tipo de animales debido a la mecanización. Los miembros de la sociedad ganadera de bueyes tenían, entre otros compromisos, la obligación de comprar cierta cantidad de carne cuando se debía sacrificar un ejemplar que hubiera enfermado por haber pastado d*emasiado. De este modo, se hacía menos gravosa para su dueño la pérdida de un animal de labor. Estrechamente relacionados con estas reses, existieron los denominados tratantes de bueyes, que iban ataviados con la típica blusa de tratantes de ganado. En Bespén, el primero fue Marcos López Callizo, oriundo de la localidad de Casbas; le siguieron Faustino López Gota y su hijo Marcos López Aísa, el último vecino del pueblo que se dedicó a esta tarea. Todos ellos acudían a las diversas ferias de ganado que se celebraban en la provincia de Huesca para comprar y vender bueyes. Profesionales en su trabajo, llegaron en ocasiones a desplazarse hasta Galicia para traer a Bespén el mejor ganado posible. En esos casos iban andando por caminos y veredas hasta Huesca, y viceversa, y desde esta ciudad viajaban en tren a Galicia. Ganado lanar La explotación ovina de la localidad contó en el año 1863 con un total de 639 cabezas. En el año 1950, según el censo ganadero, su número se había reducido a 545; en la actualidad no
53
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
El tratante de bueyes Faustino López Gota y su hija Celedonia López Aísa (1917). (Foto cedida por la familia Gota)
54
Economía
hay ganado lanar. Cuando llegaba el verano, una vez esquiladas las ovejas,3 se llevaban a pastar a algunos pueblos próximos a la sierra de Guara, tales como Nocito, Panzano, Rodellar y Otín, donde permanecían hasta San Miguel, fecha esta en la que los animales eran retornados al pueblo a través de los denominados caminos-cabañera. Por el término municipal de Bespén pasaban dos de estos caminos: el primero procedía de Angüés y, pasando por las proximidades de la ermita de la Virgen de la Sierra y el camino de Codero, llevaba al monte de Pertusa; el segundo venía desde Blecua y pasaba por la Torraza, en el límite de los términos municipales de Bespén y Angüés. Este último, que cruzaba el río Alcanadre, permitía llegar a Abiego. Aunque este tipo de ganadería aportaba beneficios para los habitantes del pueblo, en ocasiones fue el origen de alguna enfermedad nociva para ellos. Es el caso de la enfermedad denominada carbunco, muy virulenta y contagiosa, producida por una bacteria específica que ataca al ganado lanar, aunque se puede transmitir al hombre y dar origen a la inflamación dura y dolorosa del tejido subcutáneo. Todavía en los primeros años del siglo xx había cierta reticencia, por parte de los propietarios de ganado, a vacunar los animales; posteriormente se modificó dicho comportamiento en beneficio de un ambiente más saludable que permitiera acabar con la enfermedad. Ganado caballar, mular y asnal Además de los bueyes, también había mulas y machos. Según los libros de amillaramiento de rústica y urbana, en el año 1863 había contabilizadas 74 cabezas de ganado mular y 72 de asnal.
3 En el año 1890 había dos pastores para el cuidado del ganado lanar, Ramón Bardají
Escario, de 68 años, y Ramón Bardají Coscullano, de 35. Dos personas se encargaban de esquilar este tipo de ganado, así como el caballar: los hermanos Miguel y Juan Villacampa Vilellas, de 46 y 40 años respectivamente, quienes continuaban como esquiladores en 1910. Posteriormente desempeñaron este oficio Ponciano y Pedro Villacampa Lecina y sus hijos, Domingo y Alejandro (hijos de Ponciano), y Melchor (de Pedro). No solo trabajaban en Bespén, sino que también acudían a pueblos próximos como Blecua, Torres de Montes y Angüés. Alejandro Villacampa Cáncer (hermano de Domingo Villacampa) esquilaba todo tipo de ganado y llegó realizando su tarea hasta la localidad de Capdesaso.
55
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Jesús Palacio Rivera a lomos de un burro (1960). (Foto cedida por la familia Estrada-Palacio)
En relación con este tipo de ganado existió la Mutua Ganadera, que era una sociedad de seguros para las caballerías del partido veterinario de Casbas. El 30 de marzo de 1911, Bespén figuraba como una localidad recién incorporada a dicha mutua, aportando a la misma 12 socios con un total de 17 bestias aseguradas (10 de clase mular y 7 de asnal) y con un capital cubierto que ascendía a 5500 pesetas. El seguro entraba en vigor quince días después de la entrega de la documentación; con él se podía indemnizar al propietario de las caballerías que morían a consecuencia de enfermedades o accidentes, entre los que podemos citar la enrejada (accidente producido al clavarse el animal la reja de labranza) o la agranada (hinchazón producida por un empacho de grano comido durante las faenas de la trilla).
56
Economía
Según el censo ganadero correspondiente al año 1950, en Bespén había 70 cabezas de ganado mular y 34 de asnal. Actualmente hay 6 caballos para uso recreativo: 3 son propiedad de Manuel Lasierra, 1 de José Ignacio Estrada, 1 de Alberto Catalán y 1 de María Isabel Rivera. La mecanización ha hecho desaparecer tanto el ganado bovino como el mular y asnal, fundamentales en otro tiempo para la realización de las labores agrícolas. Otros ganados En todas las casas había cabras, y en el año 1950 el número de cabezas de este tipo de ganado ascendía a 177, lo que permitía que Bespén contara con una cabrería, la cual se ocupaba de llevarlas a pastar y recogerlas por la noche en cada uno de los corrales; de esto se encargaba un cabrero de Barbuñales. En 1960 la cabrería desapareció, y en 1999 tan solo se contabilizaban ya 28 cabezas de este ganado. La cría del cerdo ha sido otro de los recursos económicos de los habitantes de Bespén dentro del sector primario; el número de cabezas de este tipo de ganado ha ido aumentando desde el año 1950, en el que se llegaron a contabilizar alrededor de 60 cerdos criados para servir de alimento a los miembros de cada familia, previa matacía. Con el paso de los años, y habiendo cambiado los hábitos alimenticios de las personas, se ha ido abandonando la costumbre de criar el cerdo para este fin, de modo que el ganado porcino existente hoy día en Bespén es de tipo reproductor. En el año 1999 se llegó a contabilizar un total de 357 cabezas. En la actualidad hay una nave de cerdas de cría, propiedad de Luis Vargas. A la apicultura también se dedicaron algunos habitantes del pueblo aprovechando la abundancia de aliagas y romeros por el monte; de esta actividad obtenían recursos económicos con los que poder subsistir. En el año 1950, según informes obtenidos sobre la provincia de Huesca en Información técnica y comercial española,4 aparece citado como apicultor Pedro Foncillas Benedet. Las colmenas se 4 Zaragoza, Ityce, 1943.
57
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
encontraban en la partida del monte conocida como El Soto, próxima a la curva de la carretera que conduce de Angüés a Bespén. Se trataba de vasos fabricados a base de mimbres y barro. El mencionado Pedro Foncillas tenía la correspondiente prensa de miel en su domicilio familiar, adonde acudían los interesados en comprar tan dulce producto. Dejó las colmenas en 1980. *** Para finalizar estos dos apartados dedicados al sector primario, hay que hacer referencia a la venta de montes por desamortización en la provincia de Huesca entre los años 1875 y 1881, en la que la localidad de Bespén también se vio implicada. Siendo ministro de Hacienda Pascual Madoz, el 1 de mayo de 1855 se aprobó la ley de desamortización civil y eclesiástica, que se justificaba con argumentos productivistas; así, la ley Madoz expropiaba la tierra a los ayuntamientos para mercantilizarla. Entre las fincas vendidas con arreglo a ella, en el año 1881 aparece la parte de monte conocida como Codero, en el término municipal de Bespén, que suponía un total de 37 hectáreas (Sabio, 1997). De esta ley quedaron exceptuadas 3,43 hectáreas de la zona denominada Plana de Codero y 343 de El Vedado y los barrancos, donde dominaba como especie vegetal el tomillo y como subordinada la aliaga. Estas tierras comunales aseguraban un beneficio mínimo a algunos vecinos de la sociedad rural, como jornaleros y campesinos pobres, que a través de diversas prácticas garantizaban su subsistencia.
Servicios Escuela pública El maestro rural siempre ha sido una persona de cierta relevancia entre los vecinos de un pueblo. El primero con el que contó Bespén fue Manuel Barrio, quien enseñó a los niños y niñas de la localidad en la denominada escuela unitaria, situada en la casa Ayuntamiento. Se jubiló el 18 de junio de 1896. Después de él ejercieron su tarea docente en esta escuela José Morales, de 1908 a 1909; Martín Borobio Recio, de 1909 a 1919; José Salle, del 1 al 30 de septiembre de 1919; Ángel Martínez Yepes, desde octubre de 1919 hasta 1922, año en que
58
Economía
fue destinado a Urquilla (Álava); Emilio del Castillo Ayala, desde 1922 hasta julio de 1926; Simón Luna Laborda, de septiembre a diciembre de 1926; Félix Períbañez López, desde el 21 de diciembre de 1926 hasta el 9 de marzo de 1927; Vicente Salamero Fumanal, desde el 21 de abril hasta el 20 de septiembre de 1927; Primitivo Benedet Fau, desde septiembre de 1927 hasta su fallecimiento, el 21 de marzo de 1933; Enrique Gimeno Arnau, desde marzo de 1933 hasta el 30 de septiembre de 1934, y Mariano Sampietro Ena, que tomó posesión el 1 de octubre de 1934. En este último año, según orden ministerial del 12 de mayo, fue creada en Bespén la escuela de niñas. Coincidiendo con su fundación, el Ayuntamiento gastó de su presupuesto municipal la cantidad de 1156 pesetas y 35 céntimos para la compra de material escolar. La primera maestra de esta escuela fue María Candelaria Palacio Domec, quien ocupó la plaza como interina desde el 16 de junio de 1934 hasta el 8 de octubre de dicho año. Le sucedió en la enseñanza de las niñas Eusebia Ramona Clavera, a partir del 9 de octubre de 1934. La sublevación del 18 de julio de 1936 sorprendió a los maestros españoles de vacaciones. En general estaban muy vinculados políticamente con el ideario de la República, lo que provocó que se llevara a cabo una gran depuración. A partir de noviembre del mismo año esta purga se burocratizó mediante comisiones provinciales que exigían a los maestros que acompañaran su defensa con informes del alcalde, el cura, la Guardia Civil, etcétera. Pero en Bespén no se apartó de la enseñanza al ya mencionado Mariano Sampietro Ena, quien continuó ejerciendo su magisterio hasta el 31 de agosto de 1948, fecha en la que cesó por trasladarse por concurso a Sariñena. Así mismo, la maestra Eusebia Ramona Clavera fue repuesta en la escuela el 29 de mayo de 1938 y siguió enseñando a las niñas de Bespén hasta su fallecimiento el 2 de enero de 1941. Le sucedió en la tarea docente María del Pilar Abril Vicente, quien permaneció en Bespén hasta que se cerró la escuela de niñas en el año 1960. La de niños quedó convertida en mixta y continuó abierta unos años más. Después de Mariano Sampietro Ena estuvo atendida por Antonio Paulo Puértolas, Nicolás Franco Bernad, Jesús Mínguez Ortiz, Jaime Mata Ferrer, Ignacio Palacio Alastrué, Raúl García Huerta y seis maestros más como interinos hasta su cierre definitivo en 1989.
59
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Carta escrita por Ángel Ribera Mancho en 1889, cuando era alumno de las Escuelas Pías de Barbastro.
60
Economía
Todos estos maestros y maestras, con su labor abnegada y humilde, permitieron a los niños y niñas de Bespén obtener unos básicos conocimientos culturales; sirva como reflejo de los mismos la bonita caligrafía con la que Ángel Ribera Mancho escribió la carta que reproducimos en la página 58, cuando se encontraba estudiando en las Escuelas Pías de Barbastro en el año 1889. Las escuelas estuvieron siempre ubicadas en la casa Ayuntamiento; en el lado izquierdo de la planta superior estaba la de niñas, quienes disponían de un patio interior para recreo. La parte derecha de dicha planta se destinó para la vivienda del maestro y debajo de la misma se encontraba la escuela de niños, que utilizaban como recreo la plaza Mayor. Estrechamente vinculada a la escuela, se celebró en el año 1930 la denominada fiesta del Árbol, siendo alcalde de Bespén por aquel entonces Domingo Bolea Peira. Los escolares plantaron árboles por la orilla del río junto al camino de Blecua (zona conocida como la Riera) y por la salida del pueblo desde la ermita de la Virgen del Pilar hasta el camino de Barbuñales. A todos los chicos y chicas en edad escolar se les dio un panecillo con chocolate y una naranja. Servicios médicos Los vecinos de Bespén contaban con las atenciones de un médico y un practicante. En el siglo xx sufrieron las consecuencias de la gripe del año 1918, que solo en un día causó el fallecimiento de cinco vecinos. La provisión de los medicamentos se efectuaba en la farmacia de Angüés ya que, según un decreto ley de 16 de agosto de 1930, se establecieron los partidos farmacéuticos de la provincia de Huesca, y la localidad de Bespén (que con una población de 453 habitantes en el año 1931 pagaba la cantidad de 205 pesetas y 69 céntimos por dicho servicio) quedó integrada en aquel partido. Ante cualquier atención sanitaria, los vecinos de Bespén eran atendidos por el médico de Angüés. Posteriormente el pueblo pasó a pertenecer al partido sanitario de Blecua, donde residía el titular de este servicio. Coincidiendo en la misma posada de dicho pueblo el médico José Mateos y el veterinario Enrique Forcada, se daba la circunstancia de que, cuando estaba enfermo alguno de los habitantes de Bespén, estos acudían andando para avisar al médico, mientras que para el ganado y los animales de labranza lo hacían más deprisa, en bicicleta.
61
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Grupo escolar de niños con su maestro, Mariano Sampietro Ena (1942). (Foto cedida por la familia Foncillas-Rivera)
Grupo escolar de niñas con su maestra, María del Pilar Abril Vicente (1942). (Foto cedida por la familia Foncillas-Rivera)
62
Economía
Correos El servicio de correos estaba atendido en el año 1931 por Santiago Foncillas Laguarta. Posteriormente, y según aparece publicado en el Boletín Oficial de la Provincia con fecha 6 de octubre de dicho año, la Dirección General de Correos adjudicó con destino provisional para dicho servicio (asignándole un sueldo de 437 pesetas y 50 céntimos) al cabo Francisco Sopena Altemir, quien ejerció en este puesto durante varios años después de la contienda civil española, ocupándose además de tallar a los mozos del pueblo que debían cumplir el servicio militar. Tras su fallecimiento, se hizo cargo de la cartería Félix Sopena, y en el año 1950 estaba de cartero Benito Ribera. Actualmente el servicio de correos se lleva a cabo desde Pertusa. Suministro eléctrico Del suministro de energía eléctrica para el uso doméstico y el alumbrado público se encargaba Antonio Guiral Palacio, de Angüés, que tenía el molino de harinas en dicho pueblo. Según el padrón de contribuyentes, por los arbitrios sobre producción de energía eléctrica por aprovechamientos hidráulicos, tenía que pagar una cuota anual de 50 pesetas en el año 1931. En Bierge es donde se encontraba el salto de agua para el aprovechamiento hidráulico. En 1933 el Ayuntamiento de Bespén pagaba a Antonio Guiral por el suministro de electricidad la cantidad de 566 pesetas. En la calle Castillo estaba ubicado un transformador de 4 metros cuadrados de superficie. Tiendas de comestibles Remontándonos a los años anteriores a 1936, los vecinos de Bespén podían comprar alimentos en la tienda de casa Bolea, situada en la calle Baja, que a su vez era café y disponía de salón de baile. En 1950, Bespén contaba con tres tiendas de comestibles, cuyos propietarios eran Ceferino Albajar, Pedro Vistuer (quien además ofrecía horno para cocer pan) y Máximo Trell Gracia (que tenía también estanco y carnicería). A medida que iba disminuyendo el número de habitantes de la localidad se reducían estos servicios. El último establecimiento de comestibles existente en Bespén se cerró en el año 1988 y era propiedad del matrimonio formado por
63
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Lorenzo Cáncer Aniés y Milagros Villacampa Gracia, quienes desde el año 1960 habían dado a los vecinos del pueblo un servicio consistente en carnicería, tienda y bar. Pensiones o posadas Las personas que acudían a Bespén a realizar sus tareas profesionales (contribucionero, relojero, etcétera) durante algunos días o iban de paso podían alojarse en casa de Vicente Catalán, quien dirigía la posada. Estanco En el año 1890 tenía el estanco Andrés Gota Ciprés, y lo continuaba regentando a los 57 años de edad en el año 1910. Posteriormente fue Máximo Trell Gracia quien se ocupó de dar este servicio a los vecinos de Bespén. Tejedores El pueblo ya no cuenta con los tejedores que tuvo en tiempos pasados y que se ocupaban de entrelazar los diversos hilos de lana, cáñamo y lino (estas dos plantas se cultivaban en los campos de las casas más pudientes) para formar las telas. En el año 1890 había cuatro tejedores: Martín Cáncer Larrosa, de 75 años, Mariano Cáncer Sopena, de 31, Joaquín Vidal Modrego, de 66, y Miguel Vidal Estrada, de 34. En 1910 aparecen censados como tales Alejandro Cáncer Gota, de 29 años, Pascual Cáncer Gota, de 50, Joaquín Estrada Plana, de 67, y Miguel Vidal Estrada, de 53. Algunos de ellos acudían a la vecina localidad de Angüés para prestar sus servicios. Sastrería En el año 1890 el sastre de Bespén era Rafael Abadías Bareche, que por aquel entonces tenía 27 años. Tuvo varios hijos, que continuaron con la profesión de su padre. Uno de ellos se estableció en Poleñino, otro en Araza y el tercero, llamado Juan, aprendió el oficio en Barbastro para establecerse definitivamente en Bespén. Se cuenta entre los ancianos del pueblo que el padre de los sastres, debido a las creencias y supersticiones, fue a recoger un puñado de tierra a tres cementerios
64
Economía
distintos (Torres de Montes, Angüés y Blecua) creyendo que así se salvarían del sorteo de quintas dos de sus hijos. Casualmente no solo no se libraron de cumplir con el servicio militar, sino que obtuvieron los números 1 y 2 en dicho sorteo. El trabajo de los tejedores y los sastres permitía confeccionar la vestimenta propia de la época. Servicio de automóviles Como transporte público los vecinos de Bespén con-taban con un servicio de autobús que llevaba a su vez la correspondencia, lo que hacía que se denominara servicio de correo. Salía de Bespén a las 8 de la mañana en dirección a Huesca, para regresar al pueblo a las 6 de la tarde. Durante la noche, el autobús permanecía en las cocheras de Francisco López (casa Trell). El precio del billete en el año 1950 era de 5,80 pesetas. Este servicio, de la empresa Autobuses Bayego, dejó de funcionar en 1969. Actualmente, para sus desplazamientos a Huesca, los vecinos de Bespén pueden hacer uso de un autocar todos los miércoles, el cual, procedente de la vecina localidad de Antillón, los recoge a las 9 de la mañana y regresa a las 2 de la tarde. Herrería En el año 1890 Bespén contaba con dos herreros: Ramón Encuentra Val y Manuel Encuentra Rivera. En 1940 se estableció como herrero Pedro Latapia Fau, natural de Antillón; primero tuvo la herrería en la calle del Paso y posteriormente en el solar de un antiguo corral situado en la plaza Mayor, junto al Ayuntamiento. Actualmente dicho edificio está convertido en un museo-herrería digno de ser visitado. Barbería En 1890 aparece censado como barbero Domingo Barrau Veral, de 29 años; en 1910 le había relevado en dicho oficio Laureano Arteo Rosada, de 57. Este oficio estaba asociado al de practicante: el último barbero de Bespén fue José Puzo Palomera, que desempeñó ambas funciones desde antes de 1936 hasta el año 1963. Antes se ocupaba de ello Nicolás Cebollero (practicante de Antillón). La barbería estuvo ubicada, al principio, en la casa Ayuntamiento, y posteriormente en la del practicante.
65
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
José Foncillas Playán, con el traje típico de la zona (1820). (Foto cedida por la familia Foncillas-Rivera)
66
Economía
Alguacil Bespén, como el resto de pueblos, siempre ha contado con un alguacil del Ayuntamiento, encargado de ejecutar los mandatos de los alcaldes. Como anécdota curiosa hay que mencionar el hecho de que Marcelo Ciprés Laborda, que desempeñaba esta función en el año 1920 y continuó hasta 1936, avisaba al vecindario mediante una caracola de mar en lugar de usar el típico cornetín, y se oía desde la localidad de Antillón, lo que evidencia la fortaleza de sus pulmones. Con relación a él surgió en el pueblo un dicho: «Buscas más bulla que Marcelo por la mar cuando fue a buscar la caracola». Después de la contienda civil española estuvo de alguacil Antonio Escartín, y sus hijos José María y Ramón eran los encargados de medir el vino con el cántaro (medida oficial que equivalía a 9,870 litros). Carbonero Ningún vecino de Bespén ejercía el oficio de carbonero, que siempre era alguien de fuera del pueblo. Carboneras había por todo el monte; una de ellas se encontraba en la finca denominada Los Perdigones, donde abundaba la encina, materia prima para la obtención del carbón vegetal. Carpintero En el año 1890 había dos carpinteros: Pedro Sarto Berges, de 64 años, y Acisclo Sarto Muro, de 35. En 1910 solo continuaba con el oficio de carpintero el segundo de los citados, que tenía entonces la edad de 55 años. Zapatero El pueblo contaba en 1890 con tres zapateros: Apolonio Castillo Encuentra, de 36 años, Ramón Agón Laborda, de 39, y Ángel Castillo Encuentra, de 47. De los tres, solamente el último continuaba en el oficio en el año 1910. Albañiles Había tres albañiles en 1890: Domingo Muro Arnillas, de 56 años, Constantino Muro Asensio, de 27, y Nicolás Panzano Berbiel, de 38. Según el listado de vecinos de Bespén correspondiente a 1910,
67
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
en dicho año solo el segundo de los citados realizaba esta actividad. Carretero En el año 1890 el carretero era Joaquín Altemir Ortega, de 50 años, quien continuaba como tal en 1910, ayudado por su hijo Joaquín Altemir Barrio. Gregorio Altemir, hijo de este último, continuó con el oficio y en el año 1950 figuraba como constructor de carros. Otros Además de los servicios que hemos mencionado en los apartados precedentes, también había en Bespén dos jabonerías y dos colchoneros o pelaires. *** Con el paso de los años y la modernización de la sociedad, acompañada de los diversos adelantos técnicos, muchas de estas ocupaciones han dejado de existir, al no tener la utilidad de tiempos pasados para los habitantes de Bespén. Sin embargo, hay unos servicios mínimos, básicos para la supervivencia de cualquier tipo de sociedad, a los que los ciudadanos no pueden renunciar. La reciente comarcalización permitirá a la localidad de Bespén, incluida en la comarca de la Hoya de Huesca, poder mejorar la calidad de los servicios públicos y, en consecuencia, favorecer la pervivencia de sus habitantes.
68
Calles, casas e iglesias
La mayor parte de los pueblos actuales son la continuación de algunos núcleos existentes en el momento de la Reconquista, y surgieron en las proximidades de una construcción fortificada. En torno a las torres-vivienda de los señores y a las iglesias que cerca de ellas había, se fueron agrupando las casas de los vasallos. En el caso de Bespén, al haber sido lugar de tenencia en la Edad Media, probablemente el castillo sería el edificio donde residiría el tenente.
Restos del castillo en las proximidades de la iglesia.
71
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
De esta posible fortaleza solo se puede observar ya su ubicación, en la parte más alta, sobre el pueblo y la iglesia, a pocos metros de esta. Consiste en una roca arenisca muy fragmentada sobre una capa de arcilla (salagón). En la piedra hay huellas de que haya sido tallada para encajar alguna construcción. No hay restos visibles, en superficie, de sillares. El citado castillo agruparía un núcleo de población en sus proximidades, dando origen al pueblo que hoy día podemos contemplar. Todavía quedan restos de cinco viviendas adosadas a la roca del castillo. En una de ellas vivió el sastre y en otra el tejedor, y junto a estas casas se encontraba el antiguo molino aceitero, propiedad de los vecinos del pueblo, que disponía de una balsa para recoger el agua necesaria. La ubicación de una vivienda-puente en la travesía del Medio, que comunica la calle que lleva el mismo nombre con la calle Alta, evoca la estructura de un pueblo medieval. En este pasadizo hay una pequeña portada en arco de dovelas de piedra. En torno a la calle Alta, y edificadas sobre un suelo de piedra, hay un grupo de casas apiñadas formando un barrio que es conocido como el del Peñón.
Paso cubierto entre las calles del Medio y Alta.
72
calle de l
call
e
7
6
e
La
l
ig
baja
paso
camino
d
camino
la de
4
esia
5
2
e de
3
sia
le
ig
e
call
alta
l
de
calle del paso
la
za
e
call
pla
call
1
la
e
io
ed
m
e
call
l
de
io
ed
m
e
call
trav
sia e de
call
le ig call baja
l ía
e es
call de
8
N
e
call
medio
de l
alta
paso
e
call
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.
g
an
ü
és
Iglesia parroquial Casa Ribera Ayuntamiento Casa Carpintero Casa Alfaro Casa Cabrero Casa la Sorda Casa Bernardino
Calles, casas e iglesias
pla za
Plano urbano de Bespén.
73
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Con el paso de los años ya no se tenía tanto en cuenta la idea de núcleo defensivo, y las casas se distribuían pensando más en otras funciones. De este modo, el casco urbano de Bespén fue ampliándose al mismo tiempo que se modificaba la estructura de las diversas edificaciones que lo conforman y que se acomodan al desnivel ligeramente inclinado del terreno, como ocurre con un grupo de viviendas en las calles Alta y de la Iglesia. El eje principal del trazado urbano lo constituye, como su nombre indica, la calle del Medio, que, desde la entrada al pueblo por la parte del camino de Barbuñales, nos lleva hasta la iglesia. A ambos lados de ella hay otras, comunicadas entre sí por calles transversales más cortas y que, dada su alineación irregular, a veces se ensanchan formando plazuelas. Observando el plano urbano que reproducimos en la página 72, se puede apreciar cómo el pueblo se fue extendiendo por zona llana y con abundancia de solares junto a los edificios.
74
Calles, casas e iglesias
La casa: características arquitectónicas y materiales de construcción Recorriendo el casco urbano, se observa cómo las edificaciones domésticas varían en altura, forma y materiales de construcción, ajustándose a los modelos constructivos propios de la comarca. La mayoría de las casas son de dos o tres alturas y en la actualidad están rehabilitadas con mayor o menor acierto en la integración del conjunto. En el número 17 de la calle del Medio está casa Morlans, que, construida con los materiales propios de su época, todavía conserva su antigua estructura a base de esquinales de piedra y paredes de adobe.
Casa Morlans, en la calle del Medio.
Siguiendo el orden de antigüedad y relevancia de los edificios, podemos iniciar nuestro recorrido por el Ayuntamiento, que en tiempos remotos se denominaba Casa Concejil. Este edificio, en la plaza principal, está concebido con grandiosidad: es de una sola planta rectangular elevada sobre tres amplios arcos que se apoyan en pilares 75
BespĂŠn: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Ayuntamiento de BespĂŠn con sus tres arcos de la planta baja cegados. (Foto cedida por Manuel Benito Moliner)
Ayuntamiento de BespĂŠn tras la reforma llevada a cabo en 1997, en la que se abrieron de nuevo los arcos.
76
Calles, casas e iglesias
formando pórtico y que convierten la planta baja del edificio en una especie de lonja, usada en otros tiempos para realizar transacciones comerciales. En el año 1997 se llevó a cabo una reforma consistente en renovar toda la planta alta con modernos materiales de construcción, que hicieron desaparecer las paredes de tapial entre cadenas de ladrillos. Se conserva con los sillares la planta baja, con sus tres arcos, lo que da cierto encanto al edificio recordando su antigüedad. En la pared lateral, sobre el tejado del actual museo-herrería, se conserva un escudo de piedra (algo dañado por la erosión) considerado como el oficial de Bespén. Próxima al Ayuntamiento, en la calle de la Iglesia, se encuentra casa Ribera. Es de gran volumen y en ella hay que detenerse a observar detalladamente su puerta adintelada de dovelas con decoración en bajorrelieve a base de diversos motivos decorativos: astrales, religiosos, vegetales, animales, etcétera, los cuales, repetidos de forma simétrica, nos pueden hacer pensar en los símbolos de protección contra el mal, proporcionando cierta belleza estética a la puerta de acceso a la casa. Tiene un antiguo pero bien conservado portón de madera en el que se inserta una puerta de tamaño más reducido y que lleva sobreañadidos unos listones de protección, que sirven de adorno a la ranura de conjunción entre puerta y portón. Todo el conjunto está decorado con unos grandes clavos cuya cabeza tiene una ornamentación incisa complementada por una especie de arandela repujada. Así mismo, la puerta conserva un artístico llamador, símbolo del puño que llama a la puerta de cualquier casa. En la fachada y junto al balcón se encuentra el escudo correspondiente al apellido Ribera, donde se lee la fecha correspondiente al año 1797. Este mismo escudo también lo encontramos repetido en las fachadas de otras casas situadas en la calle Baja: casa Alfaro, casa Cabrero y casa La Sorda. En todos los casos llevan inscrito el mismo año. En la plaza de la Iglesia, entre las casas Ribera y Mancho, se conserva una pequeña escalinata que da acceso a un edificio conocido entre los vecinos de Bespén como bodega del obispo, que era donde se recogían los diezmos y primicias. Otra de las casas del pueblo que conserva escudo heráldico es casa Bernardino, situada en el número 8 de la calle Alta: su fachada, entre esquinales de piedra, tiene el que corresponde
77
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Casa Ribera (siglo xix). Portada con dintel dovelado con relieves de formas estilizadas (2004).
al apellido Foncillas. No se trata del escudo originario que hubo en tiempos remotos, sino de una reproducción del mismo, fiel símbolo de toda una autoridad eclesiástica. Este apellido tuvo su infanzonía en Bespén y en relación con él hay que hacer mención al reverendo Juan Foncillas, que fue diácono de la diócesis de Lérida. Continuando por la calle Alta, próxima a la carretera, está la conocida como casa del Panadero, fechada en el año 1781. Conserva una preciosa portada adintelada de piedra y un escudo con motivo decorativo vegetal, y tiene esquinales de perfectos sillares. Desde esta 78
Calles, casas e iglesias
Casa La Sorda, con el escudo de los Ribera.
calle, pasando por la travesía del Medio, llegaremos a la calle del mismo nombre, y siguiendo por la calle del Paso, en dirección al camino de Barbuñales, conviene que nos fijemos en dos edificios. El primero de ellos es el conocido como caseta de los pobres, para indigentes y transeúntes,5 a la cual se entra por una pequeña puerta, 5 Una disposición oficial obligaba al alcalde de cada pueblo a proporcionar cobijo
en una casa de la localidad a los caminantes pobres y a proporcionarles agua, sal y vinagre. En Bespén se construyó la llamada caseta de los pobres para tal menester.
79
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
semejante a una ventana, elevada sobre el suelo para evitar la entrada de animales. Contemplando este edificio desde el exterior, parece que se trate de un horno. El segundo es la ermita de la Virgen del Pilar, de la que se lleva a cabo un estudio más detallado en el apartado correspondiente a edificios religiosos. En el número 8 de la calle Baja, casa La Sorda, se conserva un vano con dintel de piedra que denota la existencia de un cubo (cavidad cilíndrica de dimensiones que pueden oscilar alrededor de los 2 metros de diámetro y 3 de profundidad, ubicada en la bodega de la casa y que servía para guardar durante algún tiempo la uva ya pisada). En otras casas del pueblo encontramos vanos similares a este, correspondientes a cubos, cuya abertura se generalizó en los siglos xviii y xix, cuando el vino era un producto abundante por esta zona y ya tenía en Bespén el prestigio que ha mantenido durante muchos años y todavía conserva en pleno siglo xxi. En el lado oeste del pueblo, saliendo por el camino de Torres de Montes, quedan los restos de antiguas casas que conformaban el denominado Barrio: eran las viviendas de familias humildes con bastantes hijos. Del conjunto de estas casas todavía se conservan dos: casa Labata y casa Jacinto. Materiales de construcción Para todos los edificios se usaron diversos componentes, fundamentalmente aquellos que se obtenían con las materias primas proporcionadas por el medio ambiente. La piedra de sillería para la estructura de la casa y el tapial como relleno son los dos más usados en las construcciones. El sillar se obtenía de los bancos de arenisca, pero, aunque su obtención es relativamente asequible, presenta la desventaja de su fácil erosión y deterioro por la mala calidad de la piedra. No solo se utilizaba en el exterior de la casa, sino también en su interior, como por ejemplo en las paredes maestras que soportan la estructura, escaleras, cantarales, etcétera. En el número 4 de la calle de la Iglesia, casa Carlos, se aprecia el sillar en los arcos interiores y en los muros de descarga hasta el tejado. En la bodega de casa Jabonero hay dos airosas arcadas de piedra que vienen a sustituir la jácena de madera; el suelo de la bodega es la propia roca natural, en la que hay depósitos (lacos)
80
Calles, casas e iglesias
excavados. En el jardín interior de la casa se conserva un pozo de 12 metros de profundidad. No solo se trabajaba la piedra para paredes, esquinales, arcos y portadas de las casas, sino que también se horadaba la arenisca que afloraba en los bajos de cada casa con el fin de dar forma a la bodega y preparar además algunos depósitos o cías. A modo de ejemplo se pueden citar los once que existen en casa Marco, algunos de los cuales forman parte de la propia bodega. Así mismo, en la calle próxima a la vivienda se habían horadado ocho cías más. El ladrillo es uno de los materiales que da cierto resalte, como complemento de la sillería, a la estructura de la casa, y lo podemos encontrar en arcos, esquinazos, cornisas de aleros, pisos de balcones, etcétera. Se producía en las tejerías. En Bespén, la más antigua se localizó en el llamado barranco del Lobo. La segunda estuvo en el término conocido como la balseta de la Tejería, en el camino de Pitiellas. Avanzando en el tiempo, hubo una tercera en la parte del monte denominada Los Perdigones, junto al antiguo camino de Angüés, donde había arcilla, agua y abundantes encinas por las
Horno de cal próximo al puente de la carretera sobre el barranco Rija o de la Hormiga.
81
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
proximidades para la producción de ladrillos, tejas, baldosas, etcétera. Curiosamente, durante la cocción las baldosas se pegaban unas con otras y, al despegarlas, por una cara eran blancas y por la otra de color rojizo oscuro. La última tejería que existió en Bespén fue la de Solans, en la calle del Barrio, en funcionamiento desde el año 1928; quedó inactiva en 1943. En el pueblo hubo seis hornos de cal: dos en el término denominado Alpián, camino del cementerio y propiedad de casa Marco; dos en el paraje denominado La Alcanadrera, perteneciente al término municipal de Bespén, en la orilla del río Alcanadre, y dos en el monte comunal, próximos al puente que atraviesa el barranco Rija o de la Hormiga.
Piedras armeras de infanzones En Bespén, como en otros pueblos de Aragón, nos encontramos casas con preciosas portadas trabajadas y sobre las que se conservan piedras armeras que indican el linaje de los infanzones que las habitaron en su día, quienes promovieron tropas a su costa y, dejando su casa y sus tierras, acudían a la repoblación de estos territorios. El rey de Aragón, como recompensa a sus servicios, les otorgaba los títulos de infanzonía reflejados en las piedras armeras, labradas la mayoría en arenisca. El escudo correspondiente al apellido Ribera, título de nobleza de Carlos IV, lo encontramos en la casa homónima ubicada en la calle de la Iglesia. Tiene lambrequines de armas, dos picas arriba y abajo cuatro lanzas con corbatas; en la parte baja hay un ángel con hojas. Este escudo también está en otras casas en la calle Baja: casa Alfaro, casa La Sorda (ambas conservan restos de pintura roja en los lambrequines bajo el escudo) y casa Cabrero. En todos los casos se puede leer la fecha del año 1797. Hay que tener en cuenta que en el siglo xviii aumentó el interés entre algunos habitantes de nuestros pueblos por hacer valer sus títulos nobiliarios y poder ostentar un escudo de armas en la fachada de sus casas. En el número 8 de la calle Alta, en la ya mencionada casa Bernardino, hay un escudo correspondiente al apellido Foncillas, familia
82
Calles, casas e iglesias
infanzona aragonesa con varias ramas afincadas en Barbuñales, Sieso, Fonz, Pertusa, Ponzano, Laluenga, Ibieca y Zaragoza. De alguna de las localidades más próximas debieron proceder los Foncillas de Bespén; se conoce la existencia a mediados del siglo xviii de Joseph Foncillas y, a finales de dicho siglo, de Francisco e Ignacio Foncillas, considerados como verdaderos infanzones. Continuando por la calle Baja podemos apreciar en la fachada de casa Escudo de armas de los Ribera. Carpintero el escudo co(Dibujo de José Enrique Ortega Cebollero) rrespondiente al apellido Laborda, que lleva como emblema una sierra. Dicho apellido proviene de Francia y desde allí se expandieron diversas ramas, una de las cuales llegó a Aragón. Haciendo referencia a las infanzonías, en esta localidad de la comarca de la Hoya de Huesca hubo varias familias infanzonas: Antillón, Cáncer, Foncillas, Nasarre, Ribera, Sarvisé y Val.6 A esta lista, según información de los vecinos del lugar, hay que añadir la de los Arnillas. De todas ellas, es de la infanzonía de los Ribera de la que más documentación se conserva. De los Antillón se sabe que en 1303 los vecinos de Bespén Pedro y Domingo de Antillón probaron su infanzonía ante la Real Audiencia de Aragón. De los Cáncer residentes en Bespén se sabe que en los años 1770 y 1796 vivían allí Martín, Pedro y Carlos Cáncer, y Martín Cáncer 6 Broto Aparicio, Santiago, «Bespén, en los llanos del Somontano», Diario del
Altoaragón, 15 de agosto de 2004.
83
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
y Gota, considerados como hidalgos. Respecto al apellido Nasarre, en el censo de fogajes de 1495 figuraba Johan de Nasarre como poseedor de uno de los 27 fuegos existentes en Bespén, y en 1586, al expedirse una firma de infanzonía a favor de Martín de Nasarre (vecino de Ayerbe), se probaba que esta noble familia descendía de las villas y lugares de Antillón, Bespén, Bolea, Casbas, Junzano, Loporzano, Piracés y Sesa. Del apellido Sarvisé se tiene constancia de que Escudo de armas de los Foncillas. en 1303 se concedió salva (Dibujo de José Enrique Ortega Cebollero) de infanzonía a Domingo Pedro de Sarbissé, vecino de Bespén. En 1599, el infanzón Pedro Sarvisé era jurado de Bespén. De los Val de Bespén se sabe que en el siglo xvi era dueño del casal solariego Martín Val, esposo de Isabel de Bayo, a quien sucedió su hijo Martín de Val y Bayo, quién se casó con Juana Almudévar y tuvo como descendiente a Juan de Val y Almudévar (García Ciprés et alii, 10101915: t. ii). En el año 1600 Domingo de Val ganó salva de infanzonía, y a las Cortes celebradas en 1626 asistieron como infanzones Antón y Martín de Val. En 1711 figuraban como tales Martín y Mateo de Val, y en 1796 estaban reconocidos los descendientes de aquellos: Antonio, Cosme y José de Val. Infanzonía de los Ribera En el año 1797, reinando en España Carlos IV, la familia de los Ribera de Bespén presentó en Zaragoza la correspondiente
84
Calles, casas e iglesias
solicitud para que se les concediera el noble título de infanzones. El proceso se inició el 17 de junio de dicho año, cuando, redactada en la forma acostumbrada, la petición fue presentada ante don Jorge Juan Guillelmi y Andrade, teniente general de los Reales Exércitos y Reyno de Aragón y presidente de su Real Audiencia, por parte de Severo Playán, procurador de don Antonio Ribera y Foncillas y de sus hijos Pedro Antonio, Vicenta y Manuel (mayores de 14 años), y Bárbara, Eulalia y Domingo Ribera y Bara (menores de esa edad). El mencionado Severo Playán expuso en escrito dirigido al fiscal de Su Majestad, al Ayuntamiento, al síndico procurador y Concejo de Bespén y al conde de Aranda (dueño temporal de Bespén) lo siguiente: Que don Jacobo, don Justo Ribera y consortes alegaron que en Bespén había habido y había diferentes familias de Infanzones de sangre y naturaleza y un Palacio o Casal en cuya puerta principal había un escudo de armas de piedra labrada con la siguiente inscripción: «armas de la familia de los riberas de bespén» y en su parte inferior otra que decía: «sufrir para vencer».
Dicho casal procedía de Pedro Ribera, primero de este nombre en el año 1640. En la infanzonía de los Ribera aparecen los siguientes enlaces matrimoniales: Pedro Ribera casó con María Puyuelo y tuvieron como hijos a Juan y Pedro. Pedro Ribera y Puyuelo (segundo de este nombre) contrajo matrimonio con Isabel Arnálded; su hijo Pedro Ribera y Arnálded (tercero de este nombre) casó con Teresa Cáncer; de esta unión nació Pedro Ribera y Cáncer (cuarto de este nombre), que casó con Rosa Ciria y tuvieron un hijo llamado Justo Ribera y Ciria, que casó con Martina Pascual. Fruto de este matrimonio nacieron Jacobo, Justo y Antonio. El primero casó con Teresa López y tuvo cuatro hijos, uno de los cuales fue el ilustre Anselmo Ribera y López. Don Juan Ribera y Puyuelo (primero de este nombre), hijo de Pedro Ribera y de María Puyuelo, contrajo matrimonio en Bespén con Magdalena Ferrer y tuvo a su hijo Miguel Ribera y Ferrer, que casó con Tomasa Peyra. De la unión nacieron tres hijos: Francisco, Miguel y Pedro. El apellido Ribera continuó con los enlaces de estos: Francisco Ribera y Peyra casó con Leticia Torres, y tuvieron un hijo,
85
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Copia de la real provisión de ejecución de la infanzonía de Antonio Ribera.
86
Calles, casas e iglesias
Francisco Ribera y Torres; Miguel Ribera y Peyra, con Teresa Foncillas, cuyo hijo, Miguel Ribera y Foncillas, llegó a contraer matrimonio con Constancia Marzuelo, y fruto de esta unión nacieron José y Antonio Ribera y Marzuelo. Este último quedó soltero; José Ribera y Marzuelo casó con Francisca Seral y Viñuales. Pedro Ribera y Peyra casó con Benita Foncillas, y su hijo, Antonio Ribera y Foncillas, casó con Rosa Bara; de este matrimonio nacieron Pedro Antonio, Vicenta, Manuel, Bárbara, Eulalia y Domingo Ribera Bara, todos ellos descendientes de don Pedro Ribera (primero de este nombre). Estos fueron los que en el año 1797 solicitaron, y obtuvieron, el título de infanzonía en la Real Audiencia del Reino en Zaragoza. El 30 de enero de 1798 el notario real Pedro Castillón, domiciliado en Siétamo, certificó en el Ayuntamiento de Bespén, en presencia del alcalde Francisco Ribera, los regidores Domingo Arnillas y Joaquín Coscullano y el síndico prior Antonio Campo, la real provisión de ejecución de la infanzonía de Antonio Ribera, ganada por él mismo el 15 de diciembre de 1797 en la Real Audiencia del Reino en Zaragoza. El ya mencionado notario Pedro Castillón, a requerimiento del infanzón Antonio Ribera, entregó una copia de dicha real provisión a Pascual Almerge (escribano de cámara de la Real Audiencia de Zaragoza). Como personaje ilustre de Bespén hay que citar a Anselmo Ribera y López, hijo de Jacobo Ribera y Teresa López. Teólogo y catedrático, nació en esta localidad en 1787 e ingresó como colegial en el Mayor e Imperial de Santiago de Huesca en el año 1815. Fue nombrado rector del colegio de Santiago en 1816. Catedrático de Filosofía de la Universidad Sertoriana en 1824, fue también nombrado rector de la misma. Concebida la idea, por parte de Berenguer de San Vicente, de fundar en Huesca un colegio bajo la advocación del apóstol Santiago, el emperador Carlos V accedió a ello y concedió al mismo y a sus alumnos muchas gracias y privilegios. El número máximo de colegiales podía llegar a trece: además de un rector, había siempre nueve juristas o canonistas y cuatro teólogos. Se requería el expediente de limpieza de sangre, vida y costumbres a cada colegial que intentaba ingresar. En el correspondiente a Anselmo Ribera y López, que se conserva en la sección Universidad del Archivo
87
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Histórico Provincial de Huesca, figuran Joaquín Mayner, rector del colegio de Santiago, el secretario Pablo Santafé y Romualdo Bardasán Bra, quien se desplazó al pueblo de Bespén para tomar nota de las declaraciones de los testigos Mariano del Campo, de 38 años, Segundo Morlans, de 44, José Val, de 63, Ramón Escario y el párroco de la localidad Sebastián Zapater. El relato de todos ellos fue favorable al pretendiente.
Edificios religiosos Iglesia parroquial de san Juan Evangelista La iglesia, que puede datarse en el siglo xii, se encuentra junto al castillo y está rodeada por el cementerio antiguo. Tal como podemos verla en la actualidad es el resultado de una obra primitiva románica bastante bien conservada en su conjunto y de una reforma importante y muy bien encajada en la construcción románica, que consistió en la edificación de la torre y del coro en el interior, el estrechamiento de la puerta original y la apertura de otra en el muro oeste, ya que la primitiva puerta románica, a los pies, quedó tapada por el cuerpo bajo de dicha torre. Al levantarse esta, se inutilizó en el muro una ventana en arco de medio punto, estrecha y abocinada. La portada de acceso al templo parroquial abre al sur y es del románico tardío; sufrió una reforma en el siglo xvi, concretamente en el año 1505 (fecha que se lee en la clave), la cual se llevó a cabo de manera cuidadosa imitando la decoración de diminutos tacos como el ajedrezado románico que adorna la arquivolta exterior. La portada original tiene tres arquivoltas sobre columnas con capiteles, la mayoría completamente erosionados (solo los dos exteriores conservan una ornamentación geométrica muy elemental). Están labradas: la interior con un grueso baquetón, la siguiente con grandes puntas de diamante y la tercera con una decoración rectangular ovalada en forma de uña o de hojas; en la parte exterior de esta última hay un ajedrezado de tres filas. El portón es de dos hojas, está claveteado y tiene grandes herrajes y anillas trabajados a forja. Todo el edificio es de sillería y conserva marcas de cantero; el alero de piedra está sostenido por canecillos lisos; la mayoría, excepto algunos 88
Calles, casas e iglesias
Portada de la iglesia parroquial de Bespén.
del muro norte, están labrados de manera muy superficial con motivos geométricos. Su planta consta de una nave central con una capilla a cada lado. Dicha nave es de cuatro tramos, con bóveda de cañón apuntada sobre tres arcos fajones que se apean en medias columnas cilíndricas con basa sobre altos plintos rectangulares y capiteles lisos. La bóveda del ábside es ligeramente apuntada. En el segundo tramo hay dos capillas, también con bóveda de cañón apuntado, que forman un crucero bajo. Entrando en el templo, a la derecha, está la capilla de san José, que en otros tiempos era la correspondiente a santa Águeda y el Niño Jesús de Praga. Enfrente de esta y a la
89
BespĂŠn: recuerdos del pasado y una mirada al presente
coro alto
cementerio
Planta de la iglesia parroquial de San Juan Evangelista (Naval, 1980).
90
Calles, casas e iglesias
Iglesia de San Juan Evangelista.
Interior del รกbside de la iglesia de San Juan Evangelista.
91
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
izquierda de la nave central, está la capilla de santa Águeda, que antiguamente correspondía al Santo Cristo. En la cabecera de la iglesia se puede contemplar un armonioso ábside románico en el que hay una ventana con doble derrame al interior, y sobre dicho ábside hay una espadaña en arco apuntado para campana. En tiempos pasados dio cobijo a un retablo dedicado a san Juan Evangelista y a Nuestra Señora de los Ángeles, que fue quemado durante la guerra civil española. Posteriormente se colocó en su lugar un altar realizado en el año 1947 por Zenón Rivases Guallart y su hijo José Rivases Gabarre, ambos naturales de la localidad de Novales. Este altar, hecho a base de escayola y yeso, se preparó en moldes de madera y hojalata, y constaba de tres hornacinas: la central era la dedicada a san Juan Evangelista, a la izquierda estaba el Corazón de Jesús y en la hornacina de la derecha se encontraba la Purísima. A los pies del santo había un tabernáculo en el que se encontraba el Niño Jesús en la cuna.
Baldosa en recuerdo de Antonio Rivera y sus herederos.
92
Calles, casas e iglesias
Pila bautismal de la iglesia de San Juan Evangelista (siglo xvii).
En 1980, a raíz de las reformas llevadas a cabo en la reparación de la grieta existente en la parte superior de la cara oeste y la pared oeste del cementerio viejo adosado a la iglesia, se retiró dicho altar para dejar a primera vista el ábside románico, delante del cual se colocó una mesa-altar redonda hecha con la piedra del molino de aceite (trabajada en la localidad de Alquézar por el albañil Constantino Muro Asensio en el año 1895). Así mismo, se repicaron todas las paredes de la iglesia dejando a la vista la piedra natural. Al poner un suelo nuevo, se taparon las sepulturas existentes, excavadas en la propia roca natural; correspondían a destacadas familias del pueblo, cuyos nombres y apellidos aparecían en pequeñas baldosas: José Rivera, Simón Peira, Juan Val, Antonio Rivera y sus herederos y otras
93
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Torre de la iglesia parroquial con el antiguo cementerio.
dos ilegibles. El importe total de dichas obras supuso la cantidad de 201 924 pesetas. A los pies de la iglesia, en alto, se montó el coro, sostenido por un arco rebajado, obra del siglo xvi. En él, la ventana se conserva visible solo por el interior, abocinada y estrecha en arco de medio punto. Junto al inicio de la escalera de acceso hay una puerta que ocultó la construcción de la torre y que luego se ahuecó para encajar la pila bautismal, labrada de una pieza en forma de copa de piedra con pencas en el frente como decoración exterior. Debajo de las escaleras del coro hay una pila de piedra donde se guardaba el aceite para la lámpara del Santísimo. La iglesia tuvo banco o poyo de piedra bajo el coro, en el último tramo.
94
Calles, casas e iglesias
La torre, de cronología posterior a la de la iglesia, fue construida en la mitad meridional a los pies del templo parroquial. Es de planta cuadrada y cuerpo liso con pináculos en forma de pirámide en las esquinas. Tuvo entrada desde el exterior, estrecha y en arco de medio punto, en el lado sur. Una segunda puerta primitiva de la iglesia se abría en el muro de los pies, junto a la torre; se halla tapiada de antiguo, pero conserva el arco de medio punto de grandes dovelas con moldura exterior. Seguramente se abrió cuando se construyó la torre a comienzos del siglo xvi. Podía perfectamente comunicar con el cementerio adosado a la iglesia, que estaba dividido en dos partes: el civil y el católico. Este cementerio se siguió utilizando como tal hasta que en el año 1943 se comenzó a usar el nuevo, ubicado en las afueras del pueblo. En esta torre, que se cierra en forma de cúpula por aproximación de hiladas, hay cuatro vanos en arco de medio punto que tuvieron sus correspondientes campanas, dos de las cuales desaparecieron durante la guerra civil. De las dos que quedan, la mayor, fechada en el año 1776, tiene la leyenda «ihs maria y joseph sante barbara opn…». Fue traída del vecino despoblado de Arnillas. La pequeña, fechada en 1644, tiene la leyenda «santa barbara ora pro nobis anno 1644». Estas dos campanas se conservaron durante la guerra civil porque servían para el reloj existente en la torre, fabricado por la casa Coll de Lascellas, al que había que darle cuerda con cierta periodicidad: el encargado de tal menester en 1931 era el herrero del pueblo. En la actualidad el reloj está electrificado. La escalera de la torre en piedra, circular, de buena construcción, conserva gran cantidad de marcas de cantero (sobre todo flechas, aes mayúsculas tumbadas y eles de escuadra), las cuales se repiten con frecuencia en los muros exteriores. La ventana tapiada en el lado oeste de la torre albergó en otros tiempos el matracón usado para avisar a los fieles a los oficios en Semana Santa. La sacristía es del siglo xviii; en el arco de la ventanita se puede leer la fecha de 1704, que se vuelve a repetir en el sillar del alféizar de la ventana, así como la inscripción «m / ulac / fecit». Entre los objetos religiosos usados en las celebraciones litúrgicas, en la sacristía se guarda una crismera del siglo xvi de forma hexagonal alargada, con vástago superior para encajar una crucecita. Es de plata y tiene
95
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
decoración incisa en la tapa, con dos cabezas de ángeles con las alas desplegadas de cuyos rostros salen tres vástagos: los de los lados terminan en flores y los centrales en otros motivos ornamentales. En la base se lee «osce» grabado a punzón. Además de la crismera, se conserva una bandeja de la primera mitad del siglo xvi de latón de tipo dinanderie. En el medallón central, en repujado, se ve la escena de la Anunciación. La Virgen, arrodillada en un reclinatorio ante un libro, lleva cabellos largos rizados al modo flamenco; tras ella, el ángel en genuflexión con una cruz en la mano, y sobre ambos la paloma, de la que salen unos rayos sobre la cabeza de la Virgen. Entre ellos, un jarrón de asas con flores de largo tallo, y en el frente se lee «María». El medallón está rodeado por roleos tallados con palmetas y flores estilizadas en cada interior.
Bandeja petitoria de la iglesia (primera mitad del siglo xvi).
96
Calles, casas e iglesias
En relación con el culto, Pedro de Val (infanzón de Bespén) fundó una capellanía o beneficio en el siglo xvi con parte de sus bienes y hacienda bajo la advocación de la Santísima Virgen.7 Según los documentos del Archivo Diocesano de Huesca, el 31 de octubre de 1536 el mencionado Pedro de Val hizo testamento ante el notario Francisco Lecina, de la villa de Pertusa, siendo testigos del mismo los vecinos de Bespén Pedro Foncillas y Ramón de Mur. En dicho testamento, además de nombrarse como heredero universal a su hijo Antonio de Val, una de las cláusulas hace referencia detallada a la capellanía que había fundado estableciendo las condiciones del beneficiado de la misma: se le asigna al beneficiado una pensión anual de 400 sueldos jaqueses y a cambio deberá residir en la localidad de Bespén y decir tres misas cada semana del año (el lunes misa de Réquiem de Difuntos, una segunda misa el viernes y la tercera el sábado rogando por las almas de sus difuntos padres y de su hermano Martín de Val), además deberá celebrar misa todos los domingos y días de fiesta y acompañar las procesiones que se realicen por el pueblo.
Para proveer de beneficiado a dicha capellanía, los patrones de la misma debían proponer siempre, a quienes fueran jurados de Bespén en ese momento, al familiar más próximo de Pedro de Val. Esa persona debía ser clérigo misacantano; en caso de no haber nadie entre los familiares con esas características, presentarían a quien, teniendo parentesco con Pedro de Val, estudiara para ser clérigo y estuviera adelantado para poder cantar misa; finalmente, si del parentesco de Pedro de Val no se encontrara a nadie, los patrones debían proponer a quien estimasen oportuno, pero el beneficiado siempre debía residir en Bespén y cumplir las obligaciones expuestas en el testamento del fundador de la capellanía, Pedro de Val. De acuerdo con lo establecido en el documento, en el año 1598 Pedro de Val (infanzón de Bespén) y los jurados de este 7 La capellanía era un beneficio que consistía en el derecho a recibir los frutos de
unos bienes con la obligación de celebrar o hacer celebrar misas y actos religiosos, previamente determinados. Su época de mayor expansión debe situarse entre los siglos xv y xviii.
97
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
lugar, Pedro Cayo y Miguel Campo, propusieron como beneficiado de la capellanía a Pedro de Aguas, que renunció a la misma. A continuación presentaron al clérigo Martín de Val, que casualmente murió enseguida, y la propuesta no tuvo efecto. Tras la muerte de Martín de Val presentaron al reverendo Bartolomé Cristóbal (natural de Grañén), quien residió en Bespén hasta el 4 de diciembre de 1602, fecha en la que fue destinado a la iglesia parroquial de su lugar natal, quedando de nuevo vacante el beneficio de la de Bespén. Entonces se propuso al reverendo Juan Foncillas (que era diácono de la diócesis de Lérida), con el consentimiento del obispo de Huesca. Ermita de Nuestra Señora de la Sierra Situada en un típico paraje del Somontano en el que conviven las encinas con los campos de cultivo, almendros, olivos y vides, se encuentra la ermita de Nuestra Señora de la Sierra, teniendo como telón de fondo la sierra de Guara. A 2 kilómetros del pueblo, se puede acceder a ella en coche gracias a la existencia de dos pistas en buenas condiciones. La ermita forma parte de un edificio donde también hay un almacén. A cada uno de ellos se accede a través de una puerta de arco de medio punto, siendo ligeramente más grande la de la ermita, la cual, hasta su reforma, disponía de un portón guarnecido con grandes clavos y con una ornamentación incisa, complementada por una especie de arandela repujada (dicho portón se guarda en el interior del almacén en espera de una posible restauración). El interior de la ermita es de planta rectangular, de tres tramos, y mide unos 75 metros cuadrados de superficie, modernamente cubierta con viga y bovedilla de cemento. Se conserva una talla de san Juan Evangelista bien realizada y pintada en el siglo xviii. También hay una pequeña pila de agua bendita tallada en alabastro con un motivo decorativo central consistente en una estrella de ocho puntas junto a una flor. El actual almacén, que hoy día está integrado en la ermita, en su día fue la vivienda del ermitaño. Todavía se conservan las huellas de una escalera a la segunda planta de vivienda y una puerta cegada que daba acceso a ella desde el interior. En el exterior había una balsa de recogida de agua para consumo del ermitaño, quien tenía asignados cinco olivos (propiedad de la familia Mancho) que le proveían del
98
Calles, casas e iglesias
Planta de la ermita de Nuestra Señora de la Sierra (Naval, 1980).
aceite necesario para la lámpara que iluminaba el altar de la Virgen. En el año 1932 se procedió a un arreglo del tejado de la ermita. Todo el exterior del edificio está encalado por igual. La imagen de la Virgen es moderna, de yeso, y en el año 2003 se sacó del interior para ser colocada en una hornacina horadada en la fachada principal, en la que también hay una campanilla de bronce de reciente adquisición. Todo ello da mayor vistosidad a la ermita, cuyo entorno también ha sido acondicionado para asueto de los romeros. La primera imagen de la Virgen de la Sierra que existió en Bespén no se conocía hasta que los antiguos descendientes de casa Palacio la encontraron guardada en una de las dependencias de dicha vivienda. Durante la contienda civil española, esta imagen fue requisada y quemada.
99
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Ermita de Nuestra Señora de la Sierra.
Caseta de los moros, en las proximidades de la ermita de Nuestra Señora de la Sierra.
100
Calles, casas e iglesias
Ermita de Nuestra Señora del Pilar, construida en 1875.
Los bespenenses acuden a esta ermita tres veces al año: el Lunes de Pascua de Resurrección, el 30 de julio (fiesta de los santos Abdón y Senén ) y a primeros de mayo, después de haber acudido en romería al Pueyo de Barbastro. En las proximidades hay una cueva bicameral excavada en arenisca y conocida como caseta de los moros, a la que hace referencia Adolfo Castán (2000). Ermita de Nuestra Señora del Pilar Está situada a la entrada del pueblo, en la calle del Paso. Es un edificio de pequeñas dimensiones (16 ó 18 metros cuadrados de superficie), de planta cuadrada, encalado al exterior y cubierto a dos aguas. La puerta de entrada es adintelada sobre ménsulas; en ella está la fecha de construcción (1875), y sobre esta hay una hornacina en la que se encuentra una imagen de la Virgen del Pilar. En esta ermita se efectúa la bendición de los ramos de olivo el Domingo de Ramos, para ir luego en procesión hasta la iglesia parroquial. También se celebra misa el día de la Virgen del Pilar, y las mujeres de Bespén acuden todos los años a celebrar una de las novenas tradicionales. 101
Fiestas patronales, romerĂas y cofradĂas
La fiesta mayor se celebra el 27 de diciembre en honor a San Juan Evangelista; era organizada por una cofradía fundada en el año 1676, hasta que esta dejó de existir en 1936. Con motivo de tal festividad, se hacía una procesión por las calles del pueblo llevando las peanas de san Juan Evangelista y de la Virgen del Rosario.
Procesión en la fiesta de San Juan Evangelista (1950). (Foto cedida por la familia Foncillas-Rivera)
105
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
La peana de la Inmaculada es llevada por Rosario Aso Val y María Foncillas Rivera, delante; detrás, Trinidad Rivera Monaj y María Teresa Escartín Sanz (1950). (Foto cedida por la familia Foncillas-Rivera)
La fiesta pequeña es el 30 de julio en honor a los santos Abdón y Senen (véanse, en el anexo, los gozos de estos santos mártires); se celebra también la romería a la Virgen de la Sierra. Pero, además de estas festividades, ha habido otros actos públicos de culto, como las procesiones: — Para San Fabián y San Sebastián (los vecinos de Bespén decidieron mantener el día como festivo y hacer la procesión para agradecer a estos santos el cese de una epidemia que hubo en tiempos pasados). En la actualidad siguen conservando la tradición de las hogueras: una se
106
Fiestas patronales, romerías y cofradías
Procesión del Corpus Christi (1951). (Foto cedida por la familia Estrada-Palacio)
hace en la plaza Mayor y otra en la calle Alta, en el barrio conocido como del Peñón. Antiguamente se llegaron a realizar en el pueblo hasta seis según las calles. — Para la Inmaculada Concepción (8 de diciembre). — Para el día del Corpus Christi, se preparaba un altar en la plaza Mayor del pueblo y se plantaba un chopo en la puerta falsa de casa Bernardino; la procesión lo rodeaba para regresar de nuevo a la iglesia. — El día de Jueves Santo se iba en procesión por la ermita de la Virgen del Pilar hasta una cruz situada al otro
107
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Cruz de término en el camino de Barbuñales.
lado de la carretera, en el camino de Barbuñales. Un vecino del pueblo llevaba la cruz a cuestas y otro le ayudaba; ambos iban encapuchados. Coincidiendo con la Semana Santa, concretamente el Lunes de Pascua de Resurrección, al regresar de la romería a la ermita de la Virgen de la Sierra, el sacerdote pasaba a bendecir casa por casa, según costumbre en la mayoría de los pueblos del Somontano oscense, y cada familia le daba cierta cantidad de huevos, de los que entregaba uno a cada monaguillo que le había acompañado en tal menester.
108
Fiestas patronales, romerías y cofradías
Grupo de mozos en la galera preparada para los músicos (1948). (Foto: AFIAA – Diputación de Huesca)
Todas las procesiones iban precedidas por la cruz procesional de la iglesia, curiosa obra de orfebrería en la que por el anverso está la imagen de Cristo crucificado y por el reverso la de la Santísima Virgen. Las fiestas patronales eran motivo no solo de actos religiosos, sino también de convivencia familiar y de divertimento. Las familias celebraban comidas especiales y por la tarde continuaban la diversión con el típico baile, que estaba amenizado por músicos y orquestas venidos de fuera del pueblo. En los primeros años, el baile se hacía en las eras durante el día y en los patios de las diversas casas por la noche. Posteriormente se pasó a locales cubiertos, como la cochera de Francisco López, en la calle Alta. Para la fiesta mayor siempre se hacía en recinto cubierto, al principio en el molino aceitero y posteriormente (después de 1940) en el lugar donde estaba el horno para cocer pan, hasta que en el año 1943 se inauguró el salón recreativo, situado en la calle del Medio, donde se sigue celebrando
109
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
el baile en las fiestas. Con motivo de la fiesta pequeña, en el año 1948 un grupo de mozos decidió hacerse la fotografía que reproducimos en la página 107, previa petición a los músicos para que les dejaran posar con los instrumentos musicales subidos a la galera. Una de las romerías que conservan los vecinos de Bespén es la que hacen en la primera quincena del mes de mayo al santuario de Nuestra Señora del Pueyo de Barbastro.8 Desde el año 1635 quedó establecida como costumbre, acompañando a los romeros de otros pueblos próximos, entre los que figura Antillón. El motivo es que, según la tradición, el día de la Ascensión de 1631 salió de esta localidad la procesión en dirección a la ermita de San Cosme y San Damián, y entre los niños que iban en ella estaban dos hermanos, chico y chica, de pocos años de edad, hijos de Clemente Palacio y María Mancho. Al regresar al pueblo la procesión, solamente llegó a casa de los padres el niño; se le preguntó por su hermana Josefa y él contestó que creía que había vuelto con los otros niños. Desde el jueves en que se perdió hasta el sábado no cesaron de buscarla por todas las inmediaciones. La madre hizo la promesa a la Virgen del Pueyo de que si aparecía sin daño la llevaría a su santuario, daría a dicha ermita en trigo el peso de su hija, mandaría celebrar una misa y, si la niña llegaba a la mocedad, serviría gratis como criada en dicho santuario del Pueyo. La encontraron en la partida denominada Codero, en el término municipal de Bespén, desnuda pero sin lesión alguna, a pesar de haber llovido los dos días que estuvo perdida, estar en un sitio lleno de malezas y haber tenido que cruzar el río de Bespén. La niña declaró que una mujer le había pasado el río, que por la noche estaba con ella y para comer le había dado un huevo. Ocho días después cumplieron los padres su voto llevándola al santuario del Pueyo y la niña, al ver a la Virgen, exclamó: «¡Ay, padre, aquella es la mujer que estaba conmigo en el río!». Entonces
8 Las romerías a dicho monasterio se conservan como una costumbre desde que los
capellanes y abades del santuario consiguieron «indulgencias y gracias especiales a favor de los devotos de la Virgen». Según la tradición, fue en el año 1101 cuando se apareció la Virgen en el Pueyo al pastor Balandrán, natural de Morillo de Ilche. Pronto se levantó una capilla en la cumbre del monte, al lado mismo del almendro donde tuvo lugar el suceso.
110
Fiestas patronales, romerías y cofradías
el pueblo, agradecido a tan singular favor, votó esta romería que viene celebrándose sin interrupción todos los años. La vinculación de Bespén con Antillón en esta romería viene dada por el hecho de que el primero formaba parte de la baronía del segundo, y porque la niña apareció en el término municipal de aquel. Los primeros años en los que se realizaba la romería a la Virgen del Pueyo, los vecinos de Bespén iban andando hasta el monasterio. Salían del pueblo a las 6 de la mañana del día anterior al de la celebración eucarística, llevando consigo las viandas necesarias para comer al lomo de tres burros. En uno de ellos llevaban huevos protegidos con paja para evitar que se rompieran, en otro dos o tres corderos y en el tercero llevaban un botico de buen vino del pueblo, pan, ajos y patatas. Se quedaban a dormir en el Pueyo. Esta costumbre la mantuvieron hasta 1960. A partir de dicho año la romería se hacía en el día, como en la actualidad, utilizando para su desplazamiento un autobús que, a su regreso a Bespén, hace la parada en el barrio del Peñón para, desde allí, acudir los vecinos en procesión hasta la iglesia
Gregorio Arnillas Gota, Antonio Escartín Escario, José Vilellas Estrada, Benito Ribera Peira, Alejandro Villacampa Cáncer y Máximo López, preparados con las bicicletas para hacer la romería a la Virgen del Pueyo (1955). (Foto cedida por la familia Lasierra-Rivera)
111
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
llevando la bandera de la localidad. En el año 1955, un pequeño grupo de vecinos decidió hacer la romería en bicicleta y, como casualmente se encontraba en Bespén un fotógrafo, aprovecharon para retratarse en la era de Ribera, antes de iniciar la romería (véase página 109). Al terminar, se hacía baile en el pueblo. Otra de las romerías es la que se realiza a la Virgen de la Sierra, al día siguiente de haber hecho la de la Virgen del Pueyo. Al principio la encabezaba la bandera del pueblo y, al regreso, acompañados por músicos (los conocidos como Los Ciegos de Siétamo), los romeros iban recogiendo tortas por las diversas casas para comerlas posteriormente durante el baile en la plaza. En la actualidad se hace sin la bandera y ya no hay baile al regreso. Esta localidad contó con dos cofradías o hermandades que formaban algunos devotos con la autorización eclesiástica correspondiente para ejercitarse en obras de piedad. La primera de ellas fue la de Nuestra Señora del Rosario, fundada en el año 1629 ante el padre fray Miguel Moliner, maestro de la Orden de Predicadores y religioso del convento de Santo Domingo de Huesca,9 el alcalde de Bespén Pedro Layo y, como testigos, Lorenzo de Escario, Pedro Sanz, Jaime Foncillas y Martín de Alastrué. En 1723 el visitador eclesiástico que acudió a Bespén ordenó que se pusieran al día las cuentas de la cofradía, ya que no se habían pasado desde 1721 y por ello no se contaba con la cera necesaria para la iluminación de la capilla de Nuestra Señora del Rosario. La cofradía celebraba su fiesta en el mes de octubre, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Rosario, y en dicho día se procedía al releo de carne en el antiguo torno o molino de aceite, para el que se mataban doce carneros. Los estatutos que regían esta cofradía eran, resumidamente, los siguientes: — Cada cofrade era partícipe de todos los bienes espirituales, rezo del rosario, hacer penitencias con el rezo de avemarías y padrenuestros, etcétera. — El primer domingo de cada mes se debía hacer una procesión.
9 Los dominicos fueron los primeros promotores en Aragón de la devoción a la Virgen
del Rosario, bajo cuya advocación se fundaron en los pueblos algunas cofradías, fruto de la acción pastoral de aquellos.
112
Fiestas patronales, romerías y cofradías
En primer plano, los niños Carmen Sopena Gracia, Ángel Luis Foncillas Rivera y Pilar Foncillas Escartín, vestidos como los tres pastorcillos de Fátima. Detrás, llevando la peana de la Virgen, Benito Rivera Peira y Máximo Trell Gracia (1948). (Foto cedida por la familia Lasierra-Rivera)
— Todos los años, el primer domingo de octubre se celebraba la festividad de Nuestra Señora del Rosario; los cofrades debían estar confesados y participar de la comunión. El lunes siguiente se tenía que celebrar una misa aniversario por los difuntos, a la que estaban obligados a asistir todos. De no acudir, cada uno de los ausentes pagaría una libra de cera.
113
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
— Se debía acudir a los entierros de los cofrades. El que no lo hacía había de pagar media libra de cera. — El que no asistiera al hermano enfermo o difunto debía pagar como sanción media libra.
La segunda cofradía fue la de San Juan Evangelista, que se fundó en el año 1676 con la finalidad de acompañar y asistir a los hermanos en los funerales. En 1795 el visitador eclesiástico que llegó a Bespén ordenó pasar los estatutos del libro viejo a otro nuevo. En 1855 esta cofradía llegó a contar con un total de 80 integrantes. En el año 1948 se celebró un popular acontecimiento religioso por todos los pueblos de la diócesis de Huesca: la peregrinación de la imagen de la Virgen de Fátima por nuestras tierras. Primeramente, esta venerada efigie llegó a Huesca capital, donde estuvo dos días visitando las parroquias de la ciudad, hospitales, clínicas, conventos, etcétera. Desde allí partió para recorrer los diversos pueblos de la provincia. Con la devoción que los vecinos de Bespén han tenido siempre a la Virgen María, se preocuparon en el mes de octubre de dicho año de dar acogida en su pueblo a esta imagen y de llevarla en procesión por las calles del pueblo para, posteriormente, trasladarla en procesión hasta la vecina localidad de Blecua. En el anexo quedan reflejados algunos de los cánticos religiosos que los bespenenses realizaban en los diversos actos litúrgicos. Durante la Cuaresma se realizaban cuatro novenas: a la Virgen de la Sierra, a la Virgen del Pueyo, a san José y a las Almas del Purgatorio. Al finalizar los rosarios se hacían los cánticos correspondientes. En los días festivos se rezaban rosarios cantados entonando los distintos misterios según la festividad que se celebraba.
114
FĂştbol: el deporte de BespĂŠn
En el año 1933 se formó en Bespén un equipo de fútbol que competía con los de los pueblos próximos, pero en 1936 dejó de existir a consecuencia de la guerra civil. En 1942 se formó otro, cuyos jugadores se fueron renovando con el paso de los años y según las circunstancias particulares de cada uno de ellos. El equipo iba a jugar a los pueblos vecinos: Angüés, Blecua, Torres de Montes, Barbuñales, Pertusa, Antillón, Casbas, Velillas, Abiego, Lascellas, Siétamo, Ponzano, Pueyo de Fañanás y, como campo más distante, llegaron a jugar en Fraella. Para sus desplazamientos utilizaban los medios de transporte a su alcance: bicicleta, a veces el autobús de la línea regular de Pertusa a Barbastro, remolque llevado por el tractor de Benito Rivera y, a veces, utilizaban el camión de Ángel Carrera, de Velillas, o el de José Foncillas Rivera, de Bespén. En una ocasión, los futbolistas tuvieron que hacer el trayecto entre Bespén y Pueyo de Fañanás (lugar este a donde iban a jugar un partido) andando y llevando consigo la comida cada uno en su alforja, parando a comer por el camino. El campo de fútbol se localizó en un principio en un terreno propiedad de la familia Mancho, ubicado en las proximidades del camposanto. Al destinarse dicho terreno para el cultivo de la vid, se tuvo que preparar un nuevo campo de fútbol en una propiedad de los Ribera, donde se encuentra el cementerio. Bespén contó con su equipo de fútbol hasta 1970, puesto que entonces se dejó de practicar este deporte competitivo entre los pueblos de la zona.
117
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Primera foto conocida del equipo de Bespén (1934). (Cedida por la familia Viñuales)
Foto del equipo de fútbol de Bespén realizada en 1960 en Siétamo con motivo del último partido que jugaban estos componentes. (Cedida por Jorge Latapia Ferrando)
118
Fútbol: el deporte de Bespén
En la parte superior de la página 116 reproducimos una fotografía del equipo de fútbol de Bespén tomada en 1934. Los componentes que aparecen en ella son: Alejandro Encuentra Morrano (capitán), Antonio Rivera Escartín, Simón Viñuales Lisa, Jesús López Aísa, Marcelino Morlans Bailo, Domingo Bolea Foncillas, Nicolás Arnillas Otín, Domingo Palacio Ciria, Julio Boira Ciprés, Antonio Espona (natural de Angüés y que por esas fechas se encontraba en Bespén sirviendo como mozo de mulas) y Mariano Gracia Castell. La segunda imagen corresponde a los integrantes de dicho equipo en 1960: José María Alfaro Miranda, Antonio Sampériz, Jorge Latapia, Carlos Foncillas, Bernabé Peña, Evaristo Mavilla, Joaquín Ruiz Arnillas, Francisco Arnillas Nerín, Francisco Aso Val, Martín Val Arnillas y Ángel Altemir Calvo.
119
Los nombres de su entorno
Alfurniello. Partida del monte en la que predomina el cultivo del cereal. Situada en la parte nororiental, se extiende a ambos lados del camino de Angüés a Pertusa en la zona próxima al cruce entre este y el de Bespén a Ponzano. Hay una loma conocida como loma de Alfurniello. Alpián. Parte del término municipal muy próxima al cementerio; en ella predominan las encinas y matorrales. Armalla. Partida del monte próxima al camino de Angüés a Pertusa y dedicada al cultivo del cereal. Arruga, camino de la. Desde Bespén, pasa por la ermita de la Virgen de la Sierra y llega hasta el puente de Lascellas. Bespén. Según el estudio realizado por Manuel Benito Moliner, la palabra Bespén puede ser un antrotopónimo latino derivado del nombre de su primer poseedor, vespio, quien lo fundó bajo la administración romana. Posteriormente se llamó Uespén y por la propia evolución fonética de la palabra se llegó a la actual denominación. Canaleta, fuente de la. Situada a la orilla izquierda del río Rija, en las proximidades del camino de Bespén a Blecua. Codero, camino de. Desde Bespén conduce en dirección sur hasta el río Alcanadre y, cruzando el límite sur del término municipal, permite llegar a Pertusa. Coroniella, La. Loma en la que hay abundantes encinas, situada a la izquierda del camino de Codero, encima de la balseta de la antigua tejería.
123
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Corticiellas, Las. Zona del monte situada a la derecha de la carretera de Bespén a Angüés, muy próxima al término municipal de este pueblo; en ella abunda el matorral. Fuente, camino de la. Por él, los vecinos de Bespén iban a buscar el agua a la fuente situada en el camino que conduce a Blecua. Lecinosas, Las. Partida del monte próxima a Angüés en la que predomina el cultivo del cereal, aunque existe también alguna viña de pequeña extensión. En tiempos más remotos pasaba por esta zona un camino que también permitía llegar a Angüés. Pesqueros, Los. Parte del monte de pequeña extensión, próxima al pueblo, junto al camino de Bespén a Ponzano. En ella predomina el cultivo del cereal. Pilas, Las. Partida del monte localizada junto a la carretera de Angüés, en el desvío donde se inicia el camino a la ermita de la Virgen de la Sierra. Antiguamente se destinaba este terreno al cultivo del olivo; hoy día se dedica al cereal. Pitiellas. Zona del monte localizada junto al camino de Codero, al que también se conoce como camino de Pitiellas. El cultivo de la vid en esta parte del término municipal representa una buena parte de los viñedos existentes en Bespén y, antiguamente, todos los campos de esta zona se destinaban a este fin; actualmente también se produce cereal. Planas, Las. Parte del monte que se encuentra en la loma de la Virgen de la Sierra, en dirección a Angüés. Como su propio nombre indica, se trata de una zona de cultivo donde los campos, en los que se cultiva solamente el cereal, están en terreno llano. Portillo, El. Parte del monte a la que se accede por el camino de Pitiellas. Está más próxima de Bespén que del río Alcanadre. Aquí solamente se cultiva el cereal. Poza, La. Hondonada localizada por el camino de Codero, antes de llegar a la balseta de la antigua tejería. Es un lugar dedicado al cultivo del cereal y con arbolado. Ha sido zona de huertos regados con agua procedente de manantial. Ralla, La. Parte del monte próxima al barranco que lleva su nombre, en la que predomina la encina. Ripas, Las. Zona del monte que se localiza en la parte izquierda de la carretera local, en dirección a Angüés. En la actualidad se
124
Fiestas patronales, romerías y cofradías
destina al cultivo del cereal, aunque antiguamente se dedicaba al de la vid. Rosaler. Nombre con el que se conoce un campo que está lindando con Las Ripas, en dirección al término municipal de Angüés. En él predomina el cultivo del cereal. Sentif, barranco de la. Barranco que, procedente del término municipal de Blecua, vierte sus aguas al río Rija. Sotos, Los. Campos muy próximos al pueblo situados a la izquierda de la carretera local de Bespén a Angüés y antes de llegar al desvío del camino que conduce a la ermita de la Virgen de la Sierra. Se destinan al cultivo del cereal. Torres, Las. Partida del monte situada en las proximidades del camino de las Torres o camino de Angüés a Pertusa, dedicada al cultivo del cereal. Valcamuñana. Parte del término municipal situada a la derecha de la carretera local de Bespén a Antillón, junto al río y en las proximidades de la fuente de la Sarteneta. En ella se cultiva el cereal. Valcarbón. Partida del monte en las proximidades del camino de Bespén a Ponzano, denominada así por el barranco que lleva el mismo nombre. Los campos de esta partida se destinan al cultivo del cereal. Vedado, El. En las proximidades del río Alcanadre, en él se cultiva el cereal. A esta parte del monte se accede por el camino de las Torres, que es el que conduce de Angüés a Pertusa. Vichigüela. Conjunto de fincas en las que se cultiva el cereal, situadas a la derecha del camino que lleva a la ermita de la Virgen de la Sierra. Viñas, barranco de las. Procedente del término municipal de Blecua, discurre por las proximidades del camino que conduce a dicha localidad y vierte sus aguas al barranco Rija o de la Hormiga.
125
Bibliografía
Arco y Garay, Ricardo del (1912), «El Colegio Imperial y Mayor de Santiago de Huesca», en Estudios varios, Huesca, pp. 65-98. Archivo Diocesano de Huesca, libros parroquiales y diversos legajos referentes a Bespén. Archivo Histórico Provincial de Huesca, libros de amillaramiento de rústica y urbana, protocolos notariales, etcétera. Ariño Rico, Luis (1980), Repertorio de nombres geográficos: Huesca, Zaragoza, Anúbar. Asso, Ignacio Jordán de (1798), Historia de la economía política de Aragón, Zaragoza, Francisco Magallón. Aínsa y de Iriarte, Francisco Diego de (1619), Fundación, excelencias, grandezas y cosas memorables de la antiquísima ciudad de Huesca, Huesca, Pedro Cabarte (ed. facs., Huesca, Ayuntamiento, 1987). Biarge, Aurelio (1980), «La desamortización de bienes eclesiásticos en la provincia de Huesca (1837-1851)», en Estado actual de los estudios sobre Aragón: actas de las segundas jornadas (Huesca, del 19 al 21 de diciembre de 1979), vol. i, Zaragoza, ICE, pp. 545-546. Blecua y Paúl, Pedro (1987), Descripción topográfica de la ciudad de Huesca y todo su partido en el reino de Aragón, Zaragoza, Guara. Castán, Adolfo (2000), Lugares mágicos del Alto Aragón, Huesca, Publicaciones y Ediciones del Altoaragón. Casanova, Julián (1985), Anarquismo y revolución en la sociedad rural aragonesa, 1936-1938, Madrid, Siglo xxi. —, et alii (1992), El pasado oculto. Fascismo y violencia en Aragón (19361939), Madrid, Siglo xxi.
129
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Conte Oliveros, Jesús (1980), Viaje por pueblos oscenses. Siglo xvi, Zaragoza, Librería General («Aragón», 44-45). — (1981), Personajes y escritores de Huesca y provincia, Zaragoza, Librería General. Durán Gudiol, Antonio (1965), Colección diplomática de la catedral de Huesca, 2 vols., Zaragoza, Escuela de Estudios Medievales. — (1985), Historia de los obispos de Huesca-Jaca de 1252 a 1328, Huesca, IEA («Colección de Estudios Altoaragoneses», 1). — (1987), El castillo abadía de Montearagón en los siglos xii y xiii, Zaragoza, IFC («Temas Aragoneses», 59). Esco Sampériz, Carlos (1987), El monasterio de Montearagón en el siglo xiii, Huesca, Ayuntamiento («Crónica», 2). Forcadell Álvarez, Carlos (1981), «La crisis agrícola y pecuaria de finales del siglo xix. La provincia de Huesca en la información escrita de 1887», Argensola, 92, pp. 279-301. Frías Corredor, Carmen, y Miriam Trisán Casals (1987), El caciquismo altoaragonés durante la Restauración, Huesca, IEA («Colección de Estudios Altoaragoneses», 20). Gabriel Ponce, Francisco de Asís (1981), Un cooperativista: el padre Avellanas, Huesca, Caja Rural Provincial. García Ciprés, Gregorio (1917), Anuario de la Diócesis Oscense, Huesca, Viuda de Leandro Pérez. —, et alii (1910-1915), Linajes de Aragón, 6 tomos, Huesca, Establecimiento Tipográfico de Leandro Pérez. García Carraffa, Alberto y Antonio (1924-1960), Enciclopedia heráldica y genealógica hispanoamericana, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo. Labaña, Juan Bautista (1895), Itinerario del reino de Aragón, Zaragoza, DPZ. Liz, Jesús (1985), Los puentes romanos en el Convento Jurídico Cesaraugustano, Zaragoza, IFC. Madoz, Pascual (1845-1850), Diccionario geográfico estadístico histórico de España y sus posesiones de ultramar, Madrid, s. n. (reed., Zaragoza, DGA, 1985). Magallón Botaya (1987), María de los Ángeles, La red viaria romana en Aragón, tesis doctoral, Zaragoza, DGA. Naval Mas, Antonio (1988), Arquitectura doméstica del Somontano en el Alto Aragón, Huesca, Caja Rural Provincial.
130
Bibliografía
— (1989), «Portadas altoaragonesas de la segunda mitad del siglo xvi», Actas del V Coloquio de Arte Aragonés (Alcañiz, del 24 al 26 de septiembre de 1987), Zaragoza, DGA. — y Joaquín (1980), Inventario artístico de Huesca y su provincia, Madrid, Ministerio de Cultura. Peñart y Peñart, Damián (1992), La diócesis de Huesca y la guerra de 1936, Huesca, Obispado. Pérez Sarrión, Guillermo (1999), Aragón en el Setecientos, Lérida, Milenio. Rey Lanaspa, Javier (1987), «La población prehistórica del interfluvio Flumen-Alcanadre», Bolskan, 4, pp. 68 y ss. Río Martínez, Bizén d’o (1996), Linajes del Alto Aragón, Huesca, Publicaciones y Ediciones del Altoaragón. Sabio Alcutén, Alberto (1997), Los montes públicos en Huesca, 18591930. Huesca, IEA («Colección de Estudios Altoaragoneses», 43). Salomón Chéliz, María Pilar (1999), El pasado oculto: fascismo y violencia en Aragón, 1936-1939, Zaragoza, Mira. Torralba Coronas, Pedro (1980), De Ayerbe a la «Roja y Negra». 127.a Brigada Mixta de la 28.a División, Barcelona, ed. del autor. Ubieto Arteta, Agustín (1966), Documentos de Casbas, Valencia, Anúbar. — (1972), Toponimia aragonesa medieval, Valencia, Anúbar. Ubieto Arteta, Antonio (1983), Historia de Aragón. Divisiones administrativas, Zaragoza, Anúbar. — (1984), Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados, t. i, Zaragoza, Anúbar. — (1987), Los esponsales de la reina Petronila y la creación de la Corona de Aragón, Zaragoza, DGA. Utrilla Utrilla, Juan Francisco (1983), «Un libro de cuentas del infante aragonés Martín, conservado en el Archivo de la Corona de Aragón», en Aragón en la Edad Media. Estudios de Economía y Sociedad, v, pp. 167-206. VV AA (1999), Gran atlas histórico de Aragón, Zaragoza, Aneto. Zurita, Jerónimo (1967-1972), Anales de la Corona de Aragón, Valencia, Anúbar.
131
Anexo
Cánticos religiosos Gozos de los santos mártires Abdón y Senén Entrada Pues que sois nuestros patrones y gozáis del sumo bien, gloriosos Abdón y Senén, oíd nuestras oraciones. Ricos en Persia nacisteis; siendo de tan nobles reyes, de Dios las sagradas leyes exactamente cumplisteis; pero no os desvanecisteis con tan plausibles blasones. Los cristianos que gemían entre penas inhumanas vuestras lenguas soberanas confortaban y asistían, dando a los que allí morían sepulcros y adoraciones. Vuestra caridad gigante supo Decio, emperador, y dispuso con rigor
135
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
que os prendiesen al instante, y al veros, muy arrogante, os puso en fuertes prisiones. Con máximas muy perversas Decio os mandó encarcelar, y a Roma os hizo llevar con otros cautivos persas; ganasteis almas diversas con vuestras predicaciones. Entró muy vanaglorioso en Roma Decio triunfante, pero vuestra fe constante llevó el triunfo más glorioso, no pudiendo el alevoso doblar vuestros corazones. La estatua del sol quisieron que los santos adorasen, y por que no se jactasen, Senén y Abdón le escupieron; agrios azotes les dieron con fiereza los sayones. Traigan, dijo, aquí tenazas, potros y garfios aprisa; los santos hicieron risa de todas sus amenazas, no temiendo las mordazas, las catastas ni escorpiones. Hízoles despedazar el prefecto Valeriano, para que el Juez Soberano los pudiese coronar; será eterno su reinar libre de contradicciones.
136
Anexo
Tres días sin enterrar estuvieron de continuo, mas el diácono Quirino los procuró sepultar y en su casa venerar con muchas genuflexiones. De vuestros cuerpos celestiales, por soberano poder, de sagrado rosicler salieron sacros raudales, que son ricos minerales de inefables perfecciones. Vuestras reliquias sagradas vinieron a esta tierra: toda plaga se destierra en donde son veneradas; las cosechas son cobradas por vuestras intercesiones. Ya que en el reino celeste vuestro trono será eterno, preservadnos del infierno, de piedras, rayos y peste, para que jamás moleste su ponzoña a esta región. Los de Bespén con celo imploran vuestra piedad; en cualquier necesidad socorredlos con desvelo porque consigan el cielo pues os tienen por patrones. Tornada Gloriosos Abdón y Senén, oíd nuestras oraciones.
137
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
Salve cantada en la iglesia durante las celebraciones litúrgicas
Salve,Virgen pura, salve, Virgen Madre, salve, Virgen bella, Reina Virgen, salve. Vuestro amparo buscan, benigno y suave, hoy los desterrados en aqueste valle. Pescadores somos de quien eres Madre; ea, pues, Señora, no nos desampares. Si por nuestras culpas penas a millares merecemos todos, tu favor nos salve. ¡Oh, clemente, oh pía! Tu favor alcance al pecador triste que a tu puerta llame. Haz que tu rosario, a quien lo rezare, ahora y en la hora de la muerte ampare. Todos te ofrecemos, aunque el león rabie, con afecto pío, Virgen el rezarte.
138
Anexo
Tus hermosos ojos llenos de piedades a nosotros vuelve, Soberana Madre. Tu rosario es la cadena grande con la que se ata al dragón infame. Tus quince misterios son quince rosales; todos son alivio para los mortales. Ahora suplicamos, Soberana Madre, que en las aflicciones no nos desampares. Salve, Virgen pura, salve Virgen Madre, salve Virgen bella, Reina Virgen, Salve. Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal, líbranos Señor de todo mal.
Novena de la Virgen de la Sierra 1.a Pues que fuiste preservada quedando cándida flor. Tornada Dadnos pureza y amor, Virgen de la Sierra Sagrada
139
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
2.a Sierra sois muy deliciosa, ciudad de Dios escogida, Madre de la propia vida y amparo que nos socorre. Haced humildes favores si el ser humilde os agrada. Tornada Dadnos… 3.a Fuente sois, espejo y torre donde Dios tiene su seno, pues se os da por laudo velo cedro, lirio, palma y rosa, de José sois vara hermosa de virtudes adornada. Tornada Dadnos… 4.a Sois escogida heredad en donde se sembró el grano y por el linaje humano descendió vuestra humildad; por vos, Madre de piedad la dicha fue restaurada. Tornada Dadnos… 5.a Como el fruto era precioso aplacose el Padre Eterno viendo que grano tan tierno iba a la parva gustoso, quedando el hombre dichoso y la culpa reparada. Tornada Dadnos…
140
Anexo
6.a No de misterio carece el invocaros, la Sierra, pues si el Moncayo encierra la dicha que en vos merece aquí propicia se ofrece vuestra piedad duplicada. Tornada Dadnos… 7.a Los de Bespén, Virgen pura, por cuantos cultos os dan muchos frutos lograrán con vuestra gran protección; no cese pues la oración que excita al alma inflamada. Tornada Dadnos…
Novena a las Almas del Purgatorio 1.a Oíd, mortales piadosos, y ayudadnos a alcanzar. Tornada Que Dios las saque de penas y las lleve a descansar 2.a Oh, vosotros, caminantes, suspended, oíd, parad. Bastará solo el oírnos a mover vuestra piedad; hoy pide nuestra aflicción que os dignéis cooperar. Tornada Que Dios…
141
Bespén: recuerdos del pasado y una mirada al presente
3.a No hay dolor, tormento y pena, martirio, cruz ni aflicción que aún llegue a ser pintura de nuestra menor pasión. Solo aliviar vuestros males de vuestro amor esperar. Tornada Que Dios… 4.a Aquí estoy en purgatorio de fuego en cama tendido, siendo mi mayor tormento la ausencia de un Dios querido; padezco por merecer por mi vasto alcanzar. Tornada Que Dios… 5.a Ay de mí, ay, Dios severo. Ay, llama voraz activa. Ay, bien merecido fuego. Ay, conciencia siempre viva. Ay, justicia que no cesas. Ay, cuándo se ha de acabar. Tornada Que Dios… 6.a Padres, hermanos y amigos, dónde está la caridad; favorecéis a un extraño y para mí no hay piedad. Ea, venga una limosna siquiera, solo para rogar. Tornada Que Dios…
142
Índice Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 Situación y características geográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 Territorio y comunicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 El agua y su aprovechamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Historia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Orígenes y Edad Media . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Épocas moderna y contemporánea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Economía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Agricultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Ganadería . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Servicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
39 41 53 58
Calles, casas e iglesias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69 La casa: características arquitectónicas y materiales de construcción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
145
Piedras armeras de infanzones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 Edificios religiosos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Fiestas patronales, romerías y cofradías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 Fútbol: el deporte de Bespén . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115 Los nombres de su entorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 Anexo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
146
Otros títulos de la colección 1. M.a José Gayán Laviña y Lourdes Languiz Salcedo, El cuero en el Altoaragón (1987). 2. M.a Carmen Mairal Claver, Juegos tradicionales infantiles en el Altoaragón (1987). 3. Ángel Vergara Miravete, La música tradicional en el Altoaragón (1987). 4. Manuel Benito Moliner y Francisco Domper Gil, Azara (1988). 5. M.a Pilar Benítez Marco, Contribución al estudio de La Morisma de Aínsa (1988). 6. Vicente Bielza de Ory y Gilbert Dalla-Rosa, Las relaciones socioeconómicas transpirenaicas (1989). 7. Rafel Vidaller Tricas, Dizionario sobre espezies animals y bexetals en o bocabulario altoaragonés (1989). 8. Herminio Lafoz Rabaza, Cuentos altoaragoneses de tradición oral (1990). 9. Carlos Ascaso Arán, Estudio sobre el cultivo y comercio de la almendra en la comarca de la Hoya de Huesca (1990). 10. Agustín Faro Forteza, Tradició oral a Santisteba (La Llitera) (1990). 11. Hèctor Moret i Coso, Pere Pach i Vistuer: articles ribagorçans i altres escrits (1991). 12. José M.a Satué Sanromán, El vocabulario de Sobrepuerto (Léxico comentado de una comarca despoblada del Altoaragón) (1992). 13. José Damián Dieste Arbués, Refranes ganaderos altoaragoneses (1994). 14. Luciano Puyuelo Puente, Castillazuelo: tal como éramos (1994). 15. Inmaculada de la Calle Ysern y Ángel M. Morán Viscasillas, Cara y cruz en Nocito (El ayer y el hoy de una comunidad en la sierra de Guara) (1994). 16. Joaquín Salleras y Ramón Espinosa, La ermita de San Salvador de Torrente de Cinca (1995). 17. VV AA, Del esparto a la PAC. Primeras Jornadas Agrarias (Lalueza, noviembrediciembre 1993) (1995). 18. Pedro Lafuente Pardina, Al calor de la cadiera (Relatos y vivencias del Altoaragón) (1996). 19. José Antonio Llanas Almudébar, La pequeña historia de Huesca. Glosas, I (1996). 20. José M.a Satué Sanromán, Semblanzas de Escartín (1997). 21. José M.a Ferrer Salillas y M.a Ángeles Abió Zamora, Angüés. Historia, vida y costumbres de una villa del Somontano oscense (1998). 22. Francisco Castillón Cortada, Santa María de Valdeflores y San Miguel, las dos parroquias de Benabarre (1998). 23. Ester Sabaté Quinquillá (coord.), Albelda, la vida de la villa (1999).
24. Jeanine Fribourg, Fiestas y literatura oral en Aragón (El dance de Sariñena y sus relaciones con los de Sena, Lanaja y Leciñena) (2000). 25. Chabier Tomás Arias, El aragonés del Biello Sobrarbe (1999). 26. Ramon Vives i Gorgues, Costumari de Castellonroi (Ànima d’un poble) (2001). 27. Mariano Constante, Crónicas de un maestro oscense de antes de la guerra (2001). 28. M.a Celia Fontana Calvo, La iglesia de San Pedro el Viejo y su entorno. Historia de las actuaciones y propuestas del siglo xix en el marco de la restauración monumental (2003). 29. Ignacio Almudévar Zamora, Retablo del Alto Aragón en el último tercio del siglo xx (artículos, charlas y conferencias) (2005). 30. M.a Dolores Barrios Martínez y Pilar Alcalde Arántegui (eds.), Antonio Durán Gudiol y la prensa escrita (artículos) (2005). 31. Ramón Lasaosa Susín (ed.), Enrique Capella. Folclore y tradición (2006). 32. Ángel Huguet Canalís, Plurilingüismo y escuela en Aragón: un estudio sobre las actitudes ante las lenguas aragonesas (aragonés, castellano y catalán) y las lenguas extranjeras (2006).