Sara Álvarez Sarrat. La casa Ena

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Sara Álvarez Sarrat Beca Ramón Acín 2016



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Memoria de una casa Miguel Corella

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La casa habitada: los Acín-Monrás en la calle de las Cortes Carlos Mas Arrondo

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Una casa como nosotros (y para siempre) Ricardo Forriols

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La casa Ena. Sara Álvarez

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La entrada

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El equipo

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El distribuidor

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El almacén

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La piel

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Palimpsestos

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Archivo Casa Ena. Patricia Gómez y M.ª Jesús González

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La herida

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La luz

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La grieta

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La casa Ena. Orencio Boix

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Biografías del equipo: La casa Ena

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Textos en inglés

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Obra en exposición



Memoria de una casa Miguel Corella Universidad Politécnica de Valencia

Una casa cualquiera Cualquier casa, todas y cada una, guarda la memoria de quienes en ella habitaron y la historia de lo que allí ocurrió. En ese sentido podemos decir que cualquiera es una casa de fantasmas, habitada por espectros del pasado que se resisten a desaparecer. Pero esta sensación se da especialmente cuando se trata de una casa vacía en la que los muebles y las pertenencias del último ocupante ya no se adueñan del espacio, que se convierte así en escenario vacío. En su pura desnudez las estancias animan al espectador a llenar este hueco con la imaginación reconstruyendo mentalmente los objetos, los sonidos y los cuerpos que la habitaron; recreando historias de vida que de alguna manera todavía se escuchan en esa caja de resonancia de cuatro paredes. Por otra parte, cada casa es un espacio de mediación entre el adentro y el afuera. Cualquier ventana o balcón abre la casa a la contemplación de lo que pasa en la calle y que siempre entra de una manera u otra, al tiempo que propaga al exterior lo que ocurre dentro. Pero también las puertas y ventanas delimitan el espacio de lo íntimo, de lo que ocurre entre cuatro paredes, al abrigo de la mirada extraña. Entre el interior y el exterior, la casa es el espacio de transición entre lo privado y lo público. Por mucho que se cierren las puertas, el sol entrará por alguna rendija y proyectará en las paredes las sombras inciertas de la realidad compartida. El espacio de lo familiar y hogareño se ve así alterado en cierta manera por inquietantes amenazas y la casa se convierte con ello en celosa guardiana de secretos. Cualquier casa es, por tanto, refugio de lo íntimo y cuarto oscuro donde se esconde algún misterio.

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Es por esto por lo que, como suele decirse, las paredes hablan, si bien su decir es ciertamente enigmático. A un tiempo callan y dicen, ocultan y revelan. Cualquier pared constituye un juego de veladuras, de manera que las capas de pintura que la cubren conservan el pasado velándolo y revelándolo. Toda casa nos predispone de este modo a una mirada de arqueólogo que rascando en los estratos es capaz de rescatar las huellas de lo que fue y nunca más será, de lo que ya no es pero que de alguna manera sigue siendo. Por ello ocurre ese extraño fenómeno de que las grietas y desconchados de las casas viejas constituyen una vía de acceso al pasado que se revela en ellas de forma siempre elusiva: solo vemos la huella de lo que fue, la marca de quienes allí estuvieron, y nunca podemos reconstruir perfectamente el pasado, que vuelve a nosotros como vuelven los recuerdos, siempre borrosos, siempre fragmentarios. En cada una de las capas de pintura se depositan, pues, estratos de tiempo y huellas del pasado. La exposición La casa Ena nace de esa mirada de arqueólogo en su intento de revivir el pasado y en su voluntad de dejar que las paredes hablen. Y es que, aunque la fachada del edificio fue rehabilitada, no todas las viviendas lo fueron. Así ocurre que aquella en la que habitaron Ramón Acín y Concha Monrás con sus hijas ha conservado hasta ahora los vestigios del pasado. En esta casa vacía abandonada al paso del tiempo perviven hoy las huellas de lo que fue casa de artista y alojó al pintor oscense; casa de familia en que crecieron las hijas del matrimonio; casa tomada por el odio y la ira, testigo mudo de la tenebrosa represión política franquista, y casa de juguetes, almacén en que dormían muñecas y coches de carreras a la espera de ser despertados por la mirada de los niños. Todas estas casas reviven en la exposición La casa Ena, en la que, a partir de técnicas muy diversas (del dibujo al vídeo, de la animación al grabado), se rescatan las marcas del pasado y los fragmentos de la memoria. En esta casa que

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ahora se expone cada espectador podrá reconstruir su propia historia personal y familiar, pero también la historia compartida de un país, de una casa común que fue una vez abierta y luminosa para ser después tomada al asalto y permanecer vacía y expectante durante décadas. Casa vacía Como decíamos, las casas abandonadas constituyen escenarios vacíos en los que, sin embargo, todavía resuenan las escenas de vida que alguna vez las ocuparon. Al pasear por las habitaciones desnudas sentimos el impulso de imaginar las tramas que allí se vivieron, los diálogos entre sus personajes, las historias de sus protagonistas. Lo mismo ocurre con las viejas fotografías, pues ellas también nos hablan de personas y cosas que ya no existen pero que de alguna manera habitan todavía dentro de la foto y dentro de la casa. Como explicó Walter Benjamin, las fotografías de las calles y las casas antiguas funcionan como escenarios vacíos de un crimen. Del mismo modo que el detective acude a la escena del crimen cuando el asesino ya escapó y por ello ha de reconstruir lo ocurrido a partir de las huellas o las pistas que todavía se conservan, así también el que contempla una foto o el que visita una casa vacía adopta la actitud del investigador. No puede evitar preguntarse por lo que ocurrió, aunque sabe que será imposible reconstruirlo por completo. Pero el detective y el arqueólogo comparten la misma atracción por el pasado, la misma curiosidad, el mismo amor fetichista que los empuja a preguntarse por el secreto del pasado que los restos guardan. ¿A qué se debe esta curiosidad por los vestigios del pasado? ¿Melancolía, nostalgia?, ¿apego fetichista a los objetos y los espacios? Sin duda algo de esto anima a quien vuelve su mirada hacia atrás, pero quien acuda a esta exposición será invitado a compartir con el fotógrafo, el detective y

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el arqueólogo la misma voluntad de encontrar razones que expliquen lo que ocurrió hace tiempo aunque todavía tiene que ver con lo que nos ocurre. Y ello porque para cualquiera que se acerca a los vestigios del pasado es esencial encontrar una explicación que permita comprender y que nos libre de aquello que más tememos: la sospecha de que la vida obedece al azar o al absurdo, e incluso a un destino inexorable e irracional. Recrear el pasado es el único modo de afirmar que la violencia no puede borrar por completo una vida y una obra, es nuestra forma de decir que el dolor no fue gratuito y que la injusticia no puede quedar indemne. Es, en definitiva, un acto de reparación que intenta suturar una herida sin borrar las cicatrices que han de quedar como memoria. Es así como al rescatar el pasado del olvido hacemos justicia a lo que fue y también a lo que pudo ser. Pero también, y por encima de todo, revivir el pasado responde a la intención de comprenderlo para liberar nuestro futuro de los caprichos de la locura y la ira. Solo de esta manera los fantasmas del pasado que todavía habitan nuestras casas vacías podrán marcharse. Casa de artista Como quizás en cada una de nuestras casas, en la casa Ena ocurrieron muchas cosas que se resisten a ser silenciadas y que reclaman su derecho a existir. Lo que ahora es una casa vacía fue una vez la casa del artista Ramón Acín. Junto con Gil Bel, Ángel Samblancat o Joaquín Maurín, Ramón Acín formó parte de un grupo de intelectuales aragoneses anarquistas que compaginaron las tareas de agitación periodística, política y sindical con la enseñanza y la producción artística o literaria. Las fotografías de aquel período que la familia y la Fundación Ramón y Katia Acín conservan dan testimonio de las expectativas que la sociedad española depositó en el arte y la educación artística en las décadas de los veinte y

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los treinta. Vemos en estas imágenes el estudio del artista repleto de objetos preciados, como un auténtico gabinete de curiosidades. Contemplamos las obras inacabadas del artista, las que desaparecieron y las que nunca llegaron a ser pero pudieron haber sido. Imaginamos el estudio como un espacio abierto a la experimentación, un espacio anarquista en el que no rige otra regla que la libertad creativa. Imaginamos también la casa del artista como un espacio educativo, abierto a los discípulos y colegas; un espacio que se expande para inundar la ciudad entera, ella también lugar dispuesto a la libertad y la participación creativas. Casa de familia La casa del artista fue también casa de la familia, como si el arte y la crianza fueran una misma cosa y nacieran de un mismo espacio de juego y experimentación, un lugar donde las reglas van surgiendo al tiempo que se juega, en la medida en que se va actuando. Las fotos de familia que se conservan nos permiten también llenar lo que ahora es un teatro vacío con personajes mudos y nos llevan a imaginar qué decían y cómo se relacionaban. Quizás la más conocida y enigmática de todas estas fotografías de familia sea aquella en que Ramón y Conchita posan sentados en un rincón ante una jaula de madera que encierra una pajarita de papel. Sin duda la rigidez de la pose, la teatralidad de la escena y la extraña presencia de la pajarica en su jaula dan a la imagen un aire surrealista o de pintura metafísica muy de la época, entre la broma burlona y la sobriedad existencialista. La disposición de los personajes y los objetos en la escena es de una simetría casi perfecta. Los cuadros que cuelgan de la pared, las sillas, los protagonistas y hasta los dos morteros sobre el mueble…, todo se organiza simétricamente en torno al vértice de la habitación, todo dispuesto a un lado y otro para que quede en primer plano la jaula de

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madera. Pero lo más impactante en esta fotografía es que, con los rostros de perfil, los brazos pegados al cuerpo y las piernas dobladas, también Ramón y Conchita son pajaritas enjauladas en la esquina de la habitación, pájaros que acaban de salir de su jaula y todavía no aciertan a desplegar sus alas. Esta imagen de pose, tristona y mortecina, contrasta con otras que retratan de manera mucho más espontánea la vida en familia. El gusto teatral y burlón reaparece en fotografías de las niñas disfrazadas pero ya sin la pose melancólica de aquella foto de pareja. Pero es en los dibujos de Ramón y de las niñas donde se despliega la imaginación y el espíritu libertario de la familia. La casa del artista y la casa de la familia se transforman entonces en una casa de muñecas. Casa de muñecas Los bocetos de Ramón Acín para amueblar las habitaciones de la casa y, especialmente, los que dibujó para el dormitorio de sus hijas, convierten de alguna manera la casa Ena en una casa de muñecas, como aquella que diseñó Acín en un dibujo a tinta titulado precisamente Caja de juguetes o muñecas y que conserva la Fundación Ramón y Katia Acín. Sabemos también que Ramón diseñó juegos educativos, pero es especialmente en los dibujos infantiles de Katia Acín donde las imágenes de juegos y muñecas aparecen con mayor espontaneidad. En uno de ellos (ca. 1933) una niña de largas coletas juega en una gran casa de muñecas. En otro, también probablemente de Katia (ca. 1928), una niña con cara de mono parece sorprendida de sí misma contemplando a sus pies los fragmentos dispersos de una muñeca desmembrada. Si consideramos en conjunto estos dibujos relacionados con el universo infantil, la casa de la familia se nos presenta con una marcada ambigüedad: de un lado, los dibujos transmiten el aire de una casa de juegos y de diversión despreocupada; de otro, y vistos

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Casa de muñecas, 1933. Dibujo infantil de Katia Acín.

desde la distancia, son premonición de la tragedia de una casa transfigurada en jaula y un cuerpo desmembrado. Es curioso que las muñecas dibujadas por Katia Acín anticipen de alguna manera el destino que la casa tomada por los golpistas en 1936 habría de tener. Después de haber diseñado habitaciones amplias y luminosas, sabemos que, con el golpe de Estado de los militares, el padre tuvo que construir un falso muro para esconderse en una celda oscura. Cumpliendo

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La casa Ena A Pilar Sarrat y Antonio Ă lvarez, mis padres, mecenas incombustibles de cada proyecto en el que me embarco. Gracias por ayudarme a abrir las puertas de la casa Ena. Sara Ă lvarez Sarrat


La entrada

En febrero de 2014 viajé a Huesca desde Valencia para ayudar a vaciar una casa en la que mi abuelo, José Sarrat, tuvo durante años el almacén de su tienda, la juguetería Las Vegas. La casa requería reparación, y para llevarla a cabo era necesario vaciarla de todos los enseres acumulados a lo largo de los años. El almacén, como lo conocemos en la familia, está en el Casco Viejo de Huesca, en el primer piso de la calle de las Cortes, número 3. Se trata de un edificio señorial identificado en los libros de arquitectura como la casa Ena. En el primer piso, a la derecha, precisamente en el almacén, nació y vivió Ramón Acín, y también de allí fue arrancado para ser fusilado. La casa Ena es todas las casas.

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El equipo

La casa Ena se ha planteado como un proyecto colaborativo, tanto por su dimensión como por la diversidad de especialidades que integra. Todos los miembros del equipo han trabajado con anterioridad en líneas de investigación cercanas a las trazadas aquí: memoria, registro, documental, archivo, autobiografía. El equipo Sara Álvarez Sarrat Orencio Boix – Patricia Gómez y M.ª Jesús González – Martí Guillem Colaboradores Fundación Ramón y Katia Acín Grupo I + D + I Animación: Arte e Industria, Universidad Politécnica de Valencia (Beatriz Herráiz y Miguel Vidal) Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón (Gemma Quintana y Guillermo Torres)

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El almacén

En 1973, precisamente el año en el que nací, mi abuelo compró este piso en la casa Ena para utilizarlo como almacén de juguetes de su tienda, Las Vegas. Las estanterías cubrían estancias completas, paredes e incluso ventanas. Recorrer este laberinto era viajar a otra dimensión. Los juguetes aguardaban durmientes su turno para ser elegidos, pero muchos quedaron allí encerrados. El tiempo atrapado en los juguetes. Eran tiempos de producción made in Spain, de cine en 8 milímetros para toda la familia, de muñecas de pelo cardado y modelos de ensueño, de indios y vaqueros, de pistolas y trabucos, de niños que viajaban a la luna y niñas que jugaban a mamás, de eslóganes que hoy suenan retro, de souvenirs en forma de figuritas.

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La piel

En 2014 vaciamos la casa. Tras aĂąos de acumulaciĂłn y encierro, recuperamos puertas y ventanas que habĂ­an sido utilizadas como estanterĂ­as, tiramos juguetes estropeados y objetos rotos, y vaciamos la casa de escombros. Las paredes desnudas dejaron al descubierto la nobleza de las estancias, con sus majestuosos muros invadidos por grietas, humedades y desconchados, huellas del paso del tiempo. El tiempo congelado en la piel.

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Palimpsestos

Huellas en la piel. La belleza de la imperfección y los materiales humildes.

El término wabi-sabi sugiere tales cualidades como la impermanencia, humildad, asimetría e imperfección. […] Es una belleza comedida que existe en lo modesto, rústico, imperfecto o incluso lo decaído, una sensibilidad estética que encuentra una belleza melancólica en la impermanencia de las cosas. Andrew Juniper. Wabi Sabi: el «arte de la impermanecia» japonés

Como pintor [Ramón Acín] conoció las vanguardias de su época pero las interpretó a su modo; además del lienzo utilizó materiales pobres como el cartón y la cartulina. […] Como escultor utilizó soportes baratos, preferentemente la hojalata, el papel, el cartón y la chapa de hierro; por eso recogía y buscaba todo lo que consideraba útil para sus piezas escultóricas. José M.ª Azpíroz, La voz del olvido

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Archivo Casa Ena Patricia Gómez y M.ª Jesús González

Una invisible línea de tiempo recorre las estancias de la casa Ena para desplegar su piel en un antes y un después de 1936. Ochocientas seis piezas conforman esta obra, que transita por las habitaciones de la casa arrancando su piel, registrando el estado de sus muros y construyendo un archivo físico y documental a escala real. Un testimonio arqueológico que trata de recuperar el rastro de las vidas que habitaron estas estancias y que permite conservar la memoria y la historia de la casa Ena. Patricia Gómez y M.ª Jesús González reconstruyen un mosaico rítmico de fragmentos regulares que, como ocurre con los palimpsestos arqueológicos, registra y fusiona las huellas generadas por las vivencias del pasado. El procedimiento de arranque mural, o strappo, es la técnica utilizada en su trabajo, y a partir de ella extraen este registro visual y físico para generar un archivo que preserve la memoria de aquellos lugares que han dejado de existir.

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La herida

En el verano de 1936 Ramón Acín permaneció escondido en la casa Ena durante varios días, hasta que un fatídico 6 de agosto fue arrancado con violencia de su hogar junto a Concha, su mujer, para ser fusilados. El tiempo atrapado en la herida.

La luz Ochenta años después recorro la casa a oscuras, escuchando los sonidos apagados que llegan de la calle, siguiendo los rastros de luz que se cuelan por los quicios de balcones y ventanas. La luz, metáfora de la verdad y el conocimiento, conecta interior y exterior, lo público y lo privado, y denuncia la represión frente a la libertad.

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La grieta

A travĂŠs de la piel, Ăłrgano de la sensibilidad, percibimos el placer y el dolor. Las grietas, seĂąales del paso del tiempo y heridas de la piel, nos revelan las cicatrices de la casa.

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La casa Ena Orencio Boix

Pasear por una casa puede ser como pasear por una exposición. Recorrerla como un turista con prisa o, en el otro extremo, participar de ella con cuidadoso esmero y máxima atención. Una casa, como una biografía, suele esconder invariablemente algo. Construida sobre omisiones, espacios ahogados o heridas que nunca acaban de cerrarse, es retocada constantemente para mostrar una cara, un perfil reconocible y aceptable. Las casas y las exposiciones proponen sus códigos al visitante. Una significativa placa colocada en 2004 en la fachada de la casa Ena interpela al paseante y le recuerda que allí estaba la vivienda de Concha Monrás y del artista anarcosindicalista Ramón Acín, y que de allí fueron sacados a la fuerza para ser fusilados en 1936, al inicio de la Guerra Civil. Si entras a la casa, la placa además funciona como los textos en vinilo que ofrecen ciertas pautas a la entrada de las exposiciones. La vivienda de Ramón Acín en la casa Ena es hoy un domicilio vacío, una ruina o, como diría María Zambrano, una inmensa tragedia sin autor. El pensamiento histórico, como las casas y las biografías, también esconde invariablemente algo. En su relato, al dedicar capítulos más extensos, levanta habitaciones privilegiadas e inevitablemente condena a otras en su distribución a zonas más oscuras, a episodios más breves. Estuve algunas veces en esta casa, años antes de que colgaran esa placa, y no puedo imaginar un único fantasma recorriéndola. Sara Álvarez me ha invitado a mirarla de nuevo y a hacerla ver de algún modo. A compartirla y reflexionar visiblemente mediante un tránsito entre el interior y el exterior, de lo privado hacia lo público, proyectando un rectángulo-plano que levanta una nueva estancia de luz, anexa y espectral. La pantalla como habitación.

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Biografías del equipo: La casa Ena

Sara Álvarez Sarrat (Huesca, 1973) Profesora titular de la Facultad Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia. Comenzó su experiencia profesional como modeladora y animadora de series infantiles para televisión en las productoras Tirannosaurus Producciones y Truca Films. Obtuvo el título de doctora en 2002 y desarrolló parte de su investigación durante un internship en el magazine online Animation World Network (Los Ángeles). La investigación teórica realizada a lo largo de su trayectoria la ha llevado a presentar ponencias en congresos internacionales como la conferencia internacional (S)movies: Contemporary Spanish Cinema (Nueva York, 2011), The Annual Conference of the Society for Animation Studies (Atenas, 2011) o Anima (Córdoba, Argentina, 2009). Ha publicado artículos en libros y revistas especializadas (Animation Studies Online Journal, Hispanic Research Journal, Con A de Animación). En 2011 colaboró con Intermedio y el Festival Internacional de Cine de Huesca en la publicación Raoul Servais: integral de cortometrajes. Un año después comisarió la exposición Surviving Life: collages de la película de Jan Svankmajer, en la sala Josep Renau de la UPV, en colaboración con la Filmoteca de Valencia y el Centro Checo de Madrid. Desde 2013 coordina Prime the Animation!, una muestra internacional de cortometrajes de animación realizados por estudiantes. En 2014 recibió la beca BEST para estancias de personal investigador doctor en centros de investigación radicados fuera de la Comunitat Valenciana de la Conselleria d’Educació, Cultura i Esport de la Generalitat Valenciana en colaboración con el Holland Animation Film Festival (Holanda). Su trabajo transita entre la animación, la pintura y el dibujo, y ha participado en exposiciones colectivas e individuales como Mujeres: arte y universidad, en Las Atarazanas (Valencia, 2013), Impresiones urbanas (Valencia – Buenos Aires, 2007), Ciudad invadida / Cidade invadida (España – Brasil, 2006) o Amuebladas, en el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí́ (Valencia, 2007). También ha colaborado en proyectos y cortometrajes de animación como Bienvenido al español / Espanjan Kerhot (Vantaa, Finlandia, 2013), El gato baila con su sombra (2012), dirigido por María Lorenzo, seleccionado en el programa Curts 20’ 12’’ del IVAC – Filmoteca de la Generalitat Valenciana y con itinerancia

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internacional (Zinebi – Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, ALCINE – Festival de Cine de Alcalá de Henares, 3D Wire – Mercado Internacional del Cortometraje, Brno International Short Fiction Film Festival, Cineseptiembre – Muestra Internacional de Cine Independiente), y Zapping Animation: homenaje a Émile Reynaud (2010), dirigido por Tania de León, Salvador Herrera y Carlos Narro (IVAC), con itinerancia internacional (Filmoteca de la Generalitat Valenciana, CinEScultura – Spanisches Film und Kulturfestival Regensburg, Alemania, y Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, México).

Orencio Boix (Huesca, 1981) Guionista, realizador y montador. Estudió cine en la Escuela Superior de Artes y Espectáculos – TAI (Madrid), en la especialidad de Guion. Ha trabajado para Valerio Lazarov, Boca a Boca y Estudios Picasso en la escritura de guiones de programas de televisión y un largometraje que ganó el concurso de guiones del programa de cine La gran ilusión (Telecinco). Se introdujo en el mundo del documental en Pyrene PV, la productora de Eugenio Monesma, donde trabajó durante tres años como guionista y realizador. Junto a Javier Aquilué, ha fundado el colectivo de gestión cultural En Vez de Nada. En el año 2011 dirigió la 39.ª edición del Festival Internacional de Cine de Huesca. En la actualidad compagina su labor como codirector artístico del festival Periferias con la actividad de su propia productora, Sancta Sanctorum. Además trabaja en ArtLab Huesca, un laboratorio para la investigación y el desarrollo de proyectos artísticos relacionados con las nuevas tecnologías multimedia. Patricia Gómez y M.ª Jesús González (Valencia, 1978) Licenciadas en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia (2002), donde continúan su formación con estudios de doctorado en la especialidad de Grabado y Estampación. Desde 2002 trabajan en equipo desarrollando proyectos que tratan de rescatar la memoria de lugares inmersos en procesos de desaparición o abandono. A través de la intervención en el interior de edificios deshabitados

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llevan a cabo un trabajo de exploración fotográfica y estampación por arranque de grandes superficies murales, con el objetivo de extraer un registro material de su estado y generar, en último término, un archivo físico y documental que permita conservar las huellas y la memoria de lugares que van a dejar de existir. Su trabajo ha recibido numerosas becas y premios y ha sido expuesto a nivel internacional: FIG Bilbao 2014, Beca Endesa de Artes Plásticas 2013, Beca PICE de Acción Cultural Española 2013, 30th Biennial of Graphic Arts Ljubljana (Liubliana, 2013), The Galleries at Moore College of Art & Design (Filadelfia, 2012), Fundació Pilar i Joan Miró (Palma de Mallorca, 2011).

Martí Guillem Císcar (Valencia, 1983) Creativo heterodoxo, manipulador de aparejos sonoros, imágenes, acciones, objetos y formas donde lo frecuente se transforma en inusual, en único. La improvisación, la experimentación y el DIY (do it yourself ) se combinan de manera irreverente pero reflexiva en propuestas mayoritariamente efímeras. Martí parece convencido de que ‘el misterio’ está enfrente nuestro, y así nos lo hace ver. Sus descubrimientos creativos nos hablan, de alguna forma, de que ‘desde aquí cerca podemos empezar algo que nos llevará muy lejos’. Cuando quiere es un irreverente educado y/o hace cosas muy bellas y/o te muestra la belleza de lo que otros denominan ‘feo’. El placer que él experimenta se percibe y se siente casi como un acto de generosidad a la que te invita a asistir. Martí es de esos artistas en los que en su planteamiento artístico está gran parte del mensaje. Es la sorpresa. Álvaro Pichó, Martí Guillem Císcar o la irracionalidad templada

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LA CASA ENA Obra en exposición EL ALMACÉN / THE WAREHOUSE El salvaje oeste, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 50 x 72 cm El espacio sideral, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 50 x 72 cm Soy Lourdes y me arrodillo, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 50 x 72 cm Miss España, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 50 x 72 cm Recuerdo de Huesca, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 50 x 60 cm Matzinger Z, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 40 x 30 cm Te quiero, papá. Te quiero, abuela, 2016 Fotografía. Impresión digital / Photography. Digital print 40 x 30 cm

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Souvenir, 2016 Instalación, micromapping: cajonera chibalete, figuritas y animación / Installation, micromapping: chibalete drawer, souvenirs, animation Sara Álvarez Sonido / Soundtrack: Martí Guillem Montaje / Editing: Beatriz Herráiz 60 x 90 cm / 3 min Un cine en casa es una joya para todos, 2016 Sara Álvarez Sonido / Soundtrack: Martí Guillem Edición y posproducción / Editing and post-production: Beatriz Herráiz Animación / Animation: Sara Álvarez y Miguel Vidal Videoinstalación / Video installation 1 min 30 s Vestidos y pistolas, 2016 Instalación: juguetes / Installation: toys Dimensiones variables / Variable dimensions

LA PIEL / THE SKIN Palimpsestos I-X, 2016 Serie de 10 collages / Series of 10 collages 30,50 x 18,50 cm Palimpsestos XI-XXXIII, 2016 Serie de 23 collages / Series of 23 collages Varias dimensiones / Varied dimensions Archivo Casa Ena, 2016 Patricia Gómez y M.ª Jesús González Instalación: arranques murales / Installation: strappo (detachment of wall paintings) 806 piezas de 45 x 30,50 cm Dimensiones variables / Variable dimensions


LA HERIDA / THE WOUND La luz I-II, 2016 Fotografía. Impresión digital. Dibond / Photography. Digital print. Dibond 81,50 x 122 cm La luz III-VI, 2016 Fotografía. Impresión digital. Dibond / Photography. Digital print. Dibond 66,50 x 100 cm La grieta I, 2016 Instalación. Serie de 80 frottages. Grafito sobre papel sulfurizado / Installation. Series of 80 frottages. Graphite on greaseproof paper 80 piezas de 60 x 36 cm Dimensiones variables / Variable dimensions

Cámaras / Cameramen: Orencio Boix y Daniel Vergara Etalonaje / Color correction: Daniel Vergara Música / Music: Javier Aquilué y Carlos Boix Animaciones / Animations: Sara Álvarez Paisajes sonoros / Sound landscapes: Martí Guillem Guión, dirección y montaje / Script, direction and editing: Orencio Boix

La grieta II, 2016 Videoproyección: animación / Video projection: animation Sara Álvarez Sonido / Soundtrack: Martí Guillem 1 min LA CASA ENA La casa Ena, 2016 Orencio Boix Cortometraje documental / Documentary short film Formato de grabación / Recording format: HD – 4k Duración / Length: 20 min Sonido estéreo / Stereo sound Con / with: Sara Álvarez, Patricia Gómez, M.ª Jesús González, Martí Guillem, Roberto Fernández, Emilio Casanova, M.ª Jesús Torreblanca y la colaboración especial de la Fundación Ramón y Katia Acín

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