Judíos La huella judía en el Alto Aragón es uno de los legados históricos más desconocidos. Sin embargo, el urbanismo y algunas construcciones de las antiguas juderías han pervivido a la expulsión de sus antiguos vecinos y al inevitable paso del tiempo. Pasear por esas calles es siempre un ejercicio de reconciliación con el pasado, el suyo y el nuestro.
en el Alto Aragón I PASEOS POR LA HISTORIA I
Judíos en el Alto Aragón
Judíos en el Alto Aragón Coordinación: equipo de redacción de Prames Textos: Miguel Ángel Motis Dolader Fotografías: Archivo Prames: Fernando Alvira: 22; Julio Foster: 10, 35; Javier Melero: 7, 9, 11 (izda.), 12, 13, 25, 26, 27, 29 (ab.), 30, 31, 32, 33, 34, 36-37, 38, 40, 41, 42, 43, 44, 45 (ab.), 46; Javier Romeo: 6, 11 (dcha.), 14, 16, 17, 24, 28, 29 (ar.), 45 (ar.) Antonio García Omedes: 18, 23 Chema Martín: 19, 20, 21 Diseño, maquetación y tratamiento de imágenes: equipo gráfico de Prames Edita: Prames • Camino de los Molinos, 32 • 50015 Zaragoza www.prames.com ISBN: 978-84-8321-454-1 DL: Z 1364-2015 Imprime: INO Reproducciones
Foto portada Porche de la calle Doctor Barraquer, parte del barrio judío o judería de Fraga
2
ÍNDICE
Prólogo 5 Introducción 6 Rutas 9 El Alto Aragón. Los judíos y los orígenes del reino 10 Jaca 10 Ayerbe 14 Huesca 18 Oriente aragonés hebraico 24 Barbastro 24 Monzón 30 Tamarite de Litera 38 Fraga 42 Datos de interés 47 3
I PRÓLOGO I
La historia tiene la capacidad de seducir al viajero y de darle las claves para interpretar el presente. Por ello, la historia es siempre una excusa apasionante para recorrer cualquier territorio y el oscense con más interés si cabe, pues los vestigios del paso de gentes desde la prehistoria nos han legado un rico y abultado patrimonio histórico-artístico y también inmaterial. Para la Diputación Provincial de Huesca resulta fundamental facilitar ese conocimiento, no solo a los foráneos, sino a los propios oscenses, aportando las herramientas para que esa información llegue a un amplio abanico de personas. En este sentido, hay huellas del pasado que son muy evidentes, pero hay otras que no lo son tanto. Somos conscientes de ello cuando salimos al encuentro de las comunidades judías que durante la Edad Media se integraron en las principales ciudades altoaragonesas y en otras muchas localidades. Las huellas son débiles y necesitamos ayuda para poderlas interpretar. Este libro Judíos en el Alto Aragón, de la colección Paseos por la historia, cumple a la perfección el propósito de desvelar lo que conocemos de esos vecinos medievales y de pasear por sus mismas calles, incluso, de reconocer alguno de sus edificios, todo ello de la mano del máximo especialista en el estudio de los judíos en Aragón, el profesor Miguel Ángel Motis Dolader. Esperamos que esto permita mirar con ojos nuevos algunos de estos escenarios de la historia y de valorarlos como se merecen. Miguel Gracia Ferrer Presidente de la Diputación de Huesca
5
I INTRODUCCIÓN I
Calle de San Vicente de Fraga 6
I INTRODUCCIÓN I
Introducción Jaca, primera capital del reino, alberga la judería más antigua del Aragón cristiano, siendo beneficiada por el fuero otorgado por Sancho Ramírez en 1077, permitiendo integrar un sector dinámico de artesanos y comerciantes, procedente de allende los Pirineos, en un entorno agropecuario y militar. Por su parte, la comunidad de Huesca, asentada extramuros de la ciudad y en el sector occidental, de la que perduran escasos vestigios materiales, ocupará el tercer lugar en el concierto de las aljamas aragonesas. La ruta hebraica del Oriente aragonés surca las comarcas del Somontano de Barbastro y el Cinca Medio y Bajo, así como la de La Litera, cuyo cordón umbilical discurre fundamentalmente en torno el cauce del río Cinca. Las juderías que en ella se enclavan son muy diversas en cuanto a su configuración, si bien destacan por su singularidad y significado las de Barbastro –con pequeños asentamientos de señorío en Naval y Estadilla–, Monzón, Tamarite de Litera y Fraga. Restos de pinturas del siglo XII procedentes de Susín, conocidas como ‹los Llorones›. Museo Diocesano de Jaca
7
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
I EL ALTO ARAGÓN I LOS JUDÍOS Y LOS ORÍGENES DEL REINO a Canfranc
a Pamplona
Puente la Reina
Jaca
a Panticosa
Sabiñánigo
Murillo de Gállego Arguis
Ayerbe
Huesca
a Barbastro
a Zaragoza
I ORIENTE ARAGONÉS HEBRAICO I a Huesca
a Puente de Montañana
Barbastro
Tamarite de Litera
Monzón Binéfar
Alfarrás
Albalate de Cinca
Lérida a Zaragoza
Fraga a Mequinenza
8
RUTAS
Pintura románica del siglo XII procedente de Bagües. Museo Diocesano de Jaca
El Alto Aragón. Los judíos y los orígenes del reino Oriente aragonés hebraico
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
El Alto Aragón.
Los judíos y los orígenes del reino
Capitel románico con la representación del rey David. Catedral de Jaca
Jaca La presencia judía –plasmada en documentos de compraventa de mediados del siglo XI– recibe un fuerte impulso tras la concesión de fuero por Sancho Ramírez (1077), reconociéndoles una relativa equiparación jurídica con los cristianos –con pequeñas excepciones, como la utilización de los molinos reales–, al englobarse en la categoría de pobladores. Urbanísticamente, se diferencian dos barrios, la Judería Alta y la Baja –donde estaban los baños–, articulados en cinco shekkunatim o distritos, en torno a una arteria vial, fruto de la agregación de una o dos manzanas. El primero, en el sector noreste, confronta con el muro de la ciudad, la carrera de San Salvador –que conduce a San Ginés– y el portal de la Carrera Mayor (14 casas); el segundo se extendía desde el portal de la Judería –que arranca de la Carrera Mayor– a través de una vía que conduce a la plaza de la Laguna y a la Churundiella (10 casas); el tercero, en el sector noroccidental, colindante con el muro de la ciudad (5 casas); el cuarto, delimitado por la carrera del Hebreísmo (calle Las Cambras) y el muro de la ciudad, en la porción sudoeste (8 casas); el último, en la proximidad de las casas de Montearagón, con entrada en la carrera del Hebreísmo, en la cuadrícula próxima a la Churundiella (8 casas). 10
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
La sinagoga mayor –a la que se accedía por un patio y que contaba con tres puertas– se erige cerca de la calle Ferrenal –a mediados del siglo XVII se conoce como barrio del Estudio– en la confluencia con la calle Las Cambras, encontrándose flanqueada por varios callizos sin salida. Fue donada al concejo en 1494 para la ampliación del Estudio de Artes y Doctrina.
Muro de Jaca en el entorno de la puerta de San Ginés
Detalle de las calle de Las Cambras
CATEDRAL DE S. PEDRO
Ce rva
nte s
a Francia
po ray ga
S. N
he
n co tí Zo
EL CARMEN
AYUNTAMIENTO Pza. Lacadena
Ma
TORRE DEL RELOJ
ALBERGUE DE PEREGRINOS
Antiguo portal del Estudio
ro)
S. GINÉS
e fe
bre
bo
el
la ( diel rrun
a de
Tierr
Bies
Portal de San Ginés
cas
Chu
Avda. Oro el
Lo
Áng
7d
nal
Estudios
SANTIAGO Las Cambras
Ferre
Cast e
Coso
lás
yor
llar
Ramiro I
a Sabiñánigo
ico
ia
oM
ng
mi
Do
l ira
Estación de Autobuses
cetan
R a.
d Av
Ob is
l
Ga
lido
ie im eg
de
Bel
nto
Ec
l
Ba
icia
Plaza Biscos
Pza. Ripa
e la Ja a. d Avd
E.
is cél
Pza. Cortes de Aragón
19
Judería
11
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Desde el siglo XI Su vinculación con el castrum es una constante desde su fundación, pues el barrio se asienta cerca del barrio de San Ginés –en el espacio comprendido entre la puerta de San Ginés y la calle de San Nicolás–, en torno a las calles del Ángel y del Lobo, así como una red de callizos ahora ocluidos por construcciones modernas. El año 1375 un incendio fortuito, declarado en el barrio cristiano y que afectó a Calle Churundiella casi dos centenares de casas, se propagó con gran rapidez por la judería, obligando a una reconstrucción parcial. En la Baja Edad Media, en que adquiere su configuración clásica, su caserío ocupa la calle 17 de febrero de 1893, una porción de Ferrenal y Las Cambras, que recibía hasta el año 1697 el nombre de Judería y que en la actualidad es el segmento que conserva alguna huella medieval, aunque difuso. Estrecha y sinuosa en su primer tramo, se ensancha en forma de embudo en su confluencia con la calle del Pilar, llamada Churundiella hasta el siglo de la Ilustración, expresión aplicada por las fuentes de Confluencia entre las calles del Ángel y Lobo la época a una parte del barrio. Apenas quedan trazas de su morfología desde el siglo XVIII, cuando se levantó el convento de Santo Domingo. No obstante, es conveniente aclarar que el Cuartel del Estudio, en esta época, era una zona verde con abundantes huertos y sin edificaciones. 12
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
A partir del siglo XIII su población experimenta un auténtico despegue. Dicha progresión se constata en la prorrata fi scal de 1377, donde se citan 115 contribuyentes, lo que se traduciría en torno a 425 individuos. Sin embargo, se aprecia un paulatino declive en el recuento o adveracion de fuegos realizado en 1471, donde se deduce que, de las 270 casas censadas, 74 se inscriben en la judería, do nos semos habitacion, es decir, sobre unas 325 personas. No en vano, los adelantados declaran en 1480 que la comunidad se halla derruyda, despoblada et venida en grandissima miseria et po breza, por la conjunción de las acciones militares francesas y navarras, las epidemias y la presión fiscal: porguerras, fan bres, mortaleras et exacciones reales. La sociedad se agrupa en tres segmentos: la mano mayor, la mediana y la menor (mayores, comunes y menores). Si analizamos los datos fiscales del siglo XIV, un 9% de las familias –integrantes de una oligarquía mercantil que detenta el poder político– controla el 70% de la riqueza, mientras que un 70% de sus habitantes se conforma con el 13%. Mayoritariamente, la población se compone de artesanos –sastres (28%), zapateros (32%), curtidores (15%) y tejedores (22%)– y pequeños comerciantes. En la Baja Edad Media se funda la almosna o limosneria, a la par que se crean las cofradías educativas (Talmud Torah) y funerarias (Cabarim).
Los antiguos portales de la judería El espacio residencial se halla delimitado –a consecuencia de la bula de Benedicto XIII (1415) y de las presiones de Vicente Ferrer, que obliga a adoptar ordinaciones muyt rigorosas de naturaleza segregativa (cierre de tiendas, prohibición de frecuentar casas cristianas, restricción mercantil, obligación de portar rota, asistencia a catequesis, etc.)–, presentando seis portales o trenques que lo comunicaban con el exterior. De todos ellos, el más importante y de mejor labra es el portal de la Judería, que comunicaba con la calle Mayor. Una vez que la judería deja de existir, el municipio los derriba, porque alguno de ellos causaba problemas a los cortejos fúnebres por su estrechez.
Calle de Las Cambras
Entrega de las Tablas de la Ley a Moisés. Museo Diocesano
13
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Ayerbe Apenas se conoce nada de esta comunidad, pues las fuentes aluden muy esporádicamente a ella. De hecho, la primera evidencia documental data del año 1360, con motivo del acto de compraventa de la villa, sus aldeas y la honor de Marcuello efectuada por el infante Fernando, hijo de Alfonso IV, en que se mencionan expresamente a los vasallos de las tres confesiones: “hominibus et mulieribus christianis, judeis et sarracenis”.
Portada de la casona de la calle Rafael Gasset
14
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Aunque no fragua un espacio específico para la población hebrea, no lo es por falta de efectivos, pues residen entre 20 y 25 familias a mediados del Trescientos. Posiblemente se debe a que su tardía implantación les obligó a compartir espacios con los cristianos, careciendo de un barrio delimitado, lo que no quita para que dispusieran de las instituciones necesarias para su funcionamiento, incluyendo una sinagoga. De este modo, en una asamblea convocada en 1475 con motivo de la emisión de un título de deuda pública de 2.000 sueldos, cuando la comunidad está sujeta a la jurisdicción de don Felipe de Urriés, el nuncio señala que se reúnen los jodios vecinos de la aliama, dentro de la sinagoga de la dita villa, do et segunt que otras vegadas yes costumbrada plegar. Cuentan con una estructura política estable, a cuya cabeza se encuentran dos adelantados, disponiendo, asimismo, de un corredor y un sofer o escribano. Empero, son muy significativas las menciones al cementerio, enclavado por imperativo rabínico extramuros. Diez años después de la expulsión, la señora de Ayerbe, doña Beatriz Ponz, alude en un acto de procuración al término de San Miguel cerca del fossal de los iodios, cuyo cerro toma su nombre de la ermita que lo corona. Asimismo, en el último tercio del siglo XVI –cuando se había dividido en parcelas o tiras para su explotación agrícola– se señala como emplazamiento el camino de Vardanés –aldea situada al suroeste, en dirección al río Gállego–, que arrancaba de La Portaza, donde confl uían los caminos de Huesca y Zaragoza, y que bordeaba la ladera sur del cerro de San Miguel.
Pza. Alta CASTILLO PALACIO DE LOS URRÍES Pza. Mayor
Acceso principal
a Ejea
a Huesca
Rafael Gasset
S. Miguel
Luis Espada
IGLESIA PARROQUIAL
ERMITA DE S. MIGUEL
La Portaza Judería
15
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Abajo
Fachada del palacio de los Urriés Abajo izquierda
Escudo de los Urriés Abajo derecha
Casona en la calle Rafael Gasset, vial de la antigua judería
16
En este punto es justo recordar que Ayerbe se considera un ejemplo clásico de ciudad burguesa –no así su núcleo originario, nacido a comienzos del siglo XI, que era un enclave musulmán nacido al abrigo de un castro, asentado en la ladera oriental de un cerro fortificado, cuyo eje central descendía desde el castillo por la actual calle de San Benito– a la que en 1123 Alfonso I concedió el fuero de Jaca, texto muy beneficioso, como hemos visto en tantas ocasiones, para una posible implantación judía.
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
El Burgo Nuevo se edificó en los terrenos que flanqueaban el camino de Ejea en dirección a Francia, en el sector donde convergía el procedente de Huesca. De este modo, se conformó una villa mercantil de nueva planta, en un lugar privilegiado por el intenso tráfico de bienes y personas, a cierta distancia del castrum, mediante una estricta parcelación de solares estrechos y profundos, alineados medianera con medianera –con orientación oeste-este– a los lados del camino de Ejea, que tomará el nombre de calle del Barrio Medio. Casi con seguridad, en una ampliación posterior, se trazaron las paralelas de San Miguel y Nueva, al oeste y este, respectivamente. Es todo un síntoma que la calle Nueva, hoy de Rafael Gasset, Centro de Interpretación de Ramón y Cajal en la calle Rafael Gasset desemboque precisamente en La Portaza, levantada en el siglo XII y que perduró hasta fines del siglo XV, momento en que se ocluyó. Es posible barajar la hipótesis de que la judería, aunque no delimitada morfológicamente como un espacio segregado, tuviera como eje la calle susodicha –donde se levantan, por cierto, los palacios de los Luna y los Castillo de Ayerbe Torrer–, lo que permitía que el cortejo fúnebre se dirigiera a enterrar a sus difuntos sin tener que atravesar los barrios cristianos, cerrándose dicho acceso al exterior una vez que dejó de cumplir esta funcionalidad. 17
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Huesca La aljama de Huesca, junto con la de Zaragoza y Calatayud, constituyó una de las más importantes de Aragón. Aunque ya existía una comunidad pujante en la época musulmana, las noticias procedentes de las crónicas árabes son casi inexistentes, no así tras la conquista realizada por Pedro I en 1096, en que la información comienza a ser abundante. De hecho, en 1106 tuvo lugar en la catedral la conversión de Mosé Sefardí, que tomará el nombre de Pedro Alfonso, autor de la célebre Disciplina clericalis y de los Diálogos del cristiano Pedro con el judío Moisés, cuyo impacto fue muy notorio, ya que intervino como padrino Alfonso I el Batallador. Durante un tiempo se pensó que el bautismo de Mosé Sefardí estaba estaba inmortalizada en uno de los capiteles del claustro de San Pedro el Viejo, si bien ahora se interpreta que el catecúmeno desnudo en una piscina, que recibe la imposición de manos de un obispo, es el emperador Constantino, bautizado por san Silvestre.
Capitel románico de San Pedro el Viejo con la representación del bautizo del emperador Constantino, anteriormente interpretado como Mosé Sefardí
La judería se sitúa extramuros, en el extremo occidental de la ciudad, tal y como indican sendos diplomas de Pedro I y Alfonso I. Su perímetro se extendía entre la puerta de Ramián, en la muralla de piedra que rodea la urbe –en la actual plaza de Lizana– y las cercanías de la desaparecida iglesia de San Ciprián. 18
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Calle Amistad
El barrio estaba delimitado por un muro de tapial, descrito a mediados del siglo XIII. Entre los accesos principales se encontraba la puerta Mayor de la Judería –en la confluencia de la calle de San Jorge y el Coso Alto–, la puerta de San Ciprián o de las Fuentes –próxima al hotel Pedro I, casi en el cruce de la calle San Jorge con la avenida del Parque– y la de Salceras –prolongación de la calle de la Amistad–, amén de la que a veces se llama del Romano, en la intersección con la calle de Loreto. S.
Ped r
o IV
Cip riá a sn ro de s
I dro Pe
Hospital
Sinagoga Mayor
Lor
eto
o
Alt
e org
o
Pza. de Las Berzas
.J
Portal de San Ciprián
S
Cos
Baños
Pza. de Cervantes
Puerta Mayor de la Judería ana iz P. L
Me
lle
Ca
as
hin
uc
p Ca
Alto
r
cto
Re
o Cos
n
d ista Am
Puerta del Romano
e
rqu Pa
. da ial Av o Gr nt Sa
Sinagoga Menor
S.
ge
Jor
Parque Municipal Miguel Servet
rera
arde
ín C
nt Vale
t
l Serve
Migue
Judería 19
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
En síntesis, abarcaba las calles de San Jorge –surcada por una red capilar de callejones y callizos sin salida y pasadizos cubiertos, utilizados como viviendas–, en el tramo que arranca en la avenida del Parque y concluye en el Coso Alto, Loreto, plaza de Mesnaderos y Amistad. Al trazarse en un terreno llano que no padecía el constreñimiento de los barrios circundantes, no presenta una red viaria de calles estrechas y zigzagueantes típicas de los espacios judeoislámicos. Tras la disolución de la aljama pasó a denominarse Barrionuevo, como es común en otras juderías. Su confi guración permanecía Calle Loreto casi intacta hasta la reforma urbanística de las últimas décadas del pasado siglo, de modo que apenas quedan trazas en su caserío. La calle principal era la Carrera Mayor, también llamada de la Argentería (actual calle de San Jorge) –donde se asentaban las tiendas y talleres de sederos, plateros, mercaderes y albarderos, entre otros–, presentando dos tramos separados por la plaza de la Judería o de la Bercería, donde se incardinaba la alcaicería, en el cruce de las calles de Loreto y San Jorge. Todas las bocacalles tenían trenques o adarves, que se cerraban en determinadas festividades, especialmente en Semana Santa, para impedir los alborotos ocasionados por los feligreses que iban a orar a San Ciprián. Detalle de la calle San Jorge, 25-27
20
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Calle San Jorge, 25-27
Al procederse al reparto proporcional de las albacaras de la muralla en 1359, cuando la amenaza de una invasión castellana parecía inminente, correspondió a la aljama el pago de un total de 17 torreones, atendiendo a las 180 personas francas y pecheras censadas. El lienzo defensivo que se les adjudicó discurría desde la puerta de Remián a la puerta de San Miguel. Diez años más tarde, al inventariar las viviendas de la ciudad, se desglosan los siguientes resultados: cristianos (434), judíos (108) y moros (69). La comunidad hebrea contaría, así, con unos efectivos cercanos a los 425-480 habitantes, en otras palabras, y sin incluir el estamento eclesiástico, en torno al 17%. Estas cifras se mantienen estables a comienzos del siglo XV, cuando se computan 118 unidades fiscales, que elevarían levemente la población a un segmento de 470-525 judíos; mientras, la ciudad declara a los perceptores del fogaje acordado en Cortes un total de 630 casas. Por su parte, en 1492, con motivo del destierro, los adelantados fletan una nao que les conduciría desde el puerto de Tarragona hasta Nápoles, con una capacidad de 500-600 plazas, cuando la judería está integrada por 135 viviendas. Es posible que la sinagoga Menor se ubicara en los casas número 25 y 27 de calle San Jorge, frente al hotel Pedro I –cerca de la puerta e iglesia de San Ciprián–, una de cuyas casas, de hiladas de ladrillo, conserva un arco apuntado, en la actualidad cegado, que podría constituir uno de los escasos vestigios medievales que subsisten. Últimamente se baraja su posible utilización conjunta por parte del Ayuntamiento y de la Universidad –entidad ésta última que adquirió el primero de los inmuebles para destinarlo como espacio anejo a la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación– con el fin de dinamizar socioculturalmente el barrio. 21
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Las tres sinagogas de Huesca En el siglo XV hubo tres sinagogas –una más que en la centuria anterior– que recibían los nombres de Mayor, Mediana y Pequeña. La Mayor, donde tenían lugar los cónclaves de la aljama –cuyas penurias obligaron en 1375 a empeñar el Séfer Torah–, se situaba en la calle San Jorge, en los aledaños del Coso Alto, frente a la muralla de la ciudad, en el solar que ocupa el colegio de Santa Ana, antigua casa de los Climent, siendo transferida por el monarca a la familia Sangüesa tras la expulsión, perdiéndosele la pista poco tiempo después, quizás por el uso privado al que se destinó.
Tímpano con el relieve de la Resurrección de Lázaro, del antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Esperanza. Siglo XV
22
La agrupación de enterradores Destaquemos a este propósito la existencia de la agrupación mixta de los cavafuesas, cuyos estatutos fueron aprobados por el rey en 1323. Sus siete brigadas, en turno rotatorio, tenían como fin cavar las fuessas de muertos de jodios que fi ncaran en la ciudat d’Osca –sólo estaban exentos los mayores de sesenta años y los cargos públicos en ejercicio–, disponiendo de instrumental para bañar a los muertos y un depósito de cadáveres.
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Arriba
Sacerdotes judíos ante Pilatos en un capitel del claustro de San Pedro el Viejo, obra del Maestro de Agüero
Según las obras de remodelación realizadas en el bienio 14821483, el edificio, de reducidas dimensiones, presentaba planta rectangular y contaba con dos puertas, una en el lado de poniente y otra al norte, ingresándose a través de un atrio oazara. Asimismo disponía de una tribuna sobreelevada, en la segunda planta, destinada a matroneo. Se desconoce la localización de la sinagoga Mediana. El hospital (1279) abría sus puertas cerca de la plaza de las Berzas. Existían diversas cofradías asistenciales como la de Rodfé Zédec (“los que van en pos de la beneficencia”) y la de Biqqur Holim (“visitar enfermos”), aunque la primera institución de este género se rastrea en 1164, bajo la denominación de helemosina de iudeis, siendo una de las más antiguas de Aragón. Contaba también con unos baños públicos, en las inmediaciones del hotel Pedro I. El cementerio es citado en una compraventa celebrada el año 1156. Aunque existían menciones difusas en el Cartulario de Montearagón, los protocolos notariales lo sitúan en la parte posterior del cerro de San Jorge, junto al camino de Loreto, en los aledaños del Pueyo de Sancho. En el año previo al destierro, el concejo solicitará al monarca que les permita utilizar las piedras del dito fosal, pues serian necessarias para los muros de la ciudat. 23
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Oriente aragonés hebraico
Detalle del retablo mayor de la catedral de Nuestra Señora de la Asunción
Barbastro La ciudad albergó población judía durante el período islámico. Aunque no es citada en la capitulación del año 1100 ni en el fuero de Pedro I, en la bula de cruzada Dispar nimirum, predicada por Alejandro II, que conducirá a la primera conquista de la plaza en 1064, se advierte del respeto que los combatientes habían de mostrar hacia esta minoría. 24
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Bajo dominio cristiano, la primera mención documental se verifica a mediados del siglo XII, a propósito de la donación de una pardina junto a la puerta de los Baños que Ramón Berenguer IV realiza en 1144 a un tal Zecrí. Con posterioridad, Pedro II reconocerá en 1208 a sus habitantes el derecho a adquirir heredades judías, incorporándose desde 1257 a la nómina de aljamas que tributan con regularidad a la Corona. La judería o judaria se ubica en el interior de la Zuda o fortaleza de origen musulmán Calle San Miguel levantada a comienzos del siglo X, en el distrito de Entremuro, donde se aglutina el caserío más antiguo de la ciudad, en nuestros días muy degradado. Los problemas de comunicación con el exterior condujeron a que Jaime I permitiera en 1271 la apertura de un portal en el paño noroccidental de la muralla, cerca del camino de Huesca, con suficiente envergadura para que los animales de carga entraran con facilidad en el recinto fortificado por la carrera de las Paúles –no muy lejos de allí se extendía el cementerio–, con la contrapartida de conservar a sus expensas dichos muros. Río Ver o
nza era Esp
S. Mig
uel
AYUNTAMIENTO
ornos
La Seo
S. J. C a
ou
lasan z
Los H
Casteln
Avda. de Navarra Pza. de Aragón
CATEDRAL
oso
lC Paseo de
Avda. del Ejército Español
a Huesca
Judería
25
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
La sinagoga fue levantada en 1287, ocasionando que Alfonso III investigara si los maestros de obras se habían extralimitado respecto a las medidas que presentaba la precedente. Una vez que la comunidad se disuelve, Benedicto XIII acuerda en 1415 su consagración al culto cristiano bajo la advocación de San Salvador, habilitando también una parcela contigua para uso cimiterial. Ello concuerda plenamente con el testamento otorgado en 1451 por Juan Díez, mercader, casado con Francisca Santángel, donde establece que se efectúe su inhumación en el ciminterio de Sant Salvador de la Çuda. Esta ermita, que se levantaba en la parte más elevada del barrio, cerca de la Barbacana, era administrada por una cofradía de conversos que exigía a sus feligreses – confraria do solo los confessos son confreyres– que efectuaran los rezos de diez en diez, celebrando la misa solo los sábados.
Arriba y centro Calle San Miguel Abajo Calle Esperanza, confluencia con las
calles San Miguel y Castelnou
26
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Los acontecimientos producidos durante el siglo XIV son especialmente perniciosos para la aljama, ya que conmovieron sus cimientos políticos y socioeconómicos, abocándole, a la postre, a su liquidación institucional. En 1320, con la llegada de los pastorelli, la defensa de las autoridades impidió una oleada de violencia Detalle de puerta de una casa de la calle San Miguel similar a la vivida en Montclús (Monclús). Además, a la mortandad desatada por la Peste Negra (1348) se sumó el saqueo de las huestes de Bertrand du Guesclin, cuyos daños se pretenden paliar destinando durante un quinquenio (1366-70) la mitad de los impuestos de las caballerías para su reconstrucción. En 1368 Pedro IV impide que los comisarios encargados de la reparación de los muros de la ciudad se apropien de las piedras de la sinagoga, que había sido incendiada por las compañías francesas, pues los judíos habían manifestado la firme voluntad de reconstruirla. Tampoco es ajena a las alteraciones de 1391 protagonizadas por malfeytores e criminosos; aunque la judería no llega a ser cercada, como sucede en Tamarite, su actividad económica se paraliza. El compromiso de proteger a los judíos es renovado por el Justicia y el concejo en 1398, tres años después de que la urbe fuese asediada por el conde de Foix, que bombardeó intensamente sus arrabales, obligando a sus moradores a replegarse en los barrios situados en la parte alta, es decir, en el castrum donde se enclavaba la judería. Con posterioridad, un clima de razonable estabilidad permitirá que los padres del poeta Abraham ben Hayyim Rimoch se establezcan en la ciudad, huyendo de Barcelona.
Los pastorelli Cuando en 1320 los Pastorelli, movimiento mesiánico procedente del Midi francés, asediaban Montclús (Monclús), cundió el pánico entre los judíos, por temor a correr la misma suerte que sus correligionarios. Los testigos presenciales declararán que se habían encerrado en el castiello o en la Zuda, porque avia miedo de los pasturels. Su incardinación intramuros delimita perfectamente su fisonomía respecto a la morería y la cristiandad. Los documentos coetáneos aluden al barrio de Castelnou, donde a mediados del siglo XII todavía se documentan algunos viñedos. Se extendía por las calles San Miguel, Encomienda, La Peña, Esperanza, Entremuro y la Candelaria. Junto a las estancias dedicadas a la vida profesional y familiar se intercalan establos y corrales. A lo largo de su historia, una parte considerable de sus inmuebles fueron propiedad del rey –a fines del siglo XIII percibe rentas sobre veinticinco viviendas y locales comerciales–, la nobleza, el municipio o la iglesia. 27
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
A comienzos del siglo XIV están domiciliadas 45 familias (unas 180-200 personas), experimentando un ascenso considerable en los primeros estadios del siglo siguiente. Así, conjugando el censo de 1404, en que las tres comunidades confesionales de la ciudad contabilizan, excluidos los eclesiásticos, 367 hogares (1.475-1.650 habitantes), junto a 8 viviendas de infanzones y 12 casas de mudéjares, y teniendo en cuenta que los protocolos notariales registran algo más de un centenar de judíos adultos, su peso porcentual resultaría, grosso modo, así: cristianos (75%), mudéjares (3,5%) y judíos (21,5%), con las correcciones a la baja que provoca la no inclusión del estamento mencionado.
Detalle del retablo mayor de la catedral de Barbastro, con la escena de la Presentación de Jesús en el templo
¿El hallazgo de la sinagoga? Llama la atención a este respecto un edificio muy singular situado en la confluencia de las calles La Peña, Esperanza y Mirador, donde hay una pequeña manzana de casas que describen un triángulo. Al proceder al derribo de una de ellas, apareció un arco apuntado de piedra de yeso de notables dimensiones, a modo de arco fajón, cuya secuencia se mantendría en las casas colindantes, formando primitivamente una sola nave. Según alguno de sus propietarios, la tradición refrenda que hubo una ermita, posiblemente la de San Salvador. Caso de ser cierto, estaríamos hablando de los arcos que sustentarían la techumbre de la antigua sinagoga. Por desgracia, se encuentra en ruinas, con el riesgo de que este patrimonio se pierda irreversiblemente, con la agravante de que se trataría de uno de los escasos restos medievales que han pervivido de su otrora pujante judería. 28
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Carnicerías Dentro de la sociedad cristaliza un nutrido cuerpo de comerciantes, con una mentalidad En el marco de las muy sensible a la circulación de capitales – infraestructuras alimentarias, traperos o pañeros y corredores de ganado–, cuenta con carnicerías propias, que expendían sus productos a consolidándose como clase dirigente, cohesionada mediante estrategias matrimoniales todos los vecinos, lo que provocó y alianzas horizontales a través de la constitución tensiones con el Concejo, que intentó impedirlo desde fines de compañías. Entre las profesiones liberales del siglo XIII apelando al rey, destacan los físicos –Lop Comparat era al poner en riesgo los intereses médico real–, mientras que el artesanado se de los matarifes cristianos y decanta hacia la industria textil –tejedores disminuir las tasas percibidas por (6%), bajadores (2%) y sastres (12%)– y de la la corporación. piel –pellejeros (8%) y zapateros (28%)–; la importancia de éstos últimos se traduce en la fundación de una cofradía que sigue fielmente los estatutos aprobados en Huesca en 1312. La desaparición definitiva de la colectividad judía se vincula al rumbo adverso que toman los debates en el Adoctrinamiento de Tortosa, entre febrero y junio de 1414. Según recogen los registros de las sesiones, en abril se habían convertido más de un millar de personas Porches de la plaza del Mercado procedentes de Lérida, Tamarite, Fraga, Daroca, así como “una gran parte” de Barbastro. La última actuación oficial de los adelantados se refiere al mes de noviembre, en plena descomposición institucional. Una vez que sus moradores adoptan el bautismo, el hábitat se encuadra en el cuartón de San Miguel. Los más solventes se trasladan al barrio del Mercado o a la Carrera Mayor, corazón económico de la burguesía mercantil. Entre los apellidos más difundidos figuran el de los Santángel –linaje que, pese a alcanzar 36 unidades fiscales a mediados del siglo XV, se reducirá a la mitad tras una intensa persecución inquisitorial–, seguido a distancia de los Ram, Detalle de la calle San Miguel Lunel y Bardaxí. La tímida política liberalizadora impulsada por el concejo en torno a 1479, al objeto de facilitar el retorno de los artesanos judíos y la apertura limitada de tiendas y botigas, estaba condenada de antemano al fracaso, ya que contaba con el rechazo frontal de los conversos. 29
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Monzón La floreciente comunidad judía, cuyos orígenes se anclan en la segunda mitad del siglo XII, incluía en su ámbito de influencia desde 1289 otras poblaciones menores como Albalate de Cinca, Pomar, Estadilla, Alcolea y Granella (La Granadella). La comunidad fue vasalla primero de los Templarios –con cuya instauración en 1143, derivada del testamento de Alfonso I, debe vincularse el impulso motriz que alumbró la futura aljama– y más tarde de los Hospitalarios.
Calle de la Cuesta
La concepción del barrio deriva directamente del urbanismo musulmán, ya que las decisiones de las diferentes instituciones públicas tras la conquista cristiana, esenciales en la transformación de la villa, no dejaron su huella en el parcelario o la red viaria de la judería, que mantiene su identidad. Los judíos, poco numerosos todavía, fueron considerados población autóctona, y no hubieron de abandonar el sector urbano que ocupaban de antiguo. Desde un punto de vista topográfico, la estructura urbana se escalona en cinco niveles, a tenor de las curvas de nivel: la Costera, o senda que rodea el montículo del castillo; calle Sisallo, Cubierta y Trinidad; calle de Arriba y Santo Domingo; calle Mayor y las murallas. La judería –al igual que la morería– se encarama en la tercera cota, en torno a la calle de Arriba –denominación que adopta cuando se efectúa la división parroquial emprendida por el deán de la catedral de Lérida en 1589– tal y como dejan patente los planos diseñados a comienzos del siglo XVIII. 30
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Este eje principal, que atraviesa el barrio en el sentido de los paralelos –con una anchura de siete codos, para que pudieran atravesarla simultáneamente, y en sentidos opuestos, dos animales cargados con fardos–, se aboca en sus respectivos extremos hacia las entradas naturales del comercio a la localidad. En cierto modo, la calle Mayor es a las parroquias cristianas lo que la calle de Arriba –carrera mayor de la judaria– es para la vezindad de los jodios, es decir, sendas arterias rectoras y ordenadoras del espacio. En esta página Fachadas de la calle de Arriba
nuza Juan de La
Cortes de Aragón
Sinagoga Mayor Mayor
ba Arri Acceso principal
Hu e
rto
Pza. S. Juan
S. JUAN
s
STA. MARÍA Rom eral Acceso principal
Cub ierta
Río Sosa
a Lérida
CASTILLO
Judería
31
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Las casas En las casas predomina como elemento constructivo el barro sin cocer (tapial y adobe) o cocido (ladrillos y tejas). La madera se destina para el entramado de los muros y en los elementos estructurales. Ocasionalmente se emplea la piedra sin tallar en mampostería, ligada con argamasa. El interior se revoca de barro, que sirve de aislante y lo preserva de la humedad. El suelo de la planta baja suele ser de tierra prensada. La mayoría consta de una o dos alturas. Para salvar el desnivel con la calle Mayor se trazan calles transversales, cuya pronunciada pendiente hace necesario unos tramos de subida o un escalonamiento, como el calliço de las escaleretas. Ello explica que los judeoconversos,en sus frecuentes visitas al barrio, empleen la expresión “puyar” o subir. En la actualidad subsisten con esta morfología las calles de la Cárcel, la Cuesta y Berenguer de Peralta, que posiblemente se cerrarían con sus respectivos trenques o puertas. Detalle de portada de una casa de la calle de Arriba
32
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Una de las líneas divisorias se traza en el barrio de San Juan en las calles Cantarero y Huertos, que actúan como linde oriental del barrio; disponía de una entrada en el tramo donde muere la calle de Arriba –equivalente al de la embocadura que vierte hacia la plaza de Santa María– y otra en la calle del Obispo, cuya puerta fue ocluida por una vivienda moderna –que conserva la servidumbre de paso– frente a la casa de Cultura. En efecto, ya en el asalto sufrido en torno a 1260 se habla de que gran partida dels (vecinos) vengren a la juderia de nuit, ab destrals (hachas pequeñas) et ab armas, et volgren entrar per duas partz de la juderia.
Confluencia de la calle Sisallo con la calle de los Huertos
El barrio, que adopta en las fuentes medievales el término culto de hebreísmo, posee una red viaria serpenteante, adaptada a las estribaciones del castillo, con una disposición de solares profundos con fachadas de cuatro metros de ancho, condicionadas por la envergadura de las vigas, insertados en el sentido de los meridianos. Cuenta, asimismo, con plazoletas, resultado del ensanchamiento de la calle o de la encrucijada de varios viales que reúnen en torno a sí elementos capitales del urbanismo como, por ejemplo, la sinagoga. Para salvar el desnivel con la calle Mayor se trazan calles transversales, cuya pronunciada pendiente hace necesario unos tramos de subida o un escalonamiento, como el calliço de las escaleretas. Ello explica que los judeoconversos,en sus frecuentes visitas al barrio, empleen la expresión “puyar” o subir. En la actualidad subsisten con esta morfología las calles de la Cárcel, la Cuesta y Berenguer de Peralta, que posiblemente se cerrarían con sus respectivos trenques o puertas. 33
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Calle Sisallo
En un responsa de Selomó ben Abraham ben Adret, expedido en torno a 1278-82, se encomienda a sus autoridades que saneen el déficit financiero de la comunidad, y que parte de los activos obtenidos los inviertan en la construcción –quizás meras obras de consolidación o reparación– de la sinagoga. Abundando en ello, Alfonso III exige en 1286 depurar las responsabilidades en que hubieran incurrido sus dirigentes por el derrumbe parcial de los muros por las obras de recrecimiento. Cuando se celebra la Disputacion feyta por los judios devant nuestro senyor papa Benedito, la aljama, que cuenta con una yeshiva con una línea doctrinal muy próxima a Maimónides, que alentó los estudios talmúdicos y que frenó el desconocimiento de la lengua hebrea, envió a las sesiones de Tortosa a don Jucé ha-Leví y a rabí Yom Tob Qarqosa. El incremento poblacional experimentado entre 1397 (87 fuegos) y 1451 (147 fuegos), es decir, más del 70% –en ese mismo período los mudéjares pasan de 10 a 12 fuegos, mientras que los cristianos crecen un 16%–, no responde tanto a un crecimiento vegetativo cuanto a una fuerte inmigración de las aljamas de su entorno (Barbastro, Alcañiz, Tamarite, Fraga, etc.). En su punto culminante estaban avecindadas en torno a 600-650 personas. Una población elevada permitía, a priori, acoger un número considerable de sinagogas y oratorios de índole privado o corporativo. Sin embargo, sólo se habla de una sinagoga, vocata almidras –de donde se colige su función docente–, en la que se llevaban a cabo las reuniones plenarias de la asamblea y donde se suelen allegar en conceio. La documentación apenas aporta información sobre su estructura y fisonomía, salvo que se encontraba cerca –casi lindante– de la parroquia de Santa María y, siendo visible desde la calle, tenía su ingreso a través de un atrio lateral o un patio que se abría a una plazoleta de pequeñas dimensiones (platea de la sinoga). Cuenta con un matroneo o galería destinada a las mujeres, al que los documentos se refieren como sinoga de las mulleres. 34
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
El fosalet El cementerio o fosalet, enclavado en el camino del Saso, a espaldas del castillo, hubo de ser ampliado a causa de la mortandad causada por la Peste Negra. Sólo dos años después, en 1350, el Gran Maestre de la Orden, fray Juan Fernández de Heredia, exige restituir las lápidas profanadas, desparramadas al pie del castillo. Por desgracia, su solar se utilizó durante años como escombrera con motivo de las obras de consolidación de dicha fortaleza. No nos ha llegado ningún testimonio material, salvo el calco realizado por el erudito M. Steinscheneider, referente a la tumba de Yom Tov Rimok.
La antigua judería se extendía bajo el castillo
35
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
En 1414 los jurados y el clérigo Juan Salvador Comuel, noviter ad fidem ipsam conversi, nieto de su fundador, Gentó Rimoch, solicitan al Papa su venia para consagrarla como iglesia bajo la advocación de San Salvador. Argumentan, entre otros motivos, que sus feligreses habían abrazado el cristianismo, de modo que no cumplía la función para la que fue concebida: in cuius circuitu etiam pro maiori parte christiani, noviter ad fi dem ipsam conversi habitant. En diciembre de ese mismo año será dotada con un beneficio eclesiástico de 25 libras anuales, cuyos recursos se obtendrían del patrimonio de las cofradías de Cabarim y Talmud-Torah. No obstante, es más que factible que negociaciones ulteriores con los dirigentes de la aljama impidieran culminar el proceso. Téngase en cuenta que, frente a lo sucedido en Barbastro, en que la comunidad realmente se extinguió, aquí su población se incrementó notabilísimamente al acoger numerosos inmigrantes judíos. En cualquier caso, es un hecho contrastado que la sinagoga –midras ebraice nuncupata– y sus cofradías seguirán operativas hasta fines del siglo XV.
Vista de Monzón desde el castillo
36
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Partiendo de estas premisas, y dado que se trata de un edificio de cierta envergadura y capacidad –mediada la centuria se censan 125 varones adultos, en una comunidad encabezada por tres adelantados y seis consejeros–, ya que su ubicación permitía su percepción desde el exterior, el pintor fl amenco de la Corte de Felipe II, Anton van den Wyngaerde, en la vista realizada de la población en 1563 la habría plasmado, dada su minuciosidad. Si la observamos con detenimiento, en las edificaciones de la margen derecha de la calle de Arriba –la margen izquierda impide practicar ventanas con vistas al cielo, por el obstáculo que supone la gran peana sobre la que se asienta el castillo– sobresale por sus dimensiones una construcción orientada en el sentido de los paralelos, con seis contrafuertes o pilastras de ladrillo adosadas en sus costados longitudinales –sólo se aprecia el lado septentrional y el testero occidental– con cubierta a doble vertiente. Es perceptible desde la plaza Mayor, pero sin ostentación, y se sitúa en la cota más elevada de la judería, coincidiendo con un tramo de la calle donde se aprecia un palpable ensanchamiento, y por donde discurre la acequia de Sosiles Alto, vulgo Cicotela, que le dispensaría el caudal de agua que precisaba y que atendía el consumo de boca.
37
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Tamarite de Litera Los orígenes de la comunidad judía –dependiente desde 1268 de la aljama de Lérida durante cierto tiempo– se remontan a mediados del siglo XIII. Su desenvolvimiento discurre por los cauces de la normalidad hasta 1391, en que con motivo de las persecuciones desatadas en la Corona de Castilla y en parte de Aragón, sufrieron el asalto de alborotadores que se cobraron la vida de alguno de sus moradores.
Calle Bon Veí
38
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Asimismo, con motivo de la Disputa de Tortosa (1412-13) y de las predicaciones de micer Vicente Ferrer, en que triunfan las medidas segregativas –hasta entonces en su carnicería los conversos adquirían carne degollada por judíos–, los vecinos que persistieran en la observancia de la religión mosaica debían trasladarse a un barrio periférico. Dicha delimitación y mudanza fue supervisada en 1414 por el Justicia y los jurados, acompañados de un jurisperito y los porcioneros de la iglesia local, asignándoles un espacio in loco exteriori ipsius ville, al tiempo que les concedían licencia para levantar o acondicionar una nueva sinagoga o casa donde se dizia oracion de los judios. Ante la destrucción de sus archivos, son del máximo interés las noticias referentes a este episodio procedentes del Archivo de la Corona de Aragón. Se trataría de una de las edificaciones más tardías de este tipo (hacia 1415), pudiendo reformarse a tal efecto una edificación preexistente sin necesidad de que fuera de nueva planta. Según se deduce de las declaraciones efectuadas ante los inquisidores por miembros de las familias Benet y Albelda, sabemos que en torno a 1465 se había vendido la tribuna y la cadira del rabí de la antigua sinagoga a sus correligionarios de Estadilla. Entre tanto, y paralelamente, la primera sinagoga se transformará en capilla bajo la advocación de san Benito abad, adornándola con tres altares y dotándola de un hospital para menesterosos, amén de un terreno anexo destinado a espacio de inhumación, a cuyo fin el neocristiano Luis Benet, promotor de la iniciativa, destina parte de su fortuna.
Parque del Castillo CASTILLO
Pza. Vieja u
Bon Veí
t ene S. B s ejo
Esp
STA. MARÍA LA MAYOR Pza. Mayor
Ba
jad
ad
el
aI
gle
sia
Pza. de Alma Literana
O. Mi ran da
ros
alle
Cab
taz Hor del eo Pas
a
Sos
Pza. S. Benet
Los
Pal a
Correos
Palau
cía Sta. Lu
a Benabarre y Alcampell
S. N
icolá
s
Posible sinagoga
Pza. Mesón
Bajada de las
Pza. S. Antonio Alta
Monjas Judería
39
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Portalet del antiguo barrio judio
Las dos arterias esenciales la constituyen las actuales calles de San Benet y Bon Veí, en una de cuyas márgenes discurría la muralla de la villa, de modo que la judería se asentaba en el exterior, aunque dominada por el castillo. Se accedía al recinto a través del arco situado en la embocadura de este último vial; una vez traspasado se percibe un universo espacial muy distinto al que dejamos atrás. Se conservan las fachadas de algunas viviendas en uno de sus laterales, fabricadas con ladrillo y mampuesto, que constituyen un ejemplo de lo que pudo ser una vivienda judía.
El posible solar de la sinagoga Recientes estudios, apoyados en las fuentes escritas y en la arqueología, apuntan la posibilidad de que el edificio número 15 de la calle San Benet tenga relación con la construcción de la sinagoga. Dicho inmueble cuenta en su planta baja con una sala rectangular de 8,50 x 5,60 m articulada en dos naves paralelas de tres tramos, separadas por pilares, cubiertas con bóveda de arista. Con las reformas emprendidas en la Edad Moderna, se tabicaron las puertas de conexión con el número 17. Antigua sinagoga. Calle Benet
40
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Este último inmueble es un edificio estrecho que conserva en su parte posterior un aljibe de poca profundidad tallado en la roca y una boca de llenado en la zona superior. No sucede lo mismo con la vivienda contigua, la número 19, en avanzado estado de ruina, que responde al mismo planteamiento de adaptación a un parcelario rectangular, y que al igual que la anterior sufrió un recrecimiento en adobe. El aparejo del medianil con el número 21, con graves problemas estructurales, reviste un especial interés, habida cuenta de que está realizado mediante un sistema de encofrado de yeso, del que se aprecian las huellas de las tablonadas, similares a las edificaciones antiguas de la propia calle, con el valor añadido de que Calle San Benet no han sido modificadas, como ocurre con las fachadas que fueron recalzadas. Aunque la comunidad languideció después de estos avatares, no se llegó a extinguir, marchando al exilio a través del puerto de Tarragona en el destierro de 1492, y permaneciendo otros muchos como cristianos nuevos. Entre los numerosos linajes que tomaron las aguas del bautismo, y que pronto ocuparán cargos de relieve en el concejo, figuran los Abella, Bardají, Gracia, Lasala, Santa Fe, Paperra y Benet.
Confluencia de las calles San Benet y Bon Veí
41
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Fraga Tras la conquista de la plaza por las huestes del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV, en 1149, la primera noticia que poseemos sobre sus judíos se remonta al año 1264.
Abraham (el personaje con bonete), aparece representado en la portada de la parroquia de Fraga
Su ordenamiento interno deriva de un privilegio de 1328, concedido por Guillén II de Montcada –uno de los más completos que se conservan en Aragón–, mediante el cual se garantiza la integridad territorial del call, prohibiendo que se generara cualquier servidumbre derivada de la construcción de casas, puertas o postigos en sus muros medianeros, lindantes con su residencia, asegurando paralelamente que no se les infligiría daño alguno desde el castillo o el palacio: los judíos habrán de morar en este barrio, ya construyendo sus casas, ya comprándolas, o tomándolos en arrendamiento, quedando prohibida la entrada en la judería a quienes no sean judíos. Paralelamente, se les autoriza a erigir una sinagoga de mayores proporciones, “ubi alta voce dicere et ce lebrare horas vestras et mores sive ritos judaicos perfi cere sive etiam con sumare”, junto al camino Real que ascendía precisamente por la calle Barranco. 42
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Vista de Fraga desde la calle Castillo
Con motivo de la violencia desatada en 1391, en un contexto de una grave crisis socioeconómica, los judíos huyeron del call y se parapetaron en el castillo, temiendo por sus vidas. Su situación no mejoró, porque en 1398 sus treinta y seis familias se vieron obligadas a abandonar la aljama. Adviértase, en este contexto, que en la primera década del siglo XV la población contaba con 402 casas, incluyendo los infanzones, pero no así los eclesiásticos. La Controversia de Tortosa agravará la situación, ya que entre los meses de febrero y junio de 1414 toman el bautismo 120 familias de las aljamas de Calatayud, Daroca, Barbastro y la propia Fraga, prendiendo también entre los estratos ilustrados, como ya había sucedido en 1406, cuando adoptó esta misma decisión el rabino de la aljama, junto con su mujer y sus cinco hijos, por cuyo motivo le fue retirada la pensión que percibía, viéndose obligado a solicitar al arzobispo de Zaragoza licencia para pedir limosna.
a la N-II A-2
Afueras de Viladrich
Pintor
s Avda. de lo
ces
llad Co
án
S. Joa qu ín
S. Juli
PALACIO MONCADA
n
Barraquer
ragó
a
licos
Reyes Cató
Río Cinca
.A Avda
Viladrich
Las Cru
Col
lada
PARC CASTELL CASTILLO
S. PEDRO
Judería
43
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
El proceso culminará cuatro años más tarde, cuando Martín V consienta que el obispo de Lérida consagre la sinagoga –cuyo patrimonio había sido empeñado poco antes para hacer frente a las dificultades financieras– bajo la advocación de san Fabián y san Sebastián. La comunidad, que en tiempos pretéritos había sido “notable y populosa”, recibió un nuevo impulso del monarca en 1436 cuando convalida sus antiguos privilegios y les cede terrenos para edificar una nueva judería, sumándose a intentos precedentes de Alfonso V, consistentes en franquicias e incentivos fiscales a los colonos que se trasladaran a la población. Ignoramos el alcance de estas medidas, pero lo cierto es que esta modesta comunidad se detecta documentalmente años después (1451–57), perdurando hasta la expulsión.
Abraham (el personaje con bonete), aparece representado en la portada de la parroquia de Fraga
Porche de la calle Doctor Barraquer, parte del barrio judío o judería
Algunos privilegios Del mismo modo, tras otorgar libertad a la aljama para designar adelantados, les faculta para elegir seis hombres intachables, con atribuciones consultivas, que entiendan en lo referido a la política fiscal y las sanciones aplicables a los ilícitos penales. A lo largo de su existencia recibieron un fuerte influjo de las takkanôt de la aljama de Huesca, así como de los fueros locales y los Usos y Costumbres de Cataluña. Sus titulares disponían de licencia de residencia para un máximo de cien familias, si bien en la práctica alcanzaron un promedio de cuarenta. Subsidiariamente, en 1333 el monarca concede permiso para que se asienten seis familias, con las mismas exenciones que los judíos autóctonos, excepto en lo relativo a las sisas sobre los alimentos, atrayendo pobladores leridanos. 44
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
No en vano, Abraham Almarchicón, vecino de la villa pero residente en Zaragoza, contempla en el testamento que otorga en 1491 un legado para adquirir una Torah en favor de la sinagoga. Es más, Esperanza, mujer de maestre Ferrando, declarará ante el tribunal de la Inquisición que seyendo judia y viviendo en la villa de Tamarit de Litera, con el dicho su marido, se fueron al tiempo del destierro de los judios a Tarragona, y después se volvieron a la dicha villa de Tamarit, donde se babtizaron ella y el dicho su marido. El asentamiento judío estuvo vinculado con la zuda musulmana que domina el caserío, en cuyo interior, en los siglos de ocupación sarracena, se levantó el castillo de los walís, situado detrás del palacio Montcada, muy próximo a la mezquita principal, que constituyó la residencia de los sucesivos señores de la villa. La plaza del Hort del Hospital albergaría Palacio de Montcada, parte posterior a la plaza Hort en su subsuelo parte de sus cimientos, del Hospital mientras que las actuales calles de la Redorta Baja y de la Cárcel delimitarían, junto a la “subida al castillo” y la parte baja de la Collada –actual calle Doctor Barraquer–, sus muros defensivos. Así, los judíos ocupaban el barrio de la Collada –probable contaminación de la palabra call, acepción catalana del término judería, y que también significa en aragonés “el punto más alto”–, arteria vial que arranca de la antigua fortaleza. El recinto permaneció delimitado por un muro perimetral, al que se ingresaba a través de un portal, próximo al escarpe vertical sobre el río Cinca, situado en la calle del Barranco, o por la plaza del rey –por el camino real que puge al castillo e a la juería–, adyacente con el castillo de Montcada, pasado el Forn del Ratón.
Plaza Hort del Hospital 45
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
De este modo, las familias residentes se asentarían, formalmente a partir de 1309, desde la parte alta de la calle del Barranco hasta los distintos tramos de la Collada –Doctor Barraquer y Redorta Baja–, ocupando también los callejones colaterales de San Julián, Santa Irene, San Joaquín, Aitana, Escarpe, Santa Margarita y Alcarrás. Dado el fuerte desnivel, algunos viales presentan pendientes notables, siendo su trazado sinuoso, zigzagueante y estrecho. A partir de 1426 pudo experimentar una mayor dispersión, cuando el infante don Juan firmó un privilegio concediendo determinadas franquicias a los judíos que quisieran avecindarse ex novo, entre los cuales les permitía edificar ya en la parte antigua destinada a la judería, ya en cualquier otro sitio de la villa. La convivencia no fue duradera, puesto que cuatro décadas más tarde el concejo dispone que nengun cristia no gos llogar casa ni obrador a ningun jueu dins los limits prohibits a ells, mientras que los que de present habiten en la dita vila, fora los limits, agen buydat les cases e obradors e sen tornen dins ses limits.
46
Calle Aytona
Astruch Rimoch Entre sus miembros más insignes se encuentra el célebre médico y rapsoda Astruch Rimoch, que adoptó el nombre de Francesch de Sant Jordi, con el cual polemizó sarcásticamente el poeta hebreo Selomó Bonafed. Calle del Barranco
I JUDÍOS EN EL ALTO ARAGÓN I
Datos de interés
Oficinas de información
Museos y centros de interpretación
Barbastro
Barbastro Catedral y Museo Diocesano Barbastro-Monzón Plaza del Palacio, 1 · Tel.: 974 315 581 mlopez@museodiocesano.es Consultar horarios y tarifas http://museodiocesano.es Huesca Museo de Huesca Pza. Universidad, 1 · Tel.: 974 220 586 museohu@aragon.es Consultar horarios http://patrimonioculturaldearagon.es/ museos/museo-de-huesca Museo Diocesano Pza. Catedral, s/n · Tel.: 974 231 089 patrimonio@diocesisdehuesca.org Consultar horarios y tarifas www.museo.diocesisdehuesca.org Fraga Palacio Montcada C/ San José de Calasanz, 12 Tel.: 974 473 420 · cultura@fraga.org Consultar horarios · www.fraga.org Jaca Museo Diocesano Catedral (plaza de San Pedro, 1) Tel.: 974 356 378 / 974 362 185 museocatedral@diocesisdejaca.org Consultar horarios y tarifas www.diocesisdejaca.org Monzón Centro de Interpretación Domus Templi Tel.: 974 417 791 · turismo@monzon.es Consultar horarios · www.domustempli.com
Avda. de la Merced, 64 (Conjunto de San Julián y Santa Lucía) Tel.: 974 308 350 turismo@barbastro.org www.barbastro.org Fraga Plaza España, 1 Tel.: 974 47 00 50 turismo@fraga.org www.fraga.org Huesca Pza. López Allúe, s/n Tel.: 974 292 170 oficina@huescaturismo.com www.huescaturismo.com Jaca Plaza de San Pedro, 11-13 Tel.: 974 36 00 98 oficinaturismo@aytojaca.es www.jaca.es Monzón Plaza Mayor, 4 (porches del ayuntamiento) Tel.: 974 417 774 / 974 400 700 (ext. 504) turismo@monzon.es www.monzon.es Castillo de Monzón Tel.: 974 417 791 turismo@monzon.es www.monzon.es Oficina de turismo Cinca Medio C/ Blas Sorribas, 7 974 416 826 www.cincamedio.es 47